Descentralización, clientelismo y estabilidad política en Risaralda (1965-1985)

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Descripción

Descentralización, clientelismo y estabilidad política en Risaralda (1965-1985)1 Jhon Jaime Correa Ramírez2 - Sebastián Martínez Botero3 RESUMEN En el 2017 se cumplen 50 años de la creación del Departamento de Risaralda. Hasta el momento, las principales investigaciones académicas han estudiado las causas de la creación del departamento; sin embargo, es necesario valorar, a partir de la investigación histórica, las relaciones políticas que se dieron entre los municipios y la capital departamental, Pereira, una vez erigido Risaralda como nueva entidad administrativa.

En efecto, el 1 de Febrero inició la vida institucional el Departamento de Risaralda. Su creación fue el resultado de un largo proceso de fragmentación del poder regional del entonces departamento de Caldas, el cual movilizó a un gran número de personas de la ciudad de Pereira y de otros municipios aledaños que apoyaron políticamente la creación del nuevo ente departamental. Este proceso, que se desarrolló durante el periodo del Frente Nacional, implicó una serie de acuerdos políticos entre la nueva capital departamental (Pereira) y los líderes políticos de los demás municipios con que se conformó el departamento de Risaralda.

Con miras a realizar un aporte a la celebración de los 50 años y de llenar un vacío

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Esta ponencia hace parte del proyecto Descentralización, clientelismo y estabilidad política en Risaralda (1965-1985), financiado por la Vicerrectoría de Investigación, Innovación y Extensión de la Universidad Tecnológica de Pereira. Los dos ponentes son los investigadores y, adicionalmente, cuenta con la participación de Christian Camilo Calderón, Anderson Paul Gil, Jhon Anderson Tascón Bedoya y Edwin López, como auxiliares de investigación, integrantes del grupo de investigación Políticas, Sociabilidades y Representaciones Histórico-Educativas (Categoría A-Colciencias). 2

Historiador. Doctor en Ciencias de la Educación (Rudecolombia – Cade UTP). Docente asociado de la Universidad Tecnológica de Pereira y director de la Maestría en Historia de la misma universidad. Pertenece al grupo de investigación Políticas, Sociabilidades y Representaciones Histórico-Educativas (Categoría A-Colciencias). [email protected] 3

Historiador. Candidato a doctor en Historia por la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla (España). Docente de la Universidad Tecnológica de Pereira. Pertenece al grupo de investigación Políticas, Sociabilidades y Representaciones Histórico-Educativas (Categoría A-Colciencias). [email protected]

historiográfico, el objetivo de esta ponencia es difundir los primeros resultados del análisis del proceso de movilización social que condujo a la creación del nuevo departamento de Risaralda, como también bosquejar algunas características de la primera fase de institucionalización del nuevo departamento, que darían pasó, seguramente, a una serie de tensiones político-administrativas por temas como la descentralización, las relaciones clientelistas y la estabilidad política del nuevo departamento.

Para ello se aprovecha un importante acervo empírico obtenido de la consulta parcial de archivos institucionales de la Asamblea Departamental y la revisión de los periódicos El Diario, El Diario de Risaralda, La Tarde, y El Diario del Otún, con lo que se busca poner en relación las categorías de descentralización, clientelismo y estabilidad política, como una apuesta de triangulación teórica que visibilice las continuidades, los cambios y la legitimidad de los gobiernos departamentales de Risaralda en sus primeros 20 años vida política-administrativa.

Introducción El 1 de febrero de 2017 se dará inicio a los actos de conmemoración de los 50 años del departamento de Risaralda. Hace ya casi medio siglo, el 1 de diciembre de 1966, que el recién posesionado presidente Carlos Lleras Restrepo promulgó la ley 70, y dos meses más tarde, en febrero de 1967 iniciaría labores administrativas el nuevo departamento. La creación de este nuevo ente departamental fue uno más de los tantos acontecimientos que marcarían la organización territorial y administrativa del Estado colombiano durante los años 60s y 70s del siglo XX. Recordemos que fue a partir del gobierno de Lleras Restrepo que adquirieron plena vigencia los debates acerca de la descentralización, con sus reformas que buscaron modernizar el Estado y, en especial, fortalecer el poder ejecutivo frente a la planeación y ejecución de las decisiones sustentadas en políticas públicas de larga duración.

Para comprender la creación de Risaralda es importante señalar que se han encontrado referencias historiográficas que permiten entrever que ya desde los años 20s y 30s del siglo XX, en la ciudad de Pereira, se contemplaba la posibilidad de tener un departamento propio que le permitiera a la denominada ciudad prodigio consolidar su proceso de modernización y sacar más provecho de su privilegiada posición geográfica con relación a los municipios del occidente de Caldas y del norte del Valle del Cauca.

Esta actitud pro separatista en la dirigencia cívica de Pereira fue alentada por las fuertes disputas entre esta ciudad y la capital del departamento de Caldas, Manizales. Discusiones que abarcaban diferentes temas, pero que en su sentido más general se concentraban en la administración de los recursos públicos que desde Manizales se irrigaban hacia los demás pueblos del departamento, los cuales se consideraban insuficientes e inequitativamente distribuidos, en medio de un clima político tenso por la situación de violencia política que aún se dejaba sentir en la región.

