¿De vuelta al campo? El destino de las remesas al retorno de los migrantes en el escenario neo-rural de tres comunidades del centro de Veracruz

June 15, 2017 | Autor: D. Martínez Díaz | Categoría: Remesas, Migración y remesas
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Descripción

UNIVERSIDAD VERACRUZANA FACULTAD DE ANTROPOLOGÍA

¿De vuelta al campo? El destino de las remesas al retorno de los migrantes en el escenario neo-rural de tres comunidades del centro de Veracruz

TESIS

Que para obtener el título de

Licenciada en Antropología Social Presenta:

Dulce Paulina Martínez Díaz Directora: Dra. Ana Isabel Fontecilla Carbonell Lectores: Mtro. Ernesto Gerardo Fernández Panes Dra. María Esperanza del Rosío Córdova Plaza.

Xalapa, Veracruz, 12 de Abril de 2012.

Índice. Introducción. ......................................................................................................................... 3 I. Migración internacional y Nueva ruralidad. Consideraciones sobre “lo rural” y la migración campo-ciudad. ..................................................................................................... 7 1.1. Procesos y transiciones que enmarcan una Nueva ruralidad: ¿Desde dónde surge el concepto? .............................................................................................................................. 12 II. Marco teórico-metodológico. ........................................................................................ 25 2.1. La migración y la migración de retorno desde la perspectiva del análisis de los sistemas-mundo, y la recepción de remesas desde la nueva economía de la migración. ..... 25 2.1.1. La migración como estrategia de sustento enmarcada en el proceso de la Nueva ruralidad. ............................................................................................................................... 26 2.1.2.

Las remesas: entre la productividad y la subsistencia. ........................................... 32

a). Las remesas como agentes de desarrollo. ........................................................................ 34 b). Las remesas como estrategia económica de subsistencia. ............................................... 36 2.2.

Consideraciones metodológicas. ................................................................................ 39

III. Describiendo la transición hacia una neo-ruralidad de tres comunidades del centro de Veracruz: Las Lomas, San Isidro y Texín. ...................................................... 46 a). Las Lomas, Coatepec. ...................................................................................................... 47 b). Texín, Teocelo. ................................................................................................................ 48 c). San Isidro, Jilotepec. ........................................................................................................ 49 3.1.

Etnografía de los espacios.......................................................................................... 50

3.1.1.

Uso del suelo y de la tierra. .................................................................................... 57

3.1.2.

Aspectos generales de la migración en las tres comunidades. ............................... 59

IV. El destino de las remesas y la apuesta por la vía campesina: sobrellevando la improductividad agrícola. .................................................................................................. 61 4.1. a)

El uso de las remesas en la comunidad de Las Lomas, Texín y San Isidro. .............. 61 El apego al campo - La actividad agropecuaria para el autoconsumo. ......................... 66

b) Las trayectorias laborales: ¿Influyen sobre la decisión para invertir en el campo? ...... 69 4.2.

¿El campo para la subsistencia o para la productividad? ........................................... 72

Conclusiones. ....................................................................................................................... 78 Índice de gráficas y tablas. ................................................................................................. 82 Fuentes. ................................................................................................................................ 83

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*** El presente trabajo forma parte del proyecto de investigación Vulnerabilidad, sustentabilidad y reorganización social en las localidades de origen ante la migración de retorno de veracruzan@s en Estados Unidos, desde una perspectiva de género, dirigido por la Dra. Rosío Córdova Plaza del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales de la Universidad Veracruzana, financiado por Fondos Mixtos del Gobierno del Estado CONACYT, con número de convenio 109304. En este proyecto me adscribí siendo alumna del último semestre de la licenciatura en Antropología Social. El trabajo de campo, para los fines de esta investigación, se realizó en tres comunidades ubicadas en el centro del Estado de Veracruz, México. A saber: Las Lomas, Coatepec; Texín, Teocelo; y San Isidro, Jilotepec. Estas comunidades se caracterizan por ser productoras de caña y café, principalmente; y presentan un porcentaje considerable en su flujo migratorio.

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Introducción.

Abordar un tema del cual no tenía conocimientos suficientes, fue todo un reto para mí, pues en el plazo de un año o menos tenía que aprender de todo cuanto pudiera sobre migración, migración de retorno, remesas, ruralidad y nueva ruralidad.

De esta manera, y

mostrándome un poco renuente en un principio debido a que eran materias que figuraban en el antepenúltimo número de mi lista de opciones sobre los temas que me interesaba plasmar en un trabajo recepcional, mi compromiso quedó consolidado al signar el ‘contrato’ que me involucraba de manera seria al proyecto que me guiaría a la realización de este trabajo. Sin embargo, el deseo de obtener prontamente el título que me licenciara como Antropóloga Social, influyó de manera substancial en el interés que me indujo al agrado por el tema aquí tratado, el cual obtuve al comenzar las prácticas de campo en las comunidades centrales de Veracruz. Esta actividad me llevó a sentir algo especial respecto a la temática, sobre todo al momento de interactuar con la gente y escuchar sus historias. Comencé pues el desafío y me conduje a mis primeros enunciados que parecían complejos en un primer momento [realmente lo eran], así que debía delimitar más mi objeto de estudio con el fin de aminorar el riesgo que implicaba mi desconocimiento inicial sobre el tema. Poco a poco fui desmenuzando, de entre algunas literaturas sobre la migración y las ruralidades, aquellos argumentos que fueran pertinentes para este trabajo. Fue así como he llegado a lo que ahora lleva por nombre ¿De vuelta al campo? El destino de las remesas al retorno de los migrantes en el escenario neo-rural de tres comunidades del centro de Veracruz, trabajo que a continuación les presento. *** Durante las últimas décadas la migración del campo a la ciudad en México ha sido un fenómeno que envuelve factores de diferente índole. Uno de estos factores es la alta tasa de desempleo, no sólo en las zonas rurales, sino en las urbanas; además de la falta de impulsos económicos que aseguren la dinámica campesina para la producción de cultivos. Estos factores han actuado como detonadores de nuevos flujos migratorios, los cuales se han incrementado con los procesos de la globalización y las políticas neoliberales que le dan

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fundamento, como por ejemplo “el retiro de subsidios, la indiscriminada apertura comercial, y el poco interés oficial por el campo mexicano” (Tarrío et al., 2007: 13), las cuales repercuten en

la dinámica rural que es de interés en este estudio. México en general está pasando por una crisis que es parte también del proceso que se vive en todas las partes del mundo. Los flujos migratorios, antes regionales o inter-regionales, han trascendido las fronteras en la búsqueda de oportunidades de trabajo que permitan a migrantes y sus familias solventar sus necesidades básicas. Es en Estados Unidos en donde éstos han encontrado la forma de obtener ingresos para poder seguir adelante, por lo que muchos deciden emprender la experiencia de ser migrantes indocumentados, aunque ésta pueda costarles la vida. Como resultado de ese fenómeno las remesas juegan un papel importante dentro del ámbito económico, tanto del país en general como de los estados y las comunidades de origen de los migrantes. Los habitantes de las comunidades rurales han descubierto que la migración y el envío de remesas son alternativas con las que pueden hacer frente a las dificultades económicas, después de haber sido abandonados por el Estado luego de ser un gobierno proteccionista que impulsaba su desarrollo rural y financiaba los proyectos agropecuarios. Hoy en día, con el neoliberalismo y sus políticas, es cada vez más difícil que los campesinos, quienes aún poseen tierras, fincas o parcelas, puedan tener oportunidades para ofertar sus productos dentro del mercado, pues el interés del gobierno es la tierra, sin campesinos y sin sus productos (Gilly, 1997). Los intereses políticos y económicos han propiciado las reformas constitucionales que justifican el fin del reparto agrario y el retiro de subsidios para el campo, dejando sin porvenir a los campesinos y poniendo en riesgo, no sólo su reproducción social, sino la seguridad alimentaria de ellos y la de todo el país. La recepción de remesas provenientes de los emigrantes mexicanos en Estados Unidos hoy día es la segunda entrada de divisas más importante para el país, después del petróleo, “representan cerca de 3% del PIB, 50% de las exportaciones petroleras, 135% de la inversión extranjera directa y 189% de los ingresos de viajeros internacionales” (CNN EXPANSIÓN, marzo 9, 2011). Lo anterior demuestra la importancia del fenómeno de la migración para la economía nacional, estableciendo su propia dinámica. Para el estudio de las remesas no existe una teoría como tal que defina dicho concepto. La literatura sobre la

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migración trata sobre el fenómeno en general, integrando el debate de las remesas dentro de un todo, aterrizando únicamente sobre casos específicos en las comunidades de origen que perciben este flujo monetario. A pesar de que existen datos sobre el monto aproximado que anualmente ingresa al país a manera de remesas, muchas veces se desconoce el destino de esas cantidades de dinero. Se sabe que entre los estados con mayor número de migrantes se encuentran Michoacán, Guerrero, Veracruz, Oaxaca y Chiapas y, por consiguiente, son los estados con mayor porcentaje en recepción de remesas; juntos suman el 31.7% del total de remesas percibidas por todos los estados (Tarrío et al, 2007). Lo que muchas veces no se sabe, o no se evidencia, es de qué manera se distribuyen para su uso en los hogares receptores, cómo y por qué. Con el envío de remesas, los migrantes hacen su aporte a la economía de México. Los hogares campesinos que perciben este ingreso tienen más oportunidades de salir adelante. Se sabe que las remesas permiten solventar el gasto diario de un alto número de hogares, al igual que sus necesidades básicas como salud y educación. Se sabe, asimismo, que las remesas permiten diferentes tipos de inversiones que son generadas a partir del dinero que migrantes envían, o traen consigo a su regreso de Estados Unidos, a su comunidad de origen. Estas inversiones generalmente se dirigen hacia alguna actividad productiva que permita cierta estabilidad económica a mediano y largo plazo, como por ejemplo emprender un negocio, iniciar una venta por catálogo o invertir en tierras, parcelas y/o insumos para éstas, aunque ninguna asegura una remuneración permanente. Sin embargo, las razones que conllevan este tipo de inversiones van más allá del aspecto económico, sobre todo aquellas inversiones dirigidas a la actividad agrícola. Independientemente del uso que se le dé a las remesas en las comunidades de origen y dentro del grupo doméstico, es indudable que generan una dinámica económica diferente. Es en este punto en donde se centra el interés de este trabajo, el cual , a grandes rasgos busca conocer de qué manera están siendo utilizadas las remesas de los migrantes en las comunidades de estudio ubicadas en el centro del Estado de Veracruz, particularmente aquellas destinadas a inversiones productivas de carácter agrícola, así como la incidencia que tiene la experiencia migratoria en general sobre la transición de las comunidades de

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origen hacia lo que se ha venido llamando “Nueva ruralidad”, discutiéndose los escenarios actuales y futuros de los procesos agrarios y los campesinos. De esta manera, la presente investigación constituye un estudio sobre el destino de las remesas en tres comunidades rurales del centro de Veracruz en donde la dinámica campesina ha sido modificada por la migración, a la vez que la migración ha sido impulsada por las dificultades que enfrentan estas sociedades campesinas. Las comunidades de origen aparecen entonces como sitios donde se mezcla lo moderno y lo tradicional ya que,

mediante las acciones y comportamientos de los migrantes, “como todas las

migraciones, al mezclar vidas, experiencias, costumbres y paisajes, el éxodo, a su manera, moderniza” (Gilly, 1997: 56).

Considerando lo anterior los objetivos son: Conocer el destino de las remesas en los grupos domésticos de estudio, distinguiendo remesas salariales (familiares) y remesas de capital (productivas). Identificar y comprender las circunstancias en que se da la inversión de remesas encaminada a la producción agrícola, y sus posibles impactos en la economía de los grupos domésticos. Sobre esta base, se discute de qué manera la migración internacional influye en los procesos de desagrarización-descampesinización de estas comunidades.

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I. Migración internacional y Nueva ruralidad. Consideraciones sobre “lo rural” y la migración campo-ciudad.

Este trabajo busca analizar la manera en que se están invirtiendo las remesas enviadas desde

los Estados Unidos hacia comunidades rurales del centro de Veracruz,

particularmente aquellas que se destinan a impulsar actividades productivas de carácter agrícola. Con este propósito se pretende contribuir al debate actual acerca del papel que pueden jugar las remesas en el desarrollo local, así como a las discusiones de más largo aliento en torno a los procesos de desagrarización-descampesinización en el país, en contextos que dejan entrever características de lo que se ha denominado como “Nueva ruralidad”. Para entender las circunstancias en las que se encuentran las comunidades rurales hoy en día en nuestro país, se considera pertinente hacer una revisión, a grandes rasgos, sobre las características que tradicionalmente las han distinguido para, sobre esta base, discutir las situaciones que han ido modificando las características de lo que se considera como ‘rural’, el quehacer agrícola, y demás actividades productivas enmarcadas en este contexto. De esta manera, se pretende desglosar cuáles son, o se consideran, las características de la ‘Nueva ruralidad’ y el papel que la migración hacia Estados Unidos tiene en este conjunto de procesos, así como sus posibles efectos o implicaciones en las comunidades de origen. Antes que nada, cabe señalar que los campesinos suelen ser definidos, según el diccionario de antropología (2007: 95), como “productores agrícolas en pequeña escala, organizados en unidades domésticas1, que dependen del trabajo familiar en una economía orientada a la subsistencia”. Por su parte, Redfield (en Salas Quintanal, 2002) hace una diferenciación entre quienes hacen uso de la tierra por su valor de uso [es decir aquellos que la cultivan a

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A grandes rasgos, la ‘unidad doméstica’ se diferencia del ‘grupo doméstico’ en tanto que la primera se compone del segundo; es decir que los miembros de la unidad doméstica son los integrantes de la familia, también llamada grupo doméstico. La unidad doméstica es una unidad económica organizada para las labores agrícolas de subsistencia que se basa en la producción y el consumo. El grupo doméstico que compone la unidad doméstica está basada, por lo regular, en el matrimonio monógamo de familias nucleares o extensas. (Notas de la clase ‘Parentesco y matrimonio’ impartidas por el Mtro. Juan Rodríguez López, 2010).

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manera de subsistencia] y quienes la estiman por su valor de cambio [aquellos que reciben remuneraciones por su cultivo], peasant y farmer respectivamente.

Una de las principales contribuciones de la antropología al estudio de las sociedades rurales fue elaborar una teoría acerca del campesinado centrada en entender a un grupo de la sociedad cuya subsistencia y permanencia depende de actividades y comportamientos que varían del resto de los grupos de la sociedad, en sus actitudes, valores y sistema cognoscitivo. Un ejemplo de ello es que la distribución de la tierra se gobierna por relaciones de parentesco, mitologías, creencias, etc., atributos que muchas veces se alejan de las motivaciones meramente económicas, que son las predominantes dentro de la lógica capitalista (Salas Quintanal, 2002: 64).

Por largo tiempo, la economía de las comunidades rurales estuvo estrechamente relacionada con la agricultura de subsistencia, conformándose de este modo por familias campesinas organizadas en unidades domésticas. En estas sociedades, al interior del grupo doméstico se experimenta una división sexual del trabajo, la cual consiste en el hecho de que las actividades productivas y reproductivas se dividen entre los integrantes de acuerdo con el género y la relación de parentesco que se tenga con el jefe de dicho grupo; es decir que se asignan actividades diferentes dependiendo de si se trata de un hombre o una mujer, si se es hija o hijo, yerno o nuera, etc. Asimismo, las actividades se dividen por ámbitos espaciales: los hombres suelen realizar sus actividades económicas generalmente fuera de la casa [en el campo, por ejemplo], en tanto que las actividades de las mujeres, regularmente se realizan en el interior de la casa, exceptuando algunos casos [como aquellos cuando van a recoger la leña al monte, o a acarrear agua de ríos o manantiales]. Esta descripción, de acuerdo con la diferenciación de Redfield, cabe dentro de lo que él denomina peasant. Las comunidades rurales que fueron abordadas para este trabajo, sin embargo, no cumplen del todo con las características descritas líneas arriba. Una descripción que se ajusta mejor a la dinámica que caracteriza a las zonas rurales se puede entender a partir de lo que varios autores coinciden en señalar como los criterios básicos para definir a los campesinos (Bryceson, 2000):

a) Un esquema agrícola que combina la producción de subsistencia con la producción para el mercado;

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b) Organización social interna basada en la mano de obra familiar, por lo que la familia constituye la unidad de producción, consumo, reproducción, socialización, bienestar y de diversificación de riesgos; c) Subordinación de la comunidad a las autoridades estatales, así como a los mercados regionales o internacionales, dando como resultado la extracción de excedentes y la diferenciación de clases; d) Actitudes tradicionales de conformismo y carencia de perspectivas.

A partir de los criterios mencionados, Bryceson sugiere entender al campesinado como resultado de un proceso histórico donde el trabajo agrario se subordina a las fluctuaciones del clima, de los mercados, las exacciones del Estado, a los regímenes políticos, así como a las innovaciones tecnológicas, las tendencias demográficas y los cambios ambientales2 (Bryceson: 2000). Sin embargo, no se puede delinear con facilidad las características de lo rural a partir de una definición del campesinado, puesto que la actividad agrícola del campesino no es, estrictamente, sinónimo de rural, al menos no en la actualidad. Geográficamente hablando tampoco se puede caer en la idea de que las comunidades rurales, por sus definición territorial, son necesariamente campesinas o productoras agrícolas; hoy en día, no existe la estrecha relación del lugar de trabajo con el lugar de residencia. Los procesos que han ido enmarcando los cambios en las definiciones de lo rural y el campesino agrícola, desembocan en dos dinámicas que derivan en relevantes transformaciones que dan pie a un ‘nuevo orden’ de la vida y el espacio rural: la desagrarización y la descampesinización. La desagrarización se entiende como un proceso de cambios sectoriales, en donde la producción agrícola marca un declive dentro de la dinámica económica rural, y pasa a ser la actividad menos preponderante entre los hogares económicamente activos, pero conjugándose con otras actividades productivas tanto del sector secundario como del terciario (Bryceson, 2000; De Grammont: 2009). Por su parte, la descampesinización se refiere a aquella población fluctuante entre el trabajo campesino, que sustituye a la agricultura campesina por la agricultura de plantación, por ejemplo (Bryceson, 2000); es decir, el proceso de descampesinización se profundiza con la desaparición de un importante número de unidades de producción a causa del impulso de la actividad agropecuaria a gran escala, agroexportadora y el agronegocio (De Grammont, 2

Traducción propia

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2009; Bartra, 2011). Mientras que el proceso de desagrarización se da en términos generales a nivel mundial, el proceso de descampesinización se da de manera particular dependiendo de las circunstancias del espacio geográfico, así como de las circunstancias políticas y económicas de cada lugar. Recapitulando, no se puede caer en la determinación de que “las sociedades rurales son grupos humanos cohesionados por el trabajo agrícola como actividad preponderante y distribuidos geográficamente en configuraciones de baja intensidad poblacional” (Turok; Salinas, 1988: 307), puesto que los criterios antes mencionados no siempre se cumplen, dependiendo del proceso por el que estén atravesando determinadas áreas geográficas. Estos cambios a la vez que han impulsado migraciones enmarcadas en los procesos globales, las migraciones mismas han ido acrecentando la diversificación de las actividades productivas dentro de los hogares en las zonas rurales, lo que a su vez se manifiesta en los procesos de desagrarización y descampesinización. “Parece entonces justificado hablar del tránsito de un mundo campesino agrario dominado por la producción agropecuaria y la familia campesina, a un mundo rural en donde predomina el trabajo asalariado, la migración y la familia no campesina” (De Grammont, 2009: 16). Características estas que encajan más con la situación actual de las comunidades rurales. Se considera que en las tres comunidades de estudio, la migración ha causado determinados reacomodos dentro de los grupos domésticos campesinos, que repercuten de manera directa en la base y organización económica de las familias y, como consecuencia, se diversifican las actividades productivas de subsistencia. Para entender la dinámica de la migración, se debe comprender primero la dinámica del campo y la ciudad en términos económicos. En primer lugar, siguiendo a Paul Singer en su libro Economía política de la urbanización, podemos figurar que las migraciones son resultado de una necesidad que deriva de un proceso ‘natural’ [aunque parece forzado] el cual se orienta a regular las condiciones estructurales de la economía. De este modo, asumiendo la dicotomía rural-urbano, es posible comprender la movilización de población rural hacia las zonas urbanas, y de un país ‘periférico’ a uno ‘central’, como en el caso de México a Estados Unidos, por ejemplo.

