Del dibujo empírico a la inscripción codificada. Los ingenieros dibujantes en Chile, siglo XVIII. Congreso Internacional “Military engineering in America, 18th and 19th centuries”, Universidad de Sevilla, Sevilla, 18-20 de Noviembre.

Share Embed


Descripción





Amarí Peliowski D.
Arquitecta / Doctoranda École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS), París.
[email protected]

Del dibujo empírico a la inscripción codificada. Los ingenieros dibujantes en Chile, siglo XVIII.

Quisiera referirme aquí a uno de los efectos significativos que produjo el arribo de los ingenieros españoles enviados por Carlos III a Iberoamérica, que fue la introducción e instauración del dibujo geométrico como paso fundamental de la práctica ingenieril y arquitectónica.
Me voy a concentrar aquí sobre el caso específico de Chile y sobre dos dibujos en particular que ilustran este fenómeno, en el ámbito de la arquitectura.
Como sabemos, los ingenieros que fueron enviados por los reyes Borbones a América durante el siglo XVIII, y especialmente durante su segunda mitad, no sólo se encargaron de obras de infraestructura vial, hidráulica y militar, si no que también, a falta de profesionales idóneos, estuvieron también a cargo de obras de arquitectura civil.
El ingeniero cumplió así funciones de un amplio espectro profesional, encarnando la figura del "experto en todas las cosas" que era tradicional durante el Renacimiento. Se encargo así de la capacitación de artesanos, elección de materiales, de la dirección de la obra, del diseño del edificio y de ornamentos, del trazado de planos para edificios y fortificaciones, de la enseñanza de matemáticas, entre otras funciones.
En Chile, tanto Joaquín Toesca, que fue el primer arquitecto academicista que ejerció en Chile (que llegó al país en 1780), como la treintena de ingenieros que desembarcaron en el país entre 1762 y los últimos años del siglo XVIII, estuvieron indistintamente a cargo de la construcción de templos religiosos, de sedes administrativas, de tajamares de contención de ríos, de canalizaciones de agua, y de la construcción de caminos interurbanos.
Como en el resto de América hispana, en Chile, antes de mediados del siglo XVIII, la arquitectura se realizaba por artesanos congregados en estructuras gremiales. El proceso constructivo sucedía a pie de obra, e intervenían varios actores que poseían algunas nociones de construcción en adobe, madera o piedra (como alarifes, religiosos y albañiles) y que ejercían la práctica de la construcción colaborativa.
La sobrevivencia, hoy, de dibujos de arquitectura trazados antes de 1760, es decir durante los siglos XVI, XVII y la primera mitad del XVIII, es muy escasa. Este hecho es bien sintomático de lo poco relevante que era el dibujo en la práctica de la profesión en ese contexto gremial. De una primera planta conocida realizada en 1605, saltamos a un segundo dibujo fechado en 1739. A partir de la década de 1740, la utilización de dibujos será cada vez más frecuente: siete serán fabricados durante esa década (figs.), otros más durante la década de 1750, y luego dos entre 1760 y 1761.
Un hecho que puede explicar esta estimulación del dibujo puede ser el terremoto de la ciudad costera de Valparaíso, en 1730, que derrumbó varios edificios a lo largo de Chile, y estimuló la construcción de nuevos edificios en las décadas que siguieron. Justamente en la mención de este evento telúrico se encuentra una de las claves de desciframiento de la función del dibujo antes de la llegada de los ingenieros a Chile.
Según lo que se desprende del estudio de algunos planos e informes conservados en el Archivo de Indias de Sevilla, el terremoto aparece frecuentemente mencionado en los escritos que acompañaban los dibujos. Los efectos devastadores del terremoto de 1730 surgen como discurso transversal de justificación de la construcción de obras y de la premura con que los edificios destruidos habían ya comenzado a ser reemplazados.
Los informes escritos tenían así, en general, tres objetivos:
justificar la necesidad de las construcciones
informar acerca de una obra ya en estado avanzado
pedir financiamiento para la continuación y conclusión de la obra
Este es el caso de, por ejemplo, los documentos relativos a la construcción del Cabildo de Concepción (documentos fechados en 1738), de la Iglesia de La Matriz en Valparaíso (1745), y del Hospicio de huérfanos del Conde de Montepío en Santiago (1760).
Los dibujos, entonces, servían de registro e informe del estado de un edificio ya en obra.
Esta función de información y registro justifica que la precisión geométrica no estuviera al centro de las preocupaciones. Más persuasivo era el informe escrito narrando las desdichas provocadas por la pobreza y la destrucción, y explicando las necesidades para tal templo, o para tal sede administrativa. Los dibujos servían, en este contexto, de ilustración del texto.
El estilo de dibujo cambiaría de manera bien drástica con el arribo de los ingenieros a Chile. Aportando todo un saber técnico enseñando en las academias militares (principalmente en la de Barcelona), la llegada a Chile de los ingenieros y también del arquitecto Joaquín Toesca significó un vuelco en la manera de practicar y enseñar la arquitectura civil y militar. Aplicando conocimientos sobre estructuras, materiales y tipologías, reformaron y revitalizaron la manera de construir.
Pero los ingenieros también transformaron la manera de proyectar la arquitectura, gracias a que introdujeron en Chile el uso del dibujo geométrico (o proyección ortogonal), que se usaba en la práctica de la arquitectura, de manera sistemática, desde que el arquitecto Juan Bautista de Toledo volviera a España a mediados del siglo XVI después de una estadía en Roma trabajando para Miguel Ángel.
