Deleuze y el Estado pluralista

June 22, 2017 | Autor: Julian Ferreyra | Categoría: Gilles Deleuze, Carl Schmitt, Estado, Soberania, Pluralismo
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Descripción

DEVS MORTALIS Cuaderno de Filosofía Política

Dossier: Guerra Holderlin- Levinas- Voegelin- Deleuze Rousseau: Guerra y paz

Deus Mortalis

Director: Jorge E. Dotti Consejo editorial: Sebastián Abad Universidad de Buenos Aires Claudio Amor (t) Universidad Nacional de Quilmes Alberto M. Damiani Universidad Nacional de RosarioJorge E. Dotti Universidad de Buenos Aires -

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José Luis Galimidi Universidad de Buenos Aires- Universidad de San Andrés Leiser Madanes Universidad Nacional de La PlataAndrés Rosler Universidad de Buenos Aires -

CIF

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Diseño: Gustavo Pedroza Universidad Nacional de Lanús Diagramación: Silvana Ferraro Editor responsable y propietario: Jorge E. Dotti Sección de Filosofía Política y Social Instituto de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) Dirección postal: Zapiola 1941- (1428) Buenos Aires [email protected] Este cuaderno publica investigaciones de los proyectos PICT 2011-02091 y UBACYT F160

1666-5007 Registro de la propiedad intelectual 509868 Lugar de edición: Buenos Aires. Periodicidad anual ISSN

DEVS MORTAL! S Número 11, 2015

Temas Francisco Bertelloni

Facere de necessitate virtutem. El principio conservatio sui en la teoría política medieval

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Martín Rodrígu ez Baigorria

Holderlin y la modernidad política. Retórica entusiasta y aceleración histórica

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Damián Rosanovich

Hegel y la cuestión de los privilegios estamentales

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« Tamen usque recurret». Leo Strauss y las derivaciones de la concepción hobbesiana de soberanía

99

José Luis Galimidi

Luis Alejandro Rossi

El nazismo como Stimmung. Los textos ·políticos del joven Emmanuel Levinas

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En el giro moderno hacia la inmanencia (A propósito del o «exis tenc ia pasajera>> , engaño, ilusi ó n? ¿La única realidad es la d el concep to Uno y todo lo plural es m ero engaño ? Parecieran d e esta manera abrirse dos alternativas ante un diagnós ti co d e época como conglomerado d e factore s heterogéneo s (pluralism o empírico): 1) se trata de una existe ncia pas ajera, enga ño, ilusión, po rque la Idea es una (mo nismo ontológico); en este caso, la concepción pluralista no es más que «id eología >>: proyección fantasmática a partir d e un a realidad en sí m isma falsa e ilusoria; 2) se trata d e rea lidad, porque la Idea es también p lural (p luralismo ontoló gico). Sc hmitt y Del euze se enco ntrarían esc ind idos de acuerd o con estas dos vías: mi entras Schmitt se ubi caría en la prim era, Deleuze se apartaría siguiendo la segunda a partir d e una concepción inmanentista y pluralista: «A decir verdad, el p luralismo (tamb ién llam ad o empirismo 13 ) no hace sino uno con la filosofía misma. E l p luralismo es la manera de pensar propiamente fil osófi ca, inventada por la fil osofía>>. 1' E l motivo del p luralismo será en efecto recurrente en toda la obra de Deleu ze. 15 Una o nto logía plural, pues, para un a realidad p lural,

