Del paisaje industrial al cultural. La transformación del paisaje, desde el siglo XIX a la actualidad, de la industria minera del hierro en la provincia de Lugo

May 24, 2017 | Autor: Atocha Ramos | Categoría: Patrimonio Industrial, Patrimonio Minero
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Descripción

DEL PAISAJE INDUSTRIAL AL CULTURAL La transformación del paisaje, desde el siglo XIX a la actualidad, de la industria minera del hierro en la provincia de Lugo1 Atocha Ramos Martínez & José Manuel Álvarez-Campana Gallo Cámara Oficial Mineira de Galicia, [email protected] Grupo GEAMA, ETSICCP de Universidade da Coruña, [email protected] Temática de la ponencia: Paisajes industriales y paisajes culturales

Resumen Nuestro entorno actual poco tiene que ver con el aspecto que presentaba a principios del siglo XIX. Los grandes avances científicos y tecnológicos nos han permitido desarrollar nuevas infraestructuras, muy diferentes a las existentes hace 100 años y que en algunos lugares han desaparecido por completo. En otros, sin embargo, se han recuperado y conservado las infraestructuras industriales que forman parte de nuestro pasado y de nuestra historia.

Este último es el caso del ferrocarril minero que unía los criaderos de hierro de Vilaoudriz (A Pontenova) con el puerto de Ribadeo, en la provincia de Lugo (Galicia, España). Este ferrocarril de vía estrecha fue construido en 1902 no sin esfuerzo, ya que en sus 34 kilómetros de recorrido contaba con 13 túneles -que en total sumaban 1550 metros- cuatro puentes de metal, dos puentes de cimentación y un cargadero metálico ya en el puerto de Ribadeo. La variedad de elementos de ingeniería presentes en su trazado hace que el ferrocarril minero sea un buen reflejo de las obras de ingeniería de principios del siglo pasado.

Además del patrimonio industrial propio de las obras públicas, en este complejo minavía-puerto se encuentra un rico patrimonio minero ligado a las actividades extractivas y de transformación del hierro fosfórico. Se conservan los hornos donde se producía la separación del mineral, una central eléctrica, un tranvía aéreo, dos compresores para perforación mecánica, un plano inclinado para elevar cargas y un lavadero de mineral.

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Comunicación presentada en el V Congreso conservación patrimonio industrial y de obra pública, organizado por INCUNA y TICCIH. 25-28 febrero 2009 en Ferrol (A Coruña).

El componente cultural de estas infraestructuras industriales vino dado por la ampliación de los usos del ferrocarril, que en 1905 comenzó a transportar personas, además de la carga de mineral. Hoy en día, la función cultural es la única que pervive en este complejo mina-vía-puerto, y tiene un enfoque ligado al ocio. Dentro del programa Vías Verdes que desarrolla la Fundación de Ferrocarriles Españoles, se han recuperado 12 km del trazado de este ferrocarril minero entre Vilaoudriz y San Tirso de Abres (Asturias).

Con esta comunicación se pretende poner de manifiesto los cambios de uso de las infraestructuras industriales y mineras, propiciadas por el cese de las actividades para las que fueron creadas. Palabras clave: ferrocarril minero, minería del hierro, patrimonio industrial, patrimonio minero.

Antecedentes históricos La provincia de Lugo cuenta con abundantes recursos minerales de hierro, que fueron explotados de manera irregular a lo largo de la historia. Existen vestigios del uso de hierro por parte de las culturas castreñas del noroeste ibérico, y los romanos demandaron este metal para elaborar las herramientas necesarias para la extracción de oro entre los siglos I a V d.C. Algo más tarde, en el s. XVI, tiene lugar la migración de numerosos herreros vascos a Galicia, atraídos por la abundancia de materias primas necesarias para su oficio: mineral de hierro, madera para carbón vegetal y agua. En el s. XVIII, las numerosas explotaciones de hierro gallegas producían alrededor de 20000 quintales al año (unas 2000 toneladas), a pesar de la falta de medios de transporte adecuados. La elevada cantidad de fósforo presente en los depósitos de hierro lucenses restaba valor a este mineral, por lo que tampoco se invertía en la mejora de las infraestructuras para favorecer su explotación. Esto ocasionaba frecuentes paralizaciones de las forjas por falta de materias primas, e impidió un mayor desarrollo de la siderurgia en Galicia. Sin embargo, en 1879 tuvo lugar un hecho que beneficiaría la explotación de estos depósitos: el descubrimiento del proceso de desfosforación del mineral de hierro en hornos de calcinación. Con este nuevo método se eliminaba el exceso de fósforo y además se producían escorias aptas para su uso como fertilizantes. Esto provocó un