Entre los primeros dibujos de arquitectura realizados en Chile por un ingeniero español, encontramos dos versiones del proyecto para el cuartel de Dragones de Santiago, trazados por el ingeniero José Antonio Birt en 1764 y 1765. José Antonio Birt fue el primer ingeniero perteneciente al cuerpo real que desembarcó en Chile. Llegó al país en 1762 luego de haber trabajado en las capitanías de Santo Domingo, Puerto Rico, Venezuela y en el virreinato de Nueva Granada. Bajo el comando del virrey Manuel de Amat i Junyent (gob. de Chile 1755-61, virrey 1761-66), destacado por su inversión en la infraestructura urbana y militar, Birt pasó primero a Valdivia, donde trabajaría en su fortificación, y luego a Santiago, donde participaría de la construcción del cuartel.
La primera versión del plano del cuartel de policía, conservada en el Archivo de Indias de Sevilla, dataría de 1764 (copia A); la segunda, conservada en la biblioteca de Cataluña, fue fechada en 1765 (copia B). Pero si se observan las variaciones del proyecto, entre ambas, parece coherente pensar que la copia A es posterior a la B. Dos puertas cocheras, una puerta comunicante entre las caballerizas y el palacio del gobernador (que estaba emplazada en el mismo solar) y algunas modificaciones de la distribución interior (en las habitaciones marcadas C, J y K en el dibujo A), además de algunas indicaciones escritas señalando el uso de cada pieza, fueron agregadas.
Según lo que se desprende de la revisión del catálogo del Fondo Manuel de Amat i Junyent de la Biblioteca de Cataluña , no existe un documento escrito indicando informaciones sobre la versión B del dibujo. De hecho, los documentos que pertenecen a ese fondo parecen haber sido borradores de informes oficiales. El plano A podría tratarse entonces del que acompañó el informe oficial. Según el texto de este informe, el dibujo del proyecto fue enviado al rey por el gobernador Antonio de Guill y Gonzaga en 1764 para informarle sobre el estado del antiguo cuartel que existía cuando éste arribó a Santiago para comenzar su gobierno en 1762, y para presentar el proyecto para un nuevo edificio que estaba ya en obra, y que esperaba terminar al año siguiente.
En cualquier caso, haya sido el uno o el otro dibujado primero, lo cierto es que el hecho que existan dos dibujos, entre los cuales se puede observar un proceso de formular y ajustar el proyecto, avala la hipótesis sobre la cual trabajo en mi tesis de doctorado, de que el dibujo comenzaba a penetrar en el proceso de concepción de los edificios.
La observación de estos dibujos y la información contenida en el informe del segundo, permite inferir entonces que los planos constituían una herramienta no sólo pensada para la información y convencimiento del rey, sino un instrumento para ir modelando el proyecto e ir reflexionando acerca de las proporciones, soluciones y programa del edificio.
Esta intervención de los planos del cuartel en el proceso de su construcción sentó de hecho un precedente para que el dibujo, a partir ya de 1770, fuera una de las herramientas fundamentales de una práctica arquitectónica reformada que se insertó en el espacio amplio de un Estado que, inscrita en una ideología de la racionalización, buscaba:
la normativización de códigos estéticos y
la eficiencia de sus códigos técnicos.
El dibujo, en este contexto, serviría de lenguaje reglamentado, sirviendo para la comunicación y archivamiento de información, pero más importante aún, de argumento y discusión de alternativas para un proyecto de arquitectura dado.
En 1780, por ejemplo, los planos que el ingeniero español Leandro Badarán realizó para la Catedral de Concepción fueron rechazados de manera tajante por Francisco Sabatini en Madrid, sentando un precedente de la función que encarnaría la "Comisión de Arquitectura" de la Academia de Bellas Artes de San Fernando a partir de 1786.
Unos años más tarde, en 1784, el plano de arquitectura encarnará todo su valor de argumento cuando se estableció uno de los primeros concursos de arquitectura pública conocidos: el que llevaría a Joaquín Toesca, después de "vencer" a Badarán, a construir la sede del Cabildo en la Plaza de Armas de Santiago.
Lo que me interesa resaltar en esta presentación es que el dibujo no sólo fue un saber técnico importado desde Europa a América y a Chile. El dibujo geométrico fue una de las herramientas importantes que permitieron realizar un proyecto ilustrado que provenía de España, pero que al mismo también era demandado por una sociedad criolla que se iba infiltrando en la administración estatal y que unas décadas más tarde lucharía por la independencia. Usar el dibujo formaba parte de una inserción de la arquitectura dentro de un aparato estatal burocrático y racionalizado.
Manuel de Salas, uno de los representantes mayores del pensamiento ilustrado en Chile y los actores principales de la Independencia de 1810, propuso a mediados de la década de 1790 la creación de una Academia de matemáticas, la primera del país. Fundada en 1797, la Academia de San Luis fue de hecho cuna de formación de los principales luchadores de las guerras de independencia.
La enseñanza del dibujo fue uno de los principales objetivos de esta institución. El dibujo permitiría clasificar, evaluar, aprobar o rechazar, o discutir acerca del programa, los ornamentos adecuados, o los materiales idóneos para un edificio, de una máquina o de una obra de ingeniería. Este fenómeno de discusión y catalogación estaba a la base del procedimiento científico racionalista y en las antípodas de la práctica empírica, y que vinculan a la arquitectura a la práctica científica.
En Chile, de hecho, la arquitectura estaría asociada a la ingeniería hasta principios del siglo XX, cuando la facultad de arquitectura se separara definitivamente de la de ciencias físicas y matemáticas de la Universidad de Chile.


