“Del ingreso de un cómico en la Universidad Complutense”, José Luis Gómez: un cómico en la Universidad Complutense, Madrid, Ediciones del Orto, 2011, pp. 13-15

D EL INGRESO DE UN CÓMICO EN LA U NIVERSIDAD C OMPLUTENSE Antonio López Fonseca «Histrión, mimo, juglar, representante, bululú, recitante, farandulero, comediante, intérprete, farsante, cómico, actor…», de todas esas maneras, como recordaba Javier Huerta, que pronunció la laudatio en el acto de investidura como doctor honoris causa por la UCM de José Luis Gómez, alude nuestro rico idioma al quehacer de llevar a las tablas el espectáculo de la comedia humana. Pues bien, por primera vez en la historia de la más importante universidad de nuestro país un cómico recibe tamaño galardón académico, a propuesta del Instituto del Teatro de Madrid (ITEM) y la Facultad de Filología. El pasado 23 de marzo, en un plomizo y húmedo día de un otoño que se resistía a marcharse, José Luis Gómez tuvo una experiencia insólita sobre un escenario (¡después de tantos años de tablas!),

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con un atavío también insólito: «en el teatro nunca he tenido problemas con el vestuario… pero esta vez salgo a escena sin hacerme al traje, con sólo una prueba…», decía al inicio de su discurso. Y es que el lugar sobrecoge. Bastaba mirar a los ojos de sus queridos compañeros de profesión para adivinar cierto asombro, casi pasmo infantil, y mucha, mucha emoción. Daba la sensación de que todos los histriones allí reunidos se sentían apabullados, casi superados por la pompa y ceremonia de la ocasión: el público en pie mientras la comitiva académica entraba al son del himno Veni Creator, la solemne lectura del Decreto de Nombramiento del nuevo doctor y, por fin, el Dr. Gómez García, en entrada triunfal, flanqueado por el Decano de la Facultad de Filología y el Director del ITEM. El venerando templo laico de la sabiduría, el abarrotado Paraninfo de San Bernardo, donde el mismísimo Federico García Lorca representara, hace ya casi ochenta años, con «La Barraca» el auto sacramental de La vida es sueño, de Calderón de la Barca, vibraba con los aplausos por el nuevo doctor farandulero que no podía ocultar en su rostro la conmovedora emoción y el orgullo de sentirse representante de toda una profesión en semejante tesitura. La excelente laudatio del Dr. Huerta Calvo, iniciada con unas bellas palabras del Quijote que ensalzan a la comedia y a los comediantes, hizo un recorrido profesional del actor y director, desde sus orígenes hasta nuestros días, resaltando los hitos fundamentales en la trayectoria de José Luis Gómez que justifican, más que sobradamente, la decisión de la universidad de acoger, por vez primera, en el colegio complutense de doctores a uno de

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quienes más brillantemente ha ejercido el oficio de comediante. Su intervención concluyó con un sincero agradecimiento al nuevo doctor «por seguir alimentando esta mágica quimera de la escena». Siguió a la laudatio la imposición del birrete al nuevo doctor y la entrega de los símbolos de su nueva condición culminada con el abrazo de fraternidad de sus nuevos compañeros en la persona del rector Carlos Berzosa. Y ahora sí. El «mono», cuyas orejas asustaron a Paco, su padre, cuando en 1970 acudió junto con María Antonia, su madre, a verle representar en el Teatro de la Zarzuela el Informe para una academia de Kafka, tomó la palabra tocado con el birrete de doctor y llenó el silencio del Paraninfo con el recuerdo del recorrido vital que lo llevó de su Huelva natal a Alemania, y de allí a Francia, y de allí nuevamente a España convertido ya en actor, y cómo conoció la cualidad de lo «efímero». Y aplausos sinceros y emocionados de ese especial patio de butacas plagado de políticos, gentes del teatro y de las artes, académicos, amigos, admiradores, universitarios. Un gran día para el teatro y para la universidad.

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