Danton Mexicano. Los cambios ideológicos de Antonio Díaz Soto y Gama

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Descripción

ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA INAH

SEP

Danton Mexicano: Los cambios ideológicos de Antonio Díaz Soto y Gama

TESIS QUE PARA OPTAR POR EL TITULO DE LICENCIADO EN HISTORIA PRESENTA Addi Vladimir Yáñez García

DIRECTOR DE TESIS: Doctor José Romualdo Pantoja Reyes

MEXICO, D.F.

2016

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Introducción La Revolución es uno de los procesos más estudiados. Ríos de tinta han corrido para describir y tratar de explicar dicho acontecimiento, y aún hay aspectos que nos son desconocidos. En un hecho durante el que miles de personas perdieron la vida, es natural que las historias personales de muchos de sus participantes se perdieran; sin embargo, creo que, para tratar de explicar y concebir mejor el movimiento revolucionario, se debe entender, en la medida de lo posible, los hombres y las mujeres que lo llevaron a cabo. La historia oficial se ha encargado de exaltar la imagen de ciertos liderazgos, relegando a otros personajes de importancia al anonimato, o a una mera referencia anecdótica. Por eso me parece que, en el intento de construir una historia más completa, que pueda iluminar en su totalidad, los matices que tiene la historia de México, y, específicamente, de la Revolución Mexicana, se debe rescatar a los individuos que, aun sin tener relevancia “historiográfica”, tuvieron, sí, propuestas diferentes y una especificidad que despliega un abanico político e ideológico mucho más amplio, de lo que fue la Revolución Mexicana. Indudablemente, Antonio Díaz Soto y Gama es uno de tales individuos. Frente al murmullo historiográfico que de este personaje corre, parece necesario considerar la importancia de estudiar no sólo a Antonio Díaz Soto y Gama como personaje histórico, sino, más aun, su ideología. Al respecto, no parece excusado decir lo difícil que, por cierto, es consultar algún pasaje sobre la Revolución, e incluso sobre el Estado posrevolucionario, sin dar con alguna huella del trabajo de Soto y Gama. Y, con todo eso, me parece que aún no lo conocemos. La historiografía lo relegó por personajes como Emiliano Zapata o Ricardo Flores Magón, junto con quienes participó (antes, durante y después de la Revolución) aun cuando su actuación en ésta fue bastante diligente y digna de observación. La envergadura que su pensamiento y participación

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cobraron entre los grupos en los que militó es digna de no poca estimación. Como lo prueba que el discurso y la práctica revolucionaria zapatistas se encendiesen más con la llegada de Antonio Díaz Soto y Gama y de otros militantes de la Casa del Obrero Mundial, muchos de ellos anarquistas. Por lo que es menester un estudio que muestre cómo este hombre influyó en ellas y viceversa. Soto y Gama (como era mejor conocido) nació el 23 de enero de 1880, en la ciudad de San Luis Potosí. Fue el primogénito de una “típica familia” provinciana de la naciente clase media. Se moldeó en el ambiente político que se respiraba en su hogar, pues su padre era un viejo militante liberal que desde joven se había venido involucrado en movimientos políticos enemigos del gobierno de Porfirio Díaz. Era siempre el primero en seguir las ideas progresistas del período. Desde temprana edad, como liberal, mostró una encendida afición a la Revolución Francesa, y le fue cobrando una viva admiración a George-Jacques Danton. Las comparaciones no tardaron, y la gran elocuencia que caracterizó a ambos como oradores llevó a que Soto y Gama fuera conocido, tanto por amigos como por adversarios –como cumplido y como burla-, con el sobrenombre de “el Dantón de la Revolución Mexicana”. 1 De esta relación con el revolucionario francés ha tomado su nombre el presente trabajo. Actuó políticamente al lado de Ricardo Flores Magón, Camilo Arriaga y otros, antes del estallido de la Revolución. Apoyó a los maderistas por un breve periodo, para después convertirse en uno de sus más acérrimos críticos. En 1912 colaboró, en la Casa del Obrero Mundial, como parte del Consejo Administrativo, formado por trabajadores como Jacinto Huitrón, Rafael Quintero y Rosendo Salazar. En cual Casa abrazó abiertamente el

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Águila M., Marcos Tonatiuh, Antonio Díaz Soto y Gama: entre Danton y Savonarola en Memoria, No. 52, México, 1993, pp. 7, 8, 16; Cockcroft, James D., Precursores intelectuales de la Revolución Mexicana, Siglo XXI, México, 2005, pp. 71 – 72, 212; Villegas Moreno, Gloria, Antonio Díaz Soto y Gama, intelectual revolucionario, UNAM, México, 2010, p. 252.

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anarcosindicalismo, influido por el anarquismo que había conocido desde principios de siglo, una postura muy original y pragmática en la línea de la COM; lo cual ha causado el cuestionamiento de algunos investigadores2. Por la represión de Victoriano Huerta, Soto y Gama huyó a Morelos y se incorporó a las filas del Ejercito Libertador del Sur hasta finalizada la lucha revolucionaria. A su regreso a la Ciudad de México, formó el Partido Nacional Agrarista, con el cual impulsó la reforma agraria y los ideales zapatistas. Combatió el discurso oficial del estado, sirviéndose de una postura de izquierda bolchevique, que más tarde cambiaría por una oposición conservadora, y persiguió el avance del comunismo soviético, lo que caracterizaría su ideología hasta su muerte, en 1967. Mi interés en la presente investigación es explicar por qué se dan esos cambios ideológicos, posteriores a Revolución Mexicana, que, a primera vista, parecen contravenir a sus posturas juveniles. Por otro lado, la importancia de estudiar los cambios ideológicos de Soto y Gama, radica en que nuestro personaje se erige como una fiel representación de la sociedad mexicana de finales del siglo XIX y principios del XX, específicamente de la clase media emergente y de la vanguardia cultural; por lo que la transformación sufrida por Soto y Gama, es un reflejo del curso que tomaron la sociedad mexicana, la nación y, en especial, la Revolución Mexicana; así como de las contradicciones que en ésta surgieron. La obra del potosino, por ende, es fundamental para la construcción del Estado posrevolucionario. Otro aspecto por admirar es el hecho de que ciertas retóricas conservadoras, como la sostenida por el varón que vamos tratando en su etapa tardía, impulsaron y dieron sustento a movimientos igualmente conservadores cuyos efectos marcaron el país de definitivamente en la primera mitad del siglo XX. 2

Gilly, Adolfo, La revolución interrumpida, Era, 2ª edición, México, 2014, p. 354.

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A pesar de que, al haberse desempeñado como intelectual, y como tal es abordado usualmente, me parece que las obras que se han escrito sobre Soto y Gama no abordan a profundidad su ideología ni los cambios de ésta, sino que, su pensamiento aparece desdibujado, pues se le mira desde ciertas posturas moderadas o institucionales, además de llevar una serie de prejuicios sobre el político potosino que hace que los investigadores le apliquen, invariablemente, diversos adjetivos a la ligera. Es esta la razón por que, en casi la totalidad de los estudios sobre él, Soto y Gama se nos presente como un personaje contradictorio; lo cual lleva a los investigadores a desestimar las posturas y propuestas políticas de nuestro personaje. Los estudios que sobre la vida de Antonio existen, se centran en una sola etapa de ella, lo que evita la comprensión integral del hombre; por tanto, me parece que un estudio sobre su vida en conjunto arrojará luz sobre por qué el abogado potosino adquirió un discurso cambiante. Entre los principales trabajos sobre Antonio Díaz Soto y Gama, tenemos, primero, el que elaboró Gloria Villegas Moreno, titulado, Antonio Díaz Soto y Gama, intelectual revolucionario3. La autora se enfoca en la actuación de los intelectuales durante la Revolución Mexicana como quienes brindaron la ideología y las teorías a sus respectivas facciones, identificándolos como miembros de una clase media que no puede continuar su ascenso social, lo que los movió a participar en la revolución. Para demostrar esa tesis, aduce, por prueba, a Soto y Gama. El texto se basa, principalmente, en el análisis de discurso, y muestra la formación ideológica de nuestro personaje, así como su aplicación a los debates políticos del México revolucionario. Para la autora, el suceso en el que más se señalaron estos intelectuales como protagonistas fue la Convención de Aguascalientes, durante la cual,

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Villegas… Óp. Cit.

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podemos observar la madurez ideológica de nuestro personaje, desplegada con maestría en cada debate y legislación de los que participó activa y radicalmente, según la autora. Vemos a nuestro abogado ser, también, uno de los protagonistas de la obra clásica de James Cockcroft, es a saber Precursores intelectuales de la Revolución Mexicana.4 Aunque este trabajo va desde el nacimiento de Soto y Gama hasta el ascenso de Francisco I. Madero a la presidencia, es interesante, pues muestra el cambio que se va dando en el pensamiento político del potosino, sin omitirse las inconsistencias en su discurso. Y si, en términos generales, Cockcroft nota a Soto y Gama de anarquista, lo tiene, sin embargo, más por un político pragmático, por haber celebrado aciertos de diversos líderes y gobernantes, bien que eso no impidió que condenara las acciones que consideraba injustas. Tenemos también la biografía de Soto y Gama, genio y figura,5 escrita por Pedro Castro, en la que expone la vida y toda la obra política de nuestro personaje. En este escrito solamente se ilustra la actividad de Antonio entre los diferentes ámbitos en los que se desenvolvió. Basado en los documentos del archivo personal del biografiado, rico en documentos de la década de los veinte y de los años subsecuentes, Castro nos presenta a un Soto y Gama muy conservador. De los textos consultados, en dos se procura explicar, en mayor o menor medida, los cambios ideológicos de nuestro hombre. El primero es un artículo de Marcos Tonatiuh Águila, conviene a saber Antonio Díaz Soto y Gama: entre Danton y Savonarola.6 En este trabajo se muestra a Antonio a través de su acción política, y se retratan los cambios operados en su pensamiento, al tiempo que se intenta aclararlos, y entresacando algunos hilos conductores en su pensamiento: el ideal moralista de justicia, nacido de su religiosidad, unido, a un fuerte 4

Cockcroft… Óp. Cit. Castro, Pedro, Soto y Gama, genio y figura, UAM, México, 2002. 6 Águila… Óp. Cit. 5

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antiestatismo, aprehendido del ideal ácrata. Con base en esto, el autor enmarca, dentro del binomio de moral anarquista – moral cristiana, las contradicciones más esenciales sostenidas por el potosino. El segundo trabajo es, igualmente, un artículo escrito por Jeffrey K. Lucas, cuyo título es el de Antonio Díaz Soto y Gama and changing México: a twentieth century political journey.7 En su trabajo, el autor parte de la tesis de que los líderes del conservadurismo mexicano nacieron de una generación revolucionaria, tradicionalmente de izquierda radical, que, con el paso del tiempo, modifica su ideología. Las razones que el autor aduce para probar su postura son los excesos cometidos por la URSS; la tibieza del estado mexicano a la hora de reformar las leyes en beneficio de la sociedad, y la influencia de los familiares conservadores, principalmente las mujeres. Siguiendo estas proposiciones, Lucas estudia a Antonio como un ejemplo que ilustra muy bien este fenómeno. Su trabajo abarca desde el inicio de la Revolución hasta la muerte del político potosino, y nos permite observar cómo el ejercicio político de Soto y Gama fue cambiando radicalmente, aunque siempre mantuvo una postura crítica frente al Estado, la cual el citado autor adjudica a las influencias anarquistas de nuestro personaje. 8 Aunque se han hecho algunos intentos para estudiar la ideología de Soto y Gama, creo que éstos han sido mínimos, y que no comprenden al hombre en su entera complejidad. Siendo esto así, la importancia de la presente investigación está precisamente en que se constituye un intento para estudiar a nuestro protagonista íntegramente, es decir, 7

Lucas, Jeffrey K., Antonio Díaz Soto y Gama and changing México: a twentieth century political journey en International Social Science Review, vol. 83, N. 3 – 4, 2008. 8 Existen otros trabajos que tratan directamente sobre Soto y Gama como: Caballero Miranda, Antonio, Biografía del Lic. Antonio Díaz Soto y Gama, F.P.A.C.M., México, 1975; Gómez Gutiérrez, Octaviano, Antonio Díaz Soto y Gama, Biblioteca de Historia Potosina, San Luis Potosí, 1978; Prieto Laurens, Jorge, Ensayo histórico crítico. Lic. Antonio Díaz Soto y Gama precursor de la Revolución, ideólogo del agrarismo, primer maestro de derecho agrario, escritor y brillante parlamentario, F.P.A.C.M., México, 1971. Se trata de obra biográficas escritas por compañeros, familiares o amigos de Soto y Gama por lo que son ricas en información histórico – anecdótica.

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comprendiendo el contexto histórico en el que nació, su formación personal y la influencia familiar y social –como la educación-, sin dejar de analizar su vida política, ni sin omitir tanto su vida personal como las relaciones entre todas estas vertientes. En este sentido, el objetivo general de este trabajo es explicar las transformaciones ideológicas obradas en Antonio Díaz Soto y Gama durante su vida personal, su trayectoria política y, finalmente, su labor revolucionaria. Para ejecución de lo cual, nos hemos propuesto objetivos específicos que nos permitirán alcanzar nuestra meta principal. Sepamos. En primer lugar, exponer la fisonomía ideológica de Antonio Díaz Soto y Gama; en segundo lugar, desmenuzar las influencias del contexto político, social y económico en la evolución de nuestro personaje; luego, analizar el programa político de Soto y Gama, y, finalmente, determinar la influencia que tuvo el movimiento revolucionario en Antonio, así como exponer el ejercicio político del ilustre potosino. Para llevar al cabo todo lo anterior, procederé según el método trazado por Jean-Paul Sartre en las “Cuestiones de método” contenidas en su texto Crítica de la Razón Dialéctica,9 en la que funde el existencialismo con el marxismo, de lo cual resulta un género de mezcla importante, porque tiene presentes aquellas ideas de Engels, según las cuales “Los hombres hacen la historia por sí mismos en un medio que los condiciona”, 10 y aquellas otras de Marx, donde se dice que “No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia”. 11 También considera Sartre, desde la perspectiva existencialista, que el individuo, a la vez que es determinado por las circunstancias de su vida, se autodefine por las decisiones que toma frente a lo material inerte en el contexto de un mundo dominado por la rareza, y frente a las decisiones de otros que 9

Sartre, Jean - Paul, Critica de la razón dialéctica, Losada, Buenos Aires, 2004. Ibíd. P. 80. 11 Ibíd. Pp. 80 -81. 10

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marcan su historia y configuran lo que Sartre denomina el proyecto, tal vez sin conciencia, de sus implicaciones históricas, pero conscientes, sí, de que la decisión forma parte de su actividad proyectiva.12 Para Sartre, el proyecto es la relación entre los factores presentes condicionantes y el objeto que debe llegar y que el individuo se propone hacer que nazca. 13 Sin embargo, la Historia no se hace por un solo individuo, sino por todos los hombres, por lo que el resultado tiende a disentir del proyecto trazado por una persona; es decir, la Historia se escapa al individuo.14 Este esquema planteado por Sartre nos ayudará, tanto a reconstruir el pensamiento político e ideológico de Soto y Gama, a la luz de las situaciones históricas que lo rodearon, como juzgar el proyecto de vida de Soto y Gama como el conjunto, por un lado, de las síntesis continuas que se le presentan como necesarias en su vida, y, por otro sobra este lado de las decisiones que transforman tales circunstancias condicionantes. Me aprovecharé, pues, de estos pensamientos para explicar así las resoluciones de Soto y Gama, y el modo en que éstas influyeron tanto en la vida de nuestro personaje como en el curso de la Historia, puesto caso que los cambios en la ideología de Soto y Gama fueron decisivos, primero, para la formación de su discurso y, luego, para las soluciones que proponía en torno a los problemas del país, y, finalmente, para el modo como algunas de éstas se llevaron a la práctica, todo lo cual cambió conforme el pensamiento de Antonio lo hacía. La parte más importante de mi investigación será aquilatar la importancia que da Sartre a la formación del individuo, y, sobre todo, el tono que emplea al aseverar que “la infancia es la que forma los prejuicios insuperables, la que en la violencia del adiestramiento y el extravío 12

Ibíd. P. 74. Ibíd. P. 85. 14 Ibíd. Pp. 82 - 83 13

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del animal adiestrado hace que se sienta la pertenencia a un medio como un acontecimiento singular”.15 Para Sartre, la familia no sólo es la representación de la sociedad y de la clase social, sino también lo que condiciona al individuo desde su nacimiento, así que estos prejuicios llegan a ser insuperables.16 Y esto es precisamente lo que vemos encarnado en un Soto y Gama sobre quien pesaran las ideologías enfrentadas de sus padres; todo lo cual corresponde a la situación de la clase media del siglo XIX. Con la llegada de la juventud, vienen, según Sartre, tanto una ruptura de los factores condicionantes, como la formación de una personalidad propia, es decir, la objetivación del individuo, representada por la formación del carácter de la persona como una lucha por superar la influencia social recibida de la familia.17 Así es como vemos radicalizarse, el pensamiento de Soto y Gama, quien, hecha tal radicalización, se acerca abiertamente al socialismo, lo cual coincide con el estallido de la Revolución, cuyo resultado nos muestra no sólo cómo cambió el proyecto de nuestro protagonista, sino también cómo los posibles que resultaron imposibles (la derrota, en este caso, de la revolución zapatista) lo definieron negativamente, según los preceptos de Sartre.18 Y por último, tenemos la formación de un individuo completo en la madurez, del cual es ejemplo un Soto y Gama menos radical y de pensamientos religiosos, sí, mas sin que ello obstara a que el abogado potosino perseverara en sostener una política progresista sobre todo, en lo que tocaba a la cuestión agraria y a los campesinos. En concepto de Sartre, el método progresivo – regresivo, que utilizo en el presente trabajo, es heurístico cuya imagen corresponde a la de un vaivén que determina,

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Ibíd. P. 60. Ibíd. Pp. 62, 65. 17 Ibíd. Pp. 87, 92. 18 Ibíd. P. 88. 16

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progresivamente, la biografía profundizando en la época, y la época profundizando en la biografía.19 Traeremos por ejemplo, primero, para ilustrarnos de la aplicación de Sartre, la biografía del pintor veneciano, Jacopo Comin, mejor conocido como Tintoretto, escrita igualmente por Sartre.20 Después nos serviremos de la aplicación que, de dicho método, hizo Pedro Hernández Marcos en su trabajo sobre la vida de André Gorz. 21 Como ejemplo, pero también como teoría, para el estudio de la relación entre contexto e individuo, utilizaré el texto de Jorge Veraza Urtuzuástegui, es a saber, Perfil del traidor. Santa Anna en la historiografía y en el sentido común.22 En especial el capítulo V, en el que explica al sujeto Antonio López de Santa Anna desde su personalidad; y el XVI, donde estudia el mundo y la sociedad que pudo engendrar una persona como Santa Anna, analizando su historia y características políticas y económicas desde una perspectiva marxista, con lo que demuestra la interiorización en Santa Anna de las contradicciones sociales. En este mismo sentido, pero desde una perspectiva distinta, la microsintética, me aprovecharé del trabajo de Cecilia Urbán Sánchez en el que su autora retrata los cambios que el contexto revolucionario impulsó al caudillo obrero Ricardo Treviño.23 Y finalmente, utilizaremos un artículo de John Patrick Diggins, La ostra y la perla: el problema del contextualismo en la historia intelectual,24 porque, desde dicha corriente historiográfica, nos muestra la valía y retroalimentación que existe entre las ideas que una época enarbola y el 19

Ibíd. P. 119. Sartre, Jean – Paul, Venecia, Tintoretto, Gadir, Madrid, 2007. 21 Hernández Marcos, Pedro, André Gorz y su producción teórica. Un acercamiento historiográfico de las transformaciones capitalistas y su impacto en la clase obrera contemporánea. Discusiones sobre el capitalismo avanzado en la coyuntura de 1960 a 1980, Tesis de Licenciatura, Escuela Nacional de Antropología e Historia, México, 2012. 22 Veraza Urtuzuástegui, Jorge, Perfil del Traidor, Santa Anna en la historiografía y en el sentido común, Ítaca, México, 2000. 23 Urbán Sánchez, Cecilia, Un estudio microsintético: El caso de Ricardo Treviño. Tradición doctrinaria y vida práctica., Tesis de Maestría, Escuela Nacional de Antropología e Historia, México, 2001. 24 Diggins, John Patrick, La ostra y la perla: el problema del contextualismo en la historia intelectual en Historias, N. 19, octubre – marzo, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México, 1988. 20

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contexto en el que éstas se desenvuelven. Un ejemplo de esto lo encontraremos en la biografía que de Plotino Rhodakanaty escribió Carlos Illades,25 en la que vemos el ascendiente que cobró el inmigrante griego, como intelectual, durante la segunda mitad del siglo XIX. El estudio de estas perspectivas distintas nos ayudará a comprender mejor la compleja relación individuo – contexto histórico. Declaradas, pues, las autoridades a que me acogeré, he de añadir que, en el examen del ideario de Antonio Díaz Soto y Gama, mi intento no es otro sino el de establecer, primero, las diversas circunstancias que fueron configurando la fisionomía de su pensamiento, después, los factores que lo conformaron, y, finalmente, la sujeción del dicho pensamiento al desenvolvimiento singular de las personas, así como las relaciones que aquél guarda entre las diversas posturas políticas y el entorno social de Antonio. Para ello, definiremos a la ideología como un sistema de valores y de ideas nacidas de las “cogniciones” sociopolíticas, es decir, del conocimiento adquirido a través de los sentidos y de la experiencia.26 Afirma Teun Van Dijk que las ideologías arreglan la actitud de los grupos sociales, ya que cada grupo selecciona, de entre el repertorio de normas y valores sociales, aquellos que justifiquen sus fines o intereses.27 Sin embargo, para efecto de nuestra investigación, nos centraremos en la posición que toma en cuanto a los individuos: los usuarios del lenguaje no son solamente miembros de grupos sociales; también son personas con una historia personal propia (biografía), experiencias acumuladas, principios y creencias personales, motivaciones y emociones, y están dotados de una personalidad 'singular' que define en su totalidad el tipo y la orientación de sus acciones. Aún más, el conocimiento socialmente compartido, las actitudes específicas, el propio texto y el habla son susceptibles de recibir la influencia de tales cogniciones personales.28 25

Illades, Carlos, Rhodakanaty y la formación del pensamiento socialista en México, Anthropos – Universidad Autónoma Metropolitana, Barcelona – México, 2002. 26 Van Dijk, Teun A., Análisis del discurso ideológico en Versión, N. 6, UAM – Xochimilco, México, 1996, p. 18. 27 Ibíd. p. 19. 28 Ibíd. pp. 21, 23.

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Partiremos, pues, de la conjugación de los factores que enlista Van Dijk para establecer la ideología de Soto y Gama, tomando en cuenta sus particularidades, ya que una persona pertenece a diversos grupos y por lo tanto puede compartir diferentes ideologías. Éstas desde luego pueden ser mutuamente incompatibles, y esto significa que para cada contexto social de interacción y de discurso, los usuarios del lenguaje tienen que negociar estratégicamente y deberán ser capaces de sobrellevar sus distintas filiaciones.29

Esta declaración nos da luz sobre la evolución que tuvo Antonio y la interacción de las ideologías enfrentadas. Es debido a esto que las ideas cambian, pero no los valores que las sustentan, sino que pueden, incluso, presentarse o conjuntarse pensamientos provenientes de ideologías contrarias, pero cuajan gracias al sistema de valores.

Siguiendo estas

proposiciones, señalaremos los valores, o grupos de valores, que conformaron, casi inmutables, la ideología de Soto y Gama, mientras sostuvieron las diversas posiciones políticas, a veces enfrentadas, por las que transitó. Así podremos señalar una continuidad que nos permita explicar las mutaciones político-ideológicas de nuestro personaje. Siguiendo por este camino, habrá que investigar, lo primero, cómo la ideología de una persona modifica la concepción de su contexto histórico, así como, lo segundo, la manera en la que esta ideología se transforma, y últimamente las causas de este cambio. Para guiar mi investigación, formularé las siguientes preguntas: ¿Por qué se transforma la ideología de Antonio Díaz Soto y Gama? y ¿cuáles son las influencias y el contexto social que lo llevan a cambiar de ideología? Así pues, para resolver las preguntas me he planteado, sostendré la hipótesis de que la personalidad (entendida como el cúmulo de pensamientos, sentimientos y conductas que 29

Ibíd. p. 23.

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caracterizan a una persona, y que tienen cierta estabilidad a lo largo de su vida30) de Soto y Gama, definida en su infancia – juventud, al influjo de las ideas antagónicas proseguidas por sus padres (liberalismo contra religión), forman las condiciones emocionales y psíquicas presentes en la aparición de las contradicciones de la ideología de que sustentará en el curso de su vida. Igualmente, para dar respuesta a la segunda pregunta planteada, sostengo que la ideología de Soto y Gama conllevó contradicciones que impulsó la coyuntura histórica en la que se desenvolvió, y que, las cuales inconsistencias, según el esquema de Sartre, serian: el porfirismo, primera etapa de Soto y Gama, en la que se implica en el contexto social por la convivencia con su familia; la Revolución, su segunda etapa, que corresponde a la de su madurez, cuando, al objetivarse, y hallándose influido por

el movimiento revolucionario,

radicaliza su ideología; y, por último, el momento de recapitular la experiencia y la vida, el cual está marcado por el desenlace de la Revolución, y por las relaciones del liberal potosino con el estado posrevolucionario. Una vez determinados

los parámetros para la investigación, debemos resaltar los

aspectos más importantes por estudiar, siguiendo el método progresivo-regresivo propuesto por J. P. Sartre. Serían: La formación de la personalidad de Soto y Gama sería lo primero, tomando en cuenta su niñez y la influencia que en él tuvieron sus familiares, en especial su madre, católica celosa así como su padre, hombre adscrito a la ideología liberal. Otro punto importante para la formación de su personalidad y de su pensamiento seria las lecturas y la influencia de las

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También sostenemos junto a Jorge Veraza que la personalidad es “un hecho temporal que se conforma en el curso de la interacción efectiva del individuo con su medio ambiente” Veraza… Óp Cit. P. 81.

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compañías de su adolescencia y juventud, como la de Camilo Arriaga y Ricardo Flores Magón. En tercer lugar estaría el impacto social y político que representa, en la formación de los jóvenes de aquel período, la llegada de la Revolución. Habiendo llegado a este punto, habría que estudiar, particularmente, las consecuencias de la Revolución en la ideología y en el ejercicio político de aquellos jóvenes, para lo cual serviría de guión el caso de Soto y Gama. Puesto que tengo presente que un trabajo así implica delimitar la generación a la que nuestro personaje pertenece, no se me oculta que un estudio previo sobre los orígenes intelectuales de la Revolución Mexicana como el de James Cockcroft, en el que se encuentra ya trazado un criterio generacional, será de no poca utilidad para éste mío. Ni omitiré, tampoco, el estudio de François-Xavier Guerra31, quien, pensando en la regionalización y en el impacto de la modernidad, ha aportado nuevos elementos para ilustrar la formación de la joven generación revolucionaria. En este sentido, es importante apreciar la vida social por la que se explicó el ejercicio revolucionario de Soto y Gama, desde su etapa de instrucción política, durante el período de actuación en los clubes liberales, hasta el ámbito morelense; todo esto sin relegar las costumbres de los campesinos zapatistas, ni las experiencias que el egregio potosino vivió entre ellos. Llegado a este punto, analizaré, también, las relaciones habidas entre la vida privada y la pública de Soto y Gama, así como su producción literaria correspondiente a cada período de su existencia. Según este propósito, por un lado, compararé los discursos y las posturas revolucionarias de Soto y Gama, poniendo cuidado en su epistolario familiar, para entresacar

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Guerra, François – Xavier, México del Antiguo Régimen a la Revolución, 2 tomos, Fondo de Cultura Económica, 2ª edición, México, 2012.

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de él patentes manifestaciones de su pensamiento o ideología. Y, por otro lado, haré un escrutinio de aquella producción literaria del potosino en que, revista por él en los años de su conservadurismo, exprima su opinión sobre la Revolución del Sur. Como hemos visto anteriormente, la bibliografía sobre nuestro personaje es escasa. Aunque en las obras generales las noticias sobre los movimientos en que tuvo parte Soto y Gama abundan no nos permiten, con todo, elaborar una reconstrucción de las ideas profesadas por el revolucionario potosino. Por ello, un trabajo, con fuentes de primera mano, es menester. En este sentido, la columna vertebral de nuestra investigación es el acervo personal de Antonio Díaz Soto y Gama, localizado en el Archivo General de la Nación, la cual colección, compuesta del epistolario familiar de Soto y Gama, de artículos periodísticos varios, así como de los manifiestos y los documentos publicados por los diversos grupos con los que colaboró nuestro personaje, serán el hacha con que daremos luz a nuestra averiguación. En efecto, la unión de todos estos documentos nos permitió hacer una comparación entre lo que Antonio Díaz Soto y Gama aparentaba públicamente y cómo se veía él mismo, su actuación y los pasos por que anduvo para llegar a la madura reflexión sobre su participación política; todo lo cual nos descubre un panorama muy amplio para contemplarlo detenidamente. Del escrutinio del epistolario familiar de Soto y Gama podemos entresacar, además de señales que nos permitan determinar qué influencias pudiesen haber conspirado a la información de su ideología, también los trazos con que pintó, a familiares y propincuos, su propia etopeya. Lo cual no es pequeño hallazgo, pues, por este epistolario, venimos en conocimiento, lo primero, de que algunos de sus hermanos colaboraron diligentemente en la traza de ciertas operaciones zapatistas; lo segundo, del ascendiente que sobre el pensamiento y la obra de Antonio tenía la autoridad familiar.

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El provecho que, de los

documentos políticos, podemos sacar no es otro sino el de señalar el tipo de ideología a que, se iba inclinando nuestro hombre según pasaba, como militante, de una parcialidad a otra. Y, finalmente, de los artículos periodísticos, extraemos, primero, una miscelánea compuesta de las varias opiniones que, de la situación social y política, tenía antes, durante y después de la Revolución; luego, sus reflexiones acerca de lo que fuese el movimiento armado, y de su propia actuación en él; después, una reestimación, según su singular perspectiva, de aquellos personajes importantes con los que se había relacionado. Complementamos nuestras fuentes documentales con un rastreo de las publicaciones en las que apareció la firma de Soto y Gama.32 Esta pesquisa se aumentó con la compilación de artículos periodísticos de Román Iglesias González, El pensamiento de Antonio Díaz Soto y Gama a través de 50 años de labor periodística.33 Nuestro trabajo se nutrió también de los documentos disponibles en los siguientes archivos: El de Jenaro Amezcua, del Centro de Estudios de Historia de México; el de la Colección Revolución; el del Fondo Emiliano Zapata y el de la Colección Cuartel General del Sur, del Archivo General de la Nación, en los que se contienen documentos que nos ayudaron a dar luz sobre la participación de Soto y Gama en la época revolucionaria y posrevolucionaria. Además del Diario de Debates de la Cámara de Diputados, donde podemos leer las propuestas políticas y sociales que el abogado potosino ventiló en los correspondientes consejos de la dicha Cámara.

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Algunas de ellas fueron: Las Actualidades, La Opinión Pública, El Demócrata, El Diario del Hogar, Evolución, El Noticioso Mexicano, La Prensa, El Reformador, El Tiempo y Regeneración, publicados en la Ciudad de México. Así como El Eco del Sur y El Sur, publicados en Morelos. 33 Iglesias González, Román (compilador), El pensamiento de Antonio Díaz Soto y Gama a través de 50 años de labor periodística 1899 – 1949, Instituto de Investigaciones Jurídicas – Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1997.

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Otras fuentes de primera mano nos las aportaron los testimonios escritos por protagonistas de la Revolución con los que interactuó Antonio. Trabajos como el de Jacinto Huitrón, Historia del movimiento obrero en México34 y el de Rosendo Salazar, Las pugnas de la gleba35 nos brindarán información sobre la participación de Soto y Gama en el movimiento obrero. Las Crónicas y debates de las sesiones de la Soberana Convención Revolucionaria,36 así como el testimonio de Vito Alessio Robles37, nos hablan de la destacada intervención de nuestro personaje en la asamblea convencionista. Finalmente, la recopilación de varios documentos zapatistas, publicada por el Centro de Estudios Históricos del Agrarismo en México38, nos ayudaron a dilatar nuestro horizonte, y a exponer, con mayor amplitud, la participación de Antonio en el dicho movimiento campesino. El resultado de la investigación ahora ya desmenuzada es el texto que ahora se presenta, dividido en seis capítulos, y éstos cortados, a su vez, tanto como las fuentes lo permitieron, en tres secciones. En la primera se trata de la vida privada y de la actuación singular de Soto y Gama; en la segunda, se expone la militancia política de nuestro personaje dentro de grupos políticos y revolucionarios, y, finalmente, en la última sección, se analizan las posiciones políticas que Antonio sostuvo en el período tratado en el capítulo correspondiente, apreciando las palabras y las ideas de Soto y Gama diversamente exprimidas. Para ello, siguiendo cinco puntos clave señeros en el pensamiento de nuestro 34

Huitrón, Jacinto, Orígenes del movimiento obrero en México, Editores Mexicanos Unidos, 3ª edición, México, 1984. 35 Salazar, Rosendo y José G. Escobedo, Las pugnas de la gleba 1907 – 1922, Confederación de Trabajadores de México – Instituto Rosendo Salazar, 2 tomos, México, 1998. 36 Barrera Fuentes, Florencio (Introducción y notas), Crónicas y debates de las sesiones de la Soberana Convención Revolucionaria, 3 tomos, Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, México, 2014. 37 Alessio Robles, Vito, La Convención Revolucionaria de Aguascalientes, Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana – Comisión para la Celebración del LXXV aniversario de la Soberana Convención Revolucionaria de Aguascalientes, México, 1979. 38 El Ejercito Campesino del Sur (ideología, organización y programa), Centro de Estudios Históricos del Agrarismo en México, México, 1982.

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protagonista. Sepamos. Se analizarán su concepción de la religión; su idea de la mujer y de la familia; sus opiniones sobre el gobierno y el estado; su noción de revolución; así como su pensamiento agrario. El estudio fragmentado de estas cinco vertientes nos permite exponer la conformación de la ideología de Antonio, así como marcar la evolución que ésta tuvo. Por último, debemos declarar la segmentación en capítulos que hicimos de la vida de nuestro personaje. En el primero de ellos se elaboró una explicación sobre su contexto social –el Porfiriato-, y otra de su núcleo familiar y de las ideologías que a él fluían, lo cual modificó la niñez de Soto y Gama. En el segundo, se expuso la objetivación y el ejercicio político de Antonio, es decir, se hizo un estudio sobre la radicalización de su ideología al relacionarse con liberales como Ricardo Flores Magón. En el tercer apartado, se describieron las posturas ideológicas y políticas de Soto y Gama durante la breve coyuntura del triunfo maderista. De la participación de Antonio en el movimiento social de la Casa del Obrero Mundial, y de su transformación socialista, ya empezada la Revolución, se trató en el cuarto capítulo. En la quinta sección, se averigua por la participación de nuestro personaje en el movimiento zapatista, así como por la influencia que los campesinos y la guerrilla ejercieron en él, al ser esta experiencia la que lo determinó para la última etapa de su vida. Finalmente, un sexto capítulo, en el que se explicó su participación en el estado posrevolucionario junto con Obregón. También mostrarán el cambio ideológico y sus razones, juzgándolo todo como un conjunto de experiencias. Aprovecho el presente medio para extender mi más profundo y sincero agradecimiento a todas las personas que me han ayudado, guiado y apoyado a través de este largo camino. A mi familia, especialmente a mis padres Sara García, David Yáñez. A Raúl Yáñez, por sus consejos, a Rosa Zavala por su apoyo y ayuda, a Donovan Yáñez. A todos los profesores que

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me formaron y compartieron sus conocimientos conmigo, especialmente a José Pantoja por guiarme y ayudarme. A todos cariño, admiración y respeto. Expuestos los pormenores de la teoría y del método sobre los que se fundamenta la presente tesis, es hora de presentar al lector a Antonio Díaz Soto y Gama.

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Capítulo I. La formación social de Antonio Díaz Soto y Gama La historia de nuestro personaje se enmarca en la del estado de San Luis Potosí. La vida de Antonio Díaz Soto y Gama se entrelaza con una historia social, política y económica llena de contradicciones y vaivenes. San Luis, gracias a su producción minera y su ubicación espacial, fue uno de los estados en que se implementaron, rápidamente, las políticas económicas del gobierno de Porfirio Díaz. Esa misma posición hizo que fuera uno de los primeros estados que recibió el impacto de las consecuencias de la industrialización capitalista, y las contradicciones en la modernización igualmente capitalista del régimen. Estas contradicciones fueron asimiladas por una sociedad que, culturalmente, tenía una profunda raíz liberal; la que, sin duda, fue la generadora de la oposición política (y social) local contra el gobierno de Porfirio Díaz.

1.1 Contexto histórico del Estado de San Luis Potosí en la época de Soto y Gama En 1876, Porfirio Díaz se levantó en armas, enarbolando el Plan de Tuxtepec, y en el estado de San Luis Potosí, lo secundó su amigo, Carlos Díez Gutiérrez, quien, meses más tarde, derrotó a las fuerzas lerdistas, y ganó para los porfiristas el señorío incontrastable del dicho estado. Como recompensa, recibió el gobierno de San Luís Potosí, en el cual se mantuvo hasta su muerte, acaecida en 1898.39 Cuando Porfirio Díaz llegó al gobierno, se dio un gran impulso a la industria, y ésta, de hecho, tuvo un gran crecimiento nacional que se vio reflejado en el estado. Entre las riquezas 39

Durante el período presidencial de Manuel González, Carlos Díez Gutiérrez fue llamado a ocupar la Secretaría de Gobernación para el período de 1880 a 1884. Durante este tiempo, continuó al mando de estado por medio de su hermano Pedro, quien fungió como gobernador en su ausencia. Guerra, François – Xavier, México: del Antiguo Régimen a la Revolución, t. I, F.C.E., 2ª ed., México, 2012, pp. 97 – 98.

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de San Luis Potosí, se cuenta el gran número de yacimientos mineros, sobre todo de plata, así como la existencia de grandes zonas agrícolas. A causa del constate crecimiento del estado, su capital fue llamada “la Chicago de México”. 40 Además de los recursos naturales, San Luis también gozó de una posición geográfica muy buena para su aumento económico. Está localizado, en efecto, en el medio del trazo ferrocarrilero que va de la ciudad de México a Laredo; demás de hallarse sito en medio del nuevo ferrocarril que se construyó para unir el puerto de Tampico con la ciudad de Aguascalientes, para la cual máquina se edificó una estación en la capital del estado potosino.41 Durante el siglo XIX, los industriales, a lo largo del país, se beneficiaron de los bajos salarios que se impusieron a los trabajadores; de la abundancia de materia prima; de las constantes devaluaciones del peso mexicano; del continuado acrecentamiento urbano, así como de la entera apertura y favor al capital extranjero. San Luis Potosí no fue la excepción. 42 Como consecuencia de ésta modernización, las distinciones económicas y sociales entre las áreas rurales y las urbanas se fueron acentuando; así que, naturalmente, los conflictos políticos y sociales fueron asiduos. Por otra parte, la concentración de la propiedad rural, el despojo de tierras a los campesinos, así como las desfavorables condiciones de los trabajadores rurales dieron ocasión a ciertas rebeliones campesinas. Entre 1879 y 1883, se efectuó la revuelta de mayor envergadura, pues en ella se unieron tres mil hombres armados en el centro y el oriente del estado, según Pedro Díez Gutiérrez; quien, además, afirmó que tal sublevación consistía de rebeldes anarquistas y comunistas que proferían el grito de ¡Tierra para el agricultor! Por la

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Villegas… Óp. Cit., p. 28. Ibíd. pp. 28 – 29. 42 Cockcroft… Óp. Cit., p. 43. 41

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magnitud de la revuelta, su combate contó con la intervención de Bernardo Reyes como Ministro de Guerra, quien hubo de reprimir la insurrección.43 Sin embargo esta prosperidad, el estado se vino abajo a fines del siglo XIX y principios del XX. Ciertamente, la población se vio afectada no sólo por un desplome económico, sino, también, por la consecuente inestabilidad social y política. El mercado de la plata cayó; la saca de de dicho mineral se detuvo; y se clausuró la Casa de Moneda de San Luis. Esta situación se prolongó hasta 1905, cuando el sistema financiero mundial abandonó el patrón plata en favor del patrón oro; lo cual significó un duro golpe para las familias que dependían de esta rama de la economía, como la de los Arriaga. A causa de la adversidad en la minería, el salario real de los trabajadores decreció, pues, a pesar de que, nominalmente, los salarios aumentaron, ciertos factores como la inflación hicieron que la remuneración de los trabajadores se depreciara.44 Debido al desempleo, en 1900, San Luis Potosí ocupaba el quinto puesto entre los estados de mayor emigración. Los trabajadores se marchaban a los Estados Unidos para trabajar como braceros, mientras la ciudad de San Luis se volvía la quinta más populosa de México.45 Para empeorar las condiciones de vida de los trabajadores, a fines del siglo, una sequía causó hambre, y una epidemia de tifoidea ocasionó una mortalidad, casi general, entre la población. La situación alcanzó puntos tan negros en el estado, que, en 1896, varios industriales y hombres de negocios acudieron al presidente Díaz para requerir de él la sustitución de Carlos Díez Gutiérrez por Blas Escontría. Los hermanos Díez Gutiérrez habían cometido varios errores que no sólo aumentaron el endeudamiento del estado, sino que, al cabo, dieron al traste con la hacienda pública. Tamañas adversidades dieron pie a una amplio descontento 43

Ibíd. p. 52. Villegas… Óp. Cit., p. 23 y Cockcroft… Óp. Cit., p. 43 45 Cockcroft… Óp. Cit., pp. 23, 47. 44

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ya no sólo entre la clase alta, sino también entre los obreros y campesinos, no menos perjudicados. Blas Escontría era un candidato “natural” entre los industriales del estado, pues era socio de no pocas industrias de San Luis; por lo que esperaban que fomentara los intereses económicos de los inversionistas. Sin embargo, esto no fue suficiente para que Díaz destituyese de su cargo a uno de sus incondicionales; así que los industriales tuvieron que aguardar a la muerte del gobernador, en 1898, para que sus impetraciones fueran admitidas. 46 A lo largo del Porfiriato, los obreros potosinos, sobre todos los mineros, habían hecho algunas huelgas, a pesar de su prohibición. En 1884 cesaron en sus labores los obreros de Charcas y Matehuala. En 1886 fue turno de El Catorce. En los principios del Siglo XX (1901), se declaró una huelga en Matehuala que duró casi un mes, a causa de los altos precios de los alimentos, así como de las pésimas condiciones laborales. En 1903, los obreros de la compañía minera de Guggenheim, dieron principio a una huelga que terminó en tiroteos con que la policía de la compañía y las fuerzas federales pretendieron arredrar a los mineros; y, aunque no se registraron muertes, sí se habla de más de cincuenta arrestos.47 En el campo, las revueltas, sobre todo de campesinos, se reanudaron, así que, en 1905, hubo levantamientos en Ciudad del Maíz, Guadalcázar y en Potreritos, de nueva cuenta por el reclamo contra el despojo de tierras. Pero la renovación se guío por una formula y lenguaje político modernos, como lo prueba el que los rebeldes se adhiriesen al Partido Liberal Mexicano. Los disturbios sociales en el estado ya no cesarían sino hasta el estallido de la Revolución.48 El único aspecto que se mantuvo constante fue el medio intelectual potosino. Continuó siendo uno de los más avanzados y radicales en cuestiones de liberalismo. Fue en las 46

Ibíd. p. 24 y Guerra… t. I, Óp. Cit., p. 244. Guerra… t. II, Óp. Cit., p 49. 48 Ibíd. p. 261. 47

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escuelas del estado –la Normal y el Instituto Científico y Literario- donde se formaron importantes maestros que ayudarían a la expansión del liberalismo y se convertirían en importantes revolucionarios, como Luis G. Monzón, de Sonora, y Antonio I. Villarreal, de Nuevo León.49 Sin duda, en San Luis el liberalismo tenía una arraigada tradición opositora. Uno de los más ilustres ejemplos de ella es Ponciano Arriaga, liberal constituyente de posiciones radicales, recordado por su voto en contra de la ley de desamortización de bienes, no menos que por su papel como precursor del agrarismo. La propuesta más combativa de Arriaga, en el Congreso Constituyente de 1856, fue la de eliminar los latifundios, con la finalidad de dotar de tierras a todos los campesinos; así como la creación de un sistema de impuestos que favorecieran a los pobres.50 No era un hecho fortuito que Arriaga tuviera estos cuidados con el problema agrario y los campesinos, pues su estado natal fue escenario de numerosas revueltas campesinas, como la de 1849 y la de 1856, de sobrada envergadura. Bajo estas condiciones contradictorias de modernización y adversidad que vivió el estado de San Luis Potosí, se formó Antonio Díaz Soto y Gama, y, con él, toda una generación que promovió el movimiento revolucionario y participó vehemente en él. Muchos de sus miembros, como el mismo Díaz Soto y Gama, pertenecían a la clase media, una clase que, si bien se benefició del crecimiento de la industria y del comercio en el estado, con todo, resultó perjudicada por las calamidades económicas y por los diferentes obstáculos políticos y sociales con que el régimen porfirista les estorbó el ascenso social y el mejoramiento de su estado vital.51 Es en este contexto contradictorio en el que nacieron las inquietudes que

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Guerra… t. I, Óp. Cit., p. 439 Cockcroft, Óp. Cit., p. 31. Para una exposición más detallada de la propuesta de Ponciano Arriaga y su participación en el Constituyente del 56, véase Guerra… t. I, Óp. Cit., pp. 270 – 272 51 Cockcroft… Óp. Cit. p. 44. 50

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generaron un movimiento intelectual y político por demás entoldado, incluso más dilatado y profundo que el de la reforma liberal.

1.2 Contexto familiar y primeros años Antonio nació del matrimonio entre Conrado Díaz Soto y Concepción Gama y Cruz. Él era abogado, nacido en Puruándiro de Calderón, Michoacán. Hijo de un viejo soldado de la Reforma de quien heredó su filiación lerdista, el señor Conrado estudió la carrea de jurisprudencia. Andando el tiempo, además de ejercitar la abogacía, se desempeñó como maestro y director del Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí. 52 Doña Concepción era hija del médico jalisciense Ignacio Gama. Fue una mujer celosamente católica, y, según recordará Soto y Gama, fue su maestra en cristiandad y primeras letras. 53 Distintiva de la sociedad decimonónica mexicana, esta bipolaridad entre liberales y religiosos subió más de punto con la Guerra de Reforma y la Intervención Francesa. Numerosas familias se encontraban engastadas entre un padre liberal y una madre profundamente católica; lo que, inevitablemente, traía problemas y situaciones que influían en sus miembros.54 El 23 de enero de 1880 nació Antonio María Ildefonso Díaz Gama, el primogénito. Los conflictos de ideología comenzaron pronto. Don Conrado no convino en bautizar al niño Antonio sino hasta pasado más de un año y medio después de su nacimiento; y esto sólo merced a las continuadas instancias de su esposa.55 El pequeño Antonio comenzó sus estudios primarios siendo aún muy joven. Primero, recibió lecciones de doña Concepción, su

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Villegas, Óp. Cit. P. 31 Gómez Gutiérrez… Óp. Cit. p. 6 54 Es importante señalar que, si bien el liberalismo estaba presente en la sociedad mexicana, éste de ninguna manera llevaba un ateísmo; más aun, ni siquiera se llegaba al anticlericalismo; sino que, en la mayoría de los casos, había un rechazo a la participación directa de la Iglesia Católica en la política y las funciones del Estado. 55 Ídem. 53

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progenitora, y, posteriormente, entró al Instituto de la Inmaculada Concepción cuando tenía cinco años de edad;56 si bien se puede afirmar que la principal influencia cultural que tuvo venía de su propia familia, particularmente de su padre, más activo en asuntos políticos y culturales. Un retrato de Sebastián Lerdo de Tejada honraba la sala de la familia Díaz Gama; el cual era indicio del credo liberal profesado por don Conrado, quien, como tal, daba gran importancia a la educación como un medio de superación: “¿Cómo puede ser la ignorancia más benéfica que la ciencia? ¿Qué? ¿Por aquella se llega al perfeccionamiento intelectual, moral y material más bien que por esta?,”57 clamaba en un discurso en favor de la educación laica; en el cual afirmaba al auditorio ser la educación el instrumento con que podría erradicarse los males que azotaban al país. Más que: … el mal existe en nosotros mismos, hemos nacido con él, nuestros perversos instintos, la depravación de nuestra naturaleza siempre nos hará incurrir en crímenes; pero esto es más antiguo que el progreso de las ciencias y las artes, y subsistirá a pesar suyo, con la salvedad muy notable de que los hombres y las naciones verdaderamente cultas, economizarán la maldad, debido a aquel elemento salvador. 58

Los discursos de don Conrado abundan en referencias a los autores clásicos, y, sobre todo, a los ilustrados, entre los que destaca la influencia de Jean Jacques Rousseau. Como buen liberal, pedía tener, por dechado, avances estadounidenses como el respeto a las leyes, su orden político, su gran industria y su progreso en la agricultura. Como partidario lerdista, alabó la actuación de los héroes de la Reforma; ensalzó, como ejemplos, a Benito Juárez y a Ignacio Zaragoza, mientras menospreciaba la participación de Porfirio Díaz y reprehendía a aquellos personajes que se habían servido de las guerras de Reforma y 56

Gómez Gutiérrez… Óp. Cit. P. 6. Díaz Soto, Conrado, Discurso a los alumnos del Ynstituto, 1878, San Luis Potosí, Archivo Antonio Díaz Soto y Gama, Rollo 2, Archivo General de la Nación, México. 58 Ibíd. 57

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contra los franceses en su provecho. También hizo una crítica de los afanes, tanto de Juárez como de Lerdo, para mantenerse en el poder: Todo gobierno se gesta y desprestigia en poco tiempo, y, ávidos de impresiones nuevas, desearíamos cambiarlo desde luego, y hacer otros ensayos. No toleramos, pues, un gobierno largo que, para nosotros, sería el tormento de Sísifo, y por esto es que apelamos a medios violentos para libertarnos, explicándose así cómo la revolución ha sido nuestro estado normal, y continuará siéndolo, si no nos oponemos fuertemente a ello.59

Y, aunque el señor Conrado pronunció estas palabras sólo un par de años después de la llegada de Porfirio Díaz al Ejecutivo, resultan ilustrativas sobre la opinión que le pudieron merecer sus sucesivas reelecciones presidenciales. Dio muestra de posiciones progresistas y claramente antiporfiristas, aun antes del nacimiento de su hijo; las cuales, sin duda, serían las que le transmitiría a éste desde la niñez. Cuando se inició el susodicho proyecto para la construcción del ferrocarril a Tampico, don Conrado fue el encargado de pronunciar el discurso de bienvenida al ministro de fomento, Vicente Riva Palacio. Mostrando la tensión que se vivía entre el pueblo potosino y las autoridades gubernamentales, expresó: “… el Ejecutivo Federal que representáis aquí, no viene precedido de cañones y rémington para difundir, entre nosotros, pavorosa alarma. Venís, muy al contrario, como ilustre campeón á librar un combate, sí, pero ¿qué combate? El combate de la civilización y de la paz.”60 En lo tocante al tema del ferrocarril, don Conrado hizo una crítica de la preferencia por el capital extranjero en la industria mexicana. Reclamó: Existe una vorágine llamada ferrocarril de Veracruz que todo lo absorbe y nada bueno devuelve…. Es un ferrocarril mexicano solo porque atraviesa patrio suelo, pero no es mexicano, aunque se ha construido con nuestro dinero. El desequilibrio producido por ese ferrocarril, y principalmente en el de este Estado, resuelven concluyentemente la 59

Díaz Soto, Conrado, Discurso por la celebración de la Batalla de Puebla, 5 de mayo de 1877, San Luis Potosí, AADSyG, rollo 2. 60 Díaz Soto, Conrado, Discurso al C. Ministro D. Vicente Riva Palacio, 15 de mayo de 1878, San Luis Potosí, AADSyG, Rollo 2.

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planteación de otro ferrocarril… Necesitamos un ferrocarril de aquí a Tampico y debemos construirlo… sin excluir el capital extranjero, a quien se abren francas puertas, con las acciones de ambos gobiernos y el pequeño grano de arena de cada habitante.61

Para Conrado Díaz Soto el ferrocarril era la materialización del progreso y la modernización del país, y, consecuente con sus principios, debía favorecerlo, aunque con ciertas reservas en cuanto a las concesiones a extranjeros que se llevarían la riqueza que le pertenecía a los nacionales. El señor Conrado prosiguió diciendo: “el filósofo napolitano erró, felizmente para la humanidad, al suponer que el mundo gira alrededor de un círculo. No. El mundo marcha en línea recta indefinida y en progresión geométrica - creciente. Sí pues el ferrocarril es la línea recta [sic].”62 Confirmado su credo liberal con devoción al progreso, y haciendo criticas certeras a la política extranjerizante del gobierno, el padre de Soto y Gama fomentó una propuesta de vía férrea que, finalmente, se construyó con fondos públicos; si bien desaprobó el que, al poco tiempo, se concesionase a empresarios privados, tanto nacionales y extranjeros, y denunció que uno de los beneficiados había sido Pedro Díez Gutiérrez, hermano del gobernador potosino.63 Una de las actividades favoritas de don Conrado era convocar, en su casa, a reuniones a las que acudían personajes importantes de la política estatal e, incluso, nacional, así como algunos intelectuales.64 En estas juntas se trataba de conflictos tanto nacionales como extranjeros, así como de asuntos políticos, sociales y, sobre todo, filosóficos, con notoria preponderancia del tema de la libertad. El muchacho Antonio asistía en aquellos concilios; los

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Ídem. Ídem. 63 Villegas… Óp. Cit. p. 29. 64 Gómez Gutiérrez… Óp. Cit. Pp. 6 -7. Entre los nombres citados por este autor se leen los de Miguel Otero, Esteban Olmedo, Eduardo Ramírez Adame, Sebastián Reyes, Jesús E. Monjarás, Antonio F. López, Manuel Medina, Fortunato J. Nava, Alfredo Flores José C. Rostro, Emilio Ordaz, Manuel O. Silva, etc. 62

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cuales, a vuelta de los años, picarían su curiosidad en los temas tratados, para pasar, después, a imitación de las actividades de su padre, a la militancia política. 65 En 1921, Soto y Gama recordaría una anécdota que ilustra el valor del ámbito político en que vivía su hogar: Hubo en mi tierra natal, en San Luis Potosí, un político, mejor dicho, un pobre hombre, un individuo sin significación de ninguna clase que sufrió un desfalco en la administración de una oficina rentista. Mi padre, hombre de experiencia, decía en uno de esos desahogos íntimos que se tienen en el hogar: ’’Este hombre es feliz, este hombre ha conquistado ya una posición alta. ¿Qué premio le irá a dar el general Díaz por este delito? Porque, en esta administración, todos los delitos se premian’’. Yo era niño, pero conservé aquellas frases, y, al poco tiempo, vi en la prensa que aquel hombre, que no quiero mencionar por que viven sus hijos, era elevado por Porfirio ’Díaz a la categoría de senador de la República.66

Es gracias a esta admiración que profesa desde muy pequeño hacia su padre que decidirá tomar ambos apellidos paternos y unirlos al materno, tomando así el nombre con el cual sería conocido, Antonio Díaz Soto y Gama.67 A los once años, Antonio dio principio a sus estudios de preparatoria en el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí. La formación liberal que recibía en el seno de su familia se corroboró con la educación liberal impartida por el régimen, la cual lo dotó de una nueva percepción, y de los instrumentos propios del liberalismo positivista. Eso se manifestó muy tempranamente en la vida de Antonio. En 1892, el adolescente Soto y Gama, junto a familiares cercanos de su edad, formó el “Club Chichimeca”, en el que celebraba actos conmemorativos de las fiestas patrias, siendo el más importante la celebración de la Independencia. En cada una de estas reuniones, nuestro biografiado pronunciaba un discurso patriótico en el que relacionaba las virtudes y valores de los héroes

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Ibid. P. 7. Diario de Debates, Cámara de Diputados, XXIX Legislatura, sesión del 22 de diciembre de 1921. 67 Villegas… Op. Cit. P. 31 66

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nacionales con los problemas que se presentaban en el México de fin de siglo; más aun, se atrevió a criticar, en ellos, la permanencia de Porfirio Díaz en el poder. El discurso más antiguo de los susodichos lleva por data el 15 de septiembre de 1893. En él se nos expone todo el cuajo de ideas que coexistían en la época, a las cuales se adhería Soto y Gama. Con motivo de la conmemoración del inicio de la Guerra de Independencia, dijo: … sigamos con fe su sagrada insignia, religión y libertad. No nos olvidemos de que, a ese lema y no a otro, debemos nuestra independencia, ni de que, al grito de: “¡Viva la religión católica y mueran los gachupines!”, se levantó el venerable cura de Dolores contra el poder que, injustamente, ejercían sobre nosotros los españoles.68

Vemos cómo, para nuestro liberal, el impulso del movimiento independentista fue la fe que tenían los héroes patrios, y que, al enaltecer la religión católica, gozaban del favor divino para llevar a cabo su empresa. En este punto, en el centro de sus pensamientos se encuentra la religión. Por otra parte, en esos discursos se advierte la estimación de la elocuencia liberal sobre el progreso, e insiste en que el país lo alcanzaría mediante la unidad nacional y la instrucción moral y científica. Ésta unión de religiosidad y liberalismo científico es una muestra de cómo digería nuestro personaje la formación religiosa recibida de su familia, especialmente de su madre; la autoridad patriótica y progresista de su padre, y el liberalismo sostenido por el estado. La ideología de Soto y Gama giraría en torno a estos puntos, restándoles o sumándoles importancia a lo largo de su vida. El énfasis que el joven Antonio ponía en la celebración de la Independencia, así como el cargar la mano en puntos como la libertad, la tiranía y la opresión del pueblo, hacen pensar en que, para el autor de las antedichas oraciones, la dominación española estaba, a la sazón, 68

Díaz Soto y Gama, Antonio, Discurso, 15 septiembre 1893, San Luis Potosí, AADSyG, rollo 7.

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representada por el gobierno de Díaz; y en que esperaba el nacimiento de un nuevo movimiento liberador. En su peroración de 1895, dice: Muy pronto encontró Hidalgo dignos imitadores que se empeñaron con ardor en la empresa que él iniciara: Morelos, Matamoros, Bravo, Galeana, Guerrero, Torres y multitud de otros héroes que no había acabado la raza de Cuauhtémoc, que si los mexicanos pueden alguna vez ser sojuzgados por la fuerza bruta, nunca perderán el sentimiento de su dignidad…69

Y continúa preguntando el porqué de la aparente apatía entre los mexicanos, vistas las injusticias, o el desamor de la patria, tibiezas representadas por hechos tan sencillos como el desdeñarse de la celebración de las fiestas nacionales; a lo que el autor se responde que “Las causas son muchas; pero me contentaré con señalar una sola. Diez y nueve años de tiranía han bastado para entibiar en nosotros el sentimiento patrio.”70 No parece excusado señalar que, desde temprana edad (a los quince años), podemos ver cómo empieza a germinar la semilla antiporfirista con la que había crecido desde su nacimiento, hasta ser planta que se arraigaba en su pensamiento y le daba alientos para una militancia política, que nacería, naturalmente, a vuelta de pocos años. Una anécdota interesante cuenta que los ataques dirigidos a Díaz en estos discursos llegaron a oídos del gobernador del estado, Carlos Díez Gutiérrez, quien envió a un empleado suyo para que le recomendara al jefe de familia que su hijo se abstuviese de pronunciar tales discursos, porque llevaban trazas de ataques contra el gobierno. A lo cual, don Conrado respondió: “Dígale usted al Gral. Carlos Díez Gutiérrez y al Gral. Díaz que ellos mandan de la puerta de mi casa para afuera, pero de la puerta de mi casa para adentro, mando yo.” 71 Esta anécdota es, como dije, importante porque ilustra la instrucción familiar que recibió el joven

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Díaz Soto y Gama, Antonio, Discurso, 15 de septiembre de 1895, AADSyG, Rollo 7. Ídem. 71 Gómez Gutiérrez… Op. Cit. p. 10 cf. Villegas… Op. Cit. p. 38 – 39. 70

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Soto y Gama, sobre el respeto de los valores y derechos. Nos da, además, luz en las impresiones duraderas que él no sólo rescataría, sino que aprovecharía en lo futuro, como lo podemos constatar en las memorias, los discursos y la correspondencia de su etapa madura. Otro rasgo de su personalidad en esta época es la afición a la soledad. Aunque no hay pruebas para establecer las causas de esta singularidad, me parece que una de ellas puede ser su dedicación al estudio y su gusto para hacerlo sin distracciones; probablemente como un instrumento para ajustarse al modelo paterno, y ejercitarse en las virtudes y en la responsabilidad que, como hijo primogénito y hermano mayor, tenía para con sus familiares, sobre todo con sus hermanos menores. No huelga decir que algunos de sus compañeros de estudio verían a semejante como algo estrambótico.72 Como quiera que fuese, esta disciplina nos ayuda a explicarnos muchas de sus decisiones y maneras de proceder en lo porvenir.

1.3 El joven Antonio o de su independencia política Las primeras modificaciones ideológicas que vivió Antonio Díaz Soto y Gama comenzaron a partir de su ingreso al Instituto Científico y Literario, suceso que marcó la vida de nuestro personaje, pues él mismo declaró que fue gracias a la educación liberal y científica que se impartía que se había desvanecido su fe católica: “…jamás se nos habló de la Causa Primera…. A esa educación peligrosa, siguió la lectura de libros peligrosos para una mentalidad en formación: Víctor Hugo y otros anticlericales, los discursos de Gambeta, Rousseau, Combes, Rouvière y otros políticos franceses.”73

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Gómez Gutiérrez… Op. Cit. Pp. 11 – 12. Duarte, Gabriela S., Soto y Gama narra su vida en Mil semanas de Señal, AADSyG, rollo 6.

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El mismo Antonio confiesa la importancia que tuvo el sistema educativo porfiriano en su formación; y, del mismo modo que su padre, atribuyó una señalada importancia a la educación en su proyecto político. Todo orden estatal, de carácter nacional, necesita, como una de sus trazas, la formación de individuos que puedan continuar y perpetuar el proyecto en la práctica, por lo que es menester el establecimiento de un programa educativo que cumpla con dichos objetivos.74 Porfirio Díaz no fue la excepción, y, para el cumplimiento de sus planes, impulsó la fundación de escuelas normales para la instrucción de profesores, quienes, a su vez, por medio de la Escuela Nacional Preparatoria y de los Institutos Científicos y Literarios, prepararían al hombre liberal que perseveraría en el progreso estrenado por Díaz.75 El programa educativo del porfiriato estaba dividido en tres etapas. La primera sería la religiosa, impartida por la familia en los primeros años de vida del individuo; la segunda se presentaría como la educación liberal clásica, durante los estudios primarios; y, para terminar, la educación liberal positivista, se haría durante la formación profesional.76 Conforme avanzó la educación de Antonio, encontramos, en sus discursos, la influencia de un liberalismo cada vez más radical. Una de la características del sistema educativo que hallamos en la formación de Antonio, como nos lo señala François – Xavier Guerra, es que, para los liberales clásicos del porfiriato, la enseñanza del dogma liberal debía llevarse al cabo mediante la justificación histórica, es decir, la Historia se levantaba como el vehículo mediante el cual la evolución de la sociedad mexicana tendía, irremediablemente, hacia el liberalismo, y, con éste, al progreso nacional.77 Antonio repitió este discurso cuando dijo: “he consultado a

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Villegas… Op. Cit. p. 25. Véase Guerra… t. I, Op. Cit. Cap. VII 76 Ibíd. P.428. 77 Guerra… t. I, Op. Cit. Pp. 429 – 430. 75

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la Historia, y esta gran maestra de la verdad me ha señalado la marcha que debe seguir la civilización”.78 La educación también forjó un juicio entre los estudiantes de la época en cuanto al constante reclamo de libertades por parte de la clase media; las cuales, teóricamente, estaban aseguradas por la ley, pero, prácticamente, les eran negadas.79 Así, vemos la razón por la que, en el discurso sotogamiano, junto a la dimensión política, siempre hay una dimensión histórica; sobre lo cual fundamenta sus proposiciones arguyendo datos y relaciones a hechos de un pasado no solamente nacional, sino internacional. Ambas dimensiones conformaron el método discursivo que sostuvo durante toda su vida. La educación en los institutos científicos y literarios se caracterizó por su liberalismo radical. El responsable de ella fue Enrique C. Rébsamen, principal impulsor de la reforma pedagógica y director de la Escuela Normal de Jalapa. De ideas por extremo revolucionarias, pues opinaba que “la independencia más difícil de conquistar es la intelectual y moral”, su sentencia sobre el liberalismo anticlerical tuvo gran valimiento en la educación a través de las reformas que llevó al cabo, o él mismo o sus discípulos. El dicho pensamiento pronto vino en conocimiento de la pedagogía libertaria de Francisco Ferrer Guardia.80 En esta etapa, la relación predominante de Soto y Gama fue el vínculo con sus familiares, mientras que, en el ámbito escolar, se juntó con estudiantes correligionarios para crear la Sociedad Liberal de Alumnos. Entre estos sus compañeros se destacó José María Facha, quien se constituyó en vicepresidente de la Sociedad.81

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Díaz Soto y Gama, Antonio, Discurso parlamentario sobre el “derecho de presas”, 28 de mayo de 1898, San Luis Potosí, AADSyG, rollo 7. 79 Villegas… Op. Cit. P. 39 80 Guerra… t. I, Op. Cit. pp. 433 - 434. 81 Gómez Gutiérrez… Óp. Cit. p. 20

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1.4 Temas del discurso y el pensamiento del joven Antonio. Existen, en su archivo personal, varios trabajos escolares de esta época. En ellos podemos ver el despliegue ideológico de nuestro biografiado. Hallamos también la exposición de ideas progresistas. Y podemos, finalmente, seguir la maduración de sus inclinaciones políticas, así como el paulatino acercamiento a posiciones cada vez más extremadas, de suerte que vendrán a ganarlo para el movimiento precursor de la Revolución. En su época universitaria, los temas de interés se ampliaron. No sólo dio de mano con el gusto de los asuntos religiosos, sino que aparecieron otros, como el de la sociedad porfiriana, o el de la mujer y su lugar en la sociedad.

1.4.1 Religión. Como hemos visto, la religión católica fue inculcada, principalmente, por la madre durante la infancia de don Antonio; pero este valimiento, como probanza, se vuelve simplista al reducir el papel de las mujeres a un arquetipo promovido por la ideología dominante, tanto del periodo revolucionario como del régimen que lo sustituyó. No hay que olvidar que la religión no sólo fue impulsada por las élites dominantes de la Iglesia, sino, también, por el aparato institucional del estado. Debe, pues, quedar claro el papel que representó el régimen porfirista en la divulgación de la religión. Observamos este papel en la política de conciliación que Porfirio Díaz tuvo con la Iglesia Católica para distender las tensiones que causaron las Leyes de Reforma; de lo cual se siguió que, en gran parte, éstas no se observaran. Dicho lo anterior, conviene recordar que, durante su niñez, la religión cobró un importante ascendiente en la ideología de Antonio; aunque se fuese templando merced a la autoridad paterna y a la educación escolar. Sin embargo, la religión no fue por él

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menospreciada del todo, pues continuó Soto y Gama escribiendo discursos patrióticos permeados de su sentimiento religioso; e, incluso, afirmó que fue gracias a la doctrina católica que se pudo sacar adelante la Independencia: Si echamos una ojeada sobre la épica historia de nuestra Guerra de Independencia, reconoceremos desde luego que la virtud que más resalta en el carácter moral de nuestros héroes, y lo que, al mismo tiempo, contribuyó más al éxito de su empresa, no es otra que su fe firmísima en la Divina Providencia… ved por ejemplo a Hidalgo, ved cómo, en todos sus actos, recurre al auxilio divino; ved cómo inmediatamente después de su levantamiento en Dolores, adopta, por estandarte para su Santa Causa, la imagen de la Virgen Santísima de Guadalupe, confiando de este modo a la madre de Dios el cuidado de velar por el logro de su inmortal empresa.82

Adhesión que concuerda con el liberalismo de la época, (y que su mismo padre sostuvo), en el que se mantenía una postura crítica frente a la Iglesia y una militancia política anticlerical; pero en ningún momento se ponía en entredicho la existencia de Dios. Conforme avanzaron sus estudios en el ya dicho Instituto, estas referencias a la religión católica fueron disminuyendo hasta desaparecer completamente. En el documento y discurso más antiguo sobre temas jurídicos que de Antonio tenemos (cuya data es de 1896), hecho con motivo de la conmemoración del aniversario luctuoso de Morelos, la palabra religión se ve tachada: “... la humanidad y la patria, la religión la razón y la ciencia, me ordenan, como a todos mis semejantes, que examine a fondo los anales del mundo, que procure comprender los arcanos de la historia….”83 El poder de la educación positivista empieza a ser notorio en el discurso sotogamiano al ir escaseando, cada vez más, la referencias a la fe católica. Aunque, en sus discursos, nuestro biografiado siempre imprimía un cierto cientificismo, éste se refería más a la Historia que a otras ciencias. A medida que va avanzando en su formación como

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Díaz Soto y Gama, Antonio, Discurso, 15 de septiembre de 1896, AADSyG, rollo 7. Díaz Soto y Gama, Antonio, Alocución presentada por su autor en la velada fúnebre de la Sociedad Patriótica Morelos, en honor a D. José María Morelos, 22 de diciembre de 1897, AADSyG, rollo 7. Tachado en el original. 83

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abogado profesional, este cientificismo aumenta, y comienza a tocar en otras ciencias de mayor crédito, como la sociología, o el darwinismo social. Sin embargo, no hay que apresurarse a notar a Soto y Gama como un hombre antirreligioso. El desplazamiento del catolicismo al cientificismo no significa, necesariamente, un abandono del espíritu religioso, pues el positivismo se proclamó como la nueva y verdadera religión; y, en efecto, se entiende este positivismo como la superación de las religiones deístas y la creación de una religión científica. Así pues, los positivistas fomentaron la traza de un nuevo orden jerárquico, basado en fundamentos científicos que sanarían la sociedad enferma. De esta renovación serían adalides los científicos, quienes sustituirían todo tipo de conducción política y religiosa tradicionales. El positivismo exigía, como cualquier variante del cristianismo, la autodisciplina de las emociones o pasiones (en este caso, para alcanzar la objetividad), así como la creencia en la ciencia, y, finalmente, preconizaba las virtudes ciudadanas y la lealtad al estado.

1.4.2 La mujer. En el archivo personal de nuestro biografiado existen también trabajos escolares sobre el divorcio o juicios ficticios por adulterio; en los cuales trata, diversamente, de la mujer y de su situación en la sociedad porfiriana. Soto y Gama elabora una muchedumbre de tesis sobre el lugar que deberían ocupar las féminas en la sociedad. Aunque aún podemos ver en sus escritos una señalada afición religiosa, sobre todo, en sus definiciones de la relación de la mujer con la religión católica, al imputarle a ésta el ser la promotora de los estorbos culturales en la familia. Junto con el estado de la mujer, vemos también que le reconoce un papel muy

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importante a la familia; de lo cual barruntamos los cambios muy importantes de su pensamiento futuro. Para el joven Antonio, la familia nuclear era “la base de la sociedad”, por tanto, el estudio del divorcio debía llevarse a cabo con el mayor cuidado posible, y bajo presupuestos totalmente rigurosos. Por esta parte, Soto y Gama declara que “el divorcio es aceptable cuando alguno de los esposos ha cometido un acto contra del otro, por el cual ya no puede haber reconciliación.”84 Es decir, cuando se rompe el vínculo sentimental, el matrimonio pierde su sentido, el cual no es otro sino amar a la pareja hasta la muerte. Por el divorcio, ambas partes deberían poder iniciar una nueva unión, esta vez más madura y mejor proyectada. Sin embargo, la mujer se encontraría en desventaja al haber perdido su virginidad y, con ella, su belleza. Visto eso, el autor señala que, para la mujer, sería mejor tal situación que sentirse atada a un hombre que ya no ama. Aunque para Antonio de desear sería que no existieran divorcios, sí deja en claro que es obligación del estado afianzar la gestión del divorcio; si bien, para prevenir a este mal, el mejor arbitrio sería la difusión de la moral cristiana.85 Otro documento en el que toca el punto del género femenino es especialmente significante, porque en él se trata del caso de acusarse a cierta mujer por haber asesinado a su esposo de consuno con su amante. Oigamos lo que Soto y Gama dijo: “… un comportamiento totalmente impropio de una señora honrada y cuidadosa de su reputación. Frecuentemente la sorprendió en algunas liviandades y en actos no muy conformes al decoro.” Las acciones de Doña María Vicenta, la rea de homicidio, encarnaban todo lo contrario a lo que se esperaba de una mujer sumisa, por lo que sus acciones claramente denotaban una conducta inapropiada (“relaciones ilícitas, relaciones adulteras”). Movida por 84

Díaz Soto y Gama, Antonio, Disertación sobre el divorcio, leída en la clase de 1° de Derecho del Instituto Científico y Literario del Estado de S. L. Potosí, 6 de abril de 1896, AADSyG, Rollo 7. 85 Ibíd.

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los cuestionamientos de su esposo, don Santiago, la acusada decidió llevar al cabo el asesinato en contubernio con su amante, crimen éste que, según palabras del abogado potosino, Le han inferido un golpe rudo y trastornador á los cimientos sobre que descansa el edificio social… la familia, esa sociedad en pequeño, de la que dimanan así los miembros que forman la gran sociedad… la familia se siente herida de muerte. Se ha visto a una esposa que, después de ultrajar infamemente la honra de su marido, se coliga con su vil amante, con su cómplice de adulterio, para arrebatar la vida [a su esposo].86

Para Soto y Gama, el matrimonio era inviolable, así que, con base en eso, prefería aceptar el divorcio a que éste permaneciera violentado. Como vemos en este ejemplo práctico, de la imposibilidad de llevar al cabo el divorcio resultó, primero, en la deshonra del cónyuge mediante la infidelidad, y, después, en la deshonra del matrimonio mediante el asesinato de su esposo. En el fondo, lo que hay es que la defensa que Antonio hace del amor no es otra sino la de la fidelidad entre el hombre y la mujer; lo que palia el autoritarismo de la sociedad moderna y la sujeción a ella, pues, a pesar de la legalización del divorcio, los estándares sociales de una posible nueva relación serían iguales. En el siguiente ejemplo, se muestra cómo Soto y Gama prefiere evitar situaciones inmorales, permitiendo y, en efecto, en casos especiales, acudiendo el divorcio. Sobre un juicio por la anulación de un matrimonio, Soto declaró: “¿Conocéis vosotros, señores jueces, algo más sagrado entre las instituciones humanas que el vínculo matrimonial?”87 Para el autor, es inicuo permitir que una mujer y un hombre que no se aman, sino que se aborrecen, permanezcan unidos en una unión que “no se halla en aptitud de realizar los trascendentales

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Díaz Soto y Gama, Antonio, Discurso sobre el asesinato de un marido por su mujer y los amantes de esta, 21 de abril de 1898, AADSyG, Rollo 7. 87 Díaz Soto y Gama, Antonio, Discurso sobre la nulidad de un matrimonio por impotencia [ilegible] del marido, 13 de abril de 18898, San Luis Potosí, AADSyG, Rollo 7.

