DE ROCA ESTÁN HECHOS: INTRODUCCIÓN A LOS ANÁLISIS LÍTICOS (María Teresa Civalero, 2006)

June 7, 2017 | Autor: Migue Hernandez | Categoría: Tecnología Lítica, Análisis Lítico
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Descripción

Un análisis tipológico y técnico-morfológico de siete sitios...

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DE ROCA ESTÁN HECHOS: INTRODUCCIÓN A LOS ANÁLISIS LÍTICOS María Teresa Civalero CLASIFICACIÓN Hay ciertas preguntas que pienso son recurrentes en los estudios líticos: ¿Cómo sabemos o cómo podemos saber que un artefacto es un ejemplo de un raspador o una raedera o más simple aún, de una lasca o de una hoja? Según Dark (1995), los arqueólogos pueden reconocer diferencias en objetos a partir de una clasificación. Cada artefacto que se rescata del registro arqueológico presenta una serie de características (llamadas atributos) que pueden ser clasificables. Algunos de los atributos pueden variar y, si esa variación es recurrente (se observa una repetición de rasgos), entonces, esa variación y su recurrencia son necesarias para comenzar a formar grupos. Se intenta conocer cuáles atributos son recurrentes en un determinado tipo de artefacto (Aschero 1975). Pero, ¿qué variables podemos elegir para clasificar un instrumento o un artefacto? O, como se pregunta Dark (1995), ¿cómo podemos estimar la forma de un objeto? La mayoría de las clasificaciones se organizan a partir de las formas de los objetos o de la función que pudieron tener. Entonces lo necesario es una sistematización en la descripción de los artefactos y a partir de ella poder aislar y testear posibles encadenamientos tecnológicos. Este primer ordenamiento debe emplear atributos o unidades que sean lo más objetivas posible para que puedan ser utilizadas desde diferentes modelos teóricos y que apunten a resolver diferentes problemas de investigación (Dunnell 1971).

UN POCO DE HISTORIA Sería necesario hacer explícitos varios conceptos que se fueron gestando a lo largo del desarrollo histórico de la arqueología para comprender los diferentes modelos que fueron paradigmas en nuestra ciencia y mostrar cómo fue cambiando la visión de la arqueología con el transcurso del tiempo.

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Durante la década del 50 y principios de 1960 los estudios líticos estaban orientados hacia la creación de tipos bien definidos de instrumentos. La paleontología de fines del siglo XIX fue un eslabón importante para la definición de la arqueología paleolítica en Francia principalmente. Se buscaba definir secuencias cronoestratigráficas a través de fósiles guía a los que se les conocía una distribución delimitada en el tiempo y en el espacio. Así, las cronologías fueron construidas usando instrumentos tipo como rasgo diagnóstico. Esos tipos era tratados como morfológicamente inmutables por considerárselos expresión de ideas normativas sobre la forma que debían ser confeccionados (ver Pérez de Micou, cap. 1 en este libro). Estos tipos eran luego utilizados para definir industrias las que a su vez, estaban relacionadas con culturas definidas. Pero, la toma de conciencia de que los instrumentos podían cambiar de forma a medida que transcurría su vida útil afectó la utilidad de muchas de las tipologías en curso. G. Frison (1968, en Andrefsky 1998) lo hace explícito argumentando que si la morfología de los artefactos cambia durante su vida útil, entonces las tipologías deberían reflejar esos cambios para así poder ser indicadores temporales, espaciales y funcionales útiles. Entender esto llevó a los arqueólogos a ver a los instrumentos no ya como indicadores diagnósticos y productos finales, sino como elementos dinámicos de la cultura material, medios extrasomáticos para lograr la supervivencia e íntimamente relacionados con las estrategias de la organización humana (movilidad, economía, etc.) (Andresfsky 1998). En esa época, comenzaron a popularizarse en la comunidad arqueológica los estudios replicativos de las formas de los instrumentos líticos. Don Crabtee en Estados Unidos y Francois Bordes en Francia tuvieron gran injerencia en estos estudios: la replicación controlada de las formas de los artefactos ayudó al desarrollo de las técnicas relacionadas con los análisis secuenciales de reducción lítica. Los estudios replicativos intentan comprender los mecanismos de fractura de las rocas. En ellos, el control de los desechos de talla es sumamente importante para entender la tecnología de los artefactos líticos como instrumentos terminados. Durante la década de 1970 y principios de los 80, muchos de los análisis replicativos se apoyaron más sobre la habilidad de los talladores que sobre la tecnología de la producción lítica. Andrefsky (1998) argumenta que fue necesario este paso para poder entender el rango de variabilidad que existía durante la modificación del material lítico. Lamentablemente, como esa variabilidad no fue suficientemente controlada con experimentaciones, estos estudios fueron criticados y catalogados como no científicos (Thomas 1986, 1989). A pesar de este panorama, el trabajo de replicación continuó pero con experimentaciones controladas y poniendo énfasis en el control de los subproductos (desechos de talla) de la producción lítica y no sólo en el instrumento terminado. Así, fueron considerados nuevamente relevantes para proveer información sobre comportamiento tecnológico. Los estudios replicativos controlados producen un rango de variabilidad en artefactos líticos dentro de parámetros que pueden ser controlados y entendidos. Así, esta variabilidad puede ser comparada con los conjuntos arqueológicos para tener una comprensión de la variabilidad dentro de parámetros asociados con esos conjuntos arqueológicos (Andrefsky 1998).

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MODELOS SECUENCIALES Los arqueólogos organizamos el estudio de los artefactos líticos en una secuencia interpretativa a partir de un orden de ideas. Bleed (2001) presenta una serie de modelos secuenciales que son muy utilizados en los estudios líticos debido a que ofrecen las bases conceptuales para relacionar objetos aparentemente diferentes en patrones que pueden ser estudiados en términos cognitivos o de comportamiento. Estos modelos secuenciales han sido desarrollados por arqueólogos franceses y estadounidenses y usados en el resto del mundo. No es mi intención en este trabajo desarrollar exhaustivamente los conceptos de Chaîne opératoire y de Producción de instrumentos líticos, simplemente quiero dar a conocer las características más destacables de estos modelos metodológicos ampliamente utilizados por los especialistas líticos y presentar algunas de las variables empleadas en su estudio.