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De acuerdo con este autor, una característica primordial que distingue a ‘lo rural’, como ya se mencionó, es que puede mantener una autosuficiencia alimentaria, en comparación con lo urbano. De acuerdo con Singer, sólo en la medida en que el campo sea capaz de producir un excedente, es cuando éste transfiere a la ciudad los alimentos necesarios para su subsistencia, con lo cual se necesita la creación de instituciones sociales que intervengan en dicha transferencia (Singer, 1979). Pero no sólo se transfiere el excedente de alimentos sino que, a la vez, como relación intrínseca, se transfiere la mano de obra [es decir, personas] para procesar dichos alimentos. La función de las instituciones sociales, entonces, es mediar entre las libertades y restricciones que se tienen durante el proceso de transferencia, lo cual implica una relación jerárquica entre ambas partes. De esta manera,

Las ciudades son las formas de residencia adoptada por aquellos miembros de la sociedad cuya permanencia directa sobre el lugar del cultivo no era necesaria. Es decir, que estas ciudades no podrán existir más que sobre la base del excedente producido por el trabajo de la tierra. Son los centros a la vez religiosos, administrativos y políticos, y representan la expresión espacial de una complejidad social determinada por el proceso de apropiación y reinversión del excedente de trabajo (Castells, 1980: 18).

A partir de las movilidades que se dan del campo a la ciudad, es como se definen y enmarcan estos conceptos y características que designan la realidad de cada uno de estos espacios: lo ‘rural’ por un lado, y lo ‘urbano’ por el otro, a la vez que se identifican con lo tradicional y lo moderno, respectivamente. A estas alturas, ambas sociedades han perdido su centralidad, y en vez de ello han resurgido como sociedades rural-urbanas, pues con el fenómeno de la globalización y lo que ésta conlleva, no sólo las sociedades rurales, sino las sociedades en general, expresan diversos cambios que determinan su constitución actual. Debido a esto, resulta confuso saber cuáles son los límites de las características que distinguen a cada una de ellas en un contexto que se ha vuelto tan heterogéneo. Para el caso de la realidad rural, últimamente se ha puesto en boga un concepto que aún no ha terminado de definirse en su totalidad, me refiero al concepto de ‘Nueva ruralidad’.

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1.1.

Procesos y transiciones que enmarcan una Nueva ruralidad: ¿Desde dónde surge el concepto?

Más que un enfoque, la Nueva ruralidad es un término con el cual los académicos han designado a una realidad que ha ido brotando a partir de un conjunto de procesos a nivel mundial, y que se reflejan, de manera directa, en las distintas sociedades. En este apartado nos centraremos en explicar y tratar de comprender la dinámica actual de las zonas rurales, del campo y de los campesinos, a partir de una serie de eventos que han transcurrido durante las últimas décadas y que han ido modificando determinados aspectos de la estructura rural. Con esto se pretende exponer lo que encierra el concepto de Nueva ruralidad, con el propósito de contextualizar la movilidad de los habitantes de nuestras comunidades de estudio hacia Estados Unidos. En el apartado anterior se intentó aclarar que las sociedades rurales se han visto modificadas en cuanto a su estructura, más que nada económica, y que sus características obligan a abandonar esa ‘idea romántica’ que se tiene sobre ellas. Aunque pareciera que siguen determinadas por las actividades agropecuarias, lo cierto es que han ido cambiando con el paso del tiempo, salvo en algunos casos en donde aún se puede observar la resistencia al cambio, como por ejemplo en algunas comunidades zapatistas3, las cuales, mediante ‘acuerdos’ con el gobierno, han logrado emanciparse, hasta cierto punto, del mercado neoliberal; sin embargo, son objeto de hostigamiento por su rebeldía. Este no ha sido el caso de muchas otras comunidades indígenas y mestizas, pues los cambios son evidentes y han sido inevitables y asumidos por la mayoría de sus habitantes. Así, diversos factores han favorecido tales cambios haciéndolos más notorios, más diversificados y más significativos. Estos nuevos procesos y transformaciones que se han venido dando dentro del ámbito rural surgen a partir de los cambios en las estrategias de desarrollo promovidas entre 1980 y

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Estas comunidades zapatistas, a pesar de ser ‘autónomas’, no se escapan de los cambios ocasionados por el capitalismo, la idea de desarrollo, y la idea de progreso. De alguna manera intentan ‘rescatar’ sus costumbres, ideas, valores e identidad, aunque muestran, asimismo, casos de pluriactividad. De Grammont afirma que la autonomía de los pueblos es parte de estos cambios que se expresan en el contexto de la nueva ruralidad (2004; 289).

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1990, cuando se pasa de una política impulsada por el Estado a un escenario donde prevalecen las reglas del mercado; es decir que se pasa de una estrategia de desarrollo hacia adentro a una hacia afuera. Es por esta razón que las sociedades rurales y su economía experimentan una reestructuración (Kay, 2009). En este contexto, Kay analiza las transformaciones ocurridas en el medio rural, incluyendo en ellas la importancia de la migración y las remesas, así como la flexibilización y la feminización del trabajo rural, entre otras. Surge entonces la necesidad de nuevos paradigmas que hagan referencia a estas nuevas realidades, pues los ya establecidos se han debilitado, así como también los conceptos de análisis económicos y sociales de las escuelas neóclasicas, marxistas y neoliberales, y los conceptos dicotómicos campo/ciudad propios de la antropología (De Grammont, 2004), además de ser necesario sobre esta base plantear las alternativas futuras de los habitantes de estas comunidades rurales. Específicamente, uno de los prolegómenos de estos nuevos contextos, es la crisis agrícola que fue consecuencia del panorama mundial durante la década de los 70’s, repercutiendo en el sector agropecuario de los países de la periferia en general y de América Latina en particular, cuyos agricultores tradicionalmente cultivaban para el autoconsumo o para mercados locales (Teubal; 2001). En México, en el lapso de los 40’s a los 70’s, durante el periodo del milagro mexicano [cuyo énfasis se centró en el sector industrial, y como consecuencia, el sector agrario fue discriminado], y durante el gobierno de Lázaro Cárdenas concretamente, se elaboró una reforma con la cual el campesino se viera favorecido. Luego de que el modelo de sustitución de importaciones no diera para más, se presentó un cambio dentro de la estructura, tanto política como económica de México. En la década de los 70’s comenzaron a notarse ciertos síntomas de la crisis económica que se diera en 1982. Se debía, entonces, pensar en un modelo diferente que hiciera frente a una nueva etapa: la de la globalización4. Con la globalización, las relaciones entre el sector urbano y el sector rural se agrietaron, afectando mayormente a los productores rurales, que se vieron aún más perjudicados con la 4

Desde un punto de vista económico, con el término ‘globalización’ nos referimos a lo que Immanuel Wallerstein llama ‘economía-mundo’ o ‘sistema-mundo’ para Fernand Braudel como un proceso que marca la interdependencia de los países unificando sus mercados; sin embargo, este término implica, asimismo, un mundo sin fronteras con tendencias a la homogeneización, que incide en los esquemas culturales (Gónazales, 2000).

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puesta en marcha del Tratado de Libre Comercio [TLC] firmado entre Estados Unidos, México y Canadá (Suárez y Zapata, 2007). Los resultados, de acuerdo con lo que supuestamente eran los objetivos de dicho tratado, no fueron los esperados para el sector agropecuario, por el contrario éste resultó ser uno de los menos beneficiados [es evidente que el objetivo era precisamente perjudicar a los pequeños productores].

En el sexenio de Salinas de Gortari, con el pretexto de promover las reformas necesarias para el desarrollo del sector agropecuario, se puso en marcha el Plan Nacional de Modernización del Campo y se dan los lineamientos para eliminar la política proteccionista y para la apertura comercial del sector. Para ello se promueve la reforma jurídica y los cambios al artículo 27 constitucional y a las leyes y programas correspondientes para hacer efectivas las políticas impulsadas por el gobierno, que en la práctica buscaban nuevas formas de privatización. Como parte de las acciones políticas del salinismo se impulsa el TLC […]. (Tarrío et al, 2007: 2)

El TLC establece un bloque comercial cuyos objetivos principales son la apertura comercial, las oportunidades de inversión y la igualdad de acceso a los mercados, para favorecer el comercio de productos, entre ellos los agrícolas, entre los países que lo conforman. Este acuerdo fue firmado en 1993 y entró en vigor el primero de enero de 1994 como parte de una reforma neoliberal5 o contrarreforma, la cual consiste principalmente en la abolición del proteccionismo para dar paso al libre comercio y la gestión de las empresas privadas para la regulación del capital. Estos acuerdos se dan como parte de un ‘intento de estabilizar la economía mexicana’ después de la crisis de 1982 cuando la deuda externa se incrementó. En este punto, los pensadores neoliberales6 comenzaron a gestionar una serie de reformas que han traído consecuencias serias para la nación mexicana. Este cauce que tomó el país, a partir del gobierno de Carlos Salinas de Gortari, perdurará hasta hoy, trayendo como resultado, además de la devaluación de la moneda en 1994, una evidente crisis del campesinado en el intento de crear una dinámica global en donde México tuviera un lugar privilegiado. 5

“El neoliberalismo es una teoría de prácticas político-económicas, consiste en restringir el libre desarrollo de las capacidades y de las libertades empresariales del individuo dentro de un marco institucional caracterizado por derechos de propiedad privada fuertes, mercados libres y libertad de comercio, con muy poca participación del Estado” (Harvey, 2005: 6). 6 En México los gobiernos neoliberales comenzaron en 1982 con Miguel de la Madrid. Durante su sexenio, como estrategia para abrir la economía al mercado mundial, en 1985 el país ingresó al GATT (Méndez, 1998; Rosas, 2001)

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Debido a que no existe un organismo central que lo rija, el TLC favorece, sin duda alguna, a los Estados Unidos de Norte América, ya que utiliza los recursos mexicanos [materias primas y mano de obra barata] para producir sus manufacturas y regresarlas a México al doble de precio. Lo que este tratado prometía a México para impulsar el desarrollo económico, simplemente no se ha dejado ver. Las consecuencias han sido desfavorables para el campo mexicano, más que para cualquier otro sector, pues las comunidades rurales han quedado con muy pocas expectativas para seguir produciendo en el campo, lo que genera una dinámica diferente en la economía rural en donde se buscan alternativas [entre ellas la migración] para el sustento diario, mientras el capitalismo sigue devastando sus recursos. En las comunidades del Estado de Veracruz, las actividades agrícolas dejaron de ser la base de sustento durante la década de los 80 como resultado de la instrumentación de políticas neoliberales que indujeron al Estado a deslindarse de ciertas relaciones con los pequeños productores (Córdova et al., 2008). Por estas razones, los campesinos se han visto en la necesidad de buscar opciones de producción económica en otro tipo de actividades, declarando que sus cultivos no llegan a ser suficientes para asegurar la subsistencia, y denunciando la falta del apoyo estatal, lo que los hace sumamente vulnerables al carecer de oportunidades para ofertar sus productos dentro del mercado e incluso los orilla a dejar de producir para el autoconsumo. Lo cual repercute en la seguridad alimentaria, ya que, después de ser México un país con un alto índice de exportaciones, ahora se ha convertido en un país con altas cifras en la importación de alimentos, en su mayoría de los Estados Unidos. En la tabla 1 se puede observar que entre 1992 y 2000 México importa más productos agrícolas de los que exporta, aun teniendo un porcentaje mayor Unidos

en relación con Estados

en el nivel de empleo agrícola, lo que se observa con mayor claridad en la tabla 2,

la cual muestra que para el año 2000, de la Población Total, la Población Económicamente Activa en México es considerablemente baja en comparación con la Población Económicamente Activa de Estados Unidos, y en donde ésta última muestra un menor índice de empleos agrícolas.

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TABLA 1. Indicadores económicos agrícolas de México y Estados Unidos (1992-200). PIB agrícola

Empleo agrícola

Exportaciones agrícolas

Importaciones agrícolas.

México

6.1%

22.6%

6.7%

7.8%

Estados Unidos

1.4%

2.8%

9.2%

4.0%

Fuente: cifras oficiales de la OECD, SAGARPA, tomado de SNITT, 2006.

TABLA 2. Población Económicamente Activa en México y Estados Unidos (2000). Población total.

PEA

Empleo agrícola (%)

México

102,377,600

38,983,855

22.2%

Estados Unidos

275,562673

141,815,000

2.1%

Fuente: OECD, 2000; tomado de SNITT, 2006.

A partir de lo anterior, se hace necesario comprender cuál es el papel actual y las nuevas funciones de estas sociedades rurales ante un escenario crítico para sus habitantes, poniendo de relieve la pérdida de identidad, de población, de formas de organizarse y muchas de las actividades ahí realizadas (Pérez C., 2001). En este contexto, la migración juega un papel importante en las reconfiguraciones que se han dado a partir de los procesos neoliberales, pues debido a la gran demanda de mano de obra barata por parte de los países desarrollados y del despojo de tierras en las comunidades de origen, [así como la incapacidad de obtener una parcela], las comunidades rurales tienden a perder su población a causa de las migraciones, lo cual incide en la organización de la economía al interior del grupo doméstico, así como en las actividades agropecuarias que han ido disminuyendo su importancia como actividad primordial.

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El retiro del Estado, la apertura comercial y la liberalización del mercado de productos agropecuarios, si bien parecen haber significado un beneficio a corto plazo para una centena de empresarios agroexportadores, han implicado un deterioro en la actividad productiva, en el ingreso y en la calidad de vida generalizado para la mayoría de la población rural, la cual ha tenido que recurrir, cada vez más, al trabajo migratorio nacional e internacional para mantener a sus unidades domésticas, dejando de lado la producción agropecuaria, que en todo caso se ha mantenido en un nivel de autosuficiencia, o bien, como un recurso del cual disponer en caso de un imprevisto. (Contreras et al., 2007: 15)

Como consecuencia de estos procesos se tienen ahora comunidades que buscan de algún modo amortiguar las dificultades por las que atraviesan, mientras encuentran la forma de reorganizarse. Ahora lo que las caracteriza es una pluriactividad más acentuada; los grupos domésticos que son plurifuncionales, difícilmente tienen un vínculo con las actividades agropecuarias, sino que se dedican a otro tipo de actividades dentro del sector secundario y/o terciario. Así, las familias campesinas que al mismo tiempo desarrollan actividades en otros sectores más allá del agropecuario, pasan a ser una unidad de producción familiar diversificada o plurisectorial (De Grammont, 2008), característica que se asocia a las expresiones de la llamada Nueva ruralidad.

La idea de la Nueva Ruralidad en América Latina refleja en primer lugar el fracaso de la idea de desarrollo impulsada por las instituciones internacionales encabezadas por el Banco Mundial. Se creyó que se podía seguir el camino económico de los países ricos pero lo que se logró fue una enorme polarización de la estructura económica latinoamericana con la creación de un reducido sector de empresas exitosas por un lado y la ampliación de la pobreza por el otro. (De Grammont, 2008; 39).

Para el estudio de la “Nueva ruralidad” varios autores han ofrecido alternativas desde las cuales se puede abordar o desde las que está siendo abordado dicho fenómeno. De Grammont (2008) alude la existencia de dos enfoques: el primero de ellos considera como eje central las transformaciones económicas, sociales y políticas de la sociedad. El segundo enfoque tiene como objetivo ofrecer alternativas sobre las actividades agropecuarias, la pobreza, la migración, de manera tal que el campo cumpla con las funciones que se le atribuyen en cada contexto [aunque aún no se tenga bien claro cuáles son esas funciones], así mientras que “en Europa se enfatiza la conservación del medio ambiente, en América Latina se busca, además, fomentar un desarrollo equitativo” (De Grammont, 2008: 26).

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Por su parte, Kay (2009) apunta hacia dos sentidos desde los que ha sido abordada la Nueva ruralidad, los cuales son necesarios para lograr una mejor comprensión de los alcances que implica este concepto para América Latina. El primero, se refiere a la caracterización de las transformaciones experimentadas por el sector rural como consecuencia de los procesos de la globalización y la aplicación de las políticas neoliberales. Dentro de estas transformaciones destaca el incremento en la diversificación actividades productivas y fuentes de ingresos para los hogares rurales. El segundo enfoque se ha asociado con formulaciones tales como las de Barkin (2001) y se refiere a las propuestas de políticas diseñadas por los analistas, con el fin de superar las consecuencias negativas del neoliberalismo y así apuntar a la implementación de políticas alternativas a las neoliberales. Para esto, los ‘nuevos ruralistas’ plantean fomentar un proceso de desarrollo centrado en la agricultura campesina, la sostenibilidad, la equidad, la participación social, la descentralización, el desarrollo local, el empoderamiento [especialmente de las mujeres], el empleo rural [especialmente para los jóvenes], la agricultura ecológica, una mejor calidad de alimentos, una mayor diversidad, la promoción de nuevos nichos de mercado y competitividad, entre otras actividades7. Asimismo, desde la visión de la nueva ruralidad si bien la agricultura había sido la actividad principal para proveer sustento económico a las familias campesinas, también es cierto que hoy en día esta actividad ya no es redituable si no se cuenta con el apoyo del Estado o de algún otro tipo de organizaciones, lo que explica la diversificación laboral. “En términos porcentuales la población dedicada a actividades agropecuarias decreció de 39.39% en 1970 a 22.65% en 1990 y a 15.82% en el año 2000”. (Arias, 2005: 127).

De acuerdo con lo que nos enseña la etnografía, la nueva ruralidad en cuanto cambio económico asociado a dinámicas de diversificación en sociedades rurales y economías anteriormente orientadas hacia la agricultura, ha dado lugar a fenómenos de especialización económica que pueden entenderse como procesos novedosos de desarrollo local. (Arias, 2005; 128-129)

7

Traducción propia.

