Crisis y Realineamiento Político en Puerto Rico

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por Emilio Pantojas García | 6 de Noviembre de 2015 | 8:00 am – 3 Comments

Crisis y realineamiento político en Puerto Rico

La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer. - Bertolt Brecht En el siglo veintiuno, pueden observarse en la política puertorriqueña dos tendencias que indican un realineamiento político del electorado: (1) nuevos patrones de alternancia partidista y (2) un rechazo mayoritario al Estado Libre Asociado (ELA). En los tres procesos electorales del siglo veintiuno (2004, 2008, 2012), el Partido Nuevo Progresista (PNP) ha ganado el voto íntegro en la papeleta “estatal” pero ha electo solo un gobernador (2008). Asimismo, en el plebiscito de 2012 el ELA fue rechazado, por primera vez en la historia, con un voto de 54% en contra y 46% a favor. No obstante, aunque se rechaza el régimen político existente, no se escoge una alternativa de mayoría absoluta (50% +1). Estos patrones de votación contradictorios reflejan un proceso de realineamiento político. Entender hacia dónde se dirigen estos cambios es tarea fundamental de las ciencias políticas. En este ensayo adelanto algunas pistas y propuestas para estudiar y entender el proceso de realineamiento político estimulado por la crisis del Estado Libre Asociado y su modelo económico, Operación Manos a la Obra. Me limito a analizar el comportamiento electoral para las ramas ejecutiva y legislativa, y sobre el “status” político, la cuestión colonial. Nuevos patrones de alternancia Desde las elecciones 1968 hasta las de 1996, el patrón de alternancia en el gobierno de los partidos principales era virtualmente simétrico. Con la excepción de 1968 y 1980 los partidos dominantes alternaban el gobierno por uno o dos cuatrienios. En los “gobiernos compartidos” de 1968 y 1980, el PNP ganó la gobernación y la comisaría residente, perdió el senado en 1968 y ambas cámaras en 1980. A partir de 2004 se observa una alteración importante en ese patrón de alternancia. Aunque el PNP ha ganado el voto íntegro a la gobernación en las últimas tres elecciones, ha perdido la gobernación en dos de esas elecciones (2004 y 2012). Asimismo, el PNP ha ganado el

puesto de comisionado residente en esas mismas tres elecciones. Los “gobiernos compartidos” del siglo veintiuno se caracterizan por la división en la “papeleta estatal” eligiéndose un gobernador del Partido Popular Democrático (PPD) y el comisionado residente del PNP (Cuadro 1).

Este fenómeno de gobiernos compartidos en la “papeleta estatal” indica un cambio de patrón importante. Antes de 2004, el ganador del voto íntegro para la gobernación resultaba electo al cargo. A partir de 2004 se observa que el partido ganador del voto íntegro para gobernador de las últimas tres elecciones solo ha electo un gobernador (Cuadro 2). La modificación de la papeleta electoral dividida en tres papeletas separadas (estatal, legislativa y municipal, Ley Electoral de Puerto Rico de 1977, artículo 5.011) ha facilitado el cruce de líneas partidistas desde 1980, cuando se inició el proceso con dos papeletas. Lo que antes habría sido un voto mixto, puede ser un voto íntegro por partidos distintos en papeletas separadas. En las últimas tres elecciones se observa, además, una nueva modalidad de “cruce” electoral dentro de la papeleta estatal, cuando en dos ocasiones se elige un gobernador de un partido y el comisionado residente del partido opuesto. Este comportamiento electoral se ha interpretado como “voto de castigo” de miembros de un partido a su candidato a gobernador. Este voto de castigo en 2004 y 2012 provino del PNP.

Este nuevo patrón sugiere el surgimiento de un “voto flotante” vinculado al PNP que se conjuga con la abstención electoral como medio de “castigo político” de los electores del PNP a sus gobernadores. El Cuadro 3 muestra el voto total para gobernador y comisionado residente e ilustra la abstención masiva de votantes del PNP en las elecciones de 2000 y 2012. En ambas ocasiones el descontento con la gestión gubernamental del PNP, por corrupción y por medidas de austeridad que agravaron la crisis, registró una disminución significativa de votos para este partido (87,137 en 2000 y 141,190 en 2012). En ambas ocasiones el PNP había ganado la elección anterior con más de un

millón de votos y un margen sobre 50%. La elección de 2004 amerita especial atención pues en esta el PPD redujo sus votos para gobernador aunque ganó la gobernación por 3,566 (Cuadro 3). No obstante, el PNP ganó la comisaría residente y ambas cámaras legislativas (Cuadro 1). Aunque los votos mixtos del Partido Independentista Puertorriqueño a favor del candidato del PPD (los llamados “pivazos”) fueron 5,650 votos, debe haber habido otros cruces de votantes para compensar la reducción de votos totales. (papeletas con tres cruces en las elecciones de 2004)

