De orugas a mariposas, de niños a mujeres. Una aproximación al análisis de la estética en el transgenerismo

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Descripción

DE ORUGAS A MARIPOSAS, DE NIÑOS A MUJERES. UNA APROXIMACIÓN AL ANÁLISIS DE LA ESTÉTICA EN EL TRANSGENERISMO “… Pero por ejemplo los manes nos ven a nosotras, pues, nos ven así súper exóticas, así súper diferentes, es por eso, porque somos niñas con pene.” Monie Gil.

1. Resumen En el marco de los fenómenos sociales que caracterizan la época en la que vivimos, tiene lugar el encuentro de ciertos actores sociales que forman grupos y congregaciones alrededor de elementos comunes que poseen. Es el caso del “Mariposario MRP”, un grupo de 5 niños que oscilan entre los 15 y 19 años cuya identidad de género se construye principalmente desde la feminidad. Sus cuerpos se encuentran en un proceso de tránsito de lo masculino a lo femenino: caderas ensanchadas, senos cada vez más grandes por el efecto de las hormonas y cabellos largos y rubios, son algunos de los elementos que adornan una masculinidad biológica que aun los acompaña. El fin de esta ponencia es evidenciar cuáles han sido las formas de empoderamiento que desde lo estético, han tomado los miembros de este grupo para asumir sus identidades desde la percepción y aceptación que tienen los otros de su esencia, presencia y existencia, en vista de que las relaciones que estos sujetos construyen parten en primera instancia de una propuesta estética muy clara: El ser mujer. Desde las perspectivas simmelianas de la estética y la moda se aborda esta temática, cuyo análisis exhaustivo apunta a un entendimiento más amplio de lo que hoy en día se entiende como bello, y de manera indirecta, pretende construir y deconstruir desde la experiencia particular de los sujetos, la noción de lo femenino en la juventud antioqueña que hace parte de procesos de tránsito.

2. Palabras Claves Diversidad sexual, transgenerismo, estética, juventud,

3. Introducción Ella llega al café en el que nos citamos aquel lunes, taconeando y ondeando su cabello, mientras sus caderas se mueven al compás de cualquier canción que le pasa por la mente. Quien la vea por la espalda, dirá que es una mujer, y quien llegue a conocerla más de cerca, lo reafirmaría, porque eso es lo que es. En este

momento es rubia, y aun siendo niño era rubio, por lo que le decían mono; por lo tanto, a finales de 2011, momento en el que comenzó su proceso de tránsito de manera más acérrima, el nombre que escogió para esa nueva etapa fue Monie. Monie Gil. Como ella, muchas y pocas al mismo tiempo. Entre estas se encuentran cinco de sus amigas más cercanas: Luna, Eve, Fresa, Kim y Camila, cinco chicas trans que junto a Monie, han realizado de manera paralela su proceso de tránsito. Este camino diverso comenzó con tres chicos homosexuales estudiantes de bachillerato que se hicieron amigos y comenzaron a participar de las “integraciones gay” que solían tener lugar en el Parque de los Deseos alrededor de 2010. Allí conocen a muchos otros chicos homosexuales y chicas lesbianas, pero en especial a otros tres chicos, con los que posteriormente conformarían el grupo llamado El Mariposario o MRP. El origen del nombre yace gracias a un profesor del colegio de Monie, que sabiendas de la orientación sexual del grupito de amigos del que ella hacía parte, hacía referencia a ellos como “los mariposos”, por lo cual deciden tomar esa denominación y hacer que fuese característica de ellos y usarlo para diferenciarse y ser reconocidos. La resignificación del insulto como un medio de apropiación de su propia identidad, es un elemento característico de sujetos cuyos procesos de construcción de identidad de género están estableciéndose con más fuerza y que en este caso, se convierte este en un primer avistamiento de la importancia que tendría posteriormente en las vidas de estos sujetos el tejido social que el grupo fue formando. No solamente representan la figura femenina, sino que empoderan los elementos que desde su percepción simbolizan feminidad: el cabello, los senos, el maquillaje y el cuidado del rostro, los accesorios, prendas de vestir y de calzar, y en general actitudes que históricamente se han adjudicado a las mujeres y que ellas mismas comparten como la delicadeza, la decencia y lo respetuosas. Desde dichos elementos que han sabido adoptar y desde la diversidad sexual que les ha caracterizado siempre, llegan al punto en el que hoy se encuentran y desde el cual pueden admitirse como mujeres. Son mujeres trans que habitan y deshabitan una sociedad conservadora y tradicionalista donde la heteronormatividad es lo imperante, es la representación de algunas de las dinámicas a las que la población trans de la ciudad Medellín está sujeta, por el hecho de hacer respetar su derecho básico a ser. Aun así, bajo ningún concepto esta ponencia pretende ser una generalización acerca de las diversas formas estéticas que tiene esta población de existir y resistir, ya que no

se puede negar que los procesos de subjetivación de aquellos sujetos que se consideran trans, son los que nutren la misma concepción de ser trans; por lo cual no niego la existencia de muchas otras formas de habitar y deshabitar este mundo siendo un sujeto diverso. Así pues, la experiencia de Monie Gil, en compañía de su mejor amigo, Nicolás, y de sus cinco amigas que igualmente se encuentran en un proceso de tránsito y se definen hoy como mujeres trans, se convierten en esa voz que permite entrever una parte de la existencia y experiencia de lo trans, con un especial tinte estético, es decir, con un hincapié en los elementos físicos característicos de su presencia y existencia, ya que ese es el énfasis que convoca este escrito. En este sentido, el fenómeno que se pretende estudiar y entender desde una perspectiva simmeliana (en esencia, pero no de manera exclusiva), se centra básicamente en develar cuáles han sido algunas de las formas de empoderamiento de la identidad sexual y de género que algunos sujetos de la ciudad de Medellín están llevando a cabo, partiendo de sus prácticas estéticas. Para esto entonces, es importante clarificar el significado que en este contexto tendrán las nociones de empoderamiento y de identidad. El empoderamiento en este sentido está ligado a la reafirmación de una condición que determinado sujeto busca obtener, en este caso específico, por medio de elementos estéticos externos en busca de fortalecer una identidad de género, es decir, una plena individualización con la adopción de los elementos de configuración subjetiva y objetiva, interna y externa de un género en específico, que en realidad va más allá de la dualidad femenino-masculino, pero que para el caso de las chicas del MRP se debate solo entre esas dos clasificaciones tradicionales. Claramente, el caso de Monie Gil y del resto de chicas del MRP no es único, ni exclusivo. El hecho de que niños y niñas menores de edad estén comenzando a hacer sus procesos de tránsito es cada vez más común, pues es innegable que con la llegada de la era tecnológica moderna en la que hoy nos encontramos, las herramientas para acceder a elementos que fortalecen los diversos procesos subjetivos de construcción de identidad de género están al alcance de cualquier persona, y de igual forma, la transmisión del conocimiento también se ha simplificado; de manera que el acceso a la información al respecto de procesos de tránsito, de experiencias trans y de formas de ser y vivir lo trans se encuentran circulando con libertad.

