De villa artesanal a ciudad industrial: Durango, 1808-1990

July 10, 2017 | Autor: F. Martínez Rueda | Categoría: Contemporary History, Local History, Basque History
Share Embed


Descripción

De villa artesanal a ciudad industrial: Durango, 1808-1990 Durango en Fernando Martínez Rueda UPV/EHU

la Historia

1. Introducción 2. La crisis del Durango tradicional (1808-1876) 2.1. La Guerra de la Independencia y sus consecuencias 2.2. Entre revolución y tradición (1812-1839) 2.3. Continuidad y cambio, un precario equilibrio (1839-1868) 2.4. Del Sexenio Democrático a la abolición foral 3. Un paulatino proceso de modernización (1876-1936) 3.1. El ferrocarril, la industrialización y la nueva ciudad 3.2. La formación de una nueva sociedad 3.3. La nueva dinámica política 4. Tiempo de silencio y de cambios (1936-1990) 4.1. La Guerra Civil en Durango 4.2. Represión, autarquía y hambre 4.3. Crecimiento económico y cambio social 4.4. Transición política y crisis económica 5. Bibliografía básica 6. Referencias a la Historia Universal de la etapa tratada en el capítulo

1. Introducción Durango conoció grandes transformaciones durante la época contemporánea. En apenas dos siglos cambió radicalmente, probablemente mucho más que en los más de 500 años que median entre la fundación de la villa a finales del siglo XIII y el inicio de la contemporaneidad en 1808.

DE VILLA ARTESANAL A CIUDAD INDUSTRIAL: DURANGO, 1808-1990

En 1800 Durango era una modesta villa de unos 2.000 habitantes, que vivían en las 404 casas distribuidas por el casco histórico (las calles de artekale, Goienkale, Barrenkale y Kalebarria) y los arrabales de Kurutziaga, Pinondo, Intxaurrondo, Hermodo u olmedal y San agustín. Los durangueses de entonces se dedicaban sobre todo a la artesanía –según el censo de Godoy de 1797 había más de 200 artesanos, casi la mitad de ellos especializados en el trabajo del hierro– y al comercio –unos 80 vecinos ocupados en actividades diversas, desde tenderos y tenderas, hasta ferrones que comercializaban su producción–, pero también trabajaban en la agricultura –unos 170 vecinos eran labradores, la gran mayoría ellos arrendatarios del caserío que explotaban–. Las mujeres participaban desde la economía familiar en muchas de esas actividades y en las labores del hogar, sin recibir salario alguno a cambio, con algunas excepciones como las 24 costureras o las 102 criadas mencionadas en el citado censo1. 1 Una descripción de la villa de Durango en 1797, basada en el censo de Godoy, puede verse en LaRRaCoECHEa, J.M., 1983, Notas históricas de la villa de Durango. Iruprint. Durango, Vol. I, 206-215.

224

a finales del siglo XX Durango se había convertido en una ciudad industrial que, además, prestaba servicios al conjunto de la comarca del alto Ibaizabal (el 33,3 % de su población activa trabajaba en el sector terciario). Las cuatro calles con sus arrabales, que existían en el año 1800, se habían transformado en una ciudad de tamaño medio que había modificado sustancialmente su morfología urbana, sustituyendo caseríos y prados de los antiguos barrios rurales por una densa trama de edificios, sobre todo bloques de viviendas para albergar a una población creciente. Y es que el número de durangueses se había multiplicado por diez desde 1800 y superaba los 20.000 habitantes en 1981. apenas el 1% de los vecinos se dedicaba ya a la agricultura, mientras que casi el 65% trabajaba en la industria, lo que muestra que la villa había sido capaz durante la época contemporánea de modernizar la manufactura del antiguo Régimen y de adaptarse al capitalismo industrial. Las páginas que siguen pretenden explicar a grandes rasgos esos procesos de cambio que durante dos siglos fueron transformando aquella modesta villa artesanal del antiguo Régimen hasta convertirla en el Durango actual. Para ello distinguiremos tres grandes etapas. En primer lugar, la quiebra del antiguo Régimen, desarrollada entre 1808 y 1876. Esa época fue un período convulso en el que las estructuras y formas de vida del Durango tradicional entraron en profunda crisis, sin ser todavía sustituidas por otras modernas. Sin embargo, en una segunda etapa, entre 1876 y 1936, Durango conoció un paulatino proceso de modernización económica, social y política. No fue un cambio traumático, como el ocurrido en torno a la ría de Bilbao por la misma época, sino una transformación pausada, en la que convivieron continuidad y cambio, pero cuyo resultado fue el nacimiento de un nuevo Durango, muy diferente al del antiguo Régimen. Ese proceso de modernización fue abruptamente quebrado en 1936, al estallar la Guerra Civil. Se iniciaba así la última etapa de la historia duranguesa abordada en este capítulo, el tiempo que media entre 1936 –la Guerra Civil– y 1990. Fue éste un período histórico complejo en el que la represión y el inmovilismo político del régimen franquista convivieron con profundas transformaciones económicas y sociales, sobre todo a partir de los años sesenta. Esa contradicción entre dinamismo social e inmovilismo político condujo a la crisis del régimen y a la Transición, tras la muerte de Franco, en un ambiente de creciente conflictividad social y política. FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA

225

2. La crisis del Durango tradicional (1808-1876) Llamamos crisis del Antiguo Régimen al proceso que transformó la organización social, económica y política de Europa occidental desde finales del siglo XVIII hasta bien entrado el XIX. La revolución liberal fue el elemento clave de ese largo proceso que sustituyó los fundamentos de la vieja Europa (la Monarquía absoluta, el corporativismo, la costumbre, el privilegio, la comunidad....) por los nuevos valores del liberalismo: el individualismo, la propiedad privada, la soberanía nacional, la igualdad jurídica o el Estado-nación. En el País Vasco peninsular la crisis del antiguo Régimen fue un proceso largo, discontinuo y conflictivo. aunque tuvo su momento fundamental entre 1808 y 1839, no concluyó plenamente hasta 1876, cuando acabó la segunda guerra carlista y fue abolido el régimen foral. Generó una dialéctica de confrontación entre los sectores sociales que defendían el nuevo modelo liberal y aquellos otros que reivindicaban la tradición. Ese enfrentamiento se manifestó en Durango con extraordinaria intensidad. Revolución y tradición se enfrentaron en el País Vasco en varias guerras civiles y en todas ellas Durango fue escenario destacado, lo que acarreó durísimas consecuencias para los durangueses.

DE VILLA ARTESANAL A CIUDAD INDUSTRIAL: DURANGO, 1808-1990

Desde las últimas décadas del siglo XVIII empezaron a observarse en el País Vasco síntomas de una grave crisis económica estructural: decrecientes rendimientos agrícolas por la roturación de tierras cada vez menos fértiles, obsolescencia y atraso tecnológico del sector ferrón, dificultades del sector comercial por la política arancelaria de la Monarquía hacia las provincias forales, etc. Paralelamente, se fue extendiendo un creciente malestar social, expresado de muy diversas formas, desde pequeños motines o conflictos locales hasta un alarmante incremento de la criminalidad y el bandidaje. En lo político, la revolución francesa no sólo concretó una alternativa frente a la Monarquía absoluta. También derivó en nuevos conflictos internacionales entre las monarquías europeas y la Francia revolucionaria, como la Guerra de la Convención que enfrentó a España y Francia entre 1793 y 1795. Bizkaia fue ocupada por el ejército revolucionario en 1795 y Durango se convirtió en cuartel de sus tropas, lo que generó enormes gastos y dejó el erario municipal en una “lamentable situación”, según señalaba el acta municipal de 10 de mayo de 1801. aunque la situación finisecular parecía de enorme gravedad –guerra, crisis económica, tensión social, hundimiento de la hacienda local–, en realidad no era más que el inicio del proceso de crisis del antiguo Régimen en Durango, que se manifestó con enorme virulencia a partir de 1808, cuando estalló la Guerra de la Independencia.

226

2.1. La Guerra de la Independencia y sus consecuencias El 19 de enero de 1808 tropas francesas entraron en Durango, de acuerdo con el Tratado de Fontainebleau que permitía el paso del ejército napoleónico por España con el fin de ocupar Portugal. Cerca de 1300 soldados se instalaron en los conventos de San agustín, San antonio y Santa Susana. Como es sabido, lo que iba a ser un simple tránsito derivó en una larga guerra entre España y Francia que no concluyó hasta 1814. Durante esos años la villa padeció la ocupación o intenso tránsito de tropas francesas y fue obligada a alojarlas y alimentarlas. En algunos momentos llegó a haber hasta 10.000 soldados acantonados en Durango, cinco veces más que su propia población de entonces. a esto hay que añadir incursiones en la villa de grupos guerrilleros con el objetivo hostigar al ejército invasor. En 1810 la nueva administración napoleónica suprimió las instituciones forales y locales tradicionales, que hasta entonces se habían mantenido, siquiera formalmente. alava, Gipuzkoa y Bizkaia fueron agrupadas en un distrito, gobernado por el General francés Thouvenot. En Durango se suprimió el Regimiento y en su lugar se estableció el llamado Consejo Municipal, cuyos componentes eran designados por las autoridades napoleónicas. El Consejo Municipal carecía de la autonomía que había gozado el Regimiento de la villa. Sus funciones se limitaban a informar a las autoridades superiores, cumplir sus órdenes y, sobre todo, recaudar impuestos y recursos demandados por la nueva administración francesa. Tal vez por eso ningún vecino quería formar parte del Consejo Municipal y tuvo que ser renovado en varias ocasiones a inicios de 1811. Los soldados napoleónicos no abandonaron definitivamente la villa hasta el 21 de julio de 1813. antes de hacerlo incendiaron el monasterio de San antonio, donde habían estado acantonados2. La Guerra de la Independencia tuvo extraordinarias consecuencias para Durango y los durangueses. En primer lugar, supuso una enorme presión fiscal para los vecinos, obligados a satisfacer las exigencias de suministros del ejército francés. Contribuciones personales o sobre la riqueza, repartos vecinales y nuevos arbitrios sobre el consumo fueron impuestos sobre unas ya exhaustas economías familiares. a esa fiscalidad que podemos llamar oficial, se añadía una especie de fiscalidad “inmediata”, esto es, las exacciones directas de suministros y los bienes requisados por las tropas francesas o los grupos guerrilleros. FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA 2 Sobre la Guerra de la Independencia en Durango véase LaRRaCoECHEa, J.M., 1983, Notas históricas de la villa de Durango. Iruprint. Durango, Vol. II, 219-269.

227

a pesar de la enorme presión fiscal sobre el vecindario, el volumen de gasto generado por la Guerra superó las capacidades que una hacienda local como la de Durango, todavía de antiguo Régimen, podía soportar. Se buscaron nuevos recursos y fórmulas para atender a los gastos extraordinarios. Fueron vendidas la plata y las alhajas de las iglesias del pueblo. También se enajenaron los dos molinos harineros pertenecientes a la parroquia de Santa María, además de casas y tierras de las parroquias y ermitas duranguesas. El ayuntamiento pidió dinero a préstamo, lo que acabó por sumir a la hacienda local en un alarmante endeudamiento. Pero, sobre todo, se puso en marcha un proceso de enajenación del patrimonio municipal, es decir, una temprana y amplia desamortización. Se tramitó la venta de bienes de propios que proporcionaban ingresos a las arcas municipales, como la rentería de la villa. Se vendieron montes y tierras comunales (Eubabaso, Zabalarra, Bitaño, etc.), fundamentales para que las economías familiares se abastecieran de leña o pasto para el ganado, y para proporcionar carbón para las ferrerías y fraguas de los artesanos durangueses. Según los cálculos del historiador andoni Iturbe, entre 1808 y 1815 se vendieron comunales por valor de 97.584 reales. Los principales compradores y beneficiarios del proceso fueron notables locales como los abarrategi, Marqués de Fuertegollano, ampuero, Etxezarreta, olalde, etc.

DE VILLA ARTESANAL A CIUDAD INDUSTRIAL: DURANGO, 1808-1990

La venta de comunales no sólo fue legalizada tras el fin de la Guerra de la Independencia, sino que también continuó en las décadas siguientes, de forma que acabó por liquidar, no sin algunas resistencias, uno de los pilares de la comunidad urbana tradicional. Durante el Trienio Liberal (1820-1823), por ejemplo, el ayuntamiento trató de poner en venta terrenos de Zabalarra, además de alguna huerta y heredad municipal, por un valor de 91.000 reales, pero tuvo que desistir ante la oposición de los vecinos. Sin embargo, en 1836, en una situación de economía de guerra durante la primera carlistada, el ayuntamiento consiguió aprobar la venta de 8 porciones de montes de Santa Cruz de Zuazola por un valor de 22.661 reales, aunque el asunto generó una fuerte discusión. Para los años cuarenta del siglo XIX los mejores terrenos comunales de la villa habían sido enajenados, según relataban los propios vecinos de Durango en 1845: “habiendo los ayuntamientos de la misma [villa de Durango] enajenado en las guerras pasadas para atender a sus urgentes necesidades los terrenos comunales de mejor salida…”. Parece que por aquel entonces el proceso todavía continuaba ya que unos labradores del pueblo pedían a la Diputación que evitase la venta de unos terrenos fundamentales para sus economías domésticas: “…quedó sin vender un extenso argomal en el terreno titulado Santa Cruz, el cual si bien es de poco valor para sacar a la

228

villa de grandes apuros, es de mucha entidad para los exponentes y demás sus convecinos de igual profesión [campesinos], como que no tienen otro sitio libre a donde sacar a pastar sus ganados”3. Todo parece indicar que para cuando se aprobó la Ley General de Desamortización (1855) que ordenaba la venta de bienes municipales, Durango ya había liquidado la mejor y más valiosa parte de sus propios y comunales. Despojados de los usos comunales, los campesinos y artesanos durangueses perdieron recursos (leña, pasto, etc.) necesarios para sus economías familiares. La hacienda local dejó de percibir rentas procedentes de bienes de propios. La venta de montes y arbolares del común aceleró la ruptura del equilibrio tradicional entre tierras labrantías, pastos y bosques, ya perceptible desde las últimas décadas del siglo XVIII por la excesiva roturación provocada por la necesidad de alimentar a una creciente población. Como a mediados del siglo XIX señaló Fausto antonio de Veitia, cronista de la villa nacido en 1790, Durango había perdido sus anteriormente abundantes arbolares, roturados sobre todo en los años posteriores a la Guerra de la Independencia: “Esta villa de Durango, que en otros tiempos tenía copiosos montes en su jurisdicción poblados de árboles robles, hayas, etc., hoy los tiene enteramente despoblados (…), a más de que desde la guerra de los franceses (…) se han quebrantado y reducido a tierras labrantías muchísimos montes”4. La abusiva deforestación perjudicó a la industria tradicional del hierro que, privada de buena parte del carbón producido en los montes de Durango, se veía obligada a comprarlo en otros territorios como Navarra.

2.2. Entre revolución y tradición (1812-1839) La Guerra napoleónica había actuado como un potente factor de desestructuración de la comunidad urbana tradicional. además de provocar el colapso de la hacienda local, impulsó el proceso de enajenación de bienes concejiles que se prolongó durante las siguientes décadas y que tuvo enormes consecuencias para la agricultura y la industria tradicionales, o lo que es lo mismo, para los campesinos y artesanos durangueses. En esa época se manifestó también la disyuntiva que iba a galvanizar la vida política de buena parte del siglo XIX: revolución liberal frente a 3 ITURBE, a., 1993, Algunas notas sobre la historia de Durango. Bizkaiko Foru aldundia. Bilbao. 4 VEITIa, F.a. y ECHEZaRRETa, R., 1967, Noticias históricas de la Noble y Leal Villa de Tavira de Durango. Gerediaga. Bilbao. Fausto antonio de Veitia nació en Durango en 1790 y murió en 1855. Sus inéditas Noticias históricas… fueron publicadas posteriormente, en 1868, por el durangués Ramón de Echezarreta, en el periódico El Euscalduna de Bilbao, y reeditadas por la asociación Gerediaga en 1967.

229

FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA

tradición. Como es sabido, durante la ocupación napoleónica el liberalismo español formuló su propia alternativa política frente a la Monarquía absoluta: la Constitución de Cádiz de 1812. Partiendo del principio liberal de igualdad jurídica, la Constitución de Cádiz no consideraba las particularidades jurídicas forales de los territorios vascos, ni tampoco los fueros o el patrimonio jurídico de villas como Durango que regulaban la vida colectiva de la comunidad urbana (la carta puebla, las ordenanzas u otros privilegios sancionados por el Rey o los tribunales). En ese momento se inició el que sería largo debate sobre la cuestión fueros–Constitución y sobre su incompatibilidad o posibilidad de conciliarlos. En Durango, tras la marcha de las tropas francesas, el 4 de septiembre de 1813 se proclamó la Constitución de Cádiz. En diciembre el Jefe Político (representante del Gobierno en Vizcaya) ordenó la elección y formación de nuevo ayuntamiento según el nuevo sistema liberal. Sin embargo, el nuevo ayuntamiento constitucional apenas tuvo unos meses de vida. En mayo de 1814 Fernando VII restauró las instituciones tradicionales y abolió la legislación liberal. Hubo que esperar hasta el pronunciamiento de Riego (1-12-1820) que dio paso al Trienio Liberal (1820-1823) para que el nuevo sistema constitucional fuera aplicado de manera efectiva. El 5 de abril de 1820 se volvió a realizar un acto público de proclamación de la Constitución de Cádiz en la plaza de Santa María de Durango, rebautizada ahora como “de la Constitución española”5.

