DATOS PARA LA DETERMINACIÓN DE LA MÁXIMA EXTENSIÓN GLACIAR EN LOS VALLES DE ANDORRA (PIRINEO CENTRAL)

June 28, 2017 | Autor: V. Turu i Michels | Categoría: Glacial Geomorphology, Pyrénées, Andorra, Last Glacial Maximum
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Descripción

Geomorfología en España J. Arnáez, J. M. García Ruiz & A. Gómez Villar, Edrs. 1994, Sociedad Española de Geomorfología Logroño

DATOS PARA LA DETERMINACIÓN DE LA MÁXIMA EXTENSIÓN GLACIAR EN LOS VALLES DE ANDORRA (PIRINEO CENTRAL)

V. Turu i Michels Departament de Geologia Dinàmica, Geofísica i Paleontologia. Universitat de Barcelona. 08071 Barcelona

RESUMEN. El glaciarismo de los valles de Andorra ha sido estudiado por diferentes investigadores desde el pasado siglo. Hasta el momento, la posición de la máxima extensión glaciar se situaba en los alrededores del pueblo de Sant Julià de Lòria, a una cota de 900 metros. En este trabajo se sitúa la posición del máximo avance glaciar a 2 Km al sur de dicha localidad, a una cota de 860 metros. Palabras clave: Glaciarismo, Andorra, Pirineos centrales, máximo glaciar. ABSTRACT. The glaciarism of the Andorran valleys has been studied by several geologists and geomorphologists since the last century. The glacial front during the last glacial maximum was located near Sant Julià de Lòria, at about 900 m. a. s. 1. This paper shows that the Gran Valira glacier extended 2 Km downstream from Sant Julià de Lòria, with his glacial front placed at about 860 m.a.s.l. Key words: Glaciarism, Andorra, Central Pyrenees, glacial maximum.

INTRODUCCIÓN La zona estudiada se sitúa dentro de la cuenca del Gran Valira, en el marco geográfico del Principado de Andorra, en la vertiente sur de los Pirineos centrales.

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Figura 1: Situación del valle del rio Gran Valira en el marco geográfico andorrano, y ubicación en este valle de los diferentes depósitos citados. Los puntos l a l0 corresponden a los sedimentos descritos en la literatura, reinterpretados y ampliados. Las columnas estratigráficas A a D representan nuevos afloramientos de depósitos con características glaciares.

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El río Gran Valira tiene por afluentes el río Valira del Nord, el Valira d'Orient y el Madriu (figura 1). Este valle presenta un modelado glaciar muy evidente en la mitad norte del mismo (La Margineda, Santa Coloma, Andorra la Vella y Escaldes-Engordany), mientras que en la mitad sur, el modelado predominante es fluvial (Aixovall, Sant Julià de Lòria).

INTRODUCCIÓN AL GLACIARISMO EN LOS PIRINEOS Desde finales del siglo XIX hasta la actualidad, todos los autores que han tratado el glaciarismo de los Pirineos afirman que ha existido más de un ciclo glaciar en la Cordillera. Los estudios geomorfológicos, sedimentológicos y palinológicos realizados en ambas vertientes de los Pirineos, confirman la existencia de una importante glaciación en el Pleistoceno Superior que genera las principales formas del relieve y depósitos en toda la Cordillera (Brú et al, 1985; Hérail et al, 1987; Andrieu et al, 1988; Bordonau, 1992; Bordonau et al, 1992), así como algunos sedimentos aislados pertenecientes a otras glaciaciones anteriores.