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A partir de los cambios ocurridos en este escenario, y la necesaria búsqueda de oportunidades, la migración internacional ha crecido en importancia como una alternativa de sustento en los lugares de origen; sin embargo, es dudoso su ‘tiempo de vida’, tal parece que los migrantes deberán, en poco tiempo, pensar en otro mecanismo de solvencia económica, pues cada vez se vuelve más difícil cruzar la frontera. Mientras tanto, este fenómeno, ha jugado un papel preponderante en la reconfiguración económica de las comunidades rurales, volviéndolas más diversificadas, por lo que resulta un tanto difícil enmarcar su actual situación. De la misma manera, cabe destacar que, en un nivel más amplio, los migrantes han sido vistos como los ‘héroes’ frente a estos cambios, no porque sean vistos como agentes de su propio desarrollo, sino más bien por el papel que juegan las remesas que envían o traen consigo a su retorno, ya que sin ellas la economía de México estaría corriendo un grave riesgo. Sobre todo porque en este proceso, la gente de campo ha encontrado la salida a su apremiante situación económica. La migración no sólo ha traído beneficios económicos, sino que ha propiciado cambios sobre los hábitos, costumbres e incluso los modos de vida en las comunidades de origen, lo que repercute en la manera de actuar de los individuos en estos escenarios. En este contexto de diversificación de actividades productivas y fuentes de ingresos en el mundo rural, se hace necesario señalar los diversos enfoques o teorías desde donde se han realizado estudios de la migración, los cuales intentan comprender los factores que la favorecen, así como las características que presenta en cada región y sus consecuencias. A partir de un bosquejo de las varias posiciones que explican la migración, se planteará aquel enfoque que nos sirva de pilar para abordar el objetivo de este trabajo, el cual se centra en el uso de las remesas en las comunidades de origen en el contexto de la nueva ruralidad, particularmente aquellas destinadas al ámbito agropecuario, y sobre esta base discutir su posible implicación en el desarrollo local, y el papel de los actores sociales en el campo. El fenómeno de la migración es un proceso cuyas dificultades teóricas impiden que pueda ser explicado y analizado de manera precisa en las múltiples disciplinas que lo estudian, pues engloba aspectos sociales, culturales, económicos, ideológicos, estructurales, funcionales y demográficos [por mencionar algunos], que requieren especial atención. A pesar de esto, existen diversas teorías que intentan explicar las movilidades, desde varios

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niveles y con diferentes unidades de análisis dependiendo del interés específico que tenga una investigación desde alguna disciplina en particular. De acuerdo con la gráfica 1, resulta probable que la causa de la migración en el caso de México, tenga como principal objetivo salir en busca de un empleo (INEGI, 2010). A este respecto, “para los miembros de los hogares rurales mexicanos, la migración es una estrategia de supervivencia que ocurre en determinadas fases del ciclo doméstico”8 (Arizpe en Brettell 2000: 101).

GRÁFICA 1. Distribución porcentual de la población migrante internacional.

La población que emigra hacia otros países lo hace, en mayor número, entre los 20 y los 34 años de edad, le siguen los jóvenes de entre 15 y 19. En los menores de 15 años y los mayores de 50 el porcentaje disminuye, lo que demuestra que la migración se hace primordialmente por cuestiones laborales FUENTE: INEGI. Principales resultados del Censo de Población y Vivienda 2010.

Desde la sociología o la antropología, la migración va más allá de un mero flujo de personas o trabajadores; más bien, su enfoque se basa en “la conformación de un circuito transnacional de circulación de bienes materiales y simbólicos a través del cual se enlazan las localidades de origen con los asentamientos de destino, conformando una sola gran comunidad transnacional” (Rouse; Smith y Guarnizo, en Canales, 2008: 15-16). Dentro de 8

Traducción propia.

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este enfoque se enmarca lo que se ha dado a conocer como ‘cultura de la migración’ 9; es decir que para llegar a considerar a las comunidades en donde el flujo migratorio es relevante como comunidades transnacionales, se requiere de todo un acervo de introyecciones culturales de quienes forman estas redes sociales. Lo cual no aplica en muchas de las localidades en donde existe el flujo migratorio meramente como una alternativa de subsistencia ‘mientras se estabiliza la economía’, aunque es posible que en las comunidades de estudio para este trabajo se perciban determinadas características de una cultura de la migración en tanto que se han llegado a conformar redes que permiten la continuación de las movilidades como parte de una estrategia de subsistencia. En conjunción al estudio de esta ‘cultura de la migración’ (Kendel y Massey, 2002) se encuentran los análisis centrados en las ‘determinantes económicas’ implícitas en la recepción de remesas en los hogares de las comunidades de origen, y las funciones que éstas cumplen a partir del uso que se les da. Diversos estudios han reportado que en el país, de manera genérica, las remesas se destinan al gasto diario y mejoras en la vivienda (Munzele, 2009; Canales, 2008; Suárez y Zapata, 2007; Torres, 2007); y pocas veces se destinan a la inversión productiva. Puesto que el objetivo que nos encauza a esta investigación desemboca en el análisis de las remesas como inversión productiva, y específicamente en actividades agropecuarias, rescataremos la dimensión económica a nivel micro que implica el proceso migratorio, pero dentro de una dinámica macro. Para esto es necesario indagar sobre posibles posturas que sean apropiadas para dicho análisis. En el artículo de Caroline Brettell (2000) Theorizing Migration In Anthropology: The Social Construction of Networks, Identities, Communities, and Globalscapes, se propone articular el análisis de dos dimensiones de la migración [el nivel micro y el nivel macro], a partir de dos enfoques que ahí mismo se plantean: el de la teoría de la modernización y la perspectiva histórico-estructuralista. La teoría de la modernización supone que la migración podría contribuir al desarrollo económico, tanto en los países expulsores como en los países receptores. Por su parte el enfoque histórico-estructuralista propone como unidad de 9

Véase: Kendel, William y Douglas Massey (2002). The Culture of Mexican Migration: A Theoretical and Empirical Analysis. Social Forces. The University of North Carolina Press. Pp. 981-1004.

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análisis el mercado global, las políticas económicas tanto nacionales como internacionales, y particularmente el desarrollo capitalista, asumiéndolos como los causantes de los flujos migratorios10. En el nivel micro, se puede considerar la migración como un fenómeno básicamente de condición laboral (Canales, 2008), en tanto que la migración podría entenderse como parte de las múltiples actividades laborales para asegurar el ingreso familiar, pues “las propias comunidades reconocen, de manera explícita, una creciente incapacidad para sostener a sus sociedades con los ingresos provenientes exclusivamente de sus propias producciones agrícolas [y más aún sin recibir incentivos estatales para su desarrollo]; en todas partes se comenta la creciente importancia de las remesas de parientes que están en otras partes y de dinero y productos traídos por otros, quienes trabajan en labores no rurales”. (Barkin, 2005: 64). Por otra parte, Massey et al. (2000) describen varios enfoques desde los cuales se puede abordar el tema de la migración, como por ejemplo “la economía neoclásica, la nueva economía sobre la migración, la teoría de los mercados duales de trabajo, y la teoría del sistema mundial”. Esta última, cuyo máximo representante es Immanuel Wallerstein, ve “la inmigración como una consecuencia natural de la globalización económica y de la penetración del mercado a través de las fronteras nacionales”; es decir que, en esta época de globalización, es casi imposible no pensar en las movilidades a nivel local, nacional e internacional de individuos en busca de mejores condiciones de vida a falta de oportunidades dentro de sus comunidades de origen. Esto, como consecuencia de la instrumentación de políticas neoliberales con las cuales, los menos beneficiados han sido los habitantes de las sociedades rurales, al no poseer los medios de integración al mercado internacional que el Estado debería otorgar. En este margen, la migración internacional se da hacia los países desarrollados, en donde los individuos generalmente encuentran con ‘mayor facilidad’ un empleo ‘mejor remunerado’ que en su propio país. La teoría de los mercados duales de trabajo supone que la migración es estimulada por una fuerte demanda de trabajo inmigrante por parte del país receptor (Massey et al., 2000). Esto se debe a que en los países desarrollados se requiere, más que nada, la fuerza de trabajo 10

Traducción propia.

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que generalmente los migrantes están dispuestos a realizar, ya que las industrias cuentan con empleados oriundos que invierten capital, mas no con empleados que reciban bajas remuneraciones por la mano de obra. De esta manera se crea un vínculo laboral entre ambos países, resultando beneficiado aquel que explota la mano de obra, Estados Unidos en este caso. Por otro lado, el enfoque desde la economía neoclásica se basa en la diferenciación salarial y laboral entre países, el expulsor y el receptor, razón por la cual, este punto de vista concibe la movilidad de las poblaciones como una decisión personal para maximizar el ingreso (Massey et al., 2000). Por lo que respecta al enfoque de la nueva economía sobre la migración, ésta considera “la migración como una decisión familiar tomada para minimizar los riesgos al ingreso familiar o para superar restricciones de capital en las actividades productivas familiares” (Massey et al., 2000: 7). Es decir que, bajo este enfoque, la migración se considera como una mera estrategia de subsistencia que familias de las comunidades rurales adoptan mientras se estabilizan económicamente; es decir, mientras el Estado vuelve la mirada hacia ellos. Tanto el enfoque de la teoría del sistema mundial, como el de la nueva economía de la migración, ofrecen estos dos puntos de vista, desde el nivel micro [motivos familiares] y desde el nivel macro [causas estructurales], con los cuales se puede observar el fenómeno de los movimientos migratorios hacia los países desarrollados y lo que ocurre en las comunidades de origen. El enfoque desde la perspectiva de la teoría del sistema mundial enfatiza en el nivel macro de la migración, por lo que permite un mayor entendimiento sobre la raíz que ha dado origen a los actuales procesos particulares de cada país englobados en un todo, mientras que la nueva economía de la migración centra su atención en un nivel micro, el cual ofrece la comprensión de los procesos a nivel local con sus respectivas particularidades.

Las transformaciones drásticas de las sociedades sólo pueden entenderse examinando la red de interrelaciones en que se encuentran inmersos todos los individuos de una época y observando los pequeños cambios significativos en la manera de vivir y de pensar que se van dando a lo largo de muchas generaciones. (Correa, 2000: 317)

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No podemos entonces, hacer referencia a los microprocesos sin referirnos a las condiciones a nivel macro en que están inmersos, pues es el contexto general de donde surgen. Así, para fines prácticos respecto a este trabajo, se pretende abordar la migración a partir del nivel micro, desde esta perspectiva de la nueva economía de la migración, puesto que es la inversión de remesas lo que se propone como unidad principal de análisis para esta investigación. No obstante, la teoría de los sistemas mundiales, será de utilidad para contextualizar el escenario [a nivel macro] en que surgen las movilidades humanas, las nuevas maneras de concebir lo rural y las alternativas que emanan, en este marco, para que los habitantes de estas zonas rurales amortigüen las dificultades económicas que enfrentan, y dar pie a una discusión sobre las alternativas en el ámbito rural.

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II. Marco teórico-metodológico.

2.1.

La migración y la migración de retorno desde la perspectiva del análisis de los sistemas-mundo, y la recepción de remesas desde la nueva economía de la migración.

Hasta aquí se han descrito diversas formas de concebir lo rural, a los campesinos, a la migración y a los procesos que se engloban dentro del término de nueva ruralidad, a continuación se asientan las bases teóricas que enmarcan el estudio aquí expuesto. La perspectiva wallesteniana a partir del análisis de los sistemas-mundo, será el marco de referencia para abordar el fenómeno de la migración, pues para entender este tipo de movilidades humanas es necesario comprender todo el proceso global en el cual se llevan a cabo y no únicamente el de la región estudiada. El complemento de nuestro análisis se dará a partir de la teoría de la nueva economía de la migración la cual nos ayudará a aterrizar nuestros resultados finales, a través de un análisis sobre el uso de las remesas en las comunidades de origen de los migrantes. La perspectiva del análisis de los sistemas-mundo sugiere una revisión de los sucesos a partir de cuatro ejes complementarios: a. El eje histórico crítico, b. El eje del análisis crítico de los principales acontecimientos y procesos del 'largo siglo XX', c. El eje del estudio de la historia más inmediata y el ejercicio de la definición de los posibles escenarios prospectivos, d. El eje de la reflexión epistemológica crítica (Wallerstein, 2005). Sin embargo, para realizar el análisis de esta investigación, de los cuatro ejes que propone esta perspectiva serán tomados en cuenta dos. El primero corresponde al inciso ‘c’ los procesos más recientes del siglo XX, en donde, en conjunción con el tema aquí tratado, se abre una discusión en torno a los escenarios actuales y futuros de las comunidades de

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estudio; asimismo, el cuarto eje marcado con el inciso ‘d’, en relación con la aportación crítica sobre el entendimiento de las sociedades rurales y el campesinado. Sobre el primer eje, se han sentado las perspectivas a lo largo del capítulo primero, mientras que el capítulo de la etnografía y el capítulo de análisis enmarcarán el otro eje articulador de la perspectiva wallersteniana, en donde se discutirá la situación campesina, y en donde, a su vez, se analiza el uso de las remesas desde esta perspectiva de la nueva economía de la migración con el fin de descifrar la función que cumplen en los escenarios que las perciben, tanto en la comunidad de origen, como directamente a los grupos domésticos. En el siguiente apartado se describirán los conceptos que serán analizados en el último capítulo de este trabajo.

2.1.1. La migración como estrategia de sustento enmarcada en el proceso de la Nueva ruralidad.

El interés principal de este apartado se centra en contextualizar las movilidades humanas como parte de una transición que experimentan las comunidades rurales a partir de un proceso mucho más complejo como el de la globalización, dentro del cual se enmarcan las recientes políticas de desarrollo que han perjudicado a las poblaciones agropecuarias con la apertura de los mercados internacionales. Este será el punto nodal que nos llevará a las reflexiones de lo “nuevo” en el ámbito rural, y de la migración internacional como una de las alternativas de subsistencia que los habitantes de estas zonas ha encontrado, formando parte de las expresiones de la “Nueva ruralidad” en las tres comunidades centrales del estado de Veracruz que han sido consideradas aquí. Ante los procesos de cambios que se ha venido gestando a lo largo de las últimas décadas, las comunidades rurales se han visto afectadas en diversos ámbitos de su estructura social y, más que nada, económica. Lo que ha llevado a los habitantes rurales a plantearse alternativas de sustento que les permitan hacer frente a sus dificultades económicas. La

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migración, a pesar de haber existido desde hace ya varias décadas dentro de la región de nuestro interés, se ha transformado de una de carácter regional e inter-regional a una migración predominantemente internacional laboral-indocumentada, como respuesta a estos cambios y a las turbulencias económicas por las que atraviesa el país, con las que resultan afectados aquellos quienes viven del campo. Los cambios a los que nos referimos [como ya se mencionó] son consecuencia de las políticas neoliberales instrumentadas en los albores de la globalización, las cuales han repercutido de manera sobresaliente en la movilidad poblacional hacia los países desarrollados, enmarcándola como consecuencia de los planes de desarrollo propuestos en este mismo margen, a partir de la década de los 80’s cuando en México comienza el periodo de gobiernos neoliberales con el presidente Miguel de la Madrid.

El medio rural ha experimentado cambios muy importantes en los últimos cuarenta años, en los distintos continentes y con efectos muy diversos por región y por país. Pero puede hablarse en términos generales de tres grandes cambios: a. Demográficos: como resultado del éxodo masivo en los años sesenta y setenta, tanto en Europa como en América, y el fenómeno de la "contra-urbanización" en algunos países europeos en los años setenta. b. Económicos: que se originan por el declive de la agricultura y, en algunos países, por la nueva visión que el mundo urbano tiene del medio rural, que ha dado lugar a una mayor diversificación. c. Institucionales: debido a la descentralización política que pretende dar mayor poder a lo local y lo regional, obviamente con desarrollos desiguales en los distintos países y continentes, y a la supra-nacionalización de la política agraria, de manera especial en la Unión Europea (Ceña en: Pérez C. 2001: 20).

Son estos cambios los que han alterado las formas de producción y reproducción social, e incrementado las diversas maneras de obtener ingresos en estas zonas campesinas. Lo anterior facilitará la comprensión de las razones que llevan a los sujetos de estudio a tomar la decisión de migrar. De la misma manera, será el eje que nos conducirá a percibir las intenciones que tienen los migrantes al momento de invertir sus remesas. Considerando así a esta migración como parte de los procesos que caracterizan a la Nueva ruralidad, generada por la globalización y las políticas impuestas por el neoliberalismo, a partir del fracaso de las políticas de desarrollo, se pueden entender diversos hechos que acontecen en las poblaciones de origen de migrantes hacia Estados Unidos.

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Así pues, centrando la importancia de estas movilidades recientes como síntoma o expresión de la nueva ruralidad, éstas se vuelven parte de una “estrategia de subsistencia del grupo familiar” (Kay, 2009), lo cual repercute en las responsabilidades que corresponden al Estado, en materia de desarrollo y disminución de la pobreza en comunidades marginadas, pues la migración se convierte en una fuente importante de entrada de divisas a través de las remesas, lo que para el gobierno resulta provechoso. Es entonces cuando, encima de ocuparse por cubrir sus necesidades substanciales,

los

migrantes llegan a considerase ‘agentes de desarrollo local’, pues existe la opción de canalizar los fondos provenientes de las remesas para impulsar la productividad de sus cultivos, a través de programas instrumentados por diversas instituciones, que finalmente suceden y operan bajo la misma lógica capitalista. Sin embargo, no es el objetivo analizar la funcionalidad de estos programas. Es pertinente señalar que los procesos migratorios, generalmente son abordados a partir de sus efectos a nivel macro, por lo que los datos minúsculos, sobre los cuales se pretende aterrizar aquí, son con frecuencia marginados por los estudiosos de la materia. Es necesario, asimismo, hacer una diferenciación sobre los macroprocesos que implica el fenómeno de la migración de los microprocesos a los que responde el destino de las remesas, en concreto. Es decir, además de las causas [estructurales] que orillan a la gente a migrar, existen los motivos [individuales] que llevan a la gente a tomar la decisión de migrar (Singer, 1979). Lo mismo sucede en el caso de las remesas y su inversión, veremos que es evidente que el uso de éstas va más de la mano con estos microprocesos, al ser parte de una alternativa de subsistencia del grupo doméstico en las comunidades de origen, debido, entre otras cosas, a todo lo que implica la experiencia migratoria y la repercusión sobre el migrante y su familia, dado que la migración puede generar cambios en los imaginarios culturales y en las percepciones de la vida y la cultura (Freyermuth, 2009), sobre todo al retorno de los migrantes. El retorno de migrantes a sus comunidades de origen se da por varias circunstancias que, lejos de ser una opción, más bien parece ocurrir por motivos de arraigo hacia la tierra que los vio nacer, además de que el distanciamiento de la familia les produce un fuerte sentimiento de nostalgia. Aunque en algunos casos se da por razones personales [no

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precisamente sentimentales], por deseos o ilusiones que se tienen de intentar salir adelante desde su hogar, junto a la familia, aunque aseguren muchos de ellos, que el ‘otro lado’ les ofrece más alternativas en el rubro económico11. Este se considera un motivo por el que pocos migrantes son imaginados como agentes de desarrollo al retorno de su experiencia migratoria. De hecho, Van Hout y Davis (2008) señalan que últimamente se ha hecho énfasis en que el lado positivo del retorno puede estar ligado al desarrollo del país de origen12. Lo que declara el enunciado anterior no es característica propia del retorno, sino de todo el proceso migratorio, pues no sólo los que retornan sino también aquellos que permanecen en Estados Unidos y envían remesas, así como los migrantes pendulares13, pueden estar interesados en establecer los medios para una economía sólida en sus propias comunidades [aunque esto no sea parte de un plan de desarrollo como tal, o como el gobierno pretende que sea], o simplemente alcanzar un nivel estable de autosuficiencia al interior del hogar. Lo que está en tela de juicio es si realmente el desarrollo está en manos de estos actores sociales, o es mera demagogia política. Al respecto,

En 2003 el ministro holandés para la integración y asuntos de los migrantes, Rita Verdonk, propuso que la cooperación para el desarrollo debería considerarse como una estrategia con la influencia de los migrantes. El ministro de la cooperación para el desarrollo, Agnes van Ardenne, escribió en un memorándum político que, aunque la migración y la cooperación para el desarrollo no son lo mismo, están en estrecha relación; por lo cual, sugiere que un retorno viable puede ser posible a través de la cooperación para el desarrollo. Además de que el retorno sostenible podría contribuir al progreso. No obstante, mientras la política de los migrantes de retorno se aplica en gran medida a lo largo de Europa Occidental, poco se sabe sobre cómo los migrantes se las arreglan para rehacer sus vidas de nuevo al volver, ni mucho menos cómo contribuyen al desarrollo14. (Van Houte y Davis, 2008: 1411.1412)

En este sentido, varias agencias de gobierno se han dado a la tarea de fomentar un ‘adecuado’ uso de las remesas, mediante la instrumentación de programas de ayuda, con los que guían a los migrantes y sus familias hacia un mejor manejo de sus ingresos obtenidos 11

Lo cual se percibió en los resultados de las entrevistas realizadas en campo durante el año 2010, en las comunidades de origen. 12 Traducción propia. 13 Se denominan ‘migrantes pendulares’ a aquellos migrantes que van y vienen de Estados Unidos a sus comunidades de origen en intervalos de tiempo relativamente largos. 14 Traducción propia.

