Derechos Humanos, politización y partidización: del activismo trasnacional al frente democrático

Share Embed


Descripción

LUIS DONATELLO FORTUNATO MALLlMACI JULIO PINTO coordinadores

NACIONALISMOS, RELIGIONES Y GLOBALIZACIÓN

Editorial Biblos

Donatello, Luis Nacionalismos, religiones y globalización / Luis Donatello; Fortunato Mallimaci; Julio Pinto. - la. ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Biblos, 2017. 362 pp.; 23 x 16 cm. (Sociedad y religión)

Índice

ISBN 978-987-691-528-1 ,.

1. Religión. 2. Nacionalismo. 3. Globalización. 1. Mallimaci, Fortunato. lI. Pinto, Julio. lIl. Título CDD 261.7 Prólogo J u p. Luis Donatello, Fortunato Mallimaci y u LO into .

11

PRIMERA PARTE

Nacionalismos y religiones en perspectiva histórica

Diseño de tapa: Luciano Tirabassi U. Armado: Hernán Díaz

© Los autores, 2017 © Editorial Biblos, 2017 Pasaje José M. Giuffra 318, C1064ADD Buenos Aires info®editorialbiblos.com / www.editorialbiblos.com Hecho el depósito que previene la Ley 11.723. Impreso en la Argentina No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o la transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446.

Esta primera edición se terminó de imprimir en Elías Porter Talleres Gráficos, Plaza 1202, Buenos Aires, República Argentina, en enero de 2017.

Por una sociohistoria de la relación entre nación y religión: el caso del catolicismo Patrick Michel

17

Orden, Estado, violencia y religión en Colombia Alberto Valencia Gutiérrez

31

Nacionalismos y mundos católicos en la Argentina Fortunato Mallimaci y Gabriel Levita

51

El juez y el historiador: el dictamen del Consejo de Estado francés sobre la responsabilidad estatal en la deportación por persecuciones antisemitas Marc Olivier Baruch

67

SEGUNDA PARTE

Militantismos nacionalistas y religiosos ;as nuevas fronteras del nacionalismo de derecha Osé Pedro Zúquete

79

~acionalismo y religión en los procesos contemporáneos de revitalización

De la ortodoxia judía Qmián Setton

97

QUINTA PARTE

El nacionalismo como causa: un análisis cruzado a partir de trayectorias y relatos militantes

Humberto Cucchetti

111

Nacionalismos autoritarios y nacionalismos populistas: cercanías y distancias en Sudamérica (1930-1960) Ernesto Bohoslavsky

133

TERCERA PARTE

Globalización y nacionalismos Las religiones y el surgimiento de un nuevo tipo de legitimidad en los regímenes políticos posestatales Julio Pinto

153

Imperio, nación y religión: Estados Unidos a principios del siglo XXI Luciano Anzelini

167

Derechos humanos, politización y partidización: del activismo transnacional al frente democrático María Soledad Catoggio

191

Globalización, migración y nación: la cambiante geografía de los derechos y la pertenencia nacional José Itzigsohn

207

Reflexiones teórico- metodológicas sobre el nacionalismo y la religión . a religión cívica después del cristianismo? ¿Es pOSIbledun interrogante fundante del pensamiento maquiaveliano e un .' t alidad ~:riela Rodríguez Rial y Eugenia Mattei

279

. líti e historia: consideraciones para un encuadramiento CiencIa po I Ica . , . ientífico de lo histónco-pohtIco ~más Wieczorek

2

estro o padre mío? Catolicismo, protestantismo y política en ¿Padre nu . Max Weber, Ernst Troeltsch y Carl Schmitt Octavio Majul Conte

3

La religión como fenómeno histó~ic? y conceptua~: entre l~s formas elementales de la vida religiosa y el multículturalismo Ricardo Tomás Ferreyra y María Alicia Cusinato

321

Memoria, identidad y nación Marie-Claire Lavabre

95

09

actual

339

EPÍLOGO Nacionalismos, religiones y globalización Guido Giorgi y Gabriel Levita

CUARTA PARTE

Espiritualidad,

.

emoción y nación

Vivencias y prácticas religiosas en sectores populares en Buenos Aires Ana Lourdes Suárez

231

Espiritualidad, emoción y nación: notas para alentar el debate Luis A. Várguez Pasos

249

Migraciones, identidades religiosas y creencias en el Gran Buenos Aires Aldo Rubén Ameigeiras

265

359

Luciano Anzelini

humanos, politización y partidización: del transnacional al frente democrático

- (1995), After Liberalism, Nueva York, The New Press. - (2002), ''The Eagle Has Crash Landed", Foreign Policy, julio-agost WALTZ, K. (1988), Teoría de la política internacional, Buenos Aires Latinoamericano. . . 'rupo Edi~ - (2001), Man, the State and War, Nueva York, Columbia Umversity p WOLF?WITZ, P. (2000), "Statesmans~~ in the New Century", en R. ¡¿ss.

.b;~

°a

Soledad Catoggio*

Kristol (eds.), Present Dangers: Crisis and opportunity in America F, g~n y defense policy, San Francisco, Encounter Books. n ore/gil GIIcf ZELIKOW, P. (2003), "Transformation of national security", The Nati l Nº 71. lOna llIte,..",

te los procesos de transición democrática, el discurso de los dehumanos, lejos de quedar restringido a un grupo de militantes que protagonizado la lucha antidictatorial, fue apropiado por vastos s sociales y varias de sus demandas incorporadas a la agenda po· En 1983, la elección de Raúl Alfonsín a la presidencia, quien había vicepresidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos ) y hecho su campaña con la consigna "Somos la vida", implicaba la ación de un nuevo régimen que hacía suyos demandas y valores del lento reconvirtiéndolos en cultura política de Estado (Jelin, 1987). innovación discursiva de la política democrática se constituía también . to de competencia partidaria: cada partido se disputó entonces la interpretación de los derechos humanos, su rol en la defensa de éstos, · . su historia y su doctrina en referencia a esta cuestión (González y Sonderéguer, 1987: 104). , sin embargo, no se tradujo en un éxito del movimiento de derechos · .osen tanto que movimiento social, sino que trajo consigo fuertes crisis iones internas (Jelin, 2004). Ya en el gobierno, el radicalismo inició Proceso de institucionalización de los derechos humanos, que dejaron r circunscriptos a la sociedad civil para pasar a ocupar un lugar te .en el Estado (Crenzel, 2008). Este proceso fue fuente permanente ~lones con el movimiento de derechos humanos que quedó dividido Poe. ~~ompañamiento, el apoyo crítico y la oposición frontal al gobierno. ~clon más moderada fue liderada por la APDH, que tendió al diálogo e Orites~ablecer mediaciones con el Estado y con dirigentes de los partidos anos. Otros, como Madres de Plaza de Mayo, el Servicio de Paz y °ni te .cet / UBA. Agradezco a Virginia Vecchiolipor su generosidad para compartir personcas que ampliaron mi horizonte de comprensión sobre estos temas y a Marcela h PohrSus sugerencias que me alentaron a mejorar mi reconstrucción e interpretación ee os. .

