De la \"formación\" a la \"distinción\" de clases: un intento de diálogo entre E. P. Thompson y Pierre Bourdieu

September 14, 2017 | Autor: Eric Nava Jacal | Categoría: Historia, Antropología Social, Sociología
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Descripción

De la Formación a la Distinción de clases: un intento de diálogo entre E.
P. Thompson y Pierre Bourdieu

Eric Nava Jacal



Introducción: el diálogo imposible
Resulta un tanto sorprendente que dos de las propuestas más sugestivas en
torno al añejo debate sobre las clases sociales no hayan cruzado miradas
cuando recorrieron caminos parecidos al mismo tiempo. Tal vez sea porque
los rivales en común —economicismo, objetivismo, intelectualismo— hayan
ocupado la mayor parte de sus polémicas, que no hubieron oportunidades para
debatir entre ambos. Lamentablemente el imposible diálogo entre E. P.
Thompson y Pierre Bourdieu fue más allá de su mutua despreocupación.
Para muestra un botón: "E. P. Thompson podría ser descrito como el
historiador de los sociólogos" ha señalado hace algunos el sociólogo
Anthony Giddens (1994: 153); "Con frecuencia deseo que E. P. Thompson fuera
antropólogo" afirmaba casi al mismo tiempo el antropólogo Renato Rosaldo
(2006:159). Para el primero, la atracción obedecía al incisivo análisis de
Thompson sobre las clases y la conciencia de clase fuera del mecanicismo
predominante. Para el segundo, el historiador inglés proponía una
sofisticada concepción de cultura desde el punto de vista antropológico y,
apoyado en ella, observaba el papel activo de las tradiciones culturales en
la formación de clase. Más allá de esto ambos autores coincidían en un
punto en particular: la importancia de la acción humana reivindicada por
Thompson. Con todo, ni Giddens ni Rosaldo parecen haber contado entre los
entusiastas miembros de sus gremios a Pierre Bourdieu, puesto que ninguno
lo incluye en sus respectivas discusiones cuando, valga la redundancia, las
aportaciones de Bourdieu en dichas temáticas son una referencia tanto para
la sociología como la antropología.
Con este breve preámbulo no pretendo más que señalar la pertinencia de
poner a discutir a dos autores que tienen mucho por decir tanto juntos como
separados. No me propongo una síntesis ni una mera suma de afinidades y
contrastes, aunque a falta de una propuesta realmente innovadora este
ensayo terminará por ser un poco de ambas —suma y síntesis, pero, además,
tendrá el objetivo de encontrar su utilidad para preocupaciones actuales.
Por supuesto, aunque a veces parezca demasiado contundente en mis
aseveraciones, mi análisis se limitará a escasos textos de la amplia
producción de ambos autores dejando con ello la posibilidad de profundizar
más adelante en esta discusión.


