Demonios y shinigami. La representación del mundo de los muertos a través del anime

September 4, 2017 | Autor: V. Enamorado Diaz | Categoría: Manga and Anime Studies, Estudios Culturales, Intertextualidad
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Descripción

Miradas Reportaje Demonios y shinigami: la representación del mundo de los muertos a través del anime japonés

A

l igual que en Occidente las series de animación han ido evolucionando o abriéndose en otras ramas dirigidas al público más adulto, como Los Simpson, Futurama, Padre de familia…, lo mismo ha sucedido con las series de animación japonesas, que hoy en día pueden convertirse en vehículo de historias de cualquier índole. El anime es un género ampliamente difundido en España; se introdujo a partir de los años 70-80 con títulos como Mazinger Z, Comando G, Heidi, Marco y, más tarde Candy Candy, Caballeros del Zodiaco, Sailor Moon o Campeones (más conocido como Oliver y Benji, por la canción del opening).

“animé”, que en Japón se usa para definir las películas y las series de animación en general. Otras teorías mantienen que anime proviene del préstamo y su posterior abreviación del término inglés “animation”. En sus inicios, alrededor de 1910, la animación japonesa recibe el nombre de “sean eiga”, que significa literalmente “películas de líneas dibujadas”, más tarde se conocerá con el término “doga” y, finalmente, sobre 1960 pasará a llamarse “animeeshon”, de ahí que se abrevie a anime. De manera coloquial, anime designa a la animación japonesa, aunque también se puede aplicar a la animación producida en otros países que imitan las marcas de estilo de la animación nipona.

El origen de la animación japonesa está vinculado a la importante tradición artística de elaboración de estampas narrativas en papel y grabados pertenecientes a la época feudal. Estas ilustraciones del siglo XVII fueron las primeras representaciones gráficas y narrativas que fueron evolucionando hacia el cómic japonés o manga. Una de las versiones sobre la etimología de la palabra manga le da el significado de “imagen caprichosa”, ya que se derivaría del chino “man”, garabato o dibujo de un personaje, y “ga”, caprichoso o deforme. Este representa el primer paso en el desarrollo de un anime, pues en su mayoría están basados en publicaciones mangas con suficiente éxito como para ser trasladadas a la televisión. También las criaturas del folclore japonés han estado latentes en el desarrollo de muchas historias anime: los espíritus, demonios y ogros que aparecían en numerosos grabados del pasado han cobrado vida en la actualidad gracias a la animación.

Se reconoce 1917 como una fecha clave en la que empiezan a florecer los primeros animadores nipones, y en 1917 se filma Saru–Kani Gassen, La batalla del mono y el cangrejo, una curiosa parábola protagonizada por estos dos animales, donde ya se adelantaba la temática folclórica japonesa propia de muchos anime actuales. Podría parecer una fecha tardía en el cine de animación comparado, por ejemplo, con el francés; sin embargo la fecha es muy cercana al primer proyecto de animación español.

a si esta es honorable o no. Una de las primeras máximas del Hagakure, libro dedicado a la filosofía samurái, es “la vía del samurái reside en la muerte”. Así pues, no es raro que la muerte esté muy presente en la ficción y la cultura japonesa.

Esto cambia en la época samurái, alrededor del siglo XII. La ideología de la muerte cambió ya que los samuráis basaban su poder en la fuerza. Tenían un código de honor inquebrantable para el combate, no se debía llevar a cabo una lucha injusta y se debía pelear frente a frente y en igualdad de condiciones; se consideraba que los mejores samuráis eran los que asesinaban de manera limpia. Los samuráis consideraban su vida como una entrega al honor de morir gloriosamente, rechazando cualquier tipo de muerte natural. Por eso, antes de ver su vida deshonrada por un delito o falta, o si eran atrapados por el enemigo, recurrían a darse muerte practicando el harakiri, un suicidio ritual por desentrañamiento. En el idioma japonés, sin embargo, se prefiere el término seppuku, puesto que la palabra harakiri se considera vulgar. Existía la idea de que la vida se tenía solo por ese momento, el momento en el que se moría, y que una vida con una muerte deshonrosa, convertía la vida del fallecido en deshonrosa. Actualmente se ha heredado parcialmente esta ideología y Japón es uno de los países con más suicidios del mundo.

