Del patrimonio histórico-artístico al patrimonio cultural: reflexiones desde la antropología

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Descripción

KOBIE (Serie Antropología Cultural). Bilbao Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia N.º X, pp.81-90 2001/2/3. ISSN 0214-7971

DEL PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO AL PATRIMONIO CULTURAL: REFLEXIONES DESDE LA ANTROPOLOGÍA (t) From the historie and artistic heritage to the cultural heritage. Sorne reflexions from the anthropology Iñaki Arrieta Urtizberea (*)

RESUMEN En este artículo se muestra una serie de nuevos elementos que desde mediados del siglo XX se han venido incorporando al campo patrimonial. Estos nuevos elementos, en primer lugar, han puesto en cuestión los criterios históricos-artísticos tradicionales, y, en segundo lugar, han ampliado el campo patrimonial superando los límites tradicionales del mismo. A lo largo de las líneas, y desde una perspectiva antropológica, el autor describe la repercusión de dicha incorporación al mundo patrimonial, culminando con una reflexión acerca del papel que debe de jugar la antropología en el patrimonio cultural. Palabras Clave: Patrimonio cultural, Patrimonio histórico-artístico, Museos y Antropología

SUMMARY From the historie and artistic heritage to the cultural heritage This article shows sorne new elements from the middle of the 20th century that are incorporated in the area of heritage. Firsthy, these new elements have put into question the traditional historic-artistic yardsticks, and secondly have expanded the hereditary area and have exceeded the traditional limits. Within this article the author describes repercussions of these new elements in the hereditary area from an anthropological perspective. The author finishes with a reflection about the role of anthropology in the cultural heritage. Key words: Cultural heritaje, historie and artistic heritage, museums, anthropology.

LABURPENA Ondare historiko-artistikotik ondare kulturalera Artikulu honek erakusten du XX. medearen erdialdetik aurrera ondaregintzan gehitzen joan izan diren zenbait osagai berri. Osagai berri horiek, alde batetik, ohiko irizpide historiko-artistikoak hankaz gora jarri dituzte, eta, bestetik, ondaregintzari zegozkion mugak zabaldu dituzte. Ikuspegi antropologikotik abiatuz, egileak ondaregintzan osagai berri horien eragina erakusten digu artikuluan zehar. Bukatzeko, kultur ondarean antropologiak eduki lezakeen eginkizunari buruzko hausnarteketa azaltzen du egileak. Giltz-Hitzak: Kultur ondarea, ondare historiko-astistikoa, museoak, antropologia. (*)

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Profesor de la U.P.V/E.H.U. Dptol. Filosofía de los valores y Antropología social. Apartado 1249-San Sebastian. Este texto forma parte del trabajo de investigación Espacios y estrategias de representación etnográfica, dirigido por el profesor de U.P.V. Kepa Fernández de Larrinoa, y financiado por el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco. Asimismo quiero expresar mi agradecimiento, por un lado, al Instituto del Patrimonio Histórico Andaluz (IAPH) por la excelente atención y por la celeridad con la que me han suministrado la información bibliográfica solicitada, y, por otro, a Agustín Arrieta Urtizberea, Kepa Fernández de Larrinoa, Lourdes Méndez y Elixabet Odriozola Urdanpilleta por la lectura y los comentarios realizados.

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Alberto Bartolomé Arraiza, director del Museo Nacional de Artes Decorativas, escribía recientemente que existe una amplia documentación acerca del concepto del patrimonio y sobre su conservación (2001:60). También señalaba, refiriéndose al patrimonio artístico español y, en particular, a la recuperación de la riqueza artística, abandonada o ignorada, que los estudios y comunicaciones referentes a su recuperación son más bien escasos si los desligamos del concepto de cons.ervación y restauración. Si este abandono e ignorancia se está dando con relación a aquel patrimonio que mayor atención e interés ha despertado históricamente entre todos aquellos sectores relacionados con el mismo, la situación de los denominados patrimonios menores, entre los que está el antropológico, etnológico o etnográfico, es todavía mucho más preocupante (2). Andrés Carretero Pérez afirma que pocos antropólogos se han detenido a reflexionar sobre el concepto de patrimonio etnográfico, y menos sobre un concepto del patrimonio etnográfico que sea asimilable administrativamente; que, aún como fónnula transitoria, semeje una derivación o una fonna particular de los habituales conceptos de patrimonio artístico o patrimonio histórico (1999: 276). La misma idea se puede hallar en Antropología y patrimonio de Lloren¡;: Prats, en cuya introducción el autor afirma que el libro es fruto de la constatación de dos graves carencias en el tratamiento del patrimonio, respecto de las cuales deseo formular mi aportación, sea cual sea su entidad: la ausencia de estudios teóricos radicales que aborden el patrimonio en su globalidad, y la escasez de estudios de caso, tanto en los que se refiere a políticas patrimoniales como a la creación y gestión de iniciativas, que transcienden el nivel meramente descriptivo (1997: 14). Por lo tanto, no solamente son pocas las investigaciones que abordan la recuperación del patrimonio artístico español, al margen de su conservación y restauración, sino que éstas son todavía más escasas en cuestiones relacionadas, por ejemplo, con el propio concepto del patrimonio; con los procesos de construcción, activación o puesta en valor del mismo; o con aquellas otras que analicen la relación entre el patrimonio, la sociedad y los procesos de identificación, o los vínculos del patrimonio con el desarrollo social y económico. II