Clase y lucha de clases
Un buen punto de partida es señalar que Thompson y Bourdieu comienzan por
tratar de "tomarse en serio" algunos presupuestos históricos y
sociológicos: la historia como lucha de clases y la estructura social,
respectivamente. Thompson abre su investigación contra quienes consideran a
la clase como cosa (incluso dentro del marxismo) y contra quienes la niegan
(para atacar al marxismo) (1989: XV). Su primer diagnóstico es elocuente:
"ella [la clase] no existe, ni para tener un interés o una conciencia
ideal, ni para yacer como paciente en la mesa de operaciones del
ajustador". Esto en cuanto a la clase como concepto; pero en lo referente a
la clase como sujeto histórico, Thompson también pretende ir en contra de
las tendencias dominantes: la ortodoxia fabiana, donde se tiene a la clase
obrera como víctimas pasivas; la ortodoxia de la economía empírica, en
donde se le concibe como datos estadísticos; y la ortodoxia del Pilgrim's
Progress, en donde se esfuerzan en hallar indistintamente pioneros-
precursores. A las dos primeras les reprocha ignorar la acción obrera y a
la tercera trasladar sus preocupaciones actuales al pasado (Idem; XVI).
Bourdieu, por su parte, asegura que si los sociólogos han de confiarse
en la palabra estructura deben averiguar en qué media sus partes
constitutivas se relacionan entre sí no sólo por yuxtaposición sino también
por su pertenencia a la totalidad. Esto llevaría a suponer que cada clase
social tiene propiedades de posición relativamente independientes de sus
propiedades intrínsecas. La diferenciación, repara Bourdieu, sólo es
posible como operación mental (2002: 119).
¿A dónde lleva este ir a contracorriente histórico y sociológico? En
el caso de Thompson, la clase será entendida antes que nada como una
categoría histórica. Esta perspectiva le permitirá apreciar la clase ya sea
en su "contenido histórico correspondiente" (es decir, en la evidencia
misma) o como categoría heurística-analítica (es decir, cuando la categoría
histórica no corresponda con la evidencia histórica) (1991: 28). Con
Bourdieu la situación no es muy distinta. Para él, cuando intenta trazar su
teoría del campo social, uno de sus objetivos es ir contra el
intelectualismo que hace pasar por clase real a la clase teórica,
construida científicamente. Lo que con acierto denominará como "clases en
el papel" (1990: 284).
Avanzados en esta distinción, Thompson entenderá por clase: "un
fenómeno histórico que unifica una serie de sucesos dispares y
aparentemente desconectados, tanto por lo que se refiere a la materia prima
de la experiencia como a la conciencia". Es un fenómeno histórico y no una
estructura, nos dice, porque de hecho "tiene lugar en las relaciones
humanas" (1989: XIII). Bourdieu dirá que, antes que nada, una clase no se
define sólo por su situación y posición en la estructura social, sino
también por su lugar dentro de relaciones simbólicas (2002: 131). En otras
palabras, en los dos casos, más que definiciones conceptuales tenemos
relaciones sociales.
Nos encontramos así en un punto nodal en la argumentación de estos
autores. Es posible que debido a su ataque directo a quienes definían —casi
cosificando— a las clases, no se atrevieran ellos mismos a dar algunos
pasos más para evitar ser conducidos por el mismo camino. No obstante, si
esta suspicacia les cerró senderos, les permitió andar otros de manera
provechosa. Por ejemplo, Thompson, como el propio título de su magna obra
lo anuncia, hablará de la "formación" de la clase obrera dado que la
concibe como un proceso activo que debe tanto "a la acción como al
condicionamiento". En esta sentido, le parece inaceptable tratar de detener
ese proceso fluido en un momento dado para su análisis. Y eso debido a que
Si detenemos la historia en un punto determinado, entonces no hay
clases sino simplemente una multitud de individuos con una multitud
de experiencias. Pero si observamos a esos hombres dentro de un
largo periodo suficiente de cambio social, observaremos pautas en
sus relaciones, sus ideas y sus instituciones. La clase la definen
los hombres mientras viven su propia historia y, al fin y al cabo,
esta es su única definición (1989: XV).


Esta reflexión —tal vez una de las más conocidas de Thompson— pone el
acento en el proceso histórico en el que surgen y son parte las clases
sociales: el punto característico de la perspectiva thompsoniana. Bouerdieu
trazará otra ruta bien diferente dirigiendo su mirada hacia el espacio
social, o sea, el espacio de las relaciones en las cuales los agentes
involucrados ponen en juego los distintos capitales de los que disponen y,
en la medida en que unos poseen más que otros, el espacio se torna un campo
de fuerza (1990: 283).
Ahora bien, si tomamos en cuenta, como lo hace Thompson, un largo
periodo histórico, ¿dónde lo iniciamos y dónde lo terminamos? Es decir,
¿dónde podemos hallar la "génesis" de una clase? Una de las directrices
será marcada por la lucha de clases. De acuerdo con Thompson, se ha
dedicado demasiado tiempo en tratar de entender las clases y, en
consecuencia, se ha descuidado la pregunta por la lucha de clases que, en
rigor, es más universal. Es más, para Thompson, es en el curso de ese
proceso de lucha que la clase se descubre a sí misma como clase (1991: 29).
En buena medida, cuando reprocha la construcción —constricción— de lo real
en las "clases en el papel", Bourdieu se acerca a este pragmatismo al
afirmar que ésta "no es en realidad una clase, una clase actual, en el
sentido de grupo y de grupo movilizado para la lucha" (1991: 284). Incluso,
es en este rasgo de definición identitaria (por oposición y antagonismo) de
la lucha clases que Bourdieu elabora una de sus más originales propuestas
al no confina la lucha en términos materiales:
La apuesta de las lucha entorno al sentido del mundo social de
mundo es el poder sobre los esquemas clasificadores y los sistemas
de enclasamiento que se encuentran en la base de las
representaciones y, con ello, de la movilización y de la
desmovilización de los grupos… (2012: 856)

