Cuando Dios juega en la basura

July 19, 2017 | Autor: I. Galván Delgado | Categoría: Religion, Philosophy, Political Philosophy, Theology, Walter Benjamin, Ética, Environmental Ethcs, Ética, Environmental Ethcs
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Descripción

ISRAEL GALVÁN DELGADO

CUANDO DIOS «JUEGA» EN LA BASURA  El muladar y el Reino de Dios Reflexiones desde Walter Benjamin y los pasajes mesiánicos de la tradición veterotestamentaria y neotestamentaria.  

Por amor al prójimo=Por amor a los muertos

Que de tu boca siempre salgan palabras de amor. Cuando las palabras nos hacen perder y el silencio ganar 

Ensayos sobre el «realismo histórico» del Reino de Dios | 2015

Cuando Dios «juega» en la basura

El muladar y el Reino de Dios. Reflexiones desde Walter Benjamin y los pasajes mesiánicos de la tradición veterotestamentaria y neotestamentaria.

«El «El Dios que coge de la basura y el estiércol a sus príncipes.» Él levanta del polvo al pobre y saca del muladar al necesitado; los hace sentarse con príncipes, con los príncipes de su pueblo. (Salmo 113. La Biblia NVI)

Vivimos en crisis. No solo en una crisis política o económica, no solo en crisis ética y social, vivimos en una crisis de pasión y con ella de fe1, de ese milagro al que alude Kierkegaard en Temor y temblor (1843/1993, p.72) "(…) un milagro del que, sin embargo, nadie está excluido, pues toda existencia humana encuentra su unidad en la pasión, y la fe es una pasión". Para tratar sobre la fe, es necesario volver a la historia y pensamiento de los pueblos de la fe. El legado sapiencial de dicho pueblos nos revela una forma de comprender al mundo diferente a la manera occidental. Algunos textos, escritos por múltiples autoras y autores, y en diversas tradiciones literarias, mencionan la existencia de la «última y anhelada realidad de vida de dichos pueblos». Con frecuencia dicho término es traducido como «Reino de Justicia»2. El Elohím Malkuth3 «Reino de Dios», se refiere a un tiempo Kairós en el que se espera la llegada de un reinado que liberaría y gobernaría con Justicia a los pueblos también llamados del Libro. Dicho reinado se ve reflejado en la figura del mesías o 1

Parto del concepto de fe que Kierkegaard describe en Temor y temblor de la siguiente manera: “La fe consiste, al contrario, en la paradoja siguiente: lo íntimo es superior a lo exterior, o lo que es lo mismo y para recurrir de nuevo a algo ya dicho, el número impar es superior al número par (…)en la fe lo particular se reivindica por encima de lo general, determina su relación con lo general por su relación con lo absoluto, y no su relación con lo absoluto por su relación con lo general.” (p.76) 2 La tradición profética así lo describe. En los pasajes del Deuteroisaías (2do. Isaías del libro bíblico), la llegada del mesías restaurará a un mundo plagado de injusticia. todo el libro del Deuteroisaías se recuerda que el título de «Siervo de Yahvéh» es referido de manera expresa al pueblo de Israel (cf. Is 49, 3.5.6; 53, 13; 53, 11, etc.) pues la misión del pueblo escogido es precisamente proclamar la Justicia de Yahvéh. 3 Michael Schamus hace un trabajo sobre el concepto de Reino de Dios, en el que propone esta interpretación “Elohím Malkut”, aludiendo a la soberanía absoluta de Dios.

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El Mashiac. Sin embargo, las aproximaciones, tanto teóricas como pragmáticas de este reino de Justicia (entendiéndolo como en la antigüedad) han sido nebulizadas debido al imperialismo de “La Cristiandad”4 (no cristianismo), que a lo largo de la historia ha producido religiones y religiosos (entiéndase desde el sentido positivista), y que en su tradición desvío por completo un proyecto que no fue originalmente el cristianismo como lo conocemos, sino un proyecto instaurado por Dios a través de la vida y el testimonio de sus «verdaderos creyentes», de sus profetas asesinados y sus fieles seguidoras y seguidores, y que vio la luz en su plenitud en la figura del Mesías según los evangelios. Un proyecto al cual la tradición profética y los evangelistas desde la figura de Yeoshúa nombraron como «Reino de Dios»

