De la Corte de Castilla al Virreinato de México: El conde de Galve (1653-1697)

July 1, 2017 | Autor: M. Gutiérrez Lorenzo | Categoría: Mexico, Castilla, Conde De Galve, Virreinato
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Descripción

Mu Pilar Gutiérrez Lorenzo

De la Corte de Castilla

al virreinato de México:

El Conde de Galve (1653-1697)

MS

PILAR GUTIERREZ LORENZO

Nace en Guadalqiara. Estudia Historia en la Universidad de Alcaló de Henares donde se doctora dentro del Area de Conocimiento de Historia de América. Desde su licenciatura ha trabajado en distintos proyectos de investigación en el ámbito de los estúdios sobre Am.érica Latina que han contado con el apoyo económico de diversas entidades,

tanto públicas como privadas, habiendo sido becaria de investigación de la Universidad de Alcalá de Henares gracias a unn beca concedida por la Excma. Diputación Provincial de Guadalajara. En la actualidad es miembro de la Asociación Complutense de Investigaciones Socioeconómicas

sobre América Latina, (A.C.I.SA.L.), de marcado carácter científico e investigadot, forma parte del Consejo de Redacción de la revista Estudios de Historia Social y Económica de América del Departamento de Historia II (Area de Historia de América) editada por la Universidad de Alcalá de Henares. Autora individual y colectiva de cúatro libros sobre Archivística, Historia de América y documentación económi:ica, tiene publicados diversos artículos, ponencias y y

reseñas en revistas especializadas y presentados en congresos regionales y nacionales.

De la Corte de Castilla al virreinato de México: EI Conde de Galve (1653-1697)

Un Jurado encabezado por el embajador de Bolivia, Fernando Cajlas, e integrado por José Javier Aleixandre, Eloy Benito Ruano, Olegario Garcla y el Marqués de Tamarón, bajo la presidencia lnnorlfica del Presidente de la Diputación Francisco Tomey Gótnez, otorgó a este libro el Premio Provincia de Guadalajara "Layna Serrano" , 1992.

Ma Pilar Gutiérrez Lorenzo

De la Corte de Castilla al virreinato de México: El Conde de Galve (1653-L697)

Copyright M! Pilar Gutiérrez l-orenzo Sobrecubierta y diseño de la Colección: Francisco MafÍn Viñeta de la Colección: Julián Grau Santos Dibujo del autor: Juan Pedro Salcedo I.S.B.N.: 84-87 791 -lO-7 Depósito Legal: M. 35.422 - 1993 Reservados todos los derechos

Imprime Gráficas Dehon Torrejón de Ardoz (Madrid)

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"Sin poner en parangón con sus predecesores al Excmo. Señor Conde de Galve, porque no quiero entrar tropezando con la emulación y la envidia, es voz común de cuantos habitan la Nueva España haber sido el tiempo de su gobierno un remedo del que corría en el Siglo de Oro".

SIGÜE}IZA Y GONGORA

(Alboroto y tnotln de México de 8 de junio de 1692. Relación de Don Carlos Sigüenza y Góngora en uru carta dirigida al almirante Don Andrés de Pez.Edición anotada por kving A. t¡onard. México, Talleres Gráficos del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnologfa, 1932, pa9. 26).

'...cmo el Virrey dice el

varapalo que solo le ha dejado que Y. llai:stad dar en estos Reinos; con lo cual ha juntado qr¡e E¡fu teso¡o cuatro virreyes en tiempo de tnes años y perc que modio; se podfa esperar de un hijo de un mercader

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Pastana...". LOS VASALLOS MAS LEALES DE V. MAIESTAI)

(A.G.I., Patronato, leg.2?.6, n.o l, ramo 25. México,

6dejuüo de1692).

NOTAS PRBVIAS ABREVIATI.JRAS ARCHTVOS, CENTROS DOCUMENTALES Y EDITORIALES

A.G.I.: A.G.N.: A.H.A.X.:

A.H.N.: B.N.: B.N.X.: C.S.I.C.:

Archivo General de Indias, Sevilla. Archivo General de la Nación, México. Archivo Histórico del Ayuntamiento de la ciudad de México. Archivo Histórico Nacional, Madrid. Biblioteca Nacional, Madrid. Biblioteca Nacional, México.

E.E.H.A.:

Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Escuela de Estudios Hispano Americanos.

F.C.E.: I.C.I.:

Fondo Cultura Económica. Instituto de Cooperación lberoamericana.

I.N.A.H.:

Instituto Nacional de Anfiopología e Historia. Universidad Autónoma de México.

U.N.A.M.:

EQI.NVALENCIAS USADAS

I

Peso = 8 reales de plata 1 real de Plata = I tomín = 12 g¡anos 13

PRÓLOGO

María Pilar Gutiéruez Lorenzo ya había dado un primer aldabona:o cuando consiguió defender brillantemente, allá por el mes de iunio dc 1992, su tesis doctoral titulada Economía y socieda.d. de Mértco a (1688-1696), fincs det siglo XVII: Bl gobierno del conde de Galve -realizada gracias al apoyo recibido de la Diputación Provincial de Guadatajara en forma de una beca de ltwestigación. Como la propia outora reconoce en la In¡oducción, fue tanta la documentación acumulada durante la preparación de la tesis que forzosarnente una parte quedó descartada por desbordar el tema si bien lafigura del Conde de Galve emergía con fuerza suficiente como para rnerecer un estudio

más centrado en el personaie y su entorno, iustamente éste, que supone un segundo aldabonazo en und carrera que no ha hecho nada más que iniciarse.

Et libro manuscrito se presentó afinales de ese mismo año de 1992 (el año, por cierto, del V Centenario del Descubrimiento de América, la Exposición (Jniversal de Sevilla, las Olimpiadas de Barcelona.-., y hasti del comienzo de una crisis en la que estamos inmersos todavía cuando escribimos estas líneas) cunndo un iurado que presidía el embajador de Bolivia decidió conceder a esta ioven ir»estigadora el Premio de Investigación "Layna Serrano" a su trabaio titulado De la cortc de Castitla al virreinato de México: El conde de Galve (16531697), que viene a cubrir efectivamente la laguna que había quedado en la irwestigación anterior, corno es la vida de este personaie tanto desde el punto de vista meramente biográfico como abordando el análisis de lás aspectos de la obra política de quienfue el último Mendoza en el Gobierno Americano de la casa de Austria. Tiene, a nuestro juicio, este libro el rnérito de ostentar un galardón, lo que sin duda le confiere la garantía de que alguien -un prestigioso jurado en este ,oio- lo ha leído antes de convertirse en libro impreso. Un galardón oportuno por la coincidencia con el mencionado 1992 y que aparece en 1993, año en el que se cumple el I Centenario de Layna Serrano. Y queremos señalar dos notas que nos parecenfundamentales: primero 15

el gran esfuerzo demostrado por la autora en su tarea investigadora de un tema y una época sobre los que existían pocos ffabajos con lo que esto supone de aportación científica; y segundo la configuración del libro con una exposición clara, bien ordenada, aiequibte incluso al lector que se inicia, al que normalmente le es dificultoso este tipo de lectura por estimor que pueden resultarle excesivamente áridas. El lector saldrá ganando con este libro, porque se adenffará en una parte de aquellas Españay América del sigloWII. Como ya dijimos con ocasión de la entrega de los premiós "Provin cia de Grudalajara", las circunstancias de este libro nos complacen por muchos aspectos: por aportar un profundo estudio a las relaciones España-América a través de la vida del Conde de Galve en un año tan señalado sin que su valor se acabe con la efernérides, por ser su autora una becada por la Diputación para realizar su tesis doctoral en la Universidad de Alcaló de Henares, por tratarse de un valor joven del que cabe esperar mucho en beneficio de la cultura, por ser de nuestra provincia y porque es mujer, aunque nosotros no creemos ni practicamos políticas de cuotas, pero sí constatar que nos parece positiva la mayor participación de la mujer en todos los ámbitos de la vida social y cultural. Todo lo cual es mucho decir de un libro, que como todos es un regalo para el lector, nacido del ¡rabajo, de la ilusión de una joven irwestigadora de la que Layna Serrano bien podía sentirse orgulloso. Ella es una digna heredera del legado intelectual que sigue alimentando nuestra cultura y conformando nuestra existencia como somos, con nuestra propia identidad forjada en el discurrir de los tiempos sobre esta antigua tierra de lberia, en la que habitaron ciudadanos como el Conde de Galve o Layna Serrano, en la que yamos viviendo la vida

para que lubgo sea una historia que otros irngo, después a escribirla, esperemos que con parecido rigor, respeto y entusiasmo que demostró Layna Serrano. María Pilar Gutiérrez atesora ya una brillante tesis doctoral y el premio que lleva el nombre del gran investigador provincial. Eso confiere una gran categoría a una carrera que no hace si no empezar, si bien con paso firme y brillante. FRANCISCO TOMEY EÓUNZ Presidente de la Diputación de Guadalajara

