Culto a Hathor durante el Reino Antiguo: el baile de los espejos.

May 21, 2017 | Autor: Aroa Velasco Pirez | Categoría: Ancient Egyptian Religion, Egiptology, Egiptologia, Arte Egipcio
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Descripción

Congreso Internacional: “LA VISIÓN ESPECULAR: EL ESPEJO COMO TEMA Y COMO SÍMBOLO”

CULTO A HATHOR DURANTE EL REINO ANTIGUO: EL BAILE DE LOS ESPEJOS AROA VELASCO PÍREZ UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MADRID

EL ESPEJO COMO ELEMENTO HATHÓRICO

LA DIOSA HATHOR Y LOS ESPEJOS

Los registros arqueológicos nos hablan de la presencia de espejos en el Antiguo Egipto desde el Reino Antiguo. El espejo egipcio estaba formado por un disco plano, normalmente de bronce pulido o cobre; la parte más relevante y elaborada era el asa, que podía tomar distintas formas simbólicas como papiros o la cara de una diosa bovina.

Hathor es una de las diosas más importantes y complejas del panteón egipcio, con muy diversas asociaciones y formas. Una de las más conocidas es su representación como vaca, entre cuyos cuernos tenemos el disco solar, muy relacionado con el espejo. Es una diosa vinculada al mundo femenino, siendo la encarnación de la excitación sexual necesaria para la creación, y asociada más con el aspecto maternal biológico que con el sociológico.

Las representaciones y los hallazgos que tenemos del espejo nos hablan de un propósito funerario y religioso, además de su obvia función práctica como objeto de aseo reservado a la mujer (no únicamente). Dichas representaciones nos muestran la manufactura de su elaboración, y su presentación como ofrenda a los difuntos, además de una danza ritual; mientras, en los enterramientos suelen aparecer cerca de la cabeza.

También es la diosa de la danza y la música, así como la “Señora de Occidente”, de la necrópolis y del reino de los muertos, siendo vista como una fuente de renacimiento y regeneración del fallecido. Como podemos apreciar, el espejo es un elemento asociado a la diosa en todos sus aspectos. Además, Hathor es la hija del dios sol Re, su poderoso ojo que protege a Egipto. El culto a ambos dioses estaba bien establecido cuando los espejos se volvieron populares en el Reino Antiguo, momento en el cual tenemos constatada la danza de los espejos.

Por otro lado, su pulido disco tenía reminiscencias del disco solar situado entre los cuernos de la diosa en su forma bovina, Hathor, diosa consorte del dios sol. El espejo al reflejar la imagen, sería comparado con los poderes vivificantes del disco solar. Por último, cabe destacar el propio término egipcio para referirse a espejo, que es anx , homónimo de “vida”, que se relaciona con el bienestar y la fertilidad.

Esta relación se puede apreciar no solo en el propio disco, sino sobre todo en los mangos de los espejos, muchas veces realizados con la forma del tallo y umbela del papiro, uno de los atributos de la diosa. La conexión con Hathor puede ser más explícita al presentar la cara misma de la diosa con las orejas de vaca, o con una joven bailarina desnuda.

EL BAILE DE LOS ESPEJOS El baile de los espejos se encuentra únicamente en dos tumbas del Reino Antiguo: la de Mereruka (VI Dinastía) y la de Unis-anj (finales V Dinastía y comienzos de la VI). Vamos a estudiar esta danza a través de la tumba de Mereruka, conservada en su totalidad. La escena que tratamos se encuentra en el registro norte de la cámara 13A, sobre la puerta que conduce a las habitaciones interiores. Rodeando a nuestra escena de danza, tenemos representaciones lúdicas (con juegos como “llevar el prisionero”, “agarrar los pies” protagonizado por niños, en el registro superior; o el de “girar, dar vueltas” con chicas), cuyo significado dentro de las tumbas aún se nos escapa. Además, en esta tumba podemos ver numerosas escenas de danza, en donde las bailarinas aparecen representadas como las nuestras. En esta danza podemos ver cuatro chicas jóvenes con unos vestidos largos (salvo una muchacha que está desnuda) y collares; las bailarinas están enfrentadas por parejas, siendo la escena central la más relevante, en donde dos de ellas parece que entrechocan los bastones con forma de antebrazo delante de un espejo. Las bailarinas, mientras avanzan y retroceden entrechocando los bastones frente a los espejos, entonarían lo siguiente:

Irry n iwf n iwf Hnwt Dd=s rn nfr n Hm(t) Hwt-Hr “Aquello que es creado a través de la carne contra la carne de la señora, que ella diga el hermoso nombre de la Señora Hathor” El espejo que llevan las bailarinas tiene un mango papiriforme, como ya hemos visto asociado con la diosa Hathor. Por otro lado, vemos que tres de ellas portan unos bastones, que son los que entrechocan, que simbolizan la Mano de Atum, un elemento del mito de creación heliopolitano, vinculado a la diosa Hathor y que refleja el aspecto femenino de la creación. Por su parte las bailarinas de nuestra danza portan una trenza lastrada, también asociada a nuestra diosa, a quien se la conoce como “la de la trenza”. Dicha trenza está formada por la trenza en sí, y por un peso o lastre en la base de cerámica o de metal de forma redondeada Se cree que albergaría en su interior corpúsculos que, al moverse, producían el efecto de un sonajero dotado de poder apotropaico, recordando el sonido cadencioso del sistro, otro instrumento consagrado a Hathor, cuyo fin es proteger el ka del difunto. Las danzas que han llegado hasta nosotros a través de la iconografía pertenecen todas al culto funerario, pues los antiguos egipcios fundían el canto y la danza en un solo arte repleto de simbolismos astronómicos y teológicos relacionados con el ritual, pero sobre todo con el ritmo que es que el que imprime su valor universal. Estos bailes rituales, que desde su origen estuvieron repletos de simbolismos, cumplían varias funciones dentro de la simbología egipcia. Algunas de sus funciones era complacer y honrar a la diosa Hathor, quien como divinidad solar encarnaba al Ojo del Sol, a quien solo se podía aplacar con música y danzas cuando se enojaba. Mientras, en su matiz funerario, era la “Señora de Occidente” quien debía acoger el ka del difunto al anochecer, facilitando el tránsito del fallecido al más allá. Por otro lado, la acción de reflejar los bastones (que son la Mano de Atum) en el espejo (que refleja la radiación del dios solar Re o Atum) en este baile, puede ser interpretado como una temprana alusión al rol de Hathor como mano de Atum en la teología Heliopolitana.

BIBLIOGRAFÍA -Hickmann, H., (1956) “La danse aux mirorirs” en Bulletin de l´Institut d´Égypte, XXXVII, Le Caire, pp. 151-190. -Kinney, L., (2008) Dance, dancers and the performance cohort in the Old Kingdom, Oxford. -Pérez Arroyo, R., (2001) La música en la era de las pirámides, Madrid. -Roberts, A., (2000) My heart my mother. Death and rebirth in A ncient Egypt, Wiltshire. -Van Lepp, J., (1989) “The role of dance in funerary ritual in the Old Kingdom”, BSAK 3, 385-394.

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