D. Antonio Jesús de Serradilla y Alcázar: un militar placentino al servicio de don Carlos en la Primera Guerra carlista (1833-1840)

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Edita: EXCMO. AYUNTAMIENTO DE PLASENCIA

ISBN: 978-84-697-0858-3 Depósito Legal: CC-000-2015 Impreso en España Printed in Spain

Diseño, maquetación, impresión y encuadernación: $UWHV*Ui¿FDV3HGUR$UUR\R Tfno: 927 41 53 16 10600 PLASENCIA

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MEMORIA HISTÓRICA DE PLASENCIA Y COMARCAS 2015

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ÍNDICE D. ÁNGEL CUSTODIO SÁNCHEZ BLÁZQUEZ ............................................ Presentación

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D. FERNANDO SERRANO SAN PEDRO..................................................... /D+DULQHUDGH3ODVHQFLD+LVWRULDGHXQHGL¿FLRHMHPSORGH arquitectura industrial

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D. CRISTIAN VEGAS CALZADO ............................................................. El fuero de Plasencia: Breve Introducción Jurisdiccional de la Ciudad

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D. JUAN M. VALADÉS SIERRA ............................................................... 41 (OPHUFDGRGH3ODVHQFLD\ODVPRQWHKHUPRVHxDVRODFRQVWUXFFLyQ GHOWUDMHUHJLRQDOH[WUHPHxR D. JUAN PEDRO RECIO CUESTA. ........................................................... 55 'RQ$QWRQLR-HV~VGH6HUUDGLOOD\$OFi]DUXQPLOLWDUSODFHQWLQRDO VHUYLFLRGHGRQ&DUORVHQOD3ULPHUD*XHUUD&DUOLVWD D. JAIME RÍO-MIRANDA ALCÓN ........................................................... /D(GDGGHO%URQFHHQ9DOFRUFKHUR3ODVHQFLD&iFHUHV  9LYHQFLDV\IRUPDVGHYLGDDGQ(

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Dª MARÍA JIMENA MATÍAS SÁNCHEZ-OCAÑA......................................... 6HUUDQR3LQR(O$OFDOGHHO+RPEUH

99

Dª LAURA TIRADO GARCÍA .................................................................. 113 (VWXGLRGHXQDGHODVSLH]DVPiVUHOHYDQWHVGHO0XVHR(WQRJUi¿FR 7H[WLO3pUH](QFLVRGH3ODVHQFLD)UDJPHQWRVGHO3RQWL¿FDOGH )HUQDQGR9,GHOVLJOR;9,,, D. JOSÉ MARÍA SÁNCHEZ Y TORREÑO ................................................. 129 Y Llovieron palos D. ÁLVARO LUIS SÁNCHEZ-OCAÑA VARA ........................................... 141 /DV¿HVWDVGHWRURVHQ3ODVHQFLD\VXFRPDUFDGXUDQWHOD (GDG0HGLD

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Dª ESTHER SÁNCHEZ CALLE................................................................. 155 (OOHJDGR0LJXHO6iQFKH]2FDxD D. JUAN MANJUEL RAMOS BERROCOSO ................................................ 175 5HÀH[LRQHVVREUHODDXWRUtD\ODFURQRORJtDGHOD6LOOHUtD&RUDO de la Catedral de Plasencia D. FRANCISCO HERNÁNDEZ FELTRERO .................................................. 203 3ODVHQFLD³8QDLVODHQWUHGHKHVDV´ D. ISIDORO FERNANDEZ MILLÁN .......................................................... 213 (O0D\RUGRPR\ORV3URSLRVGH3ODVHQFLDHQHO6LJOR;9,,, D. JESÚS MANUEL LÓPEZ MARTÍN ....................................................... 241 (O6LVWHPDGHFRPXQLFDFLRQHV\ODVLQIUDHVWUXFWXUDVGHODFLXGDG GH3ODVHQFLDHQOD(GDG0HGLD\HO5HQDFLPLHQWR,,3DUWH D MIGUEL LUQUE TALAVÁN ................................................................ 267 (OIUDQFLVFDQR)UD\-XDQGH3ODVHQFLD\ODSREODFLyQLQGtJHQD GH)LOLSLQDVHQHO6LJOR;9, D. FERNANDO FLORES DEL MANZANO ................................................... 281 /D3ULPHUD*XHUUD&DUOLVWDHQODDOWD([WUHPDGXUD