Tal y como afirma Eloy Gómez Pellón ( 1993: 120, 1995:97), la mayor parte del patrimonio declarado, se (2)

Fernández de Paz, E. 1997:112; Agudo Tarrico, J. 1999:261; Carretero Pérez, A. 1999:274.

ha venido articulando fundamentalmente alrededor de lo que él ha denominado la pasión por el objeto. Esta pasión o desmesura que se ha centrado en los aspectos físicos y materiales de los objetos responde, en muchos casos, a una no manifiesta concepción ideológica, siendo su máximo exponente lo que se denominó el tesoro artístico o tesoro histórico. Al respecto Georges Henri Riviere escribe que la institución museal conserva sus roles de colección, de creación y de desarrollo del saber, e, igualmente, de prestigio. Refuerza su misión educativa y adquiere la de protección del patrimonio. En fin, va a ayudar a los pueblos de Europa a tomar conciencia de su identidad (1993:72) (3). -Durante el XIX el patrimonio se fue institucionalizando como una estrategia válida para la consolidación de los Estados, materializándose también la ideología burguesa, cuyo origen hay que situarlo en el movimiento romántico, movimiento que impulsó y favoreció, además de los nacionalismos con Estado, los nacionalismos sin Estado, los pannacionalismos y los colonialismos del siglo XIX y del XX (Prats, Ll. 1997:22-24). Por tanto, para poder fijar un estado auténtico e idealizado, el Estado y la burguesía recurrieron al patrimonio histórico-artístico, para lo cual se institucionalizó la arqueología y la historia con el objetivo de eliminar todo aquello que fuera híbrido, ambiguo y complejo. El conservacionismo y el monumentalismo se consolidaron como tareas necesarias para rescatar, preservar y custodiar todos los bienes históricos y artísticos que exaltasen la nacionalidad, el Estado. Sin embargo, este patrimonio que se articula alrededor del objeto escaso, antiguo, bello y, a su vez, acrítico con los principios políticos que lo sustentaban, y que en muchos casos así continúa, está siendo puesto en cuestión desde diversos planteamientos teóricos y cuyas consecuencias han sido, por un lado, la multiplicación de los ámbitos a tener en cuenta en el estudio del patrimonio y, por otro, la complejidad de los mismos. Tal y como afirma Vinc;:enzo Padiglione (1999:225) la vuelta atrás es imposible, elaboremos un luto por aquella definición, y abordemos la multiplicidad de mediaciones y de patrimonios que desde mediados del siglo XX se han venido definiendo y abordando. Sin lugar a dudas uno de los principales impulsores de esta transformación lo encontramos en los cambios sociales acaecidos en la sociedad europea desde mediados del siglo XX. Así la resistencia al olvido de la identidad de ciertos sectores sociales bajo la dominación del poder central, y la preocupación por la defensa del entorno surgidos en Francia en (3)

El subrayado es mío.