CADENA OPERATIVA (CHAÎNE OPÉRATOIRE) Este término fue usado por primera vez en Francia por Leroi-Gourhan (1964), uno de los investigadores más importantes de los años 50, Según Schlanger (1994) este modelo se desarrolla a partir de la contribución de dos líneas intelectuales del pensamiento francés. Por un lado, el trabajo de replicación de piezas del Paleolítico europeo realizadas por arqueólogos franceses como Bordes y Tixier. La otra línea de pensamiento que se entrecruza con ésta es la desarrollada por antropólogos (Mauss y Leroi-Gourhan), en la cual el interés está puesto en los aspectos cognitivos del comportamiento. Cresswell (1976) define chaîne opératoire como la serie de operaciones que conducen a la materia prima desde su estado natural hasta un estado de manufactura. Lemonnier (1992) la simplifica definiéndola como series de operaciones realizadas por los seres humanos y que implican cualquier transformación de la materia. (Cuadro 1). Cuadro 1. Cadena Operativa: modelo básico (sacado de Lemonnier 1992)

Elementos

Agente

Relaciones Humano tecnológicas Animal Energía Inorgánica Relaciones Sociales

Instrumento

Gesto

Activo Pasivo Máquina

Bienes Control Decisiones

Acción sobre la materia

Estado de la materia

Percusión

Productos

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Lo que hay que entender de este concepto es que el componente cognitivo pesa más que los aspectos operativos. Así, el objetivo principal es asociar el comportamiento cognitivo con las operaciones tecnológicas (Bleed 2001). Boëda (1994) aclara el concepto definiendo chaîne opératoire como “...la totalidad de estadios técnicos desde la adquisición de materias primas hasta su descarte e incluye los diferentes procesos de transformación y utilización..... Cada estadio técnico refleja el conocimiento técnico específico”. Cuadro 2. Elaboración de una chaîne opératoire como un esquema tecnológico para la producción de hojas Magdalenienses (Julien y Julien 1994) (sacado de Bleed 2001).

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La crítica que se le hace a esta propuesta es que no tiene en cuenta los procesos post-depositacionales que contribuyen a formar el registro arqueológico (Bleed 2001). Además, Audouze (1999 en Bisson 2000) objeta que el concepto de chaîne opératoire ha derivado en un gran número de soluciones y no ayudó en la comprensión del razonamiento que hay detrás de la tecnología del Paleolítico Medio. Dado que un objeto puede ser obtenido a través de diferentes procesos técnicos y, además, podría desarrollar diferentes funciones, se concluye que ese objeto no puede ser satisfactoriamente descripto y su función deducida a partir de esta tipología (Bisson 2000). Aún así, los arqueólogos reconocen que el encadenamiento de los materiales prehistóricos dentro de secuencias tecnológicas debe haber sido organizada a través de estructuras cognitivas. Este reconocimiento ha hecho posible que se organicen discusiones sobre los procesos del pensamiento del pasado y que el concepto de chaîne opératoire sea popular entre investigadores interesados en los aspectos cognitivos de la tecnología (Julien y Julien 1994)

MODELO DE PRODUCCIÓN LÍTICA Son modelos de secuencia desarrollados por arqueólogos estadounidenses y están orientados a mostrar cómo los instrumentos fueron confeccionados y usados; fundamentalmente buscan conocer cómo fueron organizadas las actividades tecnológicas. El más usado de ellos es aquél que presenta los diferentes estadios de producción de artefactos. Bajo la órbita procesual de la Nueva Arqueología, los arqueólogos pusieron el foco en averiguar qué procesos (antrópicos, naturales) eran los responsables de la depositación del material arqueológico en los sitios. Además, para entender los artefactos líticos como parte de un sistema dinámico del pasado, se debían entender los procesos implicados en la adquisición, producción, intercambio y consumo del instrumental lítico (Yerkes y Kardulias 1993). Schiffer (1975) propuso un modelo de comportamientos secuenciales que mostraba cómo se organizaban los artefactos desde su producción, pasando por el uso hasta su depositación en el registro arqueológico. (Cuadro 3).

Cuadro 3. Diagrama de Schiffer.

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Utilizan generalmente dibujos esquemáticos en los cuales se presentan las secuencias que marcan la confección de artefactos específicos (Figura 1) y enfocan principalmente dos aspectos de la tecnología lítica, por un lado la producción de instrumentos de piedra (Andrefsky 1998; Bradley 1978; Frison y Bradley 1980; Morrow 1995; entre otros) y por otro lado la historia del uso que se les dio a estos instrumentos. Así, Dibble (1984, 1987, 1995) propuso que los diferentes tipos de raederas definidas para el Paleolítico Medio no eran tipos en sí mismos sino estadios del uso del instrumento que incluían su reactivación y reuso (Bleed 2001). Así, los instrumentos cambiaban de forma, de tipo de retoque y de ángulo de filo a medida que se los iba utilizando (Figura 2). De un modo similar, Flenniken y Raymond (1986) a partir de experimentaciones de replicación de puntas de proyectil de la Gran Cuenca (USA) plantean la hipótesis de que las formas de las puntas (crono-diagnósticas hasta ese momento) reflejaban los cambios producto del uso y de la reactivación. Los modelos secuenciales han contribuido a la discusión de diferentes temas en relación a los sistemas tecnológicos del pasado (Bleed 2001). Así, por ejemplo Nelson (1991) discutió modelos de distribución de actividades tecnológicas en diferentes sitios; Bamforth y Bleed (1997) (entre otros)discutieron riesgo; otros costo (Bleed 1996), diseño y eficiencia (Jeske 1992).

