“CUERPO Y CORPOREIDAD”1

July 26, 2017 | Autor: J. Cervantes Guzman | Categoría: Filosofía Del Cuerpo
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Descripción

Cervantes Guzmán, José Luis (2015). Cuerpo y corporeidad. Ensayo. México: SEPAL, S.C.

“CUERPO Y CORPOREIDAD”1 Por el Dr. José Luis Cervantes Guzmán. [email protected] La interrogante. Intento dar respuesta a una sola pregunta: ¿cuál es el significado que le asignan al cuerpo Gabriel Marcel y Jean-Paul Sartre? Para la realización de esta tarea, revisaré las nociones más relevantes de cada uno de ellos y al final haré algunos comentarios con un afán crítico e incluiré el aparato crítico que soporta el ensayo. La argumentación. Para Gabriel Marcel,2 el cuerpo es “el dato central que constituye la propia existencia...” Esta concepción sobre lo corporal está implicada en el misterio de ser y por ello en una de las preocupaciones metafísicas más importantes para Marcel. El ser en el hombre implica entonces un misterio: su propia inclusión en los datos sobre los que reflexiona, que proviene de lo más hondo de él y del mundo en el que se encuentra. Esta condición de estar implicado le da un carácter subjetivo y concreto a la vez: estar aquí y ahora. Traducido a la primera persona del singular equivale a decir: Mi cuerpo,... mi yo existo,... porque soy dado en el espacio.3 Esta manifestación existencial cierta, conforma una unidad con la certeza peculiar o conciencia exclamativa del: ¡Sí!, ¡heme aquí!, lo cual queda confirmado cuando dice: “El existente como indubitable se presenta unido a una conciencia exclamativa de sí”.4 El misterio de su cuerpo como su mismo ser, le exige al hombre en primer lugar, reconocerse, saber que está ahí, que es él mismo; y en segundo lugar, tratar de aproximarse a sí mismo por medio de los datos que de ello se desprenden. A esta acción le llama Gabriel Marcel recogimiento.5 1

Ensayo escrito en México, D.F. en 1999 con el nombre de “Significado existencialista del cuerpo”. Según Gutiérrez Saenz, Raúl. Nace en Francia en 1889 y muere en 1973, fue un filósofo existencialista, aunque él se ubicaba más en el socratismo cristiano. Sus principales obras filosóficas fueron: Diario metafísico, Ser y tener, El misterio del ser y Prolegómenos para una metafísica de la esperanza. Ateo primero y convertido después al catolicismo (1929), fue dramaturgo, músico y crítico literario, percibió nuestro mundo “roto”, en trance de crisis, en ruptura entre el hombre moderno y el mundo moderno, que más que verse como un problema, debe verse como un misterio, es decir que si fuera problema tendría que resolverse por la razón y lo que se necesita, por eso esa crisis, debe verse como algo que forma parte de los más profundo del hombre y su mundo. En Xirau, Ramón (1980: 403). Introducción a la historia de la filosofía. México: UNAM. 3 Aisenson Kogan, Aída (1991: 19). Cuerpo y persona, filosofía y psicología del cuerpo vivido. México: FCE. 4 Idem. A su vez tomado de El misterio del ser, pp. 94-110. 5 Gutiérrez Saenz, Raúl (1981:198). Historia de las corrientes filosóficas. México: Esfinge. 2

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Cervantes Guzmán, José Luis (2015). Cuerpo y corporeidad. Ensayo. México: SEPAL, S.C.

El filósofo francés incursiona también en el tener y el ser. En ello, el cuerpo como dato central de la metafísica6, no es una posesión del hombre, que marque una distancia entre él como poseedor y la cosa misma (cuerpo), sino que vive una categoría superior a la de tener un objeto externo. Esta es su ser corporal, su estar encarnado, su corporeidad misma, que nace de su participación en el mundo. El hombre es su cuerpo, es su conciencia exclamativa, es una unidad existencial.7 Esta existencia personal desde la cual reflexiona, capta y se comunica con los demás en un quehacer constante, pero nunca llega a ser exhaustiva; es decir, que no llega a ser plena, lo cual genera en él un sentimiento de humildad ontológica. La existencia personal no se da de manera aislada, se da como co-existencia, que para Marcel es el auténtico ser y dice: “existir es coexistir” 8, mi cuerpo y el cuerpo de otros conviven subjetivamente, constituyen un ‘nosotros’, que viven en comunidad como personas unidas, pero cada una en su ser, cada una encarnada en un concreción existencial. Esta convivencia de mi ser corporal con el ser existencial de los otros, encierra la explicación de la Filosofía de la Esperanza de Gabriel Marcel, en la que expresa el no-egoísmo y la humildad, que según entiendo, plasma en la siguiente frase: “yo espero en ti, para nosotros”9 La Filosofía de la Esperanza es la expresión constante del ser humano presente, es la forma de pasar de la existencia personal a la co-existencia humana y a la trascendencia del misterio del ser. Una filosofía de la corporeidad sería un expresarse con el cuerpo, pasando de la encarnación personal a la co-existencia corporal. Para Jean-Paul Sartre10, el cuerpo es la “facticidad de la conciencia”; ésta se trasciende debido al cuerpo, es decir que se incorpora y contiene. El cuerpo tiene tres planos de existencia: el en-sí, el para-sí y el para-otro. 6