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fines del matrimonio”,88 sino que, por el contrario, no haría otra cosa más que desopinarlo, además de someter “a la desgracia más horrible a dos inocentes que no han cometido otro delito que el de sufrir una funesta equivocación.”89 Una vez más, haciendo alarde de una concepción más bien moralista y religiosa, alaba el hecho de que la esposa “ha tenido bríos para conservar, incólume, su virginidad e inmaculado su buen nombre”, 90 por lo que no merecía el castigo de padecer, por más tiempo, las ataduras del matrimonio. En caso contrario, el autor se pregunta: “¿Se entregará a la disipación, al libertinaje, para encontrar ahí goces, siquiera sean materiales y rastreros, que ahoguen lo inmenso de su pena?”91 Observamos también que la defensa que hace Antonio de la mujer es más un ideal, un tanto utópico, que no la de una mujer real, enfrentada a la situación que nos plantea; lo que nos manifiesta una percepción idealista de una realidad mucho más aceda. Hacia los últimos años del siglo XIX, el apego a la religión católica aún está presente en Soto y Gama, aunque en franca retirada. Ahora, sus posturas son laicas y de profunda admiración de la obra de Juárez y de los hombres de la Reforma, por lo que critica duramente los intentos de la Iglesia por injerir en la política mediante su arma por excelencia: la mujer; pero, al mismo tiempo, reproduce la religión liberal, que es una religión en la que el Dios cristiano es sustituido por el Dios-estado, es decir, por la religión cívica. En este sentido, en un discurso pronunciado por Antonio sobre el Congreso Constituyente de 1856, expresa que “… en el mismo Congreso… no se encontró una mayoría que sancionara la libertad de cultos; pues, en el seno de la familia, se arrodillaban la esposa, la hija y la madre, ante el severo diputado, arrancándole con su necio llanto y con sus torpes

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Ibíd. Ibíd. 90 Ibíd. 91 Ibíd. 89

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suplicas la promesa de que votaría en contra de la libertad religiosa.” 92 En este sobresale la importancia de la relación que hace el autor entre la ignorancia y la sujeción de la mujer a la religión católica, la primera, como herramienta de ésta última. Si bien la mujer podría tener el derecho al divorcio y cierta igualdad respecto al hombre, también la describe como objeto de manipulación de la Iglesia, empleada, para ello cierta ignorancia. Al parecer, para Soto y Gama, la importancia de la mujer está en la formación de la familia, a la que aún en 1899 protege de las garras del comunismo – positivismo,93 diciendo que “… la sociedad sufrirá la más espantosa de las catástrofes, el día que se proclame la supresión de la familia, la desaparición de la amistad y el exterminio del matrimonio… porque todas estas instituciones serán o no nobles, pero forman el núcleo del progreso y la condición ineludible de la existencia social.” 94 A partir de aquí, podemos venir en conocimiento de que el concepto de patria es de suma importancia para nuestro biografiado. En efecto, pone un acento mayor en el sentimiento patriótico que en otros conceptos, como el de estado o el de gobierno.

1.4.3 Estado Debido a que la ideología de Soto y Gama se encontraba aún en etapa embrionaria, no parece tener, entonces, una visión clara de la función que el estado debe cumplir, sino que se enfoca en la idea de patria. Sin duda, el patriotismo es un sentimiento heredado de su padre,

92

Díaz Soto y Gama, Antonio, Alocución, pronunciada el 18 de julio de 1899, aniversario del fallecimiento de Juárez, en Iglesias González… Óp. Cit. p. 100. 93 Posiciones antagónicas que equivocadamente relaciona. Infra pp. 46 - 49. 94 En este documento se encuentra la primera referencia del autor al comunismo, al que, extrañamente, sólo se refiere en algunas ocasiones, y las demás, lo hace como positivismo. Referencia ciertamente errónea que analizare más adelante. Díaz Soto y Gama, Antonio, Disertación científica sobre la Patria, 16 de septiembre de 1899, AADSyG, rollo 7.

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como consecuencia de su militancia liberal, y está presente en Soto y Gama desde los inicios de su actividad oratoria. A los dieciséis años clamó: Amad, por tanto, a nuestra patria con todo vuestro corazón, con toda vuestra alma, derramad por ella la última gota de vuestra sangre, si necesario fuese, no retrocedáis nunca ante ningún peligro, ante ningún sacrificio, ante ninguna privación, con tal de salvarla y defenderla, y volad a su socorro cuando la veáis, como ahora, bajo las garras de la tiranía y de la maldad.”95

Declaración interesante, pues partía del patriotismo para lanzar un ataque al gobierno porfiriano, y no de supuestos más clásicamente revolucionarios, como el socialismo al que más tarde se adscribiría. Algunos de los escasos conceptos sobre el estado expuestos por Soto y Gama, igual que en los ya vistos sobre la cuestión del divorció, eran que el estado debía garantizar las libertades de sus ciudadanos, no menos que protegerlos. En este sentido, al tocar en una guerra de invasión, Soto y Gama señala que, cuando un estado es atacado, éste debe combatir “y llevar la resistencia hasta el último extremo”, en defensa de la patria y de la propiedad privada de sus gobernados.96 Es ésta la causa por que la libertad individual debe estar asegurada por el estado; de ahí nace la afirmación de que “¡El que reniega de la Patria reniega de la libertad! ¡El que maldice a la Patria maldice el progreso!” 97 Exclamación que manifiesta el liberalismo al que está fuertemente pegado Soto y Gama, así como la influencia positivista, y su sentido de continuo progreso para el país. Siendo éste el propósito del estado, cumple, con todo, al pueblo, tomar parte de la asunto, con la finalidad de lograr un mejor gobierno, y una sociedad más justa. Para ejecución de lo cual, como buen ciudadano de clase media, propone que la educación pública, así como

95

Díaz Soto, Discurso, 15 de septiembre de 1896, Óp. Cit. Díaz Soto, Disertación sobre el derecho de presa, Óp. Cit 97 Díaz Soto, Disertación científica sobre la Patria, Óp. Cit 96

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la formación científica, sea el vehículo para la formación de ciudadanos responsables y consientes que permitirán un mejor futuro: “…los hombres preparados científicamente le devolverán a la patria sus servicios y formarán un buen gobierno.” 98 Para ilustrar su aserto, hace un recuento de lo que las diferentes ciencias brindan, desde su especialización, al engrandecimiento nacional: El alumno de Historia apreciará debidamente los grandes acontecimientos que más han influido en la suerte de las naciones; el estudiante de filosofía podrá juzgar, con acierto, el mérito de las diferentes escuelas o sectas, y elegirá, con discernimiento, las opiniones que deba adoptar; el pasante jurista interpretará, con lucidez, los pasajes más oscuros de las leyes, y estará penetrada su conciencia de los argumentos opuestos que, respecto de cada asunto, presentan los tratadistas, pudiendo librarse de la seducción que producen ciertas ideas de aspecto agradable, pero de resultados perniciosos.99

Teniendo presentes tales guiones, las nuevas generaciones serían más responsables, y estarían preparadas para enfrentar los problemas que, usualmente, aquejaban a la sociedad mexicana. Serían ellas las encargadas de crear una verdadera democracia, pues “…aprenderemos a someternos a los deseos de la mayoría, doblegando así a las vanidades y avaricias, así como a establecer debates productivos, en los cuales, aceptaremos las críticas, y cederíamos cuando la razón no esté de nuestra parte. “El que, en su juventud, cooperó activamente en la realización de bienes colectivos, tal hombre, al llegar a la edad adulta… presentará eficaces servicios a su país, ayudándole a darse un gobierno… dentro de los límites de la justicia y del bien público”100 Como vemos, para don Antonio, la ciencia debía estar al servicio del país y de la ciudadanía, y los profesionista e intelectuales debían utilizar sus conocimientos para coadyuvar al progreso nacional 98

Díaz Soto Y Gama, Antonio, Discurso, 1899, AADSyG, Rollo 7. Ídem. 100 Ídem. 99

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1.4.4 Socialismo o Revolución Este asunto nos sujeta directamente a la concepción que tiene Soto y Gama sobre la revolución o la injerencia humana en su propio destino, a la hora de modificar las instituciones que le rigen; todo eso, retomando la idea positivista de continuo progreso, pero pacífico. Para nuestro autor, entender una revolución no podía ser sino de forma negativa. Al hablar de la Revolución Francesa, aquélla que, más tarde, como su norte y guía, ya no dejaría de la mano para justificar el levantamiento mexicano, diría, en 1898, que “… para ellos, todo era permitido, las mayores atrocidades eran licitas si se cometían en pro de la salvación pública… ¡no había más que el bien público!”101 Claramente, en ese período, Díaz Soto y Gama ni aprobaba un movimiento armado ni habría sido visto con buenos ojos; aunque, curiosamente, y como acota Gloria Villegas, el tratamiento del caso en el que defiende a Louis Pierre Louvel –asesino del duque de Berry-, podría interpretarse como “… un retrato premonitorio del Díaz Soto y Gama de los tiempos convencionistas.”102 Pues el joven abogado justifica al reo, asegurando que “él no comprendía la libertad, sino bajo la forma anárquica, y no percibía la autoridad, sino como un instrumento ciego y obediente del pueblo; no admitía principios predominantes sobre la soberanía nacional; consideraba al bien de la colectividad como preferible a todos los derechos privados.”103 Por esta parte, es importante señalar que, por esta época, Soto y Gama tenía una noción por demás nublada de los movimientos socialistas. Cuando se refiere al comunismo, lo identifica con la teoría positivista, siendo así que ambos sistemas son, por entero, contrarios, si miramos el programa político de Comte, quien postula que el positivismo surge para 101

Díaz Soto Y Gama, Defensa del asesino del duque de Berry, 6 de agosto de1898, AADSyG, Rollo 7. Villegas… Óp. Cit. p. 44. 103 Díaz Soto, Defensa del asesino del duque de Berry, óp. cit. 102

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enfrentarse a las teorías negativas, basadas en la dialéctica, que impulsan la destrucción de la sociedad burguesa. Es decir, el positivismo surge contra la filosofía de Hegel y el comunismo de Marx. Probablemente, para Soto y Gama, positivismo y comunismo pueden ser equiparados, porque positivismo y marxismo se reivindican como teorías científicas o que recuperan la noción de progreso. Aunque el texto de Antonio no permite conocer, más claramente, su concepto del socialismo, sí podemos saber que comparte la idea comtiana de que el socialismo tiene un carácter destructivo, pues supone que quiere erradicar todas las instituciones sociales: “… si al patriotismo lo combaten porque es un afecto al que le falta la universalidad y la amplitud sin límites que, para el bien del género humano, se requieren, deberán atacar igualmente la familia, el matrimonio y la amistad, porque todas estas instituciones descansan sobre la base del exclusivismo.”104 Otro señalamiento que hace el autor sobre el comunismo es que este concepto es “…el de la limosna incondicional y absoluta; pretender que cada individuo se prive de sus bienes todos para que de ellos se aprovechen cuantos lo rodean, aunque, mientras tanto, padezca de hambre su mujer y lloren de frío sus hijos…”,105 son planteamientos irrealizables, pues los hombres son egoístas y no estarán dispuestos a compartir sus bienes; además, están aquellos que se aprovecharán de la buena fe de los demás para robar el fruto de su trabajo, sin haber ellos aportado nada. Soto emplea los mismos cuestionamientos al tratar de la desaparición de las instituciones, pues, sin ellas, las naciones más fuertes se apoderarán de las más débiles, y, entonces, se impondrá un nuevo sistema de opresión. Otra imposibilidad para la ejecución del comunismo se halla en la convivencia misma: ¿Cómo, pues, concebir el orden, la armonía, el plan fijo y coherente en una organización movida sólo por fuerzas volcánicas que no obedecen a reglas ciertas, que 104 105

Díaz Soto, Disertación científica sobre la Patria, óp. cit. Ídem.

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se dejan guiar por el arrebato y el furor de sus impulsos ciegos? ¿Cómo impedir el aniquilamiento de un organismo que posee, como germen de su esencia, la revolución, el desenfreno, el apasionamiento, en una palabra?106

Frente a esta situación, el verdadero progreso se cifra en la fórmula de patria y religión. Si bien Soto y Gama no niega que sea necesario un cambio en la política del país, éste debe operarse según sus propios términos –pacíficos e institucionales, basados en la formación de las generaciones futuras para servir a la patria-. También ve, con cierto pesimismo –un pesimismo que estará presente en su vida en muchas ocasiones- que el pueblo se encuentra aletargado, que no es posible que se forme un movimiento popular que cambie la situación nacional, pues los hombres de México no están dispuestos a sacrificarse por la patria, ni siquiera para exigir sus derechos y libertades. Las clases bajas, debido a su ignorancia, no están capacitadas para ello. En este caso, recae la responsabilidad en la clase media y alta, pues, siendo poseedoras de instrucción, deben compartir su conocimiento con el pueblo.107

Aquí quedan claro los conceptos y pequeñas confusiones de Soto y Gama. Aún está lejos de los movimientos sociales. Su posición es antiporfirista, en parte, heredada de su padre, en parte, alimentada por sus correligionarios y maestros del Instituto. Pero aún sus principales fuentes ideológicas son la ideología liberal burguesa y el positivismo, favorecidas, indudablemente, por la personalidad solitaria de don Antonio, según que el liberalismo hace énfasis en la individualidad. Vemos también un primer intento de nuestro personaje para crear una personalidad propia. Notamos, además, un alejamiento del imperante clericalismo que mantuvo en sus primeros años. Influido por su padre liberal y anticlerical –que no ateo-, se apega al espíritu 106 107

Ídem. Díaz Soto y Gama, Antonio, Discurso, s/f (1898 ó 1899?), AADSyG, Rollo 7.

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científico y cívico. Ajustándose a las ideas que, entonces, campeaban, pretende convertirse él mismo en el hombre liberal, en el ciudadano.

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Capítulo II. Antonio frente al mundo real 1899 fue un año decisivo en la vida política de Soto y Gama. Fue entonces cuando se adscribió al activismo antiporfirista, y, con ello, se inició una nueva etapa de su vida en la que la instrucción personal inicial y la ideología caldeada al calor del entorno familiar y personal se pusieron a prueba. En esta edad, Antonio vivió la primera transformación ideológica por cuenta propia, por cuanto las decisiones que, en punto a política, determinó, golpearon a su persona y a su futuro. Aunque es evidente que los aspectos ideológicos que incorporó, en este período, a su mentalidad son el resultado de su propia actividad política, con todo, sin dar de mano con la formación familiar inicial, sí toca de lejos el pensamiento liberal burgués que preconizaba su padre. Durante sus ejercicios, descubre la lejanía y la cercanía guardadas entre las ideas reformistas y la realidad social y cultural del país: autoritarismo por un lado (en el poder), e ignorancia y pasividad por el otro (en el medio popular). Estas primeras impresiones, propias del mundo real se modificaron, sí, posteriormente, con el caudaloso desbordamiento revolucionario; mas, así y todo, son no sólo el resultado de cómo vivió Soto y Gama esta primera participación política, sino, también, representan una parte de la experiencia que sacó de este tiempo (1899-1910). Un elemento digno de entresacar es que, merced a su intervención inmediata en la política, puso en juego, así los principios e ideas de que constaba su ideología, como aquella virtud y moral inculcados en el seno familiar con los que su familia orientó la personalidad de nuestro hombre: honestidad, valor cívico, ascetismo, honor y hombría. Una ristra común de virtudes burguesas a la que se sujetaba el dechado de hombre, prescrito en la república liberal mexicana.

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2.1 En la palestra pública Con motivo del aniversario luctuoso de Juárez en 1899, Antonio Díaz Soto y Gama pronunció un discurso, al final de una manifestación pública (la primera en su carrera), en el que alababa la política del viejo presidente. Lo admiraba, pues, de su mano, había brotado “la revolución más sorprendente, la que triunfaba de los siglos y de las tradiciones, la que desarmaba al monstruo de la teocracia, la que hacía a México participe del futuro más hermoso de la civilización moderna: la tolerancia religiosa”.108 Su discurso terminó a los gritos de “¡Viva Benito Juárez! ¡Viva el Indio Libertador de nuestra patria!”.109 De los testimonios también sabemos que, a aquella vocería, segundaron los gritos de “¡Muera Porfirio Díaz!”, y que el comandante de la Zona Militar, Julio Cervantes, era un viejo soldado juarista, de suerte que no arremetió con los manifestantes.110 Después de estos acontecimientos, el joven Antonio procuró juntarse a personajes de mente semejante a la suya, así que, habiéndolos hallado entre los alumnos del Instituto Científico y Literario, fundó, con ellos, la Sociedad Liberal de Alumnos, que él mismo presidió.111 En efecto, aquellos jóvenes que se habían templado en el crisol de las doctrinas liberales, encontraron que el régimen de Díaz no cumplía los dichos principios, especialmente el de las relaciones del gobierno con la iglesia. Así pues, ésta fue una de las primeras desavenencias de los clubs liberales con el régimen de Díaz.

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Díaz Soto y Gama, Antonio, Alocución, pronunciada el 18 de julio de 1899, aniversario del fallecimiento de Juárez en Román Iglesias González… Óp. Cit. p. 100. 109 Ídem. 110 Gómez Gutiérrez… Óp. Cit. pp. 18 – 19, Cockcroft… Óp. Cit. p. 71, Villegas… Óp. Cit., pp.48 – 49. 111 Gómez Gutiérrez… Óp. Cit. p. 20.

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El suceso que, sin duda, alentó los bríos del movimiento liberal fue la publicación, en México, de la oración dicha en París por Monseñor Ignacio Montes de Oca y Obregón, 112 con la cual agradeció a Porfirio Díaz la apertura que se había dado a la Iglesia durante su gestión, expresando que las leyes de Reforma eran “leños apagados”, y que ya se vivía un renuevo de lozanía, merced a cuya efervescencia se le concedía a la Iglesia educar a la sociedad por medio de la mujer.113 Declaraciones de esta índole no podían sino exacerbar el anticlericalismo que se había venido incubando en la juventud mexicana. Siendo Montes de Oca obispo de San Luis Potosí, y que las autoridades de tal estado se distinguían de las de otras entidades por sus constantes omisiones a la hora de guardar las leyes que desfavorecían a la Iglesia,114 no hay que extrañar que la principal impugnación de aquel descuido la metiesen los liberales de San Luis, ni que Antonio colaborase, denodadamente, con ellos. Al cabo de pocas semanas (el 30 de agosto), Camilo Arriaga dio a luz su Invitación al Partido Liberal, la cual es un manifiesto enderezado a los liberales del país, a fin de zanjar el progreso del clericalismo. El manifiesto señalaba la necesidad y conveniencia de crear el Partido Liberal, arguyendo que, a pesar del “inmenso derramamiento de sangre” que había costado no sólo establecer las leyes de Reforma, sino separar la Iglesia del estado, con todo eso, a causa de Porfirio Díaz, aquello mismo estaba a pique de perderse, debido al fortalecimiento del clero: Con su capital, su aristocracia, sus elementos conservadores en los puestos públicos, su prensa, su púlpito, sus mentiras, su inmoral confesionario, y toda esa fuerza 112

El discurso fue pronunciado el 6 de junio de 1900, según Gloria Villegas, o en mayo del mismo año, según Xavier Guerra; durante el Congreso de las Obras Católicas, pero fue publicado el 7 de agosto de 1900 en El Estandarte, diario católico dirigido por Primo Feliciano Velásquez. Guerra… t. II, Óp. Cit. pp. 16 - 17, Villegas… Óp. Cit., pp. 52, 53 – 54. 113 Duffy… Óp. Cit. pp. 23 – 24, Cockcroft… Óp. Cit. p. 87, Castro… Antonio Díaz Soto y Gama, genio y figura, Óp. Cit. p. 12. 114 Cockcroft… Óp. Cit. p. 87

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acumulada en su arma por excelencia: la mujer. El soplo del fanatismo penetra en el hogar y enciende en fiebre nuestra sangre. ¡Cuántos caen y caen debilitados, aislados y vencidos como al contacto de una peste!115

En su manifiesto, Camilo Arriaga no tocaba directamente a Díaz, sino que sólo se había propuesto hacer eficaces las Leyes de Reforma, con la mira de afianzar seguramente el cisma de la Iglesia y el estado. El documento fue firmado, entre otros, por Díaz Soto y Gama, quien estaba constituido, como ya se dijo, en presidente de la Sociedad Liberal de Alumnos; por lo que gozaba de un señalado ascendiente entre los estudiantes del estado. 116 Parte del plan de los liberales era que se formaran clubes a lo largo de la República, así que, su primera labor no era otra sino que se discutiesen los asuntos por tratar en el Congreso Liberal que llevaría al cabo en 1901. De acuerdo con este plan, Arriaga, con otros liberales, entre los que destacaba Soto y Gama, fundaron, en San Luis Potosí, el Club Liberal Ponciano Arriaga. Esta nueva junta de liberales no sólo es un evidente rompimiento generacional con los decimonónicos que, sustentados por su régimen, se habían agrupado en torno a Porfirio Díaz; sino, además, una incipiente oposición al viejo caudillo, fundamentada en un liberalismo renovado al que obligarían a evolucionar junto con ellos.117 Parte del éxito que tuvo la convocatoria de Arriaga en San Luis Potosí se cifró en que las inquietudes e ideas políticas de los estudiantes, maestros, periodistas, etcétera, no encontraban espacio ya no digamos para madurar, pero ni aun para fructificar en modificaciones a las políticas del régimen.118

115

Invitación al Partido Liberal, citado en Villegas… Óp. Cit. p. 59. Duffy… Óp. Cit. p. 26, Gómez Gutiérrez… Óp. Cit. p. 20, Cockcroft… Óp. Cit. p. 91. 117 Guerra… T. I., Óp. Cit. p. 438. 118 Guerra… T. II., Óp. Cit. p. 15. 116

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Otra fuente que favoreció la formación del movimiento liberal en San Luis Potosí fue la amistad que se trabó entre los liberales, debida, en parte, a la persecución y marginación social y política que, del régimen, sufrieron; el cual despotismo menoscabó las posibles relaciones y alianzas de estos jóvenes liberales de clase media con los grupos de poder. En el caso de Soto y Gama, como ya vimos, la filiación lerdista de su padre, la lucha que emprendió contra las empresas extranjeras en el estado y su asidua repugnancia del régimen de Díaz despeñaron a su familia de la cima de la opulencia en San Luis Potosí, a la inopia y el destierro a la ciudad de México. Fue en medio ese ámbito de repudio social donde Soto y Gama ató, con otros jóvenes, que se encontraban en la misma situación, los nuevos lazos de amistad y solidaridad que fueron el impulso del movimiento liberal. 119 Habiéndose instituido el Club Liberal Ponciano Arriaga y en marcha la colaboración para el alumbramiento del Partido Liberal, nació la amistad de Camilo Arriaga y Antonio Díaz Soto y Gama, y que les ayudaría a enfrentar los difíciles años venideros.120 El día 5 de febrero de 1901 se inauguró el Primer Congreso Liberal; entre los miembros de cuyo concurso Antonio conoció a Ricardo Flores Magón, invitado suyo para que concurriese al Congreso como delegado del Comité Liberal de Estudiantes (presidido por Soto y Gama), “… porque usted [habla Soto y Gama a Flores Magón] ha entrado en el combate político leal y sereno, sin más armas que la verdad y sin más otro escudo que la justicia”. 121 Durante el Congreso, la participación del editor del periódico Regeneración, sería la que, especialmente, registraría la Historia, debido a los asiduos ataques que el insigne oaxaqueño enderezó a la administración de Porfirio Díaz.122

119

Guerra… T. I., Óp. Cit. pp. 149 – 150. Duffy… Óp. Cit. p. 26, Gómez Gutiérrez… Óp. Cit. p. 20, Cockcroft… Óp. Cit. p. 91. 121 Duffy… Óp. Cit. p. 26, Villegas… Óp. Cit. p. 69. 122 Duffy… Óp. Cit. p. 32. 120

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La intervención de Soto y Gama en el Congreso trató de la libertad municipal, centrándose en el problema de los jefes políticos, para terminar pidiendo su abolición. 123 Aunque Pedro Castro afirme que la oración del potosino versó sobre la necesidad del reparto agrario, los autores y las fuentes por mí consultadas dicen que, en efecto, trató de la municipalidad. Del texto de la dicha alocución haría Soto y Gama su tesis de titulación. 124 Esta tesis se presentó el 13 de marzo de 1901 en el examen profesional de Antonio, bajo el título de Breves consideraciones sobre la importancia del municipio. El texto se inicia con una nota así expresada: “Salvo algunas adiciones y una que otra modificación, esta tesis es el mismo discurso que tuve el honor de leer en la penúltima sesión del Primer Congreso Liberal”.125 En ella, Soto y Gama explicó la importancia de la política a pequeña escala, es decir, la democracia municipal como un ensayo educativo para que el pueblo pudiese elegir mejor a sus políticos, pues los conocía y conocía su entorno; de lo cual resultaría la disposición para el terreno de la democracia nacional. Ahora bien, los temas discutidos en el Congreso trataron de limitar la influencia de la Iglesia tanto en la sociedad como en el Estado; es decir, se proponían impulsar un movimiento puramente liberal que, al cabo, no era de peligro para la estabilidad del régimen, pues no se le atacó más allá de su política de conciliación.126 El mismo Antonio recordaría, más adelante, que “… al principio, ese club era sólo anticlerical, o sea completamente negativo. Después

123

Villegas… Óp. Cit. p. 71 – 72, Gómez Gutiérrez… Óp. Cit. pp. 15 - 16, Cockcroft… Óp. Cit. p. 92. Castro… Antonio Díaz Soto y Gama, genio y figura, Óp. Cit. p. 15, Díaz Soto y Gama, Antonio, Breves consideraciones sobre la importancia del municipio en Madero, Fracisco I., Antonio Díaz Soto y Gama, Félix F. Palavicini, Et. Al., En torno a la democracia El debate político en México (1901 – 1916), INEHRM, México, 2004, p. 75. 125 Díaz Soto y Gama, Antonio, Breves consideraciones sobre la importancia del municipio Óp. Cit. p. 75. 126 Guerra… Óp. Cit., t. II p. 23 – 24. 124

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empezamos a luchar contra varios problemas: la falta de libertades políticas, la explotación que sufría el campesino de parte de los terratenientes y el problema de agio.” 127 Si bien hasta el momento el movimiento liberal no había sido considerado una amenaza (como lo prueba el que se le consintiese llevar al cabo sus actividades), con todo, el creciente número de clubes liberales, así como su, cada vez más, profundo carácter opositor llevaron a Díaz a tomar otras políticas; de lo cual siguió que, en el año de 1902, se inaugurara una nueva etapa en la represión contra el movimiento liberal y la prensa que lo apoyaba. Un ejemplo es la arremetida que recibieron los miembros del Club Ponciano Arriaga el 24 de enero de 1902. Heriberto Barrón y el teniente Amado Cristo, acompañados de varios soldados de la guarnición local vestidos de civil, llegaron a la sesión del club, e increparon a Camilo Arriaga y a Julio B. Uranga, acusándolos de traidores. Los soldados iniciaron una gresca dentro del recinto, y uno de ellos disparó, señal con la que los miembros de la policía destacados afuera procedieron a detener a los asistentes, resultando condenados a prisión Camilo Arriaga, Juan Sarabia y Librado Rivera.128 El 5 de febrero de 1903, una vez que Arriaga, Rivera y Sarabia habían salido de prisión, el Club Liberal Ponciano Arriaga fue reestablecido en la ciudad de México. Camilo Arriaga era presidente, Antonio Díaz Soto y Gama, vicepresidente. Juan Sarabia, Ricardo y Enrique Flores Magón, y Santiago de la Hoz, secretarios. Juana Belén Gutiérrez de Mendoza, Rosalío Bustamante, Alfonso Cravioto y Tomás Sarabia, vocales.129 Ese mismo día publicaron, en El hijo del ahuizote, diario del club, una fotografía de los miembros de la redacción. Entre ellos que se encontraba Soto y Gama, en el balcón de la oficina del periódico, desde donde pendía un gran moño negro con la leyenda de “LA CONSTITUCIÓN HA MUERTO”. 127

Duarte S., Gabriela… Óp. Cit. p. 121. Duffy… Óp. Cit. pp. 41 – 43. 129 Duffy… Óp. Cit. p. 43. Gómez Gutiérrez… Óp. Cit. p. 28 128

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El 1 de marzo, los socios del club publicaron un manifiesto en el que replanteaban sus metas, pues se proponían ahora reivindicar las clases trabajadoras, así como luchar contra las injusticias sociales y económicas. Fulminaban contra las personas de autoridad por igual, fueran religiosas, civiles o militares; aunque éstas últimas fueron especialmente apaleadas. Por primera vez se tocaron temas como el de la necesidad de una reforma agraria con que mellar el monopolio de los yanquis, o como el de la denuncia de la explotación que sufrían los trabajadores en los campos de henequén en Yucatán o en Valle Nacional, Oaxaca.130 Aunque los liberales aclaraban que no estaban llamando a una revolución, sí reconocieron que era necesaria una reforma radical en la política mexicana.131 Vemos, pues, cómo el discurso y la retórica de los liberales se radicalizaron. Se dieron los primeros acercamientos a la problemática social y económica del pueblo mexicano, así como el uso de conceptos propios del socialismo, como proletariado, capitalistas, burgueses, etcétera. Con la radicalización de la lucha llegaron las divergencias ideológicas y de estrategia política. Los autores que, de este asunto, tratan, coinciden en señalar que Juan Sarabia y Santiago de la Vega se inclinaban a las posiciones más moderadas de Arriaga; y que, por su parte, Librado Rivera y Antonio Díaz Soto y Gama eran partidarios del anarquismo de Ricardo Flores Magón.132 Gloria Villegas añade que, en materia de estrategia, Santiago de la Hoz instaba a los hermanos Flores Magón a tomar una postura más radical e inmediata; mientras

130

Manifiesto del Club Liberal Ponciano Arriaga, en Flores Magón… Óp. Cit. p. 187 - 188. Las denuncias que harían los liberales magonistas ante la prensa estadounidense sería lo que despertaría la curiosidad de los estadounidenses, cuyo caso más patente es la expedición de John Kenneth Turner y Lázaro Gutiérrez de Lara en 1908, publicada en una serie de artículos en la American Magazine, Kenneth Turner, John, México Bárbaro, Colofón, México, 2008. 131 Villegas… Óp. Cit. pp. 93 – 94. 132 Cockcroft… Óp. Cit. p.114., Guerra… t. II, Óp. Cit. p.36.

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que Arriaga, segundado por Soto y Gama, prefería una estrategia política a largo plazo. A lo cual calificó Ricardo Flores Magón de “tímido y poco valeroso”.133 Otro factor que influyó en las diferencias eran las predilecciones personales, pues mientras Rivera y Magón trabaron una estrecha amistad, todos los registros indican que Soto y Gama se encontró del lado de Arriaga tanto por su amistad como por la admiración que a él y a la tradición liberal de su familia, especialmente a la de su tío abuelo, Ponciano Arriaga, profesaba.134 Otra discusión se dio cuando, por iniciativa de Santiago de la Hoz, se formó un nuevo grupo, denominado Club Redención, el cuál era de carácter netamente antirreeleccionista, así como su órgano de prensa, el periódico Excélsior. Soto y Gama expresó su preocupación, pues, al unirse a dicho club algunos otros miembros del Club Ponciano Arriaga (que se había declarado apolítico), se les podía acusar de haber engañado al pueblo y de tener intereses personales y políticos. A este reparo sucedió una acalorada discusión en la que Juan Sarabia, de la Hoz y Ricardo Flores Magón desestimaban los señalamientos que les habían hecho Arriaga y Díaz Soto, amparándose en la libertad que les daban los estatutos del club para expresar sus puntos de vista personales. Finalmente, se decidió, a instancias de don Antonio, que los antirreeleccionistas hicieran, sí, su trabajo, pero dejando en claro que lo hacían con independencia del club Ponciano Arriaga. El acta de la sesión se publicó en El hijo del ahuizote y en Vesper,135 publicación de Juana B. Gutiérrez de Mendoza. La sesión también sirvió para aclarar que aun cuando habían expresado su opinión contra del club

133

Villegas… Óp. Cit. p. 94. Cockcroft… Óp. Cit. p.114., Guerra… t. II, Óp. Cit. p.36. 135 Arriaga, Camilo y Juan Sarabia, Acta de una reunión del Club Liberal Ponciano Arriaga, en Flores Magón… Óp. Cit. pp. 191 – 194. 134

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antirreeleccionista, ni Arriaga ni Soto y Gama eran partidarios de la reelección de Díaz, sino que la consideraban funesta para el país. El año de 1904 fue crucial para el movimiento liberal. Se había dado un clima de politización de la sociedad, así como de cierta apertura a la crítica por parte del régimen. Diversas manifestaciones se desarrollaron en diferentes partes del país, e, incluso, los liberales llegaron a clamar contra la reelección. En Nuevo León, se celebraron elecciones locales, incluida la del puesto de gobernador. Bernardo Reyes esperaba ser reelegido, pero sus enemigos políticos, miembros del partido científico, actores excluidos de la política local, así como los miembros de los clubes liberales, se unieron en torno a la candidatura de Francisco Reyes en oposición al militar porfirista, y no pararon sino hasta representar una amenaza para el candidato oficial. El 2 de abril de 1903 se llevó al cabo, en Monterrey, una protesta en pro de Francisco Reyes, pero fue reprimida por las fuerzas del general Bernardo Reyes. Quince personas fallecieron y más de ochenta fueron arrestadas. Los liberales denunciaron los hechos en sus periódicos, y, días después, se irrumpió en sus oficinas, se aprehendió a sus miembros, y, además, se mandó que se prohibiese cualquier publicación de los detenidos.136 Arriaga y Díaz Soto y Gama, como presidente y vicepresidente, respectivamente, del Club Liberal Ponciano Arriaga, denunciaron, a la Cámara de Diputados, lo sucedido, acusando a

Bernardo Reyes del perpetrador de los hechos violentos: las muertes y el

atropellar los derechos constitucionales como los de reunión, libertad de expresión y de libre sufragio.137 Bernardo Reyes fue absuelto de todos los cargos. Por su parte, Arriaga y Soto y Gama, temiendo por su seguridad, se refugiaron en El Paso, Texas.

136 137

Cockcroft… Óp. Cit. pp. 108 – 109, Duffy… Óp. Cit. p. 56, Guerra… t. II, Óp. Cit. p. 92 – 93. Cockcroft… Óp. Cit. p. 108, Villegas… Óp. Cit. pp. 94 – 95.

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Ya en territorio estadounidense, publicaron su Manifiesto a la Nación, en el que explicaban que habían metido, justamente, pleito legal contra Reyes: “… creíamos que se haría justicia a la humanidad, que se vengaría al pueblo asesinado, que el gobierno del Gral. Díaz tendría algún escrúpulo en exhibirse como el cómplice de una escena de sangre, y dejaría obrar la ley.”138 Alegaron, además, que Bernardo Reyes gozaba del favor del presidente, razón por la cual no se actuó en su contra: “… ante la voluntad del Dictador, fue preciso que cesase el escrúpulo de la Cámara… votó, y votó por una unanimidad que la deshonra, que Reyes es inocente, que sea y siga siendo impune”.139 Vista la pujante represión que habían sufrido los clubes liberales, tenían éstos sobradas razones para condenar que, con Díaz en el poder, no podría existir el cumplimiento de la ley: Nuestra última palabra en este asunto tiene que ser, pues, y será, de protesta, de indignación y de disgusto… hemos asistido a la destrucción de los clubs, de esas agrupaciones organizadas con tanto afán y con tanto aliento para exigir y hacer efectivo el reinado de ley; los hemos visto caer uno a uno al golpe de los atropellos de la autoridad… no hemos desmayado ante la campaña sin cuartel decretada contra la prensa, y especialmente contra nuestros amigos: ellos están presos en mazmorras insalubres por el delito de defender al pueblo. Todo lo hemos soportado y nada de esto nos ha hecho cejar… una nueva convicción ha brotado en nuestro cerebro: la convicción de que, mientras Porfirio Díaz impere, no habrá libertad, ni garantías, ni justicia; no habrá esperanzas de regeneración para la Patria… hemos optado por buscar un asilo donde los derechos sean efectivos, donde nuestras ideas y nuestras personas sean inviolables, y desde donde sea factible laborar por la democracia de nuestra Patria.140

En este punto la lucha contra Porfirio Díaz se hace pública, lo que llevaría la entera radicalización del movimiento. El resto de los liberales, al salir de prisión, se exilió en Laredo, Texas.

138

Arriaga, Camilo y Antonio Díaz Soto y Gama, Manifiesto a la nación, 4 de junio de 1903, El Paso, AADSyG, Rollo 1. 139 Ídem. 140 Ídem.

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En el extranjero, los liberales de inmediato emprendieron la lucha: Soto y Gama mantuvo una constante comunicación con Ricardo Flores Magón; sin embrago en esta nueva etapa, el grupo que se había unido a Flores Magón había decidido dar principio a la ofensiva armada contra el gobierno de Díaz. Más, como se ha dicho antes, Antonio se atuvo al combate a largo plazo propuesto por Arriaga, con quien, por entonces, Flores Magón disputaba el puesto de adalid de los liberales desterrados. Por su parte, y hallándose por demás menoscabada su fortuna, Arriaga seguía costeando el movimiento, a pesar de las divergencias, que se ahondaban cada vez más. En una de sus cartas, Soto y Gama patentiza la escisión: Sabes que con algunos de tus amigos tengo diferencias bien graves… pero eso no lo considero yo un obstáculo para que el grupo se mantenga coherente. Lucharemos todos, cada cual en la medida de sus aptitudes, cada cual conservando aquellas susceptibilidades y defectos de carácter que son inevitables y nadie estorbará a nadie. Yo sigo reconociendo como siempre a Camilo como el director de nuestro movimiento, y con él, contigo y con Juanita y Elisa, me entenderé…141

Aquí queda claro que, para Antonio, el dirigente sigue siendo Arriaga, probablemente a causa de las desavenencias que tuvo con ciertos miembros del grupo de Flores Magón, a quienes también exhortó a pasar a Nueva York, con la mira de fundar, ahí, un centro director y un periódico del movimiento liberal. Soto y Gama sugirió, además, la publicación, por toda la frontera, de periódicos secundarios con que asistir a las obras de la cabecera: “… yo tomaré a mi cargo uno de éstos, estableciéndome en Laredo, en San Antonio o mejor en Los Ángeles (Cal.), secundando desde ahí las tendencias de todo el grupo”. 142 En su afán de mantenerse apartado del grupo rector, Antonio procuró hacer propaganda entre la comunidad mexicana que residía en el sur de los EE.UU., así como en los estados de Sonora y Chihuahua, al ser 141

Carta de Antonio Díaz Soto y Gama a Ricardo Flores Magón, 15 de octubre de 1903, Austin en Flores D. Jorge, Mosaico Histórico en AADSyG, Rollo 6. 142 Ídem.

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éstos “los que mejor dispuestos se hallan a aceptar con franqueza nuestro movimiento y a darle su sangre y sacrificio”.143 Cosa verdaderamente extraña, Antonio nos retrató los estados que hervirían en el fervor revolucionario. A los motivos ya expuestos para permanecer alejado de todo el grupo, añadió: Justo es que, respetando tú y Camilo mis creencias, todas personales, mis caprichos y necedades, si tú quieres, me dejen el gusto de realizar mi cara ilusión. Hay más: no quiero estar muy lejos de mi familia y de mis afectos. Por último, no quiero ser rémora; no quiero ser obstáculo para la formación de un grupo verdaderamente fraternal (en donde yo no podría entrar), y en la imposibilidad de prescindir de mi carácter y de conflictos que ya son un hecho, opto por una solución en que, sin separarme de mis amigos,… me libre de disgustos y no pueda a mí mismo reprocharme intransigencias o arranques que en mis mano no estaría refrenar. Bien quisiera yo no tener este inconveniente, capital e insuperable, y feliz sería al lado de camaradas como ustedes; bien quisiera formar parte de esa simpática y compacta redacción que tan buenos frutos dará a la Patria; pero más que eso amo la concordia y me empuja el deseo de no hacer el papel de díscolo. Sería muy mal patriota si no sacrificase algo a las exigencias de la causa que tanto quiero. 144

Al parecer, este conflicto fue determinante en la relación de Soto y Gama con los demás liberales, así como en su permanencia en la lucha contra el gobierno de Díaz. Acorde con su posición de mantenerse al margen de las disputas habidas en el seno de los liberales en el destierro, trazó un plan propio, con el que pretendía fortalecer la causa liberal en el país. Según Soto y Gama, se necesitaba la ordenación de un programa de lucha como el que había enarbolado el Club Liberal Ponciano Arriaga, al cual debían sus socios el haber gozado de una señalada potestad; así mismo, se debía señalar un punto rector que coordinase la acción de las células que estarían dispuestas por toda la frontera. Camilo Arriaga se haría cargo de financiar la lucha, con lo llegado de la venta de sus propiedades en México, a lo que Jesús Flores Magón ayudaría: así se daría ocasión para reiniciar la lucha.145

143

Ídem. Ídem. 145 Ídem. 144

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En otra misiva, Soto y Gama da cuenta de la carencia sufrida por los liberales desterrados, para cuyo socorro, según su opinión, podrían lograr hasta 1,500 pesos, vendiendo ciertas casas que Camilo Arriaga poseía en México, pues, a su cuenta, de esa puja podrían obtener 5 mil pesos, de los que 3 mil se diputarían para el pago de hipotecas, y otros 1500 para los gastos de Camilo y de su familia. 146 Las trazas revolucionarias de Díaz Soto y Gama no cuajaron, pues, en 1904, hubo de volver a México. Alegando problemas familiares, dijo que tenía que abandonar la lucha, pues debía trabajar para sostener a su familia. Más que, es innegable el influjo que, en su decisión, tuvieron los conflictos que comenzaron a brotar entre los participantes del movimiento, entre los que se inmiscuyó don Antonio, para quien los disgustos se habían vuelto irreconciliables. Finalmente, el otro factor que lo determinó a recogerse fue la constante represión por parte del gobierno de Díaz; al respecto de lo cual, años más tarde, Ricardo Flores Magón escribió las circunstancias por las que Antonio abandonó la lucha: …tengo cartas de él en que me decía que nada se podía hacer bajo el brutal despotismo de Díaz, y que prefería retirarse de la lucha porqué, palabras textuales, el pueblo no entendía, que era un conjunto de degenerados, y que él… no quería sacrificarse por un pueblo que no sabía hacer otra cosa que tomar pulque y reproducirse.147

Estas declaraciones coinciden con el testimonio que dio Vasconcelos en el mismo sentido.148 Y es probable que, gracias a críticas (como la que le dirigió Flores Magón) en las que se cuestionaba su adhesión a la sublevación, Antonio se negara a hablar de esa parte de su vida. Desde ese momento se alejó de la actividad política, y no regresó sino hasta que

146

Carta de Antonio Díaz Soto y Gama a Ricardo Flores Magón, 3 de noviembre de 1903, citado en Villegas… Óp. Cit. p. 98 147 Regeneración, 22 de junio de 1912. 148 Vasconcelos. José, Ulises Criollo, PROMEXA, México, 1979, p. 257.

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Porfirio Díaz abandonó el país, y eso, habiéndose distanciado del grupo de Ricardo Flores Magón.

2.2 La experiencia política Resulta imposible no preguntarse la razón que tuvo Soto y Gama para protestar contra Díaz públicamente, siendo así que hasta el momento lo había hecho en el ámbito privado. Fuera del contexto económico, político, social y familiar que he expuesto anteriormente, se puede aducir una anécdota que, probablemente, influyó directamente en tal hecho: Soto y Gama pertenecía a una familia bien acreditada, respetada y estimada en San Luis Potosí. A su padre, Conrado, se le conocía también como don Honrado, pues se cuenta que fue él quien publicó los fraudes hacendarios de una empresa extranjera, lo que le atrajo la enemistad de la elite empresarial del estado. Semejante osadía le atrajo tantos inconvenientes y reparos a la hora de querer ocuparse en un empleo, que hubo de mudarse a la ciudad de México. Estas adversidades trajeron penuria a la casa de los Díaz Soto y Gama.149 En 1915, Antonio recordó, de la siguiente manera, los duelos y quebrantos de su familia: Mi padre, que lo es de una familia numerosa en la que abundan las mujeres que no pueden trabajar y en la cual los hombres hemos trabajado siempre en condiciones pésimas, porque siempre hemos estado contra los gobiernos, ha desempeñado un cargo que lo honra, y en el que ninguna mácula ha tenido en la Secretaria de Hacienda; y debo hacer constar… que, pudiendo haber sacado partido de su amistad íntima, en lo personal, con Limantour, de quien fue maestro y quien lo apreciaba extraordinariamente, jamás sacó el menor gaje, y siempre estuvo postergado como 149

Cockcroft… Óp. Cit. p. 69, Gómez Gutiérrez… Óp. Cit. pp. 13 – 14. Otra cuestión para tener presente es que el estado de San Luis quedó en manos de los porfiristas desde el levantamiento por el Plan de Tuxtepec. La familia Díaz Soto, siendo partidaria de Sebastián Lerdo de Tejada, quedó muy mal parada a los ojos de la nueva elite, tanto estatal como nacional, por lo que, si bien no fueron acosados, e, incluso, don Conrado gozó de una óptima posición en la vida cultural, relacionado con personajes importantes de la política, no tuvo el empuje ni la apertura que en otros sectores; aunada la situación general de la clase media y el casi nulo ascenso en el status social.

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segundo Jefe o Subjefe de la Sección de Nacionalización; es decir aplicando las Leyes de Reforma a los enemigos del País… mi padre jamás ha hecho política, de manera que mi padre ha sido uno de tantos empleados que han sido rodaje activo del engranaje del Ministerio.150

El sentir de Antonio frente a esta situación nos permite pensar que, debido al influjo que había recibido por parte de su familia, así como la educación que alcanzó, no menos que a la rigurosa instrucción a la que él mismo se sujetó, le llevaron a identificar a Porfirio Díaz y su régimen como los causantes de las amarguras y sinsabores por los que atravesaba su familia, a causa de, en todo momento, obrar según los valores con que se habían manejado. Más no bien hubo Antonio salido a la palestra de la política nacional, su labor tuvo un ascenso constantemente, de los asuntos regionales hasta los sucesos nacionales subsecuentes. A principios de 1901, Soto y Gama estuvo preso durante una semana, por haber repartido propaganda contra funcionarios del estado de San Luis.151 Gloria Villegas, relata los pormenores que acompañaron aquel cautiverio. El caso es que un joven estudiante compañero de Antonio, José María Facha, escribió unas calaveritas sobre algunos funcionarios potosinos, quienes, al tenerse por ofendidos, iniciaron pleito contra Facha, por lo cual fue encarcelado; y, aunque el acusado salió libre bajo fianza, el juicio pasó adelante con Manuel Rodríguez Jiménez y Antonio Díaz Soto y Gama como defensores. Habiendo sido llamado el acusado a juicio, en el mes de enero de 1901, acudió acompañado de Soto y Gama; más el juez, Benito Carrizales, pidió que el abogado se retirara, a lo que éste replicó que era su deber asistir a su defendido. Vista la obstinación del juez para venir en razón, inició una discusión que tuvo que calmar un representante del Ministerio Público, quien, tras revisar que Antonio no llevara armas, lo expulsó de la sala. Todo el suceso quedó narrado, muy por

150 151

Citado en Villegas… Óp. Cit., pp. 389 – 390. Cockcroft… Óp. Cit. p. 71, Gómez Gutiérrez… Óp. Cit. pp. 19 – 20.

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menudo y en su distintivo tono combativo, por el propio Díaz Soto y Gama en una divulgada Protesta que dirigió al gobernador del estado, Blas Escontría. El susodicho juez presentó el escrito como denuncia contra su autor, resultando Antonio preso desde el 1 de febrero hasta ser liberado, bajo fianza, el 4 del mismo mes.152 Un día después, (el día 5 de febrero de 1901), se inauguró el primer Congreso Liberal. Unos meses más tarde, Soto y Gama viajó a Zacatecas para visitar el Club Liberal de Pinos. El ámbito combativo con que topó lo golpeó. En una carta para su hermana, el insigne potosino describe la condición y estado en Zacatecas como adecuados para que se generara ahí un movimiento más grande: “… digo esto porque aquí hay liberales de veras, antiporfiristas, encantadores, amigos leales, gente servicial, poco desarrollo del vicio de la embriaguez, moralidad en la clase estudiantil y en la juventud en general….” 153 Esa descripción, un tanto idealizada, correspondía muy de cerca a lo que acontecía en Zacatecas, sobre todo si consideramos la participación de tal estado durante la Revolución. En su perorata dicha al Club Liberal Jesús González Ortega el día 18 de julio, Soto y Gama reprehendió ardientemente el auge de la Iglesia durante los gobiernos del General Díaz, y, como era costumbre entre los liberales de la época, no se olvidó de ponderar la intransigencia de Juárez al momento de promulgar y hacer cumplir las Leyes de Reforma. 154 Debido a éste discurso resultó condenado a cuatro meses de cárcel en Pinos, Zacatecas, por la acusación de ultrajes al presidente de la república. Este discurso fue publicado en Regeneración el 31 de Agosto de 1901, denunciando: “Este discurso ocasionó mi prisión arbitraria en Pinos, lo publico únicamente para que el público y la prensa honrada juzguen si 152

Villegas… Óp. Cit. p. 65 - 67. Carta de Antonio Díaz Soto y Gama a María Díaz Soto, 6 de agosto de 1901, Zacatecas, AADSyG, rollo1. 154 Díaz Soto y Gama, Antonio, Discurso en Flores Magón, Ricardo, Guerrero, Práxedis, Flores Magón, Enrique et al., Regeneración. México 1900 – 1918, la corriente más radical de la revolución de 1910 a través de su periódico de combate (prologo, recopilación y notas de Armando Bartra), Hadise, México, 1972, p. 171. 153

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hubo delito, o si se trata de una burda alcaldada, o de un insufrible abuso….” 155 Los editores de Regeneración publicaron una protesta: “Como ven nuestros lectores, este discurso, si bien contiene conceptos rebosantes de virilidad, ellos no ameritan castigo alguno.” 156 Sin embargo, el acusado tuvo que pasar el resto del año de 1901 encarcelado, para reanudar su militancia política a principios de 1902. Poco tiempo después de salir de la prisión, se vio involucrado en un nuevo incidente. El 12 de septiembre de 1902 se encontró, en la calle, con el mayor de gendarmes del estado, Pedro González Gutiérrez, a quien increpó e insultó. Lo llamó “miserable”, a tiempo que lo culpaba de la prisión de Arriaga, pues, quien, con Juan Sarabia y Librado Rivera, fue arrestado tras el ataque de la policía al Club Liberal Ponciano Arriaga, 157 por lo que Camilo se encontraba preso en su cuartel. Por respuesta, el Mayor abofeteó al joven. Más tarde, el insigne liberal envió al mayor un mensaje, con los generales Sánchez Rivera e Isaac Morett, en el cual le exigió satisfacer su honor, o, de lo contrario, deberían batirse en duelo. En la respuesta se indicó que, como González Gutiérrez estaba al mando de una fuerza armada, así como del manejo de fondos, debía pedir primero licencias al gobernador del estado y al jefe militar de la zona. Al cabo, rehusó batirse con el joven Antonio, por lo que éste divulgó un impreso en cual afirmaba que el mayor no era hombre de honor, así que se hallaba en condición de repudiar sus agresiones. A su vez, González Gutiérrez publicó otro escrito en el cual aclaraba que, sí se había negado, no era más que por ser indecoroso a su autoridad y a su persona el batirse con cualquiera que lo retase.158 El asunto llegó a oídos de Bernardo Reyes, por entonces jefe del Ministerio de Guerra, quien, a su vez, se lo hizo saber al

155

Íbid. P. 177. Ídem. 157 Duffy… Óp. Cit. pp. 41 – 43. 158 Villegas… Óp. Cit. pp. 88 – 93. 156

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presidente Díaz. Posible causa para que se ordenara el traslado de Arriaga a una cárcel de la ciudad de México. Es interesante esta anécdota por lo que nos ilustra cómo los clubes liberales, así como sus miembros, iban cobrando cada vez más importancia, siendo así que aun los altos mandos, como Reyes o Díaz, eran informados de cualquier circunstancia que a los clubes tacara. Sólo así se entiende que sucesos como este, a la verdad, de tan poca trascendencia, que bien hubieran podido pasar en silencio, resaltaran. Tenían, pues, cierta razón para seguir de cerca a los liberales, ya que la energía de sus clubes se alentó, como ocurrió no sólo en San Luis Potosí, sino en la república, de cuyo auge resultó un encendido ardor entre los liberales de todo el país. Por otra parte nos reafirma, también, el celo con que Antonio practicaba las virtudes que le habían inculcado en casa, sobre todo la del respeto y defensa el honor. Ese mismo empeño lo impulsó al destierro y al desengaño político, que, como cicatrices, lo señalaron en el cabo de esta parte de su vida. La acusación de ser Bernardo Reyes el perpetrador de la represión desaforada en Nuevo León en contra de quienes publicaban su descontento,159 obligó a Díaz Soto y a Arriaga a refugiarse en el Paso, Texas. En cambio, Reyes fue absuelto de todos los cargos, como Concepción Gama lo relató en una carta a su hijo Conrado: El miércoles 27 en la mañana se reunió el gran jurado, pero no habiendo ido ninguno de los acusadores, dijeron que se suspendía, por ese motivo, para otro día. Pero el jueves, habiendo pasado lo mismo, tuvo que ser el gran jurado, sin haber hecho mención para nada de por qué no concurrían los acusadores. Después se leyó la acusación, la declaración de Reyes, el proceso y las protestas que se publicaron de ambos lados. Hablaron dos defensores que fueron el Lic. Velasco y Lic. López Portilla… después de esto siguió la votación, y fue absuelto por unanimidad de votos, como era de esperarse. Los periódicos no han hablado nada de por qué no irían Camilo 159

Cockcroft… Óp. Cit. p. 108 - 109, Villegas… Óp. Cit. pp. 94 – 95, Duffy… Óp. Cit. p. 56, Guerra… t. II, Óp. Cit. p. 92 – 93.

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y Antonio. Ni tampoco si el fallo fue injusto o no, por lo que se cree que tenían consigna de no decir nada.160

Con la mira de perseverar en la contienda, Soto y Gama mantuvo correspondencia con Ricardo Flores Magón, también desterrado. Don Antonio, al parecer, seguía en la línea de la lucha a más largo plazo que propugnaba Arriaga. También propuso la publicación de varios periódicos a lo largo de la frontera. En concordancia con su personalidad solitaria, se mantuvo separado del grupo, justificándose con motivos personales, resuelto a gestionar él mismo su propio periódico en el sur de la frontera, porque, según decía, “no quiero estar muy lejos de mi familia y de mis afectos”.161 En 1904, Antonio regresó a México para hacerse cargo de su familia, como declaró tiempo después.162 A pesar de las vicisitudes de estos años, Antonio no vio afectada su educación y aun pudo ejercer su profesión, pues se encontraba en sus últimos años de estudios, sin embargo esta situación persistió durante años y perjudicó a su hermano Conrado, quien se encontraba estudiando en la Escuela Nacional de Ingenieros.163 Su padre, Conrado, asentó en una carta las carencias familiares: …estamos urgidos de dinero por ese aumento y los gastos muertos que originó la mudanza, además de las razones que te da tu mamá y de las cuales no vayas a hacer mención en tu carta contestación. Es pues necesario que nos ayudes y nos mandes algo, si quiera cincuenta pesos por ahora, con calidad de que después remitirás los ochenta que ofreciste, pero urge que mandes aquel dinero para el 1° del que entra, porque, si no lo mandas, no podremos pagar la primera renta.164

160

Carta de Concepción Gama Cruz a Conrado Díaz Soto y Gama, 6 de junio de 1903, México, AADSyG, rollo 1. Carta de Antonio Díaz Soto y Gama a Ricardo Flores Magón, 15 de octubre de 1903, Austin en Flores D. Jorge, Mosaico Histórico en AADSyG, rollo 6. 162 Cockcroft… Óp. Cit. p. 117. 163 Inscripción de Conrado Díaz Soto y Gama al año escolar de 1909 a 1910 en la Escuela Nacional de Ingenieros, 22 de marzo de 1909, AADSyG, rollo 1. 164 Carta de Conrado Díaz Soto a Conrado Díaz Soto y Gama, C. Lerdo, Durango, 25 de marzo de 1908, AADSyG, rollo 1. 161

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Ante esta situación, Conrado hijo se vio forzado a trabajar en la Comisión Internacional de Límites entre México y los Estados Unidos, para apoyar a su familia con doscientos pesos de su sueldo, del cual separaba cincuenta pesos para solventar sus estudios.165 Esta anécdota muestra que, en realidad, la familia Díaz Soto y Gama se hallaba tan menesterosa que Antonio hubo de volver a México para socorrer a su familia. Soto y Gama tornó,

pues, por una amnistía, como se observa en una carta de

Bernardo Reyes dirigida a Porfirio Díaz: “ya sabrá Ud. que han vuelto a esa capital Camilo Arriaga y Díaz Soto y Gama; y se me dice que, para efectuar su regreso, tuvieron inteligencias con el Sr. Pineda.”166 Reyes, a no dudarlo, se refiere a Rosendo Pineda, importante científico. Una de las condiciones para el regreso de Soto y Gama fue que no interviniera en la política del país; 167 a la cual Antonio se ciñó, pues, desde su regreso, hasta la caída de Díaz, no hay señales de ninguna actividad política. En realidad, esta etapa de su vida es por demás oscura, ya que nuestro hombre siempre se rehusó a hablar de ella.168 En sus escritos de aquellas épocas, las aluciones en materia de política son por extremo raras, como puede verse en un artículo publicado en 1906 con motivo de los cien años del nacimiento de Juárez. En ese artículo, el potosino sólo trató de la carrera liberal del oaxaqueño, con notoria ausencia de repudio alguno de Porfirio Díaz, o de alguna comparación de éste con aquél, y tanto, que cierra su exposición diciendo: ¡Ave Juárez! El pueblo que supo ser guerrero y ser heroico, hoy que goza de los inmensos bienes de la paz, de esa paz que tú preparaste con grandes sacrificios, se

165

Carta a Conrado Díaz Soto y Gama, México D.F., 27 de diciembre de 1910, AADSyG, rollo 1. Carta de Bernardo Reyes a Porfirio Díaz, 3 de febrero de 1904, citado en Villegas… Óp. Cit. p. 99. Castro, Pedro, Soto y Gama: Semblanza de un iconoclasta en Vetas, Colegio de San Luis, enero – abril, 2002, p. 112. 167 Conversación con Salvador, Enriqueta y Magdalena Díaz Soto Ugalde. 168 Ídem. 166

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congrega para ofrecerte el homenaje de su admiración y el testimonio de su más profunda gratitud.”169

Causa extrañeza que, después de haber reprehendido a Díaz, así como desairado la paciencia del pueblo de México, ahora traiga a cuento la paz porfiriana. Los vínculos con el PLM le acarrearon algunas dificultades para hallar empleo fijo, aunque, finalmente, lo hizo, como encargado de la Notaría No. 54. 170 Tiempo más tarde, en 1910, el despacho de abogados donde trabajaba José Vasconcelos mudó sus oficinas al domicilio del Banco Internacional, siendo la notaría en la que ejercía Antonio su oficio subarrendataria del tal despacho.171 Vasconcelos manifestó la admiración que le tenía al joven Antonio, por haber tenido parte en “el connato de rebelión magonista.” Lo describió como un “provinciano todavía joven y muy inteligente, pero de cultura rudimentaria: liberalismo a lo Ramírez, con mezcla de socialismo a lo Henry George.” Finalmente, Vasconcelos lo invitó a entrar en el Ateneo de la Juventud, asociación adscrita al Partido Atirreeleccionista de Francisco I. Madero, pero Soto y Gama, de puro desengañado, se desdeñó de unirse, diciendo que … no valía la pena sacrificarse por un pueblo que no responde al llamado de sus mejores. A él le habían quebrantado su porvenir y estaba decido a no volver a mezclarse en la política de un país de indios embrutecidos por el alcohol… Usted puede soñar en democracia, compañero, porque ha pasado su vida en la capital, no conoce a nuestro pueblo. El campo no está preparado sino para la abyección. La única política eficaz en México es la de Pineda –el gerente del porfirismo-, una política de pan y palo o sea un despotismo ilustrado.172

169

Díaz Soto y Gama, Antonio, ¡Ave Juárez! en Iglesias González… Óp. Cit. p. 102 – 103. Diario de Jurisprudencia del Distrito y Territorios Federales, 5 de abril de 1907, Gómez Gutiérrez… Óp. Cit. p. 30. 171 Vasconcelos. José, op. cit. 172 Ídem. 170

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Esta actitud seria rectificada años más tarde por Soto y Gama, pues declararía que no había apoyado a Madero, porque éste solo quería un cambio de guardia y él aún coincidía con el PLM. Aunque no hay material que permita corroborar alguna versión, cabe la posibilidad de que, en realidad, se tratara de una mezcla de ambas posiciones.

2.3 Ideología del joven Antonio El largo camino que recorrió ideológicamente Soto y Gama tiene un punto de inflexión en el año de 1900, pues es cuando nuestro personaje entró en contacto con la política mexicana desde un grupo organizado, y decidió formar parte de la oposición. En ese momento, se relacionó con un medio que lo marcaría fuertemente: conoció a personajes como Camilo Arriaga, quien fue una gran influencia, tanto ideológica como personal, o como Ricardo Flores Magón, a quien Soto y Gama admiró toda su vida, debido a su entrega en la lucha revolucionaria. Éste último sería otra influencia que marcaría, profundamente, una parte de la vida de Antonio. Junto a ellos se formó el Club Liberal Ponciano Arriaga, y juntos organizaron el Congreso Liberal, que fue la chispa que prendió el fuego del movimiento liberal precursor de la Revolución. Al rememorar aquella etapa, Soto y Gama declararía que las reuniones del Club Ponciano Arriaga eran una fachada perfecta tras la cual los miembros del club liberal podían discutir sus ideas anarquistas y socialistas. Aseguró: “todos nosotros éramos completamente anarquistas”.173 Al respecto, resultan importantes los señalamientos realizados por François Xavier – Guerra, pues refiere que, basándonos en las fuentes disponibles, en este período no podemos hablar de una adhesión al anarquismo por parte de los miembros del club liberal.

173

Villegas… Óp. Cit. p. 71, Gómez Gutiérrez… Óp. Cit. p. 29, Cockcroft… Óp. Cit. p. 70, Duffy… Óp. Cit. p. 22.

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Los temas discutidos en el Congreso Liberal se enfocan a limitar la influencia de la Iglesia en la sociedad, así como a proteger la laicidad del Estado; es decir, no se atacaba el régimen, sino su política de conciliación.174 Más tarde, cuando la represión, por parte del gobierno de Díaz, alcanzó a los miembros del Centro Director, éstos irían evolucionando ideológicamente. Emergió, primero, la actitud subversiva, producto de la tradición revolucionaria mexicana, en particular de la liberal; la cual, además, comprendía el nacionalismo (representado por el padre de Antonio), el liberalismo popular de los municipios, las rebeliones campesinas, etcétera. Pasaron del liberalismo anticlerical a un liberalismo radical que los pondría en el sector de la oposición política; y no fue sino hasta fines de 1903 cuando adoptaron, como grupo, temas sociales, y pasaron al enfrentamiento por el autoritarismo y el despotismo de un régimen que impedía usar recursos legales y movimientos pacíficos. Mediante esta evolución, se llegó a la adhesión a un socialismo de tintes anarquistas.175 Estos liberales tuvieron conocimiento de autores anarquistas antes de la represión emprendida contra ellos. Como el mismo Soto y Gama le contó a Ethel Duffy Turner, desde 1901 ya conocían autores y escritos anarquistas y socialistas. 176 Tuvieron acceso a este tipo de textos, gracias a la gran cantidad de libros que, sobre el tema, Arriaga había traído de Francia para componer su famosa biblioteca.177 Gracias a estos conocimientos, lograron romper con los paradigmas del viejo liberalismo, y escapar de una parcialidad oposicionista, para pasar a una revolucionaria; es decir, su inclinación pasó de sólo pelear contra Díaz a pelear contra el sistema capitalista; ideas que luego se vieron fortalecidas y ampliadas con el contacto que tuvieron con los sindicalistas, anarquistas y socialistas. De hecho, el interés en 174

Guerra… Óp. Cit., t. II p. 23 – 24. Guerra… Óp. Cit., t. II p. 26 – 27, 36 – 37. En general, todo el primer capítulo es ilustrativo sobre la evolución de los precursores de la revolución. 176 Duffy… Óp. Cit. p. 22. 177 Duffy... Óp. Cit. p.33, Gómez Gutiérrez… Óp. Cit. p. 28, Cockcroft Óp. Cit. p. 68 – 69. 175

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esos temas sería, como se ha mencionado arriba, uno de los factores fundamentales de la amistad entre Ricardo Flores Magón y Antonio, además de la de los miembros del Club como Librado Rivera, Camilo Arriaga, etc.178 Las lecturas anarquistas y socialistas eran relativamente fáciles de conseguir. Costaban unos veinticinco centavos. Los libros eran editados y distribuidos por la Editorial Maucci, propiedad de un español que instaló una imprenta en México a finales del siglo XIX, y que editaba obras de Mijail Bakunin, Pierre – Joseph Proudhon, Charles Malato, Eliseé Reclus, Piotr Kropotkin y Karl Marx. Soto y Gama conoció a Maucci una vez iniciada la Revolución, y establecerían una estrecha amistad.179 La evolución ideológica de los liberales es interesante, pues se dio de manera más o menos homogénea. Guerra explica este tránsito a partir de dos observaciones: La primera: el medio estudiantil es, en aquella época, extremadamente restringido en América Latina…. En este grupo la mayoría que tienen inquietudes intelectuales se conocen bien y evolucionan al unísono. La segunda… el carácter extremado que toman las ideologías europeas en América Latina se debe, en parte, a esta unanimidad ideológica facilitada por el escaso número de lugares de transmisión de la cultura. El radicalismo de las ideas se debe también a la considerable distancia que existe entre las élites cultivadas y el conjunto de una sociedad que sigue estando en su mayoría ligada a valores antiguos.180

Aunque esta descripción encaja con la situación que vivieron los liberales, hay que tomar en cuenta otras cuestiones que permiten entender mejor la situación tan particular de este pequeño grupo, y que explican su radicalización y posterior segregación. La experiencia de los individuos es aquí la que ofrece la necesidad de la revolución. En esta experiencia, como está dicho en el comentario anterior, participa la tradición rebelde y revolucionaria que ofrece una peculiar alternativa última y radical para resolver la injusticia, vivida, precisamente 178

Gómez Gutiérrez… Óp. Cit. p. 28, Cockcroft… Óp. Cit. p. 70. Gómez Gutiérrez… Óp. Cit. p. 28, Duarte… Óp. Cit. p. 123 180 Guerra… t. I, Óp. Cit. p. 381. 179

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en este período, por Antonio y el resto de los liberales. La supuesta lejanía entre el pueblo y los intelectuales parece desdibujarse en el caso del movimiento radical, pues las profesiones de la mayoría de sus miembros (maestros, como Librado Rivera; abogados, como Soto y Gama, o periodistas, como Ricardo Flores Magón), los mantienen en contacto con los problemas sociales que viven los trabajadores. Otro factor por tomar en cuenta es la dificultad de sostenerse en la posición revolucionaria, dada una experiencia individual. Por ejemplo, en el caso de Soto y Gama, el factor familiar y los problemas con sus compañeros terminaron por alejarlo de la lucha. En Soto y Gama encontramos confluencia de ideologías: el liberalismo clásico, heredado de su padre y perfeccionado en sus primeros años de estudio. También encontramos, en su discurso, posiciones nacionalistas heredadas de la afición lerdista de su padre, todo sustentado con la retórica positivista, adquirida en los estudios universitarios, pero que no adopta en bloque, sino que, con el tiempo, le dirige fuertes críticas. Y, al final, un giro anarquista y socialista. Los liberales positivistas utilizaban, como argumentos, a los criterios científicos: la principal ciencia era la sociología. Mientras que los liberales ortodoxos dependían de la moral, de la religión, de la política como arte, y de la historia. Los positivistas rechazaban todo debate sobre los valores, se trataba de un materialismo desprovisto de ideal.181 Para Soto y Gama esto era inaceptable, de ahí partía su crítica. La importancia que Soto y Gama le daba a los valores quedó plasmada en una carta que le envió a su hermano Conrado, en la cual exponía sus pensamientos y preocupaciones sobre un eventual relevo en el poder. Ante lo cual destacaba: “creo yo ahora, y espero tener la

181

Ibíd. p. 390.

75

dicha de creerlo siempre, que el civismo es una virtud práctica, una virtud útil y la única capaz de salvar a mi amado país.”182 Continúa recalcando su filiación liberal y su oposición a todo tipo de absolutismo: “… no puedo convencerme de que un régimen que todo lo abandona (felicidad y energía nacionales) al capricho de un solo hombre o de un grupo reducido de hombres, pueda acarrear el verdadero progreso y dar la verdadera paz….”183 Ante esta situación, prosigue exponiendo las carencias de la sociedad mexicana frente a una inminente sucesión: “…mientras tengamos al pueblo o a sus clases directoras privadas de civismo y de iniciativa, ese problema de la sucesión gubernativa es y será insoluble… he ahí la necesidad del civismo como una garantía contra la posible aparición de una mal gobernante.”184 En una clara referencia al creciente rumor de una posible candidatura presidencial por parte del general Bernardo Reyes, expresó cierta preocupación, nacida de la inexperiencia de los mexicanos para elegir a sus gobernantes: ¿Por qué nosotros, más que nadie, estamos expuestos a ser las victimas indefensas del militarismo; y por qué ahora, cuando se anuncia para un porvenir muy próximo, el cambio de Presidente, ahora más que nunca necesitamos estar en actitud de elegir con discernimiento, rechazando al candidato que ofrezca peligros y aceptando sólo al que tenga apariencia de justificado y de patriota? …. El mal está en la indiferencia política de los unos (de las clases directoras) y en la ineptitud para gobernarse de los otros (de las clases bajas).185

Frente a esta situación, una vez más, el ilustre liberal potosino remarcaba la necesidad de la educación, tanto política como moral, del pueblo, así como la de continuar con la labor emprendida en el Congreso Liberal, encargado de cumplir estas metas:

182

Carta de Antonio Díaz Soto y Gama a Conrado Díaz Soto y Gama, 21 de agosto de 1901, Zacatecas, AADSyG, rollo1. 183 Ídem. 184 Ídem. 185 Ídem.

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… pero para mantener ese fuego santo que amenaza extinguirse, que se está apagando, ¿cuál es el medio y cuál es el deber? La propaganda, el ejemplo, aplicados como [ilegible] a las conciencias adormecidas. ¿Crees tú que el grandioso ejemplo de los Flores Magón no tonifica a los tímidos, no alienta a los vacilantes, no mantiene vivo, si quiera sea en algunas almas selectas, el amor a la cosa pública, a la felicidad pública?186

Para concluir, hace patente su divorcio del positivismo en estas cuestiones. Justificando la apelación que hace al uso de la moral y de los valores como instrumento para cambiar el país, menciona: “…conste que aunque mal, me doy cuenta de ‘las causas y los efectos.’ No procedo por instinto o por cerebración espontanea; pues bien seguro estoy de que he estudiado más, muchísimo más, que la mayoría de los positivistas y darwinistas, las cuestiones que interesan a mi Patria”.187 En este mismo sentido, tenemos otro ejemplo con que podemos ver la amalgama que hace Antonio del liberalismo clásico de los tintes positivistas, en torno a lo que, para él, debía ser una función del estado. Se trata de su tesis, titulada Breves consideraciones sobre la importancia del municipio. Comienza haciendo una crítica a los liberales de la Reforma, pues, en su afán de dar libertad máxima a sus gobernados, cayeron en el error de dar libertades a un pueblo que no estaba listo para ellas: “tan absurdo es imponer la democracia a un pueblo de rudos esclavos o de hombres indiferentes, como imponer a viva fuerza los dogmas de una religión de Estado. La libertad no se decreta como no se decreta la existencia de Dios.”188 Siguiendo la línea positivista del darwinismo social, continuaba: “la evolución de las sociedades tiene sus leyes y una de ellas es que todo viene a su tiempo y sazón, que nada ha de anticiparse a su momento histórico.”189 Consiente de la situación en la que se encontraba

186

Ídem. Ídem. 188 Díaz Soto y Gama… Breves… Óp. Cit. p. 76. 189 Ídem. 187

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la nación en esa época, y siguiendo la línea de acción que se habían trazado en las resoluciones del Congreso Liberal, explicaba: “tenemos que destruir los malos hábitos arraigados en la política, para sustituirlos por otros que sean propios para devolver la salud a lo que hoy es podredumbre y asco… hay que cambiar nuestro modo de ser nacional.” 190 Como es su costumbre, recurre a hechos históricos para validar sus afirmaciones. Dijo: “más aprendió la Europa con los horrores del feudalismo o con los excesos de la monarquía absoluta, que con todas las obras de los enciclopedistas con todos los soberbios discursos pronunciados en sus parlamentos.”191 Otro problema al que se enfrentaba la democracia mexicana era la cuestión moral: “el egoísmo es el interés moral que por todas partes triunfa y el deseo de la propia comodidad, el gran móvil que dirige y domina todos los actos… para acabar con el egoísmo hay que contemporizar con él, adoptar sus procedimientos y hacerle concesiones.”192 Ante esta situación, para Soto y Gama la solución se encontraba en el municipio: Hay que comenzar por lo que más vivamente impresione al individuo, por aquello que lo afecte más de cerca, por lo que de un modo incesante lo asedie y lo obsesione. Y esto, Sres. Sinodales, en la práctica política, es el municipio… la práctica juiciosa de las libertades municipales permite adquirir experiencia a poco costo en el escabroso campo por nosotros los mexicanos nunca o muy pocas veces recorrido, de las peripecias y de las luchas democráticas.193

Antonio Díaz señaló, sin disimulo ninguno, las deficiencias del pueblo mexicano para la vida democrática y para una política nacional: Nuestro pueblo, ineducado para todo, pero primordialmente para la política, carece de criterio para distinguir a los hombres realmente benéficos para el país… el pueblo mexicano es incapaz de elegir convenientemente a sus altos funcionarios, no sabe elegirlos: porque en vez de que se le preparara para la libertad, desde hace algunos 190

Ibíd. P. 77. Ibíd. P. 80. 192 Ibíd. P. 80, 81. 193 Ibíd. Pp. 81, 82. 191

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años ha sido educado para la obediencia ciega, ó haciéndole mucho favor, para prodigar tempestades de aplausos y envolver en nubes de lisonja al poderoso y al tirano.194 Frente a este panorama negativo, Soto y Gama veía una salida: “El progreso político es posible, pero además de que debe ser gradual, ha de cimentarse sobre sólidas bases. El punto de partida debe ser la educación adecuada de las masas, pues sabido es que se hacen las leyes para los pueblos, y no los pueblos para las leyes.”195 Destacó la necesidad de un cambio en los códigos legales: eran preferibles leyes que se adaptaran a las necesidades y a la realidad de la sociedad mexicana, que no leyes que, teóricamente, eran perfectas, como las pedían los liberales ortodoxos, pero que no se aplicaran. La utilización de recursos científicos, como el de las leyes de evolución de las sociedades, y la importancia que le da a la experiencia y al aprendizaje que de ella resulta, así como el mismo hecho de pretender una nueva legislación que adapte las leyes, lo posiciona en el ámbito del positivismo.196 Sin embargo, Soto y Gama solamente toma los aspectos señalados, pero, en otros, discrepa ruidosamente. Cuando Antonio Díaz incluye, en su propuesta, aspectos morales como la aniquilación del egoísmo, rechaza el supuesto carácter científico del positivismo. Para él, sigue siendo importante la preparación moral del pueblo, así como la educación de las masas, siguiendo las propuestas hechas en el Congreso Liberal, que se había asumido como órgano instructor del gran pueblo, con la finalidad de prepararlo para la vida democrática.

194

Ibíd. p. 83. Ibíd. p. 84. 196 Guerra… t. I, Óp. Cit. p. 385. 195

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Toda esta amalgama de ideas la aplicó al análisis que hacía sobre la sociedad porfiriana de principios de siglo, y a las críticas que lanzaba.

2.3.1 Religión y su relación con la mujer Como vimos anteriormente, la religión católica pasó de ser el factor principal en el discurso de Antonio, a una posición cada vez más secundaria, hasta que se convirtió en uno de los principales blancos de su discurso, debido a la omisión que la Iglesia hacía de las Leyes de Reforma en contubernio con las autoridades. En su oración por el aniversario luctuoso de Juárez, lo alabó por haber llevado al cabo “la revolución más sorprendente, la que triunfaba de los siglos y de las tradiciones, la que desarmaba al monstruo de la teocracia, la que hacía a México partícipe del futuro más hermoso de la civilización moderna: la tolerancia religiosa.”197 Tratando de los ataques que Juárez recibió por parte de la Iglesia y sus partidarios, el joven orador vino a resaltar las contradicciones del catolicismo. Decía: ¿Por qué vociferan? ¿Por qué maldicen la memoria del caudillo? Porque este no quiso entregar a su pueblo en manos de una secta que, si enseña moral, sostiene y defiende los horrores de la Inquisición; que si las lecciones de derecho, proscribe la libertad de imprenta a la vez que proclama la pena de muerte; que si se dedica a estudios históricos, hace el panegírico de los asesinos de los reyes.198

Por otro lado, está la defensa que el autor hizo del liberalismo. En el cuál, obviamente, él se incluía, y reflejaba en Juárez sus propias convicciones, por lo que es muy interesante que señalara: “Él quería la libertad sin trabas, pues creía –y tenía razón- que la libertad es una

197

Díaz Soto y Gama, Antonio, Alocución, pronunciada el 18 de julio de 1899, aniversario del fallecimiento de Juárez en Román Iglesias González… Óp. Cit. p. 100. 198 Ídem.

