Criterios para la clasificación de los fenómenos de contacto. Viejas y nuevas propuestas para el contexto catalán-español”, en Congosto, Y. y Méndez, E. (eds.): Variación lingüística y contacto de lenguas en el mundo hispánico. Frankfurt, Iberoamericana-Vervuert (2011): 177-198

Share Embed


Descripción

CRITERIOS PARA LA CLASIFICACIÓN DE LOS FENÓMENOS DE CONTACTO. VIEJAS Y NUEVAS PROPUESTAS PARA EL CONTEXTO CATALÁN-ESPAÑOL JOSÉ LUIS BLAS ARROYO Universitat Jaume I

1. Introducción A pesar del desarrollo reciente de la lingüística de contacto entre nosotros, en la bibliografía especializada sobre el discurso bilingüe español-catalán podemos encontrar ya a estas alturas diversas clasificaciones de los fenómenos de contacto, cuya orientación varía en función de los intereses de los analistas. Junto al estudio más esporádico de la interferencia escrita, (Hernández 1997, 1998a), incluidas sus aplicaciones a la enseñanza de lenguas (Casanovas 1998, Grupo Interlaia 1998), es frecuente la división en niveles del análisis lingüístico, distinguiendo, a este respecto, entre rasgos interferenciales fonético-fonológicos (Casanovas 1995), morfosintácticos (Casanovas 1996, Blas Arroyo 1993, 1999, Sinner 2004) o pragmático-discursivos (Vann 1998, Argenté y Payrató 1991). Particular protagonismo han tenido en este sentido los intentos de clasificación de las interferencias en el nivel léxico-semántico, como las que han llevado a distinguir entre: a) préstamos, cuando la lengua receptora –en nuestro caso, el español– acoge en su seno tanto el contenido como el significante de una palabra o locución de la lengua prestataria, el catalán: caldre ['ser necesario'], particularmente bajo la forma negativa: no cal que ..., chafardear ['curiosear, chismorrear'], chopar(se) ['empapar(se)'], etc. b) transferencias semánticas: palabras o expresiones existentes en castellano, pero con significados añadidos procedentes del catalán: parada [‘puesto en el mercado’], plegar [‘acabar el trabajo’], paleta [‘albañil’], gastar [‘emplear’]… ); c) cambios de restricciones en la frecuencia o el entorno de uso: el caso de las acepciones -más habituales en estas regiones que en otras- de palabras como toñina, con la que se designa en estas áreas peninsulares al 'atún fresco'; o defensar, cuyo significado sinónimo 'defender', es frecuente en algunas regiones del ámbito lingüístico catalán por la influencia del correspondiente étimo catalán, mientras que se considera arcaísmo en otras variedades del español; y d) calcos: esto es, la traducción más o menos literal de expresiones catalanas (a mas a más [‘además’], hacer mala cara [‘tener mala cara’], ¿quieres decir? [‘¿estás

seguro?’]…(cf. Cerdá 1984, Montoya 1992; Wesch 1992, Casanovas 2000, Sinner 2004) Pese al éxito de este tipo de taxonomías, no han faltado voces que han venido a subrayar los inconvenientes derivados de un análisis ceñido estrictamente a los niveles del análisis lingüístico. Entre los más importantes se encuentra la posibilidad de que interferencias originadas inicialmente en un nivel tengan repercusiones importantes en otros. Así, algunos fenómenos de transferencia léxica pueden tener consecuencias en la sintaxis, como la subcategorización sintáctico-semántica de ciertos verbos, cuyas desviaciones con respecto a la norma se han advertido tanto en algunas variedades del español en contacto con el inglés en ciertas regiones de Estados Unidos (Wald 1987), como en aquellas que conviven con el catalán. Español (1996), por ejemplo, ha advertido un cambio de este tipo en el uso del verbo mirar, que por influencia del catalán pasa a tener en estas comunidades de habla el significado de “intentar” y se construye con un complemento de régimen preposicional (“miraré de hablar con el director”). Por otro lado, frente al análisis aislado y atomizador de los fenómenos de contacto, el propio Weinreich (1953) proponía ya hace medio siglo un modelo taxonómico más abarcador, en el que se describen los procesos interferenciales a partir de los mecanismos a que da lugar la influencia interlingüística en el interior del propio sistema. A los cuatro procesos inicialmente descritos por este lingüística (sobreestimación, subestimación, reinterpretación y sustitución), Payrató (1985) añadía algunas décadas más tarde otros dos procesos adicionales (la importación y la pérdida). A partir de este modelo, nosotros mismos hemos llevado a cabo recientemente una descripción de los principales fenómenos de contacto que caracterizan el español en las comunidades de habla catalanas, algunos de cuyos ejemplos figuran en estas misma páginas más adelante (Blas Arroyo 2004). Ahora bien, pese al mayor interés de esta propuesta, no pueden ocultarse tampoco algunos problemas de cierta envergadura. Por un lado, cabe mencionar la posibilidad de analizar algunos fenómenos de contacto bajo dos –o más– procesos diferentes. Por poner un ejemplo, la confusión entre las preposiciones a y en en algunos contextos estativos (“ponte al centro de la habitación”) podría describirse, bien como un caso de reinterpretación de las oposiciones estructurales que enfrentan a estas dos unidades en el español, bien como un proceso más simple de sustitución de una preposición por otra. Por otro lado, algunos fenómenos interferenciales descritos bajo este paradigma interpretativo pueden hallarse en el límite con otros procesos diferentes del contacto lingüístico, como la convergencia entre soluciones estructurales comunes en las dos lenguas, del que nos ocuparemos por extenso más adelante (véase § 4). Este podría ser el caso, por ejemplo, de la amalgama entre las categorías preposicional (bajo) y

adverbial (abajo/debajo) en una única forma (bajo) ("los policías están ahí bajo"), fenómeno desviante del que participan tanto el español como el catalán, como veremos. Dadas estas dificultades, y aun sin renunciar a los modelos interpretativos mencionados, en lo que sigue proponemos una clasificación de los fenómenos de contacto de acuerdo con su mayor o menor alejamiento de la gramática -y la norma- del español. Con todo, los términos que se proponen en los párrafos siguientes tienen sólo tienen un propósito expositivo, y en absoluto pretenden sumarse a la ya extensa nómina conceptual que puebla la lingüística de contacto.