4. Objetivos -

Objetivo General

o Describir cuáles han sido las formas de empoderamiento que desde lo estético han tomado los sujetos trans de la ciudad de Medellín como medio para fortalecer la construcción de sus identidades sexuales. -

Objetivos Específicos: o Exponer elementos esenciales de los procesos de empoderamiento de la identidad a través del tránsito sexual y de género. o Develar si en alguna medida el reconocimiento y aceptación externo de los cambios estéticos influye en el reconocimiento y aceptación propio del sujeto trans en cuestión. o Interpretar parte de la noción sociocultural de feminidad que permea sobre la idea de mujer que los sujetos trans de la ciudad tienen, y sobre la que están construyendo y deconstruyendo las diversas formas de habitarse.

5. Teoría y estado de la cuestión Los fenómenos socioculturales que parten del transgenerismo están ligados fuertemente a la cuestión de la estética, ya que este ámbito de la vida de los sujetos que deciden realizar procesos de tránsito, es uno de los primeros elementos por medio del cual pueden exteriorizar las construcciones identitarias y debates ideológicos que se dan al interior de su subjetividad. Con base en varias de las teorías del arte, la estética para este contexto teórico la entenderé como las formas particulares, generalmente exteriorizadas, en las que cada sujeto deja entrever sus concepciones de belleza, la cual está en miras de construir una sensibilidad en relación con la percepción que tengan los otros de sí mismo. Es en este sentido que se puede considerar que es a partir del habitar y el deshabitar constante desde propuestas estéticas que se fortalecen los discursos internos que componen al sujeto y que los procesos identitarios crean un eco más grande, no solo en sus propias existencias sino en las existencias de quienes les rodean, formación que se halla cargada de contenido político, y que de manera indirecta se encamina en últimas al fortalecimiento de una propuesta social que pretende crear una consciencia en relación con las diversidades sexuales que componen y conforman la sociedad antioqueña actual. Para los fines analíticos de esta ponencia, tomaré esencialmente los presupuestos de Georg Simmel para dar cuenta de la correspondencia entre la estética y la moda con mi problemática central; por otro lado, tomaré a Gayle Rubin y su concepción del sistema sexo/género en relación con el género de los sujetos

protagonistas; y por otra parte a Héctor Salinas con su concepción referente a la disidencia sexual. Para Simmel (1988), el cuerpo humano es una de las obras de arte más perfectas creadas por la naturaleza. Esto se hace evidente cuando nos enfrentamos al hecho de que solo es en el cuerpo, donde se pueden imprimir de manera fidedigna todos y cada uno de los debates internos que componen el “yo” interno, o en palabras del autor, las fuerzas del espíritu; dando así lugar a la creación de nuevas formas culturales por medio de la adaptación a los recursos que el ambiente ofrece. Para los sujetos trans este es un proceso que de manera obligada debe realizarse, pues solo en la medida en que logren re-colonizar sus cuerpos, podrán exteriorizar sus construcciones internas, y solo así, podrán hablar de la posibilidad de ser. La noción de re-colonizar, con base en las ideas de Pablo Bedoya y Walter Bustamante en una conferencia realizada en el mes de junio de 2014, parte de unas nociones de colonización y una descolonización de los sujetos mismos, es decir, desde una idea de descomposición de las corporeidades que han sido estereotipificadas en el devenir histórico, y de manera posterior, una re-composición del sujeto desde la aceptación en primera instancia de las subjetividades que lo configuran y en un segundo momento, de la facilidad de participación que le da a todos los ámbitos de su existencia de manera integral. En este orden de ideas Simmel asegura que “existe un equilibrio entre materia y espíritu. Entre lo objetivo y lo subjetivo. Cuando dicho equilibro cede, se da paso y lugar a las ruinas […]” (Simmel, 1988a, 181). Con esto, está evidenciando que en aquellos casos en los que lo objetivo y lo subjetivo dejan de estar en equilibro, se da lugar a las ruinas, siendo las ruinas la esencia real que queda al descubierto cuando las construcciones subjetivas y objetivas que están permeadas por las construcciones socioculturales, pasan a un segundo plano. Así, puede decirse que la idea de ruina se convierte en una analogía usada por el autor para expresar una especie de venganza de la naturaleza, pues solo entre las ruinas, la naturaleza pura del ser puede llegar a tener lugar. En el caso de la estética trans propuesta por Monie, es Monie en sí misma la ruina, es decir, la esencia pura que ha quedado luego del desequilibrio causado por la naturaleza de su ser. Solo cuando pone en desequilibrio lo que objetivamente se ha construido para ella como lo ideal, puede comenzar a construirse subjetivamente desde la naturaleza pura que configura su ser. En otras palabras, cuando se de-construye y deja de lado la idea que socioculturalmente le han tratado de imponer por haber nacido como hombre biológico, y comienza a dar preponderancia a las construcciones internas que parten del elemento femenino que yace en el interior de su espíritu, logra modelar nuevas formas