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PRESENTACION

Cada tiempo tiene sus modas historiográficas y el de ahora parece ¡rropicio para el resurgimiento del género biográfico, entendido naturalrncnte dentro del campo científico de la Historia, con todo su rigor, y no como un divertimiento de situaciones imaginarias. La biografía histórica Irabía caído en desuso desde los años "sesenta", cuando las tendencias ¡xlr la Historia Social y Económica, impuso un nuevo modo de hacer la llistoria, aproximiándose a los pueblos y distanciándose de sus caudillos. l,os americanistas españoles (algunos, porque otros persistieron firmes en sus posiciones a la historia caudillista) cometimos el error de estudiar los ¡rroblemas sociales y económicos indianos dentro de marcos de econonría de mercado y de sociedades libres, olvidando que no existía ni una, ni otras, y que las colonias, sobre todo en la época de los Austrias, estallan gobemadas de forma autocrática y personalista por autoridades americanas tales como los virreyes, verdaderos reyes o "alter rex" de sus denrarcaciones, que tuvieron en sus manos todos los poderes (militar, económico, político, gubemamental, religioso y hasta judicial) para hacer y tleshacer a su libre albedrío, sin mas cortapisa que la de dar cuenta a su Itey al término de sus mandatos. Habíamos caído así en el error de ignorar que los pueblos americanos habían sido manejados por una minoría rlirigente de la que desconocíamos casi todo y desde luego sus infinitas flaquezas humanas, proyectadas en afanes de poder y enriquecimiento, para los cuales se utilizaron armas como la comrpción administrativa, el cohecho, el peculado, el nepotismo, etc. Es algo que quizá pueda corregir la nueva tendencia histórica que emerge actualmente del caos de las ideologías, la que muchos llaman ya Nueva Historia, que parece significarse por la ausencia de metodologías y corrientes definidas de pensamiento y cn la que parece que se ha vuelto a muchos de los géneros que estaban en vigor en la primera mitad de este siglo, entre ellos el biográfico. Pilar Gutiérrez nos ofrece en este trabajo, parte de su tesis doctoral, un curioso experimento de la nueva tendencia al compaginar dos aspectos tan dispares como la personalidad del autócrata gobemante, el Conde de Galve, y el marco socioeconómico sobre el que actuó; el virreinato Mexicano de fines del siglo XVII. Un estudio de corte tradicional (ante17

rior a los "sesenta") se habría limitado seguramente a lo primero. Otro de tendencia socioeconómica se había ocupado de lo segundo, sin apenas referimos nada sobre el mandatario de tumo. La doctora Gutiérrez ha escogido el camino más difícil que es el del encuentro del gobemante

INTRODUCCIÓN

y gobernados, y realizado naturalmente en los campos del fraude y la corrupción, verdadero ojo del huracán que se desató en la colonia española a fines de Ia centuria décimo séptima. La importancia de la temática aquí estudiada deriva evidentemente del motín de 1692, uno de los más graves de la vida colonial mexicana, generado indudablemente por problemas que se venían arrastrando desde hacía siglo y medio, pero activado por una pésima actuación administrativa. En este sentido el trabajo aquírealizado es notable, pues trata de esclarecer lo último, si bien con cierta condescendencia para el mandatario español. Es difícil para un biógrafo admitir que su biografiado es un dechado de incapacidades y de hecho ningún hombre lo es, aunque pretenda aprovechar su puesto privilegiado para ñnes personales. El Conde de Galve, último eslabón perdido de la rama de los Mendoza que gobernaron en América, no era seguramente ningún ser extraordinariamente perverso, ni más incapacitado que otros muchos que detentaron cargos virreinales en México y Perú durante los siglos XVI y XVII, pero no estaba preparado para administrar una colonia americana de su tiempo, porque sencillamente el título nobiliario que detentaba no le facultaba para tal menester. La nobleza había servido para organizar estructuras primarias político-administrativas en las tierras conquistadas, sobre todo en el siglo XVI, pero las colonias americanas se habían vuelto muy complejas a fines del siglo XVII y sus gobiernos necesitaban algunos conocimientos especializados que los nobles no adquiían con la grandeza. El fracaso del Conde de Galve es el canto del cisne de estos mandatarios nobles de viejo cuño que lo podían casi todo, pues en el futuro, con los Borbones, tendrían muy mermadas sus facultades ante la presencia de una burocracia experta, formada en las universidades y a quienes se confió la verdadera administración indiana. Con el Conde de Galve comienza el periclitar del poder de los grandes virreyes que, una centuria más tarde, por voluntad de la Junta Central Suprema Gubemativa de España e Indias, quedaron reducidos al simple papel y funciones de Jefes Políticos.

MANUEL LUCENA SALMORAL Catedrático de Historia de América de la Universidad de Alcalá

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Aunque en apariencia pueda parecer contradictorio la Historia, rrquella que interesa al historiador, a quien busca en ella la verdadera naturaleza de sus aconteceres siempre es abordada desde la renuncia y lu supresión. Cuando empezamos a interesarnos por la historia de América atraírkrs en un principio por las brillantes empresas descubridoras, las conr¡uistas y las guerras libertadoras que se suceden a lo largo de los siglos XVI y XIX, pudimos comprobar la escasa atención que la historiogral'ía había dedicado al siglo XVII. Se había abandonado todo un siglo cuya relevancia, todavía hoy, es más intuida que constatada. Por ello Ios historiadores al referimos a este período nos hemos movido muchas veces en el marco de los tópicos. Precisamente araíz de lo anterior decidimos adentrarnos en su estudio. Sin embargo, inmediatamente nos enfrentamos al problema de lcner que elegir un espacio y tiempo abarcables. No resultó demasiado rlifícil ceñirnos al ámbito geográfico de México, dada la peculiar inclirración sentida hacia esta ¿írea americana, y que nuestra atención se ccntrara en las últimas décadas de este siglo por toparnos con una refercncia histórica bastante atractiva: el tumulto acaecido en la capital rnexicana en junio de 1692. Este suceso fue sumamente grave, pues el

pueblo amotinado prendió fuego a todos aquellos lugares donde

se

concentraban los símbolos del poder de la administración española. Además, este hecho venía a enfatizar la importancia de la coyuntura en la que se encuadra marcada por una articulación intersecular, por el final del reinado de Carlos II, epílogo de toda una hegemonía dinástica, y que tiene como telón de fondo el conflicto bélico con Francia. Precisamente el análisis del México colonial de finales del siglo XVII a través de los indicadores socioeconómicos, como elementos clarificadores del tumulfo de 1692, fue el objetivo de nuestra Tesis Doctoral*. Pero sus causas y consecuencias se imbricaban en el gobiemo del virrey don Gaspar de la Cerda Sandoval Silva y Mendoza, 19

VIII conde de Galve,

de ahí que el período de su mandato (1688-1696) marcase nuestros límites cronológicos.

