¿Democracia peruana o Crónicas de una muerte anunciada? Detrás del cinismo, las estadísticas de aprobación presidencial y conflictividad social

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Descripción

UNIVERSIDAD DE LIMA

ESCUELA UNIVERSITARIA DE HUMANIDADES FACULTAD DE COMUNICACIÓN

Tesis de Licenciatura

¿DEMOCRACIA PERUANA O CRÓNICAS DE UNA MUERTE ANUNCIADA? Detrás del cinismo, las estadísticas de aprobación presidencial y conflictividad social

Kate Susan O´Connor Farfán

Lima, Mayo de 2014

ÍNDICE

Introducción…….………………………………..………………………………………………....5

I. Crónicas de amor y odio……………………………….…………………………………….…9 ¿Por qué Alejandro Toledo decidió apoyar la candidatura de Ollanta Humala en las elecciones de 2011? Haciendo referencia a los últimos procesos electorales en Perú, este capítulo propone una aproximación inicial al cambio en las estrategias discursivas, frente al electorado, usadas por estos políticos en relación a sus propias candidaturas y la del contrario. De fondo, las inconsistencias encontradas a este nivel empezarán a dar forma a lo que luego será reconocido como posibilidad de homologación y que derivarían en un cuestionamiento medular: ¿Realmente existe alguna diferencia entre ellos o estaríamos refiriéndonos a dos versiones de un mismo patrón?

II. La democracia deformada y el ciudadano inexistente………………..……………..….…16 Esta sección se aboca a reflexionar sobre una impopular pregunta en el mundo contemporáneo: ¿Podemos hablar de Democracia? De este modo, termina perfilándose la distancia entre Democracia Conforme y Democracia Deforme en Perú, exponiendo además sus principales retos, limitaciones y necesidades.

III. Seducción: De líderes a impostores……………….…..…………...………………..…..…20 Explora cómo la figura del líder, haciendo hincapié en el liderazgo político, ha variado con el paso del tiempo debido a la pérdida del prestigio requerido para legitimarlos. ¿Qué tan sostenible o insostenible es la situación si nuestras autoridades construyen meras puestas en escena y han olvidado la necesidad de sostener pasión real detrás de sus propuestas? En paralelo, también empieza a darse forma a la potencial aparición de una nueva tenencia en el entorno sociopolítico cuyo análisis se vuelve fundamental con el paso del tiempo: la recurrencia vista como el incumplimiento sostenido entre promesa y accionar.

IV. El arte del engaño: Hacer política en el Perú…..………………………….…………...…26 El presente acápite devela en qué consiste la lógica de la cruzada usada como estrategia por los políticos Alejandro Toledo y Ollanta Humala para conseguir acceder al poder en sus respectivos periodos de gobierno. ¿Cuáles son los rasgos fundamentales de las propuestas discursivas de cada uno? De igual modo, este capítulo apunta hacia las consecuencias que dicha lógica trajo sobre las líneas de fractura existentes previamente y el sostenimiento de la problemática de la exclusión social en el país.

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V. Como si fuera cierto……………...….………………….……………...…………..……..…32 Se analiza semióticamente los discursos de promesa construidos por los dos candidatos a la presidencia trabajados como ejemplo principal (Alejandro Toledo y Ollanta Humala), a fin de exponer a detalle las estrategias detrás, sus similitudes y diferencias. Del mismo modo, se establece una diferenciación entre lo que será denominado Contrato democrático y Contrato político electoral. El objetivo es indudable: presentar la instancia inicial a partir de la cual se crea la tendencia de la recurrencia sugerida antes.

VI. Detrás del telón…………………….…….…………………………..……………..…..….…47 Completando la lógica del capítulo anterior, el capítulo presenta el análisis del accionar político de Alejandro Toledo y Ollanta Humala inmediatamente después de asumir a la Presidencia de la República partiendo de la situación discursiva en la cual se encontraban al ser electos.

VII. Matemática del desengaño…………………………..…………….………………….....…57 Propone un modelo semiótico tensivo inédito, hecho a medida para presentar la confluencia de dos tendencias paralelas actuando en el escenario político peruano: el ya perfilado fenómeno de la recurrencia y la elasticidad de la confianza como fuerza contraria. Todo ello, a partir de la introducción del concepto del desengaño, y buscando dar forma al vaivén del creer de la población a lo largo del tiempo. El esquema, entre otras cosas, explica la situación actual y da algunas luces sobre el futuro de continuarse sin cambios.

VIII. Las guerras del no-creer…………….……………..…..………………………………..…61 Realiza un profundo análisis respecto al divorcio entre acción y posibilidad de creer en el electorado; es decir, plantea la distancia existente entre el hacer-votar y el hacer-creer. De este modo, expone a su vez los efectos nocivos del marketing político y el fenómeno de la recurrencia.

IX. Horizonte de sucesos……………….……..………..……….………………………………69 A través de una radical analogía con los agujeros negros, el capítulo ahonda en el potencial impacto a futuro del sostenimiento de la tendencia de la recurrencia y el fin de la elasticidad de la confianza. Así también, se utiliza una perspectiva distinta a la tradicional para leer los porcentajes de aprobación presidencial, cruzando tanto las cifras obtenidas por los tres últimos mandatarios como la evolución en el número de conflictos sociales en el país dentro del mismo periodo de tiempo.

X. Paralelo al conflicto social………………..…..………….……………..…………….…...…75 En esta sección se hace una breve aproximación al impacto que ha tenido la situación de la confianza de la población respecto a sus autoridades sobre la conflictividad social; es decir, considerando también cómo ello ha impactado la relación entre las empresas privadas y la población.

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XI. Estado de alerta………..….…..….…..………..………………………………................…80 A modo de conclusiones y recomendaciones finales, este último capítulo establece avisos fundamentales para dos sectores importantes: la clase política y empresas privadas.

Bibliografía………..……….…..….………….…………………….……………….................…84

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INTRODUCCIÓN

La actividad política, como la conocieron generaciones pasadas, ha entrado en un irreversible proceso de transformación y crisis que ha visto afectadas sus prácticas, discursos, efectos y requerimientos. En Perú, esta condición únicamente ha servido para contribuir a ahondar las grietas previas formadas en nuestras relaciones sociales, desenmascarando los problemas centrales pendientes de resolución. Así pues, se presume que la discursividad expresada en el accionar de los innumerables políticos que se han sucedido desde la última democratización nacional ininterrumpida –tras la segunda elección de Fernando Belaúnde Terry–, ha contribuido a la consolidación de un imaginario popular en relación al Estado, que está expresado tanto en las fluctuaciones de los porcentajes de aprobación resultante de las encuestas de opinión como en la reactividad de su conducta. Partiendo de ello se ha podido realizar un análisis de corte semiótico que permitió la traducción e interpretación de signos y significados encontrados en los relatos de campaña postulados por candidatos presidenciales, en contraste con su ejercicio posterior a la asunción del cargo. Se trata de la configuración de perfiles homologables a partir de la contraposición de discursos que ha dado como resultado el hallazgo de una recurrencia entre lo dicho y hecho por todos aquellos. Buscando hacer más concreto al objeto de estudio, se ha centrado la mirada únicamente en los casos de Ollanta Humala y Alejandro Toledo; sin embargo, esta investigación nace con la inclinación a ampliar su envergadura para incluir también las figuras de Alan García y Alberto Fujimori hasta lograr una cuádruple comparación tanto ideal como equivalente. Ahora bien, la historia política del Perú ha estado marcada por una serie de acontecimientos que han influido en el devenir de la construcción republicana tras 5

la independencia del dominio español. Ciertos autores incluso mencionaron la existencia de un nacional. “Esta concepción (…) supone que el Perú ya existía antes de la llegada de los españoles, así como que también ya existían los “peruanos”. No era así, ciertamente. (…) [Lo] que existía era (…) un conjunto de grupos étnicos diversos, con relaciones a veces conflictivas entre ellos.” (Contreras & Cueto, 2007, págs. 39-40) La premisa pone de manifiesto la inexistencia de capital social, como red de relaciones soportada en la confianza, que sirviera de base para la construcción de una Democracia sólida. En ello queda sugerida la pregunta sobre la cual convendría repasar: ¿Qué caracterizó el primer siglo y medio de la historia política del Perú moderno? Una

sucesión

administraciones

de

gobiernos

militares

fueron

democráticos, moneda

golpes

corriente

de

durante

estado

y

décadas,

precisamente por la falta de una identidad nacional desarrollada. En 1980 se dio inicio a la etapa democrática de forma permanente, pero esta estuvo acompañada por el flagelo terrorista. La guerra interna condicionó la época y sus relatos hasta convertirse en su elemento central, anulándose así el inicio de consensos sobre temas estructurales. Por tanto, la atenuación en la escala del conflicto a principios de los 90´s marcó un quiebre trascendental. “All studies addressing the issue of the social construction of threat have shown that the construction of social enemies is seen as essential to the very defining of the mainstream society and the further maintenance of its cohesion.” (Bigo, 2008, págs. 61-62) Todos los estudios aludiendo a la temática de la construcción social de la amenaza han mostrado que la construcción de enemigos sociales es vista como esencial para la mayor parte de la sociedad y el futuro mantenimiento de su cohesión.1 El caso peruano tuvo por enemigo construido a uno doméstico que sirvió para unir a aquellos auto-identificados como no-terroristas con el resto de la masa anónima y víctima de la violencia. Sin embargo, el problema estuvo en la imposibilidad de certeza al determinar dónde se dividían unos de otros. La 1

Traducción propia.

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construcción de la identidad nacional tuvo que ser pospuesta por fuerza de las circunstancias y reemplazada por un simulacro temporal del cual nunca nos libramos. Fujimori se presentó como algo más que un outsider salvador o neo libertador de peruanos que aún no habían terminado de encontrar un motivo de unión. Su década de gobierno empezó, pues, con una victoria –económica y militar– tan dramática a nivel psicológico que terminó influyendo en la percepción popular de su imagen. Más allá de su rol en ese sentido, los vaivenes de aceptación que experimentó se vieron naturalmente condicionados por circunstancias ajenas. Igualmente, cabría nombrarlo como la primera piedra de una serie de recurrencias que perduran hasta nuestros días. Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala fueron los presidentes que se sucedieron desde el segundo “rescate” –considerando la Independencia como el primero– y siguieron, más allá de sus particularidades, una trayectoria que puede develarse como más similar de lo que cualquiera de ellos preferiría reconocer. Son dos lógicas básicas de fondo las que se han presentado intercaladas en el espacio de 25 años: Cruzada y Salvación. La primera, encarnada tanto por Alejandro Toledo como Ollanta Humala implicó la construcción de un discurso sobre la supuesta lucha contra el sistema como aval para acceder a la presidencia. Si Toledo tuvo la Marcha de los Cuatro Suyos, Humala aprovechó su recorrido más disperso por el Perú para pregonarse como aquel que reformaría el orden político. La clave era proponerse como única alternativa a lo corrupto y foráneo o recuperación ética nacionalista. Alberto Fujimori y Alan García quedaron en la segunda categoría por ser los contendientes de amenazas perfiladas como apocalípticas; mientras Fujimori se enfrentó al terrorismo y crisis económica, García lo hizo contra la atemorizante imagen del Humala de 2006. Constituyen el intento de vender nuevos rescates nacionales, cada uno con las particularidades del periodo electoral en cuestión, pero que demuestran en conjunto la falta de evolución del enfoque político empleado por candidatos y sus partidos. Empero, el territorio de mayor interés denota las similitudes entre todos 7

ellos y se halla en la repetición del modelo signado por la incoherencia. Vemos que los mensajes construidos en las etapas de candidatura transmitieron expectativas que resultaron no ser siempre corroboradas en la práctica. En este sentido, Alejandro Toledo y Ollanta Humala serán tomados como ejemplo para dilucidar el patrón que busca ser denunciado a partir de sus acontecimientos medulares: el “Arequipazo” y “Conga”. Los dos serán examinados en las fases de promesa del candidato y acción presidencial para así revelar una situación que ha terminado por impactar la forma en la cual los peruanos perciben la vida política y su rol como ciudadanos: el fenómeno del no-creer. Especialmente, en el caso de las generaciones más jóvenes e, incluso, extrapolándolo a cómo influye en las relaciones de poder Estado – ciudadanos y empresa privada – ciudadanos.

Semiotic studies of political language look at processes and structures of signification and how they privilege particular political interpretations. (…) Between humans and the world they experience signs. Signs are social productions. The meanings for signs are found in codes that organize perceptions with rules of categorization and relationship. (…) Power is related to semiotic codes (Stuckey, 1996, pág. 43). Estudios semióticos del lenguaje político apuntan a procesos y estructuras de significación y cómo ellas privilegian interpretaciones políticas específicas. (…) Entre los humanos y el mundo ellos experimentan signos. Los signos son producciones sociales. Los significados para los signos se encuentran en códigos que organizan percepciones con reglas de categorización y relación. (…) El poder se relaciona con códigos semióticos.2 Si la política es una expresión del poder y este se relaciona con la Semiótica, resulta natural y conveniente realizar un análisis de este tipo, además de establecer un vínculo con el flujo del clima social y realizar interpretaciones que ayuden a brindar algunas proyecciones de la situación futura en el Perú.

2

Traducción propia.

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I. Crónicas de amor y odio

¿Por qué Alejandro Toledo habría decidido apoyar la candidatura de Ollanta Humala?, fue una de las preguntas con mayor resonancia en la mente de los votantes durante la segunda mitad del proceso electoral de 2011 y, tras tres años de accidentada gestión, todavía puede cuestionarse si continúa vigente o en qué sentido lo haría. Recordemos que la vorágine mediática y el desconcierto de algunos incentivó los cuestionamientos a esta “inesperada” alianza que, durante el debate presidencial previo a la primera vuelta, habría sido considerada impensable para el esquema inicial planteado. Ahora bien, siempre fue situación cotidiana en la “democracia peruana" el contemplar a los partidos políticos asociarse supuestamente en aras de la concertación o velando por la gobernabilidad; allí no radicó la incomodidad. Tampoco el haberse enfrentado en una encarnizada lucha por garantizar el desprestigio del otro frente al electorado hasta días antes del viraje constituyó el elemento

crítico.

¿Se

trató,

en

realidad,

de

actitudes

democráticas

desinteresadas? Evidentemente, la mera pretensión llevaría a hacernos pecar de inexpertos, porque el desinterés nunca ha sido un concepto aplicable a lo político.

Tú tienes que elegir, ya no entre cinco candidatos, sino entre el futuro del crecimiento económico en democracia que nosotros representamos o el “salto al vacío”. Escoger entre el crecimiento económico con rostro social, con distribución, para un país más justo, más inclusivo, o el modelo de estado interventor, estatista, que ahuyenta las inversiones, que trae inflación, desempleo y más pobreza. Escoger entre seguir paso a paso el país que más crece en América Latina o acercarnos a la idea de Venezuela, Bolivia, Nicaragua que ha traído más conflicto social entre hermanos. (Alejandro Toledo. Debate presidencial de la 1era vuelta del 2011)3 Alejandro Toledo hizo esta declaración con la evidente intención de trazar una línea divisoria que separara su propuesta política de la realizada por Gana Perú y, pese a no hacer una alusión directa, el mensaje fue claro. Mencionar a 3

Anexo 1. Cita textual extraída del video de la intervención inicial de Alejandro Toledo en el debate presidencial por la 1era vuelta electoral del 13 marzo de 2011. En: http://www.youtube.com/watch?v=pZp4VhIvZ0M (18/07/13).

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Venezuela en un contexto de críticas a Ollanta Humala por su vinculación con Hugo Chávez, presidente considerado antidemocrático y dictatorial, expone la misma lectura sobre aquel. Es decir, para Alejandro Toledo, de acuerdo al esquema de polaridades que nos dibujó, votar por Ollanta Humala sería apostar contra la estabilidad del país y la Democracia misma.

Plano de la Expresión

Plano del Contenido

HUMALA

TOLEDO

Inseguridad

Seguridad

Dictadura

Democracia

Hoy ya es momento de elegir. No solo de elegir un candidato; es momento de elegir el futuro. Entre el retroceso y el crecimiento, entre el ayer y el mañana. Invertir más en nuestra gente, sí. Hacer revolución de la educación, sí. Terminar con la violencia en las calles, sí. Más salud de calidad, sí. Pero, cambio en la Constitución, no. Ahuyentar la inversión, no. Las estatizaciones de las empresas, no. Retroceder, jamás, comandante Ollanta. (Alejandro Toledo. Debate presidencial de la 1era vuelta del 2011)4 Conforme avanzó en su discurso fue reforzándose el entramado de semisimbolismos que terminaron por radicalizarse en su carga semántica hasta perfilar un 5 generado en conjunción con el discurso mediático. Dicha oposición llevó a la misma pregunta planteada desde el inicio: ¿Por qué Alejandro Toledo habría decidido apoyar la candidatura de Ollanta Humala? Es complicado de entender para nuestra sociedad por qué apoyar una candidatura a la que se criticó con tanta efusividad, en especial al considerar los ataques que el propio Humala le lanzó a lo largo de la campaña para resaltar su poca credibilidad.

También sabemos que el señor Toledo es una persona adicta a mentir. Miente hasta que la realidad le contrasta y lo obliga a reconocer. Ya lo 4

Anexo 1. Cita textual extraída del video de la intervención final de Alejandro Toledo en el debate presidencial por la 1era vuelta electoral del 13 marzo de 2011. En: http://www.youtube.com/watch?v=E9WoAo7BuNg (18/07/13). 5 Concepto extraído de la propuesta teórica de Pierre Bourdieu (1999) para referirse a las imágenes mentales construidas y transferidas por el discurso mediático.

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hemos visto en el pasado cómo mintió sobre un hecho personal y, al final, tuvo que reconocerlo. Así que cuando el señor Toledo pone su cara de sorpresa, de autogol, como decimos, a decir que no sabe nada, yo no le creo. (Ollanta Humala. Entrevista en Primera Noticia el 21 de febrero del 2011)6

Plano de la Expresión

Plano del Contenido

HUMALA

TOLEDO

Sinceridad

Mentira

Héroe

Villano

Humala trae a colación un hecho ampliamente conocido –reconocimiento de la paternidad de Toledo a su hija ilegítima Saraí– con la intención de desautorizarlo

públicamente,

exacerbando

la

personalización

en

la

que

usualmente se cae. Así también, hace énfasis en el escándalo de wikileaks que involucró a Alejandro Toledo7 para socavar su sentido democrático y ponerlo en tela de juicio.

Ahora vemos cómo estos malos peruanos utilizan el poder económico y creen que el Perú es una colonia, es un virreinato donde lo que se elige no es un presidente sino un virrey. Yo creo que el señor Toledo está descalificado moralmente para asumir la Presidencia de la República. (Ollanta Humala, Entrevista en Panorama del 20 de febrero de 2011)8 Es en este escenario que cabe preguntamos cómo podrían, luego, aparecer ambos tomándose las manos, palmeándose las espaldas y sonriendo ante el anuncio de respaldo y todas las implicancias que ello trae consigo. ¿No resultaban ser propuestas políticas diametralmente distintas? ¿Qué semejanza encontraron

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Anexo 2. Cita textual extraída del video de la entrevista en Primera Noticia a Ollanta Humala el 21 de Febrero del 2011. En: http://www.youtube.com/watch?v=sDsqZc4Ww-A (18/07/13). 7 Escándalo desatado en Perú tras la exposición de un cable donde se confirmó la visita a la embajada estadounidense realizada en 2005 por Fernando Rospigliosi, como ex funcionario del gobierno de Alejandro Toledo, para solicitar apoyo contra la candidatura de Ollanta Humala. 8 Anexo 3. Cita textual extraída del video de la entrevista en Panorama a Ollanta Humala el 20 de Febrero del 2011. En: http://www.youtube.com/watch?v=n3aC7lyR6N8 (18/07/13).