Experiencia y conciencia de clases
Entendida la lucha como un elemento constituyente en la formación de las
clases, queda por retomar el elemento —igual de importante— de la
experiencia al que aludía Thompson. El historiador inglés mencionaba que no
era posible hacer un corte en el tiempo del proceso histórico puesto que
sólo se observaría una multitud con distintas experiencias. Bourdieu, en un
sentido similar, advierte que la posición de clase no puede definirse desde
un punto estático "so pena de dejar escapar todo aquello que define
concretamente la experiencia de la posición como etapa de un ascenso o de
un descenso, como promoción o retroceso, es necesario caracterizar cada
punto de la curva, es decir, toda la curva". (2002: 125) Sin embargo, a
diferencia de Thompson, Bourdieu sí da cabida a lo que denomina propiedades
ligadas a la posición definida "sincrónicamente" y las ligadas a la devenir
en la posición (Idem.).
El terreno de la experiencia adquiere ahora un lugar casi siempre
ignorado. Para nuestros dos autores es trascendental pero no en las mismas
dimensiones. Thompson indica que "la experiencia de clase está ampliamente
determinada por las relaciones de producción en las que los hombres nacen,
en las que entran de manera involuntaria". Y añade que la conciencia de
clase es la forma en que se expresa la experiencia en términos culturales
(valores, ideas, instituciones). De esta manera, la experiencia aparece
como algo determinado, mientras que la conciencia no (1989: XIV).
El asunto es distinto con Bourdieu, pues si bien la experiencia
también está determinada, lo está en el eje de la posición de clase no
tanto de la condición, lo que significa que el grado de determinación es
menor que en el modelo thompsoniano. Pero la diferencia, aún más profunda,
es la relativa a la expresión de dichas experiencias. Mientras que para
Thompson se expresan —en términos culturales— como conciencia de clase,
para Bourdieu el procedimiento no sería tan gentilmente libre. Veamos.
Bourdieu plantea que dada su condición de dominados, la clases bajas
carecen de un lenguaje político propio. A lo sumo, lo que poseen está
"informulado", pues lo emplean a nivel de la experiencia y en el dominio de
lo práctico (en contraposición con el discurso de las clases dominadoras):
en pocas palabras, hay una enorme discontinuidad entre la "experiencia" y
la "expresión". Así, cuando estas clases llegan a tener cierta aspiración
política no les queda más que expresarse mediante un lenguaje postizo —el
de los dominadores— o echar mano de un mediador. En cualquier caso, la
mencionada discontinuidad conduce a una neutralización de la potencia que
hubiera podido tener la experiencia de los dominados.
¿A qué se deberá esta amplia diferencia de margen de maniobra? Un
primer aspecto sería la distancia de los contextos sociohistóricos a los
que alude cada autor. Recordemos que para la época de los inicios de la
Revolución industrial en la que se sitúa el estudio de Thompson, aún
estaban en plena resistencia los llamados commons, los ámbitos de
comunidad. Es más, el propio Thompson aún es capaz de distinguir para ese
entonces la existencia de una cultura "patricia" y una propiamente
"plebeya". El avance y las expansión capitalista implicó, entre otras
tantas cosas y no sin muchos contratiempos, el rompimiento de esos ámbitos
más o menos autónomos y su posterior incorporación a la dinámica económica
y cultural del capital. Para los tiempos de las investigaciones de Bourdieu
—y él mismo lo constata— la cultura "popular" ya era básicamente la
reproducción degradada de la cultura "legítima".
Como puede intuirse, el punto que confrontaría las perspectivas de
nuestros autores es esa cosa llamada "conciencia de clase". En este punto
la postura de Thompson es radical. En los modelos deterministas, nos
recuerda, es inevitable el paso de la clase en sí a la clase para sí, pero
si la dirección en que desemboca ese paso no es la correcta (a los ojos de
quienes postulan esos modelos) se introduce el concepto de "falsa
conciencia", o sea, la clase está ahí pero mistificada. Thompson no da
lugar a este estratagema, y afirma que "una clase no puede existir sin
alguna forma de conciencia de sí, si no, no es o aún no es una clase; es
decir, aún no es 'algo', no tiene ninguna especie de identidad histórica"
(1991: 31) Menciona que incluso lo que algunos han llamado la muchedumbre o
plebe del siglo XVIII, tenía noción de sus derechos. Si volvemos a la
visión de Bourdieu sobre el lenguaje político no hay mucho de dónde sacar
una propuesta de conciencia de clase. No obstante, si revisamos con
cuidado, el hecho de que existan severas —casi condicionantes— dificultades
para "expresar" la "experiencia", ello no eliminaría la conciencia de su
situación. Acá el problema sería en "medir" dicha conciencia ya que para el
caso de Thompson la conciencia parece ser total y radical —la clase se
define a sí misma como a su adversario—, mientras que la sociedad francesa
que observa Bourdieu con toda su serie de imponentes mecanismos de
reproducción social limitaría drásticamente la visión de los dominados, es
decir, de haberla la conciencia seria parcial y fragmentada.
Una importante lección de este apartado, con todo y los matices
indicados, es tomar una distancia básica con los determinismos al admitir
que: "clase y conciencia de clase son siempre el último y no el primer
escalón del proceso histórico real" (1991: 29).