A medida que estudiábamos la documentación emanada por el conde de Galve pudimos ir comprobando la complejidad de este personaje, la influencia que desataba en el marco de su actuación y la particularidad de su gobiemo con respecto a la de sus predecesores en el cargo. La línea de investigación propuesta nos obligaba a no poder incidir exhaustivamente en este personaje ya que hubiera desbordado nuestro trabajo si bien, disponíamos de una rica documentación que pese a nuestro deseo tuvimos que ir suprimiendo. Así, y habiendo renunciado inicialmente a rescatar a esta dominante figura del siglo XVII mexicano, venimos ahora a completar esa laguna para lograr una historia más globalizadora. En realidad, los estudios cuantitativos sobre la historia colonial de la América hispana no pueden abarcarse en su totalidad desconociendo las pautas por las que se regían sus miíximos dirigentes. Y éstas venían marcadas por el nacimiento, linaje, formación y relaciones de poder. Por ello, resulta del todo justificado realizar un estudio monográfico sobre este personaje, sin por ello caer en el ejercicio histórico más tradicional del análisis biográfico y político. Fue el linaje del conde de Galve el aval para conseguir el gobierno del virreinato mexicano, así como el respaldo de las difíciles y controvertidas decisiones que tomó. Nacido en Pastrana (Guadalajara) en el seno de la familia de los duques del Infantado, es el último Mendoza que ocupa tan alto cargo de la administración americana cerrándose con él el ciclo del gobierno virreinal de la dinastía Austriaca, y que inició otro miembro de su familia, don Antonio de Mendoza. Es pues, este linaje tan ligado a las tierras de Guadalajara, un claro exponente de las relaciones de poder existentes en la Península, merced a cuyos equilibrios en los Consejos de Estado asume la dirección de los asuntos indianos. Viene, por tanto, este estudio a resaltar tanto la actividad constructiva en América de un personaje alcarreño, como de un miembro de la influyente familia Mendoza, al mismo tiempo que abre nuevos horizontes sobre la realidad mexicana del siglo XVII. En este sentido, nuestro trabajo se estructura en dos partes bien definidas como son la aproximación a la figura del virrey conde de Galve y su labor al frente del virreinato mexicano. Por ello se ha realizado un estudio biográfico del personaje aportando datos sobre su vida, am20

biente familiar

y

relaciones de poder en la España del siglo XVII;

completándose con una visión de la ciudad de México que conoció, como aproximación al marco histórico, y los aspectos privados y familiares más destacados durante su permanencia en el cargo. En la segunda parte hemos abordado de lleno la tarea de gobiemo novohispano, centriíndonos en los aspectos de política exterior (expansión, defensa, comercio), e interior (administración de justicia, enfrentamientos institucionales). Sin embargo, aunque no se ha tratado de fbrma particularizada el análisis social y económico, realizado con anterioridad, no por ello escapa a nuestras conclusiones sobre el detonante del motín de 1692 que aclaramos como suceso final y clave de la ópoca y del mandato vireinal del conde de Galve. No hemos querido renunciar en esta ocasión a incluir un apéndice documental donde reunimos algunos documentos de la correspondencia privada mantenida entre el conde de Galve y su hermano el duque del Infantado, don Gregorio María de Silva y Mendoza, por considerar que encierran datos muy valiosos para profundizar en el conocimiento de este período de la historia mexicana, al mismo tiempo que deja ver las notables influencias de los Mendoza en los asuntos de Estado.

* Realizada gracias al apoyo económico recibido de la Excma. Diputación Provincial de Guadalajara y que bajo el título "Economía y sociedad de México a fines del sigloWII: El gobierno del conde de Galve (1688-1696)", fue defendida en la Universidad de Alcalá de Henares en junio de 1992. 21

I PARTE ENTRE EL VIEJO CONTINENTE Y EL NUEVO

Capítulo

I

UN NOBLE DE CASA Y CORTE

GENEALOGIA DE SU LINAJE Y CONDADO El vigésimo octavo virrey de la Nueva España, VIII conde de Galve, cuyo mandato se extiende durante los últimos años del siglo XVII presenta, según Rubio Mañé, una genealogía sumamente complicada debido a la anarquía que reina en la sucesión de sus apellidos. Unas veces figura con el nombre de Gaspar de la Cerda Sandoval Silva y Mendoza, que no corresponden por su orden a los apellidos de sus padres; otras, con el de Gaspar de Silva y Mendoza de la Cerda (l); e incluso con el de Gaspar de Sandoval Silva y Mendoza, según hemos podido comprobar (2). Debido a esta arbitrariedad en la disposición de sus apellidos, y para explicar mejor su posición social dentro del grupo familiar al que pertenece y sus relaciones de poder en el marco histórico de su tiempo, nos ocuparemos primero de la genealogía de la Casa de Silva, es decir de su ascendencia por varonía, y luego de los títulos que por línea transversal le llegaron, donde radica la variación de sus apellidos que obedecían a esta sucesión.

La Casa Silva y Mendoza Existen diversas hipótesis en torno al origen del linaje Silva que, "es uno de esos cuya antigüedad tan cerradamente oculta a nuestro conocimiento su verdadero principio, que aún a pesar de haber perdurado durante cientos y cientos de años sus sucesiones continuadas, con el aval de autorizadas y comprobadas noticias historicogenealógicas, no 25

descubren su primitivo origen" (3). Sin embargo, de las distintas versiones existentes la que presenta un mayor rigor histórico es la recogida por el genealogísta Salazar y Castro, quien en un detenido y exhaustivo estudio sobre esta nobilísima Casa llega a remontar su origen hasta los antiguos Reyes españoles de la segunda línea de Cantabria a finales del siglo X (4). Según esta versión el linaje Silva arranca del Infante de León don Pelayo Fruela, "el Diácono", hijo del también Infante don Aznar, y nieto del rey de León, Asturias y Galicia don Fruela [I. Este rey siendo aún Infante confirmó los privilegios de sus padres, los reyes don Alonso III y doña Gimena, donando a la catedral de Oviedo una arca de ágata guamecida de piedras preciosas. En el año 924 comenzó a reinar, momento en el que aumentó "las sillas de tierra a la Iglesia de Santiago". Contrajo matrimonio con doña Nuña Gimena, infanta de Navarra, hija del rey don Sancho "el Reparador" (5). De este tronco de la Casa Silva aparecen en el siglo XII y XIV dos ramas, la de los duques de Pastrana y la de los condes de Cifuentes, que a su vez se subdividieron en varias líneas de nobleza, tal y como se recoge en el esquema siguiente: de los duques de Pastrana: - Rama * línea de los marqueses de Alenquer; * línea de los marqueses de la Eliseda; * línea de los marqueses de Oraní. de los condes de Cifuentes: - Rama * línea de los marqueses de Alconchel; * línea de los marqueses de Montemayor (6). Es en la primera rama colateral del árbol primogénito de la Casa de Silva, la de los duques de Pastrana, donde se encuadra el virrey de la Nueva España, VIII conde de Galve. Rama que entroncará en dos oca-

siones con el linaje Mendocino, concretamente en 1553 con el matrimonio entre Ruy Gómez de Silva, príncipe de Eboli, y doña Ana de Mendoza y la Cerda, biznieta del Cardenal Mendoza e hija del primer conde de Mélito, don Diego Hurtado de Mendoza, capitulándose por esta unión la preferencia del apellido y armas de Mendoza a los de Silva (7). Y posteriormente en 1630 con la rama primogénita: la de los duques del Infantado, al contraer matrimonio don Rodrigo de Silva y Mendoza, IV duque de Pastrana y IV príncipe de Eboli con doña Catalina de Sandoval y Mendoza, VIII duquesa del Infantado. De esta 26

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Don Gaspar de la Cerda Sandoval Silva y Mendoza,VIII conde de Galve, Virrey de Nueva España (1688-1696) (RNERA CAMBAS, Manuel: Los gobernantes de México. México, 1872).

