¿Democracia híbrida o pluralismo radical? La campaña electoral y el proyecto político de la izquierda en el Departamento de Canelones

July 22, 2017 | Autor: Florencia Dansilio | Categoría: Political Sociology, Uruguay, Etnography
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Descripción

UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES LICENCIATURA EN SOCIOLOGÍA

¿Democracia híbrida o pluralismo radical? LA CAMPAÑA ELECTORAL Y EL PROYECTO POLÍTICO DE LA IZQUIERDA EN EL DEPARTAMENTO DE CANELONES FLORENCIA DANSILIO

Monografía final de la Licenciatura en Sociología Tutor: Dra. Susana Mallo 2007

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RESÚMEN

La presente investigación se centra en un estudio de caso sobre la campaña electoral de una candidatura del EP-FA-NM para las elecciones municipales de mayo del 2005 en el departamento de Canelones. De acuerdo a las discusiones contemporáneas sobre las democracias y la posibilidad de proyectos políticos de izquierda, renovados y ajustados a las nuevas realidades, es que se propone un análisis sobre la articulación entre el discurso y la práctica política de la izquierda y las diversas formas de participación que tuvieron lugar en la campaña electoral en cuestión. A través de la observación participante de las diversas actividades durante los dos meses de la campaña electoral y posteriores entrevistas a referentes locales, principales articuladores entre la candidatura y las diferentes comunidades, es que se analiza por un lado la estrategia electoral y la propuesta política de la candidatura en relación a un proyecto de ampliación democrática y por otro lado, el relacionamiento que se establece entre lo partidario y lo comunitario y la influencia de las relaciones políticas informales entre políticos y seguidores, en miras a una cada vez más necesaria extensión de la participación política ciudadana.

Palabras claves: Democracia – Participación – Mediación – Intercambio informal

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ÍNDICE INTRODUCCIÓN

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CAPÍTULO 1 Democracia y participación ciudadana: la viabilidad de un proyecto radical y plural en sociedades híbridas

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1.1 En torno a las concepciones contemporáneas de democracia. Sobre el concepto de democracia y sus limitaciones. Los demócratas deliberativos: entre Rawls y Habermas La emergencia del modelo de democracia participativa. Democracia plural y radical: la valorización del agonismo

1.2 Democracias latinoamericanas y la alternativa de izquierda. América Latina: entre la consolidación y la crisis. Hacia un proyecto de izquierda acorde.

1.3 Pluralismo democrático y clientelismo: relaciones de intercambio informal como forma de participación política.

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Relaciones de intercambio político informal en el juego democrático.

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CAPÍTULO 2 El proyecto y la campaña de la izquierda en el departamento de Canelones: contextualización y abordaje metodológico.

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El espacio de “lo político” como un espacio de “enfrentamiento agonal”.

2.1 La situación política del departamento de Canelones y la administración de izquierda como alternativa.

La izquierda de cara a las elecciones municipales de mayo del 2005 en Canelones

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2.2 Delimitación del problema de investigación y objetivos.

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2.3 Abordaje metodológico y técnicas de investigación.

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CAPÍTULO 3 La campaña electoral y su estrategia: hacia una izquierda diferente.

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Acerca de la izquierda uruguaya en un contexto de re-definiciones. Acerca del departamento canario y sus peculiaridades.

3.1 Surgimiento de la candidatura de Marcos Carámbula y la plataforma de Casa Canaria.

“Estamos agarrando un hierro caliente” La candidatura como equipo Las dos etapas de la campaña.

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3.2 Estrategia discursiva de la campaña: revalorización del contexto local y articulación de las diversidades en torno a un compromiso canario. Rupturas de un discurso de izquierda renovado. “Cada pueblo con su identidad”…cada pueblo con sus necesidades.

3.3 Multiplicando los espacios, diversificando las demandas.

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Participación, también una iniciativa local.

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CAPÍTULO 4 Descentralización de la campaña electoral: los referentes locales y las redes políticas informales.

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Visualizando la “Comuna Canaria"

4.1 La figura de los referentes locales y su repercusión en la participación local. Referentes locales: median, conectan, acercan Intercambiando lo que no se ve…

4.2 La vigencia de la política informal

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El límite difuso entre lo público y lo privado

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CONCLUSIONES

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BIBLIOGRAFÍA

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El lado "oscuro" de la participación.

ANEXOS: A. Listado de actividades de campo B. Fichas de Observación C. Cuadro de Observaciones de Actividades Informales D. Cuadro de Observaciones de Actividades Formales E. Fichas de Entrevistas F. Observaciones (en apartado) G. Entrevistas (en apartado)

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INTRODUCCIÓN Dentro de las discusiones contemporáneas sobre el concepto de democracia y la necesidad de un proyecto político que en consonancia con las re-configuraciones del mismo, se adapte a las características de las nuevas sociedades, surge el interés por ajustar el lente hacia la práctica política y discursiva de la izquierda uruguaya. Específicamente nos centraremos en las diversas formas de participación que tienen lugar dentro de la campaña política de una candidatura del EPFA-NM para las elecciones municipales en el departamento de Canelones y la articulación de las mismas en torno a un proyecto político común. Diversos autores han observado características novedosas en las izquierdas en el siglo XXI que plantean elementos claros de ruptura con las concepciones anteriores de “la política” y de su función en las sociedades democráticas. Parece existir, por lo menos en los discursos hegemónicos de la izquierda uruguaya una suerte de abandono de los relatos totalizadores de la realidad y de la sacralización del acto revolucionario como punto clave para un re-ordenamiento de la sociedad, elementos que en cierta forma unificaron y homogeneizaron la movilización política de izquierda en el Uruguay del siglo XX. En la actualidad ya no se puede hablar de una práctica política homogénea o de un objetivo común para la sociedad. Debido a las diversas características sociales, económicas y culturales dentro del mismo país, existen una multiplicidad de intereses, agrupaciones y realidades locales que hacen imposible su neutralización en un “espacio público” en pro del “bien común”. Los nuevos proyectos políticos de la izquierda deben contemplar y adecuarse estos cambios, por un lado haciendo estallar las clásicas nociones unificadoras y por el otro lado, incentivar la adopción por parte de una Sociedad Civil heterogénea, de un papel activo en el juego democrático. En otras palabras, dentro de una perspectiva “antiescencialista” es necesario recuperar la centralidad y extensibilidad de lo político como elemento clave de la práctica democrática. Es posible observar las características novedosas que presenta la coalición de izquierda en comienzos del nuevo siglo, alguna de las cuáles propiciaron su triunfo en las elecciones nacionales del 2004: existe una mayor amplitud y plasticidad discursiva, nuclea de forma descentralizada diversas formas de movilización, posee estrategias novedosas de interacción con el electorado, abarca públicos cada vez más amplios y heterogéneos. La campaña electoral y el proyecto político planteado por la candidatura de Carámbula para las elecciones municipales en el departamento de Canelones, resulta un claro ejemplo de una izquierda en transición y con una apertura participativa que hace pensar en una posible renovación del espacio político. No obstante parece difícil mantener e incentivar esta participación una vez concluido el juego electoral, planteando un desafío clave no solo para un proyecto político que contemple la injerencia de las comunidades en la toma de decisiones, sino y sobretodo para una Sociedad Civil que, desde su heterogeneidad se independice de la política estrictamente partidaria y adquiera mayor iniciativa en un nuevo o mejor dicho, re-significado, espacio político. De acuerdo a lo anterior, en la presente investigación se analiza la campaña política de la candidatura de la coalición de izquierda encarnada por el Dr. Marcos Carámbula en el departamento de Canelones, centrando el análisis en dos ejes: la articulación de las prácticas políticas y discursivas en torno a un proyecto renovado de izquierda y las diversas formas de participación política de la Sociedad Civil que tuvieron lugar en el marco de la campaña política. Dentro de las formas de participación y de relacionamiento de los votantes con los políticos, es posible observar la persistencia y desarrollo de relaciones de intercambio informal, por lo que hace necesario un análisis sobre la mayor o menor articulación de las mismas, con la propuesta de

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ampliación democrática a través de la participación de las comunidades que llevó adelante la izquierda canaria en su campaña política. Para la consecución de los objetivos planteados, se realizó un abordaje cualitativo, utilizando la técnica de observación participante en el período de campaña electoral, así como entrevistas en profundidad a los principales articuladores políticos de la misma, los referentes locales. El presente trabajo se compone de cuatro capítulos. El primero plantea las principales discusiones teóricas en torno al concepto de democracia y justificación del abordaje analítico según la propuesta de Laclau y Mouffe (1985) a través del concepto de radicalización democrática y la posibilidad de realización del mismo a través de un proyecto político de izquierda. Asimismo, se analizará la posibilidad de una profundización democrática de esta índole en las democracias latinoamericanas, la vigencia de relaciones particularistas en las vinculaciones entre políticos y seguidores que presentan dichos contextos, así como la posibilidad de que estas se conviertan en formas articulatorias de participación política legítima. El segundo capítulo presenta una contextualización del objeto de estudio, realizando un breve recorrido por la izquierda en el Uruguay luego de la reapertura democrática, una descripción del departamento de Canelones y su situación política y la emergencia de la candidatura de Carámbula. Al final de mismo, se plantean los objetivos y el abordaje metodológico del presente trabajo. El tercer capítulo, analiza la relación de la estrategia de campaña de la candidatura de Carámbula para las elecciones municipales en el departamento de Canelones con un proyecto de democracia plural y radical. Se observan principalmente las formas discursivas encontradas en los integrantes de la candidatura y las formas participativas incentivadas desde la campaña. En el capítulo cuatro, se analizan los mecanismos de intercambio político informal que tiene lugar dentro de la campaña y la posibilidad de articular los mismos, con proyectos democráticos, debido a que acercan a los políticos y la sociedad y permiten una mediación política cercana y confiable entre los representantes y una Sociedad Civil fortalecida. El interés por centrar la atención en este fenómeno, es reflexionar sobre la viabilidad de proyectos de izquierda que radicalicen una democracia plural y adaptada a los contextos híbridos que conforman nuestras sociedades. En necesario pensar en las formas posibles de acentuar la participación comunitaria y la necesidad de una progresiva autonomía de la Sociedad Civil de lo político partidario, donde los diferentes grupos, asociaciones, comunidades, redes puedan tener una relación articulada y de intercambio con los partidos políticos, pero no de subordinación. De esta forma, teniendo en cuenta las diversas realidades y una visión no idealista de la participación ciudadana, se puede llegar a una democratización mayor a través de una politización real de la sociedad.

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CAPÍTULO 1 Democracia y participación ciudadana: la viabilidad de un proyecto radical y plural en sociedades híbridas. “Aquellas que para la modernidad eran esencias absolutas han pasado ahora a ser construcciones contingentes y pragmáticas. El comienzo de la posmodernidad puede ser concebido, en este sentido, como la adquisición de una conciencia múltiple: conciencia epistemológica, en la medida en que el progreso científico aparece como una sucesión de paradigmas cuya transformación y reemplazo no se funda en ninguna certeza algorítmica; conciencia ética, en la medida en que la defensa y afirmación de valores se basa en movimientos argumentativos, que no reconducen a ningún fundamento absoluto; conciencia política, en la medida que los logros históricos aparecen como productos de articulaciones hegemónicas y contingentes – y, como tales, siempre reversibles- y no como el resultado de leyes inmanentes de la historia” (Laclau, E. 1990:198)

A la luz de las actuales discusiones teóricas en torno al concepto de democracia y de su viabilidad de las sociedades contemporáneas, en el siguiente capítulo se expondrán los principales modelos democráticos que han signado el debate en la teoría política contemporánea, así como su mayor o menor aplicabilidad a los nuevos desafíos que, a comienzos del nuevo siglo, se enfrentan los gobiernos democráticos. Asimismo, este abordaje teórico que presenta como eje principal la noción de radical and plural democracy1, se encuentra enfocado hacia las necesidades y particularidades que presentan las sociedades latinoamericanas. Los gobiernos democráticos en esta región del globo, han sido analizados y puestos en cuestión reiteradamente debido a la “imperfección” de los procedimientos reales, en relación con un funcionamiento democrático “ideal”. Estas visiones colocaron a los países latinoamericanos a medio camino de la democratización política, proceso sacudido por la emergencia de regímenes autoritarios a lo largo del siglo XX y la amenaza siempre latente de caer en cierta forma de “totalitarismo” (Germani, 1985; Cavarozzi, 2000). Es necesario por lo pronto un replanteo de las condiciones del “juego democrático” que tenga en cuenta las características propias de estas sociedades. De esta forma se analizará la posibilidad y viabilidad que las izquierdas puedan encarnar un nuevo proyecto político dentro de una perspectiva “antiescencialista” que recupere la centralidad y extensibilidad de lo político como elemento clave de la práctica democrática. 1.1 En torno a las concepciones contemporáneas de democracia. Los múltiples diagnósticos y reflexiones acerca de las sociedades de nuestro tiempo, dan cuenta de una serie de cambios o nuevos fenómenos respecto a las anteriores etapas del capitalismo, que afectan directamente la forma en que el individuo se relaciona con las instituciones democráticas. Cambios a nivel individual y social generan una re-configuración de la relación entre individuo y política, re-significando incluso el propio concepto de “la política”, que atraviesa una crisis de legitimidad en sus instituciones formales, demasiado restringidas en su acción y libradas al arbitrio de tecnócratas y políticos profesionales, en un avance indefectible hacia el progreso técnico que sobreviene al desarrollo del capitalismo global (Beck, 2000; Lipovetsky, 1983; Fitoussi & Rosanvallon, 1997). “La insatisfacción por la política es en este sentido, no sólo descontento por la propia política, sino que sobretodo expresa la desproporción entre la autoridad oficial que se

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Mouffe, C. (1993)

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presenta como política y es impotente, y una transformación amplia de la sociedad que pierde lentamente la capacidad de decisión y se encuentra marginada al terreno de lo no político. De ahí que los conceptos de lo político o no político queden imprecisos y requieran una revisión sistemática” (Beck, 2000: 239) En lo que concierne estrictamente a las democracias capitalistas del siglo XXI, se observa que las relaciones capitalistas de producción se han extendido al conjunto de las relaciones sociales, generando una suerte de “mercantilización” de la vida social. De esta forma, casi ninguna esfera de la vida individual, ya sea la cultura, el ocio, la salud, el sexo, la educación, el trabajo, escapa de las relaciones mercantiles de acumulación capitalista. Siguiendo el diagnóstico realizado por Laclau (1990), otra de las características de las sociedades contemporáneas que afecta al individuociudadano, es la progresiva burocratización de las prácticas estatales a partir de la creciente intervención del Estado en niveles más amplios de la reproducción social. Estos dos elementos, es decir las nuevas formas burocrático-estatales y la mercantilización de las relaciones sociales, son “las fuentes fundamentales de desigualdades y conflictos” en la actualidad. (Laclau, 1990: 182). En vista de las conflictividades y dificultades visibles para una “mayor” y “mejor” democracia, es que múltiples posturas han surgido a fines del siglo XX planteando reformulaciones del concepto mismo de democracia y de su aplicabilidad en las sociedades actuales, de las cuales nos detendremos en tres, a saber, la propuesta de “democracia deliberativa” tanto en Rawls como en Habermas; las reflexiones en torno a la “democracia participatica” de Macpherson y Carole Pateman y por último la propuesta de “democracia radical” planteada por Laclau y Mouffe.

Sobre el concepto de democracia y sus limitaciones. Resulta necesario especificar en primera instancia que se entiende por democracia, retomando las ideas planteadas por Bobbio en su libro “El futuro de la democracia”. Dicho autor sugiere la adopción de lo que denomina “definición mínima de la democracia” como una forma de gobierno “caracterizada por un conjunto de reglas (primarias o básicas) que establece quién está autorizado para tomar las decisiones colectivas y bajo qué procedimientos”. (Bobbio, 1984: 14). Las “reglas” que Bobbio explícita, no tienen otra función que garantizar e impulsar la mayor participación posible de los ciudadanos en las decisiones que involucran al conjunto de la sociedad. Dichas reglas se asientan en los dos principios (“procedimentales” o “sustanciales”, según la vertiente epistemológica desde donde se los observe) de la democracia: “libertad” e “igualdad”. Bobbio (1984) de acuerdo a una definición porcedimental o jurídico-institucional de democracia, insiste en que es necesaria la existencia de una “libertad de elegir” basada en una suerte de “pluralismo” y al mismo tiempo alternativas diferentes por las que se pueda elegir, en otras palabras, que el voto sea una opción libre entre alternativas reales. El modelo ideal de sociedad democrática pensado por Rousseau, era el de una sociedad “centrípeta”, el cual según Bobbio, dista mucho de lo que ha sucedido en los Estados democráticos efectivamente, donde no son los individuos sino los grupos, organizaciones, asociaciones, redes, sindicatos, partidos, “los sujetos políticamente pertinentes”. No existe de hecho un único poder soberano (el pueblo o la nación), en el sentido de que no se puede pensar al “pueblo” como unidad ideal, sino dividido en grupos contrapuestos y en competencia relativa entre ellos. “La realidad que tenemos ante nosotros es la de una sociedad centrífuga, que no tiene un solo centro de poder (la voluntad general de Rousseau), sino muchos” (Bobbio, 1984: 18).

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Bobbio se basa en la relación conflictiva entre democracia y liberalismo y sus reflexiones se orientan a la búsqueda de una forma de compatibilidad entre dichos conceptos, tanto en el campo teórico como en el político. No obstante, en la búsqueda de “más” democracia en condiciones cada vez menos propicias2, aparecen nuevos “enemigos”, algunos incluso entendidos bajo la lupa del propio desarrollo de los gobiernos democráticos, es decir una suerte de retro-gusto amargo que traen aparejadas las consolidaciones de las democracias liberales. Lo que Bobbio denomina “paradojas de la democracia”, no son otra cosa que las dificultades que presentan los regímenes democráticos en la actualidad, y los resume en cuatro: la gran escala de la vida moderna, la creciente burocratización del Estado, una mayor tecnocracia en las decisiones y la tendencia de la Sociedad Civil a convertirse en sociedad de masas. (En Mouffe, 1993). Estos problemas redundan en el peligro de una limitación cada vez mayor de los espacios de participación. No obstante, dicho autor se expresa en contraposición a las soluciones inspiradas en las concepciones acerca de la “democracia directa” y aboga por un realismo que supere el ideal de democracia “verdadera” y “consenso prefecto”.

Los demócratas deliberativos: entre Rawls y Habermas Así como Bobbio visualizó la relación conflictiva entre democracia y liberalismo, y parte de sus preocupaciones giraron en torno a poder compatibilizar política y teóricamente estos dos conceptos, el modelo de “democracia deliberativa” también busca fortalecer dicha relación, aunque de una forma distinta. La propuesta de democracia deliberativa, intenta acentuar el papel central de los valores liberales en las concepciones modernas de democracia, en otras palabras, “(…) su objetivo no es expandir más el liberalismo, sino recuperar su dimensión moral y establecer una fuerte conexión entre valores liberales y democracia” (Mouffe, 2000:12).3 Los demócratas deliberativos surgieron en contraposición “al modelo agregativo” de democracia, dominante en la mitad del siglo XX, y que tras un rechazo de la dimensión normativa de la democracia, la redujeron a una cuestión puramente instrumental. (Mouffe, 2000).4 Mouffe (2000) distingue dos grandes escuelas de democracia deliberativa, una iniciada por Rawls en 1971 mediante su obra “A theory of Justice” y otra por Habermas, expuesta fundamentalmente en „Between Facts abd Norms”. A pesar de sus diferencias, ambas coinciden en dos puntos: la búsqueda de una conexión entre liberalismo y democracia y la creencia en una forma de racionalidad que no solo sea instrumental sino que recupere la dimensión normativa de la democracia: “razonable” para Rawls y “racionalidad comunicativa” para Habermas. (Mouffe, 2000) Ambos insisten en la posibilidad a través de sus respectivos modelos deliberativos, de fundar la autoridad y legitimidad de la democracia en ciertas formas de razón pública. En otras palabras, esta suerte de “razón pública libre”, implica una unidad política basada en un consenso, que no es otro que el resultante de un proceso de deliberación colectiva, llevado a cabo racional y equitativamente, entre individuos libres e iguales.

