¿Cuál es la fórmula del desarrollo en el posconflicto? El debate sobre el desarrollo económico, la integración y la paz

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Descripción

eric

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los procesos de integracin como factor de paz

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Los procesos de integración como factor de paz / Eduardo Pastrana Buelvas, Bernardo Vela, Paula Wojcikiewicz Almeida [y otros] ; editor Eric Tremolada Álvarez. -- Bogotá : Universidad Externado de Colombia, 2014. 391 p. : gráficas ; 24 cm.

Incluye bibliografía al final de cada capítulo. ISBN: 9789587721973

1. Paz -- Aspectos económicos -- Colombia 2. Derecho internacional público 3. Tratados de paz -- Aspectos económicos -- Colombia 4. Negociación -- Colombia 5. Negociaciones internacionales -- Europa 6. Negociaciones internacionales -- América Central 7. América Central -- Integración económica 8. América Latina – Integración económica I. Tremolada Álvarez, Eric editor II. Pastrana Buelvas, Eduardo III. Vela, Bernardo IV. Wojcikiewicz Almeida, Paula V. Universidad Externado de Colombia 327.1

SCDD 21

Catalogación en la fuente -- Universidad Externado de Colombia. Biblioteca Octubre de 2014

isbn

978-958-772-197-3

© 14, eric tremolada lvarez (ed.) © 14,     Calle  n.º - Este, Bogotá Teléfono (-)    [email protected] www.uexternado.edu.co Primera edición: octubre de 14 Diseño de cubierta: Departamento de Publicaciones Composición: David Alba Salazar Impresión y encuadernación: Xpress Estudio Gráfico y Digital S.A. Tiraje: de  a . ejemplares Impreso en Colombia Printed in Colombia Prohibida la reproducción o cita impresa o electrónica total o parcial de esta obra, sin autorización expresa y por escrito del Departamento de Publicaciones de la Universidad Externado de Colombia. Las opiniones expresadas en esta obra son responsabilidad de los autores.

eduardo pastrana buelvas bernardo vela paula wojcikiewicz almeida rubén martínez eric tremolada álvarez jeannette valverde chaves

ignacio bartesaghi julie schmied antonio manrique de luna barrios maría amparo alcoceba gallego julio césar peluffo andrés bodensiek

mario andrés arroyave quintero

contenido presentación

9

primera parte la institucionalización de la integración

13

Débil estatalidad y transferencia de soberanía: su impacto en los procesos de integración latinoamericanos Eduardo Pastrana Buelvas

15

La integración: mucho más que un mercado… Una aproximación desde la perspectiva del institucionalismo Bernardo Vela

47

Desafios e fragilidades do sistema de solução de controvérsias do Mercosul: a paz pelo direito? Paula Wojcikiewicz Almeida

85

Integración latinoamericana: democracia y cláusulas de apertura en el nuevo constitucionalismo Rubén Martínez Eric Tremolada

119

segunda parte la integración como factor de paz regional e interregional

149

Contribución de la integración económica en el proceso de paz en Centroamérica Jeannette Valverde Chaves

151

De la soberanía compartida para la consolidación de la paz regional en Europa al constitucionalismo multinivel; una configuración no aplicada en los procesos de integración suramericanos Mario Andrés Arroyave Quintero

193





Los procesos de integración como factor de paz

La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático: algunas similitudes con la Unión Europea Ignacio Bartesaghi

227

A aplicação das alianças estratégicas da União Europeia como um instrumento de política externa: Os diálogos das relações inter-regional da União Europeia e o Brasil Julie Schmied

253

tercera parte la integración como factor de consolidación de los procesos de paz

281

Las operaciones de mantenimiento de la paz de la Unión Europea Antonio Manrique de Luna Barrios

283

Algunas cuestiones sobre la co-mediación de la Unión Europea y sus limitaciones para contribuir al proceso de paz en Colombia María Amparo Alcoceba Gallego

323

¿Cuál es la fórmula del desarrollo en el posconflicto? El debate sobre el desarrollo económico, la integración y la paz Julio César Peluffo Andrés Bodensiek

353

los autores

387

j ulio c  sar p elu f f o andr  s bodensie k

¿Cuál es la fórmula del desarrollo en el posconflicto? El debate sobre el desarrollo económico, la integración y la paz Universidad Externado de Colombia [[email protected]] Universidad Externado de Colombia [[email protected]]

resumen El presente trabajo tiene por objeto analizar la premisa según la cual el actual modelo económico que opera en Colombia, sumado al fin del conflicto armado interno que ha vivido el país durante las últimas cinco décadas, traerá por fin el progreso que todos los países en vía de desarrollo buscan. Por medio de la comparación de las teorías de la ventaja comparativa, base del actual modelo y el análisis de evidencias en los renglones industrial y agropecuario luego de veinticuatro años de la apertura y desregularización, se pretende demostrar las fallas intrínsecas de esta concepción de Estado y el grado de incidencia que el alcance del fin del conflicto puede tener en el arribo de mejores condiciones de vida para los ciudadanos colombianos.

palabras clave Macroeconomía, ventaja comparativa, ventaja absoluta, libre comercio, paz, desarrollo.

abstract The present work pretends to analyze the premise according to which the current economic model who operates in Colombia added to the end of the armed internal conflict that has lived through the country during the last five decades, will finally bring the progress that all the countries in routes of development look for. By means of the comparison of the theories of the comparative advantage, base of the current model of development and the analysis of evidences in the industrial and agricultural lines of economie after twenty-four years of the free trade and desregularization, this document tries to demonstrate the intrinsic faults of this conception of State and the degree of effect that the scope of the end of the conflict can have in the arrival of better conditions of life for the Colombian citizens.

k e y w ords Macroeconomics, comparative advantage, absolute advantage, free trade, peace, development.



contexto

En medio de las negociaciones del “Acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera” (Informe Conjunto, enero de 2014, La Habana [s.p.i.])”, entre el gobierno de Colombia y la guerrilla de las farc-ep, se ha abierto la discusión sobre la contribución de esa negociación al desarrollo económico del país. El discurso gubernamental se ha esforzado en señalar que la estrategia de internacionalización de la economía debe ir acompañada del tan esperado término de las negociaciones de paz en La Habana, para encaminar a Colombia exitosamente en la ruta del desarrollo económico y la “prosperidad democrática”, tal y como nombró al plan de gobierno el actual presidente Juan Manuel Santos. Declaraciones de altos funcionarios de este gobierno complementan el discurso oficial y ayudan a precisar, en términos económicos, la visión gubernamental sobre el asunto en cuestión. Verbigracia, el ministro de hacienda, Mauricio Cárdenas, ha señalado que “si Colombia alcanza la paz, podría crecer entre 1% y 2% adicionales por año, es decir expandirse entre el 5% y el 6%”, y el exministro de comercio, Carlos Ronderos, sobre el mismo tema señaló: “conjuntamente gracias a los tlc con Estados Unidos y Corea se crecería 1,5% al año” y añade Ronderos: “La ecuación señala que sumados el pib promedio anual de 4,5%, más el 2% de la paz y un 1,5% de los tlc se alcanzaría un promedio anual del 8%, en la vía de crecimiento de los tigres asiáticos” (La República, 2012). Los acuerdos alcanzados en La Habana, fruto de las negociaciones de paz, representan, según el propio presidente logros, “de gran calado” en términos de desarrollo económico agropecuario, pues “si llevamos a la práctica lo que hemos llamado la Reforma Rural Integral, vamos a transformar radicalmente las condiciones de vida de los habitantes del campo, especialmente de los más necesitados y más victimizados”, como lo expresó al instalar el último período legislativo del Congreso de la República el pasado mes de julio del 2013 (El Mundo, 2013). Desde el Congreso el discurso gubernamental ha sido enarbolado por el expresidente del Senado Juan Fernando Cristo, quien ha expuesto que el desarrollo económico del país pasa por una finalización exitosa de las negocia-



 ¿Cuál es la fórmula del desarrollo en el posconflicto? El debate sobre el desarrollo económico…

ciones en Cuba, para que se “inviertan los esfuerzos gubernamentales hacia el desarrollo rural”, desarrollo rural que tal y como precisan los preacuerdos en el tema, se darán en el contexto de una economía globalizada e incluso con el apoyo de Estados Unidos con una propuesta de Plan Colombia ii (Sala de Prensa del Senado, 27 de enero 2014). La firma y ratificación de antiguos y nuevos tratados de libre comercio durante este cuatrienio ratifica lo que los autores hemos denominado “La fórmula gubernamental para el desarrollo”, que integra como variables fundamentales: a) el proceso de integración comercial basado en la estrategia de internacionalización de la economía, y b) la finalización del conflicto armado con las guerrillas de las farc y el eln, para generar un ambiente propicio que incentive la inversión. El producto sería un avance en el desarrollo económico y productivo del país. Una aproximación en términos de una ecuación aritmética (la fórmula gubernamental) sería: IC (Intern. de la eco.) + “Paz” (fin conflicto) = DE (Desarrollo).

