De minerales y grupos étnicos prehispánicos: aportes de la geología a los estudios arqueológicos en San Isidro y Cacaramoa (Atlántico, Colombia)

July 15, 2017 | Autor: Natalia Lozada M | Categoría: Ceramics (Archaeology), América Prehispánica, Petrografia, Prehispanic period, Caribe Colombiano
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De minerales y grupos étnicos prehispánicos: aportes de la geología a los estudios arqueológicos en San Isidro y Cacaramoa (Atlántico, Colombia) Natalia Natalia Lozada Lozada Mendieta Mendieta

De minerales y grupos étnicos prehispánicos: aportes de la geología a los estudios arqueológicos en San Isidro y Cacaramoa (Atlántico, Colombia) Los fragmentos de cerámica encontrados en los sitios arqueológicos de San Isidro y Cacaramoa (Atlántico, Colombia) —con una antigüedad que se remonta desde el siglo VII d. c. hasta el siglo XVI— son una evidencia clave para identificar la etnicidad de los grupos humanos que habitaron esta porción del Caribe colombiano en tiempos prehispánicos. Los análisis petrográficos realizados a este material en el Departamento de Geociencias de la Universidad de los Andes constituyen uno de los primeros pasos en el camino conducente a resolver esta incógnita e invitan a la colaboración más cercana de la geología y la arqueología en el futuro.

Figura 1. Ubicación de los sitios de San Isidro y Cacaramoa. Municipio de Sabanagrande Departamento del Atlántico.

78 Hipótesis, Apuntes científicos uniandinos, núm. 15, mayo del 2013

Natalia Lozada Mendieta M. Sc. Investigadora contratista del Instituto Colombiano de Antropología e Historia, ICANH [email protected]

Las crónicas reseñan el encuentro de los españoles, a su llegada a las costas de Suramérica, con los pueblos nativos que habitaban esta región. Desde Oviedo hasta fray Pedro Simón, los cronistas plantean distintas versiones acerca de la expedición de 1533 en la que los españoles liderados por Pedro de Heredia cruzaron las sabanas entre el canal del Dique y el río Magdalena, actual departamento del Atlántico. Acerca de esta campaña, se debate si se produjo un encuentro con pueblos que pertenecían a un mismo grupo étnico denominado como los mocanás, o si, por el contrario, hacían parte de grupos distintos. En este artículo se expondrán los resultados del primer análisis petrográfico realizado a la cerámica de dos sitios arqueológicos en esta zona del Caribe colombiano con el fin de responder la pregunta sobre su filiación étnica. Aunque la etnohistoria y la lingüística han realizado estudios sobre el tema, aún no es claro cuál es la identidad étnica de los grupos que se encontraron con los ibéricos. Las investigaciones previas sugieren la existencia de varios grupos de los llamados mocanás a partir de una visión crítica de los textos etnohistóricos [1] y la existencia de distintas familias lingüísticas en la región desde el siglo X d.  C. [2]; sin embargo, no es claro si hablamos de fracciones de un mismo grupo o de grupos diferentes pero que sostenían relaciones entre sí. De igual manera, las preguntas de la arqueología que han orientado el análisis cerámico sobre esta región se han concentrado en la definición de tipologías como indicadores cronológicos o como evidencia de modos de subsistencia, y en consecuencia poco conocemos sobre la etnicidad o posibles relaciones entre los grupos que ocupaban la zona [3]. Recientemente, excavaciones en el área mencionada, más exactamente en el municipio de Sabanagrande, revelaron la existencia de dos sitios arqueológicos que aportarían a esta discusión. Los sitios de San Isidro y Cacaramoa, excavados en 2009 y 2010 por la arqueóloga Elizabeth Ramos [4],1 contenían fragmentos de material cerámico, líticos, fragmentos óseos humanos y de fauna fechados entre el 600 d. C.-1500 d. C.2 [5]. Para determinar la etnicidad se eligió en particular el material cerámico, ya que permitía trazar una primera propuesta cronológica del sitio, así como comparar las características estilísticas y tecnológicas asociadas a cada conjunto. En total se recuperó una muestra de 4537 fragmentos de cerámica, 2884 correspondientes al sitio de San Isidro y 1653 de los dos cortes realizados en el sitio de Cacaramoa. Para realizar la comparación se 1 Profesora asociada del Departamento de Antropología de la Universidad de los Andes. La excavación de los sitios de San Isidro y Cacaramoa tuvo lugar en el marco del programa de investigación Arqueología, Adaptación y Medio Ambiente en el Caribe Colombiano, que dirige desde hace ocho años. 2 Las dataciones de los sitios arqueológicos se realizaron con muestras de carbón asociado a los restos arqueológicos. La técnica utilizada para este propósito fue la del acelerador por espectrometría de masas (accelerator mass spectrometry —AMS—) en el laboratorio de Beta Analytic®, Miami, EE. UU.

tuvieron en cuenta sitios arqueológicos previamente reportados en la zona y que corresponden al periodo en el que se ubican los sitios excavados. El análisis del material cerámico se dividió en tres proxys complementarios: 1) una propuesta tipológica para cada uno de los sitios arqueológicos (que tuvo en cuenta aspectos tanto tecnológicos como estilísticos); 2) análisis petrográficos para determinar posibles fuentes de extracción de los minerales utilizados en la elaboración de la cerámica en cada uno de los sitios, y 3) análisis estadísticos que buscaban determinar la similitud de los conjuntos. En el presente artículo se expondrá la importancia que tuvo para la investigación el uso de los análisis petrográficos y la aplicación potencial de los estudios interdisciplinares en los que no solo se utiliza este recurso para identificar la composición mineralógica de la cerámica o artefactos objetos de estudio, sino que se avanza en resolver preguntas de investigación más complejas utilizando métodos innovadores y distintas líneas de evidencia que enriquecen nuestro entendimiento del pasado. ¿Qué significa etnicidad en el registro arqueológico? ¿Qué tienen que ver los minerales con la etnicidad? La etnicidad se define como el conjunto de fenómenos sociales y psicológicos asociados a una forma de identidad compartida que fundamenta una percepción de diferenciación cultural respecto a otros grupos y a una ascendencia común. Esto funciona como una base que condiciona el comportamiento del grupo y se manifiesta en la cultura material que este produce [6]. Así pues, la cultura material, como manifestación de la etnicidad, se suma a la recurrencia de rasgos tecnológicos, sociales, ideológicos y de la concepción y manejo del espacio como elementos que suponen un comportamiento codificado, aprendido y compartido por un grupo. Para Schortman [7], solo ciertos artefactos están asociados a la esfera del comportamiento que refleja creencias, valores y estándares propios de un grupo —es decir, cómo se percibe a sí mismo, cómo percibe el mundo social y físico de su alrededor y las acciones de los individuos miembros—, y por lo tanto solo estos deben ser considerados en la discusión acerca de etnicidad e identidad. Los artefactos que se encuentran clasificados en este conjunto se caracterizan por su alto contenido simbólico, conscientemente seleccionado para aludir a una pertenencia a un grupo específico. Por el contrario, para este autor el aspecto tecnológico y de materiales que componen los artefactos se encuentra más relacionado con la adaptación al medioambiente y la disponibilidad de materias primas, por lo que no se pueden pensar como elementos que directamente aludan a una identidad étnica.

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A pesar de que el aporte de los elementos tecnológicos y de materiales de los artefactos se consideraba menos significativo que los aspectos simbólicos, estudios recientes demuestran que deben ser tenidos en cuenta en la investigación, ya que pueden aportar información fundamental, como la identificación de fuentes de extracción de materiales que podrían evidenciar contacto o patrones territoriales entre distintos grupos, así como técnicas de elaboración de la cerámica que —en un sentido más amplio— también son producto de un comportamiento aprendido y transmitido por generaciones y forman parte, entonces, de la identidad étnica de un grupo [8].

tuvieron en cuenta variedades de forma y tipos de minerales específicos (con extinción normal, policristalino y onduloso).

Así pues, determinar si existen diferencias o similitudes en las fuentes de extracción y en los minerales que componen los tipos cerámicos encontrados en San Isidro y Cacaramoa resulta fundamental en esta discusión, ya que indicaría o bien preferencias a la hora de seleccionar material para la construcción, o bien semejanzas en la tipología a partir de la disponibilidad de materiales, o debido a un contacto o pertenencia a un grupo definido.

Una vez terminados los conteos correspondientes a cada tipo cerámico, se realizaron bases de datos organizadas por tipo de minerales para cada sitio arqueológico. Además, se realizó una descripción cualitativa de la forma de los minerales en términos de grado de redondez, cualidad que está asociada a modificaciones o transformaciones que pudieron haber experimentado las partículas durante su recorrido y que pudieron ser causadas por transporte o aplicación de energía.

Definiendo composición y fuentes de extracción en San Isidro y Cacaramoa En el caso de San Isidro y Cacaramoa, una vez se definieron los tipos cerámicos presentes en cada sitio3 fue necesario corroborar dicha tipología con la composición mineralógica aportada por los estudios petrográficos y las posibles fuentes de extracción de los minerales utilizados en el desgrasante de la cerámica, es decir, las partículas incluidas en la pasta. Este proceso implicó en primer lugar una selección de las muestras de cada tipo en cada sitio, a las que se le realizó una sección delgada para su respectivo análisis petrográfico. Las categorías usadas para clasificar las partículas identificadas se establecieron tras una revisión preliminar de las secciones de cada muestra y se ampliaron durante el análisis. También se tuvieron en cuenta estudios petrográficos anteriores que sugerían algunos componentes como característicos de esta región [9] [10] y los efectos de la cocción de la cerámica, que reduce en gran medida los minerales inestables4, por lo que su porcentaje de aparición es muy bajo en comparación con su disponibilidad en el área [11]. De esta manera, los minerales encontrados se clasificaron en diecisiete categorías, en las que también se 3 Para definir la tipología cerámica se tuvieron en cuentas aspectos como el desgrasante (inclusiones que se agregan a la pasta en el proceso de elaboración del artefacto), pasta, textura, color, tratamiento de superficie, forma, decoración y técnica de elaboración de los fragmentos encontrados en cada uno de los sitios arqueológicos. Se tuvieron en cuenta tipos reportados anteriormente en la zona. 4 Los minerales inestables se caracterizan por tener una baja resistencia a modificaciones en su composición química y su estructura cristalina, debido a características propias del mineral en cuestión (composición, estructura, tamaño, exfoliación y fragilidad) o por influencia del ambiente en el que se encuentran (temperatura del suelo, humedad, drenaje, acidez, potencial redox y biota del lugar). Entre los minerales inestables se encuentran los olivinos, la augita (piroxeno), horblenda (anfíboles) y biotita. Por su parte, las plagioclasas (cálcicas y sódicas), el apatito y la moscovita se reconocen entre los estables; y los cuarzos, el sílex, el circón, el rutilo y la turmalina se consideran ultraestables.

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De las categorías definidas se eligieron cinco marcadores para realizar la comparación entre ambas muestras, teniendo en cuenta que fueran minerales poco frecuentes en la muestra objeto de estudio, de tal manera que su disponibilidad no era generalizada y su agregación al desgrasante pudiera ser intencional o propia de una fuente determinada. Los minerales escogidos bajo estos criterios fueron la biotita, la clorita, el piroxeno, la muscovita y el desgrasante tiesto.

Aquí cabe anotar que los sitios de San Isidro y Cacaramoa están distanciados entre sí por un kilómetro de distancia y se ubican a unos tres kilómetros del río Magdalena, por lo que es altamente probable que la gente de esos sitios recurriera a fuentes de extracción comunes y que el reconocimiento de algún tipo de diferencias en la elección de las mismas podría denotar preferencias o la apropiación territorial de alguno de los grupos sobre ciertas áreas. Las fuentes disponibles para extraer minerales en ambos lugares no se limitan al mismo río Magdalena, ya que se encuentran rodeados de otros cuerpos de agua, como ciénagas y ríos tributarios. Por lo tanto, existen dos fuentes probables de extracción de minerales: 1. aguas con corrientes rápidas en el lecho o en la orilla del río Magdalena; 2. aguas tranquilas en las que los sedimentos producidos y transportados tienden a almacenarse o concentrarse en áreas como lagos, ciénagas y planos bajos de inundación en las riberas, y cuya formación geomorfológica está vinculada con antiguos cauces del río mismo, que ha ido cambiando su curso a lo largo de los siglos. La diferencia principal de comportamiento entre el material de arrastre presente en un río y el material de suspensión existente en las aguas tranquilas deriva de las formas de transporte de sedimentos propias de cada sistema y su repercusión en la morfología de los minerales presentes en cada uno. Las partículas que se desplazan por el lecho del río ven su morfología modificada en mayor medida debido a la fuerza de las corrientes, el impacto constante contra otros granos y la fricción entre ellos mismos. Esta mayor energía que impacta a las partículas repercute en su forma, que tiende a ser más redondeada. Por otro lado, las partículas en suspensión, o que están flotando, no

Desgrasante tiesto

Biotita

Piroxeno

Muscovita

Cuarzo

Figura 2. En la Imagen se observa el proceso de identificación de minerales y su descripción morfológica. En la parte superior se muestran los fragmentos de cerámica a nivel macroscópico. En la sección del medio se ve una imagen escaneada de una sección delgada con la respectiva identificación de los minerales. Finalmente, en la esquina superior derecha aparece la tabla de referencia de Powers sobre la morfología de granos. Tomada de Powers M.C. A new roundness scale for sedimentary particles. Journal of Sedimentary Petrology, 1953; 23: 118.

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xxxxxxx

sufren una modificación tan manifiesta y tienen a ser más angulares. Adicionalmente, la presencia de cierto tipo de minerales está ligada a la energía de cada sistema. Por ejemplo, las micas son minerales caracterizados por tener una estructura laminar. Dada esta característica, no es probable encontrarlas en lugares cuya energía podría destruirlas fácilmente, como lo es la cuenca de un río, por lo cual están asociadas a áreas de baja presión o corriente, como lo es un área inundable o una ciénaga, en donde las corrientes y la erosión son más bajas [12]. Resultados del análisis petrográfico de los sitios de San Isidro y Cacaramoa: perspectivas de los aportes de la geología a la arqueología

predecible, si se tiene en cuenta el fenómeno de la cocción y sus consecuencias sobre los minerales inestables (figura 3). La biotita y la muscovita, como marcadores escogidos, fueron estudiados a partir de su aparición o presencia en la muestra (figura 4) y por la morfología de las partículas. Respecto a esto último, los granos de las micas encontrados en la muestra presentaban un grado de redondez angular o subangular en todos los tipos cerámicos en los que estaban presentes. En su mayoría, eran granos de 0,15  a 0,41  mm. Estas características se suman a la subangularidad observada en las partículas de cuarzo, plagioclasas, clorita y piroxeno. También se reportaron partículas subredondeadas de cuarzo y plagioclasas; sin embargo, predominaron las angulares.

Los análisis petrográficos cumplieron dos objetivos. En primer lugar contribuyeron a confirmar la tipología propuesta para ambos sitios arqueológicos, y reiteraron, así, asociaciones hechas en el análisis macroscópico. Por otro lado, sugirieron posibles fuentes de extracción de materias primas, en lo que se relaciona con la composición del desgrasante, para plantear posibles rutas o áreas de extracción que sugieren contacto entre ambos grupos y arrojan algunas pistas sobre su identidad étnica.

Por otro lado, en cada uno de estos dos sitios arqueológicos existe un tipo cerámico ajeno a este patrón. En San Isidro, el tipo malambo burdo, el más abundante de toda la muestra, no manifiesta la presencia de micas y exhibe, además, granos redondeados; mientras que en Cacaramoa el tipo naranja pulido tampoco ostenta la presencia de micas o minerales inestables de ningún tipo y presenta granos redondeados de cuarzo.

Los estudios advirtieron que en ambos sitios se encuentran los mismos minerales en proporciones muy similares. En ambos casos, los cuarzos y los feldespatos (plagioclasas) son los más abundantes, con porcentajes de aparición que superan el 60%, seguidos por las micas (biotita y muscovita), que aparecen en un rango de 5 y 7%, y en los últimos lugares se encuentran los líticos no diferenciados: desgrasante tiesto, clorita, epidota, minerales opacos, sílice sin identificar y piroxeno, con porcentajes que oscilan entre entre 0,1 y 2%. Este comportamiento era

A partir de lo expuesto se pudo establecer que el desgrasante utilizado en la cerámica de ambos sitios tiene un origen predominantemente cenagoso o de aguas tranquilas, si se tiene en cuenta la presencia de minerales inestables y la morfología de los granos, mayoritariamente angulares o subangulares. Los tipos que no cumplían esta regla permiten suponer una fuente adicional posiblemente de origen rivereño o de corrientes rápidas para obtener los desgrasantes que lo componen, lo que sugiere un escenario con al menos dos fuentes de extracción y

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Cacaramoa Porcentaje de minerales identificados

0,6 0,51 0,74 0,29

1,66 2

Cuarzo

2,91

Plagioclasas 6,11 Micas Borde (sílice) Litico sin diferenciar 15,37 Desgrasante tiesto Clorita Epidota

69,32

Minerales opacos Piroxeno

San Isidro Porcentaje de minerales identificados

0,28 1,9 0,21 0,1

0,1

2,07 2,1

Cuarzo Plagioclasas 7,27 Micas Litico sin diferenciar

18,26

Desgrasante tiesto Borde (sílice) Piroxeno Clorita

66,95

Minerales opacos Epidota

Figura 3. Porcentajes de aparición de minerales identificados en la cerámica de los sitios de San Isidro y Cacaramoa, de acuerdo con los análisis petrográficos realizados. Como se puede observar, las proporciones en que fueron encontrados como componentes del desgrasante de la cerámica son similares en ambos sitios arqueológicos.

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Cacaramoa, corte 1 Marcadores de composición minerológica por tipo % 16,00

14,00

12,00 Biotita 10,00 Clorita 8,00

Piroxeno Desgrasante tiesto

6,00 Muscovita 4,00

2,00

0,00 CF

CPF

CG

CGP

CNP

CGF

CCD

CGG

CNB

TIPO

San Isidro, corte 1 Marcadores de composición minerológica por tipos % 25,00

20,00

Biotita Clorita

15,00

Piroxeno 10,00

Desgrasante tiesto Muscovita

5,00

0,00 AF

MB

VMV

HC

NF

VMI

MR

GB

MI

TIPO

Figura 4. Resultados de la presencia de los cinco minerales escogidos como posibles marcadores o indicadores de etnicidad por cada tipo y en cada sitio. Convenciones. San Isidro: AF = arenoso fino, MB = malambo burdo, HC = habano compacto, NF = naranja fino, MR = malambo rojo, GB = granuloso burdo, MI = malambo inciso. Cacaramoa: CF = café fino, PF = cerámica pasta fina, CGP = Cacaramoa gris pulido, CG = Cacaramoa granuloso, CNP = Cacaramoa naranja pulido, CGF = Cacaramoa granuloso fino, CCD = Cacaramoa crema decorado, CGG = Cacaramoa granuloso grueso, CNB = Cacaramoa negro burdo.