DE VILLA ARTESANAL A CIUDAD INDUSTRIAL: DURANGO, 1808-1990

Durante el Trienio el nuevo sistema liberal desmanteló el régimen foral, impuso nuevas contribuciones y levas, suprimió diezmos y desamortizó bienes eclesiásticos. Todo ello provocó el rechazo al liberalismo de sectores populares, liderados por eclesiásticos y notables, y dio lugar a la formación de partidas armadas realistas de carácter contrarrevolucionario. Para defender el nuevo régimen, asegurar la tranquilidad pública y combatir a las partidas realistas se constituyó en las capitales de provincia y de partido la Milicia Nacional, organización de ciudadanos armados de carácter local. En Durango el 31 de agosto de 1820 se formaron tres compañías de la Milicia. En 1821 contaba con 80 milicianos. En abril de ese año se registraron levantamientos antiliberales en varias localidades vascas, en nombre de “Dios, el Rey y los Fueros”. En Durango también estalló la insurrección. Las partidas realistas entraron hasta el centro de la villa y rompieron la placa que decía “Plaza de Santa María de la Constitución Española”. Mucho más graves fueron los sucesos del verano de 1822, coincidentes con los alzamientos realistas en numerosas

5 LaRRaCoECHEa, J.M., 1983, op. cit., Vol. II, 271-277.

230

localidades vascas. a finales de julio las partidas volvieron a entrar en Durango, a pesar de la presencia en la villa de soldados del ejército liberal y de la Milicia Nacional. Se produjo un auténtico baño de sangre: 13 soldados y milicianos liberales murieron a manos de los realistas. Parece que éstos contaban con sólidos apoyos y colaboradores en la villa, ya que hasta el Jefe Político de la provincia, Lorenzo de Vedia, se desplazó en persona a Durango para investigar quiénes eran los “enemigos del sistema constitucional”6. aunque los liberales recuperaron el control de la villa y se volvió a formar la Milicia Nacional, el nuevo régimen continuó amenazado hasta que en 1823 fue derribado no por las partidas realistas, sino por la intervención extranjera de los Cien Mil Hijos de San Luis, ejército enviado por la Santa alianza para restablecer el absolutismo en España. De esta forma empezaba la década ominosa (1823-1833), denominada así por la represión que Fernando VII ejerció contra los liberales. El asfixiante ambiente de represión antiliberal también se manifestó en Durango, donde los liberales, aunque no eran muchos, habían formado durante el Trienio un grupo entusiasta y decidido en defensa del liberalismo7. Hasta el alcalde, Martín Echaburu, fue cuestionado y llegó a ser suspendido como apoderado de la villa en las Juntas de Gernika, “por haberse puesto en duda su conducta política durante el sistema revolucionario” en diciembre de 1823. Peor suerte corrió el médico de la villa, Manuel María de Tapia, que fue destituido de su puesto, acusado de tener armas por una brigada de paisanos armados, cuerpo paramilitar de defensa del absolutismo. Las sublevaciones realistas del Trienio o la represión antiliberal del absolutismo restaurado anunciaban de alguna manera el gran enfrentamiento entre absolutismo y liberalismo, entre tradición y revolución, que se produjo en forma de guerra civil durante la primera carlistada (1833-1839). Lo que se inició como un conflicto de legitimidad dinástica en la sucesión de la Monarquía (los partidarios del hermano de Fernando VII, Carlos Mª Isidro, frente a los de su hija, Isabel II) se convirtió en guerra civil entre los tradicionalistas, organizados en torno a Carlos Mª Isidro, y los liberales. En el País Vasco, la cuestión foral también fue parte del conflicto, ya que para los sectores populares alineados con el carlismo formaba parte esencial de la tradición que defendían. Entre los liberales vascos abundaban quienes reclamaban, no 6 Sobre el Trienio Liberal y el absolutismo restaurado en Durango véase LaRRaCoECHEa, J.M., 1987, Notas históricas de la villa de Durango. Mensajero. Durango, Vol. III, 243-274. 7 VILLaVaSo, C., 1968, Historia de Durango y de sus más ilustres hijos. Biblioteca Vascongada Villar, Bilbao, 89-90.

231

FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA

la abolición de los fueros, sino su modificación para adecuarlos al nuevo régimen constitucional. Por esa razón, los fueros, aceptados aunque con diferentes lecturas tanto por tradicionalistas como por liberales vascos, acabarían por convertirse en instrumento de pacificación, representado en el abrazo de Bergara (29-8-1839). Durango jugó un destacado papel en la contienda, tanto desde el punto de vista estratégico, como desde el político. Su estratégica localización geográfica como nudo de comunicaciones hizo que ambos bandos trataran de ocupar la villa, como ya había ocurrido durante la Guerra de la Convención y la de la Independencia. Durango, una vez más, se convirtió en sede de las partes beligerantes y tuvo que afrontar las terribles consecuencias de ello8. Primero fueron las tropas liberales las que acantonaron en Durango en diciembre de 1833. Para atender los suministros y servicios exigidos por el ejército de Isabel II se impusieron nuevos arbitrios sobre el consumo: carne, vino, aceite, aguardiente, jabón fueron recargados. La hacienda local tomó un empréstito de 70.000 reales, garantizado por los nuevos arbitrios recién creados. El 6 de junio de 1835 Durango cayó en poder de los carlistas. No por ello mejoró la situación del vecindario que de nuevo tuvo que satisfacer raciones y suministros para los soldados. Se repetía una historia ya conocida al menos desde 1808 por los durangueses: la hacienda local tomaba nuevos préstamos (en esa ocasión de las religiosas de San antonio y de algunos vecinos que adelantaron 100.000 reales); se imponían derramas vecinales; se gravaba con nuevos impuestos a propietarios y arrendatarios; se reactivaba la venta de comunales. La situación era insostenible, la hacienda local colapsó y suspendió el pago de los salarios municipales. Mientras tanto, Durango se convirtió en la capital del carlismo. El Pretendiente se instaló en la villa y estableció en ella su Corte y su principal institución administrativa, la Diputación a Guerra. Un testigo de la época nos describe el destacado papel político que jugó la villa durante la primera carlistada: “Durante la prolongada y sangrienta guerra civil, que se terminó el 31 de agosto de 1839 con el convenio de Vergara, fue la villa de Durango Corte de Don Carlos. La residencia en ella de este Príncipe en varios y no cortos periodos de lucha que sustentó, con sus oficinas centrales y empleados superiores, y la casi constante de la Diputación, que seguía sus banderas, atraía a su recinto un considerable concurso de gentes de todas clases y condiciones. Algunos bilbaínos, adictos a la causa que el tío de Doña Isabel II personificaba, se establecieron también en

DE VILLA ARTESANAL A CIUDAD INDUSTRIAL: DURANGO, 1808-1990

8 LaRRaCoECHEa, J.M., 1991, Notas históricas de la villa de Durango. Mensajero. Bilbao. Vol. 5, 219-300.

232

Durango y este pueblo se hizo el centro de transacciones mercantiles y de tráfico del carlismo”9. Durango fue Corte carlista hasta que, poco antes de acabar la guerra, el 2 de agosto de 1839 el ejército liberal entró en Durango al mando del General Espartero. Se iniciaba así una nueva etapa histórica, la de formación del Estado liberal, y quedaba atrás la fase más conflictiva de la crisis del antiguo Régimen. Para Durango ese tiempo había sido traumático, como lo muestra la evolución demográfica de la villa durante las cuatro primeras décadas del siglo XIX. Cuadro 1. Evolución de la población de Durango (1787-1838) AÑO

1787

1797

1800

1810

1813

1825

1838

HaBITaNTES

2149

1980

1892

2053

1904

2346

1872

Fuente: ITURBE, a. 1993, op. cit, p. 40.

Como vemos en el cuadro superior, la población de Durango no sólo se estancó entre finales del siglo XVIII y 1840, sino que incluso disminuyó. Según los datos de los censos disponibles, entre 1787 y 1840 perdió casi el 13% de sus habitantes. En ese período se sucedieron dramáticos incrementos de la mortalidad como consecuencia de los desastres bélicos, el hambre y las epidemias. Tras la Guerra de la Convención, en 1797, la tasa de mortalidad alcanzó el 42,8 por mil, notablemente superior a la mortalidad media estimada para esa época que era del 35 por mil10. La tímida recuperación que pareció producirse en los primeros años del XIX quedó truncada por la Guerra de la Independencia. En 1813 el panorama no podía ser más desolador: una epidemia se extendió por la villa, sin que los vecinos pudieran acogerse en el Hospital local, ocupado por los soldados franceses enfermos. Como asegura a. Iturbe, la pobreza se desbordó al desarticularse el sistema. Las autoridades locales afirmaban en 1810 “que son muchos los mendigos que actualmente hay en esta villa y se acrecen mas con motivo de las actuales circunstancias por falta de ocupaciones analogas a sus oficios y labores ordinarias”. aunque en los años veinte se manifestó una cierta mejoría demográfica (la favorable coyuntura de esa época permitió que la tasa de mortalidad se redujese en 9 ELEJaGa, L.M., 1846, Viaje pintoresco por las provincias vascongadas. Imprenta Delmas, Bilbao, 135-136. 10 Para apreciar en su justa medida el valor de esos datos basta recordar que la tasa de mortalidad actual en la Comunidad autónoma Vasca no llega al 10 por mil. Sobre la evolución demográfica de Durango hasta inicios del siglo XIX y la extensión del pauperismo en esa época, ITURBE, a., 1993, op. cit., pp. 13-42 y 92.

233

FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA

1825 al 27 por mil), el pauperismo mantuvo altos niveles, superiores a la media vizcaína, tal vez por ser la villa receptora de población rural de las anteiglesias vecinas y nudo de comunicaciones. La primera guerra carlista agravó la situación. Como hemos visto, los vecinos fueron sometidos a una desorbitada presión fiscal que asfixió las economías familiares. El hambre y la enfermedad se extendieron por la villa. Una mortífera epidemia de cólera se propagó durante los meses de septiembre y octubre de 1834. a consecuencia de ella fallecieron más de 200 durangueses, en torno al 10% de su población. Un texto de Fausto antonio de Veitia, testigo de los hechos, describe elocuentemente la dramática situación: “(…) desde aquel día [9 de septiembre de 1834] comenzó la epidemia a desarrollar todo el mal de su influencia, llenando el pueblo de enfermos, y [dejando] a sus habitantes en la más amarga situación, sin elementos para poder embarazar la marcha progresiva y rápida de los horrorosos estragos que iba causando, a cuya calamidad estaba inherente e inseparable la guerra civil desoladora, y algunos habitantes indigentes, además del hambre y la miseria. Por consecuencia, el pueblo sin gozar el menor sosiego, sufrió todas las desgracias e infortunios que son de suponer en circunstancias semejantes de guerra, peste y hambre; así es que muchísimos habitantes, asombrados y aterrados de la furia del cólera, se desbandaron y huyeron a distintos pueblos (…). El hedor pestilencial y mortífero ocupaba la población y los barrios, y los habitantes estaban entregados a la pena y al llanto, horrorizados por otra parte de la inseguridad de su existencia vital”11.

2.3. Continuidad y cambio, un precario equilibrio (1839-1868)

DE VILLA ARTESANAL A CIUDAD INDUSTRIAL: DURANGO, 1808-1990

En 1839, tras el final de la Guerra Carlista, se inició una nueva etapa en la historia del País Vasco. Desde entonces hasta 1868 la anteriormente fracturada sociedad se reconcilió en torno a un renovado régimen foral. La ley de 25 de octubre de 1839, derivada del Convenio de Bergara, confirmó los fueros de los territorios vascos “sin perjuicio de la unidad constitucional de la Monarquía”, de forma que en este período fueros y constitución liberal convivieron de manera provisional, pendientes de un definitivo arreglo. La nueva “foralidad liberal” concitó la adhesión de amplios sectores sociales, antes enfrentados durante la guerra civil, convirtiéndose así en factor de reconciliación social y en punto de encuentro entre revolución y tradición. El renovado régimen foral 11 VEITIa, F.a. y ECHEZaRRETa, R., (1967), op. cit., pp. 127-128.

234

era diferente al del antiguo Régimen. Consistía, esencialmente, en el mantenimiento de ciertas exenciones (fiscales y militares) y en una amplia autonomía de las provincias vascas, ejercida a través de las respectivas Diputaciones Forales, que fueron asumiendo paulatinamente muchas de las competencias que en el resto del Estado se atribuyeron al Gobierno central o a su delegado provincial, el Jefe Político o Gobernador Civil, en el marco de un Estado Liberal caracterizado por la uniformidad y la centralización. La construcción del Estado Liberal y el diseño de la nueva foralidad implicaron la redefinición institucional del concejo de Durango, es decir, la transformación de las instituciones de poder local, de sus atribuciones y de su forma de elección. La villa dejó de ser una corporación local singular, dotada de amplia autonomía y de su particular patrimonio jurídico (su carta puebla y privilegios ganados históricamente en instancias judiciales), para convertirse en un municipio común, regulado a través de la ley de organización y atribuciones de los ayuntamientos de 1845. Esta ley se caracterizaba por imponer una férrea centralización sobre los pueblos y por subordinar las autoridades locales al Gobierno central. Su aplicación en las provincias vascas fue adaptada a la nueva foralidad, de forma que fue la Diputación foral, y no el Gobierno central, quien asumió algunos de los mecanismos de control sobre los municipios como, por ejemplo, la inspección de las haciendas locales. Pero el resultado para Durango fue el mismo: merma de la autonomía local. También cambió la forma de designar a los cargos municipales. La nueva ley de 1845, además de centralista, era oligárquica, ya que imponía unos criterios censitarios que restringían el derecho a voto y la condición de elegible a los principales contribuyentes. En 1847 se aplicó por primera vez el nuevo sistema electoral en Durango. De los 430 vecinos cabeza de familia que tenía la villa tan sólo 97 (el 22,5%) tenían derecho a voto y apenas 64 (el 14,8%) podían ser elegidos. Como vemos, la nueva legislación del liberalismo moderado español no amplió sustancialmente los derechos de participación política de los durangueses. Si en el antiguo Régimen solamente los “caballeros, personas condecoradas y arraigadas” habían podido ejercer los principales cargos municipales, en la época del liberalismo eran únicamente los “principales contribuyentes” quienes estaban facultados para ello. En el ámbito económico la favorable coyuntura posbélica contribuyó a rebajar las tensiones sociales. En este período Durango conoció una importante recuperación en todos los órdenes, en contraste con lo ocurrido durante el primer tercio del siglo. Entre 1840 y 1870 la

FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA

235

Vista general de Durango en 1869 Fuente: Grabado de la revista El Museo Universal (1869) (tomado de URIaRTE aSTaRLoa, J.Mª y SIERRa-SESUMaGa, V., 2007, José de Lejarreta. Argazkilaria 2. Gerra Karlistan. Fotógrafo en la 2ª Guerra Carlista. Museo de arte e Historia de Durango. Durango, p. 17).

población creció de manera notable. En los años cuarenta se recuperó de la crisis de mortalidad derivada de la guerra carlista y de la epidemia de 1834. Para la década de los sesenta había superado los 3.000 habitantes. De todas formas, todavía se mantuvieron comportamientos demográficos propios del antiguo Régimen, como elevadas tasas de mortalidad y natalidad, además de la crisis de mortalidad de 1855, consecuencia de una nueva epidemia de cólera morbo que afectó a la villa. Cuadro 2. Evolución de la población de Durango (1838-1880) AÑO HaBITaNTES DE VILLA ARTESANAL A CIUDAD INDUSTRIAL: DURANGO, 1808-1990

1838

1857

1860

1869

1876

1880

1872

2827

3154

3466

3123

3721

Fuente: ITURBE, a. 1993, op. cit, p. 40.; Padrones de vecindad.

Paralelamente al crecimiento demográfico se produjo una apreciable reactivación económica. La villa intensificó su actividad como núcleo comercial de la comarca, es decir, como centro que abastecía a su ámbito rural, al tiempo que distribuía los productos que éste generaba. Como señalaba el periodista Manuel azcarraga en 1885, buena parte del

236

vecindario se dedicaba al comercio y había un número de tiendas desproporcionado para la población de la villa porque su función era abastecer a los 11 pueblos de la Merindad. al mismo tiempo, se realizaron algunas significativas obras públicas en la villa, como la traída de aguas del manantial de Galindo (Garay) o el nuevo cementerio, que denotan cierta prosperidad. Junto a la recuperación demográfica y a la reactivación comercial, aumentó la construcción y, en general, la riqueza material del pueblo, tal como describía Luis Mª Elejaga en 1846: “Desde entonces [la guerra carlista] (….) se ha aumentado considerablemente su comercio, si lo comparamos con el que hacía en la época anterior a la doméstica contienda. Así se ve que están las tiendas bien provistas, especialmente de artículos directamente importados de Francia, que se edifican casas; y que la riqueza material del pueblo, su circulación y vitalidad han crecido considerablemente. La industria parece que quiere reanimarse y recorrer, aunque con más lentitud, la misma carrera de prosperidad, pero tiene que lidiar con otra clase se obstáculos…”12 Como el propio testigo señalaba, la manufactura duranguesa no conseguía superar plenamente su crisis, aunque mantuvo su importancia para la economía de la villa. La industria tradicional continuó siendo una de las principales ocupaciones de los vecinos. Todavía en la década de los ochenta del siglo XIX el 48,4% de la población activa masculina del pueblo era clasificada como “artesanos”. Según un censo de 1878, había en Durango 16 establecimientos industriales. Eran pequeños talleres artesanales donde perduraban técnicas y relaciones sociales tradicionales. Continuaba predominando el trabajo del hierro. Sin embargo, las 3 ferrerías que se mencionaban a principio del siglo XIX ya no producían hierro en tocho en la segunda mitad del siglo, incapaces de competir con las primeras modernas siderurgias surgidas en Bilbao en torno a 1850. aunque con dificultades, se mantuvo la producción de artículos de hierro muy elaborados y transformados, sector que recibió un mejor trato arancelario que las ferrerías y fue más tardíamente afectado por la competencia de las nuevas fábricas. a mediados de siglo había en la villa un martinete, varios pequeños talleres o fraguas y dos fábricas sarteneras que producían objetos variados como catres, camas, objetos domésticos y ferretería diversa. Según escribía Manuel azcarraga en 1885, aunque Durango había tenido fama de tener las principales fábricas de sartenes (Mikeldi, Aranaekua y Madalenosteko) de Bizkaia, en 1865 sólo se trabajaba en una de ellas, donde se producían arados y balaustres, por la 12 ELEJaGa, L.M., 1846, Viaje pintoresco por las provincias vascongadas. Imprenta Delmas, Bilbao, 136.