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Para Chantal Mouffe estas “condiciones cada vez menos propicias” se encuentran dadas por “el crecimiento de las grandes organizaciones estatales, el desarrollo de la tecnocracia y la burocracia y el surgimiento del conformismo debido a la hegemonía de la cultura de masas” (Mouffe, 1993:132). 3 “Seu objetivo nao é abrir mao do liberalismo, mas recuperar sua dimensao moral e establecer uma conexao forte entre valores liberais e democracia” (Traducción de la autora) 4 “Tal modelo teve início com o trabalho seminal de Joseph Schumpeter de 1947, „Capitalism, Socialism and Democracy‟ (…) Levado adiante por teóricos como Anthony Downs (1957) em „An Economic Theory of Democracy‟, o modelo agregativo tornou-se o àdrao no campo academico que se autointitulou „teoria política empírica‟”. (Mouffe, 2000:12)

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Este consenso, una suerte de acuerdo moral en “la esfera de lo público” (Habermas, 1973), coloca el énfasis en la igualdad y equidad o simetría entre los individuos, y sus pilares se erigen sobre principios sustanciales para Rawls o una imparcialidad en los principios procedimentales para Habermas. En este sentido, todo disenso y conflicto es volcado hacia un ámbito no público, neutralizando en cierta forma, el pluralismo. Mouffe sostiene que “Al privilegiar la racionalidad, tanto la perspectiva deliberativa como la agregativa dejan de lado un elemento central, que es el papel crucial desempeñado por las pasiones y afectos como garantía de la fidelidad a los valores democráticos”. (2000:17)5 Lo que denomina justamente “el fracaso” de la teoría democrática contemporánea es el enfoque de la ciudadanía y su funcionamiento a partir de una concepción del sujeto como preexistente a la sociedad, como portadores de derechos naturales y sujetos racionales que buscan maximizar sus beneficios. “En todos los casos están abstraídos de las relaciones sociales y de poder, leguaje, cultura y todo el conjunto de prácticas que tornan la acción posible”. (Mouffe, 2000:17).6

La emergencia del modelo de democracia participativa. Por otra parte y en cierta contraposición con la propuesta deliberativa, surge el modelo de “democracia participativa”, bajo el supuesto que solamente fomentando la multiplicación de espacios, instituciones, formas de vida, en donde sea posible la identificación de los individuos con los valores democráticos, se podrá aumentar la participación ciudadana. Las posturas expuestas aquí, se remiten a las concepciones de democracia participativa que surgen a finales de la década del 60 y a lo largo de la década del 70 del siglo pasado, ante la emergencia de los llamados “nuevos movimientos sociales” y de sus formas “novedosas” de participación, específicamente las de Crawford B. Macpherson y Carole Pateman. El surgimiento de las mismas encuentra impulso en un primera instancia, tanto en la crítica a las concepciones clásicas de democracia provenientes del marxismo, como en el desencanto producido por el Estado liberal-democrático en la llamada “sociedad de mercado posesivo” (Macpherson, 1979) y su correspondiente énfasis en la racionalización formal de la democracia. (Lechner, 1988). Si bien ambas posturas tienen múltiples puntos de encuentro, apuntan sin embargo a aspectos distintos: Macpherson se ocupa de reflexionar en torno a como lograr una democracia participativa, bajo el supuesto que lo más difícil es como llegar a ella, debido a que una vez logrado este objetivo, su funcionamiento no sería un “gran problema”. Pateman en cambio, centra sus reflexiones entorno a las posibilidades reales de existencia de la democracia participativa en las sociedades modernas. Macpherson resulta bastante optimista cuando propone su modelo de democracia participativa (mucho más de lo que manifestaría en sus últimos trabajos), basado en una combinación de democracia directa y democracia representativa. “Teóricamente, conciliaría una estructura piramidal con un sistema multipartidario. En este caso, sería mantenida la actual estructura de gobierno y los partidos participarían con un estilo de participación piramidal, pasando a existir una democracia participativa configurada por la democracia directa en la base en

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“Ao privilegiar a racionalidade, tanto a pespectiva deliberativa como a agregativa deizam de lado um elemento central, que é o papel crucial desemplenjado por paixoes e afetos na garantía da fidelidade a valores democráticos.(…)” (Traducción de la autora) 6 “Em todos casos estao abstraidos das relacioes sociais e de poder, linguagem, cultura e todo conjunto de prácticas que tornam a acao possivel.” (Traducción de la autora)

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conjunción con una democracia participativa en cada nivel secuencial superior” (Brandao, 1997:124).7 Asimismo, Carole Pateman orienta su análisis al papel que ocupa la “participación” en una teoría de la democracia, moderna y sobretodo, viable. La participación para dicha autora forma parte vertebral de una “pedagogía política” y en este ejercicio de una participación democrática, redunda una mayor auto-confianza de los individuos para la consecución de determinados fines a través de la acción. Esta participación comienza en un primer nivel, como el lugar de trabajo (la autora otorga especial relevancia a la industria, como actividad principal en las sociedades capitalistas y la importancia de la participación en esa esfera como “campo de prueba”) para extenderse a otras esferas de la sociedad (familia, escuela, etc.). Una participación política a estos niveles “inferiores”, capacita a los individuos para una participación en una dimensión superior, cuyas decisiones envuelvan cuestiones económicas y sociales de alcance más amplio. (Brandao, 1997). Si bien radicalmente diferentes las posturas sobre “democracia deliberativa” y “democracia participativa”, ambas parecen desembocar en un callejón sin salida: el ideal de que en las sociedades democráticas las decisiones políticas deben ser tomadas por ciudadanos libres e iguales. Como argumenta Mouffe (1993), la libertad como individuo y los deberes como ciudadano conforman dos identidades que suelen solaparse en el juego democrático, y es justamente esa tensión entre las diversas interpretaciones de libertad e igualdad lo que caracteriza a las democracias modernas. Tanto la deliberación basada en un pacto racional y moral de los demócratas deliberativos, como la mayor participación entre ciudadanos cada vez más iguales, ignoran las relaciones de poder siempre existentes en las diversas configuraciones sociales. “Cualquier intento de producir una armonía perfecta, de realizar una democracia „verdadera‟, sólo puede conducir a su destrucción” (Mouffe, 1993:105)

Democracia plural y radical: la valorización del agonismo De acuerdo a lo desarrollado anteriormente, la propuesta de Mouffe (1993) de “democracia plural y radical” parece adecuarse mejor a las características que presentan nuestras sociedades. El objetivo de toda política democrática hoy en día, como orden que intenta organizar la coexistencia, no reside en eliminar las pasiones y conflictividades propias de la diversidad de intereses y relegarlas a la esfera privada, como pretendían en cierta medida los demócratas deliberativos, sino en estimularlas bajo el dispositivo agonísitico, que transforma al enemigo en adversario. Por lo tanto, siguiendo a la autora, “La existencia del pluralismo implica la permanencia del conflicto y del antagonismo, que no es posible abordar como obstáculos empíricos que impidieran la realización perfecta del ideal de una armonía inalcanzable, pues nunca seremos capaces de coincidir plenamente con nuestro ser racional” (Mouffe, 1993:20). De la asunción de la existencia de una multiplicidad intereses y relaciones de poder, propias de toda relación social, es que un modelo democrático que quiera obnubilarlas o esconderlas en un ámbito no público, restringe el espacio político. El modelo agonísitico de democracia justamente integra en su propuesta las relaciones conflictivas, realizando un pasaje entre la concepción de “enemigo” a la de “adversario”, convirtiendo el antagonísmo en agonismo. El “enfrentamiento 7

“Teoricamente, ele conciliaria a estructura piramidal com um sistema multipartidário. Neste caso, seria mantida a atual estructura de governo e os partidos operariam com o estilo de participacao piramidal, passando a haver uma democracia participativa configurada pela democracia direta na base em convívio com a democracia representativa a cada nível seqûencial superior” (Traducción de la autora)

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agonal” bajo ciertas formas de consenso, como la adhesión a los valores éticos-políticos que constituyen sus principios de legitimidad y en las instituciones en que se inscriben, es la condición misma de la existencia de la democracia. Asimismo, el énfasis de articular una pluralidad de formas interpretativas de los principios democráticos, que corresponden a “una multiplicidad de posiciones del sujeto”, alejan dicho enfoque de los teóricos de la “democracia participativa”. Si bien ambos se basan en un proyecto “socialista” de democracia, este se diferencia radicalmente en la propuesta de articulación de las luchas que tienen lugar dentro y fuera del mismo. “No hay vínculos esenciales y paradigmáticos que unan a los distintos componentes del programa clásico del socialismo. No hay, por ejemplo, vínculos necesarios entre antisexismo y anticapitalismo, y la unidad entre ambos sólo puede ser el resultado de una articulación hegemónica. Por consiguiente, sólo es posible construir esta articulación a partir de luchas separadas, que sólo ejercen sus efectos equivalenciales y sobredeterminantes en ciertas esferas de lo social”. (Laclau & Mouffe, 1985:200). Para ambos autores, es indispensable pensar en el carácter limitado y particular de las reivindicaciones de los diferentes agentes sociales de las democracias actuales, y en la compleja relación que existe entre el consenso en los principios democráticos de “libertad e igualdad” y el radical disenso en su interpretación. 1.2 Democracias latinoamericanas y la alternativa de izquierda. El concepto de “pluralismo” en Mouffe (1993) deriva en una primera instancia de la constatación de la emergencia en las últimas décadas de múltiples movimientos sociales que presentan reivindicaciones bien distintas entre ellos pero mantienen los elementos procedimentales básicos de toda democracia. De esta forma, los partidos políticos ya no son los únicos mediadores legítimos entre la Sociedad Civil y el Estado, sino que se configuran y proliferan, en las sociedades occidentales, múltiples espacios de reivindicación y ejercicio político. El referente empírico fundamental de dicha autora, puntapié de sus reflexiones, lo constituyen las sociedades europeas de fin de siglo XX y principio del XXI. América Latina, de acuerdo a un proceso bastante diferente y en cierta forma mucho más contradictorio que las sociedades europeas, presenta diferencias en la emergencia de movimientos sociales y espacios de participación política, así como distinto formato y contenido de las reivindicaciones. Sin querer trazar aquí una comparación entre las similitudes y diferencias de los mismos, vale preguntarse a efectos del presente análisis ¿cuáles son las posibilidades de un pluralismo democrático en esta región? O en otras palabras, ¿Cómo es posible dinamizar un pluralismo democrático en los gobiernos latinoamericanos? Y sobre todo, ¿cuáles son sus principales limitaciones? A partir de estas interrogantes, es que volveremos la mirada hacia las sociedades latinoamericanas y la posibilidad de articular la propuesta de democracia plural y radical con un nuevo proyecto de izquierda adecuado a estos contextos.

América Latina: entre la consolidación y la crisis. La peculiar situación de los gobiernos latinoamericanos y específicamente en del Cono Sur en la segunda mitad del siglo XX, hicieron estallar el marxismo dogmático hegemónico en las visiones y proyectos de la izquierda latinoamericana. De acuerdo con Lechner (1988), las diversas crisis democráticas (golpes de Estado, amenaza del imperialismo, resabios autoritarios), así como las crisis económicas y sociales provocadas por la imposición de planes no adecuados a las configuraciones híbridas de estos países, hizo en un momento “(…) más sentido el enfoque leninista. (…) se trata de un sentido todavía tradicional en tanto remite a una verdad oculta que una revolución podría develar y realizar”. No obstante, “Hoy la compleja diferenciación social en América del Sur ya no permite concebir la lucha por la libertad y la igualdad en términos

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escencialistas”. (Lechner, 1988: 25). Asimismo sostiene el autor, si bien aún continúan teniendo vigencia en los proyectos políticos de izquierda estas visiones totalizadoras, es notorio en el caso de América del Sur un incipiente posmarxismo en el debate intelectual y político. Es frecuente, que cuando se habla de “democratización política en América Latina”, se den cuenta de una multiplicidad de procesos que “aún no se han completado” o se encuentran en “transición”, incluso hasta la propia democracia se ha analizado como un estado al que se llegará superado los obstáculos propios de los gobiernos latinoamericanos “en desarrollo”. En relación a esto, Garretón (1995) plantea una serie de obstáculos a superar para la democratización de dichos gobiernos. En primer lugar, se han instalado en el continente regímenes democráticos sin que se hayan completado los procesos de democratización política, es decir, gobiernos democráticos con fuertes resabios autoritarios en su interior. En segundo lugar, la doble pertenencia debido a la globalización, al “mundo desarrollado” en algunos aspectos y al “tercer mundo” en otros, hace que se transite la modernidad sin haber completado el proceso de modernización. Por último, Garretón (1995) identifica un tercer aspecto a enfrentar, desechar los modelos de desarrollo experimentados hasta ahora que no se ajustan a las necesidades particulares de estos gobiernos y pensar otros más acordes. Más allá de las diferencias con algunas de las reflexiones realizadas por este autor en cuanto a los “procesos incompletos” de América Latina, algunos de los diagnósticos y sobretodo las propuestas que plantea para enfrentar ciertas “trabas” hace pensar en la calidad de híbridas de las sociedades latinoamericanas. “Entiendo por hibridación procesos socio-culturales en los que estructuras o prácticas discretas, que existían en forma separada, se combinan para generar nuevas estructuras, objetos y prácticas”. (García Canclini, 1990:14). Este concepto, utilizado para los análisis contemporáneos sobre la cultura latinoamericana (García Canclini, 1990; Hermet, 2000), resulta útil a la hora de ilustrar las peculiaridades de las democracias latinoamericanas sin caer en análisis evolucionistas de corte dicotómico entre tradicional-moderno y contribuye a la hora de pensar un pluralismo acorde a estos contextos socio-culturales. Por otro lado, otro aspecto que debe ser tenido en cuenta a la hora de pensar en un pluralismo democrático en América Latina, son las condiciones negativas de vida que afectan a una porción importante de la población en la mayoría de estos países. Para Garretón (1994) la democratización política implica un triple fortalecimiento del Estado, la Sociedad Civil y el sistema de partidos, no obstante resulta conflictivo pensar un fortalecimiento perdurable en términos democráticos, en países que presentan la mitad o más de su población por debajo de la línea de pobreza. Por lo tanto es indisociable para la democratización política una suerte de “democratización social” según Garretón (1995) que tenga en cuenta las condiciones sociales de la democracia, es decir, atender el progresivo deterioro de las condiciones de vida de los ciudadanos. En estos contextos “precarios” no es posible una democracia representativa plantea Nun (1994), si no se logra una expansión de la participación que contenga una amplia deliberación sobre el uso de los recursos de la sociedad, cuáles son las necesidades prioritarias y las formas que se encuentran para satisfacerlas, en decir toda una serie de cuestiones particulares de cada país o región que necesitan ser pensadas tanto desde el gobierno –de ahí la representatividad- pero también desde la Sociedad Civil – participación-. De acuerdo al diagnóstico que realiza Lechner (1988) sobre las democracias latinoamericanas, plantea la necesidad de pensar una “alternativa” de izquierda que implique: 1. el abandono de la “lógica de guerra”, en otras palabras, una lógica política que no apunte a la eliminación del adversario, sino la “reconocimiento recíproco de los sujetos entre si”; 2. desterrar la concepción de

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la política democrática a partir de una “unidad nacional” o de una “identidad pre-social”, sino concebirla a partir de las diferencias, de una “pluralidad”; 3. erradicar la significación instrumentalista de la política y el presente como un momento de “transición” hacia la realización de una utopía. (Lechner, 1988).

Hacia un proyecto de izquierda acorde. Teniendo presente las peculiares condiciones de las democracias latinoamericanas, es hora de analizar las posibilidades que presenta el proyecto de radicalización de la democracia propuesto por Laclau y Mouffe (1985) dentro de una alternativa de izquierda. “La izquierda debe consistir en ubicarse plenamente en el campo de la revolución democrática y expandir las cadenas de equivalencias entre las distintas luchas contra la opresión. Desde esta perspectiva es evidente que no se trata de romper con la ideología liberal-democrática sino al contrario (…) profundizarla y expandirla en la dirección de una democracia radicalizada y plural” (Laclau & Mouffe, 1985: 199). De todas formas el imaginario de izquierda, presenta ciertos obstáculos que en necesario desterrar para poder adoptar una alternativa basada en esta concepción de la democracia. El obstáculo fundamental que plantean los autores, radica en una suerte de “apriorismo escencialista”, en donde lo social se “sutura” en algún punto, a partir del cual es posible fijar el sentido de todo evento, ignorando cualquier práctica articulatoria. (Laclau & Mouffe, 1985)8 Quizás lo que más se opone a la apertura que requiere una democracia radical en el discurso e imaginario de izquierda, es el carácter fundacional que posee el hecho revolucionario: el punto de partida, desde el cual la sociedad será re-organizada de una forma racional. Ambos obstáculos, pueden ser claramente detectados aún hoy en los discursos de izquierda de la región o de algunos representantes de la misma. Las concepciones clásicas de la izquierda resultan incompatibles con la apertura necesaria que una democracia radicalizada requiere, lo que implica para estos autores que la izquierda debe abandonar este tipo de obstáculos que radican en el supuesto de una “sociedad saturada”. El proyecto socialista de radicalización democrática, bajo una ruptura epistemológica con el “jacobinismo clásico y sus diversas variantes socialistas”, supone una multiplicación de los espacios políticos en diferentes niveles, así como una autonomía de las esferas de luchas que ellos suponen. La articulación de los mismos, solo se encontrará dada por la suma de efectos equivalentes y la unidad por una hegemonía resultante de dicha articulación, que es siempre relativa e inestable. El concepto de “hegemonía” nos abre otra dimensión a tener en cuenta de esta propuesta, el mismo resulta indisociable de las relaciones sociales, debido a que estas se construyen de acuerdo a formas asimétricas de poder. De hecho el objetivo de una política democrática para Mouffe, no es eliminar las relaciones de poder, sino multiplicar los espacios en donde estas relaciones de poder puedan entrar en una lucha agonísitca, es decir dinamizar espacios de participación democrática bajo la lógica misma de las relaciones sociales. “En la proliferación de esos espacios con vistas a la creación de las condiciones de un auténtico pluralismo agonístico, tanto en el dominio del Estado como en

Este “apriorismo esencialista” ha derivado en la organización de un discurso de izquierda en términos de una lógica de “puntos privilegiados apriorísticos”, limitando de esta forma su capacidad de acción y análisis político. Algunos de estos “puntos prvilegiados apriorísiticos” son el clasismo –la idea de que la clase obrera representa el agente privilegiado de cambio social-; el estatismo –la idea de la expanción del Estado como solución de todos los problemas-; el economicismo –la idea de que una estrategia económica exitosa conduce a una serie de efectos políticos también exitosos; y el concepto clásico de revolución. (Laclau & Mouffe, 1985:199-200). 8

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el de la Sociedad Civil, se inscribe la dinámica inherente a la democracia radical y plural”. (1993:24) En la última década del siglo XX, autores que se encontraban analizando los regimenes políticos de la región, plantearon la posibilidad de enfocar la democracia en América Latina desde un proyecto pluralista. (Lechner, 1988; Cardoso, 1986). Ahora bien, resulta pertinente preguntarse entonces cuáles son las condiciones para que este pluralismo sea viable en países como los nuestros. ¿Cuáles son los límites que las sociedades latinoamericanas presentan a la participación ciudadana? A propósito de estas cuestiones, Lechner se pregunta “¿Cómo distinguir la diversidad legítima de las desigualdades ilegítimas?” (1988:165). He aquí el limite difuso entre una diversidad pluralista y la desigualdad social, que imprime ciertos límites a la participación. Asimismo, es necesario pensar sobre las diversas formas de participación que pueden desarrollarse en estos contextos o que de hecho se encuentran bastante extendidas y arraigadas es estas sociedades y su posible articulación con los conceptos de democracia pluralista manejados hasta el momento. El particularismo o las relaciones informales de intercambio, son formas de relacionamiento político que han sido cuestionadas por todos los demócratas como una suerte de “quiste maligno” que se encuentra enraizado en los vínculos entre la Sociedad Civil, el Estado y los partidos políticos, diezmando la participación política entre iguales. Bajo la perspectiva de nuevos conceptos de democracia y participación, es necesario analizar que tan contradictorios pueden llegar a ser estos tipos de relacionamiento con el ejercicio de la democracia. Analizar las relaciones informales de intercambio (patronazgo, clientelismo o mediación política informal) desde otra óptica, que erradique los históricos prejuicios y las concepciones universalistas de ciudadanía y participación, puede aportar nuevos elementos, y reconocer a estas formaciones como una forma conflictiva, pero una forma al fin, de participación política. 1.3 Pluralismo democrático y clientelismo: relaciones de intercambio informal como forma de participación política. En el siguiente apartado, profundizaremos en algunos conceptos manejados por Chantal Mouffe (1993) en su modelo de democracia y la tensión-articulación en que conviven las relaciones de intercambio informal presentes en las sociedades latinoamericanas con dichos conceptos. Considero que este debate genera insumos para la discusión sobre la viabilidad de la alternativa socialista propuesta por la mencionada autora junto a Laclau (1985). Específicamente, una mirada hacia este tipo de relacionamiento político habitualmente denostado tanto por la opinión pública, la academia y el discurso de izquierda como “anti-democrático”, llama la atención en dos de los problemas que los autores plantean para abordar el proyecto político de “radicalización de la democracia”, a saber, “1. ¿Cómo determinar las superficies de emergencia y las formas de articulación de los antagonismos que debe abarcar un proyecto de democracia radicalizada?” y 2. “¿En que medida el pluralismo propio de una democracia radicalizada es compatible con los efectos de equivalencia que (…) son característicos de toda articulación hegemónica?” (Laclau & Mouffe, 1985: 202). En relación a la primera cuestión, los autores plantean que debido al abandono de todo apriorismo implícito, no se pueden determinar a priori las superficies de construcción de antagonismos, esto implica que no se puede pensar en una política de izquierda cuyos contenidos puedan ser determinables al margen de todo contexto. No se puede entonces, evaluar las formas que adquieren o deberían adquirir las políticas de acuerdo a su mayor adscripción al ideal, es decir al “deber ser” de la izquierda, sino que es necesario pensar en múltiples prácticas políticas de izquierda, que