2. Fenómenos de interferencia tipo A En un extremo de dicho continuum nos encontramos con aquellas unidades o rasgos cuya procedencia directa del catalán parece más indiscutible, y por tanto, se hallan más alejados de las posibilidades gramaticales y normativas del español. En consecuencia, se trata de los rasgos interferenciales más idiosincrásicos y reconocibles por parte de individuos ajenos a la comunidad de habla, de ahí que aparezcan casi exclusivamente en boca de valencianohablantes habituales, que tienen el español como segunda lengua. Por el contrario, es mucho más difícil hallarlos en hablantes de diferente adscripción etnolingüística. Los ejemplos de este tipo se distribuyen por todos los niveles del análisis y atienden a varios de los procesos interferenciales mencionados más arriba. Así en el nivel fónico sobresalen algunos fenómenos de subestimación, como el seseo, atestiguado ya en documentos repartidos por todo el territorio valenciano desde fecha tan temprana como el siglo XVI, y que desde entonces ha caracterizado el habla de los sociolectos más bajos, preferentemente en zonas rurales de claro predominio valencianohablante. Con una distribución sociolectal más equilibrada podríamos incluir también aquí, algunos casos de sobreestimación, como los que afectan a la abertura y cierre de las vocales medias (/e/ y /o/) o al grado de sonoridad de algunas sibilantes ([s] vs. [z]), de acuerdo con los hábitos articulatorios de la lengua catalana, donde tales diferencias poseen valor fonológico. O la sustitución de variantes de algunos fonemas en posición final, como ocurre con el ensordecimiento de la consonante dental sonora (paredparet), o la velarización de la lateral ("lo hemos hecho muy mal", pronunciado con una velarización acusada), fenómenos estos últimos, probablemente más extremos en regiones como Cataluña que en la Comunidad Valenciana. Por su parte, los enunciados (1) y (2) se construyen a partir del calco de idénticas estructuras gramaticales procedentes del catalán. En el primero de los ejemplos observamos la inserción o importación de una partícula preposicional (de) con valor

partitivo, rasgo gramatical característico de la lengua catalana, pero ajeno a la sintaxis del español. Lo mismo cabe decir en el segundo de la combinación de artículo más adjetivo indefinido, dos clases de palabras cuyas reglas combinatorias difieren en ambas lenguas. Por otro lado, los casos de (3) y (4) dan cuenta de la mencionada reestructuración que presentan algunas preposiciones, como ocurre con el empleo de en por a, o esa última preposición en lugar de con en determinados contextos circunstanciales (instrumental, modal, etc.). Por último, (5) ejemplifica la sustitución del subjuntivo, que prescribe el español estándar en subordinadas sustantivas de relativo, 1 por el futuro sintético, variante característica del catalán, en boca de algunos valencianohablantes dominantes: (1) Me gusta el disco, pero los hay de mejores (esp. gen. “Me gusta el disco pero los hay Ø mejores”) (Blas Arroyo 1993) (2) Una otra causa de la interferencia es la economía lingüística 2 (esp. gen. “otra causa de la interferencia es la economía lingüística”. 3 (3) … tranquilo, mañana a las ocho y media, a la calle Mayor, al Ocaso, sube que tendrás el teléfono … (Blas Arroyo 1998) (4) … y nos hicimos para merendar tortilla en patatas (CSCS-125) 4 ( 5) La que te lo habrá dicho te engaña (Blas Arroyo y Porcar 1998)

Por último, cabría incluir aquí también los ejemplos de catalanismos y valencianismos que caracterizábamos anteriormente como préstamos, porque en ellos se encuentran implicados tanta la secuencia significante como el contenido correspondiente. Se trata de términos y expresiones que se distribuyen preferentemente en campos semánticos relativos a la vida cotidiana, como productos típicos de la tierra, vestidos, términos relacionados con el cuerpo humano, acciones y actitudes, juegos y locuciones, etc. Valga la breve relación siguiente como una muestra representativa: ir a tota virolla (‘a toda velocidad’), gis (‘jaboncillo’), nano (‘chico’), táperas (alcaparras), garreta (‘morcillo de ternera’) fideuá (‘plato típico a base de fideos’), paella, bajoca1

También en subordinadas temporales ("cuando vendrás, iremos al cine"), y modales ("lo harán como querrán"). 2 No por casualidad el ejemplo se ha extraído del examen de una de nuestras alumnas valencianohablantes. 3 Ejemplo extraído de un examen escrito en español por un alumno originario de la provincia de Castellón y cuya lengua dominante era el valenciano, lo que se reflejaba con claridad en un número nada desdeñable de interferencias derivadas del contacto de lenguas. Las manifestaciones de este tipo de errores en la lengua escrita son cada vez más frecuentes, dado que muchos de estos alumnos reciben casi íntegramente su escolarización en la lengua autóctona, lo que impide que algunos alcancen una competencia académica suficiente en español. 4 Las siglas CSCS corresponden al Corpus Sociolingüístico de Castellón, compilado por el Laboratorio de Sociolingüística de la Universitat Jaume I bajo nuestra dirección. Entre paréntesis figura el número con que aparece identificado cada informante en el corpus

bachoqueta (‘judía’), chopar (‘empapar’), socarrar (‘chamuscar’), chafardear (‘curiosear'), desrarifo (‘chifladura’), novensano (‘recién casado’), sucar (‘untar’), etc. (Casanova 1996). Algunos de estos préstamos representan casos de especialización semántica que permiten su distinción con respecto a otras variantes léxicas relacionadas. Así, en Valencia se distingue entre la clóchina (variedad autóctona del molusco conocido generalmente como “mejillón” en el mundo hispánico, y de tamaño más reducido) y el mejillón propiamente dicho, término con el que se designa al resto de los ejemplares de esta especie marina. Del mismo modo, la acción de “arañar” se distribuye en numerosas comarcas valencianas en dos lexemas, en función de cuál sea su agente: arrapar (gatos) / arañar (personas). No faltan tampoco préstamos con repercusiones en otros niveles del análisis lingüístico, como sucede con el verbo caldre, preferentemente en la modalidad negativa, como vimos más arriba (no cal que vengas), y que en las comunidades de habla del ámbito lingüístico catalán amplía la nómina de impersonales semánticas del español (Casanovas 2000).

3. Fenómenos de interferencia tipo B Con más frecuencia que los anteriores, y a menudo con un grado de difusión social también más elevado, se encuentran aquellos fenómenos que, pese a un origen interferencial más que probable, suponen al mismo tiempo un menor alejamiento de las posibilidades estructurales del español general, ya que explotan puntos del sistema en los que las gramáticas de ambas lenguas se hallan más próximas. Los ejemplos sobre este tipo de influencia lingüística se han multiplicado en los últimos años en diversas situaciones de contacto lingüístico. Numerosos sociolingüistas argumentan en la actualidad que buena parte de la interferencia lingüística que tiene lugar en niveles profundos del análisis, como la sintaxis, no se produce ex novo, sino a partir de procesos de extensión, sobregeneralización o reinterpretación de unidades o estructuras ya existentes en la lengua. Así lo demuestran algunos casos estudiados en la sociolingüística hispánica, como, por ejemplo, aquellos que afectan a diferentes lenguas en contacto con el español. Este es el caso de ciertas parcelas de la morfosintaxis quechua, reestructuradas a partir de esquemas gramaticales del español (Muysken 1996), o incluso del inglés en algunas regiones del sudoeste de EEUU. En relación con esta última lengua, por ejemplo, Wald (1987) ha advertido un ejemplo de este tipo en la significativa disminución, entre hablantes de origen hispano, de los verbos canónicos para la introducción del estilo indirecto y otras manifestaciones del discurso diferido (say, ask), a favor de tell that. Dicha estructura se vería favorecida por la simplicidad