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en medio de las ventiladas diferencias? ¿Es que realmente encontraron semejanzas o, como es habitual, se trató únicamente de asegurar beneficios?

Alejandro, te agradezco bastante la decisión que has tomado el día de ayer y, como he dicho permanentemente, para nosotros esto significa una oportunidad para ganarnos la confianza no solo de Perú Posible sino del país entero. (Ollanta Humala, Conferencia de prensa tras el anuncio del apoyo de Perú Posible a Gana Perú)9 Ollanta Humala habría descompuesto el nexo que intentó construir un par de meses atrás al relacionar a Toledo con las ideas de /mentira/ o /deshonestidad/ para reemplazarlas por la de /garantía/. A la par, Alejandro Toledo eliminaba la idea de que votar por Humala implicaba /riesgo/ o /apuesta/ del futuro nacional; es decir, ser /inconscientes/. En su lugar, quería insertar otra noción para la cual elegir a Gana Perú implicara ser /conscientes/. Ambos ven en la alianza la oportunidad para entrar en conjunción con la competencia del 10 visto como: facilidades para tener una mejor performance durante el proceso electoral (Humala) o aseguramiento de una posición preponderante dentro del siguiente gobierno (Toledo).

Entendemos que el rol que el pueblo peruano nos ha conferido como resultado del presente proceso electoral es custodiar y defender decididamente la gobernabilidad democrática. Así interpretamos el mandato. El Comité Ejecutivo Nacional, La Comisión Política y el presidente del partido (…) han decidido apoyar sin ambigüedades la candidatura de Ollanta Humala y constituirse en severo vigilante de la Democracia, de la libertad de expresión, de los derechos humanos, de la inversión pública y privada, el crecimiento económico con inclusión social. En consecuencia, quiero que quede claro, este apoyo sin ambigüedades no es un cheque en blanco. Seremos celosos vigilantes (…) Hemos instado a nuestros militantes a

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Anexo 4. Cita textual extraída del video de la conferencia de prensa tras el anuncio del apoyo de Alejandro Toledo a Ollanta Humala en 2011. En: http://www.youtube.com/watch?v=JXCKNkouNqs (18/07/13). 10 Concepto extraído de la Teoría de la Acción propuesta por Greimas.

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ejercer un voto de conciencia. (Alejandro Toledo, Conferencia de prensa de Perú Posible para anunciar respaldo a Gana Perú el 26 de Mayo del 2011)11 Frente a la audiencia que los observaba, ellos modificaron sus estrategias de 12 a fin de aumentar las posibilidades de contribuir al hacer hacer o hacer - no hacer que resultara más adecuado y/o ventajoso para los intereses políticos de ambos. El siguiente cuadro permite visualizar el enfoque de seducción empleado y los cambios en los objetos o juicios de valor positivos (+) o negativos (-).

Electorado (Manipulado) Alejandro Toledo (Manipulador 1) Pre alianza: PROVOCACIÓN Hacer-no hacer: Votar por Humala - Jv: Ser personas inconscientes y antidemocráticas.

Ollanta Humala (Manipulador 2) Pre alianza: TENTACIÓN Hacer-hacer: Votar por Humala + Ov: Mejor futuro

Pre alianza: INTIMIDACIÓN Pre alianza: PROVOCACIÓN Hacer-no hacer: Votar por Humala Hacer-no hacer: Votar por Toledo - Ov: Destruir futuro - Jv: Avalar la mentira o “ser malos” Pre alianza: TENTACIÓN Hacer-hacer: Votar por Toledo + Ov: Proteger futuro

Pre alianza: INTIMIDACIÓN Hacer-no hacer: Votar por Toledo - Ov: Futuro sin mejoras

Post alianza – ADULACIÓN Hacer-hacer: Votar por Humala + Jv: Ser personas conscientes y democráticas.

Post alianza: ADULACIÓN Hacer-hacer: Votar por Humala con apoyo de Toledo + Ov: Darle una oportunidad o “ser buenos”

Post alianza: TENTACIÓN Hacer-hacer: Votar por Humala + Ov: Proteger futuro

Post alianza: TENTACIÓN Hacer-hacer: Votar por Humala + Ov: Mejor futuro

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Anexo 5. Cita textual extraída del video de la conferencia de prensa de Perú Posible para anunciar respaldo a Gana Perú el 26 de Mayo del 2011. En: http://www.youtube.com/watch?v=ZWjAW4QZQo (18/07/13). 12 Concepto extraído de la Teoría de la Manipulación propuesta por Greimas. En ella, el término queda desprovisto de toda carga connotativa y únicamente se enfoca en las estrategias que emplea de un sujeto sobre otro para llevarlo a realizar o no una determinada performance.

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El juego entre ambos, en el fondo, sirve para demostrar que la noción de democracia

y consecuencia con las ideas varía sin requerir la existencia de

prácticas nuevas que justifiquen el cambio. Indudablemente, ello contribuye a la proliferación de cuestionamientos sobre la credibilidad de ambos. ¿Toledo no estaba convencido de que votar por Humala significaba empeñar el futuro? Y, para Humala, ¿acaso Toledo, al convertirse en su aval borró mágicamente las evidencias de su falta de sinceridad? No se trata de eso. El antagonismo y la posibilidad de lucha han sido históricamente bases de lo político pues, como Carl Schmitt propuso, la distinción entre y resulta natural al “(…) marcar el grado máximo de intensidad de una unión o separación, de una asociación o disociación (…) sin necesidad de aplicar simultáneamente (…) otras distinciones morales, estéticas, económicas y demás.” (Schmitt, 1991, p.57) La construcción del enemigo común sería así el punto de partida de las estrategias de campaña emprendidas por ambos personajes. Ahora bien, debe tenerse presente que este “(…) enemigo político no necesita ser moralmente malo, ni estéticamente feo; no hace falta que se erija en competidor económico (…). Simplemente es el otro, el extraño, y (…) basta con que sea existencialmente distinto (…).” De acuerdo a esta lógica, el enemigo de mi enemigo vendría a ser mi amigo y un “(…) antagonismo (…) de cualquier clase se transforma en oposición política en cuanto gana la fuerza suficiente como para agrupar de un modo efectivo a los hombres en amigos y enemigos.” (Schmitt, 1991, p.67) Toledo se aliaría con Humala porque Keiko Fujimori se quería procesar como el verdadero Otro. En el fondo, la incongruencia detectada en la situación no se hallaba en la acción de convertir un anterior en para así enfrentar un enemigo común superior, sino que ni Humala ni Toledo habían conseguido terminar de transmitir al electorado cuál es el valor que acercaba o alejaba. La desazón no estaba en que Ollanta Humala y Alejandro Toledo pudieran llegar a asumir el rol de contra un enemigo común, sino que esto expuso la duda sobre la que realmente vale la pena profundizar: ¿en algún momento Toledo y Humala

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tuvieron una separación suficiente para ser leídos como existencialmente disímiles? Más allá de las declaraciones y evidencias habituales presentadas para fundamentar los cambios en la toma de posición, queda espacio para presentar una circunstancia alternativa que haga perder importancia a develar la naturaleza de esta sociedad transitoria. Después de todo, ¿realmente existe alguna diferencia entre Alejandro Toledo y Ollanta Humala o estaríamos refiriéndonos a dos versiones de un mismo patrón? Contraria a la opinión masificada al respecto, resulta ser más certera esta propuesta marginal como se evidenciará en instancias posteriores.

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II. La democracia deformada y el ciudadano inexistente

Latinoamérica y, en general, el mundo occidental ha comprado y vendido desde hace décadas a la Democracia como si fuera la única alternativa viable de sistema político para el desarrollo de las naciones. Los partidos han exaltado habitualmente sus bondades y convertido a políticos ordinarios en héroes de su defensa. Partiría de considerarla un conocimiento de , en términos de Van Dijk, quien presenta este como “(…) la base de toda interacción y comunicación de una sociedad y [que] generalmente se da por supuesto en el discurso. Este tipo de conocimiento por lo general no se discute, está fuera de las controversias, se da por sentado (…).” (Van Dijk, 2009, pág. 271) Esa democracia conforme que se defiende nacería con ciertos principios que pueden resumirse en: garantizar la participación ciudadana, igualdad, libertad de expresión, libertad para elegir, competir o ser elegido, conciencia sobre derechos y responsabilidades, instituciones con funcionamientos correctos, gobierno eficaz y transparente, educación cívica, responsabilidad, reflexión y tolerancia. (UNESCO, 1997) La contraparte de dicho enfoque está afianzada en el cuestionamiento que también se hace a nivel mundial al sistema por haber servido durante demasiado tiempo como caballito de batalla para acceder a las diferentes instancias del Poder. “Aristotle and other ancient critics of democracy argued that it inevitably degenerated into rule by the orators and ultimately into tyranny. The bigger and more passive the audience the more that is likely to happen.” (Burnheim, 1989, pág 3) Aristóteles y otros antiguos críticos de la democracia arumentaban que ella inevitablemente degeneraría en norma por los oradores y al final en tiranía. Cuanto más grande y pasiva es la audiencia más probable es que ello suceda.13 Es precisamente en esta última observación que podríamos encontrar el primer desvío democrático que acontece en el Perú: los políticos y partidos se han recostado en la breve efervescencia de una audiencia, más bien, pasiva. ¿Cómo podríamos hablar de democracia cuando una gran mayoría de la población ha 13

Traducción propia.

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limitado su labor ciudadana al acto del voto y la juventud ilustrada se ha conformado con la queja en redes sociales o la protesta desorganizada al servicio del espectáculo mediático? “Moreover, if the point of democracy is that good decisions (…), should be made, it is questionable whether people can know enough to make rational decisions on the very large range of issues that have to be faced.” (Burnheim, 1989, pág 3) Más aún, si el sentido de la democracia es que buenas decisiones (…), sean tomadas, es cuestionable si las personas saben suficiente para tomar decisiones racionales sobre la mayor parte de temas a los que tendrán que enfrentarse.14 La democracia a la cual se ha hecho mención, con diversos grados de intensidad durante las últimas dos décadas, ha comprobado ser más una democracia deforme en el contexto político peruano. Este ha sido preso no únicamente de la escasa participación propositiva –limitados a la participación de protesta o reactiva– sino también del resquebrajamiento institucional y la desaparición de las estructuras partidarias que han derivado en el réquiem de ideologías que antes eran el cohesionador de las masas ciudadanas. En el mundo contemporáneo

y

posmoderno,

siguiendo

a

Lyotard15,

habrían

muerto

precisamente aquellos grandes relatos que antaño significaban. Es pues que, en este contexto ocurrió el desinflamiento de la importancia concedida a los partidos políticos estructurados bajo una propuesta ideológica en beneficio de la aparición de agrupaciones que orbitan alrededor de figuras carismáticas de corte personalista. No deberíamos arriesgarnos a afirmar que los partidos políticos han “desaparecido” por completo, más bien, han perdido su robustez anterior hasta convertirse en sombras limitadas en capacidad de movilización e intervención como actores. Romeo Grompone considera, por ejemplo, en relación al fortalecimiento de los partidos, que se necesita reformas.

14 15

Traducción propia. Idea extraída del planteamiento de Jean-François Lyotard (1989).

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La vigencia de las organizaciones políticas requieren de una democratización interna que realce la contribución de los adherentes y legitime a los representantes junto a las listas bloqueadas y cerradas en que los partidos establezcan órdenes de relación confiables que aseguren competencia política de quienes sean elegidos y niveles mínimos de confianza acerca de sus compromisos; ello no ha ocurrido con el voto preferencial. (Grompone, La Escisión inevitable: partidos y movimientos y en el Perú actual, 2005, p.200) Sin embargo, ¿cómo sería posible hablar de democratización interna cuando aquello entendido por democrático ha caído en la ambigüedad y ha atravesado un manoseo sistemático? Simplemente, es imposible.

Verdad

PARECER (Conforme) Mentira

Secreto

SER (Deforme)

NO PARECER (Deforme)

NO SER (Conforme)

Falsedad

A partir de la nueva tipificación de la Democracia que ha sido propuesta, es oportuno expresar a través de un ejercicio de veridicción cómo es que ella se ha mostrado a los peruanos, en condición de electores, por ser jueces de la imagen democrática del Perú que se ha intentado proyectar desde el sistema oficial promoviendo una mentira insostenible con el paso del tiempo. Si bien la Democracia en Perú parece ser conforme a los principios de la Declaración Universal, es deforme en la práctica, pues incumple silenciosamente con gran parte de los mismos. 18

Por ello, tampoco resulta apropiado mencionar la presencia o accionar de “ciudadanos” en un sistema que no ha formado a su población como tales. La creencia de que todo Estado necesariamente los posee, sería solo una mentira convertida en incuestionable por el consenso social y tradición. Después de todo, el bajo nivel educativo del peruano promedio únicamente puede llevarlo a alejarse de la expectativa democrática de hombres o mujeres con conocimiento de sus derechos, deberes y conciencia reflexiva que lleve a decisiones responsables. De acuerdo a este orden de las cosas es que se hace referencia a un ciudadano inexistente que se ha querido hacer pasar como real para mantener el statu quo. El primer paso para intentar comprender el contexto social y cívico en Perú, junto a sus innumerables problemáticas, es reconocernos como una población que no es ni actúa con ciudadanía en la mayoría de los casos. Por el contrario, los peruanos se encontrarían atrapados por la democracia deforme que es, ciertamente, más un ritual adaptado que democracia en sí. Asimilarlo será indispensable para poder avanzar rumbo a cavilaciones más profundas sobre el impacto que ello ha tenido en la política y la estabilidad nacional. Entonces, ciudadanía –desde una mirada más semiótica– debería definirse puntualmente como performance colectiva de auto-enjuiciamiento; sin embargo, requeriría la participación de múltiples sujetos que se reconocieran en sus representantes y vieran la fiscalización de aquellos como auto-fiscalización. Al contrastarla con la realidad, dicha performance se torna fallida porque los “ciudadanos” peruanos no son sujetos políticos; han sido limitados a la categoría de objetos de deseo –en su función como votantes– de los políticos. La ciudadanía se ha convertido así en propuesta discursiva utópica que cree posible el gobierno de seres humanos frente a sus congéneres dentro de un marco de paz y estabilidad. La inexistencia de ciudadanos, en el fondo, nos revela la inexistencia de sujetos que actúen participativamente y hagan posible el éxito del sistema democrático.

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III. Seducción: De líderes a impostores

Como variable inicial en el juego de roles que se descubre detrás del accionar político, podemos rescatar la noción que Elías Canetti llamó . Es decir, aquel precepto cuasi-instintivo que nos forzaría a establecer divisiones respecto a un Otro –o múltiples Otros– distinto al Nosotros16 en el cual somos incluidos, cohesionados e instados al conflicto ideológico, si no físico y violento. Los partidos políticos y movimientos civiles, como si de equipos deportivos se tratara, en el fondo, parecen hacer el esfuerzo titánico de competir en el terreno del voto o afiliación, propulsados supuestamente por la energía de la pasión movilizadora que se halla en la inversión de la propia identidad para negar la de los opositores.

Uno relega algo lejos de sí a un grupo inferior, lo que presupone que uno mismo pertenece a un grupo mejor. Uno se eleva rebajando lo otro. (…) Uno mismo decide qué es lo que pertenece a lo uno y qué a lo otro. Es el poder del juez el que uno se concede de esta manera. Porque sólo en apariencia está el juez entre ambos campos (…). (Canetti, 1977, pág. 292) Rescatando los semisimbolismos que tanto Ollanta Humala como Alejandro Toledo presentaron a sus auditorios electorales durante la primera etapa de la campaña en el proceso del 2011, podemos apreciar cómo es que esta estrategia de diferenciación y jerarquías al interior de los binarismos les ha resultado útil para facilitar el reconocimiento de vínculos atribuidos arbitrariamente. Podría hacerse entonces referencia a una polarización extrema al proponer un Nosotros y Ellos que se explota repetidamente en su accionar. “A este respecto, el discurso político es parecido al etnocéntrico mayoritario respecto a las minorías.” (Van Dijk, 1999, pág 52) Así pues, uno de ellos, asumiendo la posición de juez imparcial –pese a no serlo–, buscó automatizar dichas asociaciones para la población convertida en 16

Término usado para esta apreciación en referencia al “Yo” que se construye para una situación de multitud donde se habría eliminado las individualidades, dando forma a un cuerpo único sometido a una relación de alteridad.

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nuevo juez a partir del traslado de discursos de campaña que querían dar la impresión de ser premisas irrefutables. “Los expositores políticos elaborarán así, en forma detallada, sus acciones beneficiosas propias o las de su propio grupo e historias de horror sobre sus enemigos.” (Van Dijk, 1999, pág 59) El razonamiento quedaría excluido en pos de la construcción de una identidad colectiva. La reacción de las poblaciones ante narrativas construidas bajo esta perspectiva, está supeditada a su indispensable configuración en . Canetti mencionaba precisamente, en un intento de descripción, que ella se caracteriza, entre otras cosas, por salvar . “Cuanto mayor es la vehemencia con la que se estrechan los hombres unos contra otros, tanto mayor es la certeza con que advierten que no se tienen miedo entre sí. Esta inversión al temor de ser tocado forma parte de la masa.” (Canetti, Masa y Poder, 1, 1981, pág. 4) Además, se menciona la , concebida como “(…) instante en el que todos los que pertenecen a ella [masa] quedan despojados de sus diferencias y se sienten como iguales.” (Canetti, 1981, pág. 7) Es, pues, la edificación del Nosotros que uniría, como Sigmund Freud señala desde el libro “Psicología de las masas”, . Desafortunadamente, la tendencia a formar grupos con una emoción compartida que guíe la acción, si bien fue tradicionalmente efectiva para movilizar al electorado y condensar afiliaciones políticas, hoy resulta ser inestable a causa de la construcción de una política ficcionalizada. Los políticos trabajan ahora en función de apariencias, dando así un viraje completo a una ruta que anteriormente estaba empedrada por la ideología. Las expectativas han dejado de anclarse en principios fundamentales, por el contrario, se ha priorizado oír relatos, cuentos, o historias así estos estén marcados por su propia fecha de caducidad. A través de la historia de la humanidad hemos visto la aparición de actores y situaciones que terminaron por convertirse en hitos, pero ¿dónde radica el parecido entre figuras tan ideológicamente opuestas como Barack Obama, Adolf Hitler o Teresa de Calcuta? ¿Qué los iguala o torna

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equivalentes? Serge Moscovici17 aparta los componentes tímicos18, usualmente asociados al recuerdo de los mismos, y presenta una reflexión a través de la cual sería posible homologarlos, solo en tanto, todos ellos, son ejemplos de lo que él llama: . El conductor, aparece, entonces, en la escena social como escultor que ha asumido la compleja labor de moldear a los individuos en masas con posibilidad de ser movilizadas a la acción. Además, busca alcanzar ciertos objetivos a través del impulso de la fe compartida y explotar la tendencia a la inversión que solo se condensa tras una fuerte campaña de sugestión nacida de la transformación de razonamientos en propuestas emocionales. Ello pondría de manifiesto una inclinación natural humana a la formación de colectivos para desarrollar sentidos de pertenencia que pueden ser duraderos o no.