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resultan concebibles y especificables en ciertos contextos. Por otro lado, tampoco se pueden señalar a priori cuáles son las superficies de emergencia de antagonismos, si el Estado, o “el partido”, etc. En relación a la segunda cuestión planteada arriba, es necesario abandonar la concepción de autonomía y de equivalencia como “fundamentos” y en tanto tal, dicotómicos. Solo en un espacio racional y homogéneo ambas lógicas son contradictorias, si re-configuramos su carácter de “fundamento del orden social” al de “lógicas sociales”, es cuando es posible complementarlas, en un equilibrio que es siempre móvil. (Laclau & Mouffe, 1985)

El espacio de “lo político” como un espacio de “enfrentamiento agonal”. Para Mouffe (1993) la distinción entre “lo político” y “la política” es fundamental para entender la diversidad e integrar la conflictividad de las relaciones humanas al ámbito del ejercicio democrático. “La política” intenta establecer un orden, es decir organizar la coexistencia humana en condiciones siempre conflictivas, mientras que “lo político” remite a la dimensión antagónica de las relaciones humanas, en sus palabras, un “antagonismo que se manifiesta como diversidad de las relaciones sociales”. (Mouffe, 1993:14). Siguiendo con lo expuesto por dicha autora la diversidad y el conflicto es razón de ser de una democracia pluralista y esta es posible por medio de una distinción entre “enemigo” y “adversario”, en otras palabras, con el “adversario” se combatirán las ideas, pero nunca se cuestionará el derecho a defenderlas, generando dentro de la comunidad política un “enfrentamiento agonal”. Estos lineamientos de la teoría de Mouffe (1993), son útiles como puntapié inicial para abordar el tema de las relaciones de intercambio informal en los sistemas democráticos y su permanencia, re-configuración y funcionalidad. En otras palabras ¿es posible integrar dentro de un modelo democrático como el expuesto hasta ahora relaciones de carácter particularista como son las relaciones de intercambio informal? Una multiplicidad de autores han reflexionado sobre la persistencia y la influencia en la actualidad de las relaciones de intercambio informal como el clientelismo o el patronazgo y sus consecuencias para la democracia. Posicionados muchos de ellos en una perspectiva de corte dicotómico entre lo tradicional y lo moderno, consideran a este tipo de relaciones un mecanismo político de las sociedades tradicionales que se opone a los mecanismos de participación política moderna, enmarcados en el concepto de ciudadanía. Esto supone, que las mencionadas formas de participación son incompatibles, elemento ampliamente rebatido por autores como Escalante (1995), Gay (1997), Roniger (1994), Auyero (2001). Escalante (1995) sostiene que conceptos como “ciudadanía” y “clientelismo” se pueden definir de modo que sean analíticamente opuestos, incluso contradictorios: en un caso se obedece a la ley y en otro a la influencia personal, en un caso se actúa en pro del interés público y en el otro en base a intereses particulares, por que la identidad política se define en un espacio igualitario, mientras que en el otro se establece en un orden jerárquico. Pese a esto nada los hace incompatibles en la práctica, a menos que se suponga que lo político es un espacio homogéneo y que una sola y misma lógica determinan todas las acciones. “De modo que si vienen a oponerse no es por un imperativo lógico sino por la necesidades de un singular modelo cultural: de hecho, la oposición y el transito que implica, resume una serie de conjeturas sobre la naturaleza de la política en la modernidad.” (Escalante, 1995: 32). Autores como Roniger (1994) y Gay (1997), a la luz de la emergencia de los “nuevos movimientos sociales” y de su prédica de una participación política y social cada vez más igualitaria, analizaron la persistencia de relaciones y arreglos jerárquicos entre políticos y seguidores, entre líderes locales y la comunidad, incluso en el interior mismo de los nuevos movimientos sociales. Si bien el concepto de “Sociedad Civil” implica en cierta medida un espacio donde se definen los compromisos públicos y las libertades y prerrogativas civiles, su complejidad y ambigüedad desafía

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la lógica de los regimenes democráticos, abriendo una brecha entre los aspectos formales de la vida pública y la forma “real” de operar en el espacio socio-político. (Roniger, 1994). Este autor parte de la idea de que la construcción de la realidad depende de la interacción y del intercambio social como un fenómeno contextual y pragmático. “En este nivel de interacción recíproca entre la lógica de la democracia constitucional moderna y la praxis y pragmática de la vida cotidiana y de la acción social, las obligaciones y compromisos morales están entrelazados y son reformulados en recurrentes patrones de acción e intercambio, mediante una red de movimientos, comunidades, asociaciones y relaciones interpersonales” (Roniger, 1997:103). Es dentro de estas configuraciones sociales específicas, es decir en las lógicas específicas de las comunidades, asociaciones, redes, que las prácticas particularistas del clientelismo o patronazgo pueden proyectarse como un mecanismo de posible articulación con la lógica democrática, como una lucha “agonística” dentro de un modelo democrático pluralista.

Relaciones de intercambio político informal en el juego democrático. Una concepción pluralista democrática parte de la premisa de que la acción social no tiene lugar nunca en un campo yermo y homogéneo. La participación democrática se configura en torno a una multiplicidad de configuraciones sociales: comunidades, redes, asociaciones, corporaciones, que poseen prácticas y exigencias propias. “De modo que un individuo puede orientar su acción de acuerdo con las exigencias de la red o la configuración que sea, sin dejar de cumplir con la ley; otra vez, puede ser ciudadano sin dejar de pertenecer a una clientela”. (Escalante, 1995: 33). Esta idea permite pensar que las relaciones de intercambio informal como el clientelismo y el patronazgo pueden encontrarse en estrecha relación con la participación y representación política, como lo han analizado numerosos autores contemporáneos como Auyero (2001) o Lomnitz (1994). Sus reflexiones en torno a la temática se adscriben dentro de ciertas re-conceptualizaciones de este tipo de relaciones particularistas, que permite observarlas, no como un resabio pre-moderno o un agente de exclusión y explotación entre actores de status desiguales, sino que recuperan las dimensiones contextuales (las económicas, socio-culturales y simbólicas) para comprender la extensión y magnitud del fenómeno, que las permite analizar como lógicas sociales de determinados contextos que no tienen porque entrar necesariamente en contradicción con el funcionamiento democrático, es más, por momentos “constituyen un medio por el cual los individuos en su entorno pueden influenciar las decisiones en la arena que conecta la vida pública y la privada” (Roniger, 1994: 109). De acuerdo a lo anterior, se observa que la distinción entre política clientelar y no clientelar resulta muchas veces engañosa y plantea un dualismo que no es tal. Múltiples investigaciones en diversos países de Latinoamérica han aportado un punto de vista distinto a las funciones que plantea una política informal y particularista en determinados contextos y la vigencia de la misma como una forma factible de participación democrática. Tanto Gay (1997) en sus estudios sobre las relaciones políticas en ámbitos urbanos de Brasil como Auyero (2001) en su investigación sobre las relaciones clientelares (o “mediación política”) en una “villa miseria” del conurbano bonaerense, o Lomnitz (1994) a través de sus estudios sobre la “reciprocidad de favores” entre políticos y seguidores tanto en una barriada de México como en el seno de la clase media chilena, aportan otra visión de este tipo de relaciones políticas informales. La relaciones clientelares contemporáneas, si bien particularistas y jerárquicas, no son formas de explotación y dominación como aparecían en las sociedades tradicionales, debido a que los individuos involucrados se encuentran amparados en que dichas relaciones implican una suerte de “negociación” y de reciprocidad del vínculo. (Auyero, 2001; Roniger, 1994). Los involucrados, al encontrarse enmarcados en contextos o

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instituciones democráticas tienen otra capacidad de influencia en dichas relaciones que redunda en un aumento de la “auto-confianza” para poder decidir sobre la continuidad o no del vínculo. Las relaciones de intercambio informal como el clientelismo y el patronzago, pueden adquirir de acuerdo al contexto en donde se desarrollen, ciertas funcionalidades que redundan en un acercamiento de determinados sectores a la política, una expansión de ámbitos distintos de participación democrática. De acuerdo a los antecedentes sobre la temática es posible identificar varias funcionalidades que presentan este tipo de relaciones en los grupos o redes en los que se desarrollan, que resumiremos en tres: 1. es posible que operen como una forma de inclusión de sectores excluidos, una suerte de politización de grupos que de otra forma no accederían a espacios de participación política; 2. pueden ser eficientes mecanismos de articulación de “redes de resolución de problemas”; 3. dadas las características de los vínculos (cara a cara, reciprocidad, cercanía) y la confianza depositada en ellos, pueden convertirse en formas de identificación política y generar espacios de socialización e intercambio. Auyero (2001) se ha dedicado a estudiar dichas lógicas como un mecanismo de inclusión política de sectores aislados, detectando además que el encontrarse anclado en “redes de resolución de problemas” a través de la mediación política informal, puede resultar una forma eficaz a la hora de establecer canales de obtención de recursos en zonas marginadas. Por otra parte, las mismas pueden generar otras formas de manifestación política, como plantea Gay “no solo pueden ser exitosas en términos de la adquisición de bienes materiales sino también en fomentar culturas de organización, protesta y resistencia colectivas.” (1997:79). Si bien no es la intención de los autores mencionados, es habitual que se asocie al clientelismo con los contextos de pobreza; no obstante, es posible detectar la extensibilidad del fenómeno en otros ámbitos y lo intrínseco de este tipo de interacciones políticas en Latinoamérica. Existen aportes tanto de Lomnitz (1994) como de Dinizi (1982), que afirman que las relaciones clientelares no se confinan a las relaciones políticas de intercambio entre actores de diferente status y riqueza, sino que dominan los ámbitos formales, modernos y administrativos (Lomnitz, 1994) y las relaciones entre políticos y grupos no-pobres (Dinizi, 1982), lo que nos traslada a pensar en la importancia de las mismas en los gobiernos democráticos y la búsqueda de otras explicaciones, debido a que la pobreza, la marginalidad y el abandono estatal no son las únicas variables explicativas de la gestación de relaciones clientelares. En base a sus investigaciones en Río de Janeiro, Robert Gay (1997) afirma que los líderes de los nuevos movimientos sociales surgidos en los 70 y 80, han logrado persuadir a una porción significativa de los sectores menos privilegiados de la Sociedad Civil de que el intercambio explícito de favores por voto, que el denomina “clientelismo denso” actúa en detrimento de sus intereses colectivos a largo plazo, más allá de las recompensas inmediatas y considerables que pueda generar dicho intercambio. (Gay, 1997) Dicha estrategia, si bien ha sido relativamente exitosa en desalentar a la participación popular en estos “arreglos clientelares densos”, es decir, el intercambio explícito de favores por votos, a sido a su vez bastante inefectiva frente a otros mecanismos de movilización más sutiles y sofisticados “(…) mientras los líderes de los nuevos movimientos sociales han sido exitosos, en muchas instancias, en sus intentos por vaciar a los programas de asistencia gubernamental de cualquier contenido político explícito, han sido menos exitosos en sus intentos por convencer a la mayoría de la población de que dichos programas, no deben ser recompensados en las urnas” (Gay,1997;84) Lo que puede aparecer como una “negociación pluralista” sobre los derechos de los ciudadanos, se convierte en efecto en una forma de el autor denomina “clientelismo fino”, término también retomado por Auyero (2001) para explicar la distribución de los beneficios de los planes de ayuda social por los “punteros” peronistas en Argentina. Es posible pensar en una suerte de “mutación” de las prácticas clientelares, más

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acordes con los marcos democráticos donde se asientan. Estas, presentan motivaciones novedosas y juegos de poder entre los involucrados que permite que no sean vistas como una nueva forma de “dominación” y puedan llegar a articularse con los discursos y prácticas políticas de la izquierda renovada. Lo que se intenta mostrar con esto, es que la participación democrática no se puede concebir desde una forma “absoluta” o “esencialista” y menos aún dentro de las sociedades latinoamericanas, que lejos de ser homogéneas, presentan una diversidad de conformaciones sociales y contextos de democratización social diferentes, que indudablemente implican la gestación de formas de participación política diversas, conflictivas y por que no, legítimas. Por ende, adoptar el concepto de democracia plural y radical y sus múltiples espacios de disenso y lucha política (Mouffe, 1993), puede resultar útil para comprender determinadas lógicas democráticas que operan en el seno de los gobiernos latinoamericanos, pero también pensar en las limitaciones y obstáculos que estos presentan. No es posible erradicar las relaciones de poder en las que se encuentran configuradas las relaciones sociales. Para el ejercicio plural de la democracia es necesario entonces expandir los espacios donde estas relaciones de poder puedan establecer una lucha agonística. Las redes de relaciones de intercambio informal pueden ser consideradas dentro de este modelo, como plataformas de emergencia de conflictos y luchas agonísticas, que involucren a actores, antes excluidos de las relaciones políticas. A través de esta revisión y re-significación de la democracia y de sus espacios legítimos de participación, es posible analizar las diferentes experiencias de izquierda llevadas a cabo en algunos de nuestros países, y en que medida se pueden encarnar una propuesta democrática alternativa y efectiva.

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CAPÍTULO 2 El proyecto y la campaña de izquierda en el departamento de Canelones: contextualización y abordaje metodológico. En el siguiente capítulo, realizaremos una breve descripción del contexto geográfico y político donde se enmarca la presente investigación, entendiendo que son elementos cardinales para comprender las reflexiones en torno a las formas de relacionamiento y participación política que se desarrollaron a lo largo de la campaña política para las elecciones municipales del 2005 en el departamento de Canelones. Así mismo se plantearán los objetivos de estudio y el abordaje metodológico escogido a tales efectos. 2.1 La situación política del departamento de Canelones y la administración de izquierda como alternativa. En este trabajo se propone una reflexión en torno al proyecto político de izquierda encarnado por la candidatura de Carámbula para el proceso electoral del año 2005 y su posterior triunfo en las urnas. Lo novedoso de la estrategia de campaña y de las diversas formas de participación que se llevaron a cabo en este contexto, estimulan a un análisis de las mismas centrado en nuevos modelos participación democrática, que permitan erradicar los resabios “escencialistas” y admitan como legítimas, las diversas y conflictivas formas de participación que se dan en contextos como los estudiados. Por otra parte, enmarcando dicho proceso en el contexto político y social en el que se encuentra, permite analizar sobre las dificultades de canalizar dicha participación más allá del ámbito de la campaña política, es decir, reflexionar sobre las barreras de fomentar una real autonomía de la Sociedad Civil de lo político partidario.

Acerca de la izquierda uruguaya en un contexto de re-definiciones. La historia de las relaciones entre Estado y Sociedad Civil en el Uruguay es indisociable del rol mediador de los partidos políticos. Múltiples autores le otorgan un lugar privilegiado a la “política de partidos” para poder comprender el funcionamiento del sistema político uruguayo. (Caetano Pérez y Rilla, 1989). Éstos, además de ofrecer una opción política-electoral, canalizan las demandas de la Sociedad Civil y constituyen espacios socialización y construcción de identidades que tienen y han tenido gran relevancia a lo largo de la historia uruguaya. En las últimas décadas del siglo XX, el tradicional bipartidismo político (blanco-colorado) que caracterizó desde sus comienzos al sistema político uruguayo se resquebrajó con la emergencia de una tercer “familia política” (Serna, 2001) conformada por una coalición alianza de izquierdas, que tiene si bien tiene orígenes en el año 1971, cobra vigor y peso electoral, luego de la apertura democrática. En los años transcurridos desde la restauración democrática de 1985, el Frente Amplio ha experimentado un proceso de crecimiento y renovación, en el marco de lo que Constanza Moreira (2000) denomina la “tercera ola” de la izquierda en América Latina9, que luego de sucesivas “victorias” electorales10, posiciona a dicha fuerza política de cara al gobierno nacional en las 9

“La „tercera ola‟ de la izquierda posdictadura en Amércia Latina tiene algunas caracterísiticas distintivas: nace y se consolida en la posguerra fría en contraposición al empuje neoliberal del “Consenso de Washington”: es estatista, movimentista, keynesiana, socialdemócrata, esencialmente política y disfruta de una amplia capacidad de convocatoria entre los movimientos sociales” (Moreira, C. 2000: 127). 10 El Frente Amplio (FA) gana la Intendencia de Montevideo tres veces consecutivas en las elecciones de 1989, 1994 y 1999. Por otra parte en las elecciones nacionales de 1994 el FA obtiene el 30.6% de los votos

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elecciones nacionales del 2004 y al gobierno municipal en ocho departamentos en mayo del 2005. Tanto el discurso como la práctica política de la izquierda en el Uruguay se ha visto modificada a lo largo de los años, respondiendo en cierta forma a los nuevos desafíos planteados por un Uruguay diferente y por una estructura partidaria que, en tanto coalición se diversifica en formas, contenidos y público objetivo. Este proceso particular en el territorio nacional no se encuentra aislado de los profundos cambios que experimenta la concepción de democracia en las sociedades actuales y la planificación de proyectos políticos acordes a las mismas. Tanto el discurso como la práctica política de izquierda se han visto influenciados por las consecuencias del “ocaso de la modernidad” en las sociedades contemporáneas y las características “pos-modernas” que se pueden divisar en el plano político. La caída de las ideologías totalizadoras y la pérdida de vigencia de los grandes metarelatos basados sobre la idea unilineal del progreso (Lyotard: 1979), sobretodo después del fracaso del socialismo en la URSS, incide directamente en el discurso político imperante en la izquierda revolucionaria de las décadas del 60 y 70 en Latinoamérica. “La posmodernidad expresa un proceso de desencanto, particularmente el desencanto de las izquierdas- plantea Lechner-, estas ya no creen en el socialismo como meta determinada ni en la clase obrera como sujeto revolucionario y aborrecen de una visión omnicomprensiva de la realidad” (1990:105). Si bien esta suerte de “condición posmoderna” planteada por autores como Lyotard o los análisis del transcurso modernidad-posmodernidad son discutibles y no resultan totalmente satisfactorios para analizar a las sociedades latinoamericanas, pueden aportar elementos de gran utilidad para analizar alguno de los cambios más radicales observados en el discurso de las izquierdas rioplatenses. Constanza Moreira enmarca los cambios constatados en la práctica política y en el discurso de la izquierda en los que denomina “la crisis de las izquierdas”, producto de una convergencia entre el colapso del socialismo real, el éxito de las social democracias en los países centrales del capitalismo y la pérdida de “centralidad obrera” (Moreira, 2000), lo que da cuenta de la incidencia de los fenómenos en cierta forma globales en nuestras latitudes. Dichos proceso de índole general, poseen correlatos particulares de acuerdo al contexto, es decir en este caso particular, la historia política del Uruguay y sus características sociales y culturales determinan la magnitud e incidencia de los cambios que se suceden a nivel más general. Estudios sobre el discurso y la práctica de la izquierda uruguaya y sus principales modificaciones en la última mitad del siglo XX, dan cuenta de que los cambios son evidentes y relativamente rupturistas en las élites de izquierda uruguayas en los últimos años. Mallo y Marrero (1990) observan la incorporación de elementos posmodernos en el discurso de las elites políticas en el Uruguay comparando dos períodos, el primero comprende de 1968 a 1973 y el segundo de 1985 a 1989. Del primer período, signado por lo que Lechner denomina “la inflación ideológica”, se destacan algunos rasgos que caracterizan el discurso político “moderno” de la época: A. el privilegio del momento religioso de la política, a través de la sacralización de los principios como “absolutos” que deriva en la conformación de fuertes identidades colectivas; B. la resignificación de la utopía, como horizontes necesario e históricamente alcanzable y en consecuencia, una relevancia del futuro (meta) ante el presente (camino) y C. una visión totalizadora de la realidad. Durante el segundo período, que transcurre en el marco del proceso de democratización en el Uruguay, las autoras constatan a nivel discursivo, elementos característicos de un “discurso (frente al 32.3% del PC y el 31.2% del PB) y en las elecciones nacionales de 1999 el EP-FA se posiciona primero con la mayor proporción de votos en la primera vuelta (39.1% frente al 31.9% del PC y el 21.7% del PN). Fuente: Moreira, 2000.

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posmoderno”. El desplazamiento en el eje modernidad-posmodernidad aparece, de acuerdo a este análisis, con mayor intensidad en los discursos políticos de aquellos actores auto identificados con la izquierda que con aquellos auto identificados con la derecha. (Mallo y Marrero, 1990) Algunas de las características de este discurso renovado son: A. la secularización de la práctica política, donde la legitimidad política ya no depende de una “absolutización” valorativa, sino que el ámbito político se comienza a concebir como un espacio de negociación entre diversos actores, con el único compromiso ético del respeto a las “reglas de juego”; B. un realismo político que se opone al utopismo del 60 y que radica en un cambio de móvil, de lo “históricamente necesario” se pasa a lo “políticamente posible” y C. una revalorización del presente. Es evidente que esta serie de cambios y re-definiciones que transcurre la izquierda afectan en su relacionamiento tanto con el resto del sistema político como con los movimientos sociales. De hecho, si bien la izquierda uruguaya desde sus comienzos fue una alianza de varios movimientos, en las últimas décadas se comienzan a integrar o a adherir otros grupos, redes, colectivos, asociaciones, que presentan nuevas temáticas y formas de movilización. (Lechner, 1990). No obstante, el hecho de que se detecten elementos “rupturistas” o de transición en el discurso de izquierda de las élites, no quiere decir que se manifieste efectivamente en el desarrollo prácticas políticas distintas, ni que se extienda a los diferentes niveles partidarios, ni que implique una nueva forma de relacionamiento de la Sociedad Civil con la política. Es decir, hay de todo en la viña de la “familia política” de izquierda. Frente a las características que se presentan en la última década y sobretodo en lo que respecta al traspaso de la izquierda desde su condición de oposición a asumir la conducción del gobierno nacional, los desafíos son otros. Constanza Moreira, de cara a las elecciones del 2004 planteaba que la coalición de izquierda debería enfrentar en el nuevo siglo dos desafíos: “a. el de “penetrar electoralmente” en el interior del país, menos modernizado, menos urbanizado y, sobre todo, menos politizado y b. el de construirse una alternativa que, más allá de capitalizar el descontento contra los procesos de ajuste y reforma económica, sea creíble para un electorado descontento” (Moreira, 2000:153). De lo que aquí se está hablando es de generar nuevas formas de representación adecuadas a los diversos contextos y la multiplicidad de grupos e intereses que hoy contiene la coalición de izquierda. Pero por otro lado, hace pensar en las formas de construir esa representación, es decir serán las mismas con nueva investidura, serán nuevas, implicarán una mayor democratización de la sociedad o será una nueva reedición de la eterna dependencia de la sociedad uruguaya a los partidos políticos. Nuevamente, hay un poco de todo. Observemos estas cuestiones en el caso específico del departamento de Canelones.