TERMINOLOGÍA BÁSICA Desde tiempos inmemoriales el hombre ha utilizado la piedra, la madera y el hueso para confeccionar sus instrumentos. Al ser confeccionados sobre material inorgánico, los instrumentos líticos son los que prevalecen en el registro arqueológico. La talla lítica es un proceso relacionado con la capacidad que tiene el hombre de inducir y controlar la fractura de las rocas para formar herramientas funcionales a sus necesidades. Este proceso según Crabtree (1972) comprende dos factores: por un lado el Método y por otro, la Técnica. El método se encuentra en la mente y la técnica en las manos. El método es la manera lógica de sistematizar y ordenar el proceso de talla. La forma, el largo, ancho, delgadez y la técnica de aplicación de la fuerza para formatizar un instrumento están predeterminados por el tallador antes de iniciar la fractura de la materia prima. Por otro lado, la técnica representa la aplicación del método por el tallador. La técnica es el resultado último del método aplicado de una manera predeterminada (por ejemplo, qué ángulo se va a emplear en la aplicación de la fuerza; si la remoción se hará por percusión o por presión; si se aplica percusión directa o indirecta, etc). El instrumento terminado generalmente revela la última etapa de reducción, así, los analistas líticos deben apoyarse en la morfología e hipotetizar sobre la técnica de talla. Pero los artefactos puede ser idénticos morfológicamente y haber sido confeccionados con técnicas totalmente diferentes. La experimentación tiene un importante papel verificador en la tecnología lítica. Con ella se pueden registrar todos los estadios de manufactura y las características del débitage

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Figura 1. Diagrama esquemático de la reducción de un núcleo bifacial en donde se muestra las lascas removidas y los instrumentos elaborados (sacado de Andresfsky 1998 p.157).

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Figura 2. Diferentes estadios en la reactivación de una raedera mostrando cómo va cambiando su forma, retoque y ángulo de filo (sacado de Bleed, 2001).

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(desecho de talla) y así contrastar hipótesis sobre qué técnica de talla se utilizó para confeccionar el instrumento. Las rocas se pueden modificar principalmente de dos maneras: por percusión y por presión. La talla por percusión se produce cuando la lasca es removida mediante el golpe a una masa de roca de mayor tamaño con un martillo o percutor que generalmente es un guijarro. Sin embargo, los percutores también pueden ser confeccionados sobre maderas duras, huesos o astas (Figura 3). La talla por presión se produce cuando se remueve una lasca empleando presión sobre una masa lítica sin necesidad de aplicar un golpe. Más adelante, volveremos sobre este tema. (Figura 4).

DESTACANDO LASCAS, PRINCIPIOS GENERALES Toda talla comienza a partir de una masa de material lítico homogéneo que, por su tamaño y peso, puede ser transportado y al que denominamos nódulo. Hay casos en que los litos no pueden ser transportados porque la materia prima se presenta en forma de bloques, filones, afloramientos, etc. En ese caso, se puede obtener una lasca gruesa o muy gruesa que se pueda trasladar y que denominamos lasca nodular. Obviamente, no todas las rocas son aptas para ser utilizadas en la talla. Las mejores son aquellas que pueden ser fracturadas de una manera predecible y

Figura 3. Instrumentos para tallar: (a, b) percutor duro (guijarro); (c) percutor blando (asta); (d) retocador para presión (asta).(sacado de Andrefsky 1998 p. 12)

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Figura 4. Técnicas de talla. 1: percusión directa utilizando un guijarro como percutor. 2: percusión directa utilizando un asta. 3: percusión indirecta utilizando un intermediario. 4: presión utilizando un retocador. (sacado de Inizan et al. 1999 p.31).

por lo tanto, deben tener ciertas características como por ejemplo, la capacidad de ser isotrópicas (tener las mismas propiedades en todas direcciones); criptocristalinas (la estructura de los cristales de los minerales debe ser lo suficientemente pequeña como para no ser vista macroscópicamente); homogéneas (tener la misma estructura en todas partes, libre de impurezas o inclusiones) y quebradizas (facilidad para la fractura) (Nami 1992). Una vez que se comenzó con la remoción de lascas, el nódulo pasa a llamarse núcleo (Figura 5). El propósito principal del núcleo es el de abastecer de lascas que puedan ser utilizadas para la confección de instrumentos. A medida que se van removiendo las lascas del núcleo, éste comienza a disminuir de tamaño -recordemos que la talla lítica es una tecnología extractiva- hasta que se agota. Los núcleos que se encuentran en el registro arqueológico tienen una gran variedad de tamaños y formas dependiendo de su estado al momento del descarte y de la manera en que fueron formatizados (ver Paulides en este volumen). Las piezas que se extraen del núcleo, generalmente son llamadas lascas u hojas según haya sido el método tecnológico con las que se las extrajo (Figura 6). En un sentido amplio, puede definirse a la lasca como todo lito extraído por fractura intencional de otro lito de mayor tamaño. Es un producto de la talla de extracción, con bordes irregulares (Aschero 1975, revisión 83 y com. pers) y con determinados atributos que la caracterizan tales como talón, un bulbo de percusión en su sector proximal, ondas de percusión, estrías, labio y lasca adventicia. La hoja también es un fragmento que se remueve de una roca de mayor tamaño, pero tiene características más definidas como módulos rectangulares, bordes paralelos o levemente convergentes, en donde las aristas de lascado de la cara

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PLATAFORMA DE PERCUSIÓN (p.p.) p.p. preparada (❱ talón facetado) p.p. plana (❱ talón plano) negativo de bulbo p.p. cortical (❱ talón cortical) SUPERFICIE CON NEGATIVOS DE LASCADOS DE EXTRACCIONES ANTERIORES aristas

Figura 5. Núcleo y sus principales atributos. (modificado de Inizan et al. 1999 p.60).

dorsal permiten establecer la existencia de extracciones unidireccionales y bidireccionales paralelas. Los núcleos de hojas presentan plataformas de percusión y aristas guías preparadas (Aschero 1975, revisión 83 y com. pers). Tanto las lascas como las hojas pueden ser utilizadas para formatizar instrumentos o pueden ser descartadas sin ninguna modificación en ellas, en este caso estamos hablando de desechos de talla, también llamado débitage. La gran mayoría de las lascas (hablo de ellas en un sentido amplio, incluyo las lascas propiamente dichas y las hojas) removidas por percusión y de una manera controlada tienen la característica de poseer fractura concoidal. Pero, en realidad, hay tres maneras de producir la fractura intencional de la roca; cada una de ellas posee una “forma de romperse” diferente. Una de ellas es por fractura concoidal, otra por compresión (lo que llamamos bipolar) y por último, la lasca producida por una iniciación curvada. Veamos qué significa todo esto. De acuerdo a Cotterell y Kamminga (1987) las lascas destacadas por fractura concoidal comienzan a fisurarse por la formación de un cono Hertziano. Por ejemplo, cuando algún elemento impacta sobre un vidrio, la energía que se propaga por esa masa de vidrio, produce un pequeño cono (Figura 7). Ahora bien, traslademos este principio a una roca. Si el punto de impacto se realiza cerca de la unión de dos caras de la masa lítica, la energía se introduce en forma de cono que, al no poder transferirse al aire, vuelve hacia el interior de la pieza siguiendo el trayecto del otro borde del cono, formando un cono parcial (Figura 8). Esto permite entonces, que una porción de roca se separe de la masa principal y ese fragmento que se separa, es llamado lasca (en su sentido amplio) (Figuras 8 y 9). Las lascas de fractura concoidal pueden ser producidas por presión por un percutor blando (hueso o asta), pero, comúnmente son producto de la percusión con un percutor duro (un percutor de piedra) (Cotterell y Kamminga 1987).

