DATACIÓN DIRECTA DE PINTURAS MEGALÍTICAS DE GALICIA

May 25, 2017 | Autor: R. Fábregas Valcarce | Categoría: Iberian Prehistory (Archaeology), Megaliths (Archaeology), Megalithic Art
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Descripción

DATACIÓN DIRECTA DE PINTURAS MEGALÍTICAS DE GALICIA Fernando Carrera Ramírez

1

Ramón Fábregas Valcarce

2

ABSTRACT In this paper we deal with 9 AMS dates obtained from the paints found on the uprights of 7 Galician megalithic graves. The results have shown that this art belongs roughly to the first half th

of the 4 millenium BC and pose the question of the simultaneity of the building of the chambers and the execution of the paintings and also the occurrence of more than one episode of decoration in them.

Keywords: Megalithic paint. 14C dating. AMS. NW Iberia.

INTRODUCCIÓN Desde que inciamos hace casi una década el proyecto de investigación centrado en la pintura megalítica de Galicia, uno de los objetivos fundamentales fue la obtención de fechas C-14 a 3

partir de los componentes pictóricos de dicha manifestación (pigmentos, aglutinantes) . Sin género de dudas, pensamos que la datación radiocarbónica por AMS es el elemento esencial de lo que Bahn (1994: 198) denominó “la revolución analítica” en el estudio del arte rupestre. Por la escasa cantidad de muestra requerida, esta técnica permitió por vez primera la datación absoluta de pinturas con componente orgánico (Van der Merwe et al., 1987; Loy et al., 1990; Russ et al., 1990; Rowe 2001). En la Península Ibérica se

pudieron obtener las primeras

dataciones absolutas directas para la pintura paleolítica de Altamira o El Castillo (Valladas et al., 1992) que, con la necesaria prudencia, confirmaron las líneas generales de la cronología de base estilística.

1

Escola Superior de Conservación e Restauración de Bens Culturais de Galicia. Rua Xeneral Martitegui s/n. 36002

Pontevedra. [email protected] 2

Universidade de Santiago de Compostela. Departamento de Historia 1. Facultade de Xeografía e Historia. 15782

Santiago de Compostela. [email protected] 3

El procesado y extracción de carbono de las muestras ha sido realizado por K. Steelman y M. Rowe del Departamento

de Quimica de la Universidad A&M de Texas. El análisis de C-14 fue realizado en el AMS del Lawrence Livermore National Laboratory por T. Guilderson. El trabajo de campo y toma de muestras fue realizado por F. Carrera. Los resultados han sido publicados en Carrera y Fábregas (2001) y en Steelman et al. (2005).

La evolución de la técnica lo ha sido hacia la ampliación de sus posibilidades potenciales a otras expresiones prehistóricas. En efecto, aunque las primeras dataciones AMS fueron realizadas a partir de pinturas con pigmentos orgánicos (carbón, grasas, sangre), la técnica permite su aplicación a los variados elementos que pueden haber sido introducidos como aglutinantes de pigmentos inorgánicos. Esto se ha debido, esencialmente, a la mejora de los sistemas de extracción del carbono de las muestras (Hyman & Rowe, 1997), eliminando al tiempo las posibles interferencias del carbono inorgánico.

Por lo que se refiere a la Península, sólo en arte paleolítico se han seguido añadiendo fechas (Moure et al., 1996) e incluso valoraciones de conjunto (Soto, 2000). En abierto contraste, las manifestaciones pictóricas postpaleolíticas apenas han sacado provecho de esa técnica radiométrica y, de hecho, hasta este momento sólo se ha dado a conocer una fecha radiocarbónica encuadrable en este grupo, correspondiente a un panel pintado en negro del sepulcro de corredor de Antelas (Viseu, Portugal) (Cruz, 1995a y b). Sobre este hecho pueden incidir diversos factores, que van desde los meramente presupuestarios (es una técnica más cara que la convencional), al menor número de laboratorios disponibles y, sobre todo, por la ausencia de científicos especializados en análisis de muestras rupestres, las cuales requieren pretratamientos más complejos.