El cuadro de realineamiento se complementa con la tendencia sostenida a la declinación de la tasa de participación electoral desde 1984. Entre 1984 y 2012 la tasa de participación cayó por 10.7%, de 88.9% a 78.2%. A esta tendencia abstencionista se añade el abandono del proceso electoral de medio millón de personas con edad para votar que no se inscribieron para los comicios de 2012. La mayoría de estos votantes son jóvenes y electores de centro-izquierda (populares e independentistas) desilusionados con el proceso electoral y la corrupción de la clase política. A partir de 2004 se observa un patrón emergente de cruce de líneas partidistas en la papeleta estatal que no tiene precedentes. Se observa, además, un proceso de retraimiento e indiferencia electoral que no se articula como protesta, aunque podría interpretarse como protesta silente, siguiendo la lógica de José Saramago en su novela “Ensayo sobre la lucidez”. El rechazo del Estado Libre Asociado El otro registro importante del realineamiento político es el rechazo al ELA en el plebiscito de 2012 por primera vez en la historia política contemporánea. Asimismo, por primera vez, 24.5% de los votos emitidos en el plebiscito fueron a favor de una nueva fórmula llamada “ELA Soberano”, que es una forma indeterminada pero distinta del estatus actual. Aunque los partidarios del ELA se niegan a aceptar que este régimen colonial haya colapsado e insisten en reformarlo o culminarlo, esta fórmula de relación política con Estados Unidos enfrenta también su rechazo en el Congreso estadounidense. Así, por ejemplo, los líderes del Comité de Energía y Recursos Naturales del Senado (Ron Wyden y Lisa Murkowski) afirmaron en una carta del 13 de diciembre de 2013 al comisionado residente Pedro Pierluisi, luego de las vistas congresionales sobre el plebiscito que: “las opciones de status no viables, tales como “ELA culminado” [enhanced Commonwealth] no deben ser consideradas en tanto que confunden el debate y

socavan los esfuerzos para resolver este asunto de gran importancia para ambos, Puerto Rico y los Estados Unidos”. Por otra parte el apoyo electoral a la estadidad y la independencia, como opciones de status, están estancadas. En los cuatro plebiscitos sobre el status celebrados entre 1967 y 2012 la estadidad creció de 38% en 1967 a 46.3% en 1993. En 1998 alcanzó su cenit logrando 46.5% de los votos, para declinar a 44.4% en 2012. La independencia no logra alcanzar 5% del apoyo electoral en ninguno de los plebiscitos, siendo su punto máximo 4.4% en 1993, declinando a 4% en 2012. El desenlace del plebiscito de 2012 podría resumirse de la siguiente manera: el ELA fue rechazado, la estadidad obtuvo una victoria pírrica y el “ELA soberano” emergió como alternativa viable.1 Hay disgusto con el ELA pero no emerge una alternativa mayoritaria. El debate sobre el status y sobre las estrategias para alcanzar las fórmulas propuestas o reformar la existente crea divisiones dentro de los partidos principales (e.g. partidarios del Plan Tennessee vs. partidarios del plebiscito “estadidad sí o no” en el PNP; soberanistas vs. unionistas en el PPD).Como dijo el periodista Benjamín Torres Gotay, “El PNP mató la colonia en la consulta de status de noviembre pasado y desde entonces andan con el cadáver en el baúl sin saber qué hacer con él”. (“Un cadáver en el baúl”, El Nuevo Día, 19 de mayo de 2013). Lo viejo no muere y lo nuevo no logra nacer. Conclusiones preliminares A la luz de los resultados de las elecciones del siglo veintiuno y del plebiscito de 2012, podemos argumentar que se observa un proceso de realineamiento político. El patrón de alternancia partidista ha cambiado de dos términos por partido, a gobernadores de un solo término; y este patrón parece que continuará en las elecciones de 2016. Asimismo, el ganador del voto íntegro para gobernador no resulta necesariamente electo, las lealtades políticas se han resquebrajado. Podemos, además, observar e inferir: (1) Un realineamiento político en el que un voto flotante decide las elecciones ayudado por fluctuaciones en la abstención de electores del PNP, el partido más grande del país. (2) La existencia de una masa de “votantes desilusionados” reflejada en las crecientes tasas de abstención y apatía electoral. (3) Agudización de los conflictos internos dentro del liderato de los partidos principales en torno al tema del estatus político. (4) La marginación del PIP en el debate sobre la solución a la crisis, limitándose a plantear que “la crisis es la colonia”. (5) Surge la interrogante no contestada sobre el impacto de la emigración y la reducción poblacional sobre el voto en 2016. Lo que puntualiza la deficiencia de estudio empírico en las ciencias políticas puertorriqueñas. (6) Si se repite el patrón de realineamiento y alternancia partidista, la inferencia razonable es que regresará la “ola azul” del PNP y este partido debería ganar las elecciones. Lo que delineo aquí es el principio de una agenda de investigación para las ciencias políticas. Hay que estudiar y discutir la política desde la observación sistemática de procesos y tendencias. Claro que el reto no es meramente entender la sociedad y la política, es transformarla para lo cual se requiere, además de astucia intelectual, audacia. Post scriptum La encuesta sobre preferencias políticas publicada por el rotativo El Nuevo Día del 2 al 4 de noviembre de 2015 anticipa que el patrón de alternancia y realineamiento político descrito se repetirá. Según la encuesta, el PNP ganará las elecciones de 2016 irrespectivo del candidato a gobernador que nominen. Igualmente, el PPD perderá las

elecciones irrespectivo del candidato que nominen. La ciencia política estudia el proceso desde patrones y tendencias, los encuestadores y la “politología” lo observan desde el comportamiento de actores interesados. El curso de los procesos sociales puede ser cambiado pero para ello se requiere la acción concertada de fuerzas emergentes. Ese es el reto que enfrentan los partidos minoritarios, Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) y Partido del Pueblo Trabajador (PPT). En el cuadro que analizamos no se registra ninguna acción de estas fuerzas que incidan de forma significativa para un cambio. Ceteris paribus, la partidocracia continuará y la kakistocracia gobernará. *Ponencia magistral presentada al 1 er Congreso de Ciencia Política y Sociedad, Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez, 29 de octubre de 2015. (Todos los cálculos electorales se fundamentan en las cifras de la Comisión Estatal de Elecciones).

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