DE LA PARTIDOCRACIA A LA MEDIOCRACIA

July 4, 2017 | Autor: Ricardo Delbarco | Categoría: Democracia, Partidos políticos
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Descripción

DE LA PARTIDOCRACIA A LA MEDIOCRACIA.


Desventuras de la participación ciudadana.




Los partidos políticos, en el período de la postsegunda mundial (1945
- 1980) tuvieron un notable desarrollo en Europa occidental y se
convirtieron en los instrumentos indispensables del proceso de
democratización, que advino luego del derrumbe de los totalitarismos nazi
fascistas Los partidos en ese contexto eran organizaciones sólidas, con
gran cantidad de adherentes, un fuerte perfil ideológico, estructuras de
comunicación propias que incluían ,diarios ,periódicos, radios y una
profusa cantidad de material bibliográfico .Era impensable en el escenario
fundamentalmente europeo ,una democracia sin partidos. Esta estructura que
denominaremos euro occidental, influyo notablemente en los partidos
latinoamericanos, que salvo escaso excepciones no habían tomado la
estructura laxa de los partidos políticos norteamericanos
Ahora bien, este fortalecimiento de los partidos, llevo en buena
medida a un eclipse de la participación ciudadana entendida esta como una
presencia mas personal en la vida publica, los representantes de la
voluntad popular si bien surgían de la elección de los representados, eran
cada vez más los representantes de los grandes partidos a los que
pertenecían y que estaban representados efectivamente en el gobierno
ejecutivo y en los cuerpos deliberativos. Transgredir la disciplina
partidaria o, perder la simpatía de las estructuras dirigenciales llevaba
casi siempre una anulación total de los posibilidades de protagonismo en la
vida cívica. Si esto ocurría en el seno de las democracias occidentales
algo semejante aunque mucho más drástico se daba en el ámbito de los
llamados socialismos reales, nombre eufemístico de las dictaduras
marxistas de partido único. Allí el partido era el ámbito dentro del cual
se desarrollaba todo lo más significativo de la vida social, política y
económica. Podría ser, que en ese contexto "fuera del Partido no había
salvación".
Pero esta situación, brevemente descripta, comenzó a revertirse en
tanto en cuanto se forjaba una visión critica al rol de los partidos,
desarrollando el concepto de partidocracia .Esta, era una suerte de
democracia ,en la cual el demos de ciudadanos era sustituido por el demos
de partidos. El creciente reclamo de ciudadanía, encontraba en las férreas
estructuras partidarias, una valla casi infranqueable, a las aspiraciones
de protagonismo ciudadano
De una manera un tanto arbitraria ,hemos colocado en los ochenta ,el
comienzo del proceso del descrédito del Estado de Bienestar, estructura
que en gran medida estaba asociada y fortificaba la significación de las
estructuras partidarias .En gran medida la crisis del estado de bienestar
corre paralela a la crisis de los partidos políticos .Esta hipótesis que
planteo ,correspondería ser examinada con mas rigor en otro momento, aunque
me parece importante plantearla aquí, se funda entre otras cosas en las
razones de la crisis del modelo estatal aludido. Este no solo tiene una
raíz de base económica, que sino también una matriz cosmovisional
individualista., que coloca el protagonismo del sujeto individual como
meta suprema a la vez que la preocupación central por el "oikos" sustituye
el interés por la "polis".
El ciudadano en esta nueva visión reviste el carácter del emprendedor
autónomo, que reclama el cese de la tutela estatal, y potencia el rol del
consumidor exigente, escéptico de lo publico y celoso de su individualidad.
El llamado estado neoliberal o mejor el post estado de bienestar, es mas
claro por lo que se rechaza que por lo que pretende. Y es en ese clima de
rechazos y de desconfianzas que reaparece un ciudadano-consumidor que se
acerca a la arena política esporádicamente, buscando u ofreciendo
propuestas de circunstancia, no demasiados duraderas y que impliquen un
mínimo de compromiso. El individualismo que apuntamos, nutre una
desconfianza persistente hacia formas institucionales que impliquen
compromisos sólidos y permanentes. Ello unido a una visión hedonista que
rechaza las desventuras y sin sabores que el escenario público ofrece
muchas veces a aquellos que acceden a transitarlo.