Estructura versus acción humana
Llegamos al punto en donde las posturas de nuestros autores podrían llegar
al punto de inicio: el debate imposible. El debate entre estructura y
acción humana, por supuesto, no es exclusivo de Thompson o Bourdieu, pero
ambas voces tuvieron una enorme resonancia en dicha discusión. Como señalé
al principio, los dos compartieron adversarios comunes pero los afrontaron
con distintas armas.
Thompson antepuso la "riqueza de la historia" a lo que denominó
"miseria de la teoría". Desde esta perspectiva, sería el propio proceso
histórico —del que él da cuenta— el que echaría por tierra todo el
determinismo clasista (en donde el modo de producción explica a la clase
social). Sus incursiones teóricas aparecerían más bien desde una actitud
defensiva. Bourdieu, por su parte, atacó más o menos el mismo mecanicismo
pero en otra esfera (en donde la estructura social explica la clase
social). Las relaciones mecánicas entre estructura y clase quedaron
vapuleadas gracias a los avances de Bourdieu, entre otros. Thompson
concentró su trabajo en el estudio de la clase social, el sujeto de la
historia —descuidando considerablemente su vinculación con el modo de
producción, llegando así a lo que muchos calificaron de un puro
"voluntarismo" (Giddens, 1994:162). Bourdieu se concentró en las relaciones
objetivas entre la condición y posición de clase y las relaciones
simbólicas, y ya en el campo específico de la clase, en la relación entre
la clase incorporada (mediante habitus) y la clase objetivada.
Sin embargo, la distancia entre ambos pensadores no sólo puede
buscarse en sus posiciones "teórico-metodológicas". Thompson estaba en
busca de una historia comprometida —una historia radical, decía— y en esa
medida poner la vista sobre los de abajo y sobre aquellas batallas no
victoriosas tenía importantes implicaciones, pues como él mismo confesaba:
"en algunas causas perdidas de las gentes de la Revolución industrial
podemos descubrir percepciones de males sociales que tenemos todavía que
sanar… Todavía se podrían ganar, en Asia o en África, causas que se
perdieron en Inglaterra". (1989: XVII)
Pierre Bourdieu, por el contrario, se proponía desmentir justamente
aquello que entendía por "populismo". Así lo expresaba:
la complacencia populista que otorga al pueblo el conocimiento
infuso de la política no contribuye menos a consagrar,
disimulándola en lugar de enunciarla (o de denunciarla), la
concentración en algunos individuos de la capacidad del discurso
sobre le mundo social y, con ello, de la capacidad de acción
consciente sobre ese mundo (2012: 469).