OBJETIVOS El estudio en el que se incardina el presente trabajo (Carrera 2005) efectua una aproximación al conocimiento del arte prehistórico mediante el análisis de las técnicas artísticas. No obstante siempre consideramos pertinente encuadrar las potenciales observaciones en un marco cronológico. En este sentido, hay que señalar que las fechas absolutas, aunque relativamente frecuentes en el megalitismo ibérico, no lo eran en el gallego hasta hace bien poco (ver cuadro en el capítulo precedente) y no existían en absoluto para el arte. Más aún, la situación más frecuente en el arte megalítico es la de un monumento del que se carece de contexto arqueológico alguno, y en el que las únicas excavaciones realizadas son furtivas. Por todo lo anterior, nos parecía relevante completar el cuadro cultural que pretendíamos esbozar con esa herramienta cronológica.

Por otro lado, hemos señalado anteriormente la escasez de dataciones absolutas no ya para el arte parietal megalítico, sino asimismo para el arte prehistórico ibérico. Por tanto, nos parecía relevante valorar la operatividad real de una herramienta metodológica que estimamos infrautilizada. Como consecuencia, tuvimos que prestar atención a los distintos problemas que

se presentaban a lo largo de las fases consecutivas del procedimiento empleado, desde la obtención de la muestra a la valoración final del resultado analítico.

Asimismo, nos proponíamos obtener dataciones radiocarbónicas tanto a partir de pigmentos orgánicos (carbón vegetal) como también sobre los aglutinantes orgánicos que sin duda contienen las diversas capas y pigmentos de la pintura megalítica, tal como ha sido realizado en otros lugares (Hyman y Rowe, 1997).

ESTUDIO REALIZADO, MÉTODO Las dificultades técnicas todavía existentes para la datación a partir de aglutinantes han obligado a que la selección de los monumentos se haya fundamentado en un criterio tan aleatorio como es la presencia y buena conservación de pigmentos negros, los únicos orgánicos en pintura megalítica. En el momento inicial del muestreo se contabilizaban 6 megalitos con esas características en Galicia: Pedra da Moura, Pedra Cuberta, Arca da Piosa, Casota do Páramo, Dombate y Forno dos Mouros (todos ellos localizados en A Coruña), cinco de los cuales han sido ahora datados. A éstos se sumaron tardíamente y de forma casi accidental, los monumentos de Monte dos Marxos y Coto dos Mouros (ambos en Pontevedra), y tenemos fundadas esperanzas de que en un futuro cercano ese número se pueda ampliar (Figura 1) Las muestras analizadas (tabla 1) son esencialmente restos de pintura negra encontrada durante los trabajos de inspección realizados en los años 1997 y 98 (Carrera, 1997). La asignación de la composición de dichos pigmentos a carbón vegetal se ha basado en la identificación bajo binocular de la característica estructura de ese material. En paralelo, contamos con los análisis de otras pinturas negras (Dombate, Antelas, etc.) que siempre han resultado ser de ese material. De hecho, en los escasos intentos de caracterización de las técnicas pictóricas megalíticas (Shee. 1974; Bello, 1995) siempre se han venido asimilando los pigmentos oscuros a restos de madera carbonizada.

Pedra da Moura (Vimianzo, A Coruña)

La muestra M1 está compuesta casi exclusivamente por restos del pigmento negro conservado en el segundo ortostato del lado izquierdo del corredor (L2), con un peso aproximado de 0,0258 g. (Figura 2)

Casota do Páramo (Boiro, A Coruña)

La muestra M2 se tomó de la base del primer ortostato de la cámara, por la izquierda (C1), y se trata de una muestra compuesta tanto de capa de preparación como de pigmento negro, de peso 0.0333 g. (Figura 3)

Pedra Cuberta (Vimianzo, A Coruña)

La muestra analizada (M3), con un peso de 0.0134 g., proviene del ortostato L1, el primero por la izquierda del corredor, que exhibe una bien conservada pintura negra (Figura 4).

