Cuando la racionalidad económica se encuentra con la racionalidad política: algunos apuntes para comprender la decisión de las empresas telefónicas argentinas de acabar con el internet móvil ilimitado

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Descripción

Nombre: Julián Horvath Institución: Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Sociales Correo electrónico: [email protected] Descripción personal: Mi nombre es Julián Horvath, tengo 25 años y soy oriundo de la ciudad de Bahía Blanca. Desarrollé mis estudios en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, casa de la cual egresé con el título de Licenciado en Ciencia Política. Dentro de mi campo profesional, me motivan distintas áreas de interés como ser las relaciones internacionales, teoría política, integración regional, etcétera. Disfruto mucho del ejercicio de la lectura y escritura relacionado con mis intereses profesionales, identificándome en particular con los aportes del postestructuralismo. Me gustaría desarrollarme laboralmente asesorando a funcionarios públicos y empresarios privados tomadores de decisiones relevantes para la vida y los destinos de las personas. Juego al básquet desde los 5 años de edad y soy un amante de los deportes en general.

Cuando la racionalidad económica se encuentra con la racionalidad política: algunos apuntes para comprender la decisión de las empresas telefónicas argentinas de acabar con el internet móvil ilimitado

Resumen:

El siguiente artículo se propone esclarecer el significado de la reciente y polémica decisión de las empresas telefónicas argentinas de dar por terminado el servicio de internet ilimitado para las comunicaciones a través de los celulares, a expensas del perjuicio ocasionado para sus clientes. Siguiendo un enfoque teórico que retoma los análisis de sistema-mundos desarrollados por Immanuel Wallerstein, se intentará comprender el conflicto suscitado delineando la lógica y dinámica de funcionamiento de la actual economía-mundo capitalista, aspirando con ello a trazar posibles desenlaces futuros teniendo presente el actual y prolongado contexto mundial de crisis económica por el que se transita. Por último y en lo que a la situación Argentina (y probablemente de otros países sudamericanos) respecta, se considerará la relación entre la lógica económica capitalista y el proyecto ideológico-político sostenido por el gobierno nacional, relación que encierra fundamentales implicancias para los intereses de los consumidores afectados.

Cuando la racionalidad económica se encuentra con la racionalidad política: algunos apuntes para comprender la decisión de las empresas telefónicas argentinas de acabar con el internet móvil ilimitado

El potencial de desarrollo de internet en la industria de las telecomunicaciones y la inminente expansión de la tecnología del wifi ("para todos", a la manera del recordado slogan de campaña de "el Alberto" Rodriguez Saá) forman parte de un proceso característico de la economía-mundo capitalista, proceso cuya dinámica de funcionamiento puede hechar un halo de luz al reciente conflicto con las empresas telefónicas y la decisión de estas últimas de poner fin al servicio de internet móvil ilimitado (en perjuicio de cientos de miles de sus clientes que compraron o mantenían planes telefónicos para sus celulares por contar con dicho beneficio). Partimos de una regla estructural: el eje, el pilar, la base de sustento de este sistema histórico, de este sistema contingente lo constituye la acumulación incesante de capital por el propio capital. A esto hay que agregar que la economía-mundo capitalista es un sistema que además de ser un mundo en sí mismo con sus reglas y dinámica de funcionamiento específicos, es el primero en la historia en abarcar la totalidad del globo. Sin embargo hay que derribar un viejo pero importante mito: la creencia generalizada de que capitalismo y libre mercado van inseparablemente de la mano. Contra lo que postula la economía clásica y en las antípodas del sentido común de la mayoría de los mortales, para acumular capital excedente el sistema requiere del antimercado, de protecciones y de una esfera de cuasimonopolios que aseguren una plusvalía, ya que en un escenario de mercado perfecto (de