237

FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA

dificultad de competir con la moderna producción extranjera. a finales de los setenta, además de una de las sarteneras, pervivía alguna fragua y varios talleres para el trabajo del hierro. Junto ellas y para abastecer el mercado comarcal, había en esa época tres fábricas de curtidos, dos fábricas harineras y una de alpargatas13. Por lo tanto, se mantenía con dificultades una producción manufacturera todavía artesanal y tradicional, pero cada día estaba más amenazada por la competencia de la industria moderna y capitalista. En conjunto el período de 1839-1868 se había caracterizado en Durango por un delicado equilibrio entre continuidad y cambio, aunque, como asegura el profesor Fernández albaladejo en referencia al caso guipuzcoano o el historiador a. Iturbe sobre nuestra villa, en términos comparativos primó la continuidad sobre el cambio. Como hemos visto, el sistema político local había sido modificado, pero mantenía la referencia tradicional de la foralidad. La población había crecido notablemente, pero sin variar sustancialmente sus pautas demográficas. Una coyuntura favorable había permitido una reactivación económica, pero todavía se mantenían unidades productivas, relaciones laborales y prácticas económicas de carácter tradicional. a la altura de 1868 Durango ya no era una sociedad de antiguo Régimen, pero todavía no había dado el salto a la modernización económica y social. antes de que ese salto se produjera, el precario equilibrio entre continuidad y cambio, entre revolución y tradición volvió a quebrarse en el periodo 1868-1876.

2.4. Del Sexenio Democrático a la última Guerra Carlista (1868-1876)

DE VILLA ARTESANAL A CIUDAD INDUSTRIAL: DURANGO, 1808-1990

La revolución de 1868, que inauguró el llamado Sexenio Democrático, marcó un punto de inflexión en la historia del País Vasco. Tras la caída de Isabel II, se trató de construir en España un estado democrático y laico. Ese intento de profundizar en la revolución liberal provocó la reacción de los sectores defensores de la tradición, como había ocurrido en los años treinta. El carlismo vasco, aletargado en las décadas centrales del siglo, se revitalizó en ese contexto y se movilizó en defensa de la religión y de la causa foral, unidas en su lema Jaungoicoa eta Foruac. Como consecuencia de ello, el consenso entre los diferentes sectores sociales en torno a la renovada foralidad quebró y la sociedad vasca volvió a escindirse en dos bloques antagónicos, liberales y carlistas, que volvieron a enfrentarse en una nueva guerra civil (1872-1876). 13 MaDoZ, P. 1990 (1845-1850), Diccionario geográfico-estadístico-histórico. Bizkaia. Valladolid, 9495. GoNZáLEZ PaRaDa, J.R. 1987, Durangoko hiri eta lurraldearen bilakaera. IPES. Bilbao, 79-81.

238

Paralelamente, a finales de los sesenta finalizó la etapa de bonanza económica de las décadas anteriores. Se inició una crisis agraria que agravó las dificultades del agro vizcaíno para alimentar a una población creciente. Una meteorología adversa provocó la sucesión de malas cosechas y, como consecuencia de ello, se incrementó el endeudamiento campesino. Por citar sólo un ejemplo, un testigo de abadiño afirmaba que el frío “diabólico” marchitaba en el Duranguesado las flores de frutales, impidiendo la venta de fruta fresca en el mercado durangués. La difícil situación de la manufactura tradicional se agravó en la adversa coyuntura económica. Como hemos visto, el sector estaba cada día más amenazado por la modernización industrial. No es de extrañar que los artesanos durangueses sintieran desconfianza hacia los procesos de modernización económica y los percibieran como una amenaza que ponía en peligro sus modos de vida. Tampoco lo es que muchos de ellos se movilizaran en defensa de la tradición frente a la revolución14. ante la disyuntiva entre revolución y tradición que volvía ahora a plantearse, en Durango se produjo una amplia adhesión al carlismo, aunque, como afirma E. Sesmero, también existió un pequeño pero socialmente influyente grupo liberal. Los curas del pueblo desempeñaron un papel destacado a favor del carlismo y hasta el ayuntamiento tuvo que amonestar en 1871 su “conducta indiscreta” en la vida política local. Los resultados electorales en el Partido judicial de Durango fueron abrumadoramente favorables a los candidatos carlistas desde 1869 hasta 1872, año en que el carlismo despreció la vía política en favor de la insurreccional. Cuadro 3. Resultados electorales del Partido judicial de Durango, 1870-1872 AÑO

VOTANTES

Candidatura Carlista

Candidatura Liberal

1870

7.485

6.195 (82,7%)

1.289 (17,2%)

1871

7.431

7.409 (99,7%)

13 (0,1%)

1872

5.172

5.156 (99,6%)

16 (0,3%)

Fuente: URqUIJo, M., 1994, Liberales y carlistas. Revolución y fueros en el preludio de la última Guerra Carlista. UPV-EHU. Leioa, 224-258. FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA 14 SESMERo, E., 2000, Clases populares y carlismo en Bizkaia, 1850-1872. Universidad de Deusto. Bilbao, pp. 23-52 y 175-244.

239

Tras un par de tentativas de alzamiento carlista en 1870 y abril de 1872, en diciembre de 1872 una nueva sublevación condujo a la guerra. Durango volvió a desempeñar un papel relevante durante el conflicto bélico. El ejército gubernamental ocupó la villa tras la sublevación de abril de 1872. Poco tiempo después, el 11 de julio de ese año, suspendió al ayuntamiento por su connivencia con la insurrección: “Dando el ayuntamiento de esa población constantes motivos con su conducta para creerle cómplice de la rebelión armada y sostenedor del estado de alarma que vive esta villa, vengo a suspenderlo”15. Se constituyó una nueva corporación de carácter liberal y se formó un “Cuerpo de Voluntarios de la Liberación”, milicia compuesta por 70 efectivos, encargada de defender el orden constitucional. Sus componentes tuvieron que huir a Bilbao el 27 de julio de 1873, cuando las fuerzas carlistas tomaron la villa. Para entonces el ejército carlista controlaba la mayor parte del territorio vasco, excepto las principales ciudades. En ese espacio se constituyó una suerte de Estado carlista, dotado de sus ministerios, su boletín oficial, Real Tribunal de Justicia, su moneda y su propia capital, que fue Durango. allí se estableció el Pretendiente con su Corte en agosto de 1873 y la Diputación a guerra de Bizkaia. Se constituyó un nuevo ayuntamiento carlista que tuvo que encargarse de gestionar la fiscalidad de guerra extraordinaria (derramas, contribuciones vecinales extraordinarias, etc.,) que una vez más volvió a gravar a los durangueses para financiar los gastos de los ejércitos. La guerra volvió a sumir a la hacienda local en un enorme endeudamiento, estimado en casi un millón de reales en 187616. La población local sufrió una vez más los estragos de la guerra y según los censos de la época se redujo casi un 10% entre 1869 y 1876. Durante 1874 el Duranguesado fue una auténtica fortaleza carlista, pero desde entonces los ejércitos liberales fueron cercando la zona hasta que el 20 de febrero de 1876 entraron en Durango. Finalizaba de esta manera, con una clara derrota militar del carlismo, el largo proceso de crisis del antiguo Régimen. En esta ocasión no hubo transacción foral entre carlismo y liberalismo. Y poco después, Cánovas del Castillo, impulsor de la Restauración borbónica en la persona de alfonso XII, trató de imponer un arreglo de la cuestión foral que, tras ser rechazado por las provincias vascas, condujo a la abolición de sus fueros.

DE VILLA ARTESANAL A CIUDAD INDUSTRIAL: DURANGO, 1808-1990

15 Citado en LaRRaCoECHEa, J.M., 1991, Notas históricas de la villa de Durango. Mensajero. Bilbao. Vol. 5, p. 340. 16 GaRCía BENGoa, B., 1975, Demografía, sociedad y financiación en la Tercera Guerra Carlista en Durango. Tesis de licenciatura. Universidad de Deusto. Bilbao.

240

Partida volante carlista de Durango, 1873 Fuente: URIaRTE aSTaRLoa, J.Mª y SIERRa-SESUMaGa, V., 2007, José de Lejarreta. Argazkilaria 2. Gerra Karlistan. Fotógrafo en la 2ª Guerra Carlista. Museo de arte e Historia de Durango. Durango, p. 66.

3. Un paulatino proceso de modernización (1876-1936) Tras la última Guerra Carlista se inició en Durango un proceso de modernización que afectó a todos los órdenes de la vida social. En lo económico, la construcción del ferrocarril Bilbao-Durango en 1882 fue el primer paso de un proceso que convirtió a la villa en moderno nudo de comunicaciones e impulsó decisivamente el desarrollo del capitalismo industrial. al compás de la industrialización, la villa creció demográficamente y se transformó urbanísticamente. Se conformó una nueva sociedad en la que grupos emergentes, como obreros y clases medias,

241

FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA

adquirieron creciente protagonismo. Los nuevos grupos sociales empezaron a participar en el mundo de la política, antes reservado a las elites, a través de su adhesión a diferentes ideologías en liza, como el tradicionalismo, el nacionalismo vasco o las izquierdas. En todo ello, Durango no fue una excepción. Participó del proceso de modernización que, con desigual intensidad y de diversas maneras, se aceleró en el País Vasco desde las últimas décadas del siglo XIX. En este sentido, los historiadores distinguimos diferentes vías de modernización. Por un lado, el modelo vizcaíno, caracterizado por su concentración geográfica en torno a la ría de Bilbao, por su macrocefalia industrial y por la rapidez e intensidad de los cambios que generó. Por otro lado, la vía guipuzcoana, singularizada por su dispersión espacial, por su desarrollo más pausado en el tiempo y por el predominio de la pequeña y mediana empresa. Por último, los casos de álava y Navarra se caracterizaron por lo tardío del proceso de modernización económica que no conoció un definitivo impulso hasta la segunda mitad del siglo XX. El caso durangués se aleja claramente del modelo vizcaíno, que en realidad no es más que el de la ría de Bilbao, y se asemeja al guipuzcoano. En nuestra villa no se concentraron grandes contingentes de trabajadores foráneos, ni se construyeron enormes complejos fabriles, ni se produjo un desbocado crecimiento demográfico, ni se alteró abruptamente el espacio urbano, como ocurrió en la metrópoli bilbaína. aunque aquí los cambios económicos, urbanísticos y sociales fueron también de gran calado, se desarrollaron de forma más pausada, sin romper de forma traumática con el pasado, combinando continuidad y cambio, de forma que durante décadas convivieron formas tradicionales y modernas de organización social, económica y de representación cultural.

3.1. El ferrocarril, la industrialización y la nueva ciudad

DE VILLA ARTESANAL A CIUDAD INDUSTRIAL: DURANGO, 1808-1990

El paulatino proceso de industrialización de Durango se inició en los años finales del siglo XIX17. Varios factores contribuyeron a su desarrollo. En primer lugar, la villa contaba con una larga tradición artesanal que, a pesar de las dificultades, se había mantenido durante parte del siglo XIX. Como hemos señalado, todavía en torno a 1880 casi la mitad de la población activa masculina era clasificada como “artesanos”. Durango disponía, pues, de una amplia reserva de mano de obra, especializada sobre todo en el trabajo del hierro, que podía ser ahora reciclada 17 DELGaDo, a., 2009, Trabajo y vida cotidiana en la “otra” Bizkaia, 1876-1923. Catarata. Madrid, pp. 67-75.

242

y dirigida hacia actividades industriales modernas. No es casualidad que el principal sector de la industria moderna duranguesa fuera la metalurgia especializada, que continuaba la tradición de ferrerías, martinetes y fraguas. además, la villa disfrutaba de una muy ventajosa localización geográfica, al estar ubicada en el cruce de caminos entre Bilbao, Donostia y Vitoria-Gasteiz. Si durante la crisis del antiguo Régimen esa ubicación geoestratégica clave le había convertido en escenario de nada menos que cinco guerras entre 1793 y 1876 (la Convención, de la Independencia, las sublevaciones realistas del Trienio y dos carlistadas), ahora iba a ser uno de los factores de su desarrollo industrial, como lo auguraba ya en 1864 Juan E. Delmás, autor de la Guía Histórico-Descriptiva del viajero en el Señorío de Vizcaya: “No hay una villa en el Señorío que ocupe una situación tan ventajosa como esta, considerada política, militar o estratégicamente: (...) apreciada por la riqueza de sus aguas, de los minerales que abundan en su cercanías y de sus extensos arbolados, debiera ser un foco industrial y fabril sin rival en las tres Provincias Vascongadas.” La construcción del ferrocarril permitió aprovechar al máximo esa favorable localización geográfica y convirtió a Durango en importante nudo de la red ferroviaria vasca. al comunicar la villa con nuevos mercados, el ferrocarril facilitó el surgimiento de nuevas empresas y supuso un hito en el proceso industrializador local, tal como acertadamente vaticinaba el viajero bilbaíno Manuel azcarraga cuando visitó Durango en 1885: “Decididamente esta villa se prepara, por su cultura y adelantos, a ser digna del brillantísimo porvenir que se abre a sus horizontes como punto céntrico y de empalme de una red de ferrocarriles, todos ellos importantes, que estarán terminados dentro de muy pocos años”. En efecto, en 1882 se inauguró el ferrocarril Bilbao-Durango. Poco después, en 1888, se abrió la línea Durango-Elgoibar-Zumarraga, que además de comunicar la villa con la zona industrial del alto Deba, enlazaba en Zumarraga con el ferrocarril Irún-Madrid, permitiendo una rápida comunicación con el mercado interior. Esa red ferroviaria se amplió en 1901 con la construcción de la línea Elgoibar-Donostia, facilitando el tránsito de Durango a la capital guipuzcoana. La trama ferroviaria se completó en 1903 con el ramal que comunicaba Durango con Elorrio y las minas de arrazola18. La construcción de esa densa red ferroviaria permitió conectar Durango con pujantes centros de producción y consumo de la época, 18 oLaIZoLa, a., 2007, Trenbidea Bilbotik Donostiara – El ferrocarril de Bilbao a San Sebastián: Trenbidearen 125 urte Durangon – 125 años de ferrocarril en Durango. Gobierno Vasco. Donostia.

243

FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA

accediendo de forma rápida y barata a nuevos mercados para abastecerse de materia prima y en los que vender productos manufacturados en la villa. La línea Bilbao-Durango facilitó el aprovechamiento de la producción siderúrgica de los núcleos fabriles de la margen del Nervión, que luego sería transformada en factorías y talleres locales. Según señala Nerea Mujika, la historia de algunas de las principales empresas de la época, como La Ferretera Vizcaína (1909), Hijos de ortiz de Zarate (1916), Fundiciones San Miguel (1930) o Hijos de Estancona ((1918) estuvo vinculada a la altos Hornos de Vizcaya, de cuya producción se abastecían. El volumen del tráfico de mercancías (sobre todo minerales, hierro y carbón) en esa línea ferroviaria se incrementó de manera notable al poco de su inauguración. Pasó de 6.695 toneladas en 1882 a 44.769 tan sólo 4 años después, lo que indica el aumento de los intercambios comerciales. Ese incremento continuó en los años siguientes y en 1904 los ingresos por transporte de mercancías superaban incluso al de viajeros. Por su parte, la línea Durango-Zumarraga permitió que la villa recibiera el influjo industrial de la dinámica comarca del alto Deba. Buen ejemplo de ello es el caso de la empresa Mendizabal, fundada por agustín Mendizabal, antiguo accionista de Unión Cerrajera de Mondragón, que tras vender sus acciones en esa empresa se instaló en Durango. Mendizabal, al igual que la Unión Cerrajera en Mondragón, fue el motor de pequeños talleres, surgidos en muchos casos a iniciativa de los propios trabajadores. La instalación del Taller del ferrocarril en Durango, decidida en 1902, fue otro factor que contribuyó a dinamizar la industria metalúrgica local. acabada la construcción de las nuevas instalaciones en 1904, trabajaban 60 obreros en el Taller del ferrocarril, reparando o construyendo máquinas y vagones. Su crecimiento fue paralelo al de la industria local y a la creciente importancia del tren. En 1910 eran ya 250 trabajadores los que se empleaban en el Taller del ferrocarril, con diferencia la mayor empresa de la villa en esa época, seguida a bastante distancia de Mendizabal y Cia, donde trabajaban 150 obreros.

