Del crimen pasional al femicidio: análisis en diacronía del caso mi madre (2005) y del de la joven Agustina (2015), ambas apuñaladas en Puerto Madero.

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Descripción

Congreso Latinoamericano de Comunicación
Preguntas, abordajes y desafíos contemporáneos del campo comunicacional
30 años de recorridos en Buenos Aires
Carrera de Ciencias de la Comunicación. Facultad de Ciencia Sociales.
Universidad de Buenos Aires 18 al 21 de agosto

DATOS DEL AUTOR/A

Nombre y apellido: Mara Avila
Afiliación institucional: Facultad de Ciencias de la Comunicación, UBA
Máximo título alcanzado o formación académica en curso: estudiante de grado
(tesista)
Correo electrónico: [email protected]
Grupo de trabajo propuesto: G8


TÍTULO DE LA PONENCIA
Del crimen pasional al femicidio: análisis en diacronía del caso mi madre
(2005) y del de la joven Agustina (2015), ambas apuñaladas en Puerto
Madero.

Palabras clave: femicidio, violencia de género, ideología de género,
análisis del discurso


RESUMEN
El objetivo de esta ponencia es analizar el tratamiento por parte
de diarios argentinos de las noticias sobre el femicidio de María Elena
Gómez –mi madre– y sobre el de la joven Agustina Salinas, ocurridos en el
barrio de Puerto Madero de la Ciudad de Buenos Aires en 2005 y en 2015,
respectivamente. Al mismo tiempo, me propongo presentar algunas preguntas y
líneas de investigación para ser profundizadas en un futuro, respecto de
cómo el discurso periodístico y el discurso jurídico colaboran en la
reproducción de una ideología de género (cf. De Lauretis, 1996).
Mi problema de estudio refiere a las formas en que una serie de
diarios argentinos –en su versión digital y en su versión en papel-
comunicaron la noticia acerca del femicidio de María Elena Gómez -una
profesora de inglés de clase media porteña de 53 años-, el 20 de julio de
2005, al día siguiente de ocurrido el hecho. La reiteración de sintagmas
como "crimen pasional" o "drama pasional" en las notas de los diarios
analizados –en sus versiones en papel y online– respecto del femicidio de
María Elena Gómez –que tuvo lugar el 19 de julio de 2005– se contrapone con
el uso del término femicidio en el caso de Agustina Salinas, ocurrido el 7
de abril de 2015.
A partir de un análisis en diacronía de estos discursos, pretendo
vislumbrar un camino que, desde 2005 hasta hoy, ha supuesto un abandono
paulatino del "crimen pasional" a favor del "femicidio" en la construcción
de las noticias, aunque aún persistan estrategias discursivas de tipo
"folletinescas", carentes de toda perspectiva de género.