En la época aristocrática, en el siglo VIII, no existía este concepto de muerte honorable. En este momento dominaba el sintoísmo, una religión autóctona japonesa que ve a los entes de la naturaleza como dioses. Se perseguía la consonancia de la sociedad del hombre con la naturaleza. Se creía que cuando un ser moría, su alma regresaba a la naturaleza, no existía el concepto de juicio final ni había infierno o paraíso. Sin embargo, para controlar los actos de los individuos en vida, y ante la ausencia de algo como el juicio final, existía la creencia de que si un alma moría de manera injusta, por ejemplo si era asesinada, esta permanecería para vengarse en forma de fuerza de la naturaleza, ya sea de una persona o de todo un colectivo. En esta época no existía una pena de muerte por miedo a que el alma del afrentado permaneciera, la máxima pena consistía en dejar al condenado en una isla en la que no pudiera sobrevivir En Japón no existe una figura equivalente a la para que allí esperara su muerte. Muerte que tenemos en Occidente; lo más parecido

En la sociedad occidental solo tenemos dos palabras con diferente significado para “fenecer”: morir y suicidarse. En Japón, en cambio, hay diversos conceptos para designar diferentes formas de morir, o de suicidarse: “muerte” es “shi” de forma general, pero de forma más específica, por ejemplo, el suicidio de un amante es “shinju”, y el suicidio de un guerrero por orden de su señor, “junshi”; la muerte en la guerra es “senshi” y la muerte por vejez es “roshi”, y estos son solo algunos ejemplos. En la cultura occidental Sin embargo, la etimología de anime presenta damos importancia a la muerte, pero en la japonesa cierta confusión. Podría tener su origen en el francés, se da importancia a la forma de morir y, sobre todo, 4

Light Yagami y el shinigami Ryuk, de Death Note. Ilustración de Ainhoa Rodríguez

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son los shinigami. Los shinigami, término traducido normalmente como “dios de la muerte”, son seres dedicados a recolectar las almas de los muertos para llevarlas al siguiente plano de existencia. Estas entidades, llamadas psicopompos, son seres bastante comunes en las mitologías, y su rol no es juzgar a los muertos, sino custodiar su viaje al destino que el alma se ha ganado en vida. Algunos ejemplos son el barquero Caronte de la mitología griega, el dios Anubis de los egipcios o el arcángel San Miguel del cristianismo. El shinigami es considerado un dios menor y no tiene una imagen concreta, no existe un shinigamitipo como puede ser la forma antropomórfica de la Muerte con la capa negra y la guadaña. En las historias tradicionales y populares japonesas se explica que los shinigami son aquellos que introducen en el ser humano la voluntad de morir, es decir, de suicidarse. Se relacionan especialmente con los dobles suicidios o los suicidios en masa. Esta idea posiblemente provenga de la religión budista, en la cual Mara es un demonio que hace que los hombres quieran morir, y comúnmente se le llamaba como shinigami; también se asocia a Mara el poder de decidir cuándo mueren los seres vivos. Yama, el rey del inframundo, otro dios, también es a veces nombrado como shinigami. Con respecto a la religión autóctona japonesa, el sintoísmo, Izanami es el que dio al ser humano la muerte y por tanto, también se considera como un shinigami. Con respecto a su utilización en la literatura clásica japonesa, aparece por vez primera en el período Edo (siglos XVII-XIX), normalmente relacionado de nuevo con suicidios dobles. Tras la guerra, el concepto occidental de una “personificación” de la muerte, y el concepto de shinigami se contagió en cierto modo de algunos elementos occidentales, que en según en qué representaciones se dejan ver levemente. Con respecto a la figuración del shinigami en el arte y la literatura, lo encontramos en uno de los libros iconográficos más importantes de la tradición japonesa, el Ethon Hyaku Monogatari (El libro de Imágenes de las Cien Historias). Es una obra del artista Takehara Shunsen publicada en el siglo XIX, posiblemente en 1841. En ella se representan, a modo de bestiario, toda una serie de personajes provenientes de la tradición oral, de la mitología o de la religión japonesas, acompañados cada uno de ellos por una historia. El relato que acompaña a la imagen del shinigami trata del espíritu de un difunto que, con mala intención, actuaba para llevar a 6