socioculturales que le permitan entrar en interacción con los demás seres que configuran el ambiente que la rodea. Simmel (1988a) sostiene que la destrucción de la forma espiritual por efecto de las fuerzas naturales, se percibe como un regreso a la misma naturaleza” (p.187), es uno de esos presupuestos en los que desde este autor, se puede entender el proceso que Monie Gil y sus amigas del grupo El Mariposario atraviesan. El objetivo se convierte en volver al punto desde el que se comenzó antes de que la obra humana y la obra sociocultural, permeada por el sistema sexo/género y el sistema heteronormativo característico de las sociedades occidentales hiciera mella en estos seres, los cuales, prácticamente construidos por la cultura, logran socavar entre las fracturas que tiene dicha construcción hasta encontrar las ruinas de su ser interno, en las cuales yace su real naturaleza, ese elemento “mujer”, ese elemento femenino que desde sus necesidades de ser, logran traducir a una reconstrucción total de su existencia. En este orden de ideas, hay un elemento que Simmel (1988) trae a colación en su texto “el asa” y es que el vínculo de los elementos de la realidad con un valor estético se representan con el asa que por ejemplo tiene un vaso, y que en comparación con el caso de las chicas del Mariposario, esa “asa” o vínculo estético con la realidad que las rodea yace en elementos tan simples como lo son su cabello, su rostro y sus senos, pues son estos los factores que resaltan como aquellos que las hacen sentir mujer y que la hacen querer identificarse permanente con lo femenino. Aquí he de referirme también al interés de Simmel en la moda (1988b), fenómeno que según él se convierte en social en vista de que es a su interior que el sujeto moderno pierde todos los elementos de cultivo propio, es decir, es a partir de los elementos desarrollados por el autor en sus estudios sobre la moda, que se pueden diferenciar los cultivos del espíritu con base en lo subjetivo o en lo objetivo que yace en la cultura. A partir de esta relación entre cultivación del espíritu desde y hacia lo objetivo, en lugar de lo subjetivo, por medio de la imitación en el caso de la moda, nos introducimos al análisis en la noción de una vaciedad del sujeto (1988b) que va teniendo lugar en las sociedades modernas, ya que los objetos que se comienzan a configurar se hacen más objetivamente que subjetivamente, es decir, más desde una cultura material que una cultura interna y cultivadora; hecho que convierte a los individuos en incansables buscadores de objetos con los cuales puedan acceder a uno u otro grupo social, en el cual todas sus particularidades se vean enmascaradas en la colectividad el grupo. Partiendo de eso, sale a relucir la idea de imitación en Simmel, la cual define como “La extensión de la vida del grupo a la

vida individual. Su seducción estriba, en principio, en que nos permite actuar de manera adecuada y con sentido aun en los casos en los que no hay nada personal ni creativo de nuestra parte”. (Simmel, 1988b, 43) Según Simmel, la imitación es un medio para desviar la energía productiva del ser humano, es decir, facilitar las construcciones personales porque se basan en modelos ya establecidos y que tienden a establecerse en el tiempo, pues son fenómenos que facilitan las pautas de conducta, y por lo tanto, facilitan la interacción entre los individuos (1988b). Esto pone sobre la mesa la posibilidad de que en última instancia se llegue a una decadencia de la cultura, en la medida en que el cultivo de los individuos, no se hace desde los aportes subjetivos que cada uno hace a la cultura, sino desde los elementos materiales, desde lo objetivo, convirtiéndose así la moda en un elemento objetivado y petrificado en el tiempo. Esta idea de identidad adquirida por imitación, trae a colación un asunto y es la existencia de los individuos como meros objetos de contemplación, no el sentido en que convierten sus cuerpos en un arte estético que se aleja de la cotidianidad de la realidad social, sino en el sentido de ser simplemente para ser observado, y a partir de ello, construirse y de-construirse una y otra vez, bajo las críticas que los sujetos que lo rodean tenga de él. A partir entonces de aquellas tendencias básicas que se reproducen, de acuerdo a Simmel, se generan ciertas divisiones entre los sectores de la sociedad que deciden o adaptarse a esas modas o establecer las propias, dando lugar a un clasismo en términos sociales, que en última instancia a lo que lleva es a una unión y separación, unión hacia aquellos a los que desde ciertas propuestas estéticas se pertenece y aquellos a los que desde esas mismas propuestas, no se pertenece y se quiere distanciar en gran medida de aquello que se contrapone al pensamiento propio; lo que también directamente lleva a otro elemento que lleva a la cultura a una especie de decadencia desde la modernidad, y es una cultivación personal desde lo que “el otro es para yo no ser”, y no tanto desde “lo que vivencio para ser” (1988b, p.46). Esta es entonces una de las nociones esenciales que llevan a la tragedia de la cultura: una construcción de los seres desde lo objetivo, y no desde lo subjetivo. Conviene entonces traer a colación que con base en lo anteriormente expuesto, las nociones de hombre y mujer que se han construido culturalmente quedan totalmente relegadas, en la medida en que se da un enfrentamiento directo entre lo que se “debe ser” y lo que se “quiere ser”. Para entender un poco más las nociones de género y sexo impuestas culturalmente, es necesario remitirse a los presupuestos teóricos de Gayle Rubin (1986) autora que logra dar lugar al establecimiento al concepto de sistema sexo/género (p.9). Este concepto parte de

la idea de que en las culturas modernas permeadas por el sistema de producción capitalista, se presenta el caso de que acuerdo al sexo biológico se establece el género con el cual los sujetos se deben identificar y con base en esto, se normativiza que tengan ciertas conductas erótico-amorosas; en otras palabras, el sistema sexo/género se centra en el hecho de que por tener una vagina se debe ser mujer, y por lo tanto debe ser femenina y de manera paralela, ser heterosexual; y el ser que nace con un pene debe ser hombre y adoptar comportamientos masculinos y de igual manera, ser heterosexual. De acuerdo a Rubin, la idea de que hombre y mujer son mutuamente excluyentes, proviene de algo más allá de lo “natural”, es decir, es producto de la actividad humana histórica e impuesto socioculturalmente, debido a que claramente desde lo natural, están más cerca mujer y hombre, que cada uno de ellos con el resto de seres de la naturaleza, como los son animales o las plantas (Rubin, 1986). Considero necesario en este contexto teórico hacer una aclaración con relación a la diferencia entre transexualismo y transgenerismo, la cual yace en la consciencia que posee el sujeto de si simplemente se quiere ver como una mujer o si se siente como una mujer, es decir, si el tránsito de lo masculino a lo femenino se quiere hacer solo desde el sexo, desde lo estético, desde lo externo; o desde el género, lo interno, las construcciones identitarias que esto implica. Para el caso de los individuos miembros de El Mariposario, su tránsito tiende más hacia el transgenerismo que hacia el transexualismo, en miras de que no es simplemente una emulación de la figura femenina lo que los convoca (aunque se releguen en muchos casos, a elementos superficiales de esa construcción), sino que la consciencia de ser mujer ya está establecida y es desde allí que construyen sus diversas interrelaciones personales. El reconocimiento de quien se es, es supremamente importante, en la medida en que desde la aceptación del otro, en muchas ocasiones, estos individuos podrán reconocerse a sí mismos, y de ésta manera, llevar a cabo procesos de interacción en los cuales su “yo” esencial y protagónico pueda emerger desde las profundidades de sus fragmentaciones y pueda encontrar en la cultura que lo rodea, todos los elementos necesarios, para fomentar y potenciar su cultivo espiritual. Este elemento está directamente relacionado con la aceptación del propio cuerpo y la propia situación en la que se encuentra, ya que el reconocimiento efectivo de los “yo’s” internos que el sujeto posee, es decir, de sus propias fragmentaciones, le permitirá al sujeto identificar las diferentes acciones que será necesario llevar a cabo para alcanzar los objetivos y metas de vida. Nace así, un elemento muy importante, que facilita en muchas ocasiones el proceso de obtención de consciencia que tiene cada ser de sí, y es el de la conformación, sostenimiento y mantenimiento de grupos que se forman alrededor

de vivencias comunes, las redes sociales de amistad y comprensión, ya que la empatía que se tenga por el otro y que tenga el otro de sí, afectará directamente en la empatía por la situación propia. Tal cual y como lo dice Simmel “[…] los individuos aparecerían más «libres:.., mientras que los actos de una masa estarían determinados por «leyes naturales».” (2002, p.58), la importancia de la congregación en grupos sociales yace en que en muchas ocasiones con base en sentimientos e impulsos subjetivos, el sujeto por su cuenta puede llegar a tomar decisiones en las que sus comportamientos y acciones vayan de un lado a otro, sin un punto fijo en el cual aterrizar, mientras que la adscripción a un grupo permite al sujeto una manera más directa y sin ningún tipo de vacilaciones, que sus acciones lleguen siempre a cumplir determinado objetivo (p. 58). Se da en este sentido, lugar a la creación de redes sociales unidas por fuertes hilos y ataduras basadas en la simpatía que tienden a perdurar en el tiempo, dado que las situaciones particulares de los sujetos que conforman dichas redes, también tienden a perdurar en el tiempo. Para el caso de los sujetos del Mariposario, el tránsito para hacer de la condición biológica, una condición totalmente concordante con la condición mental, interna e identitaria, se convierte en el elemento cohesionador entre dichos individuos; cohesión que lleva en última instancia a crear dicho grupo, donde todos los integrantes, si bien tienen vivencias muy específicas por sus experiencias individuales, tienen en común ese proceso de tránsito de lo masculino a lo femenino en el cual se ven reflejados a sí mismos, por la misma particularidad que posee dicho proceso. Este planteamiento se refuerza con el presupuesto de Simmel en el cual sostiene que “Cuanto más estrechamente aluden las partes de una conexión las unas a las otras, cuanto más vivaz interacción transporta su reciprocidad en dependencia mutua, tanto más colmado espiritualmente aparece el todo” (Simmel, 1886, 187) Son las vivencias en común, la discriminación y marginación de la sociedad a sus situaciones particulares, es la disidencia sexual en la que conjugan, es el rechazo a la heteronormatividad y al sistema sexo/género, el conjunto de elementos constitutivos de la fortaleza de la unión que tejen, que se fortalece a partir de sus interacciones consigo mismas, con los miembros del grupo, y con el resto de la sociedad y que son la base para crear en ellas la capacidad de soportar el desfallecimiento temporal o permanente, de uno o varios de los miembros del grupo cuando todo su cultivo interno debe enfrentarse con lo que se ha establecido en sociedad como lo objetivo. La comprensión por la situación del otro, propicia igualmente el engrandecimiento del vínculo, lo que se relaciona directamente con lo sostenido por Simmel (1988), ya que la moda juega un papel importante en la construcción de esos vínculos, pues esta al ser un producto de la división de clases, da lugar a que la configuración de los grupos sea mucho más

exclusiva pero a la vez más fuerte y cercana: de manera paralela une y diferencia (p. 46). Tiene sentido que se establezca que el sujeto puede llegar a dividir su corporalidad entre una especie de cuerpo biológico y cuerpo cultural. El primero es en esencia el cuerpo con el que ha nacido el sujeto, cuyo sexo biológico define el género bajo el cual se socializará el sujeto y en el que se sumergirá desde sus primeros años de vida (De acuerdo al sistema sexo/género que socialmente se ha establecido en la cultura occidental). Así pues, este primer cuerpo con el que el sujeto se familiariza, no le abandonará durante su vida, pero lo que sí hace es cambiar, transformarse y evolucionar hasta el punto en que se acerca más a aquello con lo que el sujeto se identifica plenamente, y que se aproxima más a lo que llamo, cuerpo cultural. Éste segundo tipo de división al que puede llegar la corporalidad del sujeto, se trata principalmente de la construcción social que él cimienta, desde sus experiencias, vivencias, interacciones y relaciones personales, a partir de las cuales puede concientizarse acerca de cómo quiere ser, según las necesidades, físicas e internas que posee, lo cual directamente le llevará a un proceso de interacción mucho más rico y con muchos más elementos que beneficiarán su propia producción como ser humano y su propia construcción como ser trans. Es necesario establecer que las prácticas que se llevan a cabo por parte de las chicas del Mariposario, son sin lugar a dudas, parte de un acto de disidencia sexual, la cual se justifica esencialmente porque rechazan de manera directa el sistema sexo/género bajo el cual fueron criados y con cuyas ideas se formaron a lo largo de sus procesos de socialización como seres pensantes y sintientes. Esta disidencia en términos de Salinas se sintetiza en “el conjunto de identidades, acciones sociales y políticas de sujetos politizados, y el ejercicio cotidiano de prácticas sexuales no politizadas, que no son reconocidas como legítimas por la institución heterosexual” (Salinas, 2011, 28), es decir, disidencias sexuales son todas aquellas sexualidades emergentes en procesos de dejar de serlo y que en términos generales se refieren a sexualidades no heterosexuales, (p.27).

6. Métodos El método cualitativo es el usado aquí y la herramienta a través de la cual se pudo obtener la información de parte de Monie Gil y de Nicolás Machado fue la entrevista semiestructurada a profundidad, pues consideré que esta era la más adecuada para obtener partes de un relato que en última instancia permitiese relacionar la realidad que configura a los sujetos entrevistados (Monie Gil y

Nicolás Machado) con determinados presupuestos teóricos. Las palabras de los sujetos y sus ideas dejan entrever una producción discursiva que permite dar cuenta de vivencias y experiencias de vida, que a mí como investigadora me facilitó el acceso a la dimensión problemática del fenómeno. El análisis aquí presente parte de un enfoque comprensivo hermenéutico, pues son las voces de los protagonistas de las que se parte para acercarse a un entendimiento más amplio del fenómeno en cuestión. El interés en el comprender la realidad social desde la perspectiva de los sujetos es primordial y es desde esa comprensión, que se construyen las reflexiones y la discusión como tal. Fueron la producción simbólica de los sujetos, su lenguaje y sus ritos los elementos que permiten aquí dar lugar a un escrito reflexivo y descriptivo, en el cual las características de vida de los sujetos, proporcionan las evidencias y dejan entrever la capacidad que tienen los sujetos trans de construir símbolos. El alcance de este escrito es descriptivo exploratorio, pues si bien el tema de la identidad sexual y de género de los sujetos trans se ha estudiado y analizado ampliamente, desde una perspectiva de la estética los estudios han sido realmente pocos; por lo que la implementación de estrategias de análisis testimonial son cruciales para develar la real constitución del núcleo problemático aquí planteado.

7. Discusión De acuerdo a los elementos aportados en la entrevista y con base en los elementos y conceptos teóricos planteados en el aparte teórico, en esencia se puede hablar de 3 componentes que configuran parte esencial del proceso de empoderamiento de la identidad a través de la estética por parte de los sujetos trans y que a continuación esbozaré de acuerdo a apartados textuales de la entrevista realizada a Monie y Nicolás y a mis propias reflexiones sobre lo relatado por ambos sujetos.

El cabello “[…] Yo podría salir sin maquillaje y no tan bien vestida, sino normal, pero el cabello es lo más importante” (M. Gil, comunicación personal, 14 de abril de 2014) El cambio, la transformación y el proceso de disidencia para Monie y para el resto de chicas del MRP fue paulatino. A finales de 2011, casi todas logran terminar su

bachillerato, por lo que el momento en que se gradúan se convierte en el momento en el que su tránsito empieza a pasar del aspecto interno y subjetivo, al plano físico y exteriorizado: El cabello. Empezamos con el cabello y el maquillaje […] Empezamos a dejárnoslo crecer un poquito, entonces todas lo teníamos... o sea, todas teníamos el cabello natural, pero pues hasta acá [señalando el pecho], entonces nos gustaban pues las extensiones entonces nos las, cómo se dice… nos las pegábamos pues muy bien y nos peinábamos con crespitos (M. Gil, comunicación personal, 14 de abril de 2014). Este proceso inicial de tránsito si bien se comenzó desde lo estético en una primera instancia, no se comenzó a realizar con la plena consciencia de que la mira a la que se apuntaba era ser trans, pero aun así las construcciones internas de Monie, e incluso de algunas de las otras de los miembros del MRP, ya se estaban poniendo en cuestión y dejan entrever una naturaleza de tránsito y de cambio que estaba luchando por emerger del interior de las chicas del MRP. El rechazo a lo diferente, especialmente en términos sexuales, yace en que la exteriorización que los otros tienen de sus propios debates internos, nos cuestionan de manera punzante y constante sobre nuestros propios debates internos, por lo cual en primera instancia se encuentra la necesidad de una aceptación propia, antes que del entorno: Pues es que yo nunca me imaginé que me iba a volver trans…porque todas decíamos, lo que decíamos era gas… Decíamos “Ay no gas, lo peor, nunca vamos a ser trans, son lo peor”, pues decíamos travestis [Nicolás Machado: Pero era por el concepto que tenían de travesti] […] Pero Eve decía, “Si nos volvemos travestis, vamos a ser las más lindas”, entonces sí […] Es muy bueno mostrarle a las personas que no todas somos iguales, que pues, que muchas podemos salir adelante, estudiar… (M. Gil, comunicación personal, 14 de abril de 2014) En este sentido, el apoyo y reconocimiento de las otras se convirtió en un hecho esencial para el propio reconocimiento de las condiciones personales de Monie, en la medida en que la similitud de vivencias en ese preciso momento, se convierte en el principal eje sobre el cual se teje la amistad del MRP, lo que de manera directa crea una mella en cuanto a la aceptación futura que tendrán de sí mismas, solo desde el reconocimiento que tengan quienes las rodean de todo lo diverso que las configura. Luego de ese fuerte proceso de aceptación propia de que ser mujeres era lo que las definía y desde lo que se sentían como seres plenos logran hacer parte del grupo encargado de darle un giro a la noción prenociva y prototipada de trans que durante mucho tiempo ha primado y

permeado en el imaginario de los colombianos y especialmente, de los antioqueños: la mujer trans es violenta, ladrona, prostituta y/o peluquera. Todas las mujeres trans que actualmente reivindican el ser trans han logrado dejar de lado esa idea que históricamente ha permeado, partiendo desde sus diversas formas de existir y resistir: desde sus profesiones, desde los discursos que producen y reproducen y desde sus ideales de belleza y feminidad. En el caso de las chicas del Mariposario, si bien han logrado disidir de unas normas de género impuestas socialmente, de alguna forma, han sido víctimas del mismo modelo que dispone cuales son las características físicas y estéticas que una mujer debe tener para ser considerada como tal. En este sentido, la idea de la satisfacción que se debe dar a los exacerbados deseos del hombre macho son los que imperan en dicho sistema, y por lo tanto, el modelo de mujer que se impone se construye desde los atributos que se poseen estéticamente: Cabellos largos y rubios, exageradamente curvilíneas y con grandes medidas corporales (senos y cadera) y acompañada con prendas de vestir pequeñas y grandes accesorios. Dos horas o por ahí dos horas y media [se demora arreglándose] Empiezo ahí mismo con las extensiones, antes de maquillarme y todo, entonces primero las desenredo, una por una, son... yo tengo pedacitos así, son por ahí 7. Las desenredo, las plancho y ya me plancho pues mi cabello, depende pues de si me voy a hacer crespos o lisa, entonces ya empiezo a pegármelas así, hasta que ya entonces quedan listas, me peino pues acá adelante, después me hago ya la cara y listo”. (M. Gil, comunicación personal, 14 de abril de 2014) Antes tenía 13 extensiones y el hecho de que ahora solo tenga 7 es un pequeño elemento que deja entrever de manera acérrima algo muy relevante para la problemática acá planteada y es que en cierto punto de todo el proceso de tránsito, ciertos elementos estéticos van imperando sobre otros, relegando así a los que en primera instancia han sido protagónicos e incluso característicos.

El rostro Ellas mismas se ponían algo, que ellas hacían inconsciente y era que dentro del MRP ellas mismas se ponían metas, pero como competencias. Entonces ellas decían, por ejemplo, si una, si veían a otra muy quedada en el pelo porque lo tenían muy corto las otras: quiubo […] Se cambiaban y si por ejemplo a Monie no le gustaba algo de Fresa se lo decía para que se cambiara. (N. Machado, comunicación personal, 14 de abril de 2014).

En este apartado, es necesario hacer énfasis en la idea que tiene lugar una vez lo estético es puesto sobre la mesa, y es el hecho de que los sujetos se están construyendo en miras de ser objetos de contemplación, y no sujetos construidos desde el espíritu puro. Este elemento es central en el análisis de la configuración estética que tienen tanto Monie Gil como los demás miembros del MRP, debido a que como puede observarse en sus formas de interactuar entre ellos mismos, y todos y cada uno de ellos con el resto de la sociedad, en su gran mayoría se centra en el hecho de ser observadas, sentirse deseadas y resaltar del común; su objetivo se convierte en lograr que las personas hablen de ellas, de lo qué hacen, de cómo lo hacen y de lo que logran con ello: Hasta personas así súper adultas, que yo me quedo sorprendida porque me dicen que no, que me admiran mucho, que súper linda, que el cabello, que el rostro, que no pueden creer… (M. Gil, comunicación personal, 14 de abril de 2014) Así, puede entonces decirse que para el caso específico de Monie, hay una línea muy delgada que separa la construcción que tiene ella de sí misma desde lo subjetivo y la construcción objetiva de sí misma, que se centra en ser más un objeto de contemplación, y esa línea ella la está cruzando todo el tiempo. Este es, un claro ejemplo de un proceso de subjetivación y construcción interna desde la naturaleza pura del sujeto que no logra completarse, o que hasta el momento no se ha logrado completar: No creo pues que me arrepienta porque no me siento… como uno siempre cambia el pensamiento cuando uno pues crece, pero no, no creo que me arrepienta, ni que vaya a cambiar, no […] Todas están muy decididas y tienen claro que quieren ser niñas toda la vida, si, todas ya saben que el sueño de todas es pues, ser profesionales…. No creo que ninguna se arrepienta. (M. Gil, comunicación personal, 14 de abril de 2014) En este orden de ideas, los sujetos se encuentran entonces con la posibilidad de empoderar las formas culturales que se les han impuesto durante tanto tiempo y en las cuales han sido socializados desde pequeños, y lo hacen rompiendo los esquemas establecidos y el sistema sexo/género sobre el que han sido socializados y es clara la apropiación de los elementos del género contrario que se les asignó.

Los senos

Todas las chicas del MRP llevan un año y medio en hormonas (Desde marzo de 2013 aproximadamente) con el uso permanente les cambió la piel, la brusquedad de las facciones de la cara y de las manos, el bello facial les disminuyó, sus caderas comenzaron a acentuarse y los senos les comenzaron a crecer. Este proceso de hormonas está basado en una inyección de estrógenos cada 15 o 20 días y con la toma diaria de pastillas para planificar. Monie es consciente de la influencia en la que se ha convertido y de lo que ha logrado causar en otros sujetos con solo ser quien es, pero aun así, hay ciertas cosas que van más allá de su “existencia natural”, y esto son las transformaciones por medio de cirugías estéticas y procedimientos quirúrgicos. En estos procedimientos, se resalta con especial énfasis la cirugía de senos, en general para todas las mujeres de la modernidad, pues se convierte en un elemento que facilita y potencia un proceso de “completar el ser”, al que Monie, siendo mujer diversa, pero mujer al fin y al cabo, no escapa: “Lo senos son muy importantes, los senos son muy importantes pues para uno verse así más mujer, porque así con tetillas…” (M. Gil, comunicación personal, 14 de abril de 2014). Solo una de las chicas del MRP se ha hecho cirugía de implantes de senos, Kim, hace menos de año y en el momento en que Monie vio los senos de Kim inmediatamente dijo “¿Qué?, ¡yo me tengo que hacer eso ya!” (M. Gil, comunicación personal, 14 de abril de 2014). De esta manera se hace evidente la fuerza que en la actualidad han tenido los senos para asociar a quien los posea con la figura de mujer y con el hecho de ser femenino. En este sentido se retoma en la discusión lo planteado en el apartado teórico y la idea de mujer que el mismo sistema sexo/género y heteronormativo ha creado en las sociedades modernas, en el que Monie y sus amigas del MRP aun siendo un sujetos trans disidentes sexuales se inscriben, dando primacía a las cirugías estéticas como el medio para exteriorizar de manera más unívoca todos esos discursos y debates internos que las componen y que apuntan de manera permanente hacia la construcción de mujer. Así, cada vez se acercan más a ese modelo de mujer que tienen en su mente como el ideal, aunque para el caso de Monie específico, asegura que se operaría los senos y la nariz en el momento en que tenga la oportunidad, pero por otra parte asegura no saber a ciencia cierta si se haría la cirugía de reasignación de sexo: “ Por el momento no lo haría, porque la gracia que tenemos es esa, o sea, somos diferentes por eso… Tal vez lo haría más adelante para poder salir más cómoda en bikini o en shorts” (M. Gil, comunicación personal, 14 de abril de 2014)

La disidencia sexual como una forma de resistencia Una de las discusiones que deriva de la puesta en escena de los presupuestos teóricos en conjunto con la voz de los sujetos es que la disidencia sexual en la que convergen los sujetos trans, se puede ver como una forma de resistencia, en la medida en que es desde la defensa de un género que se desea poseer que construyen sus relaciones interpersonales y que de manera directa, posibilita el fomento de la construcción de cada uno de los sujetos como ser individualizado. En la modernidad, se puede decir que se es hombre en tanto no se es mujer, es decir, la concepción tradicionalista parte de que hombre se construye a partir de la negación de todo elemento que se asocie o se pueda asociar con mujer y de manera paralela con lo femenino, por lo tanto la resistencia en la que estos sujetos trans confluyen está en primera instancia basada en una resistencia a la heteronormativización de la sexualidad que se ha pretendido imponer en el país, a esa normatización social que en términos históricos ha imperado por largo tiempo en las sociedades occidentales. Esta resistencia la llevan a cabo por medio de la adopción de componentes estéticos que les facilitan el empoderamiento de herramientas que aseguran y reivindican su condición de mujer. Es necesario aclarar que los elementos estéticos a los que ellos hacen referencia permanente son los característicos de la mujer que contempla el sistema sexo/género, por lo que en el contexto de esta investigación el concepto de resistencia se crea desde las mismas experiencias de vida de los sujetos para tratar de dar una explicación más amplia de sus procesos de tránsito, y no desde una noción clásica de resistencia. Ahora bien, como se planteó en el marco conceptual de este escrito frente a la disidencia sexual, siguiendo la definición planteada por Héctor Salinas (2011), es importante resaltar que tanto Monie como el resto de miembros del Mariposario, son disidentes sexuales, en la medida en que sus experiencias de vida les otorgan la posibilidad de vivir, existir y resistir desde una sexualidad no heterosexual y que de una manera directa, rompen todo atisbo de heteronormatividad que pretende sesgar y limitar sus vivencias, tanto desde lo estético como desde lo identitario. En el caso de las chicas del MRP sus procesos de tránsito se convierten en una de-construcción total del sistema sexo/género en miras de que lo impuesto por este sistema es lo que rechazan de manera tajante. Habiendo nacido con un pene, no fue el género masculino el que imperó sobre sus deseos de ser, al igual que tampoco imperó el deseo heterosexual. Este rechazo a ese sistema sexo género se completa cuando deciden renunciar a una apariencia masculina que se les