Así, es interesante observar cómo desde Manizales se justificaba este manejo presupuestal aduciendo el centralismo bogotano que asfixiaba las arcas departamentales, mientras que desde Pereira se asumía como un tema de premeditada ineficiencia administrativa para privilegiar a Manizales por encima de los demás pueblos del departamento (Correa 12).

Sin embargo, estas primeras manifestaciones respecto a una posible separación de Manizales debieron esperar otro momento histórico; entre tanto, tomaron mayor significancia los debates político-electorales y administrativos durante la República Liberal, y los que tenían que ver con el progreso y desarrollo de la ciudad, en una urbe que desde sus representaciones históricas tradicionales y más aceptadas socialmente se caracterizó como cívica, es decir, una ciudad en la que sus habitantes se preocupaban por el embellecimiento de la misma y donde las grandes obras de infraestructura eran asumidas por la ciudadanía con su propio dinero o su esfuerzo laboral voluntario, y que

se suele tomar como un acto de resistencia ante la negligencia administrativa de la capital departamental, Manizales (Ángel 150) 4. Sería entonces, hasta 1965, cuando ya se daba por un hecho la creación del departamento del Quindío, que en Pereira los actores interesados en separarse pudieron tomar un nuevo impulso. El asunto es que siempre había existido una dificultad geográfica para que Risaralda existiera como departamento pero cuando el sur del Gran Caldas desaparece para convertirse en el departamento del Quindío en julio de 1966, esta limitación territorial fue eliminada.

! Ilustración 1. Límites departamentales Caldas, Quindío y Risaralda5. En adelante, los municipios del Occidente caldense tendrían todas las posibilidades de unirse en el futuro departamento de Risaralda, porque adicionalmente cumplían con los requisitos que exigía la ley para erigirse como entidad administrativa departamental, que según las normas vigentes eran: 1) Que haya sido solicitado por las tres cuartas partes de los concejales de las comarcas que han de formar el nuevo departamento; 2) Que el nuevo departamento tenga por lo menos 250 mil habitantes y quinientos mil pesos de renta anual; 3) Que aquél o aquellos de que fuere segregado, quede cada uno

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Este tema de las representaciones de ciudad cívica que se le suelen atribuir a Pereira, ya fue puesto en cuestión en un trabajo anterior, en el cual se pudo demostrar que si bien efectivamente se hicieron grandes “gestas cívicas en la ciudad de Pereira”, no es menos cierto que estas estuvieron acompañadas por un correlato que ejercía control social, jurídico y simbólico hacía los ciudadanos que no se consideran o no pudieran enmarcarse dentro de las lógicas de aquel comportamiento considerado como cívico (Correa, 10). 5

Gráfica tomada de la exposición del doctor Ricardo de los Ríos Tobón, en la Academia Pereirana de Historia, el 28 de marzo de 2015, para tratar el tema de la formación del Gran Caldas.

con una población de 250 mil habitantes por lo menos, y con la renta anual de quinientos mil pesos6.

Atendiendo a las teorías de Sidney Tarrow, es previsible leer que en aquella época entonces se presentaba una estructura de oportunidades que beneficiaba a las élites de Pereira. Por un lado estaban los debates nacionales sobre organización territorial del Estado para hacerlo más eficaz en las regiones y provincias, y por el otro lado, la evidente creación del departamento del Quindío que eliminaba los límites geográficos que antes se oponían a la existencia de Risaralda conformada por los pueblos del Occidente de Caldas y con Pereira como capital.

En el marco de este coyuntura positiva, en la ciudad de Pereira se reunieron diversos actores políticos, empresarios e industriales, con el fin de crear la Junta Pro-Risaralda en agosto de 1965. Esta junta fue presidida en una primera etapa por Arturo Valencia Arboleda y luego por el señor Gonzalo Vallejo Restrepo; también estuvo integrada por el doctor Guillermo Ángel Ramírez y Alberto Mesa Abadía, todos ellos pertenecientes o cercanos al “notablato” de Pereira. Para contrarrestar las críticas que en su momento pudieran surgir por la composición de la Junta Pro-Risaralda, se acordó que en ella también estarían presentes dos liberales y dos conservadores7. Como lo ha señalado Jahir Rodríguez, fue evidente que “la estructura de la Junta sirvió de cohesionadora de

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En sus memorias Gonzalo Vallejo Restrepo explica pormenorizadamente porqué Risaralda cumplía con las tres condiciones que establecía la Ley: “Las comarcas que integran la región de Risaralda no solamente cumplió el máximo de esas exigencias, sino que la superó, presentando la petición de mucho más del 75% de los concejales de aquellos municipios que formarán el nuevo departamento. Lo que indica que los habitantes de la región casi en su totalidad, desean esa medida administrativa… Para el caso del proyecto que sometemos a vuestra consideración, ellas han satisfecho en forma tal que, en cuanto a habitantes y rentas se sobrepasa en mucho la exigencia constitucional. … En cuanto al tercer punto la población de Caldas será de 584.000 habitantes una vez sea separada de Risaralda” (Vallejo 51, 52,56). 7