Las ideas gobiernan a las masas, pero no se gobiernan las masas con ideas. (…) [Es] necesaria una categoría de hombres, que traducen las visiones procedentes de la razón de algunos en los actos de la pasión de todos. Por ellos, la idea deviene en materia. Son (…) hombres salidos de la multitud poseídos por una creencia (…). (Moscovici, 1985, pág. 159) Por esto, los líderes requerirían de un importante “don” para seducir con efectividad: la capacidad de despertar emociones en sus audiencias. recitó Martin Luther King alguna vez como una muletilla que apoyaba a la transmisión de su visión revolucionaria. Él tuvo un sueño y el resto creyó que era posible alcanzarlo porque mostró la pasión y convicción necesarias. ¿Qué permitió

que

este

hombre

en

concreto

calara

los

corazones

de

los

estadounidenses y fuese recordado por generaciones posteriores en todo el mundo? ¿Dónde residió la diferencia? Moscovici consideraba a la pasión un requisito

para

la

;

solo

siendo

poseídos

por

creencias,

comprometiéndonos sin dudar con ellas, anteponiendo el valor que lleva a la 17

Psicólogo social francés nacido en Rumania y, actualmente, Director del Laboratorio Europeo de Psicología Social que co-fundó en 1975. Fue ganador del premio Amalfi de Sociología y Ciencias Sociales. 18 Concepto semiótico que hace referencia a una valoración eufórica (positiva) o disfórica (negativa) realizada por un sujeto en torno a un objeto particular. A partir de su uso pueden construirse axiologías.

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acción sobre la inteligencia que retrasa la decisión por el análisis, rompiendo con el mundo que rodea y asumiendo la soledad auto impuesta del mito, lograríamos dar el salto que transporta del anonimato al protagonismo. Los líderes son, según él, fanáticos que brindan intensidad para mover los hilos más profundos. Entonces, ¿qué expresaría el valor de un líder? La oratoria, fuerza física, inteligencia, belleza o juventud parecen ser características que construyen el “carisma” pregonado generalmente como el ingrediente secreto; sin embargo, Moscovici no declara a ninguno de aquellos como la clave. Es, en realidad, el , condición natural de despertar respeto y admiración, el que terminaría por separar a los hombres comunes de los extraordinarios. Este regalo selectivo, condición de todo poder, es quien sostiene su autoridad. Agotado, un líder solo quedaría revestido de la violencia que, como la razón, resulta insuficiente frente al potencial de la seducción. Originalmente era el quien predominaba, dotando al individuo de significantes que respaldaban su condición, pero esto quedó deslucido tras la aparición del . La incursión psicoanalista de Moscovici describe la conexión entre el líder, que por regalo de nacimiento y acción personal para desarrollarlo se ha hecho de su propio prestigio, y la masa como la del seductor que ha establecido una supuesta “relación homosexual” donde todos, con excepción de él mismo, quedan desvirilizados y presos de la locura irracional a la que han sido orillados gracias a la construcción artificial de un ordenamiento rector que los separa de las masas naturales, menos peligrosas. Los conductores, al disponer de poder en situación de desigualdad, gracias al prestigio, plantearían vínculos de dominación que precisan del éxito continuo para garantizarse legitimidad. Se trata de mantener la ilusión evitando la derrota que desautorizaría.

Es preciso que un jefe sea espontáneo, igual que un actor. Sale de su pensamiento para entrar mejor en el del público. Se emociona con la multitud, con el fin de persuadirla de manera más segura. Al seducirla, se seduce a sí mismo. Vibra al unísono con las masas, reanima sus recuerdos, ilumina sus ideales, experimenta lo que ellas experimentan, antes de (…) tratar de convertirlas a sus propias opiniones. (Moscovici, 1985, pág. 178) 23

Sustituyendo lo verdadero por lo verosímil, consiguen hacer de su opinión la de los seducidos, gracias a estrategias que involucran la construcción de los espacios y uso de símbolos, la puesta en escena misma

y el discurso. La

conjunción de todos ellos permite construir la identificación y preparación necesaria para generar una predisposición favorable al mensaje emocional que intenta transmitir el conductor. La claridad y ausencia de réplica otorgan credibilidad que se ve reforzada en la repetición como mecanismo para generar obsesión y coherencia en el pensamiento. La sociedad se explicaría en las masas que la componen, así como las masas se revelan en sus líderes. Esto se debería a que, para Moscovici, mientras las primeras son incapaces de creatividad colectiva y menos inteligentes independientes, estos se tornan necesarios para conducir y permitir todos los cambios e invenciones. El resto de la masa se limitaría entonces a copiarlos y seguirlos haciendo que su inteligencia regrese, pero solo en un rango que tiene como máximo el del líder; “(…) como si después de haber (…) perdido sus facultades intelectuales (…) en las multitudes naturales, (…) vueltos por la disciplina de las imitaciones (…) ascendieran al nivel de razonamiento del jefe de la multitud artificial (…).” (Moscovici, 1985, pág. 208) Es en este sentido que pueden demarcarse las primeras discrepancias entre la teoría y práctica dentro del contexto de la política peruana. Si bien las concepciones presentadas anteriormente sugerirían a la creencia como respuesta a la seducción del conductor o líder, la situación presente de la actividad política en el Perú nos llevaría a plantear la posibilidad de que el fenómeno de la movilización electoral se pueda producir sin la necesidad de presuponer masas verdaderamente convencidas por los políticos que las “guían” ni políticos poseídos por determinadas convicciones. Es preciso recalcar que la muerte de las ideologías pesa más aquí que en muchos otros países del globo por el particular devenir de los acontecimientos históricos. Así como resulta plausible la formación de masas a partir de la creencia compartida, también sería probable que estas se formaran desde otra posición que iría de la mano con la deformación de la democracia y desaparición del 24

ciudadano. No se está negando la posibilidad de que los políticos dentro del contexto peruano sí estén poseídos por un “algo” anunciado como si se tratara de la misma pasión proyectada a la masa; sin embargo, este alineamiento no sería tan natural porque, si lo fuera, implicaría que sus intereses están verdaderamente alineados a las ideas que se intentaría postular. La incoherencia entre la propuesta y su ejecución, tratados como dos etapas independientes del político, ha demostrado que la convicción ante la carencia de ideologías se ha vuelto discurso sin correlato en el ejercicio práctico y, por tanto, puesta en la ruta para quedar desvirtuado. La pasión del líder perdió la necesidad de poseer un componente de realidad, ya que ella solo tiene importancia en la medida en que el personaje o actor político actúa como si verdaderamente la tuviera y mantiene la durante su .19 Ello se debe a que el imperio del ser o de las esencias habría cedido su lugar al del parecer o las superficies. Es preciso puntualizar que, la apariencia de pasión no es fundamentalmente condición de acceso a las instancias del poder sino para su mantenimiento legítimo en ellas.

19

La explicación aplica conceptos extraídos de la propuesta teórica realizada por Erving Goffman, sociólogo y escritor canadiense considerado uno de los más influyentes del siglo XX, a propósito de sus estudios sobre la presencia del ritual en la cotidianidad.

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IV. El arte del engaño: Hacer política en el Perú

Habiendo establecido una suposición a través de la cual es posible hallar semejanzas entre Alejandro Toledo (2001) y Ollanta Humala (2011) durante los periodos de campaña en los cuales fueron electos y sus respectivas fases de gobierno, resulta imprescindible puntualizar acerca de los rasgos comunes tanto en el modo de aproximación a las audiencias como su adaptabilidad de contenido. El compendio de evidencias para el establecimiento de similitud en el esquema de propuestas al cual se ha denominado, para facilitar su recordación, como: Cruzada, requiere un acercamiento a dicho concepto que rescate la categoría de planteada por Elias Canetti a propósito de su tipificación de las masas. Para dicho autor, aquellas aparecen como la contestación o respuesta mediante tácticas de opresión llevadas a cabo por los clásicos oprimidos frente a sus opresores habituales. Narra momentos específicos en los cuales el terreno social se encuentra apto para la gestación de “grandes cambios” como fueron, en su tiempo, los contextos electorales para Toledo y Humala.

Las revoluciones son los tiempos típicos de la inversión (…), (…) que (…) presupone una sociedad estratificada. La limitación de ciertas clases entre sí, en la que una tiene más derechos que la otra, debe haber existido durante largo tiempo (…) antes que surja la necesidad de una inversión. (…) Hombres a quienes se les está dando constantemente órdenes y que están colmados de desazón, experimentan una poderosa pulsión a deshacerse de ella. (Canetti, 1981, pág. 62) Punto de partida para esta visión es la exaltación de un componente nacional, nacionalista y étnico que pretendió inicialmente justificar su posición de reformadores del sistema, pero creando una definición arbitraria de peruanidad con el potencial de ser más elemento de quiebre que de unificación. Después de todo, ello únicamente sirvió para terminar de exponer dónde se encontraban las

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20 en la sociedad peruana y delimitar bandos para los choques –físicos y mediáticos– que se desencadenarían. A modo de vistazo inaugural a la experiencia de las problemáticas en el ejercicio político contemporáneo del país, debe reenfocarse el artículo de Carlos Meléndez que intentaba determinar por qué algunos presidentes caen y otros no, trascendiendo el tema de la muy ventilada “desigualdad social”.

Se considera como `caída presidencial´ a la imposibilidad de un presidente de culminar el periodo por el cual fue elegido en comicios populares. Se trata de salidas anticipadas originadas (…) en contextos de crisis políticas que conducen a actores [Congreso o ciudadanía] (…) a movilizar sus recursos (…). (Meléndez, 2012, p.94) La idea central sería que las interrupciones de los mandatos presidenciales dependen

del

vínculo

a

poderes

de

veto

–constitucionales

y

extra

constitucionales–, teniendo presente que así el oficialismo careciera de ambos, si los opositores también lo hacen, resultaría muy difícil que se den procesos de dicha naturaleza. Sobre esto menciona, además, que tras la salida de Fujimori, “(…) no existen las condiciones (…). Tanto los gobernantes de turno (…) como sus respectivas oposiciones (…) carecen de vínculos estables y organizados con la conflictividad social, [se trata de] (…) un escenario de débil equilibrio de poder.” (Meléndez, 2012, pág. 96) Ello llevaría a suponer, desde la perspectiva de Meléndez, que a pesar de la existencia de protestas populares en Perú, no hay consecuencias prácticas por la ausencia de representación política que reivindique el sentir de la masa. Sin embargo, el escenario nacional permite ampliar la definición de , de la mera rescisión del cargo al irreversible desgaste que tendría la figura del Presidente de la República en el ejercicio de confirmación de las recurrencias que estarían contribuyendo a la construcción del no-creer como 20

Concepto complementario al de postulado por Samuel Huntington (2005). Hace referencia a los puntos de desencuentro que propician el conflicto entre civilizaciones, entendidas desde una perspectiva cultural macro. Sin embargo, para el caso concreto al cual se está aplicándolo, reivindica las distancias existentes al interior de los grupos socioculturales que integran la nación peruana.

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nuevo modo general de enfocar la política. Es decir, la caída también ocurriría ante la desaparición sistemática del que postulaba Moscovici, cuando la puesta en escena política de la candidatura pierde la espontaneidad necesaria para sostener la interacción con las masas durante el ejercicio del cargo. Siendo que el habría muerto junto a la institucionalidad en el contexto de la democracia deforme, se revertiría la suspensión temporal del no-creer y retornaría dicho estado para generar la inestabilidad que hoy conocemos como conflictos sociales. Previo al establecimiento de las coincidencias entre ambas personalidades que resultan ser elemento medular del presente trabajo, resulta fundamental exponer las particularidades de sus perfiles y circunstancias durante los periodos de 2001 y 2011. En primer término, cabe señalar que mientras Alejandro Toledo nació en Cabana - Ancash (1946), Ollanta Humala es originario de Lima (1962), lo cual indicaría una diferencia significativa de dieciséis años entre ambos. A ello se suma la divergencia en el plano laboral o profesional. Toledo cursó estudios superiores en prestigiosas instituciones como la Universidad de Stanford y la Universidad de San Francisco para obtener su título en Economía y reforzar una formación política que lo llevaría a ser catedrático (Universidad Johns Hopkins, Universidad Waseda, Universidad de Stanford, American University, ESAN, Universidad Harvard), investigador, asesor en proyectos para organismos internacionales (BID, OIT, Banco Mundial, PNUD) y presidente del partido Perú Posible. En contraste, Humala recibió únicamente una formación castrense en el Ejército Peruano, donde trabajó hasta pasar al retiro y dedicarse exclusivamente a la política fundando el Partido Nacionalista, independiente del resto de su familia –conocida a raíz de la exposición mediática de las actividades radicales e ideas sobre el etnocacerismo o etnonacionalismo–. A nivel personal, los dos son hombres casados y tienen varios hijos respectivamente, aunque la imagen de familia que proyectan varía en relación con los escándalos vinculados o con la ausencia de los mismos. Y, como parte de sus historiales, el antagonista final en el proceso que les permitió llegar a la presidencia es miembro de la familia Fujimori. 28

En 2011 se demostró, entre otras cosas, que el ex militar Ollanta Humala logró canalizar el descontento social de los menos favorecidos al respaldarse en ambiciosas promesas y programas sociales. (Pérez, 2011, pág. 10) Por ello, precisamente, es que se convirtió en uno de los presidentes sobre los cuales recayeron mayores expectativas. Como bien señaló Melissa Pérez en su texto publicado tras la victoria electoral de Gana Perú, si Humala pretendió ser un “viento fresco” que se diferenciara de sus antecesores a los cuales dijo no encarnar, era necesario respetar sus compromisos. Desafortunadamente, en este nivel, las acciones sobre su mismo plan de gobierno ya habían dejado entrever su estilo presidencial. La hoja de ruta misma podría ser vista como un signo de inconsistencia frente a las supuestas convicciones de Humala o la demostración tangible de su falta de conocimiento sobre los temas políticos y económicos vigentes. En su momento, los votantes no parecieron percibirlo así.

“[Originalmente] (…) “La Gran Transformación”, (…) no solo critica la forma actual del libre mercado imperante en el Perú, sino que propone, (…) la creación de una “economía nacional de mercado”, “la nacionalización de las actividades energéticas” y “la renegociación de los tratados de libre comercio”. (Hidalgo, 2011) Como se dejó entrever, el origen de la situación política, económica y social del Perú se remonta a la Independencia. “La construcción de la nación peruana pasaba, en primer lugar, por levantar un Estado que fuera capaz de dirigir la formación de la nueva identidad política soberana. Asimismo de definir un proyecto para ésta (…).” (Contreras & Cueto, 2007, pág. 43) Evitando adentrarnos en territorio pantanoso al retroceder demasiado en la historia, conviene regresar al primer “Ollanta Humala” electo democráticamente del presente siglo: Alejandro Toledo. En efecto, sus propuestas programáticas son diametralmente diferentes al mirarlas desde la superficie, pero ambos construyeron popularidad y respaldo en modos muy similares, para luego “traicionar” a algunos de los electores con acciones e inacciones que escaparon a sus promesas iniciales. Toledo es un caso de estudio interesante, aunque no precisamente singular. La Marcha de los Cuatro 29

Suyos y eventos de similar naturaleza, en su momento, elevaron el discurso toledista confiriéndole un carácter mítico para aquellos hastiados del desdibujado fujimorismo. El “cholo” asumió la presidencia cuando la población sufría del “(…) debilitamiento de las capacidades y los recursos (…), la profunda erosión del sistema político y de partidos, la crisis de representación social y de confianza (…) y la corrupción (…) [que] constituyen sin duda una herencia muy pesada.” (Ballón, 2002, pág. 24) Infiriendo de esta reflexión, si el Perú sufría de un mal crónico, lo único que podría haber calmado los ánimos suficientemente para poder llevar acciones reformadoras habría sido el aseguramiento de la credibilidad. Sin embargo, ella dependía del cumplimiento fiel y, como se podía presumir, el mandatario intentó hacer, en varias oportunidades, exactamente lo contrario a sus promesas. El Arequipazo21 es la muestra incipiente de algunas de las contradicciones que anulan aquello bien gestionado. Más allá de si tras su mandato fue percibido como el de un presidente que hizo buenas obras o tomó decisiones pertinentes, el hecho de haber incumplido flagrantemente algo que le valió parte de su victoria pone en entredicho la figura presidencial más allá del compromiso en el cual queda la suya propia.

El Perú de Toledo nos confronta con un escenario paradójico en el que simultáneamente se observa una gran estabilidad macroeconómica, una profunda incapacidad de la política y un descontento social creciente en el que se multiplican los reclamos antes que las demandas que suponen intereses que pueden ser negociados. (…) América Latina toda se enfrenta a la paradoja de democracias electorales que parecen consolidarse en medio de una pobreza (…). (Azpur, 2004, pág. 9) Con Humala y el tema de la minera Conga ocurre casi lo mismo. ¿Los presidentes mienten? Sí, lo hacen. ¿Deberían mentir? El no haber experimentado otro modelo de gobierno en nuestra historia reciente hace difícil responder. Tal vez, sí… o no. Dependerá de a quién se cuestione. Al igual que en su momento la

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Nombre concedido al episodio de levantamiento popular ocurrido en Arequipa durante junio del 2002.

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oposición /Alberto Fujimori/ - /Alejandro Toledo/ pudo haber implicado la elección entre la corrupción o inmoralidad y la transparencia o moralidad, la campaña de 2011 renovó la misma dualidad. /Keiko Fujimori/ - /Ollanta Humala/ se midieron en una dura batalla por la conquista del electorado peruano, siendo desde el punto de vista de la candidatura de él una nueva elección entre el recuerdo (pasado) de la corrupción e inmoralidad y la esperanza (futuro) de la transparencia y moralidad. Un retoque discursivo fue, así, suficiente para envolverlos en un manto frágil de misticismo que los potenció. Alonso Cueto rescataba una pregunta lanzada por Augusto Álvarez Rodrich, tras haber expuesto en un artículo previo a las elecciones 2011 la disputa en segunda vuelta casi como una lucha épica entre dos candidatos de extremos: ¿Cómo justificamos ante el mundo que metimos preso al padre y elegimos a su hija? Casi igual de inconcebible para Cueto que la rereelección de aquel. Narrativas parecidas al hacer un primer vistazo. (Cueto, 2011) Javier Azpur introduce en paralelo a su observación sobre el gobierno de Toledo, otra acerca de la violencia en democracia que puede ser extrapolada al resto de mandatos. La vigencia de fronteras existentes entre la población ha logrado que ideologías contradictorias sean percibidas como (Azpur, 2004, pág. 40). Entonces, no cabe sorprenderse por la escalada de eventos desestabilizadores que caracterizó el primer año de mandato para ambos presidentes. La importancia de esta inconsistencia señalada anteriormente no son los conflictos sociales puntuales o la evaluación final para cada gestión sino el patrón, huella de su trascendencia. El Arequipazo y Conga son emblemáticos solo en la medida que representaron la gota que colmó el vaso y amenazó la continuidad –pacífica y fructífera– del gobierno en curso.