El proyecto de una nueva «realidad» des-fundacional: Reino de Dios. El proyecto Reino de Dios -para quien cree en él- está lejos de ser la utopía que pensó la Ilustración o la escatología propuesta en el Medioevo, dado que la dinámica de este proyecto solo puede aceptarse y vivirse desde las paradojas que la historia de la fe nos ha demostrado y que él mismo contiene en su interior. El Reino de Dios no solo se vive en la gloria sino en la ruina y más aún en “las ruinas sobre ruinas.” En su Fragmento Teológico-polítco (1989/2007) Walter Benjamin expone: "el Reino de Dios no es el télos de la dynamis histórica, y no puede plantearse como meta. En efecto, desde el punto de vista histórico, el Reino de Dios no es meta, sino que es final". (Benjamin, p. 207) El Reino de Dios, a través del Mesías – pues es éste el que redime, afirma Benjamin- es el fin de todo acontecer histórico; un final que llega a través y debido a la fuerza de una violencia redentora, destructora o como Benjamin la nombra, una Violencia Divina.

4

“La Cristiandad” es un término que utiliza Kierkegaard para nombrar al cristianismo en Mi punto de vista (1847). Para Kierkegaard el verdadero cristianismo no se puede reducir a una identidad político-social o religiosa (como solía afirmarse en Dinamarca país totalmente protestante). Kierkegaard habla de un cristianismo que solo puede ser vivido en lo individual y que es respuesta de una forma existencial. Para Kierkegaard «ser cristiano» es un modo de vida y no una condición dada por la cultura o la tradición como actualmente se nombra judeo-cristiana.

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Benjamin menciona que el Reino de Dios es "el final”; pero, ¿el final de qué? ¿A caso Benjamin está pensando en una visión apocalíptica de destrucción? ¿O tal vez nos abre la pauta para pensar en una realidad alternativa de existencia en el mundo? y si es así, ¿por qué partir de la destrucción y no de la construcción como varias posturas filosóficas nos apuntan? y ¿por qué llamarla violencia divina? ¿Será que únicamente Dios puede ejercer dicha violencia? El propio Benjamin nos guía a través de estás preguntas: "la violencia divina no solo se puede ver en una acción ejercida por el propio Dios, sino por esos momentos de consumación incruenta, consumación fulminante y redentora y una de sus formas de aparición se halla en su forma consumada en tanto que «violencia educadora» fuera ya del derecho."

Es decir, Benjamin expone que el Reino de Dios se hace presente en el momento en que exista algo que busque en principio exterminar «la fundación». En el texto Hacia la crítica de la violencia, Benjamin nos muestra la cualidad y pretensión de fundar

que tiene el derecho. Benjamin hace un análisis y crítica del derecho

positivista en el que se observa este doblete en el que o bien, el derecho se reafirma a sí mismo o funda nuevo derecho, sin embargo, esta cualidad puede encontrarse en otros sistemas. En el mismo texto Benjamin nos expone la misma cualidad del mytho como eje fundacional, ya no solo de derecho, sino de cualquier categoría que promueve las dicotomías que regularmente generan éticas y/o políticas para normalizar la vida de los sujetos y sociedades. Es por eso que el derecho, menciona Benjamin, "es aquél que ordena jurídicamente"(p.187), y con ello políticamente. El derecho es aquel que funda o determina lo qué es legítimo e ilegítimo en el quehacer de los sujetos, englobando así, casi cualquier práctica, comportamiento y actitud para que sean reguladas por el Estado o sistema gobernante. Sin embargo, para lograr el exterminio de lo fundacional es necesario echar mano de esa violencia educadora , término que en principio puede parecernos absurdo -y que de hecho lo es- pues esto que en apariencia es locura y que expone Benjamin, nos muestra algunas pistas de es esa lógica del absurdo del Reino de Dios. Por ahora, regresando al derecho...

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El estado de derecho y su producción de desechos. Al final de la jornada diaria, el derecho permite al Estado vigilar, castigar y desechar a quienes busquen reivindicar su propia individualidad, es decir, esta individualidad es precisamente el resultado de esa "violencia educadora" que está fuera del derecho. Dicho de otra manera, el Estado (y de derecho) genera y produce sujetos del desecho puesto que, al vivir bajo su lente, si llegan a faltar o errar a lo establecido, regularmente estos sujetos son puestos en prisión u opresión, mandados al exilio, etc.; es decir, el Estado de Derecho desemboca su actividad en generar basura y estiércol, llevando lo que no le es útil o lo que considera como desechable a un «muladar», que casi siempre está lleno de aquellos que se catalogan como transgresores de La Ley.