EL GLACIARISMO EN LOS VALLES DE ANDORRA La máxima extensión del glaciarismo andorrano. Antecedentes. A finales del s. XIX, Bladé (1875) describe vestigios del período glaciar en Andorra, citando rocas estriadas y grandes morrenas laterales. Dicho autor cita un movimiento de masa que afectó a una de estas morrenas cerca de Andorra la Vella, destruyendo el pueblo del Fené. Seguidamente Penck (1883) sitúa la máxima extensión del glaciar del Valira sobre los 1080 metros de altura, en el pueblo de Andorra la Vella, en base a los trabajos realizados por Durocher (1841), Dupont (1844) y, sobretodo, Bladé (1875). El movimiento de masa descrito por Bladé le sirvió para situar el frente glaciar de forma aproximada, y calculó una longitud de 28 Km. Chevalier (1906) sitúa el frente glaciar a 1030 metros, cerca del pueblo de Santa Coloma, con una extensión de 29 Km. También afirma que la recesión se hizo de manera discontinua, con dos episodios glaciares separados por un interglaciar. En 1907 Chevalier vuelve a escribir sobre el glaciar del Gran Valira, citando que desde los 1030 metros de altitud hasta la confluencia con el río Segre, no hay ningún indicio de morrenas ni de depósitos glaciares. En 1924, Chevalier señala tres glaciaciones, siendo la rissense la de mayor extensión, responsable de la morrena terminal de Santa Coloma. La última glaciación (Würm), fue de menor extensión, con la presencia de glaciares de valle con frentes situados a unos 1400 metros de altura. No fija la edad de la primera glaciación, si bien indica que sería del principio del cuaternario medio. Básicamente, éstas son la ideas que prevalecen hasta la década de 1930, (Chevalier, 1925; Chevalier, 1926; Panzer, 1926; Nussbaum, 1928; Nussbaum, 1930; Dalloni, 1930), hasta

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que Nussbaum (1934) sitúa la morrena terminal del glaciar del Gran Valira a 960metros, en las inmediaciones del puente de La Margineda. Desde 1934 hasta 1980, la mayoría de los autores consideraban que la morrena frontal de la fase de máxima expansión glaciar, quedaba situada cerca del puente de La Margineda, pero reinterpretando los depósitos que fueron citados anteriormente. En 1947, Llobet, basándose en los trabajos de Penck, Chevalier, Nussbaum y en observaciones propias, llegó a la conclusión de la existencia de dos glaciaciones, correspondientes al Riss y al Würm, juntamente con una tercera glaciación a la cual no fijó ninguna edad. La glaciación rissense tuvo mayor extensión que la würmiense; la glaciación del Riss generó morrenas laterales más altas que la glaciación del Würm, mientras que la würmiense generó morrenas laterales más bajas, como la del cerro de Sant Vicenç (cerca de Sta. Coloma). La morrena terminal situada en La Margineda la considera del Riss. Nuevamente Nussbaum (1956), escribe sobre la morrena terminal de La Margineda, y reinterpreta los depósitos descritos a principios de siglo por Chevalier (1906). Según Nussbaum, la morrena de Sta. Coloma descansa sobre una terraza fluvial. Posteriormente, con motivo del congreso del INQUA en 1957, Fontboté, Solé Sabarís y Alimén ponen en duda la existencia de la morrena terminal del glaciar del Gran Valira en las cercanías de La Margineda. Llopis (1967) sitúa un depósito morrénico a 900 metros de altitud, por debajo del pueblo de Auvinyà. Posteriormente Hartevelt (1970) cita que no es conocido el número de glaciaciones, ni el de morrenas de recesión de los valles. En el estudio geomorfológico sobre las montañas de Andorra que Prat realizó en 1980, sitúa la máxima extensión glaciar a una cota de 900 metros, en el pueblo de Sant Julià de Loria, basándose en una serie de bloques morrénicos localizados en las laderas al sur de dicho pueblo. Prat observa una fase de máxima extensión glaciar, dentro de la cual se distingue un estadio inicial de expansión, un estadio de estacionamiento, y uno de retroceso. Seguidamente, Prat distingue un nuevo episodio glaciar de post-máximo, centrado en los altos valles del Valira con desarrollo de glaciares de valle, y una serie de estadios de retroceso, atribuidos, con reservas, al Würm. La última fase glaciar, se caracteriza por glaciares de circo y morrenas de nevé. Barnett (1988), en el campo de la arqueología prehistórica, realizó una campaña de prospección en los valles andorranos, buscando materiales susceptibles de haber sido utilizados para fabricar cerámica por los antiguos pobladores, y cita haber muestreado un depósito glaciolacustre a 1 Km al sur de Sant Julià de Lòria. La figura 1 muestra la situación de los diferentes depósitos citados hasta la actualidad. El trabajo más reciente sobre el glaciarismo de los valles de Andorra se centra en el estudio de los valles de la Massana y Ordino (Vilaplana, 1985). Dicho autor establece cinco fases glaciares: una fase de máximo avance glaciar, una fase de retroceso, otra fase de avance y estabilización, una recesión final, finalizando con un pequeño avance en los circos glaciares, correspondiente al Tardiglaciar. Todas estas fases se atribuyen a la última glaciación cuaternaria.