Este trabajo debatirá dicha ecuación gubernamental, contrastando los resultados y las características de la estrategia de internacionalización de la economía del gobierno con los resultados en términos de desempeño productivo en dos sectores estratégicos para el país, a la luz de la discusión del desarrollo. Pero no desde la crítica recurrente de los avances o retrocesos en materia social, sino concretamente sobre los avances o retrocesos en materia de desarrollo productivo. También se disertará sobre el valor de la variable paz y su capacidad de sumar en la ecuación, es decir, si el fin del conflicto per se, genera condiciones para el desarrollo económico del país, realizando un paralelismo con el concepto de paz y desarrollo en el lenguaje internacional propio de las instituciones multilaterales (onu, Banco Mundial, etc.). re f lexi  n inicial sobre el conce p to desarrollo

El sustento ideológico de la estrategia de internacionalizar la economía como vía para el desarrollo, se fundamenta en conceptos liberales cuya medición

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está estrechamente relacionada con los indicadores de crecimiento, que se obtienen a partir del libre comercio, y de las ventajas comparativas (Paul y Alviar, 2006, pp. 20-32). Aunque más adelante se profundizará en el sustento teórico del modelo liberal y neoliberal que soporta esta estrategia, es importante abordar una consideración inicial sobre la concepción que ubica a las exportaciones como la pieza fundamental del desarrollo económico, argumento clave en la teoría de las ventajas comparativas. Dicha concepción ha tenido mucho eco: liberalizar los mercados para exportar, exportar y exportar. Sin embargo, no existe sustento fáctico que demuestre que los países que más exportan sean necesariamente los que más crecen o los que mayor desarrollo hayan conseguido. Por ejemplo: si se compara la relación entre las exportaciones y el pib, se encuentra que en el 2004, esta proporción era de 9,55% en Estados Unidos, 11,84% en Japón, 20,84% en Colombia, 73,5% en Angola y 91% en el Congo (Index Mundi, 2004). Esos son los hechos, las cifras. Pero ni al más ingenuo se le ocurría pensar que como el Congo, Angola y Colombia exportan más, su nivel de desarrollo está por encima del de Japón o Estados Unidos. Entonces la pregunta sobre la concepción del desarrollo, no debe ser quién exporta más como sugieren los entusiastas del libre mercado y el Estado mínimo, sino qué se exporta y para qué se exporta. ¿Acaso resulta eficiente exportar carbón para importar el trigo que antes se producía internamente? ¿Si Estados Unidos tiene ventajas comparativas en la producción de cohetes espaciales, debe dejar de producir maíz? ¿Podría el más ingenuo políticamente pensar que Estados Unidos abandonará criterios como el de la soberanía alimentaria de su estrategia de crecimiento y desarrollo? El debate del desarrollo es principalmente un debate sobre la producción, sobre la capacidad de las naciones de desarrollar un aparato productivo que ayude a cubrir las necesidades básicas de su población por vía de generación de empleo y el aumento de la demanda. Por ejemplo, el tema del sector industrial, que no es de poca monta. Parece obvio, pero no se discute, casi no se menciona entre los indicadores del pnud o cualquier ong. ¿Cuál es la diferencia entre un país desarrollado y un país subdesarrollado o “en vía de desarrollo”? Con seguridad alguien puede decir los indicadores de desarrollo humano: riqueza, educación, sanidad, pero que todas estas condiciones existan, para que el indi-

 ¿Cuál es la fórmula del desarrollo en el posconflicto? El debate sobre el desarrollo económico…

cador sea favorable y califique a un país como desarrollado, la variable principal es el desarrollo industrial, en otras palabras, el desarrollo capitalista. Algunas naciones se encuentran, como Japón, en la fase más avanzada del capitalismo, otras están en ese proceso, y otras lo tienen, pero de forma muy incipiente ¿Da lo mismo especializarse en producir níquel, uchuvas o microchips? Este debate tendrá que ser abordado de manera distinta en Alemania y en Colombia, pues mientras una nación piensa en criterios distributivos, principalmente en la otra sigue pendiente el debate de ¿cómo nos industrializamos? Como es sabido, el valor de la industria y la industria aplicada a la agricultura resulta incalculable para las naciones y sus sociedades, además de ser la actividad de mayor potencial de productividad absoluta, generación de aprendizaje en el oficio y absorción tecnológica, ya que representó para la humanidad el paso del feudalismo al capitalismo, y a su vez, tiene impacto de las condiciones la longevidad, la salubridad, los niveles de educación, mortalidad infantil, etc. Sobre el asunto agrícola en particular, que este trabajo observará con más detenimiento, es preciso señalar que parte fundamental de su concepto de desarrollo debe abordar categorías sobre la distribución de la tierra y la democratización en su uso y explotación, entre otros temas estructurales propios de los cambios realizados en las economías hoy desarrolladas, cuando dieron el paso al capitalismo y del que son ejemplo la revolución francesa y la independencia norteamericana. En este sentido es pertinente mencionar la descripción que hace Robinson (2013, p. 13) –uno de los autores del famoso libro Por qué fracasan los países–, sobre la forma como funciona la distribución del poder en Colombia, para entender cómo, dentro de la fórmula que se viene debatiendo, el desarrollo y el alcance de estadios más democráticos para la sociedad, por ejemplo, en el tema de la distribución equitativa de la tierra que se venía tratando, se ve obstaculizado por la estructura misma de gobierno que existe en el país: Fundamentalmente, todos los problemas que Colombia tiene se derivan de la forma como ha sido gobernada. La mejor forma de definir esto es que se trata de un gobierno indirecto, común en los imperios coloniales europeos, en el cual las élites políticas nacionales que residen en las áreas urbanas, particularmente Bogotá, han delegado efectivamente el funcionamiento de las zonas rurales y otras áreas periféricas a las élites locales. A estas élites locales se les

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ha dado libertad para gobernar como ellos deseen e incluso se les ha permitido tener representación en el Congreso, a cambio de dar soporte político y de no desafiar a las élites nacionales. La descripción acertada de Robinson es importante en relación con esta disertación, pues determina el enfoque de la crítica que se pretende hacer y la razón de su distanciamiento de las críticas tradicionales sobre “crecimiento vs. desarrollo”, las mediciones sociales sobre distribución de la riqueza o indicadores como las metas del milenio del pnud. Discusiones muy importantes que no pretenden ser demeritadas, más bien complementadas en cuanto se entiende, como plantean los autores de esta ponencia, que el desarrollo es producto de los avances en la composición del aparato productivo, principalmente agrícola e industrial, y que dicho avance tiene una importante relación con la forma como está estructurado el poder en el orden nacional y territorial. Para cerrar esta reflexión es pertinente mencionar, como se verá de forma posterior en el segundo acápite, que el enfoque escogido por los autores es el de “desarrollo nacional”, fundamentado en las condiciones macro de la economía y en el mercado interno. Esta visión dista del modelo de “desarrollo regional” o endógeno que se erige como el norte del Plan de Desarrollo que ejecutó durante cuatro años el actual gobierno (dnp, 2010, p. 27). I . internacionali z aci  n de la econom  a y desarrollo : elementos te  ricos vs . conclusiones em p  ricas

El predominio del enfoque neoliberal en el manejo de la economía colombiana es irrefutable. Por lo menos en los últimos 25 años, desde la aplicación de la apertura económica, el modelo se ha venido profundizando, de una parte con la liberalización para la entrada y salida de capitales o política de confianza inversionista y, de otro lado, con la proliferación de acuerdos comerciales tipo tlc. En eso ha consistido la estrategia de internacionalización de la economía. El sustento ideológico de esta estrategia de desarrollo se fundamenta en los conceptos liberales sobre el desarrollo económico, cuya medición está estrechamente relacionada con los indicadores de crecimiento, que se obtiene a partir del libre comercio, el cual está fundamentado en la teoría de la ventaja comparativa, que establece que el intercambio sin restricciones beneficia a todos los países, pues cada nación se especializa en aquellos bienes que pro-

 ¿Cuál es la fórmula del desarrollo en el posconflicto? El debate sobre el desarrollo económico…

duce de una manera más eficiente y a menor costo que las naciones con las que podría intercambiar. Adicionalmente, en lugar de gastar recursos en la fabricación de productos para los cuales no tiene los instrumentos, el conocimiento o los materiales, los importa de países que los producen mejor y a menor costo (Paul y Alviar, 2006, pp. 20-32). Al final, por medio del libre comercio, todas las naciones encontrarán que sus oportunidades de consumo han sido ampliadas debido a la especialización y al intercambio. El intercambio promueve la asignación más eficiente de recursos, pues las diferentes naciones no gastan energía, tiempo y capital en producir bienes para los cuales no tienen las condiciones y, en últimas, todos los países mejoran su situación y producen riqueza. Por lo tanto, la integración comercial es fundamental para fortalecer el intercambio. Según este enfoque, el papel del Estado debe ser el de levantar las tarifas y barreras al comercio e impulsar la exportación de los bienes que el país produce mejor y más eficientemente. El Estado liberal clásico se limita a la administración de justicia, la seguridad interna y la protección de las fronteras nacionales (Smith, 1994). El modelo neoliberal que se implantó en Colombia en los años 90, es la reedición de las ideas clásicas que se fortalecieron con algunos ajustes. Estos ajustes tienen tres críticas (Baur, 1984) a lo que habían sido ideas fundamentales del desarrollo económico hasta el momento: Las condiciones particulares –históricas, culturales o sociales– de un país no deben influir sobre la definición o estrategia del desarrollo. Es decir, no se deben tomar en cuenta las particularidades para proteger el desarrollo industrial o redistribuir ingresos, pues esto ha derivado en tomar medidas que han desconocido el libre mercado como la mejor vía para obtener el desarrollo económico. Para los neoliberales la intervención del Estado ha sido un desastre que ha promovido la corrupción, la ineficiencia de empresas estatales que “no sabían competir”.

