Del esclavo al vecino inmigrante : La imagen del negro en España

May 20, 2017 | Autor: Eloy Martín Corrales | Categoría: History of Slavery, Historia de España, Migraciones Internacionales, História de África
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European University Studies Europaische Hochschulschriften Publications Universitaires Européennes

Series XVIII Comparative Literature Reihe XVIII Série XVIII Vergleichende Literaturwissenschaft Littérature comparée

Montserrat Cots, Pere Gifra-Adroher & Glyn Hambrook (eds.)

Interrogating Gazes Comparative Critical Views on the Representation of Foreignness and Otherness

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Bem . Berlin . Bruxelles . Frankfurt am Main . New York· Oxford . Wien

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Leonardo Romero Tobar

Navarro, A. 2006. "Don Juan Valera diplomático", in R. Bonilla, A. Costa & E. Sánchez (eds.), Juan Valera (1905-2005). Actas del 11 Congreso Internacional celebrado en Cabra, 2005, Cabra, Ayun_ tamiento de Cabra, 151-76. Romero Tobar, 1. 1997. "Recursos de la ficción en los relatos de Valera", in M. Galera (ed.), Actas del primer Congreso Internacional sobre don Juan Valera, Cabra, Ayuntamiento de Cabra, 75-88. - . 2010. "Los gitanos en la narrativa romántica española", in La lira de ébano. Escritos sobre el Romanticismo español, Málaga, Publicaciones de la Universidad de Málaga, 333-49. Valera, J. 1896. Cuentos y chascarrillos andaluces tomados de la boca del vulgo, Madrid, Librería de Fernando Fe. - . 1947. Cartas Americanas y Nuevas Cartas Americanas, in Obras Completas, vol. 3, Madrid, Aguilar, 211-590. -.2002-2009. Correspondencia, 8 vols., 1. Romero Tobar (dir), Ma A. Ezama & E. Serrano (eds.), Madrid, Castalia.

ELOY MARTÍN CORRALES

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Lo primero que llama la atención a la hora de abordar el tema de la presencia de los negros en España entre la Alta Edad Media y la actualidad, es que son muy conocidos los siglos XVI y XVII, por un lado, y el último tercio del siglo XX y lo que llevamos del XXI, por el otro. En efecto, la bibliografia sobre la esclavitud negra en la España peninsular es oceánica, casi tanto como la relativa a la presencia de los inmigrantes subsaharianos en los últimos cuarenta años? Por el contrario, desde la segunda mitad del siglo XVII, cuando el número de esclavos negros, y por consiguiente el de los libertos, disminuyó bruscamente, y hasta la década de los ochenta del siglo XX, cuando la inmigración de origen subsahariano comenzó a ser visible, apenas hay nada publicado.

Entre la esclavitud y el Rey Mago: los negros en la España de los siglos XVI y XVII Es sobradamente conocida la presencia de esclavos negros en la Península Ibérica en los siglos medievales. Habitualmente fueron traídos a estas tierras por los musulmanes, los únicos con capacidad entonces para capturar a los citados esclavos e introducirlos en la Península. Formaban parte de lo más selecto del ejército que protegía a califas, sultanes y emi-

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Esta investigación se inscribe en el marco del proyecto "Transiciones imperiales, cambio institucional y divergencias. Un análisis de la trayectoria colonial y postcolonial de las posesiones españolas en América, Asia y África (1500-1914)", financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (referencia HAR2009-14099-C02-01). Dada la oceánica bibliografia disponible renuncio a ocuparme de ella, limitándome a señalar las obras más adecuadas para la elaboración de este texto.