Justo desde aquí, desde el muladar, es donde vale la pena pensar y exponer acerca del Reino de Dios, porque en este reino de Justicia, la paradoja y el sin sentido cobran sentido. En el salmo escrito al principio de este trabajo, el salmista a través de un canto, describe a los actores principales de dicho reino. No son los príncipes elegidos por el pueblo, ni los poderosos y ricos por herencia, ni los más sabios e intelectuales, sino aquellos a quienes Dios coge de la basura, del estiércol, de la mierda, es decir, del «muladar».

Pero afirmar que solo los pobres o marginados son los únicos que se encuentran en el muladar es demasiado apresurado y excluyente. Benjamin, en el apartado sobre el Angelus Novus escrito en sus Tesis sobre la historia (Bolívar, 1959/2001), menciona que el huracán llamado «progreso» desemboca en las ruinas sobre ruinas. Sin embargo, estas ruinas no debemos entenderlas únicamente desde en lo geo-político que se observa en el exterior; ya lo decía Erich Fromm: “las ruinas están presentes en el corazón del hombre”5 y por ende, como dice el propio

5

Hago alusión a un de Fromm con el mismo título El corazón del hombre (1985). La idea de Fromm acerca del nihilismo como agente destructivo de la voluntad humana, o como lo nombra «síndrome de decadencia» siendo esto lo que mueve al hombre a destruir por el gusto de destrucción.

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Benjamin en el Fragmento teológico-político, "en una condición efímera llamada «nihilismo»” (Benjamin, 1989/2007, p. 207)" En los corazones en ruinas “Dios hace morada para su Reino”. La destrucción tiene que comenzar en el corazón, y aunque en apariencia hablar de destrucción es algo negativo, esto no es así. Benjamin expone que "la intensidad mesiánica inmediata, la perteneciente al corazón, del ser humano individual interno, pasa por la desdicha, por el sufrimiento", y esa intensidad trae consigo una restauración total pero dicha restauración necesita pasar también por una restauración en lo mundano, y diciendo que si bien lo profano no es una categoría del Reino, pero si es una categoría de la aproximación silenciosa del Reino; es decir, que quien no experimenta la destrucción en su totalidad, en lo mundano y desde lo mundano, no puede entrar a la realidad del Reino de Dios, porque el Reino de Dios no es una realidad utópica ni idealista, sino realista y materialista en su totalidad.

Para aclarar lo dicho anteriormente, retomo como ejemplo una práctica universal por la religión cristiana; me refiero al «bautismo». El bautismo ha sido

una

práctica desde la antigüedad proveniente del ascetismo desértico del Qumrán. Dicha práctica es mencionada con frecuencia en el canon evangélico y es, según apuntan los escritores, retomada por Juan el Bautista (también llamado el último de los profetas). En la tradición neotestamentaria, el propósito del bautismo -como símbolo de la aniquilación del viejo hombre que se destruye en el agua para darle paso al nuevo- buscaba llevar a cabo dicha redención. La redención tenía que empezar

por

un arrepentimiento

«metanoia» (cambio

de

mentalidad)

que

posibilitaba el acceso a la nueva mentalidad propia del Reino de Dios (que era también parte del mensaje bautista). Sin embargo, esta práctica a lo largo del tiempo ha perdido su sentido primario, su fuerza y su violencia a tal punto que la propia Cristiandad lo difunde como una nomenclatura o fórmula para que, quienes lo realicen (ya sean niños como en el catolicismo o adultos en el protestantismo), "alcancen la salvación". Incluso, la celebración de dicha práctica va acompañada de un acto burgués, como un cumpleaños o un festival de modas. La cristiandad

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en sus pretensiones banales y de progreso, enseñan a la gente y «ponen en venta» una reflexión que no es propiamente la transmitida por los textos veterotestamentarios y neotestamentarios, olvidándose así del ya mencionado Reino de Dios.

Asimismo, en la tradición vetero y neotestamentaria se nombra constantemente a la tentación. La tentación, como el deseo absoluto de la voluntad humana, busca alejar al hombre de la soberanía de Dios, de la realidad del Reino de Dios. La tentación se manifiesta principalmente en la propia religión. José Antonio Pagola, filósofo y teólogo español, en su libro Volver a Jesús (2011) expone sobre la tentación lo siguiente: "la tentación más grave que nos amenaza a los cristianos es hacer de la Iglesia un «absoluto»… olvidar el Reino de Dios y su justicia por buscar el bien de la Iglesia y su desarrollo." (Pagola, p.20)

