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Martes, 31 de enero de 2012 BUSCAR EN RINCONETE
CULTURA Y TRADICIONES
Cuando las aguas presagian desgracias: lagunas y lagos proféticos de aquí y de allá (2) Por José Luis Garrosa Gude
El precedente más antiguo que hemos conseguido localizar del augurio de la balsa de Ayegui se remonta a las guerras de conquista que los romanos mantuvieron contra los etruscos. Tanto Dionisio de Halicarnaso como Tito Livio ya recogieron el prodigio del lago Albano en sus obras sobre la historia de Roma, pero ofrecemos aquí la versión de Julio Obsecuente, un oscuro escritor del siglo IV de nuestra era que la incluyó en un interesantísimo volumen llamado Libro de los prodigios. Como su propio título indica, esta obra es una amplia colección de sucesos extraños y de nacimientos monstruosos que parecen discurrir en paralelo con una serie de acontecimientos cruciales para el pueblo romano. En este caso, el crecimiento del lago Albano presagió la posterior caída de la ciudad etrusca de Veyes: Un lago en el bosque Albano alcanzó una profundidad insólita sin lluvias ni causa alguna que librara de atribuir el fenómeno a un milagro. Después de preguntar al oráculo qué auguraba aquel portento, respondió que soltasen el agua del lago por los campos ya que, de este modo, Veyes, a la que hostigaban en una guerra larga y encarnizada, pasaría a poder del Pueblo Romano. Y, cuando se cumplió aquel mandato, se adueñaron de la ciudad enemiga.
En el ámbito británico, James Murray Mackinlay reunió varios sucesos análogos en su Folklore of Scottish Lochs and Springs, publicado en 1893. Menciona, por ejemplo, el caso de un manantial en Surrey, que surgió, durante el siglo XVII, justo antes de tres acontecimientos clave para Inglaterra como fueron la Restauración, la peste y la Revolución. Señala asimismo el caso de una charca en Devonshire que, aunque seca durante el verano, se llenó en la estación más árida antes de la muerte de un príncipe y permaneció así hasta que esta se verificó. Y, finalmente, cita otro manantial, en Northamptonshire, que se suponía que anunciaba la muerte de algún personaje importante o alguna desgracia para el país cuando se desbordaba. Pero no solo documentamos estos presagios acuáticos en la vieja Europa, sino que también existen llamativos paralelismos en el continente americano. Jesús María Carrizo publicó en 1975 otra variante de este acontecimiento legendario en un libro titulado Salpicón folklórico de Catamarca. Según una leyenda popular, en la cima del Nevado, en Aconquija (un municipio perteneciente a la provincia argentina de Catamarca), hay una niña encantada en una gran laguna. Un toro de astas de oro impide que nadie desencante a la niña de cabellos dorados e incluso el propio cerro evita, con grandes temporales y con tormentas de nieve, la llegada de visitantes. Por si todo ello no bastase en ese clima de magia y ensueño, en la laguna reside otro alarmante peligro: Dicen también que esa laguna está expuesta a desbordar y una vez que se desborde el agua de ella se perderá un Fuerte, que no se sabe si será el de Andalgalá o el Fuerte Quemado de Santa María.
Concluimos nuestro repaso por las tradiciones del Nuevo Mundo con un texto del siglo XVI, un escrito de fray Bernardino de Sahagún, quien enumeró en la Historia general de las cosas de Nueva España las señales y los pronósticos que se observaron en México antes de la llegada de los españoles y de la consiguiente destrucción del imperio azteca. El franciscano leonés describe así uno de ellos: El quinto fue que la laguna de México, sin hazer viento ninguno, se levantó. Parecía que hervía y saltava en alto el agua. Y hízose gran tempestad en la laguna, y las olas batieron en las casas que estavan cerca y derrocaron muchas de ellas. Tuviéronlo por milagro, porque ningún viento corría.
De nuevo un aumento inexplicable e inusual en el nivel de las aguas de un lago sirve como anuncio inexorable de una tragedia nacional. Un fenómeno insólito que, como hemos mostrado en nuestros dos rinconetes, constituye un tópico folclórico que traspasa fronteras cronológicas y culturales y que, aún hoy, mantiene su vigencia y conserva intacto su poder evocador. Ver todos los artículos de «Cuando las aguas presagian desgracias»
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