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Figura 6. a) Esquema de un lasca con sus atributos tecnológicos (sacado de Inizan et al. 1999 p.33). b) Esquema de una hoja (sacado de Whittaker 1994 p.225).

El destaque de las lascas bipolares (Figura 8) se produce de una manera diferente al de las lascas concoidales. Después del impacto, la fuerza penetra en la forma de radios concéntricos y la fuerza de aplicación de la carga esta concen-

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Figura 7. Esquema de un proyectil esférico impactando sobre un vidrio con un ángulo 90° y que produce un cono Hertziano. (sacado de Andrefsky 1998 p. 25).

trada en el centro de esos radios y la fractura comienza en el centro del cono Hertziano. En la reducción bipolar, la masa lítica se apoya sobre un yunque y se golpea desde arriba con un percutor duro (Figura 10). La fractura de la lasca se inicia frecuentemente tanto desde la base del yunque como del percutor. Así, las lascas bipolares pueden tener dos puntos de aplicación de la fuerza. Generalmente, este tipo de reducción se utiliza cuando los nódulos o los núcleos son demasiado pequeños como para realizar una percusión sosteniendo el núcleo con la mano. También puede ser por tratar de maximizar el uso de una fuente limitada de materia prima lítica (Andrefsky 1994b). Las lascas de perfil curvado (bending flakes) se producen por una fractura que se inicia fuera del punto de aplicación de la fuerza (Figura 8). El nombre no hace referencia a la curva que tiene la lasca sino a las fuerzas principales que intervienen en su formación. Generalmente se producen cuando el núcleo se encuentra en una etapa avanzada de reducción y también en las primeras etapas de reducción bifacial (Weitzel, com. pers.). Los ejemplos más comunes son aquellos producidos como resultado de la aplicación de la fuerza con percutores blandos, por presión y por uso, especialmente en filos cortantes en donde la fractura

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Figura 8. Diagrama esquemático de tres tipos de iniciación de lascas: a) iniciación Hertziana; b) Perfil curvado o bending initiation y c) iniciación en cuña típica de la reducción bipolar.

Figura 9. Remoción de lascas. (sacado de Whittaker 1994 p.111)

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Figura 10. Percusión Bipolar (idealizada). (sacada de Whittaker 1994 p.114)

se inicia generalmente en un plano de falla. Como la fractura comienza fuera del punto de aplicación de la fuerza, la cara ventral de la lasca generalmente no registra ondas de percusión asociadas al punto de percusión (punto donde se aplica la fuerza). Como consecuencia de ello, no se forma el cono Hertziano y por lo tanto, no hay bulbo de percusión. Con relación a las terminaciones de las lascas, una vez comenzado el proceso de extracción de lascas, el impacto del percutor sobre la masa lítica produce una energía que penetra en el interior de la masa. Estas fuerzas actúan guiando la dirección de la fractura y la forma que tendrá la lasca. Además, esta lasca tendrá una terminación que dependerá de la dirección de la fuerza aplicada y de la potencia que ésta tenga (Figura 11). Así, las terminaciones del extremo distal de lascas y hojas pueden ser aguda, cuando la unión de las caras ventral y dorsal termina en un borde muy delgado ( aguzado); quebrada, cuando resulta de una propagación de fuerza discontinua y se quiebra durante la remoción. Son siempre transversales al eje de lascado (Aschero 1975 y 1983) y se acepta un espesor del extremo distal de un milímetro o menos (Aschero, comunicación en el II Ta-

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Figura 11. Esquema de los tipos de terminación de lascas: a) terminación aguda; b) terminación en charnela; c) terminación quebrada; d) terminación sobrepasada. (sacado de Andrefsky 1998 p. 19)

ller de Morfología Macroscópica en la Clasificación de Artefactos líticos: Innovaciones y Perspectivas (2005); en charnela, la fuerza del impacto usada para remover la lasca gira hacia afuera de la pieza presentando una terminación generalmente redondeada; y finalmente, una terminación sobrepasada se define cuando la fuerza del impacto gira hacia el interior de la pieza fracturándose sobre el margen opuesto. Las lascas removidas por presión difieren de las removidas por percusión. En primer lugar, la fuerza es aplicada por presión más que por un golpe. La plataforma no es una superficie lisa, sino que es un ángulo y por último la dirección de la fuerza es muy diferente. Whittaker (1997) informa que la fuerza principal en

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la remoción por presión es aplicada casi paralelamente al plano central de la pieza (Figura 12). Lo explica así: “Para hacer este trabajo, primero hay que ubicar la punta del retocador contra el filo de la pieza. El filo deberá estar apropiadamente preparado. Esto es, con un ángulo menor a 90°, aguzado lo suficiente como para introducir el retocador y que pueda aplicarse la fuerza hacia abajo; pero además, embotado lo suficiente como para no romperse bajo la primera presión (Figura 13). Luego, presionar firmemente hacia adentro de la pieza y aplicar un pequeño movimiento hacia abajo y la lasca se removerá. Demasiada fuerza hacia abajo producirá solamente lascas cortas, y demasiada fuerza hacia

plano cen

tral

Figura 12. Diferencias entre a) talla por percusión y b) talla por presión. (sacada de Whittaker 1994 p.132)

Figura 13. Fuerzas que actúan en talla por presión: a) fuerza principal para destacar la lasca; b) fuerza descendente que comienza a fracturar y finalmente separa la lasca.

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adentro romperá el filo sin remover ninguna lasca. Los principiantes generalmente producen lascas cortas debido a que emplean demasiada fuerza hacia abajo”.

