Dar la palabra, tomar el gesto

Dar la palabra, tomar el gesto Trauma, encuentro, contemporáneo

memoria

y

superación

en

el

documental

Dice Rithy Panh que ya no busca la verdad sino la palabra, concretamente la de quien fue uno de los verdugos primero del M13 y más tarde del S21, conocido como Duch. Quiere que Duch le responda y así “el maestro en torturas pueda encaminarse hacia la humanidad”. Este ciclo busca igualmente la palabra. La palabra pero también el gesto y la performatividad como formas de aliviar el trauma. En este ciclo presentamos cinco títulos que buscan precisamente eso, formas de gestionar el trauma y la memoria de episodios violentos a través de dos estrategias: por una parte, dar la palabra a los testigos sin victimizarlos; por otra, ofrecerles el andamiaje cinematográfico para que su corporeidad se adueñe de la pantalla. La palabra que surge en el encuentro. Encuentros y palabras, diálogos que si no son redentores, al menos pueden servir para trazar un camino de convivencia. Estas cinco películas analizan diferentes maneras de abordar esa necesidad de las palabras: las palabras de las víctimas de 48 (Susana de Sousa Dias, 2010) o de Los pies que faltan (Javier Codesal, 2010), necesarias para vivir con el trauma; las palabras del verdugo en Duch, le maître des forges

de l’enfer (Rithy Pahn, 2011) como un camino hacia la humanidad, por utilizar la expresión del propio Rithy Panh, pero también, y a la vez, como una forma de comprender el trauma del propio realizador; las palabras del encuentro entre aquellos que no tienen elementos para hacer suya esa memoria traumática porque el Estado ha decidido hurtárselos, como en Invasión (Abner Benaim, 2014); y también las palabras del encuentro entre aquellos que son herederos de posiciones que no necesariamente comparten o aceptan, como ocurre en Storm in the Andes (Mikäel Wiström, 2015), porque esas segundas y terceras generaciones también tienen que aprender a relacionarse con el trauma aunque este sea más familiar que propio. Pero estas películas no se quedan únicamente en una sinfonía de voces más o menos enfrentadas o dialogantes. En todas ellas, en mayor o menor medida, el otro punto de apoyo importante para poder tolerar el dolor es la cuestión de la encarnación de los cuerpos en la pantalla. Cuerpos que con su performatividad buscan también vías de superación del recuerdo traumático: desde la representación exclusiva de esas imágenes de los cuerpos producidas por los torturadores de 48 hasta la reelaboración terapeútica del trauma a través de la puesta en escena cinematográfica de Invasión. Palabras

que

ayudan

a

entender

y

a

entenderse.

Gestos

y

performatividades que construyen el recuerdo, lo actualizan y lo hacen más llevadero. Por lo tanto, palabras y gestos que se sitúan en un lugar radicalmente diferente de la verdad absoluta y sin fisuras pero que pueden ser, por eso mismo, dos armas cargadas de futuro.

Josetxo Cerdán