El Reino de Dios, dice Benjamin, es esa "«forma consumada» en tanto que violencia educadora"(Benjamin, p. 203) que no pretende fundar algo (y por ende ninguna categoría). Es una «realidad» -por así denominarla- a la que se accede a través de una educación purificadora que destruye aquello que, por paradójico que parezca, destruye y deshumaniza, es decir, una violencia educadora que pretende destruir el mal. Entiéndase por mal a todo aquello que busca fundar, imponer, sujetar y oprimir a los demás, y

que se opone a esta realidad de Justicia

denominada «Reino de Dios»

La violencia educadora, desemboca en lo que Benjamin describe como restitutio in integrum «restauración en su totalidad», una restauración en la que toda categoría de exclusión y diferenciación se destruye, toda categoría que discrimina va al muladar. Esta educación que puede observarse radicalmente en el profetismo del Antiguo Israel y que será base de lo expuesto en los evangelios a través de el Yeoshúa Mashiac, redimensiona la noción de «vida eterna» o «vida en abundancia» también de la tradición veterotestamentaria y que Benjamin

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considera en un principio como ocaso (Benjamin, p.207). Al respecto Pagola expone:

"Este «Reino de Dios» no es una religión. Es mucho más. Va más allá de las creencias, preceptos y ritos de cualquier religión. Es una experiencia de Dios, vinculada al mesías, que lo resitúa todo de manera nueva.” (Pagola, p.21)

Pero la llegada del Reino de Dios necesita de voces que la anuncien. Quienes la anuncien deben guardar silencio. Son voces que guardan secretos, aquellas y aquellos en quienes el Reino de Dios se revela silenciosamente para compartir con aquellos que viven atrapados en la injusticia y la opresión, ya sea porque son receptores de la injusticia, o bien, agentes de la misma. Además, la paradoja del Reino consiste en que llegará el momento en que el silencio provenga de una relación entre individuos; una relación basada en el secreto (ahí donde el derecho no puede meterse en el trato de palabra, así como lo dijo Benjamin6). Será parte de esta nueva restauración, donde el germen de la nueva realidad crece, no a partir de discursos o políticas públicas, mucho menos a partir del derecho o algún tipo de educación directiva, sino de un silencio que provoca eco en un lugar que está totalmente en ruinas. Es decir, la fuerza redentora del Reino de Dios no se deja ver, vive en lo oculto, en el corazón, como afirma Benjamin:

Porque sólo la violencia mítica, pero no la divina, se deja conocer exactamente y en tanto que tal (aunque sea en efectos verdaderamente incomparables), por cuanto que la fuerza redentora propia de la violencia no se halla a la vista de los hombres. (Benjamin, 1989/2007, p. 206)

6

Benjamin nos habla de una manera de resolver conflictos sin violencia alguna: “Su mejor ejemplo tal vez sea la conversación en cuanto técnica para alcanzar civilizadamente acuerdos. Pues en ella, el acuerdo sin violencia no es tan sólo posible, sino que la exclusión ya completa y total de la violencia se nos muestra en un hecho significativo: la impunidad de la mentira. No hay tal vez legislación en todo el mundo que la castigue originariamente. Y esto nos indica claramente que hay una esfera del acuerdo humano a tal punto carente de violencia que ésta le es por completo inaccesible: la esfera auténtica del «entendimiento», a saber, la esfera del lenguaje.” (Benjamin, p. 195)

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El muladar/Reino de Dios Lo más cercano al Reino de Dios, por paradójico que parezca, es un muladar. Los muladares no son lugares que se hallen a la vista y es que nadie quisiera acercarse a ellos. El muladar (lugar donde se depositaba la basura, el estiércol y/o mierda) era un lugar donde se mandaba todo el desecho con la finalidad de que se convirtiera en cenizas7. Es un lugar donde no existen categorías. Sería una locura afirmar que hay mejor o peor estiércol, o buena y mala mierda, que dicha ese fecal es más bella que la otra. En el muladar se desecha todo aquello que simplemente ha perdido su valor (si es que lo tuvo) y se arroja aquello que ha perdido su utilidad (para algunos, de igual manera si es que alguna vez fue útil), es decir, lo que ha sido arrojado al muladar ha entrado a una realidad donde podría decirse, todo está bañado de igualdad. En el Reino de Dios, por su parte, las categorías también se ven perdidas, no como en el muladar, pero sí en la locura (que tal vez solo

la

poesía

puede

ayudarnos

a

comprender).