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ANÁLISIS DÉLOS MATERIALES CITADOS EN LA LITERATURA Y DISCUSIÓN La colada de derrubios citada por Bladé (1975) ha sido estudiada recientemente por Colomer (1990). Este estudio, con fines arqueológicos, describe un antiguo movimiento de masa que afectó a una morrena situada en la ladera oriental de Andorra la Vella. Dicho movimiento llegó hasta la cota 1020 m en el fondo de valle del Gran Valira (puntos 1,2 y 10 de la figura 1). Los sedimentos descritos por Chevalier (1906) quedan situados en Sta. Coloma (puntos 3 y 6 de la figura 1). Este autor, interpreta los sedimentos que colmatan el valle de Andorra la Vella, como producto de la obturación del río Gran Valira por la morrena frontal. Nussbaum (1956) interpretó estos sedimentos como una morrena situada encima de una terraza fluvial. Actualmente, estos sedimentos descritos por Chevalier (1906) y Nussbaum (1956) son observables en el corte de terreno dejado por una antigua gravera cerca de Sta. Coloma, presentando las siguientes características: 1) Los bloques morrénicos descansan sobre una terraza fluvial y un nivel de bloques gelifractos. 2) El nivel de gelifractos queda situado sobre la terraza fluvial. 3) No hay evidencias de un till basal entre los bloques y la terraza. 4) Los niveles de finos intercalados entre niveles de gravas cerca del contacto con los bloques morrénicos no presentan estructuras de carga. En base a estos hechos se concluye que el glaciar del Gran Valira no ha pasado por encima de la terraza; por tanto, los bloques morrénicos son el producto de un debris flow que afectó a una morrena lateral inestable. Hoy en día se puede observar una morrena lateral cerca de Sta. Coloma, citada por Llobet (1947), y situada entre 1140 m y 1166 m de altitud (punto 5 de la figura 1). En las cercanías de Santa Coloma se observa un cordón morrénico situado al sur de Santa Coloma, cerca del río de Enclar (columna estratigráfica D de las figuras 1 y 2). Nussbaum (1934) sitúa la máxima extensión del glaciar Gran Val ira cerca del puente de La Margineda, a 960 m de altura, en base a la acumulación de una serie de bloques morrénicos (punto 4 de la figura 1). Actualmente no se observa ningún corte del terreno que permita estudiar los sedimentos morrénicos, pero sí que existe una terraza fluvial, situada a 55 metros por encima del actual nivel de base (columna estratigráfica C de las figuras 1 y 2). La terraza presenta estructuras tractivas con gravas que poseen morfologías glaciares. Estas características, juntamente con su posición más alta respecto al actual nivel de base del rio, permite afirmar que se trata de una terraza fluvioglaciar. Hacia el techo de la columna, los gelifractos son muy abundantes, con diferentes niveles matrix y clast supported. Los depósitos cartografiados por Llopis (1967) cerca del pueblo de Auvinyá, así como los depósitos glaciolacustres citados por Barnett (1988) no son citados por el resto de autores (puntos 7 y 9 de la figura 1). Las propias observaciones de campo tampoco confirman la existencia de dichos depósitos. Prat (1980) resitúa la posición de la máxima extensión glaciar, e interpreta los sedimentos glaciares de La Margineda como una morrena de retroceso. Cita la existencia de dos arcos morrénicos en Sta. Coloma, de los cuales el más septentrional queda situado dentro del pueblo de Sta. Coloma, y el meridional está situado en la morrena de La Margineda.