Para explicitar se cita que “entre los datos que se me dan y se presentan a la intuición, el primero es el de mi cuerpo no como un dato del mundo exterior sino como pertenencia, como lo que tengo. Si considero mi cuerpo objetivamente - desde el punto de vista de las ciencias biológicas, por ejemplo- deja de ser mi cuerpo para convertirse en un objeto. Tan sólo cuando intuitivamente, vitalmente lo experimento, el cuerpo es verdaderamente mi cuerpo. Su naturaleza íntima es un misterio.” Xirau, op. cit. p. 403. 7 Para Marcel, “son tres los datos inmediatos de mi existencia subjetiva como persona: la existencia; la conciencia de sí mismo como existente; la conciencia de sí como ligada a un cuerpo.” Idem. 8 Ibid, p. 200. 9 Ibid., p. 201. 10 Filósofo francés que nació en París en 1905 y murió en 1980. Vive las dos Guerras Mundiales, de ahí su posible inclinación por el existencialismo y por la influencia de Husserl y Heidegger. Sus principales obras fueron: La imaginación, En torno a una teoría de las emociones, La psicología de la imaginación y El ser y la nada, considerada esta última una de sus principales obras filosóficas. Su postura ante la religión es atea, desde donde trata temas como la libertad, la angustia, el amoralismo, etc. 2

Cervantes Guzmán, José Luis (2015). Cuerpo y corporeidad. Ensayo. México: SEPAL, S.C.

El en-sí o ser-en-sí es el ser-en-el-mundo; el objeto, el inconsciente, el cuerpo biológico, material, principio de identidad y primer plano de existencia. El parasí o ser-para-sí es la nada, el sujeto indeterminado, lo típicamente humano, al que no se le puede aplicar el principio de identidad, “es el gusano que roe al interior de una manzana”11 Es la conciencia subjetiva y por tanto el segundo plano de la existencia. Entre el cuerpo y la conciencia, primero y segundo planos de la existencia del ser hay oposición. Esta situación, hace al hombre trascender, hacerse tal, porque si se quedara en el puro cuerpo, no sería hombre y si permaneciera en la sola conciencia, no existiría, sería nada. La síntesis del en-sí y del para-sí, se logra (o intenta) por medio de planes que al realizarse le dan al hombre su carácter de facticidad, de individualidad. Tal logro es factible si el ser humano cuenta con una condición existencial: la libertad, con la cual pueda forjar su esencia humana o si se prefiere su autobiografía, que por supuesto no es única ni universal, sino singular y diversa. Esto fundamenta la tesis de la existencia, que dice así: “la existencia precede y es superior a la esencia”12 El proyecto de vida humana para ser realizado, requiere de la síntesis del cuerpo y la conciencia en un acto de libertad, ser y de existencia; la elección, con la cual el hombre fabrica su propia historia y en ella su biografía corporal, es la condición fundamental de la propia esencia corporal o corporeidad, la cual es autodeterminada, ilimitada, autónoma, creada por la situación de vivir. Si el “hombre está condenado a ser libre”13 su corporeidad personal y única también padece el peso de la responsabilidad de vivir la libertad, de la existencia auténtica: vive la angustia. Cuando el hombre se evade de la auténtica existencia (libre, responsable y angustiada), lo hace también de su corporeidad y se refugia en valores y reglas hechas: técnicas corporales utilitarias, rendimiento corporal eficiente, cuidados alienados del cuerpo, formas suntuosas de vestir el cuerpo, usos sociales y alienantes del cuerpo, etc., su existencia es entonces inauténtica. No obstante, el hombre, no acepta la vida aislada; su existencia aunque conflictiva y angustiosa, es la base de las relaciones humanas y en ello se finca el tercer plano de la corporeidad. El ser-ahí-para-otro.

