De estar estando. Música popular, educación musical y pensamiento latinoamericano

May 19, 2017 | Autor: Dario Duarte Núñez | Categoría: Música, Educacion musical
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Descripción

De estar estando. Música popular, educación musical y pensamiento latinoamericano (*) Darío Duarte Núñez (*) En el marco del Panel: “Pensando desde Latinoamérica: hacia una práctica docente crítica y situada desde nuestras músicas populares” | ver sinopsis del PANEL

Resumen En el presente trabajo se mencionarán algunos de los tópicos más importantes que fueron constituyendo un pensamiento latinoamericano propio, crítico y reflexivo y cómo estas categorías nos ayudan a identificar las tensiones entre lo que es de América y lo que la conquista nos ha heredado. De tal manera, lo popular es reconceptualizado como un espacio de resistencia y de experiencia total de una cultura. La producción estética aparece como un territorio de debates y de preguntas sobre las formas en que los creadores se apropian de los símbolos y mitos de la cultura propia, antes del dominio de la cultura hegemónica. Entonces, ¿Cómo pensar una educación musical situada que considere críticamente a la música popular? Mediante textos de Kusch, Dussel y Santos Souza, iremos pensando estrategias para “estar” como educadores musicales en una América compleja.

Educadores musicales en el contexto latinoamericano Son pocas las oportunidades que tenemos en nuestra vida cotidiana para sentarnos a pensar sobre nuestras prácticas, por lo que este congreso se nos presenta como una importante ocasión para intercambiar experiencias, ideas, aprender cosas nuevas, en definitiva, enriquecer nuestra profesión. Esta ponencia se titula con el nombre de la canción del gran Cuchi Leguizamón: De estar estando, que comienza con sus primeros versos diciendo: “corazón alegre de sólo estar/ andando en la vida”. Esos versos funcionan como motor para articular las cuestiones que nos convocan a este congreso, la música popular y la educación musical, en relación a los marcos epistemológicos críticos y reflexivos producidos desde Latinoamérica. El propósito es tener algunas claves de lectura para “estar” como educadores musicales “estando” en una América Latina compleja, un territorio pleno de hibridaciones y de tensiones que hemos recibido como herencia. Se trata de pensarnos como educadores situados en un contexto que nos invita a reflexionar continuamente sobre nuestras prácticas.

Tenemos dos preguntas que pueden servirnos de guía en esta reflexión. Una es de orden epistemológico, ¿cómo pensar una educación musical situada que considere críticamente a la música popular?, la otra, de orden metodológico ¿Qué estrategias desarrollamos para pensar “lo propio de América” en nuestras prácticas de intervención docente? No intentaremos dar una respuesta definitiva a las mismas sino más bien abrir posibilidades, derivaciones, perspectivas. Surge la necesidad de hacer una primera consideración necesaria para reflexionar sobre la producción estética en nuestro continente: la podemos ver, principalmente, como un territorio de debates cruzado por múltiples producciones discursivas, pero también como una fuente inagotable de preguntas sobre las formas en que es posible conocer, comprender y apropiarse de símbolos y mitos de la cultura propia. Con este posicionamiento, qué lejos estamos de la pretendida postura de la Modernidad que reclamaba la autonomía de la esfera artística. No reducimos la producción estética a un conjunto de técnicas o procedimientos inmanentes, le devolvemos así, al arte de los pueblos, al acto artístico como praxis social, su contexto de producción. Pensamiento latinoamericano: hacia una estética de la resistencia Hablar de pensamiento latinoamericano es referirse a una corriente de producción reflexiva y crítica que trata de encontrar estrategias que nos conduzcan a propias categorías con las cuales analizar los problemas propios de América. En su trabajo Transmodernidad e interculturalidad, Enrique Dussel plantea una filosofía situada que tiene en cuenta las “propias experiencias culturales” (Dussel, 2005, pág. 17). Al decir de Dussel, nuestro continente tiene una originalidad que se hace presente en el arte y en su estilo de vida que muchas veces desde discursos pronunciados desde la racionalidad Moderna es presentada en términos subsidiarios de la historia occidental (Dussel, 2005, pág. 4). Pensar a América en relación con Europa en términos de disparidad, trae como consecuencia una cultura latinoamericana con dependencia de los procesos europeos. A esta mirada hegemónica es posible presentar como alternativa una “cultura popular post- capitalista” que se funda en un proyecto liberador, en la que los oprimidos pasan a ser protagonistas (Dussel, 2005 pág. 10); no sólo se “localiza” geográficamente a las culturas distintas a la europea-norteamericana, sino que se la “sitúa”, se le da la posibilidad de su existencia misma (Dussel, 2005, pág. 12). La idea de Transmodernidad nos permite superar los mencionados esquemas estáticos de centroperiferia para constituir un replanteo de la forma en que comprendemos nuestras culturas, ya que esta idea “indica todos los aspectos que se sitúan ‘más allá’ (y

