Desafíos operativos para Turquía en Siria

DESAFÍOS OPERATIVOS PARA TURQUÍA EN SÍRIA
Guillermo Lafferriere

En un trabajo anterior, en el cual analizábamos posibles escenarios para el conflicto sirio, expresábamos la posibilidad que Turquía estableciera una zona de seguridad en territorio de Siria, como una manera de protegerse contra la creciente influencia de los grupos más radicalizados entre quienes se oponen al régimen sirio; entre los cuales el Estado Islámico es uno de ellos. Ankara ha comenzado en estos días las acciones tendientes a establecer esa zona bajo su control en Siria, y lo ha hecho iniciando acciones aéreas sobre blancos del Ejército Islámico en territorio sirio y según se informa sobre algunos del grupo Partiya Karkerên Kurdistan (partido del pueblo kurdo), conocido por su sigla PKK en territorio turco.
La guerra civil que se ha desatado en Siria, ha hecho de ese país no solamente un lugar donde una verdadera catástrofe humanitaria viene desarrollándose desde hace años, baste mencionar el inmenso número de refugiados sirios que han ingresado a territorio turco; sino que al mismo tiempo genera una creciente inestabilidad en la región, como producto tanto de la acción de los grupos radicalizados islámicos a los que nos hemos referido en otros trabajos, los cuales como en el caso del Ejército Islámico extienden su influencia muy lejos de la frontera de Siria y constituyen una concreta amenaza a Turquía.
En esta perspectiva, la acción del Estado Turco ha gozado del apoyo de sus aliados occidentales, hasta el momento, pero las misma puede verse afectada, en la medida que la ofensiva pudiera ser vista como una excusa para eliminar a los grupos que dentro del territorio turco reclaman por la creación de un estado kurdo. Y esto último lo mencionamos porque el problema de Turquía con las aspiraciones entre secesionistas y autonómicas kurdas son de larga data; pero simultáneamente, los kurdos, especialmente aquellos que viven en el norte de Irak, a través de sus fuerzas peshmergas, se han opuesto con eficiencia al avance del Estado Islámico en Irak, siendo junto a las milicias chiítas y Hezbollah, de los pocos medios capaces de controlar de alguna manera el avance del Estado Islámico en ese país. Si las acciones de Turquía se centran excesivamente en los blancos que el PKK pueda ofrecerle en territorio turco, es probable que ello pueda tener repercusiones negativas para Ankara a la luz de lo expresado respecto a la importancia de las acciones de los kurdos en Irak.
Por otro lado, el establecimiento de una zona de protección en territorio sirio es otro tema complejo de realizar. Demos un ejemplo: con posterioridad a la derrota de Irak en la Guerra del Golfo del año 1991, EE.UU. y sus aliados establecieron dos zonas de seguridad en Irak. Una al sur, para proteger a las minorías Chiítas y la otra al norte, para proteger a los kurdos. Ambas minorías acérrimas enemigas del régimen de Sadam Hussein. Esas zonas demandaron durante muchos años un esfuerzo aéreo constante de parte de quienes las establecieron, para poder mantenerlas operativas. Aun así, solamente la zona norte se mostró como más eficaz en la protección de los kurdos iraquíes. Mencionamos esto porque la demanda a la fuerza aérea turca para establecer con sus medios una zona de seguridad en territorio de Siria puede estar más allá de sus capacidades operativas, aun cuando cuentan con material moderno y el apoyo de EE.UU. Creemos que si Turquía realmente quiere lograr un cambio en su seguridad en su frontera con Siria, necesariamente deberá iniciar una fase donde tropas terrestres sean desplazadas al territorio sirio. En esa circunstancia, es esperable que las mismas deban combatir contra los rebeldes sirios, en la búsqueda de establecer la zona de seguridad que permita a Turquía ganar el espacio suficiente donde contener y asistir a los desplazados por la guerra, evitando hacerlo en territorio turco; y simultáneamente, aprovechar ese espacio para dificultar las incursiones de esos grupos radicalizados islámicos en territorio turco.
Esta reacción de Turquía no puede desligarse del creciente protagonismo que en la región está adquiriendo Irán. Este último país, se ha mostrado como uno de los muy pocos dispuestos a llevar adelante operaciones militares concretas contra el Estado Islámico en territorio de Irak y también en Siria. Esas acciones, lógicamente disminuyen la influencia que Ankara puede aspirar a tener en esa región; por lo que la acción turca debe ser vista en un modo más amplio que el de una acción puramente defensiva.
Finalmente, este accionar turco puede simultáneamente mejorar la relación de Turquía con Occidente. El gobierno turco ha sido percibido por sus antiguos aliados occidentales como evidenciando una tendencia hacia la islamización de su país. Posiblemente, esa tendencia no haya estado dirigida a radicalizar al país, y pudo deberse a una mirada turca que busque en su cultura modos de lograr una mayor influencia en el mundo Islámico; esto después de décadas de tratar vanamente de conseguir ser admitido plenamente en la Unión Europea, a pesar de ser uno de los aportantes de tropas más importantes de la OTAN.
Las próximas semanas nos mostrarán que elección operativa ha tomado Turquía para establecer una zona de seguridad en territorio sirio. Cualquiera que ella sea, evidenciará de manera dramática el grado de internacionalización que la guerra civil en Siria ha tomado. Al mismo tiempo, será una muestra de la forma en que los problemas internos de un país, cuando escalan en su violencia, tienen una clara tendencia a hacer que sus vecinos de un modo u otro, busquen intervenir en el mismo, básicamente para preservar sus intereses. Entre los cuales el evitar que la inestabilidad los alcance estará siempre a la cabeza.


Ver "Siria: analizando distintos escenarios" publicado el 20 May 2015 en http://www.nuevamayoria.com/index.php?option=com_content&task=view&id=4713&Itemid=30.