Democracia

Democracia

Con clara intensión de quienes así lo promulgan, la democracia es catalogada como aquel proceso en el que se ha contado con la población para la elección de un representante o la votación en una consulta. Aquello constituye un peligroso error; pues realmente esto no es más que un momento minúsculo de la democracia, o si se quiere, fórmula de democracia indirecta o representativa y a la vez, un mecanismo de participación en el que se asiste a las urnas y se elige, en consecuencia no se hace más que tomar una decisión sobre el representante de la población en el un caso, y en el otro, sobre una tema puesto en conocimiento del soberano.

Pero la complejidad es por mucho, mayor. Si se intenta ver a la democracia como una simple elección, precisamente, con ese mismo acto de sufragio, sería el momento en que puede iniciar y también tener fin la democracia en un Estado.

Revisar a la democracia constituye un análisis de diversos elementos a notar. Claramente se tiene que partir de un concepto mínimo de ella, para este fin hay que comprender que la democracia es por esencia opuesta a la autocracia, pues en una democracia no se ha de monopolizar el ejercicio del poder en torno a una única persona sin contar con la población en las decisiones de gobierno. Así, en democracias, la voluntad popular sobre la administración del Estado implica abiertamente una cuestión trascendental, importante, válida, aceptada y ante todo, opción permanente para la gestión pública.

No se mide la democracia por cuánta participación pueda existir, sino por los espacios reales que se han generado para que la población decida participar. En este sentido, la democracia rebasa los ritos electorales y camina hacia la comprensión que en ella confluye además: libertad, igualdad y cultura popular. La libertad como un abanico que permite avalar la vigencia de un sistema democrático, pues ¿de qué serviría un sufragio universal en una sociedad en donde esté castigada y menoscaba la libertad de opinión, asociación, expresión o pensamiento?. La igualdad conforme la doctrina de la Ciencia Política, supone el idéntico valor y sentido que tiene el criterio de cada miembro de la colectividad, sea de la estructura social que sea, forme parte de la posición ideológica a la que pertenezca. Finalmente, la cultura popular es el acceso a la información y conocimiento público, al cual la sociedad está volcada a mantener, sólo ella permitirá la transparencia en el ejercicio público y que la población no sea presa fácil de demagogos, publicistas experimentados u otros engaños de una elite discursiva de tarima.
Las minorías no son con quienes no se debe contar en democracia, al contrario, desde los mecanismos democráticos de participación, la Corte Constitucional, el sentido de libertad, igualdad y cultura popular han surgido para la atención y protección a estos grupos que carecen de poder político de turno; así como Bobbio manifestaría: ¿Qué valor tiene el consenso donde el disenso está prohibido, donde no hay alternativa entre el consenso y el disenso?; entonces la democracia es, por mucho, más que un día de elección.