perfecta información acerca de los precios y de libre competencia) ese fin se tornaría imposible por la posibilidad de regateo del comprador/consumidor que conllevaría a un mínimo de ganancia, diluyendo el rasgo estructurante del sistema. De esta manera el mercado es una institución que no funciona sin interferencias, o lo que es lo mismo, el capitalismo necesita para su supervivencia de mercados parcialmente libres. Por otra parte, cuando hablamos a nivel mundial de países centrales y países periféricos nos estamos refiriendo a la diferencia existente en los procesos de producción de bienes y servicios: en los primeros predominan los procesos centrales, con gran cantidad de cuasimonopolios que permiten mayores ganancias al haber un amplio margen entre los costos de producción y los precios de venta; mientras que la característica de los países con mayoría de procesos periféricos es la competitividad, el libre juego del mercado y la posibilidad de regateo (y su consecuencia, el mínimo de ganancias). La conformación de un cuasimonopolio o la libre competencia en los procesos de producción, y más en general la existencia de una economía-mundo capitalista, requieren de una particular relación entre productores económicos y detentadores del poder político: si estos últimos son fuertes, sus intereses se impondrán y la lógica política primará sobre la lógica económica, deteniendo la acumulación de capital. En síntesis, los capitalistas y la economía-mundo capitalista necesitan también de la interferencia estatal para sobrevivir. Establecidas las premisas del funcionamiento del sistema que estamos analizando, observemos más de cerca la propia dinámica de su funcionamiento. Esta dinámica se distingue por su lógica cíclica: los ya mencionados procesos centrales de producción (cuasimonopólicos, altamente gananciosos) se ubican generalmente en las industrias de punta, las cuales impulsan esta economía global y se encuentran mayoritariamente en los países centrales. Asimismo, forma parte también de la lógica sistémica el que los dueños del capital trasladen sus activos hacia estas industrias de mayor desarrollo tecnológico, esperando con ello maximizar sus beneficios. De esta forma se genera la entrada de nuevos competidores, la sobreproducción/sobreoferta y la merma de la acumulación de capital. En última instancia, se produce el desmantelamiento de los cuasimonopolios y el movimiento del capital hacia nuevas industrias de punta, reeditándose el ciclo. Dos características de esta lógica son fundamentales para entender el proceso que desembocó en la decisión de las empresas de telefonía en Argentina de acabar con el internet móvil ilimitado: la primera es que los fracasos de empresas despejan el área de competidores

débiles, estableciendo premios y castigos a las conductas de los actores según se rijan o no por el principio sistémico de la acumulación de capital; la segunda es que los procesos centrales de producción que se tornan competitivos se reubican en los países periféricos. A esta segunda característica hay que agregar que la disolución de los cuasimonopolios por la mayor competencia y sobreproducción coinciden con las fases de recesión de la economía-mundo capitalista, lo que implica un aumento del desempleo y decisiones de reducción de costos por parte de las empresas, una de cuyas opciones preferidas es justamente la relocación de estos procesos de producción que se han vuelto poco gananciosos en países periféricos, porque estos cuentan con salarios más bajos (algo que se conoce como "exportación del desempleo", y que claramente beneficia a los países centrales, ayudándolos a superar las coyunturas de crisis). Establezcamos por último, en base a lo expuesto, algunas líneas generales de razonamiento que nos ayuden a captar el significado de la decisión de las empresas de telefonía en Argentina a la que antes se aludió, teniendo siempre presente la situación actual de nuestro país en el marco de la economía-mundo capitalista. El escenario contemporáneo mundial se caracteriza por una crisis económica generalizada que condiciona la expansión y el crecimiento de los Estados individualmente, y del sistema en su conjunto; mucho del estado de cosas presente en el que se ha desembocado guarda relación con un proceso de disolución de las industrias cuasimonopólicas gananciosas localizadas en los países centrales, y la reubicación de los procesos de producción ahora competitivos en la periferia. En este contexto se comienza a manifestar el agotamiento del potencial de desarrollo de ciertas industrias (el propósito de este artículo es evaluar una de ellas, la industria de servicios de telefonía) para generar una expansión de la economía-mundo capitalista, y la emergencia de nuevas industrias con enormes perspectivas de crecimiento. Más precisamente, lo que queremos señalar aquí es que el inusitado desarrollo de la internet en el campo de las telecomunicaciones ha conseguido poner en jaque a las empresas telefónicas, primero convirtiendo en una usanza del pasado a los teléfonos fijos, y luego volviendo real la posibilidad de efectuar llamadas (y hasta videollamadas) mediante el uso de las aplicaciones de los teléfonos inteligentes (concretamente, nos referimos al whatsapp) pudiendo prescindir completamente de los minutos de los planes telefónicos en el caso de contar con acceso a una red de wifi. Enfrentadas ante un asunto de vida o muerte, las empresas de la industria telefónica en nuestro país (Claro, Movistar y Personal) han