pretendió imponer, para adoptar una femenina, cuando deciden no ser hombres sino que deciden ser mujeres. Mujeres trans. En miras de esto, las condiciones y las prácticas socioculturales de los sujetos se transforman y dinamizan, llevando directamente a una re-configuración de las mismas, lo cual lleva a un enfrentamiento y debate contra el poder impositivo y de lo socialmente establecido, que finaliza en última instancia, en la transformación de las condiciones de vida del sujeto, y que para el caso de estos jóvenes se traduce en el establecimiento de una serie de nuevas prácticas estéticas, que se vuelven reivindicativas de los procesos y construcciones internas que tiene lugar en sus propias subjetividades; que se convierten en una transgresión de las normas corporales ligadas a la categoría sexo-género impuesta históricamente en las sociedad modernas. Esto en términos simmelianos también se puede discernir, cuando los sujetos cuyas formaciones culturales internas e internalizadas (masculinidades dominantes y machismo excesivo, para el caso de Monie y las otras chicas del Mariposario) no concuerdan con las formas impuestas, y en ese caso se ven obligados a rechazar la masculinidad que se les ha tratado de imponer durante tanto tiempo y que se les ha “enseñado” e inculcado desde sus procesos de socialización primaria en los que deben verse inmersos para poder obtener las cualidades básicas de comunicación e interacción con el resto de individuos que conforman dicha sociedad a la cual pertenecen; lo cual conlleva una serie de estigmas, rechazos y discriminaciones por aquellos sujetos que no disocian de lo impuesto, es decir, por aquellos sujetos que desde sus construcciones internas sí se pudieron ajustar a las formas culturales que se han establecido desde el inicio de los tiempos para facilitar la interacción con los demás, y es en este sentido que se dan esos procesos de rechazo, ya que para muchos es inconcebible que otros sujetos no se puedan acomodar en las formas culturales preestablecidas, hecho que se relaciona directamente con una cuestión del orden y del status quo característicamente conservador que ha primado en Colombia desde la colonia. “Mis amigas me ayudaron mucho como a tener mucha personalidad, como a que no nos importara lo que dijeran en la calle, hasta en la familia, pues porque como éramos todas y llegábamos así, con los peinados así súper impresionantes las mamás eran así… aterradas y como teníamos, pues como éramos tantas, pues nos sentíamos así súper seguras”. (M. Gil, comunicación personal, 14 de abril de 2014) Es claro entonces con esto que relata Monie que como bien lo dijo Simmel (1986) “una unidad solo tiene sentido y significación en la medida en que tiene una multiplicidad frente a sí en cuya síntesis consiste permanentemente” (p.188), en la

medida en que la unidad que es ella si bien tiene una parte interna importante, todos los elementos estéticos de los que se ha apropiado forman parte esencial de esa unidad, y forman junto con sus construcciones internas una síntesis que es permanente y que hasta el momento, ha sido constante en el tiempo. Esa constancia, ha logrado permear a los sujetos que desde edades tempranas se están cuestionando sobre sus ires y venires en el mundo, por lo que los actos subversivos y disidentes que llevan ellas a cabo, de rechazo el modelo hegemónico que trata de imponerse en un nivel social hace que se conviertan en la bandera del desafío a los presupuestos católicos, conservadores y tradicionalistas que desde la colonia imperan en Antioquia y en Colombia, haciendo que entonces pasen a convertirse en modelos a seguir en cuanto a qué camino tomar para lograr sobreponerse a cualquier elemento discriminatorio y excluyente: A muchos niños que pues, les gustaba ser niñas, pero pues no se atrevían, nosotras los ayudamos también a que salieran pues como del clóset […] La mayoría de las personas que nos admiran son las niñas, las niñas y niños chiquitos. (M. Gil, comunicación personal, 14 de abril de 2014) Y ellas cambiaron, porque yo lo noté, ellas cambiaron como la manera de pensar y la manera de vestir de todo el mundo gay, porque ellas se empezaron a poner una extensión y ya todas eran con extensión, que los zapatos, ombligueras… Una influencia. (N. Machado, comunicación personal, 14 de abril de 2014) Así, logran convertirse en modelos, y logran uno de sus objetivos estéticos principales, que es imponer un estilo y crear tendencia (principalmente desde un ámbito estético), que muchos más sujetos que se encuentren en esa misma posición, podrán tomar más adelante como un referente, tanto estético como identitario. Se da así, una de las tantas paradojas de la cultura, en la que elementos culturales petrificados en el tiempo, -es decir, vida que ya no es vida-, dan lugar a formas culturales, que contienen una vida efímera que posteriormente se encontrará con el impenetrable muro de la petrificación. De esta manera, se establecen esas tendencias como las llama Simmel, que se vuelven básicas, y a partir de las cuales, las futuras construcciones y configuraciones culturales relacionadas con el travestismo, el transgenerismo y la diversidad sexual en general, basarán su propio cultivo individual.