frente a un a onto logía monista. D e allí la importanci a qu e le asigna a la teo ría de la id ea, y su insistencia sobre la multiplicidad de Ideas frente al mo ni smo de la Idea hegeliana, en la es tela d e la cu al, d e acuerdo a Dotti, se ubica la concepción de Schmitt. 16 Una ontología p lural para una realid ad plural donde el Es tado se ha debilitado y aparece dependiendo d e grupos sociales y económicos en los qu e se organiza la producció n mercanti l en la mayoría de los Es tados industriales. La onto logía plural (l a "co ncepc ió n p lurali sta ") tendría en ro nces, en apm"iencia, la ventaja d e presentar u na correlación direc ta entre el ám bito onto lógico-ideal y la situación real y concreta, qu e le p ermiti ría dar cuenta d e és ta en forma plástica y efectiva. Del lado negativo, quedaría, ni más ni menos, la -supues ta- incapacidad para modific ar esa reali dad . En efecto, si la co rrespond encia es expresión d e relaciones ontológicas sustanciales , ¿cuál es la fu erza ideo lóg ico-práctica capaz no sólo de comprender la realidad si no también, y especia lmente, de transformarl a? ¿Cuál sería la cap acidad de interven ció n d e un concepto plu ral en una re alidad social en cuya pluralidad radica su pervers ión? El es tado d e natu raleza sería " la naturaleza" de la cosa, es decir, su co ncepto, y es taríamos lib rados a la arbitraried ad, la vi o len.cia y la supremacía de la fuerza. 17 Este lado negativo, no menos q ue el positivo, es, como señalamos, só lo aparente, ya que se basa en el falaz presupuesto según el cual la co rrelación entre o nto logía y existencia sería simp le y directa.

13. La eq uiparación pluralismo-empirismo no debe entend erse en términ os de un plura lismo vulgar, dogmático. Si D eleuze defin e a su fil osofía co mo «empirismo trascendenta l" (Delcuze, Différence ... , op. cit. p. 79), hay qu e pensar su p luralismo como pluralismo trascendental, es decir, de una empiria concebida desde sus co ndi ciones genéticas. 14.G. Deleu ze, Nietzsche et la philosophie, PU F, Par ís, 1962, p. 4. La ci ta de Deleuze continúa: «[El pluralismo] es el único garante de la libertad en el espíritu concreto, el único principio de un violento ateísmo. Los Dioses están muertos: pero se murieron de risa, escuchand o decir qu e había un único Dios». Si, como dice Schmitt > (Del euz e, G. , Différence ... , op. cit, p. 71). Allí también Deleuze hace referencia a dos obras contemporáneas a la co nferencia de Schmitt que tienen el pluralismo como motivo: Les philosophies plura listes d'Anglaterre et d'Amérique, de Jean Wahl (Alean, París, 1920) y L es sciences et le plu1·alisme, de J.-H. Rosny (Alean, París, 1922). El plu ra lismo también es una cuesti ón central en Prottst et les signes, publicado por Deleuze en 1964: «la pluralidad de los mundos es que sus signos no son del mismo género, no tienen la misma manera de aparecer, no se dejan descifrar de la misma manera, no tienen con su sentido un a relac ión idéntica » (p. 11). Otra conexión entre Deleuze y el p luralismo se encuentra en torno a la figu ra de William James a quien

Deleuze cita en fo rma recu rrente y elogiosa (y cuya visión plura lista del mundo Laski habría transferido al Estado segü n Schmitt, op. cit, p. 294). No sin ironía, D eleu ze cons idera qu e una de las más bellas páginas de James es la qu e describ e el mundo como «disparado desde una pistola» (Deleuze, Critique... , op. cit., p. 111, nota, en refe rencia a Wi lliam James, The Will to Believe and Other Essays in Popular Philosophy, en Writings, 1878-1899, Literary C lassics of che United States, New Yo rk, 1992, p. 654). No sin cierta iron ía, digo, p orque allí James está defendiendo explícitamente lo que H egel rechazaba en las primeras páginas de la Ciencia de la lógica, «los que querrían empezar como co n un tiro de pisto la» . 16. «C on mayo r o menor fid elidad terminológica, Schmitt se inscribe en una visión qu e concede la preeminencia política, jurídica y existencial a la es tatalidad, a la manerct co mo H eg el -reiteramospresenta la identidad del Estado», Dotti, op. cit., p. 350. Este monismo hegeliano no debe confundirse con una concepción rígid a, monol ítica o inmóvil (muerta), escindida de la existencia, ya que el dinamismo inherente al con cepto refuta tal posibilidad. 17. Cf. G.W.F. Hegel, Enciclopedia de las ciencias jllosóficas, § 502, nota, trad. R. Valls Plana, Alianza, Madrid, 1997, p. 532 .