Mámoa do Monte dos Marxos (Rodeiro, Pontevedra)

Las muestras fueron tomadas del pigmento negro existente en las dos capas de pintura que posee este monumento, ambas en el ortostato que hemos denominado nº 7. La M4 (8408 de nuestro listado) pertenecía al estrato de pintura subyacente, y tenía un peso de 0.0058 g; la segunda (M5, 8409 de nuestro listado) se extrajo del nivel pictórico superior y tenía un peso de 0.0160 g. (Figura 5)

Forno dos Mouros (Toques, A Coruña)

La muestra analizada (M6) fue tomada en 1998 del ortostato C1, y se trata de una muestra compuesta exclusivamente por pigmento negro de carbón vegetal (Figura 6).

Anta de Serramo (Vimianzo, A Coruña)

La muestra M7 (3304 de nuestro listado) fue tomada de la parte inferior del ortostato C1, ya en contacto con el sedimento y con notables dificultades para extraerla con limpieza. En ella se mezcla el pigmento negro y la preparación blanca, con un peso de 0,043 g. (Figura 7)

Dolmen de Dombate (Cabana, A Coruña)

De este monumento fueron tomadas dos muestras, ninguna de las cuales nos permitió la determinación de su edad. La primera (M8) estaba constituída por pigmento negro conservado en L2, y fue accidentalmente perdida durante el trabajo. La segunda muestra (M9) son restos del revoco de caolín que cubría la totalidad de los ortostatos del dolmen, con leves indicios de pigmento rojo. Desgraciadamente no ofreció suficiente cantidad de materia orgánica como para poder hacer una datación AMS (Figura. 8).

Finalmente, se ha datado el residuo orgánico encontrado en un vaso cerámico exhumado en una campaña de limpieza y reexcavación realizada en el año 2002. Este objeto estaba depositado sobre la coraza del pequeño túmulo que fue sellado por el más grande que rodea al monumento de Dombate.

Coto dos Mouros (Rodeiro, Pontevedra)

Aunque pendiente de un estudio profundo, la pintura muestra los tradicionales colores rojo y negro sobre un revoco blanquecino. Más interesante aún parece la evidencia de dos capas superpuestas de pintura, como ya habíamos detectado en Monte dos Marxos. Las muestras analizadas (M11 y M12) pertenecen ambas al ortostato de cabecera (C4) y a la capa más reciente (Figura. 9).

LA TOMA DE MUESTRAS

La toma de muestras es un momento delicado y como tal debe prepararse y ejecutarse. En realidad, debería ser el químico que va a analizar el encargado de este proceso, lo que en nuestro caso no ha sido posible. En todo caso, debe exigirse un máximo de limpieza en la extracción y manipulación: guantes de látex y cuchillas de bisturí nuevas. El almacenamiento debe realizarse en pequeños botes de vidrio esterilizados.

Aceptado el criterio de minimizar el tamaño de la muestra, no resulta fácil cuantificar éste en el trabajo de campo. La cantidad requerida para un análisis AMS ronda los 0,1-0,2 mg de carbono 4

puro , lo que implica una muestra original considerablemente mayor. Esa cantidad -en brutodepende enormemente del tipo de material obtenido y de las impurezas que pueda contener. Por ejemplo, es radicalmente distinto si se toma directamente pigmento orgánico o se pretende un análisis a partir del aglutinante. En el primer caso, las muestras pueden ser mucho más pequeñas, aunque asimismo habrá que considerar la cantidad de impurezas que se están adquiriendo: roca, costras, capas de preparación, etc. En nuestro trabajo (Tabla 2) se observa la enorme variabilidad en el porcentaje del carbono extraído en muestras de pintura muy semejante: siempre se trata de pigmentos negros (carbón vegetal) aplicados sobre capas de preparación blanca. La diferencia entre unas y otras nos parece debida a varios factores:

Esencialmente, la cantidad de revoco tomado junto con el pigmento, dado que todas las pinturas analizadas son de ese tipo. El espesor de la propia capa de pintura negra.