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1968 tienen relación directa con el nacimiento y el desarrollo de los ecomuseos (Duelos, J. C. y Veillard, J. Y. 1992:129). A este respecto Juan Agudo Tarrico y Esther Fernández de Paz (1999:14) escriben que fueron los ecomuseos los primeros proyectos en donde se buscó mostrar las identidades de las comunidades ajenas al poder. En dichos proyectos las comunidades o los grupos sociales ignorados pasan a ser sujetos de los mismos. Otra característica de esos proyectos es que no buscan resaltar y afianzar la inmutabilidad de dichas comunidades, sino, al contrario, pretenden explicar y mostrar los cambios a las que han estado sujetas. De este modo nos encontramos con alternativas patrimoniales que son a su vez alternativas identitarias: la realidad social ya no se conjuga en singular y los plurales se imponen tanto para las identidades como para los patrimonios (Iniesta, M. 1999: 123) (4). En esta misma línea otros autores afirman que los ecomuseos, tal y como han sido definidos anteriormente, son proyectos que son vistos con escepticismo por la administración. Por tanto, nos encontramos ante colectivos y grupos sociales que reclaman un protagonismo que históricamente se les ha negado y todo ello, lógicamente, tiene su reflejo en el campo patrimonial: a los colectivos dominados y oprimidos se les silencia o esconde su Patrimonio, es decil; su memoria: para que no puedan reafirmar su identidad. Como también es una fonna de silenciar o mixtificar la memoria de los pueblos definir como Patrimonio Cultural solamente las grandes construcciones relacionadas con el poder: casi exclusivamente los castillos, palacios e iglesias, destacando, además, en ellos lo singular -o presuntamente singular- y sin valorizar el trabajo colectivo y la creatividad de quienes las construyeron. Como no valorizar lo pequeño, lo modesto, lo cotidiano, lo «no monumental». (Moreno, l. 1999: 327) También, los procesos de descolinazación han traído, y actualmente así continúa, conflictos entre distintos grupos sociales de diferentes países; en concreto, entre las metrópolis y los países colonizados, a la hora de exigir estos últimos la restitución de aquellos bienes culturales que fueron expoliados durante el periodo colonial. Bienes que fueron el soporte de los gabinetes y museos de Historia Natural, y de algunas de las secciones de las Exposiciones Universales de los finales del siglo XIX y principios del XX, y (4)

Un buen ejemplo de esta dialéctica entre diferentes identidades y, a su vez, entre diferentes propuestas patrimoniales se puede seguir en el trabajo "El reconocimiento de la diversidad en la configuración del patrimonio cultural: cuando las artesanías peticionan legitimidad" de Mónica B. Rotman (1999:151161), en donde la autora narra el conflicto identitario y de propuestas patrimoniales entre el poder político de la Ciudad de Buenos Aires y los artesanos de las ferias urbanas.

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que fueron fieles a los principios ideológicos evolucionistas o difusionistas del momento (5). Hoy en día, muchos de aquellos bienes expoliados siguen siendo los elementos principales de las exposiciones de los museos antropológicos de las ciudades occidentales y objeto, a su vez, de polémicas y conflictos. No obstante, aunque estas reivindicaciones coinciden con las acaecidas en Europa en que ambas buscan superar siglos de ostracismo, se diferencian, en algunos casos, en que el conflicto se da entre elites políticas de dos o más estados diferentes. En España, asimismo, tras la muerte del dictador y con la instauración del estado de las autonomías se dio una multiplicación de las.propuestas identitarias a través de los museos, impulsadas por las comunidades autónomas que iban surgiendo. Sin embargo, y al igual que el caso anterior, estos nuevos museos o proyectos patrimoniales impulsados desde los poderes autonómicos tienen unas características que los diferencian de aquéllos otros surgidos en Francia. En ambos, se busca superar décadas de ostracismo e ignorancia impuesto por el Estado en el campo identitario, y, consecuentemente, en el patrimonial. Pero, por otro lado, en muchos casos se vienen repitiendo aquellos elementos y aquellas características del patrimonio histórico-artístico y que los ecomuseos, por ejemplo, quisieron superar. En estos casos también estaríamos ante un conflicto entre elites y poderes políticos, y no entre grupos de clases sociales diferentes (6). Por tanto, se puede concluir que las reivindicaciones de los grupos excluidos a lo largo de la historia han supuesto un cambio radical en la definición del patrimonio. Los criterios estéticos, históricos y absolutos del patrimonio histórico-artístico no son suficientes a la hora de decidir la puesta en marcha o la activación de los elementos patrimoniales de los grupos sociales. Como afirma Xóxe Carlos Sierra Rodriguez para el caso de Galicia, la reflexión etno-museo(5)

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La superioridad del Estado colonial capitalista sobre los pueblos colonizados tenía lógicamente su representación en aquellas exposiciones. El Estado colonial capitalista era el último eslabón de una cadena donde las sociedades colonizadas y primitivas no eran más que los eslabones inferiores. En las secciones de etnografía se exhibían objetos de las colonias, al igual que algunos grupos de «primitivos» con el objetivo de educar y entretener a los ciudadanos de la metrópoli, teniendo una gran influencia en todo el público, incluso en las clases populares (Romero de Tejada, P. 1995:18). También se exhibieron algunos aldeanos europeos dedicados a diversos trabajos para mostrar la «beneficiosa acción cultural de Occidente» (Romero de Tejada, P. 1995: 16). Buena muestra de esto es el artículo publicado en 1998 por el Jefe de la Unidad de Análisis y Propuestas del Gabinete del Presidente de. la Junta de Castilla y León (Krotenberg Vázquez, P.J. 1998:104-106). O el caso que nos cuenta Montserrat Iniesta con relación al Museu d'Historia de Catalunya ( 1999:64-65)