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V. Como si fuera cierto Los actores políticos han instaurado como fase inicial –característica del acercamiento en campaña– a la cuestionada instancia de la Promesa, quien tendría como función principal el modelado de expectativas frente al potencial futuro en el cual un determinado candidato y su partido logran alcanzar el poder. De fondo, la Promesa precisa del hacer-hacer manipulatorio sobre la población, para que esta vote bajo la supuesta creencia de que con ello conseguiría también entrar en junción con un futuro mejor; como si la unión al candidato representara un acercamiento a su objeto de deseo central: mayor bienestar. Un primer giro a esta sencilla lógica recae en la hipótesis de que en materia de la política peruana ya no se puede hacer referencia al “creer” –visto como consecuencia de la certeza o convicción–, por motivos que se han ido sugiriendo, pero se detallarán posteriormente a mayor profundidad. Más allá de lo que ello involucra, se dejará el postulado a un costado de modo provisional, pues resulta prioritario explicar antes a la fase de Promesa vista como acción que reclama el establecimiento de un desde la óptica analítica que es propiciada por la Semiótica.

Por definición, la Promesa relaciona a dos participantes y establece entre ellos el cumplimiento de una especie de contrato por el cual el que promete (S1, el enunciador) se compromete a “hacer algo” y, más precisamente, algo conforme a la “espera” de su interlocutor (S2, el enunciatario). (Landowski, 1993, pág 208) Trascendiendo a aquello que podría motivar el establecimiento de contratos específicos, es fundamental precisar que su importancia radica en la estructura proveída para abordar situaciones concretas de la realidad. Resulta indispensable acotar que, a dicho nivel, todo contrato político electoral, parte de una que conduce a la asunción de deberes adicionales a los que el sistema democrático mismo fuerza naturalmente. Es decir, si por ejemplo, en situación de Democracia cualquier presidente electo tiene el deber-hacer de respetar la independencia en la toma de decisiones del Poder Judicial 32

(prescripción) y deber-no hacer de buscar perpetuarse en su cargo (prohibición), a su vez, puede señalarse que también ha adquirido compromisos añadidos dependientes del cariz que haya tomado su estrategia de campaña (facultativos únicamente mientras son hipotéticos).

CONTRATOS DEL PERIODO ELECTORAL

Contrato democrático

Contrato político electoral

Sistema democrático Candidato presidencial Reglas y principios de la Democracia

Candidato presidencial Electorado

Verificación de la aceptación o rechazo

Propuesta de candidatura

Elecciones

Objetos de valor intercambiados en la transacción

Legitimidad en el sistema democrático (S1 a S2) a cambio de obediencia y posibilidad de mantener la estabilidad (S2 a S1).

Mayor bienestar o mejor futuro (S1 a S2) a cambio del aseguramiento de la Presidencia de la República (S2 a S1).

Destinador (S1) Destinatario (S2) Obligaciones

Variable

Así pues, las elecciones denotan por sí solas la aceptación del contrato democrático –distinto del contrato político electoral–, guardián del compendio de reglas a las cuales necesita sujetarse el político electo para la supervivencia del sistema. Pero, adicionalmente, y como parte del ardid electoral habitual, los candidatos buscarían también la asunción de nuevos compromisos que les otorguen una ventaja diferencial frente a sus competidores. Dichas propuestas estarían presentadas bajo la lógica de compromisos tan inherentes a la naturaleza del político que se buscaría su asimilación por los auditorios como si también se tratara de obligaciones “naturales”. Ahora bien, el análisis de la Promesa que nos atañe, se ha focalizado en discursos clave de Alejandro Toledo y Ollanta Humala, quienes sirven de muestra para el presente estudio. Ambos lograron que sus respectivas propuestas consiguieran la del electorado –entendida como el acto mismo del voto– y entraran en el periodo de vigencia o respectivo –a través de la toma del cargo en la cual los sujetos quedaron modalizados en el deber resultante de los contratos mencionados–. 33

 La Promesa de Alejandro Toledo:

El soporte del éxito en la campaña de Toledo de 2001 tuvo como piedra angular la diferenciación frente quien sería su antagonista principal en aquel momento: Alberto Fujimori. Por tanto, le fue preciso revestirse de elementos simbólicos que lo dotaran de una peruanidad incuestionable –considerando el escándalo producido por la verdadera nacionalidad de su antecesor–. En favor de ello fue, puntualmente, que se exaltó el componente étnico mediante apelativos como “Cholo de Oro” o “Cholo Sagrado” y variados rituales para las cámaras entre los cuales destacaban los pagos a la tierra. Convertirse en “Inca contemporáneo” y escudarse en la chacana fueron sus mejores intentos por acercarse al Nosotros de la población y marcar una distancia del Ellos –al cual entonces se asociaba a las ideas de /corrupción/, /mentira/ e /impunidad/–. En dicho contexto se dio a conocer el interés que la compañía belga Tractebel, sucursal de la multinacional GDF Suez de París, tenía por adquirir algunas empresas públicas peruanas entre las cuales se encontraban EGASA y EGESUR. Sin embargo, se supo también sobre la oposición a la privatización en los departamentos de Arequipa y Tacna, debido al recuerdo del monstruo fujimontesinista y su arbitrariedad al decidir en el pasado sobre la materia. De este modo, y aún bajo la apariencia que era recomendable adjudicarse durante el proceso electoral, Alejandro Toledo asumió, mediante la firma de un Acta de Compromiso suscrita con la Federación Departamental de Trabajadores de Arequipa (FDTA), una serie de responsabilidades que entrarían en vigencia si alcanzaba el sillón presidencial. Cabe señalar que elegir la FDTA como contraparte brindó un sentido de horizontalidad a la situación –haber bajado “al llano”– y favoreció la imagen de “candidato del pueblo” que había querido presentar Alejandro Toledo. Su puesta en escena consiguió ser registrada en una fotografía conmemorativa tomada durante la firma del documento antes mencionado. En ella, se apreciaba fundamentalmente la proximidad física del candidato respecto a la multitud

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congregada en el local de la organización y presumiblemente apuntó a transmitir las nociones de /cercanía/ o /sencillez/.

Ahora bien, explorando algunos términos propuestos por Eric Landowski, resulta natural tender a pensar que si la política es el terreno de la farsa –no necesariamente en tanto engaño, sino principalmente por su carácter de espectáculo o puesta en escena frente a un auditorio–, el político puede ser reconocido como un con tendencia a la por su foco en la producción de imágenes grandilocuentes e inclinación a ser empacado y vendido como producto. Esta lógica sería la responsable de reducir al colectivo a simple masa de consumidores

(Landowski, 2007). Toledo, como si de un

detergente se tratara, pondría a prueba sus supuestas cualidades de “producto político revolucionario” al firmar el acta. Así se convertiría en su deber futuro el cumplimiento de los postulados bajo los cuales aceptó regirse; sin embargo, él no hizo del evento un hito altamente mediatizado de su recorrido, en comparación con otros momentos del mismo. ¿Qué explicación existiría para realizar una puesta en escena política de bajo perfil? 35

Tal maniobra brinda indicios de que el verdadero enunciatario para Alejandro Toledo no fue el electorado peruano –en general–, sino el sector activo respecto al tema. Es decir, se trataba de un intento por apaciguar a un sector particular de la población, sin esperar que el tema en cuestión alcanzara relevancia nacional. En paralelo, es conveniente señalar que se ha optado por realizar el análisis discursivo tomando como objeto de estudio al documento mismo y las ideas expuestas en él. La decisión parte de la convicción de que tanto la palabra hablada como la escrita pueden asumir el carácter de acción política y son capaces de dar fe de los ofrecimientos.

Se ha enfatizado que tanto en la política y en la ciencia política, el discurso es visto primariamente como un tipo de acción política y como parte del proceso político. (…) Aunque esto se ha sostenido, especialmente, para explicar la interacción hablada o el diálogo, es obvio que los textos escritos (…) son un tipo de acción política y social. (Van Dijk, 1999, pág. 28) Sobre la redacción del acta, puede comenzarse resaltando la existencia de dos voces intercaladas o superpuestas que remiten a las responsabilidades sobre las cuales ambas partes dan su palabra. Habría una apariencia de diálogo que, en algunos casos, mantiene el Nosotros arequipeño separado de Alejandro Toledo y, en otros, lo amplía para abarcarlo. Como bien sabemos, al firmar Toledo “reconocía” la situación de injusticia que describían los representantes de la federación y, con ello, pretendía alejarse del Ellos al cual se le asocia instantáneamente por su condición de político, grados académicos alcanzados y situación económica desahogada.

Reconocemos [la FDTA y Alejandro Toledo] que durante el último decenio las condiciones de vida de la población y de los trabajadores en General se han deteriorado extremadamente; en particular, los trabajadores han visto perder sus derechos laborales situación que es urgente que se corrija a partir de la asunción de próximo gobierno. (Acta de compromiso suscrita por Alejandro Toledo y los dirigentes de la FDTA el 16 de Mayo del 2001)22 22

Anexo 6. Cita textual extraída de la fotocopia del Acta de Compromiso suscrita por Alejandro Toledo y los dirigentes de la Federación Departamental de Trabajadores de Arequipa el 16 de Mayo del 2001.

36

El primer acápite del texto plantea un reconocimiento compartido de la problemática laboral, la cual es atribuida indirectamente a las políticas públicas “injustas” que anteriores gobiernos habrían impuesto –el Ellos–. Así también, al incluirse a Alejandro Toledo en la voz del Nosotros, se disminuyó parte de la potencial lectura de coacción que podría inferirse al leer el pliego de reclamos que sigue al párrafo anterior. Es decir, se suaviza la estrategia manipulatoria por ante la amenaza de un potencial enfrentamiento entre aquellos a quienes representa la FDTA y el proyecto de gobierno toledista. De este modo, la modificaría para dar la apariencia de una manipulación por , que implicaría considerar a Toledo permanentemente parte del Nosotros y garantizarle apoyo.

En atención a lo expuesto en la cláusula precedente, el Dr. Alejandro Toledo Manrique se compromete a hacer realidad en su gobierno lo siguiente: (…) pleno respeto a los convenios de la OIT, (…) la restitución de la Jornada Laboral de 8 horas, (…) una revisión integral de la Legislación Laboral (…) y se revisara integralmente la legislación en materia de Seguridad Social (…). (Acta de compromiso suscrita por Alejandro Toledo y los dirigentes de la FDTA el 16 de Mayo del 2001)23 Una de las condiciones centrales de esta presumible pertenencia al Nosotros, que se habría ofrecido a Toledo, radicaba en su supuesta aceptación a la no privatización de las empresas públicas en cuestionamiento. Sin embargo, ello tendría como condición previa que Alejandro Toledo tuviera dentro de su estrategia política la intención de reconocer a la FDTA y las regiones involucradas, como actores válidos para ser consultados. De fondo, se encerraba la problemática de la centralización.

El Dr. Alejandro Toledo se compromete a impulsar el proceso de regionalización, la reactivación de los proyectos de desarrollo regional, la implementación de una política regional de empleo, así mismo se compromete a defender el patrimonio regional en particular la intangibilidad de SEDAPAR, SEAL y EGASA como empresas de propiedad y 23

Loc. Cit.

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administración pública. (Acta de compromiso suscrita por Alejandro Toledo y los dirigentes de la FDTA el 16 de Mayo del 2001) 24 Una observación adicional: al asumir mediante la firma del documento la necesidad de mantener la condición de empresas públicas para las mencionadas compañías, se acepta que la privatización no sería la decisión más beneficiosa para las regiones involucradas. Ante ello, las últimas líneas del documento, recuperando la voz del Nosotros original –que no incluye a Alejandro Toledo– sugieren el uso de una estrategia manipulatoria final de , pues estarían intentando condicionar el hacer del político a través de la sugerencia que no hacer las modificaciones solicitadas a la política laboral –o seguir con la privatización– implicarían que el objetivo de Toledo para llegar al poder no sería la lucha contra la pobreza ni el desarrollo del país de un modo más justo. El riesgo del incumplimiento, en los términos del acta, estaría vinculado a asociarse con el “abuso”.

Nosotros (…) clamamos por una reforma laboral democrática que suponga las modificaciones de esta legislación y prácticas abusivas. (…) Indiscutiblemente si uno de sus objetivos de llegar al gobierno es luchar contra la pobreza es necesario que se revisen y modifiquen este tipo de normas que propician despidos masivos de trabajadores, procediendo a legislar de una manera más justa en función al desarrollo del país. (Acta de compromiso suscrita por Alejandro Toledo y los dirigentes de la FDTA el 16 de Mayo del 2001)25 Por último, el tono de clamor utilizado tuvo un elemento ambiguo que hacía correr el riesgo de debilitar la propuesta/exigencia del FDTA, en caso la aceptación del compromiso de Toledo no fuera refrendada en la práctica y se ratificara la separación entre el candidato y el Nosotros de la población. En ese escenario, ya se podría empezar a sospechar que esta, en condición de juez, sancionaría a través de juicios negativos, aunque resultaba un tanto más difícil evaluar la potencial magnitud a nivel práctico.

24 25

Loc. Cit. Loc. Cit.

38

 La Promesa de Ollanta Humala:

Gran parte del sustento para la campaña de Ollanta Humala estuvo apuntalado en un conjunto de compromisos hechos a diferentes sectores de la población, entre los cuales destaca el discurso efectuado en presencia de los pobladores de Bambamarca – Cajamarca el 2011. La importancia del mismo se ha determinado en función del contexto, pues entonces se vivía el revuelo desencadenado por el inicio de operaciones del Proyecto Minero Conga en Cajamarca, pese al rechazo de la población. Los habitantes de la provincia temían a la contaminación ambiental y pérdida potencial de lagunas naturales que fungían como reserva de agua para las comunidades aledañas. Es ante este estado de las cosas que Humala se presenta a sí mismo en oposición del manejo tradicional de dichos menesteres, realizado por los gobiernos de partidos tradicionales y sus representantes. Aludiendo a una supuesta alianza, por demás perversa, entre aquellos y el sector privado –en detrimento de los peruanos de a pie–, promete que sus acciones, si alcanzaba el poder, serían distintas, beneficiosas para la población y en función a los deseos de esta únicamente. Ello implicó que Humala hizo del respeto a esta promesa parte de su potencial creer-deber-hacer presidencial. Es decir, condicionó su propia credibilidad, la de la figura del Presidente de la República y el Estado mismo como institución política. Nuestra primera aproximación es entonces al producto audiovisual, que resulta ser constancia de aquella propuesta discursiva efectuada por Ollanta Humala. Se refiere tanto a elementos verbales como no verbales, a fin de poder brindar un marco general –complementario– al análisis de las verbalizaciones. La finalidad última será exponer significados que habrían podido inferirse detrás de las palabras, modos o acciones que integraron la declaración realizada. Debe recordarse que, más allá de las particularidades del caso específico, la clave es entender la naturaleza de la situación de promesa y las implicancias para el sistema democrático que ella tuvo como parte de una secuencia de recurrencias que trasciende el hecho concreto. 39

Lectura potencial de los asistentes al mitin sobre la COMUNICACIÓN NO VERBAL Plano de la expresión # 1 Proximidad espacial menor a 2m. Se agacha hacia la multitud para 2 entrar en contacto directo. Viste ropa sencilla: jeans, 3 zapatillas, camiseta y poncho. Lenguaje coloquial y uso eventual 4 de jergas. Pausas durante el discurso para 5 crear apariencia de diálogo. Volumen alto al hablar y efusividad 6 en la expresión corporal. 7 Desplazamiento en el escenario.

Plano del contenido Reconoce la importancia de la localidad. Afecto hacia los presentes. El candidato pertenece al Nosotros de la multitud. Sencillez y humildad. Valor a la opinión de los pobladores y atención frente a lo que quieren decirle. Fuerza. Seguridad y dominio propio. 40

Las palabras que Humala conjuga en su discurso de promesa resultaron reveladoras, en tanto expusieron claramente un modelo de actores que podría resumirse en la victimización del poblador o peruano de a pie –Nosotros en su máxima expresión–, pues aparecen confrontados a un victimario de múltiples rostros –o Ellos– quien habría “desfigurado” a Cajamarca al comprometer su relación con el medio ambiente, entre otras acusaciones.

Aquel estaría

conformado por la empresa privada que, para el caso de Bambamarca, no solo adoptó la figura de Conga. Así también, se transferiría a los políticos tradicionales la condición de cómplices de la situación de explotación que él –Ollanta Humala–, como autoproclamado justiciero, denuncia.

Actores en conflicto

EMPRESAS (Victimarios)

HUMALA (No victimario o Justiciero)

POLÍTICOS TRADICIONALES (No víctimas o Cómplices)

Ellos

Nosotros

POBLADORES (Víctimas)

Actores políticos

Que allá Chugur… tiene problemas con la minería, Bambamarca, Hualgayoc. Esa una cicatriz en el rostro de Cajamarca, de los pasivos medioambientales. He visto un conjunto de lagunas… y me dicen que las quieren vender. [Auditorio: ¡Sí!] ¿Ustedes quieren vender su agua? 41

[Auditorio: ¡No!] Porque dicen que las quieren vender allá en las mineras... dicen: . ¿Y les han consultado a ustedes? [Auditorio: ¡No!] Porque, ¿qué es más importante, el agua o el oro? [Auditorio: ¡El agua!] Porque ustedes no toman oro, no comen oro, pero nosotros tomamos agua, nuestras criaturas toman agua, nuestro ganado toma agua. Y de ahí sale la leche, salen los quesos, sale la riqueza, la agricultura necesita el agua. Por lo tanto, yo me comprometo… a respetar la voluntad de Bambamarca, de Hualgayoc, con respecto a la minería. Se va a respetar las actividades de la agricultura, la ganadería, el agua para los peruanos [Aplausos y silbidos]. (Ollanta Humala. Mitin en Bambamarca, 2011)26 Las palabras del entonces candidato fueron claras y efusivas. Él se encargó de perfilar los dos objetos de valor centrales del conflicto: AGUA y ORO, para luego enfatizar en una carga tímica que se vincularía a la oposición original Nosotros – Ellos. Es decir, si por un lado el AGUA se encontraba en situación de junción con la población, la amenaza recaía en su disyunción por , ya que esta no sería consentida, si no forzada. Supuestamente, el Ellos la quiso justificar con la futura conjunción producto de la , respecto a los beneficios de la extracción del ORO para el desarrollo local y nacional. Pero, este habría sido un tipo de ofrecimiento que quedó invalidado a causa del olvido sostenido de sus necesidades, principalmente, por parte de los gobiernos central y regional. Para los lugareños no existía posibilidad real de entrar en junción con el ORO o sus beneficios. Por tanto, este objeto de valor, al ser puesto dentro de una potencial situación de intercambio (ORO en lugar de AGUA), adquiría una carga negativa y agudizaba la positiva que históricamente se atribuyó al AGUA. Entonces, lo único que quedaba era intentar mantenerse conjuntos con el AGUA para evitar una pérdida total. Humala, al prometer respetar la voluntad de Bambamarca, reafirmaba la opinión de que lo mejor para ellos era continuar con la defensa del AGUA y evitar la actividad minera en su zona. Y, así, proteger el AGUA se volvió, en el esquema de su discurso, casi un sinónimo de la defensa de la VIDA (su salud y sustento).