aumento en la cotización del mineral fosfórico en Europa, e impulsó el nacimiento en 1895 de las minas de Vilaoudriz de manos de J. B. Rochet y Cía, una sociedad de Bilbao que adquiere un conjunto de minas de hierro fosfórico en Vilaoudriz (municipio de A Pontenova). El creador de dicha sociedad fue el ingeniero vasco Julio de Lazúrtegui, promotor de otras minas en el resto de la península, y hombre vinculado a las sociedades del hierro y del acero que en esa época se desarrollaron en Europa. Poco después, en marzo de 1900, crea la Sociedad minera de Villaodrid con domicilio social en esa población, orientada a explotar las minas del mismo nombre. Minas de Vilaoudriz: patrimonio minero-industrial El depósito minero de Vilaoudriz contaba con dos variedades de mineral: hidróxido, que podía usarse sin tratamiento previo, y carbonato cloritoso, que debía ser sometido a un proceso de calcinación para eliminar agua y ácido carbónico, consistente en el calentamiento del mineral y su secado en contacto con el aire. Para llevar a cabo este proceso fue necesario construir altos hornos. En un principio se instalaron dos de sección troncocónica, cuyo diámetro superior alcanzaba los cuatro metros, y la altura llegaba a 11 metros. Disponían en la parte baja de cuatro puertas y un cono de fundición con aletas de distribución para extraer el mineral. Posteriormente se añadieron tres más, el último de ellos en 1925, a pesar de que la actividad minera había sufrido altibajos. Aparte de los hornos, la mina contaba con otras instalaciones auxiliares como los depósitos de mineral, la central eléctrica, el tranvía aéreo, dos compresores para perforación mecánica, un plano inclinado para elevar cargas y el lavadero de mineral. De todo este patrimonio minero-industrial se conservan los cinco hornos de calcinación como prueba de la gran importancia que la actividad minera ha tenido en la historia reciente de esta zona. Estos elementos de la explotación minera, reconvertidos en un parque etnográfico situado a orillas del río Eo, han dejado su función industrial para pasar a ser un espacio de ocio. El transporte: el ferrocarril minero Uno de los mayores problemas a resolver para favorecer el desarrollo de esta explotación minera era el transporte de materias primas hacia algún puerto desde el que se les pudiese dar salida. Así, para salvar los 34 kilómetros que separan Vilaoudriz del puerto más cercano, el de Ribadeo, se decidió construir un ferrocarril de vía estrecha. Mediante la Real Orden de 14 de junio de 1901 se otorgó la concesión

del ferrocarril minero durante 99 años, de acuerdo con la Ley General de Ferrocarriles de 23 de noviembre de 1877. Las obras de construcción del ferrocarril comenzaron en 1902, y fue necesario excavar 13 túneles –el más largo, de 261 m- que suman un total de 1.623 metros; y construir cuatro puentes metálicos, dos puentes de cimentación y un cargadero metálico en el puerto. La línea férrea, de un metro de ancho, partía de la explotación minera de Vilaoudriz (A Pontenova) y recorría 33.867 m pasando por las siguientes estaciones y apeaderos: apeadero de Boulloso, San Tirso, apeadero de Abres, Porto-Vega, apeadero de Porto, Ribadeo y embarcadero de Porto Estreito (final de línea). El primer tren recorrió la línea al completo el 10 de abril de 1903, tirado por la máquina conocida como Abres. Al día siguiente, llegaron a puerto de Ribadeo las piezas de cuatro potentes locomotoras Borsig, y se procedió a su montaje en las instalaciones del ferrocarril. Una semana más tarde, el 18 de abril, el primer tren con mineral recorrió la línea férrea. A partir de entonces circularon varios trenes diarios, ya que la Sociedad minera de Villaodrid quería rentabilizar sus inversiones cuanto antes dando salida a los minerales a la mayor velocidad posible. Siete días después del inicio de transporte de mineral, el 25 de abril, llegó a Porto Estreito el vapor Colina, y en los seis días que estuvo cargó 2.200 toneladas de materia prima. Aunque el cargadero de la ría y los depósitos de mineral no estaban rematados, puesto que se habían construido sólo los elementos básicos imprescindibles para el funcionamiento de la línea férrea, se embarcaban los productos mineros con los medios disponibles, llegando a cargarse alrededor de 60 toneladas a la hora. El 1 de mayo, el vapor zarpó hacia el puerto británico de Ardrossan, iniciándose así la exportación de hierro de las minas de Vilaoudriz. A finales de 1904 se completaron las instalaciones vinculadas al tren minero: edificios, muelles, depósitos de locomotoras y la instalación telefónica para la comunicación entre estaciones. Además de las locomotoras mencionadas, el tren contaba con 60 vagones-tolva para transporte de mineral, un vagón para correo, dos para ganado y dos plataformas de carga para bultos. En septiembre de 1904 ya se habían realizado las pruebas de resistencia de la estructura metálica del cargadero de la ría, y en ese mismo mes, el embarcadero de Porto Estreito fue inaugurado oficialmente. Como la estación de Ribadeo contaba con las mejores instalaciones (talleres, depósito de locomotoras, servicios administrativos, etc.) se convirtió en la sede del centro técnico de la línea.