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PRESENTACIÓN

³$GLyV1RVHQFRQWUDUHPRVHQOD;,,,(GLFLyQ´ Así cerramos, Amiga Memoria Histórica, el encuentro de presentación de la XII edición del libro de Memoria Histórica de Plasencia y las Comarcas. El deseo de volver a estar contigo, de encontrarte de nuevo en el Salón de Columnas de la Universidad Popular - nuestro espacio de FRQ¿GHQFLDV   GH WHQHU IUHQWH D QRVRWURV FRPR VLHPSUH OD VLHUUD el río, la arboleda, esperándonos sin prisas, ha hecho que el tiempo transcurrido haya sido para mí un largo suspiro pleno de recuerdos, de nostalgias, de agradecimientos. En todas las ediciones hemos conversado tú y yo, la Memoria y el Concejal, de lo acontecido durante el desarrollo de los cursos. Desde la presentación ilusionante y esperanzada hasta el cierre recibido con satisfacción por los resultados obtenidos y la convivencia mantenida. ¿Recuerdas? Qué agrado leer y volver a leer los trabajos que nos habían transmitido nuestros maestros, profesores, comunicadores, conferenciantes, investigadores…, para que fuésemos partícipes de sus sapiencias, de sus enseñanzas, de sus deseos de compartir conocimientos. Qué agrado recordar la presencia de tantos alumnos y alumnas en la Sala del Artesonado del Centro Cultural “Las Claras”, participando en el conocimiento de este pedazo de alma irrepetible que es nuestra Plasencia y nuestras Comarcas.

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Sabes que he cumplido mi tiempo de Concejal de Cultura. Pero QRWHQGUpYLGDVX¿FLHQWHSDUDFROPDUGHDJUDGHFLPLHQWRVDWRGRV los que me han acompañado con su trabajo, con sus ánimos, con sus enseñanzas, con su amistad. Te emplazo a que me acojas entre tus alumnos en la próxima edición, la XIV de la Memoria Histórica de Plasencia y Comarcas. Seré uno más de los que buscarán participar con asiduidad en el conocimiento de nuestra Historia.

Angel Custodio Sánchez Blázquez Concejal de Promoción y Coordinación Cultural Plasencia, 12 de Junio de 2015

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JUAN PEDRO RECIO CUESTA

DON ANTONIO JESÚS DE SERRADILLA Y ALCÁZAR: UN MILITAR PLACENTINO AL SERVICIO DE DON CARLOS EN LA PRIMERA GUERRA CARLISTA (1833-1840) 1. Introducción: carlistas y liberales en la década de 1830 La Primera Guerra carlista, la más importante guerra civil del siglo XIX que a su vez trajo consigo amplias repercusiones internacionales, sumió a España en una prolongada lucha entre carlistas e isabelinos que se extendió desde 1833 hasta 1840. Tras la muerte del Rey Fernando VII el 29 de septiembre de 1833 hasta el momento en el que, con sus tropas, el general carlista don Ramón Cabrera cruzó la frontera francesa en julio de 1840, se sucedieron toda una serie de desencuentros y acciones bélicas entre ambos bandos. En esta encrucijada histórica no solamente se dirimió el pleito dinástico que tuvo como principales litigantes, por un lado, al Infante don Carlos María Isidro de Borbón, quien defendió sus derechos a la sucesión de la corona estando con vida su hermano, Fernando VII, y por otro lado, a la que sería Reina Gobernadora María Cristina de Borbón-Dos Sicilias y su hija Isabel II –mujer e hija del último, respectivamente-, sino que en el fondo de todo ello en realidad existieron asuntos de mayor trascendencia y HQHOFRQÀLFWRVHSURGXMR³XQDOXFKDHQWUHGRVIRUPDVGHHQWHQGHUHOSRGHU y de organizar todas las esferas de la sociedad española, tanto las públicas como las privadas”1. En el transcurso de estos siete largos años, don Carlos, durante su permanencia en el vecino Reino de Portugal –a donde fue desterrado de una manera encubierta en marzo de 1833-, en su breve estancia en Inglaterra y, luego, tras su establecimiento en las provincias del Norte de España desde el verano de 1834 hasta septiembre de 1839, creó a su alrededor una estructura de poder, una Corte en toda regla que, compuesta por elementos civiles, militares y/o religiosos, sirvió para circular órdenes a sus tropas MONTERO, Manuel y VILLA, Imanol, /DVEDWDOODVGH=XPDODFiUUHJXL$FLHUWRV\OLPLWDFLRQHVGHXQOtGHUPLOLWDUOHJHQGD ULRSan Sebastián, Txertoa, 2012, p. 54.