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En el pueblo de Sant Julià de Lòria, a 945 m de altura, se ha observado un depósito con sedimentos glaciares (la columna B de las figuras 1 y 2). Este depósito se compone de tres niveles de tipo debris flows, con una estructura matrix supported, diferenciables por el color y por el contenido en gravas de granodiorita con morfologia glaciar. En todos los niveles hay presencia de gelifractos, mientras que el contenido de gravas de granodiorita aumenta hacia el techo. Estas rocas félsicas no son propias de los valles de Sant Julià y sí de los valles de Andorra y del Madriu (ver mapa de situación de la figura 1, en donde se ha cartografiado el batólito de Andorra-Mont LLuís). La presencia de gravas con morfologías glaciares, de composición granodiorítica, en unos sedimentos de tipo debris flow solo se puede explicar por el desmantelamiento de una antigua morrena lateral.

LOS DEPÓSITOS CUATERNARIOS SITUADOS EN LA ANTIGUA GRAVERA DE SANT JULIÀ DE LÒRIA Gracias a la construcción de un talud en las cercanías de la carretera general N9 1, se ha podido observar la parte inferior de una serie de gravas y bloques con morfologías glaciares que están en contacto con el sustrato rocoso (columna A de las figuras 1 y 2). Estos sedimentos fueron explotados por una antigua extracción de áridos, la cual produjo un corte en la parte superior de ésta que permite la observación del contacto entre los coluviones y las gravas. La parte inferior del nivel de gravas se encuentra a 905 metros de altura, mientras que la parte superior se sitúa a 945 metros de altura, lo que equivale a un desnivel respecto al actual nivel de base de 85 metros. A continuación se describen los sedimentos de la columna estratigráfica A: En la base del nivel de gravas, los sedimentos presentan estructuras tractivas observables a pequeña escala, que corresponden a un régimen sedimentario de alta energía. En la parte superior de este nivel, los sedimentos presentan estructuras tractivas observables a gran escala. Las paleocorrientes son variables, pero presentan una importante componente norte a noroeste, que corresponde a la dirección del valle principal. En el talud de la gravera se puede observar un cambio lateral de facies de los sedimentos fluvioglaciar es a sedimentos de pendiente, con gran abundancia de gelifractos que progradan sobre la terraza. Por encima de este nivel de gelifractos, se localiza un nivel matrix supported, con bloques y gravas angulosos (gelifractos), bloques y gravas de morfología glaciar, algunos de los cuales son de granodiorita. Este nivel con bloques de granodiorita con morfologia glaciar es fosilizado por la progradación de coluviones. El primer nivel inferior de la columna estratigráfica A, corresponde a una terraza fluvioglaciar.

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El nivel de gelifractos situado por encima de la terraza indica una progradación del sedimento de ladera hacia el valle. Los materiales depositados encima de los gelifractos, corresponden a un debris flow que afectó parcialmente a una morrena lateral. La parte superior de la columna compone un nivel de coluviones que progradan hacia el valle.

CONCLUSIONES En el valle del Gran Valira se observan diferentes depósitos asociados a ambientes glaciares, algunos de los cuales son interpretados como el producto del desmantelamiento de anteriores depósitos morrénicos. El afloramiento más meridional se localiza en la antigua gravera de Sant Julià de Lòria, y permite afirmar que el frente del glaciar Gran Valira, durante la máxima extensión, llegó como mínimo a este lugar, lo que implica un recorrido mínimo de 34 Km. Los depósitos de La Margineda y Sta. Coloma corresponden a diferentes episodios de retroceso del glaciar del Gran Valira.

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