forma se unieron las poderosas Casas de Silva y Mendoza, pero aunque fue la primera quien dio varonía a la segunda, sin embargo, la del Infantado envolvió y absorbió a la otra, prefiriéndose en su título. En cuanto a los emblemas heráldicos de la Casa de Silva, en sus dos ramas, es un león de púrpura coronado de oro en campo de plata. La varonía del virrey de México, VIII conde de Galve, fue la de los píncipes de Eboli que arranca de su tatarabuelo paterno don Ruy Gómez de Silva, favorito de Felipe tr a quien el monarca concedió el primer título de príncipe de Eboli y primer duque de Pastrana. Casó con la no menos célebre doña Ana de Mendoza y de la Cerda, y por esta unión de gran acierto político la pareja se convirtió en el centro de la oposición a la directriz marcada en la corte por el duque de Alba. La facción encabezada por los Eboli ha sido descrita por Elliott como la impulsora de una "España abierta" frente a la política de la "España cerrada" que patrocinaba el duque de Alba (8). Esta pareja fue asimismo la gran impulsora del resurgimiento que experimenta la villa de Pastrana a partir de 1562 cuando se convierte en villa ducal al ser comprada al marqués de Almenara. A partir de ese momento se inicia un proceso de transformación urbana con la construcción de un gran palacio para albergar a los duques y servidumbre, levantado en la señorialplaza de la Hora. A la renovación de la villa también contribuyó la construcción de dos nuevos conventos de carmelitas descalzos, fundados en 1569 por Santa Teresa de Jesús; la transformación de la parroquia en Colegiata, donde la familia Silva-Mendoza eigirá un fastuoso panteón familiar; y la creación por el duque de industrias tintóreas, de seda, y pasamanerías de oro. Vemos así, como por la acción personal de Ruy Gómez de Silva y de su mujer doña Ana de Mendoza, la villa de Pastrana inicia un período de esplendor que se prolongará hasta mediados del siglo XVII (9). El II príncipe de Eboli y II duque de Pastrana, don Rodrigo de Sily va Mendoza, cas6 en 1584 con doña Ana de Portugal y Borja, sobrina carnal del duque de Gandía, siendo éstos los bisabuelos paternos del personaje que tratamos. Su abuelo patemo, don Ruy Gómez de Silva, III príncipe de Eboli,

y también III duque de Pastrana y IV príncipe de Mélito, heredó el condado de Galve por haberse extinguido la primera sucesión de este título, como más adelante explicaremos. Fue además Comendador de Estepa de la Orden de Santiago, Gentilhombre de Cámara y cazador mayor del rey, y de sus consejos de Estado y Guerra; embajador ex28

traordinario en Francia y Roma y Grande de España nato. Nació en valencia en 1585, y casó con su prima hermana, doña Leonor de Guzmán en el año 1600. Esta señora, natural de sanlúcar de Barrameda, era hija del vII duque de Medina sidonea, don Alonso pérez de Guzmán el Bueno, y de su mujer doña Ana de Silva y Mendoza. Además era nieta de los mencionados don Ruy Gómez de silva, I príncipe de Eboli y de su mujer doña Ana de Mendoza y de la Cerda. su abuelo materno era don Diego Gómez de Sandoval, natural de Madrid, comendador Mayor de la orden de calatrava, gentilhombre de cámara e hijo segundo del célebre valido de Felipe III, don Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, I duque de Lerma, que murió siendo cardenal con el título de san sixto en valladoli¿ ei tz de mayo de 1625. como hombre ambicioso y sin escnÍpulos que era el duque de Lerma, convenció a doña Ana de Mendoza, vI duquesa del Infantado, ofreciéndole su ayuda en el pleito recién incoado sobre el derecho sucesorio al título y estado ducal a cambio de concertar la boda entre doña Luisa, futura duquesa del Infantado, y su hijo (10). De esta forma doña Luisa de Mendoza, vII condesa de saldaña y vII duquesa del Infantado, se convirtió en la abuela materna del viney

de Nueva España. Sus padres fueron don Rodrigo de Silva y Mendoza, nacido en Ma_ drid en 1614, Iv duque de Pastrana, IV príncipe de Eboli, comendador Mayor de la Estepa y Trece de la orden de santiago, consejero de Es-

tado y Guerra, Mayordomo Mayor de la reina de España, ¿óRa Maria_ na de Austria, y Grande de España Nato. El 21 de noviembre de 1630 casó con doña catalina de sandoval y Mendoza, vIII duquesa del Infantado, de Lerma y de Cea, nacida en Madrid en 1616. Fue don Gaspar de silva y Mendoza de la cerda el quinto de seis hermanos de los hijos que tuvieron los arriba mencionados, quedando como segundogénito de la familia por la muerte de dos de sui hermanos mayores. El primogénito, don Gregorio de Silva y Mendoza, fue el IX duque del Infantado, V de Pastrana, de Lerma, príncipe de Mélito y de Eboli, marqués de Santillana, etc. Doña Leonor de Silva y Mendo_ za, segunda y única hermana del virrey, murió en Guadalajara siendo carmelita descalza en el convento de san Francisco fundadó por su bisabuela doña Ana de Mendoza, v[ duquesa del Infantado. Dón Juan y don Francisco, tercer y cuarto hermano, murieron siendo aún niños. En luaryo al sexto y último hermano, don José María de Silva y Mendoza, fue comendador de Estepa en la orden de santiago, Gentiihombre de Cámara y primer caballerizo del rey. 29

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mientras estuviese en la línea del conde don Alonso con la condición de "observar todos el apellido Guzmán" (15). Debido a esta nueva cláusula en la sección de Consejos del Archivo Histórico Nacional (16), encontramos poseedores del mayorazgo de Galve que aparecen con el apellido Guzmán seguido, como es lógico, por el de la Cerda. En cuanto al escudo y arnas de la línea de Galve que salió de la casa de Mélito es en Pal; en la primera parte castillo y león de sus colores reales; arriba y abajo tres flores de lis en campo azul. En la segunda parte, banda roja perfilada en oro en campo verde, en frange, y en los lados, el Ave María Gracia Plena en azul y campo de oro. El título de conde de Galve fue creado por Felipe II en 1557 a favor de don Baltasar de Mendoza y de la Cerda para quien se fundó el mayorazgo vinculado a la villa de Galve y lugares de Valverde y la Huerce. Actualmente este título es ostentado por los duques de Alba que por entronques familiares lo poseen desde el siglo XVIII (17). Este primer conde casó con doña Jerónima de Mendozahija de don Bernardino de Mendoza, Comendador de Mérida y general de las Guerras de España, y de doña Elvira Carrillo de Córdoba. De este matrimonio no hubo descendencia masculina por lo que el título recayó en la única hija habida, doña Ana de Mendoza y de la Cerda, siendo la II condesa de Galve. Casó esta señora con don Juan Femández de Híjar, duque de Híjar, conde de Belchite y grande de España. Fue el hijo de éstos, don Martín

Fernández de Híjar, el III conde de Galve y al no tener descendencia en su matrimonio con doña Francisca de Luna y Pimentel, heredó el título su hermana, doña Jerónima de Híjar y de la Cerda, siendo la [V condesa de Galve. Contrajo matrimonio doña Jerónima con don Ruy Gómez de Silva y de la Cerda, primer marqués de la Eliseda, comendador mayor de Castel Casteles en la Orden de Calatrava, gentilhombre de cámara y mayordomo del rey Felipe II, que era hijo del primer duque de Pastrana y príncipe de Eboli y de su mujer doña Ana de Mendoza. En 1611 murió la condesa de sobreparto sin sucesión por lo que la casa y mayorazgo de Galve pasó a la troncal de Mélito recayendo en la persona de don Ruy Gómez de Silva y de la Cerda, II duque de Pastrana, IV príncipe de Mélito y V conde de Galve. Casó con doña Leonor de Guzmán, su prima hermana, teniendo en sus hijos segundo y tercero a los dos siguientes sucesores de la línea de Galve. 34

Don Alonso de Silva y Mendoza y de la Cerda, VI conde de Galve, casó con doña Mariana Idiáquiez de Alava, III condesa de Treviana. Murió este conde sin sucesión en Madrid el 5 de junio de 1682, y veinte días más tarde quedaba vaco el título de conde de Galve. Al día siguiente, 26 de abi,l de 1682, don José de Mañas Castillas, contador y administrador de las rentas del V duque de Pastrana, tomaba en su nombre y a favor de su segundo hijo, don Manuel de Silva y Mendoza, posesión del mayorazgo en la villa de Galve (18). Sin embargo, y tras el pleito interpuesto en octubre de ese año por don Diego de Silva y Mendoza, tío del duque de Pastrana y hermano del VI conde de Galve, éste heredaría el título siendo el VII conde de Galve. Murió don Diego de Silva y Mendoza sin sucesión de los tres matrimonios que contrajo, por lo que el condado y mayorazgo de Galve pasó a la casa troncal de Mélito, en la persona del segundogénito de don Rodrigo de Silva y Mendoza, IV duque de Pastrana y V príncipe de Mélito y de doña Catalina de Sandoval y Mendoza, VIII duquesa del Infantado, don Gaspar de Silva Sandoval y Mendoza, siendo el VIII conde de Galve en 1688. Desde este momento don Gaspar aparecerá en todo documento realizado con el apellido de la Cerda en primer lugar. Thmbién en esta ocasión su hermano el IX duque del Infan-

tado interpondrá pleito para conseguir el mayorazgo a favor de su hijo (19). Dos años después de entrar en posesión del mayorazgo y condado de Galve siendo su VIII titular, don Gaspar de la Cerda Sandoval Silva y Mendoza, fue nombrado virrey de la Nueva España.

