Crisis del agua subterránea y su integración en la planeación urb

July 21, 2017 | Autor: K. Barajas | Categoría: Urban Planning, Governance, Local Government and Local Development, Water Supply
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Descripción

Crisis del agua subterrá nea y su integració n en la planeació n urbana

Acciones frente al cambio climático y el enfoque de los servicios ecosistémicos en las ciudades Por Karla Alejandra Barajas López

Introducción En el Congreso Internacional de Agua y Medio Ambiente llevado a cabo en Argentina, se ha señalado que el agua subterránea es un recurso natural vital para el suministro económico y seguro de agua potable; y el desarrollo de comunidades en áreas urbanas y rurales. Los reservorios subterráneos constituyen potenciales e importantes recursos hídricos que están en crisis y para garantizar su condición se requieren estrategias de protección dentro de los planes de gestión integrada. Acciones que contemplen equitativamente las necesidades de todos los usuarios; que promuevan el uso eficiente del agua para garantizar su disponibilidad para abastecimiento de agua segura y producción de alimentos; que mejoren las condiciones de saneamiento e higiene y aborden el desarrollo socio económico garantizando la sustentabilidad ambiental. Estas acciones deberán considerar la mitigación y adaptación frente a los nuevos patrones climáticos. En este contexto de gestión, en México, el artículo 115 constitucional establece que los municipios están facultados para formular, aprobar y administrar la zonificación y planes de desarrollo urbano municipal; además tienen a su cargo el servicio de agua potable y alcantarillado (entre otros servicios). Los planes parciales de desarrollo urbano son instrumentos para establecer normas y criterios técnicos aplicables al uso de suelo; marcan los lineamientos a seguir en toda actuación pública, social y privada, sobre su territorio. Sin embargo, aunque se contempla la demanda del agua en la planeación, carece del enfoque integral de servicios de los ecosistemas, es decir, del vínculo entre naturaleza y desarrollo. En el Área Metropolitana de Guadalajara, Jalisco, las fuentes de agua son limitadas. De acuerdo con la información de la Comisión Estatal del Agua de Jalisco (CEAJ), Chapala aporta un 57% para el abastecimiento de la ciudad, los pozos de Atemajac y Toluquilla el 32% y la presa Calderón 11%. La extracción de agua subterránea ha sido excedida y los acuíferos de Atemajac y Toluquilla se encuentran sobre-explotados, según datos publicados por la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA). Pese a este escenario, en el Área Metropolitana de Guadalajara (AMG) se continúan construyendo nuevos fraccionamientos en las zonas periurbanas que no están conectadas a la red del Sistema de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA). En consecuencia, se construyen pozos profundos para cubrir la demanda de agua para 1

los nuevos habitantes. Estos esquemas de explotación no contemplan tasas de renovación natural de los reservorios subterráneos, que podrían tardar cientos o miles de años en recuperarse. En el estudio del agua subterránea, además de que ha sido lento por encontrarse en el subsuelo, no se ha intentado buscar su interrelación con el agua superficial. La Gestión Integral del Recurso Hídrico (GIRH), debe incorporar el estudio de agua superficial y subterránea a fin de lograr un análisis integrado. En el V Foro Mundial del Agua, se abordó el tema del acceso y el saneamiento como un derecho inherente a los seres humanos, sólidamente anclado en la teoría de los derechos humanos del derecho internacional, al reconocerse como un problema de gobernanza y gestión del agua. Se señaló también que la crisis del agua es una crisis de gestión más que de escasez y que los problemas y sus soluciones se producen en un entorno de procesos políticos y de poder. Adicionalmente, el ordenamiento territorial y los planes de desarrollo están separados dentro de la administración pública. Esto limita la integración del enfoque de servicios de los ecosistemas, que pueden ser definidos como “los beneficios que la gente obtiene de los ecosistemas”. De acuerdo con la definición de los Ecosistemas del Milenio (MEA por sus siglas en inglés), uno de los servicios principales es el aprovisionamiento de agua a los humanos, por lo tanto, el agua es fundamental. Los servicios de los ecosistemas son esenciales para la supervivencia humana y para el desarrollo social y económico, por eso es de crucial importancia asegurar su inclusión en la planificación para el desarrollo, como componentes esenciales para el crecimiento y el desarrollo equitativo y sostenible. La solución a problemas asociados al uso inadecuado de agua y territorio implica la instrumentación de medidas como: restricciones de uso de agua y/o territorio, indemnizaciones, cambio de procesos productivos, traslado de actividades, cambio o traslado de fuentes de abastecimiento, uso de técnicas de riego más eficiente, cobro de tarifas, multas, etc. Estas medidas deben basarse en un diagnóstico apropiado del sistema ambiental (natural y social), su contexto organizacional (legal y político), y de los problemas a resolver (contaminación, explotación intensiva, ecosistemas en peligro); deben ser apropiadas en el sentido de factibilidad de implementación (practicables, flexibles, económicas y dinámicas) y en el sentido de que el sistema social debería adoptarlas, hacerlas propias para evitar o reducir situaciones de conflicto. Para ello se deberá abordar la solución al problema con una visión integral, comprensiva y dinámica que considere que todos los usos son independientes y que la solución de problemas debe ser encarada abarcando participativamente a cada uno de los actores vinculados al agua, reconociendo el rol que cada uno cumple en la sociedad.