TEXTO de la PONENCIA
Objetivos
El objetivo de esta ponencia es analizar el tratamiento por parte
de diarios argentinos de las noticias sobre el femicidio de María Elena
Gómez –mi madre– y sobre el de la joven Agustina Salinas, ocurridos en el
barrio de Puerto Madero de la Ciudad de Buenos Aires en 2005 y en 2015,
respectivamente. Al mismo tiempo, me propongo presentar algunas preguntas y
líneas de investigación para ser profundizadas en un futuro, respecto cómo
el discurso periodístico y el discurso jurídico colaboran en la
reproducción de una ideología de género, a pesar de los movimientos en
contra de ello que se han venido produciendo en la sociedad argentina desde
2005 hasta la fecha.
Problema de estudio
Mi problema de estudio refiere a las formas en que una serie de
diarios argentinos –en su versión digital y en su versión en papel-
comunicaron la noticia acerca del femicidio de María Elena Gómez –una
profesora de inglés de clase media porteña de 53 años–, el 20 de julio de
2005, al día siguiente de ocurrido el hecho. La reiteración de sintagmas
como "crimen pasional" o "drama pasional" en las notas de los diarios
analizados respecto de dicho femicidio –que tuvo lugar el 19 de julio de
2005– se contrapone con el uso del término femicidio en el caso de Agustina
Salinas, ocurrido el 7 de abril de 2015.
Además de esa diferencia central en el tratamiento de ambas
noticias, otros elementos textuales permiten dar cuenta de algunos cambios
en el discurso periodístico desde 2005 hasta la fecha, a favor de una mayor
visibilización de la problemática de género. Si bien la adopción de esta
perspectiva de género dista mucho de ser acabada en 2015, muy posiblemente
los mismos medios que en 2005 usaron el sintagma "crimen pasional" para
referirse al femicidio de mi madre, hoy no hubieran titulado el caso de
dicha manera, puesto que el término femicidio resulta cada vez menos ajeno
al discurso periodístico –e inclusive ha sido instalado en la agenda de los
medios a partir de la reciente convocatoria titulada "Ni una menos" que
resultó en una movilización multitudinaria en la Argentina el 3 de junio de
2015–.
El femicidio es "un concepto amplio que comprende los asesinatos de
mujeres por el hecho de ser mujeres, ocurran tanto en el ámbito privado
como en el público. Muchas veces son el resultado final de relaciones de
violencia que culminan con la muerte; en ese sentido, suele ser definido
como violencia de género llevada al extremo" (Chejter y Rodríguez, 2014:
1). El femicidio íntimo suele referirse a los "homicidios que tienen lugar
en el marco específico de relaciones de violencia conyugal o de pareja"
(op. cit.).
Entendido como un hecho social, el femicidio es puesto cada vez más
en circulación bajo esa nominación por los medios de comunicación, y
plantea la necesidad de dar mayor visibilidad a las luchas sociales contra
la violencia de género, a pesar de que esa visibilidad haya aumentado en
los últimos diez años –la incorporación de la figura del femicidio al
Código Penal da cuenta de ello (cf. Contini, 2013) así como el abandono
paulatino de sintagmas como "crimen pasional" en titulares de diarios y de
noticieros televisivos–. 
Los casos de María Elena Gómez y de Agustina Salinas, y el contexto
jurídico en el período 2005-2015
El 19 de julio de 2005, María Elena Gómez, una profesora de inglés
de 53 años –conocida mayormente en su entorno como "Mariela Gómez"– fue
asesinada a puñaladas,
con una navaja, por su pareja, Jorge Ernesto Narcisi, de 63 años[1]. El
femicida fue encontrado sobre el cuerpo de María Elena, y encarcelado,
luego de haber sido hospitalizado debido a unas heridas que, aparentemente,
él mismo se había inferido con su navaja. El 23 de mayo de 2007, tuvo lugar
un juicio penal del que fui querellante, en la Causa Nº 37911/05,
catalogada "Narcisi Jorge S/ Homicidio Simple" (Juez Nacional en lo
Criminal nº 14: Dr. Ricardo Luis Farías). Me representó el abogado Gabriel
Becker, y la sentencia obtenida ese mismo día fue de nueve años para el
femicida. Luego de una apelación de la defensa, la pena fue disminuida al
mínimo para un "homicidio simple": ocho años. El 18 de julio de 2013,
Narcisi fue puesto en libertad[2].
En diciembre de 2012, se promulgó la ley 26.791 que modificó el artículo
80 del Código Penal Argentino (cf. Contini, 2013). A partir de ello, el
femicidio fue incorporado como una agravante del homicidio, no como una
figura penal autónoma (op. cit).


"Según el artículo 80, se impondrá reclusión o prisión perpetua
pudiendo aplicarse la condena accesoria del artículo 52 a quien matare:
Inciso 1) A su ascendiente, descendiente, cónyuge o ex cónyuge o la
persona con quien mantiene o ha mantenido una relación de pareja
mediare o no convivencia. (...) Inciso 4) Por 'placer, codicia, odio
racial o religioso' en la redacción anterior, con la reforma se le
agrega la frase 'por razones de género o la orientación sexual,
identidad de género o su expresión'. (...) Inc. 11) Cuando el hecho sea
perpetrado por un hombre contra una mujer y mediare violencia de
género, se excluye la violencia de género cuando el hecho sea
perpetrado por una mujer contra otra. Este inciso fue incorporado con
esta reforma. Inc 12) Con el propósito de causar sufrimiento a una
persona con la que se mantiene o mantuvo una relación en los términos
del inciso 1. Este es un supuesto de femicidio vinculado (homicidios
cometidos por el hombre violento contra personas que mantienen un
vínculo familiar o afectivo con la mujer, para castigarla y destruirla
psicológicamente). Este inciso fue incorporado también por la ley
26.791" (op.cit.).