DATOS BIOGRAFICOS Y CARRERA POLITICA

Primeros años y vida cortesana El nacimiento del virrey de la Nueva España, VIII conde de Galve, tuvo lugar en el palacio de los duques en Pastrana, sobre el que ondeaba el estandarte con los emblemas de la casa Silva, el sábado 11 de enero de 1653 a las seis y media de la mañana(20). Fray Martín de San José, carmelita del convento de San Pedro fue el encargado de 35

suministrarle las primeras aguas sacramentales, recibidas en necesidad Mela las pocas horas-de vida, y áe imponerle los nombres de Gaspar, que y Pablo, Joaquín Francisco Agustín, y José, María chor, Baltasar más (21). días Ocho padres sus de religiosidad obedecían a la profunáa a tarde, el domingo 19, el nuevo infante Silva-Mendozt efa conducido bautizado era solemnidad toda la iglesia colegi-al de la villa donde con por t dean y-capellán de los duques, don Bernardo Polo de Gátmiz, y siendo .ur pádriror el doctor Julián Agudo, arcediano de la colegial, Catalina Lozano, "criada" de los duques (22). Pasó los primeros años de su vida en Pastrana totalmente inmerso en el ambiente social y cultural de la corte ducal, donde aprende a compaginar el esnobismo de los Silva con el espíritu fuertemente aristocrátiJo, pretencioso y elitista de los Mendoza' El auge urbanísticó desarrollado en la villa de Pastrana durante los últimos aáos del siglo XVI y principios del XVIL habían propiciado el desarrollo de un espíritu manierista ilustrado en torno al palacio de los duques donde se rinde culto a las letras y a las artes (23). Este será el u-üi"nt" que respire don Gaspar durante su infancia, donde no falta una profunda inquietud espiritual transmitida a través de la comunidad conventual de la villa encabezada por la colegiata' En 1675 aratz de la muerte de su padre el IV duque de Pastrana, don Rodrigo de silva y Mendoza, junto con su madre y hermanos se printraslada a Ia capital paiando a vivir en el palacio de las Vistillas, cipal residenciá durante esos años de la familia del Infantado. sin embargo, y pese a que a partir de ahora Madrid será el escenario donde se ¿".ár.offu su ¡uventuá, don Gaspar no romperá la vinculación que le une a su villinatal manteniendo una estrecha correspondencia con el cabildo de la colegiata (24). Muy pronto, y dudo el linaje que le avalaba, entró a formar parte del amúiénte desarrollado por la alta nobleza. Instruido en todos los ejercicios propios de su nacimiento pasó a desempeñar diversos cargos y, pose-n |a corte. Primero fue menino de la reina Mariana de Austria la llale dio II Carlos teriormente, satisfecho de sus éxitos el monarca Gregodon mayor, ve de su cámara al mismo tiempo que su hermano rio María, la tenía con ejercicio (25). Entró a gozar en 1676 de un mayorazgo fundado por su-l padres' vinculado a las villas de Sacedón, Tórtola, las alcaldías de diferentes lugares, la alcaldía de Torres de León, un regimiento perpetuo de Guadalajara y otras rentas de 670.000 ducados, rentando al año más de 38

35.000 ducados. Al año siguiente tomó posesión de oro mayorazgo de 15.000 ducados de renta anual fundado por su bisabuelo, don Francisco Gómez de Sandoval, I duque de Lerma valido de Felipe III, poseyendo por él las alcaldías de Alcázares, Fuerzas y Puentes de Toledo y las Tercias Reales de Ampudia (26). También heredó de su padre la renta de parte de un censo suscrito en 1615 por el duque de Sessa y Baena, consistente en un principal de 58.684 reales de plata y que uno de sus titulares traspasó al duque de Pastrana en 1672. En abril de 1676 don Gaspar compraría a sus restantes beneficiarios los 16.454 reales restantes del censo, cuya renta anual era de 27 .972 maravedís

(27). Su prestigio en la corte le llevó a que el monarca le mejorase la llave de su Cámara dándosela con ejercicio el 16 de junio de 1677. Asimismo, vio recompensados sus servicios a la monarquía con la encomienda deZalanea y Ceclavín de la Orden de Alcántara por lo que en octubre de 1678 tomó el hábito y las insignias de esta Orden Militar (28). Es de destacar que el ascenso de don Gaspar no fue exclusivamente personal. Iba conectado con la promoción general que la reina hacía de sus servidores, de manera que el séquito real pronto llegó a alcanzar las proporciones que había tenido bajo Felipe IV (29). Por otro lado, esto significaba que la concesión de honores suponía la captación de los partidarios y de la popularidad necesaria para controlar la situación política vivida en torno a la corte durante los últimos años de la dinastía Austriaca. Como personaje favorito de la monarquía en procura de ascensos participó en cuantos actos sociales se desarrollaban en la corte siempre al lado de su hermano, don Gregorio de Silva y Mendoza, principal titular de la familia Silva y Mendoza, quinto duque de Pastrana y futuro noveno del Infantado y noveno de Cenete (f 1693). En 1679, junto al menor de la casa del Infantado, don José María, acompañó al duque de Pastrana a París, en la embajada destinada a llevar las joyas nupciales a la princesa María Luisa de Orleans, prometida del monarca Carlos II. Esta sería la tercera vez que tan prestigiosa misión era encomendada a la casa de los señores de Pastrana (30). Su estancia en Madrid se desarrolló en torno a la corte consiguiendo el favor de la regente y, destacando con el "lucimiento y autoridad que corresponde a su sangre" (31). Sabemos también que se empleó continuamente en la lección de las buenas letras y en el conocimiento

de lenguas, así como en la manifestación de su profunda piedad repartiendo prodigiosamente sus rentas con los menesterosos y ayudando a la celebridad del culto en los monasterios (32). Como hombre de su tiempo don Gaspar fue un apasionado del tea-

tro. Destaca su participación en las representaciones realizadas en la corte, presidiendo en no pocas ocasiones los ensayos realizados en la señorial amplitud del salón grande de palacio, además de secundar, tal y como señala Maura Gafiazo, "muy diestramente como director de escena" a don Femando Valenzuela (33), futuro favorito de la reina Mariana de Austria que llegó a ser conocido como "el duende de palacio" debido a las informaciones que proporcionaba a la regente. Si durante su juventud don Gaspar compartió con el también joven Valenzuela la afición por las representaciones teatrales, ayudándole a distribuir los papeles entre los componentes de las cuatro compañías que durante esos años actuaban en los corrales madrileños, a concertar con Damiana Arias todo lo referente al vestuario, y a dirigir la pintura y emplazamiento de las decoraciones, años más tarde el destino les volveía a unir. Esta vez en México donde Valenzuela pasaría a residir después de su destierro en Filipinas y tener prohibido el regreso a España. Aquí 1o recibió el conde de Galve --el antiguo privado de doña Mariana había sido paje del abuelo de don Gaspar- y le otorgó una pensión. El "duende" murió en México en 1692, a consecuencia de la coz que le propinó un caballo mientras lo domaba en el jardín de su casa (34).

dre. El novio prometió 12.000 ducados de arras, 4.000 de renta anual para gastos de Cámara de su futura mujer, mienffas no heredase la casa Villaverde, y 6.000 cuando la entrase a poseer. La ceremonia tuvo lugar en Madrid, efectuándose ese mismo día ante el cardenal don Pascual de Aragón, Arzobispo primado de Toledo. El matrimonio tuvo dos hijos. El primogénito fue don José Manuel Antonio de Silva y Guzmán nacido en Madrid el 17 de enero de 1681. Fue bautizado en la pa:roquia de San Andrés el día 24 de ese mes por el maestre Antonio Bernardo Braojas. Con apenas un mes de vida moría este primer hijo de don Gaspar. Su segunda hija nació el 24 de septiembre de 1684 muriendo su madre, doña María Atocha, de sobreparto. Fue bautizada igualmente en la iglesia de San Andrés donde recibió el nombre de Josefa María. Esta niña, siendo la esperanza de su abuela materna, fallecería en Madrid el 17 de abril de 1685. Thnto los restos mortales de doña María Atocha, como los de sus

hijos fueron depositados en el transparente del monasterio de San Francisco junto a los de don Luis Ponce de Guzmán, suegro de don Gaspar (35). Casó en segundas nupcias con doña Elvira María de Toledo que era hija del VII marqués de Villafranca y de Villanueva de Valenzuela, duque de Fernandina y príncipe de Montalván, don Fadrique de Toledo y Osorio, virrey de Sicilia y Capitán General del Mar, y de su mujer doña Manuela de Córdoba, hija del VII duque de Sesa, don Antonio Fernández de Córdoba. De este matrimonio tampoco tuvo ni dejó sucesión.