Bibliografía
Angulo Iñiguez, Diego. Planos de monumentos arquitectónicos de America y Filipinas existentes en el Archivo de Indias, 7 volúmenes. Sevilla: Laboratorio de Arte, 1933-1939.
Bailey, Gauvin Alexander. Art of colonial Latin America. London : Phaidon, 2005.
Barbier, Jacques. Reform and politics in Bourbon Chile, 1755-1796. Ottawa : University of Ottawa Press, 1980.
Berríos, Pablo et al. Del taller a las aulas. La institución moderna del arte en Chile (1797-1910). Santiago : LOM ediciones, 2009.
Biblioteca de Catalunya, Secció de Manuscrits. Fons de Manuel d'Amat i Junyent, virrei del Perú. Catalèg. Barcelona: Biblioteca de Catalunya, 2002.
Cámara, Alicia (éd.). Los ingenieros militares de la monarquía hispánica en los siglos XVII y XVIII. Madrid: Centro de Estudios de Europa Hispánica, 2005.
Capel, Horacio et al. De Palas a Minerva. La formación científica y la estructura institucional de los ingenieros militares en el siglo XVIII. Barcelona: Serbal; Madrid: CSIC, 1988.
Guarda, Gabriel. Flandes Indianos: las fortificaciones del Reino de Chile, 1541-1826. Santiago: Universidad Católica de Chile, 1990.
Guarda, Gabriel. El arquitecto de La Moneda: Joaquín Toesca, 1752-1799: una imagen del imperio español en América. Santiago: Ediciones de la Universidad Católica de Chile, 1997.
Gutiérrez, Ramón; Esteras, Cristina. Arquitectura y fortificación: de la Ilustración a la Independencia americana. Madrid : Tuero, 1993.
Ortega Vidal, Javier. « Una muestra del dibujo de arquitectura en la España Dorada », dans Ouvrage collectif. Las trazas de Juan de Herrera y sus seguidores. Madrid : Patrimonio Nacional, 2001.
Pereira Salas, Eugenio. Historia del arte en el Reino de Chile. Santiago : Ediciones de la Universidad de Chile, 1965.
Picon, Antoine. Architectes et ingénieurs au Siècle des Lumières. Marseille : Éditions Parenthèses, 1988.
Rodríguez Casado, Vicente et Pérez Embid, Florentino. Construcciones militares del virrey Amat. Sevilla: Escuela de estudios hispano-americanos, 1949.