Si en 2005 la legislación hubiera sido la hoy vigente, muy
posiblemente se hubiera dado una mayor condena al femicida de mi madre. Y
–casi como dato anecdótico pero relevante a los efectos de reflexionar
acerca del carácter discriminatorio y sexista de la ley con relación a las
mujeres (cf. Chejter y Rodríguez, 2014)–, si uno de los psiquiatras
asignados a la causa de Narcisi no hubiera sido el padre de una ex
compañera mía del colegio con quien pude dialogar el día del juicio, quizás
hubiera tenido más fuerza el argumento de la "emoción violenta", y el
femicida hubiera obtenido una pena aun menor. Ello no tiene sino que ver
con esos discursos que generan efectos de verdad, tales como el de la
psicopatología, que va configurando sus objetos desde el siglo XIX; muchos
de estos objetos pertenecen "al registro de la delincuencia: la homicidad
(y el suicidio), los crímenes pasionales, los delitos sexuales (…) los
impulsos criminales" (Foucault, 1970: 70). Esta "psicologización" del
delincuente ha dado lugar a una serie de "objetos de saber" del discurso
psiquiátrico en el que se han puesto en relación "planos de especificación
como las categorías penales y los grados de responsabilidad disminuida, y
planos de caracterización psicológicos" y la "relación entre la instancia
de decisión médica y la instancia de decisión judicial", entre otras
(Foucault, 1970: 71)[3].

En cuanto al femicidio de Agustina Salinas, ocurrido el 7 de abril
de 2015, me interesa señalar algunas similitudes respecto del caso de mi
madre. En este sentido, si bien existía una diferencia respecto de las
edades de las víctimas y de los victimarios, de las profesiones de las
víctimas y del tipo de relación de pareja, ambos fueron femicidios
provocados por heridas de armas blancas[4], luego de una discusión en la
pareja, en el barrio porteño de Puerto Madero. En el caso de Mariela, tal
como pude corroborar por testimonios de amigos y amigas de mi madre, ella
iba a terminar la relación[5] con Narcisi aquel 19 de julio de 2005. En el
caso de Agustina, no me es posible afirmar lo mismo, pero los padres de la
joven de 26 años comunicaron que la relación entre Agustina y su novio era
por lo menos conflictiva.
Marco teórico-metodológico
Desde una perspectiva marxista que busca dilucidar los modos de
reproducción de la ideología, su relación con el discurso y con las bases
materiales de la sociedad, entiendo que la reproducción de una ideología de
género (cf. De Lauretis, 1996) se realiza a través de diversos Aparatos
Ideológicos de Estado (Althusser, 1988). Entre éstos, los medios de
comunicación –y en particular una serie de diarios argentinos de gran
tiraje– me resultan cruciales como objeto de análisis. Esto no excluye mi
interés por los mecanismos de interiorización de la ideología como creencia
y como evidencia (cf. Zizek, 1994), cuestión fundamental para la
reproducción de aquélla desde la subjetividad.
Con el objeto de realizar un análisis discursivo de artículos de
diarios argentinos que pusieron en circulación la noticia acerca de los
femicidios de María Elena Gómez y de Agustina Salinas –en julio de 2005 y
en abril de 2015, respectivamente–, utilizaré un marco teórico con eje en
la filosofía marxista del lenguaje de Valentín Volóshinov y teorías de la
enunciación (cf. Filinich, 1998), lo cual me permitirá relevar elementos a
la vez temáticos y enunciativos, y dar cuenta de los efectos de sentido
generados.
Elegiré, asimismo, un marco teórico que me permita relacionar
violencia de género, discurso e ideología. Por ello adoptaré una postura
cercana a la de Teresa De Lauretis, que realiza una "crítica feminista de
género como producción ideo-tecnológica" (De Lauretis, 1996: 28). Para la
autora, "el movimiento dentro y fuera del género como representación
ideológica (…) es un movimiento de atrás para adelante entre la
representación de género (en su marco de referencia centrado en lo
masculino) y lo que esa representación omite o, más significativamente,
vuelve no representable. Es un movimiento entre el espacio discursivo
(representado) de las posiciones que los discursos hegemónicos vuelven
disponibles y el fuera de plano, la otra parte, de esos discursos: esos
otros espacios tanto discursivos como sociales que existen, desde que las
prácticas feministas los han (re)construido, en los márgenes (…) de los
discursos hegemónicos y en los intersticios de las instituciones, en
prácticas de oposición y en nuevas formas de comunidad" (De Lauretis, 1996:
34).
Al mismo tiempo, desde las teorías de la enunciación, buscaré dar
cuenta de los efectos de sentido en el nivel enunciativo a partir de un
análisis temático y de un análisis de apelativos recopilados en los
discursos analizados (cf. Contursi, 2006). A ese abordaje sumaré una
perspectiva de análisis del discurso que recoja el aporte de Valentín
Volóshinov, que dio cuenta de la relación entre la ideología, el discurso y
las bases materiales de una sociedad. En particular me interesa su concepto
de tema. "Para que un tema, cualquiera que sea el nivel de la realidad a la
que pertenezca, forme parte del horizonte social de un grupo y suscite una
reacción semiótico-ideológica, es necesario que dicho tema esté relacionado
con los presupuestos socioeconómicos más importantes del grupo mencionado"
(Volóshinov, 2009: 45).
Respecto del femicidio –el asesinato de una mujer por razones
vinculadas a su género, ocurrido, por ejemplo, cuando un hombre considera
que "si no es mía, no es de nadie" (cf. Cisneros, 2005: 27)– mi objetivo es
abordar esta "palabra" desde la perspectiva de Volóshinov –es decir, como
discurso–, para quien "la palabra es el fenómeno ideológico por excelencia"
(op. cit.: 33), en tanto que "cada palabra es una pequeña arena de cruce y
lucha de los acentos sociales de diversas orientaciones" (op. cit.: 73).
Análisis de enunciados sobre el femicidio de María Elena Gómez
A partir de un corpus de notas publicadas en diarios argentinos[6]
–algunos de éstos en su versión online– analicé nueve artículos referidos
al caso de María Elena Gómez, de los cuales tomé ocho para un análisis más
detallado[7]. Éste consistió en un análisis temático de esos ocho
enunciados, al tiempo que relevé los apelativos utilizados para referirse
al femicida y a la víctima.
A través de un análisis temático, orientado a describir los modos
en que los distintos medios se refirieron a la noticia, pude observar que
siete de los ocho enunciados contenían referencias a la "pasión"; cinco
referían al "drama", cuatro a una "pelea", y solamente dos a un "crimen".
Esta tendencia a poner en escena el carácter "pasional" del hecho la relevé
tanto en el análisis de los titulares cuanto en el del cuerpo de las notas.

