De Blade Runner a Matrix: el tratamiento de la identidad y la creacion en el texto filmico posmoderno

June 7, 2017 | Autor: F. Jurado Pérez | Categoría: Identidades sociales, Modernism and Posmodernism in Post World War Two North America
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Descripción

De Blade Runner a Matrix: el tratamiento de la identidad y la creación en el texto fílmico posmoderno Fco. José Jurado Pérez [email protected]

El tratamiento de las preguntas metafísicas acerca del ser se pueden considerar como una constante que se ha ido reiterando a lo largo de las diferentes escuelas filosóficas durante el devenir de los tiempos; y este hecho es algo a lo que no es ajeno el contexto sociocultural en el que se intentan dar respuesta a estas incógnitas. Si se sitúa a un lector actual ante un texto contemporáneo en el que se traten cuestiones relacionadas con temas metafísicos como la identidad o la creación, este podrá percibir cómo las respuestas a estos planteamientos difieren según la óptica de la época con la que se observe. Salvando este tipo de obviedades, el mismo lector podrá cerciorarse de las similitudes con las que se tratan estos temas dentro del universo conceptual de una misma metanarración, tal y como se puede observar en el objeto de estudio del presente monográfico: tender puentes entre dos textos posmodernos, en este caso fílmicos, en los que se lleva a cabo un tratamiento de las cuestiones metafísicas de la identidad y la creación marcadas por la órbita sociocultural y económica de finales del siglo XX. Tanto Blade Runner como The Matrix son dos guiones producidos en una época fuertemente influenciada por la corriente de pensamiento posmoderna, la cual ya denota por medio del prefijo pos– un distanciamiento respecto del proyecto emancipador de la ilustración: la modernidad. Y efectivamente, en ambos textos se pueden percibir las resonancias en términos de pensamiento, cultura y sociedad del momento en el que fueron gestados; este hecho se advierte en los textos por medio de un denominador común con su época, esto es, la presunta carencia de un metarrelato. Si el proyecto de la ilustración se caracterizaba por el “desire for stable esthetic and moral values […] Postmodernism differs from this, not in ist humanistic contradictions, but in the provisionality of its response to them: it resuses to posit any structure or, what Lyotard calls, master narrative” (Hutcheon, 1988:4), característica que aglutina ambos largometrajes con el pensamiento posmoderno. Esto se puede observar a través de la caracterización escenográfica de los dos films: e n Blade Runner se presenta “un mundo ecléctico, transculturizado, devastado ecológicamente, simbiotizado tecnológicamente, controlado y manipulado por las corporaciones” y en el que impera 1

la lluvia y la oscuridad (Reina, 2011: 96), mientras que en The Matrix se describe un universo escindido entre el mundo real, en el que el sol fue destruido y la superficie terrestre está sembrada de campos de cultivo humano, y el mundo virtual, “a dreamworld […] creation of the artifically inteligeny computers that have taken over the Earth and have subjugated humanity in the process” (Grau, 2005: 13). Entre las coincidencias de escenografía que se pueden observar destacan especialmente dos: el preeminente poder de la tecnología y la oscuridad que se cierne sobre ambos mundos, características que simbolizan la decadencia del mito del progreso de la modernidad y el fin de la iluminación racional de los valores ilustrados. En ambos textos fílmicos se produce la alienación del ideal de progreso de la humanidad por parte de un cientificismo tecnológico que basando su desarrollo en una tentativa de implementar el bienestar humano se constituye en una estructura de poder que lejos su objetivo inicial acaba por atentar contra los humanos; se produce la paradoja de que lo creado acaba controlando a su creador. En Blade Runner este hecho se observa bajo el imperio dominante de la Tyrell Corporation, la cual iconográficamente se presenta como una ostentosa pirámide egipcia desde la que el su fundador puede tiene acceso a la ciudad desde un punto más alto, está por encima de las reglas que la regulan, mientras que en The Matrix se da un paso más allá ya que no es una corporación la que se presenta como elemento dominante, sino los productos que algún día salieron de sus factorías: las máquinas. Esto supone una subversión de los valores de la modernidad, que tras la adaptación a los postulados mercantiles de un capitalismo histórico que vacía a los objetos, e incluso lo sujetos, de un valor per s e para dotarles de un valor fluctuante según su intercambiabilidad, se convierten en valores maleables para otro fines encubiertos bajo el envoltorio del ideal de progreso; hecho que se observa en la gran importancia que se confiere en los films al imperio tecnológico y científico. Si durante la época moderna se abogó por un cambio de visión teocéntrica a una antropocéntrica, en los largometrajes se destaca el cambio de visión que se ha producido en la sociedad posmoderna, un cambio de enfoque que hace descender al hombre de ese centro para situar en él a lo científico y tecnológico, todo en nombre del progreso de la humanidad; con esto parece que cada centro haya sido usurpado por su descendencia. Si Dios creó al hombre, este ocupó el centro del pensamiento en la modernidad, y si la máquina fue creada por el hombre, esta es ahora la que ocupa ese eje. Esta porosidad del centro que muestran ambos largometrajes es uno de los elementos que las caracterizan como textos fílmicos posmodernos, sobre todo, por el hecho de que ya no haya centro, de que la identidad de su metarrelato se ha diluido. El avance científico y tecnológico en nombre de unos supuestos valores ilustrados acaba desplazando el foco moderno de la conflictividad de lo humano por el de la problemática posmoderna de la maquinaria, en este caso la del replicante y la del software, y desde una óptica ya 2