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lógica y la antropología debe permitir que los grupos desposeídos de referentes propios puedan recuperarlos, mostrarlos y fortalecerlos (1995:208). Hay, por otro parte, otro cambio social que en las últimas décadas ha suscitado también la redefinición del concepto del patrimonio histórico-artístico. Una mayor disponibilidad de tiempo libre y de consumo por parte de diferentes sectores de la sociedad ha posibilitado, entre otras cosas, que el turismo vaya tomando cada vez mayor relevancia en las dinámicas culturales, sociales y económicas de los grupos sociales. El deseo de atraer al turismo y por lo tanto de establecer o consolidar esta actividad económica está determinando la puesta en marcha y activación de muchos nuevos proyectos museísticos y patrimoniales. La repercusión económica es un criterio que cada vez está adquiriendo mayor peso a la hora de impulsar dichos proyectos (7). La irrupción del turismo está convulsionando todo el campo patrimonial. José Luis Álvarez Álvarez escribe que desde la aparición de los museos en el siglo XVIII estamos asistiendo probablemente a la mayor revolución, y que el museo de ser una institución excepcional se ha convertido en algo connatural a cualquier ciudad incluso de tamaíio de mediano (2001:47). Al respecto habría que añadir que este deseo de tener un museo no sólo se da en las ciudades grandes y medianas, sino también en las ciudades pequeñas así como en los pueblos y en las zonas rurales. No obstante, ligar los proyectos patrimoniales con el turismo y el desarrollo económico no es algo que haya surgido exclusivamente en estos últimos años. En Francia, Austria y otros países europeos hace ya unas décadas que se viene dando esta práctica. Incluso en España durante la dictadura franquista dentro del II Plan de Desarrollo se emprendió una política de creación de museos de artes y costumbres populares con el objetivo de buscar una rentabilidad favoreciendo el turismo (Fernández de Paz, E. 1997:110-112). Aun así, han sido las instituciones europeas las que han dado el mayor impulso a esta estrategia de potenciar el desarrollo económico atrayendo el turismo gracias a la oferta patrimonial. Ya en 1979, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa en su recomendación 881 apuntó la importancia cultural y sociológica del patrimonio rural, así como la preocupación por el desinterés en cuanto a su conservación. Pero es desde 1988, a partir de los Marcos Comunitarios de Apoyo con el objetivo de fomentar el desarrollo y el ajuste estructural de las regiones menos favo-

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Al respecto, por ejemplo, Cyril Simard (1991:231) propone el empleo de la palabra economuseología para definir la unión de una empresa artesanal y la museología.

recidas - todas ellas incluidas ep. el «objetivo uno» cuando, por ejemplo, en España se puso en marcha una serie de Programas Operativos Regionales con el fin de incrementar, en calidad y cantidad, la oferta turística e impulsar una mayor integración en el contexto europeo. En dichos programas se especificaba un apartado especial para la «revalorización de los recursos culturales de interés turístico»(Verdugo Santos, J. 1994a:32). Recientemente, en la Comunicación de la Comisión sobre los Fondos Estructurales y su coordinación con el Fondo de Cohesión, en el apartado Cultura: un punto de crecimiento económico de las Directrices para los programas del período 2000-2006 (1999/C 267 /02) se afirma que la cultura está estrechamente relacionada con el turismo, ya que el patrimonio cultural de una región no sólo contribuye al desarrollo de una identidad local o regional, sino también a la atracción del turismo. La cultura ofrece, por lo tanto, posibilidades de creación de empleo, factor de importancia fundamental en las regiones desfavorecidas de la Comunidad con una alta concentración de potencial cultural. La dimensión cultural deberá integrarse en las estrategias de desarrollo del turismo. Los intercambios de experiencia entre las regiones o las autoridades locales ayudará a la transferencia de conocimientos acerca de la cultura y de las formas de desarrollar el turismo cultural y de las formas de desarrollar el turismo cultural y a encontrar soluciones conjuntas. El potencial cultural de una región la hará más atractiva a los inversores exteriores en general. Actualmente son los factores económicos los que están impulsando en gran medida la puesta en marcha de muchos de los proyectos patrimoniales en Europa. Sin embargo, además de esas a priori consecuencias positivas que el patrimonio pueda aportar al desarrollo económico y social en un territorio, conviene no olvidar algunos aspectos anteriormente señalados. Como afirma Lloren
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