8. Conclusiones

Muchos de los elementos que configuran a sujetos trans como Monie, si bien en primera instancia son identitarios, de manera directa se convierten en elementos estéticos que le caracterizan y a partir de los cuales puede existir y resistir a un modelo heteronormativo que a todo aquel que se considere diverso pretende encasillarle. El primero de ellos es el cabello. El cabello se convierte en el principal elemento representativo de feminidad, por lo que este se convierte en el componente del ser que une realmente todas las pequeñas partes que conforman al sujeto, es aquello que le da unidad a su ser; ya que en relación con el asa de Simmel (1988), es ese elemento estético en el que yacen los principales debates y construcciones internas de su ser, donde se fusionan de manera ideal lo subjetivo y lo objetivo, siendo así, aquello en lo que se configuran las chicas del MRP como sujetos trans. Otro de esos elementos son los senos. En el imaginario colombiano, una de las principales características que las mujeres deben osar poseer es el ser curvilíneas, así que a ese prototipo de mujer se ciñen no solamente mujeres biológicas, sino también mujeres trans, que aunque lleven a cabo una disidencia sexual desde su existir particular, sus pensamientos se encuentran transversalizados desde edades tempranas por los ideales heteronormativos de lo que debe ser hombre y mujer. A este aspecto las chicas del MRP no son ajenas, y por eso llevan más de un año en proceso de hormonización, en miras de hacer que el tamaño de sus senos aumente; como una especie de medida temporal, pues a mediano plazo, hacerse la cirugía de aumento de senos, está en sus planes. Como bien lo dijo Castellanos “así, son las formas de actuar y decir, los saberes, los discursos y las prácticas sociales, los que moldean en cada cultura, las distintas concepciones y actitudes hacia lo femenino y lo masculino” (citado por Bustamante, 2004). Para el caso de la cultura colombiana, el hecho de que estos jóvenes estén transgrediendo las concepciones construidas sociohistóricamente, deja entrever la futura posibilidad de una reconstrucción de los modelos de lo femenino y lo masculino que se definen como ideales, debido a que sus propios discursos están siendo exteriorizados cada vez con más facilidad y están convirtiéndose en prácticas comunes, que como la misma Monie relataba, se están haciendo comunes entre chicos y chicas que cuestionan sus identidades sexuales y de género desde edades muy tempranas. Otro elemento que acompaña esta lista es el rostro y su cuidado, en la medida en que es a través de este, como bien lo dijo Simmel (1986), la personalidad del sujeto se convierte en un lugar geométrico, es decir, que es el rostro lo que transmite la construcción interna y real de los sujetos. El maquillaje juega un papel

importantísimo en conjugación con los procesos de hormonización, ya que es gracias a ellos que muchas de las facciones masculinas que generalmente son tan marcadas, pueden atenuarse; debido a que como ocurre con el cabello, en el imaginario de mujer que se tiene en esta sociedad, las mujeres deben no solo ser delicadas, sino que sus rostros y expresiones deben transmitirlo. El rostro se convierte así, en el espejo del alma, que se encarga de transmitir al otro, todo aquello interno que compone a cada sujeto, lo cual de manera muy directa, transformará la manera en que las personas se relacionan debido a que transforma la forma en la que los otros entienden esas construcciones internas. De esta manera, es el empoderamiento la herramienta ideal para estas chicas ayudar a la reconstitución del cuerpo a la que se ven enfrentadas para poder alcanzar su meta de realizar un tránsito sexual y de género, que sobrepasa el nivel interno y subjetivo hasta llegar a un nivel objetivizado y externalizado. Dicho empoderamiento se convierte en el medio por el cual las chicas del MRP pueden reafirmar una feminidad, basadas esencialmente en elementos estéticos, que sienten las configura y que debe ser exteriorizada con el fin de alcanzar las metas y objetivos de vida que a nivel personal cada una se ha trazado. Platón aseguró que “mientras el hombre permanezca ligado a su cuerpo, se encontrará incapacitado para la felicidad y para el verdadero conocimiento”, lo que en relación con el caso de jóvenes con nuevas prácticas estéticas de la ciudad, como lo son Monie y el resto de chicas del Mariposario, deja entrever que el hecho de circundar y limitar el cuerpo a lo que la sociedad le impone al sujeto, es renunciar a la felicidad y al verdadero conocimiento de sí mismo, y claramente si estos sujetos transgresores no se convirtieran en los disidentes que hoy en día son, no serían sujetos totalmente cultivados, en la medida en que atados al modelo hegemónico occidental del sistema cuerpo-sexo-género no podrían exteriorizar, esencialmente desde la estética, todo aquello que conforma su identidad.

9. Bibliografía Bustamante, W. (2004) Formar lo masculino y lo femenino. En: Invisibles en Antioquia 1886-1936. Una arqueología de los discursos sobre la homosexualidad. (pp.97-124). Medellín: La Carreta Editores Salinas, H. (2011) Políticas de Disidencia Sexual en América Latina. Sujetos Sociales, Gobierno y Mercado en México, Bogotá y Buenos Aires. Ciudad de México: Editorial EON.

Rubin, G. (1986) Tráfico de mujeres: notas sobre la “economía políticas” del sexo. En: Revista Nueva Antropología, 8 (30), pp. 95-145. Simmel, G. (1986) La significación estética del rostro. En: Mas, S. (Trad.) El individuo y la libertad. Ensayos de crítica de la cultura (pp. 187-193). Barcelona: Ediciones Península. ________. (1988) El asa. En: Muñoz, G & Mas, S. (Trad.) Sobre la aventura. Ensayos filosóficos (pp.169-181) Barcelona: Ediciones Península. ________. (1988a) Las ruinas. En: Muñoz, G & Mas, S. (Trad.) Sobre la aventura. Ensayos filosóficos (pp. 41 -87), Barcelona: Ediciones Península. ________. (1988b) La moda. En: Muñoz, G & Mas, S. (Trad.) Sobre la aventura. Ensayos filosóficos (pp. 181- 94) Barcelona: Ediciones Península. ________. (2002) El nivel social y el nivel individual (Ejemplo de sociología general En: Ackerman, A. (trad.) Cuestiones Fundamentales de Sociología, Barcelona: Editorial Gedisa.

10. Agradecimientos A Monie Gil y a Nicolás Machado por abrirse a mí y permitirme dar una mirada a aquello que los compone como seres diversos. Al estudiante de comunicación audiovisual, fotógrafo y amigo, Simón Góez, por las fotos tomadas a Monie Gil. (https://www.flickr.com/photos/simongoez/) A los profesores Carlos Aristizábal y Gilberto Aldana por sus asesorías.

11. Datos de la autora Nombres y apellidos: Luisa Fernanda Zapata García Institución de pertenencia actual: Universidad de Antioquia Última universidad donde estudió: Universidad de Antioquia Nivel educativo: Estudiante de pregrado Teléfono fijo: 571 27 90

Número celular: 311 312 6678 E-mail: [email protected] Ciudad: Medellín País: Colombia

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