Sus matrimonios y provisión del virreinato mexicano Casó en primeras nupcias con doña María Atocha Ponce de León y Guzmán, en 1677, hija única de don Luis Ponce de León Consejero de Estado y Guerra, virrey de Navarra y Gobernador del Estado de Milán, y de su mujer doña Mencia de Guzmán, además de sobrina del IV duque de Arcos, don Rodrigo Ponce de León. Este matrimonio se capitu1ó en Madrid el 16 de mayo de 1677 entre la duquesa del Infantado y la condesa de Villaverde, madre de los contrayentes. Se señaló una dote de 100.000 ducados aportando además la novia al matrimonio 47.500 reales de vellón que gozaba anualmente por la encomienda de Ceclavín, y 28.500 reales de renta de por vida concedida por el monarca en consideración a los servicios prestados por su pa40

Es posible que este segundo matrimonio intensificara el favor de Mariana de Austria con la joven pareja dado que la abuela de doña Elvira era la camarera mayor de la reina (36). Si bien es verdad que la nobleza durante el reinado de Carlos II pasaba por graves dificultades económicas, no es menos cierto que don Gaspar era víctima de esta situación generalizada. Sabemos que el título de conde de Galve que heredaría de su tío en 1686, con jurisdicción sobre ocho aldeas -Calve, Valdepinillos, La Huerce, Umbralejo, Palancares, Valverde, Zarzuela y Majada- con un total de 146 vecinos y tres despoblados -La Mata el Viejo, Alpiuste y Robledo-, suponía en 1711 un ingreso anual de 2.792 dlcados únicamente (37). No es extraño, por tanto, que en 1680 su titular, el VI conde de Galve, don Alonso de Silva y Mendoza, tuviese que pedir la exención del impuesto sobre los juros (38). Similares problemas acaecían en la casa del Infantado 41

pese a ser una de las mayores de España y poseer inmensas posesiones por toda la península (39). Es posible que los cuantiosos gastos derivados del financiamiento del alto coste de vida en Madrid y en derredor

realizasen en sujetos de corta familia (46). Las razones eran bastante claras. Cada virrey que pasaba al continente americano llevaba consigo un séquito de familiares, de parientes o segundones de familias conocidas para colocarlos dentro de la estructura administrativa o, en el caso de las mujeres, para casarlas con pretendientes que después hubo que colocar bien. Esta práctica resultaba mucho más abusiva e incluso llegaba a acarrear problemas en el gobierno y administración de justicia, si se trataba de acomodar a los familiares más directos de los virreyes, es decir sus hijos, hijas, yernos o nueras, como había quedado demostrado en más de una ocasión, en concreto con el conde de Alba Liste y el conde de Baños (47). El 3 de mayo de 1688 el Consejo de Indias extendía su nombramiento al conde de la Monclova para pasar a Lima y tres días después el de su sucesor en Nueva España a favor de don Gaspar de la Cerda Sandoval Silva y Mendoza, VIII conde de Galve, hermano del noveno duque del Infantado y miembro destacado de la familia Silva-Mendoza (48). Además de virrey fue investido con los cargos de gobernador, capitán general y presidente de la Real Audiencia de México. Los cuatro títulos designaban cuatro funciones distintas y jurisdicciones. Como virrey era el "alter ego" del monarca; como gobernador general su función sería la inspección y administración del reino; como capitán general dirigiría la dirección de los asuntos militares; y como presidente de la Real Audiencia sería el rector de la política y administración de justicia. Sin embargo, la falta de delimitación precisa en estos cargos, así como la ambigüedad de sus funciones, jurisdicciones y atribuciones (49), no siendo accidental sino consecuencia del carácter patrimonial de la monarquía, será una constante a la que se enfrentará el conde de Galve durante su gobierno, siendo motivo de no pocos conflictos con los restantes poderes establecidos. Cuando el conde de Galve entró en México, en noviembre de 1688 acompañado de su segunda esposa, doña Elvira de Toledo, contaba 35 años. Atrás en la corte había dejado numerosos parientes y amigos además de su hermano el duque del Infantado, que como consejero de Estado y persona de las más allegadas al propio monarca le reportaría notables influencias y no pocos beneficios. Sobre todo en la justificación del tumulto que sobrecogió a la ciudad de México la noche del domingo 8 de junio de 1692, infraoctava del Corpus Cristi, y durante los años siguientes cuando tanto el virrey como la virreina pedirán incesantemente su intercesión para conseguir la licencia que les permi-

del boato de la corte, unidos al decaimiento de los recursos del conde y su familia, fueran la causa de la inclinación de don Gaspar por desplazarse al otro lado del Atlántico dejando escapar el acomodo en alguna de las muchas plazas de la administración central, cuyos miembros

tenían mayor consideración por estar próximos a los centros de influencia. Sin embargo, puede que lo que determinó al conde de Galve a solicitar el cargo del virreinato, fuera la trayectoria que habían seguido otros miembros de la dilatada familia Mendoza logrando con anterioridad, y sirviéndoles de promoción, el gobierno de los virreinatos americanos (40). Pesaba sobre esto que su suegro el marqués de Villafranca fue virrey electo para Nueva España el 28 de abril de 1672, si bien no llegó a tomar posesión presentando la renuncia por lo que en su lugar se nombró al duque de Veragua (41). Además, su hermano, don José de Silva y Mendoza, estaba casado con la única hija y heredera del marqués de Mancera que fue virrey de México de 1664 a 1673, celebrándose esta unión en la capital mexicana por poderes ante el arzobispo (42). Es lógico suponer que todas estas circunstancias influyeran en el ánimo de don Gaspar determinando su predisposición a solicitar el gobierno del virreinato mexicano iniciando así, y con tal alto cargo, su carrera administrativa. La ocasión vino de la mano de los acontecimientos políticos desatados en la corte ya que el conde junto a sus hermanos y otros muchos nobles, entre los que se encontraba el marqués de Mancera, se inco¡poraron al "partido austriaco", cuyas influencias e intrigas llevarían a la caída del duque de Medinaceli (43). Es muy probable que como premio se le concediese el virreinato mexicano (44), así como una cédula secreta de prórroga anticipada para un segundo mandato siendo, según Scháefer, signo de un trato privilegiado, pues aunque era frecuente la prórroga por otros tres años más sólo en una ocasión anterior, con el conde de Paredes, y en este caso concreto se concedió inmediatamente (45). Para su designación final el conde de Galve tuvo a su favor que el candidato propuesto, el marqués de Fuente de Sol, se hallaba casado y con muchos hijos, disponiendo las ordenanzas que las provisiones se 42

43

il

tiera volver a España alegando la mala salud del conde (50). Su deseo era ver recompensados años de servicio y "destierro" en aquellas posesiones del lmperio con alguna de las plazas de los consejos de Gobierno. Sin embargo, y pese a las influencias que le respaldaban, no consiguió recibir tal merecimiento muriendo en el Puerto de Santa María el 18 de marzo de 1697 poco después de haber desembarcado de regreso del virreinato (51). El 29 de marzo de ese mismo año Lobokowitz, el embajador austriaco en España, escribía al emperador: "Murió el conde de Galve, que fue virrey en Indias durante 10 años y acumuló allí gran fortuna, la mayor parte de la cual heredará su viuda" (52).

NOTAS

(l) (2)

GARCIA CARRAFFA, Alberto y Afuro: Diccionario Heráldico y Genealógico de Apellidos españoles y americanos. Madrid, 1960, vol. 83, pág.