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en Estados Unidos. Para el caso de México, sobresalen los programas de gobierno como el 3x115, el cual no fue abordado en este trabajo, pues no es nuestro objetivo evaluar el funcionamiento de éste. Además de que no obtuvimos datos que corroboraran su funcionalidad en las comunidades aquí estudiadas. Por otro lado, el retorno no asegura la reinserción inmediata en tareas económicas en las comunidades de origen. Muy al contrario, los migrantes que no traen en mente un plan, o proyecto laboral, corren el riesgo de sentirse improductivos y se les complica la obtención de un empleo que les sea satisfactorio. En ocasiones la solución frente a esta situación es considerar nuevamente la migración. En la gráfica 2 se exponen los principales motivos por los que los migrantes de retorno que fueron entrevistados en las tres comunidades [Las Lomas, Texín y San Isidro] deciden regresar a sus lugares de origen, después de residir por un periodo de tiempo relativamente largo en Estados Unidos.

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“El Programa 3x1 para Migrantes apoya las iniciativas de los mexicanos que viven en el exterior y les brinda la oportunidad de canalizar recursos a México, en obras de impacto social que benefician directamente a sus comunidades de origen. Funciona con las aportaciones de clubes o federaciones de migrantes radicados en el extranjero, la del Gobierno Federal –a través de Sedesol-, y la de los gobiernos Estatal y Municipal. Por cada peso que aportan los migrantes, los gobiernos Federal, estatal y municipal ponen 3 pesos; por eso se llama 3x1”. http://www.sedesol.gob.mx/es/SEDESOL/Programa_3x1_para_Migrantes

30

GRÁFICA 2. Motivos de retorno en las tres comunidades.

41%

23%

21%

8% 6% 1% Deportación

Nostalgía de la Falta de dinero familia o empleo

Inicio de proyecto en México

Enfermedad

Otros

Elaboración propia con datos obtenidos de las 86 entrevistas realizadas a migrantes de retorno durante el trabajo de campo, 2010 para el proyecto CONACYT Vulnerabilidad, sustentabilidad y reorganización social en las localidades de origen ante la migración de retorno de veracruzan@s en Estados Unidos, desde una perspectiva de género. Número de convenio 109304.

Como se puede observar, el retorno no es precisamente parte de un plan para promover de nuevo la actividad agrícola como vía de desarrollo o medio de subsistencia al volver a la comunidad de origen; sin embargo, en los pocos casos encontrados más adelante

que serán abordados

la decisión surge durante el proceso de ‘reinserción laboral’ que sucede al

retorno. En algunos casos los migrantes que se establecen de manera permanente en Estados Unidos [y que no tienen intenciones de volver] envían remesas a sus familiares con el propósito de invertir en el campo. En este último caso es posible hacer referencia a procesos de ‘feminización de las actividades productivas’ en las comunidades de origen, pues las mujeres, generalmente esposas o madres de los migrantes, no sólo emprenden varios tipos de negocio, además de ser las encargadas del hogar y el cuidado de los hijos,

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sino que también se vuelven actores principales de la producción agrícola, aunque sea ésta únicamente para el autoconsumo. Así, el retorno puede suceder o no, dependiendo de los propósitos que el migrante y su familia tengan, así como de la forma de organizarse a partir de estos nuevos patrones de reacomodo en la economía doméstica derivados de la movilización hacia Estado Unidos. Muchos deciden permanecer en ‘el otro lado’ y seguir enviando remesas; otros alternan sus estrategias de sustento, yendo y viniendo de Estados Unidos a sus comunidades de origen. Para este trabajo, los migrantes de retorno merecen especial atención respecto a las inversiones que realizan con las remesas obtenidas en Estados Unidos, precisamente porque la experiencia migratoria engloba aspectos tanto económicos como sociales y culturales que influyen en su comportamiento y en la manera de percibir los sucesos que experimentan en su comunidad de origen, así como en el lugar de recepción a donde se dirigen cuando toman la decisión de migrar. Se observará que las decisiones que toman para la inversión de remesas se dan a partir de un ‘análisis’ que ellos mismos, ya sea consciente o inconscientemente, realizan sobre su situación en términos económicos que, no obstante, contienen en su esencia rasgos culturales de gran relevancia. En resumen, la inversión de remesas en la producción agrícola no está esencialmente ligada al retorno de los migrantes; sin embargo, fueron estos actores nuestra base de análisis, por todo lo que conlleva la experiencia migratoria, las expectativas que tienen a su retorno, y las implicaciones que esto tiene sobre el uso que se le da a las remesas.

2.1.2. Las remesas: entre la productividad y la subsistencia.

Dentro del estudio de la migración el tema de las remesas ha sido abordado desde diferentes ámbitos, sin embargo varios de los autores concuerdan que aún no existe una clara definición en torno al destino de las remesas. Por lo tanto, pretender enmarcar teóricamente este concepto resulta difícil. Si bien, se puede definir, desde varios puntos de vista, lo que las remesas pueden representar para las comunidades de origen de los

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migrantes, así como también lo que significan a nivel individual, dependiendo de las funciones asignadas.

Las remesas aumentan los ingresos de los receptores e incrementan las reservas en divisas de su país. Si se invierten, las remesas contribuyen al crecimiento de la producción; si se consumen, generan efectos multiplicadores positivos. Por tanto, las remesas compensan algunas de las pérdidas de producción que puede sufrir un país en desarrollo debido a la migración de sus trabajadores altamente calificados. (Munzele, 2009: 16)

Las remesas han sido de suma importancia dentro del rubro económico, no sólo a nivel micro sino a nivel macro [aunque no se estudie el impacto de las remesas en sí, sino todo lo que engloba el proceso de la migración] pues son la segunda entrada más importante de ingresos al país, después del petróleo. Entre enero de 2007 y marzo de 2011 ingresaron al país 98 mil 756 millones de dólares por concepto de remesas de migrantes que viven en E.U., y tan sólo en el primer trimestre del 2011 la recepción de remesas en el país fue de 5 mil 98 millones de dólares. (La Jornada, mayo 6, 2011). Cabe mencionar que el número de inmigrantes mexicanos en E.U. ha aumentado considerablemente. Según un estudio de la Dirección de Servicios de Investigación y Análisis de la Cámara de Diputados, 11 millones 900 mil ciudadanos de este país residen en el país vecino. (La Jornada, mayo 6, 2011). Las remesas han sido una vía por la cual las familias de los migrantes han podido subsistir ante el nivel de pobreza dentro de las comunidades de origen. Una de las principales necesidades que satisfacen las remesas es el gasto diario al interior del hogar; fuera de ello, la función de las remesas ha sido considerada de varias formas, a partir del uso que se hace de ellas, de ahí la importancia del impacto que causan tanto en las comunidades de origen, como en el país en general. Dependiendo del uso y de hacia dónde son dirigidas las remesas, para su estudio ha sido necesario clasificarlas.

Desde la macroeconomía podemos recuperar algunos modelos analíticos que nos permiten entender y dimensionar el peso e impacto de las remesas, dependiendo del carácter específico que ellas asuman. Analíticamente, con base en estos modelos podemos establecer una distinción entre dos grandes categorías: por un lado las llamadas remesas salariales (familiares), y por otro las llamadas remesas de capital (productivas). (Canales, 2008: 12)

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Para este trabajo se pretende abordar, de manera primordial, el tipo de remesas productivas pues, básicamente, el interés es entenderlas como formas de inversión que puede, o no, ser considerada como vía posible para el desarrollo de las comunidades de origen y destacar si realmente cumplen con esa función. El tipo de remesas familiares serán consideradas para establecer un margen de diferenciación entre ambas categorías y analizar el peso de cada una de las dos opciones: es decir, considerarlas como una alternativa de subsistencia y/o una vía para el desarrollo de las comunidades. Más adelante veremos si es aplicable el concepto de remesas productivas en las comunidades estudiadas. Primero trataremos de entender qué implica una y otra categoría.

a). Las remesas como agentes de desarrollo.

Como Canales (2008) ha planteado, las remesas enviadas por los migrantes a las comunidades de origen han sido frecuentemente consideradas como una posible alternativa para el financiamiento del desarrollo local, por lo que, en este caso, se consideran como “remesas de capital (o productivas) y corresponden a diversas formas de inversión privada o social, que no pasan por el presupuesto familiar” (Canales, 2008: 13). Para analizar esta posibilidad es necesario considerar que, desde el punto de vista evolucionista, la idea que prevalecía a mediados de siglo era que el desarrollo podría llevarse a cabo sólo mediante la industrialización. Los países desarrollados propusieron, entonces, conducir a los países subdesarrollados las técnicas y los medios para iniciar con su propio desarrollo. Para lograr dicha propuesta era necesaria la intervención del Estado para dirigir a la sociedad a la etapa final del desarrollo. Sin embargo, a finales de los setenta, la crisis del Estado de bienestar en los países industrializados, y por consiguiente del modelo de desarrollo e industrialización de las economías latinoamericanas, conlleva una nueva configuración espacial y social de la desigualdad y la exclusión económica. De ahí que surjan nuevos significados y alcances para la propuesta de ‘desarrollo local’ (Ramírez M. y S. González, 1999).

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El desarrollo local es el deseo de que el propio medio inicie un proceso de desarrollo, que desemboque en una economía regional próspera basada en las iniciativas y los conocimientos de sus habitantes y de las empresas de la región. Idealmente el desarrollo local lleva consigo una reducción en la dependencia de la región a los gobiernos y los agentes económicos de la región (Polése en: Ramírez M. y S. Gonzáles, 1999: 110).

En este sentido, el desarrollo local se entiende como la iniciativa de salir adelante desde las propias comunidades, a partir de los recursos con los que se cuenta, siempre y cuando sea en conjunción con organismos o instituciones que incentiven el desarrollo. Así, M. Ramírez y S. González (1999) consideran que una de las iniciativas que se puede tomar en cuenta como vía para el desarrollo local es el aprovechamiento y la reorientación de las remesas de migrantes enviadas a sus comunidades de origen. En este punto cabe preguntarse si las remesas son realmente una alternativa viable para impulsar el desarrollo en las comunidades de origen. Tal parece que los gobiernos locales se han ido desentendiendo de su participación como agentes y promotores del desarrollo, debido a la falta de mecanismos con los que puedan financiar proyectos y apoyar a los habitantes que buscan impulsar el desarrollo de sus propias comunidades. Siendo lo anterior consecuencia de la apertura de la economía nacional a las tendencias de los mercados internacionales y las crisis económicas que ésta trajo consigo, tomando así, como alternativa de financiamiento, las remesas de los migrantes (Ramírez M. y S. González, 1999). Por otro lado, el efecto multiplicador que las remesas pueden tener al activar el funcionamiento de la economía local en conjunto sucede, por ejemplo, cuando se invierte en la construcción de casas habitación pues se incentiva automáticamente a los fabricantes de materiales para la construcción en general (Ramírez M. y S. González, 1999). Lo que importa en este punto, no es precisamente este posible ‘efecto multiplicador’, sino más bien la posible dinámica que las remesas pueden lograr como medio de desarrollo, como varios organismos estatales han venido suponiendo. Una posibilidad es que los migrantes y sus familias se vean encaminados a invertir en sus parcelas o en compras de terrenos y fincas para el desarrollo de su productividad, buscando

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y experimentando con diferentes tipos de cultivo, más que nada de temporal, para lograr una producción perenne.

El enfoque sobre el impacto de las remesas y el papel de los migrantes en el desarrollo es coherente con los principios que sustentan las nuevas políticas de desarrollo y combate a la pobreza impulsada en la última década. A diferencia del carácter asistencialista que estaba impregnado en las anteriores políticas de combate a la pobreza, este nuevo enfoque traslada el eje de atención a la promoción de una correcta gestión de los activos y recursos de los pobres para que ellos mismos enfrenten y superen su situación de pobreza y vulnerabilidad. Según este enfoque, los pobres pueden ser los protagonistas del proceso de desarrollo porque cuentan con los recursos necesarios para tal fin, entre ellos las remesas16. En todo caso, tan sólo necesitan aprender a usarlos y gestionarlos correctamente. (Canales, 2008: 39).

Este discurso demagógico referente al impacto de las remesas sobre el desarrollo local/rural al que varios organismos como el Fondo Monetario Internacional [FMI], Banco Interamericano de Desarrollo [BID], Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos [OCDE], Banco Mundial, entre otros, han prestado atención, ha causado una serie de debates en torno a su pertinencia; sin embargo, no parecen haber suficientes fundamentos empíricos que prueben la viabilidad de este enunciado. Incluso si existieran casos en los cuales las remesas, en efecto, son una vía adecuada para el desarrollo, el Estado no tendría por qué deslindarse de las responsabilidades que tiene con estos grupos sociales.

b). Las remesas como estrategia económica de subsistencia.

En parangón con la idea de que las remesas pueden ser una vía alternativa por la que se puede llegar al desarrollo, se encuentra una posición que asume la función de las remesas como una mera estrategia con la que los grupos domésticos de las comunidades afectadas, con toda la reestructuración económica, han contado a través del envío y la recepción de las mismas a manera de salario, y con las que pueden asegurar su producción y reproducción.

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Subrayado mío.

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Las remesas salariales (o familiares) corresponden a transferencias directas para su uso familiar, ya sea para el consumo (remesas salario) para ser ahorradas en función de un consumo familiar futuro, o para casos de emergencias familiares, o bien para sustentar los gastos de la reproducción de los usos y costumbres familiares que implican la reproducción de sus relaciones culturales (Canales, 2008: 12).

De esta forma, las llamadas remesas familiares o salariales, a diferencia de las productivas, se destinan fundamentalmente al gasto diario de la unidad doméstica. Brettell (2000) retoma esta idea de Holmes, quien asume a la migración [y por consiguiente a las remesas] como una estrategia que ha permitido a las familias campesinas persistir en el siglo XX. En un sentido muy vago, las estrategias son, según el diccionario de la Real Academia, el “conjunto de las reglas que aseguran una decisión óptima en cada momento”. Por un lado, las llamadas estrategias de subsistencia están enmarcadas dentro de la acción social17, en respuesta a la crisis global, y son fruto de una contingencia a la que los campesinos se han visto enfrentados en sus comunidades rurales ante una ruptura en la estructura de su economía local. En este sentido “la subsistencia se basa en un intercambio precario de mano de obra contra dinero” (Lomnitz, 2003: 11) que supone una decisión individual. Por su parte, las estrategias de supervivencia, que son para Gustavo Esteva “un dispositivo provisional, transitorio, que permite irla tirando y resistir… mientras pasa el chaparrón” (1988: 321), implican la totalidad de un sistema de relaciones sociales (Lomnitz, 2003), por lo que la acción, en este sentido, “va acompañada de representaciones simbólicas enraizadas en una ética histórica colectiva que los actores inevitablemente incorporan a su acción” (Moguel y Moreno, 2005: 144). Se tiene, entonces, que estas estrategias permiten mantener la producción económica de los grupos domésticos, así como su reproducción social.

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Para Max Weber la acción es la conducta que posee un .Ello entraña para Weber, que la conducta humana intencional tenga que explicarse por parte de la sociología teniendo en cuenta significados subjetivos, además de las condiciones objetivas en las que se produce. Según Weber, las causas de la acción de los seres humanos deben explicarse de acuerdo con las intenciones que las inspiran y las consecuencias esperadas por ella, es decir, su propósito. La acción social para Max Weber “quiere decir una acción tal, que se relaciona con la conducta de los demás según el sentido atribuido por el actor o por los actores y está orientada a ella en su desarrollo” (Weber en, Luckmann; 1996; 21), por lo que se deben comprender los motivos y significados que mueven al sujeto o actor (Diccionario de sociología, 2006; 5).

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A partir de lo anterior y tomando como punto de partida los objetivos para este trabajo, se puede deducir que los motivos por los que se ha acrecentado la migración, básicamente, corresponden a la precaria situación económica ocasionada por el descuido que el Estado ha tenido respecto al campo. Además, de que éste ha dejado de lado los proyectos para impulsar el desarrollo rural, mediante los cuales es posible emprender las actividades agropecuarias que solían ser la principal entrada económica de los hogares rurales. En este punto, la mayoría de los migrantes aseguran que de no ser por el trabajo y las remuneraciones obtenidas en el ‘otro lado’ sería casi imposible lograr construir una casa, comprarse un coche, apoyarse con el gasto diario, o seguir trabajando la tierra, entre otros. Al respecto, Moguel y Moreno (2005: 156) señalan que “la contingencia, origen de la vulnerabilidad de los pueblos, puede ser reconvertida en opciones de desarrollo local y en fuente de generación de identidad”.