alejada de la modernidad, ambos textos muestran este desplazamiento mediante procedimientos distintos. Por un lado, en Blade Runner se puede observar cómo el cyborg es creado bajo una premisa funcional que responde a la contribución del ideal de bienestar humano y la adscripción de su identidad particular a un plan empresarial que responde a las necesidades de un consumidor. Pero este producto dotado de una inteligencia artificial se presenta como un ser con una sensibilidad tan desarrollada que supera a la los propios humanos y que permite al replicante llegar a plantearse la necesidad humana de trascender, de ir más allá de lo dado como conocido. Esta inquietud se encarna en la búsqueda que realizan “–What's seems to be the problem?– Death […] –I want more life, father–” (Scott: 1992), en la que el sentido de su existencia deja de ser aquello para lo que han sido programados y pasa a ser el anhelo del ser por la trascendencia, han desarrollado un sentido de su propia identidad que transgrede el fin de su creación; el centro de su existencia también se desplaza. Por otro lado, en The Matrix se da un paso más allá en la problemática de esa inteligencia artificial y se propone un futuro en el que la realidad acaba siendo el producto de una inteligencia artificial que proviene de un avance técnico y científico humano llevado hasta sus límites. El film también pone el foco en la problemática de la máquina cuando el sistema de la matriz es incapaz de impedir que las mentes de los humanos se sometan a la función a la que han sido programadas “to living in a dreamworld” (Wachowski: 1999) para que las máquinas puedan sobrevivir con la energía humana. Al igual que en Blade Runner, la maquinaria planteada en The Matrix también ejerce un efecto de humanidad hasta tal punto que el humano se integra en ella sin plantearse que no sea la realidad humana misma, ya no hay algún tipo de test Voight-Kampf que permita distinguir entre la máquina (mundo virtual) o la humanidad (mundo real) porque el avance tecnológico en el software de la matriz diluye las fronteras, como la capacidad de los Nexus 6. En ambos largometrajes las restricciones que impone el sistema para su propia permanencia se ven colapsados por el cuestionamiento de la identidad del replicante y del software, lo que conlleva el planteamiento de la propia creación. En los dos textos también se destaca la respuesta que se lleva desde ambos mundos futuristas respecto al hecho de que tanto en el replicante como en el software se produzcan comportamientos humanos en torno al planteamiento ontológico del ser, un ser programado con unos objetivos funcionales lejos de cuestionamientos de carácter filosófico. Si en Blade Runner se puede establecer como acción hacia la trascendencia la búsqueda de Tyrell para superar el tiempo limitado e impuesto por la corporación a los replicantes, en The Matrix esta característica de búsqueda trascendental se puede situar en la elección de la píldora roja, que da acceso al mundo fuera de la matriz, o la azul, que mantiene la permanencia en el software. La búsqueda de la 3

trascendencia es un elemento que aglutina ambos largometrajes, y esta búsqueda comienza por el planteamiento de la identidad y la creación misma del ser que se cuestiona a sí mismo, seres que no son humanos sino cyborgs o programaciones informáticas que logran trasgredir las limitaciones que los distintos sistemas le han impuesto para el cumplimiento de su principio creacional e identitario: servir a los humanos o a la propia máquina. El hecho de la transgresión de estos principios supone un conflicto con la funcionalidad del propio sistema, que ya tiene una acción programada para estas desetabilizaciones, esto es, la destrucción del ser ante sus metaplanteamientos. Esta respuesta entronca con la propia ética de una coyuntura de pensamiento posindustrial en el que la obsolescencia de los objetos por su disfuncionalidad implica la sustitución de estos por otros que cumplan su cometido programático, la problemática ontológica de estos seres transgresores se trata en los films en torno a esta solución tecnológica: su destrucción y reemplazamiento por otro elemento de las mismas características y funciones. A modo de conclusión, se pueden destacar los estrechos vínculos entre la ficción que proponen ambos films y el periodo en el que son producidos, una época en la que se cuestiona “la crisis de un tipo de sociedad y de racionalidad moderna, [que] también parece instaurar un nuevo y sutil discurso de poder […] una lógica del vacío con estrategias de seducción sin renunciar a los encantos científico-técnicos” (DEI: 2002, 79). El final del siglo XX plantea el hecho de que la modernidad fuera eso mismo que se estaba viviendo, se polemiza acerca de cómo se han desarrollado las premisas de la ilustración en un contexto en el que se subordinan los mecanismos de cohesión social a los comerciales. Con esto se produce el cuestionamiento del metarrelato de la emancipación del hombre en una sociedad posmoderna en la que el ser es impedido en su voluntad por la trascendencia a causa de un sistema de valores mercantiles, en analogía al sistema restrictivo que se impone en ambos films a sus personajes: la no realización fuera del funcionalismo programático. Y es precisamente esta restricción la que crea en ambos largometrajes una atmósfera de caos y confrontación que muestra la posmodernidad como la manifestación distópica de la utopía emancipadora de la modernidad ilustrada.

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Bibliografía



DEI, H. (2002): Lógica de la distopía: fascinación, desencanto y libertad, Buenos Aires, Editorial Docendia.



GRAU, C. (2005): Philosophers explore The Matrix, New York, Oxford University Press.



HUTCHEON, L. (1988): A poetics of postmodernism: history, theory, fiction, New York, Routledge.



REINA, A. (2011): “El diseño de producción en Blade Runner: un futuro distópico”, Revista Nexus Comunicación, Nº 9, Cali, Ene – Jul.

Filmografía –

SCOTT, R. (Dir.) (1982): Blade Runner, E.E.U.U., Warner Bros.



WACHOWSKI, A. & L. (Dir.) (1999): The Matrix, E.E.U.U., Warner Bros.

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