Cueva de Hornos de la Peña (San Felices de Buelna, Cantabria)

June 14, 2017 | Autor: D. Garrido Pimentel | Categoría: Palaeolithic Archaeology, Cantabrian Region
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Descripción

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Los cazadores recolectores del Pleistoceno y del Holoceno en Iberia y el Estrecho de Gibraltar: estado actual del conocimiento del registro arqueológico

Marcos García-Diez*, Daniel Garrido Pimentel**

Cueva de Hornos de la Peña (San Felices de Buelna, Cantabria)

En 1903 Alcalde del Río descubre los grabados de Hornos de La Peña. Entre 1909 y 1910 Obermaier y Bouyssonie excavan el vestíbulo y documentan ocupaciones del Musteriense, Auriñaciense, Solutrense, Magdaleniense y Neolítico. Entre 1971 y 1973 el conjunto rupestre es revisado por Ucko. La cueva presenta un recorrido lineal de unos 100 m. Su boca está orientada al sur. El vestíbulo es de grandes dimensiones y continua por un estrecho y bajo corredor de 21 m que conduce a la primera sala. Tras ésta se transcurre por una zona de techo bajo para alcanzar la Sala del Uro, de mayores dimensiones que se ramifica en 2 galerías. La primera, a la izquierda, con un recorrido elevado al ser necesario ascender por una colada unos 15 m. La segunda, a la derecha, conduce a la Sala de las Tres Columnas que comunica con otro sector de menores dimensiones por medio de 2 gateras en forma de girola. Al transitar por una u otra se alcanza una sala de reducidas dimensiones, donde comienzan a sucederse los grabados. Por un estrecho corredor se llega a la última sala, amplia y de altura media, donde se encuentra la mayor concentración de grabados figurativos. En esta cavidad hay un predominio casi exclusivo de grabados, aunque se ha reconocido un caballo en negro. En el vestíbulo, y a plena luz del día, se trazaron, en surco ancho y profundo, un caballo, un bisonte acéfalo y varias ciervas. En el interior de la cueva la primera imagen, un uro a trazo digital, otorga su denominación a la Sala del Uro, antes de que la cueva se ramifique en dos. Si se transita por la galería de la izquierda y se asciende por la colada, se llega a una pequeña estancia donde se han representado varios grabados, destacando 1 uro, 2 cabras y 1 caballo. Unos metros más adelante y en la pared de la derecha el único dibujo en negro, un caballo. De nuevo en la Sala del Uro y accediendo por la galería de la derecha se llega a la Sala de las Tres Columnas. Entre las 2 gateras un ciervo completo

con detalles dirige su mirada hacia la gatera de la izquierda, en la que destacan 1 cabra y 2 caballos grabados. A partir de aquí el número de grabados es mayor, una constante según se avanza. A la izquierda 1 caballo grabado que destaca por su movimiento y detalle. A la derecha y en el techo 1 ciervo o reno con grandes cornamentas. Frente a ambas figuras múltiples grabados aparentemente inconexos, algunos a trazo digital. Bajo éstos y aprovechando una concavidad una serie lineal. A poca distancia y antes de adentrarse en el estrecho corredor que conduce a la sala final una posible figura de alce. A continuación y en el lateral derecho del corredor otra pequeña hornacina con grabados, destacando una cuerna de cérvido, la cabeza de una cabra y un uro. Por encima un bisonte con los cuernos en perspectiva torcida y con la lengua fuera en actitud jadeante; además el contorno superior se completa con la roca. A 1,5 m, donde el corredor adquiere su mínima anchura y justo antes de acceder a la sala final, un bisonte completo. En la sala final se documentan 2 conjuntos diferenciados en estilo, técnica y ubicación. A la derecha destaca una pequeña cabra digital, y una hornacina grabada interiormente con un instrumento dentado formando meandriformes. A la izquierda, justo antes de una colada de escasa pendiente que conduce hasta un pequeño divertículo, un segundo conjunto de grabados. Se identifican 2 caballos completos. El de abajo parece salir de la roca, al aparecer en un segundo plano con el contorno delimitado por un desconchado de la roca. Entre ambos équidos se grabó la cabeza de una cierva. Completa el conjunto un serpentiforme. A la derecha y en una pequeña marmita del techo otro caballo completo. Por encima del panel descrito y en el techo, vuelven a repetirse las asociaciones entre oquedades naturales y motivos. Del interior de una chimenea surgen trazos digitales. Un poco más adelante y en el