gente por malos caminos y que finalmente estos se suicidaran en lugares donde ya había habido suicidios antes. El shinigami aquí se representa con aspecto antropomorfo, pero sus rasgos son exagerados y ligeramente deformes, dándole un aspecto de duende maligno. En los animes en los que aparezcan, su función será velar y en algunos casos, decidir quién muere y cómo, a veces incluso alimentándose de las almas humanas. Existe un gran misticismo alrededor de esta figura, ya que no se puede delimitar si es buena o mala, aunque en las narraciones muchas veces sus decisiones parecen cruentas y horribles. A pesar de que las distintas religiones les han dado un carácter demoníaco, en la cultura japonesa el carácter de este psicopompo es más neutral. Pertenecen a la casta baja de los dioses y hay ciertos relatos que cuentan que los shinigami ayudaron a los humanos a cumplir ciertas tareas, en la línea del Prometeo de la mitología griega. Uno de los ejemplos más llamativos es el usado en la serie de animación japonesa Bleach, en la que el protagonista, Kurosaki Ichigo, se convierte en shinigami siendo humano, teniendo que cumplir las labores de estos. Los shinigami en Bleach serán psicopompos, por tanto, tendrán entre sus funciones de mayor importancia guiar a las almas de los difuntos hasta la Sociedad de almas y purificar el alma de unos espíritus consumidos por el odio, llamados Hollows; por tanto, son los encargados de mantener el equilibrio del universo de los vivos. Estos shinigami no deciden sobre quién muere o sobre cuál es el destino del difunto, se limitan a indicarles el camino, en su mayoría hacia la Sociedad de Almas, un mundo parejo al nuestro. El aspecto de los shinigami es casi igual al de las almas humanas comunes, tan solo se diferencian de ellas por su vestuario, un kimono clásico japonés negro y una catana especial, denominada zanpakutō (“devoradora del almas”); además de por hablar una variedad de japonés más antigua. El uso de la espada se debe relacionar con su simbología sociológica, es una herramienta que se reserva al caballero, defensor de las fuerzas de la luz contra las tinieblas. El uso de esta espada es, de alguna forma, análogo a la guadaña de la Muerte occidental, pero al mismo tiempo, muy diferente. Cuando los shinigami envían a los muertos a la sociedad de almas, no sesgan su vida con la zanpakutō, sino que usan el extremo del mango de esta para tocar al difunto en un proceso llamado “funeral del alma”, que da el sentido de finalidad. Cada shinigami tiene su propia

Kurosaki Ichigo, personaje de Bleach. Ilustración de Ainhoa Rodríguez

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zanpakutō, en ella está reflejado el poder de cada uno y adopta diferentes formas dependiendo de su portador. Todas las zanpakutōs tienen un nombre y cada una está viva. Además tienen una personalidad propia que de alguna forma existe en el interior de su dueño. Curiosamente, los shinigami en Bleach poseen los mismos sentimientos y sensaciones que los hombres, incluso pueden llegar a morir si reciben una herida grave, de modo que su alma desaparecería.