En el caso de los titulares, en tres aparecía el sintagma "drama
pasional" (Crónica, El día, La mañana de Neuquén); en tres se refería a las
"puñaladas" (Clarín, La Razón, Página 12), y en uno se hacía mención a un
"crimen pasional" (Infobae). Asimismo, en este último caso se sumaba el
calificativo "misterioso", mientras que en el enunciado de Crónica se
adjetivaba el hecho como "sangriento".
En líneas generales, siete de los ocho enunciados analizados
contenían al menos una referencia a la "pasión"; en algunos casos, la
reiteración[8] de este carácter "pasional" del femicidio –que nunca era
nombrado como tal– reforzaba el efecto de sentido generado: el de un
"sangriento" "drama", una novela de folletín protagonizada por un "hombre"
"sexagenario" (Crónica) y una "mujer" ("la profesora de inglés") en la que
el "presunto crimen pasional" era resultado de una "pelea pasional", que
formaba parte de un "sangriento episodio con características pasionales".
El titular de la tapa del diario Crónica, donde la noticia ocupaba el
espacio central de la portada, condensaba este efecto de sentido buscado:
"Pasión y muerte en Puerto Madero".
En cuanto al análisis de apelativos, todos los enunciados se
referían al femicida como "el hombre" –solamente en un caso se usaba el
apelativo "atacante" (La Razón)–, mientras que en siete de las ocho notas
se aludía a la víctima como "la mujer"; en un enunciado aparecía como
"ella" (Crónica), y en cuatro se refería a su ocupación como "profesora de
inglés". En un enunciado se ponía énfasis en su carácter de "cadáver", en
un procedimiento que enunciativamente dejaba sin voz y cosificaba a la
víctima (Infobae). En tres enunciados se daba cuenta de la relación entre
el femicida y la víctima, describiendo a esta última como "su compañera"
(Infobae), "su pareja" (La Nación) o "su mujer[9]" (La Razón). Solamente en
un enunciado se describía a María Elena Gómez como una "víctima" (La
Nación).
Una mención aparte merece la falta de veracidad de la información
que como querellante en la causa puedo constatar con los hechos
efectivamente acaecidos, según constan en el expediente y en la partida de
defunción de María Elena Gómez. En este sentido, tengo que refutar la
información publicada acerca de que las puñaladas que recibió mi madre
hubieran sido en "la vagina", según fue comunicado por Clarín y por
Crónica. María Elena Gómez fue apuñalada en el tórax y murió de una
hemorragia interna.
Análisis de enunciados sobre el femicidio de Agustina Salinas
El corpus de enunciados analizados incluyó un listado de notas
publicadas por los mismos ocho diarios[10] relevados acerca del caso de
María Elena Gómez, con el objeto de detectar posibles continuidades y/o
rupturas en los discursos periodísticos leídos en diacronía.
En el análisis sobre la cobertura mediática del femicidio de
Agustina incorporé un relevamiento de volantas, al igual que un análisis de
las secciones en las que los artículos eran incluidos –en algunos casos,
observé además cuáles eran las etiquetas utilizadas en las versiones
digitales de las notas–.
En cuanto a las volantas, de los tres enunciados en que aparecía
este recurso dos empleaban el término "femicidio" (Clarín, La Razón). En
cuanto a las secciones en que se incluían las notas, cinco aparecían en
"Policiales" (en el caso de La Razón: "Policía"); dos se incluían en
"Sociedad" (Clarín, Página 12), y en el diario La Nación se utilizaba una
especie de etiqueta que el medio denomina "tema": "violencia de género". De
los dos enunciados que incluían etiquetas, sólo en La Razón se utilizaba la
etiqueta "femicidio", mientras que en El día se empleaban otras referidas a
los actores y al lugar donde ocurrió el hecho.
A partir del análisis de titulares, observé que seis de los ocho
enunciados comunicaron la acción (un joven mató, asesinó o apuñaló a su
novia), mientras que dos buscaron caracterizar el hecho antes que describir
la interacción entre los actores (Página 12, Crónica). En estos dos últimos
enunciados identifiqué una persistencia del tono amarillista y folletinesco
que aparecía en los enunciados de 2005: "Discusión, puñaladas y muerte en
Puerto Madero" (Crónica); "Una tarde de sangre en Puerto Madero" (Página
12), a los cuales se sumaba un tercer enunciado en el mismo tono: "Drama en
Puerto Madero: mató a puñaladas a su novia en un bar y fue abatido por la
Prefectura" (Infobae). Solamente en un enunciado se mencionaba la profesión
de la víctima: "La joven asesinada por su novio acababa de recibirse de
pediatra" (Clarín).
Luego de un análisis temático de los enunciados en la totalidad de
sus elementos textuales (titulares, volantas, copetes, epígrafes, etiquetas
y cuerpos de las notas), observé que en tres enunciados se caracterizó el
hecho como un "femicidio" (Clarín, La Razón, Página 12), en cuatro como un
"crimen" (La Nación, Crónica, La mañana Neuquén, Infobae) y en uno solo se
enfatizó la acción y no el hecho, lo cual permitiría pensar que se
consideraba un "asesinato" (El día)[11]. En los enunciados que referían a
un "crimen" se agregaron otras características: "crimen con connotaciones
pasionales" (Infobae) y "crimen por violencia de género" (La mañana
Neuquén). Quizás estos dos ejemplos permitan dar cuenta de la persistencia
de un periodismo sin perspectiva de género y de la intención de un
periodismo que busca separarse de ello.
En cuanto a los apelativos analizados, en siete de los ocho
enunciados se refirió al femicida como "un/él joven" (en Clarín, en cambio,
se usaron otros apelativos tales como "su novio", "él", "su pareja"); en
cuatro enunciados el femicida apareció como "el agresor" (Crónica, El día,
La Razón, Página 12); en tres, como "el asesino" (Infobae, La mañana
Neuquén, Página 12); en dos, como "su novio" (Clarín, La Nación). En
Crónica, por otra parte, se empleó el sintagma "desenfrenado atacante[12]".