del equivalente español (decir que), sin que ello suponga violar las normas sintácticas de la lengua inglesa. Por otro lado, es significativo que dicho rasgo vernáculo de contacto aparezca en el habla de amplios sectores de la población de origen hispano, incluidos aquellos que no hablan español, por lo que ha pasado a constituir uno de los rasgos característicos de la comunidad de habla. Con todo, más conocidos son quizá entre nosotros algunos ejemplos de la dirección contraria, como los estudiados por Silva Corvalán (1994) a partir del español hablado por miembros de la comunidad hispana de origen mejicano en la ciudad de Los Angeles. Entre ellos figura, por ejemplo, la frecuente supresión del complementante que en algunos esquemas sintácticos subordinados (“dijo Ø no lo quería ver”), un caso de simplificación que se suma en dicha comunidad de habla a otros ejemplos de generalización de esquemas pragma-gramaticales a contextos más amplios que los recogidos por el español estándar. 5 Como no podía ser de otra manera, el contacto con el catalán ofrece procesos interferenciales del mismo tipo. Así, mientras que el de partitivo que veíamos anteriormente en (1) puede ser considerado como un elemento marcadamente ajeno a la sintaxis española, la inserción de que átono al comienzo de algunas oraciones interrogativas no lo es en la misma medida, dado que variantes similares pueden observarse en otros esquemas sintácticos del español general. Este es el caso, por ejemplo, de algunas oraciones escindidas en las que al elemento de refuerzo –esta vez, tónico– le sigue una pausa. Compárese a este respecto la influencia del catalán en: (6) ¿Que has salido este fin de semana?

acompañado, en ocasiones, de un marcado tonema descendente al final del periodo, y (7) ¿qué? ¿has salido este fin de semana?

construcción que encontramos en numerosas variedades del español. Como elemento átono, que aparece también en cláusulas que podemos situar a caballo entre las modalidades interrogativa y exclamativa, como muestra el ejemplo de (8), donde el hablante manifiesta su sorpresa o disgusto ante el interlocutor mediante un esquema sintáctico al que se pueden añadir, opcionalmente, ciertos refuerzos expresivos, como: a) el verbo ser al comienzo del enunciado (“es que…”); y/o b) una construcción disyuntiva (“o qué?”) al final del mismo. Como elemento modalizador, que aparece también en oraciones como (9), titular de un artículo de opinión aparecido 5

Compárese, a este respecto, el empleo en estas variedades del posesivo en casos de posesión inalienable: “me quebró mi jaw (mandíbula)”; frente a la distinción que se establece en el español general entre: “me rompió la mandíbula; pero “(me) rompió mi cuaderno” (Silva Corvalán 1994).

en un periódico español de tirada nacional, y en el que la frase se tiñe de un claro valor replicativo (“(dicen que) no hay terrorismo?”). En el español hablado en la Comunidad Valenciana no escasean tampoco los usos de que al comienzo de periodos interrogativos con un fuerte valor expresivo. Así sucede, por ejemplo, en (10), frase con la que un representante estudiantil de la Universidad Jaume I recogía sus críticas al Rector en un diario local, por el tratamiento, a su juicio discriminatorio, con el que la máxima autoridad universitaria castellonense había tratado a algunas asociaciones de estudiantes ideológicamente poco afines: ( 8) ¿(es) que no lo has visto (o qué)? ( 9) ¿Que no hay terrorismo? (El Mundo, 5-5-2006) (10) ¿Que no recuerda lo que usted, con la ayuda de sus amiguitos de Campus Jove organizan todos los años dentro de la Universidad…? (Castellón al día, 8-05-2006)

Pese a ello, la influencia más clara ejercida por el catalán se traduce en la extensión de dichos esquemas sintácticos encabezados por que a contextos pragmáticos más neutros, para los que en el español general no suele utilizarse ningún elemento introductor. De este modo, en las comunidades de habla valencianas –y en general, en todas las del ámbito lingüístico catalán– la variante interferencial alterna con la variante estándar, sin elemento expletivo alguno. Es por ello significativo que la variante vernácula pueda dar lugar a malentendidos en la conversación con miembros ajenos a la comunidad de habla. 6 Por lo general, la mayor extensión de estos empleos vernáculos tiene lugar en las interrogativas directas totales, como las de (11) y (12), pero es posible advertirlas también en interrogativas indirectas, como en (13): (11) ¿Que antes ibas al bar ? (CSCS-209) (12) … perooo ¿que te ha llama(d)o la tía Juanita? (CSCS-212) (13) ¿Que de dónde eres? (CSCS-249)

Por lo que se refiere al léxico, los hechos interferenciales que podemos situar en este nivel suponen la presencia en estas comunidades de habla de palabras o expresiones que 6

En el español hablado en Cataluña se han señalado otros ejemplos como origen de potenciales malentendidos que pueden surgir en la conversación con forasteros, por el desconocimiento de los valores interferenciales que tiñen ciertos esquemas sintácticos. Así ocurre, por ejemplo, con la expresión por eso, en Hoy no vendré, por eso, cuyo significado en el español hablado en boca de catalanohablante obedece a un calco de idéntica estructura catalana, y difiere considerablemente del que esperaría un hablante de otra variedad dialectal (Español 1996). Más sutiles son todavía –y por lo tanto, más susceptibles de crear malentendidos- otros calcos como “¿Qué haces aquí todavía?” (el equivalente en el esp. gen. ‘¿todavía tú por aquí?’) o la expresión “tú mismo” (A:¿Lo hago ahora?; B: "Tú mismo"), cuyos equivalentes catalanes no entrañan el mismo potencial descortés que en español (Vila 1996).