(4)

SALAZAR Y CASTRO, Luis de: Historia genealógica de la casa de Silva. Donde se refieren las acciones más señaladas de sus señores, las fundaciones de sus mayorazgos y la calidad de sus alianzas matimoniales. 2 tomos. Madrid, Tip. Melchor Alvarez y Mateo de Llanos, 1685. GUTIERREZ CORONEL, Diego: "Historia genealógica de la Casa de Mendoza", en Biblioteca conquense, prólogo y estudio de Angel Go¡zález Palencia. Madrid, Instituto "Jerónimo Zlrita" del C.S.I.C., 1946, tomo II,

(6) (7) (8) (9) (10) I

I

)

(12)

(13) ( 14) 44

1677.

(3)

(5)

(

RUBIO MAÑE, J. Ignacio: El virreinato. México, F.C.E.-U.N.A.M., 1983, vol. I, pág. 258. Es el caso de las guías de Ordenes Militares del A.H.N., (lndices de expedientillos, pág. 501 y Ordenes Militares. Alcántara, Montesa, pá9.292) en cuyos índices onomásticos este personaje aparece con el apellido de su abuelo matemo: Sandoval. Ello es debido a que en las pruebas de Caballeros de la Orden Militar de Alcántara es registrado por este apellido. Vid.: A.H.N., Secc. Ordenes Militares, Alcántara, Montesa, exp. 1.395: "Pruebas de Caballeros, Montesa", Agosto-Septiembre, 1677; y expedientillo 14.157: "Título de caballero de la Orden de Alcántara". 7 de octubre de

183.

págs.505-506. Idem, págs. 505-601. Idem, pág. 566. ELLIOT, J.H.: l,a España Imperial, 1469-1716. Barcelona, Vicens-Vives, 1980, págs.282-284. Véase MUNOZ IIIvIENEZ, José Miguel: La arquitectura del Manierismo en Guadalajara. Guadalajara, Institución Provincial de Cultura "Marqués de Santillana", 1987, págs. 361-388. LAYNA SERRANO, Francisco: Historia de Guadalajara y sus Mendoza en los siglos XV y )UI. Madid, C.S.I.C., 1942, tomo lÍ1, pág. 342. IDRRERA CASADO, Antonio: Crónica y guía de la provincia de Guadalajara,Excma. Diputación Provincial de Guadalajara, 1988, páq.514. A.H.N., Secc. Consejos,leg.26.25O. Pleito sobre mayorazgo estado y señoío de Galve: "Gaspar de la Cerda y Silva con el duque de Pastrana, su hermano, y Manuel de Silva, su sobrino, sobre tenuta del estado y condado de Galve". 1686; y leg. 43.458. Pleito sobre mayorazgo estado y señorío de Galve. "Diego de la Cerda Silva y Mendoza, marqués de Mondéjar, con el duque de PasEana, como padre de Manuel de Silva y Mendoza, su hijo segundo, sobre el mayorazgo de Galve, fundado por Ana de la Cerda condesa de Mélito y sus agregados". 1682. GUTIERREZ CORONEL, Diego: Opus cit., tomo IV, págs.403-408. A.H.N., Secc. Consejos, leg. 43.458. Pleito sobre mayorazgo...

(15) (16) (

l7)

(

l8)

(

1e)

(20)

(21) (22)

(23) (24) (25) (26) (27) (28) (29) (30) (31) (32) (33) (34)

(35) 46

A.H.N., Secc. Consejos, leg. 43.458. Pleito sobre mayorazgo...i y GUTIERREZ CORONEL, Diego: Opus cit., tomo IV, págs.578-579. Véase: CATALOGO: alfabético de Títulos del Reino y Grandezas de - Consejos Suprimidos. Madrid, Patronato Nacional España en la sección de de Archivos Históricos, 1952, vol. II, págs. 116-117. HERRERA CASADO, Antonio: Opus cit., pág.514. A.H.N., Secc. Consejos, leg. 43.458. Pleito sobre mayorazgo... A.H.N., Secc. Consejo s, leg. 26.250. Pleito sobre mayorazgo... SALAZAR Y CASTRO, Luis: Opus cit., tomo ll, pág.628.

(36) (37) (38) (39) (40)

Ibidem.

Archivo Histórico de la Colegiata de Pastrana. Libro de Bautismos n.q 9 (años 1651-1666): "Bautismo de un hijo del Duque mi señor que entre otros nombres se llamó Gaspar". Fol. 31 v.

MUNOZ JIMENEZ, José Miguel: Opus cit., pá9.362.

Archivo Histórico de la Colegiata de Pastrana. Cartas Antiguas. 1689169l. "El conde de Galve al dean y Cabildo de la Iglesia Colegial de Pastrana". Madrid,24 de diciembre de 1687. GUTIERREZ CORONEL, Diego: Opus cit., tomo III, pág. 287; SALAZAR Y CASTRO, Luis: Opus cit.,pág.629. Ibidem. Archivo de Protocolos de Madrid, leg. 10.429. "Escritura de venta a favor del Sr. Don Gaspar de Silva Sandoval y Mendoza, otorgada ante el escribano Francisco García Roa". Madrid, 24 de abril de 1676. A.H.N., Secc. Ordenes Militares. Alcántara, Montesa, exp. 1.395. "Pruebas de Caballeros". Agosto-Septiembre 1611; y expedientillo 14.157: "Título de caballero de la Orden de Alcántara". Madrid 7 de octubre de 1677. KAMEN, Henry: La España de Carlos 11. Barcelona, Crítica, 1987, pág. 534. SALAZAR Y CASTRO, Luis: Opus cit., pág.619. Idem, pág.630. Ibidem.

MAURA GAMAZO, Gabriel (Duque de): Vida y reinado de Carlos II. Madrid, Espasa-Calpe, 1942, tomo I, pág. 200. Algunos documentos sobre la estancia de Valenzuela en México pueden consultarse e¡ la Colección de Documentos inéditos para la Historia de España. Madrid, M. Femández Navarrete y otros, 1842-1895, vol. LXVII, 1877, págs. 354-392 y 426-457; Además véase RUBIO MAÑE, J. Ignacio: "Los últimos años en México del Duende del Palacio Real de Madrid, 1690-1692". B.A.G.N., vol. XXVI, n.a 4, 1955, págs.613-627; KAMEN, Henry: Opus cit., págs. 533-539 y 547-548; ELLIOT, J.H.: Opus cit., págs. 396-397; y ROBLES, Antonio de: "Diario de Sucesos notables escrito por el Ldo.- y comprende los años de 1665 a 1703", en Documentos para la Historia de México. Méjico (sic), Imprenta de Juan R. Navarro, 1853, tomo

III,

Y

págs. 287

SALAZAR Y CASTRO, Luis: Opus cit.,pág.632. A.H.N.' osuna, leg.3.l28: "RaEón de la jurisdicción y rentas del condado

de Galve". 17l

Idem,págs.380,383. véase GUTIERREZ LORENZO, M.a pilar: "virreyes americanos de origen alcarreño durante el período de la casa de Austiia (1535-1700)". I Encuentro de Historiadores del valle del Henares. Torrejón de Ardoz, Instituto de Estudios complutenses, Fundación "Marqués áe santillana", centro de Estudios segunrinos, 19gg, págs. 337-349; ÉpnR¡n TEVAR, celia: "Los Mendoza, titulares de virreinatos en América". wad-Ar-Hayara. Guadalajara, Institución provincial de Cultura "Marqués de Santillani,,

6. 989, págs. 1 70- 1 87. RUBIO MAñE, J. Ignacio: El virreinato, Opus cit., vol. I, pág. 1

(41

)

(42) (43)

t44\ .45\

l.

KAMEN, Henry: Opus cit., págs. 398-400.

n.e

1

154.