La víctima fue nombrada como tal en cinco enunciados (La Nación,
Infobae, Crónica, La mañana Neuquén, Página 12), mientras que en siete de
los ocho enunciados se refirió a ella como "su novia" (nuevamente en Clarín
se encontró la excepción: en dicho enunciado, notablemente, se incorporaron
voces de terceros para caracterizar a "una chica tranquila, algo tímida y
bonita", según los dichos de los vecinos del barrio donde vivía Agustina).
Otros apelativos utilizados para referirse a la víctima fueron: "la joven
asesinada" (La Razón, El día, Clarín –en este caso se agregó: "por su
novio"–); "la chica" (Infobae, El día, La mañana Neuquén, Página 12); "una
médica pediatra" (El día, Página 12), entre otros.
De los temas relevados en los enunciados, tales como la existencia
de un "entredicho" previo al femicidio o el "estado de excitación" en que
supuestamente se encontraba el femicida, el "misterio" apareció nuevamente
bajo la forma de una comparación con otros acontecimientos que tuvieron
lugar en el barrio:

"Otra vez y en menos de tres meses, Puerto Madero fue escenario de un
hecho policial. A la misteriosa muerte del fiscal Alberto Nisman y a la
aparición de una mujer calcinada frente a la torre Le Parc en ese
barrio porteño, se sumó ahora un crimen con connotaciones pasionales"
(Infobae).