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preferencias en la elaboración de ciertos tipos cerámicos. Esto evidencia un posible contacto de ambos grupos con dos tipos de fuentes de extracción. Para reafirmar esta conclusión, la comparación de estos resultados con muestras análogas tomadas in situ es necesaria para determinar con un mayor grado de certeza la fuente de extracción del desgrasante. Esto resulta decisivo, ya que en la zona existen numerosos cuerpos lacustres, por ser un área cercana a un gran río y estar rodeada de ciénagas. Si se tiene conocimiento del uso común de las fuentes, dicho conocimiento se puede utilizar como un primer indicador de etnicidad, entendido en el marco de la territorialidad, uno de los componentes que hacen parte de una identidad grupal y socialmente definida [8]. No obstante, la identificación de puntos de extracción exactos en este ambiente es un reto considerable, dado que los suelos que componen la región cenagosa de la margen occidental del río Magdalena son más bien uniformes y los mismos minerales están presentes en cantidades similares en toda la región. Definir, entonces, territorios con base en estas evidencias no parece probable —al menos no únicamente a partir de análisis petrográficos y de morfología de minerales— por lo que son necesarios análisis químicos que, en conjunto con los anteriores, puedan responder esta pregunta. Por el momento, los resultados permiten descartar en gran medida un origen exógeno de ciertos tipos cerámicos encontrados en ambos sitios arqueológicos, pues apuntan a un origen local. Revelan, además, muchas similitudes entre ambos sitios en lo que respecta a componentes mineralógicos, que se pueden explicar por la disponibilidad de los mismos minerales en la zona, en similares proporciones, y no necesariamente apuntan a una unicidad étnica. La diferencia no se encuentra, por ahora, en los componentes de la cerámica, sino posiblemente en el aspecto estilístico, que revela motivos decorativos e iconográficos exclusivos en cada uno de los sitios arqueológicos [5]. Aunque la presente investigación apenas es un primer paso para responder la pregunta sobre la identidad étnica de los grupos de esta porción del Caribe colombiano, es también un comienzo y alienta la colaboración interdisciplinar entre la geología y la arqueología para buscar respuestas a problemas complejos. La colaboración y perspectivas únicas de cada una de estas disciplinas ayudan a ampliar nuestro conocimiento del pasado y nos motivan a realizar una reconstrucción más certera de los modos de vida y desarrollo tecnológico de nuestros antepasados, así como a determinar qué conocimiento tenían sobre su medioambiente.

Agradecimientos Agradezco a Elizabeth Ramos Roca, al profesor Camilo Montes, al geólogo Felipe Lamus Ochoa, al profesor, de Geología de la Universidad Nacional, Agustín Cardona, y a los estudiantes, de Geociencias de la Universidad de los Andes, Jorge Nicolás Hayek, Valentina Quiroga y Luis Alberto Pizano por su asesoría y ayuda en todo el proceso. • Referencias [1] Herrera ÁM. Ordenar para controlar: ordenamiento espacial y control político en las llanuras del Caribe y en los Andes centrales neogranadinos, siglo XVIII. Bogotá: Instituto Colombiano de Antropología e Historia; 2002. [2] Trillos Amaya M. Ayer y hoy del Caribe colombiano en sus lenguas. Bogotá: Universidad del Atlántico, Universidad de los Andes y Observatorio del Caribe Colombiano; 1998. [3] Langebaek C, Dever A. Arqueología en el bajo Magdalena: un estudio de los primeros agricultores del Caribe colombiano. Bogotá: Instituto Colombiano de Antropología e Historia; 2000. [4] Ramos E. Arqueología, prácticas alimentarias y biodiversidad en el Caribe colombiano. Inédito; 2012. [5] Lozada Mendieta N. Etnicidad, cultura material y ocupación humana en el Caribe colombiano: análisis de la cerámica de los sitios de San Isidro y Cacaramoa, Departamento del Atlántico. Bogotá: Universidad de los Andes; 2012. [6] Lucy S. Ethnic and cultural identities. En: Díaz-Andreu M. The Archaeology of Identity: approaches to gender, age, status, ethnicity and religion. New York: Routledge; 2005. [7] Schortman E. Interregional interaction in prehistory: the need for a new perspective. American Antiquity 1989; 54(1): 52-65. [8] Obando LG, Jiménez S, Kussmaul S. Estudio petrográfico de cerámicas mayas, Clásico Tardío (600-900 d.  C.), Chinikihá (Chiapas, México). Revista Geológica de América Central 2011; 44: 101-118. [9] Velásquez Ruiz F. Caracterización y análisis de proveniencia de minerales pesados en arenas recientes de la cuenca del río Magdalena. Tesis inédita. Medellín: Universidad Nacional; 2011. [10] Restrepo ÁJ. Los sedimentos del río Magdalena: reflejo de la crisis ambiental. Medellín: Fondo Editorial Universidad Eafit y Colciencias; 2005. [11] Rice P. Recent ceramic analysis: composition, production and theory. Journal of Archaeological Research 1996; 4(3): 165202. [12] Mange M, Heinz FW. Heavy minerals in colour. Londres: Chapman & Hall; 1992.

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