FACTORES QUE PUEDEN INFLUENCIAR LA FORMA DE LOS INSTRUMENTOS LÍTICOS Preguntas tales como ¿Por qué los instrumentos no son todos iguales? ¿Qué hace que éstos difieran en su forma? generalmente están presentes cuando analizamos un conjunto lítico. Hay cuatro factores -como mínimo- que influenciarían la forma de los instrumentos: 1- Materia prima Es la primera limitación. Algunas rocas son absolutamente descartables para la talla y las que son aptas para esta función pueden, según sus cualidades, ser buenas para diferentes propósitos. Así por ejemplo, la obsidiana puede ser usada para realizar filos muy agudos sobre ella a partir de un delicado retoque por presión. Pero es muy frágil (Whittaker 1997). El basalto es resistente, una roca más difícil de tallar que la obsidiana y bastante granulosa, por lo tanto, sus filos no son demasiado agudos (filosos). 2- La estrategia tecnológica. El conocimiento tecnológico limita la clase de instrumentos que se pueden confeccionar. Incluye el conocimiento y la habilidad para usar determinadas técnicas e instrumentos (Whittaker 1997). Diferentes sociedades usan diferentes estrategias tecnológicas para resolver los problemas propuestos tanto por el ambiente físico como por el social . Las estrategias tecnológicas adecuadas, elegidas entre las diferentes alternativas propuestas , sólo pueden ser entendidas dentro del contexto de las condiciones ambientales y las capacidades tecnológicas disponibles (Nelson 1991). 3- Para qué se utiliza (la función). El uso que se le dé a un instrumento lítico va a influenciar su forma. Por ejemplo, una punta de proyectil tiene que penetrar piel y carne, por lo tanto tiene que ser un instrumento agudizado. Si necesita estar enmangado, la base debería presentar muescas o ser muy delgada (Whittaker 1997). Los aspectos tecnológicos de la confección de la pieza, nos pueden acercar a su posible función. La hipótesis de su utilización debe ser contrastada con estudios que enfocan el microdesgaste que se produjo en el filo trabajado. Los análisis de microdesgaste o análisis funcional, se han desarrollado como un componente sumamente importante para los estudios líticos. Los rastros de uso de los especímenes arqueológicos son comparados con los patrones de uso sobre instrumentos experimentales que fueron utilizados en tareas específicas. Así, raspar, aserrar, cortar, etc, dejan rastros característicos según el tipo de material sobre el cual se esta trabajando. Se desarrollaron dos técnicas para evaluar los filos de los instrumentos. Por un lado, el método de los bajos aumentos, en donde una fuente de luz externa es usada para iluminar los especimenes que son vistos bajo un estereomicroscopio con magnificaciones que van entre 10X y 60-100X (Yerkes y Kardulias 1993). Los patrones que se registran en esos

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aumentos son las microfracturas y las estriaciones que permiten inferir categorías generales del material trabajado (material duro, blando, etc.) y la técnica utilizada (cortar, perforar, etc.). El método de los altos aumentos emplea una fuente de luz incidental utilizando un microscopio metalográfico. Se examinan las piezas con magnificaciones entre 50X y 500X. Una serie de micropulimentos se hacen visibles y son específicos del material trabajado (madera, hueso, piel, etc.). La conjunción de micropulimentos, estriaciones y daño del filo, permite a los analistas identificar la parte usada del instrumento, qué material trabajó y de qué manera fue utilizado. 4- El Estilo. A pesar de las limitaciones que pueden imponer la materia prima, la tecnología y la función, generalmente hay diferentes maneras de hacer un instrumento que hará las mismas cosas. Uno puede hacer una punta de proyectil triangular, oval, con muescas en su base, sin muescas, formatizada de manera grosera o finamente trabajada, ancha o angosta y aún así “traer el guanaco a la cueva”. Muy pocos objetos en el mundo son objetos sin significado. Estos significados pueden ser personales o compartidos por toda una sociedad. Por ejemplo, en sociedades etnográficas, las rocas y los instrumentos hechos sobre ellas tienen significado. En Australia, una clase particular de roca puede ser preferida para confeccionar puntas porque esa roca esta asociada con el poder espiritual de los ancestros y ese poder espiritual es lo que hace que la punta de proyectil sea certera para matar, mucho más que sus filos agudos (Tacon 1991). El concepto de estilo, como lo usan los arqueólogos, esta involucrando intentos de recuperar algo de los significados simbólicos de los artefactos (Conkey and Hastorf 1990, Hodder 1987). En años recientes, el estilo se ha enfocado como una manera de expresar identidad social o individual. Whittaker (1997) estudió un cementerio en Grasshopper (sociedad Pueblo) con muchos entierros, en los cuales sólo algunos contenían puntas de proyectil. ¿Qué significaban esas puntas? Todas las puntas estaban en enterratorios de hombres adultos que tenían cantidades de otros elementos enterrados con ellos. Si fueran considerados como el equipamiento personal, esperaríamos que la mayoría de los hombres tuvieran también sus arcos y flechas, pero sólo unos pocos fueron enterrados con su provisión de flechas. Las puntas en los enterratorios estaban raramente fracturadas o dañadas por uso y la mayoría eran grandes y finamente trabajadas. Esto nuevamente sugería que no eran meros elementos del equipamiento del muerto. En el ritual de entierro de los grupos Pueblo modernos, los elementos incluidos en el entierro son propiedad del muerto y simbolizan su posición social. Pero esas puntas, ¿fueron realmente confeccionadas por el muerto y enterradas con él? Whittaker responde que es imposible asegurarlo pero probablemente no haya sido así. En el sitio Pueblo Grasshopper se identificaron dos espacios en donde se comprobó que fueron utilizados por talladores especializados. Los desechos indicaban la formatización de instrumentos de excelente calidad de talla con respecto a otras áreas en donde las puntas de proyectil no eran de la calidad que tenían esos dos lugares. Esto no va a explicar el por qué de las puntas sin uso y excelentemente confeccionadas de algunos entierros pero sí puede comenzar a

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evaluar la posibilidad de que haya habido especialistas en la manufactura de instrumentos líticos para determinadas circunstancias.