En

la

tradición

veterotestamentaria encontramos algunos textos de la literatura profética del judaísmo postexílico, donde se menciona por medio de la metáfora, el Reino de Dios. En dichos textos, las reglas, el orden lógico, semántico y legal se rompen. Es una visión de un reino del absurdo:

Destruirá la tierra con la vara de su boca; matará al malvado con el aliento de sus labios. La *Justicia será el cinto de sus lomos y la fidelidad el ceñidor de su cintura. El lobo vivirá con el cordero, el leopardo se echará con el cabrito, y juntos andarán el ternero y el cachorro de león, y un niño pequeño los guiará.

(Isaías

11:4-6, NVI)

Solo en el muladar, y finalmente en el Reino de Dios, como realidades paradójicas y contradictorias para los que estamos inundados de categorías de pensamiento y representaciones, lo que parece imposible se vuelve posible. En el muladar/Reino de Dios, la Justicia como práctica propia de la restauración se experimenta en 7

Así era en la tradición del muladar. Los animales y desechos usados para las actividades religiosas y económicas eran depositados en un espacio cerrado para que se pudrieran en una especie de composta. A veces se quemaban hasta quedar en cenizas, retornando así al polvo de la tierra. (Diccionario bíblico, p.213)

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libertad plena, sin pedir o exigir previamente alguna conversión (como sí lo hace la religión), o bien, alguna respuesta ante la invitación del otro. Porque en el Reino de Dios como dice Pablo de Tarso: “Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos son uno solo en Yeoshúa-Krhistos. (Gálatas 3:28 NVI).”

Es la realidad que la tradición neotestamentaria afirma y que se ve reflejada en la persona del «Yeoshúa Mashiac». Esta «realidad» se revela en una forma de existencia y por ende en una experiencia de vida; ante esto Pagola nos afirma:

El gesto de más escándalo que Yeoshúa provocó fue su amistad con pecadores y pecadoras. Nunca había ocurrido algo parecido en Israel. Ningún profeta se había acercado a ellos en esa actitud de respeto, acogida y amistad. Lo que más irritaba era verlo comiendo con toda clase de gentes “alejadas de Dios”: pecadores, recaudadores, prostitutas e indeseables. ¿Cómo puede un hombre o mujer de Dios aceptarlos a su mesa sin exigirles previamente algún tipo de conversión? (Pagola, p.19)

A manera de conclusión… Walter Benjamin afirma que el Reino de Dios de ningún modo puede ser una realidad política, y “por eso mismo, el orden de lo profano no puede levantarse sobre la idea del Reino de Dios. Por eso también, la teocracia (y yo diría que la verdadera*) no posee un sentido político, sino solamente religioso” (Benjamin, p.

207); porque si las instituciones religiosas están atrapadas y atravesadas por las mismas relaciones de poder que el Estado y el estado del derecho y cualquier otra clase de organización o institución mantienen, es importante mostrar que “lo religioso” -a lo que Benjamin se refiere como religioso- está por encima de las categorías de la propia religión.

Kierkegaard menciona en su libro Mi punto de vista (1847/1985), que lo religioso “es un estadio que se experimenta en el salto al absurdo” (p.46), incluso él se llama asimismo escritor religioso, más no escritor de la religión. A este «absurdo» Ensayos sobre el «realismo mesiánico» del Reino de Dios

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Derrida en Dar la muerte (1999/2000), a partir de su lectura de Kierkegaard de Silentio (como él lo denomina en Temor y Temblor), traduce el término de absurdo como ab-sordus «disonante o que no cuadra, lo que nadie quiere oir porque no encaja con ningún sistema musical». Dicho de otra manera, lo religioso es el estadio donde viven aquellas y aquellos que quieren escuchar lo que nadie quiere escuchar (porque es ridículo, disonante, perturbador, etc.), es ahí donde el Estado y el estado de derecho no pueden entrar–y no entran porque simplemente no encajan. Retomar lo que ocurre en dicho estadio, es para la existencia,

el

quehacer de la sociedad y en especial de los individuos indispensable, así como para el quehacer crítico actual.

Así que, quién accede al Reino de Dios debe sellar sus labios. Debe guardar un secreto ante tal mysterium tremendum8, porque sabe que la intención de dicha realidad no es fundar o instaurar derecho, no es degradarla en una religión o una realidad política, sino todo lo contrario, su intención es destruir todas estas cosas en nombre de la Justicia.