* Dpto. Geografía, Prehistoria y Arqueología, Universidad del País Vasco. c/ Tomás y Valiente s/n, 01006 Vitoria (España). [email protected] ** Cuevas Prehistóricas de Cantabria, Sociedad Regional de Educación, Cultura y Deporte, Gobierno de Cantabria. Cuevas de Monte Castillo, 39670 Puente Viesgo (Cantabria). [email protected]

arte paleolítico en el norte de españa

techo un caballo de grandes proporciones, con detalle del pelo de la crin y sus extremidades asociadas a una calcificación que aparenta el suelo. Otro caballo completo a la derecha muestra un estilo geométrico. Por último un bisonte incompleto. En el techo del divertículo final un animal acéfalo indeterminado posible bóvido, un reticulado y la cabeza de un caballo. Aquí se encuentra un antropomorfo (Fig. 1): su brazo erguido y la mano estirada inducen a una posición orante, y rasgos como la cola o el contorno de la cara le dotan de un carácter animal. Parece un chamán. Este divertículo se extiende apenas 3 m por una estrecha gatera con un bisonte completo, con detalles y naturalista. En Hornos de la Peña destacan las representaciones de bisontes y caballos, en ocasiones de gran realismo y detalle anatómico. Se grabó una de las pocas representaciones humanas mixtas (rasgos de animal y humano) del arte paleolítico peninsular; es una figura localizada en la parte más interior y reservada de la cueva, un espacio escondido y restringido. Los grabados exteriores muestran caracteres que corresponden a un momento antiguo, cuando menos de 22.000 años. Por el contrario, la mayor parte de los grabados interiores presentan caracteres estilísticos y formales atribuibles a un momento más reciente, en torno a los 15.500-13.000 años, en pleno magdaleniense.

Marcos García-Diez *, Daniel Garrido Pimentel **

Cueva de Chufín (Riclones, Cantabria)

Se sitúa a unos 100 m de la confluencia de río Lamasón con el Nansa. Desde su boca se divisa el entorno de laderas escarpadas que aseguran un hábitat propicio para las cabras. La boca de la cavidad era utilizada como refugio por pastores. Se denominación se debe al Moro Chufín, quien había escondido un tesoro dentro de la cueva. En 1972 de Cos reconoce los grabados exteriores y las pinturas del interior, informando a Almagro Basch, quien inicia el estudio de su conjunto rupestre. *

Figura 1. Antropomorfo de la cueva de Hornos de la Peña (Pedro Saura).

El vestíbulo fue excavado en 1974 por Cabrera y Bernaldo de Quirós. La ocupación más intensa corresponde al Solutrense superior: puntas foliáceas de laurel, de muesca y de base cóncava, raspadores, buriles y hojitas de dorso, y objetos en asta y hueso como puntas de proyectil, espátulas y caninos de ciervo perforados. Estos hallazgos están relacionados con una estructura de habitación circular, una cabaña de 2 m de diámetro asociada a restos de cabra, ciervo, corzo, rebeco y bóvido. Su cercanía a la confluencia

Dpto. Geografía, Prehistoria y Arqueología, Universidad del País Vasco. c/ Tomás y Valiente s/n, 01006 Vitoria (España). [email protected] ** Cuevas Prehistóricas de Cantabria, Sociedad Regional de Educación, Cultura y Deporte, Gobierno de Cantabria. Cuevas de Monte Castillo, 39670 Puente Viesgo (Cantabria). [email protected]

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