DEL OCIO A LA FÁBRICA

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Descripción

DIEGO P. ROLDÁN

Del Ocio a la Fábrica Sociedad, espacio y cultura en Barrio Saladillo

Rosario 1870-1940

prohistoria ediciones

DIEGO P. ROLDÁN

Del Ocio a la Fábrica Sociedad, espacio y cultura en Barrio Saladillo

Rosario 1870-1940

prólogo de Darío G. Barriera

prohistoria ediciones

ISBN 987-20884-7-0 Rosario, 2005

A Carlos Guida In Memoriam

Para María Esther y Ramón

Índice

PRÓLOGO.........................................................................................

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INTRODUCCIÓN .............................................................................

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I II

III

LA MIRADA DEL SILENCIO. ITINERARIOS Y .............. TENSIONES ENTRE EL PASADO Y EL PRESENTE .......

25

INMIGRACIÓN Y NEGOCIOS. MANUEL Y JOSÉ ARIJÓN: TRAYECTORIAS, INVERSIONES, ESPECULACIÓN Y FILANTROPÍA. .... ROSARIO 1857-1924 ..............................................................

37

Dos hermanos: tentativas sobre la zona oscura que conduce de la inmigración al éxito comercial ....................................................

39

LA SOCIEDAD ANÓNIMA “EL SALADILLO”. ................ EQUIPAMIENTO, URBANIZACIÓN, LOTEO Y .............. POBLAMIENTO ......................................................................

59

Aguas curativas, primeras funciones urbanas y borrosos recuerdos de cosechas de alfalfa ........................................................................... La Sociedad Anónima “El Saladillo”. Los perfiles de una renovación seccionada ............................................................................................. La belleza del paisaje y el discreto encanto del suburbio .................... Urbanización, equipamiento y poblamiento .........................................

IV

59 79 83 91

“SALADILLO ERA UN MUNDO”.

OCIO, DEPORTE Y CELEBRACIÓN .................................

135

Los Baños del Saladillo ¿De la curación al ocio? ................................

137

Palomas y blancos. Ocio y patriotismo en la práctica del Tiro ............

154

La poética del espacio. Dos poemas titulados “El Saladillo” ................

179

La pérdida del aura ............................................................................... a-¿Baños privados o públicos? Vida y muerte de la exclusividad ...... de una práctica social ....................................................................... b-Los Corsos del Saladillo: distinción y masividad, serpentinas ........ y pedradas .........................................................................................

182 182 195

V

LA RUTA DE LA CARNE Y LA RECONFIGURACIÓN .. DEL ESPACIO. INSTALACIÓN DEL FRIGORÍFICO ..... SWIFT Y DEL NUEVO MATADERO MUNICIPAL .......... La imaginación rendida frente al cálculo. Dilemas en la construcción y en la localización de los Nuevos Mataderos y del Mercado de Haciendas ................................................................ a- La ciudad contra los mataderos ...................................................... b- Reforma o demolición. Posibilidades para la relocalización ......... del Matadero y la construcción del Mercado de Haciendas ........... c- Entre los estertores de la Guerra, los Nuevos Mataderos ............... regresan a Tablada ........................................................................... d- Después de la Guerra. Mataderos y Viviendas en los años 1920s. ............................................................................ Cámaras frías sobre las orillas del arroyo y la comercialización de la carne .............................................................................................

205

206 206 216 229 233 245

Aguas rojas, olores fétidos y Pueblos Nuevos ..................................... Mataderos y Frigoríficos, la carne nace del Sur ...................................

263

CONCLUSIONES .............................................................................

283

274

Siglas y abreviaturas más utilizadas ACD

Actas Concejo Deliberante de Rosario

ADGC

Archivo de la Dirección General de Catastro de la Municipalidad de Rosario

ACE

Archivo del Colegio de Escribanos, Rosario

AGP

Archivo General de la Provincia de Santa Fe

AMHP

Archivo del Museo Histórico Provincial, Rosario

AT

Archivo Torriglia, Rosario

ATP

Archivos Tribunales Provinciales, Rosario

Av.

Avenida

Bv.

Bulevar

DGTG

Dirección General de Tiro y Gimnasia

DS CDN Diario de Sesiones Cámara de Diputados de la Nación DS CSN Diario de Sesiones Cámara de Senadores de la Nación DS HCD Diario de Sesiones del Honorable Concejo Deliberante, Rosario ET HCD Expedientes Terminados del Honorable Concejo Deliberante, Rosario MCEMR Memorias del Concejo Ejecutor de la Municipalidad de Rosario m/n

moneda nacional

PE

Poder Ejecutivo

Tabla de Ilustraciones

Ilustración 1 — Panteones Familias José y Manuel Arijón ....................

36

Ilustración 2 — Evolución de la Lonja Manuel Arijón años 1870s. .......

48

Ilustración 3 — Detalle de la Tumba de José Arijón ..............................

58

Ilustración 4 — Plano de Rosario año 1905 (Fragmento) .......................

64

Ilustración 5 — Almacén y Astillero - Puerto Plaza de Saladillo ...........

65

Ilustración 6 — Plano de Rosario 1858 ...................................................

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Ilustración 7 — Chalet de Fausta Coll de Arijón – Av. Arijón ...............

93

Ilustración 8 — Chalet de Constantino O. Raffo .....................................

93

Ilustración 9 — Chalet del Ing. Abel J. Pagnard .....................................

94

Ilustración 10 — Chalet ocupado por Pedro Mayor – Av. Arijón 38 .......

94

Ilustración 11 — Establecimiento Balneario de Saladillo – Compartimentos .............................................................

96

Ilustración 12 — Establecimiento Balneario de Saladillo – Pileta de Natación ..........................................................

96

Ilustración 13 — La cascada de los Baños – Pileta...................................

97

Ilustración 14 — Restaurante y Café de los Baños ...................................

97

Ilustración 15 — Club Diana de Tiro a la Paloma – Vista exterior ..........

98

Ilustración 16 — Club Diana de Tiro a la Paloma – Vista interior ...........

98

Ilustración 17 — Chalet de la Compañía del Ferrocarril Rosario – Puerto Belgrano – Av. Arijón 20 ...................................

101

Ilustración 18 — Antigua Estación del Tranway – Av. Arijón ..................

101

Ilustración 19 — Panadería Ferrari – Av. Arijón ......................................

102

Ilustración 20 — Almacén Ramaciotti – Av. Arijón y Ayacucho ..............

102

Ilustración 21 — Carnicería de Saladillo – Av. Arijón .............................

103

Ilustración 22 — Escuela Mixta Provincial – Av. Arijón 33 .....................

103

Ilustración 23 — Comisaría – Av. Arijón 49 .............................................

104

Ilustración 24 — Proyecto de Urbanización. Barrio Saladillo. Primera Sección (1906) .................................................

112

Ilustración 25 — Primera y Segunda Sección Barrio Saladillo. Detalle de lotes por manzana y recorrido del Tranway (1909) .......................................................

113

Ilustración 26 — Proyecto de Urbanización. Barrio Saladillo. 1° y 2° Sección (1909) ..................................................

114

Ilustración 27 — Plano de la red de Aguas Corrientes y Cloacas. Rosario 1909 ..................................................................

123

Ilustración 28 — Tiro Suizo Fachada – Album Sociedad Anónima el Saladillo .....................................................................

170

Ilustración 29 — Tiro Suizo – Folleto 1926 ..............................................

171

Ilustración 30 — Diagrama Proyecto Plaza Colón 1926 ..........................

193

Ilustración 31 — Plano Rosario 1915 (Fragmento) ..................................

222

Ilustración 32 — Plano Rosario 1927 .......................................................

241

Ilustración 33 — Plano Rosario 1931 (Fragmento) ..................................

242

Ilustración 34 — Tranvías Rosario 1941 ...................................................

280

Ilustración 35 — Proyecto de Retrazado de la línea 8 de Tranvía a Saladillo 1934 ...........................................

281

Prólogo

E

l contenido del libro de Diego Roldán puede considerarse el resultado de al menos dos largos procesos: la elaboración de una Tesis de Licenciatura en una Universidad estatal argentina y la necesaria traducción de un texto de tesis al formato libro. Dos desarrollos que requieren mucha disciplina, un gran esfuerzo y, desde luego, de los cuales puede esperarse poco rédito. La Universidad Nacional de Rosario casi no produce Licenciados en Historia porque, en términos de rendimiento, esa titulación compite mal con la de Profesor —habilitante para enseñar, investigar y estudiar posgrados. Transformar una tesis en libro es, sobre todo, un acto de generosidad que exige atravesar el umbral existente entre la producción académica del conocimiento y la transmisión de sus resultados a una comunidad más amplia que la académica, sin abrigar la menor expectativa sobre la obtención de un beneficio comercial. Ambos procesos presentan también otras semejanzas: una, quizás la central, es que suponen aprendizajes en los cuales el embrión se convierte en candidato, atravesando ritos e instancias represivas insalubres. Las voces que el investigador en ciernes decide oír a lo largo de su formación, es cierto, le abren caminos y muestran horizontes; pero también ocluyen ventanas, desalientan experimentaciones, truncan expectativas. Al final, que el asunto haya arribado a algún puerto o haya naufragado, depende en gran medida de la fortaleza del embrión, de los recursos del candidato. Pocos tienen la energía que Diego Roldán esgrime para investigar y para contar los resultados de su investigación. Para insistir, para desistir y para abrir brechas nuevas. Este, su primer libro, rinde tributo a lo mejor que puede esperarse de un libro de historia: equilibrio entre ideas –en plural– y datos; entre pesquisa e interpretación; entre profundidad y distancia. Con el tiempo, desde luego, su saber hacer nos regalará más e incluso mejores páginas. Del ocio a la fábrica pone en discusión —para mi gusto con una sutileza que algunas veces oscurece el mensaje— cronologías e interpretaciones sobre aspectos de la historia de la ciudad de Rosario y estos cuestionamientos, lateralmente, irritan ciertos lugares comunes sobre la historia de la Argentina Moderna. Las enormes dificultades que el autor de este libro encontró, por ejemplo, para caracterizar un supuesto mercado inmobiliario en Rosario a comienzos del siglo XX son el fiel reflejo de la indefinición que el mismo proceso —a ojos de otros investigadores completamente nítido— muestra a quien se deja informar por las fuentes sin prejuicios. Los agentes estudiados por Roldán enfrentaron en su hora conflictos y confusiones, debatiéndose entre lo que fue denominado la maximización de los beneficios o la minimización de los riesgos. Esos sujetos producían discursos modernizadores incongruentes con sus

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actividades económicas y hasta con sus morales higienistas; discurrían, también, conservadores y nacionalistas allí donde y cuando se levantaba la bandera de la modernidad. La racionalidad faltaba a la cita donde su presencia era descontada, mientras que por la trastienda, en el definitorio campo de la toma de decisiones, los agentes hacían cosas racionalmente, aunque, hélas, no los orientaba la lógica de la historia sino su propia mirada cortoplacista, gestada en medio de sus necesidades más coyunturales y basada en la naturaleza de sus vínculos inmediatos. Esto no es toda la historia, pero también es historia. Fraguada como una crónica de la ciudad de Buenos Aires y su hinterland, luego traducida como historia argentina al calor del tendido de los ferrocarriles y de otras funciones de urbanización a escala de territorio nacional, la imagen clásica sobre el denominado período de formación de la Argentina Moderna adquiere matices enriquecedores vista desde el observatorio que plantea este libro. Ni tan cerca ni lo suficientemente lejos de la Cabeza de Goliat, el mirador rosarino permite pensar una suerte de modernidad en los suburbios del balbuceante Estado Nación. Los años 1920s. desnudan las enormes contradicciones que presenta la aceleración del proceso de diferenciación socioeconómica en nuestro país y en el mundo: Roldán elige mostrarnos con un prisma provocador algunos detalles de este proceso en escenarios precisos y preciosos. A la imagen de una Argentina agroexportadora al filo de la crisis y de frigoríficos que sólo aparecen en las estadísticas, la sumisión del autor a búsquedas tediosas nos regala la posibilidad de imaginar, junto al análisis de la marcha general de la economía, los avatares locales de la ubicación de los mataderos y, con ellos, de sus desperdicios, sus hedores y sus humores… El libro está construido con cinco entradas no sólo destinadas a mostrar la transformación de un faubourg en barrio obrero sino también a organizar el análisis entramando procesos superpuestos: la curva del paisaje es producto necesario del proceso de división de la propiedad de la tierra, de su loteo, de las relaciones interpersonales e institucionales que orientaron y permitieron su equipamiento y sus diferentes usos. Estas relaciones, además, canalizaron los negocios que diseñaron el trazado de las rutas, de los caminos y del circuito de prestación de servicios; fueron fundantes, también, de la asociación entre patriotismo y tiempo libre primero, localización de industrias y asentamiento habitacional de potenciales trabajadores después… El paisaje de Saladillo es, siempre, la manifestación de múltiples corrientes concurrentes. Las trampas tendidas por la historia urbana y por la historia local fueron hábilmente eludidas por un investigador que convirtió la información y los segmentos espacio-temporales en pretextos para tratar problemas generales debidamente localizados, para hacer historia a secas. Las imágenes obtenidas son el resultado de una metodología que el autor logró apropiarse rápidamente, basada en la construcción de realidades que conforman configuraciones y en la convicción de que, escribiendo historia, las contradicciones no deben suprimirse ni superarse, sino revelarse –como lo escribió el bueno de Benjamin– para ser mostradas.

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Edgar Alan Poe puso en boca de su personaje preferido unas palabras incómodas sobre Vidocq. Aunque reconocía en él a un hombre de excelentes conjeturas y perseverante, cuestionaba su pensamiento errático, originado en el excesivo ardor de sus investigaciones. “Dañaba su visión —escribió Poe— por mirar el objeto desde demasiado cerca. Quizá alcanzaba a ver uno o dos puntos con singular acuidad, pero procediendo así perdía el conjunto de la cuestión. En el fondo se trataba de un exceso de profundidad, y la verdad no siempre está dentro de un pozo. Por el contrario, creo que, en lo que se refiere al conocimiento más importante, es invariablemente superficial. La profundidad corresponde a los valles, donde la buscamos, y no a las cimas montañosas, donde se la encuentra.” Mirar desde las montañas para encontrar la profundidad: hauture de vue. El autor de Los Crímenes de la Calle Morgue dejó, como acaba de leerse, bellísimas líneas sobre metodología histórica. Edificado sobre un suelo plano, el pasado de Saladillo y Rosario revive en este libro bajo la mirada de un investigador incansable que, a diferencia de Vidocq, sube y baja entre alegóricos valles y cimas tantas veces como la realidad de la tarea lo requiera.

Darío G. Barriera Rosario, febrero 17 de 2005

Introducción

“Si examinas tu mano a través de un microscopio, verás una imagen grotesca: árboles, barrancas, piedras en vez de pelos, poros, granos y polvo... En mi opinión éste es un realismo más auténtico que el primitivo.” Evgeni Zamiatin1

E

n 1937, el letrado rosarino José Lo Valvo hallaba la siguiente fórmula para referirse a los obstáculos que la percepción imponía al nuevo urbanismo: “Decididamente, nos hallamos ante un caso de presbicia no único por cierto. No ver lo que nos está más próximo es un fenómeno frecuente.” 2 El trabajo que se despliega a continuación participa parcialmente de esta sensibilidad, ya que se propone convertir en objeto de estudio lo obvio, lo banal, lo inmediato.3 Elementos dispersos, que no parecen haber avivado más que un tenue interés en la historia local de tono tradicional,4 son el comienzo de una larga e intrincada madeja, cuya urdimbre expone un fragmento del pasado de la ciudad de Rosario. La lente analítica se enfoca sobre un barrio de la denominada “Zona Sur de Rosario”, aunque en no pocas ocasiones los hilos de la trama se entrecruzan con amplias parcelas de la historia de los siglos XIX y XX. De esta operación resulta una persistente movilidad de la escala de observación que atraviesa la totalidad del argumento. El proceso de configuración inestable y provisoria de un espacio específico ha sido tratado a partir de una noción particular de espacio. Entendemos al mismo, como una configuración de sentido variable que resulta de la trama de flujos diseñados a 1

2

3

4

ZAMIATIN, Evgueni Nosotros, CEAL, Buenos Aires, 1984, p. 16. Estudio introductorio de Elvio Gandolfo. LO VALVO, José Urbanismo, en Revista de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, núms. 2122, Imprenta Universidad del Litoral, Santa Fe, 1937, pp. 7-8. Conviene destacar que ésta es una versión ajustada de la Tesis de Licenciatura titulada: La construcción de un espacio. Relaciones sociales y configuraciones de sentido en los primeros pasos del Sur. Barrio Saladillo – Rosario 1873-1932. La misma fue leída en la Facultad de Humanidades y Artes, en diciembre de 2003 y contó con la orientación de los Drs. Marta Bonaudo y Darío Barriera. BEMBO, Sandra; FOSTER, Nelly; ROCHA, Marisa “Barrio Saladillo: Pasado y Presente”, en Rosario, Historias de aquí a la vuelta, núm. 15, 1991; AGNESSE, Graciela; BREZZO, Liliana; MARTÍNEZ DE NEIROTTI, Mónica Rosario y sus vecinales. Movimiento histórico y perspectivas, Dirección General de Vecinales, Municipalidad de Rosario, Editorial “La Gráfica”, Rosario, 1997; CAMPAZAS, Alberto Historia de los Barrios de Rosario, Homo Sapiens Ediciones, Rosario, 1997.

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partir de las relaciones sociales, en sentido amplio, y que dan lugar a unas representaciones culturales fraguadas a partir de la experiencia e interacción social y cultural de los agentes a través del tiempo-espacio.5 En tal sentido, ensayamos pensar las relaciones sociales y culturales y las configuraciones espacio-temporales como procesos indivisibles, imbricados en una construcción inconclusa e inestable. La perspectiva analítica adoptada ha ordenado el argumento: la narrativa responde fundamentalmente al proceso de maduración de las ideas y de la construcción de distintas interpretaciones sobre los temas abordados. A grandes trazos, el objetivo del montaje argumental ha sido mostrar, hasta donde fuera posible, las marcas constitutivas del proceso de configuración de un espacio y las correspondientes a su construcción analítica. La lógica de formulación de las preguntas y de las demostraciones parte invariablemente de componentes sintomáticos o epifenoménicos. Desde la espuma de las olas se proyecta bucear en aguas más profundas y hacer del relato, también, un emergente de este viaje. Por lo demás, se ha renunciado intencionalmente a colocar apartados específicos sobre teoría, debido a que las observaciones teóricamente cargadas que marcan la investigación resultan indisociables del análisis de los problemas específicos. La mirada se concentra sobre un laboratorio preciso, aunque probablemente poco excepcional. La tarea de investigación se desarrolló haciendo eje en la conformación histórica del barrio Saladillo (Rosario), durante el período que se inicia en las últimas tres décadas del siglo XIX y concluye, sin una definición firme, aproximadamente en los años 1940s. La periodización podría precisarse aún más, a partir de la consideración de dos hechos significativos: 1873 la fundación de la Aldea Saladillo por el Concejo Ejecutor de la Municipalidad de Rosario y 1932 fecha de inauguración de las flamantes instalaciones de los Nuevos Mataderos Municipales, en la convergencia de Lamadrid y Convención. Puntos cuasi terminales de un proceso trabajoso, arduo y sobre todo contradictorio que configuró a Barrio Saladillo y a la Zona Sur de Rosario de manera relativamente duradera. Precisamente, entre 1870 y 1930 la historia local tradicional ha detectado una transformación que afectó a Saladillo, este barrio dejó de ser un faubourg burgués para convertirse en un barrio obrero; presentar esa metamorfosis en toda su complejidad es el principal objetivo de este libro. Luego de un capítulo destinado a brindar una imagen del barrio, se analizan las modalidades de la inmigración, la acumulación y la filantropía practicada por dos hermanos gallegos llegados a Rosario cuando promediaba el siglo XIX. Las relaciones sociales de Manuel y José Arijón son observadas durante los años 1850-1923. Manuel Arijón fue quien promovió una organización territorial específica para Saladillo, esbozando los primeros perfiles urbanos del área. Posteriormente, la atención se concentra sobre la construcción de diversas imágenes en torno a Saladillo. La Zona Oes5

Sobre esta conceptualización nos permitimos citar la presentación de un trabajo reciente BARRIERA, Darío y ROLDÁN, Diego (comps.) Territorios, espacios y sociedades. Agenda de problemas y tendencias de análisis, Serie Materiales de Cátedra Escuela de Historia, UNR-Editora, Rosario, 2004.

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te, donde se llevaban a cabo actividades productivas primarias, fue negada, en aras de afianzar el sueño romántico de la élite de una naturaleza virgen, separada de la ciudad y, principalmente, liberada del yugo de las relaciones sociales. En este marco, se intenta recuperar las conexiones, las vías de acceso y los flujos que configuraron el espacio a partir de los usos y circuitos espacializados. Forman también parte de este núcleo los proyectos de segregación espacial ideados por la élite y las alternativas que estos agentes ensayaron ante su inviabilidad en el contexto de la inmigración masiva. Luego, las ideas de la época sobre el paisaje agreste cobran protagonismo. El espacio deseado por la imaginación de la élite se articula con la posibilidad de crear entornos que reunieran el campo y la ciudad, la naturaleza y la civilización. Así, son recuperados los proyectos diseñados sobre el espacio y las formas de su apropiación estacional. Subsiguientemente, se explora la trama material que brindó soporte a estas sensibilidades, atendiendo especialmente a los elementos vinculados con el conglomerado civilización-urbanización. Se analizan, entonces, las actividades de la Sociedad Anónima “El Saladillo” tendientes a la implantación de dispositivos de equipamiento del territorio, en términos de funciones urbanas: extensión de las líneas tanviarias, diseño de manzanas, trazado de calles, distribución de loteos, colocación de adoquinados, proyección de puentes, plazas, espacios verdes, centros cívicos, construcción de edificios en sus inmediaciones, tendido de servicios (agua potable y luz eléctrica), etc. A partir de la implantación de esta infraestructura se indaga sobre el circuito de relaciones que ligaba a la Sociedad Anónima con el ente municipal. Una vez reconstruida esta parte de la configuración espacial se pasa a analizar las prácticas desplegadas por la élite rosarina en Saladillo. Los usos del balneario y las actividades del sport aristocrático, cristalizadas en el Club de Tiro a la Paloma, son particularmente auscultadas, en razón de que estas prácticas fueron capaces, en su hora, de traducirse en signos inequívocos de identidad, distinción y prestigio social. Con respecto a los balnearios, a partir del caso estudiado, se ensaya una hipótesis alternativa a la secuencia higiene-ocio que resulta de ciertos análisis efectuados sobre balnearios europeos. Asimismo, se reflexiona alrededor de experiencias registradas en Saladillo que enfatizan las propiedades redentoras del espacio verde para el tratamiento de enfermedades físicas y mentales y para eliminar las “desviaciones” de la conducta. La pérdida del aura que embargó a Saladillo es constatada a través de dos síntomas de la caída del prestigio y de la distinción de un espacio relacionado, hasta los años 1920s., con los sectores más encumbrados de la sociedad rosarina. Uno de estos signos se incardina en la masificación de los festejos de carnaval, fiesta que dejó de ratificar la supremacía social de la élite, pasando a recobrar sus usos inadecuados ante los parámetros de civilización, buen gusto y decoro. Del mismo modo, los espacios balnearios de Saladillo, pero también de la ciudad de Rosario, son testigos de una masificación y popularización que crece a la sombra de la metamorfosis experimenta-

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da en el tejido social de la ciudad en las décadas de 1920 y 1930, y que podríamos denominar: el alumbramiento de la sociedad de masas. La inscripción espacial de esta sociedad masiva en Saladillo no sólo tuvo por correlato la municipalización y la popularización del balneario, sino también la reconfiguración espacial que proveyó la instalación de la planta del Frigorífico Swift, lindante con el extremo Este del Barrio. Tal proceso condujo la investigación hacia los Mataderos Municipales, su emplazamiento y los ulteriores proyectos de remodelación, saneamiento y traslado. Se contrapesaron, al inicio del último capítulo, las sensibilidades civilizadas que oponen los mataderos a la ciudad. Tanto para la instalación del frigorífico Swift como para los diversos proyectos de relocalizaicón del Matadero Municipal consideramos un período bastante extenso: los casi setenta años que separan 1875 de 1942. El derrotero reconstruido por este capítulo final es quizá el más complejo: se analizan las lógicas de localización de los establecimientos destinados a faenar (Matadero Municipales y Frigorífico Swift) y a vender vacunos (Mercado General de Haciendas), la competencia que se despliega entre ellos, las trabas jurisdiccionales para la introducción de carnes, y los circuitos de su transporte desde las playas de matanza hasta el consumo al menudeo. La reconfiguración del espacio resulta un proceso extremadamente contradictorio, cuyo tratamiento desplegado a lo largo de medio siglo ensaya presentar, mediante el relevamiento que involucra diversos proyectos de ciudad y sus interrelaciones, una imagen posible sobre la configuración espacial genéricamente identificada con el Sur de Rosario y Villa Gobernador Gálvez. Antes de concluir, quisiera agradecer a las personas que hicieron posible este trabajo. En primer lugar a sus orientadores Darío G. Barriera y Marta S. Bonaudo, quienes generosamente consagraron su tiempo, conocimiento y afecto durante largos meses de consulta, escritura y correcciones. Sin sus sugerencias, su apoyo incondicional y la libertad que me concedieron, este libro no habría sido jamás llevado a término. A verdaderos maestros que siempre brindaron su atención a los comentarios, por momentos algo abrumadores, sobre mi investigación y de modo diverso realizaron sugerencias cardinales: Bernard Vincent, José Javier Ruiz Ibáñez, Gaetano Sabatini, Alejandro García García y François Godicheau. No puedo dejar de reconocer la ayuda de los entrañables amigos y colegas del Grupo Prohistoria, círculo con el que mi formación como historiador ha contraído una deuda incalculable. A mis compañeros y amigos de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario, que de una u otra forma han contribuido con esta investigación. No quisiera omitir a colegas que desinteresadamente han colaborado con mi trabajo, aportando materiales, orientaciones y comentarios, particularmente a Juan Cruz Tolarovic, Oscar Videla y Norma Lanciotti. Del mismo modo deseo destacar la buena predisposición que han tenido los responsables de los distintos archivos que he visitado durante la investigación: en representación de ellos quiero reconocer el estoicismo y la prodigalidad de

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María Cristina Malisani, Ernesto Della Riva del Archivo de Digestos del Concejo Municipal de Rosario. Agradecer a Valeria Príncipe de la Biblioteca Argentina, a Lidia de la Biblioteca Municipal General San Martín y al personal de la Biblioteca Popular de la Asociación de Mujeres y del Archivo de la Dirección General de Catastro. En el plano afectivo, un especial agradecimiento merecen mis padres y familiares. La mayor parte de las ilustraciones que componen este volumen han sido realizadas o revisadas por Verónica Martínez, quien ha acompañado y tolerado, paciente e indulgentemente, mis obsesiones de historiador durante todos estos años. Rosario, febrero 2005

CAPÍTULO I

LA MIRADA DEL SILENCIO ITINERARIOS Y TENSIONES ENTRE EL PASADO Y EL PRESENTE*

“…nadie es tan apto para saborear un paisaje como quien por primera vez lo contempla, presentándose entonces la Naturaleza con toda su novedad y sin que aún se haya embotado por miradas algo frecuentes.” Charles Baudelaire6 “Importa poco saber orientarse en una ciudad. Perderse, en cambio, en una ciudad como quien se pierde en el bosque, requiere de aprendizaje. Los rótulos de las calles deben entonces hablar al que va errando como el crujir de las ramas secas, y las callejuelas de los barrios céntricos reflejarle las horas del día tan claramente como las hondonadas del monte.” Walter Benjamin7

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obre la tarde planea un sol unánime e inclemente. El transporte público de pasajeros conduce, a través de avenidas y de calles rutinarias, el incesante flujo de la gente que abandona el agitado centro para ingresar en la siesta de los suburbios. También hay muchos que no sin muecas de disconformidad están obligados a acometer el camino inverso. Uno de estos trayectos, pleno de pautas y

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Agradezco especialmente al Prof. Juan Cruz Tolarovic que ha sido para mí un excelente guía a la hora de recorrer las calles del barrio y develar las sensibilidades de sus habitantes. Las impresiones expuestas en el presente texto fueron recogidas en noviembre de 2002. BAUDELAIRE, Charles Los paraísos artificiales, Editorial Hispano Americana, s/f, p. 85. BENJAMIN, Walter Infancia en Berlín hacia 1900, Afaguara, Buenos Aires, 1990, p. 15.

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repeticiones anestesiantes, endereza su guía hacia el Sur, con dirección a uno de los confines de la ciudad, al propio límite Sudeste de la jurisdicción municipal. Veinte largos minutos separan el viejo casco urbano de las calles que componen barrio Saladillo, nacido en el vértice Sud-Oriental de la ciudad, a orillas de la confluencia del arroyo que le da nombre y el Río Paraná.8 Cerca de seis kilómetros dibujan un trayecto prácticamente rectilíneo, enmarcado por una urbanización genéricamente baja que conforma un conglomerado de casas unifamiliares, salpicado por algunas fábricas y depósitos. Estos espacios, que sirven de corredor entre el centro y Saladillo, atestiguan rasgos multiformes, huellas de urbanizaciones dispares tanto en tiempos como en proyectos. Antes de que Saladillo abra sus puertas, el recorrido alcanza otro umbral con fuertes inscripciones históricas en su aspecto material. El barrio Tablada fue el acceso más directo al mundo de la producción y comercialización de los productos cárnicos en el Rosario de fines del siglo XIX y principios del XX. Esta zona del Sudeste de la ciudad, ajena a los paseos de la “buena sociedad”, promediando la década de 1870, asistió a la inauguración del Matadero Municipal. Instalaciones que se convirtieron en un hito urbano, capaz de resignificar el espacio y forjar identidades asentadas en el trabajo. Los habitantes de este barrio durante décadas han vinculado su constitución identitaria al Matadero y a las industrias de productos semielaborados que surgieron a su alrededor.9 Asimismo, aquellos parajes aislados y distantes fueron elegidos por la élite local como el territorio idóneo para el emplazamiento de los dispositivos que materializaban su utopía de una ciudad disciplinada. En la década que se extiende entre 1889 y 1899, fueron construidos y prestaron funciones el Asilo de Mendigos y Dementes, “El Buen Pastor” y “San Vicente de Paul”.10 Otro establecimiento que ya funcionaba en el área era el Vaciadero Municipal de Basuras. Estas instituciones disciplinarias y la última destinada a concentrar desechos estaban distribuidas en cuatro puntos diferenciados de la trama urbana, que sin embargo compartían una característica: la separa-

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“Art. 2° Se declara el Municipio de Rosario comprendido en los límites siguientes: por el Este y el Norte el Río Paraná y por el Sud y el Oeste los Arroyos Saladillo y Ludueña...” Ley de creación de la Municipalidad de Rosario. A la que siguen las ordenanzas dictadas por la misma corporación el Reglamento Interno, y demás documentos mandados a publicar por ella, Imprenta Carrasco, Rosario, 1862, p. 4. Cfr. GERGOLET, Silvia Aquel ... ‘sucedió en Tablada’ ‘El aluvión zoológico’ ...’Era el subsuelo de la patria sublevada’, Tesis de Licenciatura en Antropología, Escuela de Antropología, Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional de Rosario, 1999; BRIENZA, Lucía; SIMONASSI, Silvia; DONADILLE, Graciela “Territorio y temporalidad. El proceso de conformación del mundo del trabajo en un barrio de Rosario”, en II Jornadas de la Cuenca del Plata, UNR, Rosario, 16, 17 y 18 de octubre de 2002. Cfr. MALLA, Jorge El barrio tablada y los orígenes de la biblioteca Constancio C. Vigil, Asociación Vecinal Rosario Sud Este, Rosario, 1995.

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ción del casco urbano.11 La segregación del núcleo urbano comercial de Rosario les brindaba un carácter oculto, recubría a los Asilos y al basurero de una propiedad cercana a la invisibilidad y reunía, en las orillas de la ciudad, a los espacios y a los actores potencialmente conflictivos. La ciudad rechaza aquello que detesta, aquello que está de sobra, aquello con lo cual no quiere contaminar su imagen.12 En estos lugares, especialmente diseñados para recluir a los agentes de la “anomia”, dominaron los organigramas del positivismo finisecular, y en apogeo hasta los años 1920s., que confluyeron con otras ideas en boga referidas al orden social y a su preservación.13 Así, una vez más, la ciudad exhibía el brillo de sus actividades comerciales y administrativas, engalanadas por bellas edificaciones eclécticas. Mientras su faz oculta vedaba a la mirada las zonas reservadas a la producción, el depósito de desperdicios y la reclusión de elementos “indeseables” y potencialmente “peligrosos”. Una vez transpuesta la vieja Tablada, de cuyas instituciones la ciudad guarda la memoria de varias demoliciones y edificios refuncionalizados, el itinerario principia a rozar el asfalto de Saladillo. Velozmente, la mirada se concentra sobre una construcción particularmente descolorida. Una casa enclavada en el área residencial y comercial que bordea la calle Ayacucho (altura del 5600) expone su frente, provocando con su apariencia un fuerte contraste. Entre bajos edificios de departamentos y resguardadas vidrieras emergen sus elevadas paredes oscurecidas por el tiempo. Su techo, construido a dos aguas con chapas ahora oxidadas, es celosamente resguardado por remates anacrónicos, al tiempo que se derraman por sus bordes anticuadas marquesinas. En sus fondos visibles, una multitud de objetos de hojalata se apiña en silencioso desorden. La obra corresponde al ferrocarril de capitales ingleses que surcó el barrio con los ramales que unieron, a partir de 1902, Rosario y Buenos Aires. Seguramente esos muros han albergado al personal jerárquico de la empresa. Sin embargo, de aquel 11

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Es de notar que el Vaciadero de Basuras estaba en las proximidades del Matadero Municipal, lo cual en los años 1920s. provocó la indignación de algunos concejales imbuidos del ideario higienista, en el que reverberaban aún teorías miasmáticas. “Todos sabemos las condiciones deplorables del actual matadero que está en comunicación, en una amalgama vergonzosa, con el vaciadero de basuras en donde se hace una promiscuidad de substancias, gases y elementos nocivos que constituyen un algo indigno y bochornoso...” Discurso del Dr. Florentino, Presidente de la Comisión de Higiene. DS HCD 1924 (Diario de Sesiones Honorable Concejo Deliberante), 11/03/1924, p. 9. Sin embargo, el emplazamiento de este sitio tras el matadero, pese a las complicaciones que podía representar para la salud pública, da muestras de una inversión económica que tiende a disminuir los costos. Los deshechos producidos por el Matadero y sus industrias anexas serían ofrecidos sin mediación del flete al Vaciadero. Cfr. WACQUANT, Löic Los parias urbanos. Marginalidad en la ciudad a comienzos del milenio, Manantial, Buenos Aires, 2002. VEZZETTI, Hugo La locura en la Argentina, Paidós, Buenos Aires, 1985; TERÁN, Oscar Positivismo y nación, Punto Sur, Buenos Aires, 1985. También pueden revisarse los alegatos de uno de los propulsores de esta línea dentro de la medicina argentina: Cfr. INGENIEROS, José “Los estudios psiquiátricos en la Argentina” y “Los modernos asilos para alienados”, en La locura en la Argentina, Agencia General de Librería y Publicaciones, Buenos Aires, 1920, pp. 153-227.

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prístino uso de distinción socio-ocupacional el tiempo sólo ha conservado una forma, un diseño cifrado en la obscena materialidad del objeto. Hoy es un humilde garaje, en pésimas condiciones de conservación y limpieza. Su presentación intempestiva, en un marco que no hace sino rechazarlo, no concita un entorno de sorpresa o sospecha; salvando el hecho de que contradice flagrantemente la orientación de la línea de edificación. El paisaje, aún en sus elementos más singulares, se naturaliza para los paseantes habituados a recorrerlo cotidianamente. La escasa gente, que reúne la calurosa escena de la siesta, camina sin alcanzar a comprender cómo es posible mirar con alguna insistencia aquello que siempre estuvo allí, exhibiendo una silueta desagradable y opaca. Se trata de un vestigio de un tiempo perdido y olvidado, que lucha por subsistir en Argentina, donde el transporte ferroviario cobra, en ocasiones, un halo de fantasmagoría decadente. Sin embargo, en su territorio subsisten como testigos mudos antiguas marcas urbanas: rieles, casas, barrios y estaciones ferroviarias.14 Signos que alguna vez fueron emisarios de la Argentina pujante y en constante progreso, hoy son sólo cicatrices que el cemento se resiste a borrar definitivamente. Aquí también todo lo sólido se ha desvanecido bajo el peso y entre los perfiles de nuevas estructuras, y para comprobarlo sólo basta avanzar. Sin embargo, la desaparición dista mucho del absoluto. Clío cuenta con algunos hijos aún demasiado vivos o aguardando su hora para ensayar, bajo nuevas formas, un simulacro de resurrección. Torcer el rumbo con dirección hacia la vía axial que ha conocido el primer trazado urbano de Saladillo, implica ingresar en una comarca dominada por los ritmos de la contraposición y de la yuxtaposición. Sobre la Avenida Arijón,15 se dan cita parábolas y curvas caprichosas del espacio y del tiempo, moviéndose en variadas direcciones, agitadas por fuerzas e intereses casi inasibles. La danza de los objetos, que originados en el pasado persisten en el presente, aflora en instantáneas luminosas que descubren la acumulación de estratos espacio-temporales y sumergen al ojo avisado en un estado de permanente perplejidad. La historia asalta a cada paso con sus signos encriptados. Las fachadas, los muros, las entradas transmiten un sentido que se escurre entre las mallas tejidas por el esfuerzo de comprender y de desentrañar. La conflictividad visual se incrementa.

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En general las estaciones ferroviarias de Rosario, los talleres y los galpones de almacenamiento del ferrocarril, cuando no se encuentran en el más absoluto abandono, han sido refuncionalizados – particularmente en la zona Centro y Norte–, albergando oficinas públicas, museos y centros culturales (proyectados y en funcionamiento), prestando la escena a ferias de antigüedades los días feriados, matizadas por la construcción shoppings y restaurantes que arriban tras el tendido de puentes interprovinciales. En esta geografía, los añejos talleres tienen su cara vuelta hacia un pasado caduco y que se resiste a asumir los rasgos del rigor mortis, consagrados, ahora, a la hilaridad de las nuevas mercancías que los recorren. Nombre que obtiene este antiguo camino en homenaje al fundador del paraje y dueño de las tierras que lo componían: Manuel Arijón (¿-1900).

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En la proximidad de un viejo almacén, perteneciente a las primeras urbanizaciones del barrio, un murmullo distiende la mirada. Un sonido lejano de pasos y cánticos rumorea sobre el asfalto. A lo lejos, se perciben raídas pancartas con la sigla “C.C.C.”.16 Debajo, un nutrido conjunto de personas de condición humilde camina con los ojos nublados, casi movidos por una fuerza misteriosa. Se trata de los miembros y simpatizantes de una agrupación política de izquierda. Sus pasos macilentos buscan alcanzar alguna de las plazas que dan sentido al centro de la ciudad. Seguramente, su destino será alguna de las sedes del poder político y su actividad la protesta, el reclamo frente a la exclusión habitual de que son objeto. La respuesta... quizá sea mejor no imaginarla. Por unos instantes, los mecanismos de la mirada quedan impotentes, suspendidos. Resulta problemático volver a observar las construcciones y poder extraer algún sentido. Es difícil no pensar que en cada momento dedicado a la contemplación se le está dando, de algún modo, la espalda a la realidad. Afortunadamente, la conmoción dura unos minutos, luego es posible recuperar la perspectiva. Entonces, se tiene la completa seguridad de que en parte este itinerario, este extravío por las calles de un barrio actualmente popular, está también destinado a comprender esas siluetas que a lo lejos y lentamente son absorbidas por el pavimento caliente. A poco andar, irrumpe otra construcción algo desconcertante, aunque por motivos bien diversos. Parece una mansión, al menos eso indica su estructura. Se trata de una casa de dimensiones importantes que imita, con un moderado sentido del gusto, una suerte de petit château. La parte central de la construcción está compuesta por un espacio cúbico dividido en dos plantas; los vértices de este cuerpo están flanqueados por cuatro torreones sin almenas. A sus lados dos cocheras extienden sendos techos. Los materiales empleados simulan antiguas piedras, sin embargo su emplazamiento en el conjunto no puede remontarse más allá de los años 1980s. Un gran y cuidado parque circundante señala los límites del extenso terreno, sobre el que se esparcen sin orden cuatro autos de prolijo diseño y alto costo. Al girar, se aprecia enfrente de la casona un paredón que circunda un baldío, en la pared blanca se extiende un graffiti que reza “Gloria a los héroes de Trelew. FF. AA. Asesina”, completan el conjunto una estrella roja y, distribuida sobre sus tres vértices superiores, la sigla “T. M. R.” 17 El efecto de contrastes se multiplica y cobra una nueva potencia. Las historias se tejen con hiladas superpuestas. Los polos del mundo parecen contemplarse en silencio durante un momento, apenas veinte metros los separan. Los signos se desperdigan por doquier, aguardando ser exhumados de los muros, revivir a través de su lectura. Más adelante, las veredas, matizadas por el césped, son resguardadas por construcciones modestas. A los lados se ciñen pequeñas y pintorescas casas que pudieron 16 17

Corriente Clasista y Combativa. Este graffiti hace alusión a un hecho político de importancia en la historia del Terrorismo de Estado y las organizaciones armadas de los años 1970s.

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albergar a lo sumo una o dos familias. Su antigüedad, merced al estilo, el jardín que prolonga los verdes de las sendas hacia el interior, el diseño de las rejas, varía en un espectro que abarca desde principios del siglo XX y se extingue alrededor de los años 1920s-1930s.18 Algunas, más antiguas, han sido víctimas del desgaste natural y la más perfecta desidia. Estas estructuras informan sobre sus habitantes. Casas similares en barrios periféricos fueron ocupadas en los años 1910-1920 mayoritariamente por empleados que podían pagarlas a través de mensualidades.19 En medio de estas prolijas construcciones, sin techos ni ventanas una estructura ennegrecida ofrece generosa sus paredes horadadas por la humedad. Una puerta y dos rejas oxidadas defienden un terreno pleno de altas gramillas. El estado general de la construcción es lamentable. Algunos detalles como la puerta y las rejas brindan signos sobre su antigüedad que se remonta quizá a unos setenta años. Probablemente, esta forma inconclusa sea un proyecto truncado o una demolición ocasionada por la reversión de condiciones económicas favorables, por los usos del espacio barrial y las calidades sociales de sus habitantes, e incluso por la falta de un servicio de transporte adecuado. Este frente, levantado como una escenografía decadente, no acierta a dar respuestas acabadas. Sin embargo, esta figura se perpetua como una nota arquitectónica cuya aquiescencia es la disonancia. A escasos metros en dirección al Este, dos edificaciones imponentes flanquean la calzada de la Av. Arijón. Importantes y duplicadas casonas se erigen sobre las proximidades de una esquina. Se trata de la vieja Villa Fausta, la residencia veraniega familiar de Manuel Arijón. Su nombre, que se reitera en el curso de una antigua avenida, pertenece a doña Fausta Coll de Arijón. Esta mansión se encuentra rodeada por un extenso parque, su estilo es clásicamente italianizante, dos galerías avanzan sobre el contorno. Se trata de una vivienda de una sola planta, ceñida por una terraza con decoraciones que se proyectan en alto, descubriendo algunas formas metálicas. Las puertas y ventanas son considerablemente amplias, sendos techos descoloridos componen el porche y su prolongación en la galería lateral. Pilotes de madera sostienen esta estructura que tiene por única decoración algunas tejas. El estado general de conservación de esta vivienda no es óptimo. Un mástil, ubicado en el predio que se extiende tras la entrada, señala el carácter oficial de esos muros.

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Datar estas construcciones prologadas por pequeños jardines resulta una operación sencilla, si se coloca este indicio en relación las teorías higienistas sobre el cubaje, la circulación de aire, el isolamiento y los porcentajes de superficie cubierta y libre de viviendas que se transformaban en un ámbito higiénico. Al respecto son ilustrativas las impresiones del Intendente Dr. Manuel E. Pignetto. ET HCD (Expedientes Terminados del Honorable Concejo Deliberantes), Noviembre de 1926, fs. 96-101. Puede corroborarse también esta presunción a través de un emprendimiento público de vivienda popular que poseía la misma fisonomía externa y estaba destinado a sectores de ingreso similar, ver: ROLDÁN, Diego, MARTÍNEZ, Ignacio, y ROVIRA, Leticia “Límites para la modernización de una trama urbana. La vivienda del Trabajador, Rosario (Argentina), 1920-1926”, en Anuario de Espacios Urbanos. Espacio, Historia, Diseño, UAM-Azcapotzalco, México, 2002.

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Los usos de este edificio han sido muy variados. Tras sus primeras décadas, de empleo como vivienda familiar de descanso estival, fue vendida por los sucesores de Fausta Coll en 1914 a la familia Cassarino, quienes a su vez la donaron al Estado provincial en 1930. Desde entonces se ha transformado en edificio comodín para las inescrutables intenciones de los sucesivos gobiernos provinciales. Siguiendo estos extraviados designios, ha cumplido funciones de Escuela de Cadetes de la Policía, Cuartel de Bomberos Zapadores, sede de la entidad benéfica CEPROME, Penitenciaría Provincial y actualmente, desde 1996, se la conoce como La Casa de la Cultura Arijón, que oficia de museo y centro cultural barrial. Esta construcción, pese a no encontrarse en las mejores condiciones de conservación, es la única que sigue en pie del conjunto de seis casas que Arijón mandó a construir en 1887-88, para solaz y descanso de las familias acomodadas de Rosario. Estas residencias contaban con escasa variedad de formas. Por las fotografías conservadas, se destacan algunos patrones estándares: la decoración era mínima y los perfiles mesurados y simétricos.20 Villa Regina se encuentra frente a la antigua casa de los Airjón. Su estilo es mucho más elaborado; pese a sus dos plantas, también reconoce las marcas distintivas de la sobriedad que caracterizaba a las casas de campo. La ornamentación se reúne sobre sus paredes. La complejidad de los techos orlados con tejas rojas delata un cierto afrancesamiento. El parque es exuberante, la vegetación variada, algunos tipos de palmeras, dos cipreses, y multiplicidad de coníferas resguardan sus muros del sol y de los ojos indiscretos. Sobre la entrada, una pequeña fuente, delicado detalle, se yergue a uno de los lados. Los cuidados techos, con sus formas agudas proyectadas hacia el cielo, esperarán sin éxito las nieves invernales para las que han sido diseñados. En estas latitudes sólo procurarán consolarse con la caída de la lluvia y el deslizamiento de los rayos solares. Los actuales habitantes muestran un peculiar cuidado por su seguridad personal que se materializa en complejas series de rejas que se superponen frente a las entradas. En este conjunto se patentiza, una vez más, que el objeto de la distinción social no logra sintetizar belleza y utilidad. Forma y función permanecen en conflicto y divorciadas en esta arquitectura. La élite rosarina en los albores del siglo, desprovista de todo abolengo, se veía compelida a la imitación. La búsqueda de elementos idóneos para fundar una tradición ausente tropezaba no pocas veces con elementos artificiosos, en un incesante e insensato tráfico de símbolos y formas. El Este sigue exponiendo, cual pródigo anfitrión, los vestigios de su juventud. La edificación se torna más baja, particularmente con dirección al Sur y lentamente comienzan a emerger con galas de rojo terroso y apagado las barrancas del arroyo Saladillo. Este escenario resulta muy atractivo en las puestas de sol, cuando el ocaso

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Para una visión global de los las primeras construcciones de Barrio Saladillo, resulta sumamente esclarecedora la colección fotográfica reunida en: Álbum. Sociedad Anónima “El Saladillo”, Barrio Saladillo, Talleres Gráficos Woelfing, 1905.

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presta aún mayor belleza a esta tierra que se presenta insurgente frente a la urbanización, pertinaz defensora de su probable virginidad. El arroyo contaba hasta hace algunas décadas con un brazo que se extendía hacia el Norte, del cual hoy sólo queda un curso imaginario. El Estado municipal ha “inmortalizado” este corredor con una rústica vía de cemento acordonada por luces. El testigo más fidedigno de aquel curso de agua es la baranda del viejo puente que se emplazaba sobre el arroyo. Esta pasarela proyecta a medias su armazón de hierro y hormigón hasta nosotros. Hoy es un mero barandal que protege un lecho seco, sobre el que crece en libertad la hierba. Además de prestar las funciones consabidas de un paso sobre las aguas, en su hora ofició como frontera espacial que diferenciaba las calidades sociales de los habitantes del barrio. Prueba de esta afirmación son las construcciones que flanquean el tramo subsiguiente de la avenida Arijón con rumbo al Este. Allí las casas son bajas, los materiales tienen mucho que envidiar a las villas de las familias acomodadas y a las casas menos suntuosas que se levantan al otro lado del puente. El mundo barrial estaba segregado en un espacio relativamente breve,21 por un curso de agua que distinguía a un lado y otro las calidades sociales de la población. Estas viviendas, con una factura desprendida de toda pretensión, testimonian el carácter más popular de las gentes que las habitaron. Se elevan como formas de habitación, que lejos de los refugios estacionales de la élite, revisten un carácter permanente en su patrón de ocupación. Sus materiales de orígenes dudosos y mantenimiento pésimo prestan los primeros trazos que delinean la silueta del barrio popular. Seguir la trayectoria del extinto brazo Norte del arroyo, conduce a la segunda calle de referencia en este escenario de la primera urbanización de Saladillo: la vieja Avenida del Rosario, llamada desde 1929 Manuel Lucero.22 A la vera de este camino, Manuel Arijón instaló los Baños “El Saladillo”, cuyas aguas presuntamente poseían propiedades curativas e higiénicas. La gran pileta y los baños individuales albergaron el esparcimiento y la sociabilidad de la élite urbana, durante los primeros años del siglo XX y se tornaron hacia fines de la década de 1930 en un espacio de uso popular. De ese mundo sólo queda un paredón marchito y algunas escaleras truncas, el resto ha sido engullido por obra del tiempo y de los hombres. Los primeros tramos de la vieja Av. del Rosario, en el perímetro de Saladillo, están dominados por la plaza O’Higgins. Espacio verde singular que se desdobla en dos manzanas, una está vigilada por los frentes de la Iglesia de la Merced, cuya construcción se inició en 1912, y la otra por la Escuela Aristóbulo del Valle, con antecedentes fundacionales en el año 1907. Esta plaza reproduce el antiguo modelo de plaza central que troquela y otorga sentido al espacio circundante, y a cuyo derredor se emplazan los centros del poder cívico y religioso. A escala, y con un éxito a todas 21

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Se trata de las tres cuadras que se extienden sobre Av. Arijón desde Ayacucho hasta el antiguo Brazo Norte del Arroyo Saladillo. La parte más lucida de la Primera Sección del Barrio Saladillo. Ordenanza núm. 46 de 1929. DS HCD 12/06/1930, pp. 449-451.

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luces menor, la antigua plaza Colón, hoy O’Higgins, pretendió cumplir la función de la Plaza 25 de Mayo en la zona céntrica, casi seis kilómetros al Norte. Remontar la Av. Lucero en dirección al río traslada la observación a otro sector del barrio. Allí han impreso sus huellas grupos sociales menos distinguidos y más inestables. Los sectores que habitaron esta zona fueron inmigrantes y luego migrantes internos, cuyo ascenso social distó mucho de ser firme y estar garantizado. Se trata de un territorio colonizado por pequeñas casas y por humildes negocios. En esta geografía baja y típicamente suburbana, descuella un viejo y enorme caserón de dos plantas. Su poderosa y monolítica estructura cuenta con un ático y numerosas ventanas alargadas, rematadas por altos techos construidos en chapa. Más al Norte se levanta otra vivienda de características similares, aunque resuelta en formas más estilizadas y complejas. Seguramente, símbolo de distinción de sus habitantes y de su función. Estos edificios dislocados del contexto, señalan con su inconfundible estilo la vecindad del ferrocarril y del frigorífico. Las pretéritas casas de la administración y la residencia de algunos funcionarios. Un paso a nivel nos exonera de toda duda, se trata del ferrocarril de capitales franceses con rumbo a Puerto General Belgrano que fue tendido en 1910.23 La geografía actual de sus inmediaciones ofrece la dramática postal de las miserias contenidas en los asentimientos precarios que se levantan hoy a la orilla del camino de hierro. En esas construcciones ruinosas predominan, como antaño, la chapa y la madera. Sus emplazamientos irregulares parecen amontonarse descuidadamente en hiladas que reproducen el frente de una calle recorrida por lentas y ensordecedoras máquinas metálicas, a cuyo paso los niños obsequian trozos de piedra. En medio de estas viviendas miserables, donde la gente se ve empujada al hacinamiento y a la pobreza, la edificación resulta amorfa, carente de líneas claras y en constante proceso de transformación. Sus habitantes, que transitan diariamente los recovecos de este pequeño y paupérrimo laberinto inserto en el barrio, que se reproduce en sus zonas de urbanización más reciente, conceden al observador otra tregua. Un nuevo punto de inflexión, donde se percibe la imposibilidad de hollar los arcanos contenidos, no ya en las estructuras materiales antiguas, sino en la mirada esquiva y taciturna que condensa la historia de aquellos hombres que deben dormir bajo las chapas. Paulatinamente, el trazado de las calles se muestra más irregular, las fondas, los puestos de frutas y de pescadores irrumpen sobre las aceras. El bullicio se multiplica, los automóviles pasan con más prisa y el sonido se quiebra en fragmentos de cotidianeidad. El olor del río comienza a capturar la atmósfera. La chimenea abando23

Cabe destacar que Rosario fue una ciudad que atrajo particularmente la concurrencia de los capitales franceses, instalados fundamentalmente en vías férreas, talleres y la bella estación Rosario Oeste, así como en la Sociedad Hersent et Fils y Schneider et Cia. que explotó el puerto de Rosario de 1902 a 1942. Cfr. SCOBIE, James Buenos Aires del Centro a los Barrios 1870-1910, cit.; BOURDE, Guy Buenos Aires, inmigración y urbanización; ÁLVAREZ, Juan Hisotria de Rosario (1689-1939), UNREdtira/Municipalidad de Rosario, Rosario, 1998.

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nada del Frigorífico Swift dibuja su silueta apoyada en un edificio clásicamente anglosajón. Atrás han quedado el Sindicato de la Carne, su sede actual de superficie mediana con varios pisos y la estructura de hormigón de su centro de salud, truncada por los cambios políticos que trajo 1955.24 Entre ambos, en el cruce de varias arterias, se levanta el monumento de cuerpo entero de Eva Perón. Su brazo derecho en alto parece avanzar en sus líneas de concepción escultórica y significado hacia un futuro de lucha, coronado por la victoria y la gloria, su espalda arqueada insinúa el despliegue de unas alas invisibles, pero inscriptas en la gestualidad de la escultura.25 La más antigua de las placas que se congregan a sus pies tiene por símbolo excluyente un libro. Es la representación en bronce de la ‘obra literaria’ de Eva Perón: La Razón de Mi Vida. La sentida dedicatoria reza: “En tu libro están escritas las verdades eternas de tu alma. Los compañeros de las cámaras frías eternamente agradecidos. 1953.” Esta placa conmemora la muerte de Evita, su “paso a la inmortalidad” y el infinito agradecimiento de sus hijos, los brazos de la carne. Hombres y mujeres que habitaron las frías cavidades del frigorífico Swift, desde su instalación en 1924 hasta promediar el siglo. Ellos/as encontraron en el peronismo una expresión de su vindicación en el orden social. La creciente y notable politización de los reclamos por mejores condiciones de vida y de trabajo, prestaron a Saladillo los ingredientes necesarios para imaginarlo como un espacio urbano con una cultura política peronista. El Justicialismo, en tanto movimiento fundacional que canalizó las insatisfacciones de una Argentina masiva y popular, tuvo y quizás tiene por característica avasallar la historia precedente. Reemplazar las experiencias vividas por relatos oficiales, rotular algunas de las formas a través de las cuales se percibe el pasado y construir imágenes rígidas y mitológicas del mismo ha sido un oficio en el cual el peronismo mostró una admirable pericia.26 Así, en los imaginarios urbanos configurados alrededor de las identidades barriales y en el sentido común de la percepción territorial identitaria, las regiones del 24

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En 1955 fue derrocado, tras golpe de estado, el segundo gobierno de Juan Domingo Perón. El impacto de los acontecimientos que se sucedieron luego dejaron hondas huellas en la historia argentina. El peronismo fue proscrito, quedando excluido de la contienda electoral. El sindicalismo asociado al partido tuvo que negociar bajo nuevos parámetros ocultando y dejando de lado sus simpatías o ingresando en la clandestinidad de la resistencia. Un busto de Eva Perón fue colocado allí tras su muerte acaecida en 1953. La estatua, según los vecinos, en 1955 sufrió un atentado -le habrían puesto una bomba- y la esposa de un sindicalista llamada Leonor la protegió en su casa del accionar gorila (antiperonista). En 1998 se colocó la actual escultura en bronce de cuerpo entero, realizada por Francisco Pelló. Sobre la superposición de registros de memoria resultan sumamente sugerentes las aproximaciones de JAMES, Daniel “17 y 18 de octubre de 1945: el peronismo, la protesta de masas y la clase obrera argentina”, en Desarrollo Económico, v. 27, oct-dic, 1987; JAMES, Daniel “Historias contadas en los márgenes. La vida de Doña María: historia oral y problemática de géneros”, en Entrepasados, año II, núm. 3, 1992; JAMES, Daniel Doña María. Historia de Vida, Memoria e Identidad Política, Manantial, Buenos Aires, 2004.

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Sur de Rosario son todavía concebidas como un universo que siempre fue jurisdicción política peronista. El trayecto de Av. Lucero, concluye sobre un viejo puente de hierro y hormigón, que recuerda las estructuras del ferrocarril. Este pasaje se despliega en las proximidades de la desembocadura del Arroyo Saladillo en el Río Paraná. De un lado observamos el viejo y desvencijado embarcadero que Manuel Arijón bautizó como Puerto Plaza y que sirvió a sus intereses exportadores de alfalfa. Una multitud de lanchas se agolpa en ambas orillas. De entre las aguas asoma parte de una vieja embarcación a medio hundir. Su mástil se proyecta inútilmente hacia el cielo, en un intento por rivalizar con la alta chimenea del frigorífico norteamericano que se eleva en la otra margen del arroyo. Las aguas se ensanchan por algunos cientos de metros para perderse en el Paraná, en comunión de sabores y sombras. El viejo frigorífico se mantiene hermético, mudo ante la vista del observador. Sólo deja ver de costado la estructura de varios cuerpos de hormigón dividida en tres plantas, pobladas por un abigarrado conjunto de ventanas y coronada por sendos tanques de agua. Sola y triunfal, la alta torre, que otrora despidiera un humo maloliente, parece encaminar la quilla de esa inmensa nave repleta de carne que avanza soñolienta de espaldas al bullicio de la ribera. Su proa queda oculta y sólo podemos imaginarla extendiéndose a orillas del río, aguardando paciente el arribo de barcos mercantes y de carga, sobre la jurisdicción de la inmediata Villa Gobernador Gálvez. Atravesar el tejido enmarañado de calles, plazas, edificios caducos y rostros ausentes, por uno de entre tantos recorridos posibles, permite visualizar los perfiles de un conglomerado urbano periférico, cuyos habitantes no cesan de reclamar para sí una identidad específica. Una configuración de sentido que no encuentra en el presente su eje vertebrador y que deambula entre las marcas del pasado, las vidas de los mayores, las viejas mansiones remozadas, las fábricas vacías, las chimeneas obstruidas y los monumentos políticos que recuerdan a los muertos de un tiempo que no volverá. La identidad siempre es una búsqueda, pero en este caso parece hallarse reconfigurada sobre un paisaje entrañable, una sociabilidad barrial y un transcurrir cotidiano por los caminos de nostalgias similares y esperanzas evanescentes. Muchos de los hijos de este barrio se han marchado, pero ninguno puede regresar a sus calles sin sentir que recorre una porción de su propia existencia. “La ciudad emocional está muchas veces más cercana a la realidad —a la esencia de lo urbano— que la representación y el ordenamiento urbanísticos racionales impuestos por funcionarios estatales.”27

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SHIELDS, Rob “A Guide to Urban Representation and What to Do About it: Alternative Traditions of Urban Theory”, en KING, Anthony D. (ed.) Re-Presenting the City: Ethnicity, Capital and Culture in the 21st-Century Metropolis, Macmillan, London, 1996, pp. 242-243. Citado en ALMANDOZ, Arturo “Notas sobre la historia cultural urbana. Una perspectiva latinoamericana”, URL: http:// www.etsav.upc.es/urbpersp, p. 32. [Perspectivas urbanas/Urban Perspectives, núm. 1, pp. 29-39.]

CAPÍTULO V

LA RUTA DE LA CARNE Y LA RECONFIGURACIÓN DEL ESPACIO INSTALACIÓN DEL FRIGORÍFICO SWIFT Y DEL NUEVO MATADERO MUNICIPAL

“A izquierda y a derecha del automóvil, la ciudad se desintegraba; crecía el firmamento y ya importaban poco las casas y mucho un horno de ladrillos o un álamo [...] Al sur de la ciudad de mi cuento fluye un ciego riachuelo de aguas barrosas, infamado de curtiembres y de basuras. Del otro lado hay un suburbio fabril donde, al amparo de un caudillo barcelonés, medran los pistoleros.” Jorge Luis Borges496

E

ste capítulo pretende avanzar sobre un problema que ha estado presente desde las primeras páginas: la reconfiguración del faubourg de élite en un barrio popular, y mayoritariamente obrero. El pasaje del ocio a la fábrica. Frente a esta yuxtaposición de imágenes, propuesta por los propios agentes, una pregunta se impone: por medio de qué mecanismos fue posible una transformación tan substancial y radical del perfil social del espacio urbano de Saladillo. Además, debe destacarse que el proceso fue llamativamente breve. En el plazo de una década la nueva configuración emergía claramente ante la mirada, más o menos sorprendida, de los contemporáneos. “De todos los barrios de Rosario el Roque Saenz Peña, antiguo Saladillo es el que desde el comienzo de su existencia hasta ahora ha evolucionado a través de dos aspectos totalmente distintos. Nacido como apacible alejamiento veraniego, barrio de quintas umbrías y de chalets, el progreso lo industrializó y el frigorífico y 496

BORGES, Jorge Luis “La muerte y la brújula”, en Ficciones, Alianza, Madrid, 1998.

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el reciente Matadero Modelo congregaron una población obrera que levantó sus viviendas humildes y confirió al barrio su nuevo aspecto “497 Como se señala en la nota, el proceso de reconstrucción del espacio barrial reconoce dos hitos de magnitud: la instalación de la planta del Frigorífico Swift (1924), en la jurisdicción de la Comisión de Fomento de Villa Gobernador Gálvez, y de los Nuevos Mataderos, Mercado de Haciendas y Frigorífico Municipales, sobre el vértice Noreste de la traza de Saladillo (1932). Estos dos hechos, sin duda de enorme relevancia, hablan de un proceso casi cerrado y nada atestiguan de las configuraciones que hicieron posible la instalación de estos establecimientos en un ámbito que, hasta hacía muy poco, había sido el territorio del deseo de la élite. Los apartados que siguen dibujan un recorrido sinuoso e intrincado que se inicia en el último cuarto del siglo XIX y concluye antes de alcanzar la primera mitad del siglo XX. El itinerario pretende ajustarse a las alternativas que se dieron cita alrededor de los Mataderos, el Mercado de Haciendas y la instalación de plantas frigoríficas. Son exhumados los pasados posibles que quedaron truncos, la redistribución e inestabilidad de los juegos de fuerzas que permitieron alternativamente y en conjunto la transformación del barrio veraniego de la élite en el barrio obrero meridional de Rosario. El lugar homogéneo y unánime en el que se faenaba la carne. La imaginación rendida frente al cálculo Dilemas en la construcción y en la localización de los Nuevos Mataderos y del Mercado de Haciendas a- La ciudad contra los mataderos “Por lo tocante a los demás animales, debo decirte que nunca se ven aquí rebaños de bueyes y carneros, como los que entorpecen y deshonran las calles de Londres, causando en ellas mil accidentes, difundiendo la inquietud, y a veces el terror y la muerte, al mismo tiempo que habitúan al pueblo a ideas de sangre; porque aquí los mataderos y carnicerías están fuera, sin que las bestias penetren jamás en la ciudad, sin que se vea en ella nunca sangre, cadáveres de animales, y hasta evitan que un considerable número de carniceros se habitúen

497

“El trabajo lo renovó al industrializarlo al viejo barrio Saladillo”, La Capital 22/12/1932, p. 6.

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a ver sin horror carnicerías humanas a fuerza de empapar sus cuchillos y sus manos en la sangre de otras víctimas.” Etienne Cabet498 Desde Tomás Moro, las plumas que ponían en movimiento la imaginación utópica amalgamaron con firmeza el ensueño y el deseo.499 Algunos siglos después, las utopías socialistas, como Viaje a Nueva Icaria de Cabet, siguiendo el antiguo paradigma, han reflexionado sobre las ciudades en tanto espacio para sentar sus pareceres respecto a la distribución de actividades y el sostenimiento de relaciones con el campo.500 En líneas generales, estas narraciones se afanan por describir, con lujo de detalles, cómo debían ordenarse los agrupamientos urbanos. Para Cabet y otros, la ciudad era un producto de la inhumanidad capitalista y por ende debía ser humanizada desde una perspectiva socialista. En la Argentina, no faltaron ejemplos que ensayaran, en ocasiones con una orientación política semejante a la de Cabet, la construcción utópica de calles invisibles y ciudades imaginarias.501 Amén de las largas páginas destinadas a describir las características de la ciudad, en ciertos pasajes de Viaje a Nueva Icaria se aprecia la necesidad de disminuir el grado de exhibición de la matanza de animales. Es sabido que las utopías no hacen sino exponer, en el plano proyectivo, las necesidades y los anhelos del presente.502 Esta preocupación de Cabet había sido tomada de las normativas que el régimen napoleónico dispuso a principios del siglo XIX. La matanza de reses en la vía pública fue prohibida a partir de 1809, un año después Napoleón Bonaparte inauguró, en las afueras de París, el primer matadero de la que sería la capital del siglo XIX. Los mataderos fueron ideados como lugares retirados, sitios donde la matanza pudiera ser

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CABET, Etiennne Viaje a nueva Icaria, Orbis, Barcelona, 1986, v. 1, p. 43. MORO, Tomás Utopía, CEAL, Buenos Aires, 1989. Para una evolución del relato utópico alrededor de la ciudades ver el largo estudio introductorio que prologa a QUIROULE, Pierre La ciudad Anarquista Americana, Ediciones Tuero, Madrid, 1991. SIOEN, Aquiles Buenos Aires en el año 2080. Una historia verosímil, Buenos Aires, 1879; WEIMBERG, Felix Dos utopías argentinas de principios de siglo, Hyspamérica, Buenos Aires, 1986. El libro está dedicado a QUIROULE, Pierre La ciudad anarquista americana, La Protesta, Buenos Aires, 1914, y a DITTRICH, Julio O. Buenos Aires en el 1950 bajo el régimen socialista, Buenos Aires, 1908. También desde un paradigma higienista: CONI, Emilio “La ciudad argentina ideal o del porvenir”, en La Semana Médica, núms. 3-4, 1919. En la ciudad de Rosario también se planteó en términos más proyectvios una formulación utópica en dos ocasiones, aunque el paradigma de enunciación estaba sensiblemente alejado del socialismo: LO VALVO, José La Ciudad Nueva…, cit.; LO VALVO, José Urbanismo…, cit.; LO VALVO, José Planificación y Urbanismo, Santa Fe, UNL, 1949, en este último texto se proyectaba la construcción de dos ciudades nuevas y utópicas, sus nombres: “Evonia” y “Peronia”. BACZKO, Bronislaw Los Imaginarios Sociales. Memorias colectivas y esperanzas, Nueva Visión, Buenos Aires, 1991.

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encubierta, vedada a los ojos de la sociedad. Este primer proceso de ocultamiento de la muerte y del faenamiento, mediante la segregación espacial, fue complementado hacia fines del siglo XIX, cuando la racionalización de la violencia y de la muerte ingresó, ataviada con indumentarias higiénicas, a los mataderos. Las ideas higienistas apuntalaron el desplazamiento de los corrales hacia los suburbios, a fin de no contaminar el ambiente habitado. Semejantes planteos fueron completados por la tendencia centralizadora del nuevo poder político que prescribía la concentración de las actividades de venta, preparación, muerte y descuartizado en un solo edificio.503 La matanza perdía, entonces, su aura tanto de sacrificio ritual como de uso corriente. Del mismo modo, el matadero se constituía en un síntoma palpable de la aversión dispensada por la sociedad capitalista hacia las practicas violentas que involucraban el derramamiento de sangre.504 En este marco, los mataderos modernos se configuraron como un dispositivo arquitectónico higiénico, racional y civilizado. El matadero de Villete, construido a instancias de Haussmann, e inaugurado en 1867, al mismo tiempo que el de la ciudad estadounidense de Chicago, fueron los primeros ejemplos de matanza racionalizada de animales. Forma de aniquilamiento industrializado, con pasos y procedimientos estrictamente ajustados y dictaminados por la técnica, el anonimato, la higiene y la invisibilidad.505 La estructura geométrica de los mataderos, formulaba una racionalización algebraica y una estricta funcionalidad del espacio cerrado, a la vez segmentado y conectado, en procura de una mayor eficacia en el proceso de faenado.506 En Argentina, la modernización de los mataderos se topó con ciertas rémoras del pasado. La racionalización impuesta en Europa debió enfrentar la competencia de las técnicas criollas para la matanza, que contaban, al otro lado del océano, con una 503

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Es notable que con anterioridad a estos presupuestos los mataderos eran numerosos y se ubicaban en cualquier parte de la ciudad. “...en todo tiempo el trabajo de los expendios y tiendas se desbordaba hacia la vía pública; cuando hacía falta, la calle proporcionaba al tablajero una cómoda ampliación y, a la vez, un canal de desagüe. Así es que desde siempre, la calle era un lugar donde se veía degollar al ganado” AGULHON, Maurice “La sangre de las bestias...”, cit., p. 218. Como se ha comprobado en el tratamiento del tiro a la paloma, este horizonte cultural que excluía la visibilidad de la violencia ha debido afrontar no pocas resistencias sociales para su difusión. Alain Corbin analiza este momento como el pasaje de las “matanzas dionisíacas” a las “matanzas pasteurizadas” características del siglo XIX. Cfr. CORBIN, Alain Le village des cannibales, Aubier, París, 1990. Se trataba, en última instancia, de fingir que la matanza no existía. De hacer abstracto (olvidable) lo que en su materialidad descompone la visión civilizada. Cfr. VIALLES, Noéli Le sang et la chair. Les abattoirs des pays de Adour, Editions de la Maison de Sciences de l’Homme, París, 1987. La disociación visual en etapas del proceso de faenamiento, la temprana aplicación del taylorismo en las industrias cárnicas, tanto en el sacrificio y el procesamiento de reses, y el ocultamiento social de los mataderos hacen de estos recintos lugares racionales de administración y tecnificación de la muerte. PICK, Daniel War machine. The Rationalisation of Slaughter in the Modern Age, Yale University Press, New Haven & London, 1993. Citado en ANDREASSI, Alejandro Arbeit Macht Frei. El trabajo y su organización en el Fascismo (Alemania e Italia), Ed. El Viejo Topo, Madrid, 2004, p.72.