 Aunque este término ha sido muy utilizado como referente calificativo entre los políticos profesionales acá se incorpora, pues hace parte de las categorías expuestas en el capítulo de “Perspectivas sobre el desarrollo”, desarrollada por Helena Alviar.

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La política de sustitución de importaciones genera distorsiones en los bienes producidos localmente, por lo que afecta al consumidor. También porque esta política beneficia la industria sobre la agricultura. Guiados por la lógica descrita, los gobiernos colombianos adhirieron a las recomendaciones que desde los organismos internacionales se sugerían para Colombia. El Banco Mundial, en abril de 1989, presentó un informe sobre la economía colombiana (Colombia: Comercial Policy Survey 1983-1987), en donde motivaba la necesidad de una nueva política económica, que pudiera convertir el sector externo en el factor dinámico del crecimiento, a partir de liberar el comercio y procurar así una mayor inserción del país en los mercados globales. Como bien lo menciona Garay (1993), el principal objetivo del proceso de liberalización es detener las consecuencias del proteccionismo y su consecuente “sesgo antiexportador”. Sin embargo, es claro que el proceso de apertura involucra muchos otros aspectos, además del comercial, aun cuando este es uno de los más importantes. En febrero de 1990 el Conpes, presentó el documento “Programa de modernización de la economía colombiana”, donde se incluían varias de las sugerencias del Banco Mundial, definiendo el sector externo como el motor principal del desarrollo de la economía colombiana para los años siguientes. A partir de este informe se crearon los requisitos para una apertura gradual de la economía en los siguientes cinco años, instaurando los comienzos de un modelo de desarrollo hacia afuera, como se verá a lo largo de esta ponencia. El gobierno de Barco reconoció el diagnóstico presentado por el Banco Mundial, asumiendo que el modelo anterior de desarrollo, basado en la sustitución de importaciones, protección a la industria nacional y promoción de exportaciones, había limitado al país para una mayor inserción de la economía en el mercado mundial. Para el gobierno Barco, según lo plasmado en el Conpes 2465 –Programa de Modernización de la Economía Colombiana–, los mecanismos de protección económica con respecto a la competencia externa, había dado pie para que “la producción del país se aislara de la competencia internacional, limitando el crecimiento, acceso a tecnologías de punta, exportaciones, el empleo y diversidad de productos a precios razonables”.

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I I . el veredicto a nivel macro

Una aproximación hacia los resultados de esta política a nivel macro, arrojan amargos resultados sobre los esperados avances del aparato productivo colombiano y su relación con el sector externo. De un lado, porque las expectativas de aumentar las exportaciones no se cumplieron producto del debilitamiento de los renglones económicos más importantes: agro e industria y, de otro, porque fruto del desbalance comercial el país se ha visto abocado a sustentar su crecimiento con más pasivos, entiéndase “inversión extranjera directa”. Veamos: Tan solo en los primeros cinco años del experimento aperturista se vio un aumento desmedido de las importaciones que pasaron de $2364 millones a $5634 millones, al tiempo que las exportaciones como proporción del pib cayeron de forma inédita. El proceso de revaluación real se mantuvo hasta mediados de 1994, lo cual afectó negativamente el objetivo de dinamizar y diversificar las exportaciones nacionales. La misma revaluación, coincidiendo con la disminución de las restricciones cuantitativas, favoreció las importaciones, y si bien, las de bienes de capital crecieron (19.8% entre 1990 y 1996), se observó un verdadero auge de importaciones de bienes de consumo –crecieron en promedio, entre 1990 y 1996, un 33%, con un máximo del 100% entre 1992 y 1993– (Garay, 1998). Este resultado no alcanza a ocultar el efecto contrario al buscado por el proceso de apertura. Las exportaciones no lograron ser el motor de la economía y, por el contrario, se redujo su contribución al crecimiento del pib, lo cual se compensó de manera decidida con el aumento de la demanda doméstica, reflejada en el significativo crecimiento de las importaciones de bienes de consumo. Entre 1991 y 2006, la participación del agro en la economía nacional cayó 44,6% de (22,3% a 11,9%) y la de la industria se redujo 27% (del 21% al 15,4%) cifras que se sustentan en los mediocres crecimientos promedio de ambos sectores: para el agropecuario, entre 1993 y 1999 fue de 1,2%, y peor para la industria pues fue negativo en 0,6% (dane, 2009). En 1990, el agro colombiano suministraba más del 90% de los bienes agropecuarios demandados por industrias y hogares, para el 2006 ya se importaban cerca de 5 millones de toneladas de dichos insumos. En relación con consumo interno, esto equivalía al 95% del trigo, al 100% de la cebada; al 75%

Julio César Peluffo y Andrés Bodensiek

del maíz; al 90% de la soya; al 90% del sorgo; al 33% del fríjol y al 100% de la lenteja, del garbanzo y de la arveja seca. El área total de siembra de algodón se redujo de más de 200 mil hectáreas a menos de 30 mil. Para los últimos años, el número de toneladas importadas de productos del ámbito agropecuario se ha duplicado, alcanzando los 10 millones de toneladas (Suárez, 2007). Para el caso de la agricultura en particular, se registró una pérdida de actividad económica, reflejada en una disminución de 800.000 hectáreas sembradas en la última década, lo cual redujo las oportunidades de empleo y provocó la migración de mano de obra no calificada a la ciudad o hacia zonas de cultivos ilícitos. En el período 1991-2001 se produjeron grandes descensos en la producción de cereales (cebada, sorgo, trigo y maíz), oleaginosas de ciclo corto como la soja y el maní y el algodón (Araque, 2009). Según Eduardo Sarmiento, el resultado para la industria fue mucho más alarmante. Como resultado de la apertura la participación en el pib bajó del 20 al 10%, ¡el sector no ha generado un solo empleo en los últimos 20 años!, pues mantiene el mismo nivel de ocupados que no supera los 700.000 trabajadores (Sarmiento, 2012). El número de establecimientos en la primera década disminuyó, pasando de 7543 en 1990 a 6881 en el 2002, y para completar, el país no ha pasado del segundo nivel de la escalera tecnológica en el que quedamos hace 20 años, por el contrario, se ha inclinado a la industria de la maquila y hoy vive rasgos de desindustrialización crecientes (Sarmiento, 2012). Esta quiebra en el sector productivo mantiene consecuencias negativas para el resto de la economía, que se reflejan en la balanza comercial y, de manera más preocupante, en la cuenta corriente de la balanza de pagos. ¿Por qué? Porque los ingresos que dejaron de percibirse de la actividad natural del sector real de la economía y de los impuestos y gravámenes, previamente desmontados, condujeron progresivamente a ampliar el déficit en la cuenta corriente de dicha balanza, es decir, a financiar los gastos con capital “importado”. En palabras de Suárez (2012) para esta época: “El modelo económico acrecienta el endeudamiento pues las operaciones negativas derivadas de la apertura forzaron a contraer mayores préstamos”. Como se ha explicado, la apertura económica y la liberalización comercial se apoyaron en el desmonte de las tarifas arancelarias para equilibrar los

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 ¿Cuál es la fórmula del desarrollo en el posconflicto? El debate sobre el desarrollo económico…

precios de las mercancías, situación que provocó una caída en el precio de los bienes importados; de esta manera, los bienes importados finales e intermedios desplazaron la producción nacional: (…) lo que condujo a pasar de un superávit en 1991 de US$2.346,7 millones a un déficit en 1993, en la cuenta corriente de la balanza de pagos de US$2.220,9 millones, el cual fue recurrente hasta 1998 que cerró con US$4.858 millones. Para los años 1999 y 2000 presentó un registro positivo de US$768 millones; sin embargo, para los años 2002 y 2003 la cuenta corriente de la balanza de pagos volvió a ser deficitaria en US$53 millones y US$222 millones respectivamente (Najar, 2006).