190

191

María Soledad Catoggio

Justicia, el Centro de Estudios Legales y Sociales y Familiares d n recidos y Presos por Razones Políticas, desilusionados frente al tr et e~apll_ de sus demandas por el radicalismo en el gobierno y viendo 1: atniento resultados obtenidos desde sus posiciones ocupadas en el parlam s llJ.a!n'oe minaron por desconocer la mediación del Estado y optaron por :nto; ter_ tanto a agrupaciones de izquierda, como el Movimiento al SocialismSOtarse y por buscar posibles alianzas con el peronismo renovador. o MAs),

Una tendencia global: de capital transnacional a tecnología de gobierno Coyunturalmente, se impuso un diagnóstico pesimista. Por ejemplo 1987 Vicente Palermo definió la "imposibilidad de establecer a los derech: humanos como núcleo articulador de la política partidaria" (142). Sin embargo, ese diagnóstico perdía de vista elementos de un proceso en ciernes en la dinámica global del campo de los derechos humanos. La dificultadde articular una lógica humanitaria, construida a partir de la política transnacional ejercida contra los Estados autoritarios, con una política tradicional de partidos, impulsada desde el Estado-nación democrático , eran avatares que atravesaban entonces al campo humanitario global. Concretamente, en Estados Unidos, entre fines de los años 70 y comienzos de los 80 se concretó una reformulación en el modelo de derechos humanos vigente hasta entonces en el discurso político (Guilhot, 2011). Durante la administración de Jimmy Carter, el activismo transnacional había sido exitoso en la formulación de un modelo jurídico de derechos humanos, construido sobreel derecho internacional, eficaz para reforzar las constricciones normativas que pesaban sobre el Estado, limitando su soberanía. Esta primacía del derecho internacional por sobre el poder del Estado constituía el modelo de derechOS humanos entonces vigente en un "arma antipolítica". La administración de Ronald Reagan trajo consigo una reformulación neoconservadora de I~Sderechos humanos que restituía el interés nacional por sobre las restriCCIoneS "' eJl formales impuestas por el derecho internacional. Esta reformulacIon'hoS lugar de limitar la soberanía del Estado, equiparó la política de dere.c 11 S humanos con la producción de gobernanza democrática. La operación eJOto11 de nacionalización de los derechos humanos supuso una redefinic~ón en;11 concepción práctica: de herramientas jurídicas a tecnologías polítIcas P la promoción de la democracia. el ¿Cómo fue este proceso de politización de los derechos humanoS e~óJl caso argentino?, ¿cuáles fueron los logros y los límites de la partidiz~C)eS de la cuestión de los derechos humanos?, ¿cómo se dirimieron las tensIOJl 192

Derechos humanos, politización y partidización

hos humanos y democracia? ¿Primó una concepción ética o una de.,rec política de los derechos humanos? O , d·ICh o en ot ros téermmos, . pclonesolvieronlos conflictos entre las lógicas globales y los intereses ~: que atravesaban el campo humanitario? ¿Qué rol tuvo el factor .~o eenvistas a estas tensiones en juego? esponder estos interrogantes, nos proponemos abordar la trayecd: ~ugusto Conte Mac Donnell. Con la vuel~a de .la .democracia, su electoral significó el acceso de la Democracia Cristiana (DC) a una o n la Cámara de Diputados, lo que fue vivido como la llegada de los :s humanos al Parlamento. Este derrotero lo sitúa como caso testigo reflexionar acerca del proceso de politización del movimiento de derehumanos en la inmediata transición democrática, y de sus límites y ees para una partidización exitosa.

lítica de un demócrata cristiano: del partido al frente Augusto Conte nació el 4 de mayo de 1926 en el seno de una familia odada en la ciudad de Buenos Aires. El padre de Conte, muerto cuando 'a cuatro años, era abogado, había sido promotor del reformismo en la ersidad de Buenos Aires, profesor en la cátedra de Alfredo Palacios e ógicamente un marxista convertido al catolicismo. Siguiendo su linaje, te se graduó tempranamente como abogado en la misma universidad, "óel trabajo profesional y a los veinticinco años ya estaba casado con a Jordán, con quien tendría cinco hijos. Católico y antiperonista por ncia, estuvo entre quienes asistieron a la Plaza de Mayo el día en que bombardeada por los aviones de la Marina, marcados con las insignias "Cristo vence". Simpatizaba entonces con ese segmento del catolicismo ~reunido bajo el rótulo democratacristiano, veía con malos ojos al pemo, leído bajo la lógica fascismo/antifascismo propia de los años 40 y luego como una amenaza en el nuevo clima democrático de la segunda erra, convencidos de que venía disputarles la identificación "huma~ y cristiana" (Zanca, 2013). A tono con lo anterior, en los preludios de evolución libertadora", el 13 de junio de 1955, la DC difundía un mato donde condenaba a Perón, pero proclamaba el mantenimiento de ~nqUistas sociales alcanzadas por los trabajadores (Mayol, Habbeger ada, 1970: 108-109). Esta tensión pronto evidenció los límites de la esión antiperonista en torno a la coalición golpista. Carlos Auyero, un rente de la DC que sería más tarde cercano a Conte, hace memoria en era persona de esta experiencia: 193