Acerca del departamento canario y sus peculiaridades. En las últimas décadas del siglo XX la población de Canelones ha experimentado un fuerte crecimiento impulsado, fundamentalmente, por una corriente migratoria proveniente de Montevideo. Los flujos migratorios provienen tanto desde barrios capitalinos limítrofes al departamento de Canelones como por el fenómeno expansivo de “la Ciudad de la Costa” en las décadas del 80 y 90. Entre el censo del 1996 y la primera fase del censo 2004 la población con residencia habitual en el departamento creció a una tasa anual media de 11.5 por mil, llegando a los 485.240 habitantes. Consecuentemente, el electorado canario ha aumentado notoriamente, a tal grado, que el padrón electoral se duplicó en los últimos 35 años del siglo XX. En el último lustro, el crecimiento del padrón departamental fue de un 17.6% en un contexto de estancamiento en la mayoría de los

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departamentos del interior del país. (Oroño, 2004). Esto lo convierte en la actualidad en un departamento electoralmente importante, dado que es el segundo padrón electoral después de Montevideo, así como el único padrón en franco crecimiento, lo que no solo lo posiciona sino que lo plataforma a futuro, como un importante escenario de competencia electoral. 11 Al mismo tiempo el departamento canario no se caracteriza por la homogeneidad de su población, sus características geográficas, productivas y sociales derivan en una gran diversidad dentro de sus límites. Cada zona geográfica12, presenta problemáticas y necesidades distintas, así como diversas formas de vinculación social y política intra-comunidad. Asimismo es notoria la desvinculación existente entre las diversas zonas del departamento, donde predomina la escasa comunicación y conocimiento entre las ciudades más importantes. Esta fragmentación a nivel departamental genera realidades diversas a pocos kilómetros de distancia y dinámicas propias de cada localidad, las cuales históricamente se han erigido como fuertes marcos de referencias para la creación de referentes políticos locales, así como para la construcción de adhesiones y lealtades políticas. La tradición política del departamento se ha concentrado en torno a la acción del histórico bipartidismo de “colorados y blancos”, monopolizando la participación política en las distintas zonas del departamento. En Canelones, al igual que en el resto del país, los partidos políticos han ocupado el rol mediador por excelencia entre el Estado y la Sociedad Civil, canalizando los espacios de participación democrática de los ciudadanos. Históricamente en la cultura política uruguaya se ha analizado la preponderancia de los clivajes políticos sobre los sociales a la hora de la conformación de lealtades, adhesiones, identidades y expresiones ciudadanas Aguiar (1984). La denominada “partidocracia” del sistema político uruguayo ha estado sustentada por dos tempranos procesos en la historia política del país: la autonomización relativa del Estado y la consolidación de un elenco político estable y “profesional”, generando de esta forma, una progresiva monopolización por parte de los partidos políticos del rol intermediador entre el Estado y la Sociedad Civil. De acuerdo con Panizza (1990), las características particulares del proceso de consolidación del Estado uruguayo hicieron que en su relacionamiento con la Sociedad Civil, esta no apareciera como una institución “autónoma” sino como un “centro institucional de alianzas y compromisos” sustentado por una multiplicidad de fracciones políticas. “Los partidos tradicionales gobernaron en función de una extensa red de intereses y fidelidades establecidas a través de una compleja trama de relaciones de clientela” (Panizza, 1990). Esto tiene un fuerte correlato en el departamento canario, las demandas de la ciudadanía estuvieron absorbidas durante décadas por la

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Para las elecciones municipales del 2005, el departamento contaba con 327.604 habilitados para votar de los cuales votaron efectivamente 293.263 personas de acuerdo al escrutinio primario. (Datos sustraídos de página web de la Corte Electoral) 12 Siguiendo los mismos criterios establecidos por el comando que instrumentaba la campaña electoral del EP-FA-NM, agrupamos cinco áreas que poseen características disímiles desde el punto de vista geográfico, económico y social. Una zona de gran concentración de población como lo es la continuación del conurbano capitalino donde se encuentran las ciudades de Las Piedras y La Paz, que representan la segunda y la cuarta ciudad respectivamente en concentración de población del departamento. Hacia el oeste, por la ruta 5, encontramos una amplia zona de producción agrícola en torno a Progreso y Joanicó hasta llegar a la ciudad de Canelones y Santa Lucía. Por el centro del departamento en los alrededores de la ruta 6, se encuentra una extensa zona de chacras y viñedos bordeando las ciudades de Sauce y el resto del “santoral” y las poblaciones en torno a la ruta 7 hasta San Jacinto, Migues, Montes y Tala. Hacia el este sobre la ruta 8, se encuentra un área sub-urbana de varios conglomerados de habitantes en torno a la ex ciudad industrial de Pando, tercera ciudad en población del departamento, donde se encuentran las localidades de Barros Blancos, Colonia Nicolich, etc. Siguiendo la ruta interbalnearia se encuentra la zona costera del departamento, con una actividad comercial y turística de relativa importancia.

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acción de los partidos políticos tradicionales, fundamentalmente a través de relaciones de intercambio informal, analizadas en reiteradas ocasiones de acuerdo a través del clientelismo tradicional de “favores por votos”. (Rama, 1971; Luna, 2004). Desde la restauración democrática cuatro administraciones sucesivas han pertenecido a los partidos tradicionales, de las cuales tres han sido del Partido Colorado y una del Partido Nacional, hasta el triunfo en el 2005 del EP-FA-NM.13 A pesar del triunfo sucesivo de los partidos “tradicionales”, las adhesiones electorales concitadas por los mismos en el departamento canario experimentaron una tendencia similar, aunque a un nivel mucho menor, que los datos electorales a nivel nacional, donde en cada elección desde la apertura democrática, la sumatoria de los sufragios obtenidos por ambos partidos (Partido Colorado y Partido Nacional) presentó un franco descenso.14 No obstante, en lo que representa el escenario electoral, es en la última elección de mayo del 2005, en donde experimenta un cambio radical en las decisiones del electorado.15 El Partido Colorado, de la mano de las consecutivas administraciones de Hackembruch, arriba a las elecciones municipales del 2005 con un considerable desgaste en la opinión pública. La percepción generalizada de la pauperización del departamento conjuntamente a las presunciones de corrupción que recaían sobre el intendente y su administración, se tradujeron en una considerable reducción del electorado en el último periodo electoral. Es posible detectar en las sucesivas administraciones de Hackembruch una creciente deslegitimación de su mandato dentro del electorado canario. El abuso de los poderes que le otorga el diseño de gobierno departamental, esencialmente “presidencialista” con una división de poderes asimétrica, con preeminencia del órgano ejecutivo sobre el legislativo (Oroño, 2000) ha inhabilitado cualquier mecanismo de participación descentralizada, como por ejemplo el de las Juntas Locales.16 El desgaste en la opinión pública deviene de la percepción generalizada de la ineficacia e ineficiencia de su administración, así como las críticas continuas, sobretodo por parte de la izquierda sobre su estilo de manejo gubernamental. “Estilo que es el del más puro cuño clientelar retributivo particularista: la „compra‟ de votos con empleos o favores personales – pagados con dineros públicos-, y denuncias de actos de chantaje liso y llano a través de la renovación de contratos, efectuadas en la Junta Departamental y una decena larga de llamados a Sala, a los que nunca concurrió personalmente”. (Oroño, 2000). Evidentemente este estilo de gobierno, si bien ha logrado ser elegido en tres oportunidades distintas, presenta un visible el agotamiento de cara a las elecciones del 2005. La concentración en el ejecutivo de las decisiones políticas y el alejamiento de los políticos del vínculo directo y “horizontal” con la ciudadanía, generó una suerte de sentimiento de desamparo en el electorado

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Las tres legislaturas de Tabaré Hackembruch como candidato del Partido Colorado, específicamente del Foro Batllista fueron las obtenidas en 1984, 1994 y 2000. La única elección no ganada por el Partido Colorado dentro de este período fue en 1989 con el triunfo del herrerista José Andújar. 14 En las elecciones del 1989 y 1994 el Partido Nacional y el Partido Colorado representaron en conjunto el 74.36% y 70.20% respectivamente del electorado departamental. 15 No obstante, Oroño (2000) considera que es en la elecciones del 2000 donde se modifica el escenario electoral, a partir que el EP-FA se constituye en la segunda fuerza política departamental. 16 El ejecutivo tiene potestades de co-legislador e iniciativa privativa en materia presupuestal. “(…) un elemento sustancial para remarcar la asimentría mencionada: desde 1966 le fue otorgada a los Intendentes la iniciativa exclusiva en materia presupuestal, aumento de sueldos, número de funcionarios y gastos (…) Además, debe mencionarse que el intendente designa o cesa a su gabinete con total prescindencia de la Junta Departamental”. (Oroño, 2000:5)

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canario ante una intendencia ausente y que “ignora los reclamos de sus ciudadanos”.17 Esto lo convirtió en una suerte de “chivo espiratorio” que encarnizaba todos los males de la política y el cual fue funcional a la izquierda como un exterior desde donde oponerse.

La izquierda de cara a las elecciones municipales de mayo del 2005 en Canelones La propuesta del EP-FA-NM para esta elección y particularmente candidatura de Marcos Carámbula se erige entonces en oposición y rechazo a este contexto, consolidándose a lo largo de la campaña como una opción viable para la ciudadanía de cambio radical frente a la administración anterior. Esta clara línea demarcatoria que discursivamente se construyó desde la izquierda entre la forma de hacer política de las administraciones anteriores y la que se estaba proponiendo, intentó alejar de tal manera a estos dos modelos, que no fueran ni siquiera comparables. Si bien los cambios institucionales propiamente dichos no serían de tal magnitud o radicalidad, simbólicamente se colocó a estos modelos como opuestos no comparables, erradicando las frecuentes valoraciones pseudos-nihilistas actuales del estilo de “es más de lo mismo”, por lo menos durante el período electoral. La fuerza política de izquierda presentó en la contienda electoral dos candidaturas a la Intendencia de Canelones: una propulsada por Asamblea Uruguay y liderada por el Dr. Gallo, y otra liderada por el Dr. Marcos Carámbula, que tenía el apoyo de la mayor parte de los sectores del FA, así como del sector anexado del Nuevo Espacio y de Alianza Progresista. La campaña de la candidatura liderada por Marcos Carámbula, además del apoyo de la orgánica frenteamplista, estuvo proyectada desde un nuevo “organismo” creado especialmente para la campaña electoral, llamado “Casa Canaria”. A nivel discursivo, el énfasis en “el cambio”, lema y slogan de la izquierda a nivel nacional, no estuvo sustentado en el énfasis en la “ideología” como solían o suelen hacer otros líderes políticos de izquierda, sino que se focalizó en una “forma de hacer las cosas”. Esta “reconstrucción discursiva” (Mallo, 2000) que analizaremos en el siguiente capítulo, intentó claramente ampliar y re-estructurar el contenido del discurso con la finalidad de captar a nuevos votantes, tratando de no distanciarse demasiado de los componentes que han configurado la matriz de la identidad de izquierda. Tanto la participación concitada en la campaña electoral, que se extendió de febrero a mayo y que involucró a segmentos de la población extremadamente diversos, como los resultados electorales, dejaron en evidencia el éxito de la propuesta electoral de la candidatura de Carámbula. La misma tuvo una gran capacidad de proyección en el departamento, así como una gran captación de reductos del electorado, otrora inaccesibles para la izquierda como la población rural o los sectores marginales urbanos o semi-rurales. Por otra parte capitalizó dentro de un proyecto político común múltiples manifestaciones gestadas dentro de la Sociedad Civil así como formas diversas de relacionamiento entre los grupos y los políticos muchas veces contradictorios entre si. Un análisis en torno a estas características presentes en el período electoral de mayo del 2005, de intensidades inusuales anteriormente, es útil para reflexionar sobre el futuro de las mismas luego de la efervescencia de la contienda electoral y de la capacidad efectiva de incentivar como gobierno a una mayor democratización social y una desmonopolización de los partidos políticos de la vida política de los ciudadanos. Tarea difícil por cierto, para la cual persiste la duda si el Uruguay político y social está preparado.

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(Ver Anexo F: Obs.)

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2.2 Delimitación del problema de investigación y objetivos. De acuerdo al diagnóstico desarrollado anteriormente sobre la situación política del departamento de Canelones, signada por el desgaste progresivo y la deslegitimación en la ciudadanía de la administración Colorada y del éxito electoral del proyecto planteado por la izquierda en la campaña municipal de mayo del 2005, es que es presente trabajo pretende reflexionar sobre cuáles fueron las características de la campaña y gestión realizada en el transcurso del proceso electoral del 2005 por la candidatura de Carámbula, que la erigió como un proyecto “alternativo” de izquierda con amplia respuesta por parte de la comunidad canaria en las urnas. En relación a las actuales discusiones sobre la democracia y la necesidad de proyectos políticos que asegure la radicalización de la misma desde una perspectiva acorde a las sociedades contemporáneas es que esta investigación se articulará en torno a dos ejes analíticos. En primer lugar, se pretende analizar en que medida la estrategia de campaña de la candidatura de Carámbula para las elecciones municipales en el departamento de Canelones se relaciona con un proyecto de democracia plural y radical. Para ello se buscará responder las siguientes preguntas específicas:  ¿Cuáles fueron las formas de “multiplicación de espacios de participación política” fomentados por la candidatura?  ¿Cuáles fueron los mecanismos de apertura de la candidatura hacia las demandas de grupos heterogéneos?  ¿Existieron contenidos pluralistas en el discurso tanto de Carámbula como de los miembros de su equipo?  ¿Cuáles son las formas propuestas de articulación de las diversidades durante la campaña?

En segundo lugar, se pretende profundizar en las formas de participación política particularista, como los intercambios informales, que se dan en el margo de la campaña electoral y en que medida las mismas fomentan o limitan una propuesta de radicalización democrática y participación descentralizada. Para ello se buscará responder las siguientes preguntas específicas:  ¿Existen formas de participación política particularista entre los políticos y la sociedad civil en la campaña municipal?  ¿Cuáles son los elementos tradicionales y cuáles los novedosos que presentan las formas del participación política particularistas observadas en la campaña?  ¿Cómo es posible articular relaciones políticas particularistas, como los intercambios informales, dentro de un proyecto de democracia pluralista?

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2.3 Abordaje metodológico y técnicas de investigación. “Se trata de aceptar la irreductible pluralidad de juegos de lenguaje sin aspirar a acuerdos o consensos que no sean temporales o locales” (Mardones, J.)

Para la siguiente investigación se optó por un abordaje cualitativo, considerando que dicho enfoque nos permite acercarnos de una forma más adecuada a nuestro objeto de estudio. La investigación se centró en un estudio de caso, específicamente en la campaña municipal de una candidatura del EP-FA-NM para las elecciones de mayo del 2005. Se utilizó un diseño medianamente proyectado, de forma que otorgara cierta flexibilidad para realizar modificaciones adecuadas a emergencias del campo. (Vallés, 1997). La investigación se estructuró en dos etapas. La primera abarcó el período de la campaña electoral desde el 3 de marzo al 8 de mayo, día de las elecciones municipales. En esta primera etapa se aplicó la técnica de observación participante. La segunda etapa, se ubicó fundamentalmente en el período pos-electoral y se realizaron entrevistas a referentes locales y a simpatizantes de la candidatura. Se realizaron 13 jornadas de Observaciones, donde se abarcaron un total de 40 actividades de campaña. Por otra parte se realizaron 11 entrevistas a referentes locales de la candidatura del EPFA-NM de diversas zonas geográficas, una entrevista colectiva con seis simpatizantes y un referente y entrevistas a simpatizantes.  Observación participante de la campaña electoral La elección de la observación participante para el siguiente estudio remite a que la misma resultó un instrumento acorde para relevar las características de las actividades y la estrategia utilizada por la candidatura en cada zona. Por otra parte permitió identificar a la red de referentes locales dispersos por cada zona del departamento para la posterior consecución de las entrevistas. Esta técnica requiere que el investigador adopte un doble rol: el de observador de la situación y el de participante. De todas formas presenta la posibilidad de introducir al investigador al contexto natural donde se desenvuelven las acciones y observar a los actores en el curso de su actividad cotidiana. “Tiene la ventaja de meter al observador en la complejidad fenomenológica del mundo, donde puede ser testigo de las conexiones, correlaciones y causas tal y como se desenvuelven. Los observadores cualitativos no están atados, así, por categorías predeterminadas de medición o respuesta, sino que están libres para buscar los conceptos o categorías que tengan significados para los sujetos” (Alder en Vallés, 1997: 148). Siguiendo la clasificación realizada por Spradley (en Vallés, 1997) dicha observación participante osciló entre una participación pasiva y una participación moderada de acuerdo al contexto. La “participación pasiva” resultó más conveniente en actividades de gran magnitud, como pueden ser actos o charlas, donde el rol del observador es solo periférico, es decir como espectador. No obstante en las actividades más pequeñas, en las que la concurrencia era menor, fue más conveniente utilizar una “participación moderada”, donde se le permite al observador poder indagar a los distintos participantes de la actividad y pedir explicaciones, así como ellos reconocer su rol como observador.

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 Entrevistas en profundidad a referentes locales de la campaña. La entrevista en profundidad nos permitió explorar las cuestiones planteadas en la investigación pero desde los significados y el sentido que los propios sujetos le atribuyen. Según Patton, “Entrevistamos a las personas para averiguar lo que no podemos observar directamente (...) No podemos observar sentimientos, pensamientos e intenciones. No podemos observar los comportamientos que se tuvieron en algún momento anterior. No podemos observar situaciones en las cuales es imposible que un observador esté presente. No podemos observar cómo las personas han organizado el mundo y los significados que atribuyen a lo que ocurre en el mundo; tenemos que hacer preguntas sobre esas cosas. Entrevistamos, pues, con el propósito de entrar en la perspectiva de la otra persona” (1980:196). Esta técnica entonces permitió, obtener información de carácter pragmático, en otras palabras como los sujetos actúan y reconstruyen el sistema de representaciones sociales en prácticas individuales (Alonso, 1998). Esto permite que se elabore en la interacción entre el entrevistado y el entrevistador, un discurso conversacional, continuo y con cierta línea argumental sobre los tópicos definidos en la investigación. “(…) el lenguaje no es solo un instrumento para investigar la sociedad, sino el objeto propio del estudio: pues, al fin y al cabo, el lenguaje es lo que la constituye o al menos es coextensivo con ella en el espacio y en el tiempo” (Ibáñez en Beltrán, 1986:40)

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CAPÍTULO 3 La campaña electoral y su estrategia: hacia una izquierda diferente. En el siguiente capítulo nos centraremos en el desarrollo de la campaña electoral para la candidatura de Marcos Carámbula en el departamento de Canelones. De acuerdo a lo planteado anteriormente, se analizará la estrategia de campaña, tanto en lo respectivo a sus actividades así como a nivel discursivo, observando que presenta de novedoso frente a los clásicos formatos de la izquierda. Retomando algunas reflexiones en torno a la democracia plural y radical expuestas en el capítulo 1, se tratará de analizar las formas de participación que surgieron en esta campaña, así como el éxito electoral de la propuesta política encarnada por dicha candidatura de izquierda.