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y debe adoptarse sin ambages.”199 Haciendo patente su plena adhesión al liberalismo, Soto y Gama zahiere al gobierno de Díaz y a la Iglesia, una misma cosa para él, gracias a la política del presidente. En este sentido, recordemos que, en un inicio, el mismo Congreso Liberal fue una ventana abierta para tirar contra el avance del clero. En la Invitación al Partido Liberal, signada por Díaz Soto, se desaprobó que el clero se hiciese fuerte … con su capital, su aristocracia, sus elementos conservadores en los puestos públicos, su prensa, su púlpito, sus mentiras, su inmoral confesionario, y toda esa fuerza acumulada en su arma por excelencia: la mujer. El soplo del fanatismo penetra en el hogar y enciende en fiebre nuestra sangre. ¡Cuántos caen y caen debilitados, aislados y vencidos como al contacto de una peste!200

Tiempo después, en el discurso que pronunció ante el Club Liberal Jesús González Ortega, de Pinos, Zacatecas, no escatimó en sus habituales críticas hacia la Iglesia y su relación con Díaz; todo esto siempre mediante la figura de Juárez. Antonio pedía Intransigencia para el enemigo irreducible, guerra sin cuartel para el conspirador sempiterno… el Clero hipócrita y artero, para el Partido Conservador recalcitrante y reacio, para secuaces que dócilmente siguen la sugestión de quien es revoltoso y fue traidor, de quien trajo a Maximiliano y celebra hoy tratados de alianza y pactos leoninos de conciliación con el Hombre de Tuxtepec… para él la lucha de todos los instantes que él quiere y que él provoca.201 Esa facción saca sus raíces de la familia, o sea de lo que nadie puede desarraigar, y pretende elevarse hasta Dios, que no puede ser derribado. Para ser invencible se apoya en la familia, y para ser respetable invoca a Dios. Pero es para prostituir a la familia y profanar a Dios. Sea como fuere, el Partido Conservador sabe disimular su miseria y acude a lo más alto en lo humano y a lo altísimo en lo sobrenatural y en lo divino.202

199

Ídem. Invitación al Partido Liberal, citado en Villegas… Óp. Cit. p. 59. 201 Díaz Soto y Gama, Antonio, Discurso en Flores Magón, Ricardo, Guerrero, Práxedis, Flores Magón, Enrique et. al., Regeneración México 1900 – 1918, la corriente más radical de la revolución de 1910 a través de su periódico de combate (prologo, recopilación y notas de Armando Bartra), Hadise, México, 1972, p. 171. 202 Ibíd. p. 172. 200

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Descuella aquí la forma como la mujer y la familia son utilizadas como legitimación terrenal, mientras Dios sería la justificación en el plano de lo divino. Es curiosa la manera en la que Soto y Gama, así como los liberales de la época, hacían fuertes críticas al clero, aunque sin negar a Dios ni su divinidad. Continuó Soto y Gama esgrimiendo, como ejemplo, a la lucha de Juárez, quien “fue grande, porque fue inexorable, porque dio el golpe de gracia a la opulencia del Clero y porque en la persona de Maximiliano mató al Imperio. Triunfó, porque supo hacerse superior a la circunstancias y arrostrar con fe ciega los acontecimientos.”203 Más adelante, encontramos la frase más famosa, la que más frecuentemente se cita de este discurso, pues resume, en unas líneas, la crítica que Antonio endereza, en general, al régimen de Díaz. Ella es que “… estamos en paz con el Clero, aunque conspire y prostituya; en paz con el extranjero, aunque nos humille y nos explote; en paz con la inmoralidad administrativa, aunque deshonre al país y conculque el derecho.”204 Por último, marcaba su distancia frente a las políticas de Díaz, y exhortó a los demás liberales a imitarlo: “En nombre de la patria, os lo pido, ciudadanos: no deis la razón a los conciliadores; porque aplaudirlos es maldecir a Juárez, y renegar de Juárez, compatriotas, es renegar del progreso.”205 En los dos últimos documentos citados, me parece importante señalar la forma como Soto enlaza a la mujer con la Iglesia, según lo había mencionado con anterioridad. Las féminas, para él, representan un obstáculo, tenidas por herramientas que la Iglesia utilizaba para recuperar su influencia, así como para legitimar su existencia en el mundo terrenal, mediante la familia y el apego a ésta de la mujer. También hay señalamientos a través de los 203

Ibíd. pp. 171 – 172. Ibíd. pp. 175. 205 Ibíd. p. 177. 204

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cuales podemos observar que, para Soto y Gama, la familia sigue siendo una institución fundamental para la sociedad.

2.3.2 Revolución y Nación No me parece que, en este punto de su lucha, los liberales, ni siquiera Díaz Soto y Gama, se plantearan la necesidad de una revolución; aunque sí promovían un cambio político radical, exigido ya en su manifiesto del 1 de marzo:206 En otro siglo, los franceses vaciaron sus arterias para dar una lección a los tiranos. ¡Vaciemos nosotros en el siglo XX todas las energías de nuestros cerebros en aras de la humanidad! ¡Sobre las vejaciones de la tiranía, sobre la intriga del clero, sobre la absorción del capital y del militarismo, surja el edificio grandioso de la fraternidad, de la democracia y del engrandecimiento nacional!207

La alusión a la Revolución Francesa, sin duda, se debe a Antonio Díaz, quien, antes, la caracterizó negativamente, pero desde este momento ocupó un lugar importante en su visión de una revolución, y merecería grandes alusiones en sus discursos y escritos. Como se ha dicho muchas veces y asentamos líneas arriba, el potosino era partidario del anarquismo de Flores Magón. Durante esta época, frecuentemente podía encontrarse a los liberales en las oficinas de El hijo del ahuizote, discutiendo sobre lecturas anarquistas, entre las cuales, ocupaban un lugar primordial los textos de Kropotkin. 208 En una carta que Soto y Gama envía a Ricardo Flores Magón, una vez exiliados, hace una declaración de principios: Has de saber que soy un socialista convencido (diría mejor, un comunista de cuerpo entero), y que a lado de mis antiguas convicciones de democracia, gobierno libre, odio al cacique, y al tirano, etcétera, han brotado, con la lozanía de la novedad, robustos 206

Manifiesto del Club Liberal Ponciano Arriaga en Flores Magón… Óp. Cit. p. 187 - 188. Flores Magón… Óp. Cit. p. 191. 208 Cockcroft… Óp. Cit. p. 106. Duffy… Óp. Cit. p. 54. 207

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ideales de regeneración obrera, de castigo al explotador sin escrúpulos, y de profundas reformas que arranquen desde el cimiento toda nuestra vetusta organización social, carcomida y hedionda, presuntuosa y sin virtud, asiento de todas las infamias y pretexto para las explotaciones más burguesas. En vez de ser el candoroso republicano de antes, soy y tengo el orgullo de ser un ansioso partidario de las reformas más hondas, de triunfos más verdaderos para la causa del pobre, del trabajador, de la moderna víctima.209

Díaz Soto se adscribió a las teorías socialistas que había estudiado años antes en México, pero su desarrollo se diferenció de los exiliados. Mientras que Ricardo Flores Magón y su grupo entraron en contacto con los socialistas y anarquistas radicados en el vecino país, como Emma Goldman, Alexander Berkman y Florencio Bazora, además de organizaciones obreras como los Industrial Workers of the World, todos los cuales fortalecieron su orientación hacia el anarquismo, ampliaron sus miras políticas más allá del contexto nacional y los dotaron de nuevas tácticas; Antonio, al verse obligado a regresar a México y alejarse de la política, mantiene su apego teórico al anarquismo y al socialismo, pero su experiencia política se reduce a lo que puede leer. Será hasta que la revolución armada ocupe el lugar principal en la lucha política que sus posiciones anarquistas y socialistas se enfrenten al movimiento histórico en curso, y que se ponga en contacto con la experiencia de muchos pensadores y trabajadores ácratas que arribaron a México, atraídos por el proceso revolucionario en marcha. El desarrollo ideológico y político de este período lo hará en solitario, nuevamente como en la adolescencia, y dejará muy pocos rastros de lo que pensaba o imaginaba. En una carta a su hermano, muestra un tono de pesimismo, debido a su experiencia en la lucha contra Díaz: ¡…si alguien ha soñado, he sido yo! Pero te diré con verdad, tanto soñar me ha servido, después de los rudos golpes que me han vuelto a la realidad, para ver a ésta con lucidez… una cosa es la vida según los libros y otra muy distinta, casi opuesta, la vida según los hechos. 209

Ídem.

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…para la sociedad que se divierte (que es la conservadora) el bien y lo bello está en el triunfo, en la grandeza, en las altas cumbres sociales… grandes es el que brilla, grande el que manda, grande el que sube en la escala social, aunque haya subido sobre dolores, sobre derrotados, sobre sacrificados. Pero si se desciende un poco, se contempla al padre de familia, que se agota y se duele por sus hijos, sin ambición, sin satisfacerse con vanidades, ni buscarlas; al obrero que trabaja toda la semana y va el domingo a divertirse ingenuamente en una sesión de cinematógrafo o una exhibición del “Brujo Negro”… y entonces se encuentra la poesía buscada, la poesía que ha permitido tener incremento a la propaganda socialista, la poesía del deber y del trabajo!210

Queda claro, en el anterior escrito, que Antonio mantiene su apego a la nueva tradición socialista, pero tiene una visión idílica de los trabajadores, a la vez pesimista y optimista, más moral que práctica. Hasta este punto, podemos asegurar que Soto y Gama continuaba madurando como persona, y que, ideológicamente, había adquirido los principios, concepciones e ideas que lo orientaron durante la lucha armada, que le ayudaron o le impidieron entender el proceso revolucionario y la actuación de las masas campesinas, y que contribuyeron a alentar su optimismo sobre la causa revolucionaria, o a ensombrecer su mirada sobre la humanidad y la vida.

210

Carta de Antonio Díaz Soto y Gama a Conrado Díaz Soto y Gama, 23 de agosto de 1908, México, AADSyG, rollo 1.

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Capítulo III. La Revolución en marcha Tras su regreso al país, Antonio Díaz Soto y Gama se mantuvo fiel a su palabra, y desapareció de la política más de seis años, incluso, se mantuvo alejado de la efervescencia causada por los movimientos antirreeleccionista y el armado en pro de Madero. Pero, con la caída de Díaz, Soto y Gama estuvo en condiciones de entrar de nuevo a la militancia, con nuevos bríos y en medio de un contexto revolucionario. Durante este período, los rasgos principales de su pensamiento no se modificaron en lo esencial. Mantuvo una fisonomía compuesta de rasgos liberales, dentro del liberalismo nacionalista y popular tradicional, y socialistas de carácter anarquista. Podemos decir que, durante estos años, las tensiones en el campo ideológico de Soto y Gama alcanzaron su punto encumbrado, pues, en esta segunda participación política, nuevamente sus principios, valores e ideas se enfrentaron a la política en “movimiento”, con el primer momento del proceso revolucionario; lo cual, del mismo modo que en la fase anterior, lo obligó a redefinirse. Puede verse que nuestro personaje intentó conciliar los elementos en conflicto de su pensamiento, desplazando los principios liberales hacia la actividad pragmática, mientras que los contenidos socialistas formarán parte del programa de reforma social (en forma de programa del nuevo Partido Liberal, o en propuestas de leyes). Este desplazamiento subjetivo lo llevó a establecer nuevas alianzas, o distancias políticas (organizativas y personales), de carácter temporal. La vorágine revolucionaria fue reacomodando las expresiones ideológicas y políticas revolucionarias.

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3.1 La continuación de la lucha liberal Después de más de seis años de vivir reducido al ostracismo, con la caída del General Díaz, Soto y Gama regresó a la arena pública. Se desempeñó, principalmente, en el periodismo, en especial como colaborador del periódico El Diario del Hogar; el cual funcionó como plataforma para la oposición liberal, primero, ante Díaz, y después, con el triunfo de la Revolución, ante Madero. Cuando el flamante periodista reapareció, lo hizo apoyando a Francisco I. Madero, y, aunque nunca se convirtió en su seguidor, sí lo estimó por haber librado al país de Porfirio Díaz: llamó a Madero “el autor de la libertad, el salvador de México”, 211 y criticó a la prensa alarmista que lo atacaba, acusándola de ayudar a la contrarrevolución. Sin embargo, el apoyo al líder revolucionario no duró mucho. Cuando transcendió que Madero le ofreció al general Reyes el Ministerio de Guerra, se iniciaron las dificultades entre el jefe revolucionario y los liberales veteranos que habían luchado desde la etapa de los clubes, y que veían en el regiomontano la encarnación del militarismo y la continuación de la política de Díaz.212 Parece excusado decir que, entre ellos, se encontraba Antonio Díaz. La enemistad entre Reyes y Soto y Gama databa de los tiempos del Congreso Liberal. Fue debido a aquél que Antonio tuvo que abandonar el país, y, a su regreso, mantenerse fuera de la política. Con esos antecedentes, no es extraño que, cuando, en junio de 1911, el general porfirista se repatriaba, Soto y Gama, junto con otros compañeros, como Rafael Cepeda, intentaran aprehenderlo, pues decían tener pruebas de un complot que Reyes fraguaba contra Madero.213

211

Villegas… Óp. Cit. p. 110. Valadés, José Cayetano, Imaginación y realidad de Francisco I. Madero en Obras, Siglo XXI – DIFOCUR, México – Sinaloa, 1992, p. 534. Cockcroft… Óp. Cit. p. 171. 213 Valadés… Óp. Cit. p. 532 212

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Cuando se anunció que el futuro presidente podría nombrar ministro de guerra a Bernardo Reyes, Antonio, aún sin separarse de él, no dudó en emplear el arma de la palabra para llamar la atención de Madero. Escribió: Sé muy bien que el señor Madero es incapaz de faltar a las promesas de la Revolución, y por eso espero que vuelva sobre sus pasos. Sé también que él no desea que el país quede otra vez sobre el cráter de una guerra civil. Esperemos antes de juzgar y veamos si el señor Madero sabe cuidar y defender la obra de la Revolución. El militarismo es el único peligro serio que amenaza la subsistencia o la consolidación del actual orden de cosas.214

Díaz Soto le advertía a don Francisco los peligros que podría traer el darle un lugar en el nuevo gobierno a Reyes; sin embargo, con la posibilidad del ascenso del antiguo régimen, Antonio y otros antiguos liberales, como Camilo Arriaga y Santiago R. de la Vega, ahora junto a nuevos compañeros, como Conrado Díaz Soto y Gama, formaron el Centro Electoral Antirreyista.215 Tan luego como quedó constituido el Centro, sus miembros publicaron un manifiesto en el cual impugnaron el oportunismo de Bernardo Reyes, y sus intentos de restituir el militarismo porfiriano al país.216 En el manifiesto, reconocieron que “el país se ha librado de su tiranía, ha arrojado lejos de sí, en una sacudida de rabia, a ese hombre de hierro, sin corazón, sin ideales, que no tenía nada de humano fuera de su feroz egoísmo.”217 Denunciaron, como lo hizo Soto y Gama unos años antes, el problema del militarismo encarnado en Reyes: Por desgracia para… nuestra patria cien veces víctima del militarismo y otras tantas azotada por la vergüenza del cuartelazo, asoma ya el peligro de la invasión de mentes híbridas… el General Reyes vuelve al país halagando a la Revolución, porque la ve

214

Díaz Soto y Gama, Antonio, ¿Sera posible que Reyes sea Ministro de la Guerra? En El Tiempo, 13 de junio de 1911. 215 Villegas… Óp. Cit. p. 112. 216 Manfiesto a la Nación del Centro Electoral Antirreyista en El Diario del Hogar, 12 de junio de 1911. 217 Manifiesto a la Nación del Centro Electoral Antirreyista en El Diario del Hogar, 12 de junio, 1911.

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triunfadora… los partidarios de Reyes empiezan ya a trabajar por él con más o menos franqueza.218

Consistente el Centro Electoral en veteranos del movimiento liberal que había sido duramente combatido por Reyes, reconocían a éste como su peor enemigo, y declararon que combatirían sin descanso su candidatura, para lo cual invitaron a todos los ciudadanos de la Republica a que los ayudaran en su tarea de defensa nacional. Al mismo tiempo, ratificaron su apoyo a la candidatura de Madero a la presidencia, y a la de Francisco Vázquez Gómez a la vicepresidencia.219 El 6 de julio, el Centro publicó una respuesta a una contestación que Madero había hecho a su Manifiesto; en el cual don Francisco los llamaba “un club antidemocrático”. Los socios del Centro acusaron a Madero de ofrecer la cartera de guerra a Reyes, para evitar que éste se postulara a la presidencia, así como para atraerse la simpatía de sus partidarios.220 Ante la acusación que les hizo Madero, tachándolos de “poco democráticos”, respondieron: “… nos llama usted “Club Antirreyista” y el nombre que hemos adoptado es el de Centro Electoral Antirreyista. La supresión de la palabra “electoral” es la clave de todo”.221 También defendieron su empresa, dirigiéndose a Madero: si hubiera usted, señor, fijado su atención en este calificativo “Electoral”, no habría usted, de seguro, incurrido en el error de tacharnos de poco democráticos, porque creemos que usted estará de acuerdo con nosotros en que en las elecciones se lucha a favor de determinadas personas y en contra de los candidatos opuestos, y por lo mismo es perfectamente lícito organizar un centro electoral antirreyista, como lo hubiera sido antes formar otro que se llamara como lo sería en la actualidad formar uno que llevara el nombre de .222

218

Ibíd. Ibíd. 220 El Centro Electoral Antirreyista contesta a D. Fco. I. Madero en El Diario del Hogar, 6 de julio de 1911. 221 Ibíd. 222 Ibíd. 219

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Ante las constantes críticas que recibió el increpado, finalmente, decidió dar marcha atrás en su oferta a Reyes; lo que le valió nuevas y renovadas simpatías. Después de que Madero se retractó de incluir a Reyes en su gabinete, el insigne potosino le refrendó su apoyo en un artículo en el que se preguntó: ¿Quién no debe alegrarse de que el Sr. Madero haya sacrificado sus primeros impulsos a las exigencias de la opinión? ¿Quién no le aplaudirá que, al cerciorarse de que ésta rechazaba su alianza con el Gral. Reyes, supiera volver sobre sus pasos, romper el funesto pacto, y declarar solemnemente que en lo de adelante no podía contraer otros compromisos que los relativos a los grandes intereses vinculados en la causa de la Revolución, y protegidos por el Plan de San Luis?223

Sin embargo, a pesar del renovado apoyo a Madero, la semilla de la crítica a su política ambigua ya había germinado. En sus artículos periodísticos, Soto y Gama también criticó el proceder del presidente interino, Francisco León de la Barra, quien no contaba con el agrado del potosino, por haber formado parte del Partido Científico. Lo criticó por no hacer cumplir sus órdenes a su desobediente gabinete, el cual estorbaba a los revolucionarios con obras como la negativa a Pascual Orozco para entrar a Chihuahua, o el impedimento para que el Ejercito Libertador lo hiciera en Puebla. Soto y Gama denunció que no había unidad ni obediencia en el gobierno, lo que dificultaría la pacificación del país.224 En junio de 1911, Antonio Díaz escribió un manifiesto en el que proponía a Camilo Arriaga por candidato para el gobierno de San Luis Potosí. Arriaga no aceptó la candidatura, pero sí propuso a Soto y Gama para ocupar el cargo.225 Para el 19 de junio de 1911, se había fundado el Club Electoral Potosino Antonio Díaz Soto y Gama, presidido por Camilo Arriaga, 223

Díaz Soto y Gama, Antonio, Por qué los radicales seguimos siendo partidarios del Sr. Madero en El Diario del Hogar, 9 de agosto de 1911. 224 Díaz Soto y Gama, Antonio, La política misteriosa del gobierno provisional en El Diario del Hogar, 20 de junio de 1911. 225 Cockcroft… Óp. Cit. p. 176, Villegas… Óp. Cit. p. 117.

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cuyo fin era impulsar la candidatura del dicho Antonio en la contienda con Pedro Barrenechea, candidato de los científicos y de las familias oligarcas, y con Rafael Cepeda, de filiación maderista.226 El pretendiente entró en la contienda con fuerza, decidido a ganar la candidatura con el favor de sus partidarios. Ante los ataques que le dirigió el candidato Barrenechea, Santiago R. de la Vega, miembro del Club Electoral, escribió que Soto y Gama había sido postulado humildemente por un selecto y numeroso grupo de intelectuales y por personas de representación social, residentes aquí [cd. de México] y en San Luis. El señor Díaz Soto no es una persona que pudiera despertar sórdidas ambiciones u ofrecer perspectivas de futuros lucros…. Los que han proclamado su candidatura, son personas de principios y forman una gran parte de la opinión pública de San Luis. No son burgueses embrutecidos en torpes bacanales.227

Sin embargo, nuestro contendiente no llegó al final de la batalla, pues renunció a su candidatura en favor de Rafael Cepeda, quien tenía mayor probabilidad de ganar al candidato conservador, y que, finalmente, resultó electo gobernador, con las felicitaciones públicas de Soto y Gama.228 El 29 de julio, se constituyó la Junta Reorganizadora del Partido Liberal Mexicano, presidida por Fernando Iglesias Calderón, e integrada por otros liberales veteranos, como Juan Sarabia y Jesús Flores Magón. Díaz Soto fue elegido primer secretario de la Junta, con el objeto de reorganizar el Partido Liberal, desbandado tras la represión de Díaz. 229 En agosto del mismo año, se llevó al cabo la Convención del Partido Constitucional Progresista; partido maderista del que se eligieron los candidatos para las próximas elecciones de presidente y vicepresidente. Soto y Gama acudió como representante de las 226

El Diario del Hogar, 1 de julio de 1911, Cockcroft… Óp. Cit. p.176. De la Vega, Santiago R., Barrenechea ataca a sus competidores en El Diario del Hogar, 12 de julio de 1911. 228 Cockcroft… Óp. Cit. p. 176, Villegas… Óp. Cit. p. 121. 229 El Partido Liberal Mexicano. Se constituye la Junta Organizadora con prestigiados liberales en El Diario del Hogar, 29 de julio de 1911, Cockcroft… Óp. Cit. pp. 182 – 183. 227

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agrupaciones políticas potosinas, como la de Matehuala y el Club Político José de la Luz Blanco del Partido de Catorce. En la dicha Convención, Madero resultó electo como candidato para la presidencia, y, escandalosamente, José María Pino Suárez para la vicepresidencia. 230 Soto y Gama hizo público su apoyo al candidato presidencial, debido a que su calidad de demócrata y su determinación podían solucionar los problemas del país, y respetar las instituciones. Incluso, lo halagó por haber retirado su oferta del Ministerio de Guerra a Reyes; lo que, para nuestro

personaje, significó una muestra de los principios democráticos de

Madero.231 El mismo mes vio el nacimiento de la publicación Regeneración, editada en la capital del país por Arriaga y Antonio I. Villarreal, quienes habían abandonado la lucha del PLM para unirse a Madero, y, aunque de tendencia diferente, usaron el nombre del periódico editado en Estados Unidos por Ricardo Flores Magón y sus seguidores. Arriaga y Villareal invitaron a Soto y Gama a colaborar en su nuevo periódico, que fungiría como órgano oficial del nuevo Partido Liberal.232 Una vez constituido formalmente el nuevo partido, la Junta Reorganizadora lanzó un manifiesto, el 23 de octubre, con en el que llamó a la población a formar clubes políticos, como ejercicio democrático, a fin de dar principio así, bajo los principios liberales, a la participación política del pueblo.233 Desde el 27 de octubre, Antonio Díaz fue nombrado titular interino de la Notaria de Tacubaya, en la que se desempeñaba como auxiliar. El 13 de noviembre, quedó como encargado de ella, tras la muerte de Ricardo Pérez, el anterior titular. En la dicha notaria, Soto 230

Villegas… Óp. Cit. p. 121. Cockcroft… Óp. Cit. p. 172. Díaz Soto y Gama, Antonio, Por qué los radicales seguimos siendo partidarios del Sr. Madero en El Diario del Hogar, 9 de agosto de 1911. 232 Lucas… Óp. Cit. p. 1, Villegas… Óp. Cit. p. 124 – 125, Cockcroft… Óp. Cit. p. 182. 233 Manifiesto a la Nación Mexicana en El Diario del Hogar, 23 de octubre de 1911 231

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y Gama se mantuvo laborando hasta 1914. Durante el primer mes de actividades en su nuevo trabajo, el flamante titular no hizo declaraciones públicas sobre la política del país, como pudiera hacerlo juzgando sobre hechos como la rebelión de Bernardo Reyes, o el levantamiento zapatista.234 Eso debido, tal vez, a que había contraído responsabilidades, aunque discretas, con la administración de Madero; lo que nos recuerda la importancia de la carga de valores familiares que caracterizaron su compromiso a mantenerse alejado de la política, debido a la amnistía firmada con el gobierno de Díaz que se vio obligado a cumplir. Sin embargo, para fines de 1911, Antonio ya llamaba la atención sobre la necesidad de cumplir las promesas del Plan de San Luis, sobre todo en lo referente a las clases trabajadoras, quienes habían llevado a Madero a la victoria de la que “ha sido la más popular y la más intensa de nuestras revoluciones.”235 Un nuevo manifiesto fue lanzado, el 25 de diciembre, por la Junta del Partido Liberal. Este documento inició el distanciamiento entre los liberales, incluido Soto y Gama, y el gobierno de Madero, pues señala los privilegios que tenían los políticos porfiristas sobre los revolucionarios, así como la renuencia del gobierno federal para cumplir las promesas de la Revolución.236 Inaugurando el 7 de enero de 1912, se celebró una manifestación convocada por el Centro Democrático Antirreelecionista, en favor de la prensa independiente. En ella participó Soto y Gama como uno de los oradores. Frente a las puertas de Palacio Nacional, y utilizando un carro como tribuna, pronunció un discurso con el cual atacó duramente los periódicos maderistas El Demócrata y Nueva Era, este último editado por Gustavo Madero, hermano del 234

Villegas… Óp. Cit. p. 126. Díaz Soto y Gama, Antonio, La última Revolución es debida a las clases populares. Hay que atender a las necesidades de estas en Regeneración, 2 de diciembre de 1911. 236 Manifiesto de la Junta Inciadora de la Reorganización del Partido Liberal Mexicano en El Diario del Hogar, 25 de diciembre de 1911. 235

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presidente, debido a la protección que daban a Francisco I. Madero y a su política, así como por los intentos de censura en contra de la prensa que criticaba el gobierno federal.237 El día 19 de enero, el general Ambrosio Figueroa renunció a su cargo como gobernador del estado de Morelos, alegando razones graves, como el haber recibido dicha gubernatura en condiciones tales que no había podido hacerse con el apoyo de los morelenses.238 Inmediatamente fue elegido el general Francisco Naranjo García como gobernador interino, con el encargo de solucionar el conflicto zapatista.239 Una de las primeras acciones de Naranjo fue ofrecer la Secretaria de Gobierno estatal a Díaz Soto y Gama, debido a las muestras de apoyo que mostró al movimiento de los campesinos de Morelos, y a sus críticas a las acciones en contra de éstos por parte de Madero. Antonio rechazó la propuesta, pues Madero se había enfocado en resolver el problema de los campesinos “a sangre y fuego”, declarando que se trataba simplemente de bandolerismo, y negándole todo trasfondo social; con lo cual daba claras muestras de un retroceso a la época porfiriana. Soto y Gama aplaudió, sí, la elección de Naranjo como gobernador, por ser un veterano liberal que podría pacificar el estado, pero rechazó el cargo, pues no podría obrar con libertad bajo el mando de Madero, con quien no compartía una misma opinión sobre la lucha de los jornaleros.240 A pesar de los ataques que le dirigió Soto y Gama, así como de los de otros miembros del Partido Liberal que también pedían respeto a las instituciones, en un manifiesto publicado el 17 de febrero, hacían todos votos por transformar al país pacíficamente, y por la vía democrática e institucional.241 237

El Diario del Hogar, 8 de enero de 1912, Villegas… Óp. Cit. p. 129. El Diario del Hogar, 19 de enero de 1912. 239 Womack Jr., John. Zapata y la Revolución Mexicana. México, Siglo XXI, 2010, pp. 130 – 131; El Diario del Hogar, 20 de enero de 1912. 240 Los gobiernos a la rusa. Interesante entrevista con el Lic. Antonio Díaz Soto y Gama en El Diario del Hogar, 25 de enero de 1912, Cockcroft… Óp. Cit. p. 202, Villegas… Óp. Cit. pp. 131 – 133, Womack… Óp. Cit. p. 132. 241 Manifiesto del Partido Liberal en El Diario del Hogar, 17 de febrero de 1912. 238

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En marzo se dio inicio a la Convención del Partido Liberal, a la cual se había convocado desde octubre de 1911.242 La dicha convocatoria causó gran expectativa. Antonio refirió que la convención “… viene a llenar en cierto modo, el hueco dejado por la deplorable transacción ó Tratado de Ciudad Juárez, o sea, la ausencia de una representación popular propiamente dicha.”243 La definió así pues, al ser “una convención a la que acudan representantes nombrados por numerosas agrupaciones distribuidas en toda la República, sí podrá reflejar de un modo aproximado, por no decir exacto, la ideas y los sentimiento de la gran mayoría de los mexicanos”,244 la finalidad de dicha reunión trataba de “transformar en pensamiento científico y en acción eficaz el impulso instintivo y ciego que lleva a las masas populares a pretender reformas no siempre posibles o de ardua realización en todo caso; es una hermosa labor patriótica que bien puede llevar a cabo la convención liberal.” 245 Este último comentario reflejaba la contradicción entre las ideas y los hechos que aquejaba, en ese momento, a Soto y Gama, pues pareciera que se debatía entre seguir la práctica institucional, o retomar las ideas más radicales que había aprendido y sostenido teóricamente a principios de siglo. A esto último lo determinó la titubeante política de Madero: “… para los que no somos incondicionales, es, en efecto, absurdo y antidemocrático pretender que el pueblo tenga obligación de apoyar al gobierno, si éste por su parte no se allana a cumplir sus promesas y hacer a la soberanía popular todas las consideraciones que ésta exige y merece.”246 La Convención se llevó al cabo del 31 de marzo al 7 abril. Sin embargo, ésta no se desarrolló de la manera como Soto y Gama esperaba, pues, al momento de debatir la política 242

El Diario del Hogar, 19 de octubre de 1911. Díaz Soto y Gama, Antonio. Lo que significa la próxima convención del Partido Liberal, s.f., AADSyG, rollo 7. 244 Ibíd. 245 Ibíd. 246 Ibíd. 243

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socioeconómica, la Convención se dividió. Uno de los temas centrales en el debate fue el reparto agrario. Soto y Gama apoyó la restitución de tierras, con un discurso “netamente socialista”.247 Por otro lado, Carlos Trejo y Lerdo de Tejada, un antiguo reyista, hizo votos por que se respetara la propiedad, e, incluso, pidió que se expidiera una ley para protegerla. El PL, irremediablemente, se fracturó: por un lado se formó la llamada Extrema Izquierda, de la cual Díaz Soto fue el principal representante, apoyado por Juan Sarabia y Romero Palafox, entre otros; en contraparte, Trejo y Lerdo de Tejada formó la facción conservadora. Antonio I. Villareal y Camilo Arriaga también se separaron del PL, pues habían contraído obligaciones con la administración maderista.248 Una vez clausurada la convención, Antonio declaró que ésta había sido un fracaso, pues “no se resolvieron los problemas del país.”249 Acusaba a Trejo y Lerdo de Tejada de haber sido “el caballo de batalla de la burguesía”,250 y de haber llevado la Convención a su propio provecho.251 La ruptura final tuvo lugar a mediados de junio de 1912, cuando, en una reunión de la Junta del PL, se cuestionó a Sarabia sobre un supuesto donativo al Partido por parte de Pascual Orozco, el general alzado; la cual donación, se decía, la había recibido Sarabia durante su misión de paz al norte. Antonio salió en defensa de su compañero, y ambos presentaron sus renuncias al PL.252 Sostuvo su decisión al acusar a Trejo y Lerdo de Tejada de dividir al Partido. Fernando Iglesias Calderón, como presidente, aceptó sus renuncias, y

247

Villegas… Óp. Cit. p. 135. Cockcroft… Óp. Cit. pp. 199 – 202, Óp. Cit. p. Villegas… Óp. Cit. pp. 135, 136. 249 La Convención Liberal fue un fracaso, dice el Sr. Licenciado Antonio Díaz Soto y Gama en El Diario del Hogar, 7 de abril 1912. 250 Ibíd. 251 Ibíd. 252 Villegas… Óp. Cit. p. 137. 248

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declaró que los miembros de la Extrema Izquierda apoyaban a Orozco, y que sostenían posturas “demagógico – socialistas” con que traicionaban los principios liberales.253 Tras su salida del Partido, Juan Sarabia y Díaz Soto y Gama decidieron lanzar su candidatura por la diputación de San Luis Potosí. Antonio se disputó la curul con Pedro Antonio de los Santos.254 El hecho de contender de nuevo por un cargo público les generó críticas a ambos por parte de Ricardo Flores Magón, quien los llamó traidores y oportunistas, en medio de una pugna de acusaciones que se trabó entre los miembros del PLM en Estados Unidos, y los liberales en México.255 A pesar de esto, ambos potosinos realizaron mítines con gran éxito; lo que les auguraba grandes probabilidades de ganar.256 Durante un mitin en la ciudad de México, Antonio denunció que era vigilado por guardias de a pie y de a caballo. Aseguró que no se respetaba el sufragio libre y efectivo, con lo que llegó a la conclusión de que la situación seguía siendo como en tiempos de Porfirio Díaz.257 Al parecer, Díaz Soto tenía probabilidades de ganar, pues, en una misiva desde San Luis Potosí, se le informó que “… habría sido un éxito su campaña, si se logra afianzar con una gira política por esta su nunca imponderable y bien querida tierra.” 258 Se le entera, además, al candidato de que “… resulta usted con 408 CUATROCIENTOS OCHO VOTOS, advirtiendo que en lo que no se revisó lleva Ud. como otros tantos votos, porque de los expedientes de San Pedro (que no alcanzaron revisión) allí le abundó el voto, y también en Mexquitic (que no se revisó todo) resultó Ud. con votos.”259 Con la elaboración de este cómputo, Antonio habría resultado el segundo candidato con mayor número de votos, sin 253

Ibíd. pp. 139 – 140. El Diario del Hogar, 15 de junio de 1912, Cockcroft… Óp. Cit. p. 205. 255 Regeneración, 22 junio de 1912. 256 El Diario del Hogar, 20 de junio de 1912. 257 El Diario del Hogar, 24 de junio de 1912. 258 [ilegible] a Antonio Díaz Soto y Gama, 10 de Julio de 1912, AADSYG, rollo 1. 259 Ibíd. 254

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embargo “… Pedro Antonio Santos no puede ser electo, por nulidad constitucional, por no tener la edad que ella previene; sus votos no se computarán en definitiva, y entonces Ud. que se sigue en votos se encontrará a los pies de una curul.”260 Esta carta fue escrita después de las elecciones, pues Soto y Gama había abandonado la contienda con anterioridad a la elección, ya que su trabajo en la notaría lo privaba “… del placer de visitar, después de una larga ausencia, la hermosa capital potosina…;”261 por lo que el único que ocupó un lugar en la Cámara fue Sarabia. Este fue el último acercamiento que tuvo Antonio Díaz a la política institucional, pero continuó atacando a Madero desde la prensa, debido a su renuencia a tomar medidas en la cuestión social, y pronto continuaría su lucha desde un frente distinto.

3.2 La reorganización de la lucha Con el triunfo de la revolución maderista, Antonio vio de nuevo las puertas abiertas a su participación política. Aunque declaró ser partidario de la revolución socioeconómica del Partido Liberal Mexicano, en realidad, no entró en contacto con el movimiento de los Flores Magón, en cambio, sí se involucró en la propaganda política y en las elecciones, propias de la revolución antirreeleccionista.262 En un principio, vio con buenos ojos a Madero y sus propuestas. Su principal plataforma fueron sus artículos periodísticos, desde donde emitía su opinión y sus críticas. La ocasión para entrar directamente a la política se dio con el regreso de Bernardo Reyes a México y con su posible llegada al Ministerio de Guerra. El 1 de julio de 1911, se anunció la candidatura de Soto y Gama para la gubernatura de San Luis. Público un programa de gobierno en el que aseguró: “mi credo político es la 260

Ibíd. Villegas… Óp. Cit. p. 142. 262 Cockcroft… Óp. Cit. pp. 175 – 176. 261

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democracia: la ley igual para todos, protegiendo del mismo modo al rico y al pobre, al conservador y al liberal”.263 Después de asegurar que aceptaba su candidatura como un ejercicio democrático y no por creerse apto para ella, desmenuzó su programa político. De tendencia puramente liberal, basado en el cumplimiento de la Constitución de 1857, y en el de las Leyes de Reforma, enumero los siguientes puntos: Afianzaría el respeto a la libertad de prensa, y no se consentiría que se atentara contra ella. Proponía la creación de clubes políticos, con la finalidad de fomentar la participación de la población en la política, y la de la aniquilación de los jefes políticos. En asuntos de la hacienda pública, propuso repartir, equitativamente, las contribuciones; reducir impuestos a los trabajadores, vendedores y pequeños propietarios, y gravar los artículos de lujo y el agio. Para instrucción pública y educación de la clase obrera, planteó la edificación de escuela rurales y la contratación de profesores bien preparados y con mejores salarios. Y, en Medidas de reforma social y de fomento de la riqueza pública, sugirió la supresión de las tiendas de raya, el aumento de jornales a los trabajadores del campo, el fraccionamiento de los terrenos baldíos y la restitución de aguas y de tierras a los indígenas destituidos.264 El programa propuesto por Soto y Gama podría contenerse dentro de los términos del liberalismo social y muy dentro del tono del Plan de San Luis Potosí; alrededor del cual se reunió la mayoría de los revolucionarios que vieron en ese programa una solución inmediata a los problemas de México. El 1 de agosto, después de haberse creado la Junta Incitadora de la Reorganización del Partido Liberal, a instancias de Camilo Arriaga y de Antonio I. Villareal, separados del PLM de Ricardo Flores Magón, y como contrapeso a éste último, que declaraba su anarquismo 263

Sr, Lic. Antonio Díaz Soto y Gama, Candidato del pueblo para el gobierno de San Luis Potosí en El Diario del Hogar, 1 de julio de 1911. 264 Ibíd.

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cada vez más abiertamente, el Centro Electoral Antirreyista tomó la determinación de unirse al Partido Liberal, cambiando su denominación por la de Club Liberal Ponciano Arriaga, que sería “… por sí mismo una bandera del antirreyismo ya que el viejo y torpe divisionario tapatío disolvió esa agrupación a balazos en San Luis Potosí.” 265 De esta manera, el Centro se separó del Partido Constitucional Progresista, al cual se había unido provisionalmente para la convención en la que se determinó la candidatura presidencial. Soto y Gama estuvo de acuerdo con la anexión al PL, pues aseguró que, antes que antirreyistas, eran liberales y patriotas, y propuso que “… el Centro, ya con su nueva denominación, se uniera al gran Partido Liberal y trabajara contra el peligro del reyismo”.266 Gloria Villegas señala que el PL había sido formado bajo los principios de la democracia social, lo que permitía que se aglutinaran diversas posiciones en él, puesto que los principios liberales eran muy amplios.267 Soto y Gama se llamó a sí mismo radical, pero veía en Madero una opción viable para establecer la democracia y la justicia social por medio de las instituciones: Nosotros, que a fuerza de radicales tenemos fe en la democracia… aceptamos al Sr. Madero como nuestro jefe y lo preferimos a cualquier otro porque sabemos que él también es demócrata, él también tiene plena confianza en el pueblo… como vemos que éste se apoya sobre las clases medias, ilustradas e inteligentes… no menos que sobre los elementos obreros y sobre las clases populares, oprimidas y sacrificadas, pero que exigen ya una mejora en su condición y sabrán obtenerla, por eso somos y seremos partidarios del Sr. Madero en tanto éste no abandone la causa del pueblo, para abrazar la causa de los poderosos.268

Los constantes atropellos que se daban por parte de los encargados del poder ejecutivo llevaron a Antonio Díaz Soto a tomar una postura frente a la figura presidencial. Declaró: 265

Club Liberal “Ponciano Arriaga” Importante determinación del Centro Electoral Antirreyista en El Diario del Hogar, 1 de agosto de 1911. 266 Ibíd. 267 Villegas… Óp. Cit. pp. 124 – 125. 268 Ibíd.

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Como somos partidarios del parlamentarismo y hemos de laborar por él con toda energía, porque creemos que constituye la mejor defensa contra el establecimiento de una dictadura y es, además, una válvula de seguridad para descargar las tempestades y las altas atmósferas de la democracia, y como creemos, por otra parte, que el Sr. Madero, con o sin parlamentarismo, será un presidente demócrata, que satisfaga las exigencias de las Cámaras o las reclamaciones de la opinión, en todo lo que tengan de legítimas, somos y seremos partidarios del jefe de la Revolución.269

Esta fue la primera ocasión en que Soto y Gama se declaró partidario del parlamentarismo. No existen referencias anteriores, ni algo que nos permita intuir cómo es que llegó a esta inclinación; y, como lo menciona Gloria Villegas, este tema se había desarrollado casi exclusivamente en el ámbito académico; así que el hecho de que Soto y Gama lo llevase al ámbito político solo puede ser producto de la “condena histórica” del presidencialismo.270 Lo que sí es evidente es el rechazo que Antonio sentía por la lucha armada, como la que llevaba a cabo el PLM; aun cuando, ideológicamente, coincidiría con sus miembros. Por lo que nos inclinamos a pensar que su adhesión a la política institucional fue parte de una estrategia política de acuerdo con el contexto nacional. Mientras tanto, se dio inició a las actividades del PL, con el objeto de que el pueblo participara activamente en la política, a fin de defender las conquistas de la Revolución, y de cumplir con sus promesas.271 Los liberales declararon: “… debemos fomentar y practicar, siempre y de todos modos, el gobierno del pueblo por el pueblo, para así contribuir al adelanto del país y a la conquista de las libertades, con la iniciativa personal, con la acción privada de los ciudadanos, con la acción colectiva de los clubs, cuando aquellas no basten.”272 Esta organización era necesaria según los liberales, pues la reacción ya se estaba organizando en

269

Ibíd. Villegas… Óp. Cit. pp. 136 – 137. 271 Manifiesto a la Nación Mexicana en El Diario del Hogar, 23 de octubre de 1911. 272 Ibíd. 270

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torno al Partido Católico, heredero del partido conservador, y ya adelantaba participar en las elecciones.273 Para fines de año, y en un nuevo manifiesto, el PL criticó duramente las concesiones que Madero hizo a la antigua élite partidaria de Díaz. Para los liberales, “… los peores auxiliares de la tiranía, desde el científico puro hasta el incondicional porfirista, siguen disfrutando de una influencia que ya no debieran conservar y que sin embargo se les concede”.274 Ante las consecuencias que esto podría traer para la Revolución, y de manera un tanto previsora, alertaron: “… esta extraña política, que consiste en halagar y favorecer á los enemigos, y en humillar o excluir á los revolucionarios, tiene que producir desastrosos resultados.”275 Reclamaron a Madero que, en las elecciones, no resultasen victoriosos los candidatos que gozaban del apoyo popular, sino aquéllos que declararon su adhesión incondicional al régimen; con lo que se violó el principio fundamental de la Revolución: el sufragio efectivo.276 Este manifiesto recibió una respuesta de Madero con la cual negó las acusaciones que le dirigían los liberales, y los tachó de formar parte de aquéllos que le dirigían críticas por no haber visto cumplidos sus intereses personales en el nuevo gobierno. También los tildó de ser una parte de la prensa alarmista que exageraba cualquier acontecimiento, con la finalidad de desestabilizar el país. Hizo la acusación de que uno de los firmantes del manifiesto liberal (acaso se refería a Soto y Gama) era colaborador de El Diario del Hogar, periódico que apoyaba a los rebeldes zapatistas, y que, con sus publicaciones, alentaba los campesinos a

273

Ibíd. Manifiesto de la Junta Iniciadora de la Reorganización del Partido Liberal Mexicano en El Diario del Hogar, 25 de diciembre de 1911. 275 Ibíd. 276 Ibíd. 274

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continuar en las armas.277 Afirmó que no era “… justo privar de un puesto á un empleado cumplido y honrado y que no tomó parte activa en la política, únicamente porque sirvió a la administración pasada, de la que quizá también fue víctima, pues bien sabido es que sólo un pequeño grupo fue el beneficiado con el régimen de la Dictadura.”278 Ante estas declaraciones, Soto y Gama, defendiendo la postura de los liberales, e increpando a Madero, replicó: Nosotros al hablar, como hablamos, de los “peores auxiliares de la tiranía y del nefasto grupo de traficantes del poder, que con sus abusos provocaron la insurrección nacional,” no nos referíamos, ni podíamos referirnos, al modesto empleado que cumple con su deber y no hace política, sino a los jefes de camarilla, a los científicos de nota, a los Reyezuelos de los Estados, a los grandes explotadores del mercado administrativo, a ese pequeño grupo que, como dice el señor Madero, “fue el beneficiado con el régimen de la Dictadura.”279

Antonio Díaz Soto y Gama aconsejó a Madero rodearse de hombres independientes y que pudieran ayudarlo para resolver la difícil situación en la que se encontraba el país. Le escribió: “… en vez de cortesanos, debe buscar auxiliares y consejeros, en vez de hombres dúctiles… debe atraerse a los independientes… a los que primero renuncian un empleo, como Vázquez Tagle y Flores Magón, como Cándido Aguilar o Pascual Orozco, que consentir en obedecer una consigna o en manchar su conciencia de hombres libres.” 280 Además de la crítica que el esclarecido potosino lanzó a las personas de las que se rodeó Madero, también reprobó las omisiones del gobierno en cuestiones sociales, así como la política que estaba llevando en contra de la guerrilla en Morelos. Soto y Gama veía la causa de los campesinos como una lucha justa:

277

El señor presidente de la República contesta al Partido Liberal en El Diario del Hogar, 31 de diciembre de 1911. 278 Ibíd. 279 La excitativa del Partido Liberal y la respuesta del señor Madero en El Diario del Hogar, 6 de enero de 1912. 280 Ibíd.

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Los hombres que tengan alguna idea de lo que son los problemas sociales modernos no se asustan con las reivindicaciones de los jornaleros morelenses, y antes bien las acogen con simpatía… en todas partes… se acepta la cuestión social como algo necesario y fatal, que se deriva de las condiciones de tirantez en que se desarrolla la lucha entre el capital y el trabajador.281 Díaz Soto justificó el movimiento zapatista, y declaró que “… repugna al criterio moderno el que las justas pretensiones de los obreros del campo… sean consideradas como atentatorias del orden social y como dignas de la horca.”282 Aunque para él, este reconocimiento de la lucha de clases no quería decir que pretendiera “… el comunismo agrario, ni que aspiremos a la utopía imposible de la igualdad absoluta”.283 Como solución al problema agrario, Antonio manifestó sus deseos de “… que el gobierno, en vez de comprar haciendas en Coahuila, las adquiriese y las fraccionase en Morelos.” 284 Pues, de esta forma, les garantizaría a los campesinos la “… independencia económica y la dignidad humana.”285 Las declaraciones hechas por el potosino resultan bastante contradictorias con sus acciones u otras referencias que hizo al socialismo o al comunismo. De nuevo, me parecen una exteriorización de los conflictos internos de nuestro personaje, los cuales tienen que ver con el apego que mostraba a la solución de los conflictos mediante las instituciones. Sin embargo, la solución que propone y, sobre todo, el uso de conceptos como libertad económica, que, para la época, eran de uso corriente en los escritos del PLM de Ricardo Flores Magón, lo acercan a éste. Es también evidente que don Antonio, además de las críticas a Madero, por no hacer éste reformas sociales o económicas, muestra una clara admiración a

281

Los gobiernos a la rusa: Interesante entrevista con el Lic. Antonio Díaz Soto y Gama en El Diario del Hogar, 25 de enero de 1912. 282 Ibíd. 283 Ibíd. 284 Ibíd. 285 Ibíd.

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Zapata y su lucha, por no someterse al gobierno federal, y por oponerse al privilegio y a la explotación: virtudes que Soto y Gama estimaba desde su adolescencia.286 Antonio alertó sobre que el uso de la fuerza no había podido frenar el problema de la guerrilla en Morelos, sino que, contrariamente, le daba fuerza, pues muchos campesinos preferían unirse a Zapata, que ser asesinados por el ejército: “… puesto que las bayonetas no asustan a los que se dicen oprimidos y despojados”.287 Para Soto y Gama, la solución consistía en ir al fondo del problema, para entrar en negociaciones con los rebeldes, y ofrecerles la devolución de sus tierras, debido a que la guerra era ineficaz. Se preguntaba hasta dónde podía escalar la situación en Morelos de seguir esa política: “¿Qué será de nosotros el día, tal vez no lejano, en que todos los trabajadores del campo, desesperados de sufrir y viendo en el comunismo un remedio y en Zapata un salvador, se levanten como un solo hombre… y entonces… adiós nacionalidad, adiós patria”.288 Como vemos, otra cuestión importante para el causístico de San Luis era guardar el nacionalismo del internacionalismo, preocupación que ya había mostrado desde sus años de estudiante, y que, tal vez, le impedía una plena adhesión al socialismo. El problema agrario volvió a poner a Soto bajo los reflectores en el marco de la convención del Partido Liberal. En ella, Soto y Gama habló sobre la necesidad de la restitución de tierras, aun cuando ésta fuera contraria a la ley y a intereses personales. Su discurso, “netamente socialista”, fue secundado por Romero Palafox, quien ventiló las condiciones de vida de los campesinos bajo el latifundismo.289 Juan Sarabia, a pesar de haber

286

Lucas… Óp. Cit. p. 2. Díaz Soto y Gama, Antonio, El gobierno está equivocado. Hay que hacer concesiones a los rebeldes del Estado de Morelos para evitar más inútiles derramamientos de sangre mexicana en El Diario del Hogar, 7 de febrero de 1912. 288 Ibid. 289 Villegas… Óp. Cit. p. 135. 287

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formado el bloque de la Extrema Izquierda junto con los dos oradores anteriores, se mantuvo “testarudamente pacifista y anticlerical.”290 En contraparte, Carlos Trejo y Lerdo de Tejada exigió el respeto a la propiedad privada, y Antonio I. Villarreal trató de los medios legales para contrarrestar el latifundio.291 Otra de las propuestas de Soto y Gama, la derogación de los tratados de Ciudad Juárez y el cumplimiento del Plan de San Luis, fue tomada en cuenta, aunque reducida hasta ovillarla en “tibias generalidades”.292 Por último, la convención acordó respaldar al gobierno de Madero al haber sido constituido legalmente, lo que obligaba a los miembros del PL a rechazar la rebelión Orozquista.293 Con esta finalidad, Iglesias Calderón propuso unirse a los partidos Constitucional Progresista y Antirreeleccionista. Soto y Gama, que, seguramente, veía con buenos ojos el Pacto de la Empacadora,294 se opuso a la sugerencia de Iglesias Calderón, y, en cambio, planteó el establecimiento del sistema parlamentario. En su exposición exclamó: “… quitémosle [al ejecutivo] ese inmenso poder, dejémosle… de una figura netamente decorativa… y entonces, tendremos verdaderos representantes del pueblo, verdaderos administradores de justicia y habremos avanzado un gran paso en el terreno del progreso”.295 Ninguna de las recomendaciones de Antonio Díaz o de la Extrema Izquierda tuvieron cabida en la resolución final. La facción conservadora se hizo con el poder del PL. El Centro Director fue conformado, casi en su totalidad, por miembros

290

Cockcroft… Óp. Cit. p. 204. Villegas… Óp. Cit. p. 135. 292 Cockcroft… Óp. Cit. p. 205. 293 Tras levantarse en armas, algunos revolucionarios se pusieron en contacto con Pascual Orozco. Ricardo Flores Magón le pidió unirse al movimiento del PLM. El contacto con los liberales se dio mediante Juan Sarabia, que, en una misión de paz, visitó a Orozco, quien le dio un donativo en favor del PL, lo que le valdría la expulsión del mismo a los miembros de la Extrema Izquierda. Villegas… Óp. Cit. pp. 137 – 141. 294 El Pacto de la Empacadora fue la bandera de lucha con la cual Pascual Orozco, junto a otros veteranos liberales, como José Inés Salazar o Emilio P. Campa –antiguos militantes del PLM-, se levantaron en armas, desconociendo el gobierno de Madero. Los postulados y propuestas, muy similares a los del Programa del Partido Liberal de 1906, les trajeron la simpatía y apoyo de un gran número de militantes y políticos liberales. Pacto de la Empacadora en, La Revolución Mexicana. Crónicas, documentos, planes y testimonios (estudio introductorio, selección y notas por Javier Garciadiego), UNAM, México, 2012, p. 151. 295 Villegas… Óp. Cit. p. 136. 291

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conservadores. Solamente Díaz Soto y Gama y Sarabia fueron elegidos como secretarios, a petición de algunos delegados que amenazaron con abandonar el Partido si no se permitía, a los susodichos, formar parte de la dirección, ya que ellos, según la opinión de los delegados, serían la salvación del PL.296 Sin embargo, Soto y Gama y sus partidarios pronto fueron expulsados del Partido. 297 Tras la derrota, el liberal de San Luis reconoció que “… los de la extrema izquierda, los socialistas, los de la minoría saben muy bien que su fuerza no estribaba en la asamblea, sino a la salida del teatro, porque todo el pueblo los apoya”.298 Al parecer, ahora, nuestro protagonista iba reconociendo cada vez más abiertamente la influencia del socialismo que había aprendido en su juventud, y al que los hechos lo estaban acercando. A partir de este momento, Antonio pone especial atención en el problema agrario. Así lo hizo cuando, después de haber renunciado a su candidatura al Congreso, elaboró un proyecto de ley agraria, junto con Sarabia y Eduardo Fuentes, miembros de la Extrema Izquierda. En la dicha ley se establecía la expropiación de tierras, aguas o montes, latifundios superiores al límite legal y tierras no cultivadas, para dotar de ejidos a los pueblos, o para la fundación de nuevos pueblos. Para tales fines, se constituirían tribunales que serían los encargados de estudiar el despojo de tierras, aguas o montes, con la finalidad de restituirlos. 299 Sarabia presentó dicho proyecto a la XXVI Legislatura, el 10 de octubre de 1912. 300 El proyecto fue rechazado; con lo que Soto y Gama vio cerradas todas las puertas que había tocado con la

296

La Convención Liberal fue un fracaso, dice el Sr. Licenciado Antonio Díaz Soto y Gama en El Diario Hogar, 7 de abril de 1912. 297 Cockcroft… Óp. Cit. pp. 204 – 205, Villegas… Óp. Cit. pp. 135 – 136. 298 Ibid. 299 Díaz Soto y Gama, La revolución agraria del sur y Emiliano Zapata, su caudillo. México, Caballito, 1976, 127 – 128; Villegas… Óp. Cit. p.145; Gómez Gutiérrez… Óp. Cit. p. 37; Caballero Miranda… Óp. Cit., p. Caballero Miranda menciona el proyecto de ley agraria, aunque, equivocadamente, lo sitúa en 1913, dentro gobierno de Huerta. 300 Idem.

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del

pp. 18. del

finalidad de participar de la política. Esto significó su alejamiento de la política institucional, para acercarse a los movimientos sociales que estaban tomando fuerza en el país, y que amenazaban con tomar las riendas de la Revolución.

3.3 La transformación del liberalismo A pesar de las declaraciones hechas por don Antonio, después de la Revolución, sobre su apoyo al movimiento magonista, el triunfo de la revolución maderista abrió una época de optimismo en la que numerosos revolucionarios veían la ocasión para dejar de lado la lucha armada, y entrar en la política institucional.301 Juan Sarabia y Antonio I. Villarreal se alejaron de Ricardo Flores Magón, y se unieron al antirreeleccionismo.302 En ese contexto, Soto y Gama manifestó su apoyo a Madero, con tal que éste cumpliera con las promesas de la Revolución. Él mismo incursionó en la política electoral: durante su campaña para gobernador, trató de atraerse el apoyo de todas las clases sociales, bajo el supuesto de que, si todas las fuerzas obraban en un mismo punto, se llegaría a la armonía de clases y al bien colectivo. Esta aseveración, según Cockcroft, lo colocaba en una posición entre Madero y el PLM.303 En este sentido, el preclaro potosino se preocupaba por sostener las conquistas revolucionarias, amenazadas como estaban de la reacción. En un artículo publicado el 8 de agosto de 1911, Soto y Gama se retracta sobre sus opiniones del ejército, pues “… muchos partidarios de la Revolución habíamos asumido una actitud reservada y en cierto modo

301

Villegas… Óp. Cit. pp. 107 – 108. Cockcroft… Óp. Cit. pp. 147, 169, 178. 303 Cockcroft… Óp. Cit. p. 177, Villegas… Óp. Cit. p. 120. 302

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agresiva, respecto del ejército federal.”304 Sin embargo, esta actitud cambió después de que varios jefes y oficiales del ejército fueran invitados a llevar a cabo un golpe de estado, con la finalidad de encumbrar a Reyes. Los militares rechazaron la invitación “…explicando que su deber los obligaba a ser fieles al nuevo Gobierno, como leales supieron ser con el antiguo.” 305 Tal contestación por parte del ejército agradó de tal manera a Antonio Díaz Soto, que declaró con vehemencia: “Esta noble respuesta… de nuestro ejército, lo honra en grado eminente, y lo hace digno del aplauso de la Republica. De hoy en más, nuestros militares no serán solo los soldados de la ley. Serán también los soldados de la libertad. Con la caída del tirano, el ejército deja de ser opresor, para convertirse en libertario.”306 Para Soto y Gama, era importante guardar las formas institucionales, ya que se proponía una revolución ilustrada, fundada en la educación, una lucha en torno al liberalismo, alejado del anarquismo del PLM, cuya lucha armada, en Baja California, al parecer, no fue de su agrado, pues demandó que se actuara contra ella cuando acusó: “… ¿por qué… no ha obedecido el Ministro de Guerra la orden de enviar tropas a la Baja California, a donde deben estar porque así lo exige el decoro de la Patria?”307 La mirada ilustrada de Soto y Gama se contraponía a las condiciones políticas del país, por lo que, como ya había señalado a principios de siglo, había que remover a Díaz, a pesar de la ignorancia del pueblo. Esta condicionante lo llevó a que apoyara a Madero.

304

Díaz Soto y Gama, Antonio, Rumores de contra-revolución. Un aplauso al ejercito en El Diario del Hogar, 8 de agosto de 1911. 305 Ibíd. 306 Ibíd. Estas declaraciones le valieron a Antonio la crítica de Cockcroft, quien escribió que Antonio, “… al ser uno de los más poderosos portavoces del centro-izquierda, se salió por completo de su línea al alabar al ejército (federales de Díaz).” Aunque no menciona el contexto en el cual se dieron estas declaraciones. Cockcroft… Óp. Cit. p. 184 307 Díaz Soto y Gama, Antonio, La política misteriosa del gobierno provisional en El Diario del Hogar, 20 de junio de 1911. Sobre estas declaraciones, Cockcroft menciona que Antonio aplaudía las derrotas del PLM, siendo la cita anterior la única referencia que Soto y Gama hace a la incursión de Baja California.

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Sin embargo, esta actitud no duró mucho, sino que se transformó conforme las omisiones del gobierno maderista, los reclamos de los sectores populares y los movimientos sociales fueron tomando importancia. Estos son algunos de los conceptos que manejó Soto y Gama a su regreso a la política.

3.3.1 Religión La crítica de Soto y Gama sobre este aspecto se libró, como lo había hecho anteriormente, en el ámbito de la intromisión del clero en los asuntos del estado, y en el de sus intenciones de participar en la política democrática para acceder a puestos púbicos. Esto, debido a la formación del Partido Católico, que despertó la molestia de los liberales. Antonio reclamó a sus miembros: ¿No creen los señores católicos que una cosa son los partidos políticos, y otra muy distinta las creencias religiosas? ¿Por qué pues el empeño de dar a un partido político el nombre de una secta religiosa? ¿Será para sorprender la buena voluntad del pueblo y llevarlo otra vez al error, que ya nos costó medio siglo de guerras intestinas, de confundir la religión con la política?308

Con estas declaraciones, quedó claro que, para Soto y Gama, el partido conservador estaba íntimamente ligado, si no es que fueran lo mismo, con la religión católica; por lo que veía, en la formación de un partido católico, el regreso de los conservadores. De esta manera expresó la ilegitimidad que tenían los clericales para entrar en cuestiones políticas: … ha venido la experiencia de la Historia a demostrar a los mexicanos, que no son los clericales, los que en nombre de Dios derraman la sangre de sus compatriotas, quienes tienen el derecho de dirigir los asuntos políticos del país, ajeno por completo a los intereses de determinada casta sacerdotal.309

308

Díaz Soto y Gama, Antonio, Los conservadores se cambian de nombre en El Diario del Hogar, 12 de octubre de 1911. 309 Ibíd.

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Alerta es ésta que el tiempo justificó con la participación del Partido Católico Nacional en las elecciones presidenciales, proponiendo a Francisco León de la Barra como candidato a la vicepresidencia;310 personaje que Soto y Gama describió como “… un “científico” perfectamente conocido como tal…,”311 y que tendría, seguramente, la intención de mantener los beneficios que los tales científicos habían adquirido durante el gobierno de Porfirio Díaz.

3.3.2 Estado Como indiqué anteriormente, para nuestro hombre, el principal propósito del estado era cumplir con las promesas hechas por la Revolución, y salvaguardar las conquistas que la misma le diera, sobre todo de las constantes amenazas de un movimiento reaccionario. Para tales fines, se necesitaba un gobierno que cumpliera y que tuviera suficiente unidad y autoridad. Una de las primeras críticas que hizo se debió a que los Tratados de Ciudad Juárez permitieron “… dejar en pie a la Corte, al Congreso porfiriano, al ejército federal, a la mayoría de los gobernadores y también aceptar como presidente a Francisco León de la Barra.”312 Es decir, se dejó, casi intacto, el aparato estatal porfiriano. Más tarde, Madero “… aceptó que León de la Barra designase un gabinete formado por elementos completamente reaccionarios, en el cuál sólo figuraban dos revolucionarios, los Vázquez Gómez, que fueron eliminados pronto”313 Ante tal situación, Soto y Gama urgió a Madero y a de la Barra a buscar unidad en su gabinete: Entre nosotros, no basta que la opinión general se haya pronunciado a favor de determinados principios, en la forma por demás elocuente de una revolución armada; no basta que el pueblo entero se haya rebelado contra un régimen en todos sentidos reprobable… para obtener que el Jefe del Ejecutivo, de acuerdo con el Jefe de la 310

Valadés… Óp. Cit. p. 540. Duarte… Óp. Cit. p. 122. 312 Ídem. 313 Ídem. 311

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Revolución, tenga la atingencia de formar un gabinete homogéneo… identificado con las nuevas aspiraciones del país.314

Advirtió también de las posibles consecuencias que traería la formación de un gobierno que no tuviera unidad de criterio. De nuevo, premonitorio, demandó que “… una administración que lleva en sí misma el germen de la contradicción y de la incongruencia, son cosas anómalas y absurdas, que no pueden dar sino malos resultados.”315 Frente a esta situación, Soto le daba gran importancia a la participación del pueblo, que debía defender sus intereses mediante la acción partidaria. En su opinión: … un partido político que merezca ese nombre, debe tener el honor y la honradez de señalar al gobierno sus yerros y sus faltas cada vez que los cometa, y jamás callarse en presencia de un acto o de una serie de actos gubernamentales que signifiquen un peligro para la patria o inpunible desconocimiento de la voluntad nacional.316

De esta manera, Antonio alertó sobre los peligros que corría la Revolución, aún débil, y expresó la forma como debía conducirse el estado, así como la responsabilidad política de cada ciudadano en la protección de sus intereses. En este apartado, es propio recordar lo asentado anteriormente en cuanto a que, para Díaz Soto, se debía abandonar el sistema

presidencial, para sustituirse por el

parlamentarismo. Esto, con la finalidad de evitar los excesos cometidos al concentrar el poder en un solo hombre, y la de lograr una mayor representación del pueblo; lo cual, seguramente, relacionó con la tesis sobre el municipio libre que había sustentado desde la etapa de los clubes liberales. Estas nuevas posiciones, ya más claramente definidas, sin duda influyeron

314

Díaz Soto y Gama, Antonio. Urge que se unifique el criterio del gabinete en El Diario del Hogar, 24 de agosto de 1911. 315 Ibíd. 316 Díaz Soto y Gama, Antonio. Contestación al club Aquiles Serdán en La Opinión Pública, 5 de mayo de 1912.

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para el afianzamiento del socialismo (con el cual son compatibles), así como en su práctica política.

3.3.3 Revolución Si bien, anteriormente, Soto y Gama se había negado a la necesidad de una revolución violenta, ésta ocurrió finalmente; y, aunque no participó, sí apoyó al gobierno revolucionario, pues derrocó a Díaz, y prometía respetar el orden democrático. En ese sentido, era importante, para él, defender la Revolución, protegiendo la nueva administración, legalmente constituida. Así pues, nuestro liberal reprobó los ataques al gobierno Maderista, y llamaba a hacerlo dentro del cauce de lo legal: Nuestro primer paso debe ser exigir. Exigir un cambio de política, exigir el cumplimiento del programa revolucionario, reclamar la exclusión de los elementos dañados, pertenezcan o no al antiguo régimen…. Pero si el gobierno, sordo a las voces de los ciudadanos, insiste en su actual desorientación política todavía tenemos un recurso fácil, horado y patriótico: acudir con entusiasmo a los próximos comicios, estampar en ellos el deseo popular, dar allí una lección al gobierno.317

Al recomendar este método, trató de evitar un nuevo conflicto armado y el consecuente derramamiento de sangre. Sin embargo, manifestó que era necesario cumplir con el programa revolucionario, y hacer las reformas necesarias para satisfacer las demandas de justicia social y económica que hacían sí, los obreros, pero, sobre todo, los campesinos. En opinión de Díaz Soto, la última revolución triunfó, gracias a la acción de las clases trabajadoras. Muy apegado al marxismo, explicó cómo estalló, y se sustentó, la Revolución: Los treinta y cinco años de dictadura y de paz forzosa, a que nos sometió el General Díaz, fueron modificando lentamente las condiciones económicas del país; pues esa paz, artificial y todo, produjo riquezas, creó talleres, provocó la ilustración de las masas,

317

Manifiesto del Partido Liberal en El Diario del Hogar, 17 de febrero de 1912.

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dio nacimiento a una clase nueva, la de los obreros de las grandes fábricas, y permitió al pueblo adquirir la conciencia de sus derechos.318

Bajo esta circunstancia, eran las demandas de los obreros y de los campesinos aquéllas que se debían cumplir a la brevedad posible; en especial, se debía resolver la cuestión agraria, pues era el problema de mayor urgencia, ya que, a falta de recursos económicos, los campesinos se levantaban contra el gobierno, poniendo en riesgo no solo a Madero, sino todas las conquistas revolucionarias.

3.3.4 Agrarismo Antes de esta fecha, no existe ninguna fuente que nos indique alguna preocupación en Díaz Soto sobre cuestiones campesinas o agrarias; sin embargo, con el estallido del movimiento zapatista y la promulgación del Plan de Ayala, observamos un creciente interés por la cuestión campesina, que iría evolucionando hasta su conversión al agrarismo. Aunque, al comenzar esta nueva etapa en la vida de Soto y Gama sus preocupaciones fueron principalmente políticas, a diferencia de Madero, no dejó de lado las cuestiones sociales, como quedó asentado en el proyecto de gobierno que presentó con motivo de su candidatura para gobernador. En ese proyecto, aunque vagamente, tomó en cuenta los problemas de los campesinos, y prometió la restitución de tierras. Conforme avanzaron los gobiernos de de la Barra y de Madero, también lo hizo el conflicto con los campesinos morelenses. Mientras, Antonio entró en un contacto más profundo con la cuestión social.319

318

Díaz Soto y Gama, Antonio. La última Revolución es debida a las clases populares. Hay que atender a las necesidades de éstas en Regeneración, 2 de diciembre de 1911. 319 Cockcroft… Óp. Cit. p. 177.

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Antonio Díaz criticó a Madero por tratar resolver el problema en Morelos por medio de la violencia, siendo este método ineficaz y contraproducente.320 Lo que se necesitaba era llegar al fondo, y atacar el problema desde su raíz: el problema agrario. Nuestro protagonista expuso cómo ése era un problema nacional: “… en todas partes, en Puebla lo mismo que en Guerrero, en Zacatecas lo mismo que en Chiapas, ruge sórdidamente el problema agrario, y con él las amenazas, y con él las reivindicaciones.”321 Soto y Gama veía este conflicto como un producto de “… las condiciones de tirantez en que se desarrolla la lucha entre el capital y el trabajador.”322 En un principio, parece ser que el problema es visto desde la lógica de la venta de la fuerza de trabajo, pues recomienda el aumento de los jornales, aunque no niega la necesidad del fraccionamiento de haciendas en Morelos.323 Soto y Gama alertó de la urgencia de solucionar este conflicto, pues, de lo contrario, los campesinos verían en el comunismo una salida; lo cual atentaba contra la idea de nación. 324 Convencido de la importancia que cobraba el agrarismo, hizo gestiones para que se aceptara una reforma agraria. Primero, ante la Convención del Partido Liberal, y, después, ante el Congreso de la Unión, ambas sin éxito. En ellas remarcó la necesidad de expropiar terrenos baldíos, tierras en desuso o latifundios que hubiesen excedido el límite legal, con la finalidad de dotar, con lo expropiado, a los pueblos, y de brindarles, de esa forma, la independencia económica. Las omisiones de Madero y los problemas que el propio Soto y Gama vio en el país, lo obligaron a tomar posiciones cada vez más duras y comprometidas con la lucha social, 320

Ibíd., p. 199. Díaz Soto y Gama, Antonio. El gobierno está equivocado. Hay que hacer concesiones a los rebeldes del Estado de Morelos para evitar más inútiles derramamientos de sangre mexicana en El Diario del Hogar, 7 de febrero de 1912. 322 Los gobiernos a la rusa. Interesante entrevista con el Lic. Antonio Díaz Soto y Gama en El Diario del Hogar, 25 de enero de 1912. 323 Ibíd. 324 Díaz Soto y Gama… El gobierno está equivocado. Óp. Cit. 321

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despertándose en él simpatía por la lucha de los campesinos morelenses y por Emiliano Zapata. La oposición de éstos a la política de privilegios y a la explotación, así como su desinterés político (virtudes que admiraba desde su adolescencia y que le fueron inculcadas desde la cuna) frente a un gobierno que se ponía del lado de los grandes azucareros, 325 lo llevaron a tomar partido por los primeros. Sin embargo, fiel a sus creencias y a su formación de abogado, agotó todos los medios de lucha legal e institucional a su alcance, para llevar al cabo las reformas necesarias, alertando sobre las consecuencias que traería pasar por alto estas cuestiones. Soto y Gama veía, en el comunismo, un factor que podría ser utilizado por los campesinos al no cumplirse con sus demandas; y que traería una catástrofe mayor, otra revolución, y el aniquilamiento de la nación. Esta advertencia parece ser más bien un reflejo del, cada vez mayor, acercamiento que tenía Antonio a las ideas socialistas, y de la posible solución a los conflictos nacionales que él mismo veía en dichas teorías. La posición sobre el agrarismo que los correligionarios de la Extrema Izquierda del PL (especialmente Soto y Gama) tomaron entre el medio y el fin del años 1912, estaban claramente influidas por las tesis de Piotr Kropotkin, cuyas ideas intentaron los antedichos militantes aterrizar a la situación del campo mexicano y a la organización obrera; todo lo cual llevaba a Soto y Gama, cada vez más, al socialismo. 326 Podemos concluir que el apego que mostró nuestro personaje a la política gubernamental funcionó como una maniobra táctica, debido a la apertura política que se dio con el triunfo de la Revolución; la cual apertura despertó, en las personas de la época, la ilusión del respeto a la vida democrática. En este sentido, vemos un intento de Díaz Soto por hacerse presente en la política, participando en ella, aunque retrayéndose cuando las contiendas políticas

325 326

Los gobiernos a la rusa… Óp. Cit. Villegas… Óp. Cit. p. 146.

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rebasaban su actitud pragmática. Trató de participar, en efecto, de dos elecciones, aunque no llegó al cabo de ninguna, y, tras su nombramiento en la notaría, omite inmiscuirse en otros movimientos, como el zapatismo, alejado como se hallaba nuestro hombre de las posiciones más radicales, aunque sin rechazarlas del todo, sino utilizándolas en sus planteamientos sociales. Sin embargo, los acontecimientos arrastraron a Antonio Díaz cada vez más hacia la izquierda, despertándose el apego que había mostrado antes a las posturas más radicales, a las cuales recurriría de nuevo.

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Capítulo IV. La Radicalización A partir de la segunda mitad de 1912, encontramos en Antonio un cambio que lo alejó de la política electoral, y que lo situó en medio de las lides populares. Su admiración por la lucha campesina y su interés en los problemas agrarios continuaron creciendo, a la vez que se inmiscuyó en el movimiento obrero. Ambas vertientes lo llevaron modificar sus estrategias. El golpe de estado de Huerta y el asesinato de Madero generaron un nuevo escalamiento del conflicto político nacional, y realinearon las fuerzas sociales en pugna. Fue ésa una coyuntura en la que Soto y Gama pudo y tuvo que exponer su ideología socialista, e involucrarse, por completo, en la lucha revolucionaria. Los rasgos distintivos del socialismo de Antonio Díaz Soto habían quedado marcados con anterioridad: el liberalismo social y el anarquismo. Sin embargo, durante este período, muestra una faceta que he indicado anteriormente. Aunque Soto y Gama no la ha expuesto, ahora la utilizará en su activismo político: su religiosidad o el cristianismo de base. Así como el anarquismo liberal individualista tuvo varias expresiones en el contexto moderno (Godwin y el círculo de Shelley, en Inglaterra, por ejemplo), del mismo modo las hubo del socialismo cristiano, mucho más vinculado a las tradiciones alemanas y a las rusas; el cual llegó a México a través del teofista, Plotino Rhodakanaty, en la década de los sesenta del siglo XIX. Como vimos anteriormente, la política conciliadora de Madero, así como sus omisiones en materia social (especialmente su negativa para realizar una reforma agraria), y la renuencia de los políticos en el poder para llevarlas al cabo, alejaron a Soto y Gama de la actividad institucional.327

327

Gómez Gutiérrez… Óp. Cit. p. 36.