Pero si, en todo caso, más allá del derecho a la violencia le está asegurada su existencia como violencia pura e inmediata, queda así demostrado qué y cómo también se hace posible la violencia revolucionaria, y a qué nombre hay que dar a la suprema manifestación de la violencia pura del ser humano. […] Pero es sin duda reprobable toda violencia mítica, la instauradora de derecho, que se

puede

considerar

como

arbitraria.

Siendo

igualmente

reprobable

la

mantenedora del derecho, la fatal violencia administrada que se halla puesta a su servicio. La violencia divina, insignia y sello, nunca medio de santa ejecución, se ha de calificar como imperante. (Benjamin, 1989/2007, p. 206)

8

El mysterium tremendum o misterio tremendo, es el término que utiliza Rudolf Otto en su libro Lo Santo. Lo racional e irracional en la idea de Dios (1923). Otto nombra así la experiencia con lo numinoso que solo se encuentra en la esfera de lo irracional. Otto dice: se trata de algo por lo que sólo hay una expresión apropiada, mysterium tremendum. . . . La sensación de que a veces puede venir y barrer como una marea suave que penetra la mente con un estado de ánimo tranquilo de adoración más profunda.

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Por lo tanto el Reino de Dios no debe ser entendido como realidad política, sino individual, existencial y digno de la labor reflexiva; una realidad que puede ser experimentada entre las ruinas. De ahí que se le denomine como «realidad» porque puede ser experimentada, de no ser así, solo podríamos considerarla como un «ideal» o bien utópico o puramente escatológico. El Reino de Dios impera y está trabajando secretamente, así como lo menciona Pagola (2011): (…)El reino de Dios está ya trabajando secretamente la vida como un trozo de «levadura» oculto en la masa de harina: Dios hará que un día todo quede transformado. Yeoshúa no duda nunca de este Final bueno, ni siquiera mundo donde se busca la justicia para todo ser humano, empezando por los últimos; donde se acoge a todos, sin excluir a nadie de la convivencia y en el momento de su ejecución. A pesar de todas las resistencias y fracasos que se produzcan, Dios hará «real» esa realidad tan vieja como el corazón humano: la desaparición del mal, de la injusticia y de la muerte… Un solidaridad; donde se cura la vida liberando a las personas y a la sociedad (…) (Pagola, p.20)

Bibliografía Benjamin, W., 1989/2007. Obras Libro II, vol. 1. Frankfurt/Madrid: Abada Editores. Benjamin, W., 1959/2001. Tesis sobre Filosofía de la historia/ Madrid. Derrida, J., 1999/2000. Dar la muerte. Madrid: Paidós. Kierkegaard, S., 1843/2001. Temor y temblor. Madrid: Alianza. Kierkegaard, S., 1847/1985. Mi punto de vista. Copenhague/Madrid: SARPE. Pagola, J. A., 2011. Volver a Jesús. PPC ed. Madrid: PPC. SBU, 2001. La Biblia. Nueva versión internacional. México: SBU.

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Por amor al prójimo=Por amor a los muertos.

Esto ocurrió el año pasado… En Junio del 2013 tuve la oportunidad de conocer en un evento a la que ahora es una gran amiga, su nombre es Arianel. En el marco de dicha actividad ella hizo lectura de su ponencia llamada Marcos de Vida, con la cual nos invitó a los asistentes a pensar en todas las condiciones que cada uno se pone para determinar si una vida -al ser arrebatada- es digna de llorarse o no. En otras palabras, Arianel nos mostró la diferencia entre lo que hemos llamado “otro” y lo que llamamos “prójimo”.9 No es lo mismo «ver al otro como “otro”» que «ver al otro como “prójimo”» Su lectura me llevó a reflexionar que no es lo mismo «ver al otro como “otro”» que «ver al otro como “prójimo”», puesto que, mirar a otro como “simplemente otro”, tan sólo me remite a pensar al otro como lo que no es Yo (o no es tú, o cualquiera), dicho de otra manera, aquello que es ajeno y “distinto” a mí. Por ejemplo: cuando caminas por la calle, o en el metro, o cualquier lugar, y miras el caminar de los demás de una manera tan mecánica y común que tan solo se convierten en masas en movimiento, o bien, cuando asistes a un concierto o a cualquier evento, y todos a tu alrededor se convierten en ajenos y los ves como simples “otros”.