¿QUÉ VARIABLES UTILIZAR? Las variables a utilizar en los estudios líticos van a depender de las preguntas que el investigador realice a su registro arqueológico. Mariana Carballido (1999) elaboró un listado de variables que se pueden utilizar en instrumentos, núcleos y desechos de talla con una interesante explicación y descripción de los aspectos sobre los que cada variable informa. Esta descripción la realizó tomando como eje la propuesta de Aschero (1975 y Revisión 1983). Así, Carballido apunta que variables tales como: Las materias primas permiten evaluar el uso diferencial de las mismas de acuerdo con su proveniencia, disponibilidad y características dando información acerca de las estrategias tecnológicas empleadas. La elección de estas estrategias puede depender, entre otros motivos, de los “costos” de obtención de las materias primas (Bamforth 1986; Beck y Jones 1990; Haury 1994; Kuhn 1995). El Estado de fragmentación permite controlar si los artefactos se encuentran enteros o fragmentados. Esta categoría es importante ya que tiene implicancias de tipo tecnológicas (Nami y Bellelli 1994) y relacionadas con el uso del artefacto. En el caso de los instrumentos y núcleos, el estado en el que fueron descartados es significativo en términos de la vida útil de los artefactos (Shott 1989) y de la maximización de la materia prima y/o de la energía y el tiempo invertidos en su manufactura, lo cual es útil a la hora de evaluar tendencias en la organización de la tecnología (Bamforth 1986; Kuhn 1989; Nelson 1991; Odell 1996). En lo referido a los desechos de talla, Nami y Bellelli (1994) afirman que el estado de fragmentación es importante para informar acerca de modos y procesos de talla -por ejemplo, el proceso de reducción bifacial, las formas de sostén de algunos instrumentos cuando están siendo confeccionados, la forma y tipo de percutores- (Nami 1991). El Eje de orientación hace referencia a la manera en que se orienta la pieza para ser analizada. Los ejes señalados por Aschero (1975 y revisión 1983) son el eje de lascado y el morfológico y su utilidad radica en que permite describir los instrumentos y la posición de los filos y puntas de una manera inequívoca. Las Dimensiones absolutas son el largo, ancho y espesor máximos de cada pieza como medidas absolutas -expresadas en milímetros- (Aschero 1975 y revisión 1983). Estas medidas permiten realizar inferencias acerca de ciertas características en la producción o el tratamiento de los instrumentos y núcleos, por ejemplo, la existencia de estandarización de formas-base y tamaños para facilitar la reposición y el enmangue, o la presencia de prácticas de mantenimiento y reactivación de filos, todo esto con un importante significado en términos organizativos (ver, entre otros, Ahler 1987; Bamforth 1986; Borrero y Franco 1997; Franco y Borrero 1996; Keeley 1982; Nami 1984; Nelson 1991; Odell 1996; Shott 1986, 1994). Además, en el caso de los desechos de talla, brindan informa-

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ción acerca de las posibles etapas dentro de la secuencia de producción lítica que se llevaron a cabo en los sitios analizados (Callahan 1979; Collins 1975; Espinosa 1998). Por otra parte el tamaño de los núcleos descartados en un sitio permite por un lado inferir la presencia o no de conductas de economización de la materia prima (Odell 1996) y por otro evaluar el tamaño de las formas-base que pudieron extraerse de ellos y otras características de las técnicas de talla. La Forma base es el “artefacto o lito en estado natural sobre el que se elaboró un instrumento” (Aschero 1975: 8). Esto es, los distintos tipos de lascas, hojas, guijarros, clastos o lajas a los que se los considera como formas-base primarias con el fin de distinguirlas de los casos en los que se utiliza a un instrumento fragmentado como forma-base secundaria (Aschero 1975). Informa acerca de aspectos tecnológicos que permiten relacionar a la tecnología lítica con otros ítems, como la disponibilidad o accesibilidad de las materias primas. Se ha sostenido que el uso de núcleos e instrumentos bifaciales o de hojas como formas base responden a la necesidad de economizar materia prima y de obtener productos con formas predeterminadas (Kelly 1988; Kuhn 1995). Esto depende de la disponibilidad tanto de materias primas como de otros recursos y en general es señalada como una de las consecuencias materiales de las estrategias conservadas (Bleed 1986; Franco 1998; Nelson 1991). Frecuentemente, las hojas representan un uso relativamente eficiente de las materias primas, maximizando la cantidad de filos cortantes por pieza y al mismo tiempo son productos estandarizados, lo que permite su fácil recambio (Parry 1994). Por otra parte, la presencia o no de corteza, así como otros atributos de las formas base, observables tanto en instrumentos, núcleos y desechos de talla, permiten relacionar las piezas con las etapas de la secuencia de producción presentes en los sitios y también con las elegidas para la manufactura de instrumentos (Aschero 1975 y rev. 1983; Espinosa 1998; Fish 1981). Esta variable lleva el nombre forma-base en las fichas de los instrumentos y en el caso de los desechos de talla se la denomina tipo de lasca o tipo de hoja. Recientemente se decidió cambiar el término tipo por el de origen de las extracciones (II Taller de Morfología Macroscópica en la Clasificación de Artefactos líticos: Innovaciones y Perspectivas, 2005); El tipo de Talón informa acerca de la forma de extracción de formas-base, la preparación de las plataformas de percusión para la extracción de determinados tipos de formas-base como las hojas, los tipos de talla llevados a cabo, por ejemplo, la talla por presión, que generalmente ha sido vinculada con actividades de mantenimiento de instrumentos (Aschero 1975 y rev. 1983; Espinosa 1995; Nami 1991; Patterson y Sollberger 1978; Shott 1994). Al mismo tiempo, junto con otros atributos, las características del talón permitirían identificar la presencia de reducción bifacial siempre que se cuente con el apoyo de información proveniente de la experimentación, sobre todo, con trabajos experimentales desarrollados con las mismas materias primas y siguiendo las características de la talla bifacial local (Mauldin y Amick 1989; Nami 1983, 1991). Tanto en los instrumentos como en los desechos de talla se pueden registrar los siguientes atributos del talón: a) Forma de la superficie del talón: a) natural (cortical) b) liso-natural (cortical), c) liso, d) diedro, e) facetado, f) filiforme, g) puntiforme, h) no diferenciado (Figura 14).