Las cuentas de Suárez (2012), ratifican que lo descrito por Najar y Suárez (1999) continuó siendo la tendencia para la última década. El déficit siguió siendo recurrente en la balanza de pagos hasta ubicarse en 5146 millones de dólares en 2009. El déficit existente en esta cuenta se pretendía amortiguar a través del ingreso de capitales de largo plazo, los cuales se dispararon al pasar de US$ 1.715,9 millones en 1990 a US$15.557,6 millones en 2004 (pr); es decir, que hubo un crecimiento en promedio de un 12% anual (Najar, 2006). Esto respaldado en el aumento de la inversión extranjera directa que vio un salto de 1720 millones en 2003 a 7201 millones en 2009 para ubicarse más recientemente, en el 2013 en 16000 millones. En plata blanca, estos guarismos demuestran que el Estado colombiano está “subsanando” sus deudas con más deudas, pues la inversión extranjera directa representa un pasivo en las cuentas nacionales. Cuando se dice en el argot financiero que “el capital va a donde puede salir”, salir significa que nadie invierte para perder, y es así como, por ejemplo, la tasa de retorno de esa inversión extranjera desde el 2009 comenzó a ser positiva, pues ingresaron 7.201 millones de dólares por concepto de inversión, pero salieron 7.719 millones por giros de dividendos. Por cada 0,93 dólares que entraron, salió un dólar (Valencia, 2011), para el 2013 la relación fue mayor pues por cada 0,66 dólares que entraron salía uno, lo que convierte al país en un exportador neto de capitales, lo que coloquialmente se conoce como “tapar un hueco con un hueco más grande”. Vale la pena aclarar en este punto que esta inversión extranjera encontró como principal refugio el sector minero energético (concentrándose en niveles hasta del 80%), pasando de una tasa anual de crecimiento de un (–) 10,3% en

Julio César Peluffo y Andrés Bodensiek 

el 2000 a 11,9% en el 2009. Muy por encima de los sectores agro e industria. Aunque los detalles del crecimiento del sector minero y las adecuaciones jurídicas y económicas promovidas desde el Estado para su crecimiento podrían ser objetos de otro estudio, es clave destacar que se encuentra en la lógica de la especialización productiva propia del modelo neoliberal y la teoría de las ventajas comparativas. Cabe recordar las palabras de Michael Porter, gurú de la teoría de las ventajas comparativas y asesor económico de la Casa Blanca, en sus recomendaciones para el país: “Colombia debe dedicarse a lo que sabe hacer bien, esencialmente, producir café y explotar carbón, pero no cometer el error de tratar de incursionar en temas más sofisticados en los cuales no tiene ninguna oportunidad” (Posada, 2008, p. 6). En la lógica del libre comercio, Colombia no posee ventajas comparativas en la producción de un bien o de un sector económico específico, ni siquiera en los productos que históricamente han caracterizado su producción, como los bienes primarios. Por tanto, y según la teoría de Ricardo y lo que ratifica Porter, Colombia debe enfocar la producción hacia el sector minero, teniendo en cuenta que sus potencialidades resultarían de importancia manifiesta en aras de acrecentar la generación de riquezas del país. Los efectos generados por el incremento acelerado de las importaciones y su impacto en el aparato productivo agrícola e industrial representan el más importante fracaso de la teoría neoliberal y de su aplicación en Colombia. Primero, porque las exportaciones colombianas no lograron convertirse, como planteaba la ortodoxia liberal, en el motor del desarrollo económico, como ya se demostró y, además, porque el daño colateral que representa cubrir con un pasivo (ied) el gasto de los bienes de consumo, que antes se producían internamente, representa un nuevo desafío para la economía colombiana. ¿Se debe privilegiar el capital extranjero, sobre el sector real (agro e industria) como el elemento fundamental para el desarrollo? Segundo, porque aunque el crecimiento económico y las exportaciones del país sean destacables, esto no necesariamente es un símbolo de desarrollo. Contrario a lo estipulado por los teóricos, viejos y modernos del libre comercio, Colombia, aunque en algunos años ganó en crecimiento, no ganó en desarrollo, no solo por las deficiencias redistributivas que son verdad de Perogrullo sino, principalmente, porque se estancó en la industria al punto de durar dos décadas sin pasar del segundo nivel de la escala tecnológica, como ya se dijo

 ¿Cuál es la fórmula del desarrollo en el posconflicto? El debate sobre el desarrollo económico…

(Sarmiento, 2012), y retrocedió enormemente en materia agrícola: tema que desarrollaremos a continuación, a propósito del debate actual del agro y los diálogos de paz en La Habana, para complementar el análisis de la ecuación gubernamental para el desarrollo. I I I . el modelo de desarrollo nacional y el libre comercio

En oposición a las teorías liberales y neoliberales del desarrollo, esta parte de la ponencia expondrá algunas de las tesis que el economista alemán, Friedrich List, desarrolla en su libro Sistema nacional de economía política (Suárez Dávila, 1997), y que se enmarca en las fallas estructurales ya expuestas con anterioridad, implícitas a un modelo de desarrollo fundamentado en la teoría de la ventaja comparativa que desconoce que en la práctica el comercio internacional se fundamenta en ventajas absolutas (Sarmiento, 2005, p. 35) y en el proceso de transformación del capital extranjero en la variable fundamental de las cuentas nacionales. Este enfoque se concreta en la política gubernamental conocida como “confianza inversionista” que lleva implementándose en el país más de 12 años en los cuales la inversión extranjera directa (ied) ha crecido de 1.5 mil millones de dólares a 13 mil millones de dólares, pasando del 17% al 27% del pib (Robinson, 2013, p. 12). Desde su comienzo economistas como Eduardo Sarmiento, previamente referido, han advertido sobre los daños que este sesgo de política macroeconómica trae para los renglones industrial y agropecuario del aparato productivo nacional (El Colombiano, 9 de abril de 2014). Así List, tiene como uno de sus principales postulados la crítica a las tesis de Adam Smith según las cuales la riqueza de las naciones se genera en la ventaja comparativa y en el libre comercio. En su lugar propone “una estrategia integral alternativa de desarrollo, sustentada en una concepción diferente de la política de comercio exterior” (Suárez Dávila, 1997, p. 456). Para List el libre comercio es un estadio deseable, pero considera que debe darse entre países que ostenten niveles similares de desarrollo, debido a que las tesis que lo sustentan sirven –en el caso del contexto histórico en el que escribe– para “echar tierra en los ojos de otras naciones en beneficio de Inglaterra” (Suárez Dávila, 1997, p. 458). En la actualidad se podría usar la misma frase cambiando

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el nombre de la potencia mercantil de esa época por alguna de las actuales potencias comerciales. Luego de agregar List que el comercio, otra de las herramientas del avance de los países, ha sido la base de la construcción de algunos imperios, añade que: “hemos conocido ejemplos de naciones que han perdido su independencia y hasta su existencia política precisamente porque sus sistemas comerciales no sirvieron de estímulo al desarrollo y fortalecimiento de la nacionalidad” (Suárez Dávila, p. 456). Visto como un todo, el aporte de la teoría desarrollada por List se puede resumir como una “visión completa de estrategia económica para una nación en desarrollo”. Después de ubicar el concepto de nación en el centro de su análisis, por concebirlo como el eslabón entre el individuo y la “economía cosmopolita” de Smith, la definición fundamental que aporta List al debate del libre comercio es la necesidad de enfocar dicha estratagema económica hacia el mercado interno, o lo que acuña luego como el “desarrollo de los poderes productivos”. Para este economista heterodoxo las razones de la riqueza son distintas a la riqueza per se, por lo cual explica que “la aptitud de crear riqueza es, en consecuencia, mucho más importante que la riqueza misma” (Suárez Dávila, 1997, p. 459). Para List los denominados “poderes productivos” no son únicamente los sectores de la economía sino un súmmun de factores como el trabajo y el capital, el cambio tecnológico, y en adición el avance y la importancia de las instituciones y el capital social (Suárez Dávila, 1997, p. 460), conceptos, estos últimos, que fueron utilizados en su obra mucho antes de que fueran acuñados como tal y así entendidos por teóricos más recientes. Partiendo de estos fundamentos conceptuales como base, se pueden contextualizar estas teorías con los postulados que ha elaborado Eduardo Sarmiento (2005) –que han sido revisados previamente, pero que se traen de nuevo a colación para condensar definitivamente la premisa central de esta

 Obras recientes como Retirar la escalera: la estrategia del desarrollo en perspectiva histórica (Ha –Joon Chang, 2004, p. 11), muestran la forma en la que las políticas que las naciones ricas “recomiendan” a los países en desarrollo distan mucho de las que estas mismas naciones siguieron cuando trasegaron la vía del alcance de mejores condiciones de vida para su población. En este sentido la obra de List tiene un valor destacable.