Sin embargo, «mirar al otro como prójimo» es muy diferente, tan diferente que el mismo Jesús magnifica el amor hacia éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo (SBU, 2001)10. Pero, ¿Quién es el prójimo? Seguramente recuerdas esa pregunta 9

El evento fue un simposio llamado «Kierkegaard y el mundo a lo largo de la historia». Søren Kierkegaard fue un pensador, literato, filósofo y teólogo danés del siglo XIX. Nacido en Dinamarca, Kierkegaard fue instruido en el cristianismo luterano, siendo reconocido por varios pensadores como el único después de Lutero con el espíritu reformador. Entre sus obras se encuentran los Discursos edificantes y particularmente una llamada Las Obras del Amor, en la que Kierkegaard hace uso en todo el libro del mensaje evangélico: Amar al prójimo como a ti mismo. 10 La Biblia (NVI) Lucas 10:27 “Amarás a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo”.

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que le hace el experto en la ley a Jesús, y recordarás también la historia tradicionalmente llamada El Buen Samaritano, la cual, concluye en lo siguiente: “— ¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? —El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley. —Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús. “ Lucas 10:36-37

¿Quién es el prójimo? ¿Quién es el prójimo? La respuesta del experto en la Ley es la pauta para comprender el mensaje que Jesús quiere darnos: «El prójimo es el que se compadece». En otras palabras, el prójimo -a diferencia de un simple otro- es aquél que ha trascendido su propio Yo y comprende la precariedad de la vida humana y en general de toda la vida. Es decir, el prójimo ha asumido la fragilidad, la debilidad y el padecer de los otros porque ha entendido que también él es frágil, débil y precario; comprende que su vida en cualquier momento puede ser arrebatada y así también la de los demás y por lo tanto se com-padece, o sea, «padece con el otro». El prójimo corre al auxilio de quien es violentado, de quien ha sido abusado, de quien está arruinado, de quien está a punto de morir y, si ha muerto, llora esa vida porque la ha asumido como si fuese la suya.

¿Dónde quedó el amor, y más aún, el amor al prójimo? Las palabras de mi amiga, y sobre todo, las de Jesús a través de la parábola me han llevado a formular varias preguntas que te invito a hacer en este momento: ¿Quién actualmente se asume a sí mismo como prójimo? a caso ¿lo has hecho tú? ¿Realmente hemos aprendido a vernos y relacionarnos como prójimos? ¿Es esta una realidad que vive la Iglesia/sociedad hoy en día?

En el México de hoy, cada día escuchamos, leemos, vemos situaciones que dan muestra de la lejanía del amor al prójimo. Casos de la violencia ocurrida hacia los 43 jóvenes desaparecidos en Ayotzinapa en Guerrero, o los feminicidios que

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parecen interminables y cada día se hacen más frecuentes, o los múltiples casos de abuso por parte del Estado y las diversas instituciones de los cuáles somos testigos día con día, e incluso llegamos a ser partícipes, son ejemplos de que hay un problema en nuestra manera de vernos, asumirnos y compadecernos con los demás, ¿Cuántos de nosotros lloramos esas vidas “ocultas, ajenas” que día a día se pierden?

Es doloroso, aunque cada día más frecuente, toparnos con el hecho de que la realidad que el Evangelio nos transmite y nos pide sembrar y compartir día a día está siendo aplastada por la pasividad y la comodidad en la que hemos desembocado. El amor al prójimo –base ética de quien se proclama asimismo cristiano- parecer ser que se ha caricaturizado en un simple cliché como lo es “llevarse bien”. En esta época, en el que las relaciones virtuales, y más aún ficticias son tan comunes, tan normales y por lo mismo normativas y alienantes11, la muerte del otro12, el padecer de los demás, no es algo de un interés real; incluso la ahora tan popular “resistencia virtual” a través de las redes sociales puede llegar a enajenarnos de la materialidad real de los conflictos.

Ser cristiano implica asumir la muerte del otro en función de la búsqueda de su vida. Es necesario replantearnos el papel que jugamos en todo lo que acontece debajo del Sol en nuestros días. Es necesario cuestionarnos ¿por qué hemos condicionado que algunas vidas perdidas se lloren y otras no? ¿Qué es lo que nos ha hecho indiferentes ante las problemáticas de nuestro país? ¿Hacia dónde apunta nuestra brújula como creyentes? ¿Hemos comprendido y sobre todo, asumido verdaderamente el mensaje de Jesús? 11

Al hablar de relaciones normativas y alienantes, hago referencia a las políticas que se generan a partir de las relaciones entre individuos y que siguen parámetros que por consenso, son tomados como buenos o aceptados por los acuerdos sociales o político-estatales. Es decir, las relaciones condicionadas a lo impuesto o por tradición pero no por una convicción decisiva. 12 Respecto a este apartado recomiendo el artículo de la Dra. Laura Llevadot titulado «La muerte del otro» publicado por Revistes Catalens amb Accés Obert (RACO) en el que expone un análisis entre las propuestas de Kierkegaard, Lévinas y Derrida en función de la ética segunda del autor danés, o como ella la llama «hiperética».