GUTIERREZ CORONEL, Diego: Opus cit., págs. 287_ZBB; ROnlfS, an_

tonio de: Opus cit., tomo I, pág. 142. MAURA GAMAZO, Gabriel (Duque de): Opus cir., tomo Lil,págs.129_ I

30.

ldem,.romo ll. pág.203. SCHAEFER, Ernesto: El Consejo real y supremo de las Indias; su historia, organización y labor administrativa hasta la terminac.itin cle la Casa de Au s r r ia. Sevilla. E.E.H.A., I 93 5 - 1947, v ol. ll, pág. 24. (46) MAURA GAMAZO, Gabriel (Duque de): Opui át., to-o lt, pág.203. (47) Sobre el conde de Baños, véase: cASADo ARBONIES, F. JavIer: ,.Noticia genalógica y biográfica der virrey alcalaíno de Nueva España, don Juan Francisco de Leiva y de la cerda (1604-1679)", en Anares'coÁphtenses. Institución de Estrrdios Complurenses (c.s.I.c.), Alcalá de Henáes, 19g7, vol. I, págs. 77-1OO (48) Los títulos, provisiones, decretos y despachos dados al conde de Galve para el gobiemo de Nueva España se encuentran en el A.G.r., Secc. A. de México, legs. 610, 1.217; y en la de Indiferente General, leg. 514, libro 2. (49) Estos temas han sido esrudiados por RUBIo MAñE,J. Ignacio: El virreinato,Opus cit., romo I, págs. 45-114. (-50) Existe una abundante documentación epistolar entre el conde de Galve y la

virreina doña Elvira de Toledo con los duques del Infantado,

(51) (52)

véase:

A.H.N., Secc. Osuna, Carpeta l2t y 152. GUTIERREZ CORONEL, Diego: Opus cit., tomo III, pág.287 y romo IV, pág.406. BAVIERA, Adalberto de (príncipe) y MAURA GAMAZO, Gabriel (Du_

que de): Documentos inéditos referenfes

a

las

postrimerías de la Casa de

Austria en España. Madrid, Tipografía de la "Iievista de Archivos, Bibliotecas y Museos", 1930, págs. 127-129.

y 406.

CASTRO, Luis: Opus cit., págs. 630-631; GUTIERREZ CORONEL, Diego: Opus cit., págs. 287,406.

SALAZAR

47

Capítulo

II

UNA CAPITAL PARA UN VIRREY

LA CIUDAD DE MEXICO A FINES DEL SIGLO XVII La ciudad de México presentaba en el siglo XVII un aspecto de gran urbe como se refleja a través de los testimonios de los que la conocieron. Tanto Gage como Vázquez de Espinosa, al finalizar el primer cuarto de esta centuria, afirmaban que era de las mayores, mejores y más ricas del mundo (1). Medio siglo después, en 1693, el conde de Galve señalaba "que por su magnitud y adorno se puede decir sin ponderación, que si no excede en estimación puede competir con cualquiera de las de Europa por su compostura" (2). Esta misma opinión es compartida por Baltasar de Medina al manifestar que "iguala la material voluptuosidad de México a muchas ciudades de Europa y excede a todas en la plaza, fábrica y hermosura de su sitio" (3). Igualmente Gemelli Careri nos dice que "por sus buenos edificios y por los ornamentos de sus iglesias, puede decirse que compite con las mejores de Italia" (4). Sin lugar a dudas, la ciudad de México manifestaba su magnificencia como metrópoli de todos los reinos y provincias de la Nueva España.

Análisis geográfico y urbano Llamada por los españoles México, y por los indios Tenochtitlan se ubica en el centro de una amplia cuenca o valle. Gemelli Careri precisó: "está situada a 19 grados y 40 minutos de latitud, en medio de un 49

valle casi plano, de catorce leguas españolas de largo de septentrión a mediodía, de siete de ancho y de cuarenta de perímetro; pero queriendo medir por las cimas de los montes por el lado que miran a México, será de setenta veces noventa"; y añade: "En la parte oriental de este valle hay una gran laguna adonde van a dar muchos ríos y otras aguas, y se extiende hacia mediodía hasta la ciudad dc Texcoco. La circunferencia más baja de los montes que todo alrededor la circundan, está sobre la laguna a cuarenta y dos mil quinientas varas españolas" (5). La ciudad de México se encontraba así, en medio de esta laguna y seis calzadas trazadas hasta tierra firme permitían el trasiego de los viajeros. Estas eran: las tres antiguas de Guadalupe al norte, San Antonio al sur y Tacuba al poniente; las restantes, construidas por los españoles, eran las de la Piedad, Chapultepec y Sanriago (6). El viajero inglés Leonel Waffer nos dice que eran anchas, empedradas y vestidas de piedra de sillería (7). En cuanto al clima la ciudad disfrutaba de un temple agradable durante todo el año, pues "no hay exceso ni de calor ni de frío" (8). Acerca de la superficie territorial que ocupaba la capital, Gemelli Careri afirma que "su perímetro es de dos leguas de diámetro, siendo casi un cuadrado perfecto, de cerca de media legua" (9), si bien el plano publicado por el Distrito Federal en 1960 consignó 6.612,5 hectáreas entre 1.600 y 1.700 (10). Su planta, informa Vetancurt, "es cuadrada, con tal orden, y concierto, que todas las calles quedaron parejas, anchas de catorce varas, y tan iguales, que por cualquiera calle se ven

los confines de ella" (l l). Este trazado reticular ocasionalmente se rompía por el curso irregular de alguna acequia que atravesaba la ciudad como arterias paralelas, y cuyas aguas desembocaban en el lago salado de Texcoco. Para efectuar el drenaje una serie de compuertas se abrían cada mañana dejando salir el agua recogida en sus cauces. Durante la estación de lluvias se mantenían abiertas para dar salida a Ia precipitación excedente. Por estas vías acuáticas existía un trasicgo constante de canoas cargadas de alimentos y fiutos, como la acequia principal que venía desde Chalco hasta la Plaza Mayor y que aún en los últimos años del período colonial permanecía abierta. Además cle ésta, para l6l8 había otras dos grandes: la del barrio de Santa Ana que corría a espaldas del convento de Santo Domingo hacia el lago por la parte oriental de la ciudad, y la del barrio de Monserrate que pasaba por el convento de Regina coeli y por las carnicerías del rastro hasta el hospital de la Concepción ( 12). 50

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México tenía grandes casas "de muy buena fábrica, labradas de una piedra finísima colorada, y peregrina en el mundo, de que hay riquísimas minas junto a la laguna" (13), y Vetancurt anota: "Los edificios tienen altos y bajos con vistosos balcones y ventanas rasgadas de rejas de hierro labradas con primor; y aunque está fundada la Ciudad en agua para la permanencia de los edificios se valen de la industria estancando primero cimientos con estacas de cedro de a cinco y seis varas, y en los Templos atravesando cimientos, que sirven de cadena y ensanchándolos de plan para que quede con más fortaleza la cepa pobre que carga el edificio" (14). Leonel Waffer por su parte señala que "Todas las tapias están incrustadas por fuera de guijarros pequeños de varios colores, cortados, unos en corazón y otros en soles, estrellas, ruedas, flores de todas especies y otras figuras, cuya variedad forma un agradable espectáculo" (15). Esta opulencia en las edificaciones se debía a diversos factores. México era la residencia de la corte virreinal, de la Audiencia, la sede Arzobispal Primada, la Inquisición, la Universidad y la Casa de la Moneda. Todas estas instituciones se concentraban alrededor de la Plaza Mayor que era el núcleo central, donde destacaba la fábrica de la Catedral destinada a ser el edificio más alto de la ciudad. De esta forma nos describe Leonel Waffer su ubicación: "La iglesia Catedral, hecha de una mezcla de piedra de sillería y de ladrillo, ocupa el medio de una de sus fachadas por el Norte. A la parte opuesta, hacia el mediodía, están la Casa de la Ciudad,/la del juez de policía, los depósitos públicos y Ia cárcel. Cada uno de estos edificios presenta un gran pórtico de piedra de sillería, sostenido de dos pilares de la misma piedra, y todo de una pieza. Más allá se encuentran las tiendas y almacenes de muchos mercaderes ricos. El lado del Poniente está casi enteramente ocupado con un grande número de casas que sirven de habitación a los más ricos particulares de la Nueva España, a las que siguen cinco o seis grandes almacenes de telas de oro, trabajadas en Europa. Al lado del Oriente están el palacio del virrey, la Audiencia Real, la Universidad, el colegio de los religiosos de Santo Domingo y el Santo Oficio, o casa de la Inquisición. La esquina está ocupada con la Casa de la Moneda. Cinco calles por las cuales se entra en la Plaza son todas anchas que una carÍoza con seis caballos puede sin trabajo dar la vuelta en ellas"(16). La impresión sacada por este viajero del palacio del virrey, en 1678, le llevó a decir que "era mayor y más magnífico que el Palacio Real de Madrid" (17). 52

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