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El interés de Antonio por los problemas de los trabajadores no era nuevo. Como lo mencionamos antes, los tales asuntos fueron propuestos, para su discusión e inclusión, en las resoluciones del segundo congreso liberal que se debía llevar a cabo en 1902, pero que nunca se realizó. También tocó las dichas preocupaciones en su correspondencia personal durante los años en los que se alejó de la política. Su participación directa en movimientos obreros podemos rastrearla hasta fines de 1911, cuando un grupo de obreras de la fábrica La Sinaloense, propiedad de Ricardo Otero, inició una huelga en contra de la rebaja de los precios de las prendas de vestuario, y en protesta por el acoso que sufrían por parte de los gendarmes a cargo de la fábrica.328 Soto, junto con Camilo Arriaga y otros miembros del Partido Liberal, formaron una comisión para mediar entre las obreras y el presidente. 329 La dicha comisión fue exitosa, pues Madero aceptó anular el contrato con Otero, para ofrecerlo a una persona “de buena fe que no extorsione a las obreras mexicanas”, 330 todo con lo debidamente notado sobre los abusos policiales. 331 Por otra parte, hay testimonios que ubican a Soto y Gama participando, desde 1912, en reuniones de carácter anarquista entre los tipógrafos de la ciudad, organizados por un núcleo ácrata en el cual destacaba el inmigrante catalán, Amadeo Ferrés, junto a quien Antonio Díaz pronunció discursos de corte anarquista. Esas reuniones desembocaron en la fundación de la Confederación Tipográfica de México.332 A principios de 1913, Díaz Soto se unió al grupo Lucha, núcleo fundador y administrativo de la Casa del Obrero, organización proletaria que había adoptado, como arma de lucha, el anarcosindicalismo.333 Su actividad la comenzó impartiendo conferencias 328

El Diario del Hogar, 26 de noviembre de 1911. El Diario del Hogar, 27 de noviembre de 1911. 330 El Diario del Hogar, 28 de noviembre de 1911. 331 Ibid. 332 Hart, John M. El anarquismo y la clase obrera mexicana 1860 – 1931. Siglo XXI, 2ª edición, México, 1984, p. 143, Salazar… Óp. Cit. t. I, p.31. 333 Cockcroft… Óp. Cit., p. 208. 329

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dominicales a los obreros a los que instruía en temas de filosofía, economía y sindicalismo. 334 La Casa, junto con los zapatistas y orozquistas, fue la principal oposición de izquierda que tuvo el gobierno de Madero.335 Cuatro días después de que Victoriano Huerta tomase la presidencia de la República, José Inés Salazar, antiguo militante del PLM, envió una misiva a Soto y Gama en la cual se le invitó a formar parte, del movimiento encabezado por Pascual Orozco como secretario particular del ingeniero David de la Fuente.336 Sin duda, las constantes críticas y ataques que Antonio le dirigió a Madero, así como su trayectoria en la lucha liberal (que concordaba con los preceptos del Pacto de la Empacadora) le valieron el reconocimiento de los rebeldes orozquistas, y la invitación a su movimiento. El 27 de febrero, Pascual Orozco reconoció el gobierno de Huerta, y el mismo de la Fuente fue postulado como Ministro de Comunicaciones, en el Pacto de la Ciudadela.337 No se conoce una respuesta, por parte de Antonio, a dicha carta. Sin embargo, el pie del documento reza: “Nota.- No acepté el cargo de S[ecreta]rio. a que se refiere esta carta, por no estar de acuerdo con la usurpación huertista a la que desgraciadamente se unieron José Ynés Salazar [sic.] y otros viejos luchadores.”338 Por el contrario, Antonio, junto con otros miembros de la Casa, como Jacinto Huitrón y Rafael Pérez Taylor, mantuvieron reuniones clandestinas con políticos contrarios al régimen.339 Al mismo tiempo, Soto y Gama continúo con su trabajo en la notaría, por lo que, a la vez que seguía con su actividad institucional, se convirtió en una figura política de oposición en los medios obreros y populares, y un organizador y promotor socialista - anarquista. 334

Huitrón… Óp. Cit. P. 227, Hart… Óp. Cit., p. 154. Lucas… Óp. Cit., p. 2. 336 José Inés Salazar a Antonio Díaz Soto y Gama, 22 de febrero de 1913, AADSyG, Rollo 6. 337 Pacto de la Ciudadela en La Revolución Mexicana. Crónicas, documentos, planes y testimonios, Óp. Cit., p. 161. 338 José Inés Salazar a Antonio Díaz Soto y Gama, Óp. Cit. 339 Ribera Carbó, Anna. La Casa del Obrero Mundial. Anarcosindicalismo y revolución en México, INAH, México, 2010, p. 61; Hart… Óp. Cit. p. 162. 335

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Como parte de su militancia en la Casa, participó como orador en la primera manifestación por el Día del Trabajo en el país. Soto y Gama recordó este acontecimiento de la siguiente manera: La Casa del Obrero Mundial trabajó intensamente durante el huertismo. Celebrábamos sesiones semanarias y de esta manera conseguimos formar un grueso número de trabajadores que nos permitió realizar un gran mitin el primero de mayo de 1913… la masa de trabajadores reunidos –unos 15 mil ó 20 mil hombres– fue imponente en aquellos tiempos… allí tomó la palabra el valeroso diputado Serapio Rendón, a quien su intervención en ese mitin llevó a la muerte. También hablamos Lázaro Gutiérrez de Lara, Jacinto Huitrón y yo. Todos atacamos terriblemente al nuevo régimen y yo personalmente subrayé que el asesinato de Madero, en plena capital de la Republica y con lujo de cinismo y crueldad, era una ignominia.340

Ante tales ataques al régimen, resulta extraño que Huerta no haya actuado en contra de la manifestación. Antonio recordó que, años más tarde, quien se había desempeñado como jefe de la policía en aquel tiempo le mencionó: “Aquel día yo no me atreví a atacarlos porque quién sabe cómo nos hubiera ido….”341 Es probable que Huerta planeara controlar la Casa del Obrero, pues en ella había muchos opositores a Madero y a su gobierno, y, de alguna manera, en el gobierno golpista había personajes que tenían interlocución con ellos; sin embargo, después de su posicionamiento en el desfile, Huerta decidió acabar con ellos. El 25 de mayo, se realizó una nueva manifestación organizada por la Casa. En ella, Antonio nuevamente pronunció un discurso en el que, junto a otros oradores, atacó duramente a Huerta. La represión no se hizo esperar. Algunos terminaron en la cárcel, y los extranjeros fueron deportados.342 Tras el ataque a los manifestantes, la prensa señaló a los miembros de la Casa como los instigadores en contra del gobierno. Ante tales acusaciones, los miembros

340

Duarte… Óp. Cit., pp. 124 – 125. Ibid. 342 Huitrón… Óp. Cit., p. 236. 341

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del Consejo Administrativo de la Casa publicaron un manifiesto en el cual rechazaron toda acción política por parte de la agrupación.343 El 23 de octubre de 1913, el diario El Demócrata publicó un encabezado en el que se leía: “Postulamos para presidente de los Estados Unidos Mexicanos al C. Doctor Francisco Vázquez Gómez y para vicepresidente de los mismos; al honrado licenciado y distinguido liberal, C. Antonio Díaz Soto y Gama”.344 No existe referencia de alguna opinión o respuesta de Antonio sobre dicha postulación, aunque no es difícil imaginarlo, si tomamos en cuenta su alejamiento de la política y de la militancia social de la época, además de la obvia intrascendencia de ambas candidaturas. Mientras tanto, Antonio continuó su labor en favor del sindicalismo por medio de sus artículos en el periódico El Sindicalista, que funcionó como órgano oficial de la Casa. Trabajó también como orador en reuniones masivas organizadas con la finalidad de reclutar un mayor número de obreros.345 Además, ayudó a financiar las actividades de la Casa, que constantemente sufría por falta de dinero, y que, por temporadas, se mantenía gracias al apoyo de algunos miembros, como Santiago R. de la Vega y Díaz Soto y Gama, o de simpatizantes, como Serapio Rendón y Jesús Urueta.346 Sin embargo, la participación sindical de Antonio llegó a su fin entre los fines de marzo y

los principios de abril. Al parecer, vio que la Casa difícilmente podría sobrevivir a la

creciente represión por parte de Huerta. De hecho, algunos miembros, como Prudencio Cassals, se habían incorporado ya al zapatismo, y otros, como Eloy Armenta, al

343

Ibíd. p. 242. El Demócrata, 23 de octubre de 1913. 345 Hart… Óp. Cit., p. 164. 346 Ribera Carbó… Óp. Cit., p. 88, Hart… Óp. Cit., p.166. 344

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constitucionalismo.347 Estos personajes pudieron influir en la decisión de Antonio para abandonar la ciudad, así como la ya mencionada simpatía que sentía por los zapatistas, y su clara orientación agrarista. De igual forma, es posible que, residiendo en Tacubaya, región muy próxima al territorio controlado, o explorado, por zapatistas, Antonio pudiera ya haber tenido algún contacto con algunos miembros del Ejercito Libertador. 348 La persecución huertista aceleró su escape. Alfredo Serratos narró, años más tarde, las circunstancias en las cuales se dio la evasión de nuestro personaje: Con mi gran correligionario y amigo el Sr. Lic. Antonio Díaz Soto y Gama, en su notaría de Tacubaya nos reuníamos para conspirar en contra del traidor Victoriano Huerta hasta que al fin una noche fue aprehendido y llevado a la Inspección General de Policía, que entonces estaba a cargo del Coronel Quiroz… a las nueve de la noche, y valiéndome de un ardid, me presenté al Coronel Quiroz haciéndome aparecer como simpatizador del Gral. Huerta y de él… y después de hablar con dicho inspector hasta casi las once de la noche, a favor de Soto y Gama para quien estaba pesimamente dispuesto el referido inspector, me ofreció que a las cinco de la mañana del día siguiente me lo entregaría, comprendiendo yo que si me entregaría probablemente el cadáver de mi amigo como se acostumbraba… me retiré, esperando a que saliera de su oficina de la jefatura el inspector, y momentos después regresé y dirigiéndome al cabo de puertas, le dije que por orden del inspector general me entregara al Lic. Antonio Soto y Gama inmediatamente. Con ciertas vacilaciones así lo hizo y me indico la cartuchera en donde estaba alojado mi amigo… estaba recostado en un catre de campaña… le moví diciéndole: levántese en el acto y véngase conmigo; no hay tiempo que perder. Salimos de la Inspección y en la esquina tomé un coche con caballos al que subimos, y le llevé a su casa en Tacubaya. Nos despedimos y el licenciado me dijo que inmediatamente se iba al Estado de Morelos a unirse con el Gral. Emiliano Zapata, lo que yo también me vi obligado a hacer pocos días después.349

Así se cierra una etapa importante en la vida de Antonio, producto de la negatividad que le trajo su participación política; por lo que decidió luchar del lado de aquellos en los que, alguna vez, vio la salvación del país, debido a su vida sencilla y llena de valores, es a saber,

347

Cockcroft… Óp. Cit., p. 208, Hart… Óp. Cit., p. 175. Cockcroft… Óp. Cit., p. 208, Gómez Gutiérrez… Óp. Cit., p. 37. 349 Gral. Alfredo Serratos Amador. Páginas para la Historia. El Abrazo Villa – Zapata en El Universal, 24 y 25 de noviembre de 1952, citado en Villegas… Óp. Cit., p. 161. 348

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los trabajadores. Con ellos participó desde la Casa del Obrero Mundial, aunque siempre manteniendo su independencia.

4.1 Acción política y acción directa La Casa del Obrero Mundial tuvo su génesis en la iniciativa del exmilitar colombiano, Juan Francisco Moncaleano, quien llegó a México desde Cuba, atraído por la agitación maderista de 1910, con el convencimiento de que México era un terreno propicio para implantar las ideas anarcosindicalistas que había adquirido durante su estancia en Cataluña. A su llegada a México en 1912, comenzó a tener contactos con los nacientes sindicatos, como la Unión de Canteros, o la Confederación Nacional de Artes Gráficas, y con grupos socialistas. Moncaleano logró atraerse a los más radicales. El grupo sumaba ocho miembros, y, entre ellos, destacaban Jacinto Huitrón, Luis Méndez, Pioquinto Roldán y Eloy Armenta. Conscientes de su desventaja y ante las amenazas del gobierno de Madero, decidieron dedicarse a la labor cultural. Para ello, fundaron la Escuela Moderna, bajo el esquema libertario del catalán, Francisco Ferrer Guardia, y publicaron un periódico de corte anarquista, llamado Luz.350 En ese periódico, se publicaron artículos escritos por Moncaleano, con los cuales denunció la persecución de los gobiernos estadounidense y mexicano contra el PLM, y les recriminó el encarcelamiento de Ricardo Flores Magón.351 El grupo Luz alquiló un local, con financiamiento de la Unión de Canteros, en la calle de Matamoros, en el barrio de Tepito. En ese local, celebraban sus juntas las Uniones de Operarios Sastres, de Conductores de Coches Públicos, de Canteros, y algunos miembros de la Confederación de Artes Gráficas.352 Sin embargo, estas actividades pronto resultaron molestas para el estado; por lo que, el día 8 de septiembre de 1912, cuando se celebraría la 350

Hart… Óp. Cit., pp. 150 – 151, Huitrón… Óp. Cit., pp. 198 – 199. Huitrón… Óp. Cit., p. 200. 352 Ibíd. pp. 206 – 207. 351

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inauguración de la Escuela Moderna, la policía organizó una redada en el establecimiento, y encarceló a los principales líderes, además de deportar a Moncaleano.353 Para el 22 de septiembre, fecha en que fueron liberados los presos, los miembros de Luz y de las cuatro uniones que frecuentaban el local decidieron inaugurar la Casa del Obrero, que funcionaría como un “consejo central de los trabajadores que sería utilizado para actividades organizativas, culturales y de propaganda”.354 La principal labor de la Casa fue la educación de los obreros para que formaran organizaciones más fuertes; por tanto, crearon un sistema educativo que se dividía en preescolar para los niños, la biblioteca de la Casa, que incluía las obras Bakunin, Proudhon, Kropotkin, Stirner, Luigi Fabbri, Anselmo Lorenzo, José Prat y Errico Malatesta, para los obreros, y un sistema educativo completo que operaba en coordinación con los sindicatos.355 En cuestión de organización sindical, “… nos declaramos francamente, con toda lealtad, partidarios del Sindicalismo Revolucionario, basados en los libros que nos llegaron de España.”356 Soto y Gama recordó que los anarcosindicalistas … empezaron a aleccionar a los obreros sobre sus derechos y deberes, y, sobre todo, respecto a la necesidad de organizarse debidamente para luchar contra el capital, de suyo bien organizado. Se les predicaba que sólo el sindicalismo podría conseguir el reconocimiento de la personalidad legal de los grupos obreros y que después vendría la implantación de los contratos colectivos de trabajo, en vez de los individuales en que el obrero, por su debilidad, estaba completamente a merced del capitalista que le tenía siempre encima la amenaza de cese.357

Entre fines de 1912 y principios de 1913, la Casa tuvo un gran crecimiento, e impulsó la formación de numerosos sindicatos que la fortalecieron. A partir de 1913, organizaron un

353

Hart… Óp. Cit., p. 153. Ibíd. p. 153. 355 Ibíd., p. 152 – 153. 356 Huitrón… Óp. Cit., p. 215. 357 Duarte… Óp. Cit., p. 124. 354

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programa nacional de corte anarcosindicalista en el que cada agrupación tenía un representante ante la Casa, en la Ciudad de México, y cada sindicato estaba constituido por gente local, todo con ejercicio del autogobierno en sus lugares de trabajo. 358 Las prácticas adoptadas por la Casa fueron la acción directa y el apoliticismo, es decir, el rechazó a toda participación de los obreros en cuestiones de política estatal, para enfocarse en la lucha sindical.359 También comenzaron la publicación quincenal de Lucha, para reanudar el trabajo que la desaparición de Luz había interrumpido.360 Con el cuartelazo que llevó a Huerta a la presidencia, el antimilitarismo creció dentro de la Casa, e impulsó a muchos de los revolucionarios a radicalizar sus acciones. 361 Según Antonio … los revolucionarios comprendimos que había que atacar a fondo a la reacción, sin las contemplaciones y titubeos del maderismo… se planteó desde entonces la necesidad urgente e ineludible de implantar las reformas agraria y obrera… También resultó que en la capital muchos revolucionarios se unieron a la labor de los fundadores de la Casa del Obrero Mundial, que estaba organizando sindicalmente a los trabajadores.362 Entre ellos se encontraban el mismo Antonio y su hermano Ignacio. 363 Nuestro personaje participó en las conferencias dominicales en las cuales se enseñaba a los obreros modelado, higiene personal, arquitectura, química, aritmética, física, inglés, español, música, composición literaria, oratoria e historia.364 En dichas conferencias, Soto y Gama alentaba a los obreros a guiarse sólo por las formas sindicales.365 Como hemos visto antes, Antonio se había alejado de la política electoral, frente a la imposibilidad de realizar las reformas sociales 358

Hart… Óp. Cit., p. 155. Ribera Carbó… Óp. Cit., p. 53, Hart… Óp. Cit., p. 159. 360 Huitrón… Óp. Cit., p. 227. 361 Hart… Óp. Cit., p. 159. 362 Duarte… Óp. Cit., p. 123 – 124. 363 Salazar… t. I, Óp. Cit., p. 43. 364 Hart… Óp. Cit., p. 153, Huitrón… Óp. Cit., p. 227, Ribera Carbó… Óp. Cit., p. 74. 365 Salazar… t. I Óp. Cit., p. 43. 359

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necesarias en un contexto turbulento y desde un gobierno que mantenía continuidad con el régimen porfirista. En este sentido, la Casa se presentó como una tribuna acorde a esta postura, tanto por su propuesta anarcosindicalista, como porque era una agrupación de izquierda sin vínculos con el gobierno, y que operaba públicamente a través de medios pacíficos.366 A pesar del discurso apolítico de la Casa, Antonio, junto a otros miembros de Lucha, como Huitrón, Pérez Taylor, Pioquinto Roldán o Eloy Armenta, mantuvieron reuniones clandestinas con políticos contrarios a Huerta, como Jesús Urueta y Serapio Rendón, ambos diputados.367 O, como mencionamos anteriormente, las que mantuvo con Alfredo Serratos Amador y Reynaldo Lecona, entre otros, en la notaría donde laboraba, y en las que hacían “todos los trabajos posibles, reparto de obras, circulación de rumores, tentativas para desvanecer los rumores en contra de Huerta, tentativas para aclarar la verdad [sic.].” 368 Antonio mencionó que, en dichas reuniones, incluso se llegó a proponer un complot para asesinar a Huerta.369 Llama la atención su participación en este tipo de reuniones, a pesar de formar parte de la Casa, agrupación contraria a la política. Me parece que es una muestra de la independencia que Antonio mantenía aun frente a las organizaciones en las que participó, y que le permitía llevar la lucha por cauces distintos, mientras el fin fuera el mismo. Creo que esta independencia se desprende de la personalidad solitaria que lo caracterizaba, y que le ayudó a formar un camino de lucha propio.

366

Cockcroft… Óp. Cit., p. 208. Ribera Carbó… Óp. Cit., p. 61, Hart… Óp. Cit., p. 162. 368 Villegas… Óp. Cit., p. 161. 369 Ibíd. 367

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Animados por el gran crecimiento que tuvo la Casa, sus miembros organizaron la primera conmemoración, en México, del Día del Trabajo. Los miembros de Lucha hicieron las gestiones ante las autoridades del Distrito Federal, para que les permitieran llevar al cabo la celebración; las cuales, aunque con reticencias, permitieron que se llevara a cabo el desfile.370 Dicha memoria resulto todo un éxito. La convocatoria fue secundada por unos 20, 000 obreros.371 Entre los oradores, se encontraban José Colado, Epigmenio H. Ocampo, Serapio Rendón, Isidro Fabela y Jacinto Huitrón, además de Díaz Soto y Gama, quien pronunció un discurso frente al Palacio Municipal.372 En el cual “… fustiga a los tiranos, condena la opresión y explotación del hombre y en brillante pasaje enlaza la grandeza de la Revolución Francesa con la Revolución Mexicana…. Con delirante ovación se premian las palabras del licenciado Soto y Gama.”373 Como parte de dicha manifestación, se formó una comisión en la cual don Antonio, Rafael Pérez Taylor y José Colado entregaron a la Cámara de Diputados tres iniciativas sobre la reducción de la jornada laboral a 8 horas, la indemnización a obreros por accidentes de trabajo, y la personalidad jurídica de los obreros.374 A partir del 1 de mayo se le agregó la palabra Mundial al nombre de la Casa, en tributo a Moncaleano (quien había fundado una Casa del Obrero Internacional en los Ángeles); en reconocimiento al internacionalismo, y en adherencia a la Asociación Internacional de Trabajadores.375 A pesar de esto, la manifestación se desarrolló en torno a la jornada laboral de ocho horas y la semana laboral de 6 días, sin hacer mayores demandas.376

370

Ribera Carbó… Óp. Cit., pp. 63 – 64. Huitrón… Óp. Cit., p. 230. 372 Huitrón… Óp. Cit., p. 230, Ribera Carbó… Óp. Cit., p. 66 – 67. 373 Luis Araiza, Historia del movimiento obrero mexicano, citado en Ribera Carbó… Óp. Cit., p. 66. 374 Villegas… Óp. Cit., p. 155 – 156, Salazar… Óp. Cit., p. 50, Ribera Carbó… Óp. Cit., p. 66 – 67. 375 Hart… Óp. Cit., p. 161, Ribera Carbó… Óp. Cit., p. 63 – 63, Huitrón… Óp. Cit., p. 230. 376 Hart… Óp. Cit., p. 160. 371

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Para el 25 de mayo, la Casa decidió hacer un mitin en el Teatro Lírico. Después de la gran demostración del 1 de mayo, Huerta decidió evitar que se diera una segunda manifestación obrera, así que, a través del gobernador del Distrito Federal, mandó cerrar los accesos al teatro, por lo que la manifestación se trasladado al Hemiciclo a Juárez para realizar un mitin.377 Antonio aseguró que aquel acto había sido organizado con la finalidad de desenmascarar a Huerta, quien, a raíz de la invasión estadounidense, había llamado a la unión de todos los mexicanos para luchar contra los extranjeros: “En ese mitin explicamos al pueblo que primero había que acabar con el régimen dictatorial, que era el elemento de discordia, y ya después todos los mexicanos unidos expulsaríamos al invasor.”378 Aunque no se puede comprobar su testimonio, lo cierto es que fue la primera ocasión en la que la Casa atacó a Huerta y su régimen. El primer orador fue Antonio. Su pieza oratoria fue “como tempestad de estridentes maldiciones contra la Tiranía.”379 En ella, aseguró que el poder de los trabajadores había llegado a ser tan grande que … formaban ya encadenamientos prepotentes que ninguna fuerza, ni divina ni humana, era capaz de hacer pedazos, a despecho de todos los traidores y a despecho de todos los cuartelazos; que el pueblo mexicano era revolucionario por idiosincrasia [sic] y que por tal razón echaría por tierra… el Gobierno espurio y vil de Victoriano Huerta, que se había entronizado en México para mengua y vergüenza de nuestra Historia.380

También se dice que expuso la necesidad de reorganizar el partido socialista, y que habló sobre las bondades del sindicalismo.381 Pioquinto Roldán, Serapio Rendón y el español, José Colado, también ofrecieron incendiarios discursos contra Huerta.

377

Ribera Carbó… Óp. Cit., p. 68, Huitrón… Óp. Cit., p. 236. Duarte… Óp. Cit., p. 125. 379 Salazar… t. I, Óp. Cit., p. 51. 380 Ídem. 381 Ribera Carbó… Óp. Cit., p. 68. 378

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El creciente atrevimiento de la Casa no agradó al régimen, y de inmediato se desencadenó la represión. Debido a que la Casa no tenía permiso para celebrar dicha manifestación, la policía encarceló a sus organizadores mexicanos, como Huitrón, Pioquinto Roldán y Luis Méndez; y a los extranjeros, como José Colado, se les expulsó. 382 Las continuas deportaciones de militantes extranjeros, sobre todo españoles, pesarían bastante a la hora de mantener el principio de no participación política en el futuro de la Casa.383 Esta reunión fue un punto crítico para la Casa, pues además de provocar la represión que, con el tiempo, fue en aumento, también marcó una división de posturas en la Casa. Una de ellas estaba contra la participación de políticos, como los diputados Serapio Rendón, Jesús Urueta, Isidro Fabela o Heriberto Jara, sin importar qué tan radicales pudieran ser, pues su presencia ponía en peligro el apoliticismo de la Casa. Esta postura era sostenida, principalmente, por los anarquistas españoles, como Amadeo Ferrés, quien recurría a este argumento en su negativa a que la Confederación Nacional de Artes Gráficas se uniera a la Casa del Obrero Mundial.384 Dentro de esta división, podemos ver cómo Antonio sí participó junto a los políticos disidentes del huertismo, tanto dentro como fuera de la Casa. Parece ser que aceptó el principio del apoliticismo, porque no le incomodaba la idea de rechazo a la política corrupta y tiránica; aunque posturas como la de la formación del partido socialista, nos dejan ver que continuaba pensando en la acción política. Por su parte, las autoridades justificaron la represión, argumentando que José Colado era … en compañía de Eloy Armenta propagandista asiduo de ideas disolventes y perniciosas para todo lo que significa ORDEN, GOBIERNO Y PROPIEDAD. Últimamente sugestionados y moralmente empujados por estos dos individuos y por los 382

Huitrón… Óp. Cit., p. 236, Salazar… t. I, Óp. Cit., p. 53, Ribera Carbó… Óp. Cit., p. 69. Hart… Óp. Cit., p. 160. 384 Ribera Carbó… Óp. Cit., p. 68. 383

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diputados Urueta, Jara y licenciado Soto y Gama, los obreros del Distrito Federal han tomado actitudes agresivas contra el actual gobierno, incluso contra el Ejército federal a quienes injuriaron lanzando frases que no son socialistas sino de verdadera anarquía.385

Ante las acusaciones del gobierno y de la prensa, la Casa publicó un manifiesto, el 3 de junio de 1913, en el que aclararon que “… la Casa del Obrero no conspira; más aún, no hace ni puede hacer política, porque sus estatutos sindicalistas se lo prohíben.” 386 Y una vez más, reafirmaron que la agrupación se guiaba por la acción directa … del trabajador contra el capitalista, o sea la lucha apoyada en las organizaciones sindicales que dirigen las huelgas, precisan las reclamaciones del proletariado y las sostienen y hacen efectivas en la práctica, esgrimiendo como arma la unión inquebrantable de las mayorías trabajadoras contra la codicia y los privilegios de la minoría capitalista. La acción directa, así entendida, excluye la labor política, pues los sindicatos no queremos que el obrero se distraiga de su gran objetivo, la lucha de clases, para perder su tiempo, su energía y su fe en mezquinas y siempre ineficaces maniobras políticas.387

Al final, se comprometieron a mantenerse apartados de la política, e, incluso, a censurar a los integrantes que tocaran dichos temas en sesiones o actos de la Casa. El manifiesto iba firmado por los miembros del Consejo Administrativo: Jacinto Huitrón, Antonio Díaz Soto y Gama, Luis Méndez y Santiago R. de la Vega.388 Por otra parte, un sector de los tipógrafos, impaciente ante las negativas de Ferrés para asumir una actitud más combativa frente a los empresarios y el capital, mostró su intención de adherirse a la Casa del Obrero Mundial y a su lucha sindical. Ante esta oportunidad, Luis Méndez, Rafael Pérez Taylor y Antonio Díaz Soto y Gama fungieron como mediadores entre la Casa y el sector escindido de la Confederación Nacional de Artes Gráficas; frente al cual se 385

Expediente de José Colado, Archivo de la Secretaria de Relaciones Exteriores, citado en Ribera Carbó… Óp. Cit., p. 71. 386 Salazar… t. I, Óp. Cit., p. 54. 387 Ibíd. p. 54 – 55. 388 Ídem., Huitrón… Óp. Cit., p. 242, Ribera Carbó… Óp. Cit., p. 74 – 75.

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encontraba Rafael Quintero, al que luego se le sumaron otros miembros, como Rosendo Salazar. Finalmente, éstos últimos decidieron conformar el Sindicato de Tipógrafos, y adherirse a la Casa.389 Con la llegada del nuevo gremio, se inició, también, la publicación del nuevo órgano de la Casa, El Sindicalista. En sus páginas aparecieron artículos de miembros veteranos, como Santiago R. de la Vega, Rafael Pérez Taylor y Antonio Díaz Soto y Gama, a quienes se les unieron algunos de los tipógrafos, como Rafael Quintero, Rosendo Salazar y Epigmenio H. Ocampo.390 En el primer número de la publicación, apareció, en primera plana, un artículo escrito por Antonio, al que tituló: “LOS POLÍTICOS NO SALVARÁN NUNCA A LA CLASE OBRERA A PESAR DE TODAS SUS PROMESAS.” Este escrito es una fuerte crítica a la política democrática, y una ferviente defensa de la lucha sindical. En él, Antonio sostiene, con argumentos científicos que van del empirismo al evolucionismo, que La democracia política ha resultado un fracaso, nadie cree en ella, a no ser las multitudes inconscientes, los pueblos que no han llegado a la madurez, las colectividades que se satisfacen aun con abstracciones mentirosas. La eficacia de los procedimientos políticos, su utilidad práctica y positiva para la clase trabajadora, sólo es defendida por los ambiciosos y los falsos caudillos empeñados en mantener el statu quo de la ignorancia popular, en sacar partido de la credulidad de ciertos grupos, novicios todavía en los azares de la lucha y fáciles de seducir con la hueca palabrería de las propagandas electorales. Los socialistas han considerado el sufragio universal, el voto político concedido al pueblo hambriento, como la más grande superchería, la más grande mixtificación del siglo XIX, y antes que ellos Juan Jacobo Rousseau decía… que el acto por el cuál un pueblo ejerce su soberanía mediante las elecciones, es el instante mismo en que hace la formal abdicación de sus derechos y el ingenuo sacrificio de sus libertades.391

389

Ribera Carbó… Óp. Cit., p. 78. Hart… Óp. Cit., p. 164, Ribera Carbó… Óp. Cit., p. 82. 391 Díaz Soto y Gama, Antonio. Los políticos no salvarán nunca a la clase obrera a pesar de sus promesas en El Sindicalista, 30 de septiembre de 1913, facsímil en Huitrón… Óp. Cit., p. 237. 390

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Argumentos como los anteriores reflejan la experiencia de los años de lucha política que lo llevaron al socialismo, y sirven para explicar su renuencia a ellas. Esta concepción expresa, con claridad, el paso de sus concepciones liberales hacia las socialistas: …en efecto, no acaban de pasar las elecciones, cuando empieza a abrirse un abismo entre electores y elegidos… el pueblo queda allá, recluido en el fondo del taller o inclinado fatigosamente sobre el surco, haciendo labor constructiva… para que otros coman y rían y se harten de placeres. Pero ¿qué importa? A cambio de esto, en compensación de este cortejo de suplicios, se le concede un boletín de voto, una cédula electoral con la que puede contribuir a la millonésima parte de la elección de un presidente. ¿Qué más puede desear? Tiene la libertad política, la augusta investidura del ciudadano, el derecho de tomar parte en los asuntos públicos; debe conformarse con esos dones de la ley, con esos brillantes oropeles de la democracia aunque debajo de ellos se oculte más injusticia y la explotación más desenfrenada.392

Antonio remarcó la actitud de los políticos de una manera tal que recuerda la forma como Madero actuó antes y después de llegar al poder. Y, como los políticos no podrían solucionar el problema de los trabajadores, ya que ellos mismo formaban parte de él, la solución que Antonio proponía era el método sindicalista, nacido del cerebro obrero, producto genuino de la experiencia diaria y no engendro enfermizo de las especulaciones de los juristas, rechaza con indignación la horrorosa mentira de la libertad política, inicuamente hermanada con la explotación económica, y busca la liberación del proletario, lejos de las añagazas electorales, de las promesas de sufragio efectivo, y de locas quimeras de redención por medio de la política, y substituye esas ilusiones y esas fantasmagorías por las realidades de la vida económica, por el franco espectáculo de la lucha de clases…393

Una vez establecido su rechazo a la participación política electoral de los obreros, y puesto el medio sindical como el más idóneo para establecer la lucha contra los explotadores, también aclaró las herramientas de lucha, propias del anarcosindicalismo:

392 393

Ibíd. p. 238 – 239. Ibíd. p. 239.

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Para ello acude a la acción directa, la presión ejercida por los proletarios sobre los patronos, sin la peligrosa mediación de los parlamentos y sin la ayuda interesada de los poderes públicos sugestionables. La huelga y el boicot son dos grandes palancas de la acción sindical. En la primera el proletario hace uso de su fuerza como productor, negando su trabajo al capitalista que lo explota. En el segundo… los obreros esgrimen contra el mal patrón el poder que ellos tienen como consumidores; se niegan a hacer sus compras en el establecimiento del industrial o del comerciante boicoteado.394

Acorde a su estilo, Antonio expuso su desconfianza hacia la clase política, basado en su propia experiencia, y mostró su convicción de llevar al cabo la lucha desde la base de los trabajadores, por sus propios medios, manteniéndose siempre independientes y, en ocasiones, contrarios al Estado. La renuencia a la participación política, como lo mencionó Antonio, tenía la finalidad de que los trabajadores se enfocaran en la lucha directa en contra del capital. En este sentido es importante exponer los señalamientos que hacen tanto Gloria Villegas como Anna Ribera Carbó, sobre el hecho de que ni la Casa del Obrero Mundial ni otros personajes que se identificaban con el socialismo se plantearon el combate a la propiedad privada, al sistema capitalista o la conquista de los medios de producción.395 Villegas incluso señala que el capitalismo era visto como “la vía adecuada del progreso.” 396 Si bien es cierto, como ambas autoras señalan, que las demandas de la Casa se encaminaron hacia la jornada laboral de ocho horas, la seguridad en el trabajo, el estatus legal de los sindicatos, el aumento de los salarios y, en general, a reducir la explotación desmesurada,397 podemos aducir, en contra, testimonios como el de Antonio, en el que nos muestra cómo los miembros de la Casa estaban conscientes de la necesidad de luchar contra el capital y del estado, incluso en un

394

Ibíd. p. 240. Ribera Carbó… Óp. Cit., p. 76. 396 Villegas… Óp. Cit., p. 146. 397 Ribera Carbó… Óp. Cit., p. 75, Villegas… Óp. Cit., p. 146. 395

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plano internacional, y cómo la falta de acciones en este sentido se debía a que los miembros del Consejo Administrativo de la Casa sabían, como lo había hecho ver Amadeo Ferrés, que el proletariado mexicano se encontraba en una etapa embrionaria y sin posibilidades de llevar al cabo una lucha de tales magnitudes.398 En este sentido, la actividad cultural de la Casa era de suma importancia para la preparación intelectual de los obreros. Para tales fines, había un grupo de oradores que llegó a ser conocido como Tribuna Roja. Entre sus miembros, estaban Rafael Quintero, Rafael Pérez Taylor y Antonio Díaz Soto y Gama. Los trabajos de Tribuna Roja resultaron un éxito. Numerosos obreros se congregaban en las oficinas de la Casa, para escuchar las palabras de los oradores. Ante el impacto de su elocuencia, se formó un gran número de sindicatos que se adhirió a la Casa. El éxito de Tribuna Roja radicó en que tenía más alcance que El Sindicalista, debido al alto grado de analfabetismo entre los obreros. El período de reclutamiento más importante para la Casa se extiende desde fines de 1913 hasta mayo de 1914, tiempo en el que se mantuvo activo el grupo de Tribuna Roja.399 El 18 de marzo de 1914, la Casa llevó al cabo una celebración para conmemorar la Comuna de Paris. Una vez más, Antonio participó como orador. Junto a Pérez Taylor y Luis Méndez, “… se encargaron de revivir el cruento y colosal suceso, haciendo uso de sugestivas imágenes retoricas.”400 En ellas se recordó a Elisée Reclus, Louise Michel y otros “sindicalistas”.401

398

Ribera Carbó… Óp. Cit., p. 78, Hart… Óp. Cit., pp. 148, 163 – 164. Ribera Carbó… Óp. Cit., p. 84 – 85, Hart… Óp. Cit., p. 166 – 167. 400 Salazar… t. I, Óp. Cit., p. 58. 401 Ídem. 399

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Para mayo de 1914, se realizó una nueva demostración del Día del Trabajo, a la cual fue invitado Antonio. Sin embargo, éste no se presentó, pues, para esas fechas, ya se encontraba en Morelos, a las órdenes de Emiliano Zapata.402 Como vemos, el paso de Antonio por la Casa del Obrero Mundial fue uno de sus períodos más activos, en el cual pudo redefinir sus estrategias, y precisar sus concepciones ideológicas. Aquel camino político que dejó trunco en 1904 es retomado ahora, gracias a la coyuntura política y a su envolvimiento en las luchas sociales.

4.2 Antonio, del sindicalismo a la revolución Los años de 1913 y 1914 representan un período de agitación extrema para el país. El levantamiento militar, encabezado por Félix Díaz y Bernardo Reyes, al que luego se incorporó Victoriano Huerta; el asesinato de Madero y Pino Suárez, así como los levantamientos populares contra el gobierno de Huerta, conmocionaron al país y lo transformaron profundamente. Soto y Gama no fue ajeno a esto, él mismo sufrió esta conmoción, y la asimiló particularmente. Alejado ya de la política electoral e institucional desde mediados de 1912, retomó la lucha por los derechos de los trabajadores urbanos y rurales, desde los mismos movimientos que ellos impulsaban. Su interés por el agrarismo fue en aumento, pero, también, se enroló en la lucha de la Casa del Obrero Mundial. En un inicio, a pesar de haber renunciado a la política electoral, parece mantener la esperanza de llevar al cabo una transformación por medio de las instituciones, con la finalidad de evitar un nuevo movimiento armado que trajera un mayor derramamiento de sangre e;

402

Ibid. p.61.

136

incluso, como hemos señalado antes, defendía el capitalismo como un vehículo de desarrollo. Circunstancias como el cuartelazo y la llegada al poder de Huerta, arropado por la reacción, terminan por convencerlo de que sólo con un fuerte movimiento popular se podrá llevar al cabo el cambio que el país necesitaba. Esto coincide con su ingreso a las filas de la Casa del Obrero Mundial, cuyo discurso apolítico y obrerista le facilitaron el tránsito de una postura institucionalista a la actividad revolucionaria que tomaba cada vez con más fuerza. En referencia a este cambio de posiciones que, a primera vista, parecen contradictorios, José Valadés menciona que “… Antonio seguía invariable y firmemente el camino del Socialismo, sin distinguir entre el del Estado y el Libertario.” 403 Ante esta opinión, me inclino a mantener la postura de que, como hemos mostrado, se trató no de una militancia indistinta, sino de una evolución política que va de la formación de agrupaciones políticas electorales, como el Centro Electoral Antirreyista y el Partido Liberal, a las organizaciones sociales, como la Casa del Obrero y las formaciones revolucionarias campesinas. En la lucha que llevó al cabo, vemos reflejada la evolución en los conceptos que utiliza y el sentido que les da. Presentamos ahora algunas de las modificaciones ideológicas y discursivas que experimentó Antonio.

4.2.1 Religión Este punto es uno de los difíciles de esclarecer, pues las referencias a la religión son muy escasas en esta etapa; aunque hay algunos indicios, aportados por ciertos historiadores, que nos arrojan luz sobre este punto.

403

Villegas… Óp. Cit., p. 146.

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Como hemos visto, la Iglesia Católica fue duramente criticada por Antonio, debido a su afán de inmiscuirse en cuestiones políticas, en defensa de los privilegios e intereses que habían creado conflictos y guerras civiles a lo largo de la historia. Los testimonios que tenemos sobre esta etapa son diversos y contradictorios. Uno de los miembros de la Casa del Obrero, Rosendo Salazar, nos menciona que “… su impetuoso perorar [de Antonio] mantenía en constante concentración espiritual al proletariado, que veía en Díaz Soto al apóstol siglo veinte del socialismo de Jesús.” 404 Por otra parte, tenemos la declaración de Anna Ribera Carbó, quien, siguiendo a Luis Araiza, declara que Antonio dedicó parte de su discurso del 1 de mayo a elogiar la filosofía de Cristo. 405 Además, está la declaración de John Hart, para quien Soto y Gama protagonizó una división, dentro de la Casa, entre los partidarios del comunismo cristiano, liderados por Antonio, y aquellos que estaban en contra de la religión.406 En contraparte, sólo tenemos una referencia del propio Antonio, la cual parece ser muy contundente. Atacando el derecho de propiedad, Antonio utilizó referencias a la Biblia para exponer el sistema de propiedad de los antiguos hebreos. Considerando éste más avanzado que el latifundismo decimonónico, sentenció: “… yo, socialista e incrédulo, no me hubiera atrevido a decir tanto como el intrépido padre van Fricht, miembro de la famosa Compañía de Jesús… y si estas teorías proclama un sacerdote de la religión más conservadora que existe y ha existido, ya se comprende cuáles serán las doctrinas que profesa la ciencia laica.” 407 Como vemos, aquí Antonio se declara incrédulo, lo que resulta evidente si tomamos en cuenta la evolución de su pensamiento. 404

Salazar… t. I, Óp. Cit., p. 43. Ribera Carbó… Óp. Cit., p. 66. 406 Hart… Óp. Cit., p. 166. 407 Díaz Soto y Gama, Antonio. La propiedad de la tierra no es un dogma indiscutible. La expropiación forzosa no lastima ningún derecho legítimo en El Diario del Hogar, 8 de julio de 1913. Subrayado mío. 405

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Por otra parte, es innegable la utilización de referencias bíblicas en su militancia. Para Antonio, Jesús el “carpintero vagabundo de Galilea”, al defender la igualdad, justicia, fraternidad y libertad, se erigió como el primer “socialista libertario”.408 Aunque también recomendaba que los obreros se mantuvieran “apartados en lo absoluto de las corrientes políticas y religiosas que en lo general hacen peligrar la vida de las organizaciones.” 409 Aquí parece ser acertado el comentario de Hart en el que nos dice que, para los miembros de la Casa y para Antonio, Jesús era un revolucionario muy humano. 410 Además, la actitud hostil frente a la Iglesia, y críticas como la anterior fueron de uso corriente en el discurso de Soto y Gama. Estos testimonios nos llevan a pensar que Antonio, para aquellas fechas, mantuvo su posición anticlerical, e incluso atea, pero su religiosidad, como actitud y parte de su personalidad adquirida siendo niño, a la cual tamizó con la perspectiva liberal en su adolescencia, de a poco fue llevada hacia el socialismo y, en su edad adulta, persistió. Así que pudo mantener una posición atea y, al mismo tiempo, mantener una cierta actitud religiosa en su concepto de justicia (el comunismo cristiano al que alude Hart) y su práctica política (ascetismo, honestidad, etcétera). Por lo que sostengo que este rasgo es, al mismo tiempo que una representación de su actitud religiosa, una forma retórica en su discurso, que le permitió acceder a los obreros, a partir de su mentalidad religiosa, y una parte de su propia ideología.411

408

Hart… Óp. Cit., p. 166. Salazar… t. I, Óp. Cit., p. 43. 410 Hart… Óp. Cit., p. 166. 411 Para la relación entre socialismo (específicamente anarquismo) y cristianismo, infra pp. 241 – 243. 409

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4.2.2 Mujer y Familia Entre los materiales consultados, que van desde que Antonio regresó a la política, en 1911,hasta sus años en la Casa del Obrero Mundial, no se encontraron opiniones o referencias al estado de las mujeres o a la unión familiar, temas que habían ocupado un lugar importante en el discurso de Antonio, sobre todo en lo referente a la moral. La ausencia de referencias es, tal vez, un indicador por sí mismo. Es posible que este tema no tenga ya la importancia que tuvo antes, o que el concepto que Antonio defendió estuviera cambiando. Para tratar de llenar este vacío, podemos citar la Declaración de Principios de la Casa del Obrero Mundial, elaborada algún tiempo después de que Antonio se marchara a Morelos (fines de 1914 y principios de 1915). Aunque no aseguro que Antonio la hubiera tomado como propia, creo que es compatible con las posturas que sostuvo en esta época. En lo referente a la mujer y a la familia, dicha Declaración de Principios dicta: Libertad al hombre, a la mujer y el niño de los sistemas de presión que ahora nos rigen, la solidaridad social será el principio que estimule su existencia. La unidad humana la integran el hombre y la mujer, teniendo ambos por objetivo la reproductividad y el mejoramiento de la especie. La pareja humana es la base de toda sociedad y el amor recíproco su único elemento de dicha y perpetua acción. Amor libre y por ende, unión libertaria. La emancipación femenina de los prejuicios que han embargado su vida entera, en mayor proporción de todos los libertarios, a efecto de que el movimiento de emancipación humana reciba, con el contingente que la mujer aporta en toda obra de interés social, el impuso que necesita.412

Como podemos ver, en su declaración, los miembros de la Casa parten de bases similares a las que sostienen a la familia tradicional, como la función reproductiva, el mejoramiento de la especie y la base de la sociedad. El punto de quiebre radica en la libertad que se pretende dar, tanto a mujeres como a hijos, para formarse en libertad y contribuir a la causa de la emancipación, sin más lazos que el amor reciproco o amor libre, es decir, una 412

Huitrón… Óp. Cit., p. 251.

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negación del matrimonio. Dichos principios presentan una contradicción, o, en su defecto, expresan los límites de la reflexión en México en torno a la liberación de la mujer, y el papel del control sexual para reproducción de la socialidad y la ideología capitalista; todo lo cual, como sabemos, en Europa, era parte viva de los debates en torno a las definiciones del socialismo. Dichas tesis podían ser perfectamente defendidas por Soto y Gama. Principios parecidos, aunque defendidos desde la perspectiva liberal, fueron utilizados por Antonio en los años de 1898-1901.

4.2.3 Estado A finales de 1912, Antonio continuaba apelando a la acción institucional, para llevar al cabo reformas necesarias. Aunque ya claramente identificado como socialista, opinaba que las clases directoras caían en un error al “… no orientar por rumbos menos peligrosos las corrientes de los anhelos populares. Es un deber para esas clases… hacer comprender a las masas que no son… el reparto brutal de las haciendas, ni el colectivismo implantado de un golpe, las mejores soluciones del problema social.”413 Al parecer, para Antonio, el arrebato e ignorancia de las masas las llevaban a pretender medidas que, como antes había mencionado, eran irrealizables en México. Ante la efervescencia del momento, es decir, de una revolución en marcha, Antonio proponía la guía del estado para llevar, por buen cauce, la lucha social: Se cree generalmente que el socialismo conduce por fuerza a la destrucción del capital y al despojo de los capitalistas. Nada más erróneo; entre la explotación desenfrenada del trabajador, que es lo que hoy tenemos, y la guerra a muerte a los detentadores del

413

Díaz Soto y Gama, Antonio. El socialismo en México en El Noticioso Mexicano, diciembre de 1912.

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capital, hay por fortuna muchas soluciones intermedias, y una de ellas la da, con toda lucidez, la moderna doctrina del .414

Antonio se mantenía en la línea institucional, aunque, para él, no había personajes en el estado mexicano que pudieran llevar al cabo propuestas como ésta. Sin embargo, los hechos lo radicalizaron. A principios de 1913, comenzó su participación en la Casa, y su discurso había ya cambiado. Tomó una actitud de confrontación, y, a mediados de 1913, declaró que “… jamás las clases opresoras o privilegiadas ceden voluntariamente sus prerrogativas…” y que cuando lo hacen, “… es obligados por la fuerza, por esa fuerza “terrificante” de que los pueblos saben hacer uso cuando sus explotadores se han hecho sordos a todos los requerimientos de la razón y a todas las reclamaciones de justicia.”415 En esta nueva etapa, Antonio negó que cualquier actividad política en el marco del gobierno de la burguesía pudiese ser benéfica. De hecho, la señala como perniciosa para la liberación de los trabajadores. Señaló que “… es una puerilidad suponer que las reformas sociales son dones graciosos, concesiones espontáneas, caritativos obsequios de las clases dominadoras… Karl Marx tuvo cien veces razón al escribir su célebre frase… ’’la emancipación de los trabajadores, debe ser obra de los trabajadores mismos.’’ 416 Ante la actitud que el gobierno golpista asumió frente a los trabajadores y a las reformas que éstos exigieron, sentenció: “… los burgueses se preparan para pelear y se requieren medidas radicales.”417 A pesar de estar en contra de la participación política electoral, Antonio y los demás miembros de la Casa vieron, en instituciones como el Departamento del Trabajo, o la Cámara 414

Ídem. Díaz Soto y Gama, Antonio. La obstinada resistencia de los ricos. Por transigir con ellos se derrumbó el maderismo en El Diario del Hogar, 1 de julio de 1913. 416 Ídem. 417 Ídem. 415

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de Diputados, interlocutores válidos a través de los cuales se podían llevar al cabo sus fines más inmediatos.418 Esta es una característica del anarcosindicalismo, que, mientras lucha en contra del capitalismo y el estado, por otro lado, lleva a cabo una lucha por reformas laborales inmediatas, para lo cual se ve obligado a mediar con el estado.

4.2.4 Revolución Antonio hizo esfuerzos para evitar un nuevo movimiento armado en el país. Sin embargo, ante la falta de acciones por parte del estado, éstos se vieron minados, pues los zapatistas en el sur, y los orozquistas en el norte, demostraron la imposibilidad de dicha paz. El mismo Antonio expuso que los habitantes de las urbes deseaban la pacificación del país, pues la ciudad les “… proporciona lo que ellos apetecen, salario o ganancias aceptables, comodidades relativas, tranquilo disfrute del hogar y dosis completa de diversión y de placer.” 419 La zona rural, en cambio, presentaba un escenario completamente distinto, pues en él …la gente miserable se lanza a la revuelta… la revolución significa para el jornalero, seductoras promesas de botín y de saqueos…a esos hombres no les basta la paz, les hace falta la justicia. Los unos quieren la devolución de las tierras que el terrateniente… robó a sus abuelos, o les arrebató a ellos mismos. Los otros, los más miserables, los que no tienen tierras que reclamar, exigen mayor participación en los productos de las haciendas que ellos hacen productivas…. Si no se les hace justicia, se la toman con sus manos.420

Ante este escenario, Antonio propuso al socialismo como una herramienta para solucionar estos problemas. Aun con la renuencia de algunos sectores para los que “… es locura pensar en el socialismo, porque no estamos preparados para él…,” 421 sin embargo,

418

Ribera Carbó… Óp. Cit., pp. 53, 55, 87. Díaz Soto y Gama, Antonio. Verdadera actitud del país respecto del Gobierno. Urge la solución del problema agrario en Las Actualidades, 28 de noviembre de 1912. 420 Ídem. 421 Díaz Soto y Gama… El Socialismo en México, Óp. Cit. 419

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aseguró que el ideal socialista había salido triunfante de la lucha de 1910, y que casi tres años más tarde “… palpita todavía, indomable y rugiente en el alma adolorida del obrero y del campesino.”422 Bajo estos preceptos, y aun tratando de actuar dentro del marco institucional, realizó una defensa legal de la expropiación de tierras, con la finalidad de que éstas sirvieran para dotar a los campesinos despojados. Antonio aseguró que … la utilidad pública condena el latifundismo, y a él conduce fatalmente lo que los economistas llaman , hay que restringir á toda costa esa perniciosa libertad de funcionamiento, o lo que es igual, combatir la expansión latifundista y reducir la extensión de cada propiedad á limites convenientes. Esta expropiación, por causa de utilidad pública, de las grandes propiedades agrícolas, en la parte que exceda el máximum legal es la primera sacudida que aconseja el socialismo de Estado.423

Vemos la capacidad de nuestro personaje para comprender el contexto en el cuál vivió, y para, con base en ello, tomar las decisiones más acertadas. El párrafo anterior nos muestra la capacidad de Antonio para discutir, en términos legales además de prácticos y filosóficos, vertientes que utilizaría para defender sus argumentos, aun cuando se hubiese alejado de la política. Como hemos visto anteriormente, con el curso de los acontecimientos, sobre todo con la instauración del gobierno militar de Huerta, Antonio endureció sus posiciones, aceptó la necesidad de un nuevo movimiento popular y defendió la lucha de clases. En este sentido, justificó la acción de los zapatistas, quienes, al no ver cumplidas sus demandas, recurrieron a las armas. Para Soto y Gama, su movimiento no tenía nada que envidiar “… en excesos y crueldad, [a] las pavorosas “jacqueries” que mancharon con sangre las mejores páginas de la

422

Ídem. Díaz Soto y Gama, Antonio, Cuestión Agraria. Fatales consecuencias del latifundismo en El Noticioso Mexicano, 30 de diciembre de 1912. 423

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Revolución Francesa, la más gloriosa de las revoluciones de que la humanidad se enorgullece.”424 Antonio siempre sostuvo que no había otra solución a los conflictos del país más que la reforma agraria y la obrera, y si éstas no llegaban por medio del Estado, los trabajadores las realizarían por sus propios medios.

4.2.5. Agrarismo Una vez convencido de la importancia del problema agrario, Antonio se dedicó a defender la lucha de los campesinos, especialmente la de los zapatistas. Parte de esa defensa consistió en hacer una construcción histórica del agrarismo. Escribió una serie de artículos en los cuales expuso cómo se fue ignorando dicho asunto, hasta llegar a las dramáticas consecuencias que él mismo presenció.425 Partiendo de la Independencia, Antonio expone que el levantamiento que encabezó Hidalgo, y posteriormente Morelos, tuvo un trasfondo social porque los dichos caudillos sí habían tenido preocupaciones por la cuestión agraria. Sin embargo, tal movimiento fue utilizado por la burguesía criolla para arribar al poder, y, con ello, se abandonaron las cuestiones sociales; razón por la cual, la Independencia no favoreció a los campesinos. 426 A lo largo del siglo XIX, el país se enfrascó en una lucha, meramente política, entre liberales y conservadores. El problema de la tierra y de sus agraviados continuó en el olvido, hasta que Santa Anna dictó una ley, el 31 de junio de 1854, con la que obligó a todos aquéllos que

424

Díaz Soto y Gama, Antonio. Raíces históricas del Problema Agrario en El Reformador, 21 de enero de 1913. Los seis artículos en los que Antonio trata de esta cuestión se publicaron, entre el 27 de mayo y el 8 de junio de 1913, en El Diario del Hogar. Debido a que forman un mismo planteamiento, fueron publicados más tarde, bajo el título de El socialismo agrario, en un solo tomo. La dicha edición es la que utilizamos para la presente exposición. 426 Díaz Soto y Gama, Antonio. El socialismo agrario, Partido Revolucionario Institucional, México, 1976, p. 5. 425

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ocupaban tierras comunales a indemnizar a sus antiguos propietarios. Aunque esta medida no resolvió el problema, parecía que se daba un paso en la dirección correcta. 427 La revolución de Ayutla impidió que se continuara con las legislaciones en este sentido, pero, arropados en su conmoción, los campesinos comenzaron a tomar las tierras que les habían sido arrebatadas, con lo que se establecieron los primeros ejercicios del socialismo agrario. 428 Es importante resaltar aquí cómo Antonio tomó, de la Historia, parte de sus definiciones ideológicas, y cómo las justificó con ella. Encontramos también que conoce las rebeliones campesinas del siglo XIX, en general, comunalistas. En todas ellas se defendió el municipio libre, la República y la tierra comunal (en algunos casos, también el comercio sin impuestos), lo que formó parte de la cultura política campesina del siglo XIX (liberalismo popular, republicanismo de los pueblos y comunalismo), y que, como hemos visto, impactó fuertemente a nuestro personaje. Antonio también reprocha a los liberales constituyentes del cincuentaiséis que, en su afán de crear una ley progresista, no reparasen en el problema de la tierra. De entre aquellos liberales, resaltó la imagen de tres miembros del Congreso porque tuvieron la virtud de llamar la atención sobre el tema: Ponciano Arriaga, Ignacio Ramírez e Isidro Olvera. Aunque sus propuestas no se tomaron en cuenta, sí asentaron un antecedente importante. En palabras de Antonio, al final, el egoísmo del habitante de la ciudad terminó por sepultar los campesinos, que, indefensos, tuvieron que continuar en su lastimoso estado.429 La puñalada final llegó con las Leyes de Reforma, pues, a través de la desamortización de bienes, dividieron las

427

Ibíd. p. 6. Ibíd. p. 7. 429 Ibíd. p. 8 – 10. 428

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propiedades comunales, dejando a los indígenas y campesinos, que habían resistido los embates del siglo XIX, totalmente derrotados.430 Ante esta situación, nació otro problema, ya que “… el hombre que posee una gran propiedad no procura sacar de ella el máximum del provecho, se conforma con explotar aquella porción que le produzca lo bastante como para satisfacer su lujo y sus caprichos.”431 En este régimen agrario, Antonio vio el origen de la Revolución, y, en la negativa de Madero para llevar al cabo las expropiaciones de los latifundios y la dotación de tierras, la derrota del gobierno revolucionario. En este repaso, Antonio plasmó todos los conceptos de la educación porfirista, desde el positivismo hasta el evolucionismo. Utilizó la Historia como muestra de un continuo progreso, pero adaptó tales conceptos a su nuevo discurso, con el cual justificó y legitimó la lucha que llevaban al cabo los zapatistas, y la necesidad de cumplir las demandas de los trabajadores urbanos y rurales como uno medio de solucionar el conflicto. Antonio propuso, con anterioridad, una manera de llevar al cabo la reforma agraria, dependiendo de la situación geográfica. Lo cual es importante, ya que hizo patentes las diferencias, económicas y culturales, entre el norte y el sur, por lo que las soluciones debían ser distintas. Dentro de análisis, en el norte … la agricultura y la agricultura del labriego han empequeñecido de tal manera su carácter, que no permitirían pasar bruscamente a la condición de pequeño propietario, allí podría funcionar la aparcería como sistema obligatorio de labranza para los peones y hacendados, sin excluir por eso, de un modo sistemático, la pequeña propiedad. Y en los Estados del Sur, en que domina la raza indígena y subsisten la tradiciones y las costumbres de ésta, habrá que restablecer la legendaria y benéfica comuna rural… que conservara la estoica raza de los antiguos señores del país, el gran

430 431

Ibíd. p. 15. Ibíd. p. 19.

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principio de ayuda mutua y de la solidaridad en el esfuerzo, que la aparatosa civilización europea se ha esmerado en obscurecer y en destruir.432

Vemos cómo Antonio sugiere soluciones dependiendo del contexto en el cual se debe actuar, y sin desechar ninguna posibilidad, desde la pequeña propiedad hasta la propiedad comunal. El uso de conceptos como ayuda mutua y solidaridad demuestra la influencia de Kropotkin en su concepción del hombre, influencia bajo la que Soto y Gama revisó el papel del indígena en la historia nacional. La evolución de Antonio continuó su marcha. Adquirió nuevas ideas que complementaron y modificaron las que ya tenía. En su reconstrucción histórica, el liberalismo ya no fue visto como el vehículo del progreso. Los problemas sociales, principalmente el agrario, se convirtieron en el móvil de la Historia, y el fin llegaría con el socialismo. Es muy interesante su reinterpretación del discurso porfirista. Antonio mantiene los aspectos que le sirven, como el evolucionismo, el positivismo y la Historia como una maestra de vida, aunque asume una actitud crítica frente al liberalismo. Como señala acertadamente Gloria Villegas, Antonio construye su discurso a través de una reinterpretación de las obras de historia de México, la más importante, tal vez, México a través de los siglos, y, como soporte teórico, las obras de Kropotkin.433 La incorporación de la temática agraria al discurso de Soto y Gama fue realizada claramente desde la perspectiva socialista. Para hacerlo, retomó las propuestas de Kropotkin sobre la importancia de la comuna campesina y el trabajo con la naturaleza para la implantación del comunismo (anarco-comunismo).434 También está muy presente la influencia

432

Díaz Soto y Gama, Antonio. El problema agrario será resuelto a pesar de todo en El Noticioso Mexicano, enero de 1913. 433 Villegas… Óp. Cit., p. 159. 434 Ibíd. p. 149.

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de viejos compañeros del PLM, como Ricardo Flores Magón, quienes visualizaron, antes que cualquier otro grupo político, a la importancia de la restitución de tierras y al reparto agrario como fundamento de la regeneración nacional, y con quienes aprendió las teorías que ahora defendía en la práctica.

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Capítulo V. La guerrilla, la Convención y el autogobierno campesino La llegada de Antonio al territorio zapatista fue el resultado de un largo período de identificación con la lucha de los campesinos, sumado a su militancia con los obreros anarcosindicalistas. Formó parte de un grupo de revolucionarios que, bajo sus propios criterios (sobre todo anarquistas), trató de encauzar las ideas del Ejercito Libertador del Sur, con el cual tenía bastantes afinidades. Durante el período de mayor auge del zapatismo, lograron empalmar sus discursos en algunos puntos. El caso de Antonio es ilustrativo, pues, más allá de la influencia que, indudablemente, tuvo en el zapatismo, la que el movimiento –los soldados del Ejército Libertador, los campesinos y los jefes originarios de los territorios controlados por sus fuerzas- tuvo en Antonio fue más grande, y, de hecho, lo marcó profundamente para el resto de su vida. En esta coyuntura, el ideal socialista encontró un medio político mucho más propicio para plasmarse, discursiva y políticamente, y puso a prueba las ideas que Antonio se había formulado, previamente, sobre distintas cuestiones, como el papel del gobierno en la sociedad, y la modalidad de gobierno más adecuada para el momento. Su personalidad también se vio confrontada con las formas sociales y organizativas que fue tomando el proceso revolucionario. Por ejemplo, su carácter individualista, que se vio confrontado con las ideas y las prácticas comunalistas de los campesinos zapatistas, o su religiosidad liberal, que se transformó al encontrar y conocer la religiosidad popular de los campesinos. El zapatismo, por su parte, estaba abierto a la incorporación de intelectuales que ayudaran a la causa campesina a expresar sus puntos de vista, motivos de lucha y objetivos. Juan Barragán Rodríguez asegura que Zapata mencionó a Soto y Gama: Era lo que necesitábamos, que alguno de nosotros pudiera describir con tino, con bonitas palabras, lo que nosotros perseguimos, lo que significa nuestra lucha. Esta 150

carta tan bien detallada por usted, señor licenciado, dará a conocer y convencerá a los extraños a nuestros fines revolucionarios, que pedimos justicia contra los potentados y dejará de suponerse que somos bandidos.435

Aunque es poco probable que Barragán presenciara tal escena, ilustra la relación que había entre los jefes militares y los intelectuales; lo cual el mismo Soto y Gama corroboraría cuando escribiese: “… los que con él [Zapata] colaborábamos éramos quienes dábamos forma más o menos gramatical o literaria a dichos documentos; pero él era siempre el que daba las ideas que había que desarrollar.”436 Antonio fue también valioso para el zapatismo, debido a que, a través de su ya larga militancia política, tenía un gran número de contactos con revolucionarios influyentes en la escena política que le podrían servir para establecer alianzas. La participación de los intelectuales no definió la política zapatista, pero sí fue determinante en la consolidación del movimiento. Su arribo coincidió con el auge de la lucha campesina, por lo que sí contribuyeron a la radicalización de su discurso y de su praxis.437 Bajo esta dinámica, a su llegada, Antonio se distinguió por su trabajo para el perfeccionamiento ideológico del zapatismo.438 Antonio conoció a Emiliano Zapata hasta su arribo a Morelos, y el general le dejó una fuerte impresión. Él mismo recordó, más tarde, el día que se conocieron: Zapata me recibió con afabilidad y la primera pregunta que me hizo a quemarropa fue: “¿Y qué salida o qué recurso cree usted, licenciado, que tengan los hacendados después de que la revolución triunfe?” Yo con prudencia perfectamente explicable, preferí callar y obtener la respuesta del propio Zapata, que nerviosamente me dijo: “La única salida que tienen ahora los hacendados es ganarse a Carranza, que es de los

435

Citado en Villegas… Óp. Cit., p. 172. Díaz Soto y Gama… La revolución agraria… Óp. Cit., p. 259. 437 Brunk, Samuel. Zapata and the city boys. In search of a piece of Revolution en, Hispanic American Historical Review, Vol. 73, N. 1, 1993, 35. 438 Womack… Óp. Cit., p. 190. 436

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suyos”. Con esta respuesta creció mi admiración por Zapata, pues vi que no era sólo el luchador irreductible, sino también un hombre de concepciones profundas.439

Sus primeros compañeros en tierras zapatistas recordarían sus constantes referencias a autores anarquistas, como Jean Grave, Bakunin, Kropotkin, Malato, además de las hechas a Marx y Engels. Se alimentó de pláticas con Eufemio Zapata, pero “… respetaba la distancia que Palafox le había impuesto”.440 El 11 de junio, Antonio tomó posesión del Juzgado de Instrucción Militar en Cuernavaca. Para tales efectos, fue nombrado coronel por Emiliano Zapata el día 29 de junio de 1914.441 Como juez, llevó los procesos de los prisioneros acusados de voluntarios en batallas como la del asedio a Cuernavaca, la de El Parque y Tres Marias. También tenía, a su cargo, procesos de orden común,442 así como las gestiones para las relaciones entre el Cuartel General, las autoridades civiles y la población.443 Resulto ésta ser una posición privilegiada, pues, desde ahí, Antonio pudo ponerse al tanto de la situación y de los sucesos que acontecían en Morelos.444 Sin duda, la participación más destacada de Antonio ocurrió en la Convención Revolucionaria. Su presencia en ella parece que era requerida por varios sectores. Cuando la comisión para invitar a los zapatistas, presidida por Felipe Ángeles, salió rumbo a Morelos, un grupo de representantes de la Casa del Obrero Mundial, que se encontraba en Aguascalientes, envió una carta a Soto y Gama, para insistir en su asistencia, pues “… entre

439

Duarte… Óp. Cit., p. 125. Villegas… Óp. Cit., p. 178. 441 Nombramiento de Coronel del Ejército Libertador del Sur en comisión para desempeñar el juzgado de instrucción, AADSyG, rollo 6. 442 Díaz Soto y Gama, Antonio. Informe sobre juzgado a su cargo, 31 de julio de 1914, Archivo Jenaro Amezcua, Fondo VIII – 2, Legajo 155, Carpeta 2, Documento 1. 443 Antonio Díaz Soto y Gama a Manuel Palafox, septiembre de 1914, Fondo Emiliano Zapata, Caja 1, Expediente 20, Foja 33. 444 Duarte… Óp. Cit., p. 130. 440

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los elementos del proletariado por cuyos intereses luchamos como socialistas libertarios… la presencia de usted en el seno de la Convención… se hace del todo necesaria y hasta indispensable, puesto que sabemos y nos consta que en su personalidad encarnan nuestros nobles principios.”445 El mismo Felipe Ángeles insistió para que Antonio fuera comisionado a la Junta Revolucionaria, y ayudara a la División del Norte.446 La Convención se erigió como la única ocasión en la que los problemas sociales se amalgamaron con la democracia, y en la que las exigencias de todas las clases sociales fueron escuchadas.447 Los zapatistas fueron las claves para ello, y, en especial, Antonio, principal figura en la discusión para que se aceptara el Plan de Ayala. 448 Después de sus históricas intervenciones en la Convención de Aguascalientes y en los debates que rayaron en el conflicto con miembros del constitucionalismo como Álvaro Obregón, el protagonismo de Antonio dentro de aquélla y del zapatismo fue en aumento.449 Cuando los ejércitos campesinos se disponían a entrar a la Ciudad de México, Francisco Villa se valió de Soto y Gama, a quien conoció en Zacatecas cuando la delegación del sur se dirigía a Aguascalientes, para arreglar la entrevista con Zapata en Xochimilco, fue uno de los oradores que ensalzaron la unión del norte y del sur 450 en contra de Carranza a quien Antonio despreciaba por ser un burgués, considerando que no duraría mucho tiempo en la política mexicana.451

445

Hilario Canillas, F. P. Rojas, Z. Cárdenas a Antonio Díaz Soto y Gama, 16 de octubre de 1914, AADSyG, Rollo 6. 446 Díaz Soto y Gama… La revolución agraria del sur… Óp. Cit., p. 182 447 Córdova… Óp. Cit., p. 166. 448 Villegas… Óp. Cit., p. 234. 449 Ávila Espinosa, Felipe Arturo, Las corrientes revolucionarias y la Soberana Convención, INEHRM – Congreso del Estado de Aguascalientes – Universidad Autónoma de Aguascalientes – Colegio de México, México – Aguascalientes, 2014, 317 – 318, Womack… Óp. Cit., p. 213. 450 Alessio Robles… Óp. Cit. p. 381, 387. 451 Womack… Óp. Cit., pp. 192, 197.

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Ya instalada la Convención en la Ciudad de México, Antonio tuvo una participación destacada. Se distinguió por su elocuencia combativa y radical. Las referencias a la Revolución Francesa, como guía para el conflicto mexicano, eran comunes. Se declaró anarquista, y atacó la constitución que antes había defendido.452 Formó parte de la comisión que escribió el Programa de Reformas Políticas y Sociales

de la Convención, junto a

Federico Cervantes, Alberto Piña, Ezequiel Catalán, Heriberto Frías, Enrique Zepeda, Dionisio Marines Valero, Otilio Montaño y Sergio Pazuengo.453 Tras su participación en la Convención, Antonio continuó laborando en el Cuartel General, junto a Zapata; lo que produjo una estrecha amistad entre ambos, 454 y su trabajo colocó al potosino como el líder intelectual del zapatismo.455 La influencia que alcanzó, además de su reputación de luchador honrado e incorruptible, le ganaron el afecto de numerosos sectores que simpatizaban con el zapatismo: “… la consistencia de la personalidad política de Soto y Gama sólo puede compararse con la del propio Emiliano como caudillo…”456 se escribía en los diarios de la capital, ante los rumores de su rendición, a lo cual no podían dar crédito. Pero justo en los momentos más trágicos del avance constitucionalista sobre Morelos, golpes personales también hicieron blanco en Soto y Gama. En enero de 1919, le informó a Jenaro Amezcua de “… la pérdida irreparable del señor mi padre….” don Conrado Díaz Soto, quien, para Antonio, era “… modelo de hombres y de caballeros.” 457 Unos pocos meses más

452

Villegas… Óp. Cit., p. 252. Ibíd. p. 305, Ávila… Óp. Cit., pp. 425 – 426. 454 Gómez Gutiérrez… Óp. Cit., pp. 59, 62. 455 Villegas… Óp. Cit., p. 481. 456 Citado en Villegas… Óp. Cit., p. 521. 457 Antonio Díaz Soto y Gama a Jenaro Amezcua, 13 enero de 1919, Colección Cuartel General del Sur, Expediente 3, Fojas, 123 – 125. 453

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tarde, en abril, el “inolvidable General Zapata cayó para no levantarse más.”

458

Un golpe

fulminante para el Ejército Libertador, y que, personalmente, también afectó, en demasía, a Antonio. Finalmente, otra desgracia llegó a la familia Díaz Soto y Gama. De nueva cuenta, le informó a Jenaro Amezcua: “En mi familia registramos otra gran desgracia: la inesperada muerte de mi hermano Ignacio, ocurrida en Lima, Perú, el 10 de marzo último. Murió lleno de ilusiones y a punto de hacerse rico con un magnifico negocio; el descubrimiento de una fibra textil.”459 El golpe para la familia fue tremendo, en especial para Antonio, quien se había dedicado a la lucha política, social y revolucionaria, alejándose de su padre. Por otro lado igualmente dolorosa le fue la desaparición de Ignacio, con quien había compartido la lucha en la Casa del Obrero Mundial y en el Ejército Libertador. Sumada a sus pérdidas familiares, la muerte de Zapata representó una gran conmoción en su ánimo y, en parte, en su actuar político. Mientras esperaba mejores tiempos para la Revolución, se refugió en el campamento de Sabino Burgos, en Puebla, donde permaneció fiel al zapatismo, y en pie de lucha. 460

5.1 En las montañas de Morelos Los obreros organizados en la Casa del Obrero Mundial tenían bastante simpatía por los campesinos en armas. Aunque, como el PLM, sabían que éstos no eran anarquistas, en su opinión: … la conmoción mexicana es una revolución que tiene mucho de económica, pero no es la revolución social que estamos esperando… se expropiará parte de las haciendas, no todas, y se dará a los trabajadores del campo pequeñas parcelas: eso es todo. Nada 458

Citado en Womack… Óp. Cit., p. 321. Antonio Díaz Soto y Gama a Jenaro Amezcua, 24 de junio de 1919, CCGdS, Exp. 3, fs. 162 – 163 y AJA, L. 369, C. 4, D. 1, con el agregado de “Murió lleno de ilusiones y a punto de hacerse rico con un magnifico negocio; el descubrimiento de una fibra textil.” Que no aparece en la copia de la Colección del Cuartel General. 460 Díaz Soto y Gama… La revolución agraria… Óp. Cit., p. 291. 459

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de comunismo ni socialismo. El pueblo no entiende, en su mayoría, otro colectivismo que el rudimentario. El peón quiere un pedazo de tierra y nada más. El mismo Zapata me dijo cuándo lo visité: “Eso de socialismo y anarquismo no lo entiendo.”461

Sin embargo, sí hubo acercamientos entre ambos. Jacinto Huitrón trabajó en una planta eléctrica zapatista, y, junto a Luis Méndez, había tenido contacto con Zapata. 462 Desde 1912, la Casa aportó al Ejercito Libertador del Sur algunos valiosos elementos; los cuales tendrían una participación destacada como zapatistas. Entre ellos estaban Prudencio Casals Rodríguez, Antonio Díaz Soto y Gama, Luis Méndez y Miguel Mendoza López Schwerdtfeger.463 Estos elementos, intelectuales, en su mayoría, anarquistas o socialistas, aportaron al zapatismo la filosofía de “Tierra y Libertad.”464 A partir del golpe de estado que encumbró a Huerta, el discurso zapatista se radicalizó, en gran parte, gracias a la participación de los intelectuales citadinos. Atiborraron los documentos zapatistas de conceptos de raigambre anarquista, y enfatizaron el carácter de clase y de transformación social del Ejército Libertador.465 Sin embargo, estos escritos no representaban una adscripción de los jefes militares ni de la población campesina a las ideologías de los intelectuales; aunque sí eran un reflejo de los preceptos básicos del movimiento del sur. Los cuales fundamentos rústicos, habían atraído a los dichos elementos y los expresaban “de manera literaria”, como lo reconoció Soto y Gama. Los jefes militares aun dictaban lo que debían decir los manifiestos, y, antes de firmarlos, los revisaban, aprobaban o,

461

Jacinto Huitrón Chavero y Luis Méndez al Congreso Anarquista de Londres, 18 de julio de 1914, citado en Huitrón… Óp. Cit., p. 244 – 245. 462 Ídem., Hart… Óp. Cit., p. 175. 463 Ribera Carbó… Óp. Cit., p. 94. 464 Womack… Óp. Cit., p. 190. La mayoría de estos miembros desempeñaron labores intelectuales. Casals, además de éstas, se desempeñó también como militar, alcanzó el grado de general y fue muy cercano a Zapata: se encontraba con él al momento de la emboscada en Chinameca. Pineda Gómez, Francisco. La revolución del sur 1912 – 1914, Era, México, 2013, pp. 179, 259. 465 Ávila… Las corrientes revolucionarias…, Óp. Cit., p. 185.

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en su caso, los mandaban corregir.466 Pero, si no hubo un reconocimiento del discurso de esas doctrinas, hubo muchas coincidencias con la práctica revolucionaria de Zapata y de su ejército de campesinos, en la expropiación de tierras y en su actitud intransigente.467 El 24 de junio de 1914, se publicó el manifiesto A los habitantes de la Ciudad de México. En él se anunció el ataque de la Revolución a la capital, pues era ya el último bastión del antiguo régimen, y se aseguró: “… la revolución se dispone a alcanzar su última victoria, y una vez ocupada la capital, entrará de lleno al cumplimiento de sus promesas… que pueden concretarse en dos palabras: cesación del desequilibrio económico existente en la República”.468 Atacaron las condiciones de explotación a las cuales se enfrentaban tanto campesinos como obreros, y la concentración de la riqueza en unas pocas manos. En este sentido, declamaron: Los campesinos tienden la mano a sus camaradas de la ciudad, y los invitan a colaborar en el último acto de la gran lucha, que es el combate de los que nada tienen contra los que todo lo acaparan. Ellos confían en que los trabajadores del taller, los modernos esclavos de la máquina, sabrán estar en el puesto a que los llama la conveniencia, la dignidad y el deber. Ha llegado el instante de hacer a un lado el miedo: es hora ya de tomar las armas, para destruir de una vez, el abominable reinado de la soldadesca, protectora audaz de los enemigos del pueblo, e identificada, siempre, con los que roban a los humildes el producto de su trabajo.469

El manifiesto, escrito por Antonio, presentaba la firma de los principales jefes del Ejército Libertador. La invitación estaba claramente dirigida a la Casa del Obrero Mundial, para sellar la unión de los trabajadores del campo con los de la ciudad; lo que demuestra el notorio carácter de clase en el manifiesto, en contra del militarismo y de los capitalistas, muy en el tono del Partido Liberal Mexicano. Sin embargo, los zapatistas no podrían ocupar la

466

Ibíd. p. 198 – 200. Womack… Óp. Cit., p. 190. 468 Manifiesto A los habitantes de la Ciudad de México, Yautepec, Junio 24 de 1914, en Pineda… Óp. Cit., p. 545. 469 Ibíd. pp. 545 – 546. 467

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ciudad, ni los obreros escucharían la invitación al sur; por lo que habría que esperar para poder realizar la unión. El 19 de julio, se publicó el Acta de ratificación del Plan de Ayala, en el cual se corregían algunas consideraciones que la dictadura de Huerta trajo consigo. De éstas, el reconocimiento de Pascual Orozco como jefe de la Revolución era el más notorio. Desde aquel momento, Emiliano Zapata ocupo dicho cargo, y, además, el de encargado de cumplir con el Plan de Ayala. El documento, de igual forma, muestra la mano de Antonio detrás, e, incluye, su firma; con lo cual quedaba jurado su compromiso con la lucha por el cumplimiento del dicho Plan “hasta morir o vencer”.470 Finalmente, el manifiesto de Milpa Alta, que parece haber sido redactado por más de una persona, pero que, en su mayoría, es de factura sotogamiana, expone lo motivos de la Revolución y su carácter de clase: “La actual revolución no se ha hecho para satisfacer los intereses de una personalidad, de un grupo o de un partido. La actual revolución reconoce orígenes más hondos y va en pos de finalidades más altas.” 471 Y, en un tomo muy similar al de los manifiestos pelemistas, señala que “… el campesino tenía hambre, padecía miseria, sufría explotación… se lanzó a la revuelta, no para conquistar ilusorios derechos políticos que no dan de comer, sino para procurarse el pedazo de tierra que ha de proporcionarle aliento y libertad, un hogar dichoso y un porvenir de independencia y agradecimiento.” 472 Bajo estos preceptos, quedó expuesta la radicalidad que había alcanzado el movimiento campesino: sus llamados a la expropiación y su total rechazo a la política institucional, eran elementos que

470

Acta de ratificación del Plan de Ayala, en Ibíd. pp. 547 – 549. Pineda Gómez, Francisco, La irrupción zapatista 1911, Era, México, 2014, pp. 193 – 194. 471 Manifiesto Al pueblo mexicano, Milpa Alta, Agosto de 1914 en Pineda… La revolución del sur… Óp. Cit. p. 550. 472 Ídem.

