¿Crees que el sistema internacional actual es unipolar, bipolar, o multipolar?

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Creus que el sistema internacional actual és unipolar, bipolar, o multipolar?


(Fuente: The Guardian via Handout/Getty Images)

UNIVERSITAT DE BARCELONA








Ellis Palmer Babe
NIUB: 15029685
Este trabajo examina la polaridad que existe en el actual sistema internacional. En primer lugar, se analiza la variedad de sistemas que los analistas han definido; estos son unipolar, bipolar y multipolar. Además, se ilustra estos tipos de orden internacional con ejemplos, tanto de carácter histórico como contemporáneo. Este ensayo concluye que el actual sistema internacional es cada vez más multipolar por una variedad de razones, incluyendo movimientos hacia una mayor institucionalización regional y la decadencia de Occidente como una potencia económica debido a su reciente crisis económica.

En primer lugar, este trabajo analiza el concepto de unipolaridad en el sistema internacional. Un sistema unipolar se ha definido como un sistema en el que:
"una única potencia establece la agenda, dicta las normas, y controla todas las fuentes del poder. Esto último significa que la potencia hegemónica reúne en sus manos el poder de coerción (inmensamente superior al de las otras entidades del sistema, aun aliándose) e impone su sistema de valores" (Barbé, 2007: 240).

Históricamente, este sistema se ilustra con frecuencia por una "lógica imperial ', es decir, que se puede ilustrar con el sistema internacional imperial, en la que afirma fueron capaces de obtener una ventaja significativa sobre los demás, mediante la explotación de sus puntos fuertes en una variedad de campos. España, por ejemplo, utilizó su marina de guerra y el poder colonial para cimentar a sí misma como el centro de un sistema unipolar en los siglos XVI y XVII, a través de sus conquistas en América Latina y su papel en muchas monarquías europeas, por lo que es la potencia hegemónica durante este período (Kamen, 2004). Otros ejemplos de esta lógica histórica, unipolar, e imperial, incluyen los Países Bajos durante el siglo XVII, a través de la función del comercio y la Dutch East India Company (Wesseling, 1988), y tal vez, lo más importante, el Reino Unido desde la época victoriana hasta el siglo XX (Caín y Hopkins, 2014).

Algunos comentaristas y analistas han sugerido que el período inmediatamente después del final de la Guerra Fría fue un "momento unipolar" para los Estados Unidos (Krauthammer, 1990), y que este período se prolongó hasta los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, cuando la hegemonía de los Estados Unidos se percibe que ha llegado bajo la amenaza de una serie de actores estatales y no estatales, como el Irak de Saddam Hussein, Al Qaida y los talibanes (Smith, 2002). El momento unipolar de Estados Unidos era tal que su influencia sobre los acontecimientos y las políticas era más o menos igual, llevando a algunos a proclamar el fin de la historia "y el triunfo y la supremacía de la democracia y el capitalismo neoliberal sobre todas las demás ideologías(Fukuyama,1989)

Aunque uno no ve una manera en la que el actual sistema internacional puede definirse como unipolar, debido a la pluralidad de actores que son capaces de influir en el orden mundial. Es posible hacer la afirmación de que el actual equilibrio de poder en el ámbito cultural es unipolar dada la hegemonía que Estados Unidos tiene sobre esta área de la vida, especialmente teniendