Del mundo oral al universo escrito

July 27, 2017 | Autor: Salomé Romera | Categoría: Comunicación y cultura
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Descripción

Facultad de Filosofía y Letras

Licenciatura en Ciencias de la Comunicación



Historia de las comunicaciones



Título de la monografía: "Del mundo oral al universo escrito"

Alumna: Salomé Emilse Romera



Año 2009



















ÍNDICE


1.
Introducción................................................................
.........................................3

2. Los modos de estructurar el pensamiento en las culturas
orales.........................4
2.1 Mnemotecnia
2.2 El contexto humano e inmediato
2.3 Fórmulas
2.4 Tradicionalismo y comunidad

3. La invención de la
escritura...................................................................
.............7
3.1 Los orígenes de la escritura
3.2 Los primeros sistemas de escritura: el sumerio y el egipcio
3.3 El alfabeto consonántico fenicio
3.4 El alfabeto griego

4. La transición histórica de la cultura oral a la escrita en
Grecia...........................10
4.1 La escritura refuerza la oralidad
4.2 La lenta interiorización de la escritura

5. La transformación de la percepción y la conciencia oral por medio de la
escritura...12
5.1 Diferencias entre lenguaje escrito y lenguaje oral
5.2 La reestructuración de la conciencia humana

6.
Conclusión..................................................................
..........................................14

7.
Fuentes.....................................................................
.............................................15



















Del mundo oral al universo escrito






1. Introducción



El paso de la oralidad a la escritura hizo más que cambiar los
patrones del arte, la política o el comercio: posibilitó transformaciones
radicales en la conciencia humana. Este trabajo tiene como objetivo poner
de manifiesto estas transformaciones, y cómo permitieron ampliar el mundo
humano conocido (oral), extendiéndolo al universo de la escritura.
Trabajamos con la cultura previa a la invención del alfabeto, cerca del 700
a.C.; con los aproximadamente 300 años que tardó en interiorizarse y
consolidarse la escritura en Grecia; y por último con las consecuencias de
esta consolidación.
Para tratar las cuestiones históricas del paso de la oralidad a la
escritura elegimos trabajar con Grecia por dos razones. Por un lado, porque
el primer alfabeto completo fue el desarrollado por esta cultura. Como
resultado de esta invención, su cultura tuvo una predominancia sobre todas
sus contemporáneas, incluso sobre las que también tenían sus propios
sistemas de escritura. Este alfabeto con vocales, gracias a su flexibilidad
y a lo simple que resultaba aprenderlo, permitió a los griegos hacer uso de
la escritura para mucho más que cuestiones comerciales o religiosas. Con la
escritura lineal y alfabética se transformaron las estructuras del
pensamiento, ahora más abstractivas e individuales, cambios que a su vez
posibilitaron la evolución del terreno literario y del de las ciencias. Por
otro lado, la civilización griega fue la base de nuestra propia
civilización, lo que le concede gran cercanía y familiaridad con nuestra
historia.
En lo que se refiere a los cambios perceptivos e intelectuales
introducidos por la técnica de la escritura, trabajamos con mayor
generalidad, ya que dichos cambios se pueden apreciar en la mayor parte de
los casos en los que una cultura ágrafa se transforma en letrada, y no en
Grecia en particular. Por supuesto, como mencionamos anteriormente, la
cultura griega sí fue distinta a sus coetáneas ya que por medio de su
alfabeto lograron darle nuevos y revolucionarios usos a la escritura.
















2. Los modos de estructurar el pensamiento en las culturas orales




Para poder mostrar los importantes efectos que tiene el tránsito de la
oralidad a la escritura, debemos definir a la cultura de rasgos orales.
Esta breve caracterización resultará muy útil para poder contrastar ambas
culturas, oral y escrita; y también para perfilar con claridad una cultura
que resulta muy difícil de imaginar para las personas letradas. Las
características básicas que trataremos son:
La importancia de la memoria y las técnicas para recordar;
El pensamiento formulario, el ritmo, la redundancia y las figuras
heroicas como recursos para recordar y transmitir el conocimiento;
La condición inherentemente social de la comunicación y el pensamiento
orales;
La cualidad comunal y exteriorizada de las estructuras de la
personalidad oral;
La relación entre presente y pasado, y el tradicionalismo.



2.1 Mnemotecnia


En una cultura oral, como afirma Ong, "uno sabe lo que puede
recordar"[1]. Al carecer de un soporte físico en el cual dejar constancia
de sus conocimientos organizados, los individuos de una cultura ágrafa no
cuentan más que con sus memorias para preservar lo que saben. Pero la
memoria humana no es como el papel en el que se escribe: no podemos
recordar todo (lo que se dice, lo que sucede, lo que hacemos), ni podemos
recordarlo con exactitud. Por lo tanto cabe preguntarse qué saberes
realmente pueden ser conservados, y de qué manera, en una cultura que no
dispone de textos.
Cualquier articulación verbal más o menos complicada y extensa, por
ejemplo la solución a un determinado problema, elaborada por un individuo
que no conoce la escritura, deberá seguir ciertas pautas de producción y
transmisión (presentes en los modos orales de estructurar el pensamiento)
para no perderse en el olvido.




2.2 El contexto humano e inmediato


En primer lugar, podría definirse la transmisión del conocimiento en
las sociedades orales como una larga cadena de conversaciones entretejidas.
Ya desde la creación de un pensamiento organizado, el "otro", un ser humano
que haga las veces de interlocutor, es imprescindible. Es decir que toda
producción oral nace como un intercambio verbal, en un contexto humano;
contrariamente a lo que pasa con la escritura, que surge de una solitaria
interacción con materiales técnicos (pergamino, papel, pluma, tintas).
Aprender o saber algo para un individuo oral implica identificarse con ese
conocimiento: la empatía es esencial. El conocimiento oral es "vivido",
experimentado como un suceso, tiene raíces profundamente sociales y
presenciales.
Por lo tanto, las culturas orales viven en el presente y no en el
pasado. El contenido del conocimiento es mantenido en un contexto de "aquí
y ahora" antes que en un contexto histórico. Lo que ya no es útil para la
vida presente (pero que fue útil en el pasado), simplemente se olvida o se
transforma para adecuarlo a la realidad actual. Todo saber es situacional,
operacional y responde a fines pragmáticos, se sabe lo que sirve en la vida
actual y no lo que ha dejado de tener (o nunca tuvo) una utilidad práctica
relevante para el momento en que se vive.




2.3 Fórmulas


Es evidente que hace falta más que un interlocutor para recobrar un
pensamiento, ya que no existe nada, fuera de la mente del creador y la del
que escucha, que contenga ese pensamiento (como un texto lo haría). Las
producciones orales deben ser formuladas siguiendo unos procedimientos
mnemotécnicos que salven a la palabra hablada de su fugacidad y faciliten
la repetición oral: ritmo, antítesis, repeticiones, fórmulas, lugares
comunes.
"Los griegos de la edad de Homero valoraban los lugares comunes porque
[…] todo el mundo intelectual oral o el mundo del pensamiento dependía de
la constitución formularia del pensamiento"[2]. Esta afirmación de Ong es
reveladora. En la Grecia de Homero (VIII a.C.), para poder repetir los
conocimientos adquiridos, siendo esta repetición la forma de evitar que se
perdieran dichos conocimientos, resultaba esencial crear patrones de
composición de articulaciones verbales, fórmulas. Estas expresiones fijas,
que para culturas como la nuestra pasan por refranes dichos ocasionalmente,
en una cultura ágrafa son continuos, constantes; forman la base de la
sociedad. Las frases hechas, los proverbios, los lugares comunes, están
presentes hasta en las leyes.


Por supuesto, la simple reiteración de frases no es suficiente para
hacerlas recordables. Las fórmulas mismas tienen que contar con una
estructura que facilite su recuerdo, un lenguaje memorable. El ritmo es la
solución a este punto: una cadena de palabras, o conjunto de palabras, con
un elemento rítmico constante, que no depende del significado de lo que se
está diciendo sino sólo de su valor acústico.
Además del ritmo, una composición verbal oral siempre estará colmada
de repeticiones y redundancias. Ya que un enunciado oral, una vez dicho,
deja de existir, para mantener una línea de pensamiento coherente con lo ya
tratado, debe repetirse lo anteriormente dicho y así traerlo a la memoria.
En una cultura oral en la que toda acción está sujeta al mundo vital
humano, los sucesos abstractos o apartados de los sujetos humanos
simplemente no pueden existir. Para poder recordar hechos, se recurre a
"[…] seres personalizados que hacen, nunca formas impersonales. Se trata de
dioses u hombres cuyas acciones incidan de manera significativa en la
conducta y destino de la sociedad."[3] Los sucesos serán rememorados por
medio de los sujetos que participaron en ellos. Y para poder recordar
efectivamente a estos sujetos, ellos mismos deben tener características que
los hagan memorables. Los héroes o semidioses, las grandes figuras,
funcionan a la perfección en la tradición oral. También los personajes no
humanos han de tener proporciones colosales, fantásticas, que los distingan
de otras figuras similares y los destaquen. Así los sucesos, las cadenas de
hechos, serán recordados por asociación.






2.4 Tradicionalismo y comunidad


Las fórmulas, creadas y transmitidas por generaciones con mucho
esfuerzo, deben ser estables y mantenerse intactas. No toleran ser
desarmadas para análisis. Los conocimientos repetidos por siglos han de
conservarse siempre iguales para proteger una identidad cultural creada a
través de la reiteración. Todo esto configura a las culturas ágrafas como
agudamente conservadoras y tradicionalistas.
En este contexto de conservación de saberes establecidos y
transmitidos a través del tiempo, el cambio es peligroso. La tarea del
individuo oral es mantener lo que le enseñaron y enseñarlo a su vez, no
crear sus propias ideas innovadoras. Una cultura oral es un todo colectivo,
anónimo, en el que no hay lugar para el individuo. Éste no puede separarse
de su entorno, de la situación, de la tradición; no puede aislarse del
contexto de una forma abstracta.
El hecho de que una cultura oral no dé cabida a la individualidad
dificulta también la introspección, el auto-análisis, y toda actividad que
requiera volver la mente y el pensamiento hacia el interior de uno mismo.
Por lo tanto, las personas sin conocimiento de la escritura suelen ser muy
comunitarias y de personalidad más volcada hacia el exterior que al
interior, y tienden a organizarse en grupos.





























3. La invención de la escritura




De todas las invenciones técnicas del hombre, la escritura es sin duda
la más trascendental. Reestructuró no sólo el habla sino los procesos del
pensamiento humano. Transportó la palabra hablada, fugaz y huidiza, al
mundo físico, visible, concreto, tangible. "La escritura […] ha sido
responsable, históricamente, de la evolución de nuevas formas de discurso
que reflejaban un nuevo enfoque o comprensión del lenguaje y una nueva
mentalidad, más subjetiva y reflexiva."[4] Revolucionó por completo el
mundo del hombre.




3.1 Los orígenes de la escritura


La escritura, entendida como un sistema codificado de signos
inscriptos sobre un soporte material que representan visualmente sonidos,
no fue una invención ni temprana ni repentina. Evolucionó lentamente a
partir de unos sistemas denominados proto-escritura. Debemos aclarar que en
ningún caso la escritura los reemplazó: ambos tipos de sistemas coexisten
aún en la actualidad.
La proto-escritura, si bien no puede ser considerada como escritura
propiamente dicha, es el antecedente directo de la misma y por lo tanto
tiene una importancia fundamental. Por lo tanto procederemos a
caracterizarla brevemente, para así también poder distinguirla de la
escritura tal y como se la concibe actualmente.
La proto-escritura se diferencia de la escritura principalmente porque
utiliza símbolos ideográficos, pictogramas o hasta objetos, que son capaces
de transmitir cierta información o de recordar algo ya conocido, pero
carentes de contenido lingüístico. Una distinción básica de los sistemas
que precedieron a la escritura:
Las técnicas no gráficas. A diferencia de los sistemas de escritura, no
contienen el elemento gráfico característico. Son objetos, no grafías,
que sirven para expresar un pensamiento; en general cumplen la función
de "ayuda-memoria". Es un método que requiere de un intérprete para su
"lectura", su comprensión no está al alcance de cualquiera.
La proto-escritura pictográfica. La pictografía es un sistema en el
cual las ideas se transmiten por medio de dibujos. Los primeros
símbolos de escritura estaban basados en pictogramas, imágenes que se
parecen al objeto real que representan; y en ideogramas, imágenes que
representan ideas, una evolución de los pictogramas.
Por lo tanto, queda claro que un sistema de proto-escritura puede
contener imágenes que sirven para representar cosas, pero no palabras y
enunciados como en el caso de la escritura. Un verdadero sistema de
escritura debe poder representar gráficamente cualquier palabra de un
lenguaje, y éste no es el caso de la proto-escritura.
De cualquiera manera los sistemas de proto-escritura tienen una gran
relevancia ya que nos muestran con claridad el principio simbólico humano
de asociar ideas, objetos, eventos, etc., con ciertas grafías u objetos
dispuestos de maneras determinadas. Este principio simbólico se relaciona
de manera directa con la capacidad de abstracción que llevará al hombre a
disociar paulatinamente las imágenes inscriptas de sus referentes reales,
culminando con la abstracción total presente en la escritura alfabética.
3.2 Los primeros sistemas de escritura: el sumerio y el egipcio


