Deborah Mainemer S: Comentarios a “La Educación después de Auschwitz”

Share Embed


Descripción

Comentarios a “La Educación después de Auschwitz” Theodor W. Adorno : Deborah Mainemer Sarrúa [email protected] 2015 Estudiante Pedagogía en Educación Diferencial Universidad San Sebastián Sede Santiago de Chile

Resumen: El presente trabajo fue elaborado en el contexto del curso dirigido por el profesor Luciano Allende Pinto, para la Cátedra de Ética de la Profesión Docente, el primer semestre del año 2015 en la Universidad San Sebastián. El documento recoge los principales argumentos planteados por Theodor Adorno en su texto La educación después de Auschwitz, estableciendo importantes relaciones con la experiencia chilena y así como con las tesis de Paulo Freire y el pensamiento existencialista de Jean Paul Sartre. Palabras clave: Educación, emancipación, crisis, pedagogía del oprimido. *** Durante el transcurso del texto se pueden evidenciar variadas líneas argumentales utilizadas por el autor para esclarecer la necesidad de la no repetición de los crímenes ocurridos en Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial. Este trabajo no se limita solo a condenar desde la obviedad moral de los hechos, sino más bien se permite criticar a las personas desde las construcciones sociales y psicológicas que les amparan, revelando en consecuencia la importancia y el valor que adquiere la educación en las dinámicas comunitarias. Al iniciar, el autor se cuestiona la razón por la que parece ser que esta barbarie no ha calado lo suficiente en las personas y manifiesta el temor a que actos como estos puedan replicarse con facilidad en un futuro en base a la persistencia de las condiciones que la hicieron posible desde sus albores. En torno a esto se explica una idea que me inquieta, en razón a su correspondencia con algunas ideas existencialistas expuestas por Sartre. Este visualiza elementos arraigados a la existencia, que son compartidos por Adorno en ciertos instantes y que determinan su percepción y proceso crítico respecto de esta. Es así como nace la angustia, al comprender que todos nuestros actos, estén o no vinculados a la violencia, conllevarán repercusión inevitable en las personas y el entorno que nos rodea. Esto solo para darnos cuenta que ante esta angustia no existe un dios ni ser ultraterreno que posea intenciones de interferir en las situaciones que se desarrollan, de aquí nace el desamparo. Y no bastando con el abatimiento que produce esta soledad queda resignarse a las respuestas

azarosas que pueda traer consigo el porvenir ante nuestros intentos de conseguir algo. Finalmente el proceso culmina cuando nos damos cuenta que estamos con la sola compañía de nuestra voluntad, y de este acto se desprende la desesperación. Por su parte Adorno considera que de la civilización se desprenderá y reforzará la anticivilización, por tanto, si en el principio mismo de la civilización está la barbarie luchar contra ella es consecuentemente un acto desesperado. Para ambos autores la desesperación significa, por tanto, vivir y luchar con la seguridad absoluta que no habrán milagros de por medio ni victorias aseguradas, sin embargo estas luchas se llevan a cabo con la fuerza de lo único que realmente se posee, esto es la voluntad. Este componente tan nimio para la comprensión de ambos autores refleja, sin ir más lejos, la violencia que les rodea.

Por otra parte, frente a la situación de barbarie Adorno centra las responsabilidades en los agresores. Estos nacen del encierro producido por la sociedad que al no lograr salir, libera rabia y violencia como reacción a su propia impotencia. De esta forma se configura la presión de los grupos dominantes sobre todo lo que es particular e individual, dañando su potencial de resistencia y su identidad. En base a esto destacan las teorías de Foucault respecto de la represión. Este sostiene que todo acto de represión se lleva a cabo en base al ejercicio del poder, y que este a su vez no se posee, ni se adquiere, solo puede ejercerse en acto. El poder, para este autor, es nada más que una relación de fuerza en si misma. La existencia de esta tesis ayuda a comprender con facilidad lo sucedido en Auschwitz, desde la motivación de quienes dieron las órdenes hasta quienes las recibieron y llevaron a cabo aún sin tener motivos claros para llevar a cabo tal matanza. Todas estas personas actuaron en torno al poder que podían ejercer y que canalizaba la ira de la sociedad cuyo poder los oprime de distintas maneras. Por otra parte, entre las personas que rechazan la idea del genocidio nace el concepto de obligación, que conlleva una apreciación ciega sobre los sucesos ocurridos y contempla más bien una serie de acciones que no se relacionan con procesos de memoria o de conciencia. Esta noción guarda una gran posibilidad de peligro, debido a que al depender de normas ajenas nace no solo una dependencia sino una suerte de estado de alienación en la persona, que le expone a la posibilidad de actuar en obediencia a los abusadores o a quienes ejercen el poder. Adorno dice: “Donde quiera que la conciencia esté mutilada, pasa a ser retroproyectada de forma no libre propiciando actos de violencia”. Por esta razón se vuelve una misión importante el propagar un estado de conciencia activa en todos los lugares donde se encuentre vulnerada la capacidad autónoma de las personas. Ahora bien, otro tema de relevancia para el autor es como impedir que se repliquen nuevamente hechos monstruosos a partir de la educación, especialmente durante la primera infancia. Para él la