DE VILLA ARTESANAL A CIUDAD INDUSTRIAL: DURANGO, 1808-1990

a diferencia de la las grandes fábricas instaladas en torno a la ría de Bilbao, en Durango predominó la pequeña y mediana empresa, impulsada por inversores modestos o medianos dedicados a la gestión directa de su negocio. Como hemos señalado, el sector industrial más destacado era la metalurgia dedicada sobre todo a laminación y forja, especializada en productos de ferretería diversa. aunque el trabajo del hierro era la actividad económica dominante, Durango continuó desempeñando la función de centro comercial y de servicios del conjunto de la comarca. También perduró la dedicación agrícola, compatibilizada en muchos casos con la industrial. además del sector metalúrgico, se desarrolló una cierta diversificación industrial, cuya producción se dedicaba especial-

244

mente a satisfacer el mercado comarcal. así, había establecimientos industriales y pequeños talleres dedicados a la elaboración de calzado, curtidos, materiales de construcción, madera, tejidos, etc. Cuadro 4. actividad industrial, 1893-1922 Actividad

1893-1894

1922

Curtidos

5

5

Electricidad

1

Calzado

1

Fábrica hielo

1

Gaseosa

1

Harina

1

Jabón

1

Metalurgia

5

Sierra madera almacén madera

2

11 8

1

3

Taller mecánico

5

Venta y reparación de autos

1

Fuente: DELGaDo, a., 2009, op. cit., p. 71.

El ferrocarril no sólo contribuyó decisivamente al desarrollo industrial. También fue el principal factor que condicionó la transformación urbana de Durango ocurrida durante las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX19. La ubicación de la estación del ferrocarril convirtió el espacio de la actual plaza Ezkurdi en punto clave del plan de ampliación de la trama urbana. Ese espacio, junto al antiguo frontón, al que se dotará entre 1892 y 1893 de su plaza ajardinada y en 1905 de su quiosco, se convirtió en el lugar de esparcimiento y paseo de la nueva ciudad, es decir, en su principal ámbito de sociabilidad. El alcalde de 1893 afirmaba que la redefinición del área Ezkurdi-olmedal proporcionaba a Durango “inmensas ventajas (…) ganando no solo el ornato público sino también la salubridad y la comodidad de la población contando con un hermoso paseo que le sirve de recreo”. Si la villa histórica había tenido en la iglesia de Santa María su referencia monumental, la urbe que 19 PaCHo, M.J., 2010, “arquitectura de la vivienda y urbanismo en Durango 1870-1936. De ciudad tradicional a urbe industrial”. En: BENGoETXEa, B. (ed.) Durango.800 años de historia. Museo de arte e Historia. Durango, pp. 278-306.

245

FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA

Ezkurdi en los años 30 Fuente: Gerediaga Elkartea/Foto German (tomada de IRaZaBaL, J., Gerra zibila Durangaldean 1936-1937. Gerediaga Elkartea, 2012, p. 27).

ahora iniciaba su despegue y tenía su centro en Ezkurdi exhibía la estación del ferrocarril como “catedral de los tiempos modernos”. Mientras el casco histórico iba perdiendo valor, el núcleo en torno a la plaza Ezkurdi acogía el telégrafo, el tren, el Café La Paz o nuevos edificios residenciales de calidad. DE VILLA ARTESANAL A CIUDAD INDUSTRIAL: DURANGO, 1808-1990

Las autoridades municipales de la época sabían que la construcción del ferrocarril implicaba una profunda transformación urbana y aprovecharon el momento para acometer importantes proyectos como la canalización del río Mañaria en 1880, la construcción del nuevo matadero en 1878 o la instalación de alumbrado eléctrico en 1899. También se diseñó un nuevo plano de la ciudad, tarea que fue encargada al

246

arquitecto Casto de Zavala. Se derribaron los antiguos portales de la ciudad, de los que únicamente perduró el de Santa ana. Se ordenó la trama urbana abriendo nuevas calles o prolongando otras preexistentes, como la avenida de Montevideo o la continuación de la calle olmedal en las actuales Zumalacarregui y Ermodo. Ese eje se completó finalmente con su unión a la carretera Bilbao-San Sebastián ya en el año 1924. al tiempo que se ampliaba la trama urbana, se intensificó la construcción de nuevos edificios, especialmente a partir de 1900. Entre la vía del ferrocarril y la carretera Bilbao-San Sebastián, actual calle Landako, se configuró un amplio espacio urbanizable donde construcciones urbanas fueron sustituyendo de forma paulatina a la edificación de baja intensidad de carácter semirural. En ese contexto de expansión y crecimiento urbano se produjo la anexión de la anteiglesia de Iurreta al municipio de Durango en 1926, aprovechando el impulso político y legislación favorable a las anexiones dado por la dictadura de Primo de Rivera.

3.2. La formación de una nueva sociedad En paralelo al cambio económico y urbanístico, la sociedad duranguesa se fue transformando paulatinamente durante las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX. El cambio más evidente a primera vista fue el crecimiento de la población. Entre 1887 y 1930 el número de durangueses pasó de 3.713 a 8.572, si bien es cierto que parte de ese incremento se debió a los aproximadamente 1800 vecinos de Iurreta, anexionados a Durango desde 1926. En cualquier caso, el crecimiento demográfico fue constante y notable, de forma que en esos 50 años la población local estuvo cerca de duplicarse. La industrialización de la villa fue uno de los factores del aumento demográfico, ya que las nuevas actividades económicas atraían a trabajadores del ámbito rural cercano que se establecían en la villa. además de la inmigración, las nuevas pautas demográficas y especialmente el descenso de la mortalidad desde inicios del siglo XX también contribuyeron al crecimiento. Estos comportamientos demográficos se alejaban tanto del estancamiento de algunas zonas rurales vizcaínas, como de la explosión demográfica, acompañada de alta mortalidad, hacinamiento y empeoramiento de las condiciones de vida, experimentada en los núcleos industriales de la ría del Nervión. Por el contrario, en Durango nos encontramos ante una evolución demográfica alcista pero equilibrada, que experimentó un crecimiento vegetativo natural al tiempo que atraía inmigración autóctona en cantidad moderada. El siguiente cuadro permite comparar la evolución de Durango con la de Bilbao o abadiño, caracterizados por la explosión o el estancamiento demográficos respectivamente.

247

FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA

Cuadro 5. Población de Durango (1887-1930) AÑO

Durango

Durango y Iurreta

Bilbao

Abadiño

1887

3.713

5.200

50.772

1.975

1900

4.319

5.884

83.306

1.936

1910

5.145

6.809

93.536

1.961

1920

5.758

7.508

112.819

2.041

1930



8.572

161.987

2.152

Fuente: Censos oficiales de población. Desde 1926 no hay datos separados de Durango por la anexión de Iurreta.

DE VILLA ARTESANAL A CIUDAD INDUSTRIAL: DURANGO, 1808-1990

a medida que la industrialización fue avanzando, se fue desarrollando un proceso de proletarización. La mano de obra artesanal fue gradualmente sustituida por obreros asalariados y los campesinos de las anteiglesias próximas empezaron a vender su fuerza de trabajo a cambio de un jornal en las fábricas de la villa. Esto no supuso la inmediata desaparición de ocupaciones tradicionales. al contrario, pervivieron numerosos artesanos vinculados a diversos oficios que subsistieron gracias a mercados abiertos por empresas de mayor envergadura (herreros, ferreteros) y a la demanda en toda la comarca del Duranguesado de construcción (albañiles, carpinteros, canteros), alimentación (confiteros) y vestido o calzado (zapateros, curtidores, sastres, modistas). También era frecuente la doble ocupación en actividades agrícolas de carácter más tradicional y en modernos trabajos industriales. De todas maneras, en este periodo se fue formando una nueva clase obrera asalariada que fue paulatinamente ocupando el lugar dejado por el artesano tradicional. Si en 1880 casi la mitad de los trabajadores durangueses eran artesanos, en 1930 apenas superaban el 10%. Mientras tanto, los “asalariados” o “jornaleros” pasaron de ser el 8% de la población activa masculina a más del 50%. En cuanto al trabajo femenino, el servicio doméstico continuó siendo la principal actividad e incluso se incrementó. Si en 1880 el 31,1% de la población activa femenina se dedicaba a ese trabajo, en 1930 más del 45% eran “criadas”. En general, aumentó el trabajo asalariado femenino (las denominadas “jornaleras” o “asalariadas” pasaron de ser el 2,2% en 1880 al 9,8% en 1930) y la mujer también participó en actividades fabriles como textiles e incluso metalúrgicas. Por otro lado, se desarrolló una pequeña burguesía y unas clases medias asalariadas dedicadas sobre todo al comercio, a los servicios y a diversas profesiones liberales. Por citar sólo algunos ejemplos, Durango pasó de tener 4 abogados en 1893 a 9 en 1922 y de 4 médicos a 10 en el mismo período. Profesionales liberales hasta entonces desconocidos en la villa empezaron a formar parte de la sociedad local: 5 banqueros, 4 dentistas, etc.

248

Cuadro 6. Clasificación profesional de la población activa masculina de Durango (%) OCUPACIÓN Jornalaros /asalariados Labradores

1880-1890 8

1920-1930 53

19,4

16,4

artesanos

48,4

10,5

Servicios

10,4

6

Profesionales liberales

7,2

7,9

Rentista, comercio

4,6

4,4

Criados

1,7

1,4

Fuente: aRBaIZa, M., 1994, Estrategias familiares y transición demográfica en Vizcaya (1825-1930). Tesis, Universidad del País Vasco. Bilbao, p. 347.

La formación de una nueva clase trabajadora generó un tipo de movilización obrera adaptada al proceso de modernización durangués. Si la rápida industrialización de la ría del Nervión y la cuenca minera de fines del siglo XIX había creado un potente y combativo movimiento obrero liderado por el socialismo, en Durango los primeros pasos de los trabajadores como colectivo fueron mucho más tímidos y tardíos20. aunque los socialistas intentaron organizar a los trabajadores de la comarca, sus esfuerzos resultaron baldíos. La difusión del periódico socialista La Lucha de Clases se reducía a cuatro suscriptores en 1896. En 1901 los canteros de Bilbao propusieron a los de Durango que constituyeran una sociedad de oficio vinculada a la Unión General de Trabajadores (UGT). En 1904 socialistas bilbaínos y eibarreses organizaron actos en Durango y volvieron a proponer la creación de organizaciones obreras. En 1920 los socialistas locales organizaron un par de mítines y aunque había alguna sección duranguesa del socialista Sindicato obrero Metalúrgico, el periódico nacionalista Euzkadi sugería que estaba dirigida desde fuera del pueblo. En suma, los intentos socialistas de organizar a la clase obrera local tuvieron escasos resultados y hasta los años 30 del siglo XX el impacto del socialismo entre los trabajadores durangueses fue bastante limitado. Las organizaciones obreras vinculadas al catolicismo social tuvieron mayor influencia entre los trabajadores locales, en consonancia con el medio durangués en el que la modernización convivió con la pervivencia

FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA

20 Sobre la movilización y el asociacionismo obrero durangués de esta época seguimos a DELGaDo, a., 2009, Trabajo y vida cotidiana en la “otra” Bizkaia, 1876-1923. Catarata. Madrid, pp. 86-102.

249

de pautas culturales tradicionales. La doctrina social de la Iglesia, formulada en la encíclica Rerum Novarum por el papa León XIII en 1891, trató de conciliar las reivindicaciones obreras de mejora de las condiciones de vida y trabajo con la defensa del orden social vigente basado en la propiedad privada. Frente a la lucha de clases propuesta por las organizaciones obreras de izquierda, la Iglesia defendía la justicia social y la armonía entre las clases. Para difundir esos valores entre los trabajadores se crearon asociaciones obreras de carácter católico. En Durango en 1904 se fundó una sociedad de socorros mutuos bajo la advocación de San Vicente de Paúl, vinculada a la Fundación Católica de Escuelas y Patronato de obreros de San Vicente de Paúl de Bilbao. Financiada con fondos patronales, los objetivos de la sociedad no eran en absoluto de carácter reivindicativo, sino de carácter apostólico y asistencial, auxiliando a los obreros afiliados en caso de accidente y enfermedad. Su impacto entre los trabajadores durangueses no fue desdeñable. al año de su fundación la sociedad de socorros mutuos de San Vicente de Paúl contaba con 96 socios y 30 “protectores”.

DE VILLA ARTESANAL A CIUDAD INDUSTRIAL: DURANGO, 1808-1990

También en el ámbito del catolicismo social, pero con un objetivo reivindicativo, se situaba el sindicato nacionalista Solidaridad de obreros Vascos (ELa-STV), fundado en 1911. En Durango tuvo un crecimiento significativo. Creó su primera agrupación local en 1914 y según afirmaba el diario Euzkadi (12-6-1932) tenía en 1932 580 afiliados. Por un lado, desarrolló su actividad en el ámbito asistencial y de prestación de servicios para los trabajadores. En 1919 creó la Cooperativa Vasca de Consumos o Bixigai Euzko-laguntza que contaba con 100 socios. También trató de crear una caja de resistencia para auxiliar a los trabajadores en caso de huelga. En 1932, época de crisis económica, llegó a repartir entre los trabajadores unas 12.500 pesetas en concepto de “socorro por enfermedad, fallecimiento y paro obrero”. Por otro lado, ELa de Durango trabajó en el ámbito sindical y desarrolló una estrategia negociadora con los empresarios de la localidad con el objetivo de mejorar las condiciones laborales de los trabajadores. Por ejemplo, en 1920 negoció con las empresas ferreteras más importantes de la villa –Mendizabal y Ferretera Vizcaína– un aumento salarial de 1,50 pesetas a los obreros y de una a los pinches y mujeres. El acuerdo, al que también se sumó el Taller de los Ferrocarriles, fue saludado por el diario Euzkadi como ejemplo de la “armonía” que debía existir “entre el capital y el trabajo”. Frente a reivindicaciones más radicales y propuestas huelguísticas realizadas por grupos socialistas, los empresarios locales tendieron a negociar y a llegar a acuerdos con el sindicato nacionalista. a pesar de todo, en la conflictiva coyuntura laboral de 1919-1920 se convocaron en Durango varias huelgas en sectores como

250

panadería, talleres de zapatería, carpintería y forja para reivindicar la jornada de ocho horas. Eran un ejemplo de las nuevas relaciones laborales del naciente capitalismo industrial. a medida que Durango se industrializaba y su sociedad se transformaba, también fueron cambiando lentamente y de forma casi imperceptible pautas y comportamientos en la vida cotidiana de los durangueses21. Se desarrolló un nuevo comercio dirigido sobre todo a las clases medias con pautas de consumo diferentes. aparecieron nuevas tiendas como droguerías, librerías, almacenes de muebles, establecimientos de fotografía o tiendas de loza y porcelana, como la que regentaba Juan olazaran que, según anunciaba la prensa de la época, vendía “artículos de fantasía para regalo”. La ampliación y transformación urbana permitió a clases medias y pudientes distinguirse residencialmente del resto de la población, construyendo chalets o palacios fuera del casco histórico. En 1922 31 vecinos de Durango contribuían como propietarios de un chalet o un “palacio”. Nuevas prácticas de ocio, como el cine y el teatro, se extendieron entre los vecinos, aunque ello no supuso la desaparición de formas tradicionales como las romerías, ferias o los actos vinculados a festividades religiosas. El teatro-cine Tavira empezó sus proyecciones cinematográficas en 1916. Se difundieron nuevas modalidades deportivas como el fútbol, que empezó a convertirse en deporte de masas. Se crearon clubs que atrajeron a los seguidores del nuevo deporte, como el “Ederrori” en 1912, al que siguieron el Club Deportivo Durangués en 1914 y la Sociedad Deportiva Cultural de Durango en 1919. Mientras, las prácticas deportivas tradicionales, como la pelota a mano, iniciaron un proceso de mercantilización y se convirtieron en deporte de espectadores. La inauguración del remodelado frontón en 1881 favoreció esa evolución del deporte tradicional al espectáculo. Reflejo de esas transformaciones en la vida cotidiana de los durangueses eran las denuncias de la prensa nacionalista sobre el retroceso del euskera y sobre la sustitución de costumbres tradicionales por otras modernas y foráneas: “Erri onetan [Durango] ezta euzko soñu alai eta bigunik entzuten, ezta ikusten antxiñako jantza garbi ta ederrik. Zortzikuaren ordez malagueñak eta tanguak baño besterik ezta entzuten. Aurreskuba aiztu biarrian dabil, ta bere ordez alkar-jantza eta baltsio zikin eta loya baño ezta ikusten erromeri ta jayetan”22. 21 DELGaDo, a., 2009, Trabajo y vida cotidiana en la “otra” Bizkaia, 1876-1923. Catarata. Madrid, pp. 139-167. 22 J. BIRITXINaGa, Bizkaitarra, 24-6-1911 (cit. en BERRIoZaBaL, R. 1996, Nacionalismo vasco en Durango (1893-1937). Fundación Sabino arana. Bilbao, p. 89).