presentan significados adicionales a los que se recogen en el español general. Es el caso de algunos ejemplos de especialización semántica, como los que ofrecen los siguientes términos, en los que se recogen acepciones presentes en los correspondientes cognados catalanes: agradar (‘gustar’: “me agrada mucho el vino”), gastar ('usar, emplear': “esa leche no la gasto”), guapo (‘bonito’: “es una finca muy guapa”), faena (‘tarea en general’: “tengo mucha faena”), paleta (‘albañil’), plegar (‘terminar el trabajo’), natural (‘del tiempo’: “-¿Natural o fría? -Natural”), parada-para(d)eta (‘puesto en el mercado’), puesto (‘lugar’: “lo vemos en todos los puestos”), tirar (‘echar a alguien de algún sitio’: “lo han tirado del trabajo”), gana (‘apetito’: “¿no tienes gana?”), etc. Asimismo, podemos incluir aquí los calcos de expresiones con el verbo hacer, cuyas considerables posibilidades sintagmáticas y significativas en español se ven ampliadas en estas regiones por la traducción de otras características del catalán, donde el verbo correspondiente (fer) ofrece aún más combinaciones posibles. Las siguientes son sólo una muestra: hacer mala cara (‘tener mal aspecto’), qué olor hace este wáter (‘qué mal huele…’), hacer tarde (‘llegar tarde’), ¿qué hacen en televisión? (‘que ponen/echan… en televisión’), hacer mal (‘doler’), hacer un paseo (‘pasear’), hacer(se) un café (‘tomarse un café’), hacer cara de …(‘poner cara de…’), etc.. Algunos lingüistas son reacios a tratar hechos lingüísticos como los considerados en los párrafos anteriores como fenómenos interferenciales, debido a la considerable extensión que alcanzan en la comunidad, incluidos sus miembros castellanohablantes. A propósito de las formas de saludo y despedida en la sociedad catalana –y en otras bilingües-, señala Hernández (1998a: 43) que sería difícil atribuirlas a fenómenos de contacto, como el préstamo, la interferencia o el cambio de código, ya que se hallan muy difundidas y son ampliamente conocidas por grandes segmentos de la sociedad. Por otro lado, esta misma autora destaca el hecho de que algunos rasgos que inicialmente podrían considerarse como interferenciales pueden hallarse también en otras variedades del español. Otro argumento esgrimido por quienes ponen reparos a la caracterización interferencial de estas variantes vernáculas estriba en la falta de datos acerca de su antigüedad. Así, y a propósito de los que prefiere llamar “elementos, fenómenos o particularidades del castellano de Cataluña”, y por tanto, integrados en la norma (o normas) regional, el hispanista alemán Carsten Sinner (2004: 85) escribe: parece indicado no hablar de interferencia o de fenómenos interferenciales para referirnos a los fenómenos tratados en el presente trabajo, puesto que en algunos casos, si bien podemos suponer que se trata de elementos atribuibles a la influencia catalana, no podemos determinar en qué momento de la historia del contacto empezó a darse el fenómeno en cuestión como interferencia individual o en qué momento se perpetuó en la lengua de las generaciones que siguieron.

A nuestro juicio, sin embargo, esta manera de ver las cosas presenta algunos inconvenientes de importancia. En primer lugar, el hecho de que sea, precisamente, en las comunidades del ámbito lingüístico catalán donde tales fenómenos tienen un empleo exclusivo o claramente preferente, tiene que guardar alguna relación causal con el contacto secular con la lengua autóctona. El que fenómenos similares puedan documentarse en otras hablas no impide la primacía del influjo interferencial como la causa primera de su difusión en las comunidades bilingües. Por un lado, hay que tener presente que la proximidad estructural entre el español y el catalán puede favorecer la aparición en ambas lenguas de variantes paralelas (sobre esta cuestión, véase más adelante § 4). Pero por otro lado, también, estas variantes vernáculas presentan en no pocas ocasiones caracteres distribucionales que no encontramos fuera de ellas, y que avalan su carácter interferencial. Así lo veíamos anteriormente a propósito de la inserción de que al comienzo de numerosas interrogativas. A diferencia de otras variedades del español, que surge también en contextos neutros, no modalizados, y por lo tanto equivalentes funcionalmente a las variantes en que no interviene dicho elemento. Otras veces estas diferencias contextuales pueden afectar al continuum estilístico, de manera que un mismo elemento puede aparecer en diferentes dialectos con frecuencias también diferentes relacionadas con el eje de formalidad. Así, la propia Hernández (1998b: 565), a quien mencionábamos más arriba, reconoce que una estructura como la de (14), pese a haber sido documentada en algunas variedades “populares” del español, “es muy frecuente (…) sin esas connotaciones” (la cursiva es nuestra) en el castellano hablado en Cataluña: (14) …reservamos el billete desde Barcelona, porque como que es directo (esp. gen. …porque es directo)

Y last but no least, la distribución sociolectal de estos fenómenos suele diferir entre unas regiones y otras, siendo mucho más amplia en la mayoría de los segmentos sociales de las áreas bilingües que en los correspondientes a las variedades monolingües. Por lo que al argumento diacrónico se refiere, hay que destacar inicialmente que, incluso quienes ponen reparos a la caracterización interferencial de estos fenómenos, reconocen que algunas de estas variantes: se utilizan ya desde hace decenios y en algunos casos desde hace siglos en el castellano de los Països Catalans. Algunas de las supuestas interferencias se pueden documentar en textos de los siglos XVIII o XIX, por ejemplo, o se encuentran documentadas y a veces ya marcadas como

catalanismos en tratados gramaticales, manuales de estilo y vocabularios bilingües del siglo XIX” (Sinner 2004: 85). 7

Por otro lado, conviene no confundir entre la más que probable transmisión intergeneracional de dichos rasgos, integrados en la norma regional -incluso entre amplios sectores de la población castellanohablantes- 8 y su origen lingüístico. El hecho de que una buena parte de la población valenciana, con independencia de su adscripción lingüística -castellana o catalanohablante- utilice el verbo hacer (hacer tarde, hacer mala cara, hacer(se) un café…) para expresar sentidos que en otros dialectos del español se manifiestan mediante verbos o locuciones diferentes, no contradice en modo alguno su origen como un calco del catalán. Podemos hablar a continuación de la integración por transmisión intergeneracional, o por adaptación al entorno de tales usos, como hace Sinner 2004: 82 –y sólo estudios diacrónicos inexistentes hasta la fecha podrán datar su antigüedad en el español de la Comunidad Valenciana– pero a la postre, el contacto con el catalán no deja de ser, por ello, su causa principal.

4. Manifestaciones de la convergencia lingüística 9 Frente a los dos anteriores, un tercer grupo de fenómenos sería el representado por aquellas variantes vernáculas que también aparecen en el español de otras regiones de habla hispana, pero cuya frecuencia de uso es significativamente mayor (o menor) en las comunidades de habla bilingües, por convergencia con otras similares en la lengua propia de la comunidad. Este resultado del contacto lingüístico se acentúa en los casos de bilingüismo a largo plazo, como el que caracteriza, precisamente, a las regiones peninsulares del ámbito lingüístico catalán, a diferencia de los préstamos, que, como es sabido, pueden ocurrir a distancia y tras periodos de contacto considerablemente más cortos. Desde la lingüística estructuralista, autores como Coseriu (1977) habían hablado ya de interferencia negativa para referirse a esta clase de desenlaces, que tienen lugar en la actuación de aquellos bilingües que prefieren o evitan ciertos elementos al hablar una 7