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compartían con los intelectuales socialistas, y que, además, los unían con los revolucionarios del Partido Liberal Mexicano.473 Por fin, en agosto de 1914, el valor estratégico de Soto y Gama comenzó a aparecer. Juan Sarabia, como enviado de Venustiano Carranza ante el Ejército Libertador, propuso a Zapata llevar al cabo unas conferencias, para llegar a un arreglo entre ambos ejércitos. Emiliano conocía los trabajos en pro del agrarismo de Sarabia y de Villarreal, y, como ambos eran antiguos compañeros de Soto y Gama, los aceptó, para que, acompañados de Luis Cabrera, acudieran a una conferencia en Cuernavaca. Villarreal señalaría, más tarde, que la invitación había sido una nota que le enviara Antonio. En la cual se leía: “Con agraristas como usted y Cabrera, el zapatismo se entenderá”.474 Por su parte, Carranza aceptó enviarlos, aunque con el carácter de delegados no oficiales. Cuando la comisión llegó a Cuernavaca, encontraron un ambiente hostil: Zapata no estaba, y las primeras pláticas se sostuvieron con los secretarios del Ejército Libertador, Palafox, Soto y Gama y Jenaro Amezcua; aunque el principal interlocutor fue Palafox, quien expresó que la única forma de que se llegase a un acuerdo era la sumisión de Carranza al Plan de Ayala. Cuando, finalmente, llegó Zapata, solamente corroboró los dichos de Palafox, y puso tres condiciones para poder iniciar conferencias formales: la firma de Carranza y sus generales en el Plan de Ayala; se entregaría la plaza de Xochimilco a las fuerzas zapatistas, y Carranza renunciaría a la presidencia, o, de lo contrario, aceptaría un consejero zapatista para la toma de decisiones.475

473

Ávila… Las corrientes revolucionarias… Óp. Cit. pp. 186 – 187, Bartra… Óp. Cit. p. 32 – 36, Cordova… Óp. Cit. p. 152. 474 Memorias Políticas de Antonio I. Villarreal en Valadés, José Cayetano. La Revolución y los revolucionarios, tomo 2, parte 2, Las rupturas es en Constitucionalismo, Instituto de Estudios Históricos de la Revoluciones de México, México, 2007, p. 227. 475 Womack… Óp. Cit. p. 199 – 205, Ávila… Las corrientes revolucionarias… Óp. Cit. p. 192.

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Como parte del ambiente hostil con el que se toparon los emisarios, Palafox se encargó de evitar la salida de territorio zapatista a Villarreal y sus compañeros. Éste se vio en la necesidad de ponerse en contacto con Soto y Gama, para pedirle que intercediera por ellos. Sin embargo, “… largas horas pasaron antes de que Soto y Gama respondiera, ya que el líder político asistía a un matrimonio socialista, en el cual actuaba como sacerdote laico, y al terminar el cual, había pronunciado un discurso burlándose de los ritos matrimoniales de la Iglesia”.476 Finalmente, los emisarios lograron salir gracias a la intervención de Soto y Gama; con lo que pudieron entregar los resultados de las conferencias a Carranza. El primer jefe, por supuesto, rechazó tales condicionamientos, y se perdió así la primera oportunidad de llegar a la unificación de fuerzas; la cual, para Antonio, tenía una significación especial, pues trataba de realizar dicha unión por medio de los ayudantes socialistas de los jefes revolucionarios honestos.477 Sin embargo, el ambiente resultó ser tan tenso, que Antonio no pudo hacer mucho por realizar esta tarea. Sarabia escribió, más tarde, que Soto y Gama, siempre de opiniones firmes, apenas se atrevía a hablar enfrente de su jefe, Zapata.478 Importante afirmación para comprender un poco la situación a unos pocos meses de la llegada de Antonio a Morelos, y el impacto de esos meses en su personalidad. El, relativamente, poco tiempo que Antonio llevaba al servicio de Zapata, en el que, probablemente, aún no

encajaba del todo (recordemos que Palafox le había impuesto

distancia, seguramente, como parte de la lucha que se llevó al cabo, entre los intelectuales, por la influencia dentro del zapatismo), así como la desconfianza propia de los campesinos originarios del estado para con los citadinos, nos ayudan a explicar la razón de la actitud

476

Memorias políticas de Villarreal… Óp. Cit. p. 233. Womack… Óp. Cit. p. 206. 478 Ribera Carbó… Óp. Cit. p. 100, Brunk… Óp. Cit. p. 50. 477

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reservada de nuestro personaje. No hay que olvidar tampoco que ésta fue su primera intervención en los asuntos revolucionarios de orden nacional.479 No obstante, Antonio continuó su labor para la unificación de los revolucionarios, y, en especial, para lograr la unión con los obreros. En septiembre, Jacinto Huitrón y Luis Méndez, como delegados de la Casa del Obrero, arribaron a Cuernavaca, donde se entrevistaron con Zapata, y, la noche del 15 de septiembre, celebraron, junto a Antonio, una velada en el teatro Porfirio Díaz, donde Huitrón recitó la poesía de Grito Rojo. El día siguiente, celebraron un mitin en el quiosco del zócalo. De nuevo, Huitrón recitó la composición anarquista Insurrexit, y, según la recitaba, “… vimos como lloró Zapata, conmovido por sus versos.” 480 Tiempo después, en octubre, Antonio recibió una carta de un antiguo camarada de la Casa, quien le informó que el diario carrancista El Liberal era quien trataba de hacerlos pasar por personalistas a favor de Obregón. Señaló que la Casa había publicado un enérgico memorial, en el cual censuraban la pena de muerte contra los rateros, decretada por Obregón, y que Cosío Robelo, inspector general de policía, trataba de aplicar en contra del Sindicato de Sastres que se encontraba en huelga. En ese tenor, informó que la Casa se había manifestado en contra de El Liberal. Dejó claro, en resumen, que la organización obrera estaba siendo víctima de la prensa carrancista.481

5.2 Soto y Gama en la Convención Revolucionaria En octubre, se formó la Convención Revolucionaria, primero, en la ciudad de México, sólo con jefes carrancistas, y, posteriormente, en Aguascalientes, adonde fueron invitados los delegados de la División del Norte. El general Felipe Ángeles subrayó que faltaba la 479

Ávila… Los conflictos internos en el zapatismo… Óp. Cit. p. 424, Brunk… Óp. Cit. p. 42. Huitrón… Óp. Cit. p. 246 – 247. 481 Barragan Hernandez a Antonio Díaz Soto y Gama, 20 de octubre de 1914, AADSyG, rollo 1. 480

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representación del Ejercito Libertador del Sur para que la asamblea estuviera completa. El 15 de octubre, salió una comisión, encabezada por el propio Ángeles, hacia Morelos, con la finalidad de invitar a los zapatistas a unirse a la Convención. El día 19, la comisión llegó a Cuernavaca, y comenzó las largas pláticas con Zapata, para enviar una delegación a Aguascalientes. Finalmente, ante la imposibilidad de tomar una decisión consensuada con sus jefes, y por la proximidad del plazo para formar una representación, Zapata se decidió por una comisión no oficial que expusiera los principios de la revolución del sur. Aquélla estuvo presidida por el periodista, Paulino Martínez. Antonio figuraba como vicepresidente, e iban acompañados por Gildardo y Octavio Magaña, Jenaro Amezcua, Rafael Cal y Mayor, Reynaldo Lecona y Juan Banderas el Agachado, entre otros. En total, sumaban veintiún comisionados.482 Cuando se supo la noticia, la Casa del Obrero remitió a Zapata una carta, en la que felicitó a los campesinos por su lucha por “libertad y justicia”, y hacía votos “por que se vieran coronados sus ideales de tierra y libertad”. Los obreros aseguraron admirar a los campesinos, por haber empuñado las armas contra los “… gobiernos tiranos… que apoyaban a los capitalistas para extorsionar a las clases humildes…,” por lo cual les deseaban éxito en la Convención.483 De camino al norte, Ángeles se acercó a Soto y Gama, para explicarle la razón por la que había insistido en que él formara parte de la comisión: -

482 483

Figúrese usted, licenciado, que hemos cometido el error de firmar sobre la bandera nacional, comprometiéndonos por nuestro honor de mexicanos, a obedecer todas las resoluciones y acuerdos que la Convención dicte –me confió Ángeles. Inmediatamente contesté:

Womack… Óp. Cit. p. 210 – 212, Ávila… Las corrientes revolucionarias… Óp. Cit. p. 299 – 300. Casa del Obrero Mundial a Emiliano Zapata, 26 de octubre de 1914, FEZ, C. 1, Exp. 22, F. 74.

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-

-

-

Han cometido ustedes un error imperdonable. Han caído en una trampa, pues como la facción carrancista es la mayoritaria, ustedes quedaran a su merced, atados de pies y manos. Así es. En efecto –repuso Ángeles-, pero usted es hombre de tribuna y es el indicado para sacarnos del atolladero. Por eso insistí con Zapata en que usted formara parte de la delegación. ¡En bonito trance me pone usted, general! – respondió Soto y Gama.484

Finalmente, después de haber viajado hasta Zacatecas a entrevistarse con Francisco Villa, y afianzada la unión con la División del Norte485, el 26 de octubre, la delegación del sur hizo su entrada en Aguascalientes. Lo primero que notó Antonio fue el contraste de realidades: “… en el sur, la miseria era lastimosa. En el norte, los delegados a la Convención hacían derroche de elegancia, traían magníficos coches, una indumentaria de lujo, algunos lucían joyas valiosísimas en las manos.”486 Tras ser recibidos en el Teatro Morelos, y entrar a la sala de sesiones entre aplausos de los convencionistas, tomó la palabra Paulino Martínez: destacó las bondades del Plan de Ayala y de los soldados del sur; atacó el personalismo del Plan de Guadalupe, e hizo una defensa de la lucha contra la miseria del sur. Hasta ese momento, el discurso de Martínez había sido el más radical pronunciado en la Convención. Pero, al bajar el viejo periodista de la tribuna, se escuchó un grito: “- El C. Paniagua: ¡Que hable Soto y Gama! (Voces: ¡Si, que hable!)”.487 Entonces, Antonio se dirigió a la tribuna: “… el joven abogado radical, que se había estado marchitando durante demasiados meses a la sombra de Palafox, en los cuarteles generales del sur, no dejó pasar esta oportunidad de brillar por su causa.” 488 Tomó la palabra e inició el discurso que marcaría su vida:

484

Duarte… Óp. Cit. p. 127. Womack… Óp. Cit. p. 213. 486 Duarte… Óp. Cit. p. 127. 487 Barrera Fuentes… Óp. Cit. t. I, p. 509. 488 Womack Óp. Cit. p. 213. 485

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Nunca en mi vida había vacilado tanto al subir a esta tribuna, porque esta tribuna es la tribuna del país, es la tribuna de la Nación Mexicana… no es justo que esa Nación vaya a ser víctima de la última y de la más grande de las desilusiones… la de que los hombres que encabezaron esta Revolución… vengan a determinar el rompimiento frente al enemigo que está detrás de los confesionarios, que está detrás del Jockey Club y lucha detrás de todos los Palacios… Los del sur venimos a hacer obra de unión… cuando alguien en esta Asamblea dijo, con una inconciencia que asombra: “Aquí al entrar a esta Asamblea se prescinde de todo plan, se prescinde del Plan de Ayala lo mismo que del Plan de Guadalupe,” me pregunté a mi mismo si venía a una asamblea reaccionaria o a una asamblea de locos… cuando se viene a esta Asamblea no se es constitucionalista, ni villista, ni zapatista, se es mexicano. Yo no vengo ahorita a dirigir ataques, vengo a excitar el patriotismo, vengo a excitar a la vergüenza… pero temo mucho que no se lleve en el alma el patriotismo, cuando parece necesario recurrir todos los días a la farsas que me parecen mucho farsas de la Iglesia. Aquí venimos honradamente. Creo que vale más la palabra de honor que la firma estampada en este estandarte, este estandarte que a final de cuentas no es más (toca la bandera) que el triunfo de la reacción clerical encabezada por Iturbide. (Voces: ¡No! ¡No!) Yo, señores jamás firmare sobre esta bandera. Estamos haciendo una gran revolución que va expresamente en contra de la mentira histórica que está en esta bandera; lo que se llama nuestra Independencia, no fue la independencia del indígena fue la independencia de la raza criolla y de los herederos de la conquista, para seguir infamemente burlando… (Voces por que vuelve a tocar la bandera) al oprimido y al indígena… (Voces, siseos, una moción de orden).489

En este punto, el salón de sesiones se volvió un manicomio: gritos e insultos hacia el orador; algunos, incluso, desenfundaron sus armas, mientras la mesa directiva trataba de poner orden. “Pero entonces hay otro movimiento que eriza los pelos de la galerías: el grupo zapatista se ha puesto en pie, con la cara mala, dispuesto a contestar los tiros con los tiros, a morir peleando, defendiendo a su compañero.”490 Hasta aquí podemos observar cómo Antonio comenzó su discurso haciendo énfasis en la necesidad de la unificación revolucionaria en contra del enemigo que se escondía en la oligarquía, y cómo, de acuerdo con lo pactado con Ángeles, se preparaba para desenmascarar la trampa carrancista. También es muy notoria la justificación histórica a la que recurre Soto y Gama en sus ataques a la bandera, algo muy 489 490

Barrera Fuentes… Óp. Cit. p. 509 – 510. Gómez Gutierrez… Óp. Cit. p. 47.

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similar a las críticas históricas que había hecho anteriormente. En general, los socialistas mexicanos no fundan su propuesta en la Historia; ésta es una tradición de la política mexicana del siglo XIX (tanto liberal como conservadora). Por lo que me parece que es una reflexión particular y muy innovadora de Soto y Gama. Una vez que se hizo un poco de orden en el salón, el orador continuó: Señores, es verdaderamente lamentable que esta Asamblea no me haya comprendido. He empezado y he seguido hablando en nombre de México y en nombre de la Patria. A lo que me he opuesto es a que ese nombre sagrado de Patria y de México, lo utilicen como una simple farsa para maquinaciones políticas. Lo que vengo aquí a señalar es que no es lo mismo la Patria que el símbolo. Como no es lo mismo Dios para el que cree en Él, que el monigote o el pedazo de madera que ponen en los altares, que el pedazo de trapo que ponen como símbolo y representación… Y si yo cometí un error al decir: “esa es la bandera que representa el triunfo de Iturbide”, nosotros, que somos patriotas del Sur y que por eso nos dicen traidores, pues señores francamente, es imposible hablar en esta tribuna… debemos respetar [el símbolo] en lo que vale pues es permitido discutir, todo se discute, hasta Dios se discute en pleno socialismo, y no he venido a discutir esta bandera; yo lo haría en otra parte. Yo no soy capaz porque me gusta respetar como el que más las ideas ajenas; no vengo a discutir la noción de Patria… respeto absolutamente el patriotismo, si es preciso que se respeten las palabras sagradas, seré el primero en respetarlas por que dije: no venimos a hablar con nuestras ideas propias; venimos a traer las ideas del pueblo mexicano. El pueblo mexicano respeta ese estandarte y yo lo respeto, pero que no se traiga aquí como un trapo para que ese trapo sirva para encubrir aquí ciertas maquinaciones políticas. Si esa bandera se ha santificado después de la gloriosa derrota del 47 y con los gloriosos triunfos contra la Intervención Francesa, yo la respeto, yo me inclino ante sus tres colores.491

A partir de ese momento, ya con el público de su lado, Antonio continuó su hilo argumental, y atacó las maquinaciones políticas de Luis Cabrera para devolverle el poder a Carranza, a quien se quería hacer pasar como la encarnación de la Revolución. Después de criticar el personalismo del Plan de Guadalupe, enalteció al Plan de Ayala, y llamó a los

491

Ibíd. pp. 510 – 514.

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revolucionarios a construir una nueva bandera que ya no fuese la de Iguala, sino la de Hidalgo, la de la emancipación, de la legalidad y del progreso.492 El discurso no permite establecer la verdadera concepción de Antonio sobre la patria o la bandera, pues, aunque, efectivamente, rectificó sus dichos, utilizó la ambigüedad para ello.493 Indudablemente, la crítica resulta demoledora, y nos permite situarlo un poco del lado de su negación. Tenemos conceptos pilares de su pensamiento, que se enriquecieron con las teorías socialistas, su estudio de la historia y su paso por las organizaciones obreras (recordemos el posicionamiento internacionalista de la COM), y, aunque aún breve, su estancia en el campamento zapatista.494 Las réplicas a Antonio vinieron, principalmente, del constitucionalismo, quienes lo atacaron por su falta de patriotismo, aunque detrás estaba la defensa de su plan. Finalmente, Enrique Paniagua, representante carrancista, volvió a pedir que Antonio tomara la palabra, y que confirmara que no había renegado de la patria. Ante esta petición, Antonio volvió a tomar la palabra, y aseguró: Yo he venido a protestar como hombre de corazón… porque se haga un juguete de esa bandera, que si no admiro con la inteligencia, sí admiro con el corazón, por mis recuerdos de niño, por lo que me enseñó mi madre cuando era niño, cuando era joven, cuando no aprendía de socialismo, al ver pasar esa bandera enarbolada por nuestros pobres indígenas, a quienes esa bandera no cobijaba y que, sin embargo, seguían delante de ella; y ya que estamos hablando con franqueza, seamos honrados y seamos valientes, y digamos: la Patria no está formada si no son patriotas los señores que la forman… señores, la Patria mexicana no está formada, y por eso, o somos unos farsantes o no entendemos la historia del país. 492

Ídem. Una formula retórica que sirve para decir dos afirmaciones a la vez, para encubrir la verdadera (la de sustancia). 494 Sobre su discurso opina José Valadés: “… su socialismo internacional estuvo a punto de conducirlo a la tragedia infinita durante la Convención de Aguascalientes…. Aquel episodio constituyo la explosión sincera de la pureza de su credo socialista; y si en aquellos segundos de pasmo e indignación entre los convencionistas Díaz Soto y Gama rectificó aclarando y endulzando su actitud, no por temor a perder la vida, sino por el riesgo que correrían sus compañeros. No era la hora ni tampoco correspondía a la idiosincrasia de los revolucionarios mexicanos de 1910, saber que el socialismo de la época renegaba de la patria, por considerar que las fronteras nacionales originaban la guerra.” Valadés, José, citado en Villegas… Óp. Cit. p. 210n. 493

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… hagamos patria… señores; es nuestro deber. No hagamos palabras, sino hagamos hechos y cuando hagamos hechos, entonces veremos si el socialismo tiene razón.495

En esta confirmación de sus ideas, Antonio señaló, expresamente, que la única forma de regenerar a la patria era elevando al indio como hombre libre y como hermano, no como esclavo, o, de lo contrario, aquélla no cumplía con su deber; afirmación muy en el tono de su liberalismo de fin de siglo. Después de sus aseveraciones, se dio por terminada una de las sesiones más agitadas de la Convención Revolucionaria. El discurso de Antonio tuvo tanta repercusión, que incluso Luis Cabrera le envió una carta en la que se defendía de las acusaciones lanzadas por el orador, y explicó la forma como sucedió la entrega del poder a Carranza durante la Convención en la Ciudad de México: Yo tomé la palabra al principio de la discusión, para llamar la atención de la asamblea, sobre el verdadero alcance de la deposición que hacía el Sr. Carranza de la Jefatura que se le había confiado. Mi proposición, que consistió en que se procediera a elegir un nuevo jefe, fue rechazada por la Asamblea… otra proposición presentada por los Grales. Blanco, Obregón, Hay y Buelna, y que consistió en aplazar la resolución para Aguascalientes la cual… fue retirada por sus autores y sustituida por otra, que presentaron los mismos, que se devolviera el mando al Sr. Carranza.”496

No se conoce respuesta, por parte de Antonio, a las aclaraciones de Cabrera. En esos días, nuestro personaje continuó con sus peroratas en la Convención, exponiendo los principios del Plan de Ayala, y, sobre todo, las condiciones que imponía Zapata para reconocer al gobierno convencionista antes de adherírsele: la separación de Carranza del poder; que la Convención aceptara el Plan de Ayala como parte de su programa de gobierno, y el traslado de la misma a la ciudad de México.497

495

Barrera Fuentes… Óp. Cit. pp. 525 – 526. Luis Cabrera a Antonio Díaz Soto y Gama, 28 de octubre 1914, AADSyG, rollo 1. 497 Pineda… La revolución del sur… Óp. Cit. pp. 475 – 476. 496

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Finalmente, el Plan de Ayala fue reconocido como programa mínimo, y se logró el desconocimiento de Carranza, y la elección de Eulalio Gutiérrez como presidente provisional. El triunfo de los zapatistas estaba casi completo, y, de esta manera, quedó virtualmente desbaratado el plan de los carrancistas: desde la firma en la bandera como forma de atar a los villistas para restarle elementos a la División del Norte, como Obregón aceptó más tarde, hasta la transacción para llevar a Carranza a la presidencia constitucional. Además, fue a raíz de la llegada de los zapatistas a la Convención que se comenzó a tratar de temas de orden social, y no meramente políticos.498 El triunfo se dio gracias a transacciones y acuerdos con los delegados de la División del Norte, pero, sobre todo, a la retórica de Antonio, quien no sin peligros lideró la delegación del sur.499 En una carta enviada por su tío, Hilario Gama Guerrero,500 a su padre, Conrado Díaz Soto, le explicaba la situación de los zapatistas, en especial de Antonio, en la Convención: El sur ha tenido lo que pretendía y acaso más: pero esto no ha sido sin grandes dificultades, especialmente por parte de Ant.[onio] que es el ariete intelectual de la reunión cuando hace obra torcida ésta. No han escaseado los peligros por lo mismo, peligros que ha desafiado con admirable valor, habiendo salido ileso de las terribles pruebas, por fortuna, y siempre o casi siempre victoriosa su causa. Para él… el peligro no existe, ni le preocupan las ruindades de sus enemigos, ni las celadas, ni las calumnias; porque sabe que saldrá airoso de las tempestades que desbarata con la pureza de sus ideales, su honradez inmaculada y su aplastante verbo. Promesas no le han faltado a A.[ntonio]: unos lo harán de buena fe y otros para sondearlo, se comprende; pero él sabe a qué atenerse y nada quiere, como siempre lo ha dicho, si no es el bienestar de su país y de la clase desvalida, retirándose a la vida privada luego.501

498

Alessio Robles… Óp. Cit. pp. 234 – 235, 268, Pineda… La revolución del sur… Óp. Cit. p. 474, 485, Castro… Soto y Gama, genio y figura… Óp. Cit. p.33. 499 Womack… Óp. Cit. p. 214, Pineda… La revolución del sur… Óp. Cit. pp. 480 – 481. 500 Medio (¿?) hermano de su madre Concepción Gama Cruz, en cuya casa se hospedó el tiempo que duro su estancia en Aguascalientes. Hilario Gama Guerrero a Conrado Díaz Soto, 4 de noviembre de 1914, AADSyG, Rollo 6. 501 Ídem.

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El documento anterior hace expreso que nuestro personaje, efectivamente, pasó peligros para cumplir con la encomienda de Zapata y con el trato con Ángeles; pero, al final, salió airoso, o, al menos, ileso, y se preparaba para continuar la lucha. Con los requisitos puestos por Zapata cumplidos, el Ejército Libertador nombró delegados oficiales para la Convención, y Antonio fue nombrado representante de Zapata “… debido a su fidelidad como revolucionario, su acrisolada honradez y el perfecto conocimiento que Ud. tiene de mis ideales.”502 Una vez con la capital dominada por las fuerzas convencionistas, Antonio continuó su labor para unir campesinos con obreros. El 13 de diciembre de 1914, se celebró una reunión de la Casa del Obrero Mundial a la cual asistió Soto y Gama acompañado de Manuel Palafox, quien tomó la palabra para exponer la lucha de los campesinos y su política agraria. Rosendo Salazar criticó la incorporación de antiguos soldados federales a las filas zapatistas, lo que molestó a Soto y Gama, pero Luis Méndez tomó la palabra para zanjar el asunto.503 Al final, Antonio tomó la palabra, y pronunció un amargo discurso en el que reprochó la indiferencia de los trabajadores urbanos para con la revolución: Mis viejos amigos y compañeros de la Casa del obrero –les dijo-: Estaba triste, pues un soplo de fría indiferencia hacia los surianos soplaba en este Centro Social. ¿Por qué los oradores no han mencionado el problema nacional del Sur y hablaron sobre problemas de España, Francia y otros países y de la acción infamante con que los españoles han flagelado siempre al indio? ¿Qué es el presente lleno de sangre y de tristezas ante el ideal glorioso de nuestra raza indígena, del zapatismo de guarache, que ha dado una bofetada a los fariseos y egoístas que no han tenido el entusiasmo intenso de recibir, como era debido, a los hijos del pueblo? De este indio que arrancó los entorchados a la canalla federal y el que a despecho de muchos malévolos ha sido su ejército el que ha triunfado, a pesar de la desidia de los obreros de la ciudad que apoyaron a Madero contra Zapata, acción que más tarde juzgará debidamente la historia. En los grandes momentos no se analiza, se siente. La heroicidad de los surianos ha sido intuitiva y

502

Nombramiento como representante de Emiliano Zapata ante la Convención, Cuernavaca, 3 de diciembre de 1914, AADSyG, rollo 1. 503 Ribera Carbó… Óp. Cit. p. 112.

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tenaz, hasta conseguir el triunfo al cuál habían dedicado más de cuatro años de azarosa lucha, sin tener jamás la ayuda efectiva de los obreros de la ciudad.504

Estas discrepancias resolvieron, finalmente, el rompimiento entre los dos sectores populares. Rosendo Salazar aceptó que, si bien los miembros de la Casa tenían simpatías por los campesinos, decidieron no unirse a ellos y mantenerse apolíticos. 505 Pero, detrás, estaban la incomprensión y el adoctrinamiento, como quedó manifiesto en la opinión que generó, en los trabajadores urbanos, el arribo a la ciudad de los campesinos. Juan Tudó506 escribió: El que nos ha sorprendido ha sido Zapata... se hizo simpático [,] por su apego al programa agrario y por su espíritu de rebeldía [,] frente a todos los centro obreros del mundo. Veíamos a Zapata como el Espartaco moderno dispuesto a luchar hasta morir o a lograr la liberación de los esclavos de la gleba. Pero hete aquí que por azares de la fortuna llegan los zapatistas a la capital y en vez de indios indómitos que celebran gallardos su triunfo, contemplan nuestro ojos asombrados a cohibidos y humildes parias que piden temerosos a los transeúntes una limosna “por el amor de Dios”… los reaccionarios hacían manifestaciones de regocijo y la gente de orden se mostraba satisfecha de la respetuosa actitud de los zapatistas. Nosotros, sin salir de nuestro asombro, nos resistíamos a creer lo que veíamos. El desengaño era demasiado cruel. Luego hizo su entrada triunfal el general Zapata del brazo del general Villa. Y nosotros nos preguntamos ¿qué tienen en común un Zapata y un Villa? Siguió el desfile de fuerzas y vimos a los zapatistas llevar como un pendón de combate a la Virgen de Guadalupe. Otra desilusión. Y por fin la reapertura de las iglesias y la reanudación de las prácticas religiosas. El zapatismo tal como lo imaginábamos, había muerto.507

Los líderes obreros prefirieron fijarse más en las diferencias que en las similitudes que tenían con los campesinos, y se desilusionaron de ellos por la forma en la que se los habían imaginado. Uno solo de los mundiales se unió al zapatismo, el sastre fundador de la Casa, Luis Méndez,508 que, junto con Antonio, fue el expositor de los ideales libertarios e intereses 504

Ibíd. p. 113, Pineda… La revolución del sur… Óp. Cit. p. 518 – 519. Salazar… t. 1, Óp. Cit. p. 70. 506 Inmigrante catalán, miembro de la Casa, y que, a la postre sería, importante figura de la CROM. 507 Citado en Ribera Carbó… Óp. Cit. p. 111. 508 Méndez llevaba la representación del general Jesús Navarro, que había sido entregada por Otilio Montaño a Prudencio Casals, también anarquista, pero que le fue negada por ser de origen cubano. Villegas… Óp. Cit. pp. 580, 586. 505

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de la Casa ante la Convención.509 La anexión de Méndez resultó significativa, pues, junto a Santiago Orozco, era el principal baluarte de Antonio y de su provocativa retórica, hermanados todos tres por su adscripción al socialismo de tintes anarquistas. 510 Otro miembro de la COM que se unió a la Convención fue Rafael Pérez Taylor, que, aunque tradicionalmente ha sido ligado al zapatismo, siempre mantuvo la postura de los delegados del norte, y llevaba la representación del general villista, Saúl Navarro. 511 La Convención inició sesiones de nuevo el 1° de enero de 1915, esta vez conformada solamente por delegados de la División del Norte y del Ejercito Libertador del Sur. Una característica de esta nueva etapa es que las cordialidades y camaradería quedaron a un lado, conforme se iniciaron los debates que mostraban las diferentes visiones que tenían ambos bandos de la Revolución. La delegación norteña se alzó como heredera del maderismo. Sus miembros pusieron, ante todo, el respeto a la legalidad, y sus demandas fueron moderadas. Por otro lado, los delegados del sur procedieron desde las necesidades de la Revolución. Su principal demanda era el exacto cumplimiento del Plan de Ayala, e, incluso, como lo manifestó Antonio, ir más allá, si era “la voluntad popular”.512 Soto y Gama planteó que la revolución se hacía desde la ilegalidad: “¡La revolución se hace fuera de la ley y fuera de los códigos!… la revolución procede a la inversa: primero la revolución quita las tierras y echa por tierra a los caciques y a los enemigos; después vienen las leyes que son la expresión de los hechos ya consumados.”513 El carácter del zapatismo era muy distinto: abrazaban el internacionalismo

509

Salazar… t. 1, Óp. Cit. pp. 70 – 71. Villegas… Óp. Cit. p. 255, Gómez Gutiérrez… Óp. Cit. p. 56. 511 Pineda Gómez, Francisco, Ejercito Libertador 1915, Era – CONACULTA, México, 2013, p. 51, Ávila… Las corrientes revolucionarias… Óp. Cit. p. 391. 512 Villegas… Óp. Cit. p. 267. 513 Citado en Pineda… Ejercito Libertador… Óp. Cit. p. 290. 510

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representado en sus miembros extranjeros, algunos jefes militares y, sobre todo, intelectuales, eran ácratas, y, en la práctica, los campesinos hacían uso de la acción directa. Por su parte, lo que pedía Roque González Garza, representante de Villa, era “salvar [al país] de la anarquía”.514 Bajo estos preceptos, ambos bandos tuvieron sus portavoces: Federico Cervantes, representante de Ángeles, fungió como líder ideológico de la facción del norte, apuntalado por Alberto Piña y José Nieto. En contraparte, el líder de la delegación del sur fue Díaz Soto y Gama, cuya retorica fue sostenida y apoyada por Luis Méndez y Santiago Orozco, que, sumados a Otilio Montaño, representaban la punta de lanza ideológica del zapatismo en la Convención.515 La influencia y el liderazgo de Soto y Gama en la Convención fueron tales, que aconsejaba a Zapata sobre qué delegados enviar, como sirvieran para sacar adelante los planteamientos zapatistas.516 Una vez que la Convención inició sesiones en la Ciudad de México, Antonio, junto con Otilio Montaño y Genaro Palacios Moreno, presentaron, el 11 de enero de 1915, el proyecto de ley mediante el cual la Convención adoptaba el sistema parlamentario. 517 Antonio se destacó como el autor del proyecto y como su principal defensor, 518 apoyado por González Garza, con quien pactó la adopción del parlamentarismo, a cambio de apoyar a su delegación durante la Convención de Aguascalientes.519 El proyecto contemplaba que la Convención eligiera los ministros; que a ella respondieran; que el presidente pudiese ser removido de su cargo si no cumplía con los 514

Pineda… Ejercito Libertador… Óp. Cit. pp. 46, 48 – 50, 69, Díaz Soto y Gama…La revolución agraria… Óp. Cit. p. 202. 515 Villegas… Óp. Cit. p. 265. 516 Antonio Díaz Soto y Gama a Emiliano Zapata, 27 de octubre de 1915, FEZ, C. 16, Exp. 2, F. 22. 517 Pineda… Ejercito Libertador… Óp. Cit. p. 53. 518 Alessio Robles… Óp. Cit. p. 437. 519 Villegas… Óp. Cit. p. 251.

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acuerdos de la Convención y con los preceptos revolucionarios, y, además se establecía que el periodo constitucional comenzara el 1 de enero de 1916, después de que se hubiera llamado a elecciones.520 El proyecto se aprobó después de algunos debates, pero tomó relevancia debido al escape de Eulalio Gutiérrez, presidente provisional, junto a sus ministros. Entonces, Antonio señaló que era momento de que la Revolución se depurara, y de poner en práctica sus principios; por lo que propuso que la Convención se hiciera cargo del poder ejecutivo. Dicha propuesta fue aceptada, y ejecutada por medio de Roque González Garza, como presidente de la Convención.521 Sin embargo, el debate sobre el parlamentarismo estaría latente durante todo el tiempo en que la Convención sesionó. La queja principal de Antonio, como lo había expresado antes, era la omnipotencia de la que gozaba el presidente, una clase de “… Padre Eterno con un gran número de rayos en la mano.”522 Lo que le permitía “… obrar fuera de su esfera de acción oficial, haciendo política de división o de soborno.” 523 Y, aunque el parlamentarismo estaba dispuesto a entrar en vigor hasta que se iniciara el período constitucional, es decir el 1 de enero de 1916, Soto y Gama, frente a los poderes extraordinarios con los que la asamblea había investido a González Garza, pidió que entrara en vigor inmediatamente, para evitar que el nuevo encargado del ejecutivo se convirtiera en un dictador, como usualmente sucedía.524 Era la razón por la cual, dijo Soto y Gama, “… nosotros los anarquistas tenemos tan poca fe en los gobiernos. Todo gobierno necesaria y fatalmente se vuelve conservador…”525 520

Ibíd. p. 253 – 254, Pineda… Ejercito Libertador… Óp. Cit. p. 53, Ávila… Las corrientes revolucionarias… Óp. Cit. pp. 377 – 378. 521 Villegas… Óp. Cit. p. 254 – 256, Ávila… Las corrientes revolucionarias… Óp. Cit. p. 380. 522 Villegas… Óp. Cit. p.278. 523 Barrera Fuentes… t. 2, Óp. Cit. p.77. 524 Villegas… Óp. Cit. p. 278, Ávila… Las corrientes revolucionarias… Óp. Cit. p. 380, 409 – 410. 525 Barrera Fuentes… t. 3, Óp. Cit. p. 62.

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Ante la crítica hecha por algunos delegados del norte contra el parlamentarismo, nuestro personaje arguyó: Sabía que las asambleas sirven más para legislar que un solo hombre…. ¿Por qué? Por una razón muy natural, porque las leyes son preceptos generales que se aplican a casos muy diversos….Concretando: en materia agraria es más natural que aquí – donde hay uno de Morelos, otro de Guerrero, otro de Chihuahua y otro del Bajío-, donde hay individuos que conocen todas las regiones del país, en donde uno conoce el cultivo de algodón, otro el de trigo, otro el de maíz, es natural que esta asamblea, por más imbécil que se la suponga, este más capacitada que un solo individuo.526

La forma en la que Antonio concibió el modelo parlamentario dejó en claro su preocupación por evitar que el Ejecutivo, debido a su alta jerarquía, tomara decisiones impropias, en solitario, generalizando las necesidades del país sin supervisión. El día 2 de febrero, con la Convención replegada a Cuernavaca, se puso a discusión la manera en la que se debía aplicar el Plan de Ayala ante los cuestionamiento de los delegados norteños, que pretendían que se regresara a los hacendados su propiedades; lo que desató el debate sobre el reparto agrario. La posición de Antonio fue contundente: El criterio revolucionario es, y debe ser, que las tierras se exijan revolucionariamente y por la fuerza… eso se ha hecho en muchas partes del país, y en Morelos no se ha aplicado el artículo séptimo del Plan de Ayala, sino la voluntad popular; deben quitársele a los hacendados todas las tierras… aun a esas propiedades extranjeras habría que quitarles las tierras.527

El fin fundamental era, pues, destruir los latifundios, para darle vida a los ejidos al entregar la tierra a los campesinos directamente. Y sentenció: “… o creemos que el pueblo sabe administrar por sí mismo sus intereses o creemos que nuestro pueblo necesita de directores hasta para labrar la tierra. O somos revolucionarios o somos reaccionarios.” 528 La forma de compensar la carencia de materiales para la labranza era la creación de bancos 526

Citado en Pineda… Ejercito Libertador… Óp. Cit. p. 65. Barrera Fuentes… t. 2, Óp. Cit. pp. 165 – 166. 528 Ibíd. t. 2, p. 183. 527

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agrícolas que los proporcionaran a los campesinos, y éstos, a su vez, regresarían su importe al recoger la cosecha. Como vemos, era el deseo de nuestro personaje que la tierra fuera tomada por los propios campesinos, a través de una Junta Agraria formada por los vecinos del municipio, como quedó asentado en la resolución final. 529 La cuestión de los extranjeros fue un tanto contradictoria, vista por los opositores de Antonio Soto y Gama, y le generó críticas; pues, aunque, en cuestión agraria, admitió la expropiación de haciendas pertenecientes a extranjeros, su postura era que se respetaran los acuerdos con empresas extranjeras hechos por las administraciones pasadas, pues, de esa manera, podrían ganar la confianza de los dichos países y evitar ser atacados; 530 a lo que sumaba la aspiración de que el gobierno de Woodrow Wilson reconociera el gobierno de la Convención.531 Lo que, incluso, llevó a Antonio a pronunciar un espontáneo discurso ante la visita de Duval West, enviado de Wilson, el 13 de abril de 1915, en el que brindó con West por el triunfo de la Revolución encarnada en Zapata y Villa.532 El 6 de marzo, por fin se inició la discusión del Proyecto de Programa, elaborado por una comisión conformada por Federico Cervantes, Ezequiel Catalán, Alberto B. Piña, Heriberto Frías, Enrique M. Zepeda, Dionisio Marines Valero, Antonio Díaz Soto y Gama y Matías Pazuengo.533 En dichos debates, Antonio fue muy participativo, pues se abordaron temas en los cuales el potosino estuvo involucrado a lo largo de su militancia política. Los primeros debates no generaron demasiada polémica, pues versaban sobre temas que ya se habían discutido.

529

Ibíd. t. 2, pp. 183- 184, 227. Villegas… Óp. Cit. pp. 230 - 231. 531 Pineda Gómez… Ejercito Libertador… Óp. Cit. p. 51. 532 Ibíd. p.172. 533 Villegas… Óp. Cit. p. 305. 530

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Cuando se propuso realizar la libertad municipal, un tema con el que Antonio había estado familiarizado desde 1901, externó su opinión: “Yo creo que la soberanía de los Estados es una pamplina, que no existirá nunca.”534 Esta nueva consideración mostraba una desilusión en cuanto a la política llevada a cabo por los presidentes anteriores, desde Juárez hasta Díaz, por lo que continuó asegurando que “…la soberanía de los Estados sale sobrando; ¡que soberanía ni que nada! Lo que se pide es el bienestar del pueblo, es favorecer a ese mismo pueblo. La soberanía de los Estados es un fantasma que se quiere respetar por todos; pero es la soberanía del gobernadorcillo o de la Legislatura; y en cambio, el pueblo no es soberano.”535 Esta afirmación marcaba la distancia entre los delegados del norte, quienes, por libertad municipal, solo concebían la elección de autoridades. Antonio, por su parte, atacó, una vez más, la libertad política. Pidió “que se consiga la libertad financiera y económica de los Municipios, y, por otra parte, su libertad política y administrativa; pero que se precise lo bastante, para que no se les den libertades ilusorias y se les deje en la miseria. Yo pido amplitud económica, y esta se consigue con la libertad de acción.”536 Para nuestro personaje, lo principal era la libertad económica que crearía la independencia del trabajador y del municipio, y, a través de ello, su libertad. Vemos cómo el interés de Antonio se enfoca en la problemática social, y no en la política. Un ejemplo de lo anterior está en el debate por el derecho a voto directo, en que la participación de Antonio es pequeña, pues solamente sentencia que “… la única cosa buena que logró hacer el maderismo en su buena época, por cierto, fue el voto directo. Los hombres de 1910, que fue lo único que hicieron, vienen ahora a retractarse de su obra y a hacernos

534

Barrera Fuentes… t. 3, Óp. Cit. p. 193. Ídem. 536 Ibíd. p. 197. 535

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retroceder”.537 En su defensa del sufragio, se centró de nuevo en el poder de las mayorías contra la minoría, y, de manera parecida a su crítica al Poder Ejecutivo, dijo: Lo mismo es engañado el que no sabe escribir al nombrar al diputado directamente, que al nombrar al elector. El único peligro de más es que, una vez nombrado el elector en el régimen indirecto, es más fácil corromperlo que a mil individuos que lo eligieron. El objeto del voto directo es simplemente esto: dificultar la corrupción de la mesa electoral. Es más fácil corromper a los ochenta electores de un distrito que a los ochenta mil ciudadanos de éste.538

Una vez más, Antonio puso el acento sobre la corrupción de aquéllos en los que se delegaban responsabilidades, más que en la importancia de ellas. Uno de los debates más ríspidos los produjo la cuestión obrera. Como antiguo miembro de la Casa, Rafael Pérez Taylor reprobó el pacto que se había celebrado entre los obreros y el constitucionalismo. Por su parte, Luis Méndez opinó: “… tengo la seguridad de que más bien que un fracaso, el caso sucedido en la Casa del Obrero será una experiencia más para los obreros y quizá ellos mismos sirvan de propaganda en las filas de la Revolución entre las que se encuentran.”539 Por su parte, Antonio, antes de comenzar la discusión, hizo la aclaración de que “el Programa no profesa el sindicalismo, porque es perfectamente absurdo confundir la bandera de la doctrina sindicalista con el Sindicato de Agrupación… aquí nadie ha venido a discutir el sindicalismo”.540 Antonio hizo hincapié en que el propósito del artículo 541 era que los capitalistas no abusaran del obrero aislado, protegido por los contratos colectivos y por las uniones. Acusó a los delegados del norte de pedir que se desarmara al obrero para entregarlo 537

Ibíd. p. 229. Ídem. 539 Ibíd. p. 360, 388. 540 Ibíd. p. 399. 541 Que decía: “Reconocer amplia personalidad, ante la ley, a los sindicatos y sociedades obreras, dependientes o empleados, para que el Gobierno, los empresarios y los capitalistas tengan que tratar con fuertes y bien organizadas uniones de trabajadores y no con el operario aislado e indefenso.” Ibíd. p. 400. 538

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a “… la rapacidad del jefe de fábrica, que le dice: o trabajas por el salario que te señalo o mañana estarás en la miseria.”542 Y lamentó “… el fracaso de la Casa del Obrero, porque la Casa del Obrero se volvió carrancista.”543 Aseveró que la libertad de asociación de los obreros le ahorraría un nuevo derramamiento de sangre al país, pues, de lo contrario, “… ellos se han de conquistar por la fuerza de sus brazos y de su número, en lugar de subvertir a la sociedad, sostenemos que se debe evitar el derramamiento de sangre.”544 Que vendría cuando el obrero se levantara. En ese sentido, Antonio concreto su posición: …el capitalista siempre se entiende con el capitalista, diez capitalistas siempre se pueden entender, y ¿cómo se quiere establecer que millares de hombres no se pongan de acuerdo y no se unan en forma de sindicatos para ser fuertes por la única forma que pueden serlo, organizándose por medio de las uniones?... lo que pretendemos, pues, es que las huelgas se hagan bien organizadas, no desordenadamente; que las huelgas no produzcan la miseria de los trabajadores, sino el triunfo de los trabajadores en sus legítimas pretensiones… el obrero no tiene más remedio que contestar con el recurso de la huelga, que causa prejuicios al capital, y contestar con eso a las extorsiones del capitalista, y al decidirse, viene aquí necesariamente la teoría del contrato colectivo… que es el derecho que para decir al patrón: no nos vas a explotar aisladamente, sino que vas a tener que entenderte con una unión bien organizada por medio del contrato colectivo, y por este medio se llegara ordenadamente a refrenar al capitalista.545

En un tono propio de la Casa del Obrero, sentenció que de, no aprobarse el artículo, “… el sindicalismo lo introduciremos, pese a quien pese, por medio de la propaganda y por medio de la acción directa, de la acción tremenda y brutal de los trabajadores que se impondrá a pesar de todo, porque en esta vez se han emancipado y ellos también tienen derecho a vivir y tendrán que emanciparse por encima de todos los gobiernos.” 546 Antonio hacía patente su anarcosindicalismo, y con base en ello, defendía sus posturas; lo que le valió 542

Ídem. Ibíd. p. 401. 544 Ídem. 545 Ibíd. p. 403. 546 Ibíd. p. 404. 543

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las críticas de los delegados en contra. Se le criticó por pedir la intervención estatal, a pesar de reconocerse anarquista. José G. Nieto incluso mencionó: … recuerdo que un prominente socialista, tan prominente que el señor licenciado Soto y Gama es posible que no le llegue a la pantorrilla, me decía, hace algunos años, que él nunca había pretendido en su campaña de revolucionario socialista, el apoyo gubernativo de ninguna forma; y que no lo pretendía porque si el socialismo no era fuerte por sí mismo y si las uniones de trabajadores no tenían fuerza propia, inútil era inyectarles una fuerza artificial que les viniera de las esferas gubernativas, porque esto no haría más que debilitarlas y ponerlas maniatadas en manos de los gobernantes, causando por último, su ruina. Yo creo que el señor Ricardo Flores Magón, que es el socialista a que me refiero, tenía razón de sobra.547

Ante este tipo de acusaciones, Antonio tuvo que aclarar los puntos sobre los que había basado el artículo; para lo cual, explicó los métodos de lucha del anarcosindicalismo: Es verdaderamente extraño que… [se] confunda lastimosamente el hecho de reconocer personalidad jurídica a las “uniones de obreros”, “sindicatos” o como sea, con el hecho enteramente distinto de aceptar los procedimientos de lucha que esos sindicatos van a poner en práctica. Puede perfectamente admitirse la existencia de una unión obrera… y, sin embargo, después el Gobierno, a pesar de que le reconozca personalidad jurídica no sea sino con las formas que la ley respectiva fije… entre esas no han de estar el sabotaje, porque el sabotaje quiere decir la lucha contra la sociedad actual en forma violenta, y es evidente que no autorizará, ante la ley, el Gobierno, esos procedimientos; el sabotaje lo harán siempre fuera de la ley… y como ningún Gobierno, ninguna sociedad trata de suicidarse… no se aceptarán por la ley los procedimientos de sabotaje.548 Pero también hizo la aclaración de que éstas eran “… las armas del sindicalismo revolucionario, que no es el que se consulta en este programa; lo que se consulta es quitarle las armas a la burguesía.”549 Por tanto, había que “… atenerse al programa, que habla solo de huelgas y ‘boicotaje’ y sobre esa base puede discutir.” 550 Pues eran totalmente legales, razón por la que él mismo reconoció que no se incluyese el sabotaje en el proyecto, ya que, al ser

547

VIlllegas… Óp. Cit., p. 332. Ibíd. p. 439 – 440. 549 Ibíd. p. 396. 550 Ídem. 548

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ilegal, sabía, de antemano, que no sería aprobado por la Convención, aunque no renegó de su legitimidad y el uso que de él debían hacer los obreros. Antonio también remarcó la necesidad de que la Revolución dijera al trabajador: Tu mejoramiento, y el mejor sueldo, se obtienen por medio del derecho de huelga, porque no van a ser los patronos los que concedan aumento de jornal; se necesita la presión de la huelga por una sola razón: porque es la única manera de perjudicar al capitalista y lo perjudica el hecho de que quede la fábrica paralizada… el boicotaje es la cosa más justa del mundo, es el ataque contra una casa que se convierte en exclusivista o explotadora del trabajo de los demás.551

Como quedó manifiesto, Antonio pedía solamente que se reconocieran los sindicatos; mientras que éstos serían quienes, mediante sus propios métodos de lucha –la acción directa, establecerían salarios y condiciones de trabajo justos.552 Una cuestión importante, como señala Gloria Villegas, es que no se hablara sobre la destrucción del capitalismo; pero, como lo había asentado ya Antonio, la propuesta solamente era el reconocimiento jurídico de las organizaciones obreras, y el reconocimiento del derecho a huelga y boicot. La lucha por el salario, e, incluso, una nueva revolución social, saldría de la acción independiente de los obreros.553 Esta propuesta de Antonio nos muestra también la claridad que tenía al basar su discurso en el anarcosindicalismo o el sindicalismo revolucionario de corte marxista, reconociendo la necesidad de transar con el estado, requerimiento que, como Antonio expresó, el contexto social y político de México le imponía. Por otra parte, Anna Ribera Carbó señala, con la finalidad de justificar el Pacto entre la Casa y el Constitucionalismo, que la postura de la Convención de no intervenir en los conflictos laborales para ayudar a los obreros, o regular salarios, jornadas y condiciones

551

Ibíd. p. 447. Villegas… Óp. Cit. p. 349. 553 Gloria Villegas… Óp. Cit. p. 356. 552

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laborales, le restaron apoyo proletario.554 Sin embargo, es necesario aclarar que la postura que tomó la Convención al permitir que dichas condiciones laborales fuesen fijadas entre obreros y patrones, coincidía con el espíritu de no intervención gubernamental de los primeros años de la COM.555 Otra crítica, proviene de Arturo Ávila, quien correctamente menciona que los zapatistas, aunque más radicales que la División del Norte, eran más moderados que el PLM, menciona, también correctamente, que estaban aquéllos, ideológicamente, cercanos a la COM. Aunque también asegura que los zapatistas habían dejado de lado los métodos de acción directa; los cuales, como vimos, en realidad aún eran enarbolados por sus miembros, incluido Antonio, y que eran parte de los métodos de lucha que proponían556 En este sentido, es de resaltar que en el tiempo en el que la Convención se instaló de nuevo en la capital, los delegados sureños, Luis Méndez, Santiago Orozco y Antonio Díaz Soto y Gama participaban en reuniones del Sindicato Mexicano de Electricistas, recientemente fundado, y Otilio Montaño se agremió al Sindicato de Maestros de Escuela. Esta última organización se adhirió a la lucha del Ejército Libertador, y se puso a las órdenes de Zapata. Por su parte, el SME, aunque nunca compartió el anarcosindicalismo de la Casa, se negó a adherirse al Pacto, porque sus dirigentes se opusieron a la política carrancista. El primero de mayo de 1915 se celebró un desfile por el Día del Trabajo. Soto y Gama, junto a las tropas surianas, marchó con el SME, y Otilio Montaño marchó con los maestros.557

554

Ribera Carbó… Óp. Cit. p. 177. Pineda Gómez… Ejercito Libertador… Óp. Cit. p. 199 – 200. Sobre el Pacto entre la COM y el Constitucionalismo véase Ibíd. p. 196. 556 Ávila… Las corrientes revolucionarias… Óp. Cit. p. 444; cf. Pineda Gómez… Ejercito Libertador… Óp. Cit. p. 75 – 78. Para ambos casos, el presente y el anterior, véase Villegas… Óp. Cit. p. 338, 349 – 350. 557 Ribera Carbó… Óp. Cit. p. 138, Pineda Gómez… Ejercito Libertador… Óp. Cit. p. 199 – 200. 555

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En esta coyuntura, la ausencia de la Casa, instalada en Veracruz, y la limitada intromisión del gobierno convencioncista, fortalecieron los sindicatos independientes. 558 Luis Méndez y Díaz Soto y Gama, junto a Sergio Pazuengo, villista, continuaron asistiendo a los mítines socialistas que organizaba el SME. Finalmente, los sindicatos de tranviarios, empleados de comercio y dependientes de restaurant, formaron, a finales de junio, la Confederación General del Trabajo;559 en cuya inauguración, Antonio tomó la palabra para fustigar los acaparadores extranjeros y la hipocresía de los carrancistas.560 Esta insistente participación obrera por parte de altos mandos del Ejército Libertador pone en entredicho la tesis muy difundida de que, como menciona Anna Ribera Carbó, la dirigencia zapatista no supo y no quiso aliarse a los sectores urbanos,561 pues, como hemos visto, desde el manifiesto de Milpa Alta, pasando por los intentos de acercamiento que propició Soto y Gama, además de las concesiones hechas por el gobierno convencionista, hasta la participación de sus asambleístas, sobre todo, del sur, en la organización obrera, se muestra que los intentos por realizar aquella alianza se hicieron y se mantuvieron; por lo que su fallo corresponde a otras causas. Otra cuestión en la que se vio inmiscuido Antonio, fue la propuesta para conformar una Comisión de Salud Pública, presentada el 23 de abril de 1915 por los delegados, Sergio Pazuengo, Tulio Espinos y E. F. León.562 Tiempo después, se establecieron las bases para la conformación del Comité. Su principal ocupación sería: Promover ante quien corresponda la destitución inmediata de todos aquellos individuos que en las administraciones de Porfirio Díaz y de Victoriano Huerta hayan servido cargos de carácter político, así como aquellas personas que sin haber servido esos 558

Ribera Carbó… Óp. Cit. p. 177. No debe confundirse con la anarcosindicalista CGT fundada en 1921. 560 Pineda Gómez… Ejercito Libertador… Óp. Cit. pp. 284, 285, Ribera Carbó… Óp. Cit. p. 177. 561 Ribera Carbó… Óp. Cit. p. 112 – 114. 562 Barrera Fuentes… Óp. Cit. pp. 511 – 512. 559

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cargos, hayan laborado contra la Revolución, bien sea por medio de la prensa, bien sea en la tribuna o por medio de propaganda hablada o escrita, o ayudando a los gobiernos dictatoriales con dinero o influencia personal, para contener el triunfo de la Revolución.563

Entre sus atribuciones, estaba la de denunciar a los culpables, y a sus cómplices, de los cuartelazos de Veracruz y de la Ciudadela, y de los asesinatos de Madero, Pino Suárez, Abraham González y Belisario Domínguez. Se valdría el Comté de la denuncia popular y de los medios que debía facilitarle el Ejecutivo. Sus miembros serían Sergio Pazuengo, José Quevedo, Agustín Preciado, Antonio Díaz Soto y Gama, Reynaldo Lecona, Luis Méndez, Elfego Chargoy, Dionisio Marines Valero y José G. Nieto.564 Antonio apoyó la propuesta e, incluso, manifestó que el rango de acción del Comité era demasiado estrecho.565 Denunció que “… están vivos todos los culpables de muchos de los crímenes del huertismo: viven aún los que mataron a nuestros hermanos y nosotros no podemos permitir eso.”566 Ante la renuencia de los delegados del norte a aceptar la formación del Comité, Soto y Gama les reprochó las lecciones de revolucionarismo que daban los carrancistas; los cuales, en muchos sentidos, eran más radicales que la Convención. Para satisfacer a sus deseos de mantener un trasfondo de legalidad, propuso que se implementara la ley de Juárez del 25 de enero de 1862.567 Gloria Villegas señala que esta actitud de Antonio se debe a su incapacidad de concebir una sociedad sin leyes; aunque, como hemos visto, Soto y Gama continuamente se opuso a que las leyes fueran utilizadas como obstáculo para la práctica revolucionaria. 563

Ibíd. p. 528. Ibíd. p. p.528 – 529. 565 Idém. 566 Citado en Villegas… Óp. Cit. p. 385. 567 Decreto que expidió Juárez con el que castigaba cualquier trastorno de orden público, o de traición a la Nación, con la pena de muerte, y que Venustiano Carranza puso en vigor. Ver en: http://www.memoriapoliticademexico.org/Textos/3Reforma/1862CDN.html. 564

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Al momento en que se discutieron los miembros que formarían el Comité, los enemigos parlamentarios de Soto y Gama atacaron acremente su candidatura. Primero, se le cuestionó si estaba dispuesto a eliminar, de sus puestos públicos, a sus familiares. Antonio respondió que … de sus familiares sólo su padre y su hermano han servido puestos de gobierno; pero completamente alejados de la política. El primero en la Secretaria de Hacienda, en donde no obtuvo ningunos privilegios, no obstante que pudo hacerlo por las relaciones que tuvo con Limantour. “Mi padre es uno de los pocos hombres perfectamente honrados que hay en la República…’’ (Voces: es cierto). Luego se refiere a su hermano Ignacio, y explica cuáles fueron los empleos que sirvió en la Escuela de Minería primero, y en la Escuela de Agricultura después. De este último establecimiento fue expulsado por el usurpador, y perseguido. Termina diciendo el licenciado Díaz Soto y Gama, que ningún artículo del Comité puede aplicarse a sus familiares; pero que si lo hubiera, él sería el primero en pedir su aplicación.568

También aclaró que su familia era muy grande, y que, en ella, abundaban las mujeres, que no podían trabajar. Explicó que su hermano Ignacio era “un anarquista furioso”, y que había sido separado de su trabajo en la Escuela de Agricultura por su labor en contra de Huerta.569 En la misma crítica, Marines Valero y Nieto rechazaron su cargo en el Comité, por no estar de acuerdo él. Nieto señalo que no estaba de acuerdo con la forma en la que revolucionaba Soto y Gama, y que, de participar en el Comité, no podría conseguir suficientes guillotinas, siempre que el increpado las solicitara:570 Díaz Soto y Gama dice que no es él quien las va a levantar, no es él quien pide castigo, sino el pueblo vejado, y que pide castigo para sus opresores. Además manifiesta que él no es partidario de la pena de muerte, que serán muy pocos los que vayan a la muerte; pero que cuando menos, los revolucionarios tengan el placer de ver a sus enemigos en la Penitenciaria.571

568

Barrera Fuentes… t. III, Óp. Cit. p. 569. Villegas… Óp. Cit. p. 389 – 390. 570 Óp. Cit. p. 390. 571 Barrera Fuentes… Óp. Cit. p. 569. 569

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Antonio hizo la aclaración de que el Comité actuaría en contra de los directores intelectuales, de los que pusieron su saber e inteligencia al lado de los opresores y explotadores del pueblo, no de los infelices que, por hambre, o por equivocación, entraron a las filas, y prestaron servicios a Huerta como pudieron haberlos prestado a la Revolución: “Con los verdaderos culpables, la Revolución debe ser intransigente… pero los pequeños elementos no son culpables… el hambre no es un delito.”572 Las aclaraciones que hizo Antonio dejan entrever el papel que le dio a los intelectuales dentro de la sociedad, en este caso la legitimación de los regímenes pasados; lo que los hacía igual de culpables que los mismos dictadores. Finamente, el Comité de Salud Pública fue aprobado, y Soto y Gama fue nombrado presidente. Aunque el Comité, en realidad, nunca funcionó, como episodio, es ilustrativo de la concepción revolucionaria de nuestro personaje.573 Los conflictos que se vislumbraban en los debates, entre delegados del norte y del sur, además de ser causados por las diferencias ideológicas, tenían un trasfondo político, creado a raíz de los conflictos que se dieron entre Roque González Garza, encargado del ejecutivo y representante de Villa, y Manuel Palafox, que fue designado Ministro de Agricultura. Los conflictos estallaron conforme la crisis de víveres en la ciudad aumentó y se agravó debido a que las acciones de guerra por parte de los zapatistas continuamente interrumpían las vías de comunicación con la ciudad; lo que empeoró la situación. Otro conflicto complicó aún más la relaciones, pues el Ejército Libertador no recibía la paga necesaria para su manutención por parte del gobierno roquista. Como agravantes, estaban la desconfianza de los sureños ante la negativa de realizar las reformas sociales inmediatamente por parte de los norteños, y, por

572 573

Barrera Fuentes… Óp. Cit. pp. 587 – 588. Villegas… Óp. Cit. p. 496.

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ende, la necesidad de tener mayor influencia en el gobierno convencionista. Por último, la cereza en el pastel la pusieron las conocidas arrogancia y actitud irrespetuosa de Palafox, y las intrigas políticas de González Garza, quien terminó separando a aquél de la Secretaría de Agricultura. Esta decisión molestó tanto a Zapata, que él mismo viajo a la capital para tratar de revertirla, aunque sin resultados.574 Desde Marzo de 1915, Soto y Gama denunció a su representado la política del ejecutivo; y, cuando se trató de trasladar la Convención a Chihuahua, Zapata envió una carta a Villa en la que aceptaba enviar a ese lugar la delegación del sur, y le anunciaba que Antonio “… le hablará a Ud… del relativo a la renovación del Poder Ejecutivo y de la persona del actual encargado del mismo.”575 Una clara denuncia que no pudo llegar a oídos de Villa, pues el traslado de la Convención se frustró. Bajo estas condiciones, Antonio llevó al cabo la lucha política para destituir a González Garza. Continuamente, el encargado del Ejecutivo recibió ataques, por parte de Antonio, en los que descubría éste la política en contra de los zapatistas que el presidente había llevado al cabo. Soto y Gama denunció que, mientras el estado mayor de Porfirio Díaz tenía un presupuesto de 24 mil pesos al año, el de González Garza tenía uno de 23 mil pesos cada diez días.576 La actitud de nuestro personaje llevó al presidente a quejarse de su actitud con Zapata, quien, en claro rechazo, le indicó que, para cualquier comunicación, Antonio debía fungir como intermediario, y que con él debía entenderse.577 Al parecer, Zapata estuvo de acuerdo en la política de Soto y Gama contra González Garza; inclusive, en una carta que le envió a Villa en 1917, refrendó su posición, acusó a su representante de haber pedido que se

574

Pineda Gómez… Ejercito Libertador… Óp. Cit. p. 177, Womack… Óp. Cit. p. 235. Emiliano Zapata a Francisco Villa, 29 de marzo de 1915, AADSyG, rollo 1. 576 Pineda Gómez… Ejercito Libertador… Óp. Cit. p. 178. 577 Roque González Garza a Emiliano Zapata, 13 mayo de 1915, FEZ, C. 8, Exp. 2, Fs. 32 – 34. 575

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olvidara el reparto agrario, y que las tierras fueran arrendadas, y que, incluso, se devolvieron algunas haciendas a sus antiguos poseedores, lo que desató el conflicto con Palafox. Que, también, “denigró duramente” al Ejército Libertador, pues continuamente señaló que éste no podía defender la ciudad de México; sin embargo, no se le proporcionaba ningún tipo de material de guerra.578 Estos señalamientos que Zapata hizo a Villa fueron los mismos que Soto y Gama presentó varias ocasiones a la Convención. Antonio pactó, con algunos miembros de la División del Norte, la destitución de González Garza, quien acudió a una comparecencia ante la Convención el 21 de mayo; en la cual declaró que las arcas de la nación estaban vacías, que no reintegraría a Palafox a su gobierno, y que tampoco cambiaría su política.579 Tras el discurso del ejecutivo, se debía discutir la renovación de la mesa directiva; por lo que la delegación del sur, con Antonio a la cabeza, propuso que la renovación fuera completa, como lo estipulaba el reglamento, y como no se realizaba desde enero. Ante esta propuesta, los miembros de la División del Norte decidieron boicotear la sesión, saliendo del recinto. En respuesta, Antonio les lanzo una serie de improperios: “Lacayos del Ejecutivo, pancistas, bribones, paniaguados, sinvergüenzas, bandidos, etc.”580 Frente este percance, los delegados del norte hicieron una protesta contra él, en la que pidieron “que Soto y Gama sea examinado por dos médicos; que si no está en estado de embriaguez o atacado de locura, se le exija, por su honor, una satisfacción a esta asamblea”.581 Ante este contratiempo, Antonio obedeció a la protesta. Aclaró que no se había referido a la totalidad de la delegación del norte, pero sentenció: 578

Emiliano Zapata a Francisco Villa, 24 de julio de 1917, CCGdS, Exp. Cuernava, Morelos, 6 de octubre de 1915, Fs. 215, 216. 579 Pineda… Gómez… Ejercito Libertador… Óp. Cit. p. 207, 211, Ávila… Las corrientes revolucionarias… Óp. Cit. p. 480. 580 Villegas… Óp. Cit. pp. 717 – 418, Pineda Gómez… Ejercito Libertador… Óp. Cit. p. 211, Ávila… Las corrientes revolucionarias… Óp. Cit. p. 480 – 481. 581 Ávila… Las corrientes revolucionarias… Óp. Cit. p. 481.

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Yo quiero que se me contesten estos cargos concretamente… que se me conteste categóricamente si puede seguir de encargado del Ejecutivo un hombre que ha dicho a la faz de la nación, con todo desplante, que son lirismos los repartos de tierra y que tenemos que alquilar la tierra en lugar de tomarla como debemos tomarla a los enemigos de nuestra causa […] El señor González Garza como funcionario tiene en su contra cargos que se reducen a dos, que son: los de su política reaccionaria que le hacen incapaz de representar a una revolución tan radical como la presente… segundo: incompatibilidad absoluta entre los intereses del sur y la permanencia del señor González Garza en la presidencia.582

Las sesiones se reiniciaron hasta el 24 de mayo. De nuevo, se discutió sobre la destitución de González Garza: Santiago Orozco destacó la necesidad de ésta, José Castro, representante de Magdaleno Cedillo, secundó a Orozco, y enfatizó que no estaba de acuerdo con la política que llevaba a cabo González Garza, finalmente, Soto y Gama tomó la palabra y lanzó nuevos cargos contra el Ejecutivo, y acusó de pretender restarle elementos a las fuerzas del sur por medio de la corrupción de jefes zapatistas. 583 El día siguiente, por fin se puso a votación la propuesta de renovación completa de la mesa directiva, siendo ésta aprobada. De nuevo, los delegados del norte reventaron la sesión. Hubo conflictos entre los delegados del sur, especialmente entre Soto y Gama y Montaño; y otros se unieron a los del norte, especialmente Francisco Pacheco, general zapatista y ministro de guerra, quien amenazó con fusilar a Soto y Gama, a Méndez, a Orozco, y a Sergio y Matías Pazuengo. Ante la amenaza, el día siguiente, 26 de mayo, Santiago Orozco posicionó las fuerzas a su mando a las puertas del recinto de la Convención, lo que ocasionó otro escándalo, y que los delegados del norte volvieran a abandonar la sesión.584 La propuesta no se pudo discutir sino

582

Citado en Pineda González… Ejercito Libertador… Óp. Cit. p. 212. “Federico Cervantes –sin que después hubiese petición para que lo revisara un médico- respondió que Soto y Gama era un perverso y desequilibrado, que su actitud era ridícula y despreciable; que Zapata era un ignorante, mientras que Roque González Garza tenía ‘dotes de inmaculada honradez’. Soto y Gama calló…” en Ídem. 583 Ibíd. p. 214. 584 Ibíd. p. 214 - 215.

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hasta el 9 de junio, en que, por fin, se aprobó la destitución del Ejecutivo. Los delegados habían pactado elegir, como nuevo presidente, al villista José Quevedo; sin embargo, éste fue neutralizado, su hija secuestrada, y la coyuntura se aprovechó para imponer a Francisco Lagos Cházaro, secretario particular de González Garza, como nuevo presidente. Los delegados del sur trataron de protestar, pero sin ningún resultado.585 Aunque la labor de Antonio para remover a González Garza funcionó, al final, la política de la Convención no cambió, y continuó afectando al Ejército Libertador. González Garza denunció que los ataques que había recibido por parte de los delegados del sur, en especial de Soto y Gama, tenían el objeto de dividir a zapatistas y villistas. Esta opinión ha trascendido, y ha sido retomada por ciertos historiadores, en detrimento de los esfuerzos que, a lo largo de su lucha revolucionaria, hizo Antonio por la unificación revolucionaria, y de las constantes ocasiones en las que mencionó que, entre la revolución del norte y la del sur, no había diferencias.586 Lagos Cházaro conformó su gabinete, e incluyó a Soto y Gama para la cartera de Justicia. Algunos delegados, como Cervantes, se pronunciaron en contra, argumentando que, al ser anarquista, el candidato no podría poner en práctica las leyes gubernamentales. Otros, como Nieto, estuvieron de acuerdo, pues así podría compartir las responsabilidades del gobierno, y no solamente criticarlo. Antonio, por su parte, aclaró que él no aceptaría el cargo, y que, de ser ratificado, lo rechazaría, pues, como no era un cargo de elección popular, podía renunciar. Finalmente, su candidatura fue rechazada por la asamblea, pero Palafox regresó al Ministerio de Agricultura.

585 586

Ibíd. p. 253 – 254. Ávila… Las corrientes revolucionarias… pp. 420 – 421 cf. Pineda Gómez… pp. 45 – 46.

189

Mientras se llevaba al cabo la lucha política dentro de la Convención, otros sucesos impactaron la ciudad: los efectos de la escasez se habían agravado, y era casi imposible conseguir alimentos. Los miembros conservadores de la delegación norteña culparon a los jefes zapatistas del desorden que imperaba, pues no daban garantías a la libertad de comercio. Por otro lado, Federico Cervantes propuso que la Convención comprara alimentos de primera necesidad, y que los vendiera a bajo costo. De forma inesperada, Soto y Gama concordó con su propuesta. Señalo: Primer remedio: Establecer la competencia mayor por parte del Gobierno, haciendo que éste compre artículos para que esa competencia baje de precio las mercancías, remedio de acuerdo con la economía política puritana clásica y que nosotros los socialistas no podemos tampoco reprobar, porque es en cierto modo algo que puede llamarse socialismo de Estado. De manera que, conforme al criterio social económico y conforme al criterio más exigente, la medida es buena y honradamente lo confieso. 587

También se decidió tomar medidas en contra de los acaparadores y de los jefes militares que cometieran abuso.588 Sin embargo, la obra de los acaparadores no cesó, y, con la ayuda del bloqueo económico impuesto por los carrancistas, la situación explotó cuando una multitud de mujeres hambrientas irrumpió en el salón de sesiones de la Convención para pedir solución al conflicto. La masa fue recibida entre aplausos. Otilio Montaño les aseguro que se conseguirían alimentos donde los hubiera. Rafael Pérez Taylor llamó a los convencionistas a juntar su dinero para ayudar al pueblo hambriento, a lo que una anciana repuso que no querían dinero, sino maíz. Se acordó realizar una manifestación al día siguiente, a cuya vanguardia iban los principales jefes zapatistas en la ciudad.589 Mientras esa situación se agravaba, los periódicos zapatistas en la ciudad publicaban las opiniones de sus jefes y partidarios, con su característica retorica incendiaria. En uno de 587

Citado en Villegas… Óp. Cit. p. 403. Ávila… Las corrientes revolucionarias… Óp. Cit. p. 478. 589 Villegas… Óp. Cit. pp. 409 – 410. 588

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sus números, se publicó un discurso que Antonio dio en la Convención, en el que expresaba los fines de la Revolución: Nosotros estamos proclamando la verdad y haciendo labor de crítica, labor demoledora; esa labor que hacemos aquí es labor anarquista… La única verdad: la Revolución; la única conquista, la conquista que haremos sobre los ricos a quienes ayudó el clero, porque el clero siempre ayuda a los ricos y a los poderosos; y esa conquista la haremos sobre el clero, sobre los ricos y sobre los militares que han ayudado a los ricos y al clero. Nosotros haremos esa conquista sobre la trinidad de bandidos que se llama burguesía, clero y militarismo. Contra esa trinidad va esta gran revolución….590

Para junio, la crisis continuaba; por lo que la multitud salió a la calles a saquear los almacenes de los acaparadores. Los delegados de la División del Norte culparon de la anarquía a los jefes del Ejécito Libertador. Lagos Cházaro, incluso, informó a Villa de que la situación en la ciudad era alarmante, y de que “… los líderes surianos Soto y Gama, Palafox y sus corifeos, trataron de empeorarla cada día más, publicando en los dos periódicos anarquistas de que antes le he hablado, sendos artículos incendiarios excitando al populacho al saqueo y al pillaje.” Terminó haciendo una clara diferenciación de posiciones: “Es necesario decirlo claro: tenemos dos enemigos: el militarismo de Carranza y el anarquismo absorbente de Morelos.”591 La alarma mostrada por la actitud del encargado del Ejecutivo confirma la resistencia de los miembros de la División del Norte a realizar reformas sociales inmediatas con la radicalidad que la población requería; lo cual, en cambio, comprendían perfectamente los del sur. Pues, como lo menciona Francisco Pineda: la insurrección urbana que se vivió el mes de junio en la capital correspondió a una aplicación masiva del Plan de Ayala mediante la acción

590 591

Citado en Pineda Gómez… Ejercito Libertador… Óp. Cit. p. 271. Citado en Villegas… Óp. Cit. p. 441 – 442.

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campesina y de las clases trabajadoras que puede empatarse con la acción directa que predicaban los intelectuales como Soto y Gama, Méndez u Orozco en la Ciudad.592 El cúmulo de conflictos y diferencias hacía casi imposible la relación entre el norte y el sur, específicamente, como Convención Revolucionaria, pues, al parecer, los jefes, Emiliano Zapata y Francisco Villa, siguieron manteniéndola militarmente hasta donde pudieron. La situación empeoró, pues las fuerzas de Pablo González estaban a las puertas de la capital, y dieron un ultimátum a la Convención: debían rendirse y someterse al Plan de Guadalupe. La Convención deliberó, y el día 14 de junio remitió a Pablo González sus condiciones de unificación: 1. Pactar un armisticio general. 2. Adoptar, como programa de la Revolución: las adiciones al Plan de Guadalupe, los artículos sociales del Plan de Ayala, y el Programa de Reformas Político-Sociales de la Convención. 3. El gobierno constitucional estaría formado por un presidente y nueve ministros, tres por cada uno de los ejércitos; se debía aceptar la ley sobre el parlamentarismo, y a la Convención como Poder Legislativo. 4. El presidente preconstitucional sería elegido por mayoría absoluta de los delegados de la Convención, y debía ser un civil. 5. Los jefes de los tres ejércitos conservarían su mando y el dominio de la región en que se encontraban. 6. Si una facción desobedecía, incurriría en rebelión, y las demás debían reprimirla. 7. En un mes se elegiría presidente provisional. 592

Pineda Gómez… Ejercito Libertador… Óp. Cit. pp. 285 – 288.