también ‘anterior’) de las estructuras valoradas por la cultura moderna europeonorteamericana y que están vigentes en movimiento hacia una utopía (Dussel, 2005, pág. 18). Fundar la Trans- modernidad nos permitiría encontrar mediante un diálogo intercultural aquellos aspectos que nos acerca como culturas; producciones estéticas en los que encontramos lo profundo del “ser y estar humanos” en la cultura. Sabemos que la Modernidad ha presentado sus valores como rasgos esenciales en la constitución del sujeto: sobre conceptos claros, distintos y ciertos. Valores implicados son el modelo de las ciencias naturales sobre el paradigma positivista, pero aun en ellos hay una confianza en el futuro que con el coletazo del posmodernismo parece derribar toda posibilidad de crear mejores condiciones para la humanidad. En este sentido y siguiendo a Boaventura de Sousa Santos (2003) la teoría del fin de la historia es probablemente la forma de entenderla que más se identifica con la burguesía. Al ver que el futuro entendido en términos de cambio y transformación podría ser peligroso para mantener las matrices del orden capitalista, los discursos posmodernos con intenciones de borrar el contexto, buscan con tesis como la mencionada detener la marcha de la historia en el presente, lo que significa asentarse en la lógica de la repetición y la reproducción de las estructuras que generan desigualdades sociales, evitando cualquier posibilidad de un contradiscurso emancipador. La ficción de lo popular en los medios de comunicación mediante apelaciones a la nostalgia y a la cristalización de práctica esencializadas, no contribuyen a la necesidad de la emancipación para alcanzar un pensamiento propio. La nostalgia de lo popular como tradición inmóvil y lo popular como masa confluyen en una misma aporía que cristalizan el presente que lo hace sonar como reproducción de una misma matriz. Es necesario desandar reflexivamente las redes de los dispositivos que ha desplegado la Modernidad sobre nuestra cotidianeidad y que hace quebrar nuestra relación con lo real concreto. Pensar deconstructivamente Llegado este punto, es necesario referirse a otro gran pensador latinoamericano que es Rodolfo Kusch. Este pensador elaboró dos conceptos desde los cuales es posible pensar las oposiciones entre lo europeo y lo americano: hedor y pulcritud. Ambos son imágenes simbólicas con que Kusch representa las formas de estar en América: la primera se refiere a la tierra, a lo mítico, con sus formas del mestizaje en su ser, en donde naturaleza y dioses aparecen como escena y personajes para la vida concreta; la segunda, nos remite a la idea de progreso ilimitado que se tiene en las ciudades poniéndose del lado de la “civilización”. Ambas, constituyen la tensión fundante de lo propio de América.