Camilo Mejía Duque (Senador liberal oficialista) y su suplente Oscar Vélez Marulanda; Hernando Gómez Montea (Senador liberal oficialista) y su suplente Germán Mejía Duque; Jaime Sanz Hurtado (Senador Anapista); Gabriela Zuleta Álvarez (Representante liberal oficialista) y su suplente Byron Gaviria Londoño; Enrique Millán Rubio (Representante liberal oficialista) y su suplente Eucaris Jaramillo de Uribe; Gerardo Bernal Castaño (Representante del M.R.L.) y su suplente Rafael Botero Vargas; Jaime Salazar Robledo (Representante conservador unionista) y Horacio Mendoza de los Ríos (representante de la ANAPO) (Rodríguez 26).

todos los intereses de los sectores económicos, sociales y políticos. Cafeteros y comerciantes, industriales y transportadores” (Rodríguez 24)8.

La Junta Pro-Risaralda tuvo entonces la responsabilidad de planear y ejecutar las diferentes estrategias para facilitar el proceso de movilización. Entre las principales responsabilidades de la Junta encontramos las siguientes:

1. “Organizar, orientar y canalizar la opinión pública a favor de la creación del departamento. 2. Elaborar el proyecto de ley, tarea que fue encomendada a Arturo Valencia Arboleda. 3. Selección y consecución del apoyo de los municipios que integraban el departamento (punto álgido de la campaña). 4. Lograr la adhesión de los diferentes sectores de Pereira y la región en torno al proyecto (tales como: concejales, parlamentarios, sindicatos, gremios, Iglesia y demás sectores cívicos y populares). 5. Contrarrestar la oposición. 6. Dar a conocer las causas y provechos del ideal separatista a toda la nación, por medio de una efectiva campaña publicitaria a través de los diferentes medios de comunicación” (Rodríguez 25). Para que la acción política y de movilización de la Junta fuera más efectiva, se crearon los comités de Finanzas, Propaganda y Femenino. El comité de finanzas, que fue presidido por el empresario Manuel Uribe Uribe y que contó con la ayuda del poeta Luis Carlos González Mejía, tuvo que recaudar los dineros que se necesitaron para poder viabilizar la campaña separatista; al final se estima que consiguieron cerca de 3 millones de pesos (Vallejo 60).

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De este proceso también participaron otros importantes actores de la ciudad como Oscar Vélez Marulanda (Concejal), Ricardo Illián Botero (Junta del Centenario), Rafael Cuartas Gaviria (Sociedad de Mejoras), Guillermo Jaramillo Arrubla (Cámara de Comercio), Germán Calle Sánchez (Club Rotario), Fernando López Salazar (Club de Leones), Jacinto Illán (Fenalco), Alfonso Giraldo García (Cámara Junior), Pedro Nel Mesa (Junta Fomento al Turismo), Gilberto Solórzano (Diriventas), Alberto Illán Robledo (Acopi), Alfonso Jaramillo Orrego (El Diario), Leonor Botero (Sociedad Amigos del Arte), Bernardo Ángel M. (Club Rialto), Jaime Botero (Club Campestre), Manuel Uribe Uribe (Club de Comercio), Luis G. Velázquez (El Diario de Risaralda), Marco Luis Correa (Club Quirama), José Carlos Ángel (Junta Aeropuerto Matecaña), entre otros, lo que demuestra la amplia representatividad de miembros y organizaciones de la alta sociedad pereirana en dicha Junta (Vallejo 40).

Por su parte, el Comité Femenino estuvo dirigido por Eucaris Jaramillo de Uribe, quien en compañía de las prestantes damas de la ciudad, se encargaron de visitar los municipios y asegurarse mediante la entrega de obsequios a los concejales que se mantuviera el apoyo necesario en cada pueblo.

Y así mismo, una de las labores más importante estuvo encargada al Comité de Propaganda, pues sus líderes, los doctores Pablo Oliveros Marmolejo y Manuel Restrepo Agudelo, debieron reunirse con todos los periodistas locales radiales y de impresos para gestionar el apoyo irrestricto de los medios de comunicación a la campaña de movilización en favor de la creación de Risaralda, para que se divulgaran las ideas que le daban sustento histórico y cultural al nuevo departamento, y para que además tomaran partido en contra de Manizales, acusándola de ser una capital centralista que había olvidado los pueblos del occidente; así mismo, que sirvieran de tribunas públicas para reproducir los comunicados expedidos por la Junta Pro– Risaralda, como también de dar seguimiento a los debates en el Congreso de la República donde se discutía el proyecto de ley para darle vida al nuevo departamento 9.