Bibliografía complementaria
Giménez Prades, María et al. "El color y su significado en los documentos cartográficos del Cuerpo de Ingenieros Militares del s. XVIII", en Ge-Conservación, nr. 0. Madrid, 2009.
Arbaiza, Silvia ; Heras, Carmen. « Inventario de los dibujos arquitectónicos (de los siglos XVIII y XIX) en el Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando », dans Academia : boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando I, numéro 91, 2e semestre 2000 ; II, numéro 92-93, 1er et 2e semestre 2001 ; III, numéro 94-95, 1er et 2e semestre 2002 ; IV, numéro 96-97, 1er et 2e semestre 2003 ; V, numéro 98-99, 1er et 2e semestre 2004 ; VI, numéro 100-101, 1er et 2e semestre 2006 ; VII, numéro 102-103, 1er et 2e semestre 2007), Madrid.
Arbaiza, Silvia. « La comisión de arquitectura y los expedientes de Ultramar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (I) », dans Analítica. Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, premier et deuxième semestres 2010, numéros 110-111, p. 89-146.
Arbaiza, Silvia. « Los dibujos de arquitectura en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando », dans Arq.Urb, n. 9. São Paulo : Universidade São Judas Tadeu, premier semestre 2013, p. 98-108.. ISSN 1984-5766.
Barbier, Jacques. Reform and politics in Bourbon Chile, 1755-1796. Ottawa : University of Ottawa Press, 1980.
Benavides Rodríguez, Alfredo. La arquitectura en el virreinato del Perú y en la Capitanía General de Chile, 3ra. edición ampliada y actualizada por Juan Benavides Courtois. Santiago : Andrés Bello, 1988 [Santiago : Galcon, 1941].
Benavides Courtois, Juan. « Arquitectura e ingeniería en el Chile de Carlos III », dans Campos Harriet, Fernando et al. Estudios sobre la época de Carlos III en el Reino de Chile. Santiago : Ediciones de la Universidad de Chile, 1989, p.79-170.
Bravo Lira, Bernardino. El absolutismo ilustrado en Hispanoamérica, Chile (1760-1860) : De Carlos III a Portales y Montt. Santiago : Éd. Universitaria, 1994.
Varios autores. Francisco Sabatini, 1721-1797. La arquitectura como metáfora del poder. Madrid : Electa, 1993, p. 437-460.
Horacio Capel et al., Los ingenieros militares en España, siglo XVIII. Repertorio biográfico e inventario de su labor científica y espacial, Barcelone : Edicions Universitat de Barcelona, 1983.
De Nordenflycht, José. Historiografía de la arquitectura durante el período virreinal en América del Sur. Discursos, textos y contextos. Thèse de doctorat, Université de Granada, 2013.
Fuentes Rojas, Elizabeth. La Academia de San Carlos y los constructores del Neoclásico. Primer catálogo de dibujo arquitectónico, 1779-1843. México : Universidad Autónoma del Estado, 2002.
Galland-Seguela, Martine. Les ingenieurs militaires espagnols de 1710 à 1802: étude prosopographique et sociale d'un corps d'élite. Madrid : Casa de Velázquez, 2008.
Galland-Seguela, Martine. Base de données prosopographiques : Les ingénieurs militaires espagnols de 1710 à 1803. Madrid : Casa de Velázquez, 2008, URL : https://www.casadevelazquez.org/en/publications/online-resources/.
Greve, Ernesto. Historia de la ingeniería en Chile, tomes I-IV. Santiago : Imprenta Universitaria, 1938.
Guarda, Gabriel. La ciudad chilena del s. XVIII. Buenos Aires : Centro editor de América Latina, 1968.
Guarda, Gabriel. Historia urbana del reino de Chile. Santiago : Editorial Andrés Bello, 1978.
Gutiérrez, Ramón. Notas para una bibliografía hispano-americana de arquitectura : 1526-1875. Corrientes : Universidad Nacional del Nordeste, departamento de historia de la arquitectura, 1972.
Ramón Gutiérrez, « Ingenieros militares en sudamérica, siglo XVIII », actas del IV Congreso de Castellogía, Madrid, marzo 2012, URL : http://www.castillosasociacion.es/congreso/ACTAS/PON7.pdf, p.227-246.
Picon, Antoine. L'invention de l'ingénieur moderne. L'école des Ponts et Chaussées, 1747-1851. Paris : Presses de l'École Nationale des Ponts et Chaussées, 1992.
Picon, Antoine ; Yvon, Michel. L'ingénieur artiste. Paris : Presses de l'École Nationale des Ponts et Chaussées, 1989.
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Hacia una nueva idea de la arquitectura. Premios generales de arqutiectura de la Real Academia de Bellas Artes de San Fdo (1753-1831). Madrid : La Academia, 1992.
Rodríguez de Ceballos, Alfonso ; Tovar Martín, Virginia. « Sobre la arquitectura y los arquitectos », dans Belda, Cristóbal et al., Los siglos del barroco, Madrid : Ediciones Akal, 1997, p.13-32.
Rodríguez Ruiz, Delfín. « Imágenes de lo posible: los proyectos de arquitectura premiados por la RABASF (1753-1831) », dans Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Hacia una nueva idea de la arquitectura. Premios generales de arqutiectura de la Real Academia de Bellas Artes de San Fdo (1753-1831). Madrid : La Academia, 1992, p. 13-31.
Silva Suárez, Manuel. Técnica e ingeniería en España, sept tomes. Zaragoza : Institución "Fernando el Católico", Prensas universitarias, 2004-2013.
Terán Bonilla, José Antonio. « La enseñanza de la arquitectura en la Nueva España durante el período barroco », dans Actas del III Congreso Internacional del Barroco Americano : Territorio, Arte, Espacio y Sociedad. Seville : Universidad Pablo de Olavide, 8-12 Octobre 2001, p. 211-223.
Verdi, Susan. « Masters of the Trade: Native Artisans, Guilds, and the Construction of Colonial Quito », dans Journal of the society of architectural historians, Vol. 68, No. 1, mars 2009, p.10-29.
Verdi, Susan. « Vantage Points : Andeans and Europeans in the construction of colonial Quito », dans Colonial Latin American Review, Vol. 20, Nr. 3. Décembre 2011.
Villalobos, Sergio (éd.). Historia de la ingeniería en Chile. Santiago : Hachette, 1990.