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holgada tradición y una elevada reputación. Sin embargo, la algarabía festiva del matadero federal, magistralmente descrito por Echeverría, dejaría paso a una sensibilidad notablemente más civilizada. El espectáculo de la matanza “animado y pintoresco”, se tornaba lentamente una exhibición “horrible”, “fea”, “inmunda” y “deforme”. En las dos imágenes que siguen, de calidades literarias visiblemente desbalanceadas, se describe a través de síntomas este proceso de reconfiguración de la sensibilidad provista, en términos elisianos, por el proceso de civilización y relativa racionalización de la matanza.507 “Siguió la matanza, y en un cuarto de hora cuarenta y nueve novillos se hallaban tendidos en la plaza del matadero, desollados unos, los otros por desollar. El espectáculo que ofrecía entonces era animado y pintoresco, aunque reunía todo lo horriblemente feo, inmundo y deforme de una pequeña clase proletaria peculiar del Río de la Plata.” 508 “La matanza es una cosa atroz. Un hachazo en pleno mate del herbívoro, desborde de sangre espumosa, espesa, se diría en estado de ebullición ¡Aquello humea! y después... el degüello. Todo consumado con premeditación y ensañamiento. Es cosa como para reírse de la corrida de toros.” 509 Los mataderos consiguieron, hacia fines del siglo XIX, al menos en el caso de Rosario, concentrar relativamente la actividad de la matanza en la ciudad y emplazarse lejos del núcleo poblado, procurando ocultar la muerte de los bovinos, y amparar al ambiente “digno” de los bulevares de toda contaminación. Varios trabajos han señalado que la implantación de los Mataderos se realizó en un área suburbana: el barrio Tablada, Calzada o Mataderos, según la nomenclatura utilizada.510 En este territorio meridional, Manuel Calzada poseía una importante extensión de tierras que alternativamente vendió y donó para una serie de emprendimientos. Aquellos solares fueron el escenario propicio para los planes del gobierno local. La zona fue destinada por la administración municipal, primero, a la instalación y el funcionamiento de las “industrias insalubres”,511 y, luego, a la concentración de población marginal de toda especie

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ELIAS, Norbert El proceso de civilización..., cit. ECHEVERRÍA, Esteban El matadero, Plus Ultra, Buenos Aires, 1977, p. 17. [1° ed. 1838] Gestos y Muecas, año II, núm. 46, 07/12/1913. GERGOLET, Silvia Aquel ... ‘sucedió en Tablada’..., cit.; MALLA, Jorge El barrio tablada..., cit.; BRIENZA, Lucía; SIMONASSI, Silvia, DONADILLE, Graciela “Territorio y temporalidad...”, cit. En 1873 se pone en funcionamiento la primera ordenanza que establecía no sólo los límites y las jurisdicciones del municipio sino que agregaba los radios donde era posible establecer las llamadas industrias insalubres. Cfr. Digestos y Ordenanzas de la Municipalidad de Rosario de Santa Fe 18601889, s/d.

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en instituciones de encierro.512 Ambos procesos recubrieron a Tablada de un perfil definido y peculiar. Estos dos proyectos fueron completados por las iniciativas derivadas de la construcción de Hospitales, en el barrio homónimo, ubicado con mayor proximidad del centro de la ciudad, en la inmediata continuación noroeste de Calzada.513 El 9 de marzo de 1875, el Concejo Ejecutor recibió la autorización para invertir una suma “aceptable” en la compra de los terrenos para el emplazamiento del Matadero Municipal.514 Las estructuras del edificio debían levantarse en una superficie ubicada al Sur de la ciudad, sobre las barrancas del Paraná y a una distancia no menor a las treinta cuadras del núcleo urbano.515 La primera parte de la disposición coincidía con las ideas que el Municipio se formaba respecto a los usos del Sur y en acuerdo a la prospectiva del futuro crecimiento de la urbe. Esta zona de la ciudad se configuraba, a los ojos de los agentes del gobierno, en el continente de las industrias insalubres, que respondía, como es obvio, a cuestiones higiénicas, civilizatorias y urbanizadoras.516 Además, de manera implícita, la lejanía aludía a posibles precauciones de la élite con respecto al tipo de población que la producción y comercialización de la carne solían atraer. La tradición estigmatizaba a los oficios manuales, y aún más ruines resultaban los trabajos que implicaban un contacto fluido con substancias tan indignas como la sangre animal.517 Por otra parte, desde El Matadero de Echeverría, estos sitios fueron vinculados con costumbres bárbaras y actitudes políticas poco proclives al liberalismo. Estas construcciones culturales, sin duda, operaron, junto a las visiones higienistas, en el momento de decidir el alejamiento de los mataderos de la ciudad. No obstante, la ordenanza remarca la necesidad de la proximidad de los establecimientos respecto a las costas del Paraná. La posibilidad de embarcar ganado estaba

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Asilo de Mendigos y Dementes, Asilo “El Buen Pastor” y Asilo “San Vicente de Paul” se congregaron en sus alrededores entre 1889 y 1899. Este ciclo se inicia a principios del siglo XX con la fundación del Hospital Italiano, luego continúa en los años 1910s. con la creación del hospital Español y se completa con la inauguración de la Clínica del Trabajo en 1926. Digestos y Ordenanzas Municipalidad de Rosario, 1889, s/d Digesto Municipal de Rosario de Santa Fe, 1860-1889, s/d. Es notable que a lo largo de los últimos años del siglo XIX y primeros del siglo XX quienes detentaron la potestad de ordenar las estructuras urbanas de la ciudad no fueron los urbanistas sino los médicos. Cfr. RIGOTTI, Ana María “Dejad que el médico gobierne. Ciudad ideal para asegurar el porvenir”, en Cuadernos del CURDIUR, núm. 42, 1989. En la cultura judeocristiana la sangre es decididamente uno de los fluidos más despreciables que existen en el orden natural, un líquido con poderosas propiedades contaminantes. A punto tal que aquellos que tenían contacto con él no podían ser dignos de acercarse a lo sagrado, tal la prescripción que regía sobre las mujeres respecto a la eucaristía durante la menstruación, en los primeros siglos de la era cristiana. Cfr. BROWN, Peter El cuerpo y la sociedad..., cit. pp. 206-207.

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latente, debía contarse con una localización que atendiera a los contactos con las vías fluviales. Del mismo modo, el agua ha sido y es hoy día un elemento clave para este tipo de establecimiento. Era necesario contar con agua para llevar adelante el faenado y luego resultaba indispensable a la hora de desechar algunos residuos orgánicos propios de la actividad.518 Instalado a escasos doscientos metros del Matadero, el vaciadero de basuras era el sitio indicado para acopiar y, en algunos casos negociar, los desperdicios de las faenas. De modo que la ordenanza proyectaba un complejo destinado a minimizar los costos de transporte, mediante la reducción de las distancias, tanto se tratara de trasladar producción para la comercialización como expurgar las sobras que arrojaba la industria. De manera análoga, el diseño apuntaba a mantener un ambiente higiénico, retirado (invisible) y eficiente.519 La realización de las obras fue extremadamente veloz. Para 1876 el Matadero Municipal estaba funcionando.520 Semejante celeridad estuvo determinada por la apremiante necesidad del municipio de contar con un espacio para la faena de reses en la ciudad, y adjudicarse paulatinamente tareas de control sobre su jurisdicción en la producción de carne. En tal sentido se pusieron en movimiento la inspección de higiene y la inspección veterinaria,521 así como el cobro de tasas a las carnes que ingresaran al municipio faenadas, sin haber abonado el impuesto de matanza que regía en los Mataderos Municipales.522 Estas iniciativas muestran ensayos aún tímidos de un cier518

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VEALL, Frederick Estructura y funcionamiento de mataderos medianos en países en desarrollo, ONU para Agricultura y Alimentación, FAO, Roma, 1993. Las teorías clásicas de la geografía de la localización de las actividades económicas parecen cumplirse a la perfección en este dispositivo de la industria de la carne. MÉNDEZ, Ricardo “Organización espacial de las actividades económicas”, en Geografía económica. La lógica del capitalismo global, Ariel, Barcelona, 1998, pp. 255-319, en especial los comentarios a las teorías de la localización de WEBER, Alfred Sobre la localización industrial (1909) y CHRISTALLER, Walter Los lugares centrales del sur de Alemania (1933). Para una visión estructuralista de estas teorías ver: CASTELLS, Manuel Sociología del espacio industrial, Ed. Ayuso, Madrid, 1977. En 1875 se fija el plano para la construcción de los Mataderos. Recopilación de Digestos y Ordenanzas Municipalidad de Rosario 1889, s/d Hacia fines del siglo XIX se creó la oficina de Higiene (1887) que tenía bajo su tutela la inspección de los establecimientos insalubres. Digesto Municipal 1860-1889, s/d Ordenanza del Concejo Deliberante del 1°/4/1887. Estas normativas fueron completadas por otro ciclo de institucionalización de los controles higiénicos a partir de la fundación de la Asistencia Pública, la Oficina de Desinfección y luego la de Higiene Pública dependiente de la Administración Sanitaria tuvo bajo su vigilancia a los mataderos a partir de dependencias especializadas Laboratorio Bacteriológico, Oficina Químia, Inspección Veterinaria de Mataderos y Tambos. Digesto Municipal. Ordenanzas, decretos, acuerdos y reglamentos, contratos, etc. Municipalidad de Rosario (Provincia de Santa Fe, República Argentina) dictadas en el año 1913, Talleres de “La República”, Rosario, 1915, Ord. Nº 23 del 12 de agosto de 1913. En 1880, apareció la primera queja, firmada por el rematador de hacienda Erasmo Quintana, a raíz de la introducción de vacunos al Municipio de Rosario a través del ferrocarril. Se planteaba que estas reses no pagaban el impuesto del matadero y que además mermaban la cantidad de animales carneados en los Corrales de Abasto. Solicitaba al Concejo que dictara una ordenanza para prohibir la introducción de carnes sin mediar el pago de un canon. Este pedido fue considerado al año siguiente, cuando se

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to control de la producción, la circulación y los primeros atisbos de regulación impositiva con relación a la circulación de carne. En términos generales, el tránsito de tropas que ingresaban al matadero se realizaba a pie o por medio de los ferrocarriles. La circulación de haciendas por los caminos del Sur no fue objetada hasta el Centenario, puesto que no había población avecindada que sufriera las molestias del paso de ganado. Por lo tanto, entre 1876 y 1910, el ganado circuló libremente por aquellos parajes, accediendo al matadero para ser sacrificado. Efectuadas las tareas en el edificio de Bv. Segui y Berutti, los abastecedores se encargaban de distribuir el producido en las carnicerías de la ciudad, para lo cual, a partir de 1890, debieron contar con unos carros con cajuelas especiales, forradas en zinc y dotadas de ganchos colocados a una altura y con una resistencia proporcional al peso de la carga.523 Estos vehículos estaban sometidos a la inspección de sus condiciones higiénicas por parte de la Municipalidad. Pese a las previsiones de la Municipalidad el Matadero no lograba dar abasto a toda la ciudad. El problema de los transportes impedía trasladar la carne a largas distancias sin provocar el encarecimiento del producto. La inexistencia o el elevado costo de mecanismos de enfriado añadía una complicación considerable a la posibilidad de hacer llegar alimentos en buenas condiciones de conservación, aunque, seguramente, para la época este no era el problema mayor. De esta suerte, el Municipio se enfrentó al dilema que planteaba la incompatibilidad de dos criterios que había adoptado simultáneamente: la centralización de las actividades de matanza y el abastecimiento de la totalidad de la jurisdicción. Los medios técnicos para el abastecimiento no pudieron ser mejorados en el corto plazo y por lo tanto el ideal centralizador fue resquebrajado. El municipio, en 1886, autorizó la construcción de otro matadero de menores dimensiones y administrado por privados, al Oeste del Cementerio Municipal. Este edificio estaba destinado a surtir a las carnicerías distantes a más de una legua del Matadero Municipal.524 En un plazo relativamente breve, los Mataderos patrocinados por el municipio no sólo debieron enfrentar este problema. La velocidad y la coyuntura en que fueron realizadas las construcciones comportaron importantes cuotas de imprevisión. Las instalaciones quedaron obsoletas en menos de dos décadas, debido a su incapacidad para trabajar sobre un número cada vez más elevado de cabezas ingresado a corrales. Las dificultades que existían para imponer sobre aquellas estructuras métodos racionales, higiénicos y modernos de matanza y la amalgama insalubre que configuraba el Matadero en su proximidad al Vaciadero de Basuras dispararon proyectos de reforma.

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elaboró una ordenanza fijando un estipendio para la introducción de carne vacuna fresca, que extendía las mismas consideraciones vigentes para la introducción de carne de cerdo. ET HCD 1880, fs. 108109. Digestos y Ordenanzas de la Municipalidad de Rosario de Santa Fe 1860-1889, s/d. Anteriormente la carne era colocada sobre los carros sin mayores precauciones que las necesarias para acomodarla de modo tal que permitiera subir una buena pesada. Digesto Municipal de Rosario de Santa Fe, 1860-1889, s/d, 26/06/1886, p. 119.

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El sentido de estos diseños básicamente apuntaba a tres cuestiones: el planeamiento de obras de infraestructura tendientes a asegurar el suministro de agua permanente y abundante a las instalaciones, la ampliación de los mataderos para lograr una mayor capacidad instalada, que permitiera faenar un número superior de reses al día, y, algo más adelante, planteos alrededor de la inconveniencia de la proximidad del Matadero y el Vaciadero de Basuras. El primer problema, data de 1891, y generó un gran número de propuestas. Se intentaba, según los miembros del ente municipal, hallar un medio económico y seguro que proveyera agua al Matadero. Finalmente, el procedimiento escogido fue un rudimentario sistema de bombas y depósitos diseñado a los efectos de proporcionarla en abundancia y con escaso costo. Este componente se tornaba imprescindible para el normal desarrollo de las actividades del matadero, cada vez más amplias.525 El precario sistema suministró agua al Matadero hasta comienzos del siglo XX, cuando se extendió hacia el Sur la red de agua potable. Pero no sólo el agua resultaba insuficiente para las actividades de los mataderos, algo similar ocurría con su estructura edilicia. En 1894, el Ingeniero Ramón Araya, por entonces a cargo del Departamento de Obras Públicas, presentó a consideración del Concejo un plano donde constaba la estructura actual del matadero y las futuras ampliaciones que proyectaba, a fin de lograr mejorar su capacidad instalada.526 La estructura expuesta a dictamen del Concejo colocaba el acento en un diseño geométrico y compacto tendiente a modernizar, dentro de los límites que impone toda reforma, un croquis de planta anticuado, que merecía ser geométricamente racionalizado. El nuevo espacio permitiría, en teoría, erradicar al matarife criollo y sus reprochables conductas del seno del Matadero Municipal. Por otra parte, esta propuesta coincidió con un nuevo intento del poder político local por recentralizar las actividades vinculadas a la faena de carnes en el edificio de los Mataderos Municipales. En esta ocasión, resurgieron los deseos del Municipio por controlar un eficiente desempeño de higiene, centralizar y racionalizar las actividades de la matanza y de la exacción impositiva. Evidentemente, dadas las características y los recursos disponibles para la municipalidad en esa época, sus aspiraciones debieron aguardar al menos hasta las primeras décadas del siglo XX.527 El matadero 525

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24/09/1891 propuesta del señor Emilio Magaldi de construir un aparato orientado a suministrar agua en suficiente cantidad al matadero. Proyecto de la Comisión de Hacienda para construir un foso semisurgente y establecimiento de bombas y depósitos suficientes para el Matadero. ACD 1891, fs. 121-122. ET HCD enero-abril 1895. “Prohibiendo la matanza de reses fuera del matadero público. La matanza de animales fuera del matadero público de animales destinados al consumo, es contraria e inconveniente a los intereses económicos e higiénicos del municipio, pues ella se verifica cuando se realiza la inspección sanitaria de los mismos.” Este decreto firmado por el Intendente Gabriel Carrasco apareció el 26/01/1891. Digesto Municipal, Ordenanzas, Decretos, Acuerdos, Reglamentos, Contratos, etc. de la Municipalidad de Rosario de Santa Fe dictados 1890-1891, Librería e Imprenta Clivé, Rosario, 1892.

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necesitaba incrementar sus dimensiones, eficiencia y hasta su productividad —en términos, que se proyectaba desde entonces faenar mayor cantidad de animales al día— para lograr abastecer a la totalidad de la jurisdicción. Las funciones de control y vigilancia eran, en la prosa del Intendente Dr. Gabriel Carrasco, atribuciones irrenunciables del gobierno municipal y debían disponerse todos los medios necesarios para su cumplimiento. La voluntad centralizadora no podía reparar en atenuantes y, por lo tanto, se guardaba silencio respecto al probable incremento del costo de la carne para los consumidores. El efecto de estas medidas sobre los precios de la carne sería considerable, ya que no se había originado una transformación sustantiva en los medios de transportes. El anhelo de control del Municipio, aún imaginario, se imponía en la letra de este decreto por encima de los intereses de la comunidad. Sin embargo, desde hacía unos pocos años, un medio de transporte, guiado aún por tracción animal, conectaba el área urbanizada, la Plaza López, con la zona de los Mataderos. Este transporte representaba una ampliación de la línea concedida para su explotación, en 1888, a Manuel Arijón, denominada Tranways del Saladillo y escriturada al año siguiente.528 Este servicio en teoría tenía por función guiar a la fuerza de trabajo proveniente de otras zonas de la ciudad a los alrededores del matadero, pero también podía desempeñarse como un medio para transportar carne en pequeñas cantidades del centro de matanza hacia otros sectores de la ciudad.529 El Vaciadero de Basuras rápidamente se constituyó en un problema de higiene pública. Consecuentemente, abundaron los proyectos para hallar una forma higiénica de eliminar los desperdicios. El 17 de septiembre de 1884, Ernesto Laforg se hizo con el permiso para instalar un horno destinado a la incineración de todas los detritos que se produjeran en el municipio.530 Este proyecto jamás fue llevado a cabo, sin embargo, debe recordarse que el emplazamiento del Vaciadero de Basuras, contiguo al Matadero, y la construcción de los Hornos Incineradores estuvieron en la base de los ensayos de relocalización y construcción de los Nuevos Mataderos Municipales, durante las primeras décadas del siglo XX. Sobre este tema se regresará más adelante. 528

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La ampliación de la línea de Tranvías del Saladillo fue acordada con la municipalidad por ordenanza de 24/09/1891. Según consta en la resolución éste era el único medio de transporte que conducía al Matadero Municipal. “Se autoriza a Manuel Arijón a prolongar la línea de Tranways del siguiente modo: desde el establecimiento de Baños que posee hasta el Camino del Matadero que es actualmente la prolongación de la calle Berutti, continuando por el hasta Cochabamba, por ésta hasta 25 de Diciembre, por ésta hasta Pasco, y por ésta hasta empalmar con la vía establecida que le pertenece.” ET HCD 1890, t. I. Las primeras peticiones de ampliación de la línea de tranway para servir al Matadero Público por parte de Arijón datan del 16/09/1889. ET HCD septiembre-diciembre 1890, t. III, f. 17. En la ordenanza de 15/07/1888 se estipulaba en el artículo 6° que no era posible conducir ningún bulto fuera de la plataforma delantera y que dentro del coche sólo podrán conducirse aquellos que por su tamaño puedan colocarse debajo de los asientos sin incomodar la libre circulación de los pasajeros. Contravenciones a este punto serían sancionadas con una multa de cinco pesos. Digestos y Ordenanzas de la Municipalidad de Rosario de Santa Fe, 1860-1889, s/d, p. 277. Digestos y Ordenanzas de la Municipalidad de Rosario de Santa Fe, 1860-1889, s/d, p. 103.

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Además del Vaciadero de Basuras, otras construcciones de los alrededores hacían de este espacio un lugar indeseable e infecto.531 La instalación del Matadero generó en su entorno un cónclave de establecimientos de industrias “semielaboradas”, todas derivadas del aprovechamiento de productos animales desechados o vendidos por la Tablada. Numerosas curtiembres, graserías, triperías, paterías, jabonerías, saladeros, etc. abrieron sus puertas en el espacio aledaño. El Matadero, cual polo de la actividad económica, atraía una serie de producciones afines, a las cuales brindaba sus insumos y a su vez éstas disfrutaban de la infraestructura de servicios y comunicaciones que, pese a no ser particularmente densa, prestaba una inestimable utilidad. El proceso registrado en la zona puede caracterizarse como una difusión de actividades complementarias que reconocen por centro al establecimiento de mataderos y se articulan con él en un circuito productivo aledaño.532 También este tipo de industria prefiguraba las características del hábitat de los sectores que allí desarrollaban su trabajo cotidiano. Ranchos construidos con materiales precarios, paja, madera, chapa, cartones, y barro compusieron el perfil material de los asentimientos en derredor a los Mataderos. Estas casas bajas y miserables, a ojos de los contemporáneos, fueron factores determinantes de los comportamientos y de la salud de sus habitantes. “Al salir del matadero discurrimos largo rato por sus alrededores, y en verdad que no es muy agradable el espectáculo que ofrecen aquellos suburbios, desparramados aquí y allá vimos infinidad de ranchos construidos en barro, en los que juegan importantísimo papel las latas de aceite y de otras substancias, los techos son de paja unas veces, otras veces combinados con aquel metal [...] Tales ranchos están habitados por familias criollas que sino disfrutan de muchas comodidades en sus humildes viviendas, sin embargo viven dichosas, en constante buen humor siempre de bulla, trocando penas por alegrías [...] Noche tras noche se suceden los bailes [...] el rasgueo de guitarra criolla rompe la calma nocturna; la risotada y el jolgorio todo lo inundan de alegría, tango, gato, malambo, ginebra cerveza [...] alegre barrio, tan alegre como antihigiénico” 533 El mundo anti-higiénico, irracional y precivilizado gestado en las calles linderas con el Matadero resultó irreformable para las primeras décadas del siglo XX. En las concepciones de los agentes del gobierno municipal el traslado se impuso poco a poco. 531

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“El barrio ocupado por el antiguo Vaciadero de Basuras, el Vaciadero Nuevo y diversas industrias insalubres (paterías, curtiembres, etc.) es sin duda alguna el que mayor con porcentaje contribuye a la mortalidad.” Tercer Censo Municipal de Rosario..., cit. Cfr. MÉNDEZ, Ricardo “Organización espacial...”, cit. Monos y Monadas, año II, núm. XXXIV, 04/02/1911.

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b- Reforma o demolición. Posibilidades para la relocalización del Matadero y la construcción del Mercado de Haciendas “El matadero de la Convalecencia o del Alto, sito en las quintas al sur de la ciudad, es una gran playa en forma rectangular, colocada al extremo de dos calles, una de las cuales allí termina y la otra se prolonga hasta el este. Esta playa, con declive al sur, está cortada por un zanjón labrado por la corriente de las aguas pluviales, en cuyos bordes laterales se muestran innumerables cuevas de ratones y cuyo cauce recoge en tiempo de lluvia toda la sangraza seca o reciente del matadero. En la junción del ángulo recto, hacia el oeste, está lo que llaman la casilla, edificio bajo, de tres piezas de media agua con corredor al frente que da a la calle y palenque para atar caballos, a cuya espalda se notan varios corrales de palo a pique de ñandubay con sus fornidas puertas para encerrar el ganado.” Esteban Echeverría534 La situación en que estaba sumido el territorio de los mataderos y los problemas que el establecimiento tenía para su correcto funcionamiento fueron comentados por la prensa durante los años posteriores al Centenario. Las cuestiones axiales abordadas por los artículos versaban sobre la extrema brutalidad de la matanza “a la criolla” y la falta de higiene vigente en las actividades propias de la faena.535 Una infinidad de reglamentaciones internas, que alcanzan desde el estricto cumplimiento de los horarios de matanza hasta las operaciones que debían realizarse en la faena, trataron de optimizar y civilizar las prácticas seculares de los matarifes. Sin embargo, la problemática vinculada a la higiene fue de más difícil y larga resolución, debido a que no sólo respondía a cuestiones de funcionamiento sino de estructura edilicia y de localización.536 El primer proyecto de traslado del matadero apareció en una denuncia de la prensa sobre los negocios de la Sociedad Anónima “El Saladillo”. Las páginas de El Municipio exponían que Alberto J. Paz, Emilio O. Schiffner y un grupo de los futuros 534

ECHEVERRÍA, Esteban El Matadero..., cit., p. 15. Gestos y Muecas, año II, núm. 46, 07/12/1913. 536 En este sentido el rol que jugaba la conjunción anti-higiénica del matadero y del vaciadero de basuras, construida por algunos médicos higienistas, entre los que se destacan los Drs. Eladio Eguren y Francisco Florentino, jugó un rol preponderante en las ideas vertidas en torno a las posibilidades de la remoción del Matadero. 535

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accionistas de la Sociedad pretendían comprar los terrenos de la Sucesión de Manuel Arijón, por la suma de $1.200.000 m/n, con el sólo objeto de vender alrededor del 87,5 % de la superficie a la Municipalidad, ya que el ente instalaría allí los Nuevos Mataderos. La superficie que estaba prevista para la venta era realmente exagerada y evidenciaba un enorme negocio para Paz y Schiffner, quienes apropiábanse de los resortes presuntamente públicos del Municipio para canalizar su acumulación patrimonial privada.537 Este proyecto nunca llegó a concretarse y de él sólo ha quedado registro en la prensa: ningún expediente o debate del Concejo se refiere a esta temática. Sin embargo, la idea de trasladar los mataderos comenzaba a cobrar fuerza en los proyectos de saneamiento de la ciudad y entre los posibles sitios para su relocalización emergía el barrio Saladillo. Tras la frustración del proyecto del Nuevo Matadero en Saladillo, algunos miembros de la Sociedad Rural Rosarina, fundada en 1895, promovieron la idea de construir un Mercado de Haciendas en Rosario. Este ensayo buscaba establecer una representación de los hacendados santafesinos fuera de la égida porteña. Hacia 1908, en una asamblea de miembros de la Sociedad Rural se argumentó la necesidad de instalar un mercado para negociar productos a la vista y obtener mejores precios. Según sus conclusiones ésa era una necesidad apremiante para una ciudad de las dimensiones y de la importancia que había adquirido Rosario en primeros años del siglo XX. A través de este movimiento, los miembros de la Sociedad Rural local intentaban generar un polo de comercialización alternativo al mercado de Liniers de Buenos Aires, que además buscaba concentrar la venta de haciendas de las vecinas provincias de Córdoba y Entre Ríos. Esta agrupación para mercadeo de las haciendas brindaba una nueva y más poderosa presencia a Rosario en el negocio de los vacunos y, al mismo tiempo, resultaba extremadamente beneficiosa para los hacendados de los territorios provinciales vecinos, dado que no deberían abonar excesivos costos de traslados hasta Buenos Aires. La distancia y el factor económico implícito en el transporte se imponía como determinante en la ventaja y desventaja relativa de la iniciativa. El nuevo Mercado de Haciendas llenaría las aspiraciones de una ciudad pujante y en pleno crecimiento como Rosario. A la vez, lograría beneficiar a los productores ganaderos del interior, restándole, además, a la Capital Federal el absoluto control en la tasación de la carne. De este modo se construiría un nuevo centro ganadero comercial en el Sur de la provincia de Santa Fe.538 Un mes después del éxito rotundo que arrojó la asamblea de la Sociedad Rural, Fermín Lejarza y E. Ortíz se entrevistaron con el Intendente Nicasio Vila, para consultarle sobre las posibilidades de que la Municipalidad participara en el financiamiento de la construcción de un Mercado de Haciendas en Rosario. La entrevista arrojó un 537 538

El Municipio 13/07/1905. “Mercado de Haciendas de Santa Fe”, La Capital 04/07/1908.

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resultado favorable. Vila se mostró entusiasmado con la proposición y se comprometió a solicitar un empréstito a Bélgica para financiar los gastos de la obra. La localización del Mercado General de Haciendas fue fijada en un terreno de unas 1.000 hectáreas, a adquirirse en los suburbios, posiblemente en Saladillo.539 El 1° de septiembre de 1908, la Exposición Rural inició sus actividades con un encendido discurso de apertura, pronunciado por el presidente de la Sociedad Rural de Rosario: “El propósito de instalar un Mercado de Haciendas en Rosario ha tenido ya la mejor acogida y a nadie se oculta que esta idea se liga con la ulterior construcción de un frigorífico [...] la ambición se mezcla al afán del éxito de las industrias privadas, el ferviente anhelo de incrementar el rango de la provincia [...] La iniciativa de la Rural necesariamente debía obtener buena acogida, induciendo a la municipalidad a hacerla propia para anexionar el mercado a los nuevos mataderos que proyecta construir” 540 En esta alocución se evidencia que los proyectistas de la instalación de unos Nuevos Mataderos no habían renunciado completamente a localizar el edificio en Saladillo. Para la élite, era bastante obvio que este tipo de establecimientos debían levantarse en el Sur de la ciudad, pero resulta llamativa la insistencia que Vila manifestaba con respecto a Saladillo específicamente. Por otra parte, la prédica de los miembros de la Sociedad Rural no sólo planteaba construir un Mercado de Haciendas, añadían al proyecto original un Nuevo Matadero Municipal y un Frigorífico regional. La inclusión de este elemento en el discurso de los terratenientes no resulta casual. Hacia 1907 el Frigorífico Swift inició actividades en la Argentina, comprando una gran planta en Berisso. Las operaciones que planeaba realizar la firma en el territorio nacional tendían a integrar el rubro agropecuario desde la cría del novillo hasta la venta de carne enfriada y congelada al extranjero. Esta estrategia de integración vertical de los rubros productivos, efectuada por conglomerados de capital sumamente poderosos, despertaba una profunda alarma entre los hacendados, que intentaban torcer el rumbo a la concentración de capitales a través de establecimientos que compitieran con los grandes frigoríficos.541

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“Mercado General de Haciendas”, La Capital 22/08/1908. “Mercado de Haciendas su necesidad en Rosario”, La Capital 01/09/1908, p. 6. Sobre este conflicto puede consultarse el clásico trabajo de SMITH, Peter Carne y política en la Argentina, Hyspamérica, Buenos Aires, 1986.

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“De realizarse el proyecto desaparecería una industria genéricamente nacional, construidas con elementos propios y capitales argentinos [...] los yanquees pretenden criar, faenar, congelar y exportar. Todas estas operaciones las realizarían a bajo costo y por lo tanto mantendrían bajo presión de competencia a los hacendados locales.” 542 Finalmente, las gestiones ante las financieras belgas resultaron infructuosas. La Municipalidad abandonó momentáneamente sus proyectos para la instalación de un Nuevo Matadero Modelo y la construcción del Mercado de Haciendas. Las aspiraciones de la Sociedad Rural parecían desvanecerse de un plumazo, la realización del Mercado de Haciendas, tan cercana apenas unas semanas atrás, repentinamente se desmoronaba. El diagnóstico de situación era terminante: el emprendimiento no contaba con financiamiento alguno.543 A pesar de los contratiempos, los miembros de la Sociedad Rural persistieron en sus esfuerzos para dotar a Rosario de un Mercado de Haciendas. Durante 1909, bajo la presidencia de Lisandro De La Torre y Joaquín Lagos se conformó la Sociedad Anónima denominada “Mercado General de Hacienda”. Esta firma aunaba los capitales de los miembros más caracterizados y emprendedores de la Sociedad Rural por la suma de $300.000 m/n, una cifra accesible para influyentes “hombres de negocio”.544 Este grupo de empresarios y ganaderos estaban empeñados en comprar terrenos ubicados en Saladillo. La fracción seleccionada se encontraba atravesada de Norte a Sur por las vías del Ferrocarril a Buenos Aires, y su vértice Norte estaba ubicado en la intersección de las Avenidas San Martín y Arijón. La forma del lote era trapezoidal, debido a la oblicuidad que imponía a su lado recostado sobre el Este la traza de la Avenida San Martín. Su superficie sumaba aproximadamente unos 60.000 m2. En tan amplio solar se llevarían a cabo las obras de la construcción del Mercado General de Haciendas. El montaje del edificio, que se verificó durante 1910, exhibía, por entonces, su estructura aún abrazada por andamios. Sin embargo, contaba con buena parte de su construcción finalizada. El edificio se levantó en lo que parecía ser una esquina, desgajado del contexto que lucía unos alrededores desérticos. En realidad, la construcción se hallaba en el límite de la segunda sección del barrio Saladillo, cuya urba542

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“Trust yankee de frigoríficos. Consecuencias de su realización”, La Capital 24/09/1908. Aquí podemos visualizar una inmediata conexión con el superficial y adaptable “antiimperialismo” nacionalista de los hermanos Carlés. “Proyecto para prohibir los Trust”, en DS CDN 1909, t. 1, 21/06/1909, pp. 155159. El 8 de octubre de 1908 se confirmaba que el Intendente Vila no había logrado contactar ningún empréstito. La Capital 08/10/1908. La Capital 25/09/1908. “La suscripción de acciones cubrióse rápidamente llamándose en seguida a una primera licitación de la obra, en terrenos adquiridos en El Saladillo. Ambas licitaciones tuvieron buen éxito y hoy se ve parte del edificio en construcción que avanza rápidamente.” Monos y Monadas, 1910, t. I.