En suma, la Junta Pro-Risaralda y los 3 comités funcionaron como un moderno engranaje propio de un movimiento social de élite en el cual se articulaban cada uno de los repertorios para cumplir con el objetivo propuesto. Nos parece necesario rescatar de manera detallada la forma como la prensa local apoyó todas las actividades en favor de

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En la actualidad Franci Soto, estudiante de la Maestría en Historia de la UTP, realiza un estudio con un enfoque diferente, como su trabajo de grado, que se propone analizar la Junta Pro-Risaralda y la Junta Pro-Unidad Caldense, como movimientos de élite a partir de la teoría de Wright Mills y Sidney Tarrow, identificando los diferentes repertorios de acción colectiva que fueron puestos en juego por estas dos agrupaciones, a partir de un análisis de sus estructuras de restricciones y oportunidades políticas, sociales y simbólicas. De igual forma, también se encuentra en proceso dos trabajos de grado de la Licenciatura en Etnoeducación y Desarrollo Comunitario de la UTP, en el primero titulado Prensa y movilización en la creación de Risaralda: Análisis histórico desde el periódico Diario de Risaralda (1965-1967), el joven investigador Anderson Paul Gil P, se propone establecer el aporte del periódico el Diario de Risaralda al proceso de creación del nuevo departamento de Risaralda; el segundo se analiza la forma cómo el periódico El Diario de Pereira cubrió y promovió los discursos sobre la violencia presentada en los municipios del Occidente de Caldas, durante la etapa de negociación, realizado por el joven investigador Jhon A. Tascón Bedoya. Estos tres trabajos mencionados hacen parte del presente proyecto de investigación y en dicho sentido son tres componentes que han servido para nutrir la presente ponencia.

la creación de Risaralda, en tanto consideramos que el repertorio periodístico fue trascendental para la materialización de Risaralda como un nuevo proyecto político10.

De manera concreta, en los años 60s existían en Pereira varios periódicos, como El Diario, periódico liberal oficialista fundado en 1929 por Emilio Correa Uribe, y dirigido durante la campaña separatista por Alfonso Jaramillo Orrego, el Imparcial, impreso liberal moderado, creado en 1949 por Rafael Cano y El Diario de Risaralda, constituido apenas unos meses después de iniciada la campaña de movilización en favor de Risaralda, dirigido por Luis Guillermo Velásquez, Ovidio Rincón Peláez y Miguel Álvarez de los Ríos.

Estos tres periódicos estuvieron encargados, a través de sus discursos, noticias y columnas de opinión, de construir culturalmente una entidad que política y administrativamente llevaría el nombre de Risaralda; esto lo hicieron informando del día a día en los municipios, de las actividades políticas y financieras de la Junta ProRisaralda, las gestiones de los políticos regionales en Bogotá y las intensas disputas sostenidas con los políticos de Manizales y el periódico La Patria, principal alférez de la unidad caldense.

La primera labor informativa se concentraba en fortalecer la relación de la futura capital Pereira con los que serían los municipios de Risaralda. Por ejemplo, en el periódico Diario de Risaralda, todos los días se encontraba la sección de dos cuartillas llamada Risaralda y sus municipios, en la que se hacía una continua relación de los hechos que estaban ocurriendo en cada uno de los 20 municipios que en principio conformarían el nuevo departamento de Risaralda 11.

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Designado el comité permanente de propaganda en Pro de Risaralda. El Diario. 20, Oct, 1965. Primera Página. 11

El proyecto de ley que fue presentado por la Junta Pro-Risaralda contemplaba que el nuevo departamento estaría integrado por los municipios de Apía, Anserma, Balboa, Belalcázar, Belén de Umbría, Guática, La Celia, La Virginia, Marmato, Marsella, Mistrató, Pereira, Pueblo Rico, Quinchía, Riosucio, Risaralda, Santuario, Santa Rosa de Cabal, Supía y Viterbo.

! Diario de Risaralda 1. Risaralda y sus municipios. 27, Oct, 1966, página siete.

Al revisar titulares como “De Marsella: La Sin Razón de la Unidad” 12, “Pueblo Rico con Risaralda”13 , “En Santuario. Urgente acueducto”14 y “La Virginia, no se negociaran los municipios” 15, es posible encontrarse todo tipo de alusiones desde las tradicionales peticiones por mayor asistencia y atención estatal hasta una continua relación de hechos cotidianos que al publicarse cumplían con el objetivo de construir una relación de proximidad simbólica entre Pereira, representada en la presencia de los reporteros del periódico en cada municipio, y éstos, al sentirse escuchados y ver visibilizadas sus intenciones y deseos.

Una segunda labor periodística, que se encuentra en el orden de lo propositivo, puntualizaba por decirlo así “el cortejo o la negociación política” entre Pereira y los municipios. Para hacerlo se apelaba a un discurso ambivalente entre la planeación, las promesas desmedidas y la exaltación negativa del tan reiterado olvido administrativo 12

Diario de Risaralda, 27, Ago., 1966, página trece.

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Diario de Risaralda, 27, Ago., 1966, página siete.

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Diario de Risaralda, 04, Oct, 1966, página siete.

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Omar Uribe (Corresponsal La Virginia). El Diario de Risaralda, 05 Oct, 1966, página siete.

por parte de Manizales a Pereira y los municipios del occidente del departamento de Caldas.

Un ejemplo contundente lo podemos encontrar en un comunicado reproducido por la prensa en el que el presidente de la Junta, Gonzalo Vallejo, expresaba que el nuevo departamento de Risaralda tendría “una administración eficiente…, se aplicará la justicia distributiva a todos los municipios…, serán atendidas la beneficencia y la higiene…, se solucionaran los problemas de locales escolares, se crearan hospitales…, no se permitirá que Pereira invierta el dinero de las provincias (entiéndase municipios) en la capital…”16.