4

Según información oral del Doctor Rowe, aunque sobre esto hay discusiones (Abreu y Jaffe, 1994)

Otras impurezas: tierras, restos de biodeterioro, etc. Otras variables externas: accesibilidad de la muestra, cantidad absoluta de pintura conservada, etc.

En todo caso, y por un criterio ético obvio, se trató de limitar al mínimo esta cantidad, nunca sobrepasando los 50 mg (mucho menos: 15-10 mg, cuando lo que se extrae es sólo pigmento), y siendo siempre cantidades muy inferiores a los 100 mg, cifra que entre los químicos se suele citar como necesaria. Asimismo, se intentó obtener la muestra de zonas poco significativas, y a ser posible sin evidencias de actividad biológica (algas, líquenes, etc.). En algunos casos se ejecutó un trabajo previo de limpieza, siempre con métodos mecánicos (pinceles) y en seco.

En los trabajos sobre otros elementos orgánicos de la pintura (aglutinantes, etc.) las dificultades se incrementan debido al notorio obstáculo de definir el tipo y cantidad de la materia orgánica presente: la cantidad de aglutinante será variable en cada pintura que se estudie. Por ejemplo, en la muestra M9, que consistía en un buen fragmento de revoco proveniente del dolmen de Dombate, esperábamos una cantidad suficiente de Carbono, lo que no se ha correspondido con la realidad y ha impedido un análisis C-14. Esta expectativa se fundamentaba en los análisis que poseíamos y que señalaban el posible uso de grasa animal amasada junto con el material caolinífero (entre el 2 y 4% del total). Aunque no poseemos el dato del peso bruto de esa muestra, se trataba de un fragmento muy considerable, que superaría fácilmente los 50 g (entre 1 a 2 g de grasa. Por el contrario, la última muestra analizada (residuo orgánico sobre cerámica) ha ofrecido cantidad suficiente, sin que hayamos todavía realizado el análisis de su composición. PRETRATAMIENTO Y EXTRACCIÓN

Suponiendo que en las manipulaciones efectuadas se ha evitado contaminar la muestra, el paso siguiente es eliminar lo que se considera contaminación

natural. Esa posible

contaminación depende ahora del ámbito geográfico y climático en el que se encuentre el yacimiento. En nuestro caso no es muy probable una contaminación por concreciones de carbonatos u oxalatos, y sin embargo es muy notable la presencia de ácidos húmicos. Asimismo, aunque hayamos tratado de evitarlo en lo posible, en algunos casos la pintura estaba cubierta por capas de biodeterioro (algas) que hemos eliminado someramente con medios mecánicos pero de las que pueden quedar aún restos y depósitos.

En primer lugar se procede a la retirada bajo microscopio de todos los elementos extraños visibles: partículas varias, raíces, algas, etc. De hecho, en la mayoría de las muestras (M2, M3, M6, M7, M8 Y M11) se han observado fibras microscópicas dispersas que parecen corresponder a raicillas de plantas: esto es coherente con la zona de donde fueron obtenidas

algunas de ellas, a ras de suelo. A continuación se realiza la extracción de ácidos húmicos mediante inmersiones en NaOH, en algunas muestras en repetidas ocasiones. Los riesgos de que queden restos de materia orgánica procedente de biodeterioro no pueden ser descartados, lo que supondría que las dataciones son en todo caso el límite superior de la edad de la muestra. De hecho, es posible que la inmersión en NaOH haya eliminado la materia orgánica presente en la muestra M9 de Dombate: se realizaron más de 20 lavados hasta eliminar completamente los ácidos húmicos presentes.