La migración a Estados Unidos sigue siendo de índole económica pero su fin, más que la estricta sobrevivencia, atiende a otra racionalidad que tiene que ver con la elevación de la calidad de vida y con la búsqueda de oportunidades, que lleven a cumplir metas específicas de acumulación. (López, 1988: 294)

Aunque los cambios ocurridos a partir de la crisis agropecuaria estén insertos dentro de un proceso global, el Estado debería atender a las carencias de las comunidades afectadas; como esto no ha sido así, los actores sociales dentro del escenario rural se han convertido en protagonistas al planear sus propias estrategias para sobrellevar las dificultades económicas, y han sido ellos quienes implementan nuevas formas de mantener una base económica llevadera, asegurando su reproducción en un escenario, por más, crítico.

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2.2.

Consideraciones metodológicas.

El trabajo de campo correspondiente a esta investigación se realizó en distintas etapas, debido a que está inmerso en un proyecto de mayor envergadura. Para esto fue necesario establecer parámetros antropológicos que nos permitieran el acercamiento a la realidad en la que se encuentran nuestros objetos de estudio.

El tipo de investigación que ha caracterizado a la antropología, y que la distingue de otras disciplinas, requiere del desarrollo de una metodología y de técnicas particulares que favorezcan un clima adecuado para el acercamiento entre las partes. Las aproximaciones cualitativas son privilegiadas sobre las cuantificaciones estadísticas porque, en gran medida, el objetivo antropológico no es la demostración de un fenómeno por su recurrencia en términos de frecuencias numéricas, sino la aprehensión del significado que un grupo social específico confiere a sus formas concretas de vida. (Córdova, 2003; 23).

Tal como se menciona en el texto arriba citado, hemos dado mayor peso a la información que nos proporciona los datos cualitativos, para elaborar una interpretación sobre los testimonios proporcionados durante la investigación de campo. Aunque los datos cuantitativos cobran gran importancia para ilustrar la dimensión de nuestro fenómeno estudiado. En las siguientes líneas se hará un recuento sobre los pasos seguidos durante este proceso para obtener la información empírica. Cabe señalar que la información se recabó a través de una etnografía realizada en las comunidades de nuestro interés.

Hacer etnografía es como tratar de leer (en el sentido de "interpretar un texto") un manuscrito extranjero, borroso, plagado de elipsis, de incoherencias, de sospechosas enmiendas y de comentarios tendenciosos y además escrito, no en las grafías convencionales de representación sonora, sino en ejemplos volátiles de conducta modelada (Geertz, 1996: 24).

El primer acercamiento a nuestros sujetos de estudio se dio a partir de la revisión de encuestas y bases de datos capturadas durante el proyecto anterior Migración Internacional, alternativas de desarrollo y manejo de recursos naturales por género en comunidades cafetaleras del Centro de Veracruz, dirigido por la Dra. Rosío Córdova Plaza y la Dra. Ana

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Isabel Fontecilla Carbonell del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales de la Universidad Veracruzana y financiado por Fondos Mixtos del Gobierno del Estado CONACYT, con número de convenio 68330, y por Internacional Development Research Centre de Ottawa, Canadá, con número de convenio 105046 -001. En estas encuestas, elaboradas por los integrantes de dicho proyecto, identificamos el nombre de los migrantes, o bien de sus familiares [cónyuges, hijos, padres etc.], sin tomar en cuenta a los migrantes nacionales, es decir, aquellos que migraron a Tijuana, Sinaloa, Mexicali, La paz y la Ciudad de México. De esta manera, se elaboró una lista con los datos encontrados [con nombres, números de vivienda, identificación de los migrantes, etc.] que permitió el primer contacto con la gente de las comunidades, lo cual dio pie a un rastreo en bola de nieve18 para localizar los demás casos de migrantes e identificar a aquellos que ya habían regresado. En la tabla 3 se muestra el total de hogares que fueron encuestados, así como el número total de migrantes encontrados y el número total de migrantes encuestados en las tres comunidades durante el proyecto arriba mencionado.

TABLA 3. Número total de hogares, migrantes y encuestas realizadas por comunidad, durante el proyecto Migración Internacional, alternativas de desarrollo y manejo de recursos naturales por género en comunidades cafetaleras del Centro de Veracruz, 2008. Comunidad Las Lomas Texín San Isidro Total

Hogares

Migrantes

164 112 97 373

63 53 46 162

Migrantes encuestados 59 39 30 128

Elaboración propia con datos tomados del proyecto CONACYT-68330

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Esta técnica consiste en que cada individuo en la población nombre a otros individuos en la población, los cuales tienen la misma probabilidad de ser seleccionados. A los individuos que son escogidos, se les pide nominar a otras personas. Para adquirir un grupo de estudio que se aproxime a una muestra aleatoria, una condición muy importante es que el primer grupo de encuestados (en la etapa cero) debe ser seleccionado aleatoriamente. El supuesto subyacente es que, los miembros de la población escondida no viven en completo aislamiento, es decir, tienen por lo menos una “red social” con la cual es posible contactarlos.

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Terminado el registro con los nombres de los migrantes de retorno de las tres comunidades, se realizaron las entrevistas y se aplicó la encuesta con los instrumentos que anteriormente se habían elaborado; así surgieron más nombres y casos de migrantes de retorno que se iban registrando para su localización. La entrevista es un intercambio verbal que nos facilita reunir los datos con base en preguntas relacionadas con un tema en específico. Se trata del encuentro cordial entre un entrevistado y un entrevistador, o bien de un emisor y un receptor; este encuentro interpersonal permite recuperar información del pasado que no han sido observadas directamente. Por su parte, la encuesta es un instrumento que nos ayuda a identificar las dimensiones del problema y sus características generales, lo que facilita la descripción del fenómeno observado (Galindo, 1998). El tipo de levantamiento, en este caso, fue personal. Parte de la información se recabó durante los periodos de trabajo de campo realizados entre mayo y diciembre de 2010, en temporadas de aproximadamente un mes cada una, en las comunidades de Texín, municipio de Teocelo; Las Lomas, municipio de Coatepec; y San Isidro, municipio de Jilotepec, todas ellas ubicadas en el centro del Estado de Veracruz. En estas comunidades se llevó a cabo, en una primera etapa del trabajo de campo, la aplicación de una encuesta19 y entrevistas a profundidad20 en casos de familias que declararon tener migrantes de retorno21, cuyo contenido abarcaba temas sobre: la experiencia laboral, la experiencia migratoria, la relaciones sociales, motivos de la migración y de retorno, adquisición o propiedad de tierras, entre otros. El número total de migrantes de retorno registrados en las tres comunidades fue de 104, de los cuales 18 se mostraron indispuestos y 86 accedieron a la entrevista y a la encuesta. El número total de entrevistas realizadas es de 89 debido a que, en algunos casos, se realizó entrevista, pero no se aplicó la encuesta. En la tabla 4 que se presenta a continuación, se 19

Se realizaron un total de 86 cuestionarios en los grupos domésticos que contaban con migrante(s) de retorno. El número total de migrantes de retorno registrados fue de 104, sin embargo, no se pudo aplicar encuesta ni entrevista en 18 de estos casos. 20 Se realizaron 89 entrevistas en total, debido a que el material de la encuesta no estaba disponible en esa etapa del trabajo de campo. 21 En ocasiones la encuesta y la entrevista se realizó a familiares del migrante de retorno (hijo[a], madre, o padre), debido a que el migrante se encontraba trabajando. Aunque la mayor parte de veces se logró encuestar y entrevistar al migrante de retorno.

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detalla el número de migrantes de retorno localizados y el número de migrantes de retorno encuestados por comunidad.

TABLA 4. Número total de migrantes de retorno localizados y encuestas realizadas por comunidad.

Comunidad Las Lomas Texín San Isidro Total

Migrantes de retorno localizados 30 39 35 104

Migrantes de retorno encuestados 23 34 29 86

Elaboración propia con datos obtenidos del proyecto: Vulnerabilidad, sustentabilidad y reorganización social en las localidades de origen ante la migración de retorno de veracruzan@s en Estados Unidos, desde una perspectiva de género, 2010, número de convenio 109304.

Al concluir la temporada de campo se codificó la información obtenida en la encuesta de acuerdo con los temas y se vació en las bases de datos, con el fin de organizar en cifras la información acumulada de manera cuantitativa, al tiempo que se iban transcribiendo las entrevistas para obtener los datos cualitativos. Después de terminar la transcripción de entrevistas, lo que prosiguió fue el análisis de las mismas, es decir, se elaboró un ‘código’ referente a los temas tratados en el guión, y se vació la información en carpetas, cada una con la etiqueta temática correspondiente para organizar los datos obtenidos y de esta manera facilitar la búsqueda en lo que respecta a las referencias de los datos empíricos. Se enumeraron todas las entrevistas, que suman un total de 89 entre las tres comunidades, se organizaron en una base de datos con información básica de su contenido y se elaboró un catálogo con contenido relevante de cada una de las entrevistas. Con la aplicación de la encuesta se obtuvieron datos cuantitativos para ilustrar en cifras la situación migratoria, económica, de organización, envíos e inversiones de remesas, entre otras, de las comunidades antes mencionadas. En el caso de las entrevistas, se tuvo como

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objetivo obtener los datos cualitativos, con el fin de indagar lo que la gente piensa y cree sobre el tema, así como su propia experiencia como migrantes. En una segunda etapa del trabajo de campo, la cual se hizo a finales de febrero y principios de marzo de 2011, se realizaron un total de 9 entrevistas de las 16 personas [migrantes] que declararon haber invertido las remesas en actividades agropecuarias. El contenido de estas entrevistas abarcó únicamente el tema de inversiones en actividades agropecuarias [monto aproximado de la inversión, cantidad de tierra adquirida, motivos por los que se decidió invertir en el campo, tipos de cultivo en el que se invirtió, uso que se le da, el encargado de administrar los cultivos, participación de la familia, entre otros].

TABLA 5. Número total de hogares, migrantes de retorno encuestados y número de migrantes que declararon invertir en el sector agropecuario. Comunidad Las Lomas Texín San Isidro Total

Hogares

Migrantes de retorno

164 112 97 373

23 34 29 86

Inversión agropecuaria 3 7 6 16

Elaboración propia con datos obtenidos de los proyectos CONACYT: Migración Internacional, alternativas de desarrollo y manejo de recursos naturales por género en comunidades cafetaleras del Centro de Veracruz (2008), número de convenio 68330; y Vulnerabilidad, sustentabilidad y reorganización social en las localidades de origen ante la migración de retorno de veracruzan@s en Estados Unidos, desde una perspectiva de género (2010), número de convenio 109304.

En el caso de Las Lomas, se registraron un total de 30 migrantes de retorno, se logró entrevistar y encuestar a 23 de ellos. De estos 23 migrantes, únicamente 3 declararon haber invertido las remesas en actividades productivas en el campo; de estos 3 casos se realizaron 2 entrevistas, encontrando un caso muy interesante de inversión en el campo, el cual será abordado en el capítulo IV. En la comunidad de Texín se registraron un total de 39 casos de migrantes de retorno, de los cuales 34 fueron entrevistados y encuestados. De los 34 migrantes entrevistados, 7 de

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ellos declararon haber invertido las remesas en tierras para el cultivo. Posteriormente, se realizaron entrevistas a 3 de ellos, para obtener datos específicos sobre tal inversión y sobre los motivos por los que decidieron invertir en esta actividad. En la comunidad de San Isidro el total de casos de migrantes de retorno fue de 35, de los cuales 29 fueron entrevistados y encuestados, y sólo 6 declararon su inversión de remesas en actividades agropecuarias. Sin embargo, durante la práctica de campo para la realización de entrevistas sobre este tema, 3 de ellos afirmaron no haber invertido en tierras para el cultivo, uno declaró haber invertido en un lote, pero para construcción, y solamente uno reafirmó la inversión en tierras para el cultivo de café. Se realizó un registro fotográfico de fincas, parcelas y pequeños solares, para plasmar la evidencia de tales inversiones. Aunque se presentaron dificultades al momento de obtener información, pues los migrantes se negaban a responder las preguntas relacionadas con el dinero y la cantidad de tierras obtenidas. En la mayor parte de casos esto se debía a la desconfianza o al temor de ser investigados por elementos del gobierno; o bien, temían ser delatados ante los demás habitantes de sus comunidades, lo cual podría ocasionarles problemas. A pesar de los obstáculos se logró cumplir parte del objetivo. No todas las entrevistas y encuestas se aplicaron directamente a los migrantes, hubo ocasiones en que se tenía que recurrir a sus familiares debido a que, los migrantes se encontraban trabajando. En estos casos, quienes facilitaban la información eran, regularmente, las esposas o las madres de los migrantes. En general, la mayoría de la gente tuvo buena disposición para responder las preguntas, sobre todo cuando se trataba con mujeres [esposas, hijas o madres de los migrantes], quienes se sentían con más confianza de responder y platicar. Sin embargo, hubo casos en los que se suspendió la realización de entrevistas y se tuvieron que reestructurar los guiones de entrevista para poder obtener la información, específicamente para obtener datos numéricos sobre las remesas y los motivos por los que los migrantes deciden invertir en el campo. Durante el proceso de recopilación de datos se presentaron dificultades de diferente índole tales como la indisposición de algunas personas para dar información. En otros casos, en

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los que sí se realizaron las entrevistas, hubo quienes no accedieron a cierto tipo de información en temas específicos como aquellos relacionados con sexualidad, pertenencias, propiedades, ingresos, remesas, entre otras, debido a diferentes motivos como pena, desconfianza, temor. Incluso, en algunos casos, se tuvo que presentar la credencial de elector para que los informantes se sintieran en confianza. Esta parte práctica del proyecto pudo ser más difícil de no haber existido un proyecto que lo antecediera, pues facilitó el trato con los habitantes de las comunidades quienes reconocían el proyecto anterior. Gracias a ello los habitantes de los tres poblados respetaban nuestra labor, e identificaban el proyecto; mostraron interés en responder las preguntas [salvo en casos excepcionales] y colaboraron de manera significativa.

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III. Describiendo la transición hacia una neo-ruralidad de tres comunidades del centro de Veracruz: Las Lomas, San Isidro y Texín.

Las comunidades rurales en el centro del estado de Veracruz se caracterizan por ser sociedades campesinas, pues hasta hace algunas décadas la principal fuente de sustento económico se basaba en las actividades agropecuarias tales como el cultivo de la caña y el café, principalmente. Sin embargo, durante las últimas décadas sus habitantes han enfrentado dificultades económicas debido a la crisis agropecuaria que se dio a partir de los años 70, lo que se refleja en las diferentes formas de subsistencia que han adoptado en los años recientes. Para la elaboración de este trabajo se han considerado tres comunidades ubicadas en esta parte central del estado de Veracruz: Las Lomas, Coatepec; Texín, Teocelo; y San Isidro, Jilotepec. En estas localidades el flujo migratorio es considerablemente alto a causa de las dificultades económicas.

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a). Las Lomas, Coatepec. Las Lomas es una pequeña comunidad localizada en el municipio de Coatepec, en la parte montañosa del centro del estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, se encuentra a una altura de 1143 metros sobre el nivel del mar. Para el 2010 la población de Las Lomas era de un total de 1,541 habitantes, de los cuales 753 son hombres y 788 son mujeres (INEGI; 2010). Este poblado se encuentra a un kilómetro adentro de la desviación de la comunidad de Puerto Rico, aproximadamente a siete kilómetros de la carretera federal Coatepec-Xalapa, vía Las Trancas. Limita al norte con el ejido de Pacho Viejo, al sur con la hacienda de Tuzamapan, al este con pequeñas propiedades, al oeste con el río Sordo y la hacienda La Orduña, y al suroeste nuevamente con el río Sordo y el ejido El Grande. (Domínguez, 2009).

Fuente: Google Earth, 2011.

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b). Texín, Teocelo. La comunidad de Texín se localiza en el Municipio de Teocelo, también en el Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, se encuentra a una altura de 1270 metros sobre el nivel del mar, con una latitud de 19°21’57”, y una longitud de 097°00’11” (INEGI; 2010). La localidad cuenta con 1,041 habitantes, según los datos arrojados durante el censo de población y vivienda de 2010 del INEGI; del número total de habitantes, 509 son hombres y 532 son mujeres. (INEGI; 2010).

Entrada a Texín, 2010. Foto por: Dulce Paulina Martínez Díaz.

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Fuente: Google maps, 2011.

c). San Isidro, Jilotepec.

La colonia de San Isidro es parte de una pequeña conurbación ejidal que incluye a La Concepción y la Colonia San Martín. Esta agrupación de localidades

constituye

al

asentamiento del ejido de La Concepción que está ubicada en el municipio de Jilotepec, en el centro del estado de Veracruz de Ignacio de la Llave. Se encuentra a una altura de 1150 metros sobre el nivel del mar, con una latitud de 19°36’23”, y una longitud de 96°54’26”; colinda al noreste con El Espinal, al sur con El Pueblito, al oeste con Vista Hermosa, al este con San Juan, al noroeste con San Pablo y al sureste con Tenampa y Tronconal. (Salas, 2009). Cuenta aproximadamente con 1,390 habitantes. Pasando Banderilla, antes de tomar la carretera hacia Puebla, está la desviación que conduce a Naolinco. Sobre esta carretera montañosa, y después de haber pasado el municipio de Jilotepec, se toma la desviación hacia La Concepción en donde se encuentra la colonia de San Isidro, no sin antes pasar por las comunidades de Linda Vista 1 y Linda

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Vista 2. La carretera que nos conduce a nuestro destino se caracteriza por sus peculiares curvas rodeada de cerros, que regularmente se recubren con la espesa neblina característica de esta zona.

Fuente: Google maps, 2011.

3.1.

Etnografía de los espacios.

Conforme lo que se pudo observar durante el trabajo de campo, estas comunidades [Las Lomas, Texín y San Isidro], en primer lugar, están habitadas por gente mestiza. Segundo, que estas familias mestizas, en general, no están organizadas en unidades domésticas como las referidas con anterioridad [al menos no en todos los casos], lo cual rompe con un modelo que se asumía como característico de lo rural, ligado a un origen indígena, y que fuera esta condición de familias extensas co-residentes organizadas para realizar las actividades económicas para el sustento. La mayor parte de familias22 en nuestras comunidades de estudio están compuestas por el matrimonio monógamo, y co-habitan en la 22

Me refiero aquí a ‘familia’ como una familia nuclear compuesta por el esposo, la esposa, y sus hijos.