251

FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA

El nivel educativo de la población mejoró notablemente en esta época. La villa contaba en las primeras décadas del siglo XX con cuatro establecimientos educativos públicos y con seis de carácter religioso (Jesuitas, Maristas, Hijas de la Cruz, Hermanas de la Caridad, agustinas y Clarisas), lo que permitió aumentar notablemente el porcentaje de personas alfabetizadas que pasó del 58,2 al 74 por ciento en el caso de los hombres y del 45,8 al 71 por ciento en el de las mujeres entre los años 1887 y 1920. El incremento de la alfabetización permitió ampliar el acceso a la prensa diaria, que tenía cada vez más presencia, de forma que los vecinos recibían informaciones que rebasaban el marco local, superando así el localismo propio de las comunidades tradicionales. a ello también contribuyó de forma destacada el desarrollo de los nuevos medios de transporte y de forma muy especial el ferrocarril que permitió una movilidad de personas e ideas hasta entonces desconocida. En definitiva, las nuevas pautas de comercio y consumo, el aumento de la alfabetización o de la movilidad de la población nos indican el proceso de modernización que estaba experimentando la sociedad duranguesa, una sociedad que superaba el localismo tradicional para incorporar marcos de referencia más amplios. Todo ello tuvo su plasmación en el ámbito de la política que analizamos en las siguientes líneas.

3.3. La nueva dinámica política

DE VILLA ARTESANAL A CIUDAD INDUSTRIAL: DURANGO, 1808-1990

En 1874, tras la breve e inestable experiencia del Sexenio Democrático (1868-1874), se restableció en España la Monarquía de los Borbones en la figura de alfonso XII. Se inició así la época de la Restauración. Frente a los intentos democratizadores del Sexenio, la Restauración fue una reacción conservadora que estableció un régimen liberal sin democracia, basado en la primacía de la Corona sobre el Parlamento, en el fraude electoral y en el turno, es decir, el sistema por el que las dos grandes opciones dinásticas –el Partido Conservador de Cánovas y el Liberal Fusionista de Sagasta– se alternaban en el gobierno bajo el arbitraje de la Monarquía. La Restauración se mantuvo hasta 1923, año en que, ante la profunda crisis del sistema por su incapacidad para integrar a nuevos sectores sociales surgidos de los procesos de modernización, el General Primo de Rivera impuso una dictadura militar con el aval de la Monarquía. Para el País Vasco la Restauración no fue sólo un cambio de régimen político. También supuso una nueva forma de integración en el Estado liberal español, ya que en 1876, derrotado militarmente el carlismo, el Gobierno suprimió el régimen foral. Para mitigar el rechazo que esa decisión generó en el País Vasco, se estableció en 1878 el sistema de

252

Concierto Económico que otorgaba una amplia autonomía administrativa y fiscal a las Diputaciones vascas. Por otro lado, durante la Restauración se fue conformando el denominado pluralismo vasco. a la confrontación liberalismo/carlismo que había caracterizado la lucha política decimonónica se añadieron desde finales del siglo XIX nuevas corrientes políticas como el socialismo y el nacionalismo vasco. al mismo tiempo se fueron renovando las formas de hacer y vivir la política. Si hasta entonces la política había sido una actividad de los notables, en esta época se fue desarrollando paulatinamente la socialización política de las masas, expresada de múltiples formas como, por ejemplo, la celebración de mítines, la formación de partidos políticos de masas o la creación de centros de sociabilidad política como batzokis o casas del pueblo, etc. obviamente, muchos de estos cambios también tuvieron su plasmación en Durango. Paradójicamente, en aquellos tiempos de modernización en Durango se mantuvo la hegemonía de culturas políticas que reivindicaban la tradición frente al cambio. El carlismo continuó siendo la corriente política más arraigada entre los durangueses. Hasta la prensa nacionalista de principios del siglo XX reconocía que Durango no sólo era la “cuna del carlismo”, sino también “el pueblo más carlista que existe en Bizkaia”. a fines del XIX el carlismo moderó su ideario y recurrió a formas modernas de actuación política como la utilización de la propaganda o la formación de agrupaciones que permitieran la movilización política de sus bases. La creación de las Sociedades Tradicionalistas jugó un papel destacado en ese sentido de modernizar la actividad política para adecuarla al cambio social. La Sociedad Tradicionalista de Durango se inauguró en 1892. al año siguiente ya contaba con 150 afiliados y sus dirigentes preveían aumentar en breve su número hasta 200. Desde el punto de vista electoral el comportamiento del distrito de Durango23 se caracterizó por la alianza entre dinásticos y carlistas, lo que permitió a este bloque imponerse con claridad en las elecciones a Cortes y en las provinciales hasta la segunda década del siglo XX, frente a otras opciones como fueristas o nacionalistas. La alianza carlo-liberal también funcionó en el ámbito estrictamente municipal, lo que permitió a estas fuerzas monopolizar el gobierno local, tal como denunciaban los nacionalistas en 1911: 23 El mapa electoral de Bizkaia estaba dividido en 1876 en cuatro distritos: Balmaseda, Bilbao, Gernika y Durango (que agrupaba a los municipios de la Bizkaia oriental). Esa distribución se modificó en 1884 con la creación del distrito de Markina, con el objetivo de reducir la influencia del carlismo en esa zona de Bizkaia.

253

FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA

“Qué altos fines político-religiosos se propongan esos señores jaimistas aliados incondicionales y eternos de esos otros señores que a sí mismo se llaman liberales conservadores, nadie los sospecha, ni nadie se imagina lo que la administración de la villa de Durango puede ganar con convertirse en negocio reservado de los afortunados que tienen la exclusiva del Ayuntamiento. Sin embargo, la alianza carlo-conservadora o lo que sea no tiene trazas de romperse jamás”24. a inicios del siglo XX se inició la difusión del nacionalismo vasco en Durango. En 1905 se inauguró en la villa la primera sede del PNV que por aquel entonces contaba con al menos 70 socios. Desde la segunda década del siglo XX el nacionalismo vasco obtuvo buenos resultados electorales en el conjunto del distrito de Durango, de forma que la hegemonía carlo-conservadora empezó a debilitarse. En las elecciones de 1917 los candidatos nacionalistas del distrito –Eguileor, Elguezabal y Rotaeche– se impusieron en las elecciones a la Diputación Provincial derrotando a la coalición de dinásticos y tradicionalistas. Sin embargo, en el municipio de Durango el candidato carlista, Esteban Bilbao, obtuvo más votos que los nacionalistas. En 1918 Ignacio Rotaeche se convirtió en el primer diputado nacionalista elegido por el distrito de Durango. De todas maneras, el peso del nacionalismo fue bastante menor en el municipio de Durango que en el conjunto del distrito, ya que los resultados electorales en la villa arrojaron durante toda la Restauración unos resultados claramente favorables a los carlistas y sus aliados conservadores. Los nacionalistas no consiguieron entrar en la corporación hasta las elecciones municipales parciales de 1917 en las que por primera vez fueron elegidos dos concejales jeltzales. Tras las elecciones municipales de 1920 los nacionalistas llegaron a tener cuatro concejales. aun así, eran clara minoría frente a la mayoría compuesta por los ocho ediles de la mayoría carlo-conservadora.

DE VILLA ARTESANAL A CIUDAD INDUSTRIAL: DURANGO, 1808-1990 24 BERRIoZaBaL, R. 1996, Nacionalismo vasco en Durango (1893-1937). Fundación Sabino arana. Bilbao, p. 100.

254

Cuadro 7. Resultados de las elecciones provinciales en el municipio de Durango (1913-1923) AÑO

Carlo-monárquicos Liga de Acción Monárquica

PNV

Votantes

Votos

%

Votos

%

1913

528

69,93

189

25,03

755

1917

300

43,29

275

39,68

693

1919

598

70,43

249

29,32

849

1923

562

69,81

236

29,31

805

Fuente: DELGaDo, a. 2008, La otra Bizkaia... UPV/EHU. Bilbao, pp. 290-302

La emergencia del nacionalismo vasco fue generando una nueva dinámica política en el distrito de Durango a partir de 1910 aproximadamente. Mientras en el Gran Bilbao fue configurándose una confrontación política entre fuerzas de izquierda y de derecha, en el Duranguesado esa dialéctica apenas tuvo influencia por el escaso arraigo de grupos socialistas o republicanos. Por el contrario, en Durango y su entorno fue la cuestión nacional la que definió la posición de las grandes alternativas políticas de forma que se configuraban candidaturas “antiespañolas” (nacionalistas vascas) frente a “españolistas”, agrupadas desde 1917 en la Liga de acción Monárquica, una coalición de monárquicos y tradicionalistas. Esa dinámica política acabó provocando episodios de tensión y enfrentamientos entre carlistas y nacionalistas en Durango. Por citar algún ejemplo, en 1911 se enfrentaron en Ezkurdi un grupo de carlistas locales con nacionalistas que regresaban de la peregrinación de San Ignacio o en septiembre de 1912 se produjeron disturbios violentos entre nacionalistas y carlistas tras un mitin y romería jeltzale, causando varios heridos. En cualquier caso, fue durante la II República cuando la polarización política creció notablemente. La proclamación de la República en abril de 1931 generó una auténtica explosión de expectativas que, sin embargo, se vieron pronto frustradas debido a las enormes dificultades que tuvo el nuevo régimen democrático para consolidarse, enfrentado a fuerzas diversas que iban desde la oposición anarcosindicalista hasta la reacción de patronos o militares, pasando por la movilización del mundo católico y de la Iglesia. Como consecuencia de ello la evolución de la República estuvo marcada por la inestabilidad política y el conflicto social. La situación política del País Vasco tuvo algunas características singulares ya que se conformó

255

FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA

un sistema vasco de partidos diferente al español, caracterizado por la pujanza del nacionalismo vasco (PNV), la pervivencia del carlismo (Comunidad Tradicionalista) y la existencia de una corriente de izquierdas (PSoE y partidos republicanos) sólidamente arraigada en zonas urbanas e industrializadas. La cuestión social, la autonomía y la religión fueron los temas que polarizaron el debate político entre esas tres corrientes políticas y determinaron sus alianzas y confrontaciones. La vida política de Durango durante la II República se caracterizó por la continuidad de la hegemonía del tradicionalismo, por la creciente influencia del nacionalismo vasco y por el aumento de la tensión y polarización política. Las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, que provocaron la caída de la Monarquía, confirmaron la pujanza del carlismo durangués25. Se impusieron claramente las fuerzas tradicionalistas y conservadoras, que consiguieron trece concejales de un total de dieciséis, mientras los nacionalistas apenas obtuvieron dos ediles y tan solo uno los republicanos. Fue designado alcalde el tradicionalista adolfo Uribasterra Ibarrondo, cuñado del conocido carlista Esteban Bilbao, que andando el tiempo sería Ministro de Justicia y Presidente de las Cortes durante el franquismo. Desde los primeros momentos de la República la cuestión religiosa se convirtió en una de las causas principales de polarización política y conflictividad social. En aquel Durango, que continuaba siendo baluarte del carlismo, se manifestó el ambiente de reacción católica contra las reformas laicistas propuestas por la República. Se podían leer por la villa hojas volantes con mensajes como “¡Padres de familia!”, “¡Católicos!, no os espantéis por la actual persecución de la Iglesia”. En esas circunstancias se celebraron las elecciones a Cortes Constituyentes el 28 de junio de 1931. Tradicionalistas y nacionalistas se presentaron unidos en torno a la reivindicación del Estatuto de Estella, que entendía la autonomía como instrumento que preservara al País Vasco de la legislación laicista republicana. En palabras del socialista Indalecio Prieto, querían convertir el País Vasco en un “Gibraltar Vaticanista”. En Durango los candidatos del bloque de derechas aglutinado en torno al Estatuto de Estella obtuvieron una clara mayoría. El nacionalista José antonio aguirre obtuvo 1.268 votos y el tradicionalista Marcelino oreja 1.263, a mucha distancia de los candidatos de la coalición de izquierdas que fueron el republicano Ramón Madariaga y el socialista Julián Zugazagoitia que en Durango obtuvieron 457 y 445 votos respectivamente.

DE VILLA ARTESANAL A CIUDAD INDUSTRIAL: DURANGO, 1808-1990

25 Sobre la vida política de Durango durante la II República, véase BERRIoZaBaL, R. 1996, Nacionalismo vasco en Durango (1893-1937). Fundación Sabino arana. Bilbao.

256

Tras el bienio reformista (1931-1933) se convocaron nuevas elecciones a Cortes. En el conjunto de España, las izquierdas se presentaron desunidas y se impusieron los partidos derechistas (el Partido Radical de Lerroux y las derechas católicas agrupadas en la CEDa). En el País Vasco se rompió la coalición entre el PNV y el carlismo. Tras el fracaso del Estatuto de Estella, el PNV optó por negociar un estatuto respetuoso con la legalidad republicana, mientras las derechas se alejaban de cualquier proyecto autonómico que no sirviera a su objetivo de luchar contra la República. Si en el conjunto de Bizkaia se impusieron los nacionalistas vascos, en Durango el tradicionalismo continuó siendo la principal fuerza local. El candidato a diputado más votado en la villa fue el tradicionalista Marcelino oreja que obtuvo 1821 votos, seguido del nacionalista José antonio aguirre, que recibió 1553 sufragios. Mientras tanto se fue desarrollando en España una dinámica excluyente que enfrentaba a grupos sociales y escindía a los ciudadanos en universos culturales antagónicos: obreros frente a patronos, católicos frente a anticlericales, defensores del orden frente a partidarios de la revolución. En esas circunstancias socialistas y comunistas organizaron la revolución de octubre de 1934 que tuvo dramáticas consecuencias en Durango. al parecer, la Guardia Civil disparó contra un piquete de huelguistas de Talleres del Ferrocarril, que previamente habían atacado a un grupo de obreros que había acudido al trabajo. así narró los acontecimientos el diario La Vanguardia: “Unos cincuenta obreros se presentaron a trabajar en los talleres de los Ferrocarriles Vascongados y, cuando se dirigían a comer, protegidos por la Guardia Civil, fueron acogidos con silbidos y algunos disparos desde la plaza de Escurdi. La Guardia Civil contestó a la agresión, resultando muertos”. En efecto, como consecuencia de los disparos de la Guardia Civil fallecieron los jóvenes Gregorio Larrea, José María Galíndez y Pedro Miota. Santiago oleaga resultó herido de gravedad. El ayuntamiento durangués, presidido por el tradicionalista adolfo de Uribasterra, felicitó y gratificó a la Guardia Civil por haber “contribuido a sofocar el movimiento revolucionario”. Tras el fracaso de la revolución de octubre, se impuso la represión contra las fuerzas de izquierda y también contra el nacionalismo vasco que, aunque no había participado en su organización, fue acusado de cómplice por las derechas. Las sedes de las organizaciones de izquierda, el batzoki y el local del sindicato ELa-STV fueron cerrados por orden gubernamental. El sindicalista durangués de ELa Gregorio Ruiz Erzilla, “Gogorra”, fue encarcelado por supuesta colaboración en los actos

FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA

257

revolucionarios de Durango. Junto a la represión, se extendió el conflicto y la polarización política entre los durangueses. Los disturbios y enfrentamientos políticos que habían tenido sus primeras manifestaciones durante la Restauración, se agravaron. Por ejemplo, el 24 de octubre de 1934 fueron detenidos una veintena de socialistas y nacionalistas por supuesta agresión a un tradicionalista. En enero de ese mismo año se había producido un atentado que costó la vida al Jefe de la Guardia Municipal y estrecho colaborador del alcalde Uribasterra, Ignacio Rojo Ugarte, víctima de los disparos de varios militantes anarcosindicalistas26. En marzo de 1936 se realizó la segunda vuelta de las elecciones a Cortes Generales en ese clima de polarización política. Los carlistas coaligados con otras fuerzas de derecha volvieron a ser los más votados. Sus candidatos Gaytán de ayala y Martínez de las Rivas recibieron 1861 y 1783 votos respectivamente. a poca distancia se situaron los candidatos nacionalistas Heliodoro de la Torre y José antonio aguirre que obtuvieron cerca de 1600 sufragios cada uno. Las izquierdas, agrupadas en el Frente Popular, obtuvieron por primera vez un considerable respaldo electoral, aunque a gran distancia del bloque de derechas y de los nacionalistas. El candidato socialista Paulino Gómez Beltrán y el republicano alfredo Espinosa recibieron más de 700 votos cada uno. En el conjunto de España se impuso el Frente Popular ante unas derechas agrupadas bajo la consigna de la contrarrevolución. Unos meses después la República fue víctima de la sublevación militar que condujo a una cruenta guerra civil en julio de 1936. Para entonces las alianzas políticas en el País Vasco habían cambiado radicalmente con respecto a las de 1931. Iniciada la guerra civil, las izquierdas y el nacionalismo vasco combatieron conjuntamente en defensa de la República y del Estatuto de autonomía, aprobado por las Cortes republicanas en octubre de aquel año.

4. Tiempo de silencio y de cambios (1936-1990) DE VILLA ARTESANAL A CIUDAD INDUSTRIAL: DURANGO, 1808-1990

Entre 1936 y 1990 Durango vivió un período histórico complejo y contradictorio, lleno de contrastes y dificultades. La Guerra Civil fue un acontecimiento de extraordinarias consecuencias que supuso una auténtica ruptura en la evolución histórica de la villa. Marcó un antes y un después en su devenir histórico. El conflicto bélico interrumpió el proceso de modernización que se había iniciado a fines del siglo XIX. 26 Luz. Diario de la República, 3-1-1934.

