Cronología del progreso (2016) de Gabriel Zaid

Cronología del progreso (2016) de Gabriel Zaid.


Se dice y se repite que el ensayo es nuestro, es decir, es el género que mejor nos representa a los latinoamericanos. No sé si sea cierto, pero sé que nuestras letras no escasean en ejemplos de buena y sesuda prosa, de reflexión y aun meditación sobre temas varios: una de las voces más originales y sugerentes dentro de la ensayística es la de Gabriel Zaid (1934 Monterrey). Siendo muy joven –casi un niño, de hecho- caí seducido por un libro: Cómo leer en bicicleta. Había cosas que no entendía pero el estilo, la manera en que aquellos asuntos eran tratados me atrapó prácticamente desde la primera página. Algo más: me quedaba la sensación (inquietante para mí en esos años) de no saber si el hombre que había escrito todo aquello lo decía en broma o lo decía en serio. Ignoraba que existía una tercera vía –lo aprendería de Paz años después- que lo ilumina todo: la ironía.

El polemista regiomontano ha publicado en este año que hoy agoniza un libro que busca no sólo explicar desde la erudición y el conocimiento práctico lo que es el progreso: su génesis, que Zaid sitúa en el cristianismo tardío del siglo XII, su posterior secularización, sus luces y sombras y, sobre todo, el malentendido generalmente extendido y solapado por ciertas ideologías y que consiste en creer, a contrapelo de la evidencia, que el mundo se encuentra inmerso en un proceso paulatino de degradación.

El libro trata de ser exhaustivo y por eso comienza donde comenzó todo, en el Big Bang. Sin embargo, no leeremos uno de esos ensayos de divulgación científica que intentan vulgarizar el conocimiento científico; existe en Cronología del progreso una impronta creativa importante, lúdica y acendradamente literaria que lo acerca mucho más a la persuasión que a la demostración. Por otra parte, Zaid establece claramente que el progreso no solamente es material, como tradicionalmente es considerado por la ciencia económica, sino que además entraña un fuerte componente moral, es decir, de propensión a la tolerancia, la inclusión y la construcción de sociedades cada vez más democráticas. En este punto encuentro amplias zonas de traslape con el trabajo de Steven Pinker, el científico cognitivo famoso, sobre todo en redes sociales, por su constante afirmación de que la violencia global experimenta un declive constante.

Uno de los mantras más socorridos de Zaid establece que la desigualdad es inevitable, no así la pobreza.

"La pobreza puede quedar atrás en unas cuántas décadas. Pensar que será eterna ayuda a perpetuarla. No hay que confundirla con la desigualdad, que no terminará, porque también existe entre los millonarios. Si toda la población fuese millonaria, la desigualdad persistiría. La pobreza es económica, la desigualdad es social y política".

El poeta y ensayista contrapuntea intencionalmente el discurso reivindicador de ciertos populismos que apuestan por la tabula rasa como solución de cara a una realidad que según ellos es decadente y absolutamente irrespirable; si bien es cierto existen enormes problemas globales, y Zaid no los ignora, la vida del planeta no sólo dista de encontrarse en una situación lamentable sino que, lo queramos creer o no, se encuentra en la cumbre de sus posibilidades humanas. El progreso, pues, parece haber tenido la última palabra.

Una de las características más notables de Zaid es su capacidad para establecer relaciones entre diversas metodologías y formas de pensamiento, y en este ensayo esta condición resulta iluminadora: la economía, la historia, la filosofía, la filología, la antropología, la física, la biología, la ecología y alguna otra disciplina más se dan la mano para producir una mirada de conjunto que evite aquello de ignorar el bosque por sus hojas.

Acorde al espíritu del ensayo como género, Cronología del progreso pone una serie de ideas, una visión de mundo sobre la mesa. No pontifica, sugiere; no propone un optimismo irracionalista, justifica un pronóstico alentador de cara a los días que vienen. Estés o no de acuerdo con Zaid o con estas ideas (que ha venido repitiendo por décadas), leer este volumen estimulará por partes iguales tus comuniones o tus discrepancias y eso, en tiempos de polarización y simplificación excesiva como los que vivimos, debe ser considerado una riqueza.