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Debemos cambiar nuestra mirada hacia los demás, y movilizarnos ante este mundo abatido por la desesperación. Jesús nos mostró el camino: su propia vida. Si queremos que ese Reino de justicia y amor se lleve a cabo, es necesario que comencemos a imitarle.

Ser cristiano no es tan solo un credo o una postura

religiosa, o una forma cultural o de identidad, sino una forma de vida, más aún «la forma auténtica de vivir». Es necesario tomar consciencia de que al elegir este camino, al asumir nuestra muerte y la de los otros aprenderemos a compadecernos, y entonces, esa bomba que está en nosotros llamada Amor explotará y destruirá la indiferencia y el abandono a la vida. Quizá entonces podremos afirmar que estamos viviendo en el amor de Dios, amando al prójimo, y por fin podrá tener sentido vislumbrar un cambio real para el mundo. (Las cursivas son mías) “Amar al prójimo, deberá entenderse como amar la vida del prójimo; lo que implica, el cuidado de la misma a través del reconocimiento de que la vida es precaria.” Arianel Flores Vázquez

Bibliografía SBU. (2001). La Biblia. Nueva versión internacional. México: SBU. Vázquez, A. F. (Junio de 2013). Marcos de vida (ponencia). Guadalajara, Jalisco, México.

Ensayos sobre el «realismo mesiánico» del Reino de Dios

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Cuando Dios «juega» en la basura

Que de tu boca siempre salgan palabras de amor Cuando las palabras nos hacen perder lo que el silencio nos hace ganar «Hace unos días encontré entre mis papeles un pequeño libro de 30 páginas y no más grande que la palma de mi mano; un libro que por cierto, creí perdido hace más de dos años. En la primera página guarda la siguiente inscripción: 26 "Que de tu boca siempre salgan palabras de amor” Te amo P.G.M 1o. De Marzo 2012. Recuerdo haber visto esa inscripción el día que me lo obsequió, sin embargo, sólo alcancé a leer las primeras dos páginas antes de extraviarlo, en ese momento tampoco me percaté que había un pequeño número entre paréntesis: (26).

Dos años con siete meses después, he encontrado este libro y me he dado cuenta de dicho número. Creí que era el precio del librito o tal vez algún error, jamás he sido bueno con eso de la deducción, hasta que intuí que tal vez era la página que quería que leyera, realmente no recuerdo si lo haya dicho y si lo hizo, seguramente no le presté atención. Abrí la página y en las primeras líneas encontré lo siguiente: "Los mismos individuos que usan su lengua para triturar a alguien, vienen a la iglesia la noche siguiente y dan testimonio de cuánto aman a Dios. Entonces citan la palabra de Dios y dicen: "Mi Dios suplirá todas mis necesidades". Hacen todas las confesiones correctas y se extrañan porque la enfermedad sigue en ellos. Es muy simple. No están andando en amor."

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Cuando Dios «juega» en la basura

Hace unos minutos, después de haber leído estas líneas, he podido ver lo que la niebla que habita en mi no me permitió ver en su momento. Han pasado dos años desde que dejé de tener comunicación con ella -por no decir que toda clase de contacto- aún cuando ella fue y es una de las personas que han afectado mi vida en todos los sentidos. Uno de los motivos por los que en este momento tengo que escribir sobre ella como memoria cargada de melancolía es debido a que, como diría un filósofo: "la lengua, las palabras como susurros indefinidos y estériles", terminaron por menguar el amor que había entre ambos. Nuevamente, sin saberlo -y no lo sabrá- el día de hoy me ha obsequiado un instante de eternidad, un regalo que si hace dos años me hubiera atrevido aceptar, hubiera cambiado el curso de mi vida, y tal vez, la nuestra. “La vida se entiende hacia atrás más se vive hacia adelante”, decía Kierkegaard en alguno de sus libros; ahora le he llegado a creer, así como ella lo hizo. Aprendí que es mejor hablar con amor o callar por amor, que a veces la mejor manera de amar a alguien es en el silencio de nuestras acciones, en los frutos de la fe que obra, que el silencio te ayuda a entender el pasado para escribir con poesía el porvenir. Por cierto, «La fe obra por el amor» así se llama el libro.»

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