Por supuesto, las alusiones de Bourdieu —supongo— debieron tener
destinatarios concretos —como Sartre— pero la disputa política de la que
formaba parte era un lugar común en la época tanto en Francia como
Inglaterra. El campo de la política, indudablemente, pesó en los recorridos
de Thompson y Bourdieu. Quizá por ello el rescate de la acción humana
resultaba urgente para el primero en un momento en que las ciencias
sociales inglesas —tanto antropología como sociología— estaban entrampadas
en el estructural-funcionalismo y su Partido Comunista cada vez más
subordinado a la central de Moscú, mientras que al segundo la derrota del
68 francés le provocaba justificadas suspicacias —ahí quedaron las
consignas de "la imaginación al poder", "la nueva cultura es hablar", entre
otras.
Fue este escepticismo el que llevó a Bourdieu a constreñir la
experiencia política de la clase dominada a los marcos discursivos de los
dominadores. Decía que los populistas ignoraban que "la habilidad práctica
que se expresa en la elecciones cotidianas encuentra sus fundamentos no en
los principios explícitos de una conciencia… sino en los esquemas de
pensamiento y de acción implícitos en el habitus" (2012: 496). Así, para
complementar lo que señalé en el apartado anterior, mientras para Thompson
sin conciencia no hay clase, para Bourdieu la clase —mediante el habitus—
se incorpora en el plano de la inconciencia.
Por otro lado, si bien parece cancelada cualquier convergencia entre
la experiencia, y con ello la acción humana, a la Thomson y a la Bourdieu;
se puede aprovechar elementos complementarios para extender los puentes. En
esta vía, cuando Bourdieu afirma que no hay un mecanicismo entre la clase
—incorporada y objetivada— y la "opinión política" de la misma, postula
tres aspectos considerar para una relación explicativa: efecto de
trayectoria, efecto de condición particular y efecto de inculcación (2012:
520). Evidentemente, el que estos elementos pongan atención a la acción
humana no hace de ésta una acción determinante en el proceso histórico
—como lo es en el caso de Thompson, pero sí abre nuevas cuestiones para
complejizar la acción humana un tanto homogénea que nos hace ver el mismo
Thompson.


Consideraciones finales
Lo que aquí se presentó no es más que una incursión a un campo bastante
amplio de discusión, incluso me restringí sólo a uno pocos trabajos de la
amplia producción de Thompson y Bourdieu. Con todo y estas limitaciones,
por ejemplo, me pareció llamativo que en los trabajos neomarxistas que
intentan establecer un diálogo entre Marx y Weber no extiendan esa
posibilidad a dos autores que deben bastante a las aportaciones de
éstos.[1]
Como se puede observar, la tónica de mi propuesta fue más de
convergencia que de confrontación. Desde mi punto de vista, teóricamente
ambos autores no están demasiado alejados, aunque sí metodológicamente.
Esto último, empero, también se puede superar, ya que la variación proviene
de la temporalidad que cada uno prioriza: la histórica y larga, para uno; y
la contemporánea y más o menos corta, para el otro. Se puede argumentar,
como se ha dicho para cada uno, que tal es más procesual y el otro más
estructural. Aún así, me parece que esta diferencia se debe más al tiempo
espacio al que se dedican que a diferencias teóricas diametrales. Espero
que eso sea algo que este ensayo invite al menos a pensar.
Referencias bibliográficas

Bourdiue, Pierre, La distinción. Criterio y bases sociales del gusto,
México: Taurus, 2012.
_____, "Condición de clase y posición de clase", en Revista Colombiana de
Sociología, vol. VII, no. 1, 2002.
_____, "Génesis de clase y espacio social", en Pierre Bourdieu, Sociología
y cultura, México: CONACULTA, 1990.
Giddens, Anthony, "Fuera del mecanicismo: E. P. Thompson sobre conciencia e
historia", Historia social, Valencia: no. 18, invierno 1994.
Rosaldo, Renato, "Celebración de los héroes de Thompson: análisis social en
historia y antropología", en Renato Rosaldo, Ensayos en antropología
crítica, México: Juan Pablos, 2006.
Thompson, Edward Palmer, "Alguna observaciones sobre la clase y 'falsa
conciencia'", en Historia social, Valencia: no. 10, primavera-verano
1991.
_____, La formación de la clase obrera en Inglaterra, t. I, Barcelona:
Crítica, 1989.
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[1] Me refiero a los trabajos de Ollin Wright y Val burris, en particular.
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