con las que cubrirse, lo único equiparable es que algunos dioses de la muerte tienen huesos, pelo o escamas que les tapan total o parcialmente el cuerpo. Suele indicarse que la imagen en la que se inspiró el dibujante es precisamente la del libro Ethon Hyaku Monogatari, previamente nombrado. En el mundo de los shinigami sus habitantes subsisten sumidos en el aburrimiento, sufren el castigo de la inmortalidad, ya que basta con escribir el nombre de un solo humano para sumarse ellos mismos su esperanza de vida. La pereza y el caos del mundo de estos shinigami contrastan con la organización casi militar de la Sociedad de Almas de Bleach. En Death Note los shinigami sí deciden sobre quién vive y quién muere, por eso quizá el mundo de este anime es más desordenado, ya que el azar y la subjetividad dominan la muerte y la vida.

En el anime Death Note se plantean ciertas cuestiones: ¿Qué ocurriría si alguien tuviera el poder de decidir sobre la vida y la muerte? ¿Si con un solo gesto, aunque este fuera destructor, pudiesen purgarse los males del mundo? Esta historia fue creada en el año 2003 y se publicó hasta 2006 en Japón. Poco tiempo después daría el salto a la pantalla en dos formatos, como serie animada, de gran similitud con el manga, y como película de actores reales, con Se pueden hallar muchos otros ejemplos de ciertas licencias y recortes necesarios con respecto shinigami en otros animes, por ejemplo en la popular al núcleo inicial, sobre todo por la duración de la serie Naruto, en la que un dios de la muerte aterrador misma. aparece cuando un individuo realiza un sello ninja. La narración nos muestra la vida de Light También en la breve producción Shinigami no ballad, Yagami, un joven estudiante con una excelente en el que una shinigami de aspecto dulce e infantil trayectoria académica (es el estudiante número se entromete en la vida de los vivos a petición de uno de Japón) que, sin embargo, se siente atrapado sus familiares muertos. El caso de Full Moon wo y aburrido hasta que un día encuentra un objeto Sagashite es curioso ya que en este caso se trata de un extraño, una libreta con una inscripción: Death Note. anime shōjo, dirigido a un público femenino joven. Dentro de este cuaderno aparecen unas macabras En consecuencia, el carácter de los shinigami es muy instrucciones en las que se dice que si se anota un ligero y sus ropas son de estilo kawaii. Igualmente nombre en la libreta pensando en la cara de esa es muy popular la serie Soul Eater, con los shinigami persona, esa persona morirá a los 40 segundos de un como protagonistas pero pensada para un público ataque al corazón. Light decidirá quedarse la Death de menor edad que Bleach y Death Note. La historia Note, y asesinar de este modo a todos los criminales trata de tres jóvenes aprendices de shinigami en una del mundo para crear un mundo utópico en el que él escuela que deben lograr devorar noventa y nueve sería el líder. A lo largo de la aventura (que al poco se almas de humanos malvados y la de una bruja para convertirá en policiaca) le acompañará el verdadero poder graduarse dueño de la libreta, el shinigami Ryuk. Como vemos, la imagen del shinigami está Los shinigami en Death Note se presentan muy diferentes entre ellos, tanto en lo que a su físico se refiere, como también en su personalidad. Mientras algunos son irresponsables y dedican todo su tiempo a intentar buscar un entretenimiento de cualquier tipo, otros velan por la seguridad de algún ser humano al que observan desde el más allá. En cualquier caso, la gran mayoría se muestran como imprudentes, sin ningún tipo de vínculo con el hombre y, por supuesto, sin ninguna empatía hacia ellos. El único rasgo común es su deformidad partiendo de un canon físico de humanidad y ninguno posee ropas 8

muy viva en el anime japonés, pero no solo en este, sino también en las novelas, el cine, la literatura… recorriendo varias capas de la cultura, dando siempre resultados sorprendentes por la maleabilidad de la idea y lo atractivo de saber qué habrá más allá y si alguien nos guiará hacia ello. Verónica Enamorado Gema Cuesta