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Figura 14. Formas de talones (modificada de Aschero 1975): a) Natural; b) Liso natural; c) Liso; d) Diedro; e) Facetado; f) Filiforme y g) Puntiforme.

b) Medidas absolutas: ancho y espesor máximos expresados en milímetros y ángulo medido entre el talón y la cara de lascado. Estas medidas han sido señaladas como informativas acerca de las técnicas de talla ya que están relacionadas, entre otras cosas, con el grado de reducción de los núcleos (Shott 1994). c) Rastros complementarios sobre el talón o plataforma: a) retoques complementarios de preparación del borde de extracción, b) punto de percusión preparado de la plataforma, c) abrasión de la plataforma, d) no diferenciado. La observación de estos atributos se relaciona, como lo señalan Nami y Bellelli (1994) con las formas de preparación de los núcleos para la extracción de determinados tipos de lascas y hojas. d) Regularización del frente de extracción en lascas y núcleos. Su presencia estaría indicando cierta preparación de los frentes de extracción con el fin de controlar mejor las extracciones (Nami y Bellelli 1994). El Bulbo de percusión y atributos asociados permiten realizar inferencias acerca de los tipos de talla representados en la muestra. En general se ha afirmado que los bulbos pronunciados podrían indicar una percusión dura y los difusos una blanda (Crabtree 1972; Ohnuma y Bergman 1983 en Nami y Bellelli 1994; Patterson 1982) tanto cuando se extraen hojas y lascas como cuando se lleva a cabo la reducción bifacial (Nami y Bellelli 1994). Con respecto a otros atributos asociados a la cara ventral, como lascas adventicias, cono, labio, ondas y estrías

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de percusión, Nami (1991) ha señalado que están asociados a la aplicación de diferentes técnicas de percusión. Por otro lado, Aschero (1975 y revisión 1983) en su definición de lascas de adelgazamiento o reducción bifacial indica que éstas se caracterizarían por la presencia frecuente de labios y bulbos notables. Las alteraciones en la superficie de la roca hacen referencia a la presencia de rasgos en la superficie de la roca que pueden ser atribuidos a procesos naturales o culturales que hayan afectado la conformación natural de la materia prima. Esto tiene implicancias importantes ya que permite, entre otras cosas, evaluar el tratamiento dado a las materias primas para mejorar intencionalmente su calidad. En los instrumentos o artefactos formatizados se pueden tomar una serie de variables que son relevantes desde el punto de vista técnico: La cantidad de filos hace referencia a la cantidad de filos, puntas, superficies o plataformas de percusión activas de un mismo grupo tipológico (Aschero 1975 y revisión 1983) que se presentan en cada instrumento y es útil para evaluar el aprovechamiento de la materia prima (Franco y Borrero 1996). Los Filos complementarios se refieren a la presencia de filos, puntas o superficies activas complementarias, esto es, correspondientes a otros grupos tipológicos (Aschero 1975 y rev. 1983). La presencia de instrumentos con más de un tipo de filo permite inferir conductas relacionadas con la maximización de la materia prima (Kuhn 1995; Odell 1994) así como también ha sido relacionada con un tipo de diseño (sensu Bleed 1986), el versátil, cuyas consecuencias materiales han sido definidas como la existencia de varios filos distintos por instrumento o por la confección de filos muy generalizados (Nelson 1991; Odell 1994; Shott 1986). Las Series técnicas determinan los caracteres morfológicos que van a incidir en la regularización de las diferentes partes de una forma base. Hay caracteres morfológicos que inciden en la regularización del borde y caracteres morfológicos que inciden en la regularización de las caras. Se determinarían a partir de la relación entre el ancho de los lascados sobre el borde de la pieza o la cantidad de lascados por centímetro -la retalla, retoque o microretoque tienen una incidencia directa en la regularidad del filo que se quiere obtener (Aschero1975)- y la extensión de los lascados sobre las caras (Aschero 1975 y revisión 1983). Es útil distinguir estos atributos ya que su presencia, junto con otras características, ha sido señalada como indicador de la inversión de energía empleada en la formatización de los instrumentos (ver, por ejemplo, Escola 1991; Franco y Borrero 1996; Franco 1998; Nelson 1991). La Situación de los lascados es una variable que, en conjunción con la anterior, permite evaluar las técnicas de talla empleadas, sobre todo, distinguiendo a la formatización unifacial de la bifacial. Como ya ha sido señalado, la presencia de técnicas bifaciales ha sido indicada como una implicancia material clave de estrategias tendientes a la conservación y como una característica de más de un tipo de diseño (entre otros, Amick 1994; Binford 1990; Kelly 1988; Nelson 1991; Odell 1996). El Ángulo medido es el ángulo real del filo o ápice activo (Aschero 1975 y revisión 1983). Esta medida ha servido, en relación con otras variables, como indicador del mantenimiento sufrido por los instrumentos. Al respecto Aschero

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et al. (1995) construyen dos grupos: el de los filos biselados activos (con ángulos menores a 80°) y el de los filos biselados embotados (de ángulos mayores a 80°). Aspectos similares han sido señalados por Kuhn (1989) como una implicancia de las distintas estrategias tecnológicas. En la clasificación utilizada en este trabajo esta variable se encuentra relacionada con el estado del filo o ápice activo, esto es, si el mismo se encuentra activo o embotado y si presenta algún tipo de astilladuras. Se los vincula ya que se determina el embotamiento o no del filo o ápice por el ángulo medido (Aschero 1975 y revisión 1983). En el caso de las puntas de proyectil y otras piezas de base formatizada, se pueden contemplar los siguientes atributos: Longitud del pedúnculo: Se mide desde la base hasta la raíz del pedúnculo. Carballido (1999) puntualiza que resultó de utilidad para establecer la presencia de una estandarización en el tamaño de los pedúnculos relacionada con el enmangue de las puntas de proyectil. Ancho del pedúnculo: Se mide el ancho máximo del pedúnculo. La razón para hacerlo es la misma que en el caso anterior. Espesor del pedúnculo: Se mide el espesor máximo del pedúnculo. La razón para hacerlo es la misma que en los casos anteriores. Además de las variables arriba mencionadas, Carballido (1999) propone una serie de índices que relacionan diferentes variables de los conjuntos artefactuales y que sirven para inferir aspectos de la tecnología. El Indice de fragmentación es el porcentaje de los instrumentos fracturados con respecto al resto del conjunto. Se puede evaluar el índice de fragmentación en instrumentos, núcleos y desechos de talla tomándolos como conjuntos independientes. Relacionando esta medida con otras variables, como la materia prima, es posible comenzar a discutir las opciones tecnológicas desarrolladas en un momento y lugar determinado (Kuhn 1989; Nelson 1991). También este factor puede relacionarse con los modos y procesos de talla (Nami y Bellelli 1994). Indice de laminaridad: Se refiere al porcentaje de los instrumentos de módulo laminar (largo equivalente a dos veces su ancho) con respecto al resto del conjunto instrumental –exceptuando a los núcleos (Aschero 1975). Esta medida permite evaluar la presencia e importancia de los artefactos laminares en el conjunto y relacionándola con otras variables, como las formas-base o la forma de los núcleos, puede discutirse la posibilidad de producción de hojas lo cual tiene implicancias significativas en términos de la organización de la tecnología (ver entre otros, Bleed 1986; Franco 1998; Nelson 1991; Parry 1994). Indice de bifacialidad: Hace referencia al porcentaje de artefactos bifaciales presentes en un conjunto determinado con respecto al total de artefactos tallados o retocados (Aschero 1975; Ericson 1984). Se trata de instrumentos con retoque bifacial, preformas bifaciales, bifaces, etc. a los que se los multiplica por 100 y se los divide por la cantidad de instrumentos retocados o formatizados (excluyendo a los núcleos y a los filos naturales con rastros complementarios) (Aschero 1975). Indice de corteza: Hace referencia al porcentaje de piezas (instrumentos y desechos de talla) que mantienen corteza en su cara dorsal, ya sean lascas primarias, secundarias, con dorso natural o con reserva de corteza. Puede medirse el índice de corteza en el total de una muestra o separándola por materia prima y de ésta