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(Ejército regular y guerrillas), administrar recursos monetarios, impartir justicia, entablar relaciones diplomáticas con otros países, etc. Tareas todas ellas que, a su vez, fueron repartidas entre diversos ministerios y/o secretarías (Secretaría del Despacho Universal, de Gracia y Justicia, Ministerio de la Guerra…), organismos en los que se sucedieron carlistas archiconocidos como don Joaquín Abarca y Blanque, quien fuera Obispo de la Diócesis de León, don Juan Bautista Erro o el Marqués de Valde-Espina, entre otros muchos. De este modo, el carlismo durante esta Primera Guerra creó un Estado2, paralelo al gabinete isabelino, en el que don CarORVHUDODF~VSLGHSRUORTXHSRGHPRVD¿UPDUTXHGXUDQWHJUDQSDUWHGH la contienda, en España, existieron dos gabinetes: el isabelino, encabezado SRUODUHJHQWH0DUtD&ULVWLQD±TXHFRQWURODEDHO(MpUFLWRHOHUDULR«HQ¿Q poseía el poder de facto- y el carlista, que intentaba derrocar al primero, hacerse con todos los resortes que manejaban los isabelinos y entronizar a don Carlos como Rey de las Españas bajo el nombre de Carlos V. Dicho lo cual, dentro del exclusivo círculo cortesano y de poder carlista que constituía esta especie de Estado Mayor, a lo largo de la guerra civil también encontramos a diferentes extremeños que se pusieron bajo las órdenes directas de don Carlos, prestándole importantes servicios, algunos de ellos incluso desde los momentos anteriores a la guerra, cuando el Infante marchó con una amplia comitiva desde Madrid hacia Portugal. Y en este sentido destacó la persona de don Antonio Jesús de Serradilla y Alcázar, militar placentino y protagonista del presente trabajo. Para conocer en profundidad los diversos avatares de su periplo vital, empleamos, por una parte, una serie de fuentes históricas de carácter priPDULRVLHQGRODVSULQFLSDOHVODVVLJXLHQWHVXQDQRWDELRJUi¿FDLQpGLWD\ anónima que data del año de 1840 –procedente del Archivo personal de Isabel II que custodia la Real Academia de la Historia- y su expediente personal que hemos hallado en el Archivo General Militar de Segovia, en el cual se recogen todos y cada uno de los servicios y empleos que desempeñó como militar en los más de cincuenta años que estuvo sirviendo en 2

Aunque sin llegar a la envergadura organizativa que adquiriría la estructura de poder carlista en la guerra de 1872-1876 con don Carlos VII, principalmente en la porción vasco-navarra, durante la Primera Guerra resulta de interés esta cuestión, pues fue una estructura que, entre otros tantos aspectos, logró crear una red de prensa prolongada en el tiempo, destacando en este sentido la *DFHWD2¿FLDO que estuvo activa desde octubre de 1835 hasta el mismo mes de 1837, momento en el que se pasó a denominar %ROHWtQGH1DYDUUD\3URYLQFLDV9DVFRQJDGDVnombre con el que se estuvo editando hasta agosto de 1839.