Como mencionamos en el anterior apartado, la escritura evolucionó a
partir de los sistemas llamados de proto-escritura, sistemas diseñados en
su mayoría como recursos ayuda-memoria. La escritura como tal empezó en la
antigua Mesopotamia y en el antiguo Egipto. Aparentemente ambos sistemas se
desarrollaron de forma independiente ya que eran muy distintos el uno del
otro.
Estos primitivos sistemas de escritura surgieron como respuesta a la
necesidad de representar seres o ideas que no tenían una correspondencia
con objetos de la realidad. Se necesitaba encontrar signos que
representaran al sonido, a la palabra oral que correspondiera a dichas
ideas o seres. Esto representó una gran evolución con respecto a los
pictogramas o ideogramas, fuertemente arraigados en la realidad visible y
concreta, fue un paso hacia la abstracción lingüística y la fonetización.
La escritura conocida como cuneiforme (con forma de cuña), fue el
sistema desarrollado por los sumerios entre el 3500 y el 3100 a. C. Es la
primera grafía conocida. La evolución de su escritura fue un proceso
estrechamente relacionado con la economía: se considera que surgió
respondiendo a necesidades del comercio, cuando la creación de un sistema
que registrara las transacciones económicas se hizo indispensable. Tablas
de arcilla que contenían cuentas y registros numéricos empezaron a aparecer
en Sumeria en simultáneo con el crecimiento de la urbanización y la
civilización. El sistema original mesopotámico de escritura derivó de este
método de "llevar cuentas", y hacia el 3100 a.C. había evolucionado mucho
en complejidad.
Los egipcios fueron también una de las civilizaciones más antiguas, y
desarrollaron su propio sistema de escritura, bastante apartado del
cuneiforme y aparentemente posterior a éste. La escritura del antiguo
Egipto es la denominada jeroglífica, que utilizaba pequeñas imágenes para
representar palabras completas. Este sistema era utilizado por la casta
sacerdotal y tenía un origen divino.
Estas formas de escritura, las más antiguas, eran básicamente
logográficas, basadas en elementos pictográficos e ideográficos. Ninguno de
estos sistemas era un "verdadero" alfabeto, la mayoría de sus símbolos eran
usados para identificar palabras enteras, o muchas sílabas, y por esto
requerían una enorme cantidad de símbolos para escribir con exactitud.




3.3 El alfabeto consonántico fenicio


Los fenicios eran una sociedad marinera y comerciante de la costa del
Mediterráneo, que mantenía contacto con los egipcios y los sumerios. Al
igual que estos últimos, los fenicios necesitaban un sistema de escritura
que se aplicara al comercio, y no a actividades relacionadas con lo sagrado
o lo político como en el caso de la escritura egipcia. Pero tenían mayor
contacto con los egipcios ya que habían estado bajo su control durante gran
parte de su historia. Por lo tanto, su sistema de escritura se desarrolló,
en mayor o menor medida, a partir de los jeroglíficos egipcios. La gran
novedad fue que los símbolos fenicios no representaban palabras completas
sino sílabas.
Esta transformación permitía mucha más libertad en la escritura con un
número menor de símbolos, que era en efecto lo que la notación comercial
fenicia necesitaba. Este nuevo alfabeto era consonántico y se componía de
22 símbolos. No era un alfabeto completo y por lo tanto no podía
representar con exactitud todos los sonidos del lenguaje, lo que lo hacía
un poco dificultoso y ambiguo a la hora de la interpretación.
Sin embargo, su practicidad y el hecho de que los fenicios eran
grandes comerciantes de ultramar, hicieron que el alfabeto fenicio se
extendiera y colonizara el Mediterráneo. Muchas culturas empezaron a
adoptar y modificar este alfabeto, entre ellas la griega, cuyo alfabeto
revolucionaría la escritura.