Derechos humanos, politización y partidización

María Soledad Catoggio

En el Colegio Nacional de Buenos Aires yo tenía una act"t 1 marcadamente antiperonista. Tanto que asistí al acto de asunció Ud n Lonardi en Plaza de Mayo. Al regresar por la tarde fui testigo d ~e violenta represión a los sectores populares que, desorientados an~ la caída del peronismo, eran brutalmente perseguidos. Ahí creo ha bera . empezado a entender la Argentma profunda.' Entre las mismas filas de la DC, posiciones tendientes a reconsid "bondades del peronismo" dieron lugar a la llamada "línea de apertu~:rlaa abría listas partidarias a peronistas proscriptos. En este entorno a q~e una primera identificación autorreferencial de ciertos sectores catóÚc~urg¡ó '" un cris . tiani i . da" 1o que se 11amo iamsmo dee izquier a ,a 1a vez que emergiósuCOn crítica de fondo a la constitución del Partido Demócrata Cristiano comona partido liberal, consecuente con el intento de acercamiento al peronismu:. Los esfuerzos se orientaron -aunque sin éxito- a incluir al referente peronista Raúl Matera en la fórmula presidencial del partido en 1963. Pese a la imposibilidad, la DC hizo entonces una elección memorable gracias a la tracción del voto peronista que resultó del intento. Este camino iniciado por Horacio Sueldo le abrió a Cante las puertas de la militancia: Me sumé, a principios de la década del 60, a la política de apertura iniciada por Horacio Sueldo, con un grupo de gente que hoy forma en buena parte Humanismo y Liberación, desde un sector que hacia fines de la década del 70 se autotituló izquierda cristiana." La ansiada alianza electoral se concretó una década más tarde, pero trajo consigo la división del Partido Demócrata Cristiano. Reunidos inicialmente en la mesa del Frente Cívico de Liberación Nacional (Frecilina), movimiento frentista de inspiraciónjusticialista, muy pronto tomaron caminos distin~s. s El sector liderado por José Antonio Allende, llamado Partido popular Cn tiano (PPC), se integró al Frente Justicialista de Liberación (Frejuli). o~rosi en cambio, liderados por Sueldo se negaron a tal entendimiento y baJOee nombre de Partido Revolucionario Cristiano optaron entonces por acerca~: al Partido Intransigente y conformar la Alianza Popular Revolucion~~r: Cante integró las filas de Partido Popular Cristiano y, una vez en el go 1 ís no, pasó a desempeñarse como asesor técnico del Ministerio de EconOJllst~ presidido por José Ber Gelbard. Para ese entonces su hijo mayor, .Augu·o". María, había empezado a militar en el llamado "peronismo revolucionafl Seguía el linaje paterno: 1. C. Auyero, "Los politicos que ya empiezan a asomar", Clarín, 16 de septiembre de 1984· 2. A. Conte, "Augusto Conte. Reportaje de Mona Moncalvillo", Humor, N° 109, p. 49.

uchos de estos jóvenes habían seguido desde siempre a S.ueldo, . po después se incorporaron a la Juventud Peromsta, e ",ín tlem . 1 t ~16~sohubo quienes optaron por la acción armada, espec.Iamen e cl iIl , del grupo Montoneros. (Parera, 1986: 284-286, CItado por traves ;orni, 1987: 130) Ni

. de muchos de los abogados por los derechos humanos, que sin .:I!ferencla . d hi ,. de i t ron en la causa personal una oportumda istórica e mser. encon. ra 1exitosa Cante pertenecía a un círculo d e elitl e, pro fesi eSlOna1 rofeslOna, .. ., d h 1 p. E ta diferencia como veremos, lo dlstmgmra e muc os co egas tíco s' . . . 1 . . , su prestigio en el exterior, en los orgamsmos mternaclOna es ~~st~::~n condiciones de volver al propio Estado (Vecchioli, 2009). ~n ': marcos de la Nación serán un entorno privilegiado de una accion ~,os riará de estrateo-ia dependiendo los distintos contextos . .Alo tíca que va t de su trayectoria, veremos emerger constantemente la tensión en re tolicismo y el peronismo; el partido y el frente; los derechos humanos, UJ"

b'

. ,

revolución y la democracia. partido a la política transnacional: afiliaciones múltiples La emergencia de la figura de abogado de derechos.humanos fu~ e~carpor individuos que fundaron su posición en un Juego de a~ha~l?neS tiples vinculadas simultáneamente al activismo político, a~ eJ.erclclOde profesión al mundo de la diplomacia, a las asociaciones de Junst~s, a la tolítica profesional y al Estado. Se trató de la formación de una "elite ~r~ional" con fuertes vinculaciones transnacionales Y el Estado (VecchlOh, ~: 50-51). . En el caso de Cante, como vimos, su ingreso a la política transnaclOnal en el campo humanitario estuvo atada a su experticiajurídica Y se.deseneadenó por un hecho dramático: la desaparición de su hijo mayor mientras CUmplíael servicio militar obligatorio el 7 de julio de 1976. Es~ categ?~ía de ~8aparecidos conscriptos" hirió doblemente a sus pa~r~,s, quienes Vl:neron desapariCión como un crimen del Estado y una tralClOn de la patria a la CUalhabían confiado sus hij os. En el caso de Cante, como era habitual en el .t.nundocatólico, esa confianza descansaba en los vínculos ,. id d de proxmu a ~dos entre poder católico y militar. Sin embargo, como. sucedió ~~ t.antos ~08 casos, este contacto directo fue eficaz para obtener mfOrmaCI?n inmeta del paradero de su hijo pero no alcanzó para rescatarlo con vida. A los tneses de su desaparición, Cante supo que estaba muerto. Pese. a ello, aUsencia del cuerpo instaló la ambigüedad de la pérdida compartida con 8 tantos familiares de desaparecidos que se iniciaron en el activismo 195