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res, o como criados domésticos y trabajadores en diversas ocupaciones (Cortés López 1986). Con las vicisitudes de la Reconquista, secular lucha entre cristianos y musulmanes, no pocos de estos esclavos fueron incorporados por los primeros como botín de guerra en su lento, pero implacable avance hacia el sur. El interés en la mano de obra esclava se puso de relieve cuando los reinos cristianos, en especial Portugal, dispusieron de puertos, y por tanto de flotas, desde los cuales comenzaron a organizar expediciones para procurarse directamente los esclavos del Sudán o África Negra. En todo caso, antes de que finalizara la Reconquista, los esclavos negros ya tenían cierta importancia en España, como demuestran los casos de Sevilla (ciudad en la que los negros esclavos y libertos alcanzaron el 10% de la población) y otras localidades (Franco Silva 1992). La decisión, tras una viva polémica, de descartar el convertir en esclavos a los habitantes ("indios") de la recién "descubierta" América, tuvo una trágica repercusión para los africanos. Se optó por utilizar eSclavos africanos para disponer de la mano de obra necesaria en las nuevas colonias americanas. En los cuatro siglos siguientes, millones de habitantes de África fueron arrancados de sus tierras para utilizarlos como esclavos en las plantaciones americanas; esta práctica fue común a todas las potencias europeas que tuvieron colonias en el ámbito americano. En el caso de las colonias españolas, se concedió el monopolio de la introducción de africanos en sus colonias (el Asiento de Negros) a los portugueses, quienes se habían garantizado el dominio del Golfo de Guinea y costas situadas al sur que a partir de entonces se convirtieron en el auténtico vivero del que se sacaron miles y miles de esclavos hacia Europa, primero, y América, después. No todos los africanos capturados, intercambiados o comprados, fueron enviados a las nacientes colonias americanas. Un número importante pasó a fonnar parte de la población de numerosas ciudades españolas, especialmente de la Baja Andalucía. Fruto de esa realidad, es la frecuente aparición de los negros en la literatura. Decenas de comedias incluyeron personajes negros e, incluso, en un número importante de ellas, fueron los protagonistas principales. En buena parte de las piezas fueron presentados como individuos torpes e ignorantes y se hacía mofa de ellos por medio de la utilización del "habla de negros", figurando entre los autores que se ocuparon de estos personajes Lope de Vega, Lope de Rueda, Andrés de Claramonte, Diego Sánchez de Badajoz, Juan

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Bautista Diamante, Eugenio de Salazar, Francisco de Avellaneda, Luis de Góngora, Miguel de Cervantes y muchos autores más (Fra Molinero 1995). También la huella de los negros, esclavos o libertos, en la profusa iconografia de los siglos XVI y XVII, fue importante, en especial en la pintura. Normalmente, aparecían en los márgenes de los cuadros como figuras secundarias. En concreto, aparecían en numerosas escenas de la vida cotidiana. Sirvan de ejemplo los personajes que aparecen en Vista de Sevilla desde Triana (s. XVI) y Vista de Sevilla (1640). En buena parte de las obras figuraban como fieles servidores que realzaban con su atuendo el poder y el prestigio de sus amos. También aparecen en la obra de importantes pintores, como en el caso de Juan de Roelas (Inmaculada), Cristóbal de Morales (Retrato de Juana de Austria acompañada de un paje negro), Bartolomé Esteban Murillo (Los tres niños y Martirio de San Andrés), Diego Velázquez (La Mulata y Escena de cocina con la cena de Emaús), José de Ribera (Martirio de San Bartolomé) y Luca Giordano (Episodio de la historia de Job. Job recibe la noticia de sus desgracias). En paralelo, se popularizó aun más si cabe la figura del Rey Negro y su séquito, que supuso hasta cierto punto la imagen del negro en una infinidad de cuadros expuestos a la vista de la totalidad de los fieles (es imposible ocuparse en este texto de esta ingente producción). Este proceso coincidió en la práctica con la evangelización de la mayoría de los negros (por poco o mucho superficial que fuese) y su inclusión en las principales festividades religiosas, en especial en las procesiones del Corpus Christi. En diversas ciudades españolas los negros llegaron a formar cofradías y desfilar en procesión con sus imágenes sagradas en Sevilla, Cádiz, El Puerto de Santa María, Jerez, Huelva, Jaén, Badajoz, Valencia, Barcelona y Palma de Mallorca (Moreno 1997). Posiblemente, esta aculturación religiosa, favorecida por cierta predisposición de los negros a integrarse en la sociedad que los oprimía (a diferencia de lo que sucedía con la gran mayoría de los esclavos musulmanes) posibilitó el que una selecta minoría de negros (o sus directos descendientes) lograra escapar del estigma de la esclavitud y alcanzar un estatus prestigioso en la sociedad española del momento. Así, en los siglos XVI y XVII destacaron algunos pintores como Juan de Güéjar, quien había trabajado con Alejo Fernández. En el siglo siguiente, Sebastián Gómez, mulato adquirido por Bartolomé Esteban Murillo, también

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se inició como pintor. Más importancia alcanzó Juan de Pareja, esclavo. al que Velázquez concedió la libertad y también retrató (1650), y quien_ su vez se autorretrató en 1661 en La Conversión de San Mateo (Ménde,-: Rodríguez 2011). También hay que citar a licenciados como Juan no, o Juan de Sesa, que impartió docencia en la universidad de Grana
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