3.1 Surgimiento de la candidatura de Marcos Carámbula y la plataforma de Casa Canaria. “Con los vientos de mayo, en Canelones con Marcos, por la Ciudad de la Costa y por el medio del campo (…)” (Extracto del single publicitario de campaña)

“Estamos agarrando un hierro caliente”18 Luego de las elecciones nacionales en octubre del 2004 y de la respectiva victoria del EP-FM-NM con el 50,69 % del electorado, siendo el partido más votado en el departamento de Canelones, la alianza EP-FA-NM se encontraba con grandes oportunidades de ganar la elección municipal en el segundo departamento más poblado del país, histórico reducto del Partido Colorado. En vísperas de la campaña electoral, la coalición de izquierda se encontró con que no poseía candidatos de peso departamental, si a nivel de las diferentes localidades y con influencia limitada a dicha zona geográfica, pero no existía a priori una persona que aglutinara apoyos a lo largo y ancho del departamento. De esta forma circularon durante el 2004, distintos nombres como los de Freddy González, Roberto Conde, Ramón Legnani, Luís Gallo, Juan Antonio Rodríguez, de los cuales muchos ya habían participado en anteriores elecciones como candidatos o pre-candidatos, pero ninguno poseía una proyección departamental ni acuerdo dentro del EP-FA-NM. El departamento de Canelones, ya sea por la importancia de su electorado como por el desafío que presentaba para una gestión de izquierda, fue fruto de disputas entre los históricos sectores de izquierda. Al final de la administración de Hackembruch, aparece como un departamento casi en ruinas e inmanejable, con problemas de toda índole: desde cuestiones de infraestructura (calles desechas, inexistencia de saneamiento), de transporte (un sistema de transportes caro e ineficiente), problemáticas sociales como el desempleo y la explosión de los asentamientos en distintas partes del departamento, problemas de atención de la salud (existen zonas que no poseen cobertura de salud), inseguridad (que se extiende más allá de la Ciudad de la Costa), etc. Todo este conjunto de elementos, acompañado de la creciente importancia del rol de los intendentes en la política nacional, otorgan el marco para que el Intendente de Canelones, con una relativa “buena gestión” –no solo material sino simbólica- tenga fuertes posibilidades de encabezar o al menos

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Frase reiterada por Carámbula y su equipo y muchos de sus seguidores en relación al departamento de Canelones que les tocaba administrar, eje articulador de una suerte de “compromiso” como canario y desafío como político, que los miembros de la candidatura desarrollaron a nivel discursivo.

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integrar la futura formula presidencial del EP-FA-NM para el 2009, lo que generó intereses y disputas dentro de la coalición. En este contexto político surge desde Compromiso Canario el nombre de Marcos Carámbula como candidato a la Intendencia, sin tener, en una primera instancia el apoyo de ningún sector del EPFA-NM. Recordemos que se fue en muy malos términos, en primer lugar del Partido Socialista, junto con otros jóvenes médicos, y en segundo lugar del Partido Comunista, donde siendo electo diputado por esa lista en las elecciones de 1989 se fue del sector con la ruptura interna del Partido en 1991 sin devolver la bancada, esgrimiendo argumentos contundentes. Esto propició que su nombre fuese vetado en la orgánica de FA por la 1001 cuando se lo manejo como posible candidato a la intendencia en las elecciones de 1994. Por otra parte su alianza con la 738 fue esporádica y rápidamente se quebranto. Pero pese a esto, Carámbula reunía una serie de condiciones que resultarían claves en la difícil tarea de plataformar a un candidato a nivel departamental, en un departamento de fuerte tradición colorada y por demás heterogéneo en sus diversas zonas. Señalaremos algunas de estas características que reunía la figura de Carámbula que lo propulsaron como candidato e incidieron en su posterior éxito:  A través de su profesión como médico tenía un relacionamiento personal con múltiples poblaciones del departamento de acuerdo a la multiplicidad de lugares de trabajo, tanto públicos como privados que poseen los trabajadores de la salud. Tanto en rol de “médico” como de “colega” le confirió, establecer vínculos estrechos con personas de diferentes estatus socioeconómico, de diversas generaciones y de todos los partidos políticos. Por otra parte, dada su reciente presidencia del Sindicato Médico del Uruguay, le permitió cierta notoriedad pública debido a su actividad sindical, así como la generación de vínculos personales con médicos de las distintas zonas del departamento.  Perteneciente a una familia de tradición canaria, elemento que en contextos pequeños como los del interior del país posee gran influencia en la generación de redes de parentesco y amistad a lo largo del territorio. A su vez, tanto el candidato como su hermano y su esposa han tenido a lo largo de su vida una gran vinculación con el departamento mediante su actividad social, política y laboral.  Una candidatura amplia en el sentido de que está plataformada por un colectivo que se encuentra por fuera del FA denominado Casa Canaria. Si bien con el apoyo del EP-FA-NM, Casa Canaria se conforma y plataforma sin un objetivo electoral como organización excepto la proyección de la candidatura de Carámbula. El hecho de ser propulsado desde un organismo que no se identifica estrictamente con ningún sector político partidario, le permitió ampliar sus bases electorales en el departamento. De esta forma el EP-FA-NM opta por un candidato que se destaca en el departamento más por su reconocida y amplia trayectoria social - en la salud, en el deporte, en la actividad comunitaria que por su actividad estrictamente política partidaria, una decisión similar a la tomada por el FA para la sucesión del Gral. Seregni en las elecciones del 1994. Pero Carámbula no se inserta individualmente al EP-FA-NM, sino que se integra desde Casa Canaria, siendo esta su base operativa de la campaña. “Casa Canaria” es el nombre que tomó para las elecciones municipales un grupo denominado Compromiso Canario, una agrupación integrada por individuos provenientes de distintos partidos políticos, así como reconocidos militantes sociales de diversas ciudades de Canelones. Este grupo, pequeño y heterogéneo, tenía por cometido en una primera instancia

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discutir y movilizarse sobre los problemas que poseía el departamento, conjuntamente con denunciar el abandono del mismo realizado por la administración Hackembruch. En el año 2003 y comienzos del 2004 algunos de los integrantes de Compromiso Canario pretendieron formar una lista dentro del EP-FA-NM con este rótulo pero la mayoría se opuso a esto debido a que iba en contra de mantener su condición de “multipartidario”, pese a esto y frente a la situación que atravesaba el país, la mayoría del grupo creyó conveniente apoyar públicamente al EP-FA-NM pero sin ser parte del mismo. Si bien no integraban este grupo grandes figuras a nivel departamental, si confluyeron en el varios referentes locales de reconocida trayectoria en sus lugares de pertenencia. Estos provienen de las más diversas localidades de todo el departamento, abarcando áreas rurales, semi-rurales y urbanas, poseen las más diversa profesiones y negocios, y desarrollan en su mayoría una amplia actividad social en sus localidades de referencia. A su vez estos referentes tienen diversas raigambres políticas lo que le posibilita –junto a lo antes mencionado- una amplia diversificación de sus seguidores, cimentadas en adhesiones sociales tanto en el plano personal del candidato como en la esfera de los referentes locales.

La candidatura como equipo Otra de las cuestiones que le imprime cierta particularidad a la presente candidatura y que se encuentra estrechamente relacionado con lo que se quiere analizar en el presente trabajo, radica en la definición misma de “la candidatura”. Con dicho término se hace referencia en esta ocasión, no al candidato propiamente dicho como es habitual en otras campañas, sino que para esta instancia y por medio de un consenso entre los diversos sectores del EP-FA-NM se elaboró “un equipo” que formó parte de la llamada candidatura y acompaño al candidato a la mayoría de las actividades. El equipo conformado por los cuatro suplentes del candidato, constituían un grupo diverso y en el que cada uno poseía un rol específico y una población objetivo, adquiriendo una gran relevancia en las actividades de campaña.19 Los cuatro suplentes nos solo provenían de diversos sectores del EP-FA-NM, sino que poseían su caudal electoral en zonas geográficas distintas y perfiles profesionales diversos. El primer suplente, era un joven profesor de historia, perteneciente al MPP y oriundo de la capital del departamento que se encontraba relacionado con las temáticas de participación y cultura; el segundo suplente era un Ingeniero Agrónomo, perteneciente al Partido Socialista, que lleva años vinculado a diversas actividades productivas en el departamento; el tercer suplente es un trabajador industrial, dirigente sindical de gran actividad en la zona de La Paz y Las Piedras y reelecto edil departamental; por último, el cuarto suplente, un ex–candidato a la Intendencia en el año 1989, ex integrante del Partido Comunista en su mejor momento e histórico militante frenteamplista del departamento. En la mayor parte de las actividades de campaña, participaba el candidato más sus cuatro suplentes, presentándose como “equipo de gobierno”. En los actos o actividades masivas hablaban consecutivamente los cinco, donde cada uno de ellos hacía énfasis en el aspecto de su “incumbencia”, sea este la cultura, el agro, la industria o la conducción política. Asimismo, cuando se desarrollaban actividades más específicas o con orientaciones más definidas, tenía una mayor preponderancia el integrante del equipo que resultara “más acorde”. A modo de ejemplo, en las reuniones con la población rural o los grupos de productores rurales, tenía la palabra el Ingeniero Agrónomo, si se trataba de las actividades musicales o culturales organizadas por las diversas 19

Ver Anexo F: Obs.

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juventudes partidarias nucleadas en la campaña municipal, el que tomaba la palabra era el joven profesor de historia y primer suplente.20

Las dos etapas de la campaña. La campaña para las elecciones municipales que se extendió de febrero a mayo del 2005, contó con dos etapas claramente diferenciadas por: A. las características de las actividades, B. la estrategia discursiva de los miembros de la candidatura en la dinámica de la interacción y el objetivo manifiesto de la misma, C. la participación de la comunidad y D. el papel desempeñado por la orgánica del EP-FA y Casa Canaria.

Cuadro I: Comparación entre las dos etapas de la campaña. Primera etapa Segunda etapa Características de Fundamentalmente actividades Fundamentalmente actividades las informales (reuniones, visitas, formales (actos, caravanas, etc.) Actividades recorridas)

Dinámica de la interacción

Receptiva de la candidatura hacia Expositiva los concurrentes

Objetivo manifiesto de la candidatura

Recorrer todo el departamento y Exponer el plan de gobierno para escuchar a la población. Canelones y acentuar las virtudes de dicha opción.

Concurrentes

Actividades reducidas

Actividades masivas

Organización

Casa Canaria

EP-FA-NM junto a Casa Canaria

Fuente: Dansilio-Duarte

La primera etapa de campaña estuvo casi exclusivamente organizada por Casa Canaria, cuyo objetivo, manifestado tanto por organizadores como por los miembros de la candidatura21 era recorrer todo el departamento y recoger las problemáticas y necesidades de cada zona.22 La “recorrida” fue totalmente exhaustiva, visitando cada localidad, villa o paraje, abarcando las 20

Ver Anexos C y D. En las observaciones de las actividades de campaña, mantuvimos reiteradas conversaciones “informales” tanto con los organizadores, pertenecientes al “grupo de confianza del candidato” como con el resto de los miembros de la candidatura. Ver Anexo F: Obs. 22 Para tener una idea de lo desvinculadas que estaban estas primeras actividades con la orgánica del EP-FA, en una la primer jornada de actividades en la que participamos, concurrimos a un comité de base local para saber como proseguían las actividades del candidato, encontrándonos a un enfurecido militante, que indignado nos comentaba que en el comité nadie sabia nada ni de las actividades que se hicieron en ese día en la localidad y menos aún de las que se iban a realizar. A partir de aquí mantuvimos un contacto con la persona encargada de la agenda de campaña de Casa Canaria, quién nos enviaba la agenda semanal de actividades. 21

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diversas zonas urbanas, rurales o semi-rurales del departamento. Las mismas tenían lugar en espacios pequeños (casas de vecinos, espacios públicos de la localidad, como la plaza, una calle, la policlínica, la feria, hasta en las garitas de ómnibus) o los clásicos comité de base y la concurrencia era escasa, un promedio de 40 personas por actividad.23 En este marco que denominamos “informal”, donde primó la cercanía y el contacto cara a cara con el candidato y su equipo, se desarrollaron el 66% de las actividades relevadas y provenían de una estrategia explicitada por la organización: producir actividades con públicos relativamente pequeños donde el candidato y su equipo dialogaran en un marco de informalidad con cada uno de los presentes y se recabara por parte de la comitiva las demandas y necesidades de estos pequeños grupos de población.24 En estas actividades “los referentes locales”, de los que nos ocuparemos en el siguiente capítulo, jugaron un rol clave en el desarrollo de estas actividades. Ellos conectaban a la candidatura con los diferentes grupos de poblaciones y se encargaban de presentarlos mutuamente. Los mismos, no solo se comprometían a buscar futuras soluciones a las problemáticas planteadas, en una función intermediadora entre la candidatura (u organismos nacionales como los Ministerios u otras dependencias del EP-FA-NM) y la comunidad, sino que reducían en esta tarea las distancias entre la política y la ciudadanía y específicamente, entre la candidatura y los futuros electores. “Carámbula” pasó a ser “Marcos”, “el médico que conocemos todos”, “el reconocido trabajador por Canelones”, “el compañero”, “el vecino”, “al que podemos acudir siempre”, el que se encuentra acá parado enfrente mío, en el fondo de mi casa, recostado contra un árbol escuchando las necesidades de mi comunidad25. En las actividades se presenta entonces al candidato no como un “político” sino como “un vecino más”, lo que le imprime a la campaña nuevas formas de inserción de la candidatura en ámbitos hasta ahora inaccesibles. Grill (1999) acerca de su investigación sobre las campañas políticas de dos candidaturas en dos estados de Brasil opina que “Las actividades descriptas como „cuerpo a cuerpo‟ (…) y su auto-presentación (…) así como las situaciones de „proximidad‟ (…) son enfatizadas como cualidades personales y caracterizan las modalidades de inserción del candidato” (Grill, 1999:97)26

La segunda etapa de la campaña se elaboró en conjunto y coordinación de Casa Canaria con la orgánica del EP-FA. La misma se caracterizó por las actividades más tradicionales de campaña, a las que les hemos denominado “actividades formales”27 como actos, caravanas, actividades

23

Datos calculados a partir del Cuadro de Actividades Informales: Anexo C. Se contó incluso con una persona destinada a anotar dichas demandas o necesidades de cada población en un block de apuntes. Más adelante el la campaña, donde las actividades resultaban más masivas se contó con un “buzón” con la misma finalidad, donde los concurrentes podían depositar su opinión sobre las principales problemáticas y necesidades de la zona. (Ver Anexo F: Obs. Nº 3) 25 Ver Anexo F: Obs. 1. 26 “As atividades descritas aquí como “corpo a corpo” e a sua auto-apresentação (…) bem como as situaões de “proximidade”, (…) são enfatizadas como qualidades pessoais e caracterizam as modalidades de inserção do candidato” (Traducción de la autora). 24

27

Llegado a este punto creemos pertinente entablar una distinción genérica entre las actividades electorales propuestas desde la orgánica del FA y Casa Canaria, a saber: formales e informales. Entendemos por actividades formales, aquellas actividades que se desarrollan en espacios donde hay una distribución de los elementos en el espacio que identifica claramente a los emisores de los receptores. Esto es una diferencia sustancial con las actividades informales donde la relación emisor – receptor es dinámica, es decir, no es un vínculo unidireccional donde el político da su discurso y los concurrentes escuchan y aplauden, sino que la interacción se desarrolla en un marco que hace plausible un “ida y vuelta” entre los individuos que

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culturales masivas, etc. Si bien, como decisión metodológica del trabajo de campo, las observaciones participantes de la campaña tuvieron como eje las actividades en las que participaba la candidatura, la misma adquirió sobretodo en vísperas de la elección un carácter descentralizado. En cada localidad se gestaban actividades, con diversos eventos (desde musicales, culturales, productivos, etc.) donde la participación del candidato era una instancia más en la jornada de actividades que comenzaba antes y terminaba después del pasaje de la candidatura por la misma. Con esta misma dinámica se gestaban y solapaban (nunca en el mismo día) en las diversas localidades, actividades organizadas por el comité, por el comando de carámbula (formado en algunas ciudades como satélite de Casa Canaria), por algún sector específico o por la juventud de algún sector específico, etc. Todos a pesar de sus diferentes formas de organización o reivindicaciones, enmarcados en la campaña hacia la victoria del EP-FA-NM y hacia el triunfo de la candidatura en cuestión. En estas actividades, que implicó una segunda o tercer visita de la candidatura a las zonas del departamento que ya había recorrido en la primer instancia, la dinámica fue exponer el programa del EP-FA-NM para el gobierno, recalcando en cada lugar las particulares necesidades a atender y sobretodo el hecho de que las mismas habían surgido de la conversación de la candidatura con los “vecinos” de la zona. Dentro de la agenda de actividades, ahora acordada con los eventos generales del EP-FA-NM y/o sus respectivos sectores, siempre había lugar para integrar alguna de las actividades observadas en la primera etapa. Prácticamente en la totalidad de las actividades observadas en la segunda etapa, la comitiva se encargaba de generar momentos de informalismo, es decir se rompía con el clásico protocolo político y de la distribución espacial de los sujetos para generar instancias de cercanía y cotidianidad.28

Desde la orgánica del FA se promovía otra estrategia electoral, mas enfocada a demostrar la unidad partidaria así como el poder del partido en el departamento. De esta forma se apuntó a masificar las actividades, confluyendo en actos masivos, Carámbula y Gallo, las dos candidaturas de la coalición de izquierda, haciendo especial hincapié en que más allá de quien ganara las elecciones se iba a gobernar con el mismo programa, con el programa del EP-FA-NM y en conjunto. Si bien con un objetivo distinto al de las primeras actividades, fue funcional a los efectos de retener al histórico electorado de izquierda y generar apertura a nuevos sectores de votantes.

personaliza la relación. (Dansilio-Duarte en “Redes y mediación política. Un estudio de caso en elecciones municipales”. Entrega final de Taller de Sociología Política, 2005) 28 Ver Anexo D.

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3.2 Estrategia discursiva de la campaña: revalorización del contexto local y articulación de las diversidades en torno a un compromiso canario. “Cada pueblo con su identidad y cada pueblo con su historia, vamos a pasar de fiesta en fiesta, y luego de las elecciones, vamos a brindar con una copa de vino canario” (Marcos Carámbula en campaña, en anexo: Obs. Nº8) “(…) los quiero invitar a construir el nuevo Canelones, una nueva forma de hacer política” (Marcos Carámbula, en anexo: Obs. Nº7)

Rupturas de un discurso de izquierda renovado. Una de las características distintivas del discurso tanto de Carámbula como de los miembros de su candidatura fue su plasticidad a los diversos contextos donde se desarrollaban las distintas actividades. Al mismo tiempo podemos analizar en el mismo, siguiendo con las puntualizaciones realizadas por Mallo y Marrero (1990) expuestas en el capitulo anterior, la incorporación de elementos característicos de un discurso “posmoderno” en contraposición con el énfasis ideológico de los discursos caracterizados como “modernos” y que la izquierda uruguaya ha tenido (y tiene aún) de los más fieles expositores. En primer lugar, las autoras se refieren al abandono de la sacralización de principios absolutos, propio del discurso político-ideológico moderno, donde el mismo remite a identidades políticas contundentes y herméticas. En cambio, uno de las transformaciones detectadas es una mayor amplitud, donde en vez de hablar de “política” como orden, se habla de “lo político” como espacio de negociación y conflicto en términos de Mouffe (1993). Se pueden encontrar estos elementos en el discurso de la candidatura en cuestión: en primer lugar porque se trataba de articular grupos diversos con necesidades distintas y a veces conflictivas y en segundo lugar porque, era sabido que una vez llegados al gobierno iban a tener que priorizar entre necesidades diversas, administrando recursos escasos. Por lo tanto, integraron en su discurso diversos grupos, los históricamente frenteamplistas, los recientemente progresistas, los nuevos anexados, el electorado volátil, los grupos empresariales y productivos, etc, adhiriéndose solamente al compromiso ético de la honestidad y transparencia en la administración, en otras palabras “con el único compromiso ético del respeto a las „reglas del juego”. (Mallo y Marrero, 1990). En segundo lugar, y en relación con lo anterior, existe un desplazamiento de lo ideológico a lo pragmático, o de los “históricamente necesario” a lo “políticamente posible”. De esta forma se pasa de visiones totalizadoras de la realidad, que revalorizan el futuro como meta o utopía, a una revalorización del presente y de los diversos mecanismos de acción para paliar las diversas situaciones problemáticas que posee el departamento. Las intervenciones del candidato y su equipo en las actividades “informales” remitían sobre aspectos estrictamente pragmáticos y de resolución de problemas inmediatos, relacionándolo en alguna instancia a los proyectos en general que llevaría a cabo la Intendencia en materia de transporte, salud, saneamiento, cultura, etc., pero nunca vinculándolos a un objetivo “último” como izquierda. En los actos o actividades más masivas, se trataba de vincular los planes con el programa general del EP-FA-NM, pero más que realizando un énfasis ideológico en los contenidos de la izquierda como orientación política, se trataba de resaltar una “forma de hacer las cosas” distinta.

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Estas rupturas discursivas con los tradicionales discursos políticos de izquierda, donde primaba el contenido “cuasi-religioso” del acto revolucionario como punto a partir del cual re-organizar la sociedad e ideas totalizadoras de la realidad, generaron mayores grados de apertura permitiendo que nuevos sectores de la población accedieran y se identificaran con el discurso político de izquierda. No estamos hablando aquí de un “desdibujamiento” de la matriz política en tanto “izquierda” o un corrimiento hacia el centro del EP-FA-NM bajo su nueva condición de partido “catch all”. Nada de eso, de hecho no se perdieron votos ni apoyos de los históricos sectores del EP-FA-NM. Este discurso “renovado”, adecuado a su tiempo y contexto, tuvo que encontrar un punto de equilibrio donde no perdiera por un lado la matriz de izquierda y por otro, pudiera incorporar nuevos sectores de votantes que se sintieran identificados bajo este re-configurado discurso.