 ¿Cuál es la fórmula del desarrollo en el posconflicto? El debate sobre el desarrollo económico…

disertación– sobre la economía colombiana contemporánea. Sarmiento afirma que luego del proceso de apertura comenzado en la década de los 90, el país no ha logrado promover sus exportaciones como se pregonaba y, por el contrario, debido al incremento de las importaciones el mercado interno se ha debilitado. Es en este punto, el del mercado interno, donde la teoría del “Sistema nacional de economía” de List se encuentra con las tesis de Sarmiento. Se podría decir que este último lleva las premisas del alemán a un punto superior al incluir en su análisis la ecuación del ahorro nacional para explicar la forma específica en la que las variables “libre comercio” y “capital extranjero” no son definitivas para alcanzar el desarrollo, entendido como la mejora de las condiciones de vida y el acceso a los derechos fundamentales por parte de la ciudadanía. Sarmiento lo dice de la siguiente manera –hablando del actual modelo mundial fundamentado en el libre comercio–: En la práctica se observa más bien una confrontación en la que todos los países buscan exportar el máximo e importar el mínimo, para ampliar sus demandas efectivas y la producción, y evitar el endeudamiento a altas tasas de interés. Los ganadores son aquellos que enfrentan las mayores elasticidades de la demanda, que son los de mayor desarrollo relativo. Estos países están expuestos a superávit en la balanza de pagos, que permite ampliar la demanda interna y están en condiciones de trasladar el ahorro a altas tasas de interés en los mercado internacionales (Sarmiento, 2005, p. 37).

A esta elocuente explicación hay que agregar que en los países en vías de desarrollo pasa todo lo contrario: sufren de déficit en su balanza de pagos y tienen poca o nula capacidad de ahorro. Si se tiene alguna noción sobre el funcionamiento de las finanzas nacionales, que no dista mucho en términos generales del manejo de las finanzas personales, es fácil entender que sin ahorro la única opción para financiar lo que la corriente institucional de las ciencias económicas ha definido como “el costo económico de los derechos” (Campos, 2011), es el crédito externo, y que este siempre está condicionado a la visión ortodoxa del desarrollo que tienen los organismos multilaterales de crédito: fmi, bm, bid principalmente, en cuyos textos se puede leer, pese a la evidencia histórica que hoy demuestra lo contrario que: “la apertura de comienzos de los noventa fue un paso en la dirección adecuada” para los sectores primario y secundario de la economía colombiana (Giugale, Marcelo M. et ál., 2003). La descripción del economista Luis Jorge Garay (1998, p. 459), es muy pertinente para terminar de esbozar el argumento acá sustentado:

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A su vez se pusieron en marcha nuevos acuerdos de integración comercial que contribuían a reducir la protección efectiva de la economía doméstica; se inició un proceso de privatización de servicios y empresas estatales; se permitió un acceso directo e igualitario -garantizado constitucionalmente- para la inversión extranjera; se flexibilizó la actividad financiera y se inició un programa de reforma al mercado de trabajo. Todo ello con el fin de adecuar el funcionamiento interno de la economía a los requerimientos de un modelo de desarrollo hacia afuera.

Esta cita sirve para terminar de apuntalar la premisa basada en las visiones de List y Sarmiento, según la cual el modelo de desarrollo descrito presenta fallas estructurales que impiden el alcance de un mejor estadio social para los países que lo adoptan. Es, por todo lo anterior, que la teoría de la ventaja comparativa, pilar fundamental del modelo de desarrollo colombiano en la era de los tlc, seguirá fracasando en el propósito de llevar el progreso, el desarrollo del aparato productivo interno, en la medida que reduce la producción nacional y la remplaza por la extranjera. De esa forma, esta variable, la de la internacionalización de la economía, suma negativo en la ecuación gubernamental aquí debatida, si lo que se busca es el desarrollo productivo nacional, pues no propende por un mercado interno fuerte y unos “poderes productivos” consolidados. A continuación se profundizará esta contextualización en el sector agropecuario de la economía nacional. I V . los p roblemas actuales y estructurales q ue en f renta el cam p o en colombia y la p ol  tica de desarrollo a g rario en las ne g ociaciones de pa z 

Si se agruparan todos aquellos municipios del país que en el índice de ruralidad son considerados “menos rurales” o completamente urbanos, es decir, las principales cabeceras municipales y todas las capitales de departamento, incluyendo a Bogotá (pnud, Informe nacional de desarrollo humano, 2011),

 Apartes de este acápite de la ponencia fueron publicados con anterioridad en el blog de la Red de Egresados de Gobierno de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, bajo el título “La política agraria de Santos fracasó”. 24 de mayo 2014.

 ¿Cuál es la fórmula del desarrollo en el posconflicto? El debate sobre el desarrollo económico…

ocuparían una porción de territorio cercana al tamaño del Departamento del Guainía, el cual se extiende en una superficie de 72 mil kilómetros cuadrados. El resto de la geografía del país sería rural. Dicho de otra forma, los municipios con algún grado de ruralidad ocupan el 94% del territorio de Colombia y en ellos habita el 31% de la población, más de 14 millones de ciudadanos que han sufrido el olvido secular por parte de sucesivos gobiernos desde el comienzo de la historia republicana. Atendiendo a esta perspectiva, es fácil entender la frase: “Colombia es más rural de lo que se cree” (pnud, 2011). Es por esta razón que los paros agrarios de los años 2013 y 2014 tomaron a más de uno, incluido el gobierno nacional, por sorpresa, pues en términos de políticas sociales y desarrollo, el campo en este país ha sido una de las cenicientas de los presupuestos generales de la nación y ha carecido de la atención necesaria por parte de una clase dirigente que parece no reconocer la importancia del asunto rural. Los levantamientos populares recientes en estas zonas tienen dos tipos de explicaciones. Las primeras están ligadas a características macro de la economía nacional, como la enfermedad holandesa, ocasionada por el viraje hacia la denominada “locomotora minero-energética”, que redunda, debido a la revaluación del peso frente al dólar, en el encarecimiento de las exportaciones para los productores y el abaratamiento de las importaciones agropecuarias desde ee.uu., problema que los tlc recrudecen aún más. Por ejemplo, en 2011, antes del tlc, las aludidas exportaciones fueron del orden de US$2.630 millones, mientras que en 2013 con tlc vigente, llegaron a un monto de US$2.407 millones, lo cual representa un descenso de 8,5% (dane citado por Mincomercio, 2014). Valga recordar, además, las implicaciones de la Resolución 970 del Instituto Colombiano Agrícola (ica) que impide a los agricultores guardar y sembrar semillas que no sean certificadas, esto como resultado del tlc con ee.uu. en su capítulo de propiedad intelectual. Esta resolución ocasionó la destrucción de más de 50 toneladas de semilla de arroz en Campoalegre, Huila (El Espectador, 1 de septiembre, 2013,) lo cual desencadenó la indignación nacional. Estas revelaciones contenidas en el documental de Victoria Solano, son consideradas otro de los factores que escalaron las protestas campesinas durante

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2013, granjeándoles apoyo en amplios sectores ciudadanos de las principales ciudades del país. Siguiendo con el recuento de la razones de actualidad que explican las movilizaciones de los productores agrícolas, debe contarse con la existencia de oligopolios que hacen muy caros los agroinsumos para los cultivadores –en Colombia pueden alcanzar precios, en promedio, 40% superiores a los de otros países de la región (El Espectador, 7 de septiembre, 2013,)–. Estos altos precios hacen insostenibles los costos de producción. De otra parte, se encuentran las causas históricas, aquellas que obedecen a la estructura misma del sector agropecuario, empezando por la concentración en la estructura de propiedad de la tierra: en esta esquina de Suramérica el 13% de los propietarios posee más del 70% de la tierra, y el 95% de las unidades agrícolas es inferior a 50% hectáreas (Revista Semana, 2012). Además, la renuncia al desarrollo de tecnología propia, adaptada a las particularidades de los microclimas criollos; la adopción de los conocidos ‘paquetes tecnológicos’ creados para las condiciones específicas de los suelos de las grandes planicies del centro de ee.uu.; durante la “revolución verde” y comprados con empréstitos a la banca multilateral desde el gobierno de Guillermo León Valencia hasta el de López Michelsen, entre 1960 y 1978, resultaron siendo un negocio redondo para las transnacionales (León Sicard y Rodríguez Sánchez, 2002), rezagando al país en esta materia. Resta por decir respecto de las causas históricas que explican los recientes paros, que la pérdida de institucionalidad estatal en el medio rural durante los últimos 24 años, representada en la liquidación definitiva de más de 6 entidades gubernamentales, como el Instituto de Mercadeo Agropecuario (idema), que garantizaba a los agricultores precios de sustentación, es uno de los aspectos determinantes a la hora de entender la vulnerabilidad de quienes se dedican a cultivar y producir la tierra. Dejando establecidas las causas actuales e históricas de los paros cabe mencionar que el resultado de estas movilizaciones es destacable, y se ve reflejado en un presupuesto para 2014 que alcanza los 5 billones de pesos, los cuales representan, en términos de inversión –sin contar los recursos del 4 x 1000–, un billón y medio de pesos más que en el 2013. Este crecimiento obedece principalmente al talante de los productores agropecuarios que no