Pero los procesos políticos en América han negado el hedor, tratando de borrar cualquier marca del mismo en los pueblos. Este pensamiento de sociedad higienista, divorciada de la naturaleza, confiada en la Razón omnipotente, también ha encontrado formas de negar los sonidos que plantean la disidencia: el hedor tiene su correlato sonoro en prácticas de ejecución y de composición en las que los sonidos detentan su grano total, en donde no ocultan las formas de emisión sonora, sino que se acentúan, y que invitan a lo tenebroso para devolvernos una producción sonora concreta. Muchos enfoques que enseñamos desde el lenguaje musical provienen desde una mirada que reduce lo musical a aquellos casos en que la tonalidad sigue siendo un paradigma indiscutible. En Anotaciones para una estética de lo americano Kusch describe la actitud del artista de nuestro contexto cuando utiliza como insumo para su creación material proveniente de América: [El artista] se refugia inmediatamente en esa predisposición al estrado, a lo formal, a lo estable, llevado por una especie de pánico de que lo que está abajo pudiera destruir lo de arriba. Y en el caso de rozar algo muy hondo, que penetre lo americano, el artista o el escritor tienden sobre esa hondura un barroco conceptual sutilmente entretejido para cerrar toda posibilidad de visión o de resquicio hacia lo viviente. (Kusch, pág. 781) El miedo a lo propio produce expresiones cristalizadas, estereotipadas. Lo formal se constituye en una pauta por la cual el artista es disuelto en el producto de su trabajo, la obra. Pero para Kusch, eso implica una estética de la mentira que se contenta con la placidez de una contemplación sin sobresaltos, sin perturbaciones. Pero no es la estética que buscamos porque el arte, con su sistema de símbolos siempre abiertos al devenir, se las arregla para enfrentarnos a situaciones que nos ponen del lado de la vida. Miedo es tener que reconocer los márgenes de los postergados de la historia, de las músicas que se han silenciado y aún siguen siendo silenciadas. Transitados por la tensión de lo heredado y lo nuevo, en Rodolfo Kusch, encontramos ecos de las estrategias deconstructivas cuando señala lo tenebroso como la posibilidad de realzar el margen y la periferia. Se trata de pensar desde nosotros, desde nuestras categorías, comprendiendo nuestro devenir histórico, la contingencia y avatares de nuestra política y proceder a una re- fundación de la Estética desde nosotros como estrategia de descentramiento de un discurso para reflexionar sobre nuestras producciones que nos ha resultado en muchas ocasiones extraño. Pensar deconstructivamente es también una estrategia para considerar al artista como gestor cultural, encontrando las líneas hegemónicas y totalitarias que habitan en los

discursos cristalizados y en las interpretaciones fijas y construyendo textos móviles que se replanteen el tema de la “identidad”. Frente a estas ideas, es necesario repensar la educación musical como práctica situada, que considere la totalidad de la cultura y que opere en una selección curricular que le devuelva a la música popular su categoría de símbolo y no de objeto delimitado y estático como hacen los folclorismos (García Canclini, 1990). Consideraciones finales El compromiso por lo latinoamericano requiere que realicemos investigaciones profundas, sobre las diferentes formas en que se ha dado la producción estética en nuestro continente, advirtiendo los cruces entre lo occidental europeo y lo propio americano. En esa dialéctica, plena de hibridación, de tensiones tales como las que escuchamos en la conferencia inaugural de este congreso, es posible poner en marcha un proceso en que las categorías para reflexionar sobre nuestra música sean situadas. Reconocer el pueblo que late en lo sonoro, habilitar lo sonoro como contestación, constituir lo tenebroso, lo inquietante, lo que no es pulcro, el sonido que desborda y amenaza a las categorías fijas para empezar a pensarnos en devenir, en constante reconstrucción. Generar producciones deseantes, que quiebren el estatismo de un presente continuo desencantado, promulgado por los diferentes posmodernismos teóricos, por uno que se ponga del lado vital, con un compromiso por la existencia; se trata de convocar a una estética de lo dinámico, del cambio, de la alteridad y de lo propio, que es propio de los que no se ven. Examinarnos en la cotidianeidad de la música del pueblo, en donde se produce el hombre total. Pensar lo nuestro nos abre a desafíos, a replanteos y a debates en los que los educadores musicales tenemos la responsabilidad para interpretar nuestros materiales sonoros, nuestra identidad latinoamericana emancipada que está por venir.

Bibliografía DE SOUZA SANTOS, B. La caída del Angelus Novus: Ensayos para una nueva teoría social. Colección En Clave de Sur. 1ª ed. ILSA, Bogotá D.C. Colombia, enero de 2003. GARCÍA CANCLINI, Néstor. (1990). La puesta en escena de lo popular. En Culturas híbridas, estrategias para entrar y salir de la modernidad (pp. 191-235). México: Grijalbo. KUSCH, R. (2007). Obras completas tomo 4. Rosario: Fundación Ross. KUSCH, R. (1978). Esbozo de una antropología filosófica americana. Buenos Aires: Castañeda. | volver al ÍNDICE

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