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Desarrollo En México, el crecimiento que han tenido las ciudades (varias de ellas sin atender los planes urbanos), ha ocasionado a la población problemas de distintas índoles; muchos de los cuales se traducen a impactos ambientales. Algunos estrategas urbanos como Josep María Pascual Esteve, explican que la ocurrencia de este fenómeno se debe a que existe una correlación entre urbanización y desarrollo económico, de ahí el incremento de flujos migratorios hacia las ciudades. Es decir, la insuficiente mejora de los niveles de pobreza se correlaciona con el crecimiento de la urbanización. Desde esta perspectiva, el problema global de la pobreza requiere también de soluciones urbanas y en la capacidad de los gobiernos locales tiene su instrumento más adecuado. Generar desarrollo humano a través del gobierno local mediante planes estratégicos y responsabilidad democrática para articular distintos actores económicos, sociales e institucionales. El agua subterránea es un recurso natural vital para el suministro económico y seguro de agua potable y el desarrollo de comunidades en áreas urbanas y rurales. La dimensión económica tiene que ver con la calidad de los sistemas de gobernabilidad que guían las relaciones entre los distintos actores, interviniendo en cada uno de los demás sistemas de sostenibilidad. Implica democratización, participación de la sociedad civil local en todas las áreas de decisión y aplicación del principio de subsidiariedad, es decir, que las decisiones sean tomadas en el nivel de gobierno más cercano a los problemas o situaciones. Cornelio Rojas Orozco autor del libro “El desarrollo sustentable: nuevo paradigma para la administración pública”, señala que el incremento de la participación de la sociedad civil y del sector privado proactivo en la protección ambiental es un eje fundamental para la consolidación de la gestión ambiental. Por ende, resulta importante entender y conocer la gobernanza ambiental, sus estructuras, arreglos institucionales y política pública, que permitan una mayor participación social para conseguir la mitigación y adaptación ante los impactos ambientales y elevar la calidad de vida de las personas. Esto también cobra importancia en la participación de todos los usuarios del agua para la implementación de la Gestión Integral de los Recursos Hídricos (GIRH). El agua subterránea en la planeación urbana Como se mencionó previamente, en el V Foro Mundial del Agua se señaló que el acceso al agua potable en México es un problema principalmente de gestión. En México, es común que cuando se realizan planes y acciones en torno a la gestión del agua o intervenciones gubernamentales para el “ordenamiento territorial”, se hacen sin el conocimiento adecuado de los ecosistemas y espacios o entornos naturales afectados, particularmente con los flujos de agua subterránea. Por ello es necesario avanzar hacia nuevas formas de gestión del agua y del territorio, para eso debe considerarse la construcción de un marco histórico-hídrico de referencia, que permita una mayor comprensión del funcionamiento y evolución del sistema hídrico (concebido como la 3