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Un universo monista De esta primera ap roximación parece salir mejor parada la tradición monista de Hegel y Schmitt que, a partir de un fundamento trascendente, legitima un estado

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fuerte ( «ontológicamente, entonces, el Estado es el prius» ). '" Esta trascendencia cuenta, al menos por derecho, con el potencial de encarnarse en un soberano con la ca_rac~dad decisoria en la situación de excepción, impidiendo así la paradoja de las fid ebdades cruzadas. 1' se decide en favor de una única voluntad neutra fundada en una legitimación ontológica vía momsmo trascendente. Y de la misma manera se resuelven el resto de las pregunt~s señal~das más arriba, y ante las cuales el pluralismo se verá en aprietos: ¿cómo diferenciar una banda de ladrones de un gobierno legítimo? El gobierno legítimo es real, se adecua al conceptO de derecho. ¿Cuál es la herramienta para hacer frente a situaciones de crisis y excepción? E l soberano que encarna la unicidad del concepto trascendente. ¿Cómo se evita la violencia sin límites y el triunfo de la part~cularidad? A partir de la legalidad positiva del Estado así constituido que encarnla la voluntad general, en sí anárquica. Todas estas ventajas se ven sin embargo opacadas por el reconocimiento schmittiano del estado de cosas plural, esto es, del debilitamiento del Estado como instancia de encarnación terrenal del monismo ontOlógico. En efecto, si bien su concepción no se amolda a lo real y concreto >.39 Agotamiento, aislamiento, en tropía: de alLí que librado a las solas leyes de la extensión el proceso d e la incliel so lipsismo característico de la sociedad ele masas sería una viclualización tend enc ia irreversible. Las partes extensivas son carac tedsticas ele lo que Deleu ze denomina > (y que se corresponde -a brocha gruesa, igno rando las

y

Razón pluralista de Estado Encontramos entonces la formulación final de los postulados, que intentaré sostener en lo que queda de estas páginas: l)·.un monism? ~ntológico que garantiza por derecho el pluralismo empírico, graCias a la med1a~1Ón del Estado como fuerza ideológico-práctica, pero que de hecho se muestra 1ncapaz de dar cuenta de un estado de cosas donde individuos o facciones logran imponer una fuerza que carece de correlato ontológico. 2) un pluralismo ontológico que tiene de hecho como correlato un totalitarisn:o. ~mpírico, pero que justamente por su carácter plural, ofrece por derecho la posibilidad de concebir configuraciones empíricas alternativas con la misma fuerza o valor ontológico. 33. «C~da vez que planteamos el problema en términos de lo posible y lo real, estamos forzados a conceb1r la exis tencJa corno un surgimiento bruto, acto puro, salto que se para siempre por detrás nuestro, SUJeto a la ley del todo o nada», Deleuze, op. cit., p. 273.