A continuación se efectúa la extracción del Carbono mediante el sistema de plasma (Russ et al. 1992; Chaffee et al. 1994; Pace et al. 2000), que a su vez hace innecesario el tradicional lavado ácido usado por otros laboratorios. El sistema habitual consiste en la combustión de la muestra (conversión a dióxido de carbono y agua). Posteriormente, el carbono es separado químicamente de ese CO2 y transformado en grafito, que finalmente se introduce en el equipo AMS. Ese método de combustión no puede ser empleado en muestras de arte rupestre dados los riesgos de contaminación con carbón inorgánico derivados de la larga exposición al aire libre característica de esos casos. Existe un peligro potencial de contaminación con carbono inorgánico (carbonatos, oxalatos) proveniente tanto de la roca soporte como de costras y depósitos, algunos consecuencia de actividad biológica sobre la pintura. En ese caso, las altas temperaturas alcanzadas en la combustión producirían la descomposición de esos minerales y el carbono inorgánico pasaría a la muestra, proporcionando dataciones excesivamente antiguas. A fin de resolver estos problemas se han puesto a punto nuevos sistemas de extracción específica de la fracción orgánica, mediante el empleo de plasma de oxígeno y argón a baja temperatura y presión (Hyman y Rowe, 1997; Steelman et al. 2002). El plasma de oxígeno es suficientemente reactivo para extraer el carbono de materiales orgánicos como el dióxido de carbono, pero no lo insuficiente como para descomponer el carbono mineral, que de esta manera no se incorpora al dióxido que conformará la muestra de grafito.

El material así preparado ha sido enviado a un laboratorio AMS (Lawrence Livermore National Laboratory), donde se han obtenido las dataciones que ahora se presentan (Tabla 3).

DISCUSIÓN DE RESULTADOS Un gran escollo para el desarrollo de nuestra tarea interpretativa lo constituye la virtual ausencia de documentación arqueológica publicada acerca de los yacimientos que suponen el objeto de nuestro trabajo. En este sentido, resulta particularmente lamentable que en donde sí la tenemos, además publicada en buena parte (Dombate), no hayamos sido capaces de obtener dataciones directas sobre las excepcionales pinturas que decoran este sepulcro de corredor.

La primera y obvia sugerencia es recordar que, dejando a un lado posibles contaminaciones, el resultado de analizar radiocarbónicamente el material pictórico siempre será anterior en el tiempo (en mayor o menor grado) al acto en sí del pintado. Dada la naturaleza de las muestras empleadas (carbón finamente pulverizado para preparar el pigmento), no se puede descartar la eventual utilización accidental de material de edad más o menos longeva, que introdujese un sensible sesgo cronológico. En otro orden de cosas, el marco en el que se ejecuta la decoración pictórica, evidentemente teñido de simbolismo, plantea la posibilidad de que la norma ritual pudiese provocar igualmente algún tipo de desfase temporal, al utilizar como colorante carbones procedentes de, por ejemplo, una construcción en madera más o menos anterior al levantamiento y decoración interior de la sepultura megalítica.

Un problema que aqueja a las fechas obtenidas sobre las pinturas mismas es su relativamente elevada desviación típica que, unida a la incertidumbre propia del proceso calibrador, motiva la aparición de intervalos temporales importantes (v.g. Casota do Páramo). Algunas fechas discordantes pueden ser explicadas quizá como evidencia de problemas en la toma de 5

muestras : tanto en Serramo como en Coto dos Mouros éstas eran muy imperfectas y con alta probabilidad de contaminación. Asumimos además el riesgo de hacer sólo una datación por monumento, cuando hubiera sido recomendable la comparación de dos o más muestras por yacimiento o fase pictórica. Esa debilidad queda compensada por la homogeneidad de los yacimientos y de las técnicas pictóricas, que conforman (como los resultados de las dataciones, por cierto) un conjunto de notable coherencia.

Asimismo debemos señalar las limitaciones conceptuales que hemos asumido para la generalidad del proyecto, y que se refieren esencialmente a la escasa representatividad del muestreo. Al mismo tiempo -y superado ya el primer impacto- la técnica AMS debe considerarse, como cualquier sistema de datación directa, una heramienta con limitaciones metodológicas cuyos resultados no deben considerarse de forma excluyente (Evin, 1996) y que no elimina, por tanto, los estudios de base estilística ni cuantas aproximaciones puedan incorporarse.