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HO(MpUFLWR3RURWUDSDUWHYDULDVUHIHUHQFLDVELEOLRJUi¿FDVSULQFLSDOPHQWH procedentes del siglo XIX, también nos han servido de ayuda para rescatar del olvido la vida y obra de este relevante militar nacido en Plasencia. Realizadas estas consideraciones previas, que tienen como objetivo tratar de entender el contexto histórico en el que adquirió relevancia el militar placentino y mostrar las fuentes de las que bebe este trabajo, pasamos ahora a detenernos brevemente en su trayectoria vital, la cual hemos dividido en tres grandes bloques. En primer lugar, abordamos sus servicios y destinos hasta el estallido de la Primera Guerra carlista; en segundo lugar, hacemos hincapié en su papel como notable partidario del bando de don Carlos; y en tercer y último lugar, señalamos los hitos más destacados de VXSHULSORYLWDOGHVGHHO¿QDOGHOD3ULPHUD*XHUUDFDUOLVWD KDVWDVX fallecimiento, lejos de su tierra natal, en el año de 1873. 2. La carrera militar de Serradilla hasta 1833: su destacada acción en el Trienio Liberal Don Antonio Jesús de Serradilla y Alcázar nació en Plasencia el 17 de enero de 1801, festividad de San Antonio Abad. Como es lógico, debido a su corta edad, no participó en la Guerra de la Independencia, cosa que sí hicieron militares de renombre con los que entabló relaciones a lo largo de su carrera profesional. Sus inicios en el Ejército datan de 1816 –cuando contaba con apenas 15 años-, pues el 11 de enero de ese mismo año ingresó en el Regimiento Provincial de Plasencia, cuerpo en el que permaneció hasta el 30 de marzo de 1816 y en el que consiguió el grado de Subteniente. Del Provincial de Plasencia pasó a formar parte de la 2º División de Granaderos de la Guardia Real Provincial, unidad en la que permaneció más de un lustro y en la que también ostentó el grado de Subteniente. En el segundo semestre de 1816, y durante los años de 1817 y 1818, prestó servicios ordinarios en la citada unidad por diferentes puntos de la geografía extremeña y andaluza. Ya en 1819, según nos indica su detallada hoja de servicios, estaba destinado en Andalucía y, partiendo desde Écija, participó con su Regimiento a la hora de sofocar una intentona de los liberales que tenía por objeto reestablecer la Constitución de 1812, anhelo que estos últimos no tardarían en materializar. 57

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Y precisamente fue a partir de 1820 cuando Serradilla se halló presente en hechos de mayor envergadura como militar, los cuales le valieron para obtener diferentes ascensos dentro del Ejército. Estos hechos en cuestión estuvieron directamente relacionados con esa pugna que sostenían, por una parte, los liberales, y por otra, los partidarios del poder absoluto de Fernando VII. Para contextualizar lo acaecido durante el período comprendido entre 1820 y 1823, comúnmente conocido como Trienio Liberal, basta recordar que el 1 de enero de 1820, el General Riego, -cuando en vez de partir con sus subordinados hacia América para reprimir la insurrección de las colonias y, por tanto, desoyendo órdenes de sus superiores- decidió amotinarse y proclamar la Constitución de 1812 en Cabezas de San Juan (Sevilla). Este hecho no tuvo el efecto inmediato deseado por los insurrectos liberales, -aunque sí que fue la chispa que dio pie a que, en el primer trimestre de 1820, se produjeran otras sublevaciones por diferentes puntos de España que el Gobierno fernandino no fue capaz de controlar-, y nada más se conoció el suceso, fueron enviados a territorio andaluz diferentes cuerpos del Ejército. En este contexto encontramos a Serradilla haciendo frente a las pretensiones de los liberales, ya que en el mismo mes de enero fue destinado a la 1º División del Ejército de Operaciones que, obedeciendo órdenes del Gobierno fernandino, marchó a sitiar a los liberales que se habían amotinado en la Isla de León (término del actual municipio de San Fernando, provincia de Cádiz), ante la imposibilidad de dirigirse hacia la capital gaditana. Serradilla, en enero y febrero, se distinguió en varias acciones. En primer lugar, hallándose en la venta nueva de avanzada con veinte hombres, sostuvo el ataque que hicieron dos compañías de insurrectos liberales que acababan de desembarcar en la Isla, las cuales logró rechazar hasta el Puente de Zuazo. El buen comportamiento mostrado por Serradilla en esta acción fue reconocido por el General en Jefe al frente de su Brigada, quien le dio las gracias personalmente. Además, el militar placentino también se encontró en la defensa del Puente Nuevo, en el ataque sobre las posiciones liberales en las trincaduras, en la defensa de la Batería Colorada y en el reconocimiento del castillo de Sancti Petri, baluarte defensivo que se halla en el término del ya citado núcleo de San Fernando. En marzo, la situación cambió drásticamente ya que Fernando VII se YLRREOLJDGRDGLULJLUDSULQFLSLRVGHHVWHPHVXQPDQL¿HVWRDODQDFLyQHQ 58