La tercera labor de los periódicos fue servir de trinchera política para que los líderes Gonzalo Vallejo, Guillermo Ángel y Arturo Valencia Arboleda, respondieron a los agravios que provenían de Manizales y de algunos políticos del nivel nacional. El señor Valencia Arboleda tenía un espacio diario en el Diario de Risaralda titulado metafóricamente Arsenal, desde el cual participó de los más álgidos debates que se presentaron en aquellos meses con un discurso explosivo y cargado de adjetivos que hacía gala al título de la sección.

A su vez, Gonzalo Vallejo fue seguramente quien más utilizó las páginas de prensa para rivalizar con los dirigentes de Manizales. En agosto de 1966, un grupo de exgobernadores de Caldas enviaron un memorial al Congreso de la República en el cual exponían argumentos técnicos, históricos y culturales que impedían la creación de Risaralda, y que además fue publicado por La Patria. Ante este hecho, Vallejo respondió con una página entera dedicada a contra argumentar cada

uno de los aspectos

subrayados en el memorial, diciendo que: “…No existe en el memorial de los gobernadores de Caldas, ni una idea brillante, ni una afirmación real, práctica, valerosa; nadie reconoce los yerros de la organización departamental, sino que canta las armonías

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Gonzalo Vallejo. El Diario de Risaralda, 31, Ago, 1966, página tres.

y gozos de la unidad; ni una razón económica; ni una demostración de arrepentimiento por los yerros; ni una promesa de enmienda”17.

Una cuarta labor de la prensa consistió en mostrar la violencia como un peligro constante, como una eventual válvula de escape al inconformismo político y social. Esta labor la llevó a cabo mediante una ingeniosa pero tendenciosa combinación de discursos para avivar las rivalidades entre Manizales y Pereira; y, así mismo, para publicitar -de manera implícita- una “amenazante violencia” que sería ejercida por el pueblo, quien en caso de no aprobarse la creación de Risaralda, saldría a las calles y vías municipales a imponer su voluntad popular. Así lo demuestran titulares como “La justicia en marcha: La debacle si no se crea Risaralda”, “En pro del Risaralda Libraremos la Batalla” o “Engaño y Violencia Contra Risaralda”18.

! Diario de Risaralda 2. Engaño y Violencia contra Risaralda, 8, Nov, 1966. La Debacle, si no se crea Risaralda, 28, Oct, 1966.

La función de los periódicos no se terminó el 1 de diciembre de 1966 con la promulgación de la ley 70; por el contrario, después se dio un proceso de autolegitimación a los líderes cívicos y políticos a quienes se les designó como los

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Editorial. El Diario de Risaralda, 29, Ago, 1966, página cuatro.

El Diario de Risaralda, 25, Oct, 1966, Primera página. El Diario de Risaralda, 25, Oct, 1966, página siete.

“Adalides de una lucha popular”, y se les agradeció por haber concretado el deseo de las mayorías con la creación departamental 19.

En conclusión los periódicos locales tuvieron un lugar principal a lado de los integrantes de la Junta Pro-Risaralda. Desde sus páginas se informó con detalles cada uno de los hechos que ocurrían, desde las razones para crear un departamento, pasando por las disputas con los políticos caldenses en el Congreso y la alegría por la adhesión de los municipios, hasta la celebración por la aprobación de Risaralda.

Hasta el momento hemos podido exponer las principales características del proceso de movilización social que condujo a la creación del departamento de Risaralda, y resaltar la labor de la prensa local como uno de los repertorios que se pusieron en acción. De lo cual se destaca, a manera de conclusión, que los principales discursos de promoción sobre la importancia del nuevo departamento, apostaron por una combinación de argumentos entre “la invención de un pasado histórico” que conectaba a Pereira con el desarrollo de los municipios del occidente de Caldas 20 y las promesas sobre planeación, mejor administración, “justicia distributiva en las rentas departamentales”, “atención a la beneficencia y la higiene”, “integración departamental”, y “educación industrial y profesional” que habría entre Pereira y los municipios21.

Detrás de estas dos formas de argumentar el nuevo proyecto político en realidad se escondieron una serie de promesas hechas por parte de los dirigentes de Pereira en dos sentidos, el primero en dirección a los gremios económicos y sectores sociales que apoyaron la movilización, y el segundo con respecto a los municipios mismos a

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El Diario de Risaralda, 29, Oct, 1966, Primera página.