interacción entre agua subterránea y superficial) y especialmente del reconocimiento de sus espacios-soporte en el territorio. Este marco histórico puede ser entendido y construido como una plataforma de información estructurada a partir de la teoría de sistemas de flujos de agua subterránea, con lo cual se logra una aproximación al conocimiento de las condiciones “originales” de funcionamiento del sistema hídrico subterráneo y sus impactos y manifestaciones ambientales superficiales en las microcuencas. Identificando las principales zonas de descarga de agua subterránea en la microcuenca, territorio físico-natural en el que se construyó la ciudad y la concurrencia de diferentes sistemas de flujos subterráneos. La convergencia de estos diferentes sistemas de flujo de agua subterránea define las características ambientales particulares de estas zonas. Recuperar una memoria hídrica no es para lamentar lo perdido o alterado sino para visualizar desde una perspectiva histórica las oportunidades que la sociedad actual tiene para integrar una nueva forma de gestión del agua, de manera tal que le permita contar con ella en los próximos años o décadas, garantizando su desarrollo y sobrevivencia y la de los ecosistemas asociados. Para ello es imprescindible ligar la gestión del agua con una nueva forma de planeación y gestión territorial en la cual se entienda y reconozca la importancia de los entornos naturales y la función primordial de los espacios-soporte y ecosistemas asociados en el funcionamiento del sistema hídrico. Particularmente hablando de agua subterránea, no se han tomado acciones estratégicas para evaluar, monitorear y medir el estado de los acuíferos y cobrar tarifas reales que cubran los costos de su uso eficiente para evitar que se continúen sobre-explotando. Este hecho ha contribuido de manera importante a la vulneración de los acuíferos en el Área Metropolitana de Guadalajara, de los cuales según datos proporcionados por funcionarios de Zapopan, en el acuífero de Atemajac, se extrae agua cada vez más profunda, descendiendo los niveles del acuífero varios metros por año y esto implica, entre otras cosas, que la calidad del agua sea poco apta para consumo humano debido a las condiciones geológicas que alojan al agua subterránea. Por ello, es indispensable integrar el agua en la planeación del territorio, que por encontrarse en el subsuelo se ha desligado de las políticas urbanas, pero al proveer servicios de los ecosistemas (como es el abastecimiento de agua al ser humano y para riego), es fundamental para la ciudad. El agua subterránea frente a los escenarios de cambio climático en el marco de la gobernanza ambiental La Comisión Nacional del Agua refiere que existe una mayor demanda de agua en el AMG, motivo por el cual se está construyendo la presa El Zapotillo y que además, con esta presa se reducirá la presión de explotación de los acuíferos. Sin embargo, previendo que la situación puede empeorar con los escenarios de cambio climático, vale la pena poner atención en el agua subterránea. Este recurso hídrico es el menos estudiado e irónicamente, al mismo tiempo es el más sobre-explotada. Debido a la falta de capacidad institucional para controlar, inspeccionar, verificar el estatus de los 4

pozos existentes, hoy en día, es relativamente fácil acceder al agua subterránea pese a que los acuíferos de toda la ciudad se encuentran en veda. Podría decirse que el agua subterránea está privatizada y que existe un mercado negro entorno a su explotación muy importante. Es indispensable realizar acciones que coadyuven a mejorar las condiciones de los acuíferos y que representen reservas de agua para las sequías. Esto se viene realizando en países como España y Alemania donde las reservas de agua subterránea forman parte de la planeación del territorio en las ciudades, haciendo una gestión integral de los recursos hídricos. En este sentido, ONU-HABITAT ha señalado que en México existen varias ciudades vulnerables ante el cambio climático global. En términos legales, para la realización de acciones que mitiguen estos cambios en los patrones del clima, existe en México la Ley General de Cambio Climático. A un nivel más local, corresponde a los municipios realizar el Plan de Acción Climática Municipal (PACMUN). Estas acciones deben vincularse con las estrategias de planes de desarrollo municipal, sectoriales y de ordenamiento del territorio. Esto representa un desafío en la gobernanza, principalmente para los gobiernos locales, al ser de su competencia la provisión de agua potable y el ordenamiento territorial, estando desarticulados en la planeación. Impulsores de cambio que ejercen mayor presión sobre los acuíferos La laxitud en la legislación urbana ha favorecido a las inmobiliarias que ofrecen el agua subterránea para cubrir las demandas en los nuevos desarrollos de vivienda, sin evaluar los impactos acumulativos que derivan del uso ineficiente del agua cada vez menos segura y en mayor crisis y de la urbanización desorganizada. El riego (de agricultura) no tecnificado es otro detractor de eficiencia. La ineficaz administración del agua subterránea que genere información sobre los acuíferos, su estudio y medición es otro impulsor de cambio que afecta el estado de los acuíferos. Algunas acciones para la mitigación y adaptación al cambio climático hacia una mejor gestión del agua subterránea integrando los servicios de los ecosistemas Las siguientes acciones deberían formar parte de las estrategias desde la planeación municipal: •