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8. Se concedería amnistía general, y el Comité de Salud Pública, con miembros de las tres facciones, ejercería su acción para depurar las filas revolucionarias.593

Esta proposición fue inaceptable para Carranza, y, por supuesto, fue rechazada. Sin embargo, me parece que es un ejemplo de la posición de unidad revolucionaria que Antonio mantenía y que expresó continuamente; por lo que es muy seguro que estuviera de acuerdo con ella, pues seguía en su convicción de que el factor de discordia era Carranza, no sus jefes militares. Es, además, una proposición conciliadora con la que todas las partes hubieran sido beneficiadas Es, prácticamente, un regreso a la Convención de Aguascalientes, muy distinto del capitulacionismo mostrado antes por González Garza.594 Ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo, Pablo González avanzó sobre la capital, que fue defendida por el general Amador Salazar, y por una columna villista, al mando de Rodolfo Fierro, quien, acercándose Álvaro Obregón amenazadoramente a la capital, cortaba su línea de abastecimiento. Parece que otro objetivo de dicha columna era recoger a González Garza, quien se llevó consigo las fuerzas zapatistas que aceptaron sus ofertas, como las de Juan Banderas.595 Finalmente, la Convención tuvo que replegarse a Toluca, donde, a marchas forzadas, terminaron de discutir el Programa de Reformas. Los delegados de la División del Norte constantemente manifestaron su deseo de suspender las sesiones de la Convención, para ir a pelear en contra de los constitucionalistas. Antonio se opuso a esa idea. Para él, era más importante realizar la obra social, y formar un

593

Ávila… Las corrientes revolucionarias… Óp. Cit. p. 489. Pineda Gómez… Ejercito Libertador… Óp. Cit. pp. 251 – 252. 595 Ibíd. pp. 337 – 338. 594

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programa cuya ausencia “… se nos ha echado en cara a los convencionistas.”596 La necesidad primordial de la Revolución se llevaba al cabo desde la Convención, y debían orientarla: “… precisar las leyes, precisar cómo se van a respetar las vidas, a repartir los ejidos, cómo se van a quitar las haciendas a Terrazas y Creel y todos los demás, y a establecer, por fin, que no haya impunidad para todos los asesinos del pueblo.” 597 De esta manera, atacó el militarismo de los norteños, que, a fin de cuentas, no era más que una obra efímera. Los delegados villistas se mantuvieron en la Convención, pero, para cuando ésta se instaló en Toluca, se dio el incidente final: a principios de octubre de 1915, Santiago Orozco y Enrique Villa fueron comisionados por Zapata para revisar los grados militares de los delegados, pues Lagos Cházaro y Francisco Pacheco habían ofrecido muchos ascensos a sus favoritos. Esto desató una enfrentamiento entre soldados del norte y del sur, del cual resultó muerto Enrique Villa, y Santiago Orozco fue herido de muerte. Ante el temor a las represalias por parte del Ejército Libertador, los delegados de la División del Norte decidieron que ya era tiempo de regresar al norte a tomar las armas, y así quedó desintegrada la Convención Revolucionaria.598 La actitud beligerante e intransigente de Antonio le valió algunos problemas. Por ejemplo, cuando se dio el altercado por la destitución de González Garza, Ernesto L. Sánchez Vera, secretario de gobierno de Morelos, publicó un manifiesto, que envió personalmente a Zapata, en el que cual se defendió de los ataques de los que fue blanco por parte de Soto y Gama, quien le llamo “reaccionario huertista”. Dijo estar en contra de los “… pasionales que llevan [a la patria] a la ruina con declamaciones de loco o de anarquista.” Reprochó que, mientras él se levantó en armas contra Huerta, Antonio había mantenido su trabajo en la 596

Villegas… Óp. Cit. p. 263. Citado en ídem. 598 Pineda Gómez… Ejercito Libertador… Óp. Cit. p. 3 70 – 371. 597

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notaría, siendo él quien había apoyado el régimen, y que ahora se limitaba a “espetar discursillos mal inspirados en autores socialistas.”599 Incluso, su vida estuvo en peligro, pues, según el testimonio de Martín Luis Guzmán, el asesinato de Paulino Martínez fue planeado por el gobierno de Eulalio Gutiérrez, con la finalidad de separar a zapatistas y villistas. Además del viejo periodista, los autores del complot planeaban asesinar, por igual, a Palafox y a Soto y Gama.600 Los conflictos políticos también llegaron a Morelos, pues el general Lorenzo Vázquez, junto a Montaño y Pacheco, con quienes ya había tenido conflictos Antonio durante la Convención, culparon a Palafox y a Díaz Soto y Gama de no haber podido llegar a un acuerdo con los carrancistas.601 De ser cierta esta afirmación, resulta poco fundamentada, pues, durante las sesiones, Antonio continuamente hizo referencia a la necesidad de unificar los revolucionarios. Destacó los méritos de los jefes constitucionalistas, y señaló que, a quien se debía quitar de en medio, era Carranza. Aseguró, en una ocasión: “… yo tendré el gusto de calzar con mi firma el proyecto de que comiencen las conferencias de paz con los carrancistas.”602 Pero, más que reflejar cierta debilidad, era una postura que Antonio siempre había defendido, desde sus intentos por unir el Ejército Libertador con la Casa del Obrero, hasta, más tarde, de hacerlo con las fuerzas revolucionarias en Aguascalientes. Soto y Gama también estaba consciente de la necesidad de llevar al cabo dicha unión, y así lo expresó cuando declaró: “… cada día se acerca más el momento en que se verifique una transacción que abarque a las tres facciones contendientes. Y esa transacción la defenderé yo cara a cara de la reacción capitalina, que le 599

Ernesto L. Sánchez Vera a Emiliano Zapata, 3 de junio de 1915, Colección Revolución, Caja 3, Expediente 54, fojas 1 – 2. 600 Pineda Gómez… La revolución del sur… Óp. Cit. p. 527. 601 Womack… Óp. Cit. p. 258. 602 Citado en Villegas… Óp. Cit. p. 407.

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tiene un miedo espantoso a esa reconciliación, porque será el verdadero y único triunfo de la Revolución”.603 Sin embargo, Antonio contaba con el apoyo de otros miembros importantes del Cuartel General, comenzando con el del propio Zapata, que, como hemos visto, lo mantuvo en la Convención. Y, por otro lado, con el de Palafox, quien informó a Zapata de los ataques de los que Soto y Gama había sido objeto: Los elementos discordantes que tanto prejuicio hicieron a lado de González Garza, ahora pretenden hostilizar al Lic. Soto y Gama, empleando para ello la intriga, que es la única arma que conocen, pues precisamente hace algunos días me llegaron unos anónimos de los elementos revolucionarios de la Capital, en los que me anuncian esta labor que pretenden hacer a fin de que eliminen de la Convención al expresado Licenciado, y si esto llegara a suceder, serían grandes perjuicios para la revolución porque yo considero que es el único elemento de peso que sinceramente trabaja a favor de los principios revolucionarios, naturalmente apoyado por muy contados compañeros del sur que hacen uso de la palabra, pero que de ninguna manera, aun teniendo muy buena voluntad, no son de los alcances intelectuales que el licenciado, y entonces, al salir el compañero Soto y Gama, la Convención quedaría en manos de González Garza y unos cuantos sinvergüenzas que los rodean. Máxime ahora que está próximo el día en que deba discutirse en el seno de la Convención la Ley Agraria que ya remití, por lo que yo creo sinceramente que debemos todos los compañeros impedir que al Lic. Soto y Gama, por medios de las chicanas, se le hostilice para que con toda libertad siga trabajando en la Convención.604

Como vemos, la importancia de la participación de Antonio fue rescatada por importantes miembros del Ejército Libertador. El anterior testimonio también nos sirve para señalar la importancia que, ideológicamente, tenía Antonio para el movimiento zapatista. Felipe Ávila señala que los intentos de unión revolucionaria eran producto de la claudicación de los delegados surianos, y síntomas de debilidad ideológica por parte de Antonio. 605 Sin embargo, como hemos visto anteriormente, la unión de las fuerzas revolucionarias era parte importante del ideario de Soto y Gama; y su nutrida ideología pesaba en el Cuartel General, 603

Citado en Ibíd. p. 373. Manuel Palafox a Emiliano Zapata, 25 de junio de 1915, citado en Villegas… Óp. Cit. p. 437. Subrayado mío. 605 Ávila… Las corrientes revolucionarias… Óp. Cit. p. 465 – 466. 604

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hechos que el anterior testimonio y la futura participación de Antonio en la revolución del sur, probaron. Extrañamente, dicha importancia fue reconocida por Felipe Ávila en otro artículo, donde aceptó que los aspectos más avanzados que se plantearon en la Convención fueron obra de Soto y Gama.606 Desde otro ángulo, Gloria Villegas igualmente resalta la importancia ideológica de Antonio, pues remarca que uno de los factores para que la Convención no se proclamara por poder constituyente fue que la mayoría de los miembros que “poseían los arrestos ideológicos y retóricos para hacerlo militaban en el anarquismo, manifestando consecuentemente, una actitud de desdén hacía cualquier tipo de Estado.”607 Como hemos dicho, los delegados socialistas representaban al Ejército Libertador, y venían de distintas vertientes: Santiago Orozco provenía del ala pelemista, Luis Méndez era miembro fundador de la Casa del Obrero Mundial, y, finalmente, Soto y Gama, en cuya persona convergieron ambas vertientes. Antonio dio muestras de un socialismo que englobaba diversas tendencias, como el marxismo y el anarquismo, y en no pocas ocasiones manifestó ser solamente representante del pueblo, o de la revolución. Sin embargo, la Convención funcionó, o pretendió ser un gobierno. Esta contradicción de Antonio entre su pretendido anarquismo y el gobierno convencionista, ha sido señalada lo mismo por historiadores que por delegados de la División del Norte. Federico Cervantes le espetó a Soto y Gama: “… o sois anarquistas, y entonces vuestro puesto no está aquí, o venís a gobernar, y entonces no sois anarquistas.”608 Sin duda, se trató de una contradicción mayúscula. Aunque no se puede, simplemente, negar el anarquismo de nuestro personaje por su participación en la Convención, o dejarlo, 606

Ávila Espinosa, Felipe Arturo. La trascendencia histórica del zapatismo en Galeana, Patricia (coordinadora), Impacto de la Revolución Mexicana, Siglo XXI – Centro de Investigación sobre América Latina y el Caribe, UNAM – Senado de la Republica, México, 2010, p. 148. 607 Villegas… Óp. Cit. p. 265. 608 Villegas… Óp. Cit. p. 336, Lucas… Óp. Cit. p. 3.

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simplemente, como una contradicción. Existen ciertos factores que ayudan a explicar este comportamiento, sin tratar de omitir las contradicciones en las que cayó. En primer lugar, creo que se debe tener muy presente la declaración que hizo Antonio en su primer discurso ante la Convención, cuando aseguro: “… no venimos a hablar con nuestras ideas propias; venimos a traer las ideas del pueblo mexicano…,” durante el discurso de la bandera. También en necesario recordar que Soto y Gama se encontraba en la asamblea representando a Zapata. Sobre este asunto, podemos citar un par de testimonios que demuestran que el Caudillo del Sur era quien dictaba qué debía llevar el Programa de Reformas. En una carta que recibió Antonio, su representado le daba algunas instrucciones para desarrollar dentro de la Convención. Le señaló que “tanto el Gobierno de la Federación como de las entidades dominadas por ellas, se organicen de una manera conveniente, de tal manera que pueda constituirse un régimen administrativo.”609 En la misma misiva, Zapata urgía a que se organizara un nuevo gobierno revolucionario que regresara el orden constitucional, y le pedía a Antonio que se asegurara de que “tanto el Gobierno de la Federación y Gobiernos de los Estados, tengan una organización completa, con objeto de que tanto nuestros enemigos como el pueblo, observen el cumplimiento del Régimen Gubernamental que nos hemos impuesto.”610 El otro testimonio proviene del mismo Antonio, quien, años más tarde, recordó la forma tan peculiar en la cual Zapata daba sus instrucciones: En los momentos en que la Convención discutía en Toluca el programa de reformas político-sociales de la Revolución, fui llamado por Zapata a una entrevista urgente, en la cual me hizo esta fulminante advertencia: “licenciado –me dijo-, estoy dispuesto a fusilar a cualquiera que permita la intervención de los gobernadores de los Estados en materia agraria.

609

Emiliano Zapata a Antonio Díaz Soto y Gama, 8 de febrero de 1916, CCGdS, Exp. Cartas, Oficios, decretos, leyes, etc. Del Cuartel General, de la Convención Revolucionaria y del Consejo Ejecutivo 1915 – 1916, Fj. 56. 610 Ídem.

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“Tiene usted toda la razón –le contesté-; pero no seré yo ciertamente uno de los fusilados, porque de modo constante me he estado oponiendo a que se tolere o decrete esa intervención.”611

El testimonio de Antonio nos muestra la desconfianza que tenía Zapata a los políticos; lo que lo obligó a observarlos de cerca, para controlar que actuaran bajo los principios de la revolución del sur. Es también obvio que la retórica y planteamientos socialistas fueron utilizados por Antonio dentro de los debates de la Convención, y que él mismo los aceptó como propios. 612 Sin embargo, como hemos dicho antes, encontramos una amalgama de autores y tendencias socialistas que Antonio utiliza para justificar sus propuestas de manera muy original, pero que no se limita solamente al anarquismo. También debemos tomar en cuenta que nuestro personaje provenía de la Casa del Obrero, de tendencia anarcosindicalista, que se caracteriza por sus posiciones más pragmáticas, ya que acepta la búsqueda de mejores condiciones de vida, en tanto llega la revolución libertaria.613 Antonio se posicionó en estos mismos términos dentro de la Convención, pues aseguró: Nosotros… no venimos a hacer labor anarquista; esa la haremos como lo hemos hecho siempre, entre los grupos burgueses; aquí simplemente venimos a cumplir con nuestro deber de oposicionistas, porque no es incompatible el pensar en un más allá luminoso, que es la anarquía, y atender a las tristes contingencias del momento.614

Esta afirmación de Antonio es importante, pues empata con otra hecha por Juan García Oliver615:

611

Díaz Soto y Gama… La revolución agraria del sur… Óp. Cit. p. 212. Villegas… Óp. Cit. p. 337. 613 Ribera Carbó, Óp. Cit. p. 123. 614 Barrera Fuentes… t. 3, Óp. Cit. p. 470 615 Anarcosindicalista español, miembro de la CNT, que participó como Ministro de Justicia de la Segunda República durante la Guerra Civil Española. 612

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… y ahora que me estaba preparando para ir a representar a la CNT en el gobierno de la República, ¿era yo leal, o era también un traidor?... este es el momento de aclarar que es enorme la distancia que separa al anarquista del anarcosindicalista: aquél, siempre en vela por las esencias puras del libertarismo, y éste enfrentado con las realidades del complejo mundo social. Aquél el anarquista, es una actitud ante la vida; y el anarcosindicalista es una actuación ante la vida.616

Este testimonio nos sirve para ejemplificar el anarcosindicalismo al cual nuestro personaje se adhirió, y los conflictos a los que se enfrentó, como tal, ante la práctica gubernamental. Si bien hay que señalara que Antonio nunca aceptó ningún cargo público. La postura de Zapata, apuntalada por el despliegue ideológico de su representante, dio, como resultado dentro de la Convención, la retórica del socialismo de estado que Antonio había propuesto en la convención del Partido Liberal de 1912; la cual retórica atribuía a las instituciones estatales la potestad de regular la vida social y económica del país.617 Por fin, el 18 de abril de 1916, fue publicado el Programa de Reformas Político-Sociales de la Convención Revolucionaria, acompañado de un Manifiesto que parece haber sido redactado por varias personas, aunque se puede apreciar la aportación de Soto y Gama en él. El Manifiesto expresaba la finalidad de dicho Programa, cuyo hilo conductor era el problema agrario, el principio “más alto y el más hermoso.”618 En torno a esta cuestión, se movían las demás; por lo que el fin primordial de la Revolución era el de “Combatir a esos Poderosos terratenientes, verdaderos señores feudales que en nuestro país han sobrevivido, a despecho de la civilización y a la retaguardia del progreso; emancipar al campesino, elevándolo de la humillante situación de esclavo de la hacienda, a la categoría de hombre libre”.619

616

Ribera Carbó… Óp. Cit. pp. 123n – 124n. Villegas… Óp. Cit. p. 381 618 Manifiesto a la Nación en El Ejercito Campesino del Sur… Óp. Cit. p. 171. 619 Ídem. 617

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Si la cuestión de la tierra era la de mayor importancia, es también de entender que el principal enemigo de la lucha armada fuera el latifundista. Aunque en un tono muy similar al de los delegados del norte, el manifiesto afirmaba: De allí que la Revolución no transija con el latifundista. Acepta de buen grado al industrial, al comerciante, al minero, al hombre de negocios, a todos los elementos activos y emprendedores que abren nuevas vías a la industria y proporcionan trabajo a grandes grupos de obreros, que algún día, con su propio esfuerzo, han de crear a su vez la humanidad del futuro.620

Como se puede ver, los convencionistas reconocían la necesidad de los inversionistas y de la clase media, para movilizar al país económicamente. Es también importante la referencia a una sociedad futura, tal y como lo manifestó, en varias ocasiones, Soto y Gama. Pero el Manifiesto no caía en la inocencia, e incluía la aclaración de que, si los gobiernos de Díaz y Huerta habían dado todas las facilidades a quienes detentaban el poder económico, en detrimento de los trabajadores, “… la Revolución otorgará a estos, a los de abajo, a los que luchan en condiciones de notoria desigualdad, una protección especial… les garantizará amplia y cumplidamente sus libertades de asociación, de huelga y de boicotaje, acudirá en su ayuda con leyes justicieras….”621 Estos párrafos son importantes porque en ellos podemos ver la mano de Soto y Gama y sus preocupaciones, sobre todo, en cuanto a los obreros, y la forma en la que deja abierta la puerta para que ellos continúen la lucha revolucionaria. En el Manifiesto se atacó el reconocimiento que hizo el gobierno estadounidense del de Carranza, y también la política extranjerista del coahuilense. Sanciona el Manifiesto:

620 621

Ídem. Ibíd. p, 172.

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“Carranza, Wilson y los grandes terratenientes, son pues, los enemigos que el pueblo mexicano tiene que vencer.”622 El tono innegablemente conciliador del Manifiesto ha sido muy cuestionado, sobre todo, por el desgaste que había sufrido la Convención, a partir de los conflictos internos y de las derrotas militares. Adolfo Gilly, por ejemplo, señala que la única firma importante en el Programa es la de Soto y Gama,623 aun cuando también aparecen las de otros destacados delegados, como Otilio Montaño y Jenaro Amezcua, o los representantes de Palafox y Tomás Urbina.624 Por otro lado, Gloria Villegas concuerda con Gilly en que el documento en cuestión, muy por debajo de otros documentos zapatistas, dejó de lado los postulados radicales y la retórica anarquista.625 Sin embargo, me parece que dichos conceptos, en realidad, no tenían razón de estar presentes en el Manifiesto, pues en él se estaban presentando las bases para el establecimiento de un gobierno revolucionario; por lo que sería un sin sentido que se utilizara la retórica anarquista. Otro factor de suma importancia es que ni el Manifiesto ni el Programa eran meramente zapatistas, pues el Programa fue debatido y conformado entre los delegados de la División del Norte y del Ejercito Libertador, y, seguramente, los pocos delegados del norte que quedaban también influyeron en el Manifiesto final. Womack señala que dirigir el Manifiesto en contra de los latifundistas pudo haber reducido su impacto, pues la coyuntura había cambiado a lo largo de 1915; el problema agrario parecía estar en vías de solución; y el carrancismo también había hecho suya la bandera de las reformas sociales; lo que, en opinión de Arnaldo Córdova, le resto legitimidad

622

Ibíd. p. 174. Gilly… Óp. Cit. p. 283. 624 Ejercito Campesino… Óp. Cit. pp. 178 – 179. 625 Gilly… Óp. Cit. p. 283, Villegas… Óp. Cit. p. 478. 623

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y apoyo al movimiento del sur.626 Si bien estas afirmaciones no carecen de razón, lo cierto es que el Manifiesto sólo era la introducción a todo un programa de gobierno en el que se abarcaban diversos ámbitos, de manera mucho más avanzada, comparada con el modo como el carrancismo se había planteado la problemática;627 lo que demerita tales tesis. Sin embargo, el juez más difícil de convencer para aprobar el Programa de Reformas, era el Caudillo del Sur, quien había instruido a sus delegados sobre lo que debería ser su contenido. “Al recibir el Programa de Reformas en Tlaltizapán, Emiliano Zapata escuchó con interés y tuvo gestos de satisfacción por las garantías para el obrero. ‘Esto está muy bien’, expresó, y en seguida comentó las penalidades de los mineros de Huautla, que conoció directamente.”628 Relata Octavio Paz Solórzano que el interés de Emiliano iba creciendo, conforme escuchaba las resoluciones del apartado agrario, pero al llegar al final, espetó: “… son ustedes unos… tarugos”, pero con otras palabras… “se les ha olvidado lo principal, el Plan de Ayala, el artículo sexto” y nos mostraba el papel que había sacado del aparador… el código de la revolución suriana… lo que más preocupaba a Zapata era la defensa de las tierras con las armas en la mano… Soto y Gama le contestó: “Tiene usted razón, jefe. En la próxima sesión de la Convención adicionaremos el programa.”629

Aunque la Convención ya no se pudo reunir, y tal adición no se realizó, en términos generales, parece ser que Zapata quedó satisfecho con el Programa de Reformas, y no hubo fusilados por esa causa.

626

Córdova… Óp. Cit. pp. 204 – 205. Ávila… Las corrientes revolucionarias… Óp. Cit. p. 400. 628 Pineda Gómez… Ejercito Libertador… Óp. Cit. p. 379. 629 Citado en Ibíd. p 379 – 380. 627

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5.3 Gobierno campesino Mientras Antonio se batía en los debates convencionistas, en Morelos, la Revolución se estaba llevando al cabo. El reparto de tierras se realizó, y, para ello, se contó con el valioso apoyo de los estudiantes de la Escuela Nacional de Agricultura. Marte R. Gómez recordó quién impulsó los estudiantes a unirse a la revolución: A Morelos fuimos, sobre todo, alumnos de sexto año, y la razón fue obvia: en la Clase de Mecánica Analítica, que desempeñaba con gran brillo y competencia el distinguido ingeniero civil don Ignacio Díaz Soto y Gama, cuando terminaban las explicaciones teóricas seguían casi siempre charlas intimas sobre la situación del país y de manera insensible el ingeniero Díaz Soto y Gama caldeaba nuestro credo revolucionario y nos inclinaba a unirnos al único grupo que a su juicio tenía ideología y programa definido: el zapatista.630

El hermano de Antonio, Ignacio, fue nombrado Director Técnico de la Comisiones Agrarias, y fue comisionado a supervisar el reparto de tierras en el Estado de Guerrero.631 Con la finalidad de que los campesinos beneficiados con el deslinde ejidal, que realizaron los agrónomos, pudieran hacerse con los instrumentos necesarios para los trabajos del campo, Felipe Santibáñez ideó una Caja Rural de Préstamos, de la que Ignacio fue nombrado director. Para poner en práctica los préstamos, se formaron asociaciones de crédito en los pueblos. A las dichas asociaciones se les hacía el préstamo, y tenían responsiva mutua para el pago; por lo que, para formar parte de ellas, se escogía a los hombres honrados, trabajadores y sobrios, que garantizasen el correcto funcionamiento de las asociaciones y de la Caja de Préstamos. 632 La actividad agrónoma de Ignacio durante años de 1915 y 1916 fue intensa, pues, como hemos visto, se involucró en varios proyectos. Uno de ellos fue la organización de la 630

Citado en Díaz Soto y Gama… La revolución agraria… Óp. Cit. p. 217. Ibíd. p. 220. 632 Ibíd. p. 223, Gómez Gutiérrez… Óp. Cit. p. 60. 631

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colonia cooperativa Ejército Libertador. Ésta constaría de veintiséis mil hectáreas, tomadas de las haciendas de Temixco, Ocuila y de San Vicente. Sólo podían participar miembros o simpatizantes de la Revolución, y, de hecho, se aseguraba que, entre los miembros fundadores, se encontraban Manuel Palafox, Otilio Montaño, Santiago Orozco, Jenaro Amezcua e Ignacio y Antonio Díaz Soto y Gama, cuyas “… aspiraciones e ideales son los mismos que caracterizan a la Revolución Convencionista.”633 Para la cual, de hecho, con la excepción de Ignacio, todos se encontraban laborando. Entre los planes para echar a andar la colonia, se encontraba la creación de un Instituto Mercantil, que abastecería a la colonia a precios bajos; se establecerían escuelas, estaciones agrícolas experimentales, y un periódico como medio de información, pues consideraban de “vital importancia la educación física, moral e intelectual de los colonos.”634 Aquellas personas que desearan afiliarse, adquirían la obligación de “edificar su casa, cercar, plantar y mejorar su lote, sembrar sus terrenos… y trabajarlos.” 635 También debían vivir en la colonia, al menos por cierto tiempo, y “… hacer promesa solemne de ayudar a la causa e intereses de la colonia en todo lo que les sea posible.” 636 Al cumplir con dichas obligaciones, también los colonos tendrían el derecho de comprar acciones de las industrias y negocios cooperativos, y crédito, para comprar sus menesteres “… a poco más del costo de producción.”637 Podrían seleccionar el terreno de su preferencia; contarían con una suscripción al órgano informativo de la colonia, y con acceso al servicio médico y medicinas “al costo”.638 633

Invitación a la Colonia Cooperativa “Ejercito Libertador”, marzo de 1915, Cuernavaca, Morelos, AADSyG, Rollo 6. 634 Ídem. 635 Ídem. 636 Ídem. 637 Ídem. 638 Ídem.

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Al final, este proyecto no pudo realizarse. Womack señala que su organizador era Hubert L. Hall, un estadounidense que había adquirido tierras en Morelos, pero que las había perdido con la Revolución. En 1915, regresó al estado, como enviado diplomático, con estos planes, que, incluso, presentó a Palafox, quien investigó al personaje, y descubrió que no era representante oficial. Pero poco después desapareció. Womack afirma que la colonia cooperativa se trató de un fraude de Hall. Sin embargo, menciona que Ignacio Díaz Soto fue el único que sí trabajó con seriedad por su realización.639 Y, aunque no funcionó, muestra la energía con la que actuó Ignacio, como parte de las Comisiones Agrarias. Este entusiasmo por parte de los estudiantes agrónomos era compartido por revolucionarios y campesinos zapatistas, pues se trató del clímax de la Revolución. Fue el tiempo en el cual se creó una nueva sociedad, basada en las aspiraciones campesinas, que incluyeron el igualitarismo, la equidad y la justicia social, materializada en el pueblo armado. Esta experiencia ha sido llamada por Gilly la Comuna de Morelos, recordando a su homóloga parisina.640 También ésta fue la época del mayor acercamiento al PLM. “Emiliano Zapata ofreció a Antonio de P. Araujo poner a disposición de Regeneración todo el papel que se necesitara, en caso de que el periódico se publicase en territorio controlado por las fuerzas surianas.”641 Sin embargo, el ofrecimiento, aunque agradecido, no fue aceptado. Armando Bartra señala que Ricardo Flores Magón no quería perder el internacionalismo que tenía desde Estados Unidos al instalarse en Morelos.642

639

El documento contiene una nota al margen, firmada por Antonio, en la que cofirma que Ignacio trabajó como organizador de la cooperativa. Ídem, Womack… Óp. Cit. p. 232 – 234. 640 Gilly… Óp. Cit. pp. 276 – 277. 641 Flores Magón, Ricardo. Contra el Zapatismo en Regeneración, 23 de octubre de 1915, en Flores Magón… Óp. Cit. p. 442. Antonio de Pio Araujo visitó Morelos a principios de 1915 y se entrevistó con Zapata quien “hizo patente una vez más su amistad hacia los miembros de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano.” Pineda Gómez… Ejercito Libertador… Óp. Cit. p. 85. 642 Bartra... Óp. Cit. p. 16.

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Cuando la Convención dejó de funcionar, Zapata nombró a Antonio, junto a Rodrigo Gómez, comisionados de propaganda, con la tarea de viajar a los Estados Unidos, para dar a conocer los principios de la revolución del sur, y ganar el apoyo extranjero. Ante la falta de fondos, los comisionados viajaron a Oaxaca, para tratar de conseguir que el gobierno estatal financiara la empresa; sin embargo, éste alego que no tenía fondos para ello; por lo que intentaron cambiar un cheque por efectivo, aunque la respuesta fue la misma. Ante la negativa, Antonio viajó a Puebla, y Rodrigo Gómez se ofreció a viajar a la capital, para tratar de cambiar el cheque, pero no regresó, por lo que Antonio tuvo que regresar a Morelos. 643 Instalado de nuevo en el Cuartel General, Antonio inició su labor propagandística, elaborando manifiestos y documentos para Zapata. En ellos plasmó los reclamos y la justificación de la lucha campesina. Estos documentos son interesantes porque muestran una mezcla entre la retórica radical de Antonio, la utilización de conceptos socialistas de tendencia ácrata, y las aspiraciones de Zapata, más enfocado en la construcción de un gobierno, y en la implementación de leyes necesarias para su funcionamiento. En junio de 1916, se publicó un Manifiesto que muestra claramente esta convergencia. En él se hacía una dura crítica a Carranza, por su política conservadora y su hambre de poder. Se ensalzó la lucha del sur, que ya había enfrentado tres gobiernos, el de Díaz, Madero y Huerta; por lo que desdeñaba a Carranza como un “… dictador improvisado a toda prisa, un déspota de nueva creación, tan perverso como los anteriores, y mucho más insignificante que ellos”644 Frente a la futilidad de Carranza, se alzaba la lucha de los oprimidos: 643

Antonio Díaz Soto y Gama a Emiliano Zapata, 31 de diciembre de 1915, FEZ, C. 10, Exp. 12, Fs. 15 – 16. Felipe Ávila señala que Antonio se dedicó a “tareas de organización pero sin volver a ocupar el primer plano de antes”, señalamiento que como veremos resulta erróneo. Ávila… Las corrientes revolucionarias… Óp. Cit. p. 500n. 644 Díaz Soto y Gama, Antonio, Discurso, s/f, AJA, L. 273, C. 3, D. 1.

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Pero el pueblo no se deja ya engañar y la lucha sigue: de un lado los acaparadores de tierras, los ladrones de montes y de aguas, los que todo lo monopolizan… y del otro, los campesinos despojados de sus heredades… los que han sido robados en su jornal o en sus intereses… y que quieren recobrar lo que es suyo, tener un pedazo de tierra que les permita trabajar y vivir como los hombres libres, sin capataz, sin amo, sin humillaciones y sin miserias.645

Como podemos observar, de nueva cuenta, el conflicto central es entre campesinos y latifundistas, una visión más estrecha de la que había mostrado Antonio, quien también remarcaba la lucha urbana de los obreros. Sin embargo, la retórica del Manifiesto sí muestra su influencia en el uso de ciertos conceptos, y, sobre todo, en la descripción de libertad: “sin capataz, sin amo”. Frase que contrasta con la continuación del escrito: “La Revolución tiende a realizar ese hermoso ideal, a suprimir la esclavitud de los campos y a crear la pequeña propiedad en vez de esas enormes haciendas que matan toda libertad, y son causa de la ruina de la agricultura y solo sirven para cimentar la omnipotencia de los grandes poseedores de la tierra.”646 Este fragmento también muestra una postura muy distinta, pues nuestro personaje no se había manifestado por la pequeña propiedad, y sí lo hizo en términos contrarios durante la Convención. Esta mezcla de visiones, la de Zapata y la de Antonio, marcarían la mayoría de los manifiestos publicados por el Ejército Libertador en adelante. El Manifiesto iba firmado por los principales jefes zapatistas, incluso Antonio.647 En comparación, en junio del mismo año, apareció un documento expedido por el departamento de publicidad del Cuartel General, signado por Antonio Díaz Soto y Gama. En 645

Ídem. subrayado mío. Ídem. subrayado mío. 647 Sería publicado en Regeneración hasta noviembre 25 de 1916, con la siguiente aclaración; “Nuestros compañeros anarquistas encontrarán que los abnegados revolucionarios surianos hablan de Patria, Reforma, Gobierno, pequeña propiedad y otras cosas que nosotros combatimos con energía y constancia… firman el documento generales y profesionistas; pero eso no debe inquietarnos, porque sabemos bien que aquellos revolucionarios no son anarquistas. Empero, si no son anarquistas, hacen obra de anarquistas, pues expropian la riqueza en provecho de la masa, como lo haría el mejor anarquista.” Flores Magón… Óp. Cit. p. 488. 646

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él se expresó en términos distintos. Señaló que el pueblo había permanecido apático a los las revoluciones que se habían hecho en la República, pues éstas sólo tenían, por objetivo, la conquista de empleos, o cambiar al tirano, “… por eso el pueblo veía pasar los planes políticos y los códigos regeneradores, las revoluciones y los gobiernos, sin entusiasmarse y sin conmoverse. ¿Para qué? Ellos, los hijos del pueblo, no habían de ser diputados, ni senadores, ni ministros, ni presidentes de la República.” 648 Como vemos en este escrito, sí está presente el desprecio que Antonio había mostrado por la política electoral y las instituciones burguesas, y apostaba por las reformas sociales: ¿Por qué las cosas han variado? ¿Por qué el hombre del pueblo tiene fe?... ¿Por qué hace siete años que el campesino se agita, esgrime el fusil, prepara emboscadas, y antes que pensar en rendirse, prefiere llevar en las montañas la azarosa existencia del héroe, la vida agitada y épica del guerrillero legendario? Los humildes sacuden su apatía, los eternamente dóciles empiezan a volverse rebeldes, los postergados desafían a los amos, los esclavos de ayer vencen y castigan a los poderosos, los cobardes de la Conquista son los héroes del derecho humano. El milagro se debe a que allá, en lo alto, en Villa de Ayala, surgió de pronto la señal esperada… la gran bandera jamás antes de ahora enarbolada, que simboliza para los oprimidos el pasado, el presente y el porvenir; la bandera del pueblo, la bandera del campesino, la inmortal bandera que anuncia Tierra y Libertad. Y al ver que quien la prometía era uno de los suyos, un Zapata, un postergado, un rebelde, un campesino, el pueblo tuvo fe y se insurreccionó gallardamente. [el campesino]… exige, y con razón, que la tierra, los granos, las ricas mazorcas, las sabrosas legumbres, la leche apetitosa, la carne suculenta, los alimentos que dan fuerza y vida, sean para él, que es el productor y no para el hacendado que es el holgazán. Y el pueblo triunfará: tendrá lo que merece, lo que nunca ha tenido: pan y libertad, tierra y justicia.649

Es necesario destacar que, en este escrito, también ocupa un lugar primordial la cuestión campesina; aunque como podemos ver, la importancia que Antonio le da a la libertad económica sigue presente, y sigue él acorde con los postulados del PLM, incluido su lema,

648 649

Díaz Soto y Gama, Antonio, El reparto de tierras la verdadera revolución, junio 1916, AJA, L. 257, C. 3, D. 1. Ídem. Subrayado en el original.

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Tierra y Libertad, como un saludo a sus antiguos camaradas. El rechazo a los “amos, capataces y tiranos” también sigue la línea socialista que aún podemos ver en el Manifiesto. Los dos documentos anteriores ejemplifican los textos que se utilizaron como propaganda del zapatismo: “El Cuartel General del Ejército Libertador recomienda la reproducción de estos artículos.”650 El manifiesto de Soto y Gama también apareció publicado en Regeneración, y fue utilizado, como otros discursos y artículos, por Jenaro Amezcua en su comisión de propaganda en la Habana.651 Esta colaboración con Zapata marcó, de manera especial, a Antonio. Se crearía entre ambos una estrecha amistad, e inició una nueva etapa de militancia en la que Antonio enfocó sus esfuerzos en hacer valer el Gobierno Convencionista en el territorio dominado por el Ejército Libertador. Para ello, canalizó la práctica local de los campesinos hacia las disposiciones del Proyecto de Reformas. Pero el zapatismo no se ensimismó. Militarmente, se hicieron planes para reocupar la capital, y Antonio colaboró creando disposiciones legales, como un programa económico, para su futura aplicación desde la capital.652 Sin embargo, los zapatistas no eran la única fuerza actuante, y los constitucionalistas tenían sus propios planes. Y, poco a poco, fueron estrechando el cerco en torno a Morelos. Gilly diferencia la lucha en contra de las facciones convencionistas: mientras que el ataque contra Villa fue rápido y fulminante, la lucha contra el zapatismo fue larga y costosa:653 “… la ruina de la revolución originaria de Morelos, por lo tanto, no fue un derrumbamiento, sino un

650

Ídem. Publicado en Regeneración el 6 de octubre de 1917, Flores Magón… Óp. Cit. p. 516, Guerra Vilaboy, Sergio, Repercusiones de la Revolución Mexicana en Cuba en Galeana… Óp. Cit. p. 282, Gilly… Óp. Cit. p. 305 652 Gómez Gutiérrez... Óp. Cit. pp. 59, 62, Gilly… Óp. Cit. p. 287, Womack… Óp. Cit. p. 267. 653 Gilly… Óp. Cit. p. 280. 651

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confuso, amargo y desgarrador ir cediendo.”654 La célebre frase de Womack tendría una especial significación para nuestro personaje. Pero aun con la amenaza constitucionalista, Antonio continuó trabajando. Una prueba de su cercanía con Zapata es la Ley de Libertad Municipal, promulgada por Zapata, el 15 de septiembre de 1916, pero formulada por Soto y Gama. Como sabemos, la libertad municipal fue un tema que interesó a nuestro personaje desde principios de siglo, y que lo acompañó en la radicalización de su ideología. La citada ley corresponde a los postulados hechos por Antonio hacía 15 años. En sus considerandos, se establecía la libertad municipal como “la primera y más importante de las instituciones democráticas, toda vez que no hay nada más natural y respetable que el derecho que tienen los vecinos… para arreglar por sí mismos los asuntos de la vida común y para resolver lo que mejor convenga a los intereses y necesidades de la localidad.”655 Criticó la forma en la que los gobiernos anteriores habían sometido los municipios a los dictados del gobierno federal, por medio de los gobernadores y jefes políticos; por lo que la ley en cuestión era presentada como el cumplimiento de una de las promesas revolucionarias.656 La ley emancipaba a los municipios de la tutela gubernativa en su administración interior y en el ramo económico, propuesta que Antonio sostuvo en la Convención. La legislatura o gobierno estatales podrían hacer observaciones a los municipios, pero, en última instancia, éstos tomarían la decisión. Los ayuntamientos serían elegidos por voto directo de todos los miembros del municipio; desempeñarían el cargo durante un año, y no podrían reelegirse, sino hasta pasados dos años.657 Como vemos, la concepción del municipio era

654

Womack… Óp. Cit. p. 243. Ejercito Libertador de la República Mexicana. Cuartel General en Ejercito Campesino… Óp. Cit. p. 200. 656 Ídem. 657 Ibíd. p. 201. 655

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muy similar a la que Antonio había esgrimido en su tesis de licenciatura; pero ahora era presentada con una visón más madura y adecuada a las necesidades que la Revolución impuso. De nueva cuenta, podemos ver una mezcla de ideas, las de Antonio y las de Zapata, fundidas en un documento que debía ponerse en práctica, para la formación de un gobierno revolucionario. Pero la ya prolongada guerra y las condiciones atípicas, en las que no había más autoridad que la militar, habían hecho estragos en una población que se encontraba desorganizada y a merced de los bandidos y jefes militares que, en ocasiones, abusaban de su condición, en detrimento de la población. Para revertir esa situación, Zapata ideó la creación de un organismo que impulsara la organización política de la sociedad, al mismo tiempo que alentara su participación en la política. Dicha propuesta ha sido considerada como la iniciativa de un partido político.658 Zapata explicó a Soto y Gama la situación: Todos aquellos que me ayudaron a prender fuego a la casa, no quieren hoy ayudarme a apagarla. Y, sin embargo, ello es indispensable. Por eso he creído necesario fundar la “Asociación Defensora de los Principios Revolucionarios”, de la que usted es presidente, para que usted y sus compañeros hagan un recorrido por los pueblos, explicándoles con claridad lo siguiente: que si yo me levanté en armas, no fue para proteger bandidos ni para solapar abusos, sino para dar cumplidas garantías a los pueblos.659

La primera Asociación fue fundada por Antonio, Gildardo Magaña y Enrique Bonilla, en Tochimilco, Puebla, el 12 de diciembre de 1916.660 Ahí mismo, se establecieron las bases sobre las que trabajarían la Asociaciones. Debían: dar a conocer, tanto a los revolucionarios armados como a los vecinos pacíficos, los manifiestos, leyes y circulares del Cuartel General, así como los fines que persigue la Revolución... fomentar con especial cuidado la instrucción de la niñez y de la juventud a 658

Gilly… Óp. Cit. p. 291, Villegas… Óp. Cit. p. 488. Díaz Soto y Gama… Óp. Cit. pp. 275 – 276. 660 Acta de Fundación de la Asociación Defensora de los Ideales Revolucionarios, CCGdS, Exp. Cuernava, Morelos, 6 de octubre de 1915, F. 431. 659

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la que explicarán de forma adecuada los ideales revolucionarios, excitar a las autoridades a que cumplan con el deber que tienen de sostener el mayor número de escuelas y dotarlas de buenos profesores y elementos suficientes, vigilar el exacto cumplimiento de las promesas revolucionarias… mediar en los conflictos que surjan entre las autoridades civiles y los jefes militares o la tropa, nombrar oradores que den conferencias periódicas… haciendo propaganda de principios y explicando a las fuerzas revolucionarias… y a los ciudadanos… los deberes que respectivamente les corresponden, tomar parte en las elecciones de toda clase de autoridades, formulando candidaturas, exhortando a los ciudadanos a que cumplan con sus deberes electorales y organizándolos para las elecciones.661

Los objetivos de las asociaciones eran la educación cívica de los habitantes pacíficos, fomentar su participación política en defensa de sus intereses, la moralización de la tropa, y que la propaganda revolucionaria llegara hasta el seno de las familias. Los integrantes de la Asociación debían ser elegidos por voto directo de los habitantes del pueblo: cuatro oficiales y seis miembros con voz y voto. Debían saber leer y escribir, y, también, ser simpatizantes de la Revolución, y no haber afectado a la población, por nexos con los gobiernos pasados. El cargo se desempeñaba durante cuatro meses, y estaba prohibida la reelección sino hasta pasado un año.662 Como vemos, las Asociaciones eran, en realidad, la puesta en práctica de la Ley de Libertad Municipal, y, de hecho, así funcionaron. Pronto se formaron numerosas Asociaciones a lo largo de la zona controlada por los zapatistas. Como organismo central, del cual dependían las Asociaciones y al que debían rendir cuentas, se creó el Centro Consultivo de Propaganda y Unificación Revolucionarias. El 2 de enero de 1917, quedó establecido, y Soto y Gama fue elegido presidente, Manuel Palafox vicepresidente, y, como secretario, figuró Enrique Bonilla, y Conrado Díaz Soto y Gama fue elegido prosecretario. En total, sumaban quince miembros.663

661

Ídem. Womack… Óp. Cit. p. 271. 663 Acta de la sesión de instalación del Centro (Consultivo) de Propaganda y Unificación Revolucionarias, 3 de enero de 1917, CCGdS, Exp. Cuernava, Morelos, 6 de octubre de 1915, Fs. 238. 662

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Las funciones de los consultantes eran, básicamente, las mismas que las de las Asociaciones; pero tenían la responsabilidad de vigilar que éstas funcionaran correctamente, y la de dar solución a los conflictos que no podían resolverse desde la localidad.664 También eran los encargados de proporcionar los medios de propaganda, por medio de su periódico El Sur, en el que se publicaban los manifiestos y disposiciones del Cuartel General, así como documentos elaborados por Antonio, con la finalidad de dar a conocer ideales revolucionarios como los que citamos anteriormente. En sus escritos, Soto y Gama criticó fuertemente la política de Carranza, quien había prometido reformas sociales, y, en cambio, daba más poder a los capitalistas, repitiendo los vicios del porfirismo. Se refirió a la revolución del sur como la única capaz de dar solución a los problemas sociales por medio del reparto agrario, e hizo un llamado a los obreros cansados de “la opresión del taller y de las intrigas de la ciudad.”665 A los cuales obreros se ofrecían tierras, para que se libraran de la esclavitud urbana. La nueva estructura, ideada por Zapata y ejecutada por Antonio, fue un éxito. Los pobladores inmediatamente entraron en acción, comprendiendo la importancia de esta nueva empresa, por lo que el Centro Consultivo se enfocó en otros menesteres. En sus sesiones, se discutían los proyectos de leyes para regir la reorganización de la zona zapatista. La más importante fue la Ley Orgánica del Cuartel General, aprobada en la segunda sesión del Centro Consultivo; mediante la cual se organizó el gobierno revolucionario, a partir del Cuartel de Tlaltizapán.666 Éste se dividió en seis Departamentos: el de Guerra, el de Gobernación, el de Agricultura, el de Colonización y Fomento, el de Hacienda y Relaciones Exteriores, el de

664

Gilly… Óp. Cit. p… 293 -294, Villegas… Óp. Cit. p. 489 – 491. La Revolución política y la Revolución campesina en El Sur, 1 de enero de 1918. 666 Actas de sesión del Centro (Consultivo)… Óp. Cit. fs. 241. 665

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Justicia e Instrucción Pública y el de Comunicaciones.667 Estos Departamentos dependían directamente del Jefe Supremo de la Revolución, Emiliano Zapata, y debían conocer, estudiar y resolver los asuntos de su denominación.668 La dicha ley fue complementada con la del 5 de marzo de 1917, en la que se establecían los derechos y obligaciones, tanto de los pueblos como de las fuerzas armadas.669 Juntas, estas leyes fueron la base para la nueva organización política y social del territorio zapatista. Antonio fue designado Jefe del Departamento de Hacienda del Gobierno del Cuartel General. En ese papel, presentó una serie de medidas económicas y financieras, para su discusión y aprobación por el Centro Consultivo. Antonio proponía que, al ocupar la capital el ejército revolucionario, se debía realizar una junta con los representantes de la banca, del comercio y de las asociaciones obreras, con la finalidad de reconocer los billetes producidos por la Convención, y la moneda carrancista, estableciendo, de manera conjunta, un valor oficial.670 De igual forma, presentó nuestro personaje, para su discusión, proyectos de ley contra los traidores a la Revolución, contra los enemigos de la Revolución, y para la institución de tribunales revolucionarios. No se logró identificar estos textos en los archivos consultados, pero sabemos que fueron aprobados en la sesión del 1 de abril de 1917. 671 No así la propuesta de medidas financieras, rechazada por Palafox, Gregorio Zúñiga y A. Santoyo,672 argumentando que las situación que vivían demostraba que, aun si el Ejército Libertador ocupaba de nuevo la capital, éste no podrían aniquilar a los carrancistas; por lo que el triunfo

667

Ley Orgánica del Cuartel General, 5 de enero de 1917 en Ejercito Campesino… Óp. Cit. pp. 48 – 50. Ídem. 669 Ley de 5 de marzo de 1917 en Íbid. P. 50 – 55. 670 Medidas de Orden Económico y Financiero, 10 de enero de 1917 en Ejercito Campesino… Óp. Cit. pp. 180 – 181. 671 Acta de sesión del Centro (Consultivo)… Óp. Cit. Fs. 244 – 246. 672 Ídem. 668

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no sería definitivo, y la desconfianza en el papel moneda crecería.673 Opinión ratificada, en los mismos conceptos, por Zapata.674 El 20 de septiembre de 1917, se promulgó el Decreto Contra los Traidores a la Revolución, cuyas normas nos permiten imaginar las propuestas hechas por Antonio. El decreto declaraba a todo miembro del Ejército Libertador que, de cualquier forma, colaborara con los carrancistas, traidor a la Revolución, y se le condenaba a la pena de muerte, si se encontraba en territorio nacional, o al destierro por veinte años, si se encontraba en el extranjero. En ambos casos, todos sus bienes serían confiscados conforme al Plan de Ayala.675 Soto y Gama, Montaño y Palafox, en conjunto, formularon la Ley sobre Ingresos del Estado y Municipales para el Estado de Morelos. En ella, se establecían las medidas recaudatorias para la manutención del Estado. Los ingresos debían ser recolectados por los ayuntamientos municipales, mientras que no se conformara un gobierno estatal. 676 Esta ley fue promulgada por Zapata el 18 de septiembre de 1916, pero fue discutida y aprobada en la tercer reunión de los consultantes.677 Las leyes y decretos que emanaron del Centro Consultivo no eran, sin embargo, producto exclusivo de los intelectuales que lo formaban. Mensualmente, se llevaba a cabo una reunión con los secretarios o intelectuales que trabajaban con cada jefe militar, con el

673

Dictamen que presentan los suscritos sobre los proyectos de leyes que presento el señor licenciado AntonioDíaz Soto y Gama, al Centro Consultivo de Propaganda y Unificación Revolucionaria en Ejército Campesino… Óp. Cit. pp.184 – 188. 674 Ejército Campesino… Óp. Cit. pp. 189 – 190. 675 Decreto Contra los Traidores a la Revolución en Ejercito Campesino… Óp. Cit. pp. 60 – 61. 676 Ley sobre Ingresos del Estado y Municipales para el Estado de Morelos en Ejercito Campesino… Óp. Cit. pp. 202 – 207. 677 Acta de sesión del Centro (Consultivo)… Óp. Cit. F. 242.

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propósito de “… cambiar impresiones… a efecto de unificar totalmente el criterio revolucionario que urge estudiar colectivamente.”678 Asimismo, los consultantes mantenían constante comunicación con las Asociaciones, para la defensa de la Revolución, y, en sus conferencias, se exponían las virtudes y logros de la lucha armada; se hablaba de sus avances, pero, también, de sus conflictos internos, rendiciones o traiciones, y exhortaban a los pobladores a propagar los periódicos y manifiestos que les proporcionaba el Centro. En el fondo, lo que se impulsaba era la educación de los pobladores.679 En su carácter de presidente del Centro Consultivo, Antonio se convirtió en una autoridad para los pobladores de Morelos. Se dirigían a él para pedir solución a sus problemas. En febrero de 1917, el presidente de la Asociación Defensora de los Principios Revolucionarios de Zacualpan de Amilpas, le dirigió una misiva a Antonio, para informarle del descontento de los pobladores de Atlixco por la ocupación constitucionalista, y de los abusos de sus soldados. Para sus efectos, Antonio giró la orden al general Francisco Mendoza, para que ocupara el poblado en cuestión, recomendándole respetar los derechos de los pobladores.680 En el sentido opuesto, otra misiva reportaba la conducta violenta que en, contra de la población de Teloloapan, Guerrero, ejercían el general Jesús H. Salgado y sus fuerzas. El general refutó diciendo que la ciudad era refugió de enemigos; por lo que amenazó con quemarla. La carta tenía el objeto de dar a conocer la situación, tanto al Cuartel General como

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Antonio Díaz Soto y Gama a Francisco Mendoza, 3 de marzo de (1917?), AJA, L. 401, C. 5, D. 1. Juan Herrera Ponce al Presidente del Centro Consultivo para la Propaganda y Unificación Revolucionarias, 4 de agosto de 1917, CCGdS, Exp. Cuernavaca, Morelos, 6 de octubre de 1915, fs. 215 – 216 y Juan L. Ríos a Antonio Díaz Soto y Gama, 30 de julio de 1917, CCGdS, Exp. Cuernavaca, Morelos, 6 de octubre de 1915, f. 220. 680 Antonio Díaz Soto y Gama a Francisco Mendoza, 26 de febrero de 1917, AJA, L. 292, C. 4, D. 1. 679

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al Centro Consultivo, para que intervinieran, e impidieran que la ciudad fuera reducida a cenizas.681 El general Salgado se excusó ante el Centro, declarando que, efectivamente, en el poblado se escondían enemigos de la causa que defendían, que no quemaría la ciudad, pero que sí los castigaría. La respuesta por parte de los comisionados consultantes dejó clara su postura: Nos dice Ud. que el elemento pacífico de Teloloapan no debe sentirse agraviado por que vayan a tomarse medidas contra las casas de los voluntarios; así debe ser en efecto, y todavía más; aun cuando dicho elemento pacifico se sintiese agraviado, esto no debería suspender una medida que la salud de la causa exigiera, pues primero está la justicia revolucionaria y su defensa que las opiniones particulares. … pedimos y pediremos [para los enemigos de la Revolución] el castigo que merecen dentro de las leyes de la guerra y las disposiciones del Cuartel General.682

Declaración importante, pues muestra la preferencia por purgar el movimiento, y castigar a los enemigos de la Revolución, aun a costa de la población pacífica. Este testimonio también nos da una idea sobre la intransigencia, en las disposiciones de Antonio, en contra de los enemigos o traidores a la Revolución. Pero, a pesar de apoyar al general Salgado en el ajusticiamiento de los enemigos, se le dejaba también en claro que debía … excluir en lo absoluto a los jefes de zona y demás autoridades militares de toda participación en los asuntos meramente civiles, pues conocida es la tendencia del elemento armando a cometer abusos y a extorsionar [mutilado] pueblos; por lo que no son los militares los más indicados para velar por el cumplimiento de los ideales revolucionarios y la defensa de los derechos de los pueblos… por esta revolución eminentemente democrática… el Gobierno debe ser puesto en manos del pueblo o de sus legítimos representantes.683

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Coronel Juan Ledesma y Carlos Pérez Guerrero a Antonio Díaz Soto y Gama, 1 de julio de 1917, CCGdS, Exp. Cuernavaca, Morelos, 6 de octubre de 1915, f. 40. 682 Comisión de Propaganda y Unificación Revolucionarias a Jesús H. Salgado, 4 de julio de 1917, CCGdS, Exp. Cuernavaca, Morelos, 6 de octubre de 1915, f. 237. 683 Centro Consultivo para la Propaganda y Unificación Revolucionarias a Jesús H. Salgado, s/f, FEZ, C. 14, Exp. 16, Fs. 32 – 33.

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Antonio resaltaba la importancia de mantener a los militares fuera de las cuestiones políticas (lo que coincidía con el discurso del Centro Consultivo y de las Asociaciones para la Defensa de los Principios Revolucionarios), y la de fomentar la organización civil, para ocupar el gobierno y administrar los bienes nacionalizados. Posiciones que, además, había sostenido en la Convención. Las quejas, o consultas, que llegaban a Antonio, servían también para formular disposiciones que corrigieran dichos vacíos. Trataba, además, de dar soluciones fundamentadas a las dichas quejas. Cuando se le consultó sobre la posibilidad de prohibir la venta de bebidas alcohólicas como medio para combatir el alcoholismo, Antonio respondió que la dicha medida no podía ser aprobada por el Centro Consultivo, pues sobrepasaba los límites de la libertad municipal, ámbito en el que operaba el dicho organismo. Además, la propuesta violaba la libertad de comercio y la individual. Otro aspecto era que los estudiosos no se habían puesto de acuerdo sobre los medios para combatir el alcoholismo, y no se podía dar una solución definitiva. Por tanto, Soto y Gama recomendó que se efectuara la prohibición de forma temporal, como un ensayo social, y que los resultados fueran reportados al Centro.684 Como podemos observar, en realidad, las Asociaciones para la Defensa de los Principios Revolucionarios no hicieron política, sino que siguieron los dictámenes que venían del Cuartel General y del Centro Consultivo; pero los pobladores sí adquirieron una actitud muy militante, en cuanto a la defensa de sus derechos y de las conquistas revolucionarias. 685 En este sentido, creo que ha quedado claro el papel relevante que jugó el Centro en cuanto a autoridad política. La importancia e influencia que adquirió, solo por debajo del Cuartel 684

Centro Consultivo para la Propaganda y Unificación Revolucionarias al Presidente Municipal de Jojutla, Morelos, 11 de junio de 1917, FEZ, C. 20, Exp. 12, F. 11. 685 Gilly… Óp. Cit. pp. 294 – 295, Womack… Óp. Cit. p. 300.

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General, lo posicionaron como segundo al mando; para lo cual, la participación de su presidente, Díaz Soto y Gama, fue vital.686 Sin embargo, la situación ya no era favorable para los campesinos en armas. La Revolución ya no estaba en auge, sino en retroceso, ante el avance de los carrancistas, y las consecuencias pronto se dejaron ver al interior. A principios de mayo, estalló una rebelión en el poblado de Buenavista de Cuéllar, encabezada por Lorenzo Vásquez. La rebelión fue rápidamente sofocada, pero algunos de los soldados capturados aseguraron que el organizador había sido Otilio Montaño. Como hemos visto, ambos jefes eran muy unidos, y los testimonios de los vecinos del poblado aseguraron haber visto a Montaño por esas fechas. De hecho, éste último fue capturado por zapatistas leales muy cerca de Buenavista de Cuéllar. 687 El testimonio de Soto y Gama indica que Zapata desconfiaba de Montaño desde hacía tiempo, pues descubrió que había sido él quien había aconsejado al tuerto Morales que se amnistiara ante Huerta. Tras la rebelión de Vásquez, afirmó que tenía un jefe, y, por la conocida amistad que había, inmediatamente Zapata sospechó de Montaño. Finalmente, encontró, en el archivo de Montaño, una carta comprometedora; por lo que se decidió a ordenar su captura.688 Zapata escogió el consejo de guerra –nos dice Antonio-, y él mismo realizó la acusación. El consejo estuvo formado por el general Ángel Barrios, como presidente, y, como vocales, Palafox, Soto y Gama, Gregorio Zúñiga y Arnulfo de los Santos. 689 Durante su defensa, Montaño alegó que los miembros del juzgado eran sus enemigos políticos, y que lo estaban traicionando, para tener mayor poder en el Ejército Libertador. Denunció también que 686

Villegas… Óp. Cit. pp. 496 – 497. Womack… Óp. Cit. p. 281, Gilly… Óp. Cit. p. 297. 688 Díaz Soto y Gama Antonio, La verdad sobre la muerte del General Montaño en La Prensa, 21 de octubre de 1935. 689 Castro… Antonio Díaz Soto y Gama, genio y figura… Óp. Cit. p. 40. 687

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no se le habían presentado pruebas, pero que las que él había proporcionado para su defensa, la mayoría, documentos provenientes del Centro Consultivo, las tenía Soto y Gama en su poder, y no las había presentado al juzgado.690 Sin embargo, el acusado fue declarado culpable, y ejecutado el día 18 de mayo de 1917. Este conflicto tuvo un gran impacto, pues Montaño, como el más viejo colaborador de Zapata, y como autor del Plan de Ayala, era muy respetado en Morelos, aunque había quedado relegado de las funciones del Cuartel General, en favor de Palafox, primero, y Soto y Gama, después. Simultáneamente y ante el virtual fracaso de la política de intransigencia que Palafox había mantenido en el Cuartel General y que ya no podía sostener bajo las nuevas circunstancias, fue perdiendo influencia ante Zapata. La actitud que había mantenido era un reflejo del ascenso de la revolución campesina, y la pérdida de influencia e importancia eran ahora el reflejo del declive del impulso revolucionario. Los autores coinciden, además, en que se vio afectado por cuestiones personales que, finalmente, desataron la furia de Zapata, quien lo comisionó a Tochimilco, donde desertó de las filas del Ejército Libertador.691 Para Adolfo Gilly, Palafox era quien trataba de crear una base legal socialista, mientras que Soto y Gama era “el hablador anarquizante, declamador de grandes frases y vehículo de las ideas liberales.”692 Su base legal socialista se trata de la Ley Agraria expedida por la Convención, y, fuera de ella, no es posible saber las intenciones de Palafox, o el conocimiento que tenía sobre el socialismo. Como hemos visto, Antonio impulsó todo un programa de gobierno, apegándose al socialismo, en la Convención, y, posteriormente, creó una base legal de acuerdo con los postulados de Zapata. Además, pudo adecuar sus ideas a la cambiante situación social, que por otro lado, terminó por tragarse a Palafox. 690

Delgado, Miguel R., El testamento político de Otilio E. Montaño, México, 1920, AJA, L. 439, C. 5, D. 1. Gilly… Óp. Cit. p. 296, 300 – 301, Womack… Óp. Cit. pp. 301 – 302. 692 Gilly… Óp. Cit. p. 317. 691

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Gildardo Magaña, que había funcionado, en muchas ocasiones, como contacto político con varios jefes militares, mantenía esa postura de conciliación que coincidía con la de unificación revolucionaria que Antonio siempre había manifestado. La nueva situación obligó a Zapata a buscar alianzas con militares que rechazaran a Carranza; por lo que las dotes de Magaña le eran de suma importancia. Mientras Palafox trató de mantener su postura intransigente, Soto y Gama comprendió que dicha actitud no podría sostenerse por mucho tiempo; por lo que se acercó a Magaña, conforme fueron comisionados para buscar alianzas, tanto en el extranjero como entre los jefes alzados contra el gobierno. 693 Y, a mediados de agosto de 1918, se dieron los primeros acercamientos a Obregón: un par de cartas, en la que Zapata incitaba al sonorense a la revuelta, aunque sin recibir respuesta. Womack atribuye la autoría de dichas cartas a Soto y Gama, lo que, para estas fechas, es posible.694 A la par, Antonio continuó con su trabajo propagandístico mediante el cual defendía y justificaba la lucha armada de los campesinos. Justificó la violencia de la guerra, cuando ésta era justiciera, y, para hacerlo, se valió del trabajo de un conocido anarquista francés, la … gran obra de Eliseo Reclus , cómo aquélla y ésta se ayudan, se compenetran y se confunden en un solo y gran movimiento que lleva a la humanidad siempre hacia adelante. Allí verá cómo la naturaleza en el orden social, lo mismo que el físico, recurre tanto al procedimiento revolucionario como al procedimiento evolutivo en su forma lenta.695

Tal como lo había hecho desde la Convención, Antonio defendió el proceso destructivo de la Revolución, para después dar pasó al constructivo. Equiparó la Revolución con actos tan sublimes como el cambio de estaciones o el parto, sucesos que destruyen para dar paso a

693

Ibíd. pp. 281, 298, 302, Emiliano Zapata a Gildardo Magaña, 4 de mayo de 1917, CCGdS, Exp. Cuernavaca, Morelos, 6 de octubre de 1915, f. 285. 694 Womack… Óp. Cit. p. 303. 695 Díaz Soto y Gama, Antonio, Refutación al Lic. Pallares. Los Barbaros arrasaron la Europa y desolaron el Imperio Romano en Evolución, 25 de julio de 1918.

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una nueva forma de vida: “… la misión destructora y a la vez renovadora del invierno, la función creadora de la primavera, la acción complementaria del estío y del otoño, son otras tantas formas catastróficas (es decir, revolucionarias) de que la evolución se reviste.” 696 Pero estas hermosas alegorías contrastaban con la cruda realidad de la guerra. El constante asedio y el avance constitucionalista continuaban haciendo mella dentro del zapatismo. Antonio recordaría aquélla época de forma amarga: Las consecuencias de la lucha tan desigual fueron terribles, sobre todo en los últimos años. Después de innumerables privaciones, algunos zapatistas flaquearon, como es humano, y se rindieron al enemigo. La desmoralización fue creciendo entre nuestras fuerzas. Ya para fines de 1918 y 1919 nuestra situación se hizo angustiosa y sólo nos mantenía en pie la bravura y el estoicismo del Caudillo del Sur.697

En este sentido, se pronunció Antonio en una carta a Jenaro Amezcua, comisionado en Cuba, en la que expresó que “… la Revolución como lo preveíamos, se ha ido purificando, merced a la eliminación de casi todos los malos elementos: Pacheco, Vásquez, Montaño, Arenas, los dos Paniagua (Trinidad y Alberto)… en fin.”698 También es interesante la forma en la que Antonio se refirió a su contexto: “La situación Mundial…… excepcional, única, encantadora. Estamos de acuerdo. Nada más sugestivo y consolador que el simultáneo surgimiento del proletariado Ruso, del Austriaco, del Alemán, del Inglés…… ¡qué sé yo! ¡Parece que tocan a redención, a rebeldía, a gloria!”699 La forma ilusionada en la que nuestro personaje describió los levantamientos obreros a lo largo del orbe, parece reflejar una esperanza de que el movimiento mexicano se revitalizara. Sin embargo, la reacción continuó su asedio y su estrangulamiento sobre los rebeldes de Morelos.

696

Ídem. Duarte… Óp. Cit. p. 131. 698 Antonio Díaz Soto y Gama a Jenaro Amezcua, 14 de febrero de 1918, CCGdS, Exp. 3, F. 97. 699 Ídem. 697

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En otra remembranza de Antonio, podemos imaginar la situación que se vivía, pues el zapatismo estaba … privado de toda clase de elementos, recluido en la región montañosa, con una escases de parque cada vez mayor, al extremo de que muchos de los soldados zapatistas entraban al combate con solo tres o cuatro cartuchos… [Además] la situación de la población pacifica empeoraba, dado que el carrancismo había apelado a una táctica inhumana: arrebatar sus cosechas y su ganado a los campesinos, reduciéndolos a la indigencia y al hambre.700

Esta situación indudablemente impactó el ánimo de los zapatistas que aún se mantenían firmes. Cuando los carrancistas estaban por tomar Tlaltizapán, y no había otro refugió para los rebeldes que las montañas, recordó Soto y Gama, Zapata soltó una queja, la única que nuestro personaje escucho salir de la boca del jefe suriano: “Se me persigue por el delito de querer que coman a sus anchas los que siempre han tenido hambre.” 701 No es difícil imaginar el impacto devastador que tuvo la única queja que soltó Zapata, para aquellos a quienes solo mantenía en pie “la bravura y el estoicismo del Caudillo del Sur”, como lo dijo Antonio. Pero, si este testimonio parece subjetivo o parcial, Womack lo refrenda, pues nos ilustra el efecto de la virtual derrota en Zapata: “… su carácter de por sí taciturno se había convertido en hosco, un tanto neurasténico, hasta el grado de que ya los hombres de su escolta le temían cuando los llamaba.”702 Ante la ya insostenible situación, Antonio puso sus esperanzas, una vez más, en el gobierno de Estado Unidos. A tiempo que le informaba a Jenaro Amezcua sobre la muerte de don Conrado Díaz Soto, señaló que el gobierno norteamericano había dado un ultimátum de dos meses para que Carranza pacificara el país, de lo contrario, reconocería la beligerancia

700

Díaz Soto y Gama… La revolución agraria… Óp. Cit. pp. 227 – 228. Ídem. p. 225. 702 Womack… Óp. Cit. p. 284. 701

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de la Revolución.703 Sin embargo, el reconocimiento no llegó, y Estado Unidos continuó apoyando a los carrancistas El 17 de marzo de 1919, Zapata publicó una carta abierta a Carranza, salida de la pluma de Soto y Gama. En ella, se refirió a Carranza en duros términos, y denunció todos los atropellos cometidos por su hambre de poder: …con el derecho que me da mi rebeldía de nueve años, siempre encabezando huestes formadas por indígenas y campesinos; voy a dirigirme a usted C. Carranza por vez primera y última. No hablo al Presidente de la Republica, a quien no reconozco, ni al político, del que desconfió; hablo al mexicano, al hombre dotado de sentimientos y de razón a quien creo imposible no conmuevan alguna vez… las inquietudes y las congojas de la Patria.704

Criticó fuertemente las tropelías de las que se valió para llegar al poder, y le recriminó que “la fórmula de la política llamada constitucionalista, fue ésta: ‘para establecer la libertad hay que valerse del despotismo’”.705 Continuó haciendo revista de las políticas que había implementado de manera errónea: En el terreno económico y hacendario, la gestión no puede haber sido más funesta. Bancos saqueados; imposiciones de papel moneda, una dos o tres veces; para luego desconocer con mengua de la fe pública, los billetes emitidos… en materia agraria, las haciendas cedidas o arrendadas a los generales o a los favoritos…. En materia obrera, con intrigas, con sobornos, con maniobras disolventes, y apelando a la corrupción de los líderes se han logrado la desorganización y la muerte efectiva de los sindicatos… asomémonos al terreno de la política… en materia electoral, ha imitado usted con maestría y en muchos casos superando, a su antiguo jefe Porfirio Díaz. Por eso decía yo al principio de esta carta, que usted llamó, con toda malicia, al movimiento, emanado del Plan de Guadalupe, REVOLUCIÓN CONSTITUCIONALISTA, siendo así que en el propósito y en la conciencia de usted estaba el violar a cada paso, y sistemáticamente, la Constitución. La soldadesca, llamada constitucionalista, se ha convertido en el azote de las poblaciones y de las campiñas… y sin embargo, usted acaudilló a todos esos hombres, usted fue su primer jefe, usted sigue siendo el responsable ante la ley y ante la opinión civilizada, de la marcha de la administración y de la conducta del Ejército…. 703

Antonio Díaz Soto y Gama a Jenaro Amezcua, 13 de enero de 1919, CCGdS, Exp. 3, Fs. 123 – 125. Carta de Emiliano Zapata a Venustiano Carranza en Ejercito Campesino… Óp. Cit. p. 133. 705 Ibíd. p. 134. 704

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Devuelva usted su libertad al pueblo, C. Carranza, abdique usted sus poderes dictatoriales, deje usted correr la savia juvenil de las generaciones nuevas. Ella purificará, ella dará vigor, ella salvará a la patria.706

El tono con el que fue escrita la carta, así como los conceptos en ella vertidos, enfurecieron tanto a Carranza, que, según el testimonio de Soto y Gama, ordenó a Pablo González acabar, a la brevedad posible, con el Caudillo del Sur.707 De cualquier forma, ya fuera por comisión, o por coincidencia, en poco menos de un mes de publicada la carta, el 10 de abril de 1919, Zapata fue asesinado en una emboscada, organizada por González y ejecutada por Jesús Guajardo. Cinco días después del asesinato, apareció un Manifiesto, firmado por todos los generales y principales jefes del Ejército Libertador, incluido Antonio. El documento, de clara factura sotogamiana, es un llamado a continuar la lucha iniciada por Zapata. Con un tono sombrío, el Manifiesto dice: No pudiendo matarlo frente a frente, de hombre a hombre, en medio de las rudezas del combate, han tenido sus enemigos que asesinarlo traidoramente, en cobarde celada… pero esos miserables habrán asesinado al hombre, pero no han podido matar la idea.… Zapata nos deja su ejemplo, su leyenda de gloria, su tradición de heroísmo. Los que hemos tenido el honor de ser y seguir siendo zapatistas, estamos obligados a ser valerosos y firmes, a tener vergüenza, a conservar nuestro decoro, a seguir siempre la bandera agrarista, tan alta como la enarboló nuestro caudillo inmaculado. Tenemos una triple tarea: consumar la obra del reformador, vengar la sangre del mártir, seguir el ejemplo del héroe. Los indígenas de todo el país saben ya a qué atenerse. Han comprendido al fin que sólo conquistando la tierra arrebatada a sus mayores, podrán asegurar su porvenir como raza, su soberanía como hombres, como ciudadanos. Nuestro lema es y ha sido siempre: “Hasta vencer o morir.” Los surianos comprendemos nuestro deber: sabremos ser dignos de nuestro glorioso Jefe.708

706

Ibíd. pp. 134 – 137. Díaz Soto y Gama… La revolución agraria… Óp. Cit. p. 235. 708 Manifiesto al Pueblo Mexicano en Ejercito Campesino… Óp. Cit. pp. 222 – 226. 707

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El Manifiesto muestra que, aunque los zapatistas continuaron en pie, el golpe fue tremendo, y el movimiento se tambaleaba, pues, de hecho, ya había sido derrotado. El golpe fue especialmente duro para Antonio, pare quien fue “el más desmoralizador evento”,709 pues sentía una gran admiración por Zapata, que manifestó en numerosas ocasiones: Su sólo aspecto imponía, su mirada, penetrante e indagadora, penetraba hasta el fondo del espíritu de su interlocutor... entre centenares de hombres en medio de los cuales estuviese, era él quien se destacaba y se rebelaba, a primera vista… sobre cuantos con él tomaban contacto, ejercía visible, poderoso sugestión. Los más reacios, los menos propensos a disciplina, cambiaban de actitud en su presencia.710

De esta manera lo describía Antonio, y parece ser que habla de sus propias impresiones y de su propia experiencia. El excesivo respeto y admiración que nuestro personaje tuvo por Zapata, explican la conducta reservada que impresionó a sus antiguos colaboradores, como Sarabia lo dijo. Las anécdotas sobre la forma en la que el Caudillo del Sur se presentó ante Soto y Gama; su actitud callada frente a su jefe, aun cuando éste discutiera con sus ex compañeros; el contraste entre su actitud altiva en la Convención frente a delegados moderados a los que despreciaba, y la forma respetuosa con la que se guiaba en el Cuartel General; la frase que soltaba al firmar todas sus cartas dirigidas al líder, “su subordinado y adicto amigo”;711 la reacción de Zapata ante la omisión del Plan de Ayala, y la respuesta de Antonio: “Tiene usted razón, jefe. En la próxima sesión de la Convención adicionaremos el programa.” Y, por último, la forma en la que escribió sus memorias para la posteridad, en las que ocultó su participación para engrandecer la figura de Zapata,712 prueban la gran impresión que dejó en Soto y Gama desde el momento en el que lo conoció,

709

Gómez Gutierrez… Óp. Cit. p. 63. Díaz Soto y Gama… La revolución agraria… Óp. Cit. p. 256. Subrayado mío. 711 Véase cualquier documento dirigido de Antonio Díaz Soto y Gama a Emiliano Zapata citado en el presente trabajo. 712 Prieto Laurens… Óp. Cit. p. 6, Villegas… Óp. Cit. p. 483. 710

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impresión que lo marcó de por vida. Octaviano Gómez señala que “La estancia de Díaz Soto y Gama con el Gral. Zapata fue una de las épocas que más llenaron y complacieron no sólo sus ideas y aspiraciones revolucionarias, sino que le proporcionó elementos a sus carácter y completaron su personalidad.”713 Por otra parte, el experimento zapatista fue una experiencia de autogobierno, autogestión, autonomía y libertad. Una representación muy cercana a las aspiraciones socialistas de Antonio, que lo impulsaron a marcharse a Morelos; aunque, finalmente, fue aplastada por el militarismo carrancista, y por las carencias del territorio sitiado. 714 Otra fuerte impresión para nuestro personaje, la derrota de sus ideales, pues Soto y Gama vivió con los campesinos, y vivió como los campesinos: “… vistió al igual que los soldados zapatistas. Habitó en jacales y durmió a campo raso. Corrió por montañas, cañadas y valles acompañando a los guerrilleros dinamiteros; y montando a caballo iba en seguimiento de Zapata. Con tamaños ejemplos, Soto y Gama fue el propio zapatismo.”715 Esta compenetración, irremediablemente, creó un lazo de admiración recíproca entre los campesinos y su intelectual citadino. Más allá de las intenciones, o de las expectativas, que Antonio tenía al ir a buscar refugio a Morelos, y de las ideas políticas que promovió, podemos decir que, sin duda, el zapatismo lo cambio a él.

5.4 La consolidación del ideal La llegada de Antonio a Morelos fue definitiva para su conformación ideológica. En medio de una creciente militancia sindical, de pronto aparece en el centro de la, cada vez más, exitosa lucha campesina. Pero este cambio no fue resultado sólo de la persecución del régimen, sino 713

Gómez Gutiérrez… Óp. Cit. p. 62. Ávila Espinosa, Felipe Arturo, La trascendencia histórica del Zapatismo en Galeana… Óp. Cit. pp. 46 - 47 715 Valadés, citado en Villegas… Óp. Cit. p. 482. 714

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que fue producto de una vieja identificación con la lucha campesina que había venido defendiendo en sus artículos periodísticos, desde que Zapata se reveló a Madero. Tonatiuh Águila señala que, para Antonio, la supervivencia de la Casa estaba íntimamente relacionada con el movimiento campesino.716 Más aun, los esfuerzos de Antonio revelan que, para él, sólo la unión de los trabajadores urbanos y rurales podría hacerlos triunfar a ambos. Los hechos parecen haberle dado la razón. Detrás de esta concepción, se encontraba el socialismo, que siempre había tenido presente. Soto y Gama reconoció que tanto él como otros compañeros zapatistas “(Santiago Orozco, Luis Méndez, Otilio Montaño y el que esto escribe), nos hallábamos saturados de lecturas e impresiones acerca de la revolución francesa, y fuertemente impresionados también, con excepción de Montaño, por las doctrinas derivadas del concepto ácrata de Kropotkine, Reclus, Malato y demás teóricos del anarquismo.”717 Como he señalado antes, uno de los factores que llevaron a Antonio, así como a otros, al zapatismo, fue la cercanía que mostraban los revolucionarios del sur con los postulados socialistas; por lo que su intención era tratar de llevar el movimiento campesino hacia ese fin. Que se dieron pláticas en ese sentido con Zapata fue corroborado por Antonio, en un testimonio que escribió más tarde: Sucedió por el año de 1916 ó 1917, que otro jefe zapatista, el coronel Prudencio R. Casals, hombre de ideas muy avanzadas, proporcionó al general Zapata un libro cuyo título no recuerdo, en que se desarrollaban las teorías anarquistas, y a hacerlo así, rogó al propio general que lo leyese. Zapata ordenó, a nuestra vista, que el jefe de su escolta guardase el libro en la “cantina” (o bolsa) de la silla de su caballo, a efecto de darse tiempo para leerlo, después, con toda calma. Cuando lo hubo hecho, llamó a Casals y le dijo: “me he enterado cuidadosamente del contenido del libro que me prestaste, y con franqueza te diré que si bien no me desagradan del todo las ideas allí expuestas, me doy cuenta, en cambio, de 716 717

Águila … Óp. Cit., p. 8. Díaz Soto y Gama… La revolución agraria… Óp. Cit. p. 203.

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que muchos años han de transcurrir, antes de que puedan ponerse en práctica. Y en cuanto a que yo modifique o adicione en algo el Plan de Ayala, para dar cabida a esas ideas, resueltamente te digo que de ningún modo lo haré…”718

Nuestro personaje aseguró haber sido testigo de dicha escena, y aunque no lo menciona, es muy probable que haya tomado parte en el mismo sentido que lo hizo Casals. Es comprensible la negativa de Zapata a modificar el Plan de Ayala, por el carácter casi religioso con el que lo veían sus defensores. Dicho Plan se encargaba solamente de pedir las reformas sociales necesarias para los campesinos, sin adscribirse a ninguna ideología específica, lo que les atrajo simpatizantes de diversas posturas políticas, aunque la mayoría se adscribía al socialismo, especialmente al anarquismo. Consecuencia lógica, pues los aspectos más radicales de Plan de Ayala, como la confiscación de bienes, sólo habían sido propuestos por grupos o movimientos libertarios.719 Una vez enfrentado a los campesinos, se dio una gran simbiosis entre su utopía socialista y la idealizada vida campesina, no menos utópica, que crearon una convicción inamovible en Soto y Gama. Dicha unión fue manifiesta en uno de sus artículos zapatistas, titulado Burguesía corrompida y socialismo regenerador. Se trata de un ataque a las banalidades de la clase acomodada, frente a la miseria de los trabajadores, y más generalmente, es una glorificación de la espiritualidad de la vida en el campo, frente a las trivialidades que ocupan a la ciudad. En un tono muy personal, escribió: Cuando se tiene el alma muerta por los desencantos y los reveses, por las desilusiones políticas, por los desengaños de la amistad, o del amor, por el espectáculo de las mil miserias físicas y morales que se desarrollan en el escenario de la lucha 718

La versión de Serafín Robles sobre la respuesta de Zapata, citada igualmente por Soto y Gama, dice: “He leído con todo detenimiento los libros que me han regalado, y he escuchado con mayor interés las explicaciones que me han hecho sobre el comunismo. Esas ideas me parecen buenas y humanas, pero debo decirles que no nos toca a nosotros llevarlas a la práctica, sino a las nuevas generaciones; y para implantarlas, se necesitarían quien sabe cuántos años.” Ibíd. pp. 273 – 274. 719 Córdova… Óp. Cit. p. 151, Womack… Óp. Cit. p. 390, GIlly… Óp. Cit. pp. 303 - 304.