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Arturo Valencia Arboleda. “Pereira 103 años”. El Diario de Risaralda, 30, Ago., 1966, página cuatro. Biblioteca Banco de la República. Pereira-Colombia. “"La ciudad de Pereira llega a los 103 años comandando los propósitos de diez y seis pueblos del occidente caldense. (...) La ciudad como dicen los marinos vive su calma chicha y vigila pero espera no tanto lo que ella necesita cuanto aquello que es urgente para los pueblos compañeros: Su autonomía. Los diez y seis municipios comprometidos en el mismo empeño saben que sin ellos nada podría Pereira, igual que serán ellos impotentes sin la garra de esta ciudad dispuesta a protegerlos contra la inequidad y la succión.”. (La negrilla es nuestra) 21

Gonzalo Vallejo Restrepo. “Reportaje del presidente de la Junta Pro-Departamento de Risaralda”. El Diario de Risaralda, 31, Ago., 1966, página tres. Biblioteca del Banco de la República.

quienes, como se ha visto, se les prometió un futuro marcado por el progreso y el desarrollo económico y social.

A pesar de lo anterior, es muy poca la información que se encuentre y que permita analizar de qué forma ha sido estudiado el departamento de Risaralda en su funcionamiento institucional y, de cierta forma, en lo relacionado al cumplimiento de tantas promesas realizadas.

Solamente pueden encontrarse unas referencias mínimas en la prensa local. El periódico La Tarde, en la celebración de los primeros diez años de Risaralda, elaboró una edición conmemorativa en la que exaltó el papel cumplido por los líderes cívicos que integraron la Junta Pro-Risaralda, así como la efectiva e importante gestión de los gobernadores y secretarios de despacho de los primeros años22.

De todas formas, las consultas realizadas hasta el momento permiten sugerir que el nuevo departamento fue un escenario de contienda política, con tensiones en dos niveles: En el nivel político, es decir, en la forma como los gobernadores –designados por el Presidente de la República– distribuían las alcaldías de los municipios, en un contexto político marcado por los intereses de liberales y conservadores oficialistas y sus respectivas disidencias. Algunos titulares como “Ni un solo Alcalde Liberal Oficialista queda en Risaralda”23, “El directorio liberal rompe con el Gobernador Don Gonzalo Vallejo Restrepo- Enérgico”24 y “Enérgicamente se pronunció hoy contra el Gobernador del departamento el Directorio Conservador Oficialista de Risaralda –

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Algunos titulares son: "Gonzalo Vallejo 'Me iban a tumbar'"; "La Salud en Risaralda-Oscar Muñoz Cano (Entrevista)"; "Justificación de un anhelo (Arturo Valencia Arboleda)"; "Un documento histórico ¿Para qué la independencia? (Gonzalo Vallejo Restrepo)"; "Integración y desintegración Rizaralda (sic)"; "¿Se justificó el departamento (Mario Jiménez Correa)"; " Guática, un ejemplo"; "Marsella, la ciudad del futuro"; "Risaralda nació en Santa Rosa"; "Rizaralda (sic) ha contribuido al progreso nacional”. La Tarde, 01, feb., 1977. Ejemplar conmemorativo 10 años. Biblioteca Pública Ramón Correa Mejía, PereiraColombia. 23

Ni un solo Alcalde Liberal Oficialista queda en Risaralda. El Diario, 3, Feb., 1976, página principal. Biblioteca Pública Ramón Correa Mejía, Pereira-Colombia. 24

El directorio Liberal Departamental rompe con el Gobernador Don Gonzalo Vallejo RestrepoEnérgico. El Diario, 1, Ene, 1976, página primera. Biblioteca Pública Ramón Correa Mejía, PereiraColombia

Persecución”25, ponen sobre la palestra la discusión sobre la estabilidad política del joven departamento. Y en el nivel administrativo dando cuenta de la inestabilidad del proyecto departamental, y las dificultades para responder ante las distintas demandas de algunas entidades municipales que no se sentían recogidas en la planeación departamental y en el acceso a sus recursos, también en este sentido son ilustrativos los titulares de la prensa, “APROR [Asociación de profesores de Enseñanza Media del Risaralda] del total desconocimiento del gobierno departamental - Solamente promesas (sic)”26, y “Los presidentes de Juntas de Deportes del Risaralda se pronuncian contra el Gobierno Departamental- Absorbente Centralismo” 27.

Balance Historiográfico Enfoque oficial e institucional El primer autor que describió el proceso de creación de Risaralda fue Hugo Ángel Jaramillo, en su clásico texto “Pereira: Proceso histórico de un grupo étnico” editado por el Club Rotario. Para este autor la segregación del “departamento modelo”, como era denominado el Viejo Caldas, fue producto del “centralismo odioso y asfixiante ejercido por Manizales, que nos tenía [se refiere a Pereira] entre una camisa de fuerza bastante difícil de desatar, más no imposible” (Ángel 583). Además no le otorga ningún papel participativo a la población pereirana de la época, solamente se refiere al grupo de dirigentes que liderado por “Don” Gonzalo Vallejo lograron la creación de Risaralda, como el más importante de los “regalos” que “sus hijos” le entregaban a la ciudad de Pereira. Es posible notar el tono elogioso hacía los dirigentes políticos y cívicos que caracterizan las obras de este autor. Por último, no ofrece ninguna problematización del proceso, ni siquiera incluye referencias a los años posteriores.

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Enérgicamente se pronunció hoy contra el Gobernador el departamento el Directorio Conservador Oficialista de Risaralda - Persecución. El Diario, 13, Ene, 1976, página primera y ocho. Biblioteca Pública Ramón Correa Mejía, Pereira-Colombia. 26

El Diario, 6, Feb, 1976, página quinta. Biblioteca Pública Ramón Correa Mejía, Pereira-Colombia.