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nización se había aprobado hacía apenas un año y a esto respondían los perfiles del paisaje circundante.545 Sin dudas, para el fin declarado de levantar el Mercado de Haciendas, por cierto considerablemente acotado, la superficie adquirida era notablemente exagerada, ya que decuplicaba holgadamente la que había servido hasta entonces al Matadero Municipal de Barrio Tablada. Indiscutiblemente, la cuantía de las tierras adquiridas, combinada con algunas declaraciones de los miembros de la Sociedad Rural, que luego formaron parte de la Sociedad Anónima “Mercado General de Haciendas”, advierten acerca de una idea bastante más general sobre el uso de los terrenos. La naturaleza y envergadura de esta compra señalan las intenciones de combinar en un solo espacio todas las actividades vinculadas a la comercialización, faenamiento, enfriado y venta de la carne. Una alternativa de los grandes propietarios argentinos de tierras e invernadores de ganado frente a los trust frigoríficos y al control porteño del mercado. Por otra parte, la localización de las tierras, la zona escogida para la instalación del “Mercado de Hacienda”, no resultó en absoluto azarosa o sólo orientada por un negocio inmobiliario. Antes bien, puede constatarse que el lugar de emplazamiento de los terrenos manifestaba, desde el punto de vista comercial, su carácter estratégico. La localización del solar en términos generales lo colocaba como una bisagra entre la zona Oeste de Saladillo, espacializada a partir de las actividades productivas vinculadas a la cosecha de forrajes y a la cría de ganado, y la zona Este, donde comenzaban a formarse las urbanizaciones —más específicamente en el lugar en que se extinguía la Segunda Sección del Barrio Saladillo. Las implicancias de esta ubicación relativa resultaron muy transparentes. En principio, establecía una posibilidad cierta para la provisión de forrajes y ganado con miras a realizar ventas de animales provenientes de corrales aledaños. Además, habilitaba al usufructo de diversos servicios mediando una breve prolongación de sus redes (caminos, transporte, luz y agua potable) que estaban o estarían a corto plazo en disponibilidad para la lindante zona urbanizada de Saladillo. Como se ha dicho, la venta de la carne requería de ciertos servicios que sólo se encontraban en el área urbana. El solar, también, era atravesado oblicuamente por el Ferrocarril a la Provincia de Buenos Aires. Línea férrea que era utilizada por los productores del litoral para conducir sus bovinos al Mercado de Liniers. Los promotores del Mercado General de Haciendas de Rosario apuntaban a que se sostuviera el uso del riel para la comercialización, pero proponían que las haciendas provenientes de Entre Ríos, Corrientes, Santa Fe y Córdoba fueran detenidas en las puertas del nuevo Mercado General de Haciendas. Para atraer un gran número de productores, esta plaza debía ofrecer una amplia conveniencia en el precio del transporte y de los remates. El futuro emplazamiento del Mercado de Hacienda estaba dispuesto a una distancia razonable 545

Monos y Monadas..., cit.

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del Matadero, de modo tal que no difcultara la conducción de las tropillas al remate y luego a la matanza. De todas maneras, la ubicación algo dilatada sobre el Oeste y la proximidad del barrio Saladillo entorpecieron la ruta de las cáfilas que tenían por meta el Mercado de Haciendas. Asimismo, la distancia Este-Oeste que mediaba entre el Matadero Municipal y el Mercado de Haciendas complicó el traslado, particularmente para los productores que tuvieran sus corrales hacia el Sudeste, aunque no influyó de igual modo sobre los rediles situados al Oeste. Las expectativas que desató la inauguración del Mercado de Haciendas en Rosario fueron considerables, aunque no fueran refrendadas por las alternativas que sumieron a este emprendimiento durante la década iniciada bajo los auspicios del Centenario. “Los empresarios de Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes han estimado como progresiva la iniciativa y contribuirán con la misma, enviando sus haciendas a los nuevos mercados” 546 El “aristocrático” barrio Saladillo no dejó de acusar la proximidad del Mercado de Haciendas a sus zonas urbanizadas. La venta de ganado en las áreas aledañas al barrio promovió el tránsito de animales en pie a toda hora, que generaron demandas por parte de los vecinos y las sociedades anónimas que regenteaban el nuevo espacio urbano. Este tipo de solicitudes se agudizaron a partir del afincamiento permante de población en Saladillo, que relativizaba los aún persistentes hábitos de residencia estacional. La Sociedad Anónima de los Baños y Parques del Saladillo encabezó el petitorio, presionando al Municipio para que regulase el tránsito de hacienda en la zona urbanizada. “A nuestro criterio las haciendas podrían transitar desde el Río por Av. del Rosario hasta Viena, por ésta hasta Av. Arijón, por ésta hasta Av. Argentina, por ésta hasta calle Centenario, continuando hasta calle Paraguay siguiendo por ésta hasta Av. Arijón y por ésta hasta Centenario continuando luego por San Martín.” 547 En estas comunicaciones, firmadas por varios vecinos y miembros de la Sociedad Anónima “El Saladillo”,548 nuevamente se retrataba el perfil del barrio con califi546

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“Mercado de Haciendas su éxito asegurado”, La Capital 05/02/1908. Cabe mencionar que la insistente recuperación de los derroteros de este proyecto por el diario La Capital y la valoración del mismo responde a los intereses de la familia Lagos involucrados en la construcción del Mercado de Haciendas, ya que Joaquín Lagos ocupaba la vicepresidecia de la Sociedad Anónima “Mercado General de Haciendas”. ET HCD agosto-septiembre 1912, f. 201. El recorrido descrito bordea toda la Primera Sección de Saladillo, para utilizar solamente en contadas ocasiones sus arterias centrales, pero a una distancia de al menos cinco cuadras del núcleo urbanizado. R. M. Gutiérrez; Pedro Martínez; Constantino Raffo; Cornelio Casa Blanca; Antonio Raulf; Eclestino Pisani; Enrique Álvarez; Juan Berges, Carlos Vila. ET HCD agosto-septiembre 1912, f. 201.

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Ilustración 31 — Plano Rosario 1915 (Fragmento)

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cativos conocidos: “próspero” y con “edificación de lujo y recreo”. Como se ha descrito arriba, el tránsito de los cuadrúpedos se registraba en el periplo que del Mercado General de Hacienda, ubicado contiguo al Oeste de la segunda sección del barrio, concluía en los portones del Matadero Municipal. En este marco, no había vías principales o pautadas y la entrada, sobre todo a la primera sección del barrio, era cosa frecuente. Los pedidos sobre posibles rodeos de los vacunos en la zona urbanizada podían originar reclamos por parte de los abastacedores. No obstante, el peligro implícito para el barrio en el tráfago de haciendas era considerable, particularmente sobre Av. Arijón y Av. Argentina surcadas por las vías del tranvía. Por lo tanto, se aprobaron las sugerencias de los reclamantes. El barrio Saladillo se libró del ingreso masivo de vacunos a sus calles por una década. Con la instalación del Mercado General de Haciendas, en el ambiente bucólico de Saladillo, volvieron a irrumpir las relaciones sociales, la producción humana en la “naturaleza”, esfumándose, a la vez, las idílicas, románticas y vaporosas visiones sobre un paisaje agreste librado de la acción de los hombres. Hacia el Centenario, la Sociedad “Mercado General de Haciendas” contó con la oportunidad inmejorable para probar sus orientaciones con respecto a la producción y circulación de la carne. El funcionamiento del Matadero continuaba ofreciendo un sinnúmero de dificultades, entre los varios problemas seguían descollando la insuficiencia de la higiene,549 la irracionalidad en las operaciones de matanza y, por supuesto, la vecindad del Vaciadero de Basuras.550 Por lo tanto, la Municipalidad retomó como un tema prioritario en su agenda política las problemáticas derivadas del emplazamiento y el funcionamiento del Matadero Municipal. Hacia el Centenario los agentes del gobierno local llegaron a la conclusión de que los Viejos Mataderos eran irreformables, debían construirse nuevas instalaciones en sintonía con las necesidades del presente y del futuro tanto de Rosario como del mundo (Europa y Estados Unidos). Así, el 25 de mayo de 1912, se designó una comisión para evaluar la mejor ubicación de los Nuevos Mataderos. Este cuerpo creado ad-hoc debía estar integrado 549

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“...las actuales instalaciones además de ser anticuadas y no responder a las necesidades presentes de la población son un peligro para la salud pública, puesto que aquello está convertido en un inmundo foco de infección. Baste saber que en varias cuadras a la redonda del matadero, se hace insoportable el ambiente, extrañando a justo título que se permita vivir en aquellos alrededores donde las enfermedades están a la orden del día.” “Construcción de Nuevos Mataderos”, La Capital 13/08/ 1910. No es casual que la nota, aparecida en un periódico tan cercanamente vinculado a la Sociedad “Mercado General de Haciendas”, imponga este debate y cierre sus manifestaciones como sigue: “Para Rosario se halla planteado un problema que desde hace mucho tiempo urge resolver, la construcción de Nuevos Mataderos. Piden que el tema sea considerado por el Concejo.” También puede consultarse la nota de Gestos y Muecas 7 de diciembre de 1913, intitulada “Lo que comemos”. Se señalaba que los mataderos desde hace 30 años efectúan las mismas operaciones defectuosas de faenamiento, fundamentalmente por los problemas que presentan a la luz de la higienización de los productos cárnicos y lo insuficiente que resulta la inspección veterinaria. “...seguimos utilizando los sistemas viejos, criollos, por que la inspección veterinaria se efectúa en este país nada más para llenar una fórmula...” “Los Mataderos. Las viejas deficiencias”, La Capital 27/02/1909.

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por un higienista, designándose a Clemente Álvarez;551 un ingeniero, nombrándose a Héctor Thedy;552 un consignatario de hacienda, escogiéndose a José Villarino; un matarife o abastecedor: Sebastián Biaggino y el presidente de la Sociedad Rural: Juan J. Andino.553 La nómina remite a un criterio de selección que muestra solapadas dos intenciones distintas. El higienista ocupaba dentro de la comisión el primer lugar, debido al rol preponderante que los médicos ejercían en la toma de decisiones sobre la disposición de las actividades insalubres en la planta urbana.554 Seguido de cerca, en sorda disputa, por el Ingeniero, quien, quizá algo más alejado de los problemas de la higiene, estaba largamente preparado para medir distancias, establecer los transportes posibles y, en definitiva, calcular los costos de las actividades económicas. Mediante estos cómputos, los ingenieros estaban listos para definir las formas económicas del espacio.555 Los dos primeros puestos estaban reservados a profesionales de la ciencia médica y la ingeniería, cada vez más escindida de la arquitectura, y a hombres que, además, siempre estuvieron en las proximidades del gobierno municipal. Podría afirmarse que no se trataba de técnicos independientes y desinteresados, sino de agentes que tenían, además de su profesión liberal, una cierta inscripción política. En segundo término, se cuentan dos miembros de corporaciones. Por una parte, el presidente de la Sociedad de Abastecedores, José Villarino, y, por otra, el de la Sociedad Rural, Juan J. Andino. La representación que éstos aportaban estaba marcada por un fuerte carácter sectorial, atendiendo por igual a los intereses de la comercialización y producción del ganado. Villarino y Andino fueron los veedores de los negocios propios y de sus colegas en el seno de la comisión. Su rol consistía en evitar que las decisiones de técnicos y políticos lesionaran los intereses de grupos 551

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Es conocida la trayectoria de Clemente Álvarez dentro de los órganos de salud del municipio y en la medicina higienista. Sobre el particular conviene consultar PIACENZA, Paola “Clemente Álvarez: la palabra que sana”, en SONZOGNI, Élida y DALLA CORTE, Gabriela (comp.) Intelectuales rosarinos entre dos siglos. Clemente, Serafín y Juan Álvarez. Identidad local y esfera pública, Prohistoria & Manuel Suárez-editor, Rosario, 2000, pp. 133-149. Héctor Thedy había estado pocos años atrás encargado de la Dirección del Departamento de Obras Públicas del Municipio. Digesto Municipal. Ordenanzas, decretos, acuerdos y reglamentos, contratos, etc. Municipalidad de Rosario (Provincia de Santa Fe, República Argentina) dictadas en el año 1912, Imprenta Scagnoli, Rosario, 1913. Los médicos habían logrado vincularse en asociaciones que mejoraban sus condiciones para presionar e impulsar acciones sobre la disposición de la planta urbana. Los higienistas eran los técnicos que contaban con los medios, el capital cultural y corporativo necesario para ocuparse de los contornos higiénicos de la urbanización y de la forma que asumiría ésta en última instancia. SILVESTRI, Graciela “La ciudad y el río. Un estudio sobre las relaciones entre técnica y naturaleza a través del caso del puerto de Buenos Aires”, en LIERNUR, Frncisco y SILVESTRI, Graciela El Umbral de la metrópolis..., cit. RIGOTTI, Ana María “Dejad que el médico...”, cit. Esto queda claramente evidenciado en el debate sostenido por Huergo respecto al puerto de Buenos Aires unas décadas atrás. Cfr. SILVESTRI, Graciela “La ciudad y el río...”, cit.

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concretos que se desempeñaban en la actividad de cría de ganado y abastecimiento de las carnicerías de la ciudad. Al iniciar sus actividades, esta comisión reafirmó el concepto que guiaba a la Municipalidad en la temática de los Mataderos: era imperioso construir un nuevo edificio y proporcionarle una ubicación más favorable. En consecuencia, se produjo un dictamen por el cual se llamaba a concurso de oferentes. Los poseedores de terrenos ubicados al Sur de la ciudad, que desearan destinarlos al emplazamiento de los Nuevos Mataderos, debían presentarse ante la Municipalidad y realizar su propuesta. A la convocatoria, lanzada en julio-agosto de 1912, respondieron varios interesados. Una particular relevancia reviste retomar las opiniones que los miembros de este grupo vertieron en la comparación de las diversas presentaciones para la localización de los Nuevos Mataderos. Es posible comprobar en el seno de estas valoraciones la presencia embrionaria e inconsciente de la geografía de la localización industrial, fundamentalmente elaborada por Alfred Weber (1909) y Walter Christaller (1933).556 Los supuestos de estas teorías operaban más allá de la ciencia académica y tenían sus orígenes en los cálculos económicos, dinamizados bajo la lógica de la economía liberal capitalista, por los agentes empresariales y técnicos. Las ofertas de distintas sociedades y propietarios particulares aparecen reunidas en una de las carpetas de Expedientes Terminados de 1912.557 Ocho propuestas fueron colocadas bajo el estudio de la comisión formada a efectos de determinar la situación urbana de los Nuevos Mataderos Municipales, hecho que demuestra el interés existente entre los propietarios de tierras meridionales de la ciudad por negociar sus terrenos con motivo de las nuevas construcciones. Las presentaciones, en orden de evaluación, fueron las siguientes: Terrenos de Esteban Scabin, Herederos de Manuel Arijón, The Barbarian Co., Filiberto Laporte, Sociedad Anónima “El Saladillo” y Sociedad Anónima “Mercado General de Haciendas”, Sucesores de Teodelina de Alvear y Neil y Cia. El dictamen de la Comisión que entendía en el asunto, se inicia descartando algunas propuestas evaluadas como poco propicias. Ellas son la de Esteban Scabin, la de los Herederos de Manuel Arijón, la de The Barbarian Co. y la de Filiberto Laporte. Estos terrenos fueron desestimados por razones similares: ubicación, accesibilidad, posibilidades de ampliación de los servicios, y costos relativos en función de la loca556

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WEBER, Alfred Sobre la localización industrial (1909) y CHRISTALLER, Walter Los lugares centrales del sur de Alemania (1933) Es notable que cuando estas teorías eran desarrolladas en la lejana Alemania ya estaban ampliamente difundidas, a través de la amalgama de la economía política liberal y la geografía pregonada por Levasseur, en Francia a fines del XIX. Cfr. CHARTIER, Roger “L’histoire entre la géographie et la sociologie”, en Au bord de la falaisse. L’histoire entre certitiudes et inquietudes, Albin Michel, París, 1998; RHEIN, Catherine “La geografía ¿disciplina escolar o ciencia social?”, en CATTARUZZA, Alejandro y ESCOLAR, M. (comps.) La problemática de las ciencias sociales, EUDEBA, Buenos Aires, 1994. El 25/09/1912 “Se elevan los proyectos de la nueva localización del matadero”, ET HCD noviembre 1912, fs. 391-441.

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lización.558 Fundados los rechazos de la comisión, sólo continuaron bajo examen las ofertas de Herederos de Teodelina de Alvear, la Sociedad Anónima “El Saladillo”, la Sociedad Anónima “Mercado General de Haciendas” y Neil y Cia. Su competencia fue resuelta a través del concurso comparativo de las ventajas contenidas en cada una de las potenciales ubicaciones. Nuevamente aquí se tuvieron en cuenta el acceso a los ferrocarriles, la provisión de agua potable y la factibilidad para la construcción de desagües, la distancia y la facilidad de comunicación con el centro de la ciudad y, finalmente, el precio por metro cuadrado. En este último punto, se solicitó a los oferentes que realizaran una bonificación sobre los importes inicialmente presentados. Esta sugerencia tendía a desatar la competencia entre los postulantes y generar condiciones más favorables para la adquisición municipal. Tras las bonificaciones se realizó la primera comparación de la situación urbana de los terrenos que aún continuaban con posibilidades. Se descartó la fracción de Neil y Cia., por hallarse a una distancia respecto al centro de la ciudad que duplicaba la de los terrenos de otros candidatos. El camino vecinal, que hacía las veces de corredor entre los terrenos y el centro, debía ser pavimentado y la construcción de obras sanitarias, con desagües en el arroyo Ludueña, implicarían un sinnúmero de erogaciones que se adicionaban al precio de compra. Frente a las tres propuestas que seguían en competencia, la comisión parecía inclinada a favorecer alguna de las presentadas por las Sociedades Anónimas. Ambas, como se sabe, interesadas desde hacia algunos años en contar con el matadero en sus tierras. “Los otros terrenos en el sentir de esta comisión tienen ubicación conveniente ofreciendo ventajas desde este punto de vista las del “Mercado General de Haciendas” y la de la Sociedad Anónima “El Saladillo”, ambos contiguos. Porque con respecto a los terrenos de los Herederos de Alvear, se encuentran en más alto nivel, cerca de las cañerías de aguas corrientes y de las vías de ferrocarril, y también porque las obras de desagües que se construyan

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Los terrenos de Esteban Scabín presentaban una ubicación idéntica a los de los Herederos de Teodelina de Alvear, sin embargo, su precio era sensiblemente superior. Herederos de Arijón y The Barbarian Co. ofrecían terrenos emplazados sobre antiguos caminos vecinales que no eran asimilables al tráfico usual de la ciudad y en los que deberían realizarse obras de pavimentación de elevado costo (20.000 metros de superficie pavimentada) y que no ofrecerían beneficios públicos complementarios. Por su parte, The Barbarian Co. disponían de terrenos extremadamente costosos con una ubicación aún menos ventajosa que los anteriores. Los terrenos de Filiberto Laporte se manifiestan inutilizables debido a las enormes erogaciones que ameritaría proveer a esa zona de un sistema de desagües cloacales indispensable, según las normas de higiene, para el funcionamiento del matadero y el mantenimiento de la higiene pública. ET HCD noviembre 1912.

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podrán servir para el saneamiento de un barrio interesante del municipio y ofrecer por esta razón una solución económica más fácil.” 559 El barrio Saladillo parecía estar sometido a la encrucijada de la ganancia. Su identidad aristocrática y exclusiva tambaleaba. La más mínima opción de negociar grandes extensiones de tierra por parte de la Sociedad Anónima “El Saladillo” sería llevada a la práctica, aunque el destino de estas operaciones resultara absolutamente ajeno a los perfiles retratados en el Álbum publicado a principios del siglo XX. Las marcas productivas del Oeste también estaban presentes, la infraestructura de los terrenos los tornaban atractivos para diverso tipo de inversiones. A pesar de que el contorno social de nuevas instalaciones ocasionara una fisonomía contradictoria con el paisaje antropológico del barrio. Décadas después, la lógica inscripta en la venta y la ganancia, obtenida del comercio con grandes extensiones de tierra, culminó por ahogar las compras de discretos y elegantes solares para erigir mansiones aisladas. No obstante las cualidades de los terrenos destinados a la venta por ambas sociedades anónimas eran divergentes. La ubicación, las superficies y los precios no eran equivalentes. Los Herederos de Teodelina de Alvear ofrecían la mayor extensión: 30 hectáreas a $185.400 m/n ($6.180 m/n x hectárea), la Sociedad Anónima “El Saladillo” y Sociedad Anónima “Mercado General de Haciendas” colocaban a la venta 20 y 10 hectáreas, respectivamente, a un precio común de $282.000 m/n ($14.100 m/n x hectárea y $28.200 m/n x hectárea). Las diez hectáreas y los casi $100.000 m/n constituían una diferencia que opacaba considerablemente aquellas ventajas iniciales de ubicación, que favorecían a las sociedades anónimas frente a los Herederos de Alvear. Finalmente, todas las dudas fueron despejadas cuando los Herederos de Teodelína de Alvear colocaron a disposición de la Municipalidad, libres de cualquier costo los terrenos de su propiedad ubicados en el extremo Sur de la jurisdicción. Entonces era imposible establecer competencias en términos de costos relativos con el resto de las propuestas, que no se avinieron a establecer la gratuidad de sus terrenos. El ofrecimiento de los sucesores de Alvear no era completamente desinteresado y resultaba impracticable tanto para la Sociedad Anónima “El Saladillo” cuanto para la Sociedad Anónima “Mercado General de Haciendas”. Los Herederos de Alvear entregaban sus propiedades sin costos, a cambio de la construcción a cargo del Municipio de infraestructura: adoquinados. Esto era irrelevante para las otras dos sociedades vendedoras, debido a que de llevarse a la práctica la extensión del adoquinado la valorización de sus terrenos remanentes sería muy relativa. Ambas sociedades contaban con este tipo de infraestructura urbana en las inmediaciones de sus propiedades, debido a la cercanía de las secciones del Barrio Saladillo. Entretanto, la situación era bien distinta para los herederos de Teodelina de Alvear, cuyas tierras se ubicaban en el extremo Sur de

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ET HCD noviembre 1912, f. 395.

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la ciudad, donde la urbanización distaba mucho de estar próxima. Estos agentes económicos especularon con que el adoquinado y la instalación de los Mataderos colocarían en valor los terrenos remanentes de la donación. Así, el 27 de noviembre de 1912 se aprobó la ordenanza 69 que establecía la cesión de los terrenos de los Herederos de Teodelina F. de Alvear.560 Las precauciones sobre la localización alejada del centro, la inexistente infraestructura de transporte y de servicios quedaron vencidas frente a la gratuidad y a la supremacía de un criterio económico cortoplacista. Las erogaciones para la adquisición del terreno no serían cuantiosas, las inversiones para la puesta en marcha de las actividades ascenderían a una cifra respetable y la distancia que existía entre los terrenos y el centro de la ciudad, alrededor de ocho kilómetros, probablemente se reflejarían en el precio de un bien primario como la carne.561 Sin embargo, los agentes del Municipio dejaron de lado los cálculos a largo plazo y obnubilados por la cancelación de la inversión inicial convocaron un concurso de proyectos para la erección de los Nuevos Mataderos Municipales. El concurso se disputó durante noviembre de 1916. Los pre-proyectos no alcanzaron las expectativas de la comisión evaluadora, por cuanto el certamen fue declarado desierto. El lema racionalizador y proto-funcionalista Sin Adornos recibió la primera mención y la segunda fue conquistada por un proyecto cuyo título enunciaba las necesidades de los Nuevos Mataderos: Higiene, Aire y Luz. La comisión decidió que la estructura a construirse debía reflejar una combinación de los aspectos positivos de ambos proyectos. Las tareas se ejecutarían bajo la supervisión del Ingeniero Hermann Louble, autor de Sin Adornos.562 Dos años después de haberse aceptado la donación de terrenos efectuada por los Herederos de Teodelina de Alvear, el ingeniero Louble, encargado de inspeccionar las obras de los Nuevos Mataderos, envió una comunicación al Concejo manifestando su preocupación por la irresolución del lugar definitivo para instalación del edificio.563 Esta solicitud fue destinada a la Comisión Especial de Mataderos y no hallamos ninguna contestación sobre el asunto en los años subsiguientes. Los procesos desatados en el ámbito de la economía mundial, catalizados por el estallido de la Gran Guerra, impactaron de manera negativa en la economía argentina. 560

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Digesto Municipal. Ordenanzas, decretos, acuerdos, reglamentos contratos, etc. de la Municipalidad de Rosario. República Argentina, 1912, Imprenta Scagnoli, Rosario, 1913. Sólo en disidencia con la resolución de aceptar la donación de los Herederos de Teodelina de Alvear se levantó la voz del Intendente Municipal, J. Daniel Infante, quien asentó su crítica en la lejanía del matadero y el encarecimiento que el flete proveería a un artículo de primera necesidad como la carne. Sin embargo, los concejales encargados del proyecto retrucaron que no habría mayor dificultad para prolongar la línea de tranway hasta los terrenos de Alvear. En definitiva, algunos plantean que constituido el trust de los abastecedores el factor transporte dejaba de ser determinante en el precio de la carne. ACD 1912, 27/11/1912, f. 190. ET HCD noviembre 1915, fs. 730-750. ACD 1916, 22/12/1916.

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Las dificultades para desarrollar una obra de la magnitud de los Nuevos Mataderos y Mercados de Hacienda, ya resignada momentáneamente en 1906 por el fracaso de un empréstito internacional, se habían incrementado ostensiblemente a partir de la coyuntura de descenso de las exportaciones y de la salida de capitales que inauguró la I Guerra Mundial. La crisis cubrió con un manto de problemas urgentes la carencia de higiene y la irracionalidad productiva imperantes en los Mataderos. El consumo de carne había mermado visiblemente, la desocupación arreciaba. Los jornaleros vagaban famélicos por las calles, tras la ayuda de las ollas populares y de la caridad. La situación a ojos de los contemporáneos era provocada por la anómala condición económica internacional, que obstaculizaba la integración argentina al mercado mundial. La carne aumentaba entre un 20 y un 50% en término de días, a raíz de las enormes remesas de exportación que demandaba la Guerra. La prensa proponía para palear la situación la aplicación de las regulaciones estatales: “...urge la realización de obras públicas organizadas de manera que se emplee en ellas por turnos, el doble de personal necesario repartiéndose el jornal que aunque sea reducido siempre ha de ser suficiente para impedir que los hombres sanos y de buena índole se pierdan en la vagancia y en la delincuencia o tengan que deprimirse ante la limosna de un mendrugo” 564 Los mataderos habían pasado de momento a un cómodo segundo plano, sólo con las instalaciones de nuevos frigoríficos y la recuperación económica nuevos aires removieron el debate sobre este viejo problema urbano. c- Entre los estertores de la Guerra, los Nuevos Mataderos regresan a Tablada Luego de un año de postergaciones, en 1917, el Concejo Deliberante comenzó a ensayar respuestas a la pregunta del Ingeniero Hermann Louble. Un expediente, que fue moneda de curso continuo en los años posteriores, apareció en 1917 justificando las demoras en la localización de los Nuevos Mataderos: el desconocimiento de algunos ediles sobre la materia, ocasionado por la constante renovación de los miembros del cuerpo, 565 imponía postergaciones recurrentes al tratamiento de una temática acuciante.566 Pese a este señalamiento, la ignorancia sólo se extendió por el brevísimo plazo de un mes, cuando la Comisión Especial de Mataderos se expidió en torno a la utilidad de los terrenos de la donación de los Herederos de Teodelina F. de Alvear. La relación de sus virtudes y de sus ventajas se realizó en un estricto contrapunto con los 564 565

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La Capital 02/03/1917, p. 4. Esta renovación tiene estrecha relación con que, hasta entrada la década de 1920, los escaños del Concejo se constituían ad-honorem y los concejales podían renunciar de manera indeclinable en cualquier momento (en general las renuncias eran aceptadas por el HCD) y por otra parte la periodicidad de las elecciones, éstas se realizaban todos los años renovando una porción considerable de representantes. La Capital 06/01/1917.

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terrenos en los que por entonces se erigía el Matadero; por primera vez se planteaba la posibilidad de ubicar los Nuevos Mataderos sobre los escombros de la demolición, en el mismo barrio Tablada. La Comisión Especial estableció, a comienzos de 1917, que los terrenos donados sólo contaban con la ventaja de no haber importado erogación alguna y estar dotados de una vasta superficie, superior a la de los Mataderos sitos en Tablada. Los defectos consignados son numerosos y ofrecen un anticipo de la valoración final, los argumentos reproducen, en parte, las observaciones que realizó, hacia fines de 1912, el Intendente Infante y que fueron desatendidas por el Concejo. Las condiciones desfavorables son enumeradas en el siguiente orden: situación distante del centro, aumento de los costos de transporte y consecuente incremento del costo de la carne, necesidad de obras camineras (adoquinados y pasos a nivel). La ubicación desfavorable con respecto al Paraná implicaba una ampliación de la inversión para llevar adelante la red cloacal y para sanear la desventajosas posición de embarque. Sobre esta última cuestión, la comisión acuñó una frase digna de los geógrafos que estudian la localización de las actividades económicas: “Bajo el punto de vista industrial el puerto de embarque alejado constituye un inconveniente de indiscutible importancia.” 567 En el mismo orden, se insiste sobre las dificultades de comunicación con el centro de la ciudad: construcción de un puente sobre el paso a nivel de la Compañía General de Ferrocarriles a la Provincia de Buenos Aires, provisión de adoquinado sobre Av. San Martín, de un sistema de desagües y cloacas y trabajos de nivelación para mejorar la accidentada topografía del terreno, hecho que implicaba la construcción de varios terraplenes. También eran importantes las complicaciones que este emplazamiento ocasionaba para el embarque de carnes congeladas, destinadas a la exportación y no lo eran menos los incrementos de costos de edificación por aumento de distancia. Nuevamente, los elementos centrales de las teorías de la localización, el aumento en los costos relativos de los productos, de las construcciones y los transportes, estrechamente relacionados con la ampliación de la distancia, aparecen dirigiendo las opiniones de la Comisión Especial. La concepción central de la proximidad del río para el embarque de las carnes había sido estipulada ya en el proyecto del antiguo matadero. Sin dudas, a partir de la expansión que la comercialización de la carne a larga distancia había experimentado a principios de siglo, al perfeccionase los sistemas de transporte y conservación y generarse una coyuntura económica internacional propicia, la cercanía de vías fluviales resultaba un elemento fundamental para el éxito de los Nuevos Mataderos.568

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“Los Nuevos Mataderos. El dictamen de la comisión especial. Necesaria postergación del asunto”, La Capital 07/01/1917. A modo de muestra, se señala que las exportaciones de carne aumentaron excepcionalmente a comienzos del siglo XX. Una serie de circunstancias se concatenaron para que esto fuera posible. La crisis del

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Los juicios vertidos por la Comisión sobre los terrenos de Tablada ofrecen un negativo de los que fundamentaron el rechazo de la donación de los Herederos de Alvear. Es claro que los argumentos elaborados, apenas un lustro después, invertían las conclusiones de la comisión que aceptó los terrenos de Teodelina de Alvear en 1912. Se observa que los terrenos ubicados en Barrio Tablada contaban con todas las obras de infraestructura necesarias. El Municipio sólo debía iniciar los trámites para concretar la expropiación de la tierra adyacente, con el objeto de producir mejoras y ampliaciones. Aunque persistía el inconveniente inscripto en la proximidad del Vaciadero de Basuras. Empero los miembros de la Comisión estaban lejos de considerar insalvable semejante escollo. “Podría objetarse que la necesidad apuntada de alejar el Vaciadero de Basuras o de sustituirlo por medios higiénicos y modernos como sería la incineración originaría gastos imputables a la instalación de los Mataderos en terrenos cercanos [...] dicha objeción no tendría fundamento puesto que la necesidad de alejar el vaciadero subsistirá, aún en el caso de que los mataderos se construyan allí, y aún más urgente su alejamiento porque la zona poco a poco es invadida por la población urbana, cuyas exigencias son ineludibles.” 569 A partir de estas afirmaciones, los Nuevos Mataderos comenzaron a integrarse, como en el lustro anterior, a la replanificación del Vaciadero de Basuras y la potencial instalación de Hornos Incineradores. No obstante, a comienzos de 1917, a juicio de la Comisión Especial, los Mataderos debían levantarse en la propia Tablada. En sólo cinco años, la oferta de los Herederos de Alvear fue completamente dejada de lado, los argumentos para este rechazo ya estaban presentes en el inicio de los debates. Pese a esta decisión de reconstruir los Mataderos en Tablada, el matutino La Capital insistía en el aplazamiento de cualquier suerte de acción concreta. Debido a que la obra implicaría un importante desembolso de capital que la Municipalidad no estaba en

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mercado francés de lana desalentó a los productores a continuar invirtiendo en este rubro. Los suministros de carne aumentaron, cuando paralelamente la competencia disminuía. La guerra AngloBoer bloqueó las remesas de Sudafrica y demandó más carne para los ejércitos. La sequía redujo al ganado australiano, el consumo interno y las huelgas de Chicago mermaron la afluencia de carne estadounidense, los puertos británicos cerraron sus puertas al ganado potencialmente contaminado por aftosa. En este marco, Argentina fue uno de los más notables abastecedores de carnes del Reino Unido, idilio interrumpido a partir del asentamiento del trust estadounidense y la competencia que éste supuso para el capital británico, asimismo el conflicto se desencadenó con los hacendados locales que se sumaron a la causa británica. Cfr. SMITH, Peter Carne y política..., cit., pp. 42-43 y ss. “Los Nuevos Mataderos. El dictamen de la comisión especial. Necesaria postergación del Asunto”, La Capital 07/01/1917.

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condiciones de encarar.570 La crisis aún era lo suficientemente perentoria como para impedir grandes inversiones, incluso, cuando estas significaran un beneficio público de magnitud. Pese a los coletazos de la crisis, a las noticias que en unos meses llegaron desde Rusia, al ciclo de protesta obrera local y a la difícil situación por la que atravesaba la economía argentina, aún había quienes esbozaban proyectos imponentes. Era el caso de la Sociedad Rural de Rosario que envió al Concejo una misiva indicando la conveniencia de instalar un establecimiento que se convirtiera en Matadero y Frigorífico Regional.571 Precisamente, en los primeros meses de 1917, el Mercado General de Haciendas, fuertemente coligado a la Sociedad Rural, lanzó una nueva propuesta para sus operaciones. Tras reconocer los esfuerzos que se comprometieron en esa empresa y los escasos resultados obtenidos, se planteaba que, a partir de la intervención de los consignatarios Salaberry y Berteche, autoridades en el rubro, el Mercado de Haciendas disfrutaría de un período de enorme prosperidad y dinamismo.572 Frente a estas iniciativas varias preguntas emergen casi automáticamente: ¿cuál fue la situación que impulsó a este planteo que implicaba la erogación de enormes sumas en una coyuntura tan desfavorable? ¿Por qué el diario La Capital instaba al ahorro estatal mientras los miembros de la Sociedad Rural pedían, a menos de un mes, una inversión de capital mayúscula, considerando los lazos que unían a ambas instituciones? Promediando 1917, el Frigorífico Swift La Plata S.A. había adquirido los terrenos sobre los que levantaría en breve una gran planta frigorífica. A pesar de la persistencia de la coyuntura negativa engendrada por la guerra, los miembros del directorio habían invertido en Rosario. Sin embargo, la potencial instalación de una explotación avalada por el capital de la Compañía Swift era una competencia que el Viejo Matadero Municipal no lograría resistir. Por otra parte, los terratenientes temían que el circuito de la producción cárnica fuera copado por los estadounidenses y que su producción no lograra ser puesta en mercado. A pesar de las alicaídas finanzas municipales, se 570

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“La situación actual no es propicia para el empleo de grandes capitales, de los cuales por otra parte carece la municipalidad, afanada como se encuentra en cumplir con sus actuales compromisos que son muchos...” “Los Nuevos Mataderos”, La Capital 20/03/1917. ET HCD noviembre 1917, f. 115. En el mismo sentido se manifestaron algunos miembros de la Liga Patriótica años después Enrique Peme, delegado por la brigada Gualeguaychú, propuso la creación de un Gran Frigorífico Nacional, en el marco III Congreso de Trabajadores organizado por la Liga Patriótica. Este firgorífico con asiento en San Nicolás faenaría las haciendas provenientes de Buenos Aires y Sud de Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y San Luis. Tercer Congreso de Trabajadores de la Liga Patriótica Argentina, Sesiones del 22, 23, 24 de mayo, Talleres Gráficos “Cúneo”, Buenos Aires, 1922, p. 109 y ss. Estos consiganatarios estaban ligados a los principales abastecedores de toda la ciudad. El proyecto tenía por límites la jurisdicción municipal y era sensiblemente más acotado que los diseños iniciales. Sin embargo, las actividades habían resultado tan infructuosas que con sólo conquistar la plaza rosarina los inversores manifestaban su conformidad. “Mercado de Haciendas las futuras operaciones”, La Capital 06/03/1917 y “Mercado General de Haciendas”, La Capital 15/03/1917.