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Anexo 7. Cita textual extraída del video de la declaración realizada por Ollanta Humala durante el mitin que realizó su partido en Bambamarca-Cajamarca como parte de la campaña electoral del año 2011. En: http://www.youtube.com/watch?v=EP22MjFfEec (29/08/13).

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Es muy común en muchos de los discursos políticos el hecho que las referencias al presente tienden a ser negativas y que las que se refieren al futuro, positivas. Desde luego, su “razón de ser” está en el diseño de políticas que “hacen la vida mejor”, o por lo menos previenen el deterioro o catástrofe (que viene). El discurso político de la oposición de los disidentes no es diferente. (Van Dijk, 1999, pág 43) Siguiendo la lógica de Van Dijk, debió resultar predecible que Humala adoptase la figura heroica del justiciero en defensa de una población a la que construyó,

a

nivel

discursivo,

como

masa

explotada,

discriminada

y

menospreciada por el Ellos político y económico. En dicho trayecto, él se fue integrando, poco a poco, al Nosotros. Abandonaba así el uso exclusivo del término “ustedes” para referirse a su auditorio y empezaba a incluirse en el “vamos” o “tenemos”. Empero, la clave de su estilo de agitación fue la reiteración de la exclusión a la que es sometido su público, plagándola de ejemplos destinados a enardecer.

¿Y cómo la vamos a defender? [Auditorio ininteligible] ¿Cómo tenemos que defender la patria? [Auditorio ininteligible] Vamos a… [Animador: La patria se defiende, Ollanta no se duerme] ver ahora cuánto está un jornal acá en Bambamarca. [Auditorio: Diez] ¿Cuánto? [Auditorio: Diez] Quince soles. [Auditorio: Diez] Trece soles. [Auditorio: Diez] Diez soles. ¿Y cuántas horas los hacen trabajar? [Auditorio: Ocho] O sea un sol veinte por hora más o menos. Lo que vale una gaseosa. ¿Eso es lo que vale el trabajo… de ustedes? [Auditorio: ¡No!] Por eso, hay que ponernos de acuerdo, porque si dicen que sí, entonces está bien. Está bien su jornal. Pero si dicen que no, necesitamos elevar el jornal. Por eso nosotros planteamos los derechos… laborales, planteamos eliminar la explotación de las services, planteamos nosotros elevar el salario básico a setecientos cincuenta soles para que la gente tenga plata en sus bolsillos [Aplausos y silbidos]. [Animadora: ¡Urgente! ¡Urgente!] [Auditorio: Ollanta Presidente] [Animador: ¡Urgente! ¡Urgente! Ollanta Presidente]. (Ollanta Humala. Mitin en Bambamarca, 2011)27 El mensaje simplificado de Humala fue: “Para Ellos ustedes valen menos que una gaseosa, pero para mí son la prioridad”. Además, la táctica de jugar a la sordera, ayudó precisamente a generar la sensación en el auditorio de ser 27

Loc. cit.

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“rebajados” por el modelo clásico de gestión o sistema presente de gobierno. Hilándolo con la idea anterior, puede inferirse también que la premisa completa era: “Si para Ellos vales menos que una gaseosa, no actuarán para tu beneficio ni políticos ni empresarios.” Por tanto, como el Ellos pondera el ORO, por encima del AGUA, elegir a aquel sería optar por la alternativa menos favorable para la población. Por el contrario, al defender el AGUA, Humala actuaría en beneficio de esta.

Bambamarca vive… de la agricultura y yo pregunto, como viven de la agricultura, imagino con dos, tres o cuatro cosechas los agricultores podrán… podrán comprarse su camioncito… su carro. [Auditorio: ¡No!] ¿No? No les alcanza para eso, ¿y por qué? ¿Cuánto vale…? ¿Qué es lo que siembran acá? [Auditorio: Papa] ¿Cuánto está el kilo de papa? [Auditorio: ¡Veinte céntimos!] ¿Un sol? [Auditorio: ¡No!] ¿Cincuenta céntimos? [Auditorio ininteligible] ¿Treinta céntimos el kilo de papa? [Auditorio ininteligible] ¿Veinte céntimos? [Auditorio ininteligible] En Lima, yo compro un kilo de papas en un sol cincuenta, dos soles, hasta dos soles cincuenta puedo pagar por el kilo de papa. ¿Quién se lleva el negocio? En Lima, en Lima, yo puedo comprar… puedo comprar una papa rellena, bien rica. Con dos papas se hace la papa rellena y pago quince soles. ¿Quién se lleva el negocio de la papa? ¿El agricultor o los que tienen plata? [Animador: Los millonarios] Claro. (Ollanta Humala. Mitin en Bambamarca, 2011)28 El discurso instala la distancia entre el Ellos y el Nosotros, ratificando una hipotética imposibilidad de que aquellos se preocupen realmente por la población. Así pues, al apelar a esta lejanía –en relación a cómo usan, entienden, ganan y gastan el dinero– se continuaba abriendo la brecha que impide la integración final de nuestra sociedad. Cada ejemplo de Humala, ensayado hasta el hartazgo, está diciendo a Bambamarca, en realidad, que como Ellos son ricos, no les interesa lo que suceda con el peruano de a pie. Debe tenerse presente que, en los discursos de campaña, se pueden “(…) esperar operaciones de repetición en el nivel de los sonidos (…), formas de oración (…) y de significado (…), como una de las estrategias importantes (…) para mejorar la construcción de significados preferidos y (…) su memorización (…).” (Van Dijk, 1999, pág. 59).

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Loc. Cit.

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No es casualidad que Ollanta Humala martilleara a su auditorio con una secuencia de ejemplos que buscaron transferirle un conjunto de juicios negativos al Ellos del cual este se excluía. Las cuentas regresivas, en consecuencia, resultaban una expresión de ironía que le permitía hacer sutil mofa –como si de un observador imparcial se tratara– del abuso sistemático que habría sido el impedimento para que el pueblo peruano, Bambamarca en este caso, alcanzara una mejora de su calidad de vida. De fondo, la estrategia manipulatoria –de – era la siguiente: Si no votas por mí, es porque “te gusta” ser estafado.

Los ganaderos, levantar el brazo los ganaderos, los que producen queso… leche. [Auditorio: Silbidos]¿Y en cuánto están vendiendo el litro de leche? [Auditorio ininteligible] [Animador: Ochenta céntimos] ¿Cuatro soles? ¿Cuatro soles está el queso? [Auditorio: ¡No!] ¿Cuánto? ¿Cinco soles? [Auditorio: ¡No!] Ah, cincuenta céntimos. Es que no te entiendo pues, estás con el chicle ahí y no te entiendo. [Risas] Ah ya, cincuenta céntimos. Pero, yo en Lima… ¿Ah y a quién le vendes la leche? [Auditorio ininteligible] ¿A quién le venden la leche? [Animador: A Nestlé. A Nestlé. A Gloria] ¿A…a los programas sociales? ¿Al vaso de leche? [Auditorio: ¡No!] ¿Al… a una empresa? [Auditorio: ¡Sí!] Bueno, esa empresa, esa misma empresa a la cual ustedes le venden la leche… a treinta céntimos, a cuarenta céntimos, yo la compro en Lima, un litro de leche en Lima a dos soles cincuenta, tres soles. ¿Quién se lleva el negocio? [Auditorio ininteligible] ¿Ustedes se llevan el negocio? [Auditorio: ¡No!] Los que tienen plata. Los que tienen plata. (Ollanta Humala. Mitin en Bambamarca, 2011)29 ¿No es esta una estrategia arriesgada para alguien que, de ser electo Presidente, tarde o temprano terminaría vinculado al Ellos, más allá de sus intenciones iniciales, por la misma naturaleza del cargo y las exigencias sociales de progreso? Si los candidatos pensaran en la etapa post electoral durante su candidatura, lo sería, pero debemos recordar que la imagen del candidato que se nos vende nunca se acerca lo suficiente a la del Presidente que será. Esta constituye un producto diseñado, fabricado y reproducido con el propósito de ganar las elecciones exclusivamente. Lo demás, “se soluciona” en el camino.

29

Loc. Cit.

45

¿Ustedes usan gas? [Auditorio: ¡Sí!] ¿Acá venden balón de gas? [Auditorio: ¡Sí!] ¿Y cuánto vale el balón de gas? [Auditorio: ¡Cuarenta!] ¿Cuatro soles? [Auditorio: ¡Cuarenta!] [Animador: ¡Cuarenta soles] ¿Cua… cuatro soles? [Animador: ¡Cuarenta! ¡Cuarenta soles!] Ah, veinte soles. [Auditorio: ¡No!] [Animador: ¡Cuarenta soles!] ¿Cuarenta soles? [Auditorio: ¡Sí!] ¿Y por qué pagan tanto? [Auditorio ininteligible] Si el gas, ¿de dónde viene el gas? [Auditorio: Del Perú] ¿De la China o del Perú? [Auditorio: Del Perú] Pero, así como el Perú tiene gas, por ejemplo, Bolivia también tiene gas. Y en Bolivia, ¿cuánto cuesta el gas? En Bolivia, está doce soles el gas y, en Chile, que no producen gas, vale menos de cuarenta soles. Y en el Perú, que produce gas, se lo venden a cuarenta soles a los peruanos. ¿Y por qué? [Animador: El gas para los peruanos] ¿Por qué? ¿Por qué? [Animador: Gas para los peruanos] ¿Hay que saber por qué? [Animador: Gas para los peruanos] ¿Por qué? Porque el gas, hoy día, el gas ya no es peruano. Hoy día el gas, constitucionalmente, ha sido entregado a grupos económicos. El Perú ha renunciado a la propiedad del gas y, por eso, esos grupos económicos dicen: . Así piensan y, por eso, nos venden el gas caro. (Ollanta Humala. Mitin en Bambamarca, 2011)30 , cuestionaba Humala para profundizar en su ejercicio manipulatorio. Peor aún, se encargaba de ensayar una respuesta que ponía en entredicho tanto a los grupos de poder político como económico del Perú, exhibía esa alianza sobre la cual siempre han existido sospechas. Leyendo entre líneas, Humala hacía mención a la insignificancia de la población de Bambamarca frente a quienes ostentan el poder en el Perú. Es decir, los hacía aún más conscientes de su escaso valor para inventar una respuesta a la realidad de olvido que ellos perciben. Allí, precisamente, es cuando cobra forma la figura del justiciero para el Nosotros, en la lógica de la Cruzada, quien tendría límites autoimpuestos en función del que había aceptado frente a la población. El no-hacer prescriptivo del mismo, era el que le planteaba una serie de exigencias que deberían ser cumplidas a cabalidad para evitar así la pérdida de su “legitimidad” como “líder”. 30

Loc. Cit.

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VI. Detrás del telón

Uno de los principales inconvenientes de la mascarada política no se halla directamente en que los políticos usen “disfraces” durante sus periodos de candidatura, sino que detrás de ellos solo queda “la nada”; su existencia termina dependiendo del revestirse de imágenes espectaculares para esconder la carencia de argumentos, convicciones, ideologías y/o capacidades reales. Por tanto, puede acordarse que en el Perú no hay políticos. En su lugar, se ubican actores con la convicción de que los integrantes de la masa electoral son sujetos de convencimiento –y no de reflexión–. Y, aún más dramático sería que, la propia masa tampoco se ve a sí misma de aquel modo. Las apuestas discursivas analizadas previamente dan luces del tránsito entre la idea del Nosotros y el Ellos, evidenciada en la construcción identitaria a consecuencia de la relación de alteridad entre ambos conceptos. Esto responde a una lógica semiótica de embragues y desembragues que remiten al esfuerzo de los candidatos por separarse del menos valorado para entrar en junción con el mejor evaluado. Ahora bien, pese a los esfuerzos por reemplazar el peso racional por efusividad emotiva, ¿realmente sorprendió que tanto Toledo como Humala incumplieran los deberes adicionales adquiridos? Se presume que no. Antes de abordar los discursos que hacen explícita la acción de los políticos analizados en esta oportunidad, en correspondencia a los presentados como sus promesas electorales, cabe puntualizar en el estado producido ante el incumplimiento de un o la del mismo. Esta circunstancia –de hacer lo que se debe-no hacer o no hacer lo que debe-hacer– tendría la capacidad potencial de conducir a una ruptura contractual definitiva en circunstancias donde la gravedad de la falta o reiteración de la misma sean suficientes; sin embargo, debe precisarse que en ocasiones la no desencadena su terminación por la existencia de cierta elasticidad en la relación entre destinatario y destinador. Empero, trayendo esta idea al contexto de la realidad política peruana, lo que se encuentra es un cambio de reglas ocasionado por la situación de recurrencia sobre la cual se ahondará hacia el final del capítulo. 47

 La Acción de Alejandro Toledo:

Al asumir la Presidencia de la República, recaía en el nuevo Jefe de Estado un conjunto de responsabilidades vinculadas a la necesaria limpieza de la corrupción asociada con el gobierno anterior y reactivación de la economía nacional. En adición, también existían múltiples deber-hacer vigentes a los cuales Toledo se había comprometido –voluntariamente– durante la campaña electoral. Así, dentro de ellos, destacaba el impedir la privatización de diversas compañías públicas como uno de los ofrecimientos más visibles. Entonces fue cuando el Justiciero de los Cuatro Suyos, abocado a entrar en junción con el Nosotros de la población para ganar las elecciones, desconoció la Promesa sobre la cual había empeñado su palabra al firmar el Acta de Compromiso de la FDTA e inició una etapa de disposiciones que habilitarían a su gobierno para la venta de diversas compañías eléctricas entre las cuales figuraba también EGASA. Como parte de estas acciones estuvo la Carta de Intención a ser enviada al Sr. Horst Köhler, Director Gerente del Fondo Monetario Internacional. Sobre ella recae el presente análisis de la ejecución presidencial. Previa a la exposición de los párrafos vinculados a la temática puntual sobre la que hacemos mención, conviene establecer que, en este caso, no era Alejandro Toledo mismo quien firmaría a nombre del Perú. Por el contrario, encargados de ello estaban su Ministro de Economía y Finanzas, Pedro Pablo Kuczynski, y el Presidente del Banco Central de Reserva, Richard Webb. Ahora bien, teniendo presente que una decisión de esta naturaleza no podría haber sido tomada sin consultar al Presidente de la República, especialmente considerando que Alejandro Toledo es economista, resulta imposible ignorar al documento como parte de una acción realizada por el propio Presidente. El no haber sido encargado de firmar, en lugar de contribuir a un potencial deslinde de responsabilidad, terminó por revelar una desconexión con el Nosotros en favor de reforzar la vinculación al Ellos –que en esta oportunidad también involucraba a la Comunidad Internacional–. Así mismo, la falta de involucramiento con una decisión que era de vital importancia para la población arequipeña se leyó 48

como una forma de evitar el reconocimiento de su deseo respecto a lo que ocurre en la región. En lugar de una búsqueda inicial de diálogo, se recibía la constancia de comunicaciones con organismos internacionales para definir las rutas de la reducción de la pobreza. Se trataba de una decisión que no se consideró reuniera las condiciones para ser fuente de conflicto, pero tal vez el gran problema estuvo en la inhabilidad de Toledo para leer las consecuencias probables.

A fin de lograr el objetivo dentro de una sostenida reducción de la pobreza, la estrategia del Gobierno para los próximos dos años consiste en sentar las bases para un crecimiento sostenido en el mediano plazo, a través de la implementación de adecuadas políticas macroeconómicas y reformas estructurales –incluyendo un programa sustancial de privatizaciones y concesiones, así como reformas para reforzar el sistema legal del país– para impulsar la inversión privada. (Carta de Intención peruana con el FMI durante el gobierno de Toledo, 2002)31 Los términos en los cuales estaba escrito el documento, omitían la voz de la población, su derecho a ser considerada y el compromiso establecido previamente con Alejandro Toledo. Podía verse pues, que lo más “adecuado”, para el nuevo gobierno, estaba en función a una mirada macroeconómica que priorizaba a actores extranjeros para la toma de decisiones y no valoraba su legitimidad desde el prestigio sino la naturaleza del cargo. Es decir, parecía que Toledo únicamente consideraba a la población cuando le resultaba útil: durante las elecciones. El resto del tiempo, era parte del Ellos.

Un elemento esencial para generar confianza de los inversionistas y para ayudar a financiar los déficit fiscales en el 2002 y 2003 será la aplicación de un programa importante de privatizaciones y concesiones. Las privatizaciones se concentrarán en el sector energético, particularmente en la generación, transmisión y distribución de electricidad. En lo que se refiere a infraestructura, el Gobierno acelerará la transferencia de la operación de activos públicos al sector privado, incluyendo puertos y aeropuertos regionales, así como proyectos viales. Se espera que los ingresos por la venta y concesión de activos sean de al menos US$ 700 31

Anexo 8. Cita textual extraída del modelo de la Carta de Intención frente al FMI que firmarían representantes peruanos el 18 de Enero del 2012 para asegurar, entre otras cosas, la privatización de ciertas empresas como parte de la política económica.

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millones anuales en el 2002 y el 2003. (Carta de Intención peruana con el FMI durante el gobierno de Toledo, 2002)32 No se niega que la estrategia macroeconómica pudiera haber sido beneficiosa para el país en dicho momento, el cuestionamiento que se hace a Alejandro Toledo como Presidente de la República, no está en función a si resultaba una propuesta razonable o no sino en que él se había comprometido a respetar el deseo de Arequipa respecto al tema. En ese sentido, el Arequipazo, como levantamiento popular, estuvo motivado por el propio Toledo. Es decir, puede señalarse que, parte del problema estuvo también en la incapacidad del gobierno para prever la reacción que existiría de parte de la región afectada. “A completarse el 30 de setiembre del 2002 (…). Privatizar la empresa de generación eléctrica Egasa.” (Carta de Intención peruana con el FMI durante el gobierno de Toledo, 2002)33 La frase podía leerse hacia el final del documento y, en pocas palabras representaba en forma sintética la al acordado menos de un año antes. Así pues, era el incumplimiento de su palabra el verdadero elemento desestabilizante, ya que operaba poniendo en tela de juicio sus posibilidades futuras para establecer compromisos y dialogar con la población. Aquí no hubo el menor intento de mantenerse embragado al Nosotros, por el contrario, parecía que Alejandro Toledo se apuró para deshacerse de la máscara electoral que lo había acompañado. ¿Sería el “cholo” capaz de atenuar las protestas mediante argumentos que intentaran justificar su accionar bajo la idea de preocupación por la reducción de la pobreza y mejorar las condiciones de vida de la población? No parecía probable. Después de todo, una vez desembragado abruptamente, resultaba mucho más difícil la construcción de nuevos disfraces que ayudaran al Presidente para atenuar el vínculo con el Ellos que había pasado de ser una sospecha a tangibilizarse en las estrategias económica y comunicacional de su gobierno. Del Justiciero de los Cuatro Suyos, quedaba muy poco.