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el que juraba la Constitución y hacía suya la máxima “marchemos francamente, y Yo el primero, por la senda Constitucional”. Fue a partir de este momento cuando dio comienzo el Trienio Liberal o Constitucional, el cual se extendió hasta 1823, año en el que se produjo la entrada en España de los Cien Mil Hijos de San Luis al mando de don Luis Antonio de Borbón, Duque de Angulema, y, de nuevo, Fernando VII volvió a ser entronizado con plenos poderes. Habiendo acatado Fernando VII la Constitución de 1812, se levantó el sitio sobre los liberales que se habían sublevado en diferentes puntos de la costa andaluza, se disolvió el Ejército en el que estaba enrolado Serradilla y el militar placentino, en aquel mismo mes de marzo, regresó a Plasencia, su ciudad natal. 'HVGHPDU]RGHKDVWD¿QDOHVGHODxRGH6HUUDGLOODSHUPDneció en Plasencia y en otros puntos de la geografía extremeña. En un contexto nacional, a lo largo de estos tres años, la situación política de España estuvo caracterizada por grandes dosis de inestabilidad y su sociedad se dividió en dos grandes bandos. Por una parte, los anticonstitucionaOHVFRQWUDUUHYROXFLRQDULRVRUHDOLVWDV±FDOL¿FDGRVGHVSHFWLYDPHQWHFRPR “serviles” por los liberales-, quienes no tardaron en manifestar su descontento con el nuevo statu quo constitucional y muy pronto, en algunos casos actuando en connivencia con el propio Rey Fernando VII, se mostraron dispuestos a coger las armas para acabar con esta nueva situación. Por otra parte se encontraban los liberales –denominados despectivamente como “negros” por los realistas-, y en su seno se produjeron divergencias entre moderados y exaltados, que constituyeron otro elemento más de desestabilización de la frágil situación político-social de aquellos años. Centrándonos exclusivamente en el caso de los realistas o contrarrevolucionarios, una vez jurada la Constitución por el Rey, no tardaron en SODQL¿FDU ORV SULPHURV HQVD\RV FRQVSLUDWLYRV SDUD YROYHU D OD VLWXDFLyQ previa a marzo de 1820. Desde un primer momento estuvieron dispuestos a tomar las armas y así lo hicieron, pues en el otoño de 1820 comenzaron a brotar las primeras intentonas de los realistas y aparecieron partidas de guerrilleros en diferentes puntos de España. Extremadura no fue ajena a este fenómeno y los realistas muy pronto comenzaron a mostrar su desacuerdo con la nueva situación política que se había instalado en España, 59

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levantando partidas guerrilleras para hacer frente a los liberales3. Volviendo a nuestro protagonista, apuntar que Serradilla fue uno de los muchos militares que no vieron con buenos ojos el restablecimiento de la Constitución y, por ello, comenzó a trabajar para los intereses de Fernando VII. Desde su llegada a Plasencia en marzo de 1820, a muy seguro que entabló una estrecha relación con otros destacados realistas de la Ciudad y su comarca como eran don Gregorio Eugenio Morales Herrero –los heFKRV SRVWHULRUHV TXH QDUUDPRV DVt OR FRQ¿UPDQ GRQ 0DULDQR &HIHULQR del Pozo (el afamado “Boquique”) o don Santiago Sánchez de León, quien con el paso de los años se convertiría en uno de los más importantes guerrilleros carlistas del norte extremeño. Así, en esta encrucijada histórica, Serradilla se posicionó del lado del bando realista, no aceptó la Constitución y se destacó por su adhesión a la persona de Fernando VII. De este modo, en mayo de 1823 –una vez habían entrado en España los Cien Mil Hijos de San Luis- fue nombrado Comandante accidental del Regimiento 3URYLQFLDOGH3ODVHQFLDSRUOD5HJHQFLD±yUJDQRGHJRELHUQRFUHDGRD¿Q de reestablecer a Fernando VII en el Trono con poderes absolutos-. Tras este nombramiento, Serradilla, mandando a 400 hombres, se puso a las órdenes del Capitán General de Extremadura, cargo que por aquel entonces UHFDtDHQODSHUVRQDGHO&RQGHGH3HQQH9LOOHPXU+DVWD¿QDOHVGH participó en diversas operaciones, mencionando nosotros aquí su destacada contribución en la defensa de la Ciudad de Plasencia ante el ataque que don Juan Martín Díaz, el “Empecinado”, llevó a cabo sobre la misma el 10 de septiembre del citado año4. Según la narración de esta jornada realizada por el destacado militar don Gregorio Eugenio Morales, a la sazón Comandante de Armas de la Ciudad, un grupo de vecinos y de soldados distribuidos en guerrillas –que se encontraban bajo las órdenes de Serradilla-, “hicieron mudar de posición al enemigo” y lo desplazaron hacia el puente de San Lázaro, mientras que desde la muralla placentina se abría fuego sobre los liberales5. Pero ahí no quedó la contribución de Serradilla en esta 3 3DUDFRQRFHUHQPD\RUSURIXQGLGDGHVWHFRQÀLFWRHQWUHUHDOLVWDV\OLEHUDOHVHQ([WUHPDGXUDUHVXOWDLPSUHVFLQGLEOHODFRQVXOWD de la detallada monografía de FLORES DEL MANZANO, Fernando, /DFRQWUDUUHYROXFLyQUHDOLVWDHQ([WUHPDGXUDBadajoz, Universitas Editorial, 2002. 4 Un episodio que se narra con todo tipo de detalles en la anterior obra ya señalada de FLORES DEL MANZANO, Fernando, /DFRQWUDUUHYROXFLyQUHDOLVWD«2SFLW pp. 101-104. 5 'LDULRGH0DGULG 17/09/1823.