Véanse al respecto los trabajos de Jorbá (1979), Solà (1980). Con excepción, lógicamente, de los inmigrantes con poco tiempo de residencia en la comunidad de destino. 9 El presente capítulo está inspirado en nuestro artículo “Reflexiones en torno al concepto de convergencia lingüística y sus aplicaciones a las variedades de contacto español-catalán", Quo-Vadis, Romania?-Zeitschrift für eine aktuelle Romanistik 28: 75-92, donde pasamos revista a las diversas caracterizaciones que es posible encontrar en la lingüística en torno al polivalente (y por ello, ambiguo) concepto de convergencia. Para nuestros actuales intereses, tan solo se revisan aquellos aspectos relacionados con las confluencia de soluciones comunes entre dos lenguas, y a no otras interpretaciones posibles, más cercanas a lo que aquí denominamos interferencia, o desenlaces del discurso bilingüe como la acomodación lingüística entre hablantes de diferente origen etnolingüística. 8

lengua, por la influencia que ejerce la(s) otra(s) de las lenguas de su repertorio verbal. Más tarde, sociolingüistas como Mougeon y Beniak (1991) se han referido a estas soluciones del contacto como fenómenos de interferencia encubierta (covert interference), característicos de los procesos de minorización lingüística, cuando las lenguas sometidas a importantes restricciones funcionales “undergoes gradual decline and eventual loss because it lacks an interlingual counterpart in the majority language”. En suma, en estos casos no existen innovaciones propiamente dichas, sino cambios en la actuación lingüística que afectan sólo a la frecuencia con que se presentan en el habla. Con todo, esta concepción de la convergencia no es privativa de las lenguas sometidas a procesos de minorización o sustitución lingüística, como lo demuestra el mismo ejemplo que proporciona el español hablado en las comunidades del ámbito lingüístico catalán. Tanto la duración y la intensidad del contacto, como la proximidad estructural entre ambas lenguas favorecen este tipo de desenlaces en las variedades del castellano hablada en las regiones levantinas. Y esta vez no sólo entre hablantes con claro dominio del catalán, como es característico en los casos más genuinos de interferencia lingüística, sino también entre no pocos castellanohablantes monolingües. De este modo, se ha dicho que muchos hablantes catalanes, con independencia de cuál sea su lengua materna o dominante, subestiman ciertas oposiciones léxicas características del castellano, utilizando sistemáticamente aquel término más próximo al cognado catalán, y relegando las opciones alternativas a usos más esporádicos, cuando no, inexistentes. Así las cosas, y por citar sólo algunos ejemplos representativos, estos hablantes prefieren cojín a almohada (cat. coixí); tozudo (cat. tossut) a terco, obstinado, testaturo, cabezón; morro (cat. morro) a hocico, etc. (Payrató 1985, Vila 1996). Desde el punto de vista del prestigio sociolingüístico, este proceso de convergencia afecta al español de diversas maneras. En ocasiones, las variantes vernáculas coinciden con tendencias de evolución similares en otras zonas monolingües, si bien en estas últimas los fenómenos paralelos aparecen más claramente marcados desde una perspectiva sociolectal, caracterizándose a menudo como propios del habla popular, cuando no vulgar. Este podría ser el caso de algunas variantes gramaticales, algunas ya mencionadas previamente, como: a) la anteposición del artículo ante el nombre propio (la María, el Jordi); b) la inserción del adverbio no en oraciones comparativas, posibilidad contemplada también por la gramática del español, aunque en menor medida que en catalán (“es mejor irse que no esperar el autobús”); o c) la adición de –s en las terminaciones del imperativo del verbo ir (ves y cógelo) [cat. vés]. Todas estas variantes aparecen también en otras variedades peninsulares, pero tanto su difusión en el habla como su grado de aceptación entre los hablantes parecen

significativamente más elevadas en las regiones del ámbito lingüístico catalán (para una confirmación empírica a partir de pruebas de aceptabilidad, véase Sinner 2004). Otras veces la caracterización de las variantes vernáculas es más neutra y por tanto, menos marcada desde el punto de vista sociolingüístico, ofreciendo un perfil típicamente dialectal, esto es, como rasgos cuya frecuencia elevada caracteriza una determinada variedad geográfica del español. Así ocurre en nuestras comunidades de habla con algunas construcciones perifrásticas modales, como haber + de+ infinitivo con el valor de obligatoriedad ("para triunfar habéis de estudiar mucho"), cuyo empleo como alternativa a otras variantes modales de obligación (tener que, deber + infinitivo) se ve favorecido en estas hablas por la presencia en catalán de una perífrasis paralela. 10 Esta frecuencia anormalmente alta de la perífrasis haber de + infinitivo puede observarse incluso en el registro escrito, entre no pocos escritores catalanes que escriben en castellano. A este respecto, el catalanista alemán Andreas Wesch (1997: 306) recuerda el comentario de una amiga uruguaya a quien le llamó poderosamente la atención el uso abundante de haber de en las novelas del escritor catalán Manuel Vázquez Montalbán. Por nuestra parte, hemos observado también esta significativa presencia en versiones españolas de textos literarios a cargo de traductores catalanes. Ahora bien, junto a los anteriores, el contacto con el catalán puede favorecer también variantes más antiguas, y generalmente también más prestigiosas, que se hallan sometidas en otras variedades del español a intensos procesos de erosión y desplazamiento a favor de variantes alternativas. Ello podría explicar, por ejemplo, la particular retención de las pronunciaciones lleístas en el castellano hablado en estas regiones (Echenique y Sánchez 2005: 300), hasta el punto de convertirlas prácticamente en uno de los pocos reductos en los que todavía se practica en la Península la vieja distinción fonológica del castellano entre las consonantes lateral (ll) [pollo] y no lateral (y) [poyo]. Por nuestra parte, estudios variacionistas emprendidos recientemente a partir del Corpus Sociolingüístico de Castellón en torno a dos variables lingüísticas –una fonológica, la /d/ en las palabras terminadas en –ado; la otra gramatical: la expresión del futuro verbal– nos han permitido confirmar empíricamente algunos hechos en los que la convergencia con el catalán parece determinante para justificar la conservación de variantes cuya difusión en otras regiones del mundo hispánico es mucho menor en el presente estadio de lengua (Blas Arroyo 2007a). 11

10

De hecho, la presencia en catalán de otras perífrasis con este mismo valor modal, como tenir que, obedece a un castellanismo sintáctico (Badia i Margarit 1985). 11 Tanto la variante plena de la dental (cantado) como la expresión del futuro verbal mediante las formas flexivas (cantaré) son favorecidas significativamente más por los grupos etnolingüísticos más autóctonos de las comunidades de habla castellonenses.