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Uso controlado del aprovechamiento de acuíferos (solamente para uso eficiente y dotaciones de uso primario que es potable para consumo humano). Reducir la presión sobre los acuíferos. Prohibir el riego de áreas verdes con agua de buena calidad. Promover la irrigación de áreas verdes con aguas tratadas y no de uso primario. Monitoreo y plan de acción para evaluar y monitorear los acuíferos. Implementación de tres tuberías: drenaje para aguas domésticas y su tratamiento, agua tratada para riego y para el drenaje pluvial.

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Implementación de humedales artificiales de aguas tratadas para su infiltración y recarga de acuíferos. Estas medidas también son aplicables en la industria, agricultura y urbanización.

Conclusiones La extracción desmedida del agua subterránea ha vulnerado los acuíferos para su utilización como reserva en la mitigación de sequías prolongadas. Este desafío enfrentan los gobiernos locales para abastecer a la población con agua de calidad y en cantidad suficiente con una gestión integral de recursos hídricos bajo escenarios del cambio climático. La crisis del agua es una crisis de gestión más que de escasez y los problemas y sus soluciones se producen en un entorno de procesos políticos y de poder. Los discursos políticos que se fundamentan en la idea del crecimiento económico más que en el desarrollo sustentable. Existe desconocimiento y apatía de la sociedad, originando (entre otras cosas) una escasa participación social y por lo tanto una muy débil o escasa gobernanza. La gobernanza tiene por finalidad gestionar las interdependencias entre los actores económicos y sociales para conseguir objetivos de calidad de vida. Generar calidad de vida y reducir la pobreza gestionando las interdependencias, significa construir o, mejor, fortalecer la capacidad de organización y acción de una ciudad. Bajo la mirada holística del agua subterránea, se sugiere que aunque se le considere en función de su ciclo como un recurso natural renovable, la contaminación puede convertirla en no utilizable. Los esquemas de explotación no contemplan tasas de renovación natural de los reservorios subterráneos, que podría tardar cientos o miles de años. Se requiere un enfoque socialmente sustentable para la gestión del recurso y diferenciar el minado de reservas del acuífero. La meta de gestión es administrar las extracciones de agua de los acuíferos en forma ordenada, incluso cuando se decida utilizar toda el agua del reservorio. Puede optarse por: una recuperación gradual del reservorio, buscando su estabilización hidráulica, con restricciones en su uso y hasta indemnizaciones; estabilización general, donde la cuantificación de la reserva almacenada en el acuífero y de las tasas de recarga es crucial, mejorando la eficiencia del uso del agua subterránea, incentivando ahorro y buscando fuentes alternativas para satisfacer la demanda de agua; un vaciado ordenado, donde los impactos deben conocerse claramente, tanto sobre el propio acuífero, el sistema social usuario y los ecosistemas dependientes. Es indispensable implementar programas de monitoreo que permitan corroborar la respuesta del acuífero a los esquemas de explotación adoptados y corregirlos, además de acotar gradualmente la incertidumbre en el conocimiento. La solución de los problemas asociados al uso inadecuado del agua y el territorio implica la instrumentación de medidas como: restricciones de uso de agua y/o territorio, indemnizaciones, cambios de procesos