La misma frase apareció en el diario La mañana Neuquén, aunque hacia el
final en este último enunciado se explicitaba que el nuevo hecho era "un
crimen por violencia de género".
Finalmente, el efecto de sentido generado se podría sintetizar con
la siguiente frase: "un joven mató a su novia en Puerto Madero", pudiéndose
agregar que dicho hecho ocurrió luego de un "entredicho" en la "pareja"
conformada por un joven de 28 años y una "médica pediatra" de 25. En el
enunciado de Clarín, se agregó un efecto de sentido secundario, susceptible
de ser expresado de la siguiente forma: "una joven médica que tenía un
futuro por delante fue asesinada por su novio; esto se enmarca en una serie
de femicidios recientes que han tenido como protagonistas a mujeres
jóvenes"[13].
Conclusiones
El análisis en diacronía de la cobertura por medios gráficos de dos
femicidios de características similares me ha permitido observar algunas
continuidades y rupturas en la manera cómo se han puesto en circulación
estas noticias en 2005 y en 2015.
A partir del análisis de los enunciados sobre el femicidio de
Agustina Salinas, pude constatar que si bien la "pasión" ya no está
presente en los titulares de 2015, sí aparece en uno de los cuerpos de las
notas, donde se hace mención a las "connotaciones pasionales" del "crimen"
(Infobae). El "drama" persiste muy poco en los titulares de 2015 (sólo en
un enunciado) pero sí se encuentran los temas "muerte", "sangre" y
"discusión" en algunos de esos titulares, generándose así un tono
"dramático" y folletinesco similar al que se generaba en los enunciados de
2005 acerca del femicidio de María Elena Gómez.
En 2015 –a diferencia de lo sucedía en 2005– se utiliza el término
"femicidio" en cuatro de los ocho enunciados analizados, y se
contextualizan los casos como episodios de "violencia de género" en dos
enunciados. Solamente en uno de los enunciados analizados se incorporan
cifras de femicidios y se vincula el caso de Agustina Salinas con otros dos
femicidios de jóvenes (Clarín). Sin embargo, en ningún enunciado de 2015 se
facilitan los números de atención a las víctimas, cuya difusión ha sido
recomendada por la AFSCA a través de la resolución 1222/13 para los
servicios de comunicación audiovisual[14] –podría esta recomendación
aplicarse perfectamente a todo tipo de comunicación en diarios y revistas
del país–.
En cuanto al tratamiento de las noticias analizadas, me parece
imperioso reflexionar acerca cómo aún en 2015 "el imaginario social y la
prensa sensacionalista se conmueven con el mal llamado 'crimen de amor,
romántico y apasionado'" (Cisneros, 2005: 25), contra lo cual se vuelve
necesario continuar contextualizando la violencia de género desde el
discurso periodístico, a pesar de que haya habido un movimiento favorable
desde 2005 hasta la fecha a favor de una mayor visibilización de la
ideología de género.
Por otra parte, si bien los medios de comunicación hegemónicos
"ejercen la libertad de la crítica para preservar al poder de sus propias
debilidades y no para subvertir estructuras consagradas y mucho menos las
que regulan las relaciones de género" (Chejter, 1995: 17), sería oportuno
perseguir un cambio al respecto. Y, desde ya, será conveniente recordar a
los y las periodistas, a los editores y las editoras de los medios de
comunicación de la Argentina la importancia de algo que está en la base de
la profesión: el proceso de chequeo de fuentes, la búsqueda de veracidad de
la información y la ética en beneficio de brindar información de interés
social y pública (cf. Poirier, 2011). En este sentido, quiero incluir en
esta ponencia una suerte de derecho a réplica, dirigida a los medios de
comunicación cuyos enunciados he analizado respecto del caso de María Elena
Gómez: 1) mi madre fue víctima de un femicidio, no de un "drama pasional";
2) fue apuñalada en el tórax, no en la "vagina"; 3) su femicidio no fue
envuelto en torno de ningún "misterio", fue el corolario de una típica
conducta exacerbada de violencia de género en la que el hombre se cree
dueño de la mujer con la que mantiene una relación de pareja generalmente,
como era el caso (esto suele conocerse como femicidio íntimo).
Cuando en los diarios se publica información tan poco veraz como
que a mi madre la apuñalaron en la vagina, o se alude a escenas del film
Atracción Fatal (Crónica), ¿dónde queda mi derecho a réplica? ¿Y el respeto
por la víctima? Una vez que ha sido asesinada, aquélla pasa a ser valor de
cambio en el mercado de las noticias amarillistas. "Crimen", "misterio",
"drama pasional" se convierten en significantes (cf. Laclau, 1996) que los
y las periodistas de multimedios como Crónica, Clarín o Infobae cargan de
un sentido que solamente resuena en el sentido común de una sociedad
acostumbrada a ver sangre, sin que medie reflexión alguna acerca de los
contextos sociales en que dicha sangre ha sido derramada. En el caso de
Agustina Salinas, he observado que dicha búsqueda de amarillismo aún
persiste en los enunciados analizados, tal como se observa en la
construcción de la noticia como un "misterio" (Infobae, La mañana Neuquén)
y en la ausencia de toda perspectiva de género a partir del uso de
sintagmas como "crimen con connotaciones pasionales" o de la alusión al
"estado de excitación" en que se encontraba supuestamente el femicida. Aquí
se observa nuevamente el cruce entre los discursos jurídicos y
periodísticos que señalaba en 2005 respecto del caso de María Elena Gómez:
el "crimen pasional" aún no ha sido echado por tierra, a pesar de que –por
ejemplo– la periodista Luciana Peker de Página 12 me haya permitido poner
en cuestión dichos discursos después de diez años, en una nota titulada por
ella: "Diez años después, el femicidio de Miss Mariela ya no es un drama
pasional"[15].
Afortunadamente, desde 2005 hasta el momento (2015) distintos
actores sociales han luchado por visibilizar la problemática de la
violencia de género, y cada vez leemos menos titulares que contengan el
sintagma "drama pasional" para referirse a femicidios. Sin embargo, tal
como lo ha demostrado este breve análisis discursivo, parecería que lo que
en 2005 se localizaba en los titulares en 2015 persiste en los cuerpos de
las notas, con la recurrencia de temas como "drama", "pasión", "misterio" y
"sangre". Hoy se podría concluir que es necesario erradicar las prácticas y
discursos de los y las periodistas que siguen jugando a ser una suerte de
Edgar Alan Poes de las noticias "policiales" vinculadas a femicidios. En
este sentido, el hecho de que la noticia sobre el caso de Agustina Salinas
haya sido incluida en cinco de un total de ocho enunciados en la sección
"policiales" de los diarios resulta bastante representativo del cambio que
es necesario perseguir para eliminar definitivamente la violencia de género
del discurso periodístico, y evitar así que esta ideología de género
continúe reproduciéndose.