258

Destruyó la villa y causó la muerte de centenares de durangueses. Y alteró de forma dramática la convivencia entre los vecinos, separados en dos bandos violentamente enfrentados. Tras la guerra, Durango vivió años de represión, autarquía y hambre en una posguerra terriblemente dura. El nuevo régimen, lejos de buscar la reconciliación, cultivó la lógica de la victoria y escindió a los ciudadanos en dos grupos: vencedores y vencidos. a partir de los años 50 y sobre todo de los 60 la villa experimentó un acelerado crecimiento económico y una intensa transformación social. Si la primera etapa de la industrialización (1880-1930) de Durango había sido un proceso pausado y paulatino, los cambios socioeconómicos del desarrollismo franquista fueron muy intensos y se produjeron en un breve espacio de tiempo, con una rapidez extraordinaria. El resultado fue que la sociedad duranguesa se transformó profundamente en apenas veinte años. Mientras tanto, el sistema político franquista se mantuvo sin cambios. Esa contradicción, general al conjunto de España, entre dinamismo social e inmovilismo político acabó por impedir la perpetuación del régimen a la muerte del dictador. La expresión de esa contradicción fue la creciente conflictividad social y política que se manifestó desde los años sesenta. Durante la Transición ese ambiente de polarización y conflictividad política se prolongó e incluso se intensificó, mientras se fue definiendo un nuevo sistema político en un contexto de crisis económica.

4.1. La Guerra Civil en Durango El 18 de julio de 1936, apenas cinco meses después de las elecciones generales que dieron el triunfo al Frente Popular, se produjo el golpe de Estado contra la II República. El ejército fue el instrumento de una coalición reaccionaria (monárquicos, falangistas, tradicionalistas, católicos) que pretendía acabar con la política reformista de la República y con una supuesta amenaza revolucionaria. Los golpistas fracasaron en su intento de controlar todo el poder. El alzamiento militar triunfó en Canarias, el Norte de áfrica y amplias zonas del centro y oeste peninsular, mientras el orden republicano se mantuvo en el resto de España. El golpe de Estado se convirtió así en una guerra civil que favoreció la concentración de todo el mando en manos del General Franco, decidido a consolidarse en el poder mediante el establecimiento de un Estado fascista. al igual que en España, en el País Vasco la sublevación militar triunfó en unas zonas y fracasó en otras. Se impuso con facilidad en álava y en Navarra, mientras fracasó en Bizkaia y en Gipuzkoa. En vísperas del golpe, los requetés –cuerpo paramilitar de Comunión Tradicionalista–

259

FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA

durangueses realizaban entrenamientos militares en Urkiola y aramaio, dirigidos por Jaime Zuluoga aldekoa y anastasio Barrueta, con el objetivo de participar en la sublevación contra República27. Hasta el propio alcalde, el tradicionalista adolfo Uribasterra, proporcionó armas a los requetés durangueses en los primeros días del mes de julio. En las proximidades de la villa se podían leer llamamientos a la sublevación de los jóvenes tradicionalistas: “¡Requetés alertas! Llega pronto el día de la liberación ¡Viva el Rey!”. así que cuando el 18 de julio se produjo la sublevación militar, el requeté durangués estaba bien preparado. Se agrupó en un monte próximo a Garai, a la espera de que la Guardia Civil local, compuesta por 14 miembros, se sumara a la rebelión. Sin embargo, el golpe fracasó en Durango. La Guardia Civil local no se alzó contra la República. ante la situación de división en que había quedado el país, los requetés durangueses recibieron orden de marchar hacia Vitoria, donde había triunfado la rebelión, para combatir con las fuerzas sublevadas. Sin embargo, 25 de ellos fueron detenidos antes de conseguirlo. Durango se mantuvo en la zona republicana desde el inicio de la sublevación militar hasta abril de 1937. Durante ese período el frente de guerra de la zona quedó estabilizado entre otxandio y Legutiano. Y la villa volvió a convertirse en escenario bélico de primera importancia, dada su importancia geoestratégica y su proximidad al frente. al igual que en las guerras decimonónicas, las tropas acantonaron en Durango. Centenares de milicianos de izquierda, muchos de ellos provenientes de asturias, se instalaron en los conventos de San Francisco y de Santa Susana, convertidos en provisionales cuarteles. La producción local se puso al servicio de la guerra. Talleres y fábricas fueron militarizados, dedicados ahora a producir material bélico. La villa se fue llenando de refugiados, cuyo número aumentó a medida que los pueblos guipuzcoanos fueron cayeron en manos del ejército franquista. Si en diciembre de 1936 eran en torno a 1700, en marzo de 1937 se calculaba que había 2884 refugiados en la villa. Durango se organizó para hacer frente al denominado bando nacional, que contaba con el apoyo del carlismo, principal fuerza política de la villa. El 8 de agosto el alcalde adolfo Uribasterra y los concejales carlistas o derechistas fueron destituidos. Se constituyó una nueva corporación, presidida por el nacionalista vasco Teodoro arregui y compuesta por concejales del Partido Nacionalista Vasco y del Frente

DE VILLA ARTESANAL A CIUDAD INDUSTRIAL: DURANGO, 1808-1990

27 Sobre la Guerra Civil en Durango vid. IRaZaBaL, J., 2001, 1931 martxoak 31, Durango, 31 de marzo de 1937. Gerediaga Elkartea. Bilbao. IRaZaBaL, J., 2012, Gerra Zibila Durangaldean, 1936-1937. Gerediaga Elkartea. Durango.

260

Popular. Se formó el Comité de Defensa de Durango, que ordenó la detención de alrededor de un centenar de vecinos, la mayoría de ellos carlistas considerados afectos a la sublevación. algunos de ellos fueron liberados posteriormente. otros fueron enviados a prisiones de Bilbao. Y el resto quedaron recluidos en la cárcel de la villa. Los durangueses padecieron trágicamente las consecuencias de la guerra. La violencia se adueñó de la villa y murieron cientos de vecinos durante el conflicto bélico. El 25 de septiembre de 1936 se produjo el primer bombardeo sobre la villa. Causó doce muertos –la mayoría milicianos foráneos que se encontraban en el frontón de Ezkurdi– y numerosos heridos. Como represalia, milicianos de izquierda se dirigieron a la cárcel municipal, sacaron a los 22 presos considerados afectos a la sublevación y los llevaron al cementerio, donde los fusilaron. No fueron los únicos. El investigador Jon Irazabal estima que otros diez vecinos de la villa, casi todos tradicionalistas, fueron muertos desde el inicio de la guerra hasta abril de 1937 en parecidas circunstancias. Por otro lado, el “Tribunal Popular de Euzkadi”, constituido por el Gobierno Vasco tras la aprobación del Estatuto de autonomía en octubre de 1936, juzgó a 43 vecinos de Durango, acusados de haber participado o apoyado la sublevación contra la República. Muchos de ellos habían pertenecido al requeté durangués. otros lo habían apoyado, como el alcalde adolfo Uribasterra. Jaime Zuluoga aldecoa, considerado uno de sus principales dirigentes, fue condenado a muerte, junto a Luis arratibel Ugarriza, aunque a ambos les fue conmutada la pena por cadena perpetua, a petición del ayuntamiento durangués. El resto de los acusados fueron condenados a penas que oscilaban entre 8 y 14 años de prisión, con excepción de 12 durangueses que fueron condenados a pena de muerte en rebeldía. a finales de marzo de 1937 el ejército franquista inició la ofensiva sobre Bizkaia. El objetivo era acabar con la resistencia republicana en el Norte peninsular, para después concentrar las fuerzas en la toma de Madrid. El General Mola hizo difundir un mensaje amenazante, exigiendo la rendición de Vizcaya: “Si vuestra sumisión no es inmediata, arrasaré Vizcaya, empezando por las industrias de guerra. Tengo medios para hacerlo”. Y unos días después, el 31 de marzo, se produjo un devastador bombardeo sobre Durango. a las ocho y media de la mañana cinco bombarderos y nueve cazas del ejército italiano, siguiendo indicaciones de Franco y Mola, empezaron a lanzar bombas sobre la villa. Esa mañana arrojaron unas cuatro toneladas de explosivos. Entre otros muchos edificios, la iglesia de Santa María y la de los Jesuitas sufrieron el bombardeo, falleciendo los sacerdotes Carlos Morilla y Rafael Billalabeitia, que en ese momento

261

FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA

estaban celebrando misa, y varios feligreses que la oían. También murieron 11 monjas del Convento de Santa Susana, igualmente objetivo del bombardeo, tal vez porque allí se alojaban milicianos republicanos. El Gobierno Vasco presentó el bombardeo como un ataque fascista contra la Iglesia, tratando de separar la causa franquista de la católica, frente al discurso de los sublevados que calificaban su guerra de Cruzada. Los carlistas locales quedaron en una situación paradójica y absurda. aunque habían aguardado esperanzados la llegada de las tropas antirrepublicanas, el 31 de marzo ellos mismos fueron testigos y en muchos casos víctimas del bombardeo fascista. Y además fueron rechazados y atacados por vecinos que les consideraban cómplices de quienes habían destruido Durango. Las palabras de una joven duranguesa de familia carlista al escritor José de arteche, antiguo nacionalista enrolado en los requetés, en mayo de 1937, tras la caída de Durango en manos franquistas, reflejan esa situación con absoluta claridad y muestran también la dramática quiebra de la convivencia entre los durangueses que se produjo durante la Guerra Civil: “Tuvimos el primer bombardeo en setiembre del año pasado [1936], el día veinticinco, y en represalia fusilaron veintitantos detenidos. Los otros dos bombardeos fueron el día 31 de marzo, el día que comenzó la ofensiva, y hubo alrededor de trescientos muertos. Si ese día, el primer bombardeo hubiese sido una hora antes o una hora después, no hubiera habido tantos muertos como hubo, porque en la iglesia había una infinidad de chicas en aquel momento. Parecía el fin del mundo. ¡Y la mayoría de los muertos, de derecha! Mire usted: hubo padre que perdió aquella mañana tres hijas. –Queremos que vengan, solíamos decir por ustedes [el ejército franquista], pero les recibiremos tocando a muerto.– Pero lo más horroroso para nosotras comenzó después del bombardeo. La gente enfurecida, pero como usted no se puede imaginar, pedía el fusilamiento de todos nosotros. Como si nosotros tuviésemos la culpa… Era terrible. Hombres y mujeres, de nuestras mismas familias, escapándose por las huertas, saltando las paredes, escapándose por donde podían… ¡Terrible! Vale más morir que vivir como hemos vivido”28. Cerca de las seis de la tarde del mismo día 31 de marzo la aviación italiana inició un nuevo bombardeo sobre la villa. ocho bombarderos lanzaron más de 3 toneladas de explosivos distribuidos en 76 bombas. Los cazas que los escoltaban realizaron ametrallamientos contra la población civil. En esta ocasión las instalaciones ferroviarias de la villa fueron el principal objetivo de la aviación italiana. Los días 2 y 4 de abril

DE VILLA ARTESANAL A CIUDAD INDUSTRIAL: DURANGO, 1808-1990

28 aRTECHE, J., 1970, El abrazo de los muertos: diario de la guerra civil 1936-1939. Icharopena. San Sebastián, pp. 106-107.

262

Imagen publicada por el Gobierno Vasco denunciando el bombardeo Fuente: IRaZaBaL, J., 2001, 1931 martxoak 31, Durango, 31 de marzo de 1937. Gere. diaga Elkartea, Bilbo, p. 282.

se produjeron nuevos bombardeos. Para entonces quedaban pocos vecinos en la villa. La mayoría ya había huido. Por esa razón fue menor el número de víctimas. Falleció algún bombero o personal de rescate y hubo nueve heridos causados por el bombardeo del hospital. El balance final del bombardeo de Durango es desolador. Según escribió George L. Steer, enviado especial del diario The Times al País Vasco, fue el bombardeo más terrible hasta entonces conocido en la historia de la humanidad. Fallecieron más de 300 personas. El investigador Jon Irazabal estima que causó 336 víctimas mortales, de las que se pudo identificar a 276. Los daños materiales fueron extraordinarios. Durante la guerra 321 edificios fueron destruidos total o parcialmente, la mayor parte de ellos a causa del bombardeo. Entre ellos estaban algunos de los monumentos más emblemáticos de la villa, como la cruz de Kurutziaga o la iglesia de Santa María de Uribarri, posteriormente restaurados. La mayor parte de los edificios derribados se ubicaban en el casco histórico de la villa.

FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA

263

La iglesia de Santa María tras el bombardeo del 31 de marzo de 1937 Fuente: IRaZaBaL, J., 2001, 1931 martxoak 31, Durango, 31 de marzo de 1937. Gerediaga Elkartea, Bilbo, p. 41.

264

Durango fue el primer escenario de una táctica bélica en la que la aviación y los bombardeos persistentes sobre población civil jugaron un destacado papel. Para las potencias fascistas aliadas de Franco –la Italia de Mussolini en el caso de Durango o la alemania de Hitler en el de Gernika– fue una oportunidad para probar armas y tácticas militares en la Guerra de España que les serían de utilidad durante la Segunda Guerra Mundial. Para el ejército franquista el bombardeo fue una forma de precipitar la rendición del Gobierno Vasco, mediante una implacable y cruel demostración de fuerza que pretendía provocar desmoralización y pánico en la resistencia. Durango fue la primera muestra, a la que 26 días después siguió Gernika. En abril se produjeron intensos combates en las inmediaciones de Durango. otxandio cayó en manos de las tropas franquistas el 4 de abril. a pesar de ello, se mantuvo la resistencia en el monte Saibigain, en las proximidades de Urkiola. Finalmente, tras violentos choques que causaron numerosas bajas, los nacionales consolidaron su penetración hacia Durango. Las brigadas de Mola entraron en la villa el 28 de abril. Encontraron un Durango devastado por la guerra y sin vida, tal como lo describió un capellán carlista: “Es el día 29 de abril: cuando el sol nace por el oriente, sus primeros rayos se posan sobre un campo en el que flota la desolación. Una sección de Requetés patrulla las calles, humedecidas aún con la sangre vertida por ambos bandos combatientes y a cada paso tienen que sortear obstáculos, escombros, montones de piedra y sobre todo, restos de un ejército derrotado, que huye en desorden. Las ventanas y balcones continúan cerrados como en la noche anterior: ni un solo habitante abre la puerta entornada para decir a los nuevos ocupantes de la ciudad el expresivo: ¡Buenos días nos dé Dios! (…) Se hubiera dicho que la muerte, en manos del Angel exterminador, había pasado por la población y no había encontrado puerta claveteada que en su frontispicio ostentara la consigna de la Pascua”29.

4.2. Represión, autarquía y hambre aunque la Guerra continuó en Bizkaia hasta junio de 1937 y la derrota definitiva de la República no se produjo hasta abril de 1939, la entrada de las tropas franquista en Durango el 28 de abril de 1937 supuso el inicio de una larga y dura posguerra para los durangueses. El Nuevo Estado, que empezó a construirse en las zonas tomadas por los 29 CIa NaVaSCUES, P., 1941, Memorias del Tercio de Montejurra. Imprenta La acción Social. Pamplona, p. 103.

265

FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA

nacionales, sometió a los vencidos a una implacable represión y rechazó cualquier posibilidad reconciliación. Su discurso se basó en la victoria y en la exclusión de los perdedores de la Guerra Civil. En Durango la represión se manifestó de muy diversas maneras. aunque todavía carecemos de estudios rigurosos que la cuantifiquen y permitan precisar la identidad de todos los represaliados, disponemos de algunos datos30 que nos permiten atisbar la naturaleza y expresiones de la represión franquista en la villa. Tras la caída de Durango, fueron apresados vecinos que habían defendido la República o habían militado en sindicatos u organizaciones políticas de izquierda o nacionalistas. algunos, como José Luis Ibarra o José Díaz Fernández, fueron secuestrados y “paseados”. otros fueron fusilados cuando todavía no había concluido la Guerra, tras permanecer encarcelados en prisiones de Bilbao o Derio. Por citar algún ejemplo, ese fue el caso de Juan Eskubi, dirigente de ELa-STV y miembro del Comité de Defensa de la villa durante la Guerra, o el de antonio Ibarra aranceta, militante socialista. Concluida definitivamente la Guerra con la victoria del ejército franquista, la represión continuó. Entre agosto y octubre de 1939 fueron fusilados varios durangueses como, por ejemplo, Bautista García (vendedor habitual en Ezkurdi del diario republicano socialista El Liberal), Juan Ibarra aranceta (miliciano anarquista apresado en la frontera cuando trataba de huir a Francia) o Luciano Iturrieta (ferroviario socialista). Pero tal vez el caso de Juan Fernández Gorroño es el que mejor muestra la naturaleza vengativa de la represión franquista. Este sargento del ejército republicano se exiló en Francia al acabar la guerra. Tras la caída de Francia en manos de los nazis al inicio de la Segunda Guerra Mundial, fue reclamado por las autoridades franquistas y entregado a ellas, que lo fusilaron en la cárcel de Larrinaga de Bilbao en 194131. otros durangueses del bando de los vencidos fueron condenados a largos años de cárcel en aplicación de la Ley de Responsabilidades Políticas (1939) o de la Causa General (1940)32. algunos de ellos murieron en la cárcel, como Eduardo arze, fallecido en 1940 a la edad de 60 años en la prisión de la Isla de San 30 IRaZaBaL, J., 2008, “Fusilados del Franquismo, 70 años de olvido”, en Astola. Ikerketa eta historia. Durangaldeko urtekaria, nº 2, pp. 52-69. http://www.ahotsak.com/durango [Consulta: 15-5-2012] y http://www.durango1936.org/eu/durango.php [Consulta: 5-5-2012].