“Cada pueblo con su identidad”…cada pueblo con sus necesidades. Otra de las estrategias del discurso de la campaña política fue el integrar las necesidades y problemáticas de los más amplios sectores de la población, dentro del proyecto político del EP-FANM para Canelones. Por lo general se trataron de reivindicar las necesidades de cada zona geográfica del departamento: en una primera instancia, recogiendo información a través de las “recorridas” o por medio de los referentes locales y en una segunda instancia, integrándolas en los discursos públicos y masivos de la segunda etapa. De esta forma, fortifica el sentimiento de pertenencia y de identificación de forma directa y por otro lado, al explicitar estas necesidades comunes de una población determinada, e integrarlas a un proyecto general de la coalición de izquierda, no solo departamental sino nacional, se establece una medio de canalización política de problemas y demandas cotidianas.

Teniendo en cuenta la diversidad del departamento, donde hay zonas industriales en decadencia, zonas vitivinícolas, frutícolas o ganaderas con problemas de producción, urbes en proceso de expansión o pueblos con poblaciones que emigran, zonas costeras con graves problemas de infraestructura, es posible visualizar que las necesidades inmediatas abundan y no son las mismas en todo el departamento. En los cuadros siguientes es posible observar como los discursos tanto del candidato como de los miembros de su equipo se amoldan a las necesidades de cada localidad. Esto sucedió en cada localidad donde se realizaron actividades, excepto en los actos de cierre de campaña, donde el objetivo era unificar y enfatizar de forma más emotiva si se quiere, el inminente triunfo. A continuación se intenta entonces sistematizar algunas de las correspondencias observadas entre el discurso de la candidatura y las problemáticas de cada zona, manifestadas por la propia comunidad.

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Cuadro IIa: Correspondencia entre problemáticas de la zona con referencias discursivas de la candidatura. Zona

Principales problemas*

 Costa 1: Ciudad de la Costa

Costa 2 y Costa 3: Costa de Oro

 





 Nordeste de Canelones Tala, Migues y Montes





Alta contribución inmobiliaria Inseguridad Alumbrado público y saneamiento

Saneamiento y alumbrado público Explotación del turismo

Cobertura de salud. Problemas sanitarios: epidemia de hepatitis. Emigración de la población joven.

Respuesta de la candidatura** - “Hay otra problemática que tenemos que corregir como lo es la falta de correlación entre lo que se paga por contribución inmobiliaria y los servicios que se prestan”(candidato,Obs.3) - “No puede ser -destaca el candidato- que si el ómnibus cruza el puente automáticamente cambie el precio del boleto, en una medida que no es proporcional al gasto, esto trae aparejado que mucha de la población que vive una brutal crisis económica se deba bajar antes del puente y caminar por zonas por donde no existe iluminación” (candidato, Obs. 3) - “De esto se sale con un proyecto inteligente, no es posible un proyecto de saneamiento que no contemple el estado de las calles o un adecuado plan de ordenamiento territorial. Vamos a plantear un trabajo conjunto agrupando al gobierno departamental con el gobierno nacional. Vamos a realizar un plan de diseño territorial que va a integrar lo urbanístico, el saneamiento, el estado de las calles y el transporte, vamos a ir a hacia un transporte metropolitano”(Obs.3) - “…el turismo es riqueza para todos, para la intendencia, para los comerciantes, para las personas en general, por que una costa revitalizada le da valor hasta no solo al departamento sino hasta los bienes inmobiliarios. Revitalizar todos estos hermosos kilómetros de costa no es una opción, es un deber”.(Carámbula, Obs.4) - “…el turismo es una riqueza para todos los canarios que no la podemos dejar ir, las estimaciones sobre los beneficios del turismo para Canelones se calculan entorno a los 100 millones de dólares. Imagínense que sin el apoyo de la Intendencia se genera esta riqueza, imagínense con una Intendencia de cara a la gente cuanto se puede hacer”. (2º suplente, Obs.4) - Los temas tratados en el discurso del candidato fueron los mismos que en el resto de los lugares a los que se le agregan los específicos de la costa y las particularidades de la localidad. Los clásicos: saneamiento, estado de las calles, alumbrado público, descentralización, estado de abandono. El especifico de las costas 2 y 3: turismo. Especifico de la localidad: dragado del río Solís, las zonas inundables. (Extracto de Obs.4) -“… el problema de las aguas servidas y del agua potable, el problema es grave, es muy grave, no habrá mas hepatitis por que los canarios son fuertes, y ya aprovecho para saludar a unas amigas que tanto apoyo nos dan como las directoras del hospital de Tala. (Candidato, Obs.7) -“La solución propuesta es la vinculación con lo nacional, a través de un sistema nacional de salud, con el apoyo en la atención primaria de un sistema departamental de policlínicas descentralizadas. Ya estuvimos hablando con Mariano (Arana) y con el “Toto” Rossi para buscarle una salida a estas problemáticas que tanto afectan la calidad de vida de los canarios”. (Candidato, Obs. 7) “…los jóvenes ni siquiera tienen lugares donde expresarse, no tienen lugares de encuentro, tenemos que generar espacios para apalear el problema de las drogas y de la pasta base y también, para detener la emigración, esa sangría permanente que sufrimos a cotidiano, nuestros jóvenes se van por no tienen lugar, eso no puede continuar”. (Candidato, Obs.7) -El 4º suplente, comienza haciendo referencia a “Viejo Pancho”, personaje oriundo de la ciudad de Tala y hace gala de su obra. Rememora el pensamiento del mismo, su hincapié en el campo y retoma la idea de la defensa de la “tierra de uno”. Expresa lo inconcebible de tener la casa originaria de Viejo Pancho en ruinas, “me da vergüenza ver su casa hecha una tapera” como se encuentra en este momento, y la necesidad de restaurarla y construirla en un espacio abierto y polo de atracción. (Extracto de Obs. Nº7)

Fuente: Dansilio-Duarte * Dichas problemáticas fueron recogidas de las demandas de la población en la 1ª etapa de la campaña **Extraído de los discursos de los miembros de la candidatura en las respectivas zonas.

Cuadro IIb: Correspondencia entre problemáticas de la zona con referencias discursivas de la candidatura.

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Zona

Principales problemas

 

Zona rural del oeste de Canelones: Las Brujas Los Cerrillos

 

Pobreza Estancamien to de la producción rural Cobertura de salud Emigración de la población (campo – ciudad)

Contenido del discurso de los miembros de la candidatura “Ya salude mano a mano y cara a cara, me siento como un pez en el agua en el medio rural, acá algunos ya me conocen por mi actividad profesional, siempre estuve con los granjeros, mejor dicho trabajando junto a los granjeros, y esto lo vamos a seguir haciendo cuando asumamos la intendencia” (2º suplente, Obs.5) - “…ya hablamos con el ministerio del exterior para constituir una comisión que nos abra mercados en el exterior para vender nuestra producción, ya comenzamos con los contactos con inversores italianos que están muy interesados en la calidad de los productos de nuestra granja” (2º suplente, Obs.5)

-En segundo lugar resalto el abandono de la granja a lo que se a sumado la competencia con los productos extranjeros ha llevado al deterioro a nuestro campo “que esta sufriendo tanto no solo por lo económico sino por que se están yendo nuestros jóvenes, no solo a otros ciudades del país sino al exterior, esto trae aparejado otra perdida: la de la transmisión del conocimiento de padres a hijos, un conocimiento acumulado por décadas lo estamos desperdiciando, esto no lo podeos permitir” (Candidato, Obs. 5) -“Nuestro proyecto es revitalizar el campo y dinamizar las vinculaciones entre las diversas zonas para vitalizar a esta parte del departamento como zona productiva que nunca debería haber dejado ser”. (Candidato, Obs.5) “…la caminería rural se encuentra en un total estado de abandono, este gobierno municipal no ejecuto los fondos que tenia otorgado desde el ministerio para este rubro”(Candidato, Obs.6) “…acá en Las Brujas Fernando Vidarte (el médico) hace magia para atender. debemos ir hacia un plan nacional de salud donde cada uno aporte en función de lo que pueda aportar, conjuntamente con un proyecto descentralizado de atención, descentralización que también va a ser política a través de las juntas” (candidato, Obs.5)

Fuente: Dansilio-Duarte

Se escogieron para la elaboración de los cuadros anteriores cuatro zonas bien distintas, la denominada “Costa 1” que comprende a la problemática zona de la Ciudad de la Costa; la “Costa 2 y 3” constituida por la zona de balearios denominada Costa de Oro; las ciudades olvidadas del nordeste del departamento, Tala, Migues y Montes y el oeste rural y productivo del departamento, representado por la localidad de Las Brujas y Cerrillos. En cada una de las mismas, las problemáticas eran bien diversas y atendían en la mayor parte de los casos a necesidades cotidianas de los habitantes de estas zonas. Es importante resaltar entonces que, tanto el candidato como los miembros del equipo, pusieron especial reparo en tener en cuenta las potencialidades de cada zona para incentivar o dinamizar (turismo, producción agrícola, cultura, etc.) y las necesidades a ser resueltas (saneamiento, alumbrado, transporte, atención de salud, etc.). A su vez el discurso se “localiza” también en un segundo aspecto, en cada lugar la candidatura muestra un conocimiento de la historia y de las personalidades más importantes del lugar, como históricos militantes o trabajadores comunitarios y al mismo tiempo realza a las actuales figuras (referentes) locales que se encuentran militando o apoyando a la candidatura. Todas estas cuestiones diversas son integradas al discurso, dotándolo de amplitud y flexibilidad a una multiplicidad de temáticas en distintos niveles. Por otra parte, se manejan dos recursos para crear una suerte de “comunidad imaginaria” que unifique simbólicamente a todo el departamento. En primer lugar, el hecho de “ser canario” de “ser vecino dentro el departamento”, fue exaltado en reiteradas ocasiones como una condición a ser reafirmada y revalorizada. Para esto eran utilizadas en reiteradas ocasiones frases reivindicativas del departamento: “…crear un sello para la producción local „Made in Canelones‟ para exportar nuestros productos”; “…es el departamento que le da de comer al país” o “…es el que tiene las mejores costas y tierras”. En segundo lugar, se trató de denunciar y culpabilizar a las

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administraciones anteriores y sobretodo a los pactos políticos entre los representantes colorados y blancos, consenso casi ecuánime entre toda la concurrencia: “la culpa de esta situación es de ellos”, “ya se van, se van para no volver”, externalizando en una suerte de “chivo expiatorio” la situación departamental. Por último, el tercer elemento fortalecedor de la imagen unificadora, fue la vinculación realizada entre el proyecto del EP-FA-NM en Canelones con el proyecto de la coalición de izquierda a nivel nacional, haciendo referencia en reiteradas ocasiones al contacto permanente con representantes del Ejecutivo o con los futuros intendentes de otros departamentos. Este proyecto en general, no es presentado ni como un objetivo de la candidatura, ni de la coalición de izquierda en tanto partido político, sino como un objetivo común de todos los canarios. 29

3.3 Multiplicando los espacios, diversificando las demandas. “como bien dice la canción, están soplando vientos de cambio, alegría, fuerza a pesar de la penuria en la esquina y en los caminos, vamos a gobernar juntos, y a gobernar los invitamos” (1er suplente y actual Secretario de la IMC, en anexo Obs.7)

Visualizando la “Comuna Canaria”30 Una de las peculiaridades de esta campaña, fue la gestación de múltiples formas participativas en distintos niveles que se enmarcaron dentro del objetivo común de ganar la elección. Este fenómeno posee una doble motivación: fue fomentado constantemente tanto desde la candidatura como de la orgánica frenteamplista, y por otro lado es comprendido en el marco de un departamento que sufre desde hace años el abandono de la Intendencia y cuyos ciudadanos vieron en el proyecto del EP-FA-NM el marco político desde donde proyectar y canalizar sus demandas. En lo que respecta a la candidatura, desde el discurso hasta el formato de las actividades programadas, se intentó fomentar la participación así como mostrarse receptivos a todas las demandas provenientes de las comunidades locales. En primer lugar generaron el sentimiento de “compromiso” colectivo, en el que todos los ciudadanos, nucleados en diversos grupos y con sus particulares demandas, trabajen participando en “pro de un Canelones diferente”. En segundo lugar hicieron constante énfasis en que cada lugar, cada comunidad se organizara y planteara sus problemáticas y buscara los mecanismos de resolución. Este énfasis en una política participativa puede entreverse en las palabras del propio candidato en uno de los actos de campaña: 

“(…) estamos viviendo un cambio histórico en el país, un cambio en la política y en la forma de hacer política, se terminan las prebendas, se terminan los ñoquis, se terminan los acomodos, se terminan para siempre, tenemos que dejar atrás esta política para construir una política cercana, participativa y para esto vamos a reabrir las Juntas Locales, para que todos puedan participar: blancos, colorados, frenteamplistas, independientes, todos” (En Anexo: Obs.7)

Desde las comunidades, esta propuesta e invitación a la participación, coincidió con la necesidad no solo latente sino manifiesta de las diferentes poblaciones de “actuar” para generar un cambio. El proyecto y la política de campaña implementada por el EP-FA-NM no hicieron otra cosa que 29 30

Ver Anexo F: Obs. Slogan de la actual Intendencia Municipal de Canelones.

4 0

dinamizar este potencial y darle el marco propicio para que se desarrollara. Asimismo, desde la candidatura se intentó extender la idea entre el electorado canario, del déficit que poseía la Intendencia Municipal de Canelones que iban a administrar y la dificultad de solucionar todos los problemas desde el ámbito municipal una vez asumido el gobierno. De esta forma resultaba vital que las diferentes zonas o comunidades se agruparan para discutir sus prioridades y encontrar mecanismos alternativos de solucionar los problemas, con el respaldo institucional de la IMC pero sin recursos económicos para paliar todos los males. De acuerdo a lo anterior, quizás sea posible poder hablar en este caso de una “extensión de la cadena de luchas equivalenciales a otras luchas”. Retomando las reflexiones de Laclau y Mouffe (1985) sobre un nuevo proyecto de izquierda dentro de una concepción de democracia plural y radical, no es posible concebir una sola lucha que unifique la identidad política de los individuos, sino que pensar en base a lógicas sociales particulares y no en base a fundamentos universales permite comprender la amplitud de dimensiones en las que una política democrática se basa. La unidad (relativa) se obtiene por la suma de luchas equivalenciales en un sentido democrático pero diversas entre si (tanto en niveles, como en las formas y las reivindicaciones). “Para que haya una “equivalencia democrática” es necesario algo distinto: la construcción de un nuevo „sentido común‟ que cambie la identidad de los diversos grupos, de modo tal que las demandas de cada grupo se articulen equivalencialmente con las de otros” (Laclau & Mouffe, 1987:207) De esta forma confluyen en torno a un proyecto común de izquierda (del cual se admite que sea interpretado de múltiples formas por los ciudadanos, en otras palabras casi con seguridad puedo afirmar que dicho proyecto será bien distinto para cada ciudadano o grupo de ciudadanos), diversas demandas y formas de participación: desde una “canchita” de fútbol para los niños del barrio semi marginal de City Golf, hasta el “50% del cielo, 50% de tierra y 50% de poder en Canelones” de las mujeres que forman la “Comisión departamental de equidad y género”, desde el pedido de explotación turística y políticas medio-ambientales en función del Río Santa Lucía de parte del Centro Comercial e Industrial de la localidad del mismo nombre, hasta la reivindicación de un puesto de atención de salud en la zona rural de Las Brujas para “que la gente no se te muera en el

camino al hospital más cercano” Participación, también una iniciativa local. Las demandas y los intereses de las comunidades parten de problemáticas locales que preceden la campaña. En cada visita a las respectivas comunidades o agrupaciones se notaba una organización previa a la actividad junto a la candidatura, se hacía mención a las reuniones anteriores, a la discusión acerca del motivo que los nucleaba o al orden de prioridad de las cuestiones a plantearle al candidato, lo que implica la reflexión sobre la situación de su entorno y el estímulo de poder participar políticamente para encontrar soluciones. En todas las ocasiones que el candidato dio la palabra a la concurrencia, la mayor parte de los presentes tenía la necesidad de intervenir, a veces de formas más organizadas otras menos, pero siempre demostrando la existencia de cierta “problematización” colectiva de los problemas. En el siguiente cuadro se ilustras algunas de las problemáticas o intereses que incitaron a la movilización de colectivos, algunos preexistentes y con funciones independientes a la campaña electoral, otros espontáneos y de reciente formación, pero todos comprometidos bajo el proyecto de cambio en Canelones. Cuadro III: Diversidad de los motivos de movilización local. Características de la zona Barrio Libertador (Obs.1)

Características del grupo Agrupación informal de

Motivos de su movilización  Línea de ómnibus que los comunique con

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Semi-rural a 6 km de la ciudad más cercana. COVISA II Sauce (Obs.1)

vecinos. 

Agrupación de cooperativistas.

       

Ciudad de la Costa Barra de Carrasco (Obs.3) Barrio City Golf (Ruta 9 a dos km de Atlántida) (Obs.4)

ABC Asociación de Vecinos de Barra de Carrasco Agrupación informal de vecinos.

Colectivo departamental. Reunión general en la Colonia de Vacaciones de AGADU (Obs. 4)



Zona rural del este de Canelones (Obs. 6)

Comisión departamental de género y equidad, conformada por mujeres de todo el departamento y con un funcionamiento descentralizadoReunión de productores rurales en el Centro Social y Deportivo de Los Cerrillos.

Santa Lucía (Obs. 2)

Centro Comercial de Santa Lucía





 

 

Sauce Alumbrado público Burocracia municipal impide el comienzo de la construcción de sus viviendas Interés por crear una plaza de deportes, inexistente en la localidad. Construir una calle que comunique el complejo con la ciudad. Seguridad Saneamiento Altas contribuciones inmobiliarias. Construcción de una policlínica Trabajo: “…queremos trabajo, cualquiera, no importa de que…” “Una canchita de fútbol pa‟ los gurises, que sino después se meten en la droga y todo eso…” “el 50 % del cielo, el 50 % de la tierra y el 50 % del poder en Canelones”.

Problemas específicos de la producción rural local. Posibilidad de préstamos y garantías para los emprendimientos productivos. Problema de empleos municipales. El Presidente del CC se compromete junto a todo el CC “a colaborar pero también a vigilar para que no pase más lo que ha estado pasando hace años en Canelones” Situación sanitaria de la ciudad (debido a cuatro epidemias constatadas el año pasado) Política medio-ambiental de recuperación del Río Santa Lucía

Fuente: Dansilio-Duarte

El día que el candidato visitaba una localidad, existían múltiples agrupaciones, (algunas formadas en vísperas del clima electoral otras preexistentes desde hacía años), que poseían una dinámica propia de reuniones y acciones locales que interactuaban con la candidatura pero que en la mayoría de los casos, la participación se gestaba independientemente de la campaña electoral estrictamente. Por otra parte en las subsecuentes entrevistas con los referentes locales, se indagó acerca de las actividades que se llevaban a cabo en sus respectivas localidades, tanto aquellas que tenían el único objetivo de atraer votantes hacia la fuerza política como aquellas que abarcaban otras reivindicaciones, y en todos los casos se constató una fuerte movilización y participación intra-localidades. En resumen, la campaña electoral de la candidatura de Marcos Carámbula y su equipo para las elecciones municipales del mayo del 2005, logró catalizar en torno a un proyecto único del EP-FANM y a un compromiso de todos los “canarios” una multiplicidad de demandas de las comunidades y formas participativas diversas que hicieron que el 8 de mayo más del 80% de las 177.959 personas

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que votaron al EP-FA-NM en Canelones eligieran dicha opción. Ni la figura de Carámbula ni el diseño de campaña por parte de Casa Canaria, ni las prácticas llevadas a cabo por múltiples sectores de la coalición generaron un consenso absoluto dentro de los votantes. Las críticas también eran una constante. De lo que si no existen dudas es que la candidatura y su propuesta catalizaron, con amplitud y coherencia, la necesidad de los diversos sectores de la población canaria de expresarse, de sentirse partícipes, y de tener dentro de un proyecto político, margen de acción. Retomando las palabras esgrimidas por el primer suplente de la candidatura y actual Secretario de la IMC, “(…) vamos a gobernar juntos, y a gobernar los invitamos” y la población aceptó la invitación. Más allá de este funcionamiento democráticamente amplio del que se invistió la candidatura en cuestión, tanto discursivamente como en las prácticas implementadas en la campaña, no se plantea aquí que efectivamente este sea un proceso que posea un exacto correlato en la respectiva administración una vez asumido el gobierno. Encontramos un planteo dirigido hacia una mayor organización de las comunidades durante la campaña y la expectativa de que se transforme en la cotidianidad de las mismas y una Sociedad Civil que respondió activamente durante el período electoral. No obstante, aún no es posible divisar, debido al poco tiempo transcurrido desde las elecciones, que es lo que sucede después de que pasa la efervescencia electoral. Además, si bien se ampliaron sus márgenes, la participación sigue en cierta medida centrada en torno a un partido político. Como ejemplo, cuando el candidato menciona reabrir las Juntas Locales a la participación de todos, ese “todos” se compone de “blancos”, “colorados”, “frenteamplistas”, “independientes”, la ciudadanía investida en sus identificaciones político-partidarias. Parafraseando a Bayce (2005), la Sociedad Civil, aún subsumida a la sociedad política.

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CAPÍTULO 4 Descentralización de la campaña electoral: los referentes locales y las redes políticas informales. En este capítulo, analizaremos las relaciones políticas informales que se establecen en las conexiones entre políticos y seguidores, y de las cuales la campaña política en cuestión, no estuvo exenta. No obstante analizar este tipo de prácticas políticas particularistas desde una óptica que tenga en cuenta el marco y el contexto de su gestación así como las funcionalidades que pueden presentar, relativiza la carga peyorativa que habitualmente se les otorga. De esta forma, las relaciones informales de intercambio pueden ser analizadas como una forma de mediación política legítima, acorde con determinados contextos y a veces, incluso necesaria para la inclusión de nuevos actores y expansión de los espacios de participación. 4.1 La figura de los referentes locales y su repercusión en la participación local.