3.4 El alfabeto griego


Es de los griegos que nos viene el nombre de la palabra "alfabeto".
Proviene de las dos primeras letras de su alfabeto, alpha y beta. Pero
estos nombres de hecho los heredaron de los fenicios, cuyas dos primeras
letras eran aleph y beth. Queda claro, entonces, el origen fenicio del
alfabeto griego, aunque no se sabe exactamente en qué momento los griegos
entraron en contacto con los fenicios. Independientemente de este dato,
para el 725 a. C. los griegos ya contaban con un alfabeto vocálico
completo.
Los griegos cambiaron el alfabeto en varias formas, tanto modificando
la apariencia de los símbolos como añadiendo sus propios símbolos. Ya que
los distintos lenguajes usaban diferentes sonidos, la necesidad de crear
nuevas letras era común a medida que el uso del alfabeto se expandía
territorialmente.
La transformación de mayor importancia que realizaron los griegos fue
la introducción de las vocales a un alfabeto compuesto sólo de consonantes.
Esta importante innovación permitió que cada sonido tuviera una
correspondencia exacta en cada símbolo. Por primera vez existía una forma
de escribir que posibilitaba que el lector supiera exactamente qué
expresaba el que había escrito el texto, sin ambigüedades ni
inconsistencias.
Este paso total de la palabra oral a la visual fue lo que puso a los
griegos por sobre las culturas contemporáneas. Fue el logro de la
abstracción total. En los alfabetos carentes de vocales, la interpretación
del texto escrito dependía de ciertos datos extratextuales, lo que
significaba que la escritura estaba aun arraigada al contexto humano en el
que se vivía. El alfabeto griego estaba más aislado de este contexto, en él
cada sonido pronunciado tenía su equivalente en un signo visual. Esto
permitía el análisis de las palabras, que pasaban a ser cosas susceptibles
de ser divididas en elementos más pequeños y estudiadas por partes. Dicho
análisis abstracto sentaría las bases del pensamiento griego analítico que
permitiría los grandes avances de su cultura.
El alfabeto completo, si bien derivaba de pictogramas e ideogramas,
perdió toda semejanza con los objetos de la realidad. Se convierte en un
sistema puramente fonético: representa los sonidos del lenguaje, no las
cosas a la que esos sonidos hacen referencia. Su forma de reducir cada
sonido por separado a una unidad particular en el espacio visual le
confiere una gran flexibilidad, además de facilitar su aprendizaje.
Mientras que los demás sistemas de escrituras resultaban ambiguos,
poco flexibles, difíciles de aprender, de uso limitado, y para fines
generalmente administrativos o religiosos; el alfabeto griego resultaba
democratizador por lo simple que era aprenderlo. Por lo tanto su uso se
generalizaba (en vez de estar restringido a pequeños sectores
especializados de la sociedad), lo que a su vez derivaba en funciones
completamente nuevas, literarias y científicas.



4. La transición histórica de la cultura oral a la escrita en Grecia


De la creación del alfabeto griego a la efectiva interiorización de
la escritura en Grecia hay un largo trecho: unos 300 años aproximadamente.
No basta la creación de una grafía para que de pronto transforme la vida
humana; se requiere que la escritura penetre en la sociedad, en las
costumbres, en los modos de pensar. Para esto hace falta tiempo, que será
mayor o menor según el contexto social en el que se desarrolle la
escritura.
Sin embargo se puede generalizar diciendo que, cuando una innovación
técnica (incluida la escritura) se inserta en una sociedad determinada, en
un principio lo hará dentro de un grupo determinado, ya que no se puede
llegar a todos lados al mismo tiempo; y su aparición tendrá diversos
efectos y apreciaciones sociales, que no serán necesariamente positivas de
buenas a primeras.