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misma casa únicamente el matrimonio con sus respectivos hijos. Aunque también se pueden exceptuar algunos casos, pero son realmente muy pocos los que cumplen con la característica de una familia extensa23. A pesar de estas condiciones, la familia ---extensa o no

y la agricultura, en estas comunidades estudiadas, siguen en la dinámica laboral de

subsistencia, y en pocos casos, en la dinámica productiva de la cual obtienen beneficios extras, aunque ya no es la actividad primordial. Las casas habitación en estas comunidades cuentan generalmente con paredes y techo de concreto, pisos de loza y puertas de madera o herrería. Son excepcionales las casas cuya construcción es a base de madera y láminas como techo y piso de cemento o tierra, y éstas sobresalen en las partes más alejadas de la comunidad. La mayoría son viviendas modestas, aunque pueden notarse algunas un tanto más ostentosas, que regularmente pertenecen a aquellos quienes han migrado. Estas casas modestas se caracterizan por ser de un solo piso, distribuidas, la mayoría de ellas, por dos o tres piezas. Estas piezas funcionan, una como recámara en donde se enfilan camas o catres, dependiendo el caso, y otra pieza como cocina-comedor; en general, cuentan con un solo baño que se ubica ya sea fuera o dentro de la construcción, esto en las casas con dos piezas. Las de tres piezas poseen las mismas características, la única posible diferencia es que existe un espacio para la sala, la tercera pieza. Aunque, en estas casas puede ser que la sala esté en el mismo espacio que el comedor, o bien que la sala se encuentre en la pieza de la recámara. Al ingresar a estas viviendas lo primero que se puede observar son las recámaras, y algunas sillas para recibir a las visitas. Las camas están, como ya se mencionó, enfiladas; si se trata de una pareja sin hijos, sólo se podrá observar una cama matrimonial, si se trata de un matrimonio con hijos, entonces hay dos o tres camas, a veces las camas se separan o dividen con un ropero. Otras veces frente a la[s] cama[s] sobresale algún ropero e incluso vitrinas, en donde están colocados diversos objetos, entre ellos la televisión, el aparato de sonido [estéreo], muñecos, portarretratos; y en las vitrinas hay platos, vasos, sartenes,

23

Las familias extensas, por su parte, están compuestas por “una serie multigeneracional de familias nucleares que por lo general viven como un grupo doméstico común”. (Diccionario de antropología, 2007: 233).

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cacerolas. En las paredes cuelgan, a manera de adornos, fotografías, imágenes de santos, gorras, y objetos que parecen ser recuerdos de alguna boda, XV años o bautizos, relojes de pared, entre otras cosas. Las casas más vistosas se caracterizan por ser estructuras más elaboradas y mejor distribuidas espacialmente, pero no se escapan de esa manera peculiar en que los habitantes de las comunidades suelen colocar los objetos que atavían sus viviendas, de acuerdo con lo observado durante nuestras visitas. Estas casas, que sobresalen fácilmente al recorrer las comunidades de estudio, son construcciones de dos pisos, aunque hay una que otra con tres pisos. Durante el tiempo que se realizó el trabajo de campo, fuimos testigos del proceso de construcción de algunas de estas viviendas. Después de haber empezado el trabajo de campo y aún sin visitar muchas de los hogares, ya podíamos distinguir a quién [es] pertenecían dichas construcciones, generalmente eran de familias donde había algún migrante.

Calle principal de San Isidro, 2010. Foto por: Dulce Paulina Martínez Díaz.

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Por lo observado durante nuestras visitas a estas localidades, pudimos percatarnos de las diferencias que hay entre una vivienda en donde hay migrantes y una en donde la gente ha permanecido sin salir de su pueblo. En las casas en donde la construcción o remodelación se ha dado a través de la recepción de remesas de los migrantes, existe cierta particularidad en el estilo de la arquitectura. Regularmente los migrantes adoptan las características de las casas del lugar en donde residen o residieron en Estados Unidos, y de cierta manera intentan reproducir el modelo en su comunidad de origen, por lo que se vuelven un tipo de casas híbridas, combinadas con el estilo local y el estilo norteamericano. Pocas casas cuentan con pequeñas parcelas en donde cultivan alimentos para el autoconsumo; los propietarios y jornaleros que trabajan en el campo, regularmente tienen sus parcelas o fincas lejos de su casa.

Texín, 2010. Fotos por: Dulce Paulina Martínez Díaz.

La distribución espacial de las viviendas está más relacionada, por lo que se conoce, con el estilo de las casas urbanas; es decir, cada espacio está destinado para un uso en específico, y las divisiones están más marcadas: la sala, el comedor, la cocina, las recamaras, el baño o los baños, la cochera, etc. Sin embargo, lo que caracteriza a este tipo de viviendas híbridas es la manera en que se disponen ciertos objetos decorativos y, aún más que eso, los bienes materiales que la integran. Hay un caso, y un hogar, en específico en la comunidad de Las Lomas que nos llamó mucho la atención, debido a que el migrante de retorno en ese

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momento estaba desempleado, volvió de Estados Unidos con muy pocos ahorros [según su testimonio] y no tenía interés alguno en invertir o buscar algún trabajo para poder subsistir; no obstante a su total apatía durante la entrevista, lo curioso fue con lo que nos encontramos al ingresar a su casa. Esta casa, la de Margarito Arrieta, es de un solo nivel. La construyó con el dinero de las remesas, pues antes de migrar “vivíamos en una casita de pura madera, ora sí que de tabla, y la cocina era de carrizos… y con nylon para que no entrara el frio”, nos comentó el migrante. De su casa, únicamente pudimos conocer una pequeña parte, en dónde realizamos la entrevista. En esa parte, la sala, están dispuestos dos sillones, un librero que hacía, a la vez, de vitrina pues en él habían acomodados libros, revistas, además de osos de peluche, fotografías… frente al sillón más grande se podía apreciar una mesa de madera sin barniz y sobre ella una pantalla de plasma de aproximadamente 50 pulgadas y una consola de x-box [o play station] con sus respectivos controles. En las paredes colgaban, por un lado, la bandera de Estados Unidos y, por el otro, gorras y banderines de equipos gringos de beisbol, porque el señor se volvió aficionado a este deporte durante su estancia en Seatle, en Washington, Estados unidos. Este, me parece, podría ser un ejemplo de las casas y familias en un contexto neo-rural. Son pocos los migrantes que no han construido grandes casas, pero la mayoría de éstas se distinguen por lo que hay dentro de ellas, y en las tres comunidades resaltan este tipo de viviendas híbridas. Quizá en Texín sea menos expresiva la mezcla de estilos, sin embargo, en la parte baja de la comunidad hay, por ejemplo, dos o tres construcciones cuya fachada es singularmente de estilo norteamericano. No tuvimos la oportunidad de entrevistar a sus habitantes y, por consiguiente, no pudimos entrar a estas casas, pero, en efecto, pertenecían a migrantes, según testimonios de los vecinos. Las tres comunidades cuentan con todo tipo de servicios como sistema de drenaje, luz, agua potable, señal de telefonía celular [en puntos estratégicos], servicio de teléfonos fijos, servicio de transporte que conecta a los habitantes con otras comunidades, o bien con zonas urbanas. Texín fue la única comunidad en donde encontramos que cuenta con tomas de agua que bajan directamente de los manantiales [en temporada de calor suele ser escasa]. Observamos también escuelas primarias, secundarias, y preescolar; sin embargo, quienes

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asisten a la preparatoria tienen que salir de la comunidad, ya sea a Coatepec o a Xalapa en el caso de Las Lomas; a Teocelo, para el caso de Texín; y a Xalapa, Naolinco o Jilotepec en el caso de San Isidro. De igual manera, para realizar estudios universitarios, por lo regular los estudiantes viajan todos los días para acudir a las escuelas de nivel superior. Hay un centro de salud en cada comunidad que les brinda atención médica. Su economía agrícola se basa, principalmente, en el cultivo de la caña y el café, y en el caso de Texín se dedican, pocos de sus habitantes, a la ganadería. Aunque muchos de ellos han optado por realizar otro tipo de actividades productivas. Algunos de los pobladores se dedican a poner establecimientos de distintos tipos, dentro de los cuales destacan las tiendas de abarrotes. También encontramos talleres mecánicos, talacheras, pollerías, tortillerías, etc. Entre sus habitantes también hay quienes viajan a las ciudades más próximas a trabajar como taxistas, y mujeres que salen a emplearse en establecimientos como papelerías, centros comerciales y de autoservicio, y en algunos casos como empleadas domésticas. Estas formas de pluriactividad marcan una característica en la transición hacia una Nueva ruralidad en estas comunidades de Veracruz, y permiten observar los posibles procesos hacia la descampesinización. En las tablas 6, 7 y 8 se muestran las diferentes estrategias de sustento con las que los grupos domésticos de cada comunidad recurren para estabilizar su economía.

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TABLA 6. Estrategias económicas de los GDs de la comunidad de Las Lomas.

Estrategia Agricultura-empleo Agricultura Empleo Agricultura-empleo-negocio Agricultura-migración-empleo Migración-empleo Migración-empelo-negocio Agricultura-negocio Agricultura-migración-empleo-negocio Migración Agricultura-migración-negocio Agricultura-migración Negocio Migración-negocio Empleo-negocio

Hogares que usan esta estrategia 40 34 29 11 8 8 6 5 5 4 4 4 3 3 1

Fuente: Fontecilla Carbonell, Ana Isabel (2011). Conferencia de prensa “Livelihoods”.

TABLA 7. Estrategias económicas de los GDs de la comunidad de Texín.

Estrategia Agricultura Agricultura-empleo Empleo Agricultura-migración-empleo Agricultura-migración Agricultura-negocio Negocio Agricultura-migración-negocio Migración Migración-negocio

Hogares que usan esta estrategia 35 21 12 11 9 7 5 4 1 1

Fuente: Fontecilla Carbonell, Ana Isabel (2011). Conferencia de prensa “Livelihoods”.

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TABLA 8. Estrategias económicas de los GDs de la comunidad de San Isidro.

Estrategia

Hogares que usan esta estrategia

Empleo Agricultura Agricultura-empleo Negocio Migración-empleo Migración Migración-negocio Agricultura-negocio Agricultura-migración-empleo Migración-empelo-negocio Empleo-negocio Agricultura-migración Agricultura-migración-empleo-negocio Agricultura-migración-negocio Agricultura-empleo-negocio

17 12 10 10 8 6 6 5 5 5 4 3 2 1 1

Fuente: Fontecilla Carbonell, Ana Isabel (2011). Conferencia de prensa “Livelihoods”.

3.1.1. Uso del suelo y de la tierra.

La vegetación en Las Lomas está conformada por pastizales (18%) y bosques (13%). El uso del suelo está destinado a la agricultura en un 61% y un 8% pertenece a la zona urbana. En Texín el uso del suelo está destinado a la agricultura con un 66% y un 4% pertenece a la zona urbana, la cual está creciendo sobre terrenos que ya han sido previamente ocupados por la agricultura. El tipo de vegetación está compuesta por selva (19%), bosque (6%) y pastizal (5%). En San Isidro la vegetación está conformada por pastizales (20%), bosque (18%) y selva (13%). El uso del suelo está destinado un 5 % a la zona urbana y un 44 % a la agricultura. Las zonas urbanas están creciendo sobre terrenos que con anterioridad habían sido ocupados para la agricultura. (INEGI, 2010).

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Uno de los factores que ilustra esta transición conceptual de lo neo-rural que refleja las transformaciones que ocurren en estas comunidades es el cambio en el uso de suelo. En las tablas 9 y 10 se muestra el porcentaje de estos cambios por tipo de cultivo calculado en hectáreas en la comunidad de Las Lomas y en el ejido La Concepción, respectivamente, durante el periodo que va del año de 1995 al año 2004.

TABLA 9. Porcentaje de los principales usos del suelo en el ejido de Las Lomas, municipio de Coatepec, Veracruz. Periodo 1995-2004 Cambios 1995-2004

Usos del suelo

1995

2004

Malpaís

50.45%

48.9%

-1.55%

Caña

9.72%

8.30%

-1.42%

Café

38.54%

39.85%

1.31%

Otros usos

1.29%

2.94%

1.65%

Fuente: Tesis de licenciatura en geografía elaborada por Nora Nereida Martínez Murrieta, 2009.

TABLA 10. Porcentaje de los principales usos del suelo en el ejido de La Concepción, municipio de Jilotepec, Veracruz. Periodo 1995-2004 Cambios 1995-2004

Usos del suelo

1995

2004

Café

82.46%

75.14%

-7.32%

Caña

11.99%

17.96%

5.96%

Maíz

1.36%

2.69%

1.33%

Zona Urbana

4.08%

4.10%

0.02%

Fuente: Tesis de licenciatura en geografía elaborada por Lidia Salas Canela, 2009.

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Estos cambios en el uso del suelo en las comunidades rurales se dan como parte de las estrategias de subsistencia de los grupos domésticos, debido a que los campesinos buscan la manera de seguir produciendo, al menos para el autoconsumo, e intentan probar con otro tipo de cultivo o cultivos, que puedan cosechar para seguir trabajando el campo; o bien optan por abandonar la actividad agrícola, como consecuencia de la crisis agropecuaria antes mencionada, para dedicarse a otro tipo de actividad productiva con la que puedan obtener mayores ingresos, con lo cual se incrementa la pluriactividad de los grupos domésticos.

3.1.2. Aspectos generales de la migración en las tres comunidades.

Las causas que han dado origen al fenómeno de la migración en esta zona central son de diferente índole; sin embargo, sobresalen aquellas de factor económico. Las razones por las que la gente decide migrar, según datos obtenidos de las encuestas es la falta de empleo, pues aunque hay trabajo es mal pagado y la gente sale en busca de mayores ingresos con los que pueda, tan siquiera, cubrir los gastos básicos: educación, salud, alimentación, y vivienda. No obstante, existen otros motivos de la migración que corresponden a “factores socioeconómicos determinantes de los procesos migratorios en términos de la estructura global” (Lomnitz, 2003: 46). El incremento del proceso migratorio en esta zona, se debe a la crisis agropecuaria, sobre todo respecto a la caída de los precios del café y el desmantelamiento del aparato estatal que promovía su producción y regulaba precios de garantía, cuyos efectos comenzaron a notarse a principios de los noventa. Para entonces los pobladores empezaron a resentir la falta de ingresos y emprendieron la migración hacia el país vecino, en busca de mejores oportunidades.

La primera crisis cafetalera (1989-1994) y la helada de 1989, que asoló a gran parte de la sierra central, causaron una caída de 60 a 70 por ciento del ingreso de los productores, por el desplome de los precios internacionales y la destrucción de los cafetales, y propiciaron una primera oleada migratoria internacional de origen rural (Wiggings et al., en Mestries, 2003: 130)

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Aunado a estas causas que dieron pie a la crisis del café, se encuentran los motivos que ya han sido mencionados en el capítulo anterior. Tal es el caso del desinterés por parte del Estado para promover los quehaceres en el ámbito rural, escenario en el que resulta paradójico que los migrantes solventen la economía de los países que los han orillado a una exclusión de sus propios bienes.

GRÁFICA 3. Motivo de migración en las tres comunidades

Problemas económicos

1% 8%

Falta de trabajo

11%

Falta de oportunidades y bajo sueldo

6%

49%

6%

Para terminar construcción de vivienda Para comprar o construir vivienda

19%

Curiosidad, aventura, conocer Solventar gastos de enfermedad

Elaboración propia con datos obtenidos de las entrevistas realizadas en campo, 2010 para proyecto CONACYT Vulnerabilidad, sustentabilidad y reorganización social en las localidades de origen ante la migración de retorno de veracruzan@s en Estados Unidos, desde una perspectiva de género. Número de convenio 109304.

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IV. El destino de las remesas y la apuesta por la vía campesina: sobrellevando la improductividad agrícola.

4.1.

El uso de las remesas en la comunidad de Las Lomas, Texín y San Isidro.

El destino de las remesas al retorno de los migrantes a sus comunidades de origen varía dependiendo tanto de la situación económica de cada GD, como del interés personal que tienen hacia el logro de un deseo o anhelo. La experiencia migratoria y el hecho de haber vivido en un país extranjero, independientemente del tiempo de residencia, y de convivir con una cultura ajena, es un factor que influye en la visión que tienen los campesinos migrantes hacia la agricultura, lo cual muchas veces puede intervenir en la decisión sobre el uso de las remesas para las actividades agrícolas. Aunado a esto, las trayectorias laborales, tanto en Estados Unidos como en sus propias comunidades, muestran, de la misma manera, cierta influencia sobre la toma de decisiones. Sin darle mayor importancia a una u otra razón que justifique el destino de las remesas hacia distintos ámbitos y, en particular, al ámbito agropecuario, las evidencias resaltan que, efectivamente, ha sobrevenido un cambio en estas poblaciones rurales respecto al quehacer agrícola. Ahora es menos probable pensar en el campo y los cultivos como una forma factible de mantener una economía estable para el grupo doméstico, lo cual modifica también las relaciones personales al interior de éste, así como su reproducción social. En la gráfica 4 se muestra el porcentaje del destino de las remesas, de manera general, dirigido a distintos ámbitos en estas tres comunidades rurales ubicadas en el centro del Estado Veracruz.

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GRÁFICA 4. El destino de las remesas en los hogares de las tres comunidades (Las Lomas, Texín y San Isidro).

1% Despensa diaria

3% 9%

construccion de la casa

46%

16%

remodelacion de la casa compra de terreno Ahorro

25%

no especificado

Elaboración propia con datos obtenidos de las entrevistas realizadas en campo, 2010 para proyecto CONACYT Vulnerabilidad, sustentabilidad y reorganización social en las localidades de origen ante la migración de retorno de veracruzan@s en Estados Unidos, desde una perspectiva de género. Número de convenio 109304.

Se observa claramente que de los 86 migrantes de retorno encuestados, la mayoría tiende a utilizar el fondo de las remesas para el gasto diario [alimentación, vestido, educación y salud, principalmente]. Esto se debe a que la situación económica de las familias es débil, a causa de la falta de empleos bien remunerados, además de la falta de oportunidades para lograr una producción fructífera de sus cultivos, los cuales solían ser la base de sus ingresos. En este sentido, las remesas se perciben como un salario, pues cumplen la función de cubrir las necesidades básicas dentro del hogar. Varios de los migrantes de retorno que fueron entrevistados aseguraban que las remesas que enviaban o percibían sus familiares en sus comunidades de origen, no alcanzaban más que para ir subsistiendo diariamente.

…o sea no me mandaba mucho porque como dice que trabajaban en una fábrica y le pagaban a… creo que cinco dólares la hora, o sea que… y dice pos para la comida, pagar renta y todo eso y el ride que los anda trayendo… y sí, pero pos con lo que me mandaba

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pues si me ayudaba yo, siquiera para mantener a las niñas… (Esposa de José Ventura. Texín, 2010).

En otros casos, parte de las remesas era destinada al gasto diario y otra parte se iba ahorrando para la construcción de viviendas, como en el caso de Teodora Rivera que enviaba dinero para los gastos de sus hijos, quienes se habían quedado bajo el cuidado de la mamá de la migrante, mientras ella y su esposo trabajaban en Indiana, Estados Unidos. Declaró que, en un principio, enviaba dinero cada quince días y posteriormente, al tener los fondos suficientes para mandar a construir su casa, mandaba dinero cada ocho días. Otro caso, es el de Saúl Muñoz, quien enviaba dinero a su esposa para el gasto diario, y aunque él decía que ella podía gastar en lo que quisiera, no lo hacía porque no quería mal acostumbrarse. Sólo usaba el dinero para lo más esencial y el resto lo iba ahorrando, hasta que regresó su esposo y construyeron su casa.

… se le mandaba para todo, para gas, para el teléfono, este… o sea sí le decíamos para qué, para que ella, pues ¿cómo le diré?, o sea no dijera que no le mandaba para el gas o que no le mandaba para luz, y aparte pues lo de la despensa… cuando se empezó a construir se le mandaba cada ocho días, pero en lo que no se estaba construyendo, cada quince días (Teodora Rivera, San Isidro, 2010).