32 33

Loc. Cit. Loc. Cit.

50

 La Acción de Ollanta Humala:

Tras asumir la presidencia en Julio del 2011, Humala fue puesto bajo el microscopio por parte de los medios de comunicación, la oposición y población en general. Era una consecuencia directa de la multiplicidad de deber-hacer que asumió durante la fase de candidatura para intentar diferenciar su programa político y hacerlo resonar con los reclamos vigentes. Sin embargo, al continuarse con la ejecución de operaciones para el Proyecto Minero Conga, se iniciaron reclamos en Cajamarca que fueron escalando en intensidad ante la constatación de un criterio gubernamental contradictorio a la Promesa inicial del Presidente. Él había sido muy explícito al marcar una postura frente a la situación pocos meses antes y, por ello, la no ratificación del mismo en su accionar conducía a que Cajamarca empezara a cuestionar públicamente el grado de sinceridad que hubo en dicho compromiso. Si bien personajes de múltiples ámbitos incentivaron las protestas y caldearon los ánimos, como veremos a continuación, su potencial original para impactar era de menor magnitud porque fue la naturaleza de la respuesta del Estado quien lo amplificó. Resulta apropiado, entonces, rescatar el Mensaje a la Nación que encarnaba la confirmación de un incumplimiento al que se intentó defender por todas las vías posibles. Los lenguajes no verbal y paraverbal identificables en la pieza audiovisual que se tomará como referencia, serán los criterios iniciales para realizar una aproximación a las connotaciones existentes detrás del esfuerzo comunicativo que se orquestó desde el Ejecutivo y probó ser perjudicial e insuficiente. Luego, se hará un contraste entre sus nuevas declaraciones sobre el tema –a nivel verbal– y las previas. De fondo, expondremos gracias a ello la pérdida de importancia del rol del proyecto Conga ante la aparición, en el campo donde se inscribe, de las evidencias de la deshonestidad del Presidente. Sus buenas intenciones, después de todo, quedan en segundo plano cuando el tema de fondo se vuelve la palabra empeñada –vista y entendida como el honor, la moral, integridad y prestigio del político o herramientas fundamentales para la garantizar la legitimidad de su posición frente a la masa y evadir el conflicto–. 51

Lectura potencial de los televidentes del mensaje a la nación sobre la COMUNICACIÓN NO VERBAL # 1 2 3 4 5

6 7

Plano de la expresión

Plano del contenido Al no estar presente en el lugar del Gran distancia espacial por la conflicto, desconoce la importancia de mediatización del mensaje. dicha localidad o región. Se mantiene erguido y detrás del Formalidad y escaso vínculo emocional podio. con sus oyentes. El candidato pertenece al Ellos. Viste ropa elegante: terno. Quiere evidenciar que ahora es Presidente Lenguaje formal. de la República. Habla sin hacer pausas porque No valora la opinión de los pobladores ni no ha concedido la posibilidad de atiende a lo que quieren decirle. recibir retroalimentación. Volumen medio al hablar y Preocupación por mantener el control de escasa efusividad en la expresión su imagen, más que involucramiento con la corporal. problemática. No hay desplazamiento por el Inseguridad y falta de preparación. escenario y lee constantemente 52

El discurso se abre mostrando el empeño del Presidente Humala por continuar embragado en el Nosotros dentro del cual se posicionó para su campaña electoral. Tiene presente la necesidad de ser reconocido como parte de la población para mantener la estabilidad durante su mandato. Por ese motivo, es que intentaría “hermanarse” con el resto de peruanos, aduciendo una proximidad virtual que no corresponde a la escenificación que ha montado. ¿Cómo podría seguir siendo parte del Nosotros si se ubica en territorio del Ellos y bajo los códigos de este para hablar? Partiendo de allí, perdería parte de su poder la justificación que intenta brindar acerca de sus intenciones de cambio y deseos de velar por el bienestar de los peruanos como una consigna personal y de su gobierno.

Hermanos y hermanas, a mi gobierno le ha tocado enfrentar retos continuos. Retos que derivan de políticas que no velaron por la inclusión, el desarrollo, el bienestar colectivo y que no tuvieron a las personas –a los peruanos y peruanas–, especialmente a los que menos tienen, en el centro de su atención. Puedo asegurarles que cada día estamos como gobierno, y personalmente como Presidente, dedicados a cambiar esta situación, buscando que el crecimiento se convierta en oportunidades para todos. Esto solo lo podemos lograr si actuamos en conjunto, si ganamos… si generamos entendimiento a través del dialogo en el marco del estado de derecho, priorizando el interés colectivo y la reducción de la desigualdad. (Ollanta Humala. Mensaje a la Nación, 2012)34 Intenta presionar aún más al auditorio al pretender ser eximido de parte de su responsabilidad frente al deber-hacer asumido, recordando que se trataba de situaciones ocasionadas por el manejo de gobiernos anteriores. Empero, ello se leía más bien como un reconocimiento tácito de incompetencia y carencia de recursos para defender, desde el poder, convicciones que supuestamente tenía y compartía

con

el

Nosotros.

Era

pues

el

inicio

de

un

proceso

de

desenmascaramiento político que se afectaría a sus años en el poder. El peritaje ambiental, en dicho sentido, fungió de recurso que en lugar de generar confianza, probaba a los peruanos que Humala carecía de sustento técnico sobre el impacto 34

Anexo 9. Cita textual extraída del video del Mensaje a la Nación realizado por el Presidente Ollanta Humala el 20/04/2012. En: http://www.youtube.com/watch?v=u1jVWfxXK7I (17/09/13).

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negativo del Proyecto Minero Conga anterior a la formulación de su Promesa. Es decir, el alineamiento anterior con la “voluntad del pueblo” había sido más una jugada que interés verdadero por garantizar un resultado favorable para la población local.

Le ha tocado a este gobierno, su gobierno, encontrar soluciones a las interrogantes suscitadas por el Proyecto Minero Conga, proyecto aprobado por las autoridades que nos precedieron. Hemos escuchado, dialogado y buscado mecanismos para generar confianza con el único propósito de asegurar el bienestar colectivo y garantizar el crecimiento con inclusión. Por ello, se convocó a un peritaje internacional con el objetivo prioritario de verificar que el equilibrio ambiental esté asegurado, despejar las dudas y garantizar que la población cuente con más agua y de mejor calidad. Y que este recurso pueda generar mejores condiciones para el desarrollo personal, familiar, local y regional. (Ollanta Humala. Mensaje a la Nación, 2012)35 Humala modifica su discurso al pretender convencer a Cajamarca –y al resto del Perú– que el ORO ya no necesita ser visto como un objeto de valor negativo, pues sí sería posible compatibilizar la junción de la población con este y el AGUA –objeto valor positivo incuestionablemente–. Sin embargo, no responder a la flagrante discrepancia argumental generó una disonancia cognoscitiva que imposibilitó la asimilación del cambio propuesto. ¿Qué varió desde su asunción a la presidencia para que recién entonces fuera viable el Proyecto Conga mediante ajustes que “garantizaban” beneficios para los habitantes de la región? La premisa original señalaba que preocuparse por la población equivalía a oponerse a la explotación minera de oro y defender el agua. Entonces, ¿cómo puede encontrarse sentido a que ahora Ollanta Humala indique que velar por el desarrollo es promover la minería valiéndose de normativas adicionales? ¿No era que los gobiernos defensores del progreso a través de la minería estaban aliados con las grandes empresas y perseguían intereses propios? ¿Qué lo diferencia del resto si no es capaz de exponer las razones de un viraje tan drástico? Ollanta Humala, por sí solo, desacreditaba su supuesta pertenencia al Nosotros.

35

Loc. Cit.

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El informe pericial contiene recomendaciones que explican y mejoran las condiciones en las que el proyecto debe desarrollarse y que están extensamente descritas en el documento que es de acceso público. Este informe es para nuestro gobierno tan solo un insumo. Más importante para nosotros es el ciudadano, el poblador local que requiere el agua, que requiere bienestar y requiere desarrollo. Por ello, quiero hoy día extender el mensaje de un gobierno que tiene su población… en la población su prioridad y en la inclusión y el desarrollo su gran apuesta (…). (Ollanta Humala. Mensaje a la Nación, 2012)36 Debe puntualizarse que la Promesa de Humala respecto a Conga fue respetar la voluntad de Bambamarca y, hasta donde puede inferirse de las multitudinarias protestas, la localidad cajamarquina no fue quien cambió de opinión. La se halla precisamente en este aspecto, pues aquello que era, en realidad, más beneficioso –minería o no minería– ya no era el centro de la cuestión. Por el mismo motivo, las promesas y garantías desde el poder que brindaba Ollanta Humala, no tenían la capacidad de reencausar el ánimo de la población. El Presidente no se había percatado de que su problema político era, en realidad, haber faltado a su promesa y su situación de inhabilitación para continuar empeñando algo –su palabra– que ya había perdido.

Quiero dar un mensaje a todos los peruanos y peruanas y, en especial, a mis hermanos de Cajamarca, en relación al Proyecto Minero Conga, sobre el cual hemos dispuesto lo siguiente: el gobierno garantizará que la cantidad, la disponibilidad y la calidad del agua sean controladas con mecanismos que den absoluta seguridad a los pobladores de Cajamarca de que existirá un adecuado abastecimiento de este recurso vital, que la empresa cumpla con las exigencias ambientales y sociales (…), que se amplíe la capacidad de almacenamiento de los reservorios (…), construcción de escuelas (…), puestos de trabajo directos (…), evitar que las lagunas (...) sean utilizadas como depósito de desmonte del tajo perol (…). Es necesario acercar los proyectos económicos a las comunidades y establecer una nueva forma de relación de la empresa con los ciudadanos, que permita lograr el entendimiento, el mutuo respeto y la paz social que todos anhelamos; bases necesarias para lograr el desarrollo. Pero, el Estado tiene también un papel fundamental para garantizar una nueva forma de hacer minería en el Perú (…) amigable con el entorno, que respete las condiciones ambientales que los peruanos exigimos y nos merecemos, capaz de generar inclusión y 36

Loc. Cit.

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aporte al desarrollo real de todos y cada uno de los peruanos y peruanas. Tenemos la oportunidad de marcar un antes y un después en la forma de hacer minería en el Perú. (Ollanta Humala. Mensaje a la Nación, 2012)37 ¿No era la minería mala para las comunidades? De esto es posible extraer dos hipótesis: O el Presidente Humala mintió deliberadamente o no tenía conocimiento sobre el tema y, en ambos casos, sería vital una disculpa pública frente a quienes se comprometió. Intentar esconder el error, plantear estrategias como si este no se hubiera producido o intentar calmar los ánimos destinando recursos del Estado en forma de “soborno”, fue tal vez el elemento central de crisis. Ser consecuente habría requerido decir o disculparse antes de declarar que .

No hay en esto vencidos solo vencedores; gana nuestra nación, la de todos los peruanos y peruanas. Encontraran en…en mí y en este gobierno, su gobierno, un compromiso indesmayable y sostenido con el bienestar colectivo, la inclusión, la lucha contra la pobreza y el cuidado del medio ambiente. Quiero terminar reiterando mi saludo a Cajamarca y el objetivo de este gobierno de hacer que la riqueza de Cajamarca haga de esta región un orgullo para sus pobladores y para todos los peruanos. Estaré con ustedes garantizando que todo esto se cumpla. Muchas gracias. (Ollanta Humala. Mensaje a la Nación, 2012)38 Así pues, el episodio explica el porqué de la caída del Presidente Ollanta Humala de su rol de Justiciero para el Nosotros a político tradicional del Ellos, pero no termina de responder el motivo por el cual es posible homologarlo tanto a Alejandro Toledo, a quien se analizó previamente, como a los otros Presidentes de la República del presente siglo. La recurrencia nos permitirá visualizar cómo es que se han configurado las conexiones entre los candidatos presidenciales, presidentes electos y la propia institución del Estado Peruano. Es en ella que se entiende la existencia de una sumatoria de hechos y respuestas a estos que dan origen al fenómeno del no-creer, núcleo de la serie de reflexiones en las cuales ser profundizará después. 37 38

Loc. Cit. Loc. Cit.

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I. Matemática del desengaño

El fenómeno de la recurrencia expone la potencia escondida en la concatenación de una serie de eventos independientes que pueden ser disímiles en características intrínsecas y magnitud, pero se vinculan por obra de su repetición en el tiempo hasta dar la apariencia de poseer una presencia mayor a la del hecho mismo. Se hace referencia a la reformulación de la Acción política – infractora de contratos de Promesa previos– como el detonante de la pérdida de la confianza, pues aquel habría dejado de ser entendido como un episodio concreto para asumir la forma de compañero constante. En dicho sentido, resulta imprescindible establecer como cimiento, la existencia de una tendencia humana natural a querer-creer, distinta a la credulidad, porque no implica incapacidad para el acto mismo de la duda sino una inclinación preferente a evitar el conflicto. Recordemos pues que, cuando observamos a niños pequeños interactuar con adultos, la respuesta natural a las explicaciones sobre el mundo brindadas por estos, es de aceptación. Y, si existieran preguntas adicionales, tendrían la única finalidad de profundizar en aquel argumento original presentado por la autoridad, no cuestionarlo. De pequeños, los seres humanos preferimos creer en la visión del mundo que nos relatan y confiamos en las promesas que realizan nuestras figuras referenciales; sin embargo, dicha fe se va perdiendo con la edad mediante el descubrimiento de la falibilidad de aquellos. De igual modo, la relación del individuo con la actividad política –y los políticos– atraviesa por episodios que conducen a la reducción de la efectividad de sus discursos en el largo plazo. Aplicándolo al análisis presente, puede presuponerse un tiempo inicial (t0) en el cual la inclinación natural –como electores políticos– correspondía al querercreer. Sería la recurrencia quien habría modificado dicha situación, alterando los niveles de confianza probable y, por tanto, la actitud frente al creer y su logro como performance esperada por ciertos sectores. Ahora bien, debe admitirse que el primer “desengaño” –como llamaremos al contraste de la Promesa con una 57

Acción incoherente– o desengaño original, no es una causal suficiente para la desaparición del natural querer-creer de la masa. Por el contrario, este desengaño –identificable solo a nivel teórico y para fines didácticos–, más allá de cuál sea la circunstancia en realidad,

constituye un hito en materia de

, pero tendría una moderada desde la mirada de la Semiótica Tensiva. Ello puesto que la percepción de la masa electoral estaría aún atenuada por los efectos del querer-creer y no poseería un historial que afectara la lectura del mismo. Tengamos presente que el inicio de la duda no es tan inmediato como la exposición al primer engaño, sino que se construye en la acumulación y tras vencer a la elasticidad. Materia de nuestro interés es comprender cómo se resuelve el dilema del desengaño en momentos posteriores al (t0) y desentrañar la dirección a la cual se estaría dirigiendo el creer de la población. Para este propósito conviene introducir con mayor detalle la noción de elasticidad de la confianza39 como elemento que permite disminuir el nivel de impacto de cada desengaño puntual. Empleando criterios provenientes de la vertiente psicológica, podría identificarse que es ante la disonancia cognitiva creada por la incongruencia entre Promesa y Acción cuando surgen argumentos reductores –vistos aquí como elasticidad– que retrasarían la desaparición del creer. Estamos ante un esquema que plantea dos tendencias paralelas para presentar el panorama en torno al cual se explican las reacciones y conductas actuales de la población electoral peruana. En primera instancia, se considera la del desengaño para medir el nivel de impacto emocional que tienen estos acontecimientos en el ánimo de la masa. Sobre ella, el modelo revela una escalada sostenida justificada en la acumulación. Es decir, la de un desengaño, cualquiera fuera su ubicación respecto a la 40, 39

El término elasticidad ya había sido registrado en el texto “Semiótica: diccionario razonado de la teoría del lenguaje” de A.J Greimas, pero formando el concepto de la . Esta sería una propiedad de las lenguas que se caracteriza por la potencial expansión o condensación del discurso como posibilidades para prolongar o sintetizar su extensión, pero manteniendo un resultado equivalente. Sin embargo, el significado otorgado a la elasticidad en el presente trabajo plantea una nueva acepción vinculada a la confianza. 40 En relación al criterio de la , no se ha profundizó en las variables que podrían complementar el modelo propuesto, pues no son directamente pertinentes dentro del marco de la

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está compuesta por la

suma de la alcanzada por el suceso

inmediato anterior y el valor particular asociado al evento en curso. MODELO DE ELASTICIDAD DE LA CONFIANZA

ix

e=0

i4 i3 «desengaño»

Intensidad del «desengaño»

i5

i2 = ? + i1

i1 e=?

t0

Número de «desengaños»

tx

La siempre está en crecimiento –aun si la del último episodio resultara menos poderosa que la de sus predecesores evaluándolos de modo presente investigación. Sin embargo, se sugiere la potencial existencia de un “régimen de visibilidad” vinculado al hacer-ver o hacer-mirar posibilitado por los medios de comunicación, quienes de algún modo, afectarían el número de “desengaños” percibidos. Más allá de los eventos reales, aparecerían también las repeticiones mediatizadas de los mismos como puntos adicionales dentro de la línea de tiempo.

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objetivo–, pues el último desengaño arrastra siempre todas las intensidades de los anteriores. A esto llamamos recurrencia. Ahora bien, dicha escalada es limitada por la tendencia paralela de elasticidad que, como se mencionaba, prolonga el impacto del querer-creer, aunque se orienta hacia la desaparición. Habiendo empezado con un valor desconocido durante el (t0), conforme el número de desengaños se incrementa, cabe postular que en un tiempo indeterminado (tx) la elasticidad llegaría a cero –tornando la confianza en inelástica– y, paralelamente, la continuaría incrementándose. Entre el (t0) y el (tx) es que se desarrollaría el tránsito del querer-creer facilitador del creer al creer-no, bajo la figura del no-creer. Antes de proseguir con dicha explicación, es importante puntualizar que el presente esquema nos permite inferir también que después del (tx) es cuando empezaría a configurarse el peligro de ruptura del sistema debido a que entonces sería el descreimiento la razón constante –ante la desaparición de la elasticidad de la confianza– y llevaría a un incremento de la aceleración en la tendencia a la escalada de la por obra de la recurrencia.