194

María SoledadCatoggio

Derechoshumanos,politizacióny partidización

humanitario. La singularidad de Conte fue que no se trataba d del co~ú~ que ~~lía del ~ogar a l.a vi~a política, sino que traía c~nU.~ Pa~ ~xpenencIa política previa (partidaria) que llevó a la nueva ern rSlgO\lna mtegró a la APDHcomo representante del PPC: "En la Asamblea eS,a'J Se presencia fuerte de los partidos políticos, y Conte de alguna rnan abla \.lna sentaba en ella al Partido Popular Cristiano"." era rep~ Esta incorporación formal dista, no obstante, del modo de int adoptada por Conte en el organismo. ervenciÓIl

h

Emilio [Mignone] se reivindicaba peronista y Augusto estaba . culado a la Democracia Cristiana, pero el compromiso de ambos:: la causa de los derechos humanos no se apoyaba en esas pertenenc' sino en su condición de padres de desaparecidos.' la ~s~e punto, d~ vista es sugerente para analizar el interjuego de estas afiliaciones múltiples: el cruce se daba entre la pretensión totalizadora de los problemas de los partidos políticos y su esfuerzo por tener una visión general y la urgencia de los familiares por asumir los casos individuales. La misma lógica fue llevada al propio partido. En calidad de secretario general, Conte peticionaba a la Corte Suprema por los desaparecidos en mayo de 1978. De este modo, la política humanitaria fue penetrando los distintos espacios de acción política de Conte, mientras la actividad partidaria -pese a funcionar en la clandestinidadse despolitizaba. En efecto, aunque el ejercicio partidario estaba formalmente prohibido, los democratacristianos mantuvieron su funcionamiento en una pequeña oficina partidaria. A tal punto fue significativa la actividad partidaria que lograron concretar ~a convergencia del Partido Popular Cristiano y el Partido RevolucionaI1o Cristiano, y con ello la reunificación de la DCen diciembre de 1977. Sus actividades fueron minuciosamente vigiladas por los servicios de inteligencia. como consta en los documentos desclasificados del Departamento de Estado de la Policía Bonaerense y, sin embargo, toleradas por el régimen. , A su doble afiliación como miembro de la APDHy del PPC, se sumO una eS' tercera. ~o~o abogado; su calidad de experto en materia jurídica fue pude\ ta al servicio del trabajo humanitario. En este contexto, la emerge~Cla \1Jl' Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS)daba una connotación slngll si tur al trabajo político humanitario. Su surgimiento era la consecuencia na de las tensiones irresueltas en la APDH: Vicente,Augusto Conte. Padre de la Plaza, BuenosAires, Galerna" 2006 p.54. G.FernándezMeijide,La historia íntima de los derechos humanos en la Argentina (apa BuenosAires,Sudamericana,2009, p. 77. 3. N.

b I1 O'

Estábamos todos de acuerdo en la importancia decisiva de reunir rnayorinformación posible sobre cada caso de desaparecidos, debi~ente comprobado y sistematizado. Pero [... ] tanto el PC [Partido Cornunista] como el resto de los partidos pretendían usarlo como spaldo documental para reclamos de índole general ante las autori:des nacionales u organismos internacionales. En cambio, nosotros aspirábamos a qu~ l~ APDHpatrocin~ra presentaciones judiciales para cada una de las víctimas del terronsmo de Estado [...] La imposibilidad de revertir la resistencia de los partidos [...] desembocó en la fundación del CELS en 1979.5 este contexto, la politización humanitaria de Conte y otros familiaponía abrazar el fundamento jurídico de los derechos humanos, y o valer en los organismos y los foros internacionales para limitar la ía del Estado. En consonancia, el CELS nacía con una pretensión mica, inscripta en su misma denominación como "centro de estudios" , . dicaba la prescindencia de los partidos políticos. Esta postura era al en una época en la cual las asociaciones internacionales de derechos os eran consideradas "abiertamente politizadas" (Cuadros Garland y ioli, 2007: 12). Se trataba de una forma antipolítica de hacer política nacional. partir de su trabajo como juristas, Conte y Mignone lograron desen. algunos aspectos centrales de la lógica represiva del régimen que caron en el documento "La doctrina del paralelismo legal" y expusieron ~oloquio de París "La política de la desaparición forzada de personas", . enzos de 1981. Las repercusiones tuvieron una inmediata respuesta tar. Fueron allanadas las oficinas del CELS,se secuestró documentación detu~o a los dirigentes allí presentes, con la acusación de que existía aCIón militar secreta. A Conte, que no estaba allí, lo fueron a buscar 8~mente a su casa. La detención fue breve pero suficiente para generar ~andalo internacional. La represión a la política transnacional (humal'é a? practic~da por Conte desde el CELScontrastaba con la tolerancia gImen hacia su política partidaria en la DC. b-ans' " te lClondemocrática: y los derechos humanos al Parlamento ~ntesala de la democracia lo encontró a Conte consolidado como relocal e internacional de los derechos humanos e insuficientemente

4.

196

. F'ernándezMeijide,La

historia

íntima

de los derechos humanos, 197

pp. 81-82.

Derechos humanos,

María Soledad Catoggio

representado por su propio partido. Las tensiones en el seno Parto habían reabierto por la participación democratacristiana en la ldalio Círculo de Legisladores convocada por Jorge R. Videla como pa~ena Qel estrategia de diálogo político para la concertación político-milita ende81¡ disenso, que fue creciente, nació la corriente Humanismo y Libe/ .,e eSe nombre fue muy discutido; el consenso giró en torno a la idea de r:C1on.ti la historia de ese grupo (humanista) en la universidad. Entre sus in~Uperar tes, al menos Carlos Auyero, Augusto Conte y Néstor Vicente com egr~. la pasada experiencia del Frejuli, la cual posiblemente haya pesadoart11ll¡ definición del segundo término de la fórmula, "liberación". Según Vi en la la corriente nacía de una necesidad de perfilarse en el seno de un que no lo hacía: "Una democracia cristiana comprometida con lo popu: o con la [sic] revolucionario, muy antiproceso, defensora de los derechos har: manos y aliada al movimiento popular, básicamente el peronismo''.s Pa~ Conte, esto obedecía a una crisis más general de los partidos políticos, cuya reorganización había dejado a las nuevas militancias fuera de las posiciones de orden nacional:

P:~~'

b

Le pedí que aceptara, convencidade que no había nada que perder: si ganaba, en la Cámara de Diputados nadie podría disputarle protagonismoen la Bicameral-que dábamos por lograda-, y si los votosnO

y partidización

zaban para ser electo, al menos durante la campaña sería una alca~erte y respetada para obligar a los candidatos que trataran de VOZd·rlo a debatir el tema de los desaparecidos. (212)

elu

1

do Conte aceptó la candidatura, se impuso el ~es.afío, de acue~do CUan tiva entonces vigente de conseguir las afihaclOnes necesarias 1•• norma '... 1 . JP el reconocimiento del partido en el distrito y ganar a mterna lograr .. . d Democracia Cristiana. Se crearon entonces diversas comisiones e 1 candidatura y sucedió algo curioso: tras la bandera de los dereh~:anos, se afiliaron al partido católico ate?s, judíos.y co~unist,as.8 'éndose eco, Conte perseguía una transversahdad que iba mas alla de entidad partidaria: No desconozcola significaciónque tiene el hecho de que pueda alcanzar un lugar en el Parlamento un militante de los derechos humanos,a la vez padre de desaparecido. Por ello, respetando la ~politicidady autonomía de las entidades, pero trascendiendo el ongen partidista de la candidatura, unilateralmente la ubico al servicio del movimiento[...]Ami vez, confíoen que mi presencia en el Parlamento agregueun puesto más a esa lucha y reitero la esperanza de que este lanzamientosignifiqueun llamado a las agrupaciones democráticas y popularespara que incorporen en sus listas en los diferentes distritos del país a otros hombres y mujeres representativos del movimiento."

Todavía los partidos están gobernados por sus cúpulas, pero esto se va a modificar a muy corto plazo: No tengo ninguna duda que H y L interpreta el pensamiento y las aspiraciones de la gran mayoría de la De, aunque, repito, quizá esto no se refleje en el nivel nacional.' En este contexto, el movimiento de derechos humanos era percibido por Conte como un "polo político" alternativo, no partidario pero con deci.~!vO peso en la vida política. De acuerdo con el testimonio de Fernández MelJld~ en La historia íntima de los derechos humanos en la Argentina, desd.e.e movimiento de derechos humanos el CELS y la APDH fundamentalmente hiCl~ ron su propia campaña y comenzaron a preparar el terreno para lo que :: tarde sería el proyecto de creación de una comisión bicameral que ten En plenos poderes para investigar las violaciones a los derechos humanos a el peor escenario, el del triunfo del justicialismo, la estrategia apunta :te contrarrestar la inevitable amnistía a los militares. Según ella, fue en e marco que resultó funcional la candidatura de Conte:

politización

De hecho, en Augusto Conte. Padre de la plaza, Vicente narra que exisn expresiones de deseos de armar un frente en ese entonces, tanto entre ingentes del radicalismo, como del justicialismo pero, dado el proceso de ftIorganizaciónpartidario, en ambas fuerzas primó la singularidad. La po. 'dad abierta de concretar una alianza con el PI, a la cual se inclinaba Cante,fue desechada en cambio por la mayoría democratacristiana. Conte obtuvo la cantidad necesaria de 73.640 votos y ganó la banca, haII dola mejor elección dentro de su partido. Su triunfo se debía,claramente lO aPoyOelectoral extrapartidario (González Bombal y Sonderéguer, 1987: ~. Antes que el frente deseado, lo que ocurrió fue el proceso mverso: la eu ornposición de la corriente de Humanismo y Liberación, algunos de YOssectores migraron hacia el PI, otros hacia el gobierno y hubo quienes acercaron a la renovación peronista. Esta implosión fue sintomática de lo orroso que resultaba combinar una lógica partidaria con otra movimienPor fuera del peronismo. No en vano la tensión entre ambas formas de

e.

/It

6. N. Vicente, ''Un democratacristiano, de la linea Humanismo Reportaje de Mona Moncalvillo", Humor, N° 106, p. 46. 7. A. Conte, "Augusto

Conte. Reportaje

de Mona Moncalvillo", 198

y Liberación:

e

Néstor Vic

Humor, N° 109, p. 49.

\f\las

"T

el'. Vicente, Augusto Conte, p. 99.

Conte, "Los derechos humanos

al Parlamento", 199

Paz

y

Justicia, julio de 1983, p. 23.

María Soledad Catoggio

hacer política había dividido a los católicos durante todo el siglo.lOS. bargo, en desacuerdo con el análisis epocal de Vicente Palermo qus s In ell¡o aquello como la prueba de la imposibilidad del movimiento de los ~ntenCi.ó humanos de erigirse en núcleo de la articulación partidaria, la e:xpee~ech08 dio paso a la necesaria transformación de la concepción ético-jUrídic~~ncia derechos humanos a otra capaz de concebirlos como un artefacto p l~~08 eficaz para hacer política nacional. o ltlCO

La administración de la política: el desencanto de la Comisión Bicameral Tal como lo caracterizó Elizabeth Jelin (1987: 15), la oposición del rnoe]. miento de derechos humanos estaba tan centrada en la confrontación con el Estado que su transformación y la transición a la democracia provocó necesariamente la del movimiento. Mientras que el gobierno logró mantener la iniciativa en estas cuestiones, aquél no logró dar una respuesta unificada. En continuidad con la campaña, la primera batalla de Cante fue la creación de una comisión bicameral. El PI Yla DC presentaron un proyecto en Cámara de Diputados en forma conjunta. u Como fundamento, Conte argumentaba lo siguiente: Cuando en una Nación democrática se producen hechos que conmocionan a la opinión pública, los cuerpos políticos representativos se sienten obligados -al margen de la acción específica de instrucción de procesos y aplicación de eventuales condenas que caen en la órbita del Poder Judicial- a llevar a cabo sus propias investigaciones con el fin de tomar cabal conocimiento de lo ocurrido, informar a dicha opinión Y emitir sujuicio. Dichos enjuiciamientos son, naturalmente, de distinta calidad que los judiciales. Atañen generalmente a las "políticas" que han estado detrás de tales hechos conmocionantes; revisten por tanto la globalidad que es ajena a la Justicia y no implican sanciones de otro orden que las específicamente políticas y éticas."