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acción concreta, sino que, una vez frustrada la tentativa del Empecinado de tomar Plasencia, “lo rechazó y persiguió hasta Castilla”6. Fuera ya de peligro Plasencia y gran parte del territorio nacional debido a los progresos conjuntos de los Cien Mil Hijos de San Luis y de las troSDVUHDOLVWDVIUHQWHDODVFDGDYH]PiVLQH¿FDFHVIXHU]DVOLEHUDOHVHOGH octubre, desde el Puerto de Santa María, Fernando VII extendía un decreto por los que declaraba “nulos y de ningún valor todos los actos del gobierno llamado constitucional […] que ha dominado á mis pueblos desde el día 7 de marzo hasta hoy día 1 de octubre de 1823”7. Comenzaba así, de nuevo, a deshacer por completo la obra realizada por los liberales y daba comienzo la etapa conocida como la Década Ominosa (1823-1833). A lo largo de estos diez años hasta su fallecimiento en septiembre de 1833, el Rey Fernando VII, además de poner en marcha un proceso represivo que se diseñó y ejecutó desde las instituciones contra los liberales, premió a muchos de los que le habían ayudado a recuperar el poder absoluto, no sometido a la Constitución. Don Antonio Jesús de Serradilla fue uno de esos premiados, y desde 1823 hasta los albores de la Primera *XHUUDFDUOLVWDVXFDUUHUDFRPRPLOLWDUFRQRFLyGLIHUHQWHV\VLJQL¿FDWLYRV ascensos profesionales así como diversos logros personales. Así, al poco GH¿QDOL]DUODHItPHUDH[SHULHQFLDGHO7ULHQLR/LEHUDO\\DFRQ)HUQDQGR VII contando de nuevo con plenos poderes, el 30 de noviembre de 1823 Serradilla fue ascendido al grado de Teniente debido a su destacada acción en la campaña realista contra los liberales y por su actuación en la defensa de la Ciudad de Plasencia que líneas atrás hemos mencionado. En 1824, desempeñó diferentes servicios y, como sucedió con otros tantos militares que habían militado en el bando realista durante Trienio, fue destinado a combatir a los bandoleros, salteadores de caminos, etc., que tanto abundaban en aquella época en grandes espacios del sur peninsular. En este sentido, su acción más destacada fue la captura del facineroso Rivariego8 junto a varios de sus cómplices y la aprehensión de los efectos que habían 6

Archivo General Militar de Segovia [en adelante AGMS], Sección 1ª, Leg. S-2934. Hoja de servicios de don Antonio Jesús de Serradilla y Alcázar. 7 MARTIN DE BALMASEDA, Fermín, 'HFUHWRV\UHVROXFLRQHVGHOD-XQWD3URYLVLRQDO5HJHQFLDGHO5HLQR\ORVH[SHGLGRV SRU6X0DJHVWDGGHVGHTXHIXHOLEUHGHOWLUiQLFRSRGHUUHYROXFLRQDULRFRPSUHQVLYRDODxRGH Madrid, Imprenta Real, 1824, T. VII, p. 149. 8 /DPHQWDEOHPHQWHODKRMDGHVHUYLFLRVGHOPLOLWDUSODFHQWLQRQRHVSHFL¿FDHOOXJDUHQHOTXHOOHYyDFDERHVWDFDSWXUD