Algunos ejemplos de ingenieros que trabajaron en obras de arquitectura civil : Félix Prósperi (1689- ?), que concibió el oratorio de San Felipe Neri en Veracruz; Joaquín Mosquera (1745- ?), autor de un cuartel de policía y de la iglesia de San Roque en Potosí (1802); Juan Cayetano Chacón (1730-1775), responsable de la construcción de la Catedral de Santa Marta en Colombia (década 1770-1780); José García Martínez de Cáceres (1732- ?), autor de varios proyectos de arquitectura en Montevideo y Buenos Aires (décadas de 1790 y 1800), entre otros ingenieros.
Capel et al., 1988; Gutiérrez y Esteras, 1993; Cámara, 2005.
Pereira Salas, 1965; Bailey, 2005.
Cabildo de Concepción, AIS.
La información entregada en los informes que acompañaron los dibujos del Cabildo de Concepción (1738; Archivo de Indias de Sevilla [AIS], legajo Chile,97; Angulo Iñiguez, 1933-39), la Catedral de Concepción (1743;), la iglesia de la Matriz de Valparaíso (1745; Angulo Iñiguez, 1933-39), y el Hospicio de Huérfanos del Marqués de Montepío en Santiago (1760; Angulo Iñiguez, 1933-39; Pereira Salas, 1965), demuestra que los planos se enviaron a España cuando los edificios se encontraban ya en obra.
Guarda, 1990; 1997.
Ortega Vidal, 2001.
Guarda, 1990.
Biblioteca de Catalunya, 2002.
Biblioteca de Catalunya, 2002:7
Rodríguez Casado y Pérez Embid, 1949.
Angulo Iñiguez, 1933-39; Rodríguez Casado y Pérez Embid, 1949. No lo he visto aún en Sevilla.
Acá podemos tomar prestado el concepto de agonística desde el campo del estudio de las ciencias. Este concepto describe el campo de enfrentamiento de varias alternativas (o fuerzas) de interpretación de la realidad, en la lucha por establecer paradigmas de conocimientos del mundo (Latour y Woolgar, 1979). Podemos pensar, en el contexto de una época donde la arquitectura se bifurcaría en dos ramas, una ligada a las Bellas Artes (Blondel) y la otra a la ingeniería y la racionalización (Durand), el dibujo tomaría el rol de inscripción de una alternativa posible, dentro de un catálogo de "realidades" arquitectónicas, una más correcta que la otra.
"…haviendome enterado con la maior reflexión de todas las circunstancias y examinando co toda prolixidad los referidos documentos, devo decir a VE que el Proiecto de dicha Iglesia es despreciable en todas sus partes, y manifiesta que su Autor no entiende quasi los elementos de la Arquitectura, pues falta a los tres principios fundamentales del Arte, que deven concurrir en qualquiera edificio bien ordendado, que son la Solidez, la Comodidad, y el Ornato proporcionado…". Informe de Francisco Sabatini al rey, 16 de junio de 1780, AIS, legajo Chile,453.
Barbier, 1980.
Berríos et al., 2009.
Picon,1988.
1


Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.