En agosto de 1905 el tren minero amplió sus funciones con la inauguración del servicio público de transporte de viajeros, y pasó a ser un medio de transporte mixto de carga y pasaje. Había siete coches de 1ª, 2ª y 3ª clase; y desde su inauguración hasta finales de año viajaron en el ferrocarril 14.576 viajeros, la gran mayoría (13.046) en tercera clase. En ese mismo periodo, se transportaron 1.475.903 toneladas de mercancías, con una media diaria de 9.900 kilos. Por aquel entonces, el cargadero ya operaba a pleno rendimiento, sólo afectado por los temporales, y enviaba los minerales de Vilaoudriz a Alemania, Inglaterra, Francia y Bélgica, principalmente. De este modo, Lugo llegó a ser la quinta provincia productora de hierro gracias a las explotaciones mineras de Vilaoudriz, Viveiro, Baamonde y Montefurado; y existían otros muchos criaderos en esta provincia que no llegaron a ser explotados por falta de comunicación que permitiese dar salida a sus productos. Evolución del complejo minero-industrial mina-vía-puerto El estallido de la Primera Guerra Mundial generó graves problemas en los mercados europeos del hierro, y dificultades en la navegación internacional, lo que ocasionó la práctica paralización de las actividades mineras en Vilaoudriz. Para garantizar el transporte por vía marítima, en 1915 la Sociedad Minera adquiere un vapor. Por otro lado, la explotación del ferrocarril tuvo que recortar gastos y se llegó a suprimir algunos de los trenes de viajeros de circulación diaria, provocando las protestas de los alcaldes de la zona. En 1917 y 1918, la baja actividad del ferrocarril minero permitió que la Sociedad minera de Villaodrid le alquilase a la Sociedad Carbones y Transportes tres locomotoras y cien vagones tolva para emplearlos en el ferrocarril hullero de La Robla, donde la demanda de carbón nacional había aumentado la actividad de manera considerable. Durante los años 1918 y 1919 hubo un repunte de la actividad y se repartieron dividendos del 10%, por un valor de 800.000 pesetas, aunque ya no se alcanza la producción de los años anteriores por varios motivos: la reutilización de la chatarra de la guerra como materia prima, o la aparición de nuevos países exportadores de hierro en el mercado internacional. A partir de 1918 la empresa tuvo que reducir el número de trenes, y en 1919 no se embarcó mineral. Los problemas no eran exclusivos de la actividad minera: las líneas de autobuses y camiones ofrecían una dura competencia por sus mayores ventajas frente al ferrocarril. Además, el Estado decretó en 1919 el aumento salarial de los ferroviarios e implantó la jornada laboral de ocho horas, lo que ayudó a empeorar la situación.

El siguiente escollo en el desarrollo de las minas de Vilaoudriz fue la Guerra Civil española. En julio de 1936, los obreros de las minas y del ferrocarril se declararon en huelga, y unos días después, las fuerzas de la guarnición de Lugo tomaron Ribadeo, Vilaoudriz y Vegadeo. Aunque el servicio de ferrocarril se restableció el 2 de agosto, las dificultades para abastecerse de carbón y dinamita hicieron que en octubre se apagasen los hornos, y las locomotoras tuvieron que ser alimentadas con leña. Aún así, el tren recobró protagonismo como medio de transporte en la comarca del Eo ya que no era fácil conseguir combustible para los automóviles. Finalmente, en 1938 el grupo alemán Krupp-Montana se hizo cargo de la explotación de las minas y el ferrocarril entre abril y agosto, tiempo durante el cual extrajo 6.932 toneladas de mineral, de las cuales sólo pudo embarcar 3.839. Ya que las instalaciones no estaban en buen estado, a finales de abril de 1938 se prohibió el tráfico de viajeros en el tren minero.