reaccionado estableciendo de común acuerdo un monopolio de carácter defensivo, que elimina de sus planes el servicio de internet móvil ilimitado y junto con ello (aunque momentáneamente) la competencia de las empresas que desarrollan las telecomunicaciones vía internet. Decimos momentáneamente y no definitivamente porque las redes públicas de wifi no están aún muy extendidas en la Argentina, y porque la calidad de las llamadas a través de las aplicaciones de los teléfonos inteligentes requiere importantes mejoras para llegar a ser satisfactoria. En el horizonte de la industria de servicios telefónicos se avizoran dos probables desenlaces según el plazo de tiempo y la lógica de funcionamiento de los hechos que prevalezca: -primero y en el corto plazo, el uso del poder político-estatal para resolver como ilegal la medida de las empresas telefónicas, con las consecuentes sanciones y compensaciones que este curso de acción acarrea. La racionalidad ideológico-política de los gobiernos kirchneristas, bajo la cual la economía se encuentra subordinada a las consideraciones políticas, ha llevado a la disputa con las corporaciones y los grandes grupos de poder económico, cuyos intereses se han visto puestos en discusión. En una economía-mundo capitalista regida por el imperativo de la acumulación de la riqueza, contrariamente, la Argentina prioriza el trabajo y los salarios altos, lo cual ralentiza el ritmo de funcionamiento del sistema. Acaso esta sea una razón fundamental de las relaciones tensas con los países occidentales, principalmente con EEUU: nuestro país es un mal ejemplo, un ejemplo que de generalizarse dificultaría la acumulación y pondría en riesgo la existencia de esta economía-mundo capitalista. Independientemente de este conflicto orgánico y en lo que al conflicto de las empresas de servicios telefónicos atañe, lo cierto es que aunque por estas latitudes se ha ido imponiendo progresivamente una visión solidarista del derecho (que aboga por el equilibrio contractual y la protección de la parte más débil, el consumidor) aún dichas empresas gozan de un amplio margen de libertad para imponer sus preferencias, como lo demuestra la decisión que da por terminado el internet móvil ilimitado. Recientemente el congreso nacional ha sancionado un nuevo código civil y comercial que entrará en vigencia en agosto de este año y que incluye el contrato de consumo como una de sus más sustanciales figuras jurídicas; al mismo tiempo el poder ejecutivo nacional ha lanzado el programa "consumo protegido", y en distintos puntos del país se replican los reclamos a organismos de defensa del consumidor, una gran cantidad de ellos asociados a los servicios brindados por las empresas telefónicas. Sin embargo, el sentido de la implementación de este instrumento jurídico

considerado desde la orientación política en la que el nuevo derecho comercial se encuadra (opuesta claramente al liberalismo económico y perjudicial para la acumulación de capital) enfrenta como desafío la posibilidad de un cambio de color político en el gobierno nacional en las próximas elecciones, y con ello la probable transformación del espíritu con el que ha sido concebido. Se trata entonces de discernir si todo lo anteriormente dicho forma parte de un proceso o movimiento histórico macro sustentado por una filosofía ideológico-política que tiene perspectivas de perdurar y extenderse a otras latitudes, independientemente de los cambios de personal en la conducción de los gobiernos. -Segundo y en el mediano y largo plazo, si tomamos en cuenta lo que en la primer parte se expuso respecto a la lógica de funcionamiento de la economía-mundo capitalista, puede esperarse una nueva fase de expansión económica global a partir del desarrollo de internet en la industria de las telecomunicaciones, una de las más dinámicas y con mayores perspectivas de crecimiento. La medida reactiva, defensiva de las empresas de telefonía se encuentra destinada tarde o temprano a quedar obsoleta, y esto por la necesidad de renovación tecnológica constante que existe para expandir y acelerar la acumulación del capital, principio rector del sistema. En este sentido es dable suponer el movimiento de capitales desde las industrias que se han vuelto competitivas y menos rentables (como la industria de servicios telefónicos) hacia nuevas industrias de punta (como las industrias que desarrollan las telecomunicaciones vía internet) en los países centrales. Mientras tanto, en los países periféricos como Argentina persistirán las industrias competitivas, las cuales en su defecto serán reemplazadas por otras pero siempre del mismo carácter; como vemos, dentro de esta economía-mundo capitalista la riqueza fluye desde el centro hacia la periferia, un esquema circulatorio que explica por ejemplo los esfuerzos de los países centrales por eliminar las trabas comerciales e incrementar la competencia en la periferia (léase ALCA, TLC´s, y también bloques regionales promocionados como la Alianza del Pacífico) sin suprimir las suyas propias, que engendran cuasimonopolios altamente gananciosos. Como hemos visto, la decisión de la industria de servicios telefónicos de acabar con el internet móvil ilimitado en Argentina representa otra punta del iceberg de la puja entre la racionalidad económica del capital y la racionalidad de la política. Está por verse como continúa esta historia, si tenemos en cuenta las inminentes elecciones; mientras tanto y en el medio, siempre los mismos perjudicados, los más débiles, en este caso los consumidores.

Bibliografía: -Wallerstein, Immanuel (2006). Análisis de sistemas-mundo. Una introducción. Siglo veintiuno editores, Madrid.

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