Cuando callan los otros

Share Embed


Descripción

Cuando callan los otros En el año 2015, la ONG Global Witness a través de uno de sus importantes activistas, Billy Kite, designaron a Honduras como el país más peligroso del mundo, siendo el país donde se dan más asesinatos per cápita en todo el planeta. Por si fuera poco, el estudio de Kite vincula parte de los asesinatos con intereses estatales o empresariales, lo que complica más cualquier cambio en la forma de cambiar la perspectiva negativa que ha logrado el país centroamericano. Por si fuera poco, el jueves 3 de marzo apareció asesinada la activista medio ambiental y líder indígena lenca, Berta Cáceres, a pesar de que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) desde el año 2009 había obligado al gobierno hondureño a otorgarle protección policial por las amenazas contra su vida. La vela de Cáceres se apagó dejando atrás grandes logros en su activismo por el medio ambiente, como lograr que el Banco Mundial y la empresa china Sinohydro desistieran de construir una represa en el Río Gualcarque (ubicado a 4 horas de Tegucigalpa aproximadamente), un lugar de suma importancia para los indígenas lencas. Su asesinato ha conmocionado al país completamente, y pone en una encrucijada al propio gobierno de Tegucigalpa, por no cumplir con protocolos exigidos por una entidad superior, y suma un nombre más a la lista de ecologistas que han muerto en el cumplimiento de su deber en este país (111 habían muerto según los datos de la Global Witness entre el 2002 y el 2014). Sin embargo, Honduras es solamente un ejemplo de asesinatos, ajusticiamientos y otros ejemplos de silenciar a la oposición o grupo de pensamiento diferente en un país. Por supuesto que es mucho más delicado cuando ocurre en una nación con tradición democrática. Un sentimiento parecido ocurrió cuando en Venezuela se envió a prisión a Leopoldo López, acusado de conspirar contra el gobierno de la República Bolivariana y en algunos casos ser señalado de terrorismo. Esto le ha llevado a estar prisionero desde el año 2014. Pero cuando esto ocurre en otros lares, en cierto modo se ve normal o el sistema no permite que los reclamos por silenciar a los opositores políticos tengan mayor fuerza. En particular, cuando los grupos de poder interesados en anular ese tipo de reclamos poseen además poder militar. Por ejemplo, cuando en diciembre del 2007 la Ex Primera Ministra Paquistaní, Benazir Bhutto fue asesinada, 70 días después de regresar al país de su exilio, las fuerzas opositoras a lo que ella

representaba como miembro de un partido de centro izquierda (Partido Popular de Pakistán), que empoderaba a las mujeres, algo que para el pensamiento radical de los grupos islamistas como el Talibán era mal visto. Una vez que fue asesinada, fue enterrada sin que se realizara una autopsia previa para conocer las verdaderas razones del deceso, y aunque las condenas alrededor del mundo fueron evidentes, con su muerte se ponía fin a un intento estéril por reformar el cuestionado sistema paquistaní, y sus intentos por pacificar el convulso país. En la República Islámica de Irán, el político Mir Hussein Musavi fue acusado de querer causar una especie de Revolución de Terciopelo (ocurrido en Checoslovaquia en 1989), por sus técnicas muy “occidentales” de hacer política, a pesar de el mismo Musavi indicar que se mantenía dentro de la propia línea de la Revolución de 1979. La campaña logró arrastrar a jóvenes, intelectuales y líderes ancianos iraníes a apoyar su posición, que desafiaba las posiciones del polémico expresidente Mahmoud Ahmadinejad, quien ganó las elecciones bajo la sombra de un supuesto fraude que empujó a los “musavistas” a causar revuelo por las calles iraníes. Como resultado, el disidente Mir Hussein Musavi fue puesto en arresto domiciliario y excluido de la vida política en general. Costa Rica no se escapa de este tema de violencia contra activistas o de querer silenciar a alguien que tenía información delicada que podría mover las bases de algunos grupos de poder o de intereses. En el primer caso se debe recordar el caso del ambientalista Jairo Mora que fue asesinado en mayo de 2013 cuando defendía a las tortugas en playa Moín de los ladrones de huevos. La defensa de la vida de estos animales le costó la vida al joven Mora. También en julio del año 2001, Costa Rica fue sorprendido con el asesinato del comunicador de origen colombiano, Parmenio Medina, quien fue ultimado cuando se dirigía a su casa. Con las investigaciones posteriores se llegó a descubrir un problema de malversación de fondos y lavado de dinero que conllevaron al cierre de la emisora católica Radio María de Guadalupe, además de la detención de su director el Sacerdote Minor Calvo, quien además de los problemas propios de la emisora había sido acusado de ser el autor intelectual del asesinato del señor Medina, algo que fue desmentido posteriormente. Hay una fuerte asociación entre defender una causa y los riesgos que eso implica, en países donde los pensamientos diferentes son perseguidos, mantenerse firme es toda una hazaña. Sin embargo,

en lugares donde se defiende el supuesto de la libertad de expresión, de oponerse legalmente y demás, que asesinen, encarcelen o silencien a activistas, periodistas, comunicadores y demás, enciende todas las luces de alerta de que algo no está bien y la ruta que está tomando en ese momento esa nación o el gobierno de turno.

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.