Derechos humanos, politización y partidización

cuerdo con distintas reconstrucciones, el rechazo del presidente a la de una comisión tal y su propuesta de conformación de una ? "n de personalidades, como en definitiva fue la Comisión Nacional ;~Desaparición de Personas (Conadep), se fundaba en que consideraba una comisión en el Congreso embarcaría a los legisladores en una comda por la autoría de la sanción más dura contra los militares, dando n a una situación de extrema tensión, A instancias de la demanda y de resión ejercida por los organismos de derechos humanos y la oposición tica, el Ejecutivo logró imponer la Conadep integrando legisladores de cámaras para zanjar la presión de la fracción radical proclive a la rmación de la bicameral (Crenzel, 2008: 59-60), tre los organismos, la medida generó divisiones y confrontación públiAlgunos, como la APDH se sumaron a la política oficial, dejando de lado su "do por la bicameral. Otros, como el CELS y el Servicio de Paz y Justicia aj), vieron a la Conadep como un avance en las investigaciones acerca la violación a los derechos humanos que no resultaba incompatible con el o por la bicameral. Madres de Plaza de Mayo, en cambio, se negaron rgar el aval público al gobierno que contradecía sus reclamos. Así, en rcha de entrega del informe de la Conadep, Adolfo Pérez Esquivel, del aj, y Cante reclamaron frente al Congreso la conformación de una invesción parlamentaria. 13 Madres de Plaza de Mayo, la única entidad que no hó a la plaza, pasó de la oposición al gobierno al cuestionamiento, no Estado de derecho, pero sí de la democracia que se estaba construyendo:

ve;ación

Esta democracia es tímida, es débil y la tenemos que fortalecer entre todos. Le hemos dicho a Alfonsín que si alguna vez se atisbara un golpe, las madres seríamos las primeras que iríamos en una manifestación para evitarlo. (Asociación Madres de Plaza de Mayo, año n, N° 16, abril de 1984, p. 2; citado por Escher, 2009: 14) 111E12~ de ese mismo mes salió el rechazo radical al proyecto de la bicame~~ Impulsó l.a ~r~a:ión de la Subsecretaría de Derechos Humanos que 1Iaatit ~ el t~abaJo iniciado por la Conadep." De esta manera, el gobierno uClOnahzaba la cuestión de los derechos humanos. El camino de parti-

10. Se trataba de una disyuntiva instalada desde los años 1930 entre el fundamento,doct~;:: de la opción partidaria, basada en la filosofía política de Jacques Maritain, y.la cntl~:graciÓO lada por Emmanuel Mounier desde la revista Esprit, pregonando, en cambio, la In egWld9 pluralista de los cristianos en movimientos de avanzada social. Históricamente, la ~ÓJlp¡¡/" alternativa tendió a imponerse en las distintas coyunturas. C.onte encarnaba la o~cll)JlaJlOS, tidaria como candidato de la De; a la vez que integraba el movimiento de derechos buscaba llevar esa inspiración al Parlamento trascendiendo su afiliación partidarIa.

I>fasantes d Id' . . . ent e a entrega el informe, Conte Junto con SeISorgamsmos de derechos humaIllcregaba al Senado un informe que identificaba 64 centros clandestinos de detención e ~aba a 600 personas con el terrorismo de Estado; "Acto en el Congreso", Clarín, 31 de h e 1984. El 20 de septiembre, día de la entrega del informe Nunca Más, acompañó la la Plaza d~ Mayo avalando la ~ntrega y ~iguió :uego camino al Congreso en protesta ~ carneral; Momentos de tensión y alivio , Clartn, 20 de septiembre de 1984.

11. "Proyecto de ley por los derechos humanos", Clarín, 9 de diciembre de 1983. 12. A. Conte, "El porqué de las bicamerales", Paz y Justicia, diciembre de 1983, p. 18.

" Illchazan la creación de la Comisión Bicameral de derechos humanos", Clarín, 29 de bre de 1984; "Crearon una subsecretaría para los derechos humanos", Clarín, 22 de

200

~t

201

María

Soledad

Catoggio

Derechos

dización de los derechos humanos iniciado por el movimiento fue ento puntapié inicial de un proceso de institucionalización por parte del Ence el que nacionalizaba la problemática, la convertía en una tecnolOgía de st~do. no y lograba limitarla al corsé de la democracia en marcha. CUestiogOblel'. derechos humanos era entonces inevitablemente una crítica a la n~: ~os democrática. 15Este proceso aceleró otro: el deslizamiento desde unaPo ltlca liberal y juridicista de los derechos humanos a otra que los anclab:atriz "cultura nacional y popular", sin vaciarlos de contenido. En este pasa~n la bagaje simbólico del cristianismo tendría un rol clave. Je, el

Nuevos horizontes: Nicaragua y la utopía del frente democrático Frente a este panorama en la Cámara Legislativa, donde "la mayoría de mis colegas miraban esta cuestión [de los derechos humanos] como un tema más, y por momentos con una frialdad que sobrecogía't.v la fascinación por la revolución sandinista triunfante rescató temporariamente a Conte de una depresión que comenzaba a dar señales de alerta. La revolución nicaragüense nos había conmovido desde sus inicios y el atractivo que para nosotros tenía la presencia conjunta de cristianos y marxistas era un dato significativo [...] Fuimos invitados por el gobierno de Nicaragua; previamente visitaríamos Cuba que ni Augusto ni yo conocíamos. La salida estaba prevista para el 23 de mayo y unos días antes del viaje organizamos en la fundación del partido un homenaje a Carlos Mugica, ya que ese mes se cumplían diez años de su asesinato.'? '1 ., Es nota bl e como a narracion septiembre

de 1984, "La Subsecretaría

25 de septiembre

di'e a experiencia. con d ensa diversoS sigde Derechos

Humanos

entre

tires

. "Clafln• y afloJes,

h:

de 1984.

aDoS

15. Los desencuentros y encuentros entre el gobierno y el movimiento de derec~os rio 8 tuvieron otros episodios en torno.a las si.guientes. ~uestiones: ~l decreto de juiCI~1 s~6¡jjgode los jefes integrantes de las tres primeras Juntas militares, seguido de la reforn:~ . la cuestlÓll Justicia Militar que remitía al seno de las fuerzas eljuzgamiento de su actuacJOn, 1 Ullta SO de los presos políticos y las instrucciones al fiscal militar que entró en tensión con e la VY de la sentencia del Juicio a las Juntas, que adelantaba en la práctica el conterudo de Obediencia Debida (González Bombal y Sonderéguer, 1987: 88-96). Mil\)' . Aires, 16. A. Conte, Hoja de ruta. Para un nuevo proyecto nacional y popular, BuenoS 1991, p. 12.