4.1 La escritura refuerza la oralidad

En la Grecia arcaica, la escritura genera una profesión de escribir.
Los iletrados contrataban a gente que conocía la escritura para que
redactara documentos. Estos escritores de oficio no necesitaban conocer a
fondo la escritura. El hecho de que hubiera un oficio de escribir, y que
los que trabajaban en él tuvieran sólo un conocimiento básico de la
escritura, tiene dos implicaciones. En primer lugar, significa que era un
pequeño grupo, y no una larga porción de la sociedad griega, la que conocía
la técnica de la escritura, y esto bastaba ya que los pertenecientes a ese
grupo podían ser contratados para escribir: el resto de la gente no
necesitaba saber hacerlo. Por otro lado, al no estar muy extendido el uso
de la escritura, se la usaba con fines muy básicos y no con los fines que
caracterizaron y revolucionaron a la avanzadísima cultura griega de la
época de Platón.
Queda claro entonces que las grandes transformaciones que generó la
escritura no sucedieron de un día para el otro, ni siquiera de un siglo
para el otro. En un principio la escritura no revolucionó las estructuras
mentales orales, de hecho sirvió como un recurso para ayudar y reforzar la
oralidad: era una "memoria artificial"[5]. Pero este mismo uso de la
escritura fue llevando paulatinamente a una transposición, la memoria
biológica fue siendo "sustituida" por la artificial. Y una vez que la mente
humana se liberó, al menos en cierta medida, de la tarea de recordar la
ingente cantidad de conocimientos transmitidos oralmente para que no se
perdieran, pudo empezar a ocuparse de otras cuestiones, tales como analizar
dichos conocimientos.
Pero aún habiendo pasado un largo tiempo de conocer la escritura, no
es inusual que no se confíe demasiado en ella. Platón, tres siglos después
de inventado el alfabeto griego, todavía la calificaba de ser inhumana,
pasiva, y de debilitar el pensamiento. Y sin embargo, el pensamiento
analítico de Platón, y su mismo análisis y crítica de la escritura, habrían
sido imposibles sin ella.
Los modos orales de pensamiento fueron cediendo ante la escritura con
mucha lentitud. Como hemos mencionado anteriormente, la escritura en sus
comienzos sirvió a la oralidad. La forma de composición de los textos
reflejaba un carácter fuertemente oral: la escritura era -paradójicamente-
oral. Las competencias caligráficas fueron surgiendo con el paso del
tiempo, se fueron elaborando a medida que el lenguaje de los textos
cambiaba adaptándose a lo visual y prescindiendo de la oralidad. Pero los
primeros textos escritos registraban la oralidad misma, se servían de
pautas orales para sus estructuras. Se escribía pensando en que el texto
habría de ser recitado ante una audiencia.




4.2 La lenta interiorización de la escritura

Aproximadamente a lo largo del s. V, la escritura en Grecia se
extiende en gran medida y su carácter "oral" empieza a desvanecerse. Si
bien todavía en ese siglo se utilizará con fines básicamente prácticos (y
no culturales), por un lado su uso estará bastante generalizado; por otro
sus leyes de composición empezarán a ser en efecto las propias de la
escritura, y no las de la oralidad textualizada. Mientras los textos de
carácter oral se componían atendiendo las comodidades del que escribía, con
la interiorización efectiva de la escritura, empieza a pensarse más en el
lector y en lo que él pueda interpretar del texto escrito. Esto reconfiguró
por completo los modos de escribir y de pensar la escritura.
A mediados del siglo V ya existían inscripciones de las leyes en
distintos soportes, que podían ser consultadas por el pueblo en general.
Esto presupone que el ciudadano promedio sabía leer y escribir, lo que a su
vez apunta a que en los centros de educación también se enseñaba la lecto-
escritura. Libros y escritos no eran "publicados", ni en una medida
remotamente parecida, a la de hoy en día, sino que circulaban entre grupos
pequeños de conocidos y alumnos. Evidentemente su difusión no era muy
grande, pero sí existía una circulación de textos, y es por esta época que
se escribieron ciertos manuales técnicos de los que tenemos referencias[6].

Es con la oficialización de la escritura en Atenas, llegando al siglo
IV, que ésta se consolida y generaliza definitivamente, con la creación de
un Archivo para la conservación de documentos públicos, la modificación del
sistema judicial que ahora acepta los documentos escritos, y con la
integración de los distintos alfabetos locales en un único alfabeto
oficial.














5. La transformación de la percepción y la conciencia orales por medio de
la escritura


Los procesos cognitivos de creación, transmisión, almacenamiento y
recuperación del conocimiento humano son fundamentalmente diferentes entre
las culturas orales y las escritas. El desarrollo de la alfabetización
permitió una profunda reestructuración de la conciencia humana,
estableciendo las formas abstractas de la lógica Occidental. El modo de
pensamiento lineal que hoy en día damos por sentado era simplemente
impensable sin la escritura como un medio que preservara el pensamiento
complejo. Siguiendo a Ong podemos afirmar que "más que cualquier otra
invención particular, la escritura ha transformado la conciencia
humana"[7].