 ¿Cuál es la fórmula del desarrollo en el posconflicto? El debate sobre el desarrollo económico…

se amilanaron ante la represión gubernamental y por medio de sus manifestaciones, mayoritariamente pacíficas, lograron arrancarle a las arcas del Estado estos importantes y necesarios recursos. Ese talante contrasta con la ausencia de norte que ha caracterizado durante sucesivos gobiernos al sector agropecuario. En una reciente entrevista en El Espectador (30 de marzo de 2014), el actual ministro de ese ramo constata con sus propias palabras el origen de todos los problemas acá enumerados: “lineamientos de política (agraria) ha habido, pero política de Estado en este sector no”. La condición semifeudal y de atraso económico del sector agropecuario, vista desde la perspectiva del modelo de ventaja comparativa y de la ausencia de desarrollo de los “poderes productivos” de List, viene fracasando desde hace más de 20 años. La situación no parece mejorar en el corto plazo. Para el 20 de julio de 2014, cuando termina su mandato, el gobierno Santos no logró ejecutar satisfactoriamente sus más importantes esfuerzos de política pública agraria: la Misión Rural y el Censo Nacional Agropecuario, pues los resultados de ambos llegarán solo a finales del segundo semestre del año en curso. De igual forma, en materia de titulación de baldíos llega al 6% de la meta y en lo que atañe a la vivienda de interés social rural, y de subsidios para la compra de tierras, las metas del Plan de Desarrollo solo se cumplieron en un 40% (madr y Corpoica citados en Morales, 2014). Una conclusión muy acorde sobre el panorama agrario, acá descrito, en el contexto de las negociaciones de paz y del modelo económico imperante es la que hace el experto de la Universidad Nacional de Colombia en temas agrarios, Absalón Machado (Entrevista de Steven Navarrete, El Espectador, 30 de abril de 2014): (…) La carencia de una estrategia y política de desarrollo industrial, hecha a la medida de las necesidades del país dentro de criterios de eficiencia económica y social, castra una de las posibilidades de ascenso social como es el desplazamiento no forzado sino inducido por el progreso hacia centros urbanos, de aquellos actores que adquieren las capacidades para hacerlo. En Colombia el desarrollo rural no será posible, o será trunco, si no se articula con una dinámica industrial diversa e innovadora, y generadora de empleos calificados. La sola extracción de materias primas (oro, petróleo, minerales) no es garantía de ello, puede ocurrir lo contrario.

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Como bien se describe en esta cita, es imposible hablar de desarrollo agrícola si no existe desarrollo del aparataje productivo en el renglón industrial de la economía. Puesto en las palabras de List, cuyas hipótesis abrieron este epígrafe de la ponencia, y ahora hablando de la teoría del desarrollo armónico: Existe división del trabajo y cooperación de las energías productivas conforme a un módulo nacional cuando la producción intelectual se halla en la nación en una proporción adecuada con respecto a la producción material, cuando la agricultura, la industria y el comercio nacionales sean regular y armónicamente desarrollados.

Solo entonces puede alcanzarse un nivel deseable en el logro y garantía de los derechos de las mayorías poblacionales. Bajo el modelo del Estado mínimo y el libre comercio, como se explicó con suficiencia a través de la mirada de Sarmiento y otros teóricos, ese escenario es imposible de materializar. V . sobre los di  lo g os de pa z y el modelo de desarrollo

El “Acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera” (Informe Conjunto, enero de 2014), es el documento que recoge los acuerdos alcanzados entre el gobierno de Colombia y las farc-ep en el marco de las negociaciones que vienen adelantándose desde 2012 entre las dos delegaciones en La Habana, como es de público conocimiento. En su edición de enero, la cartilla impresa desarrolla los dos primeros puntos, de los seis puntos de la negociación, los cuales son en su orden: 1. Política de desarrollo agrario integral; 2. Participación política; 3. Fin del conflicto; 4. Solución al problema de las drogas ilícitas; 5. Víctimas, y como punto final la Implementación, verificación y refrendación, de los cinco puntos pactados. En este aparte final se hará referencia al punto uno que versa sobre el tema agrario para complementar lo expuesto en el punto precedente de este ejercicio de análisis con el fin de llegar a conclusiones que terminen por ejemplificar la premisa central de los autores: ¿cuál es el valor de la finalización del conflicto (“la paz”) en la ecuación gubernamental para el desarrollo? Según el Acuerdo general los componentes que se desarrollarían en la negociación del punto de desarrollo agrario integral serían los siguientes: 1.

 ¿Cuál es la fórmula del desarrollo en el posconflicto? El debate sobre el desarrollo económico…

Acceso y uso de la tierra. Tierras improductivas. Formalización de la propiedad. Frontera agrícola y protección de zonas de reserva. 2. Programas de desarrollo con enfoque territorial. 3. Infraestructura y adecuación de tierras. 4. Desarrollo social: salud, educación, vivienda, erradicación de la pobreza. 5. Estímulo a la producción agropecuaria y a la economía solidaria y cooperativa. Asistencia técnica. Subsidios. Crédito. Generación de ingresos. Mercadeo. Formalización laboral y, por último; 6. Sistema de seguridad alimentaria” (Gobierno de Colombia y farc-ep, 26 de agosto de 2012). Por cuestiones de espacio y de correlación directa con la hipótesis principal de este documento, se analizarán solo los aspectos del acuerdo que tienen que ver con el modelo de desarrollo, es decir, principalmente los componentes 1 y 5. Al analizar el punto 1 –Política de desarrollo rural integral rri– en detalle, se encuentran varios aspectos generales que se deben dejar establecidos. En primera medida, que el acuerdo consta de 17 menciones que podrían considerarse, en términos de política pública, “los programas” específicos que integrarán la política de Estado que se implementará en esta materia durante la etapa del posconflicto. Los otros dos aspectos que pueden considerarse generalidades del primer punto, pero que no por ello son menos importantes, es la mención explícita que se hace sobre el actual modelo de desarrollo: “La Política de desarrollo rural integral –rri– se adelantará en un contexto de globalización” (Informe Conjunto, enero de 2014, 6). Esta afirmación marca la pauta sobre la orientación económica de los acuerdos. Es decir, en el marco de la globalización y la internacionalización de la economía no habrá nada en los acuerdos que haga pensar sobre algún replanteamiento para la política agraria general que hemos conocido en los últimos 25 años. Queda claro, entonces, como lo entienden los autores, que se privilegiará un modelo de desarrollo hacia afuera y no hacia adentro como lo promueve la

 Deben mencionarse las limitaciones que establece la cartilla estudiada, pues como es bien sabido, en esta se mencionan los temas generales acordados, pero no punto por punto como en el “Acuerdo General”, y tampoco se contemplan los mecanismos de implementación de cada aspecto pactado –esto es comprensible, pues no es un documento de política pública sino uno de difusión de las negociaciones de paz–.

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mentada globalización y que debates recientes sobre el impacto de la apertura o la renegociación de los tlc quedan saldados a favor del modelo prevaleciente en lo que va de la negociación. Esto le resta valor a la variable “paz” (fin del conflicto) en la ecuación gubernamental para contribuir decididamente en algún cambio, según lo que se viene implementando en el sector rural. La otra generalidad del punto agrario es el enfoque predominante en el “modelo productivo campesino, familiar y comunitario” (Informe Conjunto, enero de 2014, p. 6), que sugiere la continuidad en la implementación del modelo productivo con énfasis en métodos de focalización de los programas estatales tal y como se hace en la actualidad y contrario al enfoque de universalización de la política (derechos). Aquí surge la primera pregunta: ¿cuál debe ser el enfoque por elegir en el posconflicto? La respuesta frente este dilema (Ocampo, 2008) no es fácil de deducir, pues respecto al componente 2 –Programas de desarrollo con enfoque territorial–, se lee que, aunque “la rri es universal” su ejecución “prioriza los territorios más afectados por el conflicto, por los niveles de pobreza, por la presencia de cultivos de uso ilícito y otras economías ilegítimas con menor presencia institucional” (Informe Conjunto, enero de 2014, p. 12). Más preguntas quedan pendientes con este punto, aparentemente contradictorio. ¿Con respecto al componente 5 –Estímulo a la producción agropecuaria (…)– el texto analizado menciona las condiciones sine qua non para el desarrollo rural en cualquier parte del mundo como lo son: “capital semilla, riego, asistencia técnica, vivienda, crédito, provisión de bienes públicos como vías de acceso, salud, educación” (Informe Conjunto, enero de 2014, p. 7), pero no habla del alto costo de los insumos o de las importaciones (y el contrabando) que, en el marco de los tlc, han ocasionado la caída de los precios de varios bienes agrícolas como la papa y el arroz, por ejemplo. Como se ve, todas las reformas que propone en el punto uno de la negociación se harán “con sujeción al ordenamiento constitucional y legal” preestablecido –como se espera que sea–, pero se menciona esta importante generalidad para dejar claro que lo que allí se está negociando 1. No va en contravía de lo ya establecido y entonces, 2. Dista mucho de aspirar a transformaciones profundas puestas a consideración con anterioridad en este trabajo.