BIBLIOGRAFÍA
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Drama en Puerto Madero: mató a puñaladas a su novia en un bar y fue abatido
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Drama pasional (2005, julio 20). El día. Disponible en:
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Drama pasional en Puerto Madero (2005, julio 20). La mañana de Neuquén.
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Murió el joven que mató a cuchilladas a su novia en Puerto Madero (2015,
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Sigue internado el hombre que apuñaló mujer (2005, julio 20). El
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La Nación. Disponible en: http://www.lanacion.com.ar/1783242-un-joven-
apunalo-a-su-novia-de-25-anos-en-puerto-madero
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[1] La noticia fue difundida por Crónica TV, y muchas personas allegadas a
mi mamá se enteraron sobre su femicidio a través de dicho multimedios.
En mi caso, el primer llamado que recibí sobre lo ocurrido provino de la
persona que trabajaba en el garaje donde mi madre guardaba su auto, pues él
estaba viendo la noticia en televisión y quería alertarme al respecto.
Luego me llamaron oficialmente de la Prefectura Argentina para comunicarme
lo sucedido. Afortunadamente, nunca vi las imágenes difundidas por
televisión; pero en 2014, a partir de mi investigación como parte de un
film documental sobre este caso, me encontré con imágenes tales como el
cadáver de mi madre en la tapa del diario Crónica.
[2] El abogado Gabriel Becker nunca supo darme dicha información. Recién en
septiembre de 2014, pude corroborar la libertad de Narcisi, gracias a la
información que me brindaron en los Tribunales Nº 27 de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires, por mi condición de querellante.


[3] Lamentablemente no puedo abordar aquí la cuestión referida al cruce
entre el discurso de la psicopatología, el discurso jurídico, el policial
e, inclusive, el periodístico; pero me parece importante reflexionar al
respecto, dado que todos esos discursos contribuyen con la reproducción de
estigmatizaciones respecto de las víctimas (cf. Chejter y Rodríguez, 2014)
y, al mismo tiempo, reproducen una ideología de género.