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ensayó nuevamente el tratamiento del tema con un relativo éxito. Los mataderos debían ser reformulados con prontitud si se quería que continuaran operando. d- Después de la Guerra: Mataderos y Viviendas en los años 1920s. “En diversas zonas de la ciudad se han construido barrios de casas económicas para empleados y obreros. El Gobierno y la industria privada cooperaron en la obra de dar al trabajador un hogar cómodo, higiénico y módico [...] se han edificado bloques celulares de casas de agradable apariencia y suficiente comodidad.” Ezequiel Martínez Estrada573 “Modifiquemos, pues, a Rosario la fisonomía; no la condenemos a parecer un taller colosal en que al crepitar de las fraguas y el rodar de las poleas sólo sea una respiración anhelosa de pechos jadeantes, el sudor de muchos rostros, el surgir de muchos cuerpos!...” José Lo Valvo574 En 1920, el concejal José Lo Valvo, por entonces militante de las filas del PDP, presentó una ordenanza de Viviendas Baratas para Obreros. En ella se establecía que su localización debía coincidir con lugares “...próximos a las grandes fábricas, talleres, líneas de ferrocarriles y tranvías”.575 Si bien la ordenanza no obtuvo mayor éxito, marcó el camino sobre el que se montaría una iniciativa posterior. En 1923 y, por segunda vez, en 1926 se programan las ordenanzas de “La Vivienda del Trabajador”, el primer emprendimiento municipal de viviendas para obreros de dimensiones considerables.576 La idea de Lo Valvo implicaba un diseño alternativo en la morfología del barrio obrero, matizando la funcionalidad y la extensión de la grilla con la colocación de espacios verdes y jardines.577 Contemporáneamente a esta proposición se definió al 573 574 575

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MARTÍNEZ ESTRADA, Ezequiel La cabeza de Goliat..., cit., p. 216. LO VALVO, José Acción municipal, Ed. Rooy Cia., Buenos Aires, 1922, p. 38. Compendio de Diegestos municipal publicado en el año 1931, publicado durante la intendencia del Dr. Alejandro Carrasco, Talleres Pomponio, Rosario, 1932, p. 537. Sobre este proyecto ver: RIGOTTI, Ana María Municipio y vivienda..., cit.; ROLDÁN, Diego; MARTÍNEZ, Ignacio y ROVIRA, Leticia “Límites para la gestión...”, cit. “Procurará dejarse, en caso de ser ello preciso, espacios libres para jardines, plazas, escuelas; así como dotar al barrio de mercados, escuelas de artes y oficios, dispensarios, salas-cunas, jardines de infantes, colonias escolares, instituciones que fomenten el ahorro y la asociación cooperativa.”

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barrio Tablada como el lugar indicado para la erección de los Nuevos Mataderos Municipales.578 La coyuntura de posguerra parecía abrir nuevas perspectivas para la industria de la construcción, los municipios, tras la crisis, eran compelidos a llevar adelante nuevas tareas que implicaban una inédita regulación de la salud, la cultura popular, los establecimientos industriales y la vivienda obrera.579 Los Nuevos Mataderos se construirían en Tablada, pero quedaban pendientes dos asuntos de importancia cardinal. El primero, referido al Vaciadero de Basuras y a la inminente, aunque siempre pospuesta, construcción de Hornos Crematorios. El segundo, vinculado al saneamiento y corrección urbanística del barrio que rodeaba al establecimiento de los mataderos. En primer término, los concejales optaron por intentar solucionar el problema de financiación de la obra, aplazando la resolución de temas concomitantes. De este modo, se estipuló que una serie de contribuciones impositivas, vigentes sobre gastos de lujo, fueran depositadas en una cuenta nominada: “Licitación y Construcción de Nuevos Mataderos”, abierta a tal efecto en el Banco Municipal de Prestamos y Caja de Ahorro. Pese a los denodados esfuerzos, los fondos no fueron reunidos con suficiente premura y el asunto se dilató. En 1924, los Nuevos Mataderos volvían a entrar en el orden del día, las obras del Frigorífico Swift estaban a punto de terminarse, una competencia desigual era inevitable. Desde el Municipio se intentó que semejante rivalidad no fuera un ultimátum para los Mataderos. El Dr. Florentino, médico higienista y concejal, arremetió en el recinto con una dura crítica a los Viejos Mataderos e insistió, a lo largo de las sesiones de aquel año, sobre la necesidad de poner en marcha la construcción de un nuevo establecimiento y de los hornos para la incineración de basuras. Sus argumentos retoman la crítica a la falta de higiene, la brutalidad de la matanza, la imposibilidad del control por parte de la Inspección Sanitaria y la promiscuidad implícita en la convivencia del Matadero con el Vaciadero de Basuras. “Para Rosario, próxima a cumplir su segundo Centenario de existencia [1925], es una vergüenza que a través de tan largo tiempo y a la altura de la civilización en que nos encontramos, tenga un

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Compendio de Diegestos municipal publicado en el año 1931, publicado durante la intendencia del Dr. Alejandro Carrasco, Talleres Pomponio, Rosario, 1932, p. 537. DS HCD 1920, 08/06/1920. Ordenanza 30 del 10 de agosto de 1921. “Art. 1 Destínese los terrenos propiedad municipal donde se hallan instalados los actuales mataderos para que en ellos se levanten los Nuevos Mataderos, Tablada y Frigorífico Municipales. Art. 2 Autorízase contratos ad-referendum con los propietarios de los terrenos fracciones comprendidos entre Ayolas, Convención, Esmeralda y Bv. Segui con destino a las construcciones. Art. 3 Se solicitará a las HH CC LL las facultades para expropiar los terrenos de quienes se nieguen a vender. Art. 4. Quedan sin efecto la ordenanza 69 del 27/11/1912, referida a las donaciones de la Sucesión de Teodelina de Alvear, así como las concesiones otorgadas a los herederos.” Digesto Municipal. Ordenanzas, decretos, acuerdos y reglamentos, contratos, etc. Municipalidad de Rosario (Provincia de Santa Fe, República Argentina) dictados en el año 1921, Imprenta J. B. Ravini, Rosario, 1926, p. 103. ACD noviembre 1920, 30/11/1920, fs. 10-26.

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sistema de acumulación de inmundicias tan primitivo que es un verdadero atentado a la salud pública y una verdadera conspiración contra la higiene. Es también un fomento al vagabundaje, por cuanto como es sabido hay una cantidad de individuos que se dedican a recoger residuos y a vivir de la recolección de basuras, fomentando como digo la holgazanería y el vagabundeo” 580 Durante el mismo año, el concejal Morcillo (PDP) presentó un proyecto para refaccionar el Barrio Mataderos, con un complejo que implicaba urbanización, higienización y desagüe del barrio.581 La construcción del nuevo establecimiento urbano recibió un fuerte impulso en 1925. Luego de algunas demoras en la evaluación de los proyectos, se decidió destinar la suma de $32.51 m/n para adquirir los terrenos de los Herederos de Cardozo, a fin de ampliar las instalaciones.582 También se destinaron $19.500 m/n a las reformas del establecimiento existente583 y se pagaron $5.000 m/n a Hermann Louble a cuenta de los honorarios por la confección de los planos de los Nuevos Mataderos.584 Finalmente, se autorizó el llamado a licitación por seis meses para la construcción de las obras. La penuria económica, que otrora oprimía las finanzas municipales y convertía sus iniciativas en arrestos de voluntarismo estéril, se había difuminado temporalmente.585 Nuevos vientos de abundancia parecían soplar, impulsando la realización de proyectos originales. La competencia de Swift obligaba a aceitar los mecanismos para obtener resultados sobre los mataderos en el corto plazo. Esta ola de proyectos incluyó uno muy peculiar. En noviembre de 1926, se aprobó la Ordenanza Contrato de la Vivienda del Trabajador, que vinculaba a la Municipalidad con la constructora de viviendas en serie Rossi e Hijo —denominada Compañía de Construcciones Modernas de Buenos Aires. La Ordenanza Contrato de noviembre de 1926 fijaba los lugares en los que serían emplazados los cuatro barrios de “La Vivienda del Trabajador”: Arroyito, Mendoza, Parque y Mataderos. En principio, la construcción en el último de los barrios estaba orientada a dar salida al proyecto de Morcillo, a la sazón también redactor de la ordenanza de la Vivienda del Trabajador, respecto al saneamiento higiénico y urbano del barrio que se desplegaba sobre los alrededores del Matadero. La superficie destinada a tal emprendimiento estaba deli580 581 582

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DS HCD1924, 11/03/1924, p. 15. DS HCD 1924, 21/03/1924. La fracción de terreno se encontraba en Ayolas, Esmeralda Vía Curva del Ferrocarril Central Argentino. Su superficie contaba con 8.900 m2 y su costo por m2, calificado por los miembros de la Comisión de Gobierno como equitativo, asciendía a 3,60 por m2. DS HCD 1924, 08/10/1924. DS HCD1924, 28/11/1924. Cuatro años después, Louble entregaba los planos definitivos. ET HCD 1928, Tomo que contiene los planos de los nuevos Mataderos Municipales, Frigorífico, Mercado de Hacienda. ÁLVAREZ, Juan “Desordenes extremistas. Paulatina mejora de la situación económica. Período próspero y nueva crisis. (1921-1929)”, en Historia de Rosario..., cit.

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mitada, según la letra de la ordenanza, por las calles Bulevar Segui y Necochea (frente al Matadero).586 Mataderos quedó fuera de la agenda, fue, en definitiva, de los cuatro barrios propuestos el único no urbanizado por la constructora Rossi e Hijo. Según Ana María Rigotti, las tierras destinadas para este complejo de “La Vivienda del Trabajador” fueron adquiridas por Rossi e Hijo a Bartolomé Tiscornia.587 En esta transferencia muy probablemente estuvieron comprometidos algunos otros intereses económicos, que no se alcanzan a vislumbrar claramente. Lo cierto es que, en los primeros meses de 1928, la firma Rossi e Hijo solicitó la desvinculación de estos terrenos de “La Vivienda del Trabajador”.588 La oficina técnica de La Vivienda del Trabajador se avino a la solicitud de liberación referida a los terrenos reservados a “La Vivienda del Trabajador Barrio Mataderos”.589 Los argumentos de Rossi e Hijo señalaban que la empresa contaba con una cantidad suficiente de superficie para llevar adelante las construcciones necesarias para “La Vivienda del Trabajador”, conforme a la Ordenanza Contrato.590 Más allá de las irregularidades, especialmente prolíficas en “La Vivienda del Trabajador”, el 20 de junio de 1928, la Comisión de Obras Públicas y Seguridad del Concejo consideró en regla la petición de Rossi e Hijo y concedió a la firma la liberación de los terrenos. La fracción de tierra, ubicada entre Bulevar Segui y Necochea enfrentada al Matadero, quedó en manos de la empresa para su explotación privada.591 El dictamen reprodujo punto por punto la solicitud de Rossi e Hijo, agregando sólo un dato al rompecabezas, sin embargo se trata de una referencia cardinal. “...los terrenos adquiridos para la construcción de estas casas son suficientes y habiendo desaparecido la causa principal que era la proximidad de los mataderos, puesto que rstos (sic) serán trasladados más al Sud, os aconseja aprobar el siguiente proyecto:

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Digesto Municipal. Ordenanzas, decretos, acuerdos y reglamentos, contratos, etc. Municipalidad de Rosario (Provincia de Santa Fe, República Argentina) dictados en el año 1926, Imprenta J. B. Ravini, Rosario, 1930, pp. 347-348. RIGOTTI, Ana María Municipio y vivienda..., cit, p. 130. El expediente n° 4506-B-1928 iniciado por “La Vivienda del Trabajador” hace constar que Rossi e Hijo alegaba la necesidad de liberar estos terrenos de todo lo relativo al proyecto. ET HCD octubre 1928, f. 3218. Consta entre los registros de Expedientes Terminados que Rossi e Hijo tras obtener la liberación de los terrenos elevó un pedido de urbanización entrado por expediente n° 3026-e-29 para construir sobre una fracción de los terrenos de su propiedad en barrio Mataderos. ET HCD junio 1929, f. 2316. Es notable que en la Ordenanza Contrato sólo se fijan la localización de las viviendas, pero no se hace mención exhaustiva a la cantidad de las mismas. Cfr. Digesto Municipal. Ordenanzas, decretos, acuerdos y reglamentos, contratos, etc. Municipalidad de Rosario (Provincia de Santa Fe, República Argentina) dictados en el año 1926, Imprenta J. B. Ravini, Rosario, 1930. DS HCD 1928, 20/06/1928.

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“Decreto: Art. 1. Autorizase a los señores Rossi e Hijo para que dispongan libremente de la fracción de terreno que adquirieron en la proximidad de los mataderos Municipales con destino a la construcción de casas económicas para obreros.”592 Esta sanción revocatoria de la ordenanza 41/1926, que establecía las condiciones de contratación con Rossi e Hijo para la construcción de “La Vivienda del Trabajador”, se constituye en un indicio sobre la decisión del Municipio de trasladar los mataderos, nuevamente, hacia el Sur. A comprender esta reconsideración se consagra el resto del apartado. Durante todo el año 1926, los proyectos en torno a los Mataderos parecen estar guiados por el perfeccionamiento de los mecanismos económicos que dieron lugar a su financiación. La construcción de los Mataderos se muestra enlazada cada vez más de cerca con la de los Hornos Incineradores de Basuras, hecho que aumentaba las posibilidades higiénicas de los Nuevos Mataderos, al mismo tiempo que incrementaba los gastos necesarios para las obras. A tales efectos, un impuesto adicional a la matanza se encauzó hacia el fondo habilitado en el Banco Municipal de Préstamos y Caja de Ahorro. La cuenta abierta en el Banco Municipal nominó pomposamente las futuras construcciones: “Nuevos Mataderos, Mercado de Haciendas y Frigorífico y los Hornos Incineradores de Basuras.” 593 En el debate sobre el incremento del impuesto de matanza aparecen voces que no están conformes con la localización de los Nuevos Mataderos. Algunos concejales argumentan que su ubicación actual sería perjudicial para el futuro de la ciudad, en tanto Tablada era un “lugar central” (urbanizado en sus alrededores) y porque resultaba muy próximo al Frigorífico Swift. Los ediles peticionaban la postergación del asunto, por no sentirse plenamente informados sobre el tema.594 El nuevo y poderoso frigorífico imponía acciones diligentes y acallar el debate estéril. Quien no estuviera a la altura de las circunstancias debía guardar silencio, la situación era compleja y debía dársele una pronta solución.

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DS HCD 1928, 20/06/1928. La cursiva me pertenece. Del mismo modo se estipulan los montos, los plazos y la secuencia de la construcción -algo extrañade cada una de las obras pautadas en el título y de aquellas que sólo cuentan con planos relativamente definitivos en el caso de los Mataderos. En total las obras demorarían casi cuatro años (46 meses) y su secuencia estaba pautada del siguiente modo: 1- Mercado de Haciendas (8 meses). 2- Corrales de descanso, bretes de matanza, calle cubierta, instalaciones y sección desperdicios (24 meses). 3- Horno Incinerador de Basuras, construcción a iniciarse luego de terminar los puntos 1 y 2, dilatándose durante 14 meses. Finalizados los hornos se culminará el Mercado de Haciendas y las demás obras. DS HCD 1928, 05/11/1926. Las objeciones del concejal Traba fueron despejadas por el veterano concejal Florentino, que había participado del ciclo de debates en torno al rechazo de los terrenos ofrecidos por la Sucesión de Teodelina de Alvear a fines de los años 1910s.

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“Morcillo: —Es [...] una obra que no se puede postergar por más tiempo, hasta por la salud del mismo vecindario de esta ciudad. Se impone que de una vez por todas se realice esta obra de indiscutible progreso, porque en la forma en que está funcionando actualmente los mataderos es imposible continuar por más tiempo, y la Municipalidad no puede depender de los Frigoríficos ni permitir que se faene en forma irregular como se hace hasta ahora. “Florentino: —No debe permitirse la postergación del proyecto. Esto permitiría que el monopolio de los frigoríficos perjudique los intereses del pueblo consumidor, provocando alteraciones en el precio de la carne, según sea lo que más convenga a los intereses de esos trust.” 595 La gran torre del frigorífico Swift, arrojando su humo maloliente, desde el inicio de sus actividades, preocupaba a los ediles, que bajo el artilugio de defender los intereses de los consumidores, apostaban a la construcción inmediata de los Nuevos Mataderos. Se trataba, ante todo, como se ha dicho, de una política de subsistencia. La única forma en la cual el control de la matanza y los impuestos derivados de la misma podrían ser retenidos por la Municipalidad era construyendo un nuevo establecimiento de Mataderos, que estuviera en condiciones de competir con el frigorífico estadounidense. Además, se intentaba prohibir las matanzas ilegales que en ese momento se registraban en puntos periféricos de la ciudad, fundamentalmente en el Oeste y en Alberdi.596 Por otra parte, la cantidad de población que existía en Rosario para 1926 según datos censales ascendía a cerca de 407.000 habitantes.597 Siguiendo la línea de este cálculo optimista, en el propio recinto durante 1929, se estimó la población total de Rosario en medio millón.598 Semejante cifra hacía imposible que el Matadero, tal como estaba instalado en Tablada, consiguiera servir a las necesidades de tamaña ciudad, lo cual daba mayor impulso a la ya establecida supremacía del Swift. El predominio de la técnica y de la concentración de capital que aunaba el frigorífico fue completado por la creciente presión de un mercado de consumo que no podía ser abastecido,

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DS HCD 1928, 05/11/1928, p. 209, la cursiva me pertenece. Cuando en 1929 se clausuraron los mataderos de Alberdi, los abastecedores protestaron, argumentando que pese a las malas condiciones de higiene, estos establecimientos difícilmente superaran la ausencia de estas aptitudes imperantes en el Matadero Municipal. DS HCD 1929, 14/11/1929. Cuarto Censo Municipal. Levantado el 21/10/1926 bajo la dirección de Dr. Domingo Dall’Anese, en Revista de la Facultad de Ciencias Económicas, Comerciales y Políticas, Tercera Serie, t. IV, Rosario, 1933. Aunque el prólogo de esta edición señala que probablemente la cantidad haya sido intencionalmente elevada puesto que en arreglo a la Ley Orgáncia de Municipalidades con una población superior a 400.000 habitantes las representaciones en el Concejo Deliberante se duplicaban. DS HCD 1929, 06/12/1929, p. 968.

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desde el punto de vista cuantitativo y cualitativo, por los obsoletos Mataderos Municipales. No obstante, las intenciones por dar salida rápida al asunto se vieron obstaculizadas con motivo de las dificultades que al año siguiente se suscitaron en la compra de terrenos. La inminente instalación de “La Vivienda del Trabajador”, que proveería de un servicio de infraestructura más complejo al barrio Tablada, valorizaría enormemente las superficies adyacentes. Los propietarios de los alrededores del Matadero, entre ellos los Sucesores de Cardoso, se negaron a vender a bajo costo y complicaron las posibilidades de localización del nuevo edificio en Barrio Tablada, debido a que era imperioso ampliar la superficie existente para poder construir los Nuevos Mataderos con cierta ventaja y alimentar las expectativas de competitividad frente al Swift.599 Ante las dificultades mentadas, en 1927, se trató de conseguir nuevos terrenos debido a la insalvable insuficiencia de los que habían sido destinados a tal fin en Tablada desde 1917 (por dictamen de comisión) y en 1921 (por ordenanza). Uno de los oferentes que se presentó a la nueva licitación fue la propia empresa Rossi e Hijo, los concesionarios de “La Vivienda del Trabajador” exponían a consideración los terrenos remanentes del “barrio obrero” proyectado en la zona. Su propuesta fue rápidamente desestimada, puesto que estas fracciones, excesivamente caras,600 eran insuficientes para el nuevo establecimiento proyectado.601 Conjuntamente, se registraron otras dos ofertas. Por su parte, Saa Pereyra ofrecía unos terrenos ubicados al Sur, entre Tablada y Saladillo, recostados sobre la orilla del Paraná. Éstos fueron valorados positivamente por sus comunicaciones: tres vías de ferrocarril, abundante servicio de ómnibus —habilitados orgánicamente a partir de 1925— y por su provisión de servicios: disponibilidad de aguas corrientes y electricidad. Sin embargo, las vías del ferrocarril dividían el terreno en varias fracciones entorpeciendo el tránsito de las haciendas y el control de las mismas, la distancia del Matadero y el Mercado de Haciendas dificultaría las posibilidades de atender a la matanza y a la venta, la desviación del Ferrocarril con destino a la Provincia de Buenos Aires generaría un sinnúmero de problemas al tratarse de una curva de empalmes múltiples, los ramales quedarían obturados para nuevas ampliaciones, la estación de ganado permanecería asentada sobre una calle de acceso y no habría espacio suficiente para el estacionamiento de trenes de hacienda. Del mismo modo, el ganado llegado por la vía fluvial no podría ser trasladado al Mercado de Haciendas sin atravesar zonas urbanizadas, con todos los perjuicios que ello ocasionaba a los vecinos; la situación sería semejante a la que planteaba el recorrido entre el Mercado y el Frigorífico. Desde el punto de vista urbanístico, se ocluiría

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ET HCD 1927, 06/09/1927, p. 338. $4 m/n la vara cuadrada. DS HCD 1927. Aún no habían sido liberados los terrenos correspondientes a la Vivienda del Trabajador, lo cual indica que sólo podrían utilizarse para los Nuevos Mataderos predios adyacentes a las construcciones.

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el actual camino a Saladillo y la futura prolongación de la Avenida Belgrano. Asimismo quedaría cortado Bulevar Segui antes de llegar a la barranca y se desmerecerían las casas de “La Vivienda del Trabajador” al estar ubicadas detrás de los corrales de haciendas.602 La comisión colocó en un lugar más aventajado para la licitación del conjunto de construcciones [Mataderos, Mercado de Haciendas Frigorífico y Vaciadero de Basuras] a los terrenos ofrecidos por la Sucesión de Carlos Casado. La configuración del suelo era aprovechable para la construcción, resultaba sencilla la edificación de desembarcaderos de trocha ancha y angosta, sería fácil el acceso al Matadero de la hacienda traída y embarcada por vía fluvial, el ganado comprado por el Frigorífico Swift podría llevarse por arreo, eliminando la dificultad del reembarque, y sin provocar mayores inconvenientes en zonas urbanizadas. La distancia al centro no resulta inconveniente a los abastecedores.603 Las valoraciones, más que atenerse a la distancia física del lugar, insisten sobre las cuestiones referidas a las rutas que las reses debían describir en el triángulo formado por el Matadero, el Mercado de Haciendas y el Frigorífico Swift. Con este proyecto, la Municipalidad esperaba que el Frigorífico condujera sus reses para ser sacrificadas en el Matadero de Rosario, a fin de no abonar impuestos adicionales por ulteriores introducciones de carne. Otro de los puntos sobresalientes, en esta evaluación, fue la comunicación vía ferrocarril y vía puerto en términos de embarque y conducción del ganado. Finalmente, el terreno de la Sucesión de Carlos Casado resultó escogido para emplazar definitivamente los Nuevos Mataderos. Después de innumerables modificaciones y cambios de rumbo la obra se radicó en aquel solar. Uno de los saldos de esta relocalización de los Nuevos Mataderos fue la pérdida de sentido de “La Vivienda del Trabajador de Barrio Tablada”. La razón fundamental por la que resultó irrealizable consistía en la definitiva ausencia del Matadero en sus inmediaciones. Así, fue abortado el segundo barrio que prometía tener las características más cercanas al título del emprendimiento.604 Este fracaso se consolidó a partir de la solicitud de Rossi e Hijo de no urbanizar y liberar de la operación aquellos terrenos. Las dificultades topográficas, la ausencia de infraestructura, el carácter insalubre y la dudosa facilidad de las comunicaciones con el centro urbano colocaban a estas tierras en una situación desfavorable. Sólo la instalación de los Mataderos y la 602

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ET HCD octubre 1927, Informe presentado por la comisión especial encargada de la construcción de los Nuevos Mataderos, fs. 2160 y ss. Me permito insistir, a la fecha de redacción de este informe, aún no habían sido desafectadas los terrenos para la construcción de la Vivienda del Trabajador. ET HCD octubre 1927, Informe presentado por la comisión especial encargada de la construcción de los Nuevos Mataderos, fs. 2160 y ss. Evidentemente de los cuatro barrios proyectados, Arroyito, Mendoza y Mataderos eran los que estaban en las zonas más alejadas del centro y de urbanizaciones suntuosas, salvando la proximidad de Arroyito con Alberdi, pero que también era compartida con Refinería. El barrio Parque de “La Vivienda del Trabajador”, decididamente tuvo otro perfil, mucho más vinculado a sectores medios en ascenso.

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Ilustración 32 — Plano Rosario 1927

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Ilustración 33 — Plano Rosario 1931 (Fragmento)

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colaboración de la Municipalidad, para tratar de revertir las condiciones topográficas y urbanistas, hubieran brindado la cobertura necesaria que otorgaría seguridad a la inversión de Rossi e Hijo. La iniciativa privada perdía serias posibilidades de obtener importantes ganancias en un lapso breve y aumentaba los cuantums de incertidumbre. Las expectativas de la firma sólo podían cumplirse con el concurso de “La Vivienda del Trabajador”, el Banco Municipal de Prestamos y Caja de Ahorro, y la propia Municipalidad de Rosario. Esta declinación no impidió a Rossi e Hijo adjudicarse la construcción de los Nuevos Mataderos Municipales, al Norte de Barrio Saladillo. Las tierras que fueron de Carlos Casado y que estaban ubicadas en Lamadrid y Convención contaban con una superficie aproximada de 350.000 m2. Rossi e Hijos se presentaron a la licitación convocada y prolongada en varias ocasiones por la municipalidad. Finalmente, el concurso de proyectos y de precios se realizó el 29 de noviembre de 1928. Al día siguiente fue redactada la Ordenanza Contrato que estipulaba los valores y las características de la construcción. En total la firma del contrato redondeaba la cifra $4.200.000 m/n, un tercio de lo estipulado para la construcción de los cuatro barrios de “La Vivienda del Trabajador”.605 Evidentemente, Rossi e Hijo obtuvo, a fines de los años 1920s., uno de los contratos más ventajosos y de adjudicación más dudosa que la Municipalidad estableció con privados para la realización de obras públicas.606 Las instalaciones presupuestadas, que eran una referencia fidedigna de los planos de Hermann Louble, constaban de un Mercado de Haciendas, seccionado en Mer605

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Por la construcción de “La Vivienda del Trabajador” se sancionó un emprestito provincial de $12.000.000 m/n. La firma sin embargo terminó cobrando en títulos una cifra algo menor, cercana a los $6.000.000 m/n. Este hecho motivó las fuertes denuncias del concejal por el Partido Socialista, Ceferino Campos, en un largo alegato sobre las irregularidades de “La Vivienda del Trabajador”. DS HCD 1933, 06/10/ 1933, pp. 863-870; DS HCD 1933, 24/11/1933, pp. 1165-1195. Otros negociados discutidos en la década siguiente, pero que habían tenido orígenes diez años atrás, fueron, por una parte, el de la Compañía de Aguas Corrientes, cuyo resultado fue compilado en ET HCD Investigación sobre el cumplimiento del contrato de la Compañía de Aguas Corrientes y Obras de Salubridad, 1932. Luego el conflicto con la compañía belga de tranvías eléctricos culminó con la municipalización del servicio en 1932. ET HCD Conflictos tranviarios y Municipalización del Servicio, 1932. Un negociado altisonante fue el de la firma Bugnone y Guida que contrataron la pavimentación de las grandes arterias de la ciudad durante los años 1920s. Las denuncias que al respecto formuló el concejal socialista Francisco Bodetto fueron publicadas en 1934 y prologadas por su camarada Ceferino Campos. BODETTO, Francisco El negocio de los pavimentos al descubierto, Talleres Gráficos Argentina, 9 de julio 1351, Rosario, febrero 1934. Finalmente, corresponde el cierre de este ciclo al movimiento vecinalista encabezado por el concejal Manuel Varón, representante del Partido Liberación, que culminó en la escritura de los ya citados tomos sobre los negociados de la empresa de energía eléctrica (SER): VARÓN, Manuel El servicio público de electricidad en Rosario..., cit. Esta investigación arrojó como correlato político efectivo la recolección de 30.000 firmas de usuarios del servicio suministrado por la SER a favor de una importante rebaja, además de una persistente movilización nocturna, durante los últimos años de la década de 1930, en las que se pegaban carteles sobre los postes de electricidad incriminando a la SER y a algunos concejales —particularmente Armando Arijón (hijo mayor de José

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cado de Vacunos y Mercado de Porcinos y Lanares; un Matadero Modelo con corrales de encierre, brete de matar, salas de faenar, sección aprovechamiento desperdicios, instalaciones mecánicas para la matanza y transporte de reses, instalación de agua fría, caliente y vapor, instalaciones de electricidad y canalización; un Frigorífico completo, máquinas, talleres, canalización de agua, luz eléctrica, aislamiento en corcho, instalación mecánica para fuerza motriz, tuberías de circulación de gas frío, fabrica de hielo, provisión de agua con pozos, y bomba, instalación mecánica para el transporte de carne. Además se dispusieron oficinas de administración y coordinación. Para 1929, el mercado de Haciendas había sido construido. Rossi e Hijo solicitaban un adelanto, sobre el total de la cifra acordada por el contrato, para acelerar los ritmos de construcción del Matadero.607 La distancia que se estableció a partir 1929 entre el Mercado de Haciendas, construido en los terrenos que fueron de Casado, y el antiguo Matadero era de alrededor de 1,5 Km. Esta nueva redistribución de los puntos de referencia en la ruta de la carne impuso un periplo que incomodaba y obligaba a los abastecedores a incurrir en mayores gastos. Además, este sector reprochaba que los costos de las nuevas obras, prorrateados en nueve años, fueran sufragados por un impuesto adicional a la matanza que en definitiva debía ser abonado por los abastecedores. Aún cuando su importe se transfiriese luego al precio final de la carne. Los abastecedores presionaban para que se concluyeran definitivamente las obras, pues “...en la actualidad estaban sufriendo la competencia del frigorífico Swift que introducía carnes en condiciones más ventajosas.” 608 Pese a los intentos de propulsar una construcción diligente del matadero y lograr colocar el establecimiento municipal en una posición menos desventajosa con respecto al frigorífico estadounidense, la crisis económica y política tuvo su impacto definitivo sobre este y otros proyectos en septiembre de 1930. Los encendidos pedidos de los abastecedores quedaron aplazados para mejor ocasión. Sus demandas tuvieron que amoldarse a las circunstancias y sobre todo sufrieron la contracción del mercado de consumo de carnes.609 La crisis también arrastró a la empresa constructora de los Nuevos Mataderos, que complicada por su irregular situación respecto al contrato de

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Arijón) en manejos fraudulentos y cobro de sobornos. ET HCD septiembre 1939, t. V. La Asociación Liberación sobre rebajas en las tarifas de servicios públicos. Consta de 30.000 firmas estampadas a lo largo de 900 folios. El aumento de velocidad en la construcciones fue probada a principios de 1930, cuando la empresa construyó un horno de ladrillos en las inmediaciones de las construcciones para servir de abastecimiento a las mismas. Aunque la instalación de este tipo de industrias en la zona estaba prohibida, la premura que envolvía a la obra habilitaba la contravención de cualquier tipo de normativa vigente. La Capital 04/02/1930. En defensa de Rossi e Hijo puede argumentarse que era una de las pocas constructoras del país que contaba con un método de construcción en serie que abarataba y apresuraba enormemente sus trabajos. Cfr. ROGOTTI, Ana María Municipio y Vivienda..., cit. DS HCD 1929, 14/12/1929, p. 968. SMITH, Peter Carne y política..., cit.

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“La Vivienda del Trabajador”, se declaró en quiebra a fin de no enfrentar las demandas que pesaban sobre la calidad de sus construcciones.610 La crisis de los primeros años 1930s. sumó nuevos obstáculos a la dilatada empresa de construir los Nuevos Mataderos. Múltiples contratiempos se interpusieron para la realización de las obras, éstas recayeron en manos de la Sociedad Anónima Woiss y Feytag, cuya propuesta había sido desestimada durante la licitación adjudicada a Rossi e Hijo. En 1931, pese a las profusas dificultades, la estructura de los Nuevos Mataderos estaba casi completa. Aún se carecía de algunas las instalaciones indispensables para su funcionamiento. El complejo de matanza ganadera fue calificado, en razón de sus características edilicias y de la higiene inscriptas en el funcionamiento de sus estructuras, por distintos medios internacionales, como un establecimiento modelo, el cual hasta el momento no hallaba parangón en toda América Latina.611 En los primeros días del año 1932, se inauguraron definitivamente los flamantes mataderos. La Intendencia de Esteban Morcillo principiaba con esta obra, largamente postergada, el camino reformista que caracterizó el perfil de su gestión. Una administración orientada a la realización de los desdeñados proyectos de modernización conservadora del municipio elaborados, durante los años 1920s., por los miembros del Partido Demócrata Progresista. Los Mataderos, Frigoríficos y Mercado de Haciendas finalmente convivían en un mismo espacio, organizado para la venta, faena y enfriado de la carne. Las aspiraciones de Lisandro De La Torre y de muchos otros grandes propietarios rurales se concretaban tras dos décadas de indecisión. De cualquier modo, la ventaja de siete años otorgada al Frigorífico Swift era irreversible, a pesar de las trabas que se impusieron a la circulación de carne, durante toda la década de 1930.612 Cámaras frías sobre las orillas del arroyo y la comercialización de la carne “El maestro explicó la diferencia que separa a los animales en herbívoros y carnívoros. Poco después preguntó a un niño desatento. —Vamos a ver ¿Cómo se llaman los animales que comen carne?