4.1 “Regular lo irregular”: otros desenlaces (no normativos) de las gramáticas convergentes Un caso más avanzado de convergencia lingüística es el que tiene lugar cuando las lenguas experimentan procesos de desarrollo paralelos al cabo de siglos de contacto intenso. A diferencia de los casos anteriores, donde encontramos siempre una lengua cuyas estructuras lingüísticas actúan como modelo hacia el que convergen las demás, la bibliografía revela también la existencia de situaciones de contacto en las que todas las lenguas acaban influyéndose recíprocamente, hasta alcanzar un estadio de desarrollo común en determinadas áreas de la gramática. Sin duda, uno de los casos más conocidos y estudiados es el que representan algunas áreas lingüísticas del mundo, en las que aparecen implicadas comunidades de habla diferentes, como sucede con los Balcanes (Joseph 2000) o con algunas regiones del sudeste asiático (Masica 1976). Pero también encontramos ejemplos de este tipo de confluencia lingüística en el seno de una misma comunidad, como demostraron Gumperz y Wilson (1971) en su clásico estudio acerca de la población india de Kuwpar, donde tres lenguas tipológicamente muy diferentes (urdu, marathi y kannada) habían alcanzado al cabo de los siglos un notable grado de convergencia estructural en amplias áreas de sus respectivas gramáticas. Algunos resultados del español en contacto con lenguas amerindias, estructuralmente muy diferentes entre sí, presentan considerable similitud con el cuadro que acabamos de describir. Así, Escobar (1995) ha dado cuenta de algunas variantes del español andino en contacto con el quechua, cuyos usos no tienen parangón con otras variedades históricas, diatópicas o diastráticas del castellano, pero que al mismo tiempo no son una réplica exacta del quechua, sino la consecuencia de una intensa interacción, completada al cabo de siglos de convivencia, entre los dos sistemas lingüísticos. Sin embargo, y hasta donde llega nuestro conocimiento, no se ha intentado una caracterización similar de los procesos de convergencia lingüística entre lenguas mucho más similares entre sí, como las que nos ocupan en el presente trabajo. Y es que, tras siglos de contacto intenso entre el español y el catalán en los territorios del Levante español, un observador atento puede advertir la existencia de no pocos desarrollos paralelos en ambas lenguas, cuyos caracteres escapan, sin embargo, a las descripciones gramaticales al uso. La escasez, cuando no la mera inexistencia de investigaciones diacrónicas acerca de las consecuencias lingüísticas del contacto entre español y catalán, hacen difícil decidir si en dicha evolución convergente ha sido una lengua la que ha actuado inicialmente como modelo. Y es que, como señala Casanova (1996: 293), para describir la evolución del catalán en zonas como Valencia es necesario datar y explicar al mismo tiempo muchos fenómenos particulares, tanto del dialecto valenciano como del castellano hablado en esta región desde el inicio del proceso de castellanización, allá por el siglo XVI.

Por otro lado, la insuficiencia de estudios acerca de las variedades coloquiales de ambas lenguas en nuestras comunidades de habla dificulta también notablemente la tarea, ya que en algunos casos resulta imposible remitirse a las correspondientes variedades estándares, cuyas variantes no se cumplen en ninguna de las dos lenguas. A este respecto, Lagarde (1996) ha llamado la atención acerca de la importancia de conocer bien la variedad popular del francés hablada en el Rosellón para identificar los fenómenos interferenciales existentes en el español hablado por los inmigrantes llegados desde el otro lado de los Pirineos. Desgraciadamente, y con la excepción de algunos intentos recientes para las dos lenguas (cf. Payrató 1988, Briz 1998) –la mayoría más dirigidos al análisis de los mecanismos de la conversación coloquial que al estudio del contacto de lenguas-, es poco lo que sabemos acerca de estos desarrollos paralelos. Pese a la ausencia de dichos estudios, que arrojarían considerable luz acerca de estos puntos estructurales de la gramática convergente, no parece descabellado aventurar que el contacto de lenguas, y más aún entre lenguas hermanas como el español y el catalán, haya actuado a lo largo de los siglos como un mecanismo que permite a las lenguas “deshacerse” en paralelo de irregularidades paradigmáticas mediante la aplicación –en ambas, y esto es lo más relevante– de idénticos procesos de simplificación o generalización. En este sentido, la acción del contacto actuaría de una forma similar a los procesos de nivelación lingüística que caracterizan la presencia en un territorio de variedades diferentes de una misma lengua, como consecuencia de situaciones excepcionales, como la inmigración o la colonización de nuevos territorios (Kerswill 2002). A nuestro modo de ver, en algunas regiones del ámbito lingüístico catalán tales procesos de convergencia en el habla ordinaria pueden advertirse en diversos fenómenos que suponen alguno de los siguientes procesos morfosintácticos: a) la regularización de reglas gramaticales excepcionales, b) la simplificación de estructuras sintácticas, y, c) la amalgama de categorías gramaticales. A continuación mostramos algunos ejemplos correspondientes a cada una de estas posibilidades. En relación con la primera de ellas, en trabajos previos hemos defendido una caracterización similar para un rasgo muy frecuente en las comunidades de habla catalanas, como es el que lleva a practicar la concordancia –cuasi– sistemática entre el verbo haber y el sintagma nominal adjunto en las oraciones que la gramática del español clasifica como impersonales gramaticalizadas, y en las que la norma preceptiva impone el empleo de dicho verbo en singular (Blas Arroyo 1993, 1996). Los siguientes son ejemplos adicionales hallados más recientemente en el Corpus Sociolingüístico de Castellón:

(15) No habían bastante plazas y entonces no se pudo ir … (CSCS-332) (16) …habrán personas que por lo que sea se tienen que ir fuera y les interesa más todo un mes (CSCS-332) (17 ) Podrían haber más, pero no hay (CSCS-125) (18) Han habido muchos este verano [accidentes con los toros] (CSCS-42)

La variante concordada, que aparece tanto en las formas simples – (15) y (16)– como en las perifrásticas –(17) y (18)– supone regularizar una regla sintáctica excepcional, como la que lleva en la gramática normativa española –pero también en la catalana (hi havia festes)– a prescribir la no concordancia entre el verbo y un sustantivo adjunto, aunque el hablante interpreta intuitivamente como sujeto y no como complemento directo, la función sintáctica de este último. A nuestro juicio, la inclusión de este rasgo entre los fenómenos de convergencia lingüística en estas regiones se justifica por diversas razones. En primer lugar, hay que tener presente la amplia difusión que el mismo fenómeno sintáctico muestra en catalán, lengua en la que, pese a no poseer tampoco el aval normativo de las gramáticas, existen algunos puntos estructurales que favorecen todavía más la concordancia, como ocurre con la tercera persona del presente de indicativo. Obsérvese la diferencia entre la imposibilidad material de decir en español: (19) *Hayn fiestas,

y las posibilidades que, en sentido contrario, ofrece el catalán: (20) Hi han festes. Por otro lado, y aunque es sabido que la concordancia es frecuente también en otras comunidades hispánicas –eso sí, suficientemente alejadas geográficamente como para no pensar en una relación causal, como sucede con Canarias o Hispanoamérica, – nada impide que nos encontremos ante un ejemplo de causación múltiple, donde a las tendencias internas manifestadas por el español en otras variedades, se añade aquí el considerable potencial catalizador ejercido por la convergencia lingüística. Una prueba de ello es que, a diferencia de otras comunidades peninsulares donde también es posible observar el fenómeno, en las comunidades de habla catalanas su difusión es mucho más extensa y homogénea desde el punto de vista sociolectal (Blas Arroyo 1993, 1996). En otras ocasiones, la convergencia entre el español y el catalán provoca la simplificación de ciertos esquemas sintácticos, a consecuencia de la cual se obtienen variantes sintagmáticas más sencillas -y económicas- que en las correspondientes variedades estándares. Así ocurre, por ejemplo, en los enunciados (21) al (23), que representan estructuras muy comunes en el español de la Comunidad Valenciana:

(21) Tengo el carné de conducir siete años (esp. gen. "Tengo el carné desde hace siete años") (Blas Arroyo 1993) (22) Sí que me gustaría pero en una semana creo , creo que < > bien , porque estoy muchos años ya sin coger nada y creo que , que una semana [de vacaciones] me vendrá muy bien (CSCS-238) (esp. gen. “llevo ya muchos años sin coger nada…”) (23) La abuela está ya seis meses en nuestra casa (CSCS-121) (esp. gen. “la abuela está ya desde hace seis meses en nuestra casa”)

Por último, la sustitución frecuente de las formas adverbiales abajo/debajo del español estándar por la preposición bajo –véanse (24) y (25)– (Blas Arroyo 1999), representa un nuevo ejemplo de esta clase de convergencia “agramatical” en numerosas comunidades de habla de la Comunidad Valenciana. 12 La amalgama de diferentes categorías gramaticales (adverbial y preposicional) bajo una única forma, tiene lugar tanto en español como en catalán (baix), lengua donde el resultado de dicho proceso (baix) se aleja también de las posibilidades normativas otorgadas por la gramática, como muestran los ejemplos (26) y (27). A este respecto, Jordana (1933: 104), uno de los pioneros en el estudio del contacto entre ambas lenguas, señalaba ya en el primer tercio del siglo XX que en catalán la preposición castellana bajo “no pot ésser traduïda com fam alguns per baix, mot que només pot ésser adjetiu o adverbi (edifici baix, se n'ha anat a baix). Així no direm mai BAIX la direcció del mestre Millet, BAIX la influència de la grip, sinó SOTA la direcció del mestre Millet, SOTA la infleuència de la grip” (Jordana 1933: 104): (24 ) A: ¿Dónde los tienes? B: Están bajo (esp. gen. abajo) ( 25) Los policías están ahí bajo (esp. gen. abajo) (26) Us informem de la catalogació del material bibliogràfic baix relacionat (cat. est. abaix) (esp. "os informamos de la catalogación del material bibliográfico abajo relacionado) (27) Com es va rebre per ahí baix? (esp. "cómo se ha recibido por ahí abajo? [el gol])

12

También se documenta en Cataluña, si bien aquí los escasos datos disponibles (véase Sinner 2004) parecen indicar una difusión social menor que en la región de Valencia.

5. Conclusiones A pesar de la polisemia con que aparecen adornados algunos de los conceptos sobre el contacto lingüístico considerados en el presente trabajo, no quisiéramos contribuir a la confusión terminológica con la propuesta de nuevos términos o el rebautizo de los actuales. En todo caso, sí nos parece necesario desentrañar la complejidad estructural y sociolingüística que presentan dichos fenómenos para la descripción del español oral (y aun escrito) en contacto con el catalán. Y es que, aunque no todo rasgo idiosincrásico de estas hablas pueda adjudicarse sin más a la influencia directa –o indirecta– de lengua autóctona, es indudable que el contacto lingüístico desempeña un papel determinante en la configuración dialectal de estas variedades peninsulares. De este modo, junto a la reivindicación del carácter dialectal de estas variedades de contacto, por la que hemos abogado otras veces (Blas Arroyo en prensa), y su reconocimiento como un área de investigación tan digna como la que representan otros dialectos del español, en el presente artículo hemos defendido la necesidad de distinguir fenómenos de diferente naturaleza. Por un lado, se encuentran los casos más palmarios de interferencia, que implican el calco de rasgos o unidades características de la lengua catalana, alejados pues, a la gramática castellana. Frente a estos, se sitúan otras variantes vernáculas que, pese a una influencia interlingüística también fuera de duda, suponen una ampliación de las posibilidades sintácticas, pero sobre todo, pragmáticodiscursivas presentes ya en la lengua receptora. Por último, los anteriores deben diferenciarse de otras consecuencias lingüísticas del contacto de lenguas, que caracterizamos como hechos de convergencia lingüística y entre los que es posible discernir, al mismo tiempo, diferencias estructurales y sociolingüísticas relevantes. A este respecto, hemos mostrado, mediante ejemplos representativos del español hablado en diferentes comunidades de habla catalanas y valencianas, casos de convergencia en los que el catalán actúa claramente como modelo, y que llevan a los hablantes a incrementar -comparativamente con otras variedades peninsulares- el empleo de ciertas estructuras o unidades gramaticales por su coincidencia con las catalanas. Desde el punto de vista sociolingüístico, dichos procesos de convergencia pueden favorecer variantes que aparecen marcadas sociolectalmente en otras regiones hispánicas o, en sentido contrario, pueden contribuir poderosamente a la retención de otras más antiguas -y a menudo prestigiosas-, y que fuera de estas áreas bilingües se hallan sometidas a intensos procesos de erosión y cambio lingüístico. Con todo, las posibilidades de la gramática convergente no se detienen ahí, ya que el contacto secular puede favorecer también el desarrollo en las dos lenguas de la comunidad de soluciones estructurales paralelas, alejadas de las normas impuestas por las respectivas gramáticas normativas, pero teleológicamente destinadas a la simplificación de categorías y reglas morfosintácticas irregulares.