… pues para comer y para ahorrar para las cosas… él nos decía que cuidáramos el dinero porque cuesta mucho ganárselo allá, y no lo gastábamos, porque… nada más lo necesario. Mis hijas hasta se enojaban, porque decían que ‘él está allá, y nosotros estamos igual’, y yo les decía que teníamos que cuidar porque no sabemos si él sigue estando allá. Y todo lo que se ahorró, se ahorró para la casa, porque acá adentro no está revocado, nada más por fuera, porque no nos alcanzó, pero si se puso barda todo para atrás (María del Carmen, esposa de Saúl Muñoz, Texín, 2010).

En seguida sobresale aquel porcentaje dirigido a la construcción, seguido por la remodelación de casas. Uno de los motivos por los que la gente en estas tres localidades fundamentó su decisión de migrar, fue por el ‘sueño’ de poder tener una casa, o bien reconstruirla. En este caso, las remesas son vistas como una forma de inversión, aunque no es productiva, sino más bien una inversión doméstica privada (Canales, 2008). La mayoría de los habitantes que expresaron este deseo son familias que contaban únicamente con un

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cuarto pequeño, de madera en algunos casos; en otros, eran espacios prestados por los padres. Enunciaron que de no haber sido por la decisión de migrar, se les hubiera hecho más difícil poder hacerse de una casa.

Pues, le digo que no… no nos dio así como que para más. Nada más para la casa… bueno, toda la casa, porque se empezó desde abajo… porque vivíamos en un jacalito (Esposa de César, San Isidro, 2010).

Casa remodelada con remesas enviadas de Estados Unidos. San Isidro, 2010. Foto por: Dulce Paulina Martínez Díaz.

Por último, con el nueve por ciento del total de los migrantes de retorno encuestados, y según datos arrojados en las entrevistas, están aquellos quienes deciden invertir en la compra de terrenos, ya sea para la construcción de viviendas o en la adquisición de parcelas para el cultivo. De este nueve por ciento, más o menos un cuatro por ciento (9 migrantes de retorno) decidió invertir en la compra de terrenos para la actividad agropecuaria; en estos casos, las remesas cumplen la función de capital de inversión productiva, es decir que los migrantes, al no contar con ningún otro incentivo económico, ni con el apoyo del Estado

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para impulsar las actividades en el campo, se valen del ingreso que obtienen en Estados Unidos para intentar hacer fructífera su labor, e intentar salir adelante de esa manera.

Terreno adquirido con las remesas enviadas de Estados Unidos. San Isidro, 2010. Foto por: Dulce Paulina Martínez Díaz.

Los migrantes generalmente no se asumen en ningún momento como agentes de desarrollo, aunque los discursos del Estado y algunas instituciones así lo promulguen, pues los motivos que incitan a este tipo de inversión campesina son variados, y no son pensados meramente para el desarrollo local/rural, aunque pueden tener implícitamente ese efecto. Los migrantes ven en las remesas la forma de garantizar el sustento de sus hogares, lo que de otra forma sería prácticamente imposible. Más allá de este propósito, los mueve la idea de mantener el apego al campo, a la costumbre, a sus tradiciones y a una trayectoria laboral legitimada a través de la historia familiar. Sin embargo, ya sea de manera explícita o implícita, los migrantes y las remesas, han tomado un papel importante dentro de la economía de sus comunidades, lo cual repercute de manera sobrentendida en la economía

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del país, pues las remesas, como se mencionó con anterioridad, son la segunda entrada de divisas más importante. De la información recabada entre las tres comunidades no se encontraron indicios de la relación que se le atribuye a las remesas y el desarrollo, al menos no explícitamente. En los siguientes incisos veremos cuáles son las principales razones por las que los migrantes han decidido invertir en el campo.

a) El apego al campo - La actividad agropecuaria para el autoconsumo.

De los migrantes de retorno que fueron entrevistados para obtener los datos sobre la inversión de remesas, pocos fueron aquellos que expresaron un fuerte arraigo hacia la tierra y el cultivo, lo que explica la escasa inversión de estas remisiones monetarias en la actividad agropecuaria. Sin embargo existen algunas excepciones como el caso de Octavio San Gabriel de la comunidad de San Isidro; a pesar de haber migrado con la ilusión de construir su casa, al retornar de Estados Unidos, con el dinero que le sobró decidió comprar un pedacito más de terreno, por el gusto que tiene de trabajar el campo

Decidió invertir en un terreno para sembrar porque… bueno, pues en primera porque le gusta mucho a él todo lo del campo y él siempre ha… bueno, tiene otra finquita de café también, pero esa ya la tenía. Y pues se fue para allá para Estados Unidos y tenía un dinero y pues lo ocupó para eso, porque le gusta. (Brisia Arellano esposa de Octavio San Gabriel, San Isidro, 2011).

A pesar de poseer tierras y cultivarlas, Octavio no asegura el sustento de su familia con las actividades que realiza en el campo; no comercializa sus cosechas, sino que cultiva únicamente para el autoconsumo dentro de su grupo doméstico. Los ingresos para la subsistencia diaria los obtiene de otras fuentes laborales. Antes de migrar, por ejemplo, viajaba a la ciudad de Xalapa en donde tenía un empleo como velador; ahora que está de regreso en su comunidad se dedica a la intendencia en una escuela secundaria. Pero la esposa asegura que sí es un apoyo económico cultivar para el autoconsumo “porque si

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siembra uno frijol, pues tiene uno frijol, y pues si siembra elote, tiene uno para comer elotes o hacer tamales, y pues el café también” (Brisia Arellano. San Isidro, 2011). Varios de los casos de los migrantes que siguen trabajando en el campo, lo hacen ya sea por el gusto y el apego que se tiene hacia las actividades que se realizan ahí, o bien, por intentar mantener sus fincas con la esperanza de que vuelvan a ser subsidiadas algún día. Así, mientras esperan la temporada de cosecha del café, que se da una vez al año durante los meses de octubre, noviembre y diciembre, muchos de ellos se ven en la necesidad de buscar trabajos efímeros que los auxilien económicamente, sin dejar la ilusión de seguir siendo campesinos.

… ya ve que el café es por año la cosecha… y claro que cuando se acaba el trabajo aquí en la casa se va a trabajar a Xalapa (Mamá de Jesús Hernández, migrante de Las Lomas, 2010).

Esta combinación de estrategias ha resultado provechosa para algunos grupos domésticos que aún realizan actividades productivas en el campo, como por ejemplo aquellos que cuentan con un negocio propio en casa o aquellos quienes viajan a la ciudad para emplearse en distintos establecimientos; sin embargo hay quienes han ido abandonando poco a poco el campo para ir incorporándose a otro tipo de labores del sector secundario, hasta que dejan por completo la actividad agrícola. Respecto a lo mencionado en el párrafo anterior, a partir de las entrevistas realizadas, se observó cierta apatía hacia la actividad agropecuaria; apatía que ha sido generada, en muchos casos por aspiraciones a otro tipo de actividades con las que puedan tener un estilo de vida diferente. Pero también varios expresaron que al no tener aptitudes para sobresalir en otros ámbitos, no veían otras posibilidades más que dedicarse lo que su entorno les permite e intentan sacar a flote sus cultivos. Estas perspectivas influyeron en la decisión para obtener tierras y poder seguir trabajando el campo aunque no les resulte redituable.

… el campo es muy cansado y pues lo que se gana es muy poco y sinceramente no es ningún negocio… para nosotros no es ningún negocio, pero si no hay otra cosa que hacer con las responsabilidades que tenemos encima pues es eso lo que tenemos que entrarle y

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ellos que tienen la posibilidad de estudiar pues que estudien, mientras tengamos la posibilidad de ayudarlos pues los apoyamos (Germán Luis, Texín, 2010).

La gente del campo manifestó cierta decepción y muchas veces se notó algún sentimiento de frustración. Muchos de ellos desearían que el campo volviera a ser una actividad productiva rentable, que sus cultivos pudieran ser comercializados, y que tuvieran la oportunidad de ser competentes dentro del mercado, ya no digamos internacional, sino, por lo menos, nacional. Sobre todo, que el gobierno les ofreciera proyectos que dieran impulso a la producción de sus siembras, y recibir prestaciones laborales. A pesar de no ser así, pocos habitantes de estas comunidades siguen intentando que sus cultivos sean parte de una red mercantil, por lo que conservan y dan mantenimiento a sus fincas, con el propósito, también, de continuar asegurados y algún día recibir incentivos económicos por su jubilación, o bien mantenerlas como una forma de ahorro, para quizá en un futuro vender la finca en caso de cualquier imprevisto que pueda presentarse.

… dice él que a veces le dan ganas de ponerlo en venta porque como que no sale… No, porque, como le digo, si se mete al ingenio… porque ya después lo había sacado porque tampoco… o sea, si tiene rendimiento el cañal, por decir así de unos 28 que le dé el rendimiento así del cañal ¿no?, el ingenio se está cobrando como 18 y ya queda muy poquito. Luego de ahí tiene que… luego el ingenio se cobra esa parte, luego de ahí le vuelve a dar a usted por decir así, el abono, el fertilizante y algunos este… líquidos para matar hierbas, por decir el pasto. Pero de ahí, al siguiente ya se está descontando todo eso, por decir así, le da uno la azúcar, pero en el otro corte que viene, ahí ya se está descontando otra vez abono, fertilizante y, le digo, los líquidos esos para matar hierba. Y así otra vez, si le está dando otra vez otros 28, él se está agarrando otros 18, y así es poquito lo que le da a uno. Y o sea, no tiene chiste porque se la pasa uno allá trabajando y luego… sale mucho la tuza, el animal que corta la caña y si lo deja usted una semana, lo pierde… lo acaba. Hay que andar vuelta y vuelta en el terreno. Y a veces dan ganas de vender el terreno e invertirlo en refacciones y poner algo un poquito más grande… (Esposa de Fabián Rodríguez García, Texín, 2011).

En el caso arriba expuesto, el migrante decide conservar el cañal más que nada por el acceso al IMSS; en otros casos, los migrantes deciden conservar sus tierras o, como en el caso de Juan José Gutiérrez y su esposa Magdalena Larios de la comunidad de Texín (2010), acuerdan invertir en algún terreno porque es algo no se devalúa conforme pasa el tiempo, al contrario, adquiere más valor. Por lo que es una manera de asegurarse económicamente, pues en caso de una emergencia podrían vender sus propiedades. Por otro

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lado, resulta interesante que son algunos de los habitantes de esas mismas comunidades quienes ponen en venta sus fincas y parcelas porque ya no les reditúa y buscan nuevas formas de rentabilidad laboral.

El café de Texín, 2011. Foto por: Dulce Paulina Martínez Díaz.

b) Las trayectorias laborales: ¿Influyen sobre la decisión para invertir en el campo?

Antes de migrar por primera vez, los individuos eran trabajadores del campo o atendían sus propios establecimientos, o eran empleados en algún negocio en las zonas urbanas aledañas. Independientemente de las labores que desempeñaban, las razones que los orillaron a migrar coinciden con la precaria rentabilidad a la que estaban atenidos, fundamentando que cada vez era más difícil conseguir el sustento diario. Se encontró que las trayectorias laborales que caracterizan a la población migrante tienen un seguimiento al retornar a las comunidades de origen; en algunos casos muy específicos los migrantes

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realmente añoran el trabajo de su parcela y al regresar retoman las actividades agrícolas, dejando a un lado sus anteriores empleos. Otros vuelven con intenciones de sobresalir en otro sector laboral, debido a la experiencia de vida obtenida en Estados Unidos. Por otro lado, la trayectoria laboral de los migrantes en Estados Unidos puede determinar el destino de las remesas en sus comunidades de origen. Una de las problemáticas que se perciben con todo el proceso de la migración, y la migración de retorno, es que los individuos adoptan aspectos, ideas y costumbres que no pertenecen a los de sus sociedades particulares. Al volver al terruño, se enfrentan, de cierta manera, a un choque cultural, pues algunos de ellos adoptan muchos de los hábitos y formas de vida de los gringos, además de que sus expectativas laborales cambian, así como sus expectativas en cuanto a modo de vida. Como consecuencia, los migrantes que regresan ven a sus comunidades como incapaces de satisfacer sus ‘nuevas necesidades’. De esta manera, intentan retomar su vida mediante la reintegración familiar, en primera instancia, para después aminorar las diferencias con el resto de la comunidad. Una vez estando en el país vecino, muchas veces, las condiciones de estos individuos mejoraba, otras resultaban insatisfactorias, sobre todo cuando la gente arriesgaba todo por cruzar la frontera sin tan siquiera lograrlo. Lo cual resultaba frustrante; aun así, volvían a intentarlo. Todo con el objetivo de buscar un buen trabajo que les pudiera rendir económicamente, más que nada para los familiares que se quedan, porque, cabe mencionar, que las condiciones del emigrante establecido [temporalmente] en Estados Unidos, salvo algunos casos, no es del todo placentera, ya que por lo regular sufren la discriminación, y en ocasiones son juzgados como delincuentes. A pesar de todo, hay quienes se acostumbran a vivir a la manera de los norteamericanos, y al volver extrañan ciertas cosas que obtenían con mayor facilidad y mejor calidad en ‘el otro lado’: ropa, comida, calzado, electrodomésticos, incluso atención médica y educación, lo que en el país se ha vuelto más privatizado y, por consiguiente, menos accesible para los bolsillos. entonces por ese lado… llega uno aquí y… ¡híjole!, aquí el servicio médico es terrible, o sea... Yo les platico a mis papás que cuando ella nació, el cuarto solito para nosotros, mi esposo todo el tiempo conmigo y podías salir a comprar cosas, entrar, salir, o sea a cada rato. Cuando ella nació todas las atenciones para la niña, no me pidieron ropa, no me

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pidieron pañales porque ellos te lo dan todo. Durante mi embarazo, bueno… iba yo así a pláticas y me daban regalos para mi bebé… el apoyo para los niños es apoyo de pediatras, de un año sin ningún costo, se califica para no pagar el parto, no se paga nada durante el parto y aun así me atendieron de lo mejor y los primeros cinco años, cupones de despensa: leche, huevo, queso, lo básico… si no puedo darle leche materna, ellos me dan la leche para ella, o sea yo tengo que comprar muy poco, y pues ya de grandes se les da todas las facilidades de estudiar allá (Carmen, Texín 2010)

Por estas razones, para algunos de los migrantes que vuelven al país y a sus comunidades de origen es complicado adaptarse nuevamente a su estilo de vida, además de reincorporarse de nuevo a las actividades económicas de su pueblo. En algunas ocasiones se sienten indiferentes en cuanto a las labores agropecuarias y se rehúsan a volver a trabajar el campo. Dejan de sentirse identificados. Por otro lado, hay quienes, estando en Estados Unidos, nunca dejan de anhelar el retorno a su tierra. Siempre extrañan todo lo que se relaciona con su país, con su estado, con su gente y su familia; extrañan a sus esposas, sus hijos, la comida, las fiestas, las tradiciones, el idioma… y vuelven dispuestos a intentar salir adelante con lo que su comunidad les pueda ofrecer. Elías Muñoz un migrante de la comunidad de Texín, al regresar de Estados Unidos, invirtió cien mil pesos en una hectárea de tierras para cultivo de café y plátano, las cuales él trabaja por su propia cuenta. Decidió invertir en el campo porque siempre se ha dedicado a eso; antes de irse trabajaba en lo ajeno, era jornalero, y asegura que no hay como tener tierras propias (Entrevista a su esposa, 2010). Él decido no estudiar porque prefería trabajar en los cultivos; su visión hacía las actividades en el campo permaneció igual después de haber experimentado la migración, aunque también se vale de un establecimiento de abarrotes que le proporciona un ingreso económico extra. Saúl Ruíz (entrevista, 2010) compró aproximadamente hectárea y media en donde siembra café y árboles de limón qué él mismo se encarga de administrar. Saúl está en las expectativas de que sus cultivos rindan fruto porque no tiene otra forma de salir adelante, a pesar de trabajar de taxista por las tardes; además le gusta el campo y siempre se ha dedicado a trabajarlo, su trayectoria laboral en la cuestión agraria es bastante sólida, pues desde pequeño comenzó a cultivar junto con su padre y su abuelo, campesinos de antaño;

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sin embargo, no ocurre lo mismo con sus hijos, quienes ya no están tan interesados en seguir con la tradición agrícola. Saúl Ruíz volvió de Estados Unidos con la esperanza de sacar adelante sus fincas y no perder esa tradición laboral de su abuelo y su padre. En su casa tiene invernaderos en donde siembra ejote. Su caso será abordado más adelante de manera detallada.

4.2.

¿El campo para la subsistencia o para la productividad?

Las políticas impuestas por los gobiernos neoliberales no han permitido que el campo siga proveyendo frutos para quienes lo trabajan, excepto por las grandes agroindustrias que son las que acaparan la mayor producción para exportarla al mismo tiempo de sobreexplotar los recursos naturales en beneficio de las transnacionales. Así, se ha abierto una brecha hacia una mayor diversificación en las actividades productivas en las comunidades de origen de los migrantes, ante la necesidad de una solvencia económica perentoria. No es que el campo en sí haya dejado de ser productivo [lo es para las grandes agroindustrias y las agroexportadoras], sino que hay un vacío en las políticas estatales que no permite que el uso de la tierra sea el adecuado, pues es únicamente redituable para quienes tienen en las manos el poder de expropiar las tierras de los campesinos para beneficio de las agroindustrias. Los migrantes no se atreven a invertir en el campo porque saben que no les da para vivir, porque el gobierno no está dispuesto a impulsar las actividades agropecuarias, no mientras sus intereses estén basados en la explotación de mano de obra barata, y no mientras siga siendo el traspatio del país vecino, de quien recibe órdenes a diestra y siniestra. La gente migrante que ha retornado a estas tres comunidades centrales de Veracruz, y aquellos que no han visto a la migración como una alternativa, apelan los incentivos económicos con los que contaban anteriormente; sin embargo, cada vez se ven menos animados, por lo que prefieren arriesgar apostando a otro tipo de actividad para poder salir adelante y, en el caso de los indocumentados, optan por arriesgar hasta la vida con tal de

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cruzar la frontera, lo cual ha dado paso a la pluriactividad, incrementando el proceso de descampesinización en estas poblaciones rurales. Aquellos migrantes que permanecen y aquellos que han vuelto de Estados Unidos, tienen más oportunidades de sobresalir [mediante el envío/recepción de remesas] que aquellos que no han sido parte de este flujo migratorio y expresan que las posibilidades que ofrece el campo como actividad productiva son cada vez más escasas y ya no se atreven a invertir en ello.

… eran mis intenciones, yo por eso me fui, pero no se pudo, desgraciadamente, sinceramente hoy día yo miro la situación del campo y… a mí me gusta, me gusta ir al campo, pero no da para vivir. Invertir en él sería como… pues es triste decirlo, pero sería como invertir en algo que… sabemos de antemano que no vamos a recuperar la inversión. Desgraciadamente, al menos nosotros nos dedicamos a cultivar el café y la caña de azúcar, el café para que nosotros nos dé un valor, lo poquito que nosotros invertimos, tenemos que beneficiarnos, darle un valor agregado… para eso necesitamos un capital demasiado fuerte, imagínese le voy a contar un ejemplo con 20 o $30,000 no lo conseguimos porque hablamos así de $200,000 para que la inversión se saque adelante, darle ese valor agregado al producto que nosotros tenemos. Otra, la caña de azúcar pues dependemos directamente del ingenio… actualmente pues nos está dando todos los insumos para sacar adelante y para independizarnos de esa cosa nos cuesta exageradamente caro. Ahora, ¿cómo podemos invertir en lo que nosotros tenemos? Solamente intentar cambiar de cultivo que es lo que más o menos estoy… (Lucio Hernández, Las Lomas, 2010).

Para que el campo vuelva a ser eficiente y los campesinos tengan al apoyo suficiente, es importante que el Estado establezca políticas de mercado con las que se impulse el desarrollo rural, incrementando la producción agrícola. Cerrar las fronteras del libre comercio, o establecer una regularización comercial, y financiar proyectos que protejan los recursos del país, así como los derechos de los campesinos. Aunque, ante este escenario global y la modernización en puerta, el campo, los campesinos, y el medio rural puedan parecer ideas románticas, es cierto que estos no pueden dejar de ser parte importante para la producción de materias primas, al menos para el caso de México y Latinoamérica, en tanto que a través de sus actividades se mantiene la seguridad alimentaria. Si bien, no pueden desaparecer, tampoco pueden seguir atenidos a las imposiciones de los gobiernos neoliberales y enfrentándose a ese gran monstruo que es el capitalismo. Con todo lo ocurrido años atrás y lo que ocurre hoy en sus comunidades es

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factible que tiendan a dejar de ser campesinos, aunque más bien están encaminados [como todo] a transformarse adquiriendo nuevas formas de reproducción social y capital, conjugando sus actividades económicas; o bien, retomando la agricultura de subsistencia. Muchos jóvenes ya no tienen el mismo amor al campo, por lo mismo que ha dejado de ser tan rentable, así lo afirmó la madre de uno de los migrantes en Las Lomas (2010). Además, la gente tiene miedo de invertir en nuevos cultivos sin tener quien los asesore.

… pues es que debería ser algo que diera mínimo tres veces al año, porque el café sólo es una vez, aquí necesitamos a alguien que nos diga y hagamos las cosas sin miedo, porque aquí es lo que tiene la gente, no quiere invertir por miedo a arriesgar el dinero (Israel Sosa, San Isidro, 2010).

Sin embargo, pese a las dificultades por las que atraviesa el campesino migrante que ha retornado a su hogar en estas zonas rurales y que tiene ilusión de seguir produciendo la tierra, algunos de ellos han decidido buscar la manera de lograrlo. Puesto que el cultivo de la caña y el café es el que suele ser la base de la economía campesina en estas comunidades, y ahora son los más afectados con todas las políticas de mercado, que han causado la crisis, los migrantes de retorno están arriesgando su monedero al invertir en otro tipo de cultivo. Estos casos, que se presentaron en la comunidad de Las Lomas, han optado por la cosecha del limón persa, o al menos lo han considerado como una posibilidad apropiada.

¿Cómo podemos invertir en lo que nosotros tenemos? Solamente intentar cambiar de cultivo […]. Limón persa, yo conozco dos o tres personas y me dicen que a futuro si reditúa, en eso estoy yo, tratando de cambiar un poquito de cultivos… pues la intención de nosotros los pobres, probar a ver cómo nos va, igual fracasamos nuevamente, otra desilusión (Lucio Hernández. Las Lomas, 2010).

Aunque varias intenciones han quedado, justamente en eso, en el intento por el mismo miedo que les asalta, hay quienes sí se están arriesgando a cambiar sus cultivos para poder tener cosechas todo el año y, de esta manera, poder hacer redituable su trabajo, al mismo tiempo que siguen practicando la actividad que les gusta realizar, o que tienen que seguir haciendo al no tener otros medios por los cuales puedan solventar sus necesidades.

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Un caso ejemplar encontrado en Las Lomas, municipio de Coatepec, es el ya mencionado caso de Saúl Ruíz quien decidió cruzar la frontera después de haber sido despedido de su trabajó en la Central de Autobuses de Xalapa [CAXA], en el área del taller mecánico. Pagó su viaje a Estados Unidos con la liquidación que le dieron ahí. Estuvo viviendo en Minneapolis durante cuatro años y medio, trabajando en varios empleos: en un negocio de renta de sillas y mesas, en un estadio de beisbol, recogiendo nieve en las calles. Mientras estaba del otro lado enviaba dinero a quien en ese entonces era su esposa, para que cuidara los invernaderos que tenía en donde cultivaban tomate. Al regresar a su comunidad, invirtió en dos hectáreas de terreno que ocupó para sembrar árboles de limón persa, además de seguir cuidando sus invernaderos en donde ahora cosecha ejotes.

… ahorita estoy haciendo siembras de limón, ya me informé cómo está. Cultiva uno… cosecha uno cada veinte días. El café, pues es cada año, ¿no? Que son unos tres meses en los que se cosecha, entonces, si siembra uno cosas diferentes, prácticamente todo el año esta uno cosechado, pero sí se enfoca a una solo cosa… o sea, de que sí hay futuro, sí hay futuro ¿no? Sólo es cuestión de echarle ganas y pensar en las cosas, en qué es lo que va uno a sembrar. Por ejemplo, ahorita agarre otro terreno, y lo que pasa es que a mí me gusta mucho el campo, ósea, quiero sembrar chayote… ahorita, como estoy empezando a comerciar, me estoy dando cuenta lo que otras personas sembraron, y ellos cosechan de igual, cada 15 días, cada 20 días, igual lo llevan a la central de abastos. Entonces, si hay de todo un poco, pues prácticamente esta uno cosechando, toda la semana, ¿no? (Saúl Ruíz. Las Lomas, 2011).

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Invernaderos. Las Lomas, 2011. Foto por: Dulce Paulina Martínez Díaz.

En 2010-2011 cuando se realizó la entrevista a Saúl Ruíz tenía poco tiempo de haber sembrado doscientos árboles de limón, esperando que en un año, aproximadamente en Marzo de 2012 comenzaran a dar frutos. De ahí en adelante, si logra que sus árboles den limón, las cosechas de este producto serán cada veinte días o cada mes, eso, comenta él, “depende de mí y qué tantas ganas le ponga yo de trabajo para cuidarlos” (2011). La estrategia de este productor agrícola, así como la de otros pocos, es diversificar sus cultivos para poder tener cosechas todo el año, y así poder venderla en la central de abastos, pero, también, valiéndose de otra actividad que pueda darle recursos económicos extras. Todo lo anterior permite entonces observar que la inversión de remesas en actividades agropecuarias es muy poco probable, lo cual pone de relieve que aquellos quienes se dedicaban al campo antes de migrar, por una parte, han perdido el interés en la agricultura debido a las razones que se han venido planteando a lo largo del texto. Casos muy diferentes de aquellos que, en efecto, han experimentado choques culturales al retornar de su estancia en Estados Unidos y que aspiran a un estilo de vida lo más cercano posible a la

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de los gringos, y por esta razón declinan a ‘volver a ser campesinos’, y buscan el beneficio económico en actividades productivas de otro sector que no sea el agropecuario, lo cual, a su vez, incide en los procesos de mayor alcance como la descampesinización, en la dinámica de la llamada ‘Nueva ruralidad’. Independientemente de las razones que los haga retornar a las labores agrícolas, invirtiendo sus remesas en ello, resulta evidente que los que lo hacen es por el arraigo que tienen hacia esa actividad productiva, porque se identifican y porque su reproducción social y su seguridad alimentaria depende del campo, e intentan mantener y rescatar la trayectoria laboral con la que han crecido y de la que han subsistido, lo que convierte a la actividad campesina en una actividad para el autoconsumo como parte de una estrategia de sobrevivencia que las remesas pueden fomentar, más que imaginarla como una actividad rentable en la lógica de la acumulación para la productividad.

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Conclusiones.

No cabe duda que la crisis mundial, no sólo se trata de una crisis económica, sin embargo con la globalización y el modelo capitalista, sobresale la ambición de percibir el dinero, la acumulación y el consumo como principales factores de status y calidad de vida, pretendiendo una homogeneización que tampoco es accesible para todos, sino para los más aptos competidores dentro del mercado capitalista, dejando de lado la importancia de aspectos que caracterizan a los diversos grupos sociales. México es un país que necesita repensar y reforzar su estructura política, económica, social y cultural, pues la globalización ha puesto en crisis sistemas de valores, creencias, aspectos culturales, identidad, entre otros, que afectan principalmente a la población periférica. Las comunidades de origen a las que hemos hecho alusión en este trabajo, han experimentado cambios en las perspectivas hacia un futuro viable. El escenario actual en el que se desenvuelven los actores rurales, parece no mostrar muchas alternativas, y parece que las comunidades rurales van siendo poco a poco absorbidas por el fenómeno capitalista y el modelo neoliberal en esta era global, que los orilla a cambiar de intereses y perspectivas a modo de defender su subsistencia, aunque

en casos específicos-- - dejando

de ser campesinos. Lo anterior conlleva la pérdida de identificación como pertenecientes a determinado grupo social, trayendo mayores consecuencias sobre la realidad que se vive en las comunidades rurales, en este caso, y por consiguiente se presenta la necesidad de un debate y un análisis sobre la situación por la que se está pasando en estos espacios de la periferia capitalista. Durante el trabajo de campo y la elaboración de esta menuda investigación, se pudo percibir que las comunidades de origen del centro de Veracruz [Las Lomas, Texín y San Isidro] permiten distinguir ciertas características que indican un proceso de cambios en relación al concepto de Nueva ruralidad. Por una parte se aprecia que los ingresos económicos no provienen primordialmente de la actividad agrícola del campesino, si no de actividades productivas en los sectores secundario y terciario, en conjunto

o bien, ambas actividades

lo cual refleja por un lado que, en efecto, se está llevando a cabo un proceso

de desagrarización, aunque poco perceptible a simple vista, orillando a los campesinos a

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perder el interés por el campo, notándose desilusionados en algunos casos, lo que particularmente acrecienta la descampesinización en estas zonas, debido también al desinterés de los pobladores más jóvenes respecto a la actividad agrícola. Las nuevas generaciones van perdiendo los aspectos de la utilidad tradicional, cambiando su perspectiva y comenzando a ambicionar oportunidades y necesidades influenciadas por la vida urbana, además de estar conscientes sobre el poco interés del Estado en materia agraria. Esto repercute directamente dentro de los grupos domésticos que, entonces, dejan de ser la unidad de producción y consumo que los caracterizaba en sus espacios rurales, para buscar la diversificación productiva. La migración, primero regional e inter-regional y luego internacional, viene a ser parte de esta creciente diversificación ocupacional, que ha venido caracterizando a estas zonas rurales, además de mostrarse como una particularidad que distingue el proceso hacia la Nueva ruralidad. Así, se entremezclan diversos rasgos que permiten percibir el papel actual de las comunidades rurales y de sus habitantes campesinos, de aquellos migrantes que han adoptado características y percepciones diferentes durante el transcurso de su experiencia migratoria hacia Estados Unidos y que se reflejan en la vida diaria, tanto en la forma de vestir como en la manera de habitar y ataviar los hogares; asimismo se reflejan en la toma de decisiones al buscar alternativas de producción económica haciendo uso de las remesas al volver de Estados Unidos. Estos aspectos juegan un papel importante, dependiendo de la perspectiva con la que sean observados. En un sentido, resulta desfavorable para aquellas personas que permanecen en la conformidad y que migran con el propósito de solventar sus necesidades mientras se estabilizan las políticas económicas, esperando que el Estado vuelva a ser el padre protector que impulsa la productividad agrícola

cuando posiblemente el campo no vuelva a ser

redituable para los campesinos productores en pequeña escala

, y de esta manera persista

la reproducción social de los campesinos durante largas generaciones. En otro sentido, quizá con una perspectiva más positiva, se precisa mantener una actitud objetiva ante dichos procesos, intentando comprender que, en efecto, existen alternativas para salir adelante pese a las adversidades, y aunque el Estado no responda a las demandas, los actores rurales están encontrando respuestas como resultado de sus propias experiencias.

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Aunque el Estado y el gobierno debe también pensar en mantener a salvo la seguridad alimentaria del país en general. No se sabe con exactitud qué tan avanzado esté el proceso de descampesinización en estas tres comunidades rurales, pero se ha podido observar que la pluriactividad sobresale como principal fuente de ingresos, en donde la actividad agrícola ya no tiene mayor peso. Las remesas han sido utilizadas principalmente para solventar las necesidades básicas; por tal motivo se puede concluir que son percibidas a manera de salario en las comunidades de origen. Si bien, salvo en algunos casos cumplen la función de remesas productivas, esto se ha dado en menor grado. Aunque, cabe resaltar, que aquellos habitantes que han podido establecer negocios propios, ha sido gracias al aporte económico que remesan los integrantes del grupo doméstico que han migrado. La decisión de canalizar las remesas hacia el gasto diario supone una estrategia de sobrevivencia de los grupos domésticos, más no les garantiza una subsistencia perenne a futuro ante las dificultades económicas. Por otro lado, quienes han invertido las remesas en negocios, parcelas, insumos agropecuarios, etc., es porque tienen la perspectiva de sobresalir pese a las adversidades, buscando la manera de que las inversiones lleguen a ser fructíferas y, así, poder mantener y asegurar su reproducción social y económica, a partir de los recursos con los que cuentan desde su comunidad. Los pocos casos encontrados que refieren a la inversión agropecuaria, permiten observar el arraigo que estos actores rurales tienen respecto al campo. Hacen el intento por permanecer con una actitud positiva frente a la agricultura, porque aún se sienten identificados con ella, a pesar de haber convivido con una cultura diferente en Estados Unidos, lo cual posiblemente influyó para reafirmar su identidad campesina. Pudo resultar interesante indagar sobre los resultados de estas inversiones, sin embargo, por lo menos en este trabajo, quedará en la incertidumbre. Los migrantes que vuelven a sus comunidades de origen, no se quedan del todo. Parte de ellos se ha quedado con los gringos, por lo que aseguran volver a migrar en cuantos sus posibilidades así lo permitan; porque en el ‘otro lado’ hay más posibilidades de llevar una vida mejor y más cómoda. Los migrantes de retorno, los que volvieron para quedarse, ellos han encontrado en la migración internacional una forma de sobrevivir ante las dificultades

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económicas, pero han encontrado, también, la manera de intentar salir adelante desde sus propias comunidades, generando diferentes estrategias económicas que van desde la apertura de negocios y establecimientos, hasta la apuesta por la vía campesina, aunque les digan que el campo no les dará para vivir. Ellos, se puede deducir, son los promotores de su propio desarrollo, lo cual, volviendo a la aportación de los ‘nuevos ruralistas’, se encuentra dentro de las propuestas que se plantean para sobrellevar estos procesos, sin tener que recurrir a los recursos Estatales. Lo migrantes son personas que deben ser admiradas, no sólo por su valentía de atreverse a cruzar la frontera a través del río, del desierto o de la border line, si no por atreverse a dejar su familia, sus costumbres, su labor, su dignidad mantenerse en la incertidumbre durante la travesía

sin medir las consecuencias y

, y reconocerlos por mantener a flote a

la nación mexicana, económicamente hablando; además de tener la iniciativa de promover sus propias estrategias económicas. Quedará también en la incertidumbre qué será de estas poblaciones rurales en la zona central del Estado de Veracruz en un futuro si cada vez se dificulta más el cruce de las fronteras. Bien o mal, aquellos que volvieron para quedarse, han sabido aprovechar lo que su travesía les retribuyó.

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Índice de gráficas y tablas. Gráfica 1. Distribución porcentual de la población migrante internacional. ..................................... 20 Gráfica 2. Motivos de retorno en las tres comunidades. ................................................................... 31 Gráfica 3. Motivo de migración en las tres comunidades ................................................................. 60 Gráfica 4. El destino de las remesas en los hogares de las tres comunidades (Las Lomas, Texín y San Isidro). .................................................................................................................................... 62 Tabla 1. Indicadores económicos agrícolas de México y Estados Unidos (1992-200). .................... 16 Tabla 10. Porcentaje de los principales usos del suelo en el ejido de La Concepción, municipio de Jilotepec, Veracruz. Periodo 1995-2004 ....................................................................................... 58 Tabla 2. Población Económicamente Activa en México y Estados Unidos (2000). ......................... 16 Tabla 3. Número total de hogares, migrantes y encuestas realizadas por comunidad, durante el proyecto Migración Internacional, alternativas de desarrollo y manejo de recursos naturales por género en comunidades cafetaleras del Centro de Veracruz, 2008.............................................. 40 Tabla 4. Número total de migrantes de retorno localizados y encuestas realizadas por comunidad. 42 Tabla 5. Número total de hogares, migrantes de retorno encuestados y número de migrantes que declararon invertir en el sector agrario. ........................................................................................ 43 Tabla 6. Estrategias económicas de los GDs de la comunidad de Las Lomas. ................................. 56 Tabla 7. Estrategias económicas de los GDs de la comunidad de Texín. ......................................... 56 Tabla 8. Estrategias económicas de los GDs de la comunidad de San Isidro. .................................. 57 Tabla 9. Porcentaje de los principales usos del suelo en el ejido de Las Lomas, municipio de Coatepec, Veracruz. Periodo 1995-2004 ...................................................................................... 58

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Relación de informantes.

Entrevista a mamá de Jesús Hernández. Las Lomas, Coatepec, Veracruz. Julio de 2010. Entrevista a Saúl Ruíz. Las Lomas, Coatepec, Veracruz. Junio de 2010/Enero de 2011. Entrevista a mamá de Dante. Las Lomas, Coatepec, Veracruz. Mayo de 2010. Entrevista a Teodora Rivera. San Isidro, Jilotepec, Veracruz. Octubre de 2010. Entrevista a María del Carmen esposa de Saúl Muñoz. Texín, Teocelo, Veracruz. Octubre de 2010. Entrevista a esposa de César. San Isidro, Jilotepec, Veracruz. Julio de 2010. Entrevista a Brisia Arellano esposa de Octavio San Gabriel. San Isidro. Febrero de 2011. Entrevista a Germán Luis. Texín, Teocelo, Veracruz. Diciembre de 2010. Entrevista a esposa de Fabián Rodríguez García. Texín, Teocelo, Veracruz. Marzo de 2011. Entrevista a Magdalena Larios y Juan José Gutiérrez. Texín, Teocelo, Veracruz. Diciembre de 2010. Entrevista a Dolores Huerta esposa de Elías Muñoz. Texín, Teocelo, Veracruz. Diciembre de 2010. Entrevista a Lucio Hernández. Las Lomas, Coatepec, Veracruz. Julio de 2010. Entrevista a Margarito Arrieta. Las Lomas, Coatepec, Veracruz. Octubre de 2010. Entrevista a Israel Sosa. San Isidro, Jilotepec, Veracruz. Julio de 2010. Entrevista a Tere esposa de José Ventura. Texín, Teocelo, Veracruz. Mayo de 2010. Entrevista a Carmen. Texín, Teocelo, Veracruz. Diciembre de 2010.

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