Referentes locales: median, conectan, acercan. Los actores por excelencia de esta campaña política fueron los referentes locales que acompañaron en base a actividades de carácter local y de alcance limitado la campaña de Carámbula. Se destacan tres elementos fundamentales que definen a un individuo como un “referente local”: primero, su notoriedad pública en la comunidad; segundo, la posibilidad de resolver problemas y en tercer lugar, específicamente para nuestro estudio, que se adhiera explícitamente a un sector o partido político. Los referentes tienen una fuerte interacción con los individuos de su localidad, ya sea por su antigüedad en la misma, por su actividad laboral o social o por la predisposición personal que presentan. Asimismo poseen una declarada predisposición hacia las demandas de la comunidad y por ende la capacidad de posicionarse como potenciales o reales “resolvedores de problemas”. Los referentes destacan que las personas de la localidad “recurren” constantemente a ellos, lo que demuestra una práctica extendida y sedimentada de resolución de problemas por vías informales y una forma de vinculación política vigente por parte de la Sociedad Civil. Esta práctica es asumida por los referentes como una de las “obligaciones” que conlleva su función, constituyéndose en uno de los elementos cruciales de su notoriedad pública. Tanto su calidad de referentes como de mediadores, no implica solamente su función política en la campaña, estos cumplen dichas funciones muchas veces sin la investidura de la bandera partidaria, en otras palabras su calidad de referentes no remite solo al aspecto político partidario sino que la mayor parte de su status como tal transcurre por su actividad social y comunitaria. El concepto de “mediación política” es clave para comprender el rol de los referentes locales, entendido como la capacidad de articulación entre la localidad y las esferas políticas y/o administrativas departamentales. Knoke afirma que “Los mediadores actúan como intermediarios que ponen en contacto a partes interesadas de tal manera que puedan establecer un trato. Una relación de mediación involucra al menos tres actores; en ella el intermediario facilita las transacciones entre otros actores que carecen de acceso o de confianza entre ellos” (1990:144).31 Los mediadores políticos disminuyen la distancia entre políticos y simpatizantes. Los intereses de ambos son plausibles de ser resueltos mediante el establecimiento de un “pacto implícito” basado en una real o posible transacción. Esta suerte de “pacto” no es estrictamente un cálculo racional de 31

“Brokers act as go-betweens who put interested actors in touch with one another so that they can strike a deal. A brokerage relation involves at least three actors, in which the intermediary smooths the transactions between other actors who lack access to or trust in one another” (Traducción de la autora).

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maximización de beneficios, ni desde los mediadores o referentes ni desde los clientes o seguidores, sino que en dicho pacto intervienen elementos afectivos e identitarios que forman parte de la relación y permiten explicarlas trascendiendo el trillado intercambio “favores por votos”. De acuerdo a lo expuesto en el capítulo 1, la Sociedad Civil no ejerce sus derechos democráticos de forma aislada, sino que tienen lugar en el marco de una serie de asociaciones, comunidades, redes, partidos políticos, etc. En las localidades pequeñas como las del departamento de Canelones, el compartir la vida cotidiana, desde los ámbitos de socialización temprana (escuela, liceo, clubes deportivos), hasta las actividades laborales o las sociales o políticas (asociaciones de fomento, agrupaciones culturales o militancia política) implican la conformación de diversas redes informales de vínculos cara a cara. En este marco, muchas de estas redes se nuclearon en torno a la campaña política de la candidatura del EP-FA-NM estudiada y tuvieron a los referentes locales como articuladores por excelencia entre la red propiamente dicha y la candidatura u otros organismos municipales y estatales. “Una mirada preocupada por el carácter antidemocrático del „intercambio de votos por favores‟ no es capaz de dar cuenta de un elemento esencial: (…) redes informales existentes (…) y representaciones culturales compartidas. Estas redes y estas representaciones son elementos centrales de la vida diaria de mucha gente”. (Auyero, 2001:29). Estas redes sociales que forman parte de la vida cotidiana de la personas de las respectivas localidades y en las cuales los referentes políticos de la candidatura también se encuentran insertos, genera como lo estudió Grill (1999) en Brasil, la posibilidad de “reconvertir” amplias bases sociales en bases electorales. De acuerdo con lo anterior, parece una estrategia explícita, el cambio en el foco de atención entre la campaña nacional y la municipal que delata la fuerte incidencia del contexto local. Se pone un énfasis mayor en los candidatos y figuras locales en respuesta a un fenómeno recurrente en las elecciones municipales y es la influencia de lo “local” en las decisiones electorales. Las relaciones inter-personales cobran relevancia y existe una valoración mayor de que el candidato (ya sea a la Intendencia o a los cargos a ediles) sea una persona conocida “de toda la vida” o “del barrio” o haya sido “el médico de la familia”. Algunos de los entrevistados opinaron acerca de este tema: 

“La campaña para mayo va a ser sensiblemente distinta, por varias razones. Primero, porque las figuras nacionales ya no tienen tanto peso, tanta incidencia. Y segundo porque en lo local se juega mucho en función de la persona, no? o de los candidatos más que de los programas. Independientemente que el Frente siempre apunta a un programa, a un buen plan de gobierno, desde la gente, para la gente, la campaña tiene cambios, tiene cambios de estrategia básicamente”. (FG, Informante Calificado).



“Es la elección mucho más directa, yo te diría caudillesca, esa palabra tan espantosa, ya es caudillesca a esta altura, porque la persona se relaciona con el candidato directo que tiene, ya sea a la intendencia o el candidato a edil, y ese vínculo directo es lo que le va a definir el voto.” (E1)

En la campaña electoral, los referentes tuvieron funciones cardinales en todas las actividades realizadas.32Estos eran los encargados de presentar a los miembros de la candidatura, de estructurar el recorrido de la misma en las localidades visitadas y en cierta forma de incentivar a que las diversas agrupaciones de “vecinos”, espontáneas o no, se organizaran para plantear sus respectivas inquietudes a la candidatura. Asimismo, en los actos o actividades de carácter más masivo, los 32

Ver Anexo F: Obs.

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referentes eran mencionados reiteradas veces por la candidatura o invitados a subir al escenario junto al resto de la comitiva.33 Pero esta notoriedad o relevancia, es construida desde antes, en la interacción de los referentes con su lugar de pertenencia. En la mayoría de los referentes entrevistados, se repitieron ciertas características claves para su función, como la antigüedad en la localidad junto con una activa participación en agrupaciones políticas como sociales de alcance local, que constituyen uno de los pilares de la confianza y la cercanía que los mismos han generado en sus respectivas comunidades. Respecto a este tema, en las entrevistas con los referentes: 

“E-(…) ahora me parece que es otra la dimensión, que es el análisis de lo local, hay un peso distinto de lo local entonces la gente dice “yo voto a Lorenzo”, lo digo con total modestia, yo se de gente que me voto a mi (…) Lo digo basándome en hechos objetivos, pero me parece que es otro el eje, no por el prestigio social, sino por que nos ven cercanos, la dimensión de la política local tiene mucho peso… N- ¿Pero como crees que influye lo “cercano” a la hora de votar? E- Vos tenés que tener presente que si el Uruguay es un país de cercanías, imagináte lo que es Sauce, vos por mas que no quieras la gente te conoce, tienen una imagen de mi entendés, indudablemente, pero de una cuestión hasta estética, yo soy un trabajador la mayor parte del tiempo, pero cuado yo vengo a ser algo a la plaza me ven de otra forma, cuando estoy en el taller, me ven llevando mis hijos a la escuela, eso va generando una imagen que pesa mucho” (E6)



N- ¿Qué lectura hace usted de que en la Costa (su sector) sea la tercera fuerza y que en otras zonas del departamento no? Pero no solamente sucede con la VA, pasa con todas las listas, tienen fuerza en un lugar y de repente 6 kilómetros para el costado, no existen. E- Claro, eso tiene que ver también con los referentes locales, hay lugares donde hay referentes locales muy potentes que pueden ser del MPP, del PC, del PS, depende. Depende de la incidencia que se pueda ejercer en la localidad o en la comunidad. Nosotros tenemos incidencia acá en la Costa, tenemos incidencia en el Santoral y en algún lugar más...en Empale Olmos, en Cerrillos, porque justamente ahí tenemos compañeros que tienen una incidencia muy importante y en algunos lugares si tenemos debilidad. (E3)

Los referentes poseen entonces múltiples conexiones “hacia abajo”, es decir que los vinculan con su comunidad y “hacia arriba”, vinculándolos no solo con las estructural políticas departamentales sino con las nacionales. Esto los convierte en actores políticos con un doble rol: por un lado promueven la participación intra-localidad y por el otro son nexos legítimos con organismos extralocalidad por lo que constituyen un canal de acceso a recursos de índole diversa. (Dansilio-Duarte, 2007). El éxito del papel ocupado por los referentes en la elección, parece ser el resultado de una suerte de “acercamiento” de “la política” a la comunidad, donde el articulador, ya sea para recurrir por una necesidad particular, ya sea para suplir una carencia de información o para generar un ámbito de movilización, es una persona cercana y confiable, que comparte códigos y experiencias locales. Uno de los simpatizantes entrevistados argumentaba frente al éxito en Santa Lucía de una lista local:

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Resulta interesante que la subida al escenario en los actos, llamados todos por sus nombres de pila, constituía el momento más emotivo del evento, puesto que era el punto más ovacionado por la concurrencia. “Con este equipo, vamos a gobernar” reiteraba Carámbula una vez que todos los referentes locales se encontraban en el escenario. De esta forma, se fortalecía el sentimiento de la comunidad hacia el proyecto político: “el vecino”, “el amigo”, “Juan” o “Mario” eran reconocidos por la candidatura como actores políticos válidos y cruciales para poder gobernar Canelones. (Ver Anexo F: Obs.)

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Ea- Entonces si vos lográs influir en tu medio, vos metés uno o dos ediles tuyos de ahí, porque acá por lo general los ediles eran de otra ciudad (...) pero a vos ni te representaban, porque vos ni los conocías. Eb- Y el no conocía la situación local. Ea- Claro. Entonces digo para mi hay una nueva forma de política y el grupo este de RE (en referencia a la lista local) no escapa a una nueva realidad política se va a empezar a abrir. (...) Porque vos vás y les tocás a todos los caudillos locales aunque sea de pueblos de 1000 personas, logras un conglomerado de votos imponente, que se puede dar para cosas oscuras, no?. N- Más allá de la parte “oscura”, hay una correlación entre los referentes locales y los votos de su sector... Ea- Totalmente, pero claro vos fijate, que la política, el gran descreimiento de la gente cuál es, es la gran separación entre la gente y aquello, es la gran separación. Entonces, cuando encuentran a alguien que vive ahí en la vuelta de tu casa, que aunque sea te agarra lo que a vos te sirve, lo cotidiano, y eso funciona. Me entendés, funciona” (E12).

En sus reflexiones sobre nuevas estrategias para los futuros gobiernos uruguayos, Bayce (2005) plantea la necesidad de una suerte de fortalecimiento de la Sociedad Civil, históricamente supeditada a la sociedad política. Impulsar la emergencia de un “empowerment” de la Sociedad Civil articulada, con actores sociales como sujetos históricos que construyen y persiguen sus imaginarios simbólicos, no sólo tiene mayores probabilidades de evitar la deslegitimación de Estados y gobiernos en la modernidad reciente, sino que puede tener, además de sus méritos intrínsecos, que es lo más importante, réditos político-electorales”. (Bayce, 2005:76) Estas ideas pueden resultar útiles para analizar la estrategia política del EP-FA-NM y analizar en vistas al gobierno municipal y el fortalecimiento del mismo, la posibilidad de dinamizar este tipo de participaciones comunitarias, articuladas pero no supeditadas a las lógicas partidarias. Lo mencionado anteriormente sobre el rol de los referentes locales presenta ciertas aperturas a este “fortalecimiento” pero deja no obstante, fuertes dudas respecto al real desarrollo de una Sociedad Civil con autonomía del ámbito partidario. En primer lugar, la figura del referente en las localidades y el lugar que parecen ocupar en el nuevo gobierno departamental de izquierda, fomenta en cierta medida la movilización local de diversos grupos que ven en el referente una persona conocida y confiable que puede traducir institucionalmente sus movilizaciones. Muchas veces incluso, los propios referentes forman parte de esas agrupaciones, no bajo la investidura partidaria sino como un actor local más. No obstante, por otra parte, se podría pensar en una suerte de abuso del la mediación política encarnada por el referente, depositario de cualquier tipo de reclamo, problemática o reivindicación local, delegando por parte de la Sociedad Civil cualquier tipo de accionar político o solución a una figura que en cierta forma cumple una función político partidaria. De esta forma se generaría nuevamente una de dependencia de las agrupaciones sociales a las estructuras partidarias que podría inhibir el real fortalecimiento de las mismas.

Intercambiando lo que no se ve… ¿Es posible pensar que existe alguna especie intercambio informal en las relaciones establecidas entre los referentes locales y sus seguidores? Hay tres elementos que aparecen tanto en las observaciones como en las entrevistas que justifican esta idea: 1. hay demandas realizadas, 2. hay recursos reales o potenciales con los que se pueden suplir y 3. Existe la expectativa de la reciprocidad en el favor. No obstante, este intercambio presenta algunas peculiaridades que lo alejan de los tradicionales análisis del clientelismo en términos de una pura estrategia de “favores por votos”. Este intercambio, en primer lugar no es percibido como tal por los involucrados, en

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otras palabras, las personas que solucionan un problema o realizan un favor no lo conceptualizan como una cuestión puramente estratégica pensando en que en el futuro ese favor se convertirá en un voto o algún otro beneficio de interés y viceversa. Por otra parte, existe un tiempo entre la prestación y contraprestación, por lo que perfectamente pueden analizarse como actos aislados y sin vinculación. (Bourdieu, 1997). Esto hace remitirnos al concepto de “clientelismo fino” propuesto por Gay (1997), el cual sugiere que, incluso dentro de políticas participativas y movimientos que ponen énfasis a la extensión de los derechos civiles, sociales y políticos de los individuos en términos generales, es imposible pensar que se pueda neutralizar este sistema paralelo de lealtades, lazos y amistades personales. Tanto Boissevain (1999) como Lomnitz (1994) señalan que las redes informales de intercambio se desarrollan al interior de los sistemas formales supliendo sus deficiencias, pero no se limitan a explicar estos sistemas como consecuencia de la escasez de recursos, ambos coinciden en que los vínculos de reciprocidad que permiten el intercambio están anclados en lealtades sociales primarias como el parentesco o la amistad o secundarias como el compañerismo o la pertenencia a grupos sociales. Tomaremos algunos ejemplos extraídos de las entrevistas a los referentes lcoales para demostrar lo mencionado hasta el momento: 

E-El otro día hace dos semanas llamo un vecino de El Pinar que saca un diario de acá, para decirnos que si no podíamos ir mañana a las 7 de la mañana a la parte norte del arroyo por que iban a deshacer un médano, todavía no había asumido el nuevo gobierno. Llaman porque saben que alguien te escucha, por que al otro día a las 7 de la mañana, estamos ahí con un grupo de gente, impidiendo que sacaran una maquina que tenían por que esa maquina iba a destrozar el médano, no solo estaba en peligro el medio ambiente por sacar ese médano podía significar que una crecida del arroyo podía llagar hasta la casa de los vecinos, además de lo que significa sacar un médano. N- La gente sabe que ustedes están acá… E- Claro, el otro día una de las antenas de CTI que se instalo en El Pinar, también llamaron y presentamos ante la intendencia y bueno…” (E4)



“Los problemas que surgen a nivel departamental en las distintas localidades, los compañeros s comunican telefónicamente o te tratan de ubicar de alguna forma y bueno vos vas te acercás a la comunidad de alguna manera y te plantean los problemas, o problemas urgentes que hay que solucionar como rotura de un caño o de un pozo.” (E1)



“Pero yo que considero porque soy un referente local, yo te voy a explicar: lo considero porque los vecinos vienen a mi, a mi me han golpeado la puerta para decirme...vecinos...tienen un templo al lado de la casa que no los deja dormir, y yo les explicaba...porque yo no puedo hacer nada, que querés que vaya a golpearle “de a prepo” para que no sigan molestando al vecino, y bueno ta medio lo convencí ahí y después me trajo un montón de papeles con denuncias que habían hecho, y lo mandé a hablar con alguien para haber si lo podía solucionar el tema…” (E5).



“Y habíamos creado un proyecto donde le pedíamos un consultorio con otro médico que vive en el Rincón del Colorado, poníamos un consultorio, éramos tres médicos, hablamos de conectarnos con con todas las mutualistas, y una móvil, y que esa gente pagar por los socios que tenía, y nosotros a su vez atender a la gente de salud pública o que no tenía recursos, gratis. Es decir tener un consultorio y los recursos para antender, porque a veces viene el tipo de salud pública y no tenés nada y a veces agarras vos el auto y lo llevás vos a Las Piedras. (…) el interés de todo esto era que hubiese una móvil en la zona para cubrir las emergencias. Porque acá si le pasaba algo a alguien tenías que volar para el hospital y si

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era grave no venía ambulancia y vos pedías ambulancia y el tipo se moría y chau. Entonces lo más correcto que había para hacer era subirlo aun auto y salir corriendo.”

(E7) 

Bueno acá se logro en acuerdo con la junta y el comedor que la gente que esta realmente mal…esa gente que no iba a comer al comedor, se logro darle la comida al mediodía, ahora llevamos unos 156 en estos días que asumió desde el 8, hay unos 156 nuevos en el comedor, va gente que realmente estaba necesitando y a todos les decimos que es hasta que reciban en plan de emergencia, (E10)

Más allá de las diferencias, en todos los casos existen: a. demandas realizadas, b. canalización informal de las mismas (más allá de su posterior solución o no) c. cierta reciprocidad en el favor. Si bien el último punto es el de más difícil comprobación, resulta imposible saber que vota cada persona y sobretodo si su voto estuvo influenciado por motivos de esta índole, por lo declarado por los propios referentes y los resultados electorales, la mayor parte de la gente que recurre a los mismos, en cierta forma los apoyó directa o indirectamente en la elección. Lo que resulta de suma importancia es este punto, es que la canalización informal de las demandas, sean colectivas o individuales, parecen ser una forma extremadamente extendida de relacionamiento de la población con los políticos y más en contextos pequeños y cercanos. Esta modalidad resulta muchas veces más eficiente y genera más confianza que una “fría” y burocrática oficina municipal, donde las demandas seguramente queden depositadas en algún cajón o papelera. Este tipo de intercambios informales, ampliamente cuestionados en la literatura sobre el tema y en la opinión pública, pueden incentivar la participación local de las comunidades. Así como es más fácil recurrir a un conocido o vecino, es también más fácil organizarse y movilizarse con personas que están viviendo en la misma realidad y que al mismo tiempo pueden facilitar la materialización de los logros debido a sus conexiones o por lo menos generar la expectativa que así sea. En una entrevista con un médico, referente local de la zona rural del noroeste de Canelones, nos contó su relación con el lugar donde vive hace varios años. Cuando llegó no había ningún médico en la zona y era un lugar totalmente abandonado. El junto a su esposa y otras personas del lugar comenzaron a realizar actividades culturales y sociales de diversa índole, desde festivales en la escuela, hasta un grupo de teatro y la movilización por la recuperación del Río Santa Lucía, así también, las primeras actividades políticas de izquierda en la zona y la posterior adhesión electoral a la candidatura en cuestión. 