DE VILLA ARTESANAL A CIUDAD INDUSTRIAL: DURANGO, 1808-1990

31 El ayuntamiento de Durango sufragó gastos de transporte de los durangueses que acudieron a Bilbao a testificar en el Consejo de Guerra contra Juan Fernández Gorroño (aMD, La 47, 15-7-1941). 32 Según afirmaban sus respectivos preámbulos, la Ley de Responsabilidades Políticas juzgaba a quienes “contribuyeron con actos u omisiones graves a forjar la subversión roja y a entorpecer el triunfo providencial del Movimiento Nacional” y la Causa General enjuiciaba “los hechos delictivos cometidos en todo el territorio nacional durante la dominación roja”.

266

Cuadro 8. Víctimas de la represión franquista en Durango tras la caída de la villa NOMBRE

TIPO DE REPRESION

FECHA

OBSERVACIONES

anastasio arnaiz

Fusilado (Derio)

2-3-1938

Faustino arrieta

Fusilado (Bilbao)

6-9-1937

Eduardo arze

Muerto en la cárcel (Pontevedra)

15-3-1940

Nicolás Barreña

Desaparecido (Santander)

x-10-1937

octavio Conde

Muerto en la cárcel (oviedo)

14-04-1949

José Díaz Fernández

Desaparecido (Durango)

28-4 1937

Gregorio Elorriaga

Batallón Disciplinario 18-7-1940 de Soldados Trabajadores (Navarra)

Juan Eskubi

Fusilado (Derio)

24-10-1938 Dirigente STV y del Comité de Defensa de Durango

Juan Fernández Gorroño

Fusilado (Bilbao)

14-9-1940

Sargento republicano exilado en Francia

Baustista García Hernández

Fusilado (Burgos)

3-8-1939

Vendedor de El Liberal

antonio Ibarra aranzeta Fusilado (Bilbao)

18-1-1938

Militante socialistas

Juan Ibarra aranzeta

9-8-1937

Miliciano anarquista

Fusilado (Burgos)

Miliciano socialista

Miliciano anarquista

José Luis Ibarra Urtiaga “Paseado” (Durango) Luciano Iturrieta

Fusilado (Bilbao)

10-13-1939 Ferroviario socialista

Pablo Juaristi

Desaparecido (Zalla o Santander)

José Mugarza

Fusilado (Santander)

Patxi Raposo

Fusilado (asturias)

Militante de CNT

Raimundo Uriarte

Fusilado 28-10-1938

Militante de PNV

Gudari (Batallón Kirikiño)

Fuente: http://www.durango1936.org/eu/durango.php [consulta: 5-5-2012].

Simón de Pontevedra, u octavio Conde, que murió en la cárcel de oviedo en 1949. otra forma de represión contra los vencidos fue la constitución de “Batallones Disciplinarios de Soldados Trabajadores”, una suerte de trabajos forzados encubiertos como servicio militar para los desafectos al régimen. Por ejemplo, en el Batallón Disciplinario 38 fue

267

FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA

encuadrado el durangués Gregorio Elorriaga, que falleció en 1940, víctima de un accidente “laboral”. Junto a esa represión cruel y violenta, los vencidos durangueses sufrieron un sometimiento cotidiano y silencioso. aquellos desafectos al régimen que habían huido durante la Guerra y tras ella decidieron volver a la villa, encontraron grandes dificultades para rehacer sus vidas. En algunos casos, sus casas o caseríos habían sido confiscados y ocupados por otros inquilinos. En otros casos, tuvieron problemas para encontrar trabajo por su pasado político. Según testimonios de vecinos de la época, quien había estado con los rojos durante la guerra difícilmente encontraba empleo en las fábricas de la villa. No se concedían licencias para abrir negocios o realizar actividades públicas a aquellos vecinos considerados “desafectos al Movimiento” o que habían mostrado una “notoria significación antipatriótica con el Glorioso Movimiento Nacional”33. En el ámbito cultural, el euskera fue prohibido en los espacios públicos y de forma muy especial en la escuela. algunos vecinos fueron obligados a vestir la txapela roja, símbolo de carlismo. Se trataba de que los vencidos renunciaran a su identidad y a su pasado. Se pretendía que se redimieran negándose a sí mismos. El espacio público fue monopolizado por los vencedores. Todos los años el día 28 de abril celebraban ritualmente la Victoria y rendían culto a los “caídos por Dios y por España” durante la Guerra. Por supuesto, la administración local fue depurada. Los desafectos al Movimiento fueron sustituidos por excombatientes y vecinos que habían mostrado una plena adhesión la Movimiento. El Estado franquista construyó e institucionalizó toda una maquinaria (leyes, tribunales, campos de concentración, cárceles, trabajos forzados, etc.) que regulaba y ejecutaba la represión. Sin embargo, ésta no era ajena a las sociedades locales. La represión se dirigía contra los vencidos desde el aparato represivo franquista, pero contaba con la colaboración de los vencedores en cada pueblo o ciudad. El cura, el alcalde o el Jefe local de Falange eran habitualmente piezas fundamentales de esa maquinaria represiva, hasta el punto de que el contenido de sus informes podía salvar o condenar a un vecino. Y, obviamente, en Durango, pueblo de gran arraigo carlista, además de vencidos, hubo vencedores, que colaboraron con el régimen. Valga como ejemplo de lo dicho el caso de Vicenta Garnika, joven afiliada a la UGT, que fue denunciada por sus propias vecinas como “roja” y acabó en la cárcel de mujeres de Durango, establecida en enero de 1940 en el convento-colegio de las Damas de

DE VILLA ARTESANAL A CIUDAD INDUSTRIAL: DURANGO, 1808-1990

33 archivo Municipal de Durango, Libro de actas 47, fol. 31-32, 102-104, 254-260, 424, 451, 457.

268

Semana Santa en la posguerra [Fotografía: Ricardo Doliwa]

Nevers, donde se hacinaban presas comunes y políticas en penosas condiciones. o el caso de Cosme de Elguezabal (1877-1953), abogado bilbaíno afincado en Durango, concejal nacionalista en 1920, presidente de acción Católica de la villa en 1931, que en 1938 se atrevió a criticar directamente a Franco la política que se practicaba en Vizcaya y Guipúzcoa. Pues bien, fueron vecinos de Durango entre los que destacaban el alcalde, adolfo Uribasterra, su teniente Leonardo Tristán, o el jefe local de FET de las JoNS, Justo Uribarrena, quienes descalificaron a Elguezabal y lo tacharon de “separatista”34. 34 Deia, 9-1-2010 y 30-3-2010. ESPINoSa MESTRE, F. (2009), “Sobre la represión franquista en el País Vasco”, Historia Social, 63, pp. 59-75.

269

FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA

El poder local fue recuperado por los carlistas, convertidos ahora, no en una opción política más, sino en los vencedores del nuevo régimen. El tradicionalista adolfo Uribasterra, que había sido alcalde durante la República y había colaborado con los requetés durangueses en los preparativos de la sublevación, recuperó el cargo de alcalde en julio de 1937, tras la caída de Bilbao. Era cuñado de Esteban Bilbao, uno de los dirigentes carlistas más identificados con el franquismo, que llegó a ser Ministro de Justicia y Presidente de las Cortes franquistas. En febrero de 1938 el Gobernador Civil nombró una nueva Corporación, siguiendo la normativa franquista, que establecía que los corporativos debían ser afiliados al partido único (FET y de las JoNS) y personas de “reconocida solvencia moral y conducta intachable”. José María arce y Burgada presidió el nuevo ayuntamiento. Fue sustituido en enero de 1940 por Leonardo Tristán, destacado requeté durangués, que había sido primer Teniente de alcalde en la anterior Corporación.

DE VILLA ARTESANAL A CIUDAD INDUSTRIAL: DURANGO, 1808-1990

Los carlistas tuvieron actitudes diversas ante el régimen. Un sector del tradicionalismo se opuso con escaso éxito al franquismo. otro sector tendió al retraimiento, una vez atajado lo que veían como peligro revolucionario. Por último, hubo carlistas que aceptaron plenamente el régimen franquista. Y, obviamente, ésos fueron los designados para ocupar puestos de poder. En 1942 se acentuaron las diferencias y tensiones entre falangistas y los sectores del carlismo disconformes con el papel secundario al que habían quedado relegados en el Nuevo Estado. Ese mismo año se renovó la corporación municipal de Durango y se nombró alcalde a Justo Uribarrena Erdoiza. al igual que sus antecesores, Uribarrena era un carlista que había colaborado con el requeté durangués, por lo que había sido encarcelado durante la Guerra Civil. Tras el Decreto de Unificación (1937), por el que Franco impuso la unión de falangistas y carlistas en una única organización (FET y de las JoNS), Justo Uribarrena fue nombrado Jefe Local de Falange. Su perfil político era el de un carlista claramente alineado con el franquismo, lo que, al parecer, le valió algunas críticas de otros sectores del tradicionalismo local. El nuevo alcalde se mantuvo en el cargo durante más de cinco años, hasta finales de 1947. Entonces fue designada una nueva corporación compuesta, al igual que las anteriores, casi totalmente por carlistas y dirigida por el alcalde José Julián Zabala Mintegui, calificado por los informes franquistas como “gran entusiasta del régimen constituido” y del que se pensaba que “no acatará otras consignas que las que pudieran emanar del Régimen Nacional-Sindicalista”35. 35 archivo General de la administración (aGa), Presidencia, 51/20714, 1948. Debo agradecer la generosidad del historiador Jon Kortazar Billalabeitia, quien amablemente me ha proporcionado datos de interés sobre el poder local en el Durango de la posguerra.

270

Mientras tanto, Durango trataba de reconstruirse tras la enorme destrucción causada por los bombardeos durante la Guerra. En el proceso de reconstrucción intervino la Dirección General de Regiones Devastadas, organismo creado por el Estado franquista para dirigir la reconstrucción de viviendas, infraestructuras y monumentos en zonas especialmente dañadas durante la Guerra Civil. La Dirección de Regiones Devastadas contribuyó con un millón de pesetas a la reconstrucción de la villa. En los trabajos de reconstrucción se empleó mano de obra forzada de unos 60 represaliados que constituían el “Batallón de Trabajadores Prisioneros número 14”36. Todo ello se producía en un contexto de enormes dificultades materiales para hacer frente a la subsistencia familiar. Tras la Guerra, el Nuevo Estado impuso una política económica autárquica cuyo objetivo último era satisfacer el mercado interno con la producción nacional, evitando las importaciones. Como consecuencia de ello se produjeron enormes problemas de abastecimiento y escasez. a finales de 1938 los vecinos de Durango presentaron sus quejas ante el ayuntamiento. Denunciaban las “privaciones” que padecían, como consecuencia del insuficiente suministro de alimentos. Para tratar de paliar esos problemas el régimen impuso el racionamiento de los productos básicos, lo que a su vez generó el florecimiento del estraperlo o mercado negro, donde se podían adquirir a un precio muy superior al oficial todos los productos que se desviaban del cauce legal de distribución. El resultado fue el hambre y el racionamiento, que no fue suprimido hasta 1952. obviamente, tal como afirman testigos de la época, los kaletarras padecieron más el hambre y la escasez de alimentos que los baserritarras, protegidos por la producción agraria familiar. En el ámbito industrial, la autarquía también generó importantes problemas de abastecimiento de materias primas, utillaje mecánico o electricidad. Sin embargo, ante la imposibilidad de acudir al abastecimiento exterior y con el amparo de un mercado interior muy protegido de la competencia exterior, se crearon algunas nuevas empresas dedicadas a la máquina herramienta o maquinaria agrícola para satisfacer la demanda comarcal.

4.3. Crecimiento económico y cambio social Tras la dura posguerra de los años cuarenta el régimen franquista fue suavizando de forma paulatina su política económica autárquica hasta que en 1959 decidió abandonarla plenamente con la aprobación del Plan de Estabilización que supuso la liberalización y apertura al exterior de la economía española y que dio paso al denominado “milagro 36 aMD, Libro de actas 47, fol. 31-32, 71-73, 102-104, 391-397.

271

FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA

económico español”. Los cincuenta fueron, por tanto, una época de transición entre el tiempo de miseria de la larga posguerra y el espectacular crecimiento económico de los sesenta. También en Durango en esa década se inició un proceso de recuperación económica y desarrollo industrial que se intensificó en los sesenta y que transformó radicalmente a la sociedad duranguesa. El proceso de modernización económica y social, interrumpido durante la Guerra Civil y el primer franquismo, fue ahora recuperado con una intensidad extraordinaria. En apenas treinta años, es decir, los que median entre 1950 y 1980 se fue conformando un nuevo Durango que dejó definitivamente atrás los modos de vida tradicionales y la dialéctica modernidad versus tradición que había galvanizado su evolución histórica durante la contemporaneidad. La primera manifestación de ese proceso fue el destacado crecimiento industrial experimentado por la villa en ese período37. En los años cincuenta se crearon nuevas empresas que, por un lado, continuaron la tradición productiva local especializada en la transformación del hierro y, por otro, contribuyeron a la diversificación industrial de la villa. En 1951 se estableció Celulosas del Nervión S.a. que, además de emplear a más de 400 trabajadores, provocó cierta transformación del paisaje agrario de la comarca por la extensión de pinares para satisfacer las necesidades madereras de la papelera. En la misma década surgieron iniciativas vinculadas a la máquina herramienta como Talleres Durango S.a. (1958) o talleres electromecánicos oNa (1952). así pues, a finales de los cincuenta Durango ya era un potente foco industrial, resultado de la primera industrialización (1890-1930) y del crecimiento de esa década. En 1958 contaba con 3609 trabajadores empleados en 85 empresas industriales. En las siguientes décadas la industrialización continuó, de forma que en 1981 el número de operarios había aumentado a 4011 y el de empresas a 386. Pero es que además el proceso desbordó los límites del término municipal de Durango, que hasta entonces había concentrado buena parte de la industria de la comarca, y se extendió a otros municipios del Duranguesado. El ejemplo más significativo es el del vecino pueblo de abadiño, cuyo crecimiento industrial en los años sesenta y setenta fue espectacular. DE VILLA ARTESANAL A CIUDAD INDUSTRIAL: DURANGO, 1808-1990

37 Para el análisis de las transformaciones económicas y demográficas de Durango en esta época seguimos el trabajo de MUJIKa, N., 2005, El pasado reciente de Durango y su comarca (19601991). Universidad de Deusto. Bilbao, 2005.

272

Cuadro 9. Número de industrias y trabajadores en algunos municipios del Duranguesado (1958-1981) MUNICIPIO

1958

1981

Empresas

Trabajadores

Empresas

abadiño

9

206

62

atxondo

6

85

10

496

17

256

44

1.069

3.609

140

4.011

354

47

1.352

Berriz Durango Zaldibar

8,5 24

Trabajadores 2.843

Fuente: MUJIKa, N., 2005, El pasado reciente de Durango y su comarca (1960-1991). Universidad de Deusto. Bilbao, p. 169.

Como señala Nerea Mujika, el intenso proceso industrializador de la comarca desde los años sesenta fue formando ejes o corredores industriales que discurrían a través de las principales vías de comunicación. El más importante es el situado a lo largo de la carretera Bilbao-San Sebastián. agrupa a los municipios de Durango, abadiano, Berriz y Zaldibar. además de empresas locales, en estas zonas se ubicaron desde fines de los sesenta industrias procedentes del cercano y saturado valle del Deba, que en Durango y su comarca encontraron buenas comunicaciones, mano de obra cualificada y el suelo que necesitaban. La estructura industrial resultante del proceso mantuvo el predominio de la fundición y de los transformados metálicos, que enlaza con la tradición ferrona de la villa. Pero incorporó nuevos sectores como madera, papel y artes gráficas (531 empleos en 1973) y maquinaria mecánica y eléctrica (752 empleos ese mismo año). Siguiendo con las características de la primera industrialización de Durango (1890-1930), en esta época continuó dominando la pequeña y mediana empresa. En paralelo al crecimiento y cambio económico, se produjo una transformación radical de la sociedad duranguesa. El incremento demográfico fue espectacular, hasta el punto de que el número de habitantes se triplicó sobradamente entre 1940 y 1981, con un crecimiento del 316,3% en el conjunto del período. La industrialización provocó un aumento de los flujos migratorios. Durante la segunda mitad del siglo XX Durango se convirtió en importante foco de atracción de población inmigrante y de los núcleos rurales cercanos. El período álgido de los movimientos migratorios en el conjunto de la comarca fue 1966-1975, pero en Durango su intensidad había sido notable con anterioridad. Ya en el año 1960 el 24,1% de la población había nacido fuera del País Vasco. En 1971 tan

273

FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA

El crecimiento urbano de Durango entre 1965 y 1987 Fuente: FoaT. Paisajes españoles. ayuntamiento de Durango (tomado de MUJIKa, N., 2005, El pasado reciente de Durango y su comarca. Universidad de Deusto. Bilbao, p. 68).