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El quebranto de Rossi e Hijo y su desvinculación con la Vivienda del Trabajador y la construcción de los Nuevos Mataderos, emprendimientos por los cuales de cualquier modo cobraron una suma que ascendió a alrededor de $8.000.000m/n, fue reconocido por el Comisionado Interventor Dr. Alejandro Carrasco que asumió en septiembre de 1930. Cfr. Compendio de Diegestos municipal publicado en el año 1931, publicado durante la intendencia del Dr. Alejandro Carrasco, Talleres Pomponio, Rosario, 1932. La Capital 08/03/1931. Aunque buena parte del proyecto de los Mataderos y Meracado de Hacienda se llevó a término, no se logró construir los Hornos Incineradores de Basuras, quedando su licitación desierta. ET HCD Hornos Incineradores de Basuras, 1933.

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El alumno improvisadamente —¡Los ricos!” Humor, en Gestos y Muecas613 El precio de la carne tendió al alza hacia 1913, a partir de la fractura del pool de frigoríficos, promovida por Armour & Cia.614 Desde ese momento, se desató una dura competencia entre los antiguos frigoríficos anglo-argentinos y sus nuevos y mejor dotados oponentes estadounidenses; la batalla sólo fue sofrenada por los efectos de la Guerra de 1914. Si bien esta coyuntura, en principio, disminuyó los envíos de carnes a Europa, la situación se revirtió abruptamente en 1915, cuando Inglaterra inició las compras con miras a abastecer a los ejércitos aliados. La primacía de la carne congelada sobre la enfriada perjudicó a los productores ganaderos de alto standing y obligó a la reorientación de su producción. Del mismo modo, la exportación dejó escasos suministros para el mercado local. Por lo tanto, el nuevo contexto económico, no fue precisamente favorable a la disminución de los precios de la carne en su venta al menudeo. En 1918, los abastecedores de Rosario, ante los frecuentes aumentos del precio de la carne para consumo, argüían que la responsabilidad de estas fluctuaciones correspondía a las enormes remesas de exportaciones que tornaban insuficiente el producto. En definitiva, la escasez de la carne colocada en el mercado de consumo elevaba su precio final.615 Estos incrementos de costo fueron cuantitativamente presentados, a fines de los años 1960s., por Peter Smith.616 Aunque los guarismos sólo reflejan la situación de Buenos Aires, puede apreciarse un aumento del valor promedio de la carne, entre 1914 y 1919, que de $0,50 por kilo se eleva a $0,71, un incremento del 21% distribuido en cinco años. Estos costes adicionales emergieron en medio de una situación particularmente grave, vinculada con los problemas ocasionados por la desocupación, la crisis de la producción agrícola, la migración interna hacia las ciudades y el alza inflacionaria de precios. Con sus variaciones específicas, las carnes también recibieron un fuerte aumento en Rosario. La prensa local atribuía esta suba a los intereses especulativos de algunos hacendados, que sólo procuraban aumentar sus ganancias en un período excepcional. No se alcanzaba a comprender cabalmente cómo era posible que en el país, cuya producción ganadera abastecía al mundo entero, los precios de este insumo básico resultaran inaccesibles para gran parte de la población. El retaceo de la abundancia de carnes en el mercado de consumo era ocasionado por las extraordinarias exporta613 614

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Gestos y Muecas, año I, núm. 6, 12/10/1913. Prefiero no abundar demasiado en este problema, dado que fue tratado extensamente por SMITH, Peter Carne y política..., cit. “La cuestión de la Carne”, QUIROGA, Isidro Memoria presentada…, cit.; “Aumento de la carne”, La Capital 11/07/1918. Cfr. SMITH, Peter Carne y política..., cit., p. 78.

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ciones. Los medios de prensa tomaron partido por los abastecedores y carniceros, exonerándolos de toda responsabilidad frente al aumento. “La causa del excesivo aumento que en breves días llegó al 20% sobre los anteriores precios, puede buscarse en la especulación inmoderada de un grupo fuerte de exportadores que aprovechando el momento propicio de la guerra, envía ganado en condiciones apreciables fuera del país, provocando con ello su escasez y como consecuencia inmediata la suba de tarifas.” 617 La crisis promovió solicitudes de variados sectores orientadas a alentar una mayor intervención del Estado. Se entendía que el juego económico no podía fluir libremente en momentos tan críticos y que los poderes públicos debían asumir roles excepcionales, compelidos por coyunturas no menos anormales.618 A estas sugerencias, que propulsaban en sus planteos más radicalizados el abasto municipal de las carnes, respondieron los proyectos reformistas, encarados durante la intendencia de Emiliano Ferreyra.619 Un conjunto de propuestas fue apenas esbozado, bajo la guía que suponía el informe redactado por Bialet Laprida —hijo de Bialet Massé— sobre el estado de la clase obrera local. Los planes se destinaron fundamentalmente a estimular el ahorro popular, fomentar el seguro, promover el socorro mutuo, propagar la cultura popular mediante bibliotecas, extender el servicio de la asistencia pública, consolidar la familia, protegiendo a la mujer y al niño a través de asilos y reformatorios, generar una agencia de colocaciones para los obreros desocupados, etc. Este abanico de disposiciones, muy a la época, fueron truncadas, debido a la destitución de Ferreyra, pero manifestaron la actualidad de la preocupación del poder municipal por intervenir en materia económica y diseñar una política filantrópico-asistencial.620 Sin embargo, pese a los nuevos roles, al menos discursivamente, asignados al municipio, los empresarios privados eran quienes “naturalmente” podían revertir la situación. El Frigorífico Swift La Plata SA había dispuesto invertir en la compra de terrenos para instalar una planta en la ciudad de Rosario. Los medios locales ofrecieron detalles de la noticia no sin dejar traslucir una notable simpatía. La definitiva adquisición se llevó a cabo en el mes de mayo de 1917. El frigorífico Swift se instalaría a la brevedad en Saladillo, las expectativas eran enormes y la ansiedad crecía. La firma había adquirido los terrenos de manos de la Sociedad Anónima “El Saladillo”, que frente a la crisis consiguió finalmente colocar una importante extensión de tierras para 617 618

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“La carne sigue aumentando y lo hizo en muy pocos días un 20%”, La Capital 11/08/1918. En la sección anterior, se ha referido a ciertas propuestas de intervención estatal que aparecieren estampadas en los periódicos, como la construcción de obra pública en procura de activar el mercado de trabajo. La Capital 14/08/1918. Sobre estas cuestiones pueden revisarse los datos recopilados en “Del municipio regulador a la ciudad activa”, en RIGOTTI, Ana María Municipio y vivienda..., cit,, pp. 33-71.

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la formación de un establecimiento industrial. La implantación del frigorífico auguraba nuevas urbanizaciones, cuya tipología podría sumar un perfil desconocido al barrio de descanso. Probablemente, el curso del arroyo y la ubicación de los terrenos en la jurisdicción de Villa Gobernador Gálvez minimizaban, al menos en los papeles, los efectos que una industria vinculada con la carne podría acarrear al aristocrático barrio. De cualquier modo, la nueva configuración de sentido que se generó en el espacio circundante fue aplazada, dado que la empresa frigorífica había decidido aguardar a una coyuntura más favorable para la instalación de su planta.621 Entretanto, se especulaba también con la potencial instalación de otros frigoríficos, entre los que sobresalía el perteneciente la firma Armour. La Capital celebró abiertamente la posible implantación de estos establecimientos industriales, debido al progreso y al lustre que conferirían a Rosario. Además, dichas empresas se convertirían en una fuente de puestos de trabajo, que conseguirían mermar los problemas ocasionados por la elevada desocupación, y mediante sus concentrados capitales abaratarían el costo de la carne para el consumo. Este último argumento, reducía a su mínima expresión todo tipo de trabas para el montaje de los frigoríficos y, muy por el contrario, alentaba la concesión de todas las facilidades posibles para radicar la inversión en el municipio. La empresa privada de capital extranjero se constituía en un poderoso paliativo imaginario para la desocupación imperante. De aquellos apasionados enfrentamientos entre frigoríficos y hacendados, que caracterizaron la fundación del Mercado General de Haciendas, no quedaban demasiadas huellas. La reactivación económica se imponía con urgencia.622 Sin embargo, este entusiasmo inicial fue seguido por la necesidad de gestar, como se ha visto, un Matadero Municipal y un Frigorífico Regional apenas la economía comenzó a dar signos de restablecimiento. El Frigorífico Swift mantuvo la idea de iniciar cuanto antes la construcción de la planta, aunque estos propósitos fueron dilatados por la deprimida situación económica. Por su parte, la firma Armour declinó su análogo proyecto, debido a las alternati-

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La coyuntura no era propicia para la instalación del Frigorífico. La Guerra implicaba que los costos de producción se elevaran ostensiblemente, debido a que la mayoría de los materiales eran importados. Los precios de la carne no eran tampoco los más alentadores y además el frigorífico atravesaba una complicada situación con sus obreros de Berisso que tentaban ingresar a la FORA y generaron episódios huelguísticos sobre fines de 1917 y principios del año siguiente. LOBATO, Mirta Zaida La vida en las fábriacas. Trabajo, protesta y política en una comunidad obrera, Berisso (1904-1970), Prometeo libros/Entrepasados, Buenos Aires, 2001, pp. 165 y ss. No obstante la fuerte alza en la demanda de conservas luego de la I Guerra habría tornado insuficiente la operatoria del Frigorífico de Berisso, por tanto la sección conservas abrió sus puertas en Rosario alrededor del año 1922, cuando el Frigorífico aún no estaba plenamente instalado. “El establecimiento de los frigoríficos traería a Rosario la movilización de importantes capitales contribuyendo a dar empleo a varios miles de trabajadores que con sus ganancias darían animación a una buena parte del comercio. Se comprende la conveniencia que existe en que los poderes públicos de la provincia y la nación den facilidades a las empresas de referencia para la realización de su propósito.” “Instalación de Frigoríficos. Varios proyectos”, La Capital 08/03/1917.

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vas generadas por “el mercado” alrededor del precio del ganado.623 El solar que Swift escogió para sus instalaciones respondía a los usos en la localización de este tipo de industrias. El destino de la producción fundamentalmente estaba orientado a la exportación, por lo tanto el lugar de transformación de las reses en carne debía lindar con la zona de embarcado. Así, los frigoríficos eran instalados invariablemente a orillas de algún río caudaloso o directamente del mar.624 En consecuencia, el espacio seleccionado por el Frigorífico para levantar sus estructuras estaba delimitado por un conjunto de tierras alejadas en la zona Este sobre la margen Sur del arroyo Saladillo, lindantes con la ribera del río Paraná y que se encontraban en las inmediaciones del vértice Sur-Oriental de la jurisdicción del municipio de Rosario. En aquel paraje el arroyo Saladillo se encuentra con el río Paraná, brindando una accesibilidad fluvial inmejorable. Debido a su ubicación relativa a las márgenes del arroyo, y a las negociaciones territoriales de los primeros años 1900s., los terrenos se hallaban en jurisdicción de la Comisión de Fomento de Villa Gobernador Gálvez. La operación inmobiliaria se llevó a cabo en mayo de 1917 con la empresa rosarina que regenteaba el barrio Saladillo. La fracción de tierra en cuestión había sido adquirida por la Sociedad Anónima “El Saladillo” a partir de la venta del parque privado del Sr. Eduardo Pini, quien, a su vez, alrededor de los primeros años de la década de 1910, los había comprado a su anterior propietario, el Ingeniero Abel Pagnard.625 Remontarse a las primeras especializaciones productivas del terreno remite a la zona difusa, en cuyas proximidades se emplazaba Puerto Plaza de Manuel Arijón, durante las últimas décadas del siglo XIX.626 La adquisición de terrenos por parte de la firma Swift La Plata S.A. culminó en 1925. Una vez levantado el frigorífico, los terrenos adyacentes, que sumaban una superficie de 589.615,49 m2, fueron empleados en la construcción de un campo de

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La Capital 21/07/1917. Cfr, BOURDE, Guy Buenos Aires…, cit. Reconstrucción efectuada a partir de los planos del Municipio de Rosario: Plano General del Municipio del Rosario de Santa Fe, 1908. Publicado por el Departamento de Obras Públicas de la Municipalidad, Ingeniero Director Héctor Thedy. Aprobado por el Intendente Santiago Pinasco el 10 de abril de 1905, Rosario; Plano General del Municipio de Rosario de Santa Fe. Publicado por el Departamento de Obras Públicas de la Municipalidad de Rosario. Ingeniero Director Ramón Araya, Impresión autorizada por el intendente Isidro Quiroga, 23 de agosto de 1909. Secretario Juan Álvarez, Establecimiento Gráfico Welfin, Rosario, 1910; Plano del Municipio de Rosario de Santa Fe, 1915. Publicado por el Departamento Municipal de Obras Públicas. Ingeniero Director Juan Barberis. Intendente Oscar Meyer. Secretario Pedro Palenque, Rosario, 1915; Plano del Municipio de Rosario de Santa Fe 1927; Plano del Municipio de Rosario 1930. Confeccionado por el Departamento Municipal de Obras Públicas. Ingeniero Director Mario Morgantini. Intendente Municipal Dr. Alejandro Carrasco. Secretario de Hacienda y Obras Públicas Don Pantaleón Martínez Zurbano. Secretario de Gobierno Dr. González Sabathie, Litográfica Jacobo Peuser, Rosario, 1931. Según figura en el Censo Provincial de 1887.

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Golf, destinado al esparcimiento de los directivos de la empresa.627 Esta ampliación se verificó a través de la compra de una nueva fracción de tierra perteneciente a la Sociedad Anónima “El Saladillo” y la adquisición del edificio que albergó durante la década de 1920 a un nosocomio de la Liga Argentina de Lucha Contra la Tuberculosis, conocida popularmente como la “Casa de la Salud”.628 Ambos gestos se inscriben en una suerte de exhumación de los antiguos usos y hábitos que caracterizaron al barrio regenteado por la Sociedad Anónima. No obstante, las nuevas condiciones del espacio social impidieron la realización de ese proyecto.629 Los agentes y representantes del Frigorífico Swift sustentaron su opción por el terreno en estrecha relación con la estrategia productiva y comercial que estaban dispuestos a diseñar. Las zonas adyacentes al ejido urbano de Rosario ofrecían a la empresa norteamericana numerosas y atractivas ventajas. Las prácticas desplegadas sobre el espacio denotan una racionalidad económica que intentaba cubrir, a través de la localización industrial, objetivos de corto y largo alcance. La ubicación permitía el fácil acceso a la exportación de los productos elaborados, a esto concurrían la cercanía de las aguas del río Paraná y del arroyo Saladillo, las vías del Central Argentino y del Ferrocarril Francés de Rosario-Puerto General Belgrano y del Ferrocarril a la Provincia de Buenos Aires, que divide la traza urbana de Villa Gobernador Gálvez. Por añadidura, la locación gozaba de tres accesos de primer orden en sentido NorteSur: Bv. Oroño, San Martín y Ayacucho, algo recostado sobre el Oeste Av. Ovidio Lagos.

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MORAL, Fray Dionisio y SIMÓN, Omar A. Barrio Pueblo Nuevo, Ciudad de Villa Gobernador Gálvez. “Reseña histórica”, Villa Gobernador Gálvez, 1998, 41 pp. En esos terrenos se encuentra actualmente la Planta Nueva del Frigorífico. A principios del siglo XX este edifico constituía el Palacio Pagnard, que había sido retratado en el álbum publicitario que lanzó la Sociedad Anónima el Saladillo en 1905 como una de las mayores obras arquitectónicas con las que contaba por entonces el barrio. Las escrituras de venta de este solar se encuentran en el Registro del Colegio de Escribanos, Escritura de 7 de octubre de 1925. MORAL, Fray Dionisio y SIMÓN, Omar A. Barrio Pueblo Nuevo..., cit. En 1926 la Liga Argentina Contra la Tuberculosis buscaba afanosamente instalar su Sanatorio en algún rincón del barrio Saladillo. Las propiedades curativas del espacio, aún agreste, seguían reverberando en el imaginario de sus directores. Sin embargo la propuesta chocó con importantes obstáculos. El terreno alternativo al chalet de Pagnard estaba ubicado en Avenida San Martín y Arijón. Por lo tanto, varios vecinos del barrio elevaron su voz para impedir que el nosocomio se instalara allí. La localización no lograría la asepcia necesaria que debía recubrir a una estructura consagrada a una patología infecto contagiosa. El lugar estaba situado en la intersección de arterias particularmente animadas del barrio, implicando posibilidades de contagio e impidiendo el debido aislamiento de los enfermos. (10/02/1926). Digesto Municipal. Ordenanzas, decretos, acuerdos, reglamentos, contratos, etc. de la Municipalidad de Rosario. República Argentina, 1926, Imprenta J. B. Ravini, Rosario, 1930, pp. 520-521. La mayor parte de los empleados y los directivos del frigorífico, por su parte, rápidamente trasladaron sus residencias fuera del barrio hacia lugares de menor contacto con las masas obreras.

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Sedujo, también, a J. Hudson, director del frigorífico de Rosario, la cercanía de un mercado próximo tan importante. La segunda ciudad de la Argentina, que contaba por entonces con cuatrocientos mil habitantes. Quizá convenga aquí insertar un cuadro que contemple la evolución poblacional de la ciudad de Rosario desde fines del siglo XIX hasta promediar los años 1920. Año de levantamiento y jurisdicción que ordena los Censos (Rosario 1858-1925)

1858 Confederación Argentina

Cantidad total de habitantes

9.785

1869 Nacional

23.169

1887 Provincial

50.914

1900 Municipal

112.461

1906 Municipal

150.686

1910 Municipal

192.278

1914 Nacional

222.592

1925 Municipal

406.469

Fuentes: FALCÓN, Ricardo, et al. “Élites y sectores populares...”, cit. Primer Censo Municipal 1900; Segundo Censo Municipal 1906; Tercer Censo Municipal 1910; Tercer Censo Nacional 1914; Cuarto Censo Municipal 1925.630

Al parecer a mediados de la década de 1920, esta plaza comercial ingresó en una coyuntura de expansión sostenida, que la tornaba especialmente propicia a los ojos de los inversores norteamericanos. Se trataba de capturar una demanda potencial en crecimiento, destinada a completar las exportaciones, dando, a la vez, salida a los productos cárnicos y promoviendo las industrias secundarias. Este apéndice resultaría vital en caso de que los ciclos de exportación tuvieran comportamientos depresivos. El mercado latente no sólo proveería al frigorífico de consumidores ávidos de carnes rojas, sino también de la fuerza de trabajo que animaría las faenas diarias de la planta. Los trabajadores llegarían por varios conductos, el más frecuente las líneas 8 y 11 de los tranvías eléctricos, a partir de 1925 la línea 8 extendió su recorrido hasta Villa

630

Las variaciones en la tasa de crecimiento demográfico en los censos del siglo XX son las siguientes: 1900-1906 34% (5,6% anual); 1906-1910 28% anual (7% anual); 1910-1914 15% (3,75% anual); 1914-1925 79% (6,58% anual).

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Gobernador Gálvez, constituyéndose, luego, una segunda línea denominada 8 bis.631 Además, algunos ómnibus privados servían también a Swift.632 A estas ventajas, se añadía la abundante dotación de materias primas, fundamentalmente ganado vacuno, al que luego se incorporó el lanar y porcino; en la misma forma existían innumerables aprovisionamientos de forrajes para la cría del ganado. Los animales permanecerían retenidos en los corrales de Villa San Diego y serían trasladados desde allí a las playas de matanza. La localización del establecimiento permitía el incremento y la diversificación de actividades con la finalidad de evitar el dispendio de la fuerza de trabajo, la energía, el combustible y los desperdicios. Las infraestructuras de comunicación, ya fueran calles, vías férreas, cursos fluviales navegables por barcos frigoríficos de gran calado, redes tranviarias y recorridos de ómnibus eran las condiciones materiales necesarias para la afluencia de materia prima y mano de obra, así como las salidas de los productos tanto hacia la exportación como a la comercialización en Rosario.633 Villa Gobernador Gálvez ofrecía, además, ciertas ventajas adicionales. La inexistencia de un ente Municipal constituido, si bien representaba algunas dificultades para la provisión de servicios a la planta frigorífica, compensaba largamente estos leves obstáculos con una carga impositiva notablemente menor, la ausencia de controles exhaustivos, las facilidades de radicación y desarrollo de las actividades productivas y comerciales. Los trabajos de construcción del establecimiento se iniciaron en 1922 y para mayo de 1924, casi habían sido totalmente finalizados. Quinientas toneladas de carne congelada se despacharon el penúltimo día de 1924, desde el embarcadero del Frigorífico Swift, sobre una barca de Lamport and Holtline, “El Murillo”, de bandera inglesa. El destino de la carga, el puerto de Brermehaeven en Alemania. El frigorífico, diseñado por el Ingeniero M.A.A. Burns, estrenaba sus instalaciones e inauguraba sus actividades de exportación.634 El Swift inició sus compras de insumos, vinculadas en principio a las haciendas tipo “Continental” y “Conserva”.635 Sus instalaciones continuaban habilitándose en 1925 y la capacidad de faenamiento se ampliaba día tras día.636 Rápidamente, el volu631 632

633

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ET HCD septiembre 1925, fs. 235,332-333. La línea que llegaba casi hasta el Swift era la “L”, que infructuosamente intento ampliar su recorrido hasta la puerta del establecimiento en agosto de 1930. ET HCD enero-febrero-marzo 1930, f. 424. Una estrategia semejante escogió el Frigorífico Armour, en 1926. Cuando ensayó, sin mayor consecuencia, instalarse en la vecina localidad de Alvear, donde también funcionaba una Comisión de Fomento y las facilidades resultaban enormes, aunque este pueblo no se hallaba tan próximo a Rosario y las salidas fluviales no eran tan inmediatas, sin alejarse en demasía de la reducida área urbanizada. Sus planos fueron rechazados por el Poder Ejecutivo Nacional por encontrarse fuera de línea de construcción y en un terreno poco firme. Cfr. La Capital 26/02/1926. La Capital 30/12/1924. La Capital 25/01/1925. La Capital 11/02/1925.

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men de actividades del Swift sobrepasó a los Mataderos Municipales. Sus remanentes no exportables debían ser colocados en otra plaza, y a tal fin se había decidido su ubicación estratégica inmediata a Rosario. De modo que, en marzo de 1925, a sólo tres meses de su inauguración, el frigorífico pidió autorización para ingresar carnes al municipio. La iniciativa fue recibida no sin cierto recelo por los funcionarios municipales, los miembros de la Sociedad de Abastecedores y los de la Sociedad Rural de Rosario.637 Atrás habían quedado, ya casi olvidados, los auspicios dispensados a la empresa y los ofrecimientos incondicionales de 1917, los augurios de éxito y progresos que sintetizaba Swift se habían desvanecido junto con la crisis. A medidos de 1920, de todo aquello sólo habían medrado, sin proporción, las amenazas de competencia desleal. Las reticencias de varios sectores generaron una profunda preocupación. Para evaluar la situación del ingreso al municipio de carnes provenientes del Swift, se formó una comisión encargada de dirimir este asunto, que por cierto resultó bastante espinoso. Si bien era necesario propender a la baratura de los artículos de primera necesidad para favorecer a la población consumidora, el ofrecimiento del Swift de vender carne a costo reducido en Rosario había provocado la indignación de los abastecedores y otros intermediarios. También, el bienestar de los habitantes, medido en términos de abaratamiento de las subsistencias, representaba un obstáculo para elevar el monto de los impuestos municipales a la matanza, imposibilidad que al mismo tiempo representaba la sentencia de muerte de los Mataderos Municipales. Swift contaba con la ventaja de una producción libre de los gravámenes que alcanzaban a los abastecedores y a los comerciantes de Rosario. Esta operatoria establecía claramente una situación de privilegio ante el Municipio. La prensa abogaba por el inicio de las transacciones del frigorífico en el mercado local, pero advertía que éstas no deberían lesionar los intereses de terceros. El difícil acuerdo recalaba en manos de una comisión especial, nombrada a efectos de destrabar la situación.638 La comisión encargada de establecer la modalidad de venta del Frigorífico Swift era ante todo un ente que reunía a los sectores involucrados. Finalmente, quedó integrada por los presidentes y algunos vicepresidentes de las siguientes instituciones: Sociedad Rural de Rosario (Joaquín Marull y Leopoldo Uranga), Sociedad Unión Abastecedores (Antonio Cingolani), El Centro de Consignatarios (Francisco Madrid), Frigorífico Swift La Plata S.A. (Quintin Munce). Por la Municipalidad de Rosario: Contador Hiram Calogero (Asesor Contable) y Dr. Nicolás R. Amuchástegui (Asesor Legal). En la primera reunión se decidió pedir los antecedentes que sobre el tema hubieran reunido los municipios de La Plata y Córdoba. La alarma de este grupo respecto a las nuevas intenciones del Swift era algo inmoderada. A sus ojos, todo el 637

638

La Capital 08/03/1925. Los abastecedores habían planteado ya su enérgico desacuerdo por tratarse de un proyecto que, a su modo de ver, era el puntapié inicial del proceso de trustificación del mercado. “La venta de Carne en la ciudad”, La Capital 12/04/1925.

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proceso de producción y comercialización de la carne quedaría en manos del frigorífico que detentaría un dominio inexpugnable. “Enormes prejuicios que traería a la comuna en tanto el Frigorífico Swift absorbería los productos de los Mataderos, de los abastecedores, consignatarios, carniceros y establecimientos que fabrican productos derivados.” 639 Un mes después, insistían con diagnósticos igualmente poco alentadores, sobre la introducción de carnes por parte del frigorífico: “...se trata de un grave problema que merece ser estudiado con muchísimo detenimiento porque abarca puntos de capital importancia que entre los que podría encontrarse involucrada la futura desaparición de los Mataderos Municipales, lo que implica un serio peligro para el municipio.” 640 Las demoras en la resolución de la Comisión eran propias de su funcionamiento burocrático incompatible con las urgencias del mercado. El grupo no había elegido las reuniones plenarias como mecanismo resolutivo, antes prefirió realizar análisis individuales de la propuesta de Swift, exponiéndola, además, a la consideración de otros miembros de las distintas sociedades. Ante el retraso, el frigorífico inició actividades de comercialización sin autorización. Al menos, así lo denunciaba el concejal Della Cella en junio de 1925.641 En vista de los acontecimientos, el dictamen de la comisión se expuso a consideración del Intendente, y éste reglamentó un decreto que estableció los impuestos que el frigorífico debía abonar en concepto de introducción de carnes al municipio.642 Las operaciones comerciales que realizara el Swift en jurisdicción de la Municipalidad de Rosario quedaban reglamentadas por la Ordenanza General de Impuestos vigente en 1925. En consecuencia, la carga que se dispuso sobre la entrada de carnes fue especificada para el frigorífico Swift, en forma proporcional, sobre los siguientes rubros: “...res, media res, cuarta res, considerándose como lo último cualquier fracción menor.” 643 639

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“Se reúne la comisión para establecer la venta del Frigorífico Swift en Rosario”, La Capital 21/04/ 1925. “La Solicitud del Frigorífico. El estado del asunto”, La Capital 12/05/1925. Se argumentaba que el frigorífico posiblemente no abonaba ningún impuesto en concepto de introducción de carnes al Municipio. ET HCD agosto 1925. “Estableciendo el Impuesto que deba abonar el Frigorífico Swift por las carnes que introduzca al municipio”, en Digesto Municipal. Ordenanzas, decretos, acuerdos y reglamentos, contratos, etc. Municipalidad de Rosario (Provincia de Santa Fe, República Argentina) dictados en el año 1925, Imprenta J. B. Ravini, Rosario, 1930, pp. 707-712. “Estableciendo el Impuesto...”, cit., p. 707.

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Sobre todo el último rubro, que homologaba la carga que pesaba sobre un cuarto de res (aproximadamente 70 kg.) a cualquier fracción inferior, desató la polémica. Quintin Munce argumentó que este subterfugio no hacía más que violar el principio constitucional de la equidad fiscal. Por otra parte, consideró en el mismo plano el impuesto a las menudencias que introdujera el frigorífico, ya que estas partes no estaban gravadas ni para su producción en el propio Matadero Municipal. La comisión se mantenía en su argumento, más allá de las disidencias expresadas por Munce. El intendente Pignetto, consideró procedente y conveniente la introducción a Rosario de carnes originadas por las actividades del frigorífico, ya que promovía la competencia y beneficiaba al consumo. No obstante, tomó partido en varios de sus reparos a favor de la mayoría de la comisión y particularmente se sintió a gusto con los argumentos de los representantes de la Sociedad Rural. Antes de aclarar que el Estado no podía, en ningún caso, impedir la libre circulación de mercancías y que sobre este terreno debía atenerse sólo a colocar las cargas públicas, sustentadas en el principio de la equidad fiscal, se hizo eco del pedido de construcción de los Nuevos Mataderos. La actual infraestructura de los productores locales y del municipio no podía oponer ningún tipo de resistencia a la producción del frigorífico estadounidense, los impuestos establecidos otorgarían el tiempo necesario para la construcción de una infraestructura tan anhelada como prorrogada. El Nuevo Matadero Municipal recobraba impulso a partir de la reciente desaparición del Mercado General de Haciendas (1923); la Sociedad Rural y el Municipio quedaban desguarnecidos frente a cualquier intento de penetración en el mercado.644 En la retórica de Pignetto el nuevo establecimiento municipal para la matanza aparecía como la alternativa al inminente monopolio de Swift, para ello el Intendente invocaba las razones expuestas por los miembros de la Sociedad Rural. “...debe existir la competencia entre las empresas Frigoríficas y los Matarifes, para beneficio de la población, si bien se agrega, más adelante, que, para la efectividad de esa competencia es indispensable la construcción previa de Nuevos Mataderos Modelos.” 645 El municipio había quedado en un lugar incómodo, debía atender a sus intereses, a los de los productores de ganado y a los de los comerciantes de carne. Al mismo 644

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En 1924, el Mercado General de Haciendas puso a la venta sus terrenos y edificaciones radicadas en Saladillo. Hacía unos años que había dejado de operar en la plaza. “En el Saladillo. Con grandes facilidades de pago. Se vende la espléndida casa que era de la Sociedad Anónima Mercado General de Haciendas, construida en niveles y con materiales de primer orden.” La Capital 07/11/1924. “Estableciendo el Impuesto...”, cit., p. 707. Es notable que esta reglamentación es una de las pocas que se incluyen en la documentación de digestos, con los argumentos de la Comisión Especial para el Estudio del problema seguida por la argumentación del Intendente. En cierta forma, este espacio excepcional consagrado a la cuestión evidencia su importancia.

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tiempo, necesitaba aparecer como prescindente en materia de intervención económica y no perjudicar a los consumidores imponiendo impuestos elevados a un bien de consumo elemental. A mediano plazo, la situación generada a partir de esta reglamentación fue compleja y derivó en la posterior instalación de nuevos controles. Al igual que la introducción de carne, la afluencia de ganado que se dirigía al Swift provocó no pocos malos entendidos con la población del barrio Saladillo. Mientras se efectuaban los preparativos para los muy concurridos y no menos distinguidos carnavales de 1926, el concejal Morcillo, a la sazón vecino del barrio, denunciaba el desagradable y peligroso paso de haciendas por las arterias principales de Saladillo. El miembro de la bancada del PDP señalaba que “...actualmente en Barrio Roque Saenz Peña [Saladillo] no se puede vivir por la cantidad de animales que pasan al frigorífico con el peligro que es de suponer para los habitantes del paraje.” 646 Según parece, los vacunos eran conducidos por las calles principales del barrio, ya no con rumbo al antiguo Mercado General de Haciendas, caído en desgracia promediando los años 1920s., sino con destino al frigorífico estadounidense. Los agentes abastecedores de Swift conducían sus haciendas desde los Mataderos Municipales de Rosario hacia el frigorífico, que compraba ganado suplementario en el mercado que funcionaba anexo a los Mataderos. Trasladar la hacienda en pie era lo más aconsejable y, desde el punto de vista de la ganancia, conveniente. Swift estaba equipado con una playa de matanza, los impuestos devengados por esta actividad eran notablemente inferiores a los que cobraba el Matadero Municipal. La Comisión de Fomento de Villa Gobernador Gálvez se mostraba extremadamente permisiva con las actividades de matanza, pues aun así, de ellas se derivaba más de la mitad de su presupuesto.647 En consecuencia, muchos productores guiaban su ganado con dirección Norte-Sur y en el trayecto atravesaban el barrio Saladillo. La intendencia fijó una ruta para que las tropas en pie bordearan el barrio,648 sus prevenciones usualmente fueron desoídas.649 Además, muchas tropillas trasladadas no eran declaradas al mercado existente en Mataderos y sin mediar autorización alguna se dirigían directamente hacia el Frigorífico Swift.650 Esta problemática se agravó en la medida en que el espacio de Saladillo dejó de tener relevancia para la jurisdicción municipal, aunque conviene decir, que comenzó a demandar otro tipo de atención 646 647 648

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DS HCD 1925, 29/05/1925, p. 256. ET HCD diciembre 1934, f. 5870. Tomo consagrado al Presupuesto 1935. “Prohibiendo el tránsito de Hacienda por Barrio Roque Saenz Peña. Decreto de la Comisión de Gobierno: Las haciendas propiedad del Frigorífico Swift que desde los Mataderos son conducidas a los corrales en Villa Diego deberán seguir el siguiente camino. Camino del Matadero, Del Molino Colorado, el camino entre las propiedades de J. Erramuspe y Herederos de Carlos Casado, cruzar por el puente de hierro existente de al línea del Ferrocarril de Rosario a Puerto General Belgrano hasta el límite del Municipio en le Saladillo” DS HCD 1925, 29/05/1925, f. 256. DS HCD 1925, 31/07/1925. ET HCD noviembre 1927, f. 547.

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dada la nueva tipología social de sus habitantes. En vísperas del último carnaval aristocrático de Saladillo, durante el verano de 1929, el tránsito de haciendas era escandaloso y provocaba enormes complicaciones, sin embargo, el municipio permanecía ajeno a la problemática. “...quejas sobre la inmensa cantidad de ganado vacuno y caballar que anda deambulando [...] se cuentan diariamente y en distintas horas 80 y más animales, destrozando cercos, tapias y jardines, etc., no obstante correr un serio peligro para el vecino, pues debido a los fuertes calores reinantes las bestias se encuentran excitadas y tratan de embestir a quien ven pasar, como no hace poco al salir de un comercio de aquella zona fue atropellado un niño por una vaca dejando a la infeliz criatura desnuda.”651 A ojos de las autoridades el frigorífico había hecho un doble trabajo. El primero, consistía en atraer población de calidad social dudosa, poco compatible con la élite que emprendía el éxodo de aquel paraje de retiro, pese a que no se resignaba totalmente a perder su fastuoso corso. El segundo, tiene correlación con la circulación de carnes por las inmediaciones, paso que merecía un control tan ajustado como la nueva población residente. Sobre el primer proceso ensayaremos algunas explicaciones en el apartado posterior. Cabe, entonces, considerar el control de los trayectos de la hacienda y del cobro de impuestos. A estos fines, el municipio creó una serie de puestos de controladores que estaban encargados de percibir las tasas correspondientes. Estas inspecciones, alrededor de los primeros años 1930s., resultaban insuficientes. Sin embargo, la Municipalidad carecía de fondos para aceitar el funcionamiento, la necesaria demanda de personal extra incrementaría excesivamente el presupuesto destinado a sueldos, aunque, al mismo tiempo, estos cargos de control generarían nuevos ingresos para el Municipio.652 El Frigorífico Swift, en la coyuntura de crisis, ingresaba más carne al municipio que usualmente, a tales fines había habilitado una carnicería apenas separada de Rosario por un puente de no más de veinte metros. La carne proveniente de la firma Swift, que trasponía la jurisdicción municipal de Rosario, presentaba unos precios de mercado palmariamente menores. Por lo tanto, estas incursiones perjudicaban al Municipio en un doble sentido. Primero, el tesoro municipal no lograba percibir los impuestos correspondientes a la introducción de materia cárnica sacrificada fuera del 651

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“Despreocupación de las autoridades de Rosario por Barrio Roque Saenz Peña”, La Capital 02/02/ 1929. El pedido de incremento del personal en esta ocupación de control se funda en la importante recaudación que implicaba este rubro y la dificultad de los cobros ocasionados por la insuficiencia del personal. Aún con estas deficiencias la recaudación se elevaba a $300 m/n diarios. ET HCD enero, febrero, marzo 1930, f. 1325.