Dicho

lo

anterior,

los

resultados

radiocarbónicos

se

muestran

como

un

conjunto

aceptablemente coherente y bastante consistente con las dataciones ya disponibles para los episodios constructivos o de utilización más antigua de los sepulcros megalíticos con decoración pictórica. De hecho, las fechas que consideramos aceptables se mueven en la primera mitad del cuarto milenio cal BC (Alonso y Bello 1997: 514), lo que concuerda a la perfección con lo publicado para otros monumentos decorados (Tabla 4) y con la datación de

5

Esos defectos están doblemente justificados: no se proponía la remoción de tierras o la realización de limpiezas

exhaustivas y, por otra parte, tampoco teníamos autorización para hacerlo.

Antelas. El promedio de esas fechas es de 4840 ±190 BP (entre 4050 y 3000 cal BC, aproximadamente), lo que se solapa con las fechas de Antelas (Cruz 1995a) y con seis de las que ahora presentamos (Pedra Moura, Casota do Páramo, Pedra Cuberta, Forno dos Mouros y las dos de Monte dos Marxos) con un 95% de probabilidad (2σ). Este encabalgamiento permite sugerir que la decoración pictórica es paralela a la construcción y primer uso de los sepulcros.

Si observamos la Tabla 3 salta a la vista la coincidencia temporal de las pinturas de Pedra da Moura y Pedra Cuberta, dos monumentos muy cercanos entre sí (1 Km en línea recta) y semejantes en cuanto a modelo arquitectónico, técnica decorativa y ubicación en el paisaje, aunque netamente diferentes en dimensiones. Más aún, las fechas de ambos megalitos se solapan a la perfección con las que señalan el momento aproximado de construcción del 6

sepulcro de corredor de Dombate (A Coruña) (Alonso y Bello, 1997: 512) . Esta simultaneidad adquiere una mayor relevancia si se considera la cercanía de Dombate a los otros dos túmulos (entre 11 y 12 km), lo que podría tener variadas y muy sugerentes lecturas en aspectos como la ocupación –simbólica y fáctica- de esa reducida zona geográfica, el potencial demográfico o la habilidad organizativa de las comunidades neolíticas del hinterland de la Costa da Morte, capaces de levantar en un reducido lapso de tiempo un buen número de construcciones funerarias de carácter monumental (pues a las ahora datadas hay que sumar otras incluso mayores en la misma comarca, igualmente pintadas) (Figuras 10 y 11).

Dos de los monumentos (Monte dos Marxos y Coto dos Mouros) que ahora hemos datado, mostraban indicios de episodios de repintado y las dataciones radiométricas de las capas de pintura han corroborado la existencia de dichas superposiciones. En el túmulo de Monte de dos Marxos las fechas establecen una secuencia temporal que va del 4920 ±60 BP para la pintura más superficial (M5) al 5330 ±80 BP de la decoración infrayacente (M4) (Figura 12). Dichos resultados, una vez calibrados, no se solapan dentro del rango correspondiente a 2σ, por lo que podemos concluir que, o bien esa divergencia temporal nos habla de un uso continuo y prolongado del monumento, sin modificaciones estructurales significativas o, alternativamente, nos hallamos ante la transformación de una construcción primigenia en otra más compleja, acompañada de la redecoración de su interior. La repetida presencia de una capa de pintura infrapuesta en numerosos ortostatos (con seguridad siete y quizá más), constituye un buen argumento para proponer la existencia ab initio de una construcción ortostática de gran porte y, en cualquier caso, llama poderosamente la atención la notable continuidad entre ambos episodios pictóricos, tanto en lo referente a la técnica empleada como a las propias grafías, apuntando

la

posibilidad

de

que

se

esté

restaurando

la

decoración

preexistente.

Complementariamente a esta segunda interpretación es factible que los constructores del

6

A su vez coincidentes con una determinación AMS procedente de la cámara, que marcaría la utilización más antigua

de ese recinto (Bello 1995).

sepulcro de corredor de Monte dos Marxos, a la hora de preparar el pigmento negro para pintar las losas hubiesen empleado de manera intencionada carbones procedentes de una estructura lígnea anterior. Aquí debemos traer a colación el descubrimiento en Illade (A Coruña) de un enterramiento individual, al que se accedía mediante una rampa de madera, datada en el último tercio del V milenio AC que a continuación es quemada, cubriendo el conjunto mediante un túmulo (Vaquero 1999).

