Del gremio de maestros a los académicos de danza [Congreso \"Para qué arte\", Universidad de Granada, 2017]

Título

! Autonomía y valor en el arte del ballet: del gremio de maestros a los académicos de danza. ! Abstract !

En esta conferencia nos proponemos abordar la relación entre «autonomía» y «valor» del arte en el ámbito de la danza y, más en concreto, en el ballet académico. Este género tiene su origen en la «Académie royale de Danse» de Luis XIV quien firmó las Letres Pattentes de 1661, un tratado político-estético que, además de sentar las bases legislativas que regirán la recién inaugurada institución pública, incluye un «discurso académico».

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Esta parte del tratado es todo un alegato a favor del valor del arte de la danza. Pronunciado por los trece académicos que conformaron el primer Conservatorio, en él defienden la envergadura histórica de la danza (practicada desde Grecia), sus múltiples beneficios médicos (como paliativo para la melancolía), o su importancia social (hacer disfrutar al pueblo en tiempos de paz y, dada la similitud entre los movimientos de la esgrima y la danza, defenderlo en caso de guerra).

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Ahora bien, estos académicos hacen depender el valor de su arte en la correcta manera de realizarlo. Por ello se erigen frente al antiguo gremio de maestros a quienes acusan de haber «pervertido» al arte de poner el cuerpo en movimiento. Haciendo gala de una incuestionable formación teórica, se autoproclaman los únicos capaces de dictaminar y juzgar las reglas de la danza, una decisión amparada por el monarca. Para distanciarse de la antigua cofradía, llaman «ballet» a su nuevo género de danza, inventan un método de notación matemático para escribirlo y llegan incluso a defender la independencia de la danza respecto a la música. Así, serán ellos y no el Rey de los violines, los únicos que puedan juzgar por medio de exámenes reglados quiénes pueden ejercer la profesión de bailarín profesional.

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La pertinencia de ahondar en los orígenes teóricos de este género de danza, en el que la búsqueda de la autonomía respecto a otras artes como la música o la ópera es una constante, se justifica no sólo porque actualmente el ballet sigue siendo la base en la que se forman la mayor parte de los bailarines profesionales, sino por la enorme riqueza conceptual que representa la defensa del ballet moderno.

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