fe

17. N. Vicente,

humanos,

politización

doS: llegar a Cuba, la ti~:ra ~ít~ca de la revo~u.ción sesen~ista, ?or . de Nicaragua: la revolución cristiana y democrática. Bendecir el VIaje o homenaje previo a Carlos Mugica, mártir del terrorismo de Estado. gaje simbólico reconciliaba a través del cristianismo el pasado con ~nte. Por una parte, la revolución con la democracia a partir del . . entonces; pero e 11 PteoS nicaragüense, prormsorio o me diiante el deber de oria hacia las VÍctimas presentes entre una y otra experiencia. Por otra, hemos fundado en otros trabajos, el homenaje fusionaba las figuras la víctima (de la dictadura) con el héroe (de la revolución) a través de tgura del mártir, un modelo superador que hacía posible homenajear . as heroicas. El viaje instalaba entonces un horizonte utópico que 'tina sobreponerse a la crisis partidaria causada por las posiciones ntradas en torno al divorcio, del cual Conte y Vicente eran partidarios. embargo, no haría más que profundizarla." Ésta se resolvió a fines de con la renuncia de buena parte de los integrantes de Humanismo y ración, quienes se integran al PI (Vicente, entre otros), con la incorpo'6n al gobierno radical de figuras como Enrique De Vedia y con el más . ivo acercamiento a la renovación peronista por parte de otros, como los Auyero y Guillermo Frugoni Rey. El acercamiento se concretó en el te Renovador, cuyo referente y primer candidato fue Antonio Cafiero, 'en triunfó en la provincia de Buenos Aires en las elecciones de 1985 con nombre de Frente para la Justicia, la Democracia y la Participación. .. ro, elegido entonces como diputado, conformó un bloque democrata. ano con Conte en el Parlamento. Los ejes de la oratoria de Auyero en C1err~de campaña fueron la definición de un "frente nacional, popular y OluclOnario",la exigencia de "juicio y castigo a los culpables" para decir ~a más a la última dictadura militar" y el reclamo al gobierno para 1 ~tar la deuda externa", contra los dictados del FMI, "por el camino ~hberación".19 Aunque auspiciosa, la experiencia resultó trunca a los dese Co~t~, qui:~ la gua~d~ en su memoria como "un doloroso ejemplo perdlClOpolítico. O quiza como prueba de la fuerza de los fenómenos Al cturales".20 Truncada y todo, marcó rumbo. Unp.ocotiempo, Conte inició un período de depresión que lo condujo a CIara su banca de diputado. Esto sucedió el1 de abril de 1987, cuando

u::

~~sputa por el poder en la DC", Clarín, 10 de julio de 1984; "La DC y el frente", Clarín, . Bases y b ande ras ",Clarín 15 de julio de 1984 "Frente ti io de 1984 ' "S'In tesiSIS po lfítica. de ~~on ~icaragua", Clarín, 19 de julio de 1984, "Respaldo' a Nicaragua", Clarin, 22 de '\t 84, La crrsis de los democratacristianos", Clarín, 16 de diciembre de 1984. Ultitudi nano. acto de clausura d e C a fi ero. Cafiero y Auyero oradores" II¡b Clarín 1 de re de 1985. ' , Conte, Hoja de ruta, p. 26.

Augusto Conte, p. 121. 202

y partidización

203

Derechos humanos, politización y partidización

María Soledad Catoggio

alegó moti,:os de ."s.~ludy ~gotami:n~o físico". Restringió su activida y desde alh escribió su pnmer y uruco documento político con 1 dalCE; . ' e Pr . de relanzarse. HOJa de ruta para un nuevo proyecto nacional opo ito abogaba p?~ la superación de un~ alianza electoral (aquella de conformación de un frente que articulara partidos políticos, orga . 85! Y1, de derechos humanos, organizaciones sindicales y sociales. TomlllzaclOnes 1 .. pun t o d e pa rtid 1 a a grupo de los ocho diputados nacionales disidando C °tno menemismo," el documento colaboró sin duda a construir las co edin~sdel . 1 e hiIStóancas . SOCIaes para 1a emergencia del Frente Grande. Sun CIOn . es formulación fue ese mismo año (1991) bajo la denominación de Fre P~lUera la Democracia y la Justicia Social. Convertidos en un artefacto pol~ie para derechos humanos eran el cemento indispensable entre la democra ~o,loa . tici . 1 E n 1993, ya con la denominación de Frente Grande 1cia y 1, JUS icia social. tit ., d 1 f ' a cons1 uCIOn e rente entre sectores disidentes deljusticialismo y dirigent d . C· ti 1P . es e 1a D em~cracla ris lana, e a.rtIdo Intransigente y el Partido Comunista, la Cornente Popular Progresista, Democracia Popular y el Movimiento por la Democracia, y la Justicia Social, ganaría tres diputados nacionales: Carlos "Chacha" Alvarez, Graciela Fernández Meijide y Pino Solanas. A partir de entonces, las diversas experiencias del Frente País Solidario (Frepaso), de la Alianza para el Trabajo, la Justicia y la Educación y el apoyo a la candidatura de Néstor Kirchner por el Frente para la Victoria en 2005 tendrían como común denominador tanto la participación amplia de referentes históricos del mundo de los derechos humanos como muchas de sus banderas, las cuales llegarían a concretarse durante los gobiernos kirchneristas. Estos procesos, sin embargo, se hicieron esperar demasiado para Augusto Cante y no contarían con su presencia. Agobiado por circuPstancias personales y desencantos políticos, a comienzos de febrero de 1992 decidió partir de este mundo.

itopUkz,.