Una vez terminada la guerra, se contrató a una brigada especial de conservación para reparar varios desprendimientos ocurridos en el interior de la mina. En 1942, tras diversas reparaciones en la línea, se restablece el servicio de viajeros, aunque únicamente los miércoles, sábados y domingos, coincidiendo con los días de mercado en los pueblos por los que pasaba. El tráfico de minerales era entonces muy escaso y el número de viajeros también se había reducido por las ventajas que ofrecía la carretera. Ante esta situación tan crítica, la Compañía de Ferrocarriles de Vía Estrecha acuerda en 1952 rescindir el contrato de concesión, aunque esta decisión no será plasmada hasta 1959, forzada por el mal estado de las instalaciones, y no se llevó a cabo efectivamente hasta 1964. En enero de 1965, Explotación de Ferrocarriles por el Estado (posteriormente FEVE) se hizo cargo de la línea para su desmantelamiento. La Sociedad minera de Villaodrid, aunque sin ferrocarril que transportase sus productos, prolongaría su existencia legal hasta los años noventa.

Patrimonio actual Parte del patrimonio material mencionado a lo largo de esta comunicación se ha recuperado, dotándolo de un nuevo enfoque ligado al ocio. En el complejo minero de Vilaoudriz (municipio de A Pontenova) los cinco hornos de calcinación forman parte de

un parque etnográfico situado junto al río Eo, y convertido en símbolo de la importancia que la actividad minera tuvo para esta localidad. En cuanto a la infraestructura del ferrocarril, se conservan la estación de Vilaoudriz, (reconvertida en la primera oficina de turismo de A Pontenova desde julio de 2008) parte de los puentes y algún túnel semidestruido a lo largo del trayecto. Un tramo del trazado original del ferrocarril se ha acondicionado como ruta de senderismo, dentro del programa Vías Verdes de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles. La Via Verde del Eo, recorre 12 km entre Vilaoudriz (Galicia) y San Tirso de Abres (Asturias), flanqueada por una densa vegetación de ribera. En el recorrido se pueden encontrar muestras de patrimonio cultural, como castros, dólmenes, el Palacio de San Tirso (s. XVIII) o la Iglesia de Santa María de Conforto (s. XVII). Pero también quedan vestigios de la intensa actividad minero-industrial desenvuelta en esta zona, ya que se pueden visitar 6 túneles, un viaducto, un alto horno y las entradas a las galerías. Por último, el cargadero de mineral original del puerto de Ribadeo fue desguazado y vendido como chatarra, pero en su lugar se ha construido una réplica en madera que sirve como mirador y ofrece unas espectaculares vistas de la ria del Eo. Esta estructura está incluida dentro del conjunto conocido como O Cargadoiro, que comprende tres pequeñas calas situadas a los lados del cargadero, y un área recreativa en la parte superior del acantilado.

Agradecimientos

Este trabajo se ha realizado con el apoyo de la Consellería de Innovación e Industria de la Xunta de Galicia y del GEAMA de la ETSICCP (Universidade da Coruña).

Referencias

Carmona, X. & Nadal, J. 2005. El empeño industrial de Galicia. 250 años de historia, 1750-2000. Fundación Pedro Barrié de la Maza, A Coruña. Concello da Pontenova. 2008. As minas e os fornos. URL: www.concellodapontenova.org/GA/secciones/ayuntamiento/historia/minas/minas.html con acceso: enero 2009. Concello de Ribadeo. 2008. URL: www.ribadeo.org con acceso: enero 2009.

Cueto y Noval, R. 1928. La minería de la Región Gallega. Cámara Oficial Mineira de Galicia, edición facsimilar 2006, A Coruña. URL: www.camaraminera.org/biblioteca/ver/_iid/4/_tit/La_Mineria_de_la_Region_Gallega.ht ml Fundación de los Ferrocarriles Españoles. 2008. Vía verde del Eo. URL: www.viasverdes.com/ViasVerdes/Itinerarios/Asturias-Galicia/AsturiasLugo/V%EDa%20Verde%20del%20Eo con acceso: enero 2009. Gómez Martínez, J.A. 2009. Historia del Ferrocarril. URL: http://apontenova.net/index.php?option=com_content&task=view&id=48&Itemid=37 con acceso: enero 2009.

Figuras

Figura 1.- Imagen antigua de los hornos de Vilaoudriz

Figura 2.- Tren Vilaoudriz – Ribadeo

Figura 3.- Cargadero de mineral del puerto de Ribadeo

Figura 4.- Vista actual de los hornos de Vilaoudriz

Figura 5.- Estación de ferrocarril de Vilaoudriz, reconvertida en oficina de turismo

Figura 6.- Réplica del cargadero de mineral de Ribadeo, reconvertido en mirador

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