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VIII. Las guerras del no-creer

La decepción, en tanto fenómeno de sentido, termina siendo vista por obra de la recurrencia como una especie de desengaño amoroso “crónico”. De fondo, se trataría de la viralización de la sospecha que el verdadero amor –romántico o político– podría no existir. Así también, el engaño “real” es reemplazado por la expectativa del engaño o no-creer; especialmente en el caso peruano donde no hay experiencias que impidan el fortalecimiento de dicha profecía autocumplida. Con el tiempo, ya no se trataría de que los “amantes” procuren votar por el amor eterno o amor verdadero, sino por aquel con la apariencia de tener probabilidades de sobrevivir durante mayor tiempo al inevitable desengaño. Esta sería, pues, la misma lógica del “mal menor” que ha acompañado al elector peruano durante los procesos de las últimas décadas. Ya no se buscan relaciones de largo plazo. Por el contrario, hay resignación o conformidad frente a una sucesión de “amantes” con los cuales no se asumen demasiados compromisos, precisamente para ser capaces de reemplazarlos sin experimentar los efectos clásicos de la decepción. Partimos entonces, como sociedad, de un voto sin demasiadas expectativas que da la apariencia de ser acto de fe, aun cuando esta ya se ha perdido. El no-creer ha sido mencionado de modo intermitente a lo largo del presente trabajo y hace referencia a la lógica que deriva de la oposición inicial del /creer/ frente al /creer-no/. Dicho término sub-contrario serviría así para designar el estado del creer durante el lapso entre el tiempo inicial (t0) y el tiempo indeterminado (tx) presentados dentro del Modelo de la Elasticidad de la Confianza. Es decir, está caracterizado fundamentalmente por la pérdida de elasticidad de la confianza por obra de la recurrencia. Ahora bien, hipotéticamente se hablaría también del comienzo de un periodo cuasi apocalíptico para el orden, estabilidad y gobernabilidad en democracia que iniciaría en el (tx), donde el /creerno/ imperaría y la desconfianza en el sistema sería la constante, así como la escalada en el ritmo de aceleración de la para los episodios de

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desengaño y, finalmente, una reactividad descontrolada por parte de la población que se convertiría en la gran amenaza. Por otro lado, hablar de política amerita definir el concepto de que esta maneja y, a su vez, establecer una contraparte con su opuesto: la . Es en dicha medida que se hace mención a la crítica a la verdad planteada por Nietzsche, aunque no se pretenda coincidir de modo total con su reflexión. Así pues, Jesús Conill rescata el argumento nietzscheano al proponer que para aquel, las cosas, sean cuales sean estas, sólo expresan relaciones. Lo que “son” sería, en realidad, únicamente la percepción de “alguien”. A raíz de ello, cabe puntualizar que “(…) la crítica de la verdad dice que la es un contrasentido, porque es absurdo que haya un , ya que lo que constituye a las cosas son sus relaciones.” (Conill, 1997, pág. 57) Esto lleva a decir que solo hay interpretaciones, porque ellas “(…) no son algo que de por sí tengan un ser determinado.” (Conill, 1997, pág. 59) Ligando el sentido obtenido de lo anterior con la actividad política, Conill rescata otra concepción al respecto que lleva a cuestionarnos si es el poder quien avala en la práctica a la mentira o si esta se ha vuelto un “derecho” de los políticos por el mero hecho de ostentar el poder tras ser electos representantes. Más preocupante aún, ¿los ciudadanos hemos perdido nuestro poder de opinar e influir o lo habremos cedido para unirnos al vasto contingente de cínicos que postula descarnadamente Juan Carlos Ubilluz?

El modelo del equilibrio de poder es básico para entender las relaciones sociales y jurídicas. No hay ningún derecho sin poder. Pero, esta consideración se completa en Nietzsche con un paso más: ningún derecho sin poder, porque el derecho carente de poder no posee ninguna validez. Más allá de la justicia: ¡poder! (Conill, 1997, pág. 185) Conviene, asimismo, definir qué entendemos por “mentira” dentro de política. Del inglés pueden extraerse dos términos relacionados con significados distintos que conviene diferenciar: defraudación y mentira. “Deception, (…) is where an individual purposely takes steps that are designed to prevent others from knowing the full truth (…) about a particular matter.” (Mearsheimer, 2011, pág. 15) Es decir, 62

defraudar sería el acto consciente de evitar que otros accedan a la información completa sobre algún asunto particular. La mentira simple o lying, sería cuando una persona hace una declaración que él sabe o sospecha es falsa con la esperanza que otros crean que es verdad. (Mearsheimer, 2011, pág. 16) Ambas categorías son mal percibidas y Mearsheimer presenta dos términos adicionales que resultan más “admisibles” en ciertos contextos: conceal, ligado a la omisión de información, y spinning o alterar la información, pero sin llegar a volverla mentira. En el uso, para el autor, generalmente todas se mezclan, pero para efectos de nuestra historia política realmente no ha sido importante qué tipo de “mentira” se contó a la población; ya que, los conflictos por lo general surgieron no a causa de las consecuencias directas que ella trajo sino del descubrimiento de la inexactitud misma –sea voluntaria, permitamos la alternativa, o involuntaria– que condujo a la construcción de un patrón de recurrencia para los desengaños. Tal y como si se hiciera referencia al argumento de una película de ficción, la lógica de los discursos en el Perú habría hecho de la verosimilitud el paradigma rector de la fase de Promesa, porque las reglas del juego ya no están en función de la verdad ni lo verdadero. Siendo así, quedaría por interiorizar a las nuevas aproximaciones al terreno de la manipulación vista como seducción semiótica, que en política traza como su norte a la creación de lo que Raúl Dorra denomina . Para él, “[la ilusión es] (…) un mundo construido por los recursos expresivos del enunciador, en el que existen otros sujetos cuyo estado cognitivo es insuficiente para hacer la distinción entre lo real y lo ilusorio.” (Dorra, 2005, pág. 92) Como vemos, la construcción de la ilusión se fundamenta en poner a la verosimilitud como la verdadera meta; sin embargo, a diferencia de la insinuación en el planteamiento del autor, ello no implica permanente credulidad –en la forma de estado cognitivo insuficiente– de la masa ni individuos que la conforman. La supuesta “confusión” que proponía el “ilusionamiento clásico” mencionado anteriormente, sería en realidad el pretexto que permite ignorar o suspender temporalmente la situación de no-creer previa a la Promesa, con fines prácticos y electorales. Finalmente, solo restaría señalar que al apostar por la verosimilitud, en lugar de la verdad, la promesa y el acto político se contraponen. Alexandra 63

Álvarez y Teresa Espar salvan, además, la importancia de la noción del , interiorizando para ello la definición de Van Dijk que lo vincula a un sentido de control mental sobre las acciones de otro. Nuevamente, el hacer-hacer o hacer-saber están en escena como instrumentos preeminentes.

En estas definiciones siempre está presente la presuposición de la desigualdad entre los individuos y los grupos humanos, la libertad que debería tener cada uno para hacer lo que le plazca pero que parecen tener unos más que otros. Hay desigualdad social y unos obligan a otros, los convencen o persuaden, en el mejor de los casos a hacer lo que no corresponde a sus intereses. (Álvarez & Espar, 2002, pág. 2) En la argumentación de ambas se encuentra como uno de sus pilares el criterio de necesidad a través del cual se enlaza al poder y lo definido por ellas como el comportamiento cultural de que “(…) es una modalidad de interacción comunicativa ritualizada (…) saturada de formas simbólicas (…) a medio camino entre la obediencia a lo prescrito y la libertad (…) de la circulación de mensajes.” (Álvarez & Espar, 2002, pág. 12) Así pues, explican la como un acto de cesión voluntaria del poder que, en la arena política, se justificaría para mantener el contrato entre semejantes y la imagen frente a los subordinados, pero resulta diferente a aquellas impuestas, pues sí se conserva el control. De fondo, estaría el planteamiento acerca del ritual y la puesta en escena que postulaba Erving Goffman para dar a conocer que los sujetos –en forma de actores– actuarían en escenarios con el objetivo central de reivindicar una imagen determinada frente a cierto auditorio. En este caso, el proceso electoral, funcionaría como el ritual en donde los votantes cumplen el guión que supuestamente les otorga el sistema democrático. Habiendo evidenciado previamente que el vínculo entre masa y líderes pasa por la manipulación, debe rescatarse también la definición que Raúl Dorra hace del acto de manipular al presentarlo como “(…) la intervención de un sujeto sobre otro sujeto para producir en él una transformación.” (Dorra, 2005) Cuando el que plantea Dorra se desviste de las connotaciones habituales asociadas al término, somos remitidos nuevamente a la Teoría de la Manipulación 64

Semiótica cuyo potencial está ligado al ejercicio de hacer-hacer –no se trabaja con el hacer-creer desde una perspectiva tradicional– a otros un “algo” absolutamente variable. Sin embargo, es preciso también establecer que si bien la performance central esperada en muchos de los casos llega a realizarse –ser electos–, ello no implica que exista un convencimiento real de las partes frente a lo expuesto a nivel discursivo. Este divorcio entre acción y creencia –para el electorado– puede ser visto como la inevitable consecuencia de las recurrentes incoherencias en un esquema de promesa y acción –del político–, ya que ello lleva precisamente a la generación progresiva de inmunidad en la población frente al compromiso emocional sostenido, que antaño se esperaba conseguir, y a despojar la manipulación política de su supuesto carácter abusivo. Se trata menos de masas engañadas y más de poblaciones que confirman su expectativa de ser engañadas.

Sin las asociaciones negativas, la manipulación podría ser una forma de persuasión (legítima). La diferencia crucial en este caso es que en la persuasión los interlocutores son libres de creer o actuar como les plazca según si aceptan o no los argumentos de quien persuade, mientras que en la manipulación a los receptores se les asigna, típicamente, un papel más pasivo: son víctimas de la manipulación. Esta consecuencia negativa del discurso manipulativo ocurre normalmente cuando los receptores no son capaces de comprender las reales intenciones o ver las reales consecuencias de las creencias o acciones defendidas por el manipulador. Este es el caso, especialmente, cuando los receptores carecen del conocimiento específico que podrían usar para resistirse a la manipulación. (Van Dijk, 2009, pág. 353) Una instancia inicial sería entonces la delimitación del esquema para enmarcar las dos performances esperables que es posible deducir de cualquier propuesta de campaña política: creencia y voto. Para ambos casos el candidatomanipulador (S1) aparece frente a su electorado-manipulado (S2) a fin de propiciar un hacer-hacer que necesita el desarrollo de ciertas competencias. Conviene preguntarse, a continuación, ¿por qué resultará más sencillo lograr el voto que el creer?

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Siendo parte de la Teoría de la Acción (Hacer) y segunda etapa del Esquema Narrativo Canónico, la COMPETENCIA o Ser del hacer es requisito indispensable para la PERFORMANCE, pues aquella influye en el resultado final de esta al posibilitar o impedir su éxito. Observaremos desde el ángulo de la competencia, que la situación favorece la performance exitosa de uno de los hacer-hacer por encima del otro, más allá de cuál sea el candidato o su discurso en particular.

COMPETENCIA DEL ELECTORADO PERUANO ACTUAL Situación 1 Hacer 1 Ser Hacer 2 Situación 2 Conjunción. Disjunción. Cumplir la ley, evitar No hay disposición o ser multados y Deber mandato que rija reivindicar la imagen sobre sentimientos o de la situación. preferencias. Conjunción. Disjunción. No ser mal vistos por Es más probable el sus congéneres, rechazo que la evitar diferenciarse aceptación como una Querer de la masa, alejarse forma de proteger la del Nosotros o propia imagen para excluirse. evitar exponerse a sentirse engañado. -Votar -Creer Conjunción. Disjunción. Conocimiento general No existe método reforzado en cada para forzarlo. Se Saber elección a través de supone debe ser algo spots educativos y natural o “ganarse”. experiencias ajenas. Conjunción. Disjunción. La población está El contexto de entrenada para ir a recurrencia del Perú, Poder votar y tiene centros obstaculiza en lugar destinados para ello de posibilitar. cerca a su domicilio.

A pesar de la dramática realidad, vemos que la fórmula destinada a garantizar victorias electorales de determinados candidatos continúa postulando, desde el marketing político, que el éxito se debe alcanzar empaquetando una supuesta visión compartida entre el candidato y la masa para convertirlos en Nosotros durante el periodo de Promesa, así en la realidad esto carezca de fundamento. 66

¿Cómo se diseñan, pues, las promesas de campaña y discursos ganadores de elecciones? Su efectividad, está finalmente condicionada a la capacidad de la figura que los canaliza para transmitir de modo adecuado y convincente. Hemos entrado en la era del “spot” que limita el tiempo, atención y recordación de las propuestas políticas, por tanto, el marketing político se volvió necesario como soporte a las candidaturas, pues aquellas propuestas que mueven los hilos emocionales de las personas, generando visiones de un futuro mejor, valores e ideales son las únicas que resultarán exitosas. A su vez, debe recordarse que los medios han desplazado a los partidos volviéndose aliados importantes para una exposición adecuada. (Crespo, 2011) La gran problemática, como nos permite constatar el historial político peruano, es que gran parte de los candidatos presidenciales terminan apostando su credibilidad futura y, así, comprometen la estabilidad de un potencial gobierno suyo. En la actualidad, la inexistencia de partidos políticos ha llevado a crear rostros revestidos de atributos que carecen de respaldo jugando a ganar votos como ejercicio de convencimiento a la población de dar un salto de fe –ante la imagen proyectada– en la era que se ha caracterizado por la desaparición de la fe entendida como creer. Para esta artificial puesta en escena, según Antoni Gutiérrez-Rubí, la gran guerra en función de la cual se trazan las estrategias de campaña estaría en ser capaces de abordar las emociones y percepciones para crear una imagen que se acerque a lo “mítico”. La afirmación central hecha es que, conocer y comprender los intereses del elector es tan importante como elaborar las propuestas –y promesas–. La política del s. XXI, para Gutiérrez Rubí, deberá hacer acento en la recepción y no emisión. (Gutiérrez-Rubí, 2010) Como Ismael Crespo mencionaba, el factor diferencial en el líder está en compartir una visión particular de modo que resuene en los receptores. Desafortunadamente, cuando lo que se promete no se aproxima a lo real, el impacto posterior del desengaño es aún más devastador que el potencial beneficio incial. Lo más importante de la propuesta de Antoni Gutiérrez-Rubí es quizá la aceptación del relato como el fundamento para construir una campaña persuasiva exitosa. En política, aquel que narre la mejor historia es quien gana; sin embargo, 67

si no hay proyecto político responsable detrás, simplemente se está generando un problema mayor. Si bien se fabrican candidatos presidenciales a partir de veteranos y nuevos políticos vistiéndolos de ideales y promesas diseñadas para calar en los corazones de la masa electoral y llevarlos a la acción de votar, como la experiencia demuestra, esto no ha servido para fortalecer la democracia ni la cohesión social. El uso irresponsable del marketing político y sus herramientas podría haber llevado a muchos a la presidencia –incluso con aplastantes victorias, pero en el caso peruano también ha contribuido al fortalecimiento de la recurrencia en el desengaño y debilitamiento del sistema–. Entre el electorado y los candidatos presidenciales parece existir solo un contrato matrimonial que es firmado cada cinco años, pero considerando desde el inicio la posibilidad del divorcio ante una esperada “traición”.

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IX. Horizonte de sucesos

La figura presentada en el concepto de la recurrencia, aun cuando se explicó en detalle capítulos atrás, necesita ser contrastada con hechos más puntuales de la realidad. Ahora bien, así como astrónomos, físicos y otros académicos hacen referencia a un en relación a los agujeros negros41 para explicar el límite invisible e intangible que dividiría este fenómeno del resto del espacio, el tiempo indeterminado (tx) enmarcaría la separación entre una época donde la elasticidad de la confianza aún tiene cierta vigencia y otra en la cual habría caducado irremediablemente. Al cruzar el primero, el “retorno” se vuelve imposible pues la masiva fuerza de atracción obstaculiza el escape, así como la aceleración en la escalada de intensidad del modelo de elasticidad, para el segundo, crecería a velocidades vertiginosas e inestimables hasta alcanzar el colapso final.

What´s beyond the event horizon, it can never escape from the black hole, and will continue falling towards the center of the black hole, which is called a singularity. This is because at that point, the gravitational field of the black hole is so strong that nothing, not even light, can reach the escape velocity necessary to leave the black hole. Because of this, it's impossible to get any information out of a black hole, so we can't really know what's beyond an event horizon. (UCSB Science Line, 2013)

Lo que se encuentra más allá del horizonte de sucesos, no puede escapar nunca del agujero negro y continuará cayendo hacia el centro de este, que es llamado una singularidad. Esto se debe a que en ese punto, el campo gravitacional del agujero negro es tan fuerte que nada, ni siquiera la luz, puede alcanzar la velocidad de escape necesaria para abandonar el agujero negro. Por dicho motivo, es imposible obtener información de los agujeros negros, así que no podemos saber realmente que se halla más allá del horizonte de sucesos.42

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Pueden ser comprendidos como el colapso de estrellas sobre sí mismas que ocasiona la compresión de sus respectivas masas en pequeños puntos en el espacio poseedores de fuerza gravitatoria excepcional. 42 Traducción propia.

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Dentro de un agujero negro se desconoce qué sucede con la materia más allá de su “destrucción” por compresión extrema y, del mismo modo, una vez atravesado el hito del tiempo indeterminado, se torna inviable pronosticar a ciencia cierta cuáles serían las potenciales consecuencias para los actores sociales y el sistema democrático que se defiende en la actualidad. Sin embargo, se pueden realizar algunos cálculos generales a partir de un análisis de la naturaleza del sistema mismo, sus tendencias y la transformación del electorado en una era del creer no hasta configurarse en neo electorado. Juan Carlos Ubilluz, permite incorporar una nueva categoría de votantes al exponer la figura del sujeto posmoderno en función a la negación del Otro por la exaltación del Yo como parte de una era en la que el individualismo y el mercado habrían cercenado lo social en pro de un viaje al y . El “(…) cínico de nuestra época sabe muy bien que ni el éxito ni el dinero ni las mercancías traen consigo la felicidad, y sin embargo, actúa como si no lo supiera.” (Ubilluz, 2006, pág. 29) Si consideramos que la política ha perdido su significado por la inexistencia de propuestas ideológicas sólidas para sumergirse en la lógica del espectáculo mediatizado, encontramos que se ha vuelto a una forma en la cual se expresaría también el “mercado”. ¿No es acaso que las generaciones del individualismo contemporáneo, los más jóvenes, viven su experiencia política como una práctica comercial en la cual se permiten adquirir afinidades con la imagen de algún candidato? Más importante que ello, si estos supuestos ciudadanos criados en un contexto deforme se comportan con cinismo, ¿cuál es la actuación discursiva correspondiente del político dentro de dicho juego? Para Ubilluz, “(…) el cínico se cree no-engañado por la ideología dominante simplemente porque la critica o se burla de ella. Pero a ella le importa un bledo lo que crea el cínico con tal de que actúe como se supone que debe de actuar.” (Ubilluz, 2006, pág. 30) Para la maquinaria política que prolonga el reinado de la “democracia” la tendencia del no creer ha sido pasada por alto sin estimar el costo de generaciones enteras de hombres y mujeres que potencialmente caerán en el creer no. La debacle estaría precisamente en que la

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última esperanza para el futuro, la juventud, sería quien enmascarada de cinismo terminaría por resultar ineficaz para organizarse y generar cambios. A la par, dentro del escenario político peruano fue posible identificar la tendencia al incremento de los niveles de aprobación presidencial en encuestas de opinión. En función a ella sería que el sistema se habría respaldado para asegurar mejoría en la relación de confianza entre la población y sus representantes; sin embargo, contrario a lo que resultaría de una suposición superficial, ello no implica necesariamente una mejor gestión, cumplimiento real o la percepción de transparencia en la gestión. A decir verdad, ocurre exactamente lo contrario.