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robado, lo que tuvo lugar a principios del mes de mayo. Este hecho tuvo como consecuencia un nuevo ascenso dentro de la jerarquía militar, pues sobre Serradilla recayó el cargo de Capitán el 15 de mayo de 1824. En el segundo semestre de este año quedó de guarnición en Ciudad-Real y en Madrid. Ya durante 1825 y 1826, fue destinado a Almería, donde permaneció estos dos años. Finalmente, y antes de pasar a abordar la adhesión al bando carlista del placentino Serradilla, hemos de mencionar que en 1827 se encargó tempoUDOPHQWHGHOD$FDGHPLDGHR¿FLDOHVGH7ROHGRIRUPySDUWHGHO(MpUFLWR del Tajo y, lo que consideramos más importante, el 30 de abril del mismo año ingresó en el 2º Regimiento de la Guardia Real de Infantería en calidad de Teniente, lo que constituyó otro paso adelante en su carrera militar. Como miembro del prestigioso cuerpo de la Guardia Real de Infantería, estuvo de guarnición desde 1827 hasta 1833 –ya lejos de su tierra natal- en diferentes puntos de España tales como Barcelona, Madrid o Tarragona. Y en este último punto se hallaba en enero de 1833 cuando el destino de SeUUDGLOODFDPELySRUFRPSOHWRLQÀX\HQGRHQVXSRVWHULRUWUD\HFWRULDWDQWR vital como profesional. Dicho todo lo anterior, pasamos ahora a detenernos en la destacada importancia del militar placentino en los años de la Primera Guerra carlista y en su abnegada entrega a la causa de don Carlos. 3. Serradilla durante la Primera Guerra carlista: su ferviente adheVLyQDOFDUOLVPR\VXLPSRUWDQFLDFRPRKRPEUHGHFRQ¿DQ]DGHGRQ Carlos 6LELHQOD3ULPHUD*XHUUDFDUOLVWD QRVHLQLFLyR¿FLDOPHQWH hasta octubre de 1833, debemos arrancar esta narración con lo que sucedió a partir de octubre de 1832, pues lo que tuvo lugar en este año previo al HVWDOOLGRGHOFRQÀLFWRFLYLOHQJUDQPRGRFRQGLFLRQyHOGHVDUUROORSRVterior del mismo. Y, es que, la situación que se instaló en octubre vino determinada por los sucesos acaecidos en la residencia real segoviana de La Granja, donde se produjeron una serie intrigas palaciegas en el verano de 1832 entre los partidarios de don Carlos y los de la sucesión femenina. Los primeros, aumentando sus presiones e incluso advirtiendo al enfermo 62

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Rey Fernando VII de la guerra civil que estallaría en el caso de acceder a la corona una fémina, hicieron revocar la Pragmática Sanción de marzo de 1830 que dejaba fuera del Trono a Carlos María Isidro. Así, el Infante volvía a ser el heredero a la corona, pero su gozo apenas duró unos días, ya que los partidarios de la sucesión femenina se hicieron de nuevo con el control, con una bofetada de por medio por parte de la infanta Luisa Carlota a Calomarde, y la niña Isabel, con ni tan siquiera dos años de edad, volvía a ser la heredera del Trono. Debido a estos estrambóticos sucesos, a primeros de octubre de 1832, se cesó al Gobierno liderado por el conde de la Alcudia, dando lugar al establecimiento del encabezado por Francisco Zea Bermúdez, ejecutivo desde el cual, actuando en todo momento atendiendo a los intereses de María Cristina y con el ya moribundo Fernando VII, se estableció una auténtica dictadura policiaco-militar para atajar y contrarrestar “las tramas organizadas por los carlistas para actuar tan pronto como se produjera la muerte del Rey”9$VtDXQTXHSDUH]FDXQDD¿UPDFLyQDWUHYLGDDVLPSOH vista, a todas luces se ajusta a la realidad histórica, ya que desde octubre de 1832 hasta octubre de 1833 desde el Gobierno se ordenaron destituciones PDVLYDVFRQ¿QDPLHQWRVGHSHUVRQDVWLOGDGDVGHFDUOLVWDVRVHSDUDFLRQHV GHO(MpUFLWR³DXQJUDQQ~PHURGHR¿FLDOHVSRUVXVRSLQLRQHVSROtWLFDV\ sin tener en cuenta sus méritos, su antigüedad, su posición social y su temperamento”10HWF