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34 . De hec ho, Wahl en la ob ra referida po r Deleuze, desconfía del pasaje del pluralismo ontológico al po líti co: «e n obras y artícu los recientes, la palabra p luralismo es emplead a en un sentido ext rema~ chmente amplio», dice, y cita co mo ejempl o la pub ~cac i ón de The plzmdistic State, por parte de LaslG (Wahl, op. cit., p. 100, nota) . 35. «Laski ,¡ lu de a \Villiam James [... ] en relación a la pri o ridad ontológica de las partes respecto del todo, instancia unitaria carente de la solidez onto lógica de los elementos constitutivos», Dotti, op. cit., p. 396. «El pluralismo societal defendido por Laski es similar al "nmltiverso" d e James, al m~nos en sus grandes rasgos metafísicos (fundam entalmente, en la negación de qu e el momento de la umdad sea ontológicamente superior al ele la multiplicidad, o sea, la negació n del presumo carácter englobadar y determinante d e las partes que lo componen)», 1dem, p. 400. 36. Si «existir es tener actualmente un gran número de partes [extensivas]>>, (Gilles Deleuze, Spinoza et le pmbleme de l'expression, Minuit, Paris, 1968, p. 183) se sigue lógicamente que las partes extensivas ais ladas no existen, ya que no poseerían en tal actualmente un gran número de partes. 37. «La extensión no da cuenta de las individuaciones que se hacen en ell a», Deleuze, Différence ... , p. 295. 38. Gilles Deleuze, Le bergsonisme, PUF, Paris, 1966, p. 75. 39. «A finales del siglo XIX, estos temas de una reducción de la diferencia, de uná uniformización de los diverso, de una igualación de lo desigual anudaron por última vez la alianza más extraña: entre la ciencia, el buen sentido y la filosofía. La termodinámica fue el poderoso horno de esa alianza», Deleuze, Dzfférence ... , p. 288.

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múltiples Y e~ .~tro cont~xto .indis~ensables distinciones que obviaré aquí- con lo que la tradiciOn llamana existencia empírica)-' 0 N o hay historia de la humanidad ~omo enca:nación progresiva de la Idea. Las partes extensivas tienen su di~amismo prop1~. Si la Idea es una fuerza id eológico-práctica debe entrar en JUego en la legahdad que lo actual determina, debe surgir de aquello que de ella se sustrae."

~) ,Partes virtuales como diferencias «libres , salva)·es y no dom ad as>>. .,. . 10mad as en SI mismas, estas diferencias no son nada, son absolutamente ind eterminadas (para mar~ar este carácter, Del.euze utiliza los símbolos matemáticos dy, dx). Masa co~nnua donde tod_a. ca~t1dad. y toda cualidad se disuelven," al punto que el pluralismo se vuelve as1 md1scermble de un monismo." Caos U d L · d , ngrun . . os tipos e p.a,rtes a y ~ no se identifican ni se corresponden término a térmmo. La confusw~ ~e am bos tipos de partes es catastrófica, en la medid a en que el ~:oceso cara~tensti~o de las partes extensivas (dzff érenciation ) tiende a la anulacwn. de .l:s diferen~Ias ontológicamente primeras (libres y no domadas). Si la actu.ahzacwn f~era simplemente la transformación lineal de las partes a en ~, el des tmo del.sabw ~~ sería otro qu e abrazar este proceso, dejándose hundir en el ?caso de la Igualacwn de las tensiones y la negra noche dond e todas las vacas son I?uales. No deben por tanto ambos tipos de partes confundirse. Pero al mi smo tiempo t~~~oco deben escindirse en forma radical, relegando nuestra existencia a un positiVIsmo dogmático d ond e sólo existen las leyes de la extensión." Si así 40. Pese a ello, como veremos, lo actual (como la sucesión temporal y extet·na en Heg J) , . .. . . . . ' e es mas que me~ ~ extenswn; nene su proceso VtVICllte: actualización, differenáation (con «e•) int g · · . lu cwn · todo t ' · d ¡ -¡· · d ¡ . , e racwn, Ieso• · s ermmos e ana ts ts e euztano de la dinámica p ropia de lo existente donde ¡ Id ' a ea actu a pero no en forma mecánica y determinista. Jdem p. 273-274 41 El T . d 1 ' . · l an~ tSIS e . o actual por parte de Deleuze es una suerte de radicalización de las filosofías de la na~~ra ~a I~ Sc~ell;ng Y Hegel. La Idea surge, evidentemente, pero lo hace a partir de que se sustrae de ella. Id.
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