Conclusiones La trayectoria de Augusto Cante nos permitió analizar un proce~o más amplio de transformación del modelo de los derechos humanos en 11 política arg~ntina '. Si~iendo el mode~o de Nicolás Guilhot encontra~~ transformaciones similares a las ocurndas en Estados Unidos entre la., ~~nis:ra~i?n de Carter y la de Reagan. Pero .este pasaje de una conce.pcl~~ ético-jurídica de los derechos humanos, propia de la política transnaclon 21. Se trataba de Carlos "Chacho" Álvarez, Germán Abdala, Juan Pablo Cafiero, Darío ;\les· sandro, Luis Brunati, Franco Caviglia, Moisés Fontenla y José Ramos. 204

tru en clave nacional y democrática tiene particularid d cons ida lit .. a es La estrategi.~ frentista parece reso ver a ension en~re pol.itización eS· partidizaclOn frustrada de los tempranos 80. Al mismo tIempo, si . :lismo en el gobierno revierte tempranamente el rol de los derechos e d limitante de la soberanía del Estado a tecnología de gobernanza os. e a partir de políticas como la Conadep y la Subsecretaría de átIca . hos Humanos, el justicialismo hace lo propio. Recoge. el guante y -re., ediante- tracciona a los derechos humanos hacia el campo de la Clonm . En este proceso de " acional Y popular", integrándolos a su doctrma. . l~aación de los derechos humanos, el factor religioso desempeña un ona IZ . . ídi haciendo de lenguaje de traducción desde una matnz jun ICO1 e1av e , a otra nacional y popular.

rencias bibliográficas tuNZEL,E. (2008), La historia política del Nunca más. La memoria de las desapariciones en la Argentina, Buenos Aires, Siglo XXI. . ROSGARLAND, D. YV. VECCHIOLI (2007), "Derechos humanos y compromISO militante. Transformaciones en la historia reciente de Chile y Argentina", Salta, VIICongresoArgentino Chileno de Estudios Históricos e Integración Cult~r~!. HER,F. (2009), "La Asociación Madres de Plaza de Mayo durante la transición democrática en la Argentina, controversias en torno a la Conadep", V Jornadas Jóvenes Investigadores del Instituto de Investigaciones Gino Germani, 4-6 de noviembre. RNI,F. (1987), "Catolicismo y peronismo", Unidos, 14. GoNZÁLEZ BOMBAL, M.I. y M. SONDERÉGUER (1987), "Derechos jumanos y democracia", en E. Jelin, Movimientos sociales y democracia emergente/ 1, Buenos Aires, CEAL. GtnLHOT, Nicolas (2011), "¿Limitando la soberanía o produciendo gobermentalidad? Dos modelos de derechos humanos en el discurso político de Estados Unidos", J Revista Política, vol. 49, N° 1, pp. 219-241.. " ' . . ELIN,E. (1987), "Movimientos sociales y consohdaclOndemocratIca en la Argentma actual", en Movimientos sociales y democracia emergente / 1, Buenos Aires, CEAL. --(2004),"Losderechos humanos y la memoria de la violencia política y la represión: la Construcciónde un campo nuevo en las ciencias sociales", Estudios Sociales, lE año XlV, segundo semestre. CR.,M. y K. SIKKINK(1998), Activists beyond Borders, Ithaca-Londres, Comen ~ University Press. :\'OL, A.,N. HABBEGER YA.ARMADA (1970), Los católicos posconciliares argentinos, ~ Buenos Aires, Guadalupe.. . ,. ., ALERMo, V.(1987) "MovimientosSOCIales y partidos políticos:aspectos de la cuestión en la democracia emergente en la Argentina", en E. Jelin, Movimientos sociales y democracia emergente /2, Buenos Aires, CEAL. 205

María Soledad Catoggio

PARERA,

.

R. (1986),Los democratacristianos argentinos. . po liitica, B uenos Aires, LeonardoBuschi.

nencta

Testim

. on~os ,L «.e

ullQ

V.(2009)"Expertise judicial y capital militante·. reconvers' ~ cursos escolares, morales y políticosentre los abogados de d lOned en la Argentina", Pro-Posicoes, vol. 20, N° 2 (59). erechoshullJ. e - (2013),"Las víctimas del terrorismo de Estado y la gestión del ' la Argentina", Papeles del CEIC, N° 1, marzo. pasadoreciente ZANCA, J. (2013),Cristianos antifascistas. Conflictos en la cultura cat T I!Q BuenosAires, Siglo XXI. o ~ca argenti1l4 VECCHIOLI,

.zación, migración y nación: la cambiante ,a de los derechos y la pertenencia nacional

sistema político mundial está organizado en Estados dentro de los se da, por lo menos en teoría, una coincidencia entre pertenencia nay derechos políticos. El mapa del mundo que corresponde a este orden 00, legal y cultural es un mosaico de Estados nacionales separados por teras claras. Imaginamos que este mosaico de Estados es excluyente .~~·nos de pertenencia; es decir, se pertenece a uno o a otro Estado, y uno de estos Estados es incluyente en términos de derechos para sus bros: las personas acceden a derechos a través de su membrecía en os nacionales y los habitantes de cada Estado tienen igual acceso a os en virtud de esta membrecía. Si bien es cierto que algunos Estados en más derechos que otros, tendemos a pensar estas diferencias en os de diferencias entre Estados. En este mapa la nación es la unidad nencia, y los límites legales y simbólicos de la nación se articulan a és de diferentes discursos nacionales que compiten entre sí para definir ~ón. Son estos diferentes discursos lo que entendemos por nacionalismo A oh~ y vom Hau, 2006). pa~lr del análisis de los desajustes contemporáneos entre los marcos abvos y legales de pertenencia nacional y los fenómenos migratorios a : global, este artículo intenta trazar los diferentes mapas sobre los que es ructuran las experiencias de pertenencia y acceso a derechos de los re;:tes. El argumento es que la globalización y la migración nos fuerzan , ~~ar.las formas de pertenencia nacional y de acceso a derechos. La nac~onmternacional cuestiona la ecuación entre ciudadanía, pertenen.~Clonaly Estado. Los grandes movimientos de personas a través de ~ra s mternaclOnales . . 'he conducen a que surja dentro de los Estados que n a los migrantes una población de personas que no gozan de dereo, Por lo menos, no gozan de todos los derechos a los que tiene acceso

206

207

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.