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En adición, como se mencionó al comienzo del presente documento, el gobierno nacional ha hecho saber por múltiples medios que la negociación no contempla la reestructuración del actual modelo económico (El País, 18 de octubre, 2012), en esta medida acoge la apuesta de desarrollo que a lo largo de esta ponencia se ha cuestionado por su poca efectividad para alcanzar los objetivos que redunden en el desarrollo económico, en función de la industrialización y los cambios estructurales para el agro y, en consecuencia, en la mejora de las condiciones de vida de la ciudadanía. Por otro lado, son grandes las expectativas que se han señalado en relación con el presupuesto destinado para el conflicto armado que quedaría “libre” en un escenario de “paz” o sin conflicto armado para dirigirse a inversión social. Por supuesto, el conflicto tiene un costo exorbitante para Colombia: la inversión anual en materia de seguridad en el país es de $23 billones el 3,5% del pib o 14% del presupuesto nacional (Revista Dinero, 2012). Sin embargo, no hay aún evidencia certera de que el fin del conflicto represente disminución del presupuesto en seguridad. A juzgar por los documentos y explicaciones de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos wola (por sus siglas en inglés), “Ending 50 years of conflict in Colombia: A new report from wola” y “Estados Unidos debe redirigir su asistencia para apoyar la paz en Colombia”, Estados Unidos, el más importante socio militar de Colombia no vería perjudicados sus intereses económicos por una presunta disminución del gasto colombiano en seguridad, pues los “nuevos retos en seguridad ciudadana” implicarían un cambio de enfoque en la priorización del gasto en seguridad y no en sí mismo una disminución de dicho presupuesto. (wola, 2014). Lo que sugiere, en otras palabras, un aumento del gasto policial y una disminución del gasto militar, pero no en sí una disminución importante del presupuesto total en seguridad y defensa. colo f  n sobre el conce p to de la pa z e inte g raci  n econ  mica

Hablar de desarrollo para Colombia invita a debatir, con mayor profundidad, la necesidad de reevaluar la estrategia que enfoca, en el sector externo y las

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exportaciones, el fundamento del crecimiento y también el rol de nuestra economía en la distribución mundial de las ventajas comparativas. Un elemento importante que surge de esta conclusión es el valor de los fundamentos económicos para una sociedad más justa, pero sobre todo, más desarrollada en términos productivos del agro y la industria. Pues la existencia de la riqueza es la cuota inicial obligada para cualquier criterio redistributivo ya que en medio de la escasez poco o nada se puede repartir. Un paralelismo con la tesis expresada en El Declive de los fundamentos económicos de la paz (Vela, 2005), para la discusión mundial sobre el rezago de los países “en vía de desarrollo” frente a los desarrollados, refuerza la idea de centrar la discusión en el modelo económico: La hipótesis de este trabajo se basa en una consideración que el pensamiento neoclásico no tiene en cuenta, esto es, que el proceso de internacionalización de la economía de mercado también ha generado el declive del frágil sistema económico multilateral que ha significado una desigual distribución de los costos y beneficios de ese proceso, y por esta razón al lado del inusitado incremento de la productividad mundial se puede constatar un incremento de la pobreza y del atraso” (Vela, 2005, p. 106).

Y parte de la necesidad de darle un nuevo enfoque de derechos y garantías para la ciudadanía al concepto desarrollo tiene que ver con que a medio mundo se le niega la posibilidad de disfrutar los aspectos más positivos de la industrialización, pues vive el aspecto más amargo de la distribución de las ventajas comparativas: economías basadas, casi que de manera exclusiva, en la extracción de recursos minerales y/o en bienes agrícolas tropicales, pues según Vela: El modelo económico prevaleciente en el mundo ha generado una desigual distribución de los costos y beneficios del proceso de internacionalización de la economía de mercado y, en este contexto, cada vez se hace más grande el contraste entre las ideas y las disposiciones sobre humanización del desarrollo promovidas por las Naciones Unidas y, por otro lado, la práctica generalizada basada en las ideas de la ortodoxia económica del liberalismo (Vela, 2005, p. 35).

En el escenario del posconflicto y las negociaciones entre las farc-ep y el gobierno, no habrá espacio para discutir sobre el desarrollo en función de la

 ¿Cuál es la fórmula del desarrollo en el posconflicto? El debate sobre el desarrollo económico…

industrialización como proponemos, básicamente porque no está en la agenda de los negociadores y allí no hay que hacerse demasiadas esperanzas, sin embargo, es un debate al que tarde o temprano nos veremos abocados como sociedad por los retos inaplazables de la economía y la situación social de país. Lo pactado hasta el momento en La Habana refleja coherencia total con el enfoque tradicional que ha guiado las metas de desarrollo y crecimiento en Colombia, por lo menos desde los últimos 25 años. Es claro que las deficiencias expuestas del modelo de internacionalización de la economía, que suman negativo en la ecuación por sus efectos contrarios al desarrollo esperado, no serán corregidas ni aliviadas por los “grandes cambios y transformaciones” provenientes de los diálogos en Cuba, pues tal y como se mostró en el aparte anterior, los planteamientos públicos de lo acordado están perfectamente correlacionados con el enfoque aperturista del desarrollo, y esto no permite prever grandes aportes de la variable “paz” (fin del conflicto) sobre el resultado final de la ecuación, lo que le da un valor incierto, pero tendiente a cero. Considerando lo mencionado la ecuación sería, contrario a lo esperado por el gobierno, la siguiente: (-) IE + (Fin del Conflicto)*x = ¿Desarrollo?

En términos generales esto significa que los grandes retos vigentes para el desarrollo del país, en términos de transformaciones económicas y sociales, no encontrarán respuesta ni en la estrategia de internacionalización de la economía y quizá tampoco en las negociaciones en La Habana, pues sus resultados están plegados y suscritos a la estrategia de desarrollo vigente. Ampliando estas conclusiones hacia los efectos de la citada fórmula, cabe tener en cuenta la aludida descripción que hace Robinson (2013) sobre la forma colonial en la que funciona la gobernabilidad en Colombia, añadiendo que: (…) el estancamiento y la pobreza se presentan donde existen instituciones económicas extractivas (aquellas que despojan ingreso o riqueza a varios grupos de la sociedad para el beneficio de otro) e instituciones políticas extractivas (concentran poder en manos de una élite que actúa casi sin restricciones) (El Espectador, 29 de abril de 2012).

Esto para hacer énfasis en que la paz per se no puede garantizar que la estructura del poder nacional y local en este país cambie y se democratice. El efecto

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inicial que debería tener la asunción de los postulados que esta ponencia expone, deberían guiarse hacia la reestructuración del modelo de desarrollo –hacia afuera y con soporte principal en el capital extranjero– bajo el cual está estructurada la economía colombiana y, en últimas, las negociaciones de paz y los escenarios de posconflicto que se esperan construir una vez sean firmados los acuerdos y refrendados por la ciudadanía. Sin embargo, como bien lo han establecido los negociadores del gobierno, dicho modelo no está en cuestión ni es tema de debate en La Habana por lo cual la única opción para que dicha reestructuración se dé, sería el cambio de enfoque de la política económica y de desarrollo con una postura ideológica distinta a la del actual gobierno, abierta a la reconfiguración de las estructuras locales y nacionales de poder, y que no vea en el libre comercio (anclado a una economía extractiva) y en la desregularización, dogmas innegociables como sucede con el actual. re f erencias libros (2012). Confianza inversionista, economía colombiana, primera década del siglo Ediciones Aurora.

xxi.