Fuente: Opinión Data – IPSOS Apoyo

Elaboración: Propia

En un primer nivel de análisis, si comparamos los porcentajes de aprobación de la población peruana frente al presidente de turno durante sus tres primeros años de gestión –fuese este Alejandro Toledo, Alan García u Ollanta Humala– exponemos la presencia de una marcada propensión al incremento general de sus líneas de tendencia, como puede observarse en el gráfico anterior, ocurriendo un ordenamiento inverso únicamente en el mes de la toma de mando. 71

Es decir, las encuestas de opinión revelarían que aparentemente, conforme el tiempo avanza, también lo hace la “aprobación promedio” de la figura presidencial, pues Alan García fue, en general, mejor aprobado que Alejandro Toledo y, a su vez, peor que Ollanta Humala. A partir de este hallazgo y contrastando las cifras con el número de escándalos y situaciones de inestabilidad originados a la par, veremos que estos episodios no habrían disminuido en número ni intensidad como sería lógico presuponer. De lo anterior puede inferirse entonces, que los requisitos para la “aprobación” se volverían menos exigentes con el tiempo y que el “aprobar” no equivale a “creer”. Después de todo, si establecemos como segundo nivel de análisis a la evolución en el número de conflictos sociales reportados en el país, hallaremos que la tendencia generada es al incremento como se evidencia en el gráfico siguiente.

Fuente: Reporte de Conflictos Sociales (Defensoría del Pueblo)

Elaboración: Propia

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En lugar de existir una correlación inversa entre el número de conflictos sociales reportados en el país y el porcentaje de aprobación presidencial resultante de las encuestas de opinión aplicadas a la población, habría una correlación positiva denunciando que, en realidad, el aumento de los niveles generales para porcentajes de aprobación no implica una mayor confianza en la figura presidencial. Puede hablarse así de una especie de “normalización” frente a la experiencia de la era del no creer que es causante de la falta de conciencia ante su evolución en otra del creer no donde sería imposible ejecutar acciones correctivas eficaces.

CORRELACIÓN ENTRE EL % DE APROBACIÓN Y N° DE CONFLICTOS SOCIALES Presidente Alejandro Toledo Alan García Ollanta Humala

Periodo considerado May 04 - Jul 05 Ago 05 - Jul 11 Ago 11 - Nov 13

N° promedio de conflictos socioambientales 71 164 228

Periodo considerado Jul 01 - Jul 06 Jul 06 - Jul 11 Jul 11 - Dic 13

% promedio de aprobación presidencial 19% 34% 46%

Fuente: Reporte de Conflictos Sociales (Defensoría del Pueblo) / Opinión Data – IPSOS Apoyo Elaboración: Propia

¿Cómo es posible vincular la temática de la aprobación presidencial con la conflictividad social nacional si en algunos casos las protestas han sido también en contra de la actividad de empresas y no autoridades públicas? El gran problema retratado en páginas anteriores radica en que el sentir frente a un político en particular no ha terminado por afectar únicamente a sus semejantes sino a la misma figura del político más allá de sus nombres específicos. Es decir, que el accionar de los recientes presidentes ha terminado por comprometer la percepción del cargo en sí. Y, no solo eso, sino que también se ha extrapolado a la visión frente al Estado y, finalmente, deformado la noción de la institucionalidad independientemente de su corte. ¿Qué cabe esperar entonces? La respuesta es sencilla. De continuarse sin alterar los lineamientos del sistema de gobierno y bajo las mismas premisas sobre la democracia manejadas en el presente, el tiempo indeterminado terminará por

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ser una realidad y el creer no se volverá la apuesta subconsciente de un electorado aprestado para la incapacidad de establecer relaciones de confianza con sus autoridades. Eso sería únicamente un hostigador final para que las nuevas generaciones terminen por abandonar el rol original de ciudadanos que la Democracia en pleno derecho les ofrecía y busquen rutas alternas de reclamo para hacer oír voces de protesta ante acciones y situaciones permitidas por el Estado o autoridades electas. Sin lugar a dudas, el futuro dejaría ver una apremiante crisis de gobernabilidad y confianza que, en el peor de los casos, propiciaría el estallido masivo de conflictos sociales hasta derivar en anarquía. Después de todo, ¿de qué clase de “desarrollo” o crecimiento económico puede hablarse si la inclusión social sigue estando en entredicho?

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X. Paralelo al conflicto social

El crecimiento económico del país en los últimos años ha parecido ser el banderín más publicitado por aquellos sectores interesados en explicar el escenario actual como uno de progreso; sin embargo, anteriores reflexiones demostraron que en el centro de aquello estaría más bien una realidad de exclusión que afecta a la población no únicamente en términos financieros sino también políticos o sociales. Es decir, más allá de la situación a nivel macroeconómico y el incremento de la capacidad de gasto de buena parte de la pirámide socioeconómica, la estabilidad del modelo actual estaría siendo afectada por una situación que a nivel estructural apunta al quiebre. La tendencia al incremento en el número de conflictos sociales y la extraña reacción en las encuestas de opinión sobre la aprobación presidencial revelaron que la recurrencia habría encaminado a una desaparición de la confianza cuyos efectos serían quienes sostendrían la justificación para una escalada de las protestas y conflictos. Ahora bien, Juan Biondi propone empezar distinguiendo a la subversión de la violencia, por causa de un llamado mutismo de conocimiento que brilla en ausencia de esta. Así también resultaría errado reducir totalitarismo a característica de un tipo de ideología específica o a ver la subversión solo como lucha armada. “La subversión no es un sistema porque haya sido creado como tal, sino porque la dinámica instructiva (…) ha hecho converger sus valores subversivos en cuatro manifestaciones (…) [donde] hay transferencia y alterabilidad de valores (…).” (Biondi, 1990, págs. 31-32)

La subversión en el Perú es un sistema que tiene básicamente cuatro manifestaciones: la político-militar, la económica, la social y la autogubernamental [siendo] que la lucha en torno a la subversión en todas sus manifestaciones se está dando ya en las escuelas (…). (Biondi, 1990, págs. 12-13) Para Biondi las cuatro conforman un sistema que requiere evitar un tratamiento atomizado en pro de llegar a soluciones. Por tanto, identificar la 75

subversión únicamente con injusticia social producida por un sistema económicoproductivo, podría dejar de lado muchos otros factores. El contexto influye, pero parece ser el campo de la educación, y escuela, claves para entender la problemática. “Al confundir Estado con Gobierno y disociar Estado de individuo abrimos las puertas a la subversión.” (Biondi, 1990, pág. 60) ¿Quién debe hacerse responsable cuando todos pretenden eludirlo? Por ejemplo, cuando el Estado legisla a favor de ciertos grupos de poder, en lugar de velar por la transparencia, el gobierno termina propiciando un patrón de informalidad permisivo. Gran parte de lo que hoy llamamos y puestos en relación a una carente , empieza con la oposición clásica entre /asimilación/ y /exclusión/, cuyos orígenes en nuestro país se remontan a su constitución misma como territorio autónomo y republicano. ¿Cómo se configura la exclusión, segregación o marginación en el contexto político actual? “El grupo dominante, como buen asimilador, no rechaza a nadie; se siente, por el contrario, generoso, acogedor, abierto al exterior. Pero al mismo tiempo, cualquier diferencia de comportamiento algo marcado, por la cual el extranjero traiciona su origen, constituye para él una extravagancia carente de sentido. (…) [Entonces] (…) el señor “Todo-el-mundo”, por su parte, da por sentada la irracionalidad (…) de aquellos que piensan y actúan en función de visiones del mundo diferentes a la suya.” (Landowski, 2007, págs. 20-21) Desagregando del planteamiento anterior cabría preguntarnos: ¿quién es el extranjero en el Perú? y ¿quiénes son Todo-el-mundo? La cuestión central estaría en la inversión de estas categorías en el terreno de la práctica. Perú parece no poder evitar el estallido de manifestaciones, reclamos y levantamientos porque ha hecho de la minoría su “Todo-el-mundo” y “extranjerizado” a la mayoría de peruanos que han dejado de verse representados por los políticos y gobiernos de turno43. No vivimos un apartheid, es cierto, pero una porción considerable de la población que se autopercibe como excluida experimenta la cotidianidad “como si lo hiciéramos”. Si a ello se suma la problemática del cinismo resultante de una 43

En paralelo, puede hacerse referencia a los conceptos de y desarrollados por autores como G. Deleuze o y de J. Derrida.

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histórica crisis de confianza, la deformación de la democracia e inexistencia de ciudadanos propiamente dichos, las consecuencias son aún más devastadoras. Adentrándonos en la experiencia de la “ciudadanía” peruana frente al sector minero y otras actividades extractivas que caracterizaron los casos analizados discursivamente en capítulos previos, podemos observar una conexión que tiene muchos años de antigüedad y sigue vigente, pese a la retahíla de conflictos sin resolver que se han ido amontonando a raíz de la escalada de problemáticas estructurales e ineficiencia gubernamental. De los centenares de casos reportados en todo el territorio nacional, parecen ser estos los de mayor resonancia entre la población y medios de comunicación por las ramificaciones que se derivan. Hablamos de “(…) posibles daños ambientales, el impacto en los recursos hídricos, el mal empleo de políticas de proyección social de las empresas y el inadecuado uso del “canon” (…).” (Grompone & Tanaka, 2009, pág. 322) Efectivamente, las empresas dedicadas al rubro energético, por lo general, han construido una deplorable imagen que además ha sido vinculada a gobiernos y gobernantes tras haber hecho acuerdos o permitido que estos contribuyeran activamente a la aprobación de sus proyectos. Si bien el origen está en las malas prácticas llevadas a cabo y sufridas por la población local, la imposibilidad de reconciliarse con la fuente de inversión que ha posibilitado el crecimiento económico de los últimos años se halla en la falta de legitimidad del gobierno como aval más que la contaminación o falta de compensación satisfactoria en sí. Así también se observa rechazo hacia la “privatización” de fuentes energéticas pues aún existe recelo ante el modelo capitalista que corta cualquier dependencia –y protección– del Estado. El punto crítico del rechazo a que las empresas inviertan en el sector no radica en sí mismo, sino en la imposibilidad del gobierno de convertirse en un mediador de intereses que logre propiciar consensos que se perciban beneficiosos para todas las partes implicadas y distribuir con justicia los beneficios de las actividades extractivas. Por un lado, la memoria colectiva se ha visto marcada por el accionar pasado de las autoridades, ya que la desigualdad social ha permitido la explotación e incumplimiento en la preservación de los derechos civiles de un 77

amplio grupo de peruanos. Asimismo, ello ha contribuido

a aumentar la

percepción de pobreza44, previamente existente. De otra parte, la clase política, dentro de la cual se incluyen Alejandro Toledo y Ollanta Humala, ha demostrado una actitud ambivalente ante la cuestión. La variación en su posición respecto a ella ha quedó en función al momento político en el cual se encontraran –candidatura o presidencia–; sin embargo, ante la opinión pública esto tuvo un componente de descrédito. Si privatizar las refinerías EGASA y EGESUR iba contra los intereses de la población durante la campaña electoral de 2001, según se puede inferir de la promesa de no hacerlo hecha por Alejandro Toledo, tampoco podría serlo meses después cuando este asumió el cargo. ¿Qué cambió? Para la población nada lo hizo, solo la opinión del político que se deslegitima como actor válido para intentar influir al respecto. De igual forma, las manifestaciones de Ollanta Humala registradas en diferentes formatos y retransmitidas innumerables veces a través de medios de comunicación, presentan la misma contradicción. Yanacocha es una empresa que ha tenido encuentros desafortunados en repetidas ocasiones con la población cajamarquina, de los cuales fuese quizá más nocivo para la relación el derrame de mercurio en Chorompampa. Con eso aún en mente, se intentó abrir la minera Conga en dicho departamento. ¿Aprobarla o no aprobarla? Esta no era la cuestión principal, pero se convirtió momentáneamente en ella ante la exaltación a los pobladores comandada por Ollanta Humala para intentar ganar las elecciones de 2011. , la elección se planteó como extremos irreconciliables. Por tanto, el radical cambio de opinión del mismo desde la presidencia resultó, por demás, sospechoso y desesperanzador.

Los conflictos sociales son la suma de un proceso a través del cual se va acumulando un descontento, de elementales capacidades de organización de discursos justificadores. Aunque pueden estallar de un momento a otro, 44

En este caso, hace referencia a la escasez de oportunidades para acceder a capacidades que permitan garantizar libertades fundamentales (políticas, económicas, sociales, seguridad protectora o garantías de transparencia) para formar la percepción de calidad de vida. Esta visión postulada por Amartya Sen (2003), reviste el concepto de nuevas connotaciones y lo aleja de las limitantes que lo reducían a la variable económica (solo un ingreso por debajo de una cifra determinada a nivel internacional).

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los conflictos son el resultado de un proceso de maduración; muy pocas veces son espontáneos. (Grompone & Tanaka, 2009, pág. 325) Al haberse anulado las vías Población Involucrada - Empresa y Población Involucrada – Estado, se empieza a poner en entre dicho, por parte del resto de actores no involucrados directamente, la capacidad de gestión de los gobernantes. Es decir, cuestiones que originalmente debieron ser atendidas a nivel local terminaron convirtiéndose en temas de coyuntura nacional que influyeron en la totalidad de la “opinión pública”. Los repetidos intentos para formar mesas de diálogo y mejorar la comunicación sufren obstrucciones y, aunque se pueda restablecer el diálogo y dejar el episodio atrás, las consecuencias se mantienen inalterables. Así pues, el tema central para ambos casos no era la empresa en sí y el proyecto sino que, a ello se debió sumar la elección de una estrategia discursiva contraproducente y un aval inadecuado.

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XI. Estado de alerta

Sin lugar a dudas, ha quedado evidenciada la potencial crisis que se había mantenido fuera del radar de atención por parte de los diferentes actores sociales que la afectan o serían afectados por ella. Dada la situación que nos encaminaría al fatídico tiempo indeterminado, tras el cual es imposible realizar acciones correctivas o de mejoría manteniendo cierta estabilidad del modelo actual, reconocemos como una necesidad prioritaria el establecimiento de alertas, tanto para la clase política como para el sector privado, a fin de continuar exacerbando los elementos que nos conducen por la ruta de lo que podría llamarse: 45.

¿Qué debería hacer o considerar la clase política?

Alerta 1.- Fomentar la educación como lineamiento prioritario Si bien la temática educativa se comporta como un componente extremadamente manoseado durante la etapa electoral, hacemos referencia a una disposición por parte de los candidatos y representantes electos para asumir el compromiso real de emprender acciones concretas en este sentido, no buscando escudarse en medidas populistas, sino establecer una reforma estructural sin importar que los resultados de la misma –por su corte intangible– terminen siendo evidenciados, reconocidos y/o atribuidos a otro gobierno. La importancia de este paso radicaría en que la educación es sinónimo de oportunidades para el desarrollo colectivo y personal. Recordemos pues que, sin una población educada apropiadamente, no hay ciudadanía y sin ciudadanos no existe Democracia.

Alerta 2.- Apostar por la coherencia discursiva La estabilidad del modelo democrático actual precisa de políticos que antepongan el cumplimiento de sus ofrecimientos –electorales y no electorales– por encima de cualquier otro interés o propósito, para así reivindicar el valor de su 45

En referencia a la novela de Gabriel García Márquez que lleva la expresión como título.

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“palabra”. Únicamente así podrá intentarse acabar con la profecía auto cumplida que sostiene los modelos o tendencias presentados y restaurar la confianza perdida por obra de la recurrencia.

Alerta 3.- Reconsiderar a la disculpa pública como una estrategia aceptable para enfrentar una potencial crisis Contrario a lo que muchos asesores políticos parecen pensar, admitir un error a tiempo tiene mejor lectura por parte de la población y desautoriza sustancialmente menos que un flagrante incumplimiento carente de explicaciones. La reactividad social, como reacción al accionar de funcionarios públicos, generalmente se vincula más al desengaño que al error mismo del político. Es decir, las personas no protestan porque aquel se haya equivocado sino porque éste, al no reconocer su falibilidad con gracia suficiente, da a entender que operó con consciencia y mala intención.

Desafortunadamente, a pesar de la trascendencia de las implicancias derivadas en las alertas anteriores, el gran obstáculo de fondo se hallaría en que conseguir su implementación ameritaría una nueva clase de individuos y organismos partidarios que trabajen realmente en favor del beneficio nacional sin ambiciones personales predominantes, capacitados y con una base moral sólida. Suena a utopía, tal vez porque realmente nos hemos vuelto o, tal vez, porque en realidad estamos más cerca de lo que creemos del temido punto sin retorno.

¿Qué deberían hacer o considerar las empresas privadas?

Alerta 1.- Evitar elegir como avales a autoridades o instituciones públicas Es fundamental que el sector privado comprenda el gran error que supone respaldarse en el apoyo de la clase política o el Estado peruano mismo para sacar adelante iniciativas y/o proyectos empresariales que activen la sensibilidad de la población. Carece de sentido, después de todo, presentar de garantes a actores 81

que no son percibidos como confiables. Por el contrario, ello solo repercutiría en sus posibilidades para continuar con sus pretensiones.

Alerta 2.- Tomar en consideración el historial de relacionamiento de la población con el sector público y sus autoridades Es fundamental que las empresas establezcan como paso previo al relacionamiento con sectores particulares, dentro de su grupo de interés comunidad, a la realización de un análisis acerca del tipo de vínculo pasado, no solo con la empresa misma u otras de rubros similares, sino también con sus autoridades locales, regionales y nacionales. Dicha consideración aplica para cualquier tipo de compañía, no únicamente dedicadas a actividades energéticas o extractivas, pues parte de la certeza que la revisión de modelos discursivos anteriores permitirá detectar fórmulas o estructuras inefectivas o que despierten anticuerpos. Lógicamente, en el caso de aquellas más sensibles a la reactividad social (Ej. mineras), este mapeo discursivo sería una noción vital para incorporar a los lineamientos de Responsabilidad Social porque evitaría la pérdida innecesaria de recursos y el desgaste de las relaciones.

La cuestión principal para las empresas se ubica en que la desconfianza perfilada a instalarse en la población durante el tiempo indeterminado detectado en el Modelo de elasticidad de la confianza, alcanza a la institucionalidad vista del modo más general posible y no únicamente vinculada al Estado. Esta situación adquiere sentido al tomar en cuenta que aislando teóricamente el tema, si bien se conecta solo a la clase política y a la población, en la práctica no puede examinarse de dicho modo. El cuestionamiento medular es sencillo: ¿Si las instituciones públicas, que tienen como único objetivo proteger los intereses de la población, favorecen a otros actores en lugar de cumplir con dicha misión, cuánto menos probable es que instituciones privadas, cuya finalidad es el lucro, realmente pretendan cumplir sus ofrecimientos y eviten afectar? Recordar que esta es tanto una batalla de realidades como de percepciones, será clave.

82

Se requieren sacrificios, medidas drásticas, revolucionarias e innovadoras, verdadero interés, mucho debate para visibilizar el tema y generar espacios de reflexión frente al mismo que lleven a enfrentarlo. El compromiso pendiente, para tener éxito, deberá incluir necesariamente a partidos y personajes políticos, medios

de

comunicación,

universidades,

académicos

e

investigadores,

asociaciones civiles, organismos no gubernamentales, empresas y la población en general. Es un trabajo que atañe a la sociedad en su más amplio nivel ya que, si continuamos actuando como si todo estuviera en orden, e ignoramos la insostenible realidad, pronto no habrá salida.

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