[4] Según las cifras de la ONG La Casa del Encuentro, 68 mujeres fueron
apuñaladas por sus parejas o ex parejas durante 2014, de un total de 277
femicidios registrados por dicha organización, a partir del relevamiento
que realiza sobre los casos publicados en medios de comunicación y agencias
de noticias de todo el país. Según este informe, las mujeres "apuñaladas"
siguieron en las estadísticas a las "baleadas" (73), que "ocuparon el
primer lugar" en este podio de cifras del horror machista argentino (las
comillas son mías). Ver más:
http://lacasadelencuentroblog.blogspot.com.ar/2015/03/informe-de-
investigacion-de-femicidios.html

[5] "En los delitos de femicidios podemos decir que el primer factor que
motiva a los hombres a matar a su esposa, según las investigadoras
canadienses Wilson y Daly, sería el temor de perder su acceso sexual
exclusivo hacia su mujer. En este sentido, Zahn y Cazenave señalan que es
particularmente en ocasión de una ruptura o de una separación que los
hombres se hayan inclinados a matar. Estas investigadoras concluyen que los
hombres cometen el femicidio para preservar su dominación sexual sobre las
mujeres" (Cisneros, 2005: 27).

[6] Los diarios analizados en sus versiones en papel fueron: Crónica (en
este caso analicé la información publicada en la tapa del diario, en la
nota interna correspondiente, y en una nota de seguimiento del 21 de julio
de 2005); Clarín y Página 12. Los diarios analizados en sus versiones
digitales fueron: Infobae, El día, La mañana Neuquén, La Razón y La Nación.


[7] Una de las notas que descarté, pero que sin embargo analicé, fue una
noticia breve publicada por el diario Crónica el 21 de julio de 2005 a modo
de "seguimiento" del caso, titulada: "Drama pasional: asesino se recupera"
–la única en que se alude al femicida como "asesino"–. De todas las
noticias analizadas, solamente la del 20 de julio de 2005 publicada en
Crónica fue tapa de un diario argentino con una ubicación central y una
imagen ilustrativa. En Clarín, por otra parte, apareció mencionada la
noticia en la tapa del diario del 20 de julio de 2005, con estos elementos:
"Crimen pasional" (título): "Un hombre apuñaló a una mujer en Puerto
Madero" (copete).
[8] En una misma nota aparecían tres referencias a lo "pasional",
articuladas de distintas formas (La mañana de Neuquén, El día).

[9] El uso del adjetivo posesivo "su" para referirse a la pareja del
femicida me permite volver, a modo de reflexión, sobre la cuestión referida
al carácter cosificado de la mujer en nuestra sociedad capitalista, tal
como se lo observa en múltiples prácticas y discursos.

[10] Los diarios analizados en sus versiones digitales fueron: Crónica,
Página 12, Infobae, El día, La mañana Neuquén, La Razón y La Nación. En
versión papel analicé una nota publicada en Clarín que fue tapa del diario
el sábado 11 de abril de 2015.

[11] En este enunciado se utilizaba el verbo "asesinar" dos veces para
referirse al accionar del femicida.

[12] El adjetivo "desenfrenado" podría pensarse como parte de una cadena de
significantes en la que la "emoción violenta" y la "pasión" se articulan,
en un procedimiento enunciativo que borra las relaciones de poder
existentes entre víctima y victimario y, con ello, toda perspectiva de
género. "Cuando un hombre mata a una mujer, este crimen se inscribe en el
cuadro de una relación de dominación masculina y de subordinación femenina.
Se trata de un crimen cometido con la finalidad de controlar a la mujer, a
quien el hombre ha convertido en su objeto de posesión. Por lo tanto, el
recurso de la violencia por parte de los hombres es instrumental y no
constituye una pérdida de control, sino más bien una toma de control"
(Cisneros, 2005: 25) [el destacado es mío].

[13] En la nota de Clarín se incorporó un recuadro donde se aludía a otros
dos femicidios de mujeres jóvenes ocurridos en la Argentina en 2015 (el de
Miriam Cuba, en Misiones, y el de Adriana Cordobés, en Corrientes). Además,
un breve destacado en color negro indicaba las cifras de femicidios
provistas por La Casa del Encuentro con relación a mujeres apuñaladas en
2014; pero la información de Clarín era incorrecta (se señalaban 86 en
lugar de 63 casos) y no se citaba la fuente.

[14] En dicha resolución la AFSCA (Autoridad Federal de Servicios de
Comunicación Audiovisual) recomienda que los prestadores de servicios
"cuando difundan en sus noticieros y flashes informativos noticias sobre
violencia de género" inserten un zócalo o lean, en el caso de las radios,
la leyenda: "si sos víctima o conocés a alguien que sufra violencia de
género llamá al 144 las 24 horas". Ver: http://afsca.gob.ar/2013/10/afsca-
promueve-la-difusion-de-la-linea-gratuita-144/#.VZq1HtJWySo

[15] La periodista Luciana Peker me convocó, como hija de una víctima y
realizadora del documental Femicidio. Un caso, múltiples luchas sobre el
femicidio de mi madre, a escribir una columna al respecto luego de la
convocatoria #NiUnaMenos:
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-9793-2015-06-12.html
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