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contemporánea… cuando se cree ya perdida toda esperanza, es y será siempre un gran consuelo y un inmenso alivio, encontrarse a frente del ideal. Los soñadores no buscan el ideal… en el gran mostrador de las frivolidades burguesas… la fe perdida, la fuerza para vivir y para creer en lo excelso, van a hallarlas los que no quieren degenerar, en el fondo de los tugurios de los humildes, allí donde habita el dolor humano, allí donde la virtud, la abnegación, el amor a los demás, el espíritu de sacrificio, han encontrado su ultimo albergue.720

Los citados fragmentos recuerdan la experiencia por la que pasó Antonio durante su breve militancia en el Partido Liberal, y, consecuentemente, su creciente rechazo a la política burguesa que lo llevó a militar en la Casa del Obrero. Y, de nuevo, parece ser que la forma de vida campesina, junto con el carácter revolucionario que los campesinos adquirieron, encarnaban el ideal al cual Antonio se vio enfrentado. Continuó su diatriba en el sentido de la grandeza que oculta la pobreza: ¡Que hermoso es visitar esas modestas moradas donde el pan que apenas basta para el trabajador y su familia, es compartido generosamente con los de afuera…! Allá abajo, en esos hogares se ignora lo que es sentarse a la mesa y hartarse y ser feliz, mientras a dos pasos de distancia está el desgraciado que lleva quizá veinticuatro horas sin comer. Ellos que no tienen cultura moral aprendida en los libros, ensayan y practican y profesan la solidaridad, el apoyo mutuo, la fraternidad rayana en heroísmo, y cuando se trata de luchar por las palabras o por los ideales, por mentiras democráticas o por efectividades socialistas, ellos son los que ofrecen sus pechos a la ametralladoras, ellos los que levantan barricadas, ellos los que padecen privaciones… en aras de una patria que… ha de olvidarlos a la hora del triunfo.721

El artículo rebosa de concepciones que, al final, Antonio empata con el socialismo y sus propias posiciones, como la solidaridad y el apoyo mutuo, que, de nuevo, el autor encontró en los campesinos revolucionarios. Se trata entonces de una revalorización e idealización del pueblo, del que se había referido con desprecio tras su fallida participación en el movimiento

720

Díaz Soto y Gama, Antonio, Burguesía corrompida y socialismo regenerador en El eco del sur, 15 octubre de 1914. Subrayado mío. 721 Ídem.

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liberal de 1901, concepto que su enfrentamiento con los campesinos en armas y la posibilidad de la revolución a la que aspiraba, transforman. En general, el discurso ejemplifica la religiosidad que Antonio seguía manteniendo, y que se refleja en los valores y prácticas solidarias que admiró de los campesinos. También es notorio el desprecio que Soto y Gama tiene por la ciudad, y que manifestara numerosas ocasiones. Esta aversión por la urbe ilustra las experiencias negativas, a lo largo de su participación política, así como la vida materialista que se lleva en ella, alejada de los valores que, para Antonio, eran importantes. Su último lazo con la metrópoli era la Casa del Obrero Mundial, que se rompería después de haber fallado en sus intentos de unión con los campesinos, y que sería definitivo tras el pacto con los carrancistas. Pero la principal tribuna para Antonio fue la de la Convención Revolucionaria. En ella, expuso su concepción de la transformación social, e hizo alarde de su radicalidad, a grado de que es comúnmente aceptado que las propuestas más avanzadas y radicales de la Revolución, fueron plateadas por la Convención, obra de los zapatistas y, específicamente, de Antonio. 722 El clímax de su participación fue, sin duda, el discurso sobre la bandera. En él, Antonio se erige como iconoclasta. Hace una demoledora crítica de los símbolos de poder burgués, por medio de los cuales, se había mantenido la opresión, y que se usaban por el sector carrancista en ese mismo sentido. El polémico discurso fue duramente criticado en la Convención, pero recibió muestras de apoyo de parte de los sectores más radicales. Manuel Romero Palafox, ex compañero de Antonio en la Extrema Izquierda del Partido Liberal, le envió su congratulación: “Felicítolo cariñosamente por triunfo agrario, ocho millones infelices

722

Ávila… La trascendencia histórica… Óp. Cit. p. 48.

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bendecirán a la Convención.”723 También fue bien visto por su ex camaradas de la Casa de Obrero, debido a su origen socialista con tintes anarquistas.724 El discurso pronunciado por Antonio era un reflejo del radicalismo que había alcanzado el zapatismo, y que le permitió pronunciarlo en la Convención con cierto respaldo, aunque, ciertamente, no era el mismo radicalismo del que hacían gala Zapata y Soto y Gama.725 Como hemos visto, la Historia ocupaba un lugar importante en el ideario de Soto y Gama, como herencia de su educación liberal; pero, ante la evolución de su ideología, ésta dejo de ser el eje de progreso, para convertirse en el eje de la liberación. En su diatriba a la bandera, por ende, la ciencia histórica ocupa un lugar central, pues la bandera representaba su falsificación con la finalidad de perpetuar el régimen de privilegios a costa de la clase trabajadora. Por tanto, era el deber de la revolución luchar en contra de esa mentira, que Antonio denunció, pues según lo atestiguó, los campesinos defendían una bandera que no los cubría, y peleaban por una patria que los abandonaría. 726 Estos preceptos desembocaban en la afirmación de que el Plan de Ayala no era el resultado de la coyuntura revolucionaria o de la traición de Madero. Era el resultado “de toda nuestra existencia nacional, que ha demostrado que el régimen feudal, que el latifundismo es la verdadera plaga y el verdadero secreto de nuestra anarquía y de nuestras constantes revoluciones y que allí radica la verdadera clave de toda nuestra situación política y económica del país.”727

723

Telegrama de Manuel Romero Palafox a Antonio Díaz Soto y Gama, 30 de octubre de 1914, AADSyG, Rollo

6.

724

Huitrón… Óp. Cit. p. 254 – 255. Brunk… Óp. Cit. p. 155. 726 Villegas… Óp. Cit. p. 260. 727 Citado en Ibíd. p. 227. 725

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Bajo el mismo carácter iconoclasta, Antonio criticó, por igual, figuras históricas y políticos contemporáneos, y llamó a que así la Convención lo hiciera: “¡Faltaba más!... se discute a Juárez, a Hidalgo y hasta a Morelos, y no íbamos a discutir a Carranza, que nada ha hecho por la Revolución.”728 Llama la atención la mención que hace de los personajes históricos a los que había admirado desde su niñez y su época de estudiante; pero, sobre todo, su concepción de Juárez, a quien había ensalzado, por haber llevado al cabo las reformas liberales, y haber luchado contra la intervención. Aunque lo criticase debido a la desamortización de bienes, conforme se cimentaba su agrarismo. Finalmente, el 21 de marzo de 1915, cuando la Convención pretendió suspender la sesión del día, con la finalidad de asistir a la celebración organizada por la segunda entrada de las tropas convencionistas a la capital, y para festejar el natalicio de Benito Juárez, Soto y Gama explotó. Llamó a los revolucionarios a no dejarse llevar por los aplausos y las cortesanías de la metrópoli, que lo mismo se rindieron ante Díaz, que ante Madero, o Huerta, o Carranza. Para Antonio la verdadera revolución estaba en Morelos, y no en la ciudad. Terminó despotricando contra Juárez: Es muy triste que una Convención Revolucionaria se erija como en conclave de cardenales para hacerle competencia a la Iglesia católica, para multiplicar fiestas religiosas… y yo no creo en Juárez porque Juárez traicionó a su raza, a la gran raza indígena, a la cuál maniató y entregó vilipendiada a manos de los hombres de la raza blanca.729

728

Citado en Villegas… Óp. Cit. p. 237. Citado en Pineda… Ejercito Libertador… Óp. Cit. p. 148. Las críticas que Antonio lanzó a los convencionistas le valieron una carta de Álvaro Obregón, en la que, después de aclarar que “… no es mi intención llevar un halago a sus oídos, en otros casos, y creyendo haber obrado con justicia, dije a usted verdades, que no deben haberle sido muy halagadoras”, lo felicitaba por las declaraciones hechas anta la “Convención científico – clerical,” y lo conminó: “… continúe usted con el civismo con que está queriendo regenerar a ese conglomerado de científicos, frailes y pelones; pronto será usted asesinado por ellos,” acompañando a Belisario Domínguez. Álvaro Obregón a Antonio Díaz Soto y Gama, 27 de marzo de 1915, AADSyG, Rollo 6. 729

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De la misma forma que antes criticó el culto a la bandera, ahora lo hizo con un personaje histórico que él mismo llegó a considerar un héroe, lo cual no le impedía criticar sus errores. En su perorata, de nuevo están presentes el anarquismo y su desprecio a los símbolos, y la justificación histórica de la Revolución. En palabras de Francisco Pineda, Soto y Gama se podría situar bajo los preceptos de la liberación social, a diferencia de otros líderes que, como Montaño, estarían por la liberación nacional; es decir, nuestro personaje tenía un enfoque de clase, de emancipar a los trabajadores y a las clases populares, por encima de las formas políticas.730 Sobre estas bases, la revolución haría justicia al indio, y, con ello, la historia que habían escrito los intelectuales porfiristas habría de perecer: “… esa historia siempre falsificada y siempre pisoteada por los privilegiados, por los poderosos, esa historia va a tener su desenlace aquí, en esta tierra santificada por el sitio de Cuautla.” 731 Esa tarea llegó a su culminación con la derrota de la reacción huertista, la encarnación del antiguo régimen, pues con su derrota “… no era el régimen de 30 años el que se destruyó, sino que era el régimen de la conquista el que caía con el último soldado de Huerta.”732 Otro aspecto muy marcado en la retórica de Soto y Gama era su crítica al papel de los intelectuales, pues, a pesar de su propia condición, para él, los trastornos y destrucción que se requerían para la transformación social no se hacían por medio de planificaciones o de dirigentes: Las revoluciones no las hacen los sabios, no las hacen los hombres reflexivos, no las hacen los intelectuales… las hacen los que no piensan pero en cambio sienten con todo su corazón y aman los ideales de libertad y de justicia… no es cierto que la cabeza tenga la razón siempre, la lógica engaña; las revoluciones se hacen contra la

730

Pineda… Ejercito Libertador… Óp. Cit. pp. 149, 185. Citado en Ávila… Las corrientes revolucionarias… Óp. Cit. p. 403. 732 Ídem. 731

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lógica; la lógica va con los intereses creados por los hacendados y el pueblo contra toda lógica, contra toda reflexión, contra todo análisis, hizo su gran Revolución… 733

El aspecto sentimental, en cuanto a la vinculación e identificación con los campesinos y su situación social, fue importante para Antonio. Sin embargo, nuestro personaje sí actuó de acuerdo con su condición de intelectual. Adaptó el cientificismo que adquirió del positivismo, pero renegó de los ideólogos burgueses, y, en cambio, ensalzó a los revolucionarios. Aseveró dentro de la Convención: ¿Creen las galerías que nosotros los revolucionarios les vamos a pedir a ellos sus conocimientos? ¿Qué, en México no hay más intelectuales que los intelectuales que van a Europa pensionados? ¿Qué, no saben que frente a la imbécil ciencia de Justo Sierra, de Bulnes y de Flores, está la gran ciencia de Eliseo Reclus, Kropotkin, de Karl Marx y ¡y que muchos de las galerías ni siquiera han olido, ni siquiera les ha pasado por las narices!734

El cientificismo era algo que tenían en común los autores socialistas citados por Antonio, sobre el cual basarían sus argumentos. Otra cosa que tenían en común estos autores es que los tres eran intelectuales que pusieron su sapiencia al servicio de los trabajadores; tal como Soto y Gama lo había hecho, pues veía la importancia de que la clase media, los proletarios del “bufete y la oficina” ayudaran a sus … compañeros de abajo a que mañana supriman esa palabra ‘amo’, esa odiosa palabra ‘fraile’, esa odiosa palabra ‘militar’; pero eso no quiere decir que nosotros esgrimamos las ideas de los altos pensadores, ni que reneguemos de nuestras ideas y de nuestras teorías, ni de nuestras esperanzas; somos anarquistas, señores, ¡y a mucha honra!735

En ese sentido, Soto y Gama se identificó con los grandes autores del socialismo, y abogó por la unión de la clase baja con la clase media. En esos mismos términos alabó a

733

Citado en Ibíd. p. 411. Barrera Fuentes… t. 3, Óp. Cit. p. 441. 735 Ibíd. p. 471. 734

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Kropotkin, a quien admiraba porque “… abandonó sus títulos nobiliarios, sus riquezas, para dedicarse honradamente a la lucha por el proletariado.”736 Además, fue quien manifestó que “no solo existe la lucha del débil contra el fuerte, sino el apoyo mutuo dentro de la especie, y demostró el gran Kropotkine que jamás en la historia de la humanidad, ni en sus más remotos tiempos, unas familias habían devorado a las otras, sino que siempre se han ayudado, no se han impuesto.”737 Como vemos, los conceptos sobre solidaridad y apoyo mutuo, que, si bien, son de uso corriente dentro del socialismo, eran el punto de partida de la obra del famoso anarquista ruso. Concepciones que Antonio retomó, y las aplicó a su experiencia campesina. Kropotkin, como queda claro, fue la principal influencia que tuvo Soto y Gama en el anarquismo, al punto de que él mismo se declaró su discípulo.738 El otro abrevadero anarquista para Antonio fue la Casa del Obrero Mundial, pues de ella adoptó la vertiente sindicalista. Una de las cuestiones que mayor importancia tuvo fue la necesidad de educación y preparación intelectual, para formar un proletariado fuerte, que pudiera llevar la lucha anticapitalista.739 De ese mismo anarcosindicalismo partió, como hemos asentado, la actitud pragmática que mostró Antonio, y la necesidad de reformar el sistema injusto que le tocó vivir; aunque sin dejar de lado la lucha por la sociedad futura.740 En Soto y Gama, el concepto de progreso del positivismo, que el mismo Kropotkin sumó a sus tesis de justicia social, aderezado con la necesidad y la defensa que planteó del parlamentarismo, toman la forma del socialismo de estado, o de un liberalismo social, acorde con la ideología del propio Zapata y de su movimiento, presentada, con mayor claridad, en la 736

Ídem. Ídem. 738 Villegas… Óp. Cit. p. 382. 739 Ávila… Las corrientes revolucionarias… Óp. Cit. p. 444 740 Villegas… Óp. Cit. p. 481. 737

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coyuntura de la Convención Revolucionaria; en la cual, nuestro personaje, con su ideología radical, participó activamente. La mezcla de ambas posturas, la zapatista y la villista, hicieron que el socialismo de estado, por el que había luchado en 1912, fuera una opción viable, e, incluso, una realidad.741 Antonio adoptó, como propios, estos preceptos, y, junto a Gildardo Magaña, se convertirían en los mayores defensores del pueblo de Morelos y de los ideales zapatistas, que debían llevar al cabo por cualquier medio.742

5.4.1 Religión El tema religioso toma especial importancia en esta etapa, pues, aunque, en un principio, Antonio no se ocupó de él directamente, sí expuso su ateísmo, y dirigió fuertes críticas a la Iglesia Católica. Aseguró no tener inconveniente en “… atacar la aparición de la Virgen de Guadalupe, que es un mito, un prejuicio”.743 Sin embargo, aceptó la filosofía cristiana, y, como lo hizo durante los mítines de la Casa del Obrero, citó a Cristo como sustento de las predicas socialistas: “Distingamos entre el presente, que no podemos suprimir, y el porvenir radioso, lleno de luz y esperanzas, el porvenir que verdaderamente realizará las inmensas y hermosas frases del Nazareno: “Amaos los unos a los otros”. Nuestra predica es de amor, no de destrucción….”744 Sin embargo, sus referencias no era solamente cristianas, sino que también abarcaban al profeta musulmán, quien era equiparado a Jesús: “Muy pronto, las clases ricas no te pondrán obstáculo, y vendrá la justicia sobre la tierra, la igualdad soñada por Cristo, por

741

Villegas… Óp. Cit. p. 534. Womack… Óp. Cit. p. 361. 743 Citado en Villegas… Óp. Cit. p. 312. 744 Citado en Ibíd. p. 337. 742

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Mahoma, por los grandes pensadores.”745 Como vemos, las referencias religiosas que nuestro personaje esgrimía deban a Jesús, o a Mahoma, un aspecto muy humano, y un sentido revolucionario; lo que, como hemos señalado, lo convertía en “el primer socialista libertario”. Por otro lado, y como había hecho desde que comenzó su vida política, los ataques al clero eran casi obligados en sus discursos. El clero, que siempre protegió a los poderosos, era un enemigo de la Revolución, y así lo explicó Antonio, atacando a “un reaccionario católico que es el más reaccionario entre los reaccionarios, habló desde su covacha de Edad Media.”746 Y, a continuación, acusó a la Iglesia de haber ayudado a los ricos “porque el clero siempre ayuda a los ricos y a los poderosos; y esa conquista la haremos sobre el clero, sobre los ricos y sobre los militares que han ayudado a los ricos y al clero. Nosotros haremos esa conquista sobre esa trinidad de bandidos que se llama burguesía, clero y militarismo.”747 Esta actitud intransigente de Antonio, para con la jerarquía eclesiástica, se mantuvo en la defensa del Comité de Salud Pública, pues aseveró que se aseguraría de castigar a los enemigos de la Revolución: Propondré que se extradite al arzobispo Mora y del Rio y que se le cuelgue de un mecate que penda de una a otra de las torres de la Catedral. Defenderé a los pequeños, a los humildes, que fueron máquinas, instrumentos inconscientes… Yo quiero estar allí, porque tengo la confianza de que alguna vez la justicia divina resplandezca sobre la tierra, y para que se vea que los anarquistas somos justicieros y sabemos castigar a los verdaderos culpables.748

Pero, a pesar de sus ataques y de la evidente exageración de sus declaraciones, Antonio estaba consciente de la importancia cultural de la religión, y de lo inútil que sería atacarla como el carrancismo lo hacía: “… ha atacado al clero rotundamente y ha hecho que

745

Citado en Ibíd. p. 338. Citado en Pineda… Ejercito Libertador… Óp. Cit. p. 271. 747 Ídem. 748 Citado en Ibíd. p. 302. 746

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el clero, que era alevoso, que era cómplice de Huerta, que era depravado y traidor empezara a soplar ‘a los oídos de los beatos y fanáticos revestidos de la túnica del martirio’”. 749 Frente a este error de los revolucionarios que solo daba fuerza a la Iglesia, Antonio proponía otro tipo de lucha: … la táctica del ataque ideológico, la propaganda antirreligiosa, atacar al clero en su raíz, en sus falsas creencias, en sus falsas doctrinas; por eso es que… [a los reaccionarios] les desagrada la discusión sobre el divorcio, sobre el amor libre, sobre la protección de los hijos naturales, puntos en que la Iglesia no tiene defensa, pero es bien sabido que su moral es perfectamente discutible y que su hipocresía es manifiesta, cuando no hace caso de nada para los seres débiles, no le importan los seres abandonados, y solo se une a los poderosos de la Tierra falsificando las doctrinas de Cristo.750

Esta misma opinión fue expresada en la Exposición al Pueblo Mexicano y al Cuerpo Diplomático, que Zapata firmó y publicó el 1 de octubre de 1916, documento claramente elaborado por Soto y Gama. Criticó los ataques que los constitucionalistas efectuaban, pues solo eran … torpes e inútiles persecuciones contra la libertad de cultos, ha hecho alarde de un jacobinismo fanático y estúpido; ha invadido templos, ha destruido y quemado confesionarios, ha fusilado inofensivas imágenes de santos… sin comprender que estos ataques al culto religioso y a la conciencia popular, son contraproducentes y perjudiciales, pues a nadie persuaden, a nadie convencen, y sí exacerban las pasiones, crean mártires, hacen despertar más vivas las supersticiones que se quiere dominar y dan fuerza al enemigo que se pretende combatir. Y aunque así no fuere, la actual revolución no es ni pretende ser antirreligiosa o anticlerical, no es la repetición o la continuación de la guerra de Reforma del 58 al 67…751

Este documento es uno de los ejemplos en los que, como hemos visto, está presente la mixtura de ideologías de Soto y Gama y Zapata. Pues, al afirmar que la revolución no era antirreligiosa, se diferencia de los ataques ideológicos, ataques a la raíz del clero y a la 749

Villegas… Óp. Cit. p. 374. Citado en Idém. 751 Exposición al Pueblo Mexicano y al Cuerpo Diplomático en Ejercito Campesino… Óp. Cit. pp. 78 – 79. 750

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propaganda antirreligiosa que esgrimió Antonio en la Convención. Zapata, en cambio, era un ferviente católico, y así lo expresó Antonio años más tarde. Refirió, constantemente, una anécdota en la que, mientras Zapata cubría la retirada de la plaza de Tlaltizapán, en 1917, “… al pasar a todo el correr de su caballo frente a un templo cuyas puertas habían quedado abiertas de par en par… al ver Zapata la imagen del Salvador, le hizo un profundo saludo con su gran sombrero charro, y sin detener su cabalgadura, le dirigió esta piadosa y viril exhortación: ‘¡ayúdame, cotón morado!...’ aludía así al color de su manto.”752 La religiosidad era una parte importante de los campesinos de Morelos. Al entrar a la capital, en 1914, llevaban consigo estandartes en los que se apreciaba la imagen de la Virgen de Guadalupe.753 Años más tarde, Antonio aseveraría: “… no conozco un auténtico zapatista que no sea un fervoroso creyente”.754 Por lo que, en ese momento, nuestro personaje quedó impresionado por la forma de vida comunitaria de Morelos, en la que la religión jugaba un papel importante. Se dio cuenta de que “esos indios errantes como fieras en los bosques tenían un valor espiritual incalculable.”755 Alrededor de 1919, agobiado por el avance carrancista, Antonio se entregó a la meditación. Refiere que su alejamiento de Dios se dio a causa de las dudas que le provocó el problema de la maldad. Mediantes sencillos raciocinios, nuestro personaje se dio cuenta de que el hombre actuaba mediante el libre albedrío: Dios no lo había sujetado como un títere; pero, en cambio, lo hizo a su imagen y semejanza; por lo que, de haber maldad en el mundo, ésta era producto de los propios humanos.756 A partir de esta apreciación, se abrió la puerta

752

Díaz Soto y Gama… La revolución agraria… Óp. Cit. p. 360. Alessio Robles… Óp. Cit. p. 392. 754 Duarte… Óp. Cit. p. 136. 755 Gómez Gutiérrez… Óp. Cit. p. 63. 756 Duarte… Óp. Cit. p. 131. 753

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para la conversión de Antonio, la que, finalmente, llegó tras la muerte de Zapata, mientras se encontraba en las montañas de Puebla: -

Allí, frente a las montañas llenas de majestad y con calma en el espíritu antes inquieto, pude contemplar a mis anchas el cielo estrellado en el profundo silencio de las noches. Me abismé ante el espectáculo de los astros girando unos en torno de otros sin cambiar sus orbitas, conforme a las leyes matemáticas de una asombrosa exactitud. Me pregunté: ¿Quién había podido crear todo el universo y las leyes físicas que lo rigen, sino una inteligencia suprema, dotada de omnipotencia, y capaz, por lo mismo, de concebir y realizar el plan grandioso de la creación? Por el conocimiento de las cosas visibles llegamos al conocimiento de las invisibles, como dice la Biblia, o sea al conocimiento de una Causa Primera, un Ser infinitamente inteligente que desde hace billones de años planeó exactamente la evolución cósmica en todas sus etapas.757

El espectáculo de la naturaleza maravilló a Antonio. La fecundación y el nacimiento de una persona, la semilla que explota y hace brotar de la tierra el maíz por el cual luchaban los campesinos revolucionarios, no podían ser resultado del azar, y Dios se le presentó como la inteligencia rectora. Pero la conversión no sólo se debió a los raciocinios de nuestro personaje: -

Ya en esas condiciones, volví a creer en un Ser Supremo y mi aventura espiritual se coronó estupendamente con un hallazgo sorprendente. Sucedió que al trasladarme a la sierra de sur de Puebla, unos campesinos que iban en pos de la miel de abeja que guardaba en su choza de la montaña otro campesino, encontraron tirado en el suelo del jacal un libro desencuadernado. Eran los Evangelios. Las primeras y las últimas páginas habían sido destruidas por la acción del tiempo, pero el resto, aunque amarillento y maltratado, era legible. Esos campesinos sabían que a mi hermano Conrado y a mí nos gustaba leer, y como no pudieron llevarme miel por falta de un recipiente, me llevaron los Evangelios…. Devoré su contenido con ansia febril.758

La forma en la cual se dieron los hechos pareció un milagro, y a Antonio no le quedó nada más que rendirse ante los hechos. El mismo vio: “… la mano de Dios conduciéndome

757 758

Duarte… Óp. Cit. p. 132. Ibíd. p. 133.

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misericordiosamente a la fe”.759 Sin embargo, no todo pudo haber sido la narración romántica que, de los hechos, nos obsequia. Me parece que hubo otros factores, menos cordiales; los que, principalmente, arrojaron a Antonio a buscar la protección divina. La influencia de los campesinos y la del propio Zapata, como en otros aspectos, de nuevo parece ser ineludible. Al haber adoptado su programa político, Antonio también se vio afectado por la religiosidad que los caracterizaba. Otro aspecto que se debe tomar en cuenta es la situación azarosa a la que se vieron expuestos los zapatistas frente a la derrota militar. Y, por último, la afectación a la que se vio expuesto nuestro personaje, frente a continuas muertes: la de su padre primero, la de Zapata después, y, por último, la de uno de sus hermanos. Este conglomerado de hechos debió de crear una situación angustiosa que llevó a Soto y Gama al refugio divino. Una consideración más merece especial mención, y tiene que ver con la ideología anarquista de nuestro protagonista. Como hemos visto, Antonio venia de un entorno anticlerical religioso que se fortaleció con su ateísmo y con su incorporación al socialismo. Gilles Lapouge y Jean Bécarud exponen el paralelismo que existe entre ambas doctrinas: en primer lugar, tenemos que “… el comportamiento y las estructuras mentales de los libertarios parecían venir de… los primeros tiempos de la predicación cristiana.” 760 Los autores nos explican que, cuando se llevaron a cabo las primeras reuniones ácratas en España, los testigos “no pueden más que encontrar referencias en las figuras religiosas, concretamente cristianas, uno de ellos llega a comparar la palabra… con las lenguas de fuego del Pentecostés.”761 Esta fogosa predicación recuerda bastante a Antonio, durante la manifestación del 1 de mayo, o dando un discurso frente a la Convención, alabando la 759

Ibíd. p. 134. Lapuge, Gilles y Jean Bécarud, Los anarquistas españoles, Laia, Barcelona, 1973, p. 144. 761 Ídem. 760

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Revolución, y soñando con su triunfo. Y la imagen se vuelve más sugerente si tomamos en cuenta las referencias al amor, predicado por Cristo o Mahoma. La identificación de Soto y Gama con los obreros mundiales, primero, y con los campesinos, después; su defensa más intransigente de las clases bajas, que, más que coincidir, están íntimamente ligadas a su adscripción al anarquismo, “… ¿cómo no han de evocar, más adelante, habiendo hechos votos de pobreza, de humillación y de soledad, a los primeros apóstoles del Evangelio?” 762 Por otra parte, la idealización que hizo Antonio del estilo de vida campesino y ascético, que, en sus escritos, equiparó al socialismo y a la riqueza espiritual, como señalan Lapouge y Bécarud, rebasan la esfera de la lucha de clases.763 La exaltación de la solidaridad, el apoyo mutuo y el compañerismo son factores del entusiasmo ético que recuerdan a las primeras comunidades cristianas.764 La actitud renuente y despectiva que Soto y Gama mostró por las ciudades y su estilo de vida, contraponiéndolos a la vida comunal en el campo, son la máxima exposición del rechazo a la riqueza material propia del cristianismo.765 Otro aspecto bastante religioso del anarquismo tiene que ver con el sectarismo: “… una evidente semejanza con los comportamientos religiosos más corrientes: los que creen poseer la verdad… no soportan las ideas de sus adversarios”. 766 Es imposible no equiparar esta aseveración con el desprecio que mostró Antonio ante los delegados de la División del Norte, por moderados, o la insignificancia con la que trató a Carranza, por ser un burgués a quien no le dio demasiada importancia. Y, por último, quizá el aspecto más importante tiene que ver con el “… clima de ‘martirologio’ y ‘cruzada’ que ha rodeado siempre al anarquismo… [y] la firmeza que los 762

Ídem. Ídem. 764 Ídem. 765 Ibíd. p. 146 – 147. 766 Ibíd. p. 146. 763

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militantes anarquistas han mostrado frente a las persecuciones”. 767 Esta descripción encaja perfectamente con la importancia que Antonio le daba al sacrificio: el de los campesinos, por una patria que reniega de ellos; el suyo propio, al abandonar toda comodidad por la lucha revolucionaria, agravado por la represión carrancista. Tendría el sacrificio su más grande expresión y su más claro ejemplo en el asesinato de Zapata, a quien su firmeza y decisión para cumplir las promesas revolucionarias, sin claudicar, terminaron por arrebatarle la vida. De esta manera, queda calara la correlación entre el anarquismo y el cristianismo que en Antonio cobró una especial significación, impulsada por una estructura mental religiosa que se mantuvo constante, aun cuando Soto y Gama hubiera arribado al ateísmo.

5.4.2 Mujer / Familia Como lo había hecho antes, el tema de la mujer estuvo íntimamente ligado al de la religión. Si, durante la estancia de Antonio en la Casa del Obrero, no pudimos rastrear una posición clara en cuanto al tema, en su militancia zapatista tenemos una par de ejemplos muy ilustrativos. El 28 de agosto de 1914, uno pocos meses después de su llegada a Morelos, Antonio recibió una carta de Juana Belén Gutiérrez de Mendoza, antigua compañera del movimiento liberal de 1900, que formaba parte del sector anarquista del Ejército Libertador. En su escrito, le pedía a Antonio que presidiera una ceremonia de unión entre su hija natural, Laura Mendoza, y su hijo adoptivo, el coronel Santiago Orozco: Se trata de dos rebeldes en cuya frente puse todos los ideales, de cuya conciencia arranqué todos los prejuicios, a cuyo espíritu di las alas de todas las libertades, y no serán ellos los que para unirse se sometan a las imposiciones bárbaras, inmorales y absurdas de la religión y de la ley… la unión de dos seres como ellos es algo como un desafío a la sociedad, que se escandaliza y lanza su anatema sobre los que se rebelan… sobre el pasado que cruje próximo a desplomarse, arrastrando en su caída al presente… torturado por la lucha entre lo que es y lo que debería ser. 767

Ibíd. p. 144.

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Usted, revolucionario de ideas avanzadas, que va a la vanguardia de los que luchan por la verdadera redención, haga a su amiga y compañera el favor de intervenir en este acto, dándole toda la fuerza y toda la solemnidad que debe tener para servir de base a los felices hogares del porvenir.768

Un día después, se llevó a cabo la ceremonia. A ella asistieron varios jefes y soldados del Ejército Libertador, entre ellos, el general ingeniero, Ángel Barrios, también ex militante del Partido Liberal Mexicano, y Alfredo Serratos, Jenaro Amezcua, etc. Antonio aceptó la responsabilidad, y aseguró que la unión se llevaba a cabo … con los lazos del amor… y simpatías de sus corazones, más respetables y más fuertes que los vínculos artificiales de un sacramento religioso, que solo la ostentación de añejos fanatismos y de un contrato garantizado por la fuerza bruta de la ley, que quita toda espontaneidad y su nobleza a la libre unión de dos seres que se aman porque lo sienten, y no por que el castigo y la cárcel los esperen si tienen la desgracia de dejarse de amar.769

Finalmente, después de exponer estos preceptos que caracterizan el amor libre, Antonio atacó el matrimonio, definiéndolo como un “… contrato inmoral protegido por la violencia y el capricho altanero de una sociedad que ya se derrumba”. 770 Este acontecimiento es una muestra de la transformación que Antonio había sufrido: sus preceptos del matrimonio, como la base de la sociedad, habían sido destruidos junto a la sociedad pasada, y ahora enarbolaba el amor libre; rechazó la intervención de la Iglesia y del Estado en la pareja, a la cual solo debía unir el amor. Esta ceremonia ejemplifica muy bien los lineamientos que, sobre la mujer, esgrimió la Casa del Obrero Mundial, que hemos citado

768

Juana Belén Gutiérrez de Mendoza a Antonio Díaz Soto y Gama, 28 de Agosto de 1914, AJA, L. 165, C. 2, D.

1.

769 770

Acta de unión libre, 29 de agosto de 1914, AJA, L. 165, C. 2, D. 2. Ídem.

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antes, pero instaurados tiempo después de que Antonio se marchara; aunque como vemos, encajan a la perfección en los ideales de nuestro personaje.771 El otro suceso se dio durante los debates del Programa de Reformas de la Convención, por lo que estuvo orientado hacia la conformación de un gobierno. La comisión del Programa, a la que perteneció Soto y Gama, presentó dos artículos referentes a la cuestión social de las mujeres. El primero tenía la finalidad de proteger los hijos naturales y las mujeres víctimas de la seducción masculina, por medio de la investigación de la paternidad. El segundo pretendía favorecer la emancipación de la mujer, por medio de una ley de divorcio. 772 En este sentido Antonio, manifestó: Formo parte de la juventud que viene a reformar, a pasar por alto los prejuicios de esta sociedad hipócrita y gazmoña que… [se] viene a defender en sus defectos, al estilo de Santo Tomás de Aquino… Voy a decir cómo se concierta el matrimonio en esta sociedad corrompida, en esta sociedad que quiere el monopolio hasta de la virtud. Se efectúa un bailecito, allí se juntan un muchacho y una muchacha –con permiso de la Iglesia…- y como consecuencia del baile sienten el amor carnal… Y de ese amor carnal se forma un 75 por ciento de los matrimonios; el resto corresponde a uniones por interés, y una infinita minoría corresponde al amor espiritual […]. Después de la llamada luna de miel, viene el cansancio, el hastío. Y entonces comienza la infamia de la sociedad, que antes se prestó y se hizo disimulada para juntar a dos jóvenes. Y cuando éstos se aborrecen, la sociedad hipócrita les dice: “no importa que ya no se quieran, ustedes no pueden separarse. ¿Ya no hay amor? Que haya tolerancia.” ¡Magnifica moral! No me explico por qué, si en todos los órdenes de la actividad humana hay un periodo de aprendizaje, la sociedad no lo permita en lo que va a ser para toda la vida […]. ¿O creen… que los efectos del mal avenimiento se amenguan por medio de un velo de hipocresía? Aquí venimos a dar una lección revolucionaria a las galerías y a la Iglesia, que está más atrasada que el Evangelio. Venimos a dar una lección de ideas frescas […]. 771

En el archivo personal Díaz Soto y Gama existe una copia de ambos documentos publicada por Novedades con una nota al margen del propio Antonio, que dice: “Sobre mi época de extravío moral por la dolorosa pérdida, temporal de mis creencias del matrimonio a base de honor, de la hija de Sra. Juana Gutiérrez de Mendoza y el coronel Santiago Orozco. Mis locuras sobre el amor libre y, al final, conceptos elogiosos para mí, del articulista”. Naranjo, Francisco, Aspectos Zapatistas en Novedades, suplemento dominical, 7 de septiembre de 1947, AADSyG, rollo 6. 772 Ávila… Las corrientes revolucionarias… Óp. Cit. p. 424.

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¿Pudiera decirme el señor Zepeda si conoce la estadística de divorcios de monarcas, santificados por el papa? […]. Así, por medio de un ejemplo de podredumbre, las niñas de hoy serán las hipócritas del mañana. Pero eso no les importa, lo esencial es pisotear al infeliz.773

Podemos ver cómo Antonio mantuvo la postura que esgrimió en la ceremonia de unión libre, pero, ahora, pidiendo una mayor apertura para la disolución del matrimonio, cuestión que, como hemos visto, ya había tratado en términos muy similares, en los que el amor debiera ser el factor de unión, y no la coerción ejercida por la Iglesia y el Estado.

5.4.3 Estado / Gobierno Como hemos visto anteriormente, la postura de Soto y Gama se basaba en una mixtura de las distintas posiciones socialistas. Si bien él se hizo llamar anarquista, y dicha teoría ocupó un lugar importante de su ideología, específicamente el anarcosindicalismo, también incorporó posiciones distintas, como el marxismo, lo que le permitió participar de la conformación del Gobierno Convencionista, donde expuso sus concepciones del deber de las instituciones estatales. Permeado del anarcosindicalismo, Soto y Gama manifestó que en “… la política podrida residía el germen de todas nuestras desgracias”. 774 Como lo citamos anteriormente, en sus propias palabras: “… nosotros, los anarquistas, tenemos poca fe en los gobiernos. Todo Gobierno necesaria y fatalmente se vuelve conservador.”775 Bajo estos principios, no extraña su posición a favor de la desaparición del estado burgués, incluso, visto como una inevitabilidad histórica; por lo que exclamó que, con la Revolución, los trabajadores “… se han 773

Citado en Pineda… Ejercito Libertador… Óp. Cit. pp. 81 – 82. En las fuentes consultadas, no se localizaron los debates de las citadas sesiones, y las crónicas periodísticas no resaltan, de manera importante, la participación de Soto y Gama, por lo que se utilizó esta cita en extenso para establecer su postura en el tema. 774 Villegas… Óp. Cit. p. 420 775 Ibíd. p. 298.

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emancipado y ellos mismos tienen derecho a vivir y tendrán que emanciparse por encima de todos los gobiernos.”776 Pero, al momento de tener que formular el gobierno de la Convención, Antonio tuvo que participar de esos conceptos. Sus formulaciones fueron interesantes, pues sostenía la necesidad de cambiar el sistema político mexicano. Unas de sus propuestas era que se diera un período pre constitucional, en el cual se deberían llevar a cabo todas las reformas necesarias para el cumplimiento de la Revolución. El plazo propuesto fue de un año, en el que se elegiría un presidente provisional, y, al término, ya con las reformas realizadas y con autoridades elegidas democráticamente, se regresaría a la constitucionalidad.777 Esta propuesta tenía la finalidad de facilitar la implementación de las reformas revolucionarias, y la de que sus enemigos no se aprovecharan de la legalidad para entorpecerlas: La Revolución procede a la inversa de como se quiere: primero la Revolución quita las tierras y echa por tierra a los caciques y a los enemigos; después vienen las leyes, que son la expresión de los hechos que ya se consumaron. […] Si queremos ajustarnos al procedimiento legal, entonces habremos detenido la obra purificadora de la Revolución. A la sombra de las leyes se pasean nuestros enemigos. Allí está Mucio Martínez… que no se ha ido al extranjero porque posee títulos legales, y de ellos se ufana y desafía a medio mundo a que se le demuestre que sus tierras no son habidas legalmente.778

Sin embargo, la propuesta más importante fue la implementación del parlamentarismo como forma de gobierno. Aquélla que había propuesto en la Convención del Partido Liberal en 1912, que fue rechazada, y que la Convención Revolucionaria hizo posible. En su defensa, argumentó que “… el presidente, en su torpeza… no puede conseguir, como un grupo, un

776

Pineda… Ejercito Libertador… Óp. Cit. p. 76. Villegas… Óp. Cit. pp. 251 – 252. 778 Citado en Ibíd. p. 439. 777

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desprendimiento de generosidad, que aunque en pequeño no hubiera sido capaz de hacerlo un individuo”.779 La principal crítica que Antonio hizo a los ejecutivos era la acumulación de poder, y que la corrupción de la que eran objeto, la causa de los problemas que enfrentaba la nación. En contraparte, estaba la “Asamblea, donde se siente el alma colectiva, donde se siente la liga con la especie, donde se siente la liga con la sociedad, y no en las antesalas de un infeliz presidente de la República… [que] se forma un yo aplastante”.780 Como ejemplo ante las acusaciones que hacía, estaba la actitud de quien fuera presidente provisional, Eulalio Gutiérrez, que, en palabras de Soto y Gama, era “… un perfecto patán que apenas se sintió en la presidencia se volvió un aristócrata, un burgués; se volvió reaccionario”, 781 en los mismos términos trato los gobiernos de Juárez, Madero y González Garza, quienes, al llegar al gobierno se volvieron una calamidad.782 Expresó que era más fácil corromper un hombre cercano a la aristocracia, que una asamblea lejos de las tentaciones del poder.783 Por tanto, para Antonio, la solución era reducir el presidente a ser un títere de la Asamblea, una institución sin operancia, y así no despertaría ambiciones; pues, si bien la presidencia era una enfermedad, ésta se hacía más benigna si se ejercía como una responsabilidad colectiva.784 A lo cual, finalmente, apostó la Convención. Uno de los problemas que más interesaron a Soto y Gama desde que comenzó su carrera política, fue la libertad municipal, que, a la vez, estaba ligada a la relación del municipio con el Poder Ejecutivo y con la Federación. Una de las grandes críticas que dirigió

779

Citado en Ibíd. p. 298. Ídem. 781 Ídem. 782 Ávila… Las corrientes revolucionarias… Óp. Cit. p. 419. 783 Villegas… Óp. Cit. p. 299. 784 Ávila… Las corrientes revolucionarias… p. 417. 780

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al estado fue la constante intromisión del gobierno federal en la política municipal: la idea de estado y gobierno, y el problema de la relación de la soberanía con las leyes, en la que el estado implanta la soberanía del poderoso y la legaliza. Ante esa problemática, Antonio sentenció: “Yo creo que la soberanía de los Estados es una pamplina, que no existirá nunca […] . La soberanía de los Estados es un fantasma que se quiere respetar por todos; pero es la soberanía del gobernadorcillo o de la Legislatura; y en cambio, el pueblo no es soberano”, 785 posición que concordaba con los postulados zapatistas; por lo cual, la nueva forma de gobierno popular socialista, que Antonio se propuso, respondía a las necesidades populares y a la justicia, solución que el Gobierno Convencionista se esmeró en aplicar. Además, Soto y Gama propuso para el estado revolucionario, mientras que éste tuviera que existir, era la intervención en favor de las clases baja y media. El gobierno tendría que acudir en ayuda de los pequeños propietarios, para que la agricultura no fracasara, proveyéndoles de semillas e instrumentos de labranza. 786 Otra de las cuestiones en la que pidió la intervención del estado fue la situación de escasez que enfrentó la capital en 1915. Antonio apoyó la moción de que el gobierno estableciera competencia a los acaparadores, al comprar productos de primera necesidad y venderlos a bajo costo. 787 Díaz Soto y Gama sostuvo estas medidas, pues, al ser en favor de las clases trabajadoras, encajaban en la teoría del socialismo de estado, que, como hemos visto, fue la posición que, al final, prevaleció.788

785

Ídem. Villegas… Óp. Cit. p. 307, 787 Ibíd. p. 403. 788 Ídem. 786

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5.4.4 Revolución Una vez que Antonio se unió a la revolución campesina y que se empapó de sus principios, los expuso con claridad en sus documentos. El manifiesto del Milpa Alta contiene los lineamientos generales que guiaron a los campesinos: La actual revolución no se ha hecho para satisfacer los intereses de una personalidad, de un grupo o de un partido… El campesino tenía hambre, padecía miseria, sufría explotación y si se levantó en armas, fue para obtener el pan que la avidez del rico le negaba, para adueñarse de la tierra que el hacendado egoístamente guardaba para sí, para reivindicar su dignidad que el negrero atropellaba inicuamente todos los días. Se lanzó a la revuelta, no para conquistar ilusorios derechos políticos que no dan de comer, sino para procurarse el pedazo de tierra que ha de proporcionarle aliento y libertad, un hogar dichoso y un porvenir de independencia y agradecimiento.789

Como hemos visto anteriormente, Antonio llamó a tomar las conquistas por la fuerza, y, posteriormente, a establecer la ley. Aseguró que era ilógico tratar, con argumentos legales, esos momentos “perfectamente anormales, perfectamente revolucionarios (…) esta Convención, que es de militares, está supliendo al Congreso de la Unión: es lo más anormal que se ha visto en el país”.790 Hemos citado ya numerosos ejemplos en los que Díaz Soto y Gama llamó a despojar, a los acaparadores, de sus tierras y de los alimentos, por la fuerza, y a hacer justicia revolucionaria, como es inevitable en todo movimiento armado. Recordemos también que Antonio vio, en la Revolución de 1910, un movimiento reformista, y era consciente de que aún vendría un nuevo levantamiento obrero y campesino que desaparecería las desigualdades, es decir, un movimiento socialista. La participación de nuestro personaje servía para sembrar dichas bases, atendiendo “… las tristes contingencias

789 790

Al pueblo de México… Óp. Cit. p. 550. Villegas… Óp. Cit. p. 222.

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del momento”, para, posteriormente, trabajar por “… un más allá luminoso que es la anarquía”.791 Pero, como vimos antes, se soldó la unidad entre la ideología zapatista y nuestro personaje, quien, finalmente, adoptó sus principios como propios, sumándolos a su ideología socialista, y así la defendió. De nuevo, otro documento plasmó la concepción de la revolución agraria: … es un movimiento esencial y preferentemente económico, eminentemente agrario, dirigido contra los grandes poseedores de tierras, y encaminado a libertar de la esclavitud feudal a los trabajadores del campo, a proteger a los obreros de la ciudad contra la avidez de los capitalistas, a poner un límite a la omnipotencia de los reyes del dinero, protegida por todos los gobiernos anteriores y hecha posible por la inercia, la ignorancia y la pasividad de las clases populares, que hoy han levantado por fin el pendón de su reivindicaciones.792

Finalmente, otra importante contribución de Antonio tiene que ver con la defensa de los ideales y logros de la Revolución. Primero, a través del Comité de Salud Pública, y, posteriormente, por medio del Centro Consultivo para la Propaganda y Unificación Revolucionarias. El Comité tendría la finalidad de castigar a los reaccionarios y a quienes habían apoyado los regímenes de Díaz y Huerta. Por otro lado, el Centro Consultivo tuvo una función similar. Con la variación de que también construyó una base legal para la reconstrucción social del pueblo morelense sobre las bases de la Revolución, fomentó la participación política de todos los pobladores, así como la formación de la juventud, por medio de las escuelas, y la de la población en general, por medio de conferencias en las que se explicaban los principios revolucionarios y las disposiciones del Cuartel General, en una frase: “hacer que los campesinos comunes y corrientes descubriesen el valor trascendental de la

791 792

Ibíd. p. 337. Exposición al pueblo mexicano... Óp. Cit. p. 79.

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lucha en la que se habían metido.”793 Y así lo lograron. Formaron un campesinado muy militante, que defendió, con las armas en la mano, sus derechos y conquistas, siempre con marcada intransigencia: para los traidores “pedimos y pediremos siempre el castigo que merecen dentro de las leyes de la guerra y las disposiciones del Cuartel General”.794

5.4.5 Agrarismo Como vimos con anterioridad, Antonio organizó un esquema de reparto agrario basado en las características de cada región: pequeña propiedad para el norte, y propiedad comunal para el sur. Sin embargo, ya dentro de la coyuntura, su opinión se modificó, y la Convención le proporcionó la tribuna para externarla. Al momento de discutir la propiedad, nuestro protagonista expresó que cualquier revolucionario autentico preferiría la propiedad comunal a la individual, pues ésta “… crea el egoísmo en vez de la solidaridad y apoyo mutuo, que es fomentado por la sociedad en común.”795 Su propuesta se sustentó en el sentido de respetar las congregaciones de los pueblos, según “las ideas modernas sobre comunismo y solidaridad en el trabajo”. 796 Aunque expresó su postura en este sentido, aceptó la de los delegados del norte, para mantener la pequeña propiedad, y respetar a quienes se manejaran en la propiedad comunal. Antonio mantuvo la urgencia de destruir los latifundios, pues no era factible enfrentar el pequeño propietario a la aplastante competencia del latifundista, y sobre esta cuestión era que el gobierno debía ayudar a la producción agrícola en pequeño, para que no fracasara: 797

793

Womack… Óp. Cit. p. 273. Womack… Óp. Cit. p. 300, Comisión de Propaganda y Unificación revolucionarias a Jesús H. Salgado, 4 de julio de 1917, CCGdS, Exp. Cuernavaca, Morelos, 6 de octubre de 1915, Fs. 237. 795 Citado en Villegas… Óp. Cit. p. 306. 796 Ídem. 797 Ibíd. pp. 306 – 307. 794

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La clase de historia es muy sencilla –explicó Soto y Gama-: En la Revolución Francesa vino el hambre, vino la falta de los cultivos de los terrenos, vino una inmensa porción de terreno en barbecho, vinieron otras mil calamidades, pero no por eso se acabó la riqueza de la tierra, porque la riqueza de la tierra está en la tierra, está en los gusanillos que llevan esos microorganismos de que nos hablan los sabios. Así que no porque se acaben los arados, ni porque se acaben los cultivos, se acabará la riqueza de la tierra, se acabará la riqueza de la nación; por lo tanto que no se asuste por la obra destructora de la Revolución… porque de lo contrario, razón habrá para decir que necesitamos a un Porfirio Díaz, a un Huerta… o a esos grandes industriales, a esos grandes hombres de acción, a esos grandes latifundistas…798

Una cuestión importante de la propuesta de Soto y Gama era que la tierra se debería entregar no a quienes la solicitaran, sino a los que la necesitaran y la trabajaran, una reminiscencia de la conocida frase “La tierra es de quien la trabaja”, acuñada por Eugène Pottier, importante protagonista de la Comuna de París, y que llevaba un llamado a la acción directa, a tomar la tierra por sus propios medios. Nuestro personaje llamaba a “tener el valor revolucionario para hacer efectivo lo que el pueblo levantado en armas ha conquistado: el derecho de poseer los terrenos por los que ha venido luchando, sin interrupción, desde la conquista española”.799 Como los citamos anteriormente, la voz de Antonio decía, fuerte y claro: “…el criterio revolucionario es, y debe ser, que las tierras se exijan revolucionariamente y por la fuerza”.800 Como podemos observar, el criterio sobre la confiscación de tierras y su distribución era prácticamente idéntico entre el de Antonio y el que proponía el zapatismo, pero con el fundamento socialista que aquél podía darle. Ese criterio no se modificó, e, incluso, en el último documento importante del zapatismo, el manifiesto en el que se anuncia la muerte de Zapata, Antonio repitió: “… los indígenas de todo el país saben ya a qué atenerse. Han

798

Ibíd. p. 270. Ibíd. p. 306, Pineda… Ejercito Libertador… Óp. Cit. pp. 68 – 69. 800 Citado en Villegas… Óp. Cit. p. 267. 799

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comprendido al fin que sólo reconquistando la tierra arrebatada a sus mayores, podrán asegurar su porvenir como raza, su soberanía como hombres, como ciudadanos.”801

Hemos visto la simbiosis que se dio entre Soto y Gama y el movimiento zapatista, y como éste lo marcó de manera definitiva, partiendo de la postura que Antonio asumió desde 1904, en la concluyó que no había aún condiciones para el socialismo, y que, por consiguiente, era muy importante impulsar los cambios que favorecieran a los trabajadores, tanto en sus condiciones de vida como en sus condiciones políticas, y ésa, sumada a la identificación que tuvo Antonio con el movimiento campesino, ya que el zapatismo ofrecía un programa de reformas sociales desde abajo, y, con ello, la necesidad de un nuevo tipo de gobierno que impulsara dichas reformas, apuntalado por la carga ideológica de nuestro protagonista y la de las lecturas socialistas (marxistas y anarquistas) que le abrieron la puerta a posiciones políticas claras y coherentes que, con la experiencia revolucionaria, se consolidaron.

801

República Mexicana. Ejercito Libertador. Cuartel General… Óp. Cit. p. 224.

256

257

Capítulo VI. La guerrilla y la paz La parte final del presente trabajo se centra en la participación de Antonio durante los primeros años posrevolucionarios. Las circunstancias lo llevaron a adaptar sus posiciones a la nueva política que la recién encumbrada burguesía revolucionaria impuso. Con eso empieza a deslindarse de los componentes anarquistas en su discurso, sin que eso implique el abandono del socialismo. Su comportamiento político es muy coherente con su análisis juvenil de las posibilidades de la revolución anarquista o comunista. Sin embargo, como un efecto de la derrota de la revolución campesina, lo encontramos luchando por las reformas sociales revolucionarias, dentro del estado posrevolucionario, actividad que se ajusta a lo que se ha llamado realpolitik, es decir, lo encontramos haciendo política de manera pragmática, con la única finalidad de llevar al cabo su programa social, lo que lo llevó a revalorar su ideología socialista. El contexto mundial y las situaciones familiares también causaron impacto en Antonio, y, junto a su experiencia revolucionaria, lo llevaron una posición de pesimismo realista, lo cual concuerda con sus posturas políticas y con la nueva actitud adoptada.

6.1 Política institucional y vida familiar A poco más de un año después de muerto el líder suriano, durante el cual se mantuvo escondido entre Puebla y Morelos, Antonio tuvo la oportunidad de regresar a la ciudad de México. El 9 de mayo de 1920, Gildardo Magaña, Ángel Barrios y Antonio y Conrado Díaz Soto y Gama, fueron recibidos, en la estación de San Lázaro, por una manifestación de obreros, al grito de “¡Viva Zapata! y ¡Viva Soto y Gama!” La prensa simpatizante del

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zapatismo, como el periódico Revolución, resaltaron el hecho, y lo mostraron como la unión del agrarismo con el movimiento obrero.802 La unión entre zapatistas y obregonistas, que permitió el regreso de Antonio a la ciudad, fue frágil y contradictoria, tanto en lo político como en lo personal, pues el carácter de Obregón y de Soto y Gama era poco compatible. El primero, norteño prejuicioso y racista. Su único acercamiento a los indígenas fue su convivencia con los yaquis y mayos; por lo que desconocía la situación de los indígenas del sur, y los efectos que la conquista tuvo en ellos.803 Por su parte, Antonio dejó claros sus propósitos políticos, en una entrevista que le hicieron a poco tiempo de su llegada a la capital. Declaró que los agraristas del sur lucharían por la expropiación de la tierra, mediante indemnización, y para reducir el poder del ejecutivo, apresurando el establecimiento del parlamentarismo como una prioridad. También llamó a dar libertad de acción a los obreros, y a fomentar el sindicalismo como medio de lucha. Para Antonio, la Revolución ahora había triunfado, y ya era tiempo de cumplir con su programa. 804 A sabiendas de esto, Soto y Gama se entrevistó con Obregón, para conocer su postura sobre el agrarismo. Antonio iba dispuesto a embarcarse en una discusión con el sonorense, en defensa de sus principios; pero, para su sorpresa, Obregón le externó que, durante su escape al sur, se había dado cuenta de las condiciones de vida de los campesinos; lo que había disipado sus dudas, y lo había convencido de la necesidad de “regenerar físicamente al indio”.805 Este intercambio convenció a nuestro personaje de que había encontrado, en el sonorense, un aliado. Mientras que, para Obregón, Soto y Gama era valioso, pues durante su 802

Recortes de periódico, AADSyG, rollo 6. Castro, Pedro, Álvaro Obregón, fuego y cenizas de la Revolución Mexicana, Era – Conaculta, México, 2009, 63. 804 Entrevista para El Heraldo de México, s/f, AADSyG, Rollo 6. 805 Villegas… Óp. Cit., p. 527, Castro… Antonio Díaz Soto y Gama, agrarista… Óp. Cit., p. 38. 803

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larga militancia política había entablado relaciones con intelectuales radicales que ahora eran figuras importantes de la política, dentro y fuera del gobierno. Esta alianza posicionó a Gildardo Magaña y a Antonio como los principales defensores de los indígenas, gracias a su influencia dentro del estado posrevolucionario. 806 Las comodidades de la metrópoli le permitieron a Soto y Gama complementar las lecturas que formaban su ideología. Existen, en su archivo, una serie de manuscritos sobre la historia del socialismo, los cuales el contexto nos permite fechar en aquella época. 807 En ellos, analizó el pensamiento de algunos de los principales autores socialistas, como Simonde de Sismondi, William Thompson, Henri de Saint – Simon, Charles Fourier, Louis Blanc, Mijail Tougan, William Godwin, Proudhon y Marx, así como un análisis de la Revolución Francesa; todo eso, tomando como fuentes la Enciclopedia Espasa, las obras de la Historia General del Socialismo, escrita por Max Beer y el libro De Babeauf á la Commune de Agustin Chabeseau. En los dichos manuscritos, destacan las lecturas y notas sobre la liberación de la mujer y el amor libre de Fourier. Se crea una línea para ilustrar la historia del anarquismo, de Godwin a Proudhon, y se remarcan sus similitudes con Fourier, al que se presenta como ácrata. Señaló Antonio que Proudhon “… considera la libre asociación de los individuos como la sola forma admisible de colaboración social. Así, rechaza sin excepción todas las formas históricas de [ilegible], todos los modos de gobierno.”808 Y explica también su concepción de propiedad y la forma en que condena “el derecho de disfrutar y disponer libremente del bien de otro, del fruto de la industria y del trabajo ajeno”,809 base de todo despotismo y desigualdad. Por otra parte, sigue la evolución de Marx a los bolcheviques, y divide la teoría

806

Womack… Óp. Cit., pp. 360 – 361. Una serie de manuscritos que tienen la forma de un libro que tal vez preparó pero nunca terminó. 808 Ms, AADSyG, rollo 1. 809 Ibíd. 807

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marxista en dos vertientes, una negativa: el despojo del fruto del trabajo del obrero y la concentración de la riqueza. Y otra positiva, que es el cambio de organización de la producción, pasando de la propiedad privada a la propiedad colectiva, que describió: “… en un Estado socialista, al contrario, los medios que permiten organizar la producción y la cimentación de la riqueza serán propiedad del común de la sociedad”. 810 Más que un hecho anecdótico, estos escritos representan una ventana a la concepción del socialismo de Antonio, pues le propinaron herramientas ideológico-discursivas, ya que muchos de los preceptos vertidos en estos manuscritos serían proposiciones que Antonio expuso en su labor asamblearia. En julio de 1920, los partidos Liberal Obrero, Reformista Independiente, Liberal Reformista, Laborista Mexicano, Liberal Independiente y Nacional Agrarista, postularon a Soto y Gama por candidato a diputado por el segundo distrito electoral de San Luis Potosí. 811 La elección para la XXIX Legislatura se llevó al cabo en medio de la efervescencia anticarrancista que levantó el movimiento de Agua Prieta, por lo que recibió el apoyo de diversos sectores. Por ejemplo, Rafael Quintero, antiguo compañero de Antonio en la Casa del Obrero Mundial, y, ahora, importante miembro de la Confederación Regional Obrera Mexicana, hizo propaganda a favor de su camarada, en el distrito en cuestión.812 Finalmente, Antonio fue elegido para ocupar una curul, con lo que se enfrentó a nuevas discusiones y controversias. Se le criticó, especialmente, por haber participado en el consejo de guerra de Otilio Montaño; ante lo que aseguró haber actuado con responsabilidad, y no

810

Ibíd. Postulación de candidato, Comité de Propaganda, AADSyG, rollo 7. 812 Piccato Rodríguez, Pablo Atilio, El parlamentarismo en la Cámara de Diputados, 1912 – 1921, entre la opinión pública y los grupos de choque en Piccato Rodríguez, Pablo Atilio, El Poder Legislativo en las décadas revolucionarias, 1908 – 1934, Cámara de Diputados IIL – LVI Legislatura, México, 1997, p. 80, Salazar… T. II, Óp. Cit., p. 183. 811

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arrepentirse de las decisiones que se tomaron.813 En forma similar, se refirió a la muerte de Carranza, de la que declaró: “… yo he sido uno de los que han celebrado la desaparición de ese hombre funesto, toda vez que con ella se han ahorrado al país mucha sangre y muchos sacrificios innecesarios […] si ha de admitirse una acción providencial, ésta se manifestó en el caso de Carranza, por medio del castigo de un gran criminal.”814 Su postura en la Cámara fue clara desde un principio. Llamó a actuar en contra de los hacendados y los explotadores: Los ladrones ya sabemos dónde están, al frente de las haciendas… los ladrones en este país y en todos los países son los hacendados, los industriales, los grandes comerciantes, y los dueños de los bancos, esos son los ladrones; los individuos que día a día están robando el pan de la boca de los obreros […] En una época en que ondea ya la bandera roja por muchos ámbitos del universo, una bandera roja que ha de abrigar a los proletarios y bajo cuyos pliegues han de recibir su castigo todos los burgueses, los verdaderos ladrones de la humanidad.815

Sin embargo, desde un principio, Antonio reconoció que los obreros mexicanos no estaban listos para una revolución socialista; por ello, debían hacerse las reformas sociales necesarias para que educaran a los trabajadores por emanciparse: Yo que soy bolchevista para Rusia, bolchevista para Italia… tengo que reconocer que mi país, mi amado país, el proletariado de mi país no está todavía preparado para la etapa bolchevique y tiene que pasar, desgraciadamente, pero tiene que pasar la etapa de la reformas políticas; y si esa etapa se le niega… si la vía de la legalidad se le cierra, el proletariado mexicano… pasará por encima de nuestras leyes artificiales… de nuestros procedimientos cobardes y mentirosos y el proletariado mexicano enarbolará la bandera roja y negra de la revolución.816

Sin embargo, esta posición no le impidió abogar por el socialismo ni tomar sus postulados como base para los proyectos que presentaba. No se trató de una renuncia al

813

DDCD, XXIX L, sesión del 12de mayo de 1921. Antonio Díaz Soto y Gama a La Vanguardia, 20 de octubre de 1920, AADSyG, rollo 6. 815 DDCD, XXIX L, 17 de septiembre de 1920. 816 Ibíd. 10 diciembre 1920. 814

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socialismo, sino de una maniobra política, para que se aprobaran las radicales reformas que impulsó. Consecuente con su posición, y solidario con sus antiguos compañeros, Felipe Carrillo Puerto, Octavio Paz y Soto y Gama presentaron una propuesta, el 23 de septiembre de 1920, para que se gestionara la libertad de Ricardo Flores Magón y los demás presos mexicanos en Estados Unidos. El 22 de noviembre, pidieron a la Cámara insistir en el indulto de Flores Magón y de Librado Rivera. Además, ofrecieron a ambos una pensión, por parte del gobierno mexicano, para aliviar la situación en la que vivían; sin embargo, ésta fue rechazada por los beneficiarios. 817 En el ámbito personal, parece que la familia Díaz Soto y Gama pasaba por dificultades, como lo externó Conrado, quien se encontraba en Nueva York, desempeñándose como canciller de primera,818 a su madre Concepción: “Quiero creer que Antonio ganará su elección para diputado; pero la verdad, al lado de la satisfacción de su triunfo, cuántos sinsabores y disgustos de los que mejor no acordarse.”819 No da más detalles la carta, pero no es difícil imaginar las consecuencias que tuvieron las muertes de Conrado Díaz Soto y de Ignacio Díaz Soto y Gama, sumadas a los efectos que tuvo el movimiento armado en Antonio y Conrado, quien, de hecho, se retiró de la política.

817

Ibíd. 23 de septiembre y 22 de noviembre de 1920. La respuesta de Flores Magón fue: “… soy anarquista, y no podría, sin remordimiento y vergüenza, recibir el dinero arrebatado al pueblo por el gobierno. Agradezco los sentimientos generosos que impulsaron a la Cámara de Diputados a señalar dicha pensión. Ellos tienen razón, porque creen en el Estado, y consideran honesto imponer contribuciones al pueblo para el sostenimiento del Estado… yo no creo en el Estado… todo el dinero derivado del Estado es el sudor, la angustia y el sacrificio de los trabajadores… si ese dinero viniera directamente de los trabajadores gustosamente y hasta con orgullo lo aceptaría… repito mi agradecimiento a Antonio Díaz Soto y Gama en particular, y a los generosos Diputados en general.” Abad de Santillán, Diego, Ricardo Flores Magón, apóstol de la Revolución Social Mexicana, Grupo Cultural “Ricardo Flores Magón”, México, 1925, pp. 113 – 114. 818 Gobierno de la Republica a Conrado Díaz Soto y Gama, 16 de febrero de 1921, AADSyG, rollo 1. 819 Conrado Díaz Soto y Gama a Concepción Gama viuda de Díaz Soto, 3 julio de 1922, AADSyG, rollo 1.

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Fue también en estos años en los que Antonio conoció, en San Juan del Rio, Querétaro, a Enriqueta Ugalde Nieto. Joven proveniente de una familia profundamente católica. Sus padres, Ismael Ugalde y María Nieto de Ugalde. Contrajeron nupcias el 22 de febrero de 1923, en la iglesia del Buen Tono. De dicha unión resultaron doce hijos. 820 La relación con Enriqueta resultó de suma importancia para Antonio, e influyó profundamente en su evolución ideológica, consolidando un proceso que se había iniciado desde la derrota del zapatismo.

6.2 De la trinchera a la curul Finalmente, Antonio sacó fuerzas de la flaqueza, y, tras la muerte de Zapata, se dispuso a llevar al cabo los planteamientos del Plan de Ayala. Así lo explicó a Jenaro Amezcua en una carta: La unión en el sur que siempre hemos conservado ha venido a afirmarse y a estrecharse aún más por efecto de la muerte de nuestro jefe, acontecimiento que para nosotros importa la obligación de establecer una perfecta solidaridad y un sólido acuerdo de voluntades, basados uno y otro, en el mutuo afecto, en la reciproca confianza, en la absoluta identidad de ideales.821

Y, bajo esos mismos principios, se dispuso a continuar la lucha desde una nueva trinchera. Aceptó el programa revolucionario de Francisco Vázquez Gómez, que había sido elegido jefe de la revolución por Zapata, como un programa mínimo, “… obligados por las necesidades de unificación y las complicaciones internacionales. Pero es claro que el gran partido que se constituya al triunfo, tendrá que dar a ese programa todo el desarrollo que soporten sus términos generales y sintéticos. En una palabra, tendremos que sacarle todo el

820 821

Gómez Gutiérrez… Óp. Cit., pp. 69 – 70, Caballero Miranda… Biografía… Óp. Cit., p. 22. Antonio Díaz Soto y Gama a Jenaro Amezcua, 23 de junio de 1919, CCGdS, Exp. 3, Fs. 157 – 160.

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jugo, especialmente en materia obrera y agraria.”822 Antonio tomó esta responsabilidad sobre sí mismo, y comenzó la preparación del partido que habría de realizar los anhelos revolucionarios: “Respecto a la organización de ese gran partido, tengo muchas ideas y abrigo muchos sueños. En él tendremos que trabajar con el alma y vida, como si tuviéramos veinte años.”823 Por último, le informó a Amezcua de la llegada de rumores al Cuartel General, sobre el distanciamiento entre Obregón y Carranza, y de los intentos de acercamiento con el sonorense, pues había expresado su absoluta conformidad con los ideales del sur. Recomendó a Amezcua estar atentos, y evitar dirigir ataques a Obregón, previendo que algo pasaría.824 Tras la muerte de su líder, el Ejército Libertador entró en un hiato. Algunos jefes se rindieron, aunque otros, como Genovevo de la O, Francisco Mendoza, Pedro Saavedra o Sabino Burgos, se mantuvieron en armas, protegidos por las montañas de Morelos y Puebla. Aunque sin realizar acciones de guerra importantes, se limitaron a realizar ataques terroristas en contra de autoridades civiles y militares.825 No fue sino hasta septiembre de 1919 cuando los jefes zapatistas se reunieron en Huautla, para la elección de un nuevo General en Jefe. Magaña resultó electo por mayoría de votos, y Antonio fue el encargado de dar a conocer el suceso. Lanzó un manifiesto en el que se aplaudió la unidad de los miembros del Ejército Libertador. Llamó a seguir el ejemplo de Zapata, y a luchar por la emancipación campesina, por medio de la conquista de la tierra. 826 822

Antonio Díaz Soto y Gama a Jenaro Amezcua, 24 de junio de 1919, AJA, L. 369, C. 4, D. 1 y CCGdS, Exp. 3, Fs. 162 – 163. 823 Ídem. 824 Ídem. 825 Antonio Díaz Soto y Gama a Jenaro Amezcua, 23 de marzo de 1920, AADSyG, Rollo 2, Womack… Óp. Cit., pp. 329 – 330. 826 Womack… Óp. Cit., pp. 337 – 338.

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El conflicto entre Obregón y Carranza, que sonaba desde hacía tiempo, tuvo su rompimiento final a principios de 1920. El sonorense comenzó la preparación de un levantamiento armado. Para ello, entró en contacto con rebeldes anticarrancistas, y redactó el Plan de Guerrero.827 El rompimiento entre ambos constitucionalistas significó una nueva oportunidad de entrar en acción para el zapatismo, sin traicionar sus principios, ya que el mismo Zapata había tratado de allegarse el apoyo de Obregón con anterioridad. Los contactos comenzaron a fluir. Hubo comunicación entre Magaña y Juan Zertuche, y entre de la O y Alberto Calvo. El 20 de abril, los zapatistas manifestaron su adhesión a Obregón, mediante la pluma de Antonio: Y los hombres pundorosos del constitucionalismo, los Obregón, los Hill, los Calles, los de la Huerta, los revolucionarios que cercenaron las mil cabezas de la hidra huertiana, se lanzan hoy de nuevo al campo de la lucha. Y vienen a nosotros con el gesto altivo de ayer. ¡Bienvenidos seáis, hermanos! Hermanos: porque somos hijos de la misma patria; porque hace tiempo empuñamos el fusil libertario, ansiosos de la misma libertad; porque nos mueve idéntico impulso y porque, de hoy en adelante, iremos juntos al triunfo…828

Pero el respaldo a los nuevos rebeldes no fue gratuito. Los revolucionarios del sur pactaron con los enviados de Obregón: ofrecieron su apoyo político y militar, a cambio de que la revolución del sur y Zapata fueran aceptados como enseñas del nuevo estado. Que se reconociera el Plan de Ayala, específicamente, sus preceptos sobre la tierra, y que se realizara la reforma agraria. Este pacto salvó el movimiento zapatista de la desaparición a la que había sido sentenciado con la derrota militar, y les abrió una nueva puerta, para tratar de cumplir el programa agrario.829

827

Castro… Álvaro Obregón… Óp. Cit., pp. 78 – 79, 87. Citado en Castro… Soto y Gama, genio y figura… Óp. Cit., p. 43, Womack… Óp. Cit., p. 354. 829 Gilly… Óp. Cit., p. 254, Caballero Miranda… Biografía… Óp. Cit., p. 22. 828

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El 23 abril de 1920, Adolfo de la Huerta proclamó el Plan de Agua Prieta, desconociendo el gobierno de Carranza. Inmediatamente, Obregón se adhirió a él, y la rebelión se desató. Benjamín Hill, operó en Morelos, y se atrajo a los jefes zapatistas. Genovevo de la O lo recogió en Magdalena Contreras, derrotando las fuerzas carrancistas locales; y las fuerzas del Ejército Libertador protegieron el tren al sur en el que escapó Obregón hacia Chilpancingo.830 El 9 de mayo entró el caudillo sonorense a la ciudad de México. A su lado cabalgaba Genovevo de la O. Los festejos incluyeron un desfile militar en el que participaron tropas zapatistas. Desde el balcón presidencial de Palacio Nacional, Obregón presenció los festejos, acompañado de de la O y de Pablo González. Para junio, el Ejército Libertador del Sur dejó de existir, transformado en la División del Sur del Ejército Federal, bajo el mando de Plutarco Elías Calles, Ministro de Guerra.831 Ahora, el poder se encontraba en manos del llamado Grupo Sonora, miembros de la burguesía progresista, aunque resultaban marcadamente conservadores, respecto de socialistas como Soto y Gama. Para ellos, la revolución, más que un movimiento social, significó la posibilidad de acceder al poder y de amasar fortunas. Contaban con gran astucia política; por lo que abrieron espacio para los sectores en ascenso. 832 A diferencia de Carranza, Obregón no temía las masas, y sabía hacer suyas sus demandas. No tuvo un programa fijo, por lo que pudo adaptar los programas de otros movimientos. El esquema que

830

Jenaro Amezcua a Miguel Mendoza López Schwertfeger, 23 abril 1920, AADSyG, Rollo 2, Castro… Álvaro Obregón… Óp. Cit., pp. 83 – 84, 88 – 89, 115, 150, Gómez Gutiérrez… Óp. Cit., p. 63, Gilly… Óp. Cit., p. 340. 831 Womack… Óp. Cit., p. 359. 832 Castro… Álvaro Obregón… Óp. Cit., p. 94.

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planteó tendía a la conciliación. Debido a ello, los grupos de izquierda se englobaron en torno a Obregón, y, los de derecha, en torno a Carranza.833 En este escenario, para Soto y Gama, los campesinos se erigían como la clase social más revolucionaria, y había que cumplir las promesas que se les habían hecho. Obregón, por su parte, se apoderó de la imagen de Zapata, desacreditó el carrancismo, y se atrajo a los zapatistas como medida para consolidar el estado.834 Aunque su interés en la reforma agraria, más que en la justicia social, radicaba en el progreso económico y nacional.835 Antonio justificó la adhesión al movimiento de Agua Prieta ante otros jefes, recordándoles los esfuerzos hechos por Zapata para llevar a cabo la unificación revolucionaria, además de sus pretéritos intentos por acercarse a Obregón. La derrota de Carranza alentó a los zapatistas a unirse al sonorense “y a los suyos toda vez que éstos, tan revolucionarios como nosotros, contribuyeron con su esfuerzo… para derribar al tirano Victoriano Huerta”.836 Además, subrayó las atenciones que tenían con ellos de la Huerta y Obregón, quienes se manifestaron sus amigos; “nos oyen y nos entienden”, 837 justificó Soto y Gama. En este esquema de unión revolucionaria en torno al estado y en torno a Obregón, entró Antonio. Casi tres semanas después de su arribo a la ciudad, el 1 de junio, lanzó la convocatoria para formar el Partido Nacional Agrarista. En ella se aclaraba que “… eliminado Carranza, que era el obstáculo para la unión de los revolucionarios, y para la paz, en su consecuencia podemos ya los mexicanos proceder dentro del terreno de la acción legal y 833

Castro, Pedro, Álvaro Obregón, el último caudillo en Polis, vol. 02, UAM – I, México, 2003, 220, Córdova… Óp. Cit., pp. 218, 220. 834 Bartra, Armando, Los nuevos herederos de Zapata, campesinos en movimiento 1920 – 2012, PRD – Secretaria de Trabajadores del Campo, Desarrollo Rural y Pueblos Indios, México, 2012, p. 41, Cordova… Óp. Cit., p. 286, Castro… Álvaro Obregón, fuego y cenizas… Óp. Cit., pp. 194 – 195. 835 Brunk… Óp. Cit., p. 62. 836 Antonio Díaz Soto y Gama a Francisco Mendoza, 1 de julio de 1920, AJA, L. 434,C. 5, D. 1. 837 Ídem.