5.1 Diferencias entre lenguaje escrito y lenguaje oral

Antes de tratar específicamente las transformaciones mentales
procederemos a perfilar las características del lenguaje escrito,
diferenciándolo del lenguaje y la comunicación oral. Es importante conocer
las diferencias textuales y extra-textuales de ambas formas de comunicación
para poder comprender posteriormente los cambios que se dan a nivel
perceptivo. Pero esta separación entre "lingüístico" y "perceptivo" es
utilizada acá sólo con fines analíticos, ya que ambas alteraciones forman
parte de un todo.
En primer lugar, lo obvio: la comunicación oral se realiza por el
canal auditivo, y la escrita por el canal visual. El sonido es fugaz y se
percibe cuando deja de existir; la comunicación auditiva es inmediata y el
receptor recibe lo articulado por el emisor de manera sucesiva y en tiempo
real. La palabra escrita es duradera y existe en un espacio físico; la
comunicación escrita se elabora de modo que llega en tiempo diferido al
receptor. Un texto escrito se percibe por partes y también en su totalidad,
mientras una articulación verbal oral sólo existe en una sucesión inmediata
y momentánea de palabras.
Una articulación oral, una vez emitida, no puede ser eliminada, aunque
sí enmendada; pero esto quita credibilidad al hablante por lo que no es lo
más recomendable. Un texto escrito puede ser alterado incontables veces (de
hecho debe serlo en razón de su perfeccionamiento), sin que el lector se
entere qué aspectos se modificaron antes de que el texto llegara a sus
manos.
El receptor de una articulación oral debe ir comprendiendo lo dicho a
medida que se lo dice, sin poder volver atrás de una forma automática sobre
lo emitido. Un lector puede releer el texto las veces que desee, hasta que
logre una comprensión perfecta, si se quiere, de lo dicho. Pero esta
comprensión lo será de acuerdo a su interpretación personal porque, al
contrario de una comunicación oral en la que el receptor puede preguntar al
emisor qué ha querido decir, un lector no puede preguntarle al texto cuál
ha sido la intención del autor al decir tal o cual cosa.
La comunicación verbal oral, al estar situada en un contexto humano de
tiempo real, cuenta con numerosos elementos contextuales o extra-textuales
(a saber: los gestos corporales, el tono de la voz, la relación entre los
participantes, etc.) que facilitan la comprensión de lo dicho. Los textos
escritos no cuentan con un contexto inherente a ellos: pueden ser leídos en
cualquier parte y en cualquier situación que nada tienen que ver con el
contexto en el cual se los originó. Esta autonomía del escrito con respecto
al contexto de creación dificulta a veces la comprensión por parte del
lector, por lo tanto suele ser necesario que el autor elabore contextos
verbales dentro del texto.