N- ¿Ya había votantes del FA? ¿Cómo vota las Brujas? E- Las Brujas era colorada y blanca. Evidentemente tuvo una resistencia brutal cuando llegamos acá. Cambiamos si, eso no lo dudo. Digo, la militancia social es militancia política en el fondo, más allá de que no tengas una bandera. Simplemente porque sepan de que vos sos de tal cosa, trangrediste, rompiste cosas también, como te decía transgredís, rompés barreras viste, y “el doctor comunista no puede ser”. Y empiezan con esos análisis y mucha gente piensa: “tan malo no debe ser”. Entonces es una militancia social que va arrastrando lo político, es así, “lo social”. Yo creo más toda la vida en organizar a la gente y en lo social que en lo político, la política apesta. También, es la herramienta, es lo que tenemos para lograr cosas…

(E7) En esta zona, donde el electorado históricamente se inclinó hacia los partidos tradicionales, ha crecido enormemente en los últimos años los votos hacia la coalición de izquierda, fenómeno que además de acompañar un proceso general no es del todo independiente del reconocimiento de este médico, que no responde a ningún sector ni ocupa ningún lugar en las listas partidarias como claro referente de la zona, tanto por su actividad laboral, social y también política. Luego de la elección,

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el Intendente Carámbula lo nombró Secretario de la Junta Local, teniendo amplia aceptación por parte de la comunidad: era una persona “conocida”, cuya intensa actividad en la zona había generado la confianza de sus vecinos y mantenían una relación cercana y cotidiana entre si. Tratando de extraer del concepto de “clientelismo” las connotaciones peyorativas que usualmente posee, Auyero decide optar por utilizar “mediación política” como sustituto para describir la serie de redes de intercambio informal que dan entre políticos y seguidores. Plantea que “las lealtades, identidades grupales e identificaciones, esto es, la dimensión simbólica o cultural del clientelismo, no es susceptible de ser entendida sólo en términos estratégicos ni abordada como una explicación ad-hoc”, dice Auyero (1997: 30) sino que resulta un elemento crucial para entender la creación, mantenimiento y legitimidad de apoyos políticos sustentados en relaciones de carácter particular. Günes Ayata incluso afirma “Estos sistemas pueden no ser igualitarios, pero al menos reconocen al individuo en una relación quid pro quo. Tal vez no distribuyan muchos recursos tangibles, pero al menos ofrecen esperanzas”. (1997: 57)

4.2 La vigencia de la política informal. El lado “oscuro” de la participación. El repudio a los “ñoquis” de la administración colorada o al clientelismo de favores por votos fue evidentemente una constante en la campaña electoral, tanto a nivel de los simpatizantes como de los referentes y de la candidatura. Una problemática intrínseca a la política canaria desde hace décadas, que hay que erradicar con una “nueva forma de hacer política”. No obstante todos los referentes entrevistados reconocieron su actividad “informal” tanto social como política en lo que respecta a la canalización de demandas de la población y el rédito indirecto que esta actividad genera en contextos electorales. Esta suerte de intercambio informal no es vivido como el clientelismo tradicional del que se acusa a los partidos tradicionales, sino como una forma de mediación política que trata de suplir las deficiencias institucionales de toda índole presentes en el departamento. Al hablar de la administración de izquierda la mayor parte de los referentes enfatizó la política descentralizada que se pretendía llevar a cabo, es decir, así como se diseñó una estrategia de campaña que supiera aprovechar la importancia de la representación local del electorado, así se encontraba diseñado el plan de gobierno del EP-FA-NM para el departamento de Canelones. 

“(…) se está elaborando este plan de Juntas Locales Integradas, con esta comisión de 5 ediles locales que van a proclamar por las localidades y esto lo van asimilando y es lo que te da la posibilidad de decirles la verdad de que no vas a hacer milagros con lo que tenés en la mano y que necesitamos de ellos para saber cuales son las necesidades, si arreglamos una lámpara, le damos de comer al merendero o hacemos una calle. (E1)



“Pusimos mucho énfasis en el tema descentralización, (…) ¿Qué quiere decir esto?: la integración de las Juntas Locales, con los 5 miembros, pero estableciendo canales de participación, (…) para que en cada localidad haya o un consejo de vecinos o una asamblea vecinal como se le quiera llamar, pero que eso produzca participación”. (E3)



De eso el lo que se trata, de delegar poder, eso es descentralización. El intendente, Marcos lo tiene claro, cuando se nombren los integrantes de la Junta Departamental, porque ahora se designaron los

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Secretarios, pero el segundo paso es la integración de las Juntas Locales con los cinco miembros como lo establece la constitución. El Intendente está delegando poder, eso el lo tiene claro. ¿Para qué se delega poder? Para ir creando gobiernos locales. Qué sea la comunidad en su localidad, que vaya estableciendo cuales son sus prioridades, es decir, que es lo que en esa localidad se puede realizar y no que centralmente como sucedió hasta ahora se determine que es lo que se debe hacer. (E3)

De las ideas expresadas por los referentes locales en miras a la administración de Carámbula, surge uno de los pilares de la política participativa que se quiere llevar a cabo en el departamento de Canelones y que se trató de impulsar en todo momento en la campaña: descentralizar, delegar poder a las Juntas Locales, de manera que las diferentes comunidades posean espacios para deliberar cuales son sus prioridades. El primer paso luego de la asunción del gobierno por parte de Carámbula fue la designación de los Secretarios de las Juntas Locales. Para estos cargos de confianza, elegidos directamente por el Intendente, constatamos la designación de varios de los referentes locales observados en la campaña política. La mayor parte de los mismos, pertenecían a las comunidades, tenían una intensa actividad social y política en la comunidad y habían tenido un rol activo en la campaña. Existen dos aspectos de este fenómeno de “apertura de las Juntas Locales” y revitalización de las mismas que sería interesante analizar de acuerdo a lo mencionado hasta el momento. En primer lugar, la reapertura o fortalecimiento de las Juntas Locales, implica la posibilidad de la apertura de un organismo institucional a la participación de la comunidad, participación que se puede dar en varios niveles. Uno es el político, a través de los ediles locales electos o participando como delegado de los diversos sectores políticos. Otra forma de participación es integrar las agrupaciones gestadas dentro de la propia Junta, es decir, las diversas comisiones recientemente creadas: cultura, eventos, salud, etc. Pero también se trata de que las Juntas Locales con respaldo de la Junta Departamental posean una política abierta a las demandas de la población y apoyen las diversas actividades gestadas por agrupaciones u organizaciones comunitarias. Esto debería redundar en una ampliación de los espacios participativos. Como plantean Laclau & Mouffe (1987), no existe un espacio único de constitución de lo político, por lo que se debería pensar en una proliferación de espacios políticos radicalmente nuevos y diferentes. Es por esto que tanto un grupo de jóvenes cuyo cometido es realizar espectáculos musicales con diversas bandas, hasta una agrupación que esté interesada por la recuperación ecológica y la explotación turística del Río Santa Lucía, hasta un grupo de mujeres rurales que trata de autogestionar una cooperativa de mermeladas caceras, hasta aquellos interesados en instalar una policlínica zonal, pueden ser espacios de fructíferos participación política. No obstante, existe un segundo aspecto a explorar en miras a las políticas participativas a implementar y que surge de esta suerte de “delegación de poder” que implicaría una efectiva reactivación de las Juntas Locales. Hemos analizado anteriormente como la cercanía y la confianza depositada por los simpatizantes en los referentes no solo influye muchas veces la orientación del voto sino que genera la posibilidad de “recurrir” de forma directa e informal. En una entrevista con un simpatizante en la puerta de un circuito electoral nos respondía ante la pregunta sobre los motivos de orientación de su voto: 

E- Y bueno, porque es gente que conozco, que se ha movilizado y porque tiene buenas ideas y creo que las van a llevar a cabo. Lo conozco y sino tengo derecho y se a quién reclamarle. N- Están lo suficientemente cerca como para... E- …como para recurrir, claro.”

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(E13)

El poder “reclamar” o “recurrir” introduce la expectativa de “reciprocidad” que suponen las relaciones políticas informales. El hecho de que una persona que sea electa edil depende de los votos que obtenga, en contextos pequeños muchas veces el supuesto “voto secreto” no es de hecho totalmente “secreto”, el votante tiene derecho a recurrir y a reclamar por retribuciones pactadas, por lo menos tácitamente. El hecho de que alguien “conocido” acceda a recursos (materiales o simbólicos) o tenga la posibilidad de acceder, viabiliza y materializa a un posible receptor de demandas o detentador de problemas. Este acceso preferencial e informal a los referentes políticos resulta para muchos de los votantes una seguridad: están lo suficientemente cerca “como para recurrir”. En una entrevista con una mediadora política: 

“N- Y como funciona la canalización de esas demandas, por que nos comentaban que ni bien gano el FA a los referentes locales les golpeaban la puerta de la casa S- Y con razón… N- A ustedes también les paso eso… S- Claro, lo que les decimos es que no hay posibilidades hoy de solucionarlo, pero lo mejor es que la gente sepa que puede venir a golpear, antes a quien le ibas a decir, ahora existe la opción de a quien le vas decir …” (E4)

Cada referente político posee una suerte de “red” de seguidores o simplemente votantes y ha sido estudiado como dicha red de seguidores del edil o referente local coincide con un lugar geográfico, ya sea el de residencia o en donde ha mantenido o mantiene vínculos sociales – lugar de nacimiento, lugar de trabajo, etc-. El que el aspirante a un cargo público sea alguien que “vive a la vuelta de tu casa” o que “conoces de toda la vida” tiene varios beneficios para los votantes: beneficios colectivos – conoce las problemáticas y necesidades de la zona – y beneficios particulares – debido a su acceso diferencial a recursos se erige como un posible detentador de problemas. De esta forma, es que resulta interesante poder observar como una vez en el gobierno, se compatibilizaran los diversos mecanismos, que pueden incluso resultar contradictorios. El hecho de “delegar poder” en Juntas locales con referentes de la zona: ¿perpetuará una forma de relacionamiento informal des-igualador? ¿La neutralizará debido a su institucionalización? ¿Conjugará articuladamente formas colectivas y formas particularistas de participación política? Quedan las interrogantes planteadas para una posterior profundización.

El limite difuso entre lo público y lo privado. Bobbio (1984) analizando el “pequeño mercado”, es decir aquel que tiene lugar entre partidos y ciudadanos electores, plantea que el mismo, en el sentido concreto de relación generalizada de intercambio entre gobernantes y gobernados es una característica de la democracia, no de una democracia en el ideal concebido por Rousseau sino una democracia real “(…) que se nutre de este intercambio continuo entre productores y consumidores (o inversamente entre consumidores y productores) de poder”. (1984:112) Si tenemos en cuenta la persistencia de relaciones de intercambio informal entre políticos y seguidores en gobiernos democráticos y específicamente el éxito de las mismas, incluso en una campaña de izquierda que apuntó fuertemente a la participación comunitaria, ¿cómo se articularían ambos mecanismos una vez en el gobierno? Siguiendo con Bobbio, apunta que este pequeño mercado, “aquello que hoy se llamaría „mercado político‟ por excelencia, mediante el cual los ciudadanos electores investidos –en cuanto electores-

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de una función pública, se vuelven clientes, (…) una vez más una relación de naturaleza pública se transforma en una relación de naturaleza privada. Se trata de una forma de privatización de lo público…” (1984: 110). No obstante, si se reconocen los diversos juegos de poder existentes en las relaciones sociales, los “consumidores” y “productores” de poder pueden ser roles intercambiables entre los políticos y los seguidores. Mediante este “acercamiento” de lo político a la sociedad, ya sea mediante una participación colectiva que se acerque más al ideal o mediante una participación política de carácter particularista, los seguidores adquieren confianza en si mismos para manifestarse, movilizarse o simplemente recurrir o reclamar. Es posible articular las diversas formas participativas, politizando las relaciones sociales, sean cuales sean sus características, en otras palabras extendiendo el ámbito de lo político a la vida cotidiana de las personas. Los mecanismos de relacionamiento político informal y la influencia que estos poseen en las elecciones, contradicen en cierta forma la distinción que solía hacerse entre el espacio público y el espacio privado. Dicha distinción se basó en la separación de un espacio donde las diferencias entre los sujetos se borraban a través de la “equivalencia universal de los ciudadanos” y una multiplicidad de espacios privados donde se mantenían en plena vigencia las mismas. (Laclau & Mouffe, 1987). Dejando atrás una categoría de “sujeto” como esencia unificada y unificante por el reconocimiento en cambio de una “pluralidad de sujetos” con formas de constitución diversas, es que resulta posible comprender la re conceptualización que plantean Laclau & Mouffe (1987) de la línea demarcatoria entre lo público y privado. La proliferación de espacios políticos nuevos, que implican aspectos diversos y constitutivos de la vida cotidiana de los individuos (desde la movilización por necesidades básicas insatisfecha, hasta por el cuidado del medio ambiente, desde el reclamo por la iluminación de una cuadra hasta la gestión de una inscripción para el Plan de Emergencia) desplaza la línea demarcatoria entre lo público y lo privado y “politiza” en cierta forma las relaciones sociales. Si todo sale bien, pasarían de ser “clientes” a ser sujetos “más protagonistas y auto-gestores de su cotidiano, entrando en redes y participando de iniciativas de persecución de sus imaginarios y necesidades cotidianas”. (Bayce, 2005:76) Retomando a Bayce (2005), propone algunas “tareas” para todo gobierno, rupturistas con la historia política y social del Uruguay, con la finalidad de fortalecer a la Sociedad Civil, que enriquecen el presente debate y otorgan una suerte de proyección analítica de la participación gestada en Canelones y nucleada en torno a la campaña política del EP-FA-NM y de la forma de capitalizarla y articularla en el gobierno municipal. La primera tarea en este sentido es detectar, la variedad y prioridades de cada grupo de demandantes, promoviendo su satisfacción y el debate en torno a dos ejes: la optimización respecto a las prioridades de otros grupos y el presupuesto y capacidad de autogestión de la misma. La segunda refiere a la detección de redes e instancias que posibiliten satisfacción de lo anterior. La tercera, no concebir a las prioridades como “dato sagrado” de la realidad, sino que sean fruto de un constante debate entre políticos locales, especialistas y grupos sociales y comunitarios. Por último, no partir de una descentralización desde el “centro” sino gestar micro centros de poder desde lo local. (Bayce, 2005). Lo que plantea dicho autor, resulta sugerente para reflexionar sobre los mecanismos más viables de capitalizar para un gobierno municipal participativo a las diversas formas de participación gestionadas desde las localidades que confluyeron en la campaña de Carámbula. De esta manera, mediante esta suerte de empowerment de la sociedad civil, es posible dotar a los actores locales, inmersos en redes y agrupaciones, de mayor auto-confianza a la hora de manejar sus relaciones tanto con los políticos como con las instituciones estatales.

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CONSIDERACIONES FINALES En relación al planteo realizado en este trabajo, se presentan a continuación algunas reflexiones finales en torno a los ejes principales abordados en el mismo, tratando no tanto de responder sino de abrir nuevas interrogantes.

Acerca de la campaña electoral de la izquierda en Canelones La campaña para las elecciones municipales de mayo del 2005 en el departamento canario estuvo casi monopolizada por la candidatura del EP-FA-NM liderada por Marcos Carámbula. La misma presentó peculiaridades en cuanto al diseño y organización como el lo referente a la articulación entre el discurso y la práctica política. Desde la candidatura mantuvo un discurso ruptrista con el clásico discurso de izquierda caracterizado por: el abandono del énfasis ideológico y totalizador por una cambio pragmático focalizado en “una forma de hacer las cosas”, el abandono del acto revolucionario como horizonte a alcanzar por la incorporación del presente como el tiempo a considerar y actuar y por último, sin abandonar la matriz constitutiva de la identidad de la izquierda, se incorporaron nuevos públicos objetivos en su discurso, dotándolo de plasticidad y apertura. Por otra parte, la organización de la misma estuvo articulada con el plano discursivo, priorizando actividades descentralizadas y locales, incentivando a las comunidades a la reflexión, organización y movilización, por fuera incluso de la égida político-partidaria. Desde la(s) comunidad(es) se constató una suerte de “efervescencia participativa”, en donde diferentes agrupaciones, organizaciones, redes, asociaciones, motivados por intereses diversos y formas de reivindicación distintas, se movilizaron nucleándose en torno del proyecto político que proponía la candidatura de Carámbula. Tanto el incentivo de la candidatura como la necesidad de participación y expresión de la Sociedad Civil, hicieron que durante los meses de la campaña electoral, se movilizaran grandes sectores de la población, con características muy diversas entre sí. Podemos hablar de un acercamiento a una iniciativa democrática de carácter pluralista, que no solo propuso una apertura de las matrices político partidarias de la izquierda a otros sectores diversificando el electorado, sino que propició una suerte de fortalecimiento de la Sociedad Civil, en donde los diversos grupos intensificaron su confianza como actores políticos válidos. Esto sin duda generó éxito electoral en el departamento en dos sentidos: numérico, es decir en lo que respecta a los votos obtenidos por la candidatura en cuestión y simbólico, en el sentido que la coalición de izquierda ganó la elección y transitó su primer año de gobierno con una percepción altamente favorable a nivel de la opinión pública. Ahora bien, es difícil evaluar un proyecto político desde una campaña electoral, en otras palabras ¿qué hay de estrategia electoral y qué de siembra de una futura política descentralizada en lo observado en la campaña de Carámbula para las elecciones municipales? ¿Cómo es posible llevar a cabo un proyecto tan ambicioso como el de tener a las comunidades representadas y políticamente activas? Si los referentes locales vienen a ocupar esta suerte de rol intermediador que se propone desde la coalición de izquierda, ¿no sería una reedición de la eterna dependencia de la ciudadanía a los partidos políticos?

Acerca de las relaciones políticas informales como forma de participación. La campaña política en cuestión, presenta otra característica de mayor controversia que el punto anterior pero en estrecha relación con el mismo, que es la influencia y persistencia de relaciones de intercambio informal entre políticos y seguidores. Habitualmente este tipo de participación política ha sido denostada por la opinión pública y la academia por su supuesto carácter anti-

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democrático y des-igualador entre los ciudadanos y como una forma arcaica de relacionamiento político a erradicar. Partiendo de un concepto de democracia amplio que da cuenta de los diversos mecanismos de relacionamiento de los ciudadanos entre si y por ende con las instituciones, es que es posible integrar a este sistema informal de relacionamiento político como una forma de articulación válida entre la Sociedad Civil y el Estado. Estos vínculos informales entre referentes locales y seguidores, por los que es posible la circulación de recursos de diversa índole, ya no se explican a través del clásico intercambio de favores por votos, sino que contemplando los lazos afectivos en que se enmarcan, o la cercanía y confianza que generan, es posible afirmar que pueden convertirse en formas de mediación política legítimas y funcionales a una politización de las relaciones sociales que supone la extensión democrática. La Sociedad Civil se relaciona con las instituciones a través de grupos, asociaciones, redes, organizaciones, que le imprimen a este relacionamiento sus propias lógicas de funcionamiento. Desde este punto de vista, las formas de participación democrática pueden adquirir múltiples características, entre ellas las contenidas dentro de las relaciones políticas informales. Existe un elemento fundamental para que estas relaciones no se conviertan en anti-democráticas y es la auto-confianza de los diferentes actores involucrados en la misma. El mencionado fortalecimiento de la Sociedad Civil, permite que estas prácticas políticas sean útiles para la consecución de determinados objetivos, reclamar o recurrir, así como la inclusión política de nuevos actores e impide que las mismas sean fuentes de nuevas subordinaciones de la ciudadanía ante las estructuras político-partidarias. De todas formas este es solo un aspecto de las relaciones políticas informales entre políticos y seguidores que habitualmente se ha desatendido, pero no quiere decir que las mismas no sigan oficiando como canales de distribución discrecional de recursos o en muchos casos como una suerte de asistencialismo con nuevo formato, cosa que la izquierda parece hacer muy bien. Si el sistema informal sigue vigente y parece ser eficiente en algunos sentidos, ¿cómo controlar que los nuevos referentes locales de izquierda, ahora con mayor poder y acceso a recursos no perpetúen el abuso del mismo desde la administración departamental?

Acerca del proyecto político de la izquierda en el departamento. Más allá de lo observado en la campaña política, es necesario pensar en las tendencias y propuestas observadas a mediano plazo. Si bien el período que ha transcurrido de la administración de izquierda no resulta suficiente para sacar conclusiones contundentes y la presente investigación solo abarca el período de campaña, resultaría un insumo sustancial a la misma, el análisis a largo plazo de algunos elementos aquí planteados. Plantearemos solo algunas interrogantes. En la campaña política de izquierda para las elecciones municipales del 2005 en el departamento de Canelones, se observó una politización de la Sociedad Civil en tres sentidos: se ampliaron los espacios de participación política abarcando incluso aspectos de la vida cotidiana de los individuos y siendo estos muchas veces gestionados desde la propia comunidad, se diversificaron las demandas y reivindicaciones de los diversos sectores de la población y la intención de darles una traducción política, la forma de vinculación de estos sectores con la fuerza política en cuestión no era receptiva en el sentido de otorgar el voto para esperar una solución a las problemáticas, sino que se buscaba espacios participativos con respaldo institucional. Ahora bien, lo que se puede observar en tres meses de una campaña política con aura triunfalista es diferente de lo que puede suceder después del acceso al gobierno por parte de la candidatura y sus satélites, el enfriamiento de la efervescencia electoral y de la vuelta a la normalidad de las diversas comunidades. Resulta de interés entonces reflexionar sobre las posibilidades de canalizar y mantener este caudal participativo observado e integrarlo a la vida cotidiana de las personas, aquí el mayor desafío.

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De acuerdo con esto, surge un tema recurrente en la campaña: la búsqueda de una política descentralizada. Bajo este concepto se diseñó la estrategia de campaña y se planteó la intención de gobierno municipal. Como uno de los primeros actos de gobierno, el Intendente reabrió las Juntas Locales designando a diversos referentes locales como Secretarios de las mismas y en segundo lugar se convocó para la elección de los cinco ediles locales que completarían la conformación de las mismas. Pero ¿qué pasó con todo el electorado participativo que se encontraba activo y movilizado luego del 8 de mayo del 2005? ¿Es que volvieron a sus casas y las Juntas se convirtieron en el nuevo hábitat de los que antaño rondaban los comités? Ahora bien, es necesario pensar una descentralización no solo de poder, sino que incentive la participación. Nadie puede forzar a las personas a que participen o que integren las diferentes comisiones que se pueden conformar dentro de las Juntas. La experiencia descentralizadora en Montevideo nos dice que una descentralización planificada desde el centro, tiende a no funcionar en el mediano plazo. La participación descentralizada solo pude efectivizarse y persistir si tiene sus raíces en las propias localidades, solo si desde lo local y por fuera de lo estrictamente político-partidario se pueden generar múltiples espacios de participación política heterogéneos.

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