Referencias bibliográficas ARGENTE, Joan y PAYRATÓ, Lluís. (1991): “Towards a Pragmatic Approach to the Study of Languages in Contact: Evidence from Language Contact Cases in Spain”, Pragmatics, 1, 4, 465– 480. BADIA I MARGARIT, Antoni (1985): Gramática Catalana, Vol I. Madrid: Gredos. BLAS ARROYO, José Luis (1993): La interferencia lingüística en Valencia (dirección catalánespañol), Castellón: Universidad Jaume I. ______, (1996): "A propósito de un caso de convergencia gramatical por causación múltiple en el área de influencia lingüística catalana. Estudio sociolingüístico", Cuadernos de Investigación Filológica , 21: 175-200 . _____, (1998): "Efectos del cambio de código en los medios de comunicación audiovisuales. Análisis del discurso bilingüe español-catalán", Iberoromania 48: 38-65. _____ (1999): " Están ahí bajo: un caso de variación gramatical en una situación de contacto de lenguas" , en M. J. Serrano (ed.): Estudios de variación sintáctica, Frankfurt am Main, Vervuert: 173-196. ______, (2004): " El español actual en las comunidades del ámbito lingüístico catalán" , en Cano Aguilar, Rafael (coord.): Historia de la Lengua Española, Vol II, Barcelona, Ariel: 1065-1086. ______, (2007a): “El contacto de lenguas como factor de retención en procesos de variación y cambio lingüístico. Datos sobre el español en una comunidad bilingüe peninsular”, Spanish in Context 4, 2: 263-291. ______, (en prensa): "Limitaciones (y avances) en el estudio de las variedades de contacto en España (con especial atención al contexto español-catalán)", en Ridruejo Alonso, E. et al. (eds.): Homenaje al profesor César Hernández, Valladolid, Universidad de Valladolid. BLAS ARROYO, José Luis y PORCAR, Margarita. (1998): "Cuando vendrás...Fase inicial de un cambio por interferencia", en V Congreso de Filología e Historia de la Plana , Nules, Exmo. Ayuntamiento de Nules: 413-429. BRIZ, Antonio (1998): El español coloquial en la conversación: esbozo de pragmagramática, Barcelona, Ariel. CASANOVA, Emili (1996): “El castellà de València”, en Briz, A. et al. (eds.): Pragmática y gramática del español hablado : actas del II Simposio sobre Análisis del Discurso Oral, [14-22 de noviembre de 1995], 293-298. CASANOVAS, Monserrat (1995): “La interferencia fonética en el español de Lleida: algunos apuntes para su estudio”, Sintagma, 7, 53–59. _____, 1996. Consecuencias de la interferencia lingüística en la morfosintaxis del español hablado en Lleida. Verba 23, 405–415. _____, (1998): “Aproximación al estudio de la interferencia lingüística en la lengua escrita”, Revista de Filología de la Universidad de la Laguna, 16, 9-17. _____, (2000): “’No cale que vengas, porque hoy plegaré tarde’: mecanismos de adaptación léxica en el español de los catalanohablantes”, Analecta Malacitana, XXIII, 2, 697-709. COSERIU, Eugenio (1977): Estudios de lingüística románica, Madrid, Gredos. ESCOBAR, Anna (1995): "Andean Spanish and bilingual Spanish: linguistic characteristics", en P. COLE y G. HARMON (eds.): Language in the Andes, 51-73.

ESPAÑOL, Teresa (1996): “Algunas insuficiencias de la clasificación de la interferencia lingüística”, Pragmática y gramática del español hablado : actas del II Simposio sobre Análisis del Discurso Oral, [14-22 de noviembre de 1995], 299-304. Valencia, Universidad de Valencia. ECHENIQUE, María T y Juan SÁNCHEZ (2005): Las lenguas de un Reino, Madrid, Gredos. GRUPO INTERLAIA (1998): “Lenguas peninsulares en contacto: castellano y catalán en la producción de estudiantes universitarios”, ponencia presentada en la 7th University of New Mexico Conference on Ibero-American Culture and Society, México 1998. GUMPERZ, John. y R. WILSON (1971): “Convergence and Creolization. A case from the Indo Aryany Dravidian Border in India”, en Dell HYMES (1971): Pidginization and creolization of languages, Cambridge: Cambridge University Press, 151–67. HERNÁNDEZ, Carmen (1997): “Algunas propuestas didácticas para trabajar la interferencia catalánespañol en el ámbito universitario (a partir del análisis de errores)”, en J.F. Cantero et al. (eds.), Didáctica de la lengua y la literatura para una sociedad plurilingüe del siglo XXI, Universidad de Barcelona/Sociedad Española de Didáctica de la Lengua y la Literatura: Barcelona, págs. 633-639. _____, (1998a): “Una propuesta de clasificación de la interferencia lingüística a partir de dos lenguas en contacto: el catalán y el español”, Hesperia, 1: 61-79. _____, (1998b): Algunas cuestiones más sobre el contacto de lenguas: Estudio de la interferencia lingüística del catalán en el español de Cataluña, Barcelona, Universitat de Barcelona (tesis doctoral inédita). JORBÁ, Manuel (1979): “Sobre la literatura catalana al final de l’antic régim: el “Diario de Barcelona” (1792-1808)”, Els Marges 17: 27-52. JORDANA, Carles (1933): El català i castellà comparats, Barcelona: Barcino. JOSEPH, Brian (2000): "Processes of spread for syntactic constructions in the Balkans", en C. TZITZILIS y C. SYMEONDIS (eds): BlkanLinguistik: Synchronic and Diachronic, 139-150. University of Thessaloniki. KERSWILL, Paul (2002): "Koineization and Accommodation", en J. A. CHAMBERS, P. TRUDGILL, N. SCHILLING-ESTES (eds.). The handbook of Language Variariation and Change. Oxford, UK/Cambridge, MA: Blackwell.669-702. LAGARDE, Christian (1996): Le parler “melandjao” des inmigrés de langue espagnole en Roussillon, Perpignan, Presses Universitaires de Perpignan. MASICA, Colin P. (1976): Defining a Linguistic Area: South Asia, Chicago, University of Chicago Press. MOUGEON, Raymond y BENIAK, Eduard (1991): Linguistic Consequences of Lanuage Contact and Restriction. The Case of French in Ontario, Canada, Oxford, Clarendon Press. PAYRATÓ, Lluís (1985): La interferència lingüística (Comentaris i exemples catalá castellá): Barcelona, Ed. Curial–Publicacions de l'Abadia de Montserrat. _____, (1988): Català col.loquial, València, Universitat de València. SILVA-CORVALÁN, Carmen (1994): Language contact and change, Oxford, Oxford University Press. SINNER, Carsten (2004): El castellano de Cataluña, Tübingen, Max Niemeyer Verlag. SOLÀ, Joan (1980): “Tractats de catalanismes”, en Alarcos Llorach, Emilio (ed.): Miscel.lània Aramon i Serra: estudis de llengua i literatura catalanes oferts a Ramon Aramon i Serra en el seu setatntè aniversari, vol. 2, Barcelona, Curial. 559-582. VANN, Robert (1998): “Aspects of Spanish Deictic Expressions in Barcelona: A Quantitative Examination”, Language Variation and Change, 10, 3: 263-288. VILA, Rosa (1996): " Consideraciones acerca de la interferencia del catalán en el español de Barcelona", en A. BRIZ (ed.): Pragmática y gramática del español hablado: Actas del II Simposio sobre

Análisis del Discurso Oral [14-22 de noviembre de 1995], 1996, Valencia, Tirant Lo Blanch. 269282 WALD, Benji (1987): “Spanish-English grammatical contact in Los Angeles: the grammar of reported speech in the East Los Angeles English contact vernacular”, Linguistics 25: 53-80. WEINREICH, Uriel (1953): Languages in contact. Findings and Problems, New York, Publications of the Linguistic Circle of New York, 1. WESCH, Andreas (1997): "El castellano hablado de Barcelona y el influjo del catalán . Esbozo de un programa de investigación", Verba, 24: 287-312.

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.