Los resultados de Coto dos Mouros son bastante difíciles de interpretar en el marco de la secuencia cronológica generalmente admitida para los sepulcros de corredor del Noroeste peninsular, pues la muestra M11 se nos antoja demasiado antigua y, en cambio, la fecha obtenida para M10 nos situa en una etapa en que esta clase de monumentos ha dejado de ser utilizada, al menos en su prístino diseño. La quema de una rueda (que ha dejado un residuo negro sobre algunos ortostatos) en el interior de la cámara puede haber causado contaminación: un neumático de caucho natural rejuvenecería la fecha, mientras que uno de material sintético podría envejecerla (por la presencia de derivados del petróleo). Siendo la M10 una fecha tan reciente, se puede interpretar que ésta es la contaminada, mientras la M11 (pretendidamente sólo pintura subyacente) podría ser explicada mediante el uso de carbón antiguo (como, quizá, en Monte dos Marxos). Debe reseñarse, sin embargo, que ambas fechas son básicamente coincidentes con las existentes para las cámaras simples más antiguas del Noroeste peninsular.

Como corolario de nuestro trabajo, podemos afirmar que pese a las dificultades comentadas (y otras que no es del caso comentar aquí), el proyecto de datación directa de las pinturas megalíticas ha tenido un notable éxito, permitiendo encuadrar dicha expresión plástica en un marco temporal concreto, razonablemente coincidente con el periodo de máxima construcción y primera utilización de los sepulcros de corredor del Noroeste. También ha corroborado las observaciones que ya habíamos efectuado sobre la existencia de múltiples episodios de pintado (o, simplemente, repintado) en algunos monumentos. Queda, no obstante, una gran labor por delante orientada hacia la obtención de más dataciones directas, que hagan más representativa esta pequeña muestra que presentamos aquí y que permitan resolver algunas de las dudas que algunas determinaciones radiométricas nos han planteado. También sería importante poder disponer de más fechas para los depósitos arqueológicos en los monumentos decorados, que harán posible trazar con más precisión la historia interna de la primera arquitectura monumental de nuestro país (Figura 13).

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LISTA DE TABLAS

Tabla 1. Muestras analizadas por C-14 (AMS). Tabla 2 . Cantidades de muestra y Carbono extraído. Tabla 3 Dataciones radiocarbónicas obtenidas. Se incluye la fecha de Antelas. La calibración se ha realizado usando el programa OxCal version 3.5 (Bronk Ramsey 2000) con datos de Stuiver et al. (1998). Tabla 4. Dataciones radiocarbónicas para niveles estratigráficos correspondientes a la construcción y primer uso de monumentos con decoraciones pintadas. Todas las fechas provienen de Alonso y Bello (1997), excepto la de Antelas (Cruz 1995a) y el recipiente cerámico de Dombate (*). La calibración se ha realizado usando el programa OxCal version 3.5 (Bronk Ramsey 2000) con datos de Stuiver et al. (1998).

Figura 1: Yacimientos tumulares mencionados en el texto.

Figura 2: Planta de Pedra da Moura.

Figura 3: Planta de Casota do Páramo.

Figura 4. Planta de Pedra Cuberta

Figura 5. Planta de Monte dos Marxos.

Figura 6. Planta de Forno dos Mouros.

Figura 7: Planta del Anta de Serramo.

Figura 8: Planta de Dombate.

Figura 9. Detalle de un motivo antropomorfo de Coto dos Mouros.

Figura 10: Calco del ortostato L1 de Pedra Cuberta.

Figura 11: Calco del ortostato L3 de Dombate.

Figura 12: Calco del ortostato O7 de Monte dos Marxos. A la izquierda, capa antigua de pintura; a la derecha la mas reciente, que se superpone a la anterior.

Figura 13: Calco del ortostato C1 de Forno dos Mouros

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