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Entre el servilismo y el compromiso: la responsabilidad de los intelectuales en la sociedad capitalista. Turandot o el congreso de los blanqueadores, Bertolt Brecht

E

s a mediados del siglo XX cuando Bertolt Brecht, que había regresado del exilio y se había instalado en el Berlín Oriental, escribe la comedia épica Turandot o El congreso de los blanqueadores. El Berliner Ensemble no llevó a cabo el estreno de la misma, sino que fue representada póstumamente en 1969. El hondo compromiso social y político que marca toda su trayectoria lleva en este momento a Brecht a preguntarse por la responsabilidad de los artistas e intelectuales en el marco de la sociedad capitalista y por el papel de estos en la caída de Weimar. Turandot o El congreso de los blanqueadores pertenece a un conjunto literario amplio que trata sobre el mal uso del intelecto, en el que se inscriben también la novela La caída de los tuis, el volumen de relatos Historias de tuis, las piezas cortas Farsas tuis y los ensayos de El arte de lamer y otras artes. El tema del lugar que ocupan los intelectuales en la sociedad, así como el compromiso de los mismos, ya había sido tratado con anterioridad en otras obras, como es el caso de Galileo. En Turandot, mediante un escenario ubicado en la China imperial, pero que recuerda alegóricamente a la república de Weimar, se presenta un conflicto que tiene que ver con la distribución de los bienes y la cuestión del trabajo en la sociedad. La decisión del emperador de llevar a cabo una manipulación de la economía, escondiendo en los almacenes imperiales los excedentes de la cosecha para conseguir incrementar los precios del algodón y así obtener beneficio de la inversión que previamente había realizado, desencadena una serie de protestas por parte del colectivo de los Sastres (Kleidermacher) y del de los Sin Trajes (Kleiderlosen), ambos liderados por Kai Ho. La medida adoptada por el emperador genera la necesidad de encontrar una justificación y una legitimación que es encargada a los intelectuales

al servicio del régimen, de manera que se convoca un Congreso extraordinario de tuis, una suerte de concurso de mentiras en el que al intelectual que consiga responder de manera más convincente a la pregunta “¿Dónde está el algodón?” le será concedida la mano de Turandot, la hija del emperador. Estos intelectuales, llamados tuis (término que se forma a partir de Tellekt-Uell-In, un juego de palabras de Intellektuell), cumplen una función muy específica en la sociedad capitalista: la de difundir y legitimar la versión oficial que establece la ideología dominante, esto es, la ideología burguesa, con el fin de sostener las estructuras y las relaciones de producción del modelo capitalista. De este modo, son intelectuales que ponen el pensamiento al servicio de la explotación y de los intereses de la clase dominante. En el modelo educativo de la sociedad china planteado en la obra, representado por la Escuela de los tuis, la educación es tratada en términos de compra-venta, de manera que los aprendices de tuis tienen que pagar un precio muy alto para convertirse en intelectuales, y lo mismo ocurre después, una vez que llegan a serlo, pues venderán opiniones a quien pueda comprarlas: “¿Qué haces con el pensamiento? Es lo más noble que tiene el hombre y tú lo conviertes en un negocio sucio”, le dice el campesino Sen a uno de los tuis. El pensamiento, la educación, la cultura y el arte se mercantilizan y dejan de cumplir con un propósito transformador y revolucionario para ponerse al servicio del capital. Al Congreso acuden numerosos tuis, pero ninguno de ellos tendrá la habilidad y la capacidad suficientes para convencer al emperador, sino que lo único que consiguen es avivar el conflicto, de manera que el Estado se ve obligado a intervenir, reprimiendo y persiguiendo a los intelectuales. Finalmente, Gogher Gogh (personaje que representa a Hitler), un aspirante a tui que no había sido capaz de aprobar 9

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