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los autores

María Amparo Alcoceba Gallego. Profesora titular de derecho internacional público en la Universidad Carlos iii de Madrid. Doctora cum laude en derecho por la Universidad Carlos iii de Madrid, completó su formación pre y pos doctoral en el European University Institute y en el Colegio de Europa donde realizó varias estancias de investigación. Ha sido Visiting Fellows en el European University Institute, profesora visitante en el Centre pour la Recherche en Droit International (cerdin) (Université Paris i-Sorbonne) y en el Institut des Hautes Études Internacionales (Universidad París ii), además de profesora invitada en las universidades de Pisa y Amiens. Autora de diversos libros, capítulos de libros y artículos. Sus principales líneas de investigación versan sobre la teoría de la integración y el núcleo duro de la integración en Europa y América y, más recientemente, sobre las relaciones entre libre comercio y derechos humanos. Mario Arroyave. Master of Laws - ll.m. - (Uni – Leipzig). Docente de derecho internacional público de la Universidad Santiago de Cali (usc). Investigador del derecho internacional (en contexto y con método interdisciplinario). Becario del daad, programa alecol. Candidato a doctor iuris del Instituto de Asuntos Internacionales de la Universidad de Hamburgo (Alemania) y doctorando asociado del German Institute of Global and Area Studies (giga). Integrante del grupo de investigación gicpoderi (usc). Ignacio Martín Bartesaghi. Doctorando en relaciones internacionales, magíster en integración y comercio internacional, licenciado en relaciones internacionales, posgraduado en negocios internacionales e integración y en comercio exterior. Es investigador sénior del Departamento de Negocios Internacionales e Integración de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Católica del Uruguay. Integra el Sistema Nacional de Investigadores de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (anii).

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 Los procesos de integración como factor de paz

Andrés Bodensiek. Investigador del Centro de Pensamiento Jean Monnet: Negocios, Comercio e Integración –cedic–, en el Departamento de Derecho de los Negocios de la Universidad Externado de Colombia. Profesional en gobierno y relaciones internacionales de la misma Universidad. Profesor asistente del seminario de política agraria de la Facultad de Finanzas Gobierno y Relaciones Internacionales. Miembro fundador de la red de Egresados de Gobierno e integrante del Comité Editorial. Antonio Manrique de Luna Barrios. Licenciado en derecho y ciencias políticas, máster en estudios internacionales, máster en comercio internacional y doctor en derecho. Actualmente es profesor de derecho internacional público y organizaciones internacionales en la Universidad de Deusto (Bilbao-España). También ha sido profesor visitante en diversas universidades europeas y latinoamericanas. Del 2008 al 2013 fue docente universitario en Alemania. En el ámbito de la investigación su trabajo se centra en los temas relacionados con la paz y la seguridad, el derecho de la Unión Europea, los derechos humanos, el comercio internacional, los estudios latinoamericanos, las relaciones entre la Unión Europea y América Latina, entre otros aspectos. También es miembro de diversas instituciones académicas y comités editoriales de América Latina y Europa. Rubén Martínez Dalmau. Profesor titular de derecho constitucional de la Universitat de València, España. Doctor en derecho y licenciado en derecho por la Universitat de València. Diploma de estudios avanzados y licenciado en ciencias políticas por la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Diplomado en ordenamiento jurídico comunitario por la Universitat de València. Fue investigador del Polo Europeo Jean Monnet, e imparte docencia en derecho constitucional, derecho de la Unión Europea e instituciones europeas en varias universidades del viejo continente y latinoamericanas. Eduardo Pastrana Buelvas. Doctor en derecho de la Universidad de LeipzigAlemania. Abogado de la Universidad Santiago de Cali-Colombia (usc). Fue rector y director de investigaciones de la usc. Es actualmente profesor titular de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá (pujb), en donde es director

Los autores 

del Departamento de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales y director del Grupo de Investigación en Relaciones Internacionales, América Latina e Integración (griali). Es editor de la revista Papel Político. Es consultor de la Konrad-Adenauer-Stiftung de Colombia, miembro de la International Studies Association (isa) y de la Latin American Studies Association (lasa). Es profesor invitado del Instituto de Ciencia Política de la Universidad de Leipzig-Alemania. Ha sido profesor en las universidades de Castilla la Mancha-España y usc. Ha publicado numerosos libros y artículos sobre temas de derecho internacional y relaciones internacionales. Julio César Peluffo. Investigador del Centro de Pensamiento Jean Monnet: Negocios, Comercio e Integración –cedic–, en el Departamento de Derecho de los Negocios de la Universidad Externado de Colombia. Profesional en gobierno y relaciones internacionales de la misma Universidad. Con trabajos de investigación en la política comercial colombiana y los acuerdos de libre comercio (tlc) y su relación con el desempeño productivo del sector agrícola e industrial. Miembro ad- honorem de la red de académicos del Centro de Estudios del Trabajo, cedetrabajo. Julie Schmied. Posdoctora en la Universidad de Cambridge, doctora en derecho en relaciones internacionales y ciencia política, Universidad Complutense de Madrid. Maestría en derecho y ciencia política por el Centro de Estudios Constitucionales, Maestría en estudios internacionales, Escuela Diplomática de España. Maestría en Estudios Europeos, Escuela Diplomática de España. Licenciada en derecho, relaciones internacionales y en ciencia política, Universidad Complutense de Madrid. Profesora visitante en Miami University (um) Instituto de Relaciones Internacionales y en el Centro de Estudios Europeos, en la Universidad de British Columbia (ubc), Vancouver, Canadá en el Instituto de Estudios Europeos y colaboradora de la Universidad de Málaga-España. Es catedrática titular Jean Monnet de la Integración Regional de la Unión Europea y es vice-directora del Centro de Estudios Avanzados y Multidisciplinares (ceam) de la Universidad de Brasilia (UnB) y Coordinadora del Núcleo de Estudios Europeos. Profesora de derecho internacional europeo

 Los procesos de integración como factor de paz

en la Universidad de Brasilia en la maestría y doctorado del Instituto de Relaciones Internacionales; profesora de la maestría y el doctorado en cooperación internacional de la Unión Europea en el Centro de Estudios Avanzados y Multidisciplinares (ceam) de la Universidad de Brasilia (UnB). Profesora de diplomacia e integración regional europea en el Ministério de Relaciones Exteriores de Brasil (mre). Columnista –Folha Online– Folha de São Paulo. Eric Tremolada Álvarez. Abogado dedicado a la docencia e investigación del derecho internacional público y al derecho de la integración, titular en Colombia de la Cátedra Jean Monnet de Derecho de la Integración Comparado: Unión Europea - América Latina que se imparte en la Universidad Externado de Colombia con el aval de la Comisión Europea. Doctor en derecho de la Universitat de València, España, tras haber obtenido un dea en derecho internacional y relaciones internacionales por la Universidad Complutense de Madrid e Instituto Universitario Ortega y Gasset; tiene un máster en análisis y gestión de ciencia y tecnología en la Universidad Carlos iii; una especialización en derecho constitucional y ciencia política del Centro de Estudios Constitucionales de Madrid, y un diploma en altos estudios internacionales de la Sociedad de Estudios Internacionales de España. Autor y editor de diversos libros, artículos y ensayos, y colaborador de medios escritos. Jeannette Valverde Chaves. Grado académico: doctora en estudios latinoamericanos con énfasis en pensamiento latinoamericano, máster en relaciones internacionales con énfasis en negocios internacionales ambos por la Universidad Nacional de Costa Rica y especialidad en responsabilidad social empresarial por la Universidad de Buenos Aires, Argentina. Desde 1999 labora como docente e investigadora en la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Costa Rica. Bernardo Vela. Abogado de la Universidad Externado de Colombia, especializado en gerencia de asuntos públicos de la misma casa de estudios en convenio con  Columbia University (Nueva York). Títulos de la Universidad de Salamanca (España) en estudios avanzados en derecho, economía y sociedad

Los autores 

en la Unión Europea y formación doctoral en derecho internacional. Profesor titular e investigador de las facultades de Derecho y de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia en las asignaturas de ciencia política, derecho internacional, epistemología y  metodología de la investigación. En la actualidad es el coordinador de investigaciones en el doctorado en derecho. Entre sus publicaciones se destacan Guerra, progreso y mito político, El declive de los fundamentos económicos de la paz y Contribución al debate sobre la formación del Estado colombiano en el siglo xix. Paula Wojcikiewicz Almeida. Profesora en régimen de dedicación exclusiva de derecho internacional en la Escuela de Derecho de Río de Janeiro Fundação Getulio Vargas (fgv Direito Rio). Coordinadora del Módulo Europeo del Programa Jean Monnet, financiado por la Comisión Europea en fgv Direito Rio. Miembro del Centro de Justiça e Sociedade de fgv Direito Rio. Investigadora asociada del Institut de droit international et européen de la Sorbonne (iredies). Doctora summa cum laude en derecho internacional y europeo por la École de droit de la Sorbonne (Université Paris 1 - Panthéon-Sorbonne). Investigadora Centre for Studies and Research in International Law and International Relations da Hague Academy of International Law (2010). Investigadora visitante becada del Max Planck Institute for Comparative Public Law and International Law (2014). Autora, entre otros, del libro La difficile incorporation et mise en oeuvre des normes du Mercosur: aspects généraux et exemple du Brésil (lgdj, 2013).

Editado por el Departamento de Publicaciones de la Universidad Externado de Colombia en octubre de 14 Se compuso en caracteres Ehrhardt Regular de 2 puntos y se imprimió sobre Propalbond de  gramos Bogotá (Colombia) Post tenebras spero lucem

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