5.2 La reestructuración de la conciencia humana


La mente oral memoriza, la letrada analiza. En el paso de la
memorización a la abstracción reconocemos un cambio en las formas de
percibir. La naturaleza del ser y la comunidad se transforma a medida que
la grafía toma posesión de la psique humana. Este cambio es un movimiento
desde la exterioridad hacia la interioridad, y de las estructuras comunales
hacia el individuo introspectivo. Tomando los modos de estructuración de
pensamiento orales ya tratados en este trabajo, estableceremos las
alteraciones que introduce en ellos el conocimiento de la escritura.
Como hemos mencionado anteriormente, la mente oral trabaja para
conservar en la memoria los conocimientos adquiridos a través de los
siglos. Cuando la escritura la releva en esta labor memorística, la mente
es libre de generar nuevos pensamientos originales, innovar. La grafía, por
lo tanto, promueve la experimentación intelectual, lo que disminuye el peso
de la tradición y el conservadurismo.
También el pensamiento formulario quedará obsoleto ya que, si se
necesita recordar algo en particular, se podrá volver al texto escrito y
traerlo a la memoria; y no repetirlo incesantemente siguiendo unos patrones
que faciliten el recuerdo.
La comunicación escrita no es como la oral en relación al tiempo y al
espacio. No se da en un contexto humano vital, en un intercambio presencial
e inmediato, sino que es diferida. La palabra hablada es acción y suceso
inmediato, la escrita es cosa susceptible de análisis. De este
distanciamiento entre la situación comunicativa real humana y la palabra
escrita surgirá la abstracción, que permitirá aislar lo sabido del que lo
sabe. Las palabras son cosas, los conocimientos son ajenos a los
conocedores.
Esta separación de la mente (el ser) de la tradición (la comunidad),
libera al individuo y lo distingue del todo anónimo en el que se vive en
una cultura oral. La individualización trae como consecuencia una mayor
capacidad mental para realizar actividades intelectuales introspectivas.
También aísla al individuo, que se vuelve más introvertido y pierde en gran
medida el carácter eminentemente comunitario del sujeto oral. Las personas
letradas ya no necesitan formar grupos, sino que eligen (o no) hacerlo.
Mientras una cultura oral vive de manera funcional el presente sin
preocupación por el pasado, una cultura caligráfica tiene los recursos para
preservar el pasado intacto sin que ocupe espacio en su mente, que puede
utilizar para las cuestiones de la vida en el presente. La Historia es, por
supuesto, hija de la escritura. Una cultura letrada puede rever en un texto
escrito el pasado, está en condiciones de no repetirlo, y de usar su
conocimiento del mismo para mejorar el presente y aún el futuro.
Para una cultura letrada, la palabra se percibe visualmente antes que
de forma auditiva. Primero pensamos en el signo gráfico visible, cuando en
realidad la escritura no puede existir sin la oralidad (pero sí puede ser
al revés). Como afirma Ong, "la condición oral básica del lenguaje es
permanente"[8], por más que los pertenecientes a culturas letradas lo
olvidemos.


6. Conclusión


Sin duda alguna, la invención de la tecnología de la escritura generó
una revolución en todos los ámbitos de la vida humana. La escritura
confirió al lenguaje posibilidades infinitas de expresión y usos; propulsó
la evolución en las ciencias y la literatura; modificó los procesos
mentales humanos; cambió nuestra forma de percibir el mundo. Extendió el
mundo oral, local y limitado, a un universo de posibilidades que van más
allá del lenguaje, ya que se asientan en las mismas bases de cualquier tipo
de pensamiento.
Es de vital importancia reconocer lo trascendental que es tener
competencias caligráficas. La capacidad de abstracción, el pensamiento
lineal y heterogéneo, la conciencia de la individualidad; todas estas cosas
que damos por sentado no fueron naturales ni existieron desde siempre.
Surgieron a partir de una tecnología, la de la escritura, que se elaboró
con esfuerzo y tiempo, y que ahora constituye un de las bases de nuestra
existencia.
































7. Fuentes


Cagliani, Martín. ¿Google está reemplazando nuestra memoria?, 2007.
http://techlosofy.com/%C2%BFgoogle-esta-reemplazando-nuestra-memoria/

Colaboradores de Wikipedia. Alfabeto, Wikipedia, La enciclopedia libre,
2008. http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Alfabeto&oldid=15958515

Ann en eLiceo.com. Oralidad Vs escritura, 2008.
http://www.eliceo.com/opinion/oralidad-vs-escritura.html

Ong, Walter. Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra, Buenos Aires,
Fondo de Cultura Económica, 2006.

Prieto Pérez, José Luis. Oralidad y escritura en la Grecia arcaica,
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Ruiz Acosta, María José, Cap. III, "Los orígenes de la comunicación social:
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Edit. Mad, 1998.

Ruscio, Verónica Andrea. Oralidad y escritura.
http://www.monografias.com/trabajos6/ores/ores.shtml
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[1] Ong, Walter. Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra, Buenos
Aires, Fondo de Cultura Económica, 2006. P. 40.
[2] Op. Cit., p. 31
[3] Prieto Pérez, José Luis. Oralidad y escritura en la Grecia arcaica,
http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/prieto.html
[4] Ruscio, Verónica Andrea. Oralidad y escritura.
http://www.monografias.com/trabajos6/ores/ores.shtml
[5] Cagliani, Martín. ¿Google está reemplazando nuestra memoria?, 2007.
http://techlosofy.com/%C2%BFgoogle-esta-reemplazando-nuestra-memoria/
[6] Prieto Pérez, José Luis. Op. cit.
[7] Ong, Walter. Op. cit, p. 81.
[8] Ong, Walter. Op. cit. P. 17.
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