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municipio. Segundo, el Nuevo Matadero Municipal, pese a su gran capacidad instalada, que daba la posibilidad de enfrentar al Swift sin enormes dificultades, no lograba colocar su producción en el mercado.653 Muchos vendedores al menudeo preferían adquirir los productos económicos ofrecidos por el frigorífico estadounidense o por sus intermediarios antes que contratar el abasto en Rosario, donde los impuestos, controles y trámites burocráticos se multiplicaban.654 La competencia entre los Nuevos Mataderos y el Swift se desplegó a lo largo de la difícil década de 1930. El establecimiento municipal fue relativamente protegido por el Municipio, recibiendo, durante los primeros años 1930s., un apoyo casi incondicional de las corporaciones de productores y de abastecedores. Así, en 1934, se destacaba un proyecto de modificación del régimen impositivo para la introducción de carnes al municipio de Rosario. La Comisión de Fomento de Villa Gobernador Gálvez no dudó en sintetizar con una frase emblemática el emprendimiento: “...de acuerdo al proyecto de comisión, pagaría más quien introduce carne, que quien faena en el Matadero Municipal” 655 El Municipio amparaba las actividades de su Nuevo Matadero mediante una agresiva legislación fiscal. Esta situación no era homologable a la que se produjera al promediar la década de 1920, debido fundamentalmente a que en ese momento se trataba de salvaguardar un establecimiento que se encontraba en una posición de fuerte debilidad relativa. En los 1930s., se trataba de poner en funcionamiento un sistema normativo capaz de derivar una mayor cantidad de actividades hacia el Matadero y Frigorífico Municipal, la rivalidad con el Swift se expresaba sin mediaciones de ninguna especie. En la tan mentada disputa por el mercado, el municipio cumplía un rol primordial, al poner al servicio de sus emprendimientos mecanismos impositivos. A la sazón, estos controles sobre el ingreso de mercancía dentro de territorios jurisdiccionales estaban en boga en el ámbito nacional, a partir de las barreras arancelarias que se implementaron a escala global en los inicios de la crisis de 1929. La nueva inventiva que pergeñaba el Municipio era cobrar un impuesto inaccesible sobre el ingreso de carnes, de modo tal que los costos por faenar en el matadero fueran inferiores a los ocasionados por la instrucción de carnes.656 Esto claramente implicaba centralizar la matanza de reses en los mataderos de Rosario, inutilizando 653

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El 15 de diciembre de1929 una denuncia del Centro Abastecedores establecía que en Rosario operaban unos 43 abastecedores que faenaban a diario unos 280 animales, 6 1/2 reses por abastecedor. El frigorífico Swift introducía 120 vacunos, en una proporción semejante, había 20 acopiadores del frigorífico que no abonaban matrícula ni tasas. ET HCD Presupuesto, abril 1933, f. 756. En 1929, los abastecedores de Rosario reclamaban por las matriculas e impuestos que debían abonar para obtener la habilitación en el ramo, mientras los acopiadores del Swift introducían mercancías con vehículos sin patente municipal, no pagaban impuestos, y no sufrían las inspecciones debido a que sus transportes no eran sencillamente identificables. ET HCD Presupuesto, abril 1933, fs. 793797. ET HCD diciembre 1934, f. 5869, Presupuesto de 1935. ET HCD diciembre 1934, f. 5869, Presupuesto de 1935.

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las playas destinadas a tal actividad en el vecino Frigorífico Swift y absorbiendo, así, todas las regalías de la actividad. El Frigorífico extranjero fue colocado en una encrucijada: renunciar a la introducción masiva de carnes o bien faenarla en los Mataderos Municipales de Rosario. En reiteradas oportunidades, Swift había puesto en cuestión las políticas de cobro fiscal arbitradas por la Municipalidad. En 1932, inició juicio al Municipio por duplicación de pago de impuestos durante el período 1929-30.657 La empresa delimitaba su territorio, exponiendo claramente sus objeciones a maniobras que comportaban su sometimiento al rigor de lo que entendían como iniquidad fiscal. Lentamente, estas primeras ofensivas del frigorífico, sumadas a la baratura de sus productos en un contexto de crisis, tendieron a erosionar los pilares de la alianza que soportaba las medidas impositivas municipales: la Sociedad de Abastecedores y la Sociedad Rural. Hacia 1935, ambas corporaciones, que habían prestado un apoyo irrestricto a las políticas tributarias del gobierno local, pusieron en cuestión el régimen impositivo que pesaba sobre la introducción de carne por parte del Frigorífico Swift. Los acopiadores objetaron que el incremento en las tasas sobre reses, trozos y menudencias provenientes del Frigorífico Swift repercutiría negativamente en el precio de abasto y finalmente en los mostradores de las carnicerías. El encarecimiento de un producto básico, por la vía indirecta de un impuesto cargado al precio de consumo final, tendría por consecuencia inevitable el deterioro del nivel de vida de los trabajadores y sectores más humildes de la sociedad.658 En rigor, los abastecedores se habían dividido a mediados del primer lustro de 1930. La coyuntura de la crisis era completada por la construcción del Nuevo Matadero, ambos factores elevaban los costos de producción y comercialización. En tal caso, la crisis generó un alza inflacionaria de precios y la estructura pendiente del matadero demandaba un periplo de las haciendas desde el Mercado, como se ha dicho, hasta los Viejos Mataderos de Tablada. Algunos abastecedores eligieron abandonar las seguridades que brindaba el Matadero Municipal, y ante las mejores condiciones que proponía Swift optaron por asociarse a la firma extranjera. De este modo, en 1930, los abastecedores ya no formaban un bloque homogéneo ni peticionaban con objetivos semejantes. Antes bien, pueden percibirse entre sus filas las mismas contradicciones y desavenencias que existían entre el Matadero Municipal y el Frigorífico Swift; los agentes se enfrentaban en la producción, en términos de volúmenes, pero el abastecimiento del mercado rosarino era el punto clave de la controversia. Las expor-

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ET HCD enero, febrero, marzo 1930, f. 150. La comunicación data de 20/06/1932 y la suma por la que se inician las acciones asciende a $35.173,63 m/n. ET HCD junio 1935, t. 1, f. 1383. Esta petición fue rechazada por la comisión de presupuesto y tasas el 22/03/1935.

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taciones definitivamente eran un terreno en el cual el poderío norteamericano resultaba inamovible.659 El otro puntal de las propuestas, para controlar vía impuestos las actividades de ingreso de carnes del Frigorífico Swift, había sido la Sociedad Rural de Rosario. Sin embargo, ante la concreta suba del impuesto ésta adoptó una posición casi inesperada. “De sancionarse los impuestos de la forma propuestas las grandes empresas que sacrifican ganado fuera del municipio, Frigorífico Swift por ejemplo, reducirán notablemente sus compras por las desventajas de poder colocar, sus carnes frente a los nuevos gravámenes y esto, indudablemente perjudicaría primero a los productores de carne y luego a los consumidores. De ocurrir esto la municipalidad habría conspirado contra el mayor consumo de carnes y contra sus propios intereses al ver notablemente disminuidos sus ingresos fiscales.” 660 Según la Sociedad Rural, toda la cadena de producción sería afectada por una medida tributaria como la que preparaba el Municipio de Rosario. La naturaleza de la disposición comprometía de igual forma a productores y consumidores y, por ende, planteaba una situación negativa para ambos grupos. No obstante, debe tenerse en cuenta, que la utilización de los consumidores, en los argumentos de los hacendados, siempre fue algo engañosa y no pocas veces se mostraba teñida de una dosis de manipulación y de retórica vacía. Si bien, en líneas generales, se ha establecido que los años 1930s. fraguaron una oposición irreductible entre los frigoríficos y los grandes hacendados, debido a que los primeros canalizan la mayor parte de los dividendos de la actividad dejando rezagados a los segundos,661 este hecho parece no ser tan sencillamente verificable en los comportamientos mantenidos por la Sociedad Rural de Rosario y Frigorífico Swift durante el período. Al parecer, la constricción de la demanda externa, la caída en los niveles de matanza y la depreciación del valor de la carne, ante un consumo deprimido, derivó en una situación crítica tanto para los hacendados como para los frigoríficos. Ambos, durante el primer quinquenio de la década de 1930, se orientaron a realizar su capital, en medio de un proceso de crisis de 659

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Las exportaciones de carne efectuadas por el Frigorífico Swift de Rosario, durante el primer mes de 1929, alcanzaba en Bovinos enfriados 4.141 cuartos delanteros (376 toneladas) y 4.679 cuartos traseros (378 toneladas) 302 reses de carne congeladas con 9 toneladas; 58 toneladas de menudencias congeladas y 4 toneladas de cortes bovinos enfriados a Amsterdam, Londres y Líverpool. Una mirada rápida a estos datos marca el privilegio de las carnes enfriadas sobre las congeladas tal como lo demostró SMITH, Peter Carne y política..., cit. Por otro lado, se observan enormes volúmenes de exportación frente a los cuales el Matadero Municipal aparecía impotente. ET HCD diciembre 1934, f. 5880, Presupuesto para 1935. Supuestamente, con el Pacto Roca-Runciman se rehizo la alianza entre ganaderos y grupos económicos británicos, contrariando los intereses de los frigoríficos norteamericanos. Cfr. SMITH, Peter Carne y Política..., cit., pp. 137 y ss.

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sobreproducción. En este sentido, los hacendados no se sintieron vejados por los bajos precios que abonaba Swift durante el período y aunaron fuerzas para que el frigorífico pudiera vender libremente en la plaza rosarina. Obviamente, el incremento de introducción de carnes faenadas en la planta Swift al Municipio implicaba un aumento en las ventas de los ganaderos a los acopiadores del frigorífico. Al igual que en 1917, cuando tocaba a su fin la crisis de la Primer Guerra, los objetivos comunes planteados por una situación extraordinaria acercaban a presuntos enemigos irreductibles: la Sociedad Rural de Rosario y el Frigorífico Swift se asociaron, en los primeros años 1930s. La obstinación del Municipio por imponer este tipo de normativa fue cediendo ante la presión sectorial. A fines de 1935 la ordenanza de impuestos para la introducción de carnes fue flexibilizada y los costos que debía asumir el frigorífico se redujeron. Del mismo modo, se retrocedió en el intento de centralizar todas las actividades de matanza de la región en el Matadero Municipal. Sin embargo un reglamento, que redobla en rigor a los por entonces vigentes, fue diseñado apenas dos años después. El 28 de abril de 1937, se establecía el Reglamento de Introducción de Carnes al Municipio. Éste, antes que imponer fuertes o nuevas tasas, establecía estrictos controles para evitar la entrada ilegal de productos cárnicos al municipio. Su articulado dividido en veinticuatro puntos, señalaba una voluntad de vigilancia que se desplegaba sobre la figura de los abastecedores del Frigorífico Swift. Nuevamente, el espíritu de la ordenanza podría enmarcarse en la exigencia de inspeccionar la introducción de carnes desde el frigorífico, para evitar una competencia desleal con el Matadero y, a un solo tiempo, reactivar la recaudación. La severidad, complejidad burocrática y orientación de la vigilancia hacia las actividades de la firma Swift puede comprobarse plenamente en el cuerpo del texto. “El servicio de control en el frigorífico Swift se hará en dos turnos. Uno por la mañana con tres empleados y otro por la tarde con dos empleados. Uno de los empleados de cada turno estará encargado de la revisión y sellado de las facturas que el frigorífico presente, y extenderá la boleta de tránsito. [las carnes de tránsito deben ir acompañadas por una boleta de color especial, diferente a las utilizadas para consumo popular en la ciudad] En las horas que no esté de turno llenará las planillas que deberán retirarse a la receptoría. En estas planillas deberá especificar todas las mercancías que se despachen y el derecho pagado. Los otros dos empleados verificarán que la carne que se cargue en los vehículos o lanchas esté de acuerdo a la boleta o factura que deberá presentar el

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acarreador, teniendo especial cuidado de vigilar que las carnes de tránsito no estén mezcladas con aquellas que se dirigen al municipio.” 662 Esta estricta normativa evidencia las dificultades que existían para realizar correctamente los controles, y la corrupción entre los empleados municipales, debido a la cantidad de controladores que se disponían con destino a generar un efecto de vigilancia recíproca. Del mismo modo, la reglamentación muestra las estrategias que utilizaban los abastecedores para eludir las cargas, fundamentalmente a partir de la confusión de carne de tránsito, sobre la que pesaba una tributación inferior, con la destinada al consumo en Rosario. Pero la municipalidad no estaba conforme con este primer punto, era necesario que Swift perdiera posiciones en el mercado rosarino, al que colmaba con sus productos desde medidos de los años 1920s. Para completar su propósito, fortalecer a los Nuevos Mataderos, el Municipio produjo una nueva ordenanza de impuestos en 1938. En 1935 el costo por la introducción de un animal completo al municipio era de $48 m/n (aproximadamente $0,20 por kg.), tres años después se elevaba hasta $60 m/n por animal (aproximadamente $0,25 por kg.). Sin embargo, la medida, que pretendía generar un efecto de “equidad fiscal”, planteaba la vigencia de este impuesto tanto para las carnes faenadas en Swift como para las que fueran producidas en el Matadero Municipal. Como era previsible, la medida generó reclamos por parte de los abastecedores vinculados al Frigorífico. Este grupo impugnó el impuesto sobre la introducción de menudencias por parte de Swift, debido a que éste jamás había sido aplicado a productos análogos facturados en el Matadero. El encargado de Ganado, Hacienda y Mercado del Municipio respondió con vehemencia, acusando al frigorífico de llevar adelante actividades rayanas en el “contrabando” de carnes al menudeo. “El frigorífico Swift tienen instalada una carnicería en las puertas del municipio. Miles de kilos de carne y subproductos son introducidos en pequeños paquetes por particulares, hoteleros, carniceros, etc., etc. en colectivos, automóviles a esta ciudad mensualmente, que no han sufrido carga de gravámenes que al proceder del matadero habrían constituido a aumentar los egresos.” 663 Las disputas entre el Swift y el ente Municipal se prolongaron durante los años venideros. Las reglamentaciones municipales resultaron siempre insuficientes, aún en sus formulaciones más técnicas y elaboradas, para impedir el ingreso de carne. Un goteo imperceptible fue inevitable. Las Parrillas de Saladillo y sus carnicerías fueron 662

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Reglamento de Introducción de Carnes al Municipio, 28/04/1937, 34 pp. ET HCD noviembre 1942, t. 2. ET HCD mayo 1940, t. II, f. 1959.

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abastecidas largo tiempo con carnes compradas en Swift, que no eran objeto de imposiciones tributarias de ninguna especie.664 Pese a la imposibilidad de regular totalmente la introducción de carnes, hacia los primeros años 1940s., la Municipalidad alcanzó un éxito considerable en la prohibición del tránsito de haciendas.665 Del mismo modo, casi una década después el Municipio visualizaba la reconfiguración del espacio iniciada en 1924 merced a la instalación del frigorífico, a través de la imposición de los radios fijados para actividades industriales insalubres y peligrosas que ocasionó la instalación de un importante grupo de industrias en Saladillo.666 Aguas rojas, olores fétidos y Pueblos Nuevos “Al frigorífico se lo divisaba desde lejos siempre envuelto en las penumbras de una humareda gris y de rocíos nauseabundos. El alto murallón y la chimenea dominante lo convertían en un castillo, tan sórdido como los medievales, en cuyo interior las norias, caños y canaletas por donde se escurrían la sangre y los desperdicios al Paraná, se enredaban entre las plantas fabriles, calderas y cámaras de frío.” Arturo M. Lozza667

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SONZOGNI, Élida et al. “Todo tiempo pasado no siempre fue mejor: Notas acerca de las historias ocupacionales de tres vecinos del Barrio Saladillo”, en Anuario de la Escuela de Historia, núm. 16, UNR, 1995. La Ordenanza 18 de 13/04/1940 fijaba la prohibición del arreo de ganado en el perímetro del municipio. Sólo se eximía a las haciendas que fueran destinadas al abastecimiento de tambos y mataderos, pero éstas podrían circular, en un número siempre menor a tres, fuera del perímetro fijado por 27 de febrero (Sur) Av. Francia (Oeste) y el Río (Norte y Este) y con horarios restringidos. ET HCD noviembre 1942, t. II, f. 29. A comienzos de la década de 1940, se presentó una ordenanza que planteaba promover la radicación de industrias en el radio exterior a Av. Uriburu y Bv. Avellaneda. A estas empresas se le concedió la exención impositiva por el término de una década, fijándose que para acceder al beneficio debían realizar una inversión superior o igual a los $50.000 m/n y emplear un mínimo de 20 obreros. También se establecieron facilidades para la construcción de viviendas y sistemas de asistencia para obreros que se afincaran en la proximidad de la fábrica. Finalmente, se propuso que las industrias que no se encontrasen en el perímetro señalado fueran trasladadas, gozando de iguales beneficios al ser relocalizadas en el radio permitido. DS HCD 1942, 05/06/1942, p. 454. Poco menos de seis meses después, aparece un pedido para construir una fábrica de producción y envasado de oxígeno, Oxigena SA, que se construyó en acuerdo con el radio especificado, en los terrenos del antiguo Saladillo, en el perímetro de Lamadrid, Anchorena, Pavón y Serrano. DS HCD 1942, 13/10/1942. LOZZA, Arturo “Frigorífico Swift. La historia no terminó”, URL: http://www.nuestrapropuesta.org.ar (26/09/2002).

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“…allí en los arrabales, se aglomera todo cuanto hay de malo, de inmundo, de miserable, de corrompido y de malsano. Allí va, podemos decir, la espuma de la ciudad, lo que arrojan sus calles centrales, lo que rechazan sus casas lujosas o decentes tanto en materia de industrias, de profesiones, de medios para ganarse la vida, como de establecimientos de perversión y de insalubridad […] allí se dejan ver con su aspecto más o menos grotesco y repugnante, los cafés, fondas, tabernas y canchas de la más baja especie; allí se come se bebe y se baila en medio de la suciedad y la miseria […] Los mataderos públicos, las fábricas de cueros, las casas en que se trabaja con materia animal, convierten generalmente a los suburbios de las ciudades en sitios malsanos, en los cuales la putrefacción de los residuos orgánicos está en su apogeo” Eduardo Wilde668 Hacia comienzos de 1924, el frigorífico Swift anunciaba el inminente lanzamiento de su nueva planta en Rosario. En ese contexto, la Sociedad Anónima “El Saladillo” se embarcaba en los remates masivos, organizados por su operador y socio Fernando Pessan, tendientes a colocar lotes con amplias facilidades de compra —precios de base módicos y en cien mensualidades sin interés. En 1923, estos eventos comerciales se mostraron extraordinariamente exitosos, a punto tal que el rematador publicó un artículo en el diario La Capital intitulado “La Consagración del Barrio ‘El Saladillo’”.669 Del mismo modo, se registraron remates en las zonas aledañas al barrio, promovidos por Castagnino y Casas.670 Esta zona algo alejada del complejo industrial fue la que se promovió también en los primeros remates de 1924, cuando se vendían lotes en Av. San Martín, Av. del Rosario entre Mitre, Entre Ríos y Corrientes. Los atractivos ofrecidos a los compradores estaban plantados en la existencia de adoquines, servicio de tranvías y también la escasez de lotes sin veredas.671 668

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WILDE, Eduardo Curso de Higiene Pública, Buenos Aires, Imprenta y Librería de Mayo, 1885, p. 405. Pessan había conseguido vender 70 lotes en una tarde, por una cifra que ascendía a los $127.000 m/ n. Para el operador era un inconfundible indicio de la recuperación sostenida del mercado de tierras, tras la crisis de la I Guerra. Además, el crédito de estas operaciones confirmaba el interés que los compradores mostraban respecto a Saladillo. La Capital 12/04/1924. Más allá que estos terrenos se emplazaban allende Av. San Martín hacia el Oeste (Mitre y Corrientes) y frente al Club Tiro Suizo, el clasificado que promueve la concurrencia al remate alega: “En el barrio donde se construye el frigorífico Swift lugar de inmenso porvenir”. La Capital 22/06/1923. Aunque, en rigor, los terrenos ofrecidos a la venta se hallaban a casi tres kilómetros del Swift. Remate de Fernando Pessan en “El Saladillo” La Capital 05/04/1924.

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Pessan volvió a convocar al remate con un clasificado algo más extenso, donde se destacaban, por una parte, las características contradictorias que comenzaban a trazar los contornos urbanos y sociales del barrio y, por otra, la necesidad de la Sociedad Anónima “El Saladillo” de vender lotes con extrema premura, sin importar en ningún caso el destino de los mismos y asegurándose sólo el pago de las mensualidades. El carácter popular del remate estaba inscripto en el lugar de realización, Av. San Martín y Av. del Rosario, al aire libre y cerca de los terrenos implicados en la operación. Norma Lanciotti ha sostenido que las subastas públicas diferían en su modalidad de realización en caso de que se quisiera atraer a inversores o a familias. Esto señala que la metodología del remate prefiguraba hasta cierto punto el perfil del comprador. En caso de que se buscaran urbanizadoras, los remates se llevan a cabo en un recinto cerrado y exclusivo. Si se estaba tras compradores familiares se realizaban en lugares abiertos y próximos a los solares en cuestión.672 Siguiendo este razonamiento, puede constatarse que la Sociedad Anónima “El Saladillo” no publicó durante su primera etapa clasificados abundantes para la comercialización de sus terrenos, antes bien se limitó a editar su Álbum propagandístico y a manejarse con los operadores inmobiliarios.673 Este cambio de estrategia comercial denota que las transformaciones del barrio implicaban una modificación social, de la cual la Sociedad Anónima “El Saladillo” era plenamente conciente, aunque aún no lograba asimilarla sin contradicciones. “En la esquina de San Martín y Av. del Rosario donde estará mi bandera. El mejor sitio progresista y aristocrático barrio. Con todos los servicios de urbanización, alumbrado, adoquinado, correos, asistencia pública, campo de deportes, paseos públicos, grandes colegios, balnearios, etc., etc. [en recuadro] El gran Frigorífico Swift en rápida construcción iniciará sus operaciones en breve, dando ocupación a centenares de obreros y empleados; la inmensa serie de nuevas industrias que se están estableciendo allí las grandes construcciones que aumentan vertiginosamente y la vida activa que palpita en toda la zona del Saladillo constituyen la prueba más convincente que se trata de la mejor parte del Rosario, para especular o para levantar residencia propia.” 674

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LANCIOTTI, Norma “Las transformaciones de la demanda...”, cit., p. 16. Respecto a las transacciones de la Sociedad Anónima “El Saladillo” pueden revisarse los trabajos de Lanciotti ya citados. La Capital 05/04/1924.

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Este clasificado parece mostrar, en su primer párrafo, aquello que Saladillo había sido hasta el momento, un barrio que había logrado, a través de su perfil aristocrático, el progreso y la extensión de los servicios públicos y de funciones urbanas. Mientras, que el recuadro auguraba los cambios que la instalación del Frigorífico depararía a aquel espacio distinguido, atrayendo un nuevo tipo de población. El ciclo de industrialización aparece soportado por la infraestructura del barrio aristocrático, en términos de difusión de servicios públicos; no obstante, los perfiles sociales de la población vieja y nueva no podían eludir un conflicto velado. De cualquier modo, se dejaba muy en claro que este sector de la ciudad no tenía nada que envidiar a cualquier otro paraje, en términos de la dotación de servicios, polo de atracción para los inversores y los compradores, factores de valorización de la tierra en el fragor del remate. Ejemplos de este tipo se multiplicaron en los meses siguientes; quizá merezca mencionarse la subasta que comprometía a los lotes de la llamada isleta.675 Se trataba, del territorio urbanizado entre los dos brazos del Saladillo, un terreno que alternativamente fue representado como jurisdicción de Rosario o de Villa Gobernador Gálvez, dependiendo cuál de los dos brazos del arroyo se considerase límite de la misma.676 También aquí en unos terrenos muy cercanos a Swift se vislumbra la oposición entre el espacio configurado alrededor de las relaciones sociales generadas por la élite y el futuro espacio que la industria y los obreros construirían. El lugar se hallaba próximo, al mismo tiempo, a los baños y a las nuevas instalaciones del frigorífico, convivencia que para 1924 no parecía problemática ni ofensiva. Los usos de estos terrenos podían ser de lo más diversos, abarcando desde la especulación hasta la construcción de viviendas, pasando por explotaciones comerciales que en general eran complementadas por la habitación. Los años 1920s., también, señalaron el proceso de recuperación del centro por parte de las élites y el abandono de los suburbios. Los sectores populares fueron relocalizados lejos de las sedes del poder político, administrativo y comercial de la ciudad. Por el contrario, sus hogares debían aproximarse a los nuevos nudos de producción.677 “A 300 metros del frigorífico Swift 6 lotes en 61 mensualidades sin interés. Sobre la Avenida del Rosario y Avenida Diana camino obligado a la importante industria a inaugurarse en breve. Próximos a los grandes baños y del buffet-restaurante, al alumbrado eléctrico, tranvía, adoquinado, aguas corrientes y demás factores de urbanización. El domingo 16 de noviembre a las 15 horas (3 pm) frente al restaurante del Saladillo, sobre los mismos terrenos 675

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Las delimitaciones del área eran los dos brazos del Arroyo, las vías del Ferrocarril a Puerto General Belgrano, las calles Roma, Fausta y París. Los lotes se encontraban sobre Av. Diana y del Rosario. La Capital 09/10/1924, incluye mapa del área. Sobre estos conflictos puede consultarse ÁLVAREZ, Juan Historia de Rosario..., cit. RIGOTTI, Ana María Municipio y vivienda..., cit.

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en venta. Los terrenos de enorme e inmediato porvenir. Los más disputados por su privilegiada posición. Excelentes para especular, inmejorables para levantar una casita, magníficos para el establecimiento de un negocio.” 678 Lentamente la presencia del frigorífico, colocada en primer término, ganaba presencia frente a las instalaciones más antiguas. Esto es claro debido a que la multiplicación de los remates sólo se produce en vísperas de la construcción y la puesta en marcha del Swift. Semejante obra fue la condición de posibilidad fundamental que abrió camino a la venta masiva de lotes y que, paralelamente, generó expectativas en torno al espacio y moldeó la configuración urbana de Saladillo a partir del establecimiento de nuevos nodos, tales como un recinto industrial y las actividades gestadas a su alrededor. Hacia principios de 1924, el funcionamiento de la planta ocasionó un primer inconveniente para los residentes del barrio. El mismo fue señalado en el Concejo por el incansable higienista Francisco C. Florentino, quien planteaba que el ambiente del barrio en ciertas zonas se encontraba “...saturado de gases malolientes como consecuencia de las emanaciones insalubres que hacen nocivo el aire para la salud pública...” 679 Este argumento prosperó en una solicitud al Departamento Ejecutivo para que se investigasen las causas de la insalubridad del ambiente en el barrio, puesto que las emanaciones de gases resultaban nocivas para la salud y generaban un ambiente desagradable en un lugar tan distinguido.680 Cuando este proyecto fue analizado por los ediles en el recinto, se declaró que para los pobladores resultaban desconocidas las causas que originaban la degradación del ambiente del barrio, sin embargo los vecinos no ocultaban su incomodidad y fastidio. Algunos sostenían que las emanaciones pestilentes provenían del vaciadero de basuras, mientras otros eran de la opinión de que surgían de los desperdicios arrojados a las aguas del Saladillo por el frigorífico Swift.681 Esta problemática fue derivada a la Administración Sanitaria que se encargó de dilucidar el origen de la contaminación ambiental. Bajo el signo de una celeridad desusada en el Municipio, el Director de la Administración Sanitaria remitió una nota al Concejo pocos días después.682 No había dudas, la inspección arrojaba un solo resultado posible: la contaminación procedía del frigorífico Swift, el cual aún no contaba con la totalidad de sus instalaciones en funcionamiento. Los problemas de la organización de la planta eran variados y fueron 678 679

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La Capital 08/11/1924, p. 13. La cursiva pertenece al original. ET HCD abril 1925, f. 23. Minuta de comunicación para que se disponga la investigación sobre los orígenes de la insalubridad del ambiente de Barrio Roque Saenz Peña. ET HCD abril 1925, f. 30. DS HCD 1925, pp. 90-91. Insalubridad del ambiente en el barrio Roque Saenz Peña, 03/04/1925. ET HCD agosto 1925, t. I, f. 417. La nota está fechada 15/04/1925.

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enunciados en esta comunicación detalladamente, ya que a su inadecuación para la eliminación de los desperdicios se atribuía la contaminación ambiental. Los corrales, playa de matanza, lavaderos de carnes, cámaras frías, departamento de grasa, extracto de carne, etc. que componían el complejo empleaban a 1.100 trabajadores, que faenaban alrededor de 1.500 animales a diario. Mientras que una cifra de obreros superior, alrededor de 2.000, estaban abocados a finalizar el edificio. La planta contaba con aguas corrientes y sistema privado de cloacas que desaguaban en el río.683 El Director de Salud Pública señaló que pese a encontrarse la ciencia en condiciones de minimizar los efectos de la industria sobre la higiene, aún tenía valor la frase de C. Freycinet “[l]a mayor parte de las industrias son insalubres” 684 Sin embargo, en el planteo del higienista no aparece una consideración más que tangencial de las problemáticas que la insalubridad del ambiente de trabajo deparaba a los propios obreros de la planta, antes bien el diagnóstico y la propuesta eran ensayados para solucionar las preocupaciones de quienes no compartían las agotadoras y cronométricas jornadas dentro de la fábrica. Los problemas centrales y las proposiciones sobre los mismos se concentraban en la eliminación de los vapores malolientes y en el desagüe de los propios detritus de los obreros y de la faena. Sobre el primer punto, se sugirió la adopción del método de condensación de vapores para evitar que las emanaciones insanas perjudicaran la limpieza del aire, para este tipo de tratamiento sobre el humo se requería la adquisición, por parte de las autoridades del frigorífico, de variados equipos especiales. Respecto al segundo punto, se argumentó que la proporción de letrinas por obrero no podía ser inferior a 1 en 50, que aún era notablemente baja.685 La eliminación del agua de los retretes y la de las canaletas del procesamiento de carnes imponía un tratamiento previo de depuración biológica, mediante tanques sépticos y filtros bacterianos. Ambas precauciones, aumentar el número de letrinas por obreros y depurar las aguas residuales, permitirían mejorar la calidad del agua y del aire. Pese a la claridad del diagnóstico y de la propuesta, los problemas jurisdiccionales y las garantías gubernamentales conspiraron contra posibles soluciones. La purificación del ambiente de Saladillo fue postergada. En principio, la Municipalidad de Rosario remitió las actuaciones acerca la insalubridad del barrio meridional de Rosario a la Comisión de Fomento de Villa Gobernador Gálvez. Sin embargo, ésta no intervino en la problemática, alegando que la Ley Especial n° 1898 sometía todos los asuntos referidos a frigoríficos a la consideración del Poder Ejecutivo y que la información debía ser despachada para su estudio por parte del gobernador de la provincia.686 683 684 685

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ET HCD agosto 1925, t. I, f. 418. ET HCD agosto 1925, t. I, f. 418. En las condiciones que se encontraba por entonces el Frigorífico Swift se hacían necesarios 22 urinarios para los trabajadores de faenamiento y 40 para los empleados en la finalización del edificio. ET HCD mayo 1925, t. 2, f. 635.

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Bajo este argumento se ocultaban otras motivaciones. Las regalías que arrojaba la actividad del frigorífico para el funcionamiento de la Comisión de Fomento, estimadas en el 50 % de sus ingresos, convertían a esta última en un poder político inhábil para imponer condiciones al establecimiento industrial. Era sabido que el P. E. Provincial había otorgado enormes facilidades para la instalación del frigorífico y que éste en cierta mediada había sido recibido como un establecimiento que ocuparía mano de obra y abarataría la carne para el consumo. Por lo tanto, la solicitud del Municipio de Rosario quedó sin tratamiento, también, en el ámbito político provincial. El poder del “trust yanqui” parecía incuestionable para las endebles políticas estatales de la provincia de Santa Fe.687 Los vecinos del barrio Saladillo debieron adaptarse a los desagradables aromas transportados por aires que sólo una década atrás habían merecido los calificativos de vivificantes e higiénicos. Uno de los atractivos de Saladillo, de los encantos que lo convertían en sitio privilegiado de los deseos de la élite era ahogado a manos del progreso industrial. Su peculiar amanzanamiento rectangular, que pretendía lotear sin terrenos remanentes y atraer a la estructura urbana los frescos aires del río y del arroyo, jugaba ahora un rol desafortunado, al facilitar la rápida circulación de los hedores producidos por el frigorífico. Particularmente, las tardes en que se calcinaban los huesos y el viento del Este arreciaba, los alrededores del barrio se tornaban prácticamente irrespirables. La plaza destinada al ocio de selectos grupos sociales era malograda por razones ambientales. Los efectos del frigorífico, incrustado al Este de la geografía aristocrática, no se detuvieron en la mera contaminación ambiental. Ante la corrupción del ambiente quedaron impotentes los discursos higiénicos que se habían construido alrededor de Saladillo. La belleza del paisaje y el discreto encanto del suburbio parecían haberse marchitado definitivamente, entre la neblinosa sombra que exhalaba la matriz de la carne. Las emanaciones fétidas, las informes volutas de humo y las rancias lloviznas condensaron la atmósfera del suburbio con una lobreguez imperturbable. No obstante el barrio comenzó a ser animado por nuevos ritmos, el hormigueo permanente de delantales blancos colmaba los mediodías, bajo la agotadora repetición de Sísifo, y el verano traía claridad a aquellos parajes, aunque los olores no siempre eran los adecuados ni la composición de las aguas la más límpida.688 Swift a los ojos de la élite resultó un factor contaminante en varios sentidos. A la degradación del ambiente del barrio se amalgamó un proceso análogo que comprometía las calidades sociales de los habitantes. Los remates de la primera mitad de 1920, confluyeron en afincamientos definitivos en los años siguientes. Nuevos contingentes

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ET HCD Complementario de Archivo, 1926, t. 1. Con respecto al problema de lo que podríamos denominar una “antropología de los sentidos” y en lo que se refiere específicamente a la percepción de los olores ver: CORBIN, Alain El perfume o el miasma. El olfato y el imaginario social. Siglos XVIII y XIX, FCE, México, 1987, 252 pp.