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Gutiérrez, op. cit. p. 209. Ibid. p. 210. 13 La libertad entendida como “el fundamento de la esencia que el hombre se va fraguando”. Ibid. p. 210. 12

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Repasando los tres planos del ser, cabe citar al propio Sartre: “Existo mi cuerpo: tal es su primera dimensión de ser. Mi cuerpo es utilizado y conocido por el prójimo: tal es su segunda dimensión. Pero, en tanto que soy para otro, el otro se me devela como el sujeto para el cual soy objeto”.14 Este resumen de los tres planos de la misma corporeidad como ser, conduce a redimensionar y resignificar al cuerpo, su corporalidad y su corporeidad. Respecto al cuerpo para-otro, que se complementa como el para-sí y se refiere a la manera como mi cuerpo se le aparece al otro y el otro se aparece ante mí por conducto de su cuerpo. Así mi cuerpo-para-otro; y el cuerpo del otro-espara-otro, (para mí), establecen una estructura jerárquica, que antepone al para-mí en primer plano y para el otro en segundo. Al respecto Sartre dice: “la aparición del cuerpo ajeno no es, pues, el encuentro primero, sino, al contrario, un mero episodio de mis relaciones con el prójimo y, más especialmente, de lo que hemos denominado la objetivación del otro; o si se quiere, el prójimo existe para mí primeramente y lo capto en su cuerpo después; el cuerpo ajeno es para mí estructura secundaria”.15 Este tercer plano que enfatiza la facticidad del hombre y su existencia, hace la subjetividad, la manifestación de su libertad, en tanto plenitud; pero también su evasión, en tanto apego a valores y normas hechas desde la situación de vida humana. Comentarios finales. El contraste entre las dos posturas, parte en un primer momento de los rasgos comunes entre los existencialismos: un compromiso con lo fenomenológico como método y su rechazo al positivismo en sus diferentes vertientes.16 En un segundo momento, centran su estudio en la existencia concreta del hombre, producto de la crisis de fines del siglo XIX y del siglo XX. En un tercer momento, intentan superar el idealismo cartesiano prevaleciente en el ámbito filosófico y científico y la escisión sujeto-objeto. En un cuarto momento, el estudio del hombre, parte de la vivencia existencial, del acto, de la facticidad, de la participación en el mundo, por medio de la cual se revela como ser humano, como ser en crisis: angustiado y nauseabundo. Esto da un giro a la propia filosofía, porque no parte de lo racional o intelectual, sino de la vivencia, de la esperanza, de una forma de irracionalidad, es decir de una libertad de ser. 14

Sartre, Jean-Paul. El ser y la nada. Argentina: Posada, 1998, p. 442. Ibid, p. 428 16 Aróstegui, Antonio. Esquemas para una historia de la filosofía occidental. Madrid: Marsiega, 1978, p.841. 15

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Cervantes Guzmán, José Luis (2015). Cuerpo y corporeidad. Ensayo. México: SEPAL, S.C.

En cuanto al cuerpo y su significado, se destaca lo siguiente: Es exaltado como parte del ser y la existencia, aunque para Marcel, forma parte del misterio del ser y con ello, del misterio de Dios; en contraposición con Sartre, para quien es facticidad misma, concreción, participación, que se busca a sí mismo, no a Dios. En ambos casos el cuerpo es privilegiado. El cuerpo y la conciencia no son entidades separadas, sino unidas o sintetizadas en una misma existencia jerarquizada. En Sartre, por ejemplo, son los tres planos o dimensiones del ser y del cuerpo, que enfatizan el papel de la corporeidad como síntesis del en-sí-para-sí-para-el-otro. En tanto que Marcel, sostiene la existencia real como ser y no como tener y en dado caso, es un tenerse. Los dos filósofos apoyan un tipo de individualismo y a la par, una forma de convivencia, lo cual ha sido criticado por tendencias socio-históricas como el materialismo dialéctico e histórico. El cuerpo y la corporeidad son manifestaciones del ser existencial; su estar aquí y ahora, pareciera que suprime la historia social, que en parte así es, pues se foco se inclina hacia la historia individual y diversa (biografía). El cuerpo es para Marcel el dato fundamental de su postura ontológica, porque existe en primer término y en Sartre es la facticidad, porque su existencia es anterior a su esencia, o sea, a su (autobiografía). Bibliografía. Aisenson Kogan, Aída (1981). Cuerpo y persona, filosofía y psicología del cuerpo vivido. México: FCE. Aróstegui, Antonio (1978). Esquemas para una historia de la filosofía occidental. Madrid: Marsiega. Gutiérrez Saenz, Raúl (1981). Historia de las doctrinas filosóficas. México: Esfinge. Sartre, Jean-Paul (1998). El ser y la nada. Argentina: Posada. Xirau, Ramón (1980). Introducción a la historia de la filosofía. México: UNAM.

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