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El Diario, 7, Feb, 1976, página principal. Biblioteca Pública Ramón Correa Mejía, Pereira-Colombia

Don Gonzalo Vallejo Restrepo, escribió su versión sobre el proceso en el libro “Así se creó Risaralda” donde plasmó sus vivencias como líder de la Junta Pro-Risaralda. Como es de suponerse, se trata de un ejercicio de memoria testimonial que señala la existencia de unas causas históricas de confrontación entre Pereira y Manizales, por el descuido de la segunda sobre la primera, asimismo rescata el padrinazgo ejercido por Pereira sobre un grupo de municipios del occidente de Caldas. Vallejo es bastante minucioso en la narración cronológica en la que señala los acontecimientos que propiciaron, como una bola de nieve, la creación de Risaralda, entre 1965 y 1966. Recuerda la conformación de la Junta Central, la elaboración del proyecto de Ley que sería presentado al Congreso por los parlamentarios pereiranos, las actividades de campaña y promoción del nuevo departamento, el papel del comité femenino, la forma cómo se iba cumpliendo con los requisitos constitucionales para creación de departamentos, las acciones de lobby político en Bogotá, las disputas con Manizales, etc. Para este líder el proceso se resume como una lucha cívica por la autonomía por parte de Pereira, y su narración casi teleológica hace parecer que las situaciones sólo podían haber ocurrido de la manera como se dieron en vista del nivel de compromiso mostrado por los hombres que conformaban la Junta Pro-Risaralda (Vallejo 234).

Continuando con las versiones oficiales e institucionales, aparece un trabajo elaborado con motivo de la efeméride de los 40 años, titulado “Risaralda: 40 años de grandeza”, en el cual el gobernador de la época, doctor Carlos Alberto Botero López, hace una presentación –muy breve– donde resalta que “la historia del Departamento de Risaralda ha sido escrita por hombres y mujeres de gran tenacidad, orgullosos de sus ancestros, con un profundo sentimiento cívico” (Botero 9).

Este trabajo intenta mostrar los

aspectos básicos que deben saber los pobladores de Risaralda para construir esta comunidad imaginada: Se rememora el pasado indígena de este territorio, la gesta colonizadora antioqueña, se enaltecen los símbolos patrios (Bandera, Himno y Escudo), y se describen los principales “hitos históricos” que propiciaron la creación de Risaralda (Formación de la Junta Pro-Risaralda, elaboración del proyecto de ley, aprobación del departamento, creación de la Junta Organizadora, y primer gabinete), sin pretender ser una investigación histórica exhaustiva.

Dentro de este enfoque oficial e institucional, quedaría por apreciar el trabajo La historia del poder en Pereira de Cardona y García, los dos integrantes de la Academia Pereirana de Historia hacen una contribución que no presenta mayor novedad con sus antecesores. De manera escueta transcriben los nombres de los integrantes de la Junta Pro-Risaralda, y reiteran que se trató de un anhelo pereirano que había iniciado desde los años de 1930 a partir de la poca atención de Manizales, pero tampoco hacen ninguna mención sobre cómo ha sido el desenvolvimiento político-administrativo del departamento en años posteriores. Enfoque crítico Apenas 11 años después de la creación de Risaralda, Antonio García Nossa puso en duda que la segregación del Viejo Caldas en tres nuevas unidades territoriales, hubiese sido una decisión política y económica acertada para el desarrollo de la región. Es así como la reedición de la Geografía Económica de Caldas insinuaba algunos problemas para estos tres departamentos como la reducción de las posibilidades de industrialización, la pérdida de capacidad de negociación del antiguo Caldas, la disminución de su incidencia en la conducción de la política cafetera, la reducción de recursos fiscales y el crecimiento de las dinámicas de clientelismo político por la aparición de nuevos aparatos burocráticos. (García XII-XIII).

Por su parte, Rodríguez y Arango, propusieron en su texto Estado, Política y Gremios en la Creación de Risaralda, un análisis sobre los intereses que se tejieron y las acciones que se realizaron por parte de los actores institucionales, políticos y económicos. Los autores comparten el análisis de Tirado Mejía, ya que para ellos la nueva unidad político-administrativa brindaba la posibilidad de tener un mayor número de senadores y representantes a la cámara; pero además, para las élites económicas e industriales también significaba la opción de liderar un mayor desarrollo infraestructural y tener un dominio más autónomo sobre los excedentes de su economía en general.

Así mismo, ha sido un gran avance la investigación titulada “Configuración, Tensiones y Fragmentación del Viejo Caldas: el caso de Risaralda, Un estudio sociológico procesual”, elaborada por Jairo López. Su conclusión principal, basada en las teorías de Norbert Elías, Pierre Bourdieu, Sidney Tarrow y Charles Tilly, es que dicha fragmentación fue producto de un proceso social de reconfiguración de “los campos de poder” por parte de las elites locales en oposición a las elites regionales, que se dio mediante una movilización regionalista que logró articular rasgos particulares de cohesión, solidaridad e identidad propios de los imaginarios de las tradiciones cívicas de la ciudad de Pereira.