La noción de ciudadano se alimenta de dos vertientes, la "romana" que
hace de la ciudadanía un conjunto de derechos y deberes, y la "griega" que
lo plantea como la participación activa en la discusión de los asuntos
públicos. La visión individualista que venimos comentando se nutre en gran
medida de la visión romana. Pero al propio tiempo la crisis de la política
entendida ésta como el desapego de lo público, exige para la superación del
problema un ejercicio activo de la ciudadanía entendida en el sentido
griego del término.
El ciudadano titular de derechos que encontraba en el partido el medio
idóneo para canalizar su protagonismo público miraba un escenario
institucional en el cual los cuerpos representativos eran los más idóneos
para encausar su participación. Bien es cierto que el ciudadano como sujeto
singular estaba ausente y era su representante surgido de la voluntad
partidaria el que hablaba por él. En un contexto de deterioro de lo
público de agresiva reivindicación de lo privado frente a la
desarticulación de las instituciones políticas de cuño representativo,
surge un nuevo tipo de demanda de ciudadanía hecha cada vez más en clave de
reivindicación de derechos y de protagonismo individual.
Una de las características más notables de nuestro tiempo es la
creciente desafección de los ciudadanos por la política unida a una
desvalorización de los instrumentos institucionales de participación
política entre los que se destaca a los partidos políticos. Al mismo
tiempo observamos un extraordinario desarrollo tecnológico de los medios de
comunicación y una importancia creciente de los mismos en la sociedad y en
la percepción ciudadana.
Este vertiginoso desarrollo tecnológico crea un nuevo escenario
público y una suerte de ágora virtual. Todos al mismo tiempo y sin
mediadores aparentes podemos transitar una discusión pública en la cual
seríamos emisores y receptores de mensajes que se articulan
horizontalmente. Por definición, los medios de comunicación son los
"medios" a través de los cuales los procesos políticos se dan a conocer.
Pero cada vez más el medio se transforma en el escenario fuera del cual la
realidad político institucional no existe. De manera tal que lo que ocurre
si no está en los medios no existe, y lo que no existe adquiere "realidad
virtual". Es esta realidad mediática la que se impone frente a la realidad
de la vida y a la realidad de las instituciones. La lógica del
espectáculo, que es la propia de los medios, impone su lógica a la política
en su dimensión agonal y arquitectónica. Y es aquí donde el ciudadano se
inserta en una realidad aparentemente no mediada, desconfiando de la lógica
partidaria e institucional, confiando en el escenario mediático y atrapado
por una lógica distinta que lo envuelve sin advertir de esas nuevas
ligazones, invitándolo cada vez más a disfrutar del espectáculo público
desde la platea antes que a comprometerse en la plaza pública.
Así quedaría configurado el gobierno de los medios o "mediocracia",
que sustituye al antiguo gobierno de los partidos o "partidocracia". El
fenómeno es complejo y merece un análisis más profundo, por ello concluyo
con algunas hipótesis, que susciten la discusión y no como axiomas o
afirmaciones dogmáticas, que impidan el debate y la discusión sobre un tema
que nos interesa y nos condiciona a todos. Pues creemos que sin discusión
abierta, franca y leal no hay sistema democrático posible.
1) Primera hipótesis: el crecimiento desigual de medios e
instituciones políticas, ha debilitado a las segundas y empobrecido el
escenario público.
2) Segunda hipótesis: la debilidad de las estructuras político
partidarias, unida a la ausencia de un esfuerzo serio y sostenido de
formación política, han debilitado la presencia ciudadana.
3) Tercera hipótesis: El bajo nivel de ciudadanía, la saturación
acritica de información y la ausencia de genuinos ámbitos de debate
público, han empobrecido la política.
4) Cuarta hipótesis: la presencia de fuertes liderazgos ejecutivos que
actúan a manera de "pilotos de tormentas", unida a la debilidad de las
instituciones representativas, han forjado una democracia mediático-
plebiscitaria.
5) Quinta hipótesis: el crecimiento mediático, su alto grado de
concentración y el bajo nivel de ciudadanía han creado una nueva forma de
poder con escaso o nulo control.




Dr. Ricardo del Barco
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