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política”;838 después, procedía a llamar a la unión revolucionaria, e invitó a los obreros, a quienes recordó que “… la base de su emancipación está en el campo”.839 Extendió la invitación a los intelectuales y políticos que, de buena fe, desearan emancipar a los trabajadores, al “escéptico [lo mismo] que el hombre de ideas religiosas; lo mismo… al convencionista que al constitucionalista”,840 pues dentro del agrarismo estaba el porvenir de la República, que sólo podría descansar sobre la libertad económica del campesino. El gran número de firmas fue un reflejo de la nueva postura de unión. La plana mayor del zapatismo se adhirió al nuevo partido: Reynaldo Lecona, Felipe Santibáñez, Conrado Díaz Soto y Gama, Gildardo Magaña, Ángel Barrios, Sabino Burgos y Luis Méndez. Por parte de la extinta Casa del Obrero Mundial –al igual que Méndez-, y ahora miembro de la CROM, firmó Rafael Quintero. Además los constitucionalistas, José Vasconcelos, Antonio I. Villarreal, Plutarco Elías Calles, Francisco Múgica, Eulalio Gutiérrez y Saturnino Cedillo.841 La meta principal del PNA era presionar los gobiernos para que realizaran la reforma agraria. Para ello se valdrían de las elecciones, alianzas políticas, participación del poder, propaganda en los clubes agraristas, así como de la formación de un Congreso Nacional Agrario.842 Aunque Soto y Gama enfocó sus esfuerzos en la lucha agraria, su preocupación por el movimiento obrero no disminuyó. En julio de 1920 asistió a la 2ª Convención anual de la CROM. En ella

838

Convocatoria al Partido Nacional Agrarista, 1 de junio de 1920, AJA, L. 427, C. 5, D. 1. Ídem. 840 Ídem. 841 Ídem. 842 Rivera Castro, José, Política Agraria, organizaciones, luchas y resistencias campesinas entre 1920 – 1928 en Historia de la Cuestión Agraria Mexicana, t. 4, Montalvo, Enrique (coordinador del tomo), Modernización, lucha agraria y poder político 1920 – 1934, Siglo XXI – CEHAM, México, 1988, p. 51, Duarte… Óp. Cit., p.137, Castro… Antonio Díaz Soto y Gama, agrarista… Óp. Cit., pp. 36 – 38. 839

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… se enfrentó a Morones y a su grupo, atacó las inmoralidades que veían sus ojos; nos habló de organización industrial como idea avanzada, y reprobó el centralizamiento de la dirección y representación del organismo obrero reunido allí… llamando la atención de los delegados de izquierda sobre la aparición en el campo social de un nuevo peligro, de una nueva casta: la aristocracia obrera.843

Sin embargo, ya no eran los tiempos de la Casa del Obrero Mundial. Morones y su grupo contraatacaron, incluso Rafael Quintero “… se volvió contra su ‘maestro’, llamándole mixtificador, inconsecuente e ignorante. Soto y Gama fue befado, escarnecido y vilipendiado”.844 Los compañeros de Antonio, Luis Méndez y Jacinto Huitrón, no pudieron intervenir, pues vieron sus credenciales rechazadas por la asamblea. Solamente la Unión de Carpinteros y Similares protestó por el hecho, y amenazó con abandonar la convención; pero Morones, complacido, exclamó: “… a Soto y Gama lo hemos domesticado…”.845 El 27 de septiembre de 1920, se celebró una manifestación acordada en el congreso obrero. A ella acudieron líderes obreros y políticos socialistas. Morones, Luis L. León, Felipe Carrillo Puerto, entre otros, acompañaban a Antonio. El objeto de la manifestación era exigir la reglamentación del artículo 27 constitucional, el abaratamiento del costo de la vida, y el cumplimiento de los acuerdos tomados en el congreso. La manifestación desembocó en el Zócalo, y, entre la euforia, un grupo de obreros entró a Palacio Nacional, y el coronel Filiberto C. Villarreal ondeó, desde el balcón presidencial, la bandera rojinegra del movimiento obrero. El hecho se convirtió en un escándalo. En la prensa se pidió el desafuero de los diputados Soto y Gama y Carillo Puerto, y la destitución de Villarreal, aunque dichas demandas no trascendieron.846

843

Salazar… T. II, Óp. Cit., p. 56. Ibíd. p. 57. 845 Ídem. 846 Salazar… T. II, Óp. Cit., pp. 63 – 64, Castro… Álvaro Obregón, fuego… Óp. Cit., p. 142. 844

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Ya involucrado en su labor parlamentaria, Antonio se entrevistó con Obregón, para establecer la importancia del agrarismo. Como hemos visto, Obregón le externó su convencimiento; sin embargo, el acuerdo no era completo, y ambos tenían diferencias ideológicas.847 Recién iniciada la XXIX Legislatura, Antonio se enteró de que Carranza había cancelado la ley del 6 de enero de 1915, con el decreto del 19 de septiembre de 1916, con que frenó el reparto agrario. La primera acción parlamentaria de Antonio llevó a derogar dicho decreto, para poner en vigor, de nuevo, la ley agraria, y realizar el reparto de tierras. 848 El, ahora, presidente electo, Obregón, se presentó inesperadamente en la Cámara de Diputados, donde criticó la postura radical de Soto y Gama, y, en cambio, propuso un reparto más moderado. Obregón se pronunció en contra de la interpretación hacia el pasado que se hacía del artículo 27 constitucional; es decir, las injusticias causadas por la conquista, y el despojo de tierras, auspiciado por la época independiente, se solucionarían solamente con la restitución de los bienes despojados. Pidió no destruir el latifundio, sin antes no haber construido la pequeña propiedad; por lo que propuso sólo repartir las haciendas que no pudieran modernizar sus métodos de agricultura, y entregarlas no a los campesinos que las pidieran, sino a aquellos que tuvieran la capacidad de labrarla. Aseguró que estaba enteramente de acuerdo con Soto y Gama, pero que ese punto era su única discrepancia. 849 Dejó en claro que confiaba en la sinceridad de Antonio, aun cuando, en la Convención de Aguascalientes, no lo había hecho, pues los largos años que mantuvo el ideal en Morelos le hicieron cambiar de parecer; pero le pidió no importar ideas extranjeras, en clara referencia a

847

Gómez Gutiérrez… Óp. Cit., p. 64. Duarte… Óp. Cit., p. 137, Castro… Antonio Díaz Soto y Gama, agrarista… Óp. Cit., pp. 38 – 39. 849 Bassols Batalla, Narciso, El pensamiento político de Álvaro Obregón, Caballito, México, 1970, p. 44, Gómez Gutiérrez… Óp. Cit., pp. 65, 142, 148. 848

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la URSS, sin tomar en cuenta las especificidades de los problemas nacionales. 850 La postura que tomó Obregón fue la de transformar el agrarismo radical de 1915, transformado en preceptos jurídicos en 1917; el cual dependía del aparato del estado, que también regulaba la lucha agraria.851 Antonio respondió a las críticas de Obregón, acusándolo de haber abandonado su entusiasmo revolucionario, y puso, como ejemplo, a Rusia: “… donde se ha realizado totalmente el programa socialista de Carlos Marx, total e íntegramente… a pesar de las objeciones de los teóricos y de los conservadores.”852 Esta discusión entre Díaz Soto y Gama y Obregón demuestra la ambigüedad con la que se trataba el concepto de socialismo, que ambos, como representantes de sus respectivos grupos, enarbolaron, y que, esencialmente, hacía referencia al carácter social de la Revolución.853 Sin embargo, el movimiento de los bolcheviques fue rechazado por completo en el estado posrevolucionario. Se consideraba imposible para México; y, consecuencia de las omisiones de los gobiernos, lo que la administración mexicana se propuso fue mejorar las condiciones de los trabajadores, pero sin eliminar los capitalistas.854 Para Obregón, el socialismo era el equilibrio entre ricos y pobres, y mostró un férreo rechazo de las ideas extranjeras, es decir, el socialismo que se trataba de instaurar en la URSS. 855 Por otra parte Antonio, se distinguió por ser líder la facción socialista radical, llamada bolchevique, de la Cámara de Diputados. Los informes estadounidenses lo presentaron en

850

Bassols… Óp. Cit., pp. 145, 149, Castro, Pedro, Antonio Díaz Soto y Gama y las vicisitudes del Partido Nacional Agrarista en Iztapalapa: División de Ciencias Sociales y Humanidades, N. 50, enero – junio, UAM, México, 2001, pp. 385 – 386. 851 Bartra… Óp. Cit., p. 35. 852 Recorte de periódico, s/f, AADSyG, Rollo 7, Gómez Gutiérrez… Óp. Cit., p. 65, Castro… Antonio Díaz Soto y Gama, agrarista… Óp. Cit., p. 41. 853 Castro… Álvaro Obregón, fuego… Óp. Cit., p. 320. 854 Cordova… Óp. Cit., pp. 315, 321. 855 Cordova… Óp. Cit., pp. 270 – 271, Bassols… Óp. Cit., pp. 81 – 82.

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tratos íntimos con Luis G. Monzón, diputado militante del Partido Comunista Mexicano, 856 y su retórica remarcaba sus creencias: Las ideas nuevas se están abriendo paso a cañonazos en Sebastopol, y a fuerza de energías de las corporaciones en Italia; ya que el bolchevismo está triunfando en Europa Oriental y se está abriendo paso evolutiva e intelectualmente, por el triunfo de la intelectualidad del proletariado en Italia… el porvenir es el bolchevismo, y esto no es una utopía.857

Y, en ese sentido, propuso educar a los obreros para la revolución. Se les debía hacer saber: “… el capital es tu enemigo natural, la ciencia moderna que se llama sociología, la verdadera sociología socialista… esa ciencia ha descubierto que la humanidad vive en una perpetua lucha de clases, en un conflicto de clases.”858 A pesar de las discrepancias, Obregón apoyó la formación del PNA, quienes, además, contaban con otros aliados en el gobierno: Antonio Villarreal, en la Secretaria de Agricultura, y Gildardo Magaña, y Miguel Mendoza López Schwertfeger, en la Comisión Nacional Agraria, entre otros.859 El sonorense fortaleció el PNA, a cambio de su apoyo. El partido, junto con la CROM, fueron los pilares del gobierno de Obregón. Éste, en retribución, triplicó, durante su gobierno, las dotaciones de tierra hechas por Carranza. Los primeros dos años del obregonismo fueron de euforia agrarista. Villarreal permitió ocupaciones de tierras violentas, que contaron con el apoyo y el respaldo legal del PNA; aunque con el tiempo el avance se fue haciendo lento.860 El partido agrarista también funcionó como contrapeso a otros partidos, en favor de Obregón. En 1921, se dio el conflicto entre la presidencia y el Partido Liberal

856

McGregor, Javier, Partidos, Congreso y elecciones en México, 1920 – 1930 en Piccato… Óp. Cit., p. 156. DDCD, XXIX L, 18 noviembre 1920. 858 Ídem. 859 Castro… Antonio Díaz Soto y Gama y las vicisitudes… Óp. Cit., pp. 383 – 384. 860 Gilly… Óp. Cit., p. 252, Rivera Castro… Óp. Cit., pp. 23, 29, 51. 857

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Constitucionalista, al que anteriormente había apoyado, pero cuya creciente influencia puso en riesgo el poder del sonorense.861 Antonio llevó la lucha en el Congreso en favor de Obregón. Definió a los miembros del PLC como los neoporfiristas, burgueses, latifundistas, y los acusó de obstruccionar la reforma agraria. Junto a los demás diputados partidarios del régimen, bloqueó las propuestas del PLC, e, incluso, propició la renuncia de algunos gobernadores pertenecientes a ese partido. 862 El punto más álgido llegó cuando el PLC planteó la adopción del parlamentarismo, régimen preferido de Antonio. La finalidad obvia de dicha propuesta era acotar el poder de Obregón, y dárselo a las Cámaras, donde el Liberal Constitucionalista tenía mayoría. El presidente recurrió a sus diputados aliados, lo que puso a Soto y Gama en un predicamento.863 El trasfondo político de la propuesta convertía a los enemigos del PLC en enemigos del parlamentarismo. Finalmente, Antonio decidió mantener su compromiso con el presidente, y se opuso a la propuesta del PLC: “Nosotros los socialistas, al venir a oponernos a la implantación inmediata del parlamentarismo, es porque vemos el peligro de que el gabinete del general Obregón estuviera integrado por personas que no entienden suficientemente el actual momento histórico por que atraviesa el país”. 864 Acusó al PLC de estar en contra de Calles por ser netamente socialista, y aseguró que los partidarios de la dicha, doctrina como él, apoyarían a de la Huerta, a Calles y a Villarreal, ministros de Hacienda, Gobernación y Agricultura, pues eran correligionarios. Denunció que la propuesta sólo trataba de censurar a

861

Rivera Castro… Óp. Cit., p. 51, Castro… Álvaro Obregón, fuego… Óp. Cit., p. 134. Prieto Laurens… Óp. Cit., p. 33, Piccato… Óp. Cit., p. 84, 91. 863 Castro, Pedro, Los partidos de la Revolución: del Partido Liberal Constitucionalista a los albores del Partido Nacional Revolucionario en Polis, n. 2, vol. 8, UAM – I, México, 2012, pp. 79 – 80. 864 DDCD, XXIX L, sesión del 17 de febrero de 1921. 862

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Obregón y a Calles, y sentenció: “… la defensa del proletariado está en que se demore, en que se retarde la reforma parlamentaria”865 Como vemos, la postura de Soto y Gama hace evidente que equiparó la presencia de sus aliados sonorenses en el poder a la seguridad de que cumplirían las promesas de la Revolución. Aunque no rechazó la implantación del parlamentarismo, sí propuso retrasarla; lo que también demuestra que su oposición se debió a los compromisos adquiridos con Obregón. Durante los festejos del 1 de mayo en Morelia, Michoacán, surgió un incidente: una manifestación organizada por la CROM se encontró con otra realizada por militantes católicos. Los enfrentamientos fueron inevitables, y algunos obreros resultaron muertos. En consecuencia, se realizaron protestas en Morelia, y otra en la ciudad de México, con destino a la Cámara de Diputados. Al llegar, los obreros entraron por la fuerza, gritando consignas, por lo que los diputados salieron del recinto, con la excepción de Antonio y de otros diputados socialistas, que pronunciaron discursos en favor de la Revolución Rusa, lanzaron vivas a los bolcheviques, a la Revolución Mexicana y a Zapata.866 Finalizado el período ordinario de sesiones, los miembros del PNA en la Cámara, forzaron para un periodo extraordinario, que se dedicó, casi en su totalidad, a la discusión de la ley elaborada por la comisión agraria, presidida por Soto y Gama.867 En palabras de Antonio, el proyecto de ley estaba pensado para satisfacer unos intereses, sin herir otros: Si estábamos comisionados por toda la Cámara, nuestra obligación era buscar el promedio de las opiniones de la Asamblea, ponernos en el justo medio. ¿Y cuál es el justo medio? Ni la socialización de la tierra, porque es utópica en nuestro medio y

865

Ídem. Salazar… T. II, Óp. Cit., pp. 92 – 93, Castro… Álvaro Obregón, Fuego… Óp. Cit., p. 123, Gómez Gutiérrez… Óp. Cit., p. 69. 867 Womack… Óp. Cit., p. 362. 866

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porque no está aceptada por la mayoría del país y está rechazada generalmente por los campesinos y está rechazada por la mayoría de los miembros de esta Cámara.868

Para ese efecto, propuso la reglamentación de la propiedad por el Estado, como punto medio entre la socialización y la propiedad liberal individual.869 En la sesión del 30 de mayo de 1921, Antonio pronunció una perorata casi al final de la sesión. Comenzó planteando una problemática: “… tenemos que tropezar con la psicología especial del campesino… enamorado de la tierra en forma de pequeña propiedad… una de las dificultades más graves… con que ha tropezado el triunfo definitivo del bolchevismo”. 870 Citó las críticas que Kropotkin hizo a Lenin sobre la política campesina, y la sugerencia de crear comunas agrarias, para convencer a los campesinos de las bondades de la socialización de la tierra. Pidió se procediera con cautela y lentitud, para evitar un levantamiento obrero que emulara el bolchevique, pero sin la preparación de los obreros rusos. Esgrimió tres motivos por los cuales el proletariado mexicano no estaba preparado para el socialismo: primero, el aspecto técnico, pues, debido a la ignorancia, el obrero no podría sustituir al capitalista, al ingeniero o al director de una fábrica. En segundo puesto, el aspecto moral. Los sentimientos de egoísmo, ambición y envidia eran comunes en el obrero mexicano, y éstos eran sentimientos antisocialistas; la moralización de los trabajadores se realizaba mediante la organización sindical, pero Antonio reconoció que ésta era lenta. El tercer aspecto fue el intelectual. La gran ignorancia en la que vivían los asalariados les impedía emanciparse, y, según Antonio, sin estos tres aspectos el bolchevismo fracasaría.871 Y, para finalizar su diatriba, sentenció:

868

DDCD, XXIX L, sesión 26 abril 1921. Ídem. 870 Ibíd., sesión 30 mayo 1921. 871 Ídem. 869

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Debemos sostener honradamente que podemos aplaudir el bolchevismo para Rusia, para Italia, para Inglaterra y, si se quiere, para Estados Unidos pero no podemos, sin ponernos fuera de la razón, aplaudir, pedir, abogar, por la implantación inmediata del bolchevismo en México… todo esto quiero decirlo porque ya es tiempo de que los agitadores agitemos honradamente.872

Esta postura de Antonio nos muestra cómo, a pesar de considerarse a sí mismo socialista, participaba de la política con la finalidad de ir ganando espacios, y de abrir otros nuevos. Los dichos en los que nos habla del rechazo de los campesinos a la socialización de la tierra, así como las consideraciones sobre la situación del proletariado mexicano, reflejan el pesimismo de nuestro personaje, la actitud negativa que tomó, a partir de la derrota de los campesinos revolucionarios, más un análisis muy similar al que hizo durante la década de 1900, de donde se desprende la noción de una clase trabajadora no apta para el socialismo, aunque reconociendo la oportunidad que la revolución abrió para crear condiciones que mejoraran la situación de los obreros, y que los impulsaran hacía un movimiento liberador; lo que lo llevó a adquirir una actitud política flexible, que hemos llamado realpolitik, en la que Antonio actuó con la finalidad de abrir dichos espacios, y de crear reformas sociales dentro de la política posrevolucionaria, sin apegarse a una ideología especifica. El discurso de Antonio fue un escándalo, tanto en la Cámara como en la prensa, que aseguró que la cabeza más visible y distinguida del socialismo había claudicado de su radicalismo. Algunos diarios se preguntaron la razón de dicho cambio, atribuyéndosela, incluso, a una jugada política, para no perder su influencia, y algunos otros de tinte conservador, como Excélsior, aplaudieron la noticia.873 Sin embargo, los méritos de Antonio siempre se mantuvieron intactos, y la prensa los resaltó:

872 873

Ídem. Recortes de periódicos, s/t, s/f, AADSyG, rollos 6 y 7.

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Negar que el señor Lic. Soto y Gama ha sido y es un luchador de buena cepa ante todas las Dictaduras… aun en medio de las naturales exaltaciones de la juventud y del partidarismo, sería tanto como pretender que la Tierra no gire el rededor del sol. Su altruista actuación en Morelos durante los largos años de la campaña zapatista, está muy fresca aún para que pueda ser olvidada. [...] ¿Traidor porque ha modificado su modo de pensar respecto al bolshevikismo? ¿Desde cuándo la evolución de las ideas, en el ancho campo de las humanas actividades, es una felonía; cuando esa evolución es el fruto de la sinceridad de las convicciones y del estudio?874

En la sesión del día siguiente, 1 de junio, se cuestionaron sus declaraciones; a lo que Antonio respondió, de manera particular: “… tuve ideas indigestas, un formidable indigestión de libros socialistas, de libros leídos de carrera y esa indigestión me la curé en el Sur meditando y asimilando las ideas ajenas para convertirlas en ideas propias.”875 Y de manera, incluso, más sorpresiva, se expresó un mes más tarde, el 1 de julio, cuando, de plano, negó haberse declarado alguna vez socialista: “El credo que yo sostuve en la Casa del Obrero Mundial en 1912, 1913 y 1914 sobre que nunca me declaré ni comunista, ni socialista rabioso, ni mucho menos bolchevique, puesto que no había bolchevismo, o empezaba entonces, sino pura y simplemente sindicalista.” 876 La anterior declaración explica la diferencia entre la ideología y su comportamiento político. Esclarece la forma en la que, en política, se ajustó a las condiciones reales en que se fue moviendo. Su exposición, de nueva cuenta, es ambigua con la finalidad de exponer lo esencial, pero sin decirlo explícitamente. Su perorata continuó: En la época de la Casa del Obrero Mundial… fui sindicalista, por lo cual se me tachaba de moderado allí por algunos compañeros; allí están Pioquinto Roldan, allí esta Huitrón, allí esta Quintero, y todos los entonces existentes; nunca fui más que sindicalista, tanto que se me tachaba y se me echaba en cara el que tuviese un credo que no era credo […] el programa del partido [Nacional Agrarista], que publicó la prensa, es tan moderado que no tiene ningún punto de contacto con el sovietismo. Se tenía pensado 874

La llamada claudicación del Lic. Soto y Gama, recorte de periódico, 9 de junio 1921, AADSyG, rollo 6. DDCD, XXIX L, 1° de junio 1921. 876 DDCD, XXIX L, 1° de julio 1921. 875

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que en todas las cuestiones de capital y trabajo nos pusiéramos del lado del trabajo. A esto se reducía el programa; pero la prensa capitalina… comenzó a decir, primero en son de guasa y después en tono serio, que formábamos el soviet.877

Aunque finalmente aceptó que el comunismo era la meta de la humanidad, sosteniendo su socialismo, volvió a enfatizar su inoperancia para México, y, en su lugar, propuso las reformas sociales desde el Estado. Las críticas no se hicieron esperar, y una de ellas vino precisamente de Jacinto Huitrón, quien tiempo después escribió: “… con los años ese valor de Soto y Gama decayó, pues era partidario del gobierno y se volvió santurrón. Se acabó la rebeldía de la juventud. Pocos son los que son fieles a sus ideales y mueren firmes en sus convicciones… otros venden su entereza por un plato de lentejas.”878 Otros más lo acusaron de haber renunciado a su pasado revolucionario, a lo que él siempre respondió con la falta de información que había en México sobre los problemas soviéticos, y acostumbraba afirmar: “Cristo es más grande que Lenin”.879 Es claro que se daba un distanciamiento del socialismo que, como hemos visto, se comenzó a gestar desde los años finales del zapatismo, con el abandono del anarquismo, y que iba creciendo gracias a la influencia de Obregón y su rechazo al comunismo soviético; pero, sobre todo, debido a las opinión negativa que causó en Antonio la dura política agraria llevaba al cabo por Lenin en contra de los campesinos rusos, quienes se resistían a la socialización de la tierra, lo que les llevó a enfrentarse directamente con los bolcheviques. Septiembre de 1921 fue especial, pues se conmemoró el centenario de la consumación de la Independencia, oportunidad para Obregón de emular los festejos realizados por Porfirio Díaz once años antes. Pero esta vez bajo la bandera de la unidad revolucionaria; lo que abría

877

Ídem. Huitrón… Óp. Cit., p. 255. 879 Castro… Antonio Díaz Soto y Gama y las vicisitudes… Óp. Cit., p. 386. 878

279

la puerta para la reivindicación de Iturbide como consumador del movimiento insurgente y unificador de las fuerzas en disputa. Curiosamente, al mismo tiempo, Antonio impulsaba en la Cámara una propuesta para eliminar el nombre de Iturbide de sus muros, por considerarlo la fuerza más retrograda de México, y sustituirlo por el de Ponciano Arriaga como precursor del agrarismo.880 Los problemas de Antonio no sólo se expresaban al exterior. También al interior del PNA se abrían paso los conflictos y las divisiones. En noviembre de 1921, se llevó al cabo el Gran Congreso Nacional Agrarista, organizado por el partido. Antonio manifestó que el agrarismo fue derrotado durante la Revolución, por la dispersión y desunión de sus elementos. Aseguró que continuaba siendo una fuerza poderosa, pero muy diseminada; por lo que era menester consolidar la acción nacional del PNA, para llevar al cabo la lucha por la tierra. De manera sintomática, Gildardo Magaña se manifestó de forma opuesta a Soto y Gama, y exclamó que la prioridad del Congreso debía ser la formación de un organismo agrarista, es decir, de un partido; de manera que negaba la actuación del PNA, del que de formaba parte.881 Los enfrentamientos con el PLC también se recrudecieron, y Obregón lanzó críticas a los miembros de ese partido, en especial a Villarreal, a quien le reprochó su radicalidad, a la hora de los repartos de tierras. El ministro de agricultura, indignado, presentó su renuncia. Hubo algunas protestas; sin embargo, Antonio se mantuvo fiel al gobierno. Emitió un voto de confianza en favor de Villarreal, pero no lo defendió con más ahínco, pues debía defender sus contactos y privilegios, al mantener a miembros del PNA dentro de la Comisión agraria.882

880

DDCD, XXIX L, 29 septiembre 1921, Castro… Álvaro Obregón, Fuego… Óp. Cit., p. 192. Castro… Antonio Díaz Soto y Gama y las Vicisitudes… Óp. Cit., p. 284, Castro… Antonio Díaz Soto y Gama, Agrarista… Óp. Cit., p. 43. 882 Piccato… Óp. Cit., p. 90, Castro… Antonio Díaz Soto y Gama, agrarista… Óp. Cit., p. 44. 881

280

A principios de 1922, con vista a la renovación del Congreso, se forjaron nuevas alianzas entre partidos. En nombre de la unificación revolucionaria, el Nacional Agrarista se alió con el Cooperatista Nacional, el Laborista Mexicano, y el Socialista del Sureste. Sus principales líderes, Antonio Díaz Soto y Gama, Jorge Prieto Laurens, Luis Morones y Felipe Carrillo Puerto, formaron un bloque parlamentario que se caracterizó por su obregonismo. “La fuerza del Partido Nacional Agrarista aumentará notoriamente”,883 dijo Antonio a sus adherentes. Aunque la unión de dichos partidos fue efímera, nos ilustra claramente la forma que tomaba la política en el estado posrevolucionario, y el pragmatismo con el que se movía Soto y Gama. Cobijado por Obregón, el PNA se convirtió en un partido poderoso, y, en consecuencia, Soto y Gama adquirió gran poder e influencia: “… censuró gobernadores, guió procuraciones de tierras, proyectó diputados y ejerció, en fin, un sacerdocio agrario al que dio tintes de doctrina”.884 En mayo de 1922, Antonio encabezó una manifestación en contra de las reformas promovidas por el gobernador Rafael Nieto, que logró llenar la plaza central de San Luis Potosí. Los campesinos, blandiendo emblemas rojinegros, amenazaron con lanzarse a las armas, si se aprobaban dichas reformas. Esto también nos demuestra que aún el agrarismo más institucional tuvo muestras de independencia y de radicalidad.885 Sin embargo, así como Obregón le dio poder e importancia al PNA, éste significó la base social más importante que tuvo el líder sonorense. Una emulación, sin duda, de los

883

Circular a todos los clubs agraristas adheridos a este partido, 12 enero 1922, AJA, L. 33, C. 1, D. 1. José C. Valadés citado en Rivera Castro… Óp. Cit., p. 53. 885 Águila M., Marcos Tonatiuh, Antonio Díaz Soto y Gama: entre Danton y Savonarola en Memoria, No. 52, México, 1993, p. 11, Bartra… Óp. Cit., p. 43. 884

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tiempos porfiristas, ya que los zapatistas se convencieron de que el triunfo de su revolución dependía de su anexión al estado y a los poderosos.886

6.3 La reconfiguración de las ideas A su regreso a la ciudad, Antonio se dispuso llevar al cabo la reforma agraria, como una forma de cumplir con los objetivos que Zapata se había impuesto. Pronto se puso en marcha, y, desde su nueva plataforma, el Partido Nacional Agrarista, se colocó a la cabeza. Para él, la lucha por la tierra era muy clara, y solo había dos posiciones: … la conservadora o retardataria, procede de los oligarcas del latifundismo… y la corriente de innovación o de reforma que parte de la gran masa de labriegos. […] El primer grupo posee dinero, y con el dinero influencias […] el peligro para la reforma agraria está, pues, en que el gobierno… reciba sólo la influencia retardataria… sólo el impulso de los fuertes […] Para suplir la deficiencias de la clase proletaria, para elevar su voz hasta las alturas del poder se necesita, pues, crear un organismo intermediario, constituido por simpatizadores del elemento humilde… que se encargue de constituirse en su vocero […] hay que provocar la corriente innovadora que contrarreste la otra […] esa es la táctica del partido agrarista.887

Con los objetivos del partido bien definidos, Antonio tomó como plataforma el marxismo, en auge, debido al éxito de los bolcheviques. Se declaró admirador de la Rusia soviética, y se apoyó en Zapata, quien había señalado que la causa rusa y la mexicana eran la misma y que “… todo el proletariado aplaude el experimento ruso”. 888 Para llevar al cabo sus metas, se recurrió a la Constitución de 1917, pues, aunque llena de defectos, consideró, era superior que la de 1956, especialmente el artículo 27, por ser

886

Bartra… Óp. Cit., p. 48, Villegas… Óp. Cit., p. 528. Antonio Díaz Soto y Gama a José G. Parres, 22 de diciembre de 1920, AJA, L. 466, C. 5, D. 1. 888 Gómez Gutiérrez… Óp. Cit., p. 69, Castro… Soto y Gama, semblanza… Óp. Cit., p. 115. 887

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netamente socialista, y en el 123, por corresponder a los preceptos del socialismo de estado.889 Con ese tipo de retórica, fustigó a sus compañeros diputados, basando su labor asamblearia en la teoría marxista: ¿Actualmente se ignora, hay tal ignorancia sobre las cuestiones sociales de nuestro país, después de diez años de revolución hecha por el proletariado contra el capital, hay tanta ignorancia que se ignora que la clase que domina económicamente, tiene que dominar absolutamente en todas las manifestaciones de la vida social? ¿Qué, se ignora que la tesis de Carlos Marx, uno de los más grandes escritores del socialismo, es que todas las manifestaciones sociales, desde la más alta hasta la más baja, están regidas por el factor económico? ¿Se ignora, por ventura, que la manifestación intelectual en todas sus formas, prensa, libros, literatura, está influida por el factor capital?890

También hizo referencia a la lucha de clases como motor de la sociedad, y renegó de la lucha política institucional, por estar siempre en favor del poderoso: “El eterno conflicto de la lucha de clases, los de abajo contra los de arriba, del débil, del ignorante que no sabe ir a las elecciones, que no sabe cumplir los requisitos legales, contra los chanchulleros electorales, contra los hombres del poder, que lo mismo dominan en el terreno de la Economía Política, que en las luchas electorales.”891 Con esa radicalidad, no es extraño que los métodos cuidadosos con los que se movía Obregón, sobre todo en la cuestión agraria, desesperaran a Antonio. Sin embargo, con el tiempo se convenció de que el sistema propuesto por Obregón era realista y practicable. 892 Por tanto, aceptó los señalamientos hechos por el presidente, y defendió esa postura en el Congreso: ¿Vamos a la reforma agraria brutal, violentamente, bolcheviquemente, a poner en venta todos los terrenos de la República que nos parezca que exceden de la extensión que 889

DDCD, XXIX L, 18 noviembre 1920, 29 diciembre 1920. Ibíd. 23 agosto de 1920. 891 Ibíd. 8 noviembre de 1920. 892 Castro… Soto y Gama, genio y figura… Óp. Cit., p. 58. 890

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se concede al latifundio? ¿Vamos a hacer lo que se pensó heroicamente en la época heroica de la Revolución o vamos a tener en cuenta las tristes realidades, las tristes circunstancias del momento [?]893

Encontramos aquí, claramente representado, el pesimismo de Soto y Gama, cuando nos habla de la época heroica de la Revolución, en la que se trató de llevar al cabo la reforma agraria radicalmente, pero que fue derrotada militarmente. Dichas circunstancias, impuestas por el contexto político, lo llevaron a la actividad política institucional, como ya hemos señalado, por medio de la realpolitik. De manera muy similar a como lo hizo en el discurso de la bandera en Aguascalientes, refirió: “… en México no hay patria; la estamos haciendo… la patria quiere decir bienestar, la patria quiere decir libertad, la patria quiere decir derecho y justicia… habrá habido patria para los poderosos… todavía no ha habido patria para los humildes, y esa patria la estamos formando y la formaremos.”894 Poco tiempo después, Antonio tomaría distancia respecto de su socialismo. Este distanciamiento se da en el momento en el que Soto y Gama trató de impulsar la reforma agraria en un contexto adverso: el triunfo de la burguesía progresista, y el de los políticos cínicos, que buscaban el poder y la riqueza personal. A su vez, como lo mencionan Pedro Castro o Jeffrey Lucas, una creciente crítica hacia los resultados de las medidas bolcheviques, especialmente la dura política campesina895 (alentadas por los anarquistas, pero, también, tomando en cuenta su experiencia directa con los campesinos morelenses). La relación con Obregón, sin duda, influyó, pues sabida es la aversión del sonorense por el socialismo, aun cuando los miembros del Grupo Sonora utilizaban el término para referirse a

893

DDCD, XXIX L, 20 abril de 1921. Ídem. 895 Castro… Soto y Gama, genio y figura… Óp. Cit., p. 63, Lucas… Óp. Cit., pp. 4 – 5. 894

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su política. Es en el ejercicio de esa realpolitik posrevolucionaria en el que aumentaron las tensiones en su ideología. En estos términos se expresó en una carta a Jenaro Amezcua: El secreto de la fuerza del agrarismo en estos momentos, estriba en la unión intima entre los hombres de gobierno y los revolucionarios que fuera de él propugnamos por el triunfo del ideal agrarista… el divorcio entre el poder y el pueblo sólo conducirá al fracaso de dicho ideal […] si pues los gobiernos actuales, tanto el federal como el local, se dedican sinceramente a hacer obra agraria, nuestro deber de revolucionarios es apoyarlos y formar con ellos un sólido grupo, sin que esto quiera decir, que no podamos y debamos hacerles observaciones juiciosas pero dentro del ambiente e inteligencia más cordiales.896

Como vemos, Antonio se convenció de que el triunfo del agrarismo dependía del apoyo al gobierno y de su participación en él. Pero no se trató, de ninguna manera, de la toma de una posición política sólo por mera conveniencia; hubo, de hecho, un convencimiento del programa obregonista que Antonio hizo suyo y que defendió, paralelamente al zapatista, con el que, en cierto momento, fusionó aquél; por lo que, a partir de 1922, se convirtió en un incondicional de Obregón y de su política.897 Otro aspecto por tomar en cuenta, para explicarnos las tensiones ideológicas de Antonio, tiene que ver, efectivamente, con la política de la URSS. Nuestro personaje estaba bien informado sobre el camino que seguía la Revolución Rusa; por lo que no es extraño que la agresiva política hacia los campesinos lo decepcionara. Las expresiones de descontento de los trabajadores rusos, la recolección forzosa de cosechas que desencadenaron rebeliones, como las de Tambov y Kronstadt, así como su consecuente represión, además de la Nueva Política Económica, echada a andar por Lenin, y la centralización del estado soviético,

896 897

Antonio Díaz Soto y Gama a Jenaro Amezcua, 23 de julio 1921, AJA, L. 36, C. 1, D. 1. Gómez Gutiérrez… Óp. Cit., pp. 68 – 69.

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pudieron haber influido en las ideas de Antonio, como, de hecho, desilusionaron a otros revolucionarios.898 También hay que tomar en cuenta factores personales. No parece descabellada su afirmación de la asimilación de lecturas “indigestas” en relación al socialismo, pues, como hemos visto antes, Antonio conocía perfectamente los autores anarquistas y socialistas que constantemente citaba, aún en su madurez anticomunista. Es, pues, probable que cambiara su perspectiva, al comparar el resultado de los movimientos comunistas, tanto nacionales como internacionales. Un tercer aspecto es, sin duda, su relación con Enriqueta Ugalde, quien, como hemos visto, provenía de una familia religiosa que, en consecuencia, se oponía al socialismo. La relación, por sí misma, al terminar en matrimonio religioso, nos demuestra el impacto que tuvo su mujer en el otrora partidario del amor libre. Quien, como hemos venido repitiendo, mantuvo una configuración mental eminentemente religiosa, por lo que la transición no tuvo muchos obstáculos. Y, por otra parte, creo que no debe dejarse de lado el factor religioso, pues, desde su conversión en las montañas de Puebla, su religiosidad fue en aumento; y por todos es sabido que, aunque no se descartan per se, hay un largo historial de lucha entre socialismo, específicamente marxismo, y religión. Hecho que se remarca, pues, a la par del creciente rechazo de Antonio por el socialismo, su religiosidad, primero, y su catolicismo después, iba cobrando más fuerza.899 Es, pues, tiempo de pasar a un análisis más minucioso de la retórica sotogamiana en este último periodo, para ilustrar, más ampliamente, su transformación.

898 899

Lucas… Óp. Cit., pp. 4 – 5. Castro… Soto y Gama, genio y figura… Óp. Cit., p. 63.

286

6.3.1 Religión Tras su regreso a la capital, Antonio se entregó a la lectura, para saciar su curiosidad. Al igual que con sus ideas socialistas, se adentró a las obras religiosas que cimentaron su conversión: El famoso Discurso de Boussuet900 sobre la Historia Universal me produjo una gran impresión. Su lectura y la de otras obras me condujeron al conocimiento de la grandeza del cristianismo y de la trascendental misión espiritual y religiosa de la Iglesia Católica, porque debo confesar que en ese tiempo todavía yo no me acercaba a la Iglesia ni a sus dirigentes…901

Las declaraciones de Antonio resultan verídicas, pues no solamente no se acercó al clero, sino que lo atacó en diversas ocasiones. Lo acusó de chantajear a los creyentes, criticó la idolatría y “… el rendimiento ante el ídolo hecho por el hombre. Esto es exactamente igual a la cuestión de la Guadalupana, se forjó la Guadalupe, se forjó el ayate, se pintó la virgen, y luego fue no solo toda la clerigalla, sino el pueblo a rendirle homenaje a aquella obra de sus manos.”902 Esta manipulación del pueblo tenía que ver con la obra en contra de las reformas revolucionarias que llevó al cabo el clero, en protección de sus intereses, y que Antonio aborrecía, lo que lo llevó a pronunciar un largo discurso en el que criticó la intromisión de los religiosos en política. ¿Le parece a usted lícito que el Clero abuse de su influencia sobre las masas para impedir el progreso del país y la redención del campo?... que el Clero, el defensor del humilde, el discípulo del maestro de Galilea, que predicó contra la riqueza y que defendió siempre a los que tienen hambre y sed de justicia, a los pobres de espíritu, a los humildes y a los mansos; le parece a usted licitó que ese Clero se ponga a defender a los fariseos, se ponga a defender a los poderoso, a aquellos que Cristo calificó de “malditos de mi padre”… que el Clero falte al precepto de su maestro que consiste en dar al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios? ¿Le parece a usted lícito

900

Jacques Bénigne Bossuet, clérigo y predicador francés. Duarte… Óp. Cit., p. 134. 902 DDCD; XXIX L, 18 noviembre de 1920. 901

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que el Clero se constituya en cómplice de los enemigos del pueblo, abusando de una doctrina que mal interpreta?903

Para Antonio, la actitud reaccionaria del Clero representaba una traición a los preceptos religiosos predicados por Jesús; lo que nos lo presenta apegado a los cristianos primitivos, que predicaron en la pobreza y para los pobres, una actitud similar a la de Antonio, tratando de reivindicar a los campesinos, y de conquistar su libertad económica; lo que lo conflictuó con el clero de la época. También dejó claro que el estar en contra del clero no significaba atacar la religión, y explicó que el sentimiento religioso … debe existir. La humanidad no puede vivir sin religión. Esta es la conquista última de la humanidad. La guerra europea que fue el fracaso del positivismo, el fracaso del egoísmo, vuelve a los hombres, cariñosamente, hacia el predicador de Galilea, al que predicaba amor mutuo… Yo que fui antirreligioso, que… tuve la ingenuidad, el candor, de declararme ateo, he vuelto sobre mis pasos y soy religioso; religioso en el buen sentido de la palabra, creyente en un Dios de bondad; pero no puedo admitir, no puedo creer que los ministros de Dios se constituyan en los verdugos de sus hermanos. A mí me indigna la conducta del Clero católico, porque es traidor a Cristo, porque crucifica a Cristo todos los días con sus infamias.904

También se pronunció por que la religión se levantara como un obstáculo para la realización de las reformas necesarias, y para mejorar la situación de la población. Pidió … impedir que ese sentimiento religioso se tuerza para impedir la emancipación económica de los humildes, y el Clero continuamente ha engañado al pueblo diciéndole: “Aquí tienes que sufrir, aquí tienes que obedecer, aquí tienes que callar, aquí tienes que soportar todo. Ya en el cielo se te dará la recompensa”. Y la revolución, desentendiéndose del cielo, dice: “Amén a la justicia celeste debe haber una justicia terrena, y esa justicia terrena es la que tratamos de implantar nosotros por medio de penalidades que proponemos.”905

Sin embargo, según Antonio, sus lecturas le fueron abriendo la puerta para aceptar el catolicismo. Influyeron en él las obras de los misioneros, Jerónimo de Mendieta, Motolinía, 903

Ibíd. 19 julio de 1921. Ídem. 905 Ídem. 904

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etc.: “… comprendí que en la Iglesia Católica hay innegable grandeza y acepté como mío aquel grandioso pensamiento: en donde está la grandeza está la verdad”. 906Aunque ya no se definió como anticlerical, tampoco lo hizo como clerical, y se mantuvo fiel a la idea de que la Iglesia no debía participar de la política, sosteniendo la máxima “Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es Dios”.907 Observamos que Soto y Gama dio señas de sostener un socialismo cristiano. Enfocó su pensamiento religioso en la emancipación de los pobres, punto de contacto con el socialismo. Sin embargo, conforme se fue incrementando el anticomunismo de Soto y Gama, la religión ocupó un lugar cada vez más importante en su ideología y en su retórica, algo extraño para una clase política posrevolucionaria que hacía gala de un anticlericalismo radical. La interpretación del catolicismo elaborada por Antonio, producto de su estructura mental eminentemente religiosa, que hemos demostrado antes, facilitó la transición de nuestro personaje, que cambió su centro del socialismo al catolicismo.

6.3.2 Mujer / Familia El tema de la mujer o de la familia se volvió poco presente en los primeros años posrevolucionarios; pero existen un par de referencias que ilustran sobre el tema. Como antes lo había hecho, estas referencias están muy ligadas a la religión, y, de forma similar a como se expresó a principios del siglo, señaló a la mujer como la puerta de la religión a la familia: Hoy todos, más o menos queremos estar bien con el Clero, porque al estar bien con el Clero se está bien con la sociedad, se está bien con las familias, se está bien con las damas hermosas, y cual más cual menos, tienen la poca fibra de inclinarse ante el sexo débil, inclinarse ante los atractivos de la sociedad, cuando los atractivos, inclusive sobre los atractivos del sexo débil, está el deber de la virilidad, de la verdadera virilidad de imponer sus principios […] por esa cobardía del elemento llamado liberal, por eso se 906 907

Duarte… Óp. Cit., p.134. Ibíd. p. 134 – 135.

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encuentran casos verdaderamente dolorosos, como el de ver jóvenes convertidos en Caballeros de Colón, a jóvenes educados por el Clero, porque los liberales tuvieron la cobardía, por miedo, por no saber imponerse en su hogar, de mandar a sus hijos a educarse… a colegios clericales.908

Como podemos ver, para Antonio, el hombre representaba una figura de autoridad, y criticó que éste flaqueara ante el sexo débil, para acceder a la influencia religiosa. Por otro lado, tenemos otra declaración en la cual nos habla de la transformación de la familia a lo largo de la historia, específicamente, por la Revolución y sus efectos: “… cualquiera que se haya asomado a la historia lo sabe, la noción de familia de ahora, no es la noción de familia patriarcal de la antigua civilización; la noción de matrimonio de ahora no es la misma que lo era antes del divorcio.”909 Si aceptamos que, para Antonio, el matrimonio ya no era la misma institución que antes de la Revolución, especialmente gracias al divorcio, que él mismo impulsó y que significó un avance importante en la liberación femenina de la época; también encontramos que, para Soto y Gama, la figura masculina representaba una autoridad que respetar. También es importante resaltar, como hemos mencionado antes, la influencia en su vida de Enriqueta Ugalde, su esposa. Antonio no aceptó la noción tradicional de familia, al menos lo referente al patriarcado, y, bajo este precepto, encontramos la justificación a su propio matrimonio, por la vía religiosa. Otra forma en la que cimentó y consolidó la primacía de la religión frente al socialismo, transición que se fraguó desde tiempo antes.

908 909

DDCD, XXIX L, 19 julio 1921. Ibíd. 22 abril 1921.

290

6.3.3 Estado / Gobierno Durante su participación en el estado posrevolucionario, Soto y Gama se acercó al marxismo. Encontramos también que su militancia política se sitúa en el marco de un estado emanado de la Revolución; la que aunque no correspondía con los preceptos del estado revolucionario del marxismo, o, al menos con el que hubiera propuesto Antonio, al fin, era producto de un movimiento armado en el cual nuestro personaje participó y ayudó a construir. Además, al adherirse al movimiento de Agua Prieta y aliarse a Obregón lo aceptó de facto. Así pues, la definición más acertada para un concepto de estado en Antonio la debemos buscar, indudablemente, en su labor legislativa, en sus propios esfuerzos políticos, y en cómo el mismo se vio actuando. El principio básico que manejó Antonio fue que el gobierno debía cumplir con lo prometido por la Revolución, y ese papel tomó dentro del Congreso: Al reconstituir los bloques revolucionarios, lo hemos hecho y a sabiendas para que las revolución triunfe ahora, mañana y siempre en esta Cámara, y este es un acuerdo de defensa de nuestros intereses revolucionarios, de la revolución triunfante representada por el obregonismo unido a la revolución del sur y unido a todos los demás grupos revolucionarios.910

Antonio consideraba que la Revolución había triunfado gracias a Obregón, lo que lo colocaba como el gobernante legítimo en torno al cual se debían agrupar los revolucionarios, para ayudarlo y protegerlo. En ese contexto, para la tarea del Congreso era obvia: La nación tiene fe en la obra legislativa, de gobiernos y de justicia que haga la Revolución, si la nación, si el proletariado ve que esta obra no se hace, perderá la fe definitivamente en los procedimientos políticos y se lanzará resueltamente, definitivamente, en una forma festinada que será nociva, dentro del torrente, dentro de la gran corriente devastadora del bolchevismo, la que tanto asusta a la burguesía 911

910 911

Ibíd. 12 noviembre de 1920. Ibíd. 16 noviembre de 1920.

291

Una vez más vemos que, para Antonio, parte de la labor legislativa consistía en evitar un nuevo movimiento revolucionario de inspiración bolchevique, debido a la ignorancia e incompetencia de los trabajadores mexicanos, mediante la promulgación de las reformas sociales necesarias. Para tales efectos, era necesario que el estado dirigiera todas sus fuerzas a esta tarea: “El problema por lo mismo es fundamental: o los tres poderes marchando de acuerdo, o la revolución está perdida; el país está perdido y vendrá la ola asoladora, la que no tenga fe en los remedios políticos y que empuje al pueblo a hacerse justicia por sí mismo.”912 Una de las discusiones más interesantes fue la de la propuesta del PLC para adoptar el parlamentarismo. A lo que, como detallamos anteriormente, Antonio se opuso, sin duda, debido a su compromiso con Obregón, aun por encima de las convicciones que había sostenido desde su juventud, y a la que le dio un carácter de clase y de defensa revolucionaria, “… la derrota del intento parlamentarista pasaba así a formar parte de la preservación de la integridad ideológica del régimen emanado de la Revolución.” 913 Es importante recordar este suceso, pues el respaldo incondicional al gobierno de Obregón, fue una particularidad de la época, y él mismo lo externó: Me siento honrado hasta la fecha y me siento grandemente satisfecho con estar ayudando a un Gobierno que es agrarista, no me ofendo con se me diga que ayudo a un Gobierno; es el primer Gobierno que apoyo en mi vida y lo apoyaré con toda energía y franqueza mientras sea agrarista… la tendencia actual de los agraristas consientes es estar con el Poder, porque necesitamos de él para llevar a cabo nuestros ideales… soy gobiernista porque los ideales que sostengo convienen que yo y todos los agraristas seamos gobiernistas.914

912

Ídem. Piccato… Óp. Cit., p. 90. DDCD, XXIX L, 17 febrero de 1920. 914 DDCD, XXIX L, 27 abril de 1921. 913

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La justificación de su cercanía con el poder, paradójicamente, partió de la obra Evolución y Revolución, del anarquista Eliseo Reclus, citada por Antonio, que afirmó que todo gobierno es conservador: “… ese Ejecutivo, por grande que sea, por buenas intenciones que tenga, insensiblemente tiende a hacerse conservador, y si empezó revolucionario, a los cuatro años quizá olvidó ya absolutamente sus tendencias”;915 razón por la cual había que rodear al presidente de elementos revolucionarios que guiaran su accionar. Debido a ello, externó su convencimiento sobre el pensamiento de Obregón, por ser cierto y grande; pero aseveró que “… cuando el general Obregón se aparte de este camino, el Partido Nacional Agrarista se apartará del suyo, y hará oposición formidable sin vacilar.”916 De nueva cuenta, ilustramos la actitud pragmática que tomó Soto y Gama, con la finalidad de cumplir el programa social que se impuso. Esta relación con el estado lo llevó a modificar su ideología, debido a la tirantez en la que se vio frente a un contexto adverso y un socialismo cada vez más cuestionado por nuestro personaje. Como hemos dicho antes, Antonio apoyó el gobierno del sonorense, pues éste le dio gran poder e influencia para realizar sus metas agrarias; aunque también, lo hemos mencionado, tuvo ejercicios independientes ante acciones injustas provenientes del gobierno.

6.3.4 Revolución Tras el triunfo del Plan de Agua Prieta, era obvio que, para Antonio, la Revolución se transformó en gobierno; por lo que había que trabajar desde el estado, para realizar las reformas necesarias. Sin embargo, el marco legal, aún estrecho, impedía que muchas de ellas se llevaran al cabo con la radicalidad que distinguió a Antonio. Como era su costumbre, llamó

915 916

Ibíd. 27 mayo de 1921. Ibíd. 22 diciembre de 1921.

293

a no dejarse llevar por esas cuestiones, y así defraudar a las clases populares que pelearon en la Revolución. Por tanto, y de la misma manera en la que lo había propuesto durante la Convención de Aguascalientes, consignó que: La revolución tiene que estar y estará, si sabemos cumplir con nuestro deber, por encima de la ley, de los formulismos, y de las pequeñeces legales. Lo que ha pasado en este país con la última revolución de Agua Prieta, es que esta revolución no se ha consumado… lleva dentro de sí el germen maldito del antiguo régimen, es decir, del carrancismo.917

Esa justamente era la necesidad para Antonio, consumar la revolución mediante las reformas, y claramente lo expresó a la Cámara: La revolución existe y ha entrado en una nueva etapa, la etapa del cumplimiento de sus postulados, de la realización de su programa… es decir, señores, ya una vez que se quitaron los obstáculos para la obra nueva, ya una vez que esta vencida la reacción y aterrada […] tenemos que dar al país las instituciones nuevas sobre agrarismo, las instituciones nuevas sobre obrerismo, sobre crédito nacional, etcétera, que la Revolución ha ofrecido […] hoy somos Gobierno; antes era programa de la Revolución y hoy sigue siendo programa de la Revolución, que tiene que cumplir ese mismo Gobierno de la Revolución. [sic] 918

La necesidad que vio Antonio de la implementación de dichas reformas, radicaba en la naturaleza misma de la Revolución, pues, para Antonio, ésta no fue social, y lo explicó de esta manera: Desde la Casa del Obrero Mundial… yo les sostuve, con Eliseo Reclus, el gran anarquista, que no bastaba gritar desaforadamente “¡Revolución! ¡Revolución!” para que la revolución social viniese; que esa revolución había que hacerla antes en los espíritus, en los corazones; que esa revolución no se improvisa con gritos ni teorías; que según Eliseo Reclus, que según Kropotkine, que según Marx y todos los pensadores, no hay que confundir un cuartelazo militar de los obreros, con la revolución social que transforma instituciones.919

917

Ibíd. 16 noviembre de 1920. Ibíd. 27 mayo de 1921. 919 Ibíd. 1 junio de 1921. 918

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Explicó que la Revolución Mexicana no había sido social, sino puramente agraria. Citó a Marx y a Engels, para explicar que sólo hasta que se desarrollase completamente el capital, podría llegar el socialismo. México carecía de ese desarrollo capitalista, por lo que la revolución social era imposible; de ahí la necesidad de dichas reformas política y sociales, y he ahí, el concepto de revolución aplicado al caso mexicano que Antonio formuló.

6.3.5 Agrarismo Para la etapa posrevolucionaria, el agrarismo se convierte en la plataforma política de Antonio, a lo que dedicó todas sus fuerzas, pues, aunque anteriormente tuvo grandes simpatías por él, no parece que fuera el eje por el cual se moviera política e ideológicamente, como lo fue a partir de la derrota del Ejército Libertador. La concepción que tenía de agrarismo era muy clara, y lo definió como la forma de “conseguir la verdadera libertad del pueblo, o sea la libertad económica (base de las otras libertades) por medio del derecho que tenga todo ciudadano a cultivar un pedazo de tierra y aprovecharse libremente de sus productos”.920 Pero la máxima exposición de su ideal agrario se dio durante la discusión de la ley sobre tierras que, como presidente de la primera comisión agraria, presentó Antonio. En ella establecía el derecho natural e inalienable de todo hombre a poseer y cultivar un terreno que satisficiera sus necesidades y las de su familia. Se definía el latifundio como toda finca rústica que, por su extensión, fuese perjudicial a los intereses sociales. Se nombraba a la Comisión Nacional Agraria la máxima autoridad para la expropiación y dotación de tierras, y se

920

Castro… Antonio Díaz Soto y Gama, agrarista… Óp. Cit., p. 36.

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establecía la indemnización, a los dueños de los terrenos expropiados, del valor catastral, más un 10%, etc.921 Como podemos observar la ley propuesta reflejaba las sugerencias hechas por Obregón a Soto y Gama, quien finalmente las aceptó y formuló una ley más moderada a sus propuestas iniciales. El mismo Antonio asintió al declarar que la ley reflejaba el pensamiento de Obregón redactado por la comisión.922 Un aspecto interesante es la concepción de la propiedad que tuvo Soto y Gama, pues unos de los objetos de la ley, expresado por él mismo, era establecer la propiedad privada con base en el artículo 27, y en la ley agraria. Sin embargo, Antonio rechazó la concepción de dicha propiedad en su vertiente liberal individualista. Para nuestro personaje, la propiedad privada se había convertido en una concesión de la nación a particulares, para que, con ella, cumplieran el objetivo social: cultivar y cosechar. Es decir, la propiedad se convertía en una función social, en favor del interés nacional. El estado concedería la propiedad de la tierra a los campesinos que la necesitaran para su manutención y para el desarrollo productivo del país.923 Y en este mismo sentido, Antonio sostuvo un precepto que esbozó desde que se encontraba en el Cuartel General del Sur. La reforma agraria también beneficiaría al trabajador urbano, pues se había formulado para … dar salida a la congestión de la población citadina; la reforma agraria indirectamente viene a resolver el problema obrero; la reforma agraria abrirá, dará la salida de la labor del campo a los obreros que sobran en las ciudades, a los obreros sin trabajo o a los obreros que no estén de acuerdo con las condiciones férreas de trabajo que se les imponen en el taller… el campo será la liberación de los esclavos del taller.924

921

DDCD, XXIX L, 7 abril 1921. Ibíd. 22 abril 1921. 923 Ídem. 924 Ibíd. 2 junio de 1921. 922

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También aliviaría el profesionismo y los vicios de la ciudad, que, en el campo, no existían, y aseguró que, debido a ello, los campesinos eran la clase más revolucionaria, eran el soporte de los gobiernos, y, también, quienes los derribaran.925 Aunque esa aseveración parece un poco extraña, pues muy pocos obreros especializados tendrían la capacidad de labrar la tierra, y la ley estipulaba que sólo se dotaría con terrenos a aquellas personas con los conocimientos y capacidades materiales y manuales, para cultivarla. Uno de los puntos más controversiales en la discusión fue la defensa de la tierra repartida por parte de los campesinos beneficiados. Como vimos antes, para Zapata era de suma importancia que se estableciera, en la ley, el derecho que tenían los pueblos a armarse para defenderse de los latifundistas y del despojo. En ese mismo sentido se pronunció Antonio. Argumentó que los latifundistas se ganaban el apoyo de la policía, del ejército y de los políticos; por tanto, a los campesinos sólo les quedaba la fuerza de las armas para defenderse: “… como el principio dominante de la revolución del sur en materia de la defensa de las tierras es que a cada pueblo se le dote con el arado y con el rifle para defender su propiedad, y yo quiero que este punto quede claro para que no queden a merced de los hacendados”,926 dijo. Y continuó su perorata: Es viomático [sic.] el derecho de los pueblos de defender las tierras que la Revolución les ha dado; ningún revolucionario puede poner en tela de juicio ese derecho de los pueblos, la Revolución se basó en ese derecho, sin este derecho la Revolución fracasa […] porque es la lucha del débil económicamente contra el fuerte económicamente, porque el hacendado tiene el oro que todo lo corrompe […] el hombre que ha derramado su sangre en estas revoluciones, tiene derecho de defender con el rifle las conquistas revolucionarias.927

925

Ídem. Ibíd. 26 diciembre de 1921. 927 Ídem. 926

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La constitución de 1917 transformó el estado en el motor de desarrollo, y, en consecuencia, provocó la sumisión de todos los actores sociales al estado nación. El agrarismo institucional entró en esa dinámica, y aceptó el paradigma, no del derecho de los campesinos a la tierra, sino del derecho del estado a regular la propiedad de la tierra y su reparto. Reconoció la legitimidad del estado y se aceptó como su subordinado.928 Inmiscuido en un estado omnipotente, en el que había fuertes contradicciones entre sus ideas radicales y la política por seguir, Antonio se fue alejando del socialismo. Paradójicamente, ante la actitud del agrarismo institucional, surgirían otras formas alternas de lucha, como la Confederación General de Trabajadores -heredera de la Casa del Obrero Mundial-, de orientación anarcosindicalista, y cuyo sector agrarista abogó por la acción directa y la ocupación de tierras. Aquellas ideas que un día Soto y Gama defendió, ahora las combatía, enfrentándolas a la acción múltiple enarbolada por el PNA.929 Una vez convertido en incondicional de Obregón, y convencido de la vía institucional y moderada de resolver el problema agrario, se dedicó a la defensa de tales preceptos, con el mismo ahínco que lo hizo con otras ideas, en su momento, y con la misma sinceridad de siempre. La admiración que tuvo por el sonorense, al abrirles la puerta tras la derrota, y poner en marcha el reparto de tierras, sólo se puede comparar con la que tuvo por otras figuras importantes en su carrera política, y que la resumen a la perfección: Ricardo Flores Magón, Emiliano Zapata y Álvaro Obregón. Finalmente, sólo los dos últimos tendrían influencia ideológica en Antonio, y lo llevarían a describir al sonorense como el ejecutor del pensamiento de Zapata; 930 y, en ese sentido, podemos concluir que la tarea que Antonio se fijó (salvar el zapatismo de la derrota política, y poner en marcha el programa del sur) se cumplió. 928

Bartra… Óp. Cit., p. 35, 37, Cordova… Óp. Cit., p. 230. Bartra… Óp. Cit., p. 51. 930 Castro… Antonio Díaz Soto y Gama, agrarista… Óp. Cit., p. 46. 929

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Conclusión La vida de Antonio se devela como un gran proceso en el cual pasa de ser Antonio María Ildefonso Díaz Gama, aquel niño que despertó su curiosidad política desde el hogar, por medio de su padre, hasta llegar a ser Antonio Díaz Soto y Gama, el gran revolucionario que gozó de una gran reputación en su madurez. Producto de un contexto contradictorio, como lo fue la ciudad de San Luis Potosí, llamada a ser la “Chicago de México”, y que disfrutó de un florecimiento económico sólo equiparable al de la capital del país. Pero que, también, trajo consigo las contradicciones propias del desarrollo capitalista, lo que polarizó la sociedad. Errores políticos y económicos, así como el costo social del dicho desarrollo, surtieron sus efectos, y pronto el estado cayó en recesión, causando graves problemas económicos a toda su población. Antonio fue producto de una matrimonio desigual; una madre católica y un padre que, si bien no renegaba de la religión, formó parte de la tradición liberal del juarismo, y vio, en Lerdo de Tejada, a su mejor exponente. Sus simpatías le trajeron la enemistad del régimen porfirista; por lo que su ascenso, como clase media, se vio truncado. Sin embargo, ambos progenitores fueron un abrevadero importantísimo para Antonio. Por una parte, su madre le proveyó de la religión católica y de su carga moral; en cambio, de su padre adquirió el gusto por el estudio y la superación, y fue junto a él como Antonio dio sus primeros pasos dentro del liberalismo. También admiró y aprendió su rectitud, sus valores y su compromiso, una carga moral complementaria de la religiosidad de su madre. Su educación fue también disímbola: cursó las primeras letras en una escuela católica, pero su educación profesional se dio dentro del esquema educativo radicalmente liberal del porfiriato. Esa educación dotó a Soto y Gama de nuevas herramientas discursivas. Sus

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juveniles escritos nos muestran una ideología liberal y progresista, aun enarbolando la religión como una causa liberadora. De a poco, su religiosidad menguó, dando paso al positivismo; que, sin embargo, no aceptó en bloque: criticó el rechazó de éste por la moral y los valores, pero, en cambio adoptó su cientificismo y su noción de continuo progreso. Esta relación dejó intacta la actitud religiosa de Antonio, quien, si bien, en términos ideológicos, y, luego, políticos, combatió la religión católica, no obstante, mantuvo intacta esa actitud, y el sistema de creencias religioso. El individualismo, por su parte, es resultado de la propia personalidad solitaria de Soto y Gama, alimentado por la religiosidad liberal que le inculcó su padre. De esta manera, el compromiso político y los valores infundidos desde el seno familiar formaron al joven Antonio que enfrentó a Porfirio Díaz. Sus primeros pasos en la política los dio junto a Camilo Arriaga y el movimiento liberal de 1900. En él conoció a importantes luchadores, como los hermanos Flores Magón, Santiago de la Hoz, Santiago de la Vega, Librado Rivera, etc. El movimiento fue una expresión del discurso radicalmente liberal que impulsó el gobierno de Díaz, pero que, en su propia política, no aplicó; lo que despertó la inconformidad de los sectores en ascenso, contra el ya anciano régimen. Esta fue la característica del movimiento liberal, su justificación y sus metas, que criticaron la violación a la Leyes de Reforma, y la intromisión del clero en la política, primero, y las injusticias y omisiones de la administración de Díaz, después, hasta llegar a una identificación con los problemas sociales del país, y por consiguiente, a una oposición directa al viejo gobernante. Junto a los miembros del dicho movimiento, dio sus primeros pasos hacia el socialismo, gracias a la abundancia de lecturas radicales para el mercado intelectual de la época, y a su disponibilidad inmediata en la famosa biblioteca de Camilo Arriaga.

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Su oposición al régimen lo llevó al destierro, del cual pronto regresó amnistiado, pues las rencillas personales con miembros del movimiento, así como la situación precaria de su familia, lo llamaron a México. Hay que señalar también el pesimismo que le ocasionó la represión gubernamental, y la apatía del pueblo mexicano, expresados en sus declaraciones. Con una postura un tanto moderada, si lo comparamos con Flores Magón u otros miembros que permanecieron en la lucha y la hicieron su prioridad, Antonio, con un apego más grande por la familia y sus necesidades, se apartó de la política. La caída de Díaz abrió la puerta a la política para Antonio, y confirmó esta postura, pues no regresó junto a sus compañeros exiliados, a pesar de haberse declarado ya socialista, sino que lo hizo a través del Partido Liberal, reformado en la ciudad de México, junto a personajes como Antonio I. Villarreal y Juan Sarabia. El dicho partido tuvo un breve acercamiento al gobierno de Madero, del cual Antonio pronto se alejó, pues su conducta tendió a favorecer la vieja oligarquía, en detrimento de las reformas sociales prometidas. Durante su participación en el Partido Liberal, Antonio llamó a evitar un nuevo derramamiento de sangre, cumpliendo con las promesas revolucionarias: reparto de tierras, mejorar la situación obrera, y eliminar del estado los miembros del gobierno porfirista. Durante la Convención del partido, formó la Extrema Izquierda, plataforma desde la que impulsó reformas como la adopción del parlamentarismo, y una ley agraria ante la Cámara de Diputados -por medio de Juan Sarabia-, enmarcando estas propuestas bajo la concepción de socialismo de estado. El pesimismo que Antonio mostró con anterioridad frente a la apatía del pueblo mexicano (y, por ende, su individualismo), lo llevaron a sostener un comunismo meramente

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idealista; debido a lo cual mantuvo su participación política. Sin embargo, cuando sus propuestas no tuvieron oportunidad de trascender, se alejó de la política. Es entonces cuando nuestro personaje entró a la militancia de los movimientos sociales. Su breve paso por la Casa del Obrero Mundial lo llevó, de lleno, al anarcosindicalismo, reforzado ahora por la lucha obrera. Ahí llamó a los trabajadores a mantenerse independientes de la política, y a usar la acción directa, como medio de lucha contra los explotadores, pues del estado no podrían venir las mejoras necesarias. Se convirtió en figura prominente del movimiento obrero, liderando manifestaciones multitudinarias. El radicalismo de Antonio fue acentuado por el golpe de estado llevado a cabo por Félix Díaz y Bernardo Reyes, y consumado por Victoriano Huerta, pues significó el triunfo de la reacción y, por consiguiente, una lucha mucho más sangrienta que la anterior. Soto y Gama se mantuvo activo, conspirando con políticos contrarios al dictador golpista, y haciendo maniobras en contra de su gobierno. La Casa del Obrero Mundial también significó una palestra desde la cual nuestro personaje preparó su retórica radical, por la que brillaría durante el zapatismo. Personalmente, su anarquismo y socialismo, en términos emocionales, tuvieron que ver con la necesidad de la colectividad (la familia, en principio) espiritualizada o ideal que le inculcaron en su niñez; por ello, la familia no satisface su deseo de una vida social (justa, libre, etcétera), y se esfuerza por un ideal. Como ideal sostiene al anarquismo y socialismo. La identificación con el movimiento campesino comenzó a asomarse desde el momento mismo en el que se levantó en armas Zapata, protestando contra la represión por parte del gobierno. En su crítica a los regímenes en conflicto con los rebeldes de Morelos, se convenció de la legitimidad del movimiento; momento desde el cual se convirtió en un paladín de la lucha campesina. Su presencia en la Casa del Obrero Mundial no hizo sino ahondar las simpatías

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ya existentes por el movimiento del sur. Los obreros mostraron gran respaldo hacia los zapatistas, debido a las similitudes de sus movimientos: su organización, su aversión por los políticos y los gobiernos y el antipersonalismo. La represión sufrida por Antonio fue el punto de quiebre, y la decisión de marcharse a Morelos fue sencilla. No parece extraño que Antonio haya tratado de orientar el movimiento zapatista hacia el socialismo. En los testimonios aparecen frecuentes citas de autores de las diversas vertientes del socialismo. Podemos observar, en nuestro personaje, una idealización de la vida campesina: el sentimiento de comunidad, que el empató con su doctrina socialista, y que enarboló en contra del ambiente corrupto de la ciudad, donde abundaban los vicios y los malos sentimientos. Su participación en el movimiento zapatista fe amplia, aunque limitada al ámbito intelectual. Representante personal de Emiliano Zapata ante la Convención, pronunció memorables discursos para sustentar las radicales propuestas del zapatismo. Reconocimiento legal de las uniones obreras, protección de los hijos naturales y reglamentar el divorcio, derechos políticos para los indígenas, implementación del parlamentarismo, etc. Propuestas radicales que formaron parte del programa zapatista, y que Antonio había esbozado con anterioridad. Tras la separación de la Convención, Antonio trabajó estrechamente junto a Zapata, quien, guiando a los campesinos revolucionarios, le causó una gran impresión. Fue creador, junto al General en Jefe, del Centro Consultivo para la Propaganda y Unificación Revolucionarias, que, en la práctica, se desempeñó como la segunda mayor autoridad en el territorio rebelde, solo después de Zapata. Por tanto, resolvió conflictos entre la población pacífica y las fuerzas revolucionarias. Los pobladores pedían su opinión, y Antonio la daba.

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Formuló leyes y reglamentos, y vigiló su cumplimiento; además de pulir la ideología agraria del Ejército Libertador. Su desempeño en el Centro Consultivo, como presidente, además de mostrar el prestigio y la confianza que alcanzó al interior del Cuartel General, y que lo proyectó al exterior, le permitió acceso total a la ideología zapatista, de la que, en gran medida, fue autor, al haber redactado manifiestos, leyes, reglamentos, proclamas, etc. Sin embargo, también se enfrentó a la aplastante represión del carrancismo: una guerra lenta, que desgarró a la población y derrotó, militarmente, la revolución. Antonio vio, así, vencida la utopía campesina. La lucha de los campesinos revolucionarios puso a Soto y Gama en un predicamento, al tratar de evaluar la verdadera revolución popular y la comunalidad campesina. Ahí descubrió que los valores populares de solidaridad, fraternidad y trascendencia (familiar y colectiva), propios del socialismo, tienen, como sustrato, la religiosidad (que se expresa en símbolos cristianos y, específicamente, guadalupanos). La Virgen de Guadalupe y la divinidad sirvieron como estandartes de lucha para los zapatistas, y Antonio, proveniente de una familia religiosa, no fue ajeno a esta influencia, y su conversión al cristianismo se dio, de manera prodigiosa, frente a la inmensidad de las montañas de Puebla. Si se quiere encontrar un hecho que marcó la vida de Antonio, éste, sin duda, debe ser su participación en el movimiento zapatista, que de hecho, lo marcó de por vida. El mismo Antonio expresó, en la Cámara de Diputados, la importancia que tuvo para él su militancia revolucionaria: “el mayor timbre de orgullo de mi vida es haber estado a las órdenes del más ilustre de los revolucionarios, de Emiliano Zapata!”.931

931

DDCD, XXIX L, 25 agosto de 1920.

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Una vez abrazado del programa zapatista, Antonio se convenció de la necesidad de llevar al cabo las reformas desde el gobierno, por medio de un partido dedicado a la lucha agraria. Habiendo abogado siempre por la unificación revolucionaria, y habiendo siempre declarado que el único obstáculo para que ésta se diera era la existencia física de Carranza, no es extraño que, al darse el rompimiento entre éste y Obregón, Antonio fue uno de los entusiastas por la adhesión a los sonorenses. La victoria del Plan de Agua Prieta significó la entrada a la política institucional de los supervivientes del zapatismo. De nuevo en la política, Antonio realizó un análisis de las posibilidades de la revolución socialista, y, de igual forma que lo hizo en su juventud, señaló el atraso cultural de los proletarios para impulsar esa revolución. Por lo que toda su actividad política fue dirigida a crear las condiciones necesarias para llegar a la revolución social. La experiencia con el zapatismo, es decir, la derrota de los campesinos revolucionarios, lo confirma; pero no por ello abandona la idea de las reformas sociales y de la organización política como armas para preparar la revolución. Entonces se lanza a crear un partido. Según los planes que ya había trazado, estableció el PNA, y comenzó la presión para la realización de la reforma agraria. Antonio no escatimó en medios de lucha: elecciones, pactos políticos, lucha institucional, cualquier medio servía para llevar a cabo su tarea. El regreso de Antonio a la capital se vio marcado por su adhesión al marxismo, debido al auge que había tomado la revolución soviética, y a la teoría del socialismo de estado que manejó desde el inicio de su carrera política. Ante la efervescencia revolucionaria, el PNA fue artífice de una política social radical. Antonio protegió ocupaciones de tierras, y participó en manifestaciones obreras; lo que hacía eco del entusiasmo bolchevique. Sin embargo,

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Obregón se posicionó en contra de toda influencia extranjera, particularmente, del socialismo, por lo que se dieron algunos choques con Soto y Gama. Ante las diferencias ideológicas que enfrentaron a ambos hombres, nuestro personaje encontró que sólo mediante los métodos de Obregón se concretarían sus metas. Al encontrarse en un contexto adverso, Antonio se vio obligado a actuar pragmáticamente, lo que llamamos realpolitik; ello exacerbó su visión pesimista. En las décadas de los años 20 y 30, el pesimismo en torno a los alcances de la revolución cundió entre los revolucionarios, en la misma medida que se restableció el marco institucional, pues, poco a poco, se fueron sofocando y canalizando las demandas campesinas y los medios legales para su resolución. En este escenario, primero se dio el acercamiento con Obregón; a continuación, la aceptación de su método, y, posteriormente, un convencimiento de su viabilidad. A partir de 1922, Antonio abrazó el programa obregonista. Fue durante este contexto político adverso que se desarrollaron las tensiones en la ideología de nuestro protagonista. Surgió una contradicción entre la vida política y la vida social: en una actúa individualmente, para preservar el ideal, y pone en operación su pesimismo realista, y, en la otra, descubre que sin espiritualidad, sin religión, no es posible realizar dicho ideal. Es en esa vida social en la que encuentra reavivado el catolicismo maternal de su infancia. Lo que lo llevó a cambiar el centro de su ideología, que pasó del socialismo al catolicismo, conforme avanzó el rechazo del socialismo, la religión primero, y la Iglesia Católica después, se convertirían en parte medular de la ideología de Antonio. Hemos visto el largo camino que recorrió Antonio, la forma en la que su alrededor lo afectó y viceversa. Este largo trayecto es también el camino de su formación ideológica.

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Antonio mantuvo un ideario muy constante, siendo su respaldo ideológico el que cambió con el tiempo, y, con ello, la forma de sostener sus propuestas. Su socialismo tuvo varias fases de formación, y sus componentes se muestran discontinuamente, según las situaciones personales y políticas: pasó de un liberalismo social, hacia un anarquismo liberal o individualista (1911), y, luego, hacia un anarquismo social (apuntalado en un socialismo cristiano), que se complementó con un socialismo de estado (1912-1915), redondeado con un comunalismo popular (1916-1919). Después, gracias a ese comunalismo campesino, cambió de campo ideológico al regresar al catolicismo La religiosidad inculcada desde casa, y sostenida por la carga de valores morales predicados con el ejemplo por sus padres, fue la base de su ideología. Fueron parte de la crítica que nuestro personaje hizo del positivismo que, a su vez, se erigió como la religión de la razón. Se trata también de vertientes de las que bebe el socialismo en su diferentes facetas por la cuales Soto y Gama caminó, especialmente el anarquismo que tuvo gran influencia en Antonio y que al igual que el positivismo tiene un sesgo sumamente religioso. Como hemos visto la estructura mental religiosa de Antonio se mantuvo a lo largo de su vida, dando sustento a las diferentes posiciones políticas que asumió, y retornando, al final al catolicismo. Dueño de una personalidad exaltada, fuerte y engreída, mientras exponía sus ideas como inalterable tribuno, también se nos muestra más tranquilo y reservado en la convivencia íntima. Abierto hacía la gente con la que trabó relaciones, e influido fuertemente por las figuras de autoridad que marcaron su transitar ideológico: su padre Conrado Díaz Soto, de quien tomó su nombre como máxima señal de admiración y respeto. Ricardo Flores Magón, junto a quien aprendió de socialismo y que lo influenció de manera rotunda, a quien externó gran admiración por su vida dedicada a la lucha; lo que lo llevó a la sepultura. Emiliano

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Zapata, el gran caudillo para quien nunca tuvo suficientes elogios; quizá el que más lo marcó y que le dio un programa por el cual luchar. Su rectitud y compromiso con el movimiento también lo llevaron a la muerte por lo que Antonio lo veneró siempre. Y finalmente, Álvaro Obregón, el caudillo que les permitió la entrada a la legalidad y, con ello, salvar al zapatismo de la derrota total, con lo que, de alguna forma, vengó la muerte de Zapata, y llevó a la práctica la reforma agraria; en lo que, a la larga, se le iría la vida. Termina así la primer parte de la vida de Antonio Díaz Soto y Gama, la de su formación como individuo y la de la configuración de su ideología.

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Índice Introducción Capítulo I. La formación social de Antonio Díaz Soto y Gama 1.1 Contexto histórico del Estado de San Luis Potosí en la época de Soto y Gama 1.2 Contexto familiar y primeros años 1.3 El joven Antonio o de su independencia política 1.4 Temas del discurso y el pensamiento del “joven” Antonio 1.4.1 Religión 1.4.2 La mujer 1.4.3 Estado 1.4.4 Socialismo o Revolución Capítulo II. Antonio frente al mundo real 2.1 En la palestra pública 2.2 La experiencia política 2.3 Ideología del joven Antonio 2.3.1 Religión y su relación con la mujer 2.3.2 Revolución y Nación Capítulo III. La Revolución en marcha 3.1 La continuación de la lucha liberal. 3.2 La reorganización de la lucha 3.3 La transformación del liberalismo 3.3.1 Religión 3.3.2 Estado 3.3.3 Revolución 3.3.4 Agrarismo Capítulo IV. La Radicalización 4.1 Acción política y acción directa 4.2 Antonio del sindicalismo a la revolución 4.2.1 Religión 4.2.2 Mujer y Familia 4.2.3 Estado 4.2.4 Revolución 4.2.5. Agrarismo Capítulo V. La guerrilla, la Convención y el autogobierno campesino. 5.1 En las montañas de Morelos 5.2 Soto y Gama en la Convención Revolucionaria 5.3 Gobierno campesino 5.4 La consolidación del ideal 5.4.1 Religión 5.4.2 Mujer / Familia 5.4.3 Estado / Gobierno 5.4.4 Revolución 5.4.5 Agrarismo Capítulo VI. La guerrilla y la paz 6.1 Política institucional y vida familiar 6.2 De la trinchera a la curul 6.3 La reconfiguración de las ideas 6.3.1 Religión 6.3.2 Mujer / Familia 6.3.3 Estado / Gobierno 6.3.4 Revolución 6.3.5 Agrarismo Conclusión Fuentes

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