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productivos, traslado de actividades, cambio o traslado de fuentes de abastecimiento, uso de técnicas de riego más eficientes, cobro de tarifas, multas, por sólo nombrar lagunas. Estas medidas deben ser adecuadas, basadas en un diagnóstico apropiado del sistema ambiental (natural y social), su contexto organizacional, legal y político, y de los problemas a resolver (contaminación, explotación intensiva, ecosistemas en peligro); apropiadas en el sentido de factibilidad de implementación (practicables, flexibles y dinámicas) y apropiadas en el sentido de que el sistema social debería adoptarlas, hacerlas propias para evitar o reducir situaciones de conflicto. Se deberá abordar la solución al problema con una visión integral, comprensiva y dinámica que considere que todos los usos son independientes y que la solución de problemas debe abarcarse participativamente, contemplando a cada uno de los actores vinculados al agua, reconociendo el rol que cada uno cumple en la sociedad. Esto es la gestión integrada de los recursos hídricos, que según la Asociación Mundial del Agua (GWP) es el proceso que promueve el desarrollo y la gestión coordinados del agua, la tierra y los recursos relacionados, con el fin de maximizar el bienestar social y económico resultante de manera equitativa, sin comprometer la sustentabilidad de los ecosistemas vitales. La racionalidad económica considera como único factor relevante los ciclos de recuperación de capital, sin tomar en cuenta los ritmos de recuperación de los recursos naturales sin asumir una relación de corresponsabilidad con la naturaleza. Por lo tanto, este paradigma no considera las externalidades causadas por los procesos productivos sobre el medio ambiente. El desarrollo económico y la protección ambiental no deben ser posturas contrapuestas sino compatibles. A nivel local, será necesario: establecer metas claras técnica y científicamente definidas respecto de la protección de recursos hídricos de agua subterránea; articular necesidades de los distintos usuarios (empresas, organizaciones no gubernamentales, gobiernos local, estatal, nacional, entes reguladores, agencias ambientales y de salud, profesionales técnico-científicos, etc.), presentando solución anticipada a eventuales conflictos de interés; fomenta el desarrollo de capacidades institucionales y el fortalecimiento de la comunidad sobre la concepción (eco) sistémica del acuífero en explotación y su importancia como recurso de agua dulce, construyendo una cultura hídrica en la sociedad.

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Galicia, E. (2014) Un acercamiento histórico a las condiciones “originales” de funcionamiento del sistema hídrico subterráneo y su respuesta superficial en la microcuenca de la ciudad de Puebla. Investigaciones Geográficas, Boletín del Instituto de Geografía, UNAM ISSN 0188-4611, doi: 10.14350/rig.41358 Morales-Hernández, J. (2004). Sociedades rurales y naturaleza: en busca de alternativas hacia la sustentabilidad. ITESO. Paris, M. (s.f.) Aguas subterráneas, gestión integrada y sustentabilidad ambiental. Ponencia en el I Congreso Internacional de Agua y Medio Ambiente. pp. 10. Argentina. Pascual Esteve, Josep María. (2005). El fortalecimiento de la gobernanza local como factor clave para la reducción de la pobreza, 275–284. Perevochtchikova, M. et al (s.f.) Gestión integral del agua en la cuenca de México: ¿Coincide La Cuenca Superficial Con La Subterránea? pp. 10. UNAM. México, D.F. Rojas Orozco, C. (2004). El desarrollo sustentable: nuevo paradigma para la administración pública. México: Congreso de la Unión, Cámara de Senadores, LIX Legislatura. Seminario, I. P. M. y G. C. (2011). Periurbanización y sustentabilidad en grandes ciudades. (A. G. Aguilar & I. Escamilla, Eds.). México: Congreso de la Unión, Cámara de Diputados, LXI Legislatura : UNAM, Instituto de Geografía : Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología : Miguel Angel Porrúa. Tetreault, D. V. (2004). Una taxonomía de modelos de desarrollo sustentable. Tetreault, D. V. (2008). Escuelas de pensamiento ecológico en las Ciencias Sociales. Estudios Sociales (Hermosillo, Son.), 16 (32), 227–263.

Sitios web consultados Comisión Estatal del Agua Jalisco (CEAJ): http://www.ceajalisco.gob.mx/caa/docs/2012/foro_agua/15_acueducto_chapala_gdl_salva dor_carranza_siapa.pdf (vi: abril 2015). Comisión Nacional del Agua (CONAGUA): http://www.conagua.gob.mx/CONAGUA07/Noticias/SeguimientoPNI.pdf (vi: abril 2015).

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