Por otra parte, Jaime Montoya, se ha interesado en aclarar el rol desempeñado por los dirigentes empresariales en la división del Viejo Caldas y, posteriormente, en la estructuración, barreras y posibilidades que han impedido que se consolide el proyecto de Risaralda. Este recorrido le ha permitido dar un debate acerca de las oportunidades y restricciones del empresariado y de las relaciones construidas por este sector con las instituciones gubernamentales, Asamblea Departamental y Consejo Municipal, durante la década de 1960, periodo de grandes cambios sociales, económicos y culturales en la ciudad; su interés final es explicar la dinámica empresarial desde la perspectiva institucionalista, con la quiere hacer un cuestionamiento a las teorías clásicas de la economía, que sitúan al empresario y sus decisiones como una variable externa, y por el contrario, mostrar que el rumbo de las empresas no depende de las decisiones racionales e individuales de los agentes, sino que muchas veces se ven determinadas por las acciones de otros actores.

Acercamiento a una primera fase de institucionalización departamental

Al analizar las primeras consultas documentales en el Archivo de la Asamblea Departamental del Risaralda en sus primeros años de funcionamiento, se hace evidente que a partir del 1 de febrero de 1967 se inició el proceso de institucionalización de la nueva entidad administrativa.

Entiéndase institucionalización como aquellas dinámicas propias de un nuevo ente estatal que requería adecuarse a las disposiciones vigentes para poder tener un adecuado funcionamiento, que le permitiera atender a su responsabilidad de administrar desde Pereira a los demás municipios.

Es a partir de 1968 que comienza a funcionar la Asamblea Departamental de Risaralda, y los documentos que se encuentran sobre estos años, nos dan cuenta de muchos esfuerzos por dotar de una continuidad en su gestión al nuevo departamento. Si se observa el libro de actas de proposiciones de aquel año, es muy fácil darse cuenta del deseo de los diputados de la época, por insertarse en el acontecer regional y local, en la cotidianidad nacional. Solo así se explica los reiterados saludos que la Asamblea, como ente, promulgaba hacia los estamentos y autoridades nacionales y que hacen el telón de fondo para poco a poco concentrar la atención en los asuntos de los distintos municipios.

Las proposiciones de los diputados en las sesiones de la Asamblea durante los primeros años eran, en su mayoría, importantes llamados de atención hacia las dependencias del Departamento para terminar o concluir obras para el cabal funcionamiento y prestación de servicios básicos para la población. A la dependencia de Obras Públicas se le pedía que de manera pronta y oportuna se realizaran inversiones en la construcción de vías y puentes que comuniquen efectivamente a los municipios entre sí y con la capital departamental, lo que se empieza a ver materializado hacía 1970 con el primer plan de vías departamentales que conecto a Pereira con muchos municipios y a estos entre sí.

A la dependencia de Salud Pública se le pedía rendir informes sobre los establecimientos de salud de cada municipio y su área de influencia.; en un momento en que pocos municipios contaban con hospitales de buen nivel, quedando dependientes a constantes remisiones de pacientes hacía la capital.

El sector educativo también implicaba ingentes esfuerzos para los gobernadores y diputados. Dentro de la campaña separatista se hicieron muchas promesas sobre

creación de escuelas, nombramientos de docentes y subsidios de alimentación, vestido, transporte, etc., ahora con la Secretaría de Educación departamental en funcionamiento se estaban recibiendo diferentes peticiones para cumplir a dichas promesas.

Se puede afirmar que aquellos primeros años fueron, en general, el intento por hacer visible la gestión de la Corporación Asamblea de Risaralda en los municipios y un punto de partida para un largo proceso de institucionalización de lo que hoy llamamos el Departamento de Risaralda, muy en armonía con las ideas descentralizadoras de la época. De manera general es posible decir que en 1968, cuando se celebró con fastuosidad el primer aniversario del departamento, fueron las obras de prestación de servicios básicos – agua, Energía eléctrica, Salud, Vivienda, Educación – en los municipios, lo que marcó o hacía notar la presencia de la institucionalidad. No podía ser de otra forma, pues desde la prensa local, aún se recordaba y reproducía la idea de que el Departamento de Risaralda debía y era un departamento piloto en la gestión de recursos.

En esa dirección, las primeras administraciones del Departamento de Risaralda, estuvieron muy ocupadas en poner en marcha el ente departamental, en solucionar inconvenientes producto de la separación, en dar viabilidad a un sinnúmero de entidades y dependencias departamentales que se necesitaba crear por analogía a lo que ya existía según normatividad del orden nacional o motivados a responder a los intereses de amplios sectores de la Región. Es allí, en el encuentro de estas dos posibilidades, que es factible avanzar hacia una caracterización de esas particularidades del Departamento de Risaralda en el ejercicio de su institucionalidad y comprobar o verificar hasta qué grado se cumplieron las promesas realizadas durante el movimiento separatista y que influyeron en la creación de este nuevo ente departamental, bastante joven y que en poco cumplirá cincuenta años de gestión de la Región.

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