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manera resulta útil para evaluar costos de transporte y costos de producción al mismo tiempo que permite discriminar qué actividades de las secuencias de producción se llevaron a cabo en los sitios (Ericson 1984).

BREVE GLOSARIO RELACIONADO CON LA TALLA LÍTICA (Extraído de Aschero 1975, Crabtree 1972, Andrefsky 1998, Inizan et al. 1999) Abrasión: Término que describe una preparación técnica de regularización del frente de extracción en lascas, hojas y núcleos. Esta acción es llevada a cabo para remover protuberancias de los núcleos para facilitar la extracción de lascas. Tal abrasión puede ser vista en el extremo proximal de la cara dorsal de lascas y hojas. Amorfo: Que denota una forma irregular. Sin una forma determinada. Se utiliza generalmente en referencia a algunos núcleos. Angulo de aplicación de la fuerza: Se refiere al ángulo con el que se aplica la fuerza para destacar la lasca. Puede ser aplicado por percusión, presión o una combinación de ambas. Arista: Se refiere a la línea formada por la unión de dos negativos de lascados o por la unión de un negativo de lascado con la corteza. Bifacial: Las remociones bifaciales involucran las dos caras de un objeto. Ambas series de remociones tienen que localizarse sobre el mismo sector de la lasca y ubicarse en el mismo filo. Bulbo de percusión: Elevación o protuberancia más o menos pronunciada que se desarrolla sobre la cara ventral de una lasca, hoja, etc. y es irradiado a partir del punto donde la percusión o presión para destacar la lasca fue aplicado. Cara: La superficie dorsal o ventral de un artefacto. Corteza: Superficie natural de las rocas producidas por procesos químicos o mecánicos. Desecho de talla: también llamado débitage, es el material lítico residual que resulta de la manufactura de un núcleo y/o un instrumento. Es útil para determinar técnicas de confección. Los desechos de talla representan los diferentes estadios de progreso de la materia prima, desde su forma original hasta el instrumento terminado. Distal: Sector final de la lasca, opuesto al bulbo de percusión y al talón. Labio: Proyección que se puede encontrar en la cara ventral de la pieza adyacente al talón. Algunos investigadores creen que un labio pronunciado se debe a que la pieza fue destacada con un percutor blando. Lasca adventicia: Marca que puede ser observada sobre el bulbo de una lasca. Corresponde a la formación de una pequeña lasca producida en el momento del destaque. Mesial: Se refiere a la sección media de la lasca (sector central de la lasca). Ondas de percusión: ondas que aparecen sobre el plano de fractura ampliándose a partir del punto de aplicación de la fuerza. Pátina: Alteración molecular o química de la superficie producida por diferentes agentes (viento, lluvia, nieve, etc.). Un instrumento puede mostrar varias pátinas,

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las cuales ayudan a inferir la secuencia de transformación a que estuvo sujeta la lasca o el núcleo. Proximal: Sector de la lasca que contiene el bulbo de percusión y el talón. Punto de percusión: punto de contacto entre la masa de roca y las fuerzas que fueron aplicadas para remover la lasca. Talón: parte de la plataforma de percusión y/o presión que se lleva la lasca. Se ubica en el sector proximal de la pieza. Terminaciones del extremo distal de lascas y/o hojas Aguda: la terminación se produce un ángulo muy agudo. Quebrada: lasca que termina abruptamente con una fractura angular. Causada por una disipación de la fuerza o el colapso de la lasca. En charnela: tipo de fractura que evita el destaque de la lasca de una manera normal. La fractura es generalmente redondeada o embotada. Sobrepasada: el extremo distal de la lasca que se arquea y desgarra el margen opuesto al momento del destaque. Las características más salientes de la terminación sobrepasada son la pronunciada concavidad de la cara ventral y un extremo distal generalmente espeso. Unifacial: Las remociones involucran una de las dos caras de un objeto. Yunque: un bloque de roca dura que sirve como base para percutir un nódulo o un núcleo para extraer lascas.

AGRADECIMIENTOS Ninguna de las lucubraciones tecnológicas que aparecen en este trabajo me pertenecen. Hace muchos años que investigadores de diferentes partes del mundo trabajan arduamente para explicar los diferentes procesos de la talla lítica y su posible interpretación arqueológica. A todos ellos mi agradecimiento por posibilitarme entender los principios básicos del análisis lítico. Este compendio es apenas una pequeñísima parte de sus trabajos y espero sirva para hacer más fácil la comprensión de ellos en la cátedra de Ergología y Tecnología de la carrera de Ciencias Antropológicas (UBA). Quiero agradecer a Cecilia Pérez por el ofrecimiento de participar en este libro y muy especialmente a Luis Orquera cuyas correcciones (conceptuales y de edición) ayudaron a mejorar el texto. Cualquier mala interpretación, es responsabilidad mía.

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