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migratorios llegaron a Rosario, una inmigración venida mayoritariamente de Europa Centro-Oriental: lituanos, polacos, checoslovacos, griegos, yugoslavos, armenios, búlgaros, ucranianos, rusos y turcos. Estos nuevos pobladores tenían características propias, en su mayoría no hablaban castellano, y además fueron moldeados en muchas actitudes por el tipo de labor en que se desempeñaron. Población europeo-oriental, arrojada por la Guerra, la revolución, el hambre y las disputas nacionales llegó a las costas Argentinas en los años 1920s. Junto a Brasil, nuestro país se convirtió en receptor principal de estos inmigrantes. Los flujos de europeos orientales hacia Sudamérica se incrementaron tras las cuotas impuestas por Estados Unidos en 19231924,689 anteriormente foco de inmigración para los naturales de Centro-Europa y Europa-Oriental, donde también se empleaban en los frigoríficos de Chicago. Cabe destacar que en Rosario esto grupos llegaron desde 1917, formando asociaciones nacionales específicas.690 La urbanización que conglomeró a estos trabajadores tan heterogéneos, equiparados en general por su descalificación laboral, desestructuraron los esquemas urbanizadores de Saladillo. El barrio rompió fronteras al Sur, el frigorífico reconfiguró el espacio haciendo que Saladillo compartiera un mismo continum, sólo descompuesto por el ferrocarril, con Villa Gobernador Gálvez. La fisonomía de la nueva “urbanización” poseía características peculiares. Los loteos de 1927-29 dieron lugar a una formación comunitaria que se denominó alternativamente “Barrio Frigorífico”, “Barrio Industria” y “Pueblo Nuevo”. La nomenclatura del espacio ponía en juego el origen eminentemente industrial de la aglomeración urbana, carente de cualquier suerte de trazado medianamente planificado. De materiales efímeros, azarosos e irregulares eran las viviendas que componían esta urbanización caótica, que se oponía decididamente a la traza regular de la ciudad.691 El plano de este agrupamiento, levantado diez años después de su formación, muestra la confluencia de un trazado marcadamente irregular, efectuado sin ningún tipo de planificación ni regulación. La situación llega a tal punto que las manzanas tienen bordes imprecisos, sus límites aparecen descritos por trazos de tinta esfumada. Las calles en ocasiones, además de ser extremadamente angostas, obligan al dibujante a doblegar la vigilancia sobre su pulso y trazar líneas caprichosas, exhibiendo una vez más la falta de previsión y regulación que caracterizó la formación del barrio.692

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Cfr. OATRNY, Josef “Algunos problemas del estudio de la emigración checa a América Latina”, en Estudios Migratorios Latinoamericanos, núm. 27, 1993; AVRAMON, Rumen “La emigración búlgara en Argentina (1900-1940)”, en Estudios Migratorios Latinoamericanos, núm. 13, 1990. El Centro Checoslovaco de Rosario se formó por asamblea el 20/07/1917. El aviso publicado en diario La Capital invitaba a todos los “checos y slovacos” a participar de la misma. La Capital 17/07/ 1917, p. 5. Esta formación urbana fue fijada en su traza bajo la denominación de Pueblo Nuevo en 1939. MORAL, Fray Dionisio y SIMÓN, Omar A. Barrio Pueblo..., cit.

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El saneamiento de las líneas de edificación y la normalización de la traza fueron preocupaciones tardías. En este caso, como en el de tantos distritos nacidos casi de la nada en las inmediaciones de establecimientos industriales, primero se produjo una precaria y semi-anárquica urbanización y luego sobrevino la inquietud por sus problemas. En particular, la Comisión de Fomento Villa Gobernador Gálvez y luego el Municipio se mostraron menos preocupados por los efectos urbanos y ambientales del Frigorífico Swift, que la propia prensa y los vecinos de la ciudad de Rosario, persistentemente alarmados por los dudosos progresos que se desprendían de la nueva vida fabril. Este tipo de mirada sobre Pueblo Nuevo se proyectó desde la tribuna de La Capital. Durante el transcurso de 1929 y, al menos, hasta los primeros años 1930s., se reiteró la inquietud por la moralidad del nuevo agrupamiento. Esta población debía ser controlada por su peculiaridad, sus crímenes vinculados a la explotación de lenocinios,693 su proximidad a Rosario y sus aires levantiscos. “Pueblo Nuevo es un barrio que tiene las características de un rincón minero australiano o canadiense, de esos con los que nos han familiarizado el cinematógrafo. Formado de una manera improvisada, a raíz del funcionamiento del Frigorífico Swift inmediatamente se pobló con unas 2.000 personas de ambos sexos que hablan todo género de idiomas y dialectos [...] al mes de existir Pueblo Nuevo fue necesario establecer un destacamento de policía con 30 hombres, lujo del que no disfrutan barrios antiquísimos de la ciudad.” 694 Otro de los problemas ocasionados por este agrupamiento suburbano se ligaba al servicio de aguas corrientes y cloacas que concurrían a la higiene de su población. Los habitantes, durante los primeros años, debían comprar el agua a particulares. Sólo en 1929 se inició el suministro gratuito a cargo de la Comuna de Villa Gobernador Gálvez. Pueblo Nuevo contaba con 2.000 habitantes y por su veloz aparición, su trazado, edificación, falta de higiene, población hacinada y heterogénea se constituía, a los ojos de los periodistas, en un centro de infección.695 La purulencia emergía atroz en medio de una ciudad pujante y con pretendidos visos de modernidad, las fibras del antiguo higienismo decimonónico parecían gozar de excelente salud. 693

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A este tipo de actividad acudían en calidad de clientes los conscriptos que servían en el Regimiento 11, General Las Heras ubicado al norte del Saladillo. La Capital 05/02/1929. En 1931 esta situación se prolongaba, instando a un llamado de atención sobre el funcionamiento de los burdeles frente a la entrada del frigorífico “...por donde todos los días pasan centenares de obreras que trabajan en el establecimiento [...] constituyendo un espectáculo lamentable para las familias.” La Capital 25/03/ 1931. “La moralidad en los suburbios. Pueblo Nuevo”, La Capital 23/01/1929, p. 10, la cursiva me pertenece. La Capital 02/02/1930.

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La postergación del servicio de aguas corrientes se prolongó hasta la década de 1940, al igual que las primeras pavimentaciones y otras medidas de índole semejante. El Club Náutico de Rosario solicitó en 1934 la colocación de una boca de expendio de agua corriente en las inmediaciones de la isleta.696 Una aglomeración que se había generado en los tiempos de la crisis de 1929 y cuyas características habitacionales eran extremadamente precarias. “Nos impulsa a formular este pedido el ingrato espectáculo que presenciamos diariamente, de mujeres y criaturas, las que llevando sendos recipientes van a nutrirse de agua para el consumo en el río Paraná, debiendo recorrer bajo cualquier inclemencia del tiempo, más de 400 metros, lo que constituye un verdadero sacrificio, para obtener al fin agua sucia, por cuanto deben recogerla en la orilla misma del río, sin filtrar y contaminando por la proximidad de las bocas de servicios de desagües cloacales de la ciudad lo que representa un peligro para la salud de los que se ven obligados a usarla [...] la intención es mejorar la afligente situación de ese numeroso núcleo de más de cien familias, formadas en su totalidad de gente obrera que debido a circunstancias especiales se ven obligadas a vivir en humildes ranchos, privados de un elemento tan indispensable como el agua.” 697 Los argumentos desinteresados del Club Náutico, sensibilizado por la situación de crisis, no hicieron mella en la Compañía de Aguas Corrientes que implacable siguió un criterio ajustado sólo a la maximización de las ganancias. En definitiva, la extensión del servicio de aguas corrientes a esta zona era a juicio de la empresa impracticable, debido a que la población se hallaba demasiado lejos de su red. Además, el servicio sería gratuito, lo cual no permitiría recuperar la inversión en la prolongación de las cañerías y, por último, la población allí afincada era a su criterio demasiado escasa e irrelevante como para ameritar gestión alguna.698 A pesar de las dificultades inscriptas en el galimatías de lenguas, pese o gracias a los problemas de urbanización, a las vidas miserables y a la explotación combinada del monitor y del cronómetro, de las norias y las cámaras frías, los obreros de la industria frigorífica lograron formar agrupaciones para resistir a las formas de organización y condiciones de trabajo imperantes en el frigorífico. Durante 1925, en el primer año de funcionamiento de la planta, se iniciaron los conflictos que alumbraron a la Sociedad de Resistencia de Obreros y Obreras del Swift, que anudaba un conglo696 697

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Próxima al primer paso a nivel del Ferrocarril a Puerto General Belgrano. ET HCD Prescripción Reglamentaria, septiembre, 1939, t. IV, f. 6263. La nota se halla fechada en 08/ 06/1934. ET HCD Prescripción Reglamentaria, septiembre, 1939, t. IV, f. 6266.

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merado ideológico diverso: anarquistas, socialistas, sindicalistas y comunistas. En el mes de octubre de 1928, año en que la conflictividad social en Rosario resultó particularmente significativa, se formó, al calor de la actividad huelguística, el sindicato de obreros de la carne, dirigido por el Partido Comunista. Este sindicato compitió, en los primeros años 1930, con la Sociedad de Resistencia, suplantándola definitivamente a mediados de la década. La base de apoyo del primer Sindicato de la Carne estaba en los inmigrantes provenientes de Europa del Este, a ellos, desde mediados de 1929, se dedicaron una serie de conferencias dictadas en diversos idiomas.699 En 1930, el Sindicato llevó adelante una huelga para imponer a la patronal un petitorio en el cual constaban como puntos más relevantes la jornada de 8 horas, el pago de horas extras, aumento de salarios, igual trabajo igual salario sin diferencia de sexo y edad, regulación del trabajo de los menores, pago por accidentes de trabajo, instalación de una sala de primeros auxilios en el frigorífico, aumento del número y de las comodidades de los cuartos de baños, abolición del trabajo a destajo, descanso de 15 minutos cada dos horas, paga doble por trabajo domingos y feriados, reconocimiento del sindicato, licencia paga por embarazo y enfermedad, anulación de los despidos sin justificación y vacaciones anuales con goce de sueldo de 15 a 30 días.700 La huelga que se desarrolló para imponer los puntos de este petitorio, eminentemente reformista, produjo serios altercados con la policía. A fin de controlar los prostíbulos y reprimir las movilizaciones obreras se había establecido aquel extraño régimen del lujo en Pueblo Nuevo, al que aludían los redactores de La Capital. Semejante sistema de privilegio no consistía en otra cosa que en un nutrido destacamento policial. Esta incongruente prerrogativa que detentaba la zona fue sufrida por los obreros que se movilizaron a principios de 1930. Las “fuerzas del orden”, lejos de las actitudes que dos años antes sostuviera Ricardo Caballero,701 cargaron contra 1.000 manifestantes que se hallaban en el piquete desarrollado en la puerta del frigorífico, dejando a varios de ellos lesionados.702 Evidentemente, estas páginas resultan completamente ajenas a la apacible vida de la élite que ocupó las primeras partes del presente estudio. El mundo de la carne había constituido un nuevo espacio: las relaciones sociales generaron configuraciones de sentido inéditas y el espacio pasaba a estar dominado por una identidad fraguada, 699

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El petitorio de huelga fue redactado en la Sociedad Búlgara de Barrio Saladillo. La Capital 30/01/ 1930. La Capital 30/01/1930. MONSERRAT, María Alejandra “La cuestión social y el radicalismo en el pensamiento de Ricardo Caballero”, en VII Jornadas Inter-Escuelas Departamentos de Historia, Neuquén, 1999. Como habitualmente en estos casos, fuentes policiales señalaron que los manifestantes no pasaban de ser “100 agitadores” a los que se habían sumado obreros desocupados, que abundaban en 1930. La fuente omite que esos obreros habían sido despedidos del frigorífico pocos días atrás, frente a la solicitud de reconocimiento del petitorio y el sindicato. Sin embargo, es cierto que la Sociedad de Resistencia no participó de la huelga, probablemente por hallarse en competencia con el sindicato o haber planteado una nueva relación con la patronal. La Capital 30/01/1930.

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ya no por las prácticas del savoir vivre, sino por la labor rutinaria y repetitiva que el frigorífico estadounidense aportaba a Saladillo, en tanto vanguardia de la organización taylorista del trabajo en Argentina.703 Mataderos y Frigoríficos, la carne nace del Sur “Algunos barrios varían de aspecto en una temporada: Me ausento por una semana, me dijo una señora, y al volver a mi casa no reconozco ya mi calle.” Paul Morand704 La instalación del Frigorífico Swift, los Nuevos Mataderos y sus urbanizaciones aledañas reconfiguraron el espacio. El Sur de Rosario se erigió en el principal núcleo productor de carne de la ciudad. A nivel del imaginario social el mundo de la carne configurado en los años 1930s. siempre habría estado allí. Poderosos discursos que tienden a inmovilizar a quienes pretenden mirar hacia atrás, como la retórica peronista, operaron tenazmente para imprimir esta visión en las conciencias de los rosarinos. El sindicato de la Carne, según esta versión oficial, no existió antes de su reconocimiento por parte del Secretario de Trabajo y Previsión, representante del gobierno del General Farrell. Es decir, no hubo agrupaciones obreras de ninguna especie hasta que se formó el Sindicato de Obreros de la Carne y tal cosa fue una obra conjunta de Perón y de los obreros. En términos más generales, Saladillo no fue nada, o mejor fue un páramo antes de que se levantara la planta Swift.705 Pero esta imagen, como cualquier otra, cuenta con un pasado y es, ante todo, el efecto de una construcción histórica. Aquí sólo trataré una de las aristas materiales de su gestación, siguiendo el hilo del capítulo, colocado en los vínculos y las comunicaciones.

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Cfr. PALACIOS, Alfredo La fatiga y sus procesos sociales, Calridad, Buenos Aires, 1944; LOBATO, Mirta Zaida “Organización racionalidad y eficiencia en la organización del trabajo en la Argentina: el sueño de la americanización y su difusión en la literatura y la prensa”, Trabajo presentado en Americanización: aspectos culturales, económicos y tecnológicos de la transferencia de un modelo. Los Estados Unidos y América Latina en el siglo XX, Conferencia regional preparatoria de la sesión plenaria 41 “Americanisation: Cultural Transfers in Economic Sphere in the 20 th Century. Economic and Technological Aspects in Developed and Developing Countries”, del XIII Congreso Internacional de Historia Económica de la International Economic History Association, Buenos Aires, 2002; LOBATO, Mirta Zaida El ‘taylorismo’ en la gran industria exportadora argentina, Buenos Aires, CEAL, 1989; LOBATO, Mirta Zaida La vida en las fábricas..., cit. MORAND, Paul Nueva York, p. 260. Citado por LO VALVO, José Urbanismo..., cit. p. 21. Entrevista a Alberto Molinelli, ex-obrero empleado del Swift, llegado desde Ramallo en 1944 a causa de una sequía en el campo. Ver “Capitel en Barrio Saladillo”, La Capital 18/08/1996.

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Este proceso de reconfiguración del sentido espacial de Saladillo fue completado, desde el punto de vista urbanístico, a partir del aislamiento registrado en el barrio con relación al resto de la trama urbana de Rosario. Esta situación se produjo mediante la inutilización de arterias claves, provocada por las negligencias de las intervenciones acarreadas por el golpe de 1930 y por la inestable relación entre la Municipalidad y las Empresas de Servicios Públicos, inaugurada por la coyuntura de crisis.706 El 19 de octubre de 1909, se había planteado la apertura de calle San Martín y su conversión en una arteria con salida hacia el Sur. Algunos años después, los concejales Godofredo Copello, Rafael Benzuley y José Della Cella fueron comisionados para gestionar contratos ad-referendum, a fin de llevar a cabo las expropiaciones pertinentes.707 Anteriormente a estos sucesos el tranway a Saladillo llegaba al barrio por esta vía desviándose en su intersección con Avenida Arijón. San Martín ha sido y es hoy día una de las calles que más variantes presenta en su recorrido a lo largo de la ciudad: peatonal, calle de dirección única, avenida sin canteros, avenida con camino central, etc. La configuración actual que asume San Martín obedece, sobre todo en su último tramo orientado hacia al sur, a las actuaciones del gobierno presidido por el comisionado de la intervención de septiembre de 1930: Dr. Alejandro Carrasco. En 1930 el comisionado Carrasco consideró conveniente recuperar las grandes avenidas del Sur, crear agradables panoramas y amplias vías higiénicas para la circulación del aire, y porque no, también, de las fuerzas de represión. A tal fin decidió concretar un gran camino central en la Avenida San Martín, reajustando la ordenanza de pavimentación número 38 de 1929. Se estipulaba el reemplazo de los rieles del tranvía por una pasarela con cantero central. Por lo tanto, la compañía de tranvías eléctricos debería correr los rieles a cada uno de los lados de la arteria. En teoría, no se afectaba la comunicación del transporte urbano en la zona, al mismo tiempo, se valorizaban los terrenos con frente sobre la avenida, y se creaba una vía higiénica, agradable y segura. Sin embargo, con la irrupción de la crisis, la Empresa de Tranvías Eléctricos de Rosario comenzó a tensar la cuerda, resistiéndose a invertir en estas modificaciones que en nada mejorarían su recaudación. La oposición fue tan tenaz que el Intendente, en un rapto de autoridad, propio de su gestión impulsada por una miríada de decre-

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En su mayoría las empresas concesionarias de servicios públicos se resistieron, luego de 1930, a cumplir completamente sus contratos. Cualquier ampliación de servicios o prestaciones adicionales no podían generar divisas con velocidad y las garantías que ofrecía el Municipio no eran suficientes para el capital privado. Estas actitudes y el ingreso de la representación socialista y comunista en el Concejo, a partir de la vigencia de la ley de escrutinio proporcional con representación de las minorías de 1927, completada por la aparición del movimiento vecinalista que ganó dos escaños en 1932 y cuatro convencionales constituyentes para la reforma del año siguiente, produjeron desavenencias importantes entre el Municipio y las concesionarias. ET HCD junio-julio 1912, f. 80. Comunicación fechada 27/03/1912.

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tos,708 decidió sepultar los rieles del tranvía, y cual si aquéllos nunca hubiesen existido procedió a la pavimentación de Avenida San Martín.709 En donde otrora transitara el tranvía, para comienzos de los años 1930s., se emplazó un cantero de cautelosa belleza y que sólo permitía la circulación peatonal, en parajes cuyo alejamiento del centro imponía medios de locomoción diferentes. La ausencia de otras calles pavimentadas con rumbo al Sur sobrecargó el tráfico en Avenida San Martín, hecho que se agravó a consecuencia de la división de la misma en dos fajas asfálticas y la pérdida de espacio que el emplazamiento del cantero central representaba para la circulación vehicular. Saladillo, servido desde 1888 por el tranway a caballo, quedaba fuera del alcance del transporte público. Sólo la línea “L” del sistema de colectivos llegaba a la confluencia de Avenida Arijón y San Martín.710 También la línea “M” se dirigía hacia el sur, pero sus servicios eran algo intermitentes. En 1934, los vecinos del Saladillo peticionaron por el restablecimiento de la línea 8 de tranvías, debido al aislamiento que sufría la zona con respecto a todo el Municipio. Del mismo modo, se presentaron proyectos para la ampliación de la línea 11, que conducía al Matadero. Es notable la merma de la afluencia de transportes a la zona que ocasionó la medida de Carrasco. En la década de 1920, Saladillo contaba con un servicio de ómnibus particular (1924) y además con dos líneas de tranvías: la clásica n° 8 (1888 tracción a sangre-1908 tracción eléctrica), que llegaba hasta los baños, y la n° 8 bis (1924), que se adentraba en la vecina Villa Gobernador Gálvez. El barrio se encontraba mejor servido cuando su población y edificación eran menos nutridas, aunque más distinguidas.711 Los pedidos de ampliación de los recorridos del tranvía que llegaban a Saladillo se multiplicaron712 y fueron presentados por la Sociedad Vecinal Barrio Saladillo. Esta sociedad emergió en 1932, al calor del conflicto por el cobro de las 708

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Ver Compendio de Diegestos municipal publicado en el año 1931, publicado durante la intendencia del Dr. Alejandro Carrasco, Talleres Pomponio, Rosario, 1932. El asunto de la Vivienda del Trabajador, la rescisión del contrato con Rossi e Hijo se produce en esta coyuntura por un acuerdo del comisionado y la empresa bajo cuerda. Cfr. RIGOTTI, Ana María Municipio y vivienda..., cit. Los acuerdos con la SER en este período son particularmente alarmantes Cfr. VARÓN, Manuel El servicio público de electricidad en Rosario..., cit. De la misma suerte los negocios sobre la pavimentación se cumplen a cualquier precio Cfr. BODETTO, Francisco El negocio de los pavimentos al descubierto..., cit. Aunque cierto es que las negociaciones con la Empresa de Travías Electricos de Rosario se había complicado cada vez más en la administración de Fermín Lejarza, sucesor de Alejandro Carrasco. Finalmente, en 1932, el intendente demoprogresista Esteban Morcillo municipalizó el servicio apareciendo la Empresa Mixta Municipal de Transporte, absorbida completamente por el ente municipal el 1 de enero de 1933. Cfr. Memoria de la Labor Desarrollada en el período 1932, elevada al HCD por el Intendente Municipal Don Esteban Morcillo, Rosario, 1933. La decisión del Intendente fue firmada precisamente el 07/10/1930 ET HCD Prescripción Reglamentaria, Septiembre, 1939, t. II, f. 5871. ET HCD enero-febrero-marzo 1930, f. 424. ET HCD Prescripción Reglamentaria, septiembre, 1939, f. 5896. Una de las solicitudes incluía una vía alternativa a la diseñada por San Martín para el recorrido: “Entrada por Ayolas, tomando la circunvalación existente en Ayolas y San Martín, podría tomar los

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cuotas correspondientes a los lotes comprados en la zona y cuyo precio se ajustaba a la escalada inflacionaria de la crisis.713 Este grupo vecinal714 peticionaba por el saneamiento del servicio de transporte en Saladillo, puntualizando las dificultades de traslado de la población residente. “La supresión de la línea 8 y más tarde la municipalización de los medios de transportes colectivos ha traído por resultado la escasez de los mismos a los barrios del Sud; y por lo tanto al haber tal deficiencia, muchas familias que debido a las facilidades que del transporte existían años atrás, habían comprado lotes de terrenos para construir sus casitas, con el deliberado propósito de poder liberarse de los altos alquileres que rigen al centro urbano, y estas construcciones se efectúan a costa de grandes sacrificios, y vense hoy obligados a vender a precios irrisorios, dada la valorización de la propiedad, o alquilar si es que encuentran inquilinos que las arrienden, con el de irse a vivir a otra parte, donde existan medios de comunicación que les haga más fácil el poder concurrir a sus ocupaciones u empleos [...] estas emigraciones han traído como consecuencia el estancamiento de estos barrios, con los perjuicios para todos en general.” 715 Uno de los efectos más notables de este proceso de retracción del transporte de Saladillo fue el éxodo de muchas familias, que confirmó en cierta medida una tipología barrial más cerrada, concentrada en aquellos pobladores que no tenían necesidad alguna de trasladarse hasta el centro y que podían pasar sus días en las inmediaciones, debido fundamentalmente a que trabajaban en el frigorífico Swift o en los Mataderos Municipales. Los nuevos pobladores del barrio experimentaron la proximidad de su residencia respecto a su lugar de trabajo y, al mismo tiempo, estaban peor comunica-

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rieles por Buenos Aires hasta Arijón y volviendo por Av. del Lucero [antigua Av. del Rosario su nombre fue modificado en 1929].” ET HCD marzo 1932, f. 587. Esta Asociación conformaba un movimiento que confluyó en la formación de varios partidos políticos, entre los que se contaba el Liberación de Manuel Varón, que se presentaron en las elecciones de convencionales para la Reforma de la Constitución Provincial en 1932. Cfr. ARMIDA, Marisa y PRÍNCIPE, Valeria La convención constituyente rosarina de 1933. Un debate de ideas en el marco de una constitución aplicada a destiempo, Seminario Regional, FHyA, UNR, Rosario, 1999; FERNÁNDEZ, Sandra y ARMIDA, Marisa “Una ciudad en transición y crisis (1930-1943)”, en PLÁ, Alberto Jorge (Comp.) Rosario en la Historia (de 1930 a nuestros días), t. I, UNR Editora, Rosario, 2000, pp. 33-34. ET HCD Prescripción Reglamentaria, septiembre, 1939, f. 5896. Comunicación de los vecinos del Barrio Roque Saenz Peña sobre la transformación de los transportes. Fechada 06/06/1934.

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dos con el centro; la conciencia identitaria comenzaba a transitar los rigores de la explotación en las faenas de la carne y las cámaras frías.716 Frente a las reiteradas solicitudes para ampliar el recorrido de los tranvías. La Municipalidad halló no pocas dificultades para extender las vías por otra arteria que no fuera San Martín, debido a la escasez de calles pavimentadas en el área. En consecuencia, el Departamento de Obras Públicas se pronunció a favor de la destrucción del cantero central, que permitiría volver trazar por allí los soportes del tranvía.717 La opinión del Departamento de Obras Públicas se oponía a la del Centro la Propiedad, agrupación de propietarios y especuladores inmobiliarios. Los miembros del Centro argumentaron que eliminar el cantero central provocaría un afeamiento de la zona, la estética dimanada de la perspectiva inscripta en los jardines sería reemplazada por el desagradable espectáculo de columnas de metal, y el cielo se cubriría de abyectos cables.718 Evidentemente, los puntos de vista que se expresan aquí estaban vinculados a la valorización de los terrenos en función de las instalaciones estéticas. Sobre todo de la zona que se encontraba cercana al Norte de la Avenida Uriburu y que no sería perjudicada por la escasez de transporte. Años atrás, vecinos del Barrio Calzada [Tablada, Viejos Mataderos] propusieron un proyecto alternativo. La vida entera de estos hombres había transcurrido en los mataderos, luego de 1932 necesitaron trasladarse hacia el Sur, con dirección al nuevo establecimiento de matanza. Hacia comienzos de la década de 1930, ya habían solicitado a Carrasco la ampliación de la línea 11 del tranvía y el Comisionado había aceptado; dos años después el asunto había prescrito, siendo archivado.719 Los vecinos reiteraron la solicitud en octubre de 1934, expresando la urgente necesidad que existía para comunicar los Nuevos Mataderos, Saladillo y el Frigorífico Swift. Los habitantes de estas zonas; “...en su mayoría obreros, del Barrio Calzada, Ferrocarril Puerto General Belgrano, Mataderos tienen que recorrer de 10 a 30 cuadras para llegar a ómnibus a la calle San Martín o al Swift o Mataderos a trabajar para ganar el pan para sus hijos” 720 A este proyecto de prolongación de la línea 11 se oponían los vecinos que aún quedaban del antiguo barrio Saladillo, quienes habían presenciado sus años gloriosos 716

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Es sabido que ha sido frecuentemente planeado el axioma que vincula a una clase obrera con conciencia de sí misma y a la proximidad del lugar de residencia y el lugar de trabajo. Para una revisión crítica de algunos de estos planteos ver: OYON BAÑALES, José Luis “Historia urbana e historia obrera: reflexiones sobre la vida obrera y su inscripción en el espacio urbano, 1900-1950”, en VII Seminario de História da cidade e do urbanismo, Lisboa, 2001. Prescripción Reglamentaria, septiembre 1939, t. II, f. 5896. ET HCD Prescripción Reglamentaria, septiembre, 1934, f. 5919. ET HCD Prescripción Reglamentaria, septiembre, 1934, f. 5902. ET HCD Prescripción Reglamentaria, septiembre, 1939, t. II, f. 5902.

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y aún vivían allí en contacto fluido con el centro, extraños a los ritmos de la producción cárnica. Estos residentes sufrían las dificultades del viaje al centro, un periplo largo, con un servicio de ómnibus extremadamente irregular. La ampliación del servicio de la línea 11 aparecía demasiado conectada a los Nuevos Mataderos y al Swift, excesivamente recostada sobre el Este de la urbanización. Estos vecinos exhortaban a la reposición de la línea n° 8, afincada sobre calle San Martín, mediando la supresión de los canteros centrales.721 Poco éxito tuvieron los pobladores que buscaron reinstaurar la conexión entre Saladillo y el centro de la ciudad, la orientación del espacio había cambiado y por lo tanto también sus redes de comunicaciones. Rápidamente, en noviembre de 1934 se hizo lugar al pedido de los vecinos del barrio Calzada. El Concejo solicitó a la Empresa Mixta Municipal de Transporte la ampliación de las vías de la línea 11, desde los viejos mataderos por Berutti hasta Lamadrid, Caseros y Av. Lucero. El frigorífico Swift colaboró para llevar adelante el proyecto que dependía de los poderes públicos, demostrando su interés por este medio de transporte, que jugaba un rol primordial para la llegada de trabajadores a su planta.722 Hacia los primeros años 1940, se proyectaba un puente de hormigón armado que uniría Avenida Lucero, antigua Avenida del Rosario, con el Frigorífico Swift. La estructura del mismo sería costosa, en tanto se proyectaba que la línea 11 de tranvía pudiera conducir a los obreros hasta la entrada del frigorífico. La empresa Swift fue invitada por la Municipalidad a colaborar en la obra. Treinta años antes se planteaba un problema semejante con el puente de hormigón armado que Rafael María Gutiérrez intentaba construir sobre el Saladillo, para vincular a través del nuevo tranvía eléctrico, la Av. del Rosario y los Baños. Los centros de atracción de las comunicaciones se habían desplazado, su ubicación estaba cada vez más hacia el Este, pero la configuración de sentido que congregaban a su alrededor distaba de ser homóloga. Los fijos y flujos productivos del Oeste de Saladillo, que complementaban las instalaciones pergeñadas para el solaz de la élite, perdían terreno a manos de nuevas urbanizaciones.723 Entretanto, novedosas actividades productivas ganaban las riberas del río Paraná y el Norte de las primeras secciones del barrio —especialmente calle Lamadrid. Las urbanizaciones y fastuosas construcciones, que se llevaron a cabo entre 1906 y 1920, quedaron aprisionadas entre barrios populares e industrias insalubres. La causante de esa urbanización, del equipamiento del territorio, de la creación de numerosas funciones urbanas y del afincamiento de pobladores, la Sociedad Anó-

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ET HCD Prescripción Reglamentaria, septiembre 1939, t. II, fs. 5921-5954-5926. El perfil social de este grupo de vecinos se deduce del lenguaje utilizado en su comunicación y la inclusión de fotografías de varias capitales europeas, en particular Londres, donde el servicio de tranvías atraviesa el centro de la calzada. ET HCD Noviembre 1934, t. 1, minuta de comunicación fechada 26/10/1934. Barrio Tiro Suizo y “Las Delicias”.

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nima “El Saladillo”, desapareció a fines de la década de 1930, junto con aquellos hombres de negocios que habían adquirido de sus manos lotes y mansiones en la primera década del siglo. El barrio obrero había nacido alrededor de la gran torre del frigorífico: hacia el Norte, las instalaciones de los Nuevos Mataderos delimitaban un nuevo espacio, peculiar y recostado sobre sí mismo.

Ilustración 34 — Tranvías Rosario 1941 Esta imagen pertenece al sitio de la ASOCIACIÓN ROSARINA DE AMIGOS DEL RIEL Historia de tranviaria de Rosario, URL: http://www.arar.org.ar/CT_HTTV.html y el gráfico ha sido realizado por Carlos A. Fernández en 1999

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Ilustración 35 — Proyecto de Retrazado de la línea 8 de Tranvía a Saladillo 1934

CONCLUSIONES

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n las páginas anteriores se ha propuesto un recorrido a través de algunas explicaciones posibles, sobre las formas que revistió el proceso de reconfiguración de un espacio a partir de un conglomerado de circunstancias, proyectos y alternativas, que esbozan un pasado móvil y abierto. A tales fines, se ha utilizado una periodización flexible, cuyos puntos extremos serían 1870-1940 —si bien corresponde reconocer que no se acudió al siglo XIX con la misma fuerza que al siglo XX. Esta consideración del proceso, a lo largo de un período relativamente prolongado, ha dado lugar a la observación de un complejo que se desarrolló en un territorio concreto y que generó un espacio de características cambiantes, cuyos límites también resultan, tras la investigación, difusos y versátiles, a consecuencia de que estas demarcaciones son colocadas por los agentes que las construyen y reconstruyen permanentemente. Se ha intentado con las fuentes disponibles construir una historia minuciosa y detallada, que permitiera reconocer algunas claves para explicar el proceso de construcción y transformación de un espacio, el cual no puede estudiarse como una mera transición verificada en el plazo de una década. Antes bien, se ha trabajado sobre un argumento que intenta restituir la complejidad de la metamorfosis de un barrio aristocrático, dedicado al solaz de la élite, que se convirtió en un distrito industrial consagrado a la elaboración de productos cárnicos. Para lograr comprender este proceso, fue menester partir de las etapas formativas, y atender a la sobreimpresión de formas de organización diversas en un mismo territorio. De este modo se privilegió la construcción de un argumento alternativo al que establece el sentido común, por una parte, que Saladillo fue desde siempre un barrio obrero y por añadidura peronista. Del mismo modo, se ha tratado de desmontar la ficción propagada por el Estado Municipal, que ha matrizado el rol del Sur de Rosario, como una unidad homogénea vinculada a la producción de la carne y a las industrias insalubres. Si bien el análisis no aborda el período peronista, muestra en primer lugar que la configuración espacial del Sur de Rosario, estuvo marcada profundamente por las relaciones sociales y las actividades económicas que se desarrollaron en su seno, y que éstas no siempre revistieron características idénticas ni apuntaron hacia un mismo objetivo. Por lo tanto, las identidades emergentes fueron diversas e inestables. Además se demuestra que la supuesta homogeneidad del Sur de Rosario es una invención de las ordenanzas municipales; labor iniciada en la década de 1860, interrumpida a partir de 1880 y prolongada en 1920-30. Esta secuencia responde a los proyectos de la élite sobre la segregación urbana, al carácter intensivo del fenómeno inmigratorio y a la masificación de la sociedad rosarina. Los sectores hegemónicos no consiguieron controlar los dos últimos procesos y sus derivaciones, a ellos le opusieron primero

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respuestas adaptativas y luego infructuosos ensayos de regulación y represión. El recorrido que propone este trabajo muestra que las relaciones sociales y los planes que animaban a Saladillo, eran mucho más variados y complejos, y que la operación de rotular taxativamente al barrio en su período inicial o en una etapa posterior, sólo contribuiría a ocultar la mencionada complejidad y anular el carácter contradictorio del proceso. En síntesis, a lo largo de esta investigación se ha pretendido analizar, de la manera más pluridimensional posible, las lógicas solapadas, contiguas e imbricadas que se han dado cita en juegos de fuerza variables, orientados a dar forma a un espacio construido por una diversidad de agentes (miembros de la élite, compañías de servicios públicos, publicistas, técnicos de la construcción, empresas inmobiliarias, trabajadores, fábricas extranjeras, funcionarios del municipio, corporaciones locales, periódicos, etc.). El efecto de la interacción de estas agencias ha sido el proceso de construcción material y simbólica de Saladillo, un espacio cuyos contornos sociales y culturales se muestran particularmente móviles, y cuya definición y apropiación en el corazón de la ciudad, se ofrece con una marca de persistente inestabilidad durante el período analizado.

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