educación debe estar libre de estructuras represivas, y caracterizarse por abrir un estado de ilustración general en torno a la autorreflexión crítica que permita la constitución de un clima espiritual, cultural y social en los estudiantes permitiendo de esta forma concientizar culturalmente sobre el peso del horror. Esta exigencia ética tiene un gran valor cuando pensamos en la educación actual. En nuestra contemporaneidad nos encontramos nuevamente frente a un sistema que se halla fuertemente relacionado con la violencia y la opresión, no desde el daño físico como fue el caso de Auschwitz, pero si desde lo psicológico y emocional.

Es de conocimiento común que el sistema que poseemos funciona en torno a un modelo neoliberal (donde la libertad predicada es más bien relacionada a la posibilidad de actuar en pos del beneficio de unos pocos o del de si mismo) que considera los números y ganancias como aspectos más relevantes que las garantías del propio derecho, hundiendo así tanto a docentes como estudiantes en una vorágine de números, evaluaciones y discriminación, patologizando a aquellos y aquellas que aprenden diferente o a otros ritmos y creando un área específica de la educación que trabaje con los niños y niñas que no ven respondidas sus necesidades de aprendizaje. Desde mi apreciación personal, siento que es ahora cuando se necesita de sobremanera que trabajemos para no hacer de nuestros estudiantes con o sin necesidades educativas especiales, personas autocríticas y autodeterminadas. Es preciso detener la violencia, sin embargo, es precisamente el Estado quién naturaliza el sistema regente y aún peor, ejerce el poder para castigar a aquellos de los que no quiso hacerse cargo, los que partieron siendo oprimidos, culpándolos por su inevitable ira. Es preciso exigir igualdad y garantías cuando hablamos de educación, tanto regular como especial. Siento la necesidad de considerar la libertad como punto de partida en la ocupación de cada ser humano, educando la norma y mediando el promedio, de manera de evitar la represión al menos dentro del nicho que constituye la escuela como institución fundamental. Para cumplir esta exigencia es preciso desprendernos de la opresión que ejerce la colectividad, de la necesidad de competencia y de beneficio propio. Es necesario compartir activamente esta toma de conciencia con nuestros pares de manera de lograr generar la fuerza de la autonomía, la reflexión y la autodeterminación. Es Freire (1996) quien dice: Y es en el campo de la decisión, de la evaluación, de la libertad, de la ruptura, de la opción donde se instaura la necesidad de la ética y se impone la responsabilidad. La ética se hace inevitable y su transgresión posible es un desvalor, nunca una virtud. (p.147).

Para finalizar el presente, quiero concluir con una apreciación personal sobre la evolución ética de

la apreciación de la vida. La matanza ocurrida en Auschwitz culmina en el año 1945 y el primer proyecto de declaración de Derechos Humanos en Europa comienza en 1948, concretándose recién en 1953. A su vez en América esta convención fue acuñada recién cerca del año 1969. Esto explica la urgencia que irradiaba el autor con su consigna “Que Auschwitz no se repita”. Pasaron cerca de 25 años para que una parte importante del mundo acuñara la idea de defender a hombres y mujeres de manera inalienable y al conocer o percibir la velocidad de estos procesos no queda más que dejar de esperar los cambios constitucionales que nos lleven a liberarnos de la violencia existente. Esos cambios debemos configurarlos individualmente y de manera autónoma a través de la participación activa en el contexto donde nos desenvolvemos.

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.