274

Cuadro 10. Evolución de la población de Durango (1930-1980) AÑO

1930

1040

1950

1960

1970

1981

HaBITaNTES

8.572

8.251

9.863

14.417

22.354

26.101

Fuente: Censos de población (incluye Durango y Iurreta)

sólo el 43,5% de la población había nacido en el municipio, el 20,4% procedía de otros pueblos de Bizkaia y el 36,1% restante era originario de fuera de la provincia38. La presión de la inmigración y el crecimiento demográfico transformaron la morfología urbana. Desde los años cincuenta se construyeron barrios específicamente obreros, como el de Juan de Itziar o el de San Fausto. Y se desarrolló un “urbanismo intensivo” que supuso un aumento espectacular de la vivienda para responder al gran crecimiento demográfico. Para encauzar el crecimiento urbano en 1962 se aprobó el Plan de ordenación Urbana de Durango. Sin embargo, el crecimiento demográfico e industrial de la villa pronto desbordó sus previsiones, por lo que en 1970 tuvo que ser modificado. En esta época también cambió sustancialmente la composición socio-profesional de la población local. En primer lugar, el campesinado prácticamente desapareció del panorama social local. Si ya en 1972 un exiguo 8,6% de la población activa trabajaba en actividades agrícolas, en 1981, esto es, al final del proceso industrializador, tan sólo el 1,1% se ocupaba en el sector primario. Los trabajadores industriales que ya constituían el 63,4% en 1972 crecieron hasta el 64,7% de la población activa en 1981. Por último, el sector terciario aumentó notablemente pasando del 28% en 1972 al 33,3% en 1981. Como vemos, a pesar del predominio industrial, Durango no solo mantuvo, sino que incluso incrementó su importancia como centro cabecera de comarca que prestaba servicios al conjunto del Duranguesado. Esta tendencia hacia la terciarización de la economía se iba a acentuar en las siguientes décadas. La nueva sociedad surgida en Durango durante el desarrollismo franquista no sólo había cambiado en su tamaño o dedicación laboral. También se transformaron sus condiciones materiales, pautas de comportamiento o referencias culturales. La renta per cápita se incrementó notablemente, pasando en el conjunto de Bizkaia de 54.454 pesetas en 1967 a 78.857 en 1971. Se desarrolló la nueva sociedad de consumo, 38 CáMaRa DE CoMERCIo, INDUSTRIa Y NaVEGaCIóN DE BILBao, 1973, Estudios socio-económicos comarcales: Duranguesado. Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Bilbao. Bilbao, p. 160.

275

FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA

DE VILLA ARTESANAL A CIUDAD INDUSTRIAL: DURANGO, 1808-1990

simbolizada en la adquisición de nuevos productos que iban desde la televisión o la lavadora hasta el famoso seiscientos. Empezó a popularizarse la compra a plazos o los créditos al consumo. Sectores sociales modestos accedieron en creciente número a la educación media y a la asistencia sanitaria. Precisamente en esa época, en el año de 1967, se inauguró el Instituto Nacional de Enseñanza Media (I.E.S. Fray Juan de Zumarraga) con capacidad para unos 1.500 estudiantes y el ambulatorio de la Seguridad Social. La mujer casada se incorporó progresivamente al mercado laboral y las jóvenes a la educación superior. Curas y grupos cristianos de base se fueron alejando del nacional-catolicismo para participar en la oposición antifranquista. Surgió un nuevo movimiento obrero, que se organizó de manera autónoma, al margen de las jerarquías del Sindicato Vertical franquista. Su manifestación más significativa fue la aparición de las denominadas Comisiones obreras, movimiento sindical creado inicialmente de forma espontánea por los trabajadores para negociar sus condiciones laborales, que durante los años sesenta se fue articulando a nivel provincial y estatal. aunque en un principio las reivindicaciones de este nuevo movimiento obrero eran de carácter principalmente socioeconómico, pronto adquirieron un carácter político antifranquista por la propia resistencia del régimen a aceptar el funcionamiento autónomo de los trabajadores y el derecho a la huelga. a inicios de los setenta las denominadas “Comisiones obreras del Duranguesado” jugaron un importante papel en la organización y coordinación del movimiento obrero de la comarca. La conflictividad laboral en el Duranguesado fue mucho menor que en la zona industrial del Gran Bilbao, tal vez por el predominio de la pequeña y mediana empresa. aún así, también en esta comarca empezaron a extenderse las huelgas en los últimos años del franquismo y primeros momentos de la Transición como ocurrió en las empresas Estancona (abril de 1976 y febrero de 1977), Talleres Pinondo (septiembre de 1975), Duñaiturria (enero de 1975), Celulosas del Nervión (febrero de 1977), etc. El conflicto laboral más signficativo se produjo en la empresa Inder, ubicada en Berriz, que despidió a 108 trabajadores por seguir una huelga convocada por la comisión obrera elegida al margen de los cauces legales del Sindicato Vertical. El conflicto se prologó durante mayo y junio de 1974, y generó numerosas huelgas de solidaridad en empresas de Durango y otros municipios de la comarca39. Por otro lado, surgieron nuevas manifestaciones culturales que reivindicaban el euskera y la cultura vasca y que chocaban con la concepción identitaria española arcaizante y excluyente impuesta por el franquismo. El 7 de junio de 1965 nació la Sociedad 39 IBaRRa, P., 1987, El movimiento obrero en Vizcaya: 1967-1977. Ideología, organización y conflictividad. Universidad del País Vasco. Leioa.

276

Gerediaga, que ese mismo año organizó por primera vez la Feria del libro y disco vascos, convertida desde entonces en reunión anual emblemática de la cultura euskaltzale. También apoyó y cobijó numerosas iniciativas en favor de la recuperación y difusión de la cultura vasca como ikastolas, grupos de danza o teatro, alfabetización en euskera, etc.

4.4. Transición política y crisis económica Mientras la sociedad se fue transformando profundamente durante el desarrollismo franquista, el régimen se mantuvo anclado en el más absoluto inmovilismo político. Desde finales de los sesenta la crisis del franquismo se fue agudizando, enfrentado a los desafíos protagonizados por diversos sectores de la nueva sociedad: la protesta estudiantil, la desafección de la Iglesia, el movimiento obrero, las asociaciones de vecinos, la violencia de grupos como ETa o el FRaP, la revitalización o surgimiento de partidos de oposición de izquierda o nacionalistas. ante la nueva situación, las élites franquistas empezaron a dividirse entre los denominados “aperturistas”, que pretendían reformar el régimen para adaptarlo a la nueva realidad social, y los “inmovilistas”, que rechazaban cualquier cambio político y recurrían a la represión como único instrumento para neutralizar a la oposición. Esta última fue la posición del régimen hasta la muerte de Franco. Pero a partir de noviembre de 1975 la continuidad del franquismo sin Franco fue imposible, entre otras razones por la fuerza y extensión que habían alcanzado los movimientos sociales y políticos antifranquistas. aunque éstos no habían conseguido derrocar al régimen, sí impidieron su continuidad a la muerte del dictador. así, los sectores reformistas del franquismo decidieron negociar con las principales fuerzas políticas de oposición el diseño de un nuevo régimen político durante la Transición. El resultado de esa negociación fue la Constitución española de 1978 y el modelo autonómico del Estado, plasmado en los estatutos de autonomía. En el País Vasco la Transición tuvo algunas características singulares debido a la persistencia e intensificación de la violencia de ETa, al mayor arraigo de opciones rupturistas y al menor consenso colectivo en torno al nuevo sistema jurídico-institucional. además, coincidió con una fuerte crisis económica, que afectó con especial intensidad al País Vasco. Por todas esas razones, la Transición adoptó formas conflictivas en el País Vasco y se desarrolló en un clima de intensa efervescencia política y tensión social. Este ambiente de intensa politización y alta conflictividad también se manifestó en Durango. En la villa se vivió tras la muerte de Franco una compleja situación. Mientras por un lado se mantenían las autoridades locales y la legislación del franquismo, por otro se desarrollaba una intensa movilización política a favor de un cambio

277

FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA

político radical, expresada, por ejemplo, a través de campañas que exigían la amnistía o la legalización de la ikurriña. Se constituyó la denominada “asamblea del Pueblo de Durango”, una especie de contrapoder frente a la corporación procedente del franquismo, para canalizar esas reivindicaciones. El 31 de septiembre de 1976 se celebró un pleno municipal, al que acudieron unos 600 vecinos y que acabó siendo tumultuoso. Se escucharon voces que acusaban a la Corporación de fascista y se corearon los gritos de “Gora Euskadi askatuta” y “Gora Euskadi sozialista”. a petición de la “asamblea del Pueblo de Durango”, el pleno aprobó el acuerdo de solicitar al Gobierno la amnistía total para los presos políticos. Tras los incidentes, se colocó en el balcón de la casa consistorial una ikurriña, a pesar de que la enseña todavía era ilegal, y el alcalde Francisco amorrortu se comprometió a “tramitar al Gobierno la petición de que la ikurriña pudiera ondear al lado de la bandera nacional en las próximas fiestas de San Fausto”40. Parece que el alcalde, que se declaraba partidario de “una fórmula democrática sana y real”, trató de calmar la movilización social con esas medidas.

DE VILLA ARTESANAL A CIUDAD INDUSTRIAL: DURANGO, 1808-1990

Sin embargo, esto provocó la reacción de fuerzas de extrema derecha, que querían desestabilizar el proceso de reforma política impulsado por el Gobierno Suárez. Durante las fiestas de San Fausto los denominados incontrolados realizaron numerosas acciones violentas. El día 11 de octubre varios ultraderechistas, armados con una metralleta, cadenas y porras, agredieron a cinco jóvenes y asaltaron el local de la comisión de fiestas, causando cuantiosos daños. al día siguiente doce incontrolados cometieron nuevas agresiones, provocando varios heridos. También se produjeron altercados entre miembros de la comisión de fiestas y algunos ultraderechistas que iban armados. El día 13 durante la madrugada se produjeron nuevos incidentes, “amenazas de muerte, disparos intimidatorios, gente incontrolada, provocadores...”. Pocos días después el ayuntamiento en pleno presentó su dimisión ante el Gobernador Civil. aunque se ha dicho que lo hizo en señal de protesta por las agresiones ultraderechistas, en realidad la dimisión se debió a la debilidad de la corporación, carente de respaldo social por su origen franquista y superada por los acontecimientos y la presión popular. Como el propio alcalde amorrortu manifestó, la razones de la dimisión eran “la falta de participación y adhesión popular”41. Sin embargo, el 40 El Correo, 1-10-1976. Francisco amorrortu Bilbao fue alcalde de Durango entre 1967 y 1979, presidente de la Mancomunidad de Durango, jefe local del Movimiento, vicepresidente de la Diputación Provincial de Vizcaya y presidente entre 1977 y 1979, tras la muerte del anterior presidente, augusto Unceta, asesinado por ETa. 41 El Correo, 12, 13, 14 y 19 de octubre de 1976.

278

Gobernador Civil rechazó la dimisión y la corporación se mantuvo hasta las primeras elecciones municipales democráticas de 1979. otro hecho que contribuyó a la intensa movilización política fue la presentación en Durango, el 21 de julio de 1977, de 10 antiguos presos de ETa, acompañados por Telesforo Monzón, que habían sido expatriados a varias ciudades europeas. El gesto suponía un desafío al Gobierno Suárez y mostraba las limitaciones de sus medidas de amnistía, previas a la ley de octubre de 1977 que liberó a todos los presos políticos. al año siguiente, el 11 de mayo de 1978, los jóvenes durangueses miembros de ETa, Jesús María arrazola (Txiki) y alberto García Marmol (Ruso) fueron muertos en Gernika por disparon de la Guardia Civil. Como protesta, fue convocada una huelga general en Durango el día 12 de mayo y se produjeron incidentes en la villa42. a pesar de las dificultades, el proceso de la Transición continuó avanzando. En junio de 1977 se celebraron las primeras elecciones a Cortes, que elaboraron la nueva Constitución. Una vez aprobada ésta, se convocaron nuevas elecciones generales en 1979. Ese mismo año se aprobó el Estatuto de Gernika y se constituyeron los primeros ayuntamientos democráticos. El sistema de partidos que resultó de estos procesos electorales en Durango no se parecía en nada al de las últimas elecciones democráticas, en tiempos de la II República. La sociedad se había transformado profundamente, y con ella también sus expresiones políticas. El carlismo desapareció del escenario político local. El Partido Nacionalista Vasco (PNV) se convirtió en la principal fuerza política de la villa. En las primeras elecciones generales de 1977 obtuvo el 35% de los votos y mantuvo su preeminencia en elecciones posteriores, con un respaldo que ha oscilado en torno al 30 y 40% de los votos. En los comicios locales realizados desde 1979 ha sido el partido más votado, obteniendo entre un máximo de 14 concejales en 1977 y un mínimo de 7 en 1987, de un total de 21 ediles. aunque en la mayoría de las legislaturas no ha obtenido la mayoría absoluta (11 concejales), siempre ha dirigido el gobierno local, habida cuenta de la dispersión de las fuerzas de oposición, representadas principalmente por el PSE-PSoE, diversas expresiones del centro-derecha de ámbito estatal y la izquierda abertzale.

FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA 42 El Correo, 12, 13 y 14 de mayo de 1978.

279

Cuadro 11. Elecciones municipales en Durango: número de concejales (1979-1995) 1979

1983

1987

1991

1995

14

11

7

10

10

PSoE/PSE

1

4

3

3

2

HB

4

3

4

4

3

EE

1

1

2

1

PCE/EPK_ IU

1

PNV

aP/PP

1 2

Ea Total

21

21

2

2

4

3

1

1

21

21

21

Fuente: http://www.historiaelectoral.com/munieus.html [Consulta: 6-6-2012]

En lo económico a partir de 1975 la crisis empezó a incidir en la villa. aunque se trataba de una recesión de carácter internacional, afectó con especial intensidad a nuestra zona por la especialización industrial en sectores como el siderometalúrgico que estaban en declive a nivel mundial. Finalizó así el período de crecimiento industrial que había vivido Durango desde los años cincuenta y se inició un nuevo ciclo económico. La crisis fue fundamentalmente industrial. Se cerraron fábricas y la tasa de paro creció notablemente. Según los datos aportados por Nerea Mujika, entre 1982 y 1991 cerraron en la villa 42 empresas, mientras tan sólo se crearon 15. Ello supuso la desaparición 809 empleos industriales, mientras apenas se crearon 97 en las empresas de nueva creación.

DE VILLA ARTESANAL A CIUDAD INDUSTRIAL: DURANGO, 1808-1990

La evolución demográfica de la villa también entró en una nueva una etapa. El aumento de la población que había caracterizado la etapa anterior se ralentizó desde 1975. Se produjo un descenso continuado y progresivo del crecimiento vegetativo por dos razones. Por un lado, cesó la inmigración como consecuencia de la crisis industrial. Por otro, cayó la tasa de natalidad, fenómeno vinculado más al proceso general de transición demográfica que a la coyuntura económica. El resultado de todo ello fue que en los años 90 del siglo XX la población duranguesa tendía al estancamiento y al progresivo envejecimiento. En ese nuevo marco político resultado de la Transición y en ese nuevo ciclo económico inaugurado con la crisis del petróleo, Durango se enfrentó a los retos de una economía y una sociedad cada vez complejas, derivados de la revolución tecnológica digital y del proceso de globalización. Los cambios y la transformación histórica de la villa continúan.

280

5. Bibliografía básica BENGoETXEa, B. (ed.), 2010, Durango. 800 años de historia. Museo de Arte e Historia. Durango. BERRIoZaBaL, R. 1996, Nacionalismo vasco en Durango (1893-1937). Fundación Sabino arana. Bilbao. DELGaDo, a. 2008, La otra Bizkaia. Política en un medio rural durante la Restauración. UPV/EHU. Bilbao. DELGaDo, a., 2009, Trabajo y vida cotidiana en la “otra” Bizkaia, 1876-1923. Catarata. Madrid. IRaZaBaL, J., 2001, 1931 martxoak 31, Durango, 31 de marzo de 1937. Gerediaga Elkartea. Bilbao. IRaZaBaL, J., 2012, Gerra Zibila Durangaldean, 1936-1937. Gerediaga Elkartea. Durango. ITURBE, a., 1993, Algunas notas sobre la historia de Durango. Bizkaiko Foru aldundia. Bilbao. MUJIKa, N., 2005, El pasado reciente de Durango y su comarca (1960-1991). Universidad de Deusto. Bilbao. LaRRaCoECHEa, J.M., 1983-1991, Notas históricas de la villa de Durango. Iruprint-Mensajero. Durango-Bilbao, 5 vols. VEITIa, F.a. y ECHEZaRRETa, R. 1967, Noticias históricas de la Noble y Leal Villa de Tavira de Durango. Gerediaga. Bilbao.

FERNANDO MARTÍNEZ RUEDA

281

6. Referencias a la historia universal de la etapa tratada en el capítulo FECHAS

DE VILLA ARTESANAL A CIUDAD INDUSTRIAL: DURANGO, 1808-1990

282

REFERENCIAS A LA HISTORIA UNIVERSAL

1789

Revolución Francesa (Guerra de la Convención y ocupación de Durango por el ejército francés en 1795)

1799-1815

El Imperio napoleónico y sus conflictos bélicos (Guerra de la Independencia y ocupación de Durango por las tropas napoleónicas, 1808-1813)

1830 y 1848

Revoluciones liberales y democráticas en Europa contra el absolutismo (primera guerra carlista en Durango,1833-1839)

1870-1914

Segunda revolución industrial (inauguración del ferrocarril Bilbao-Durango en 1882 e inicio del proceso de modernización económica de Durango)

1864

Inicios del movimiento obrero: Fundación de la Primera Internacional

1891

Proclamación de la doctrina social de la Iglesia mediante la encíclica de León XIII Rerum Novarum

1904-1914

Creación de las primeras asociaciones obreras en Durango

1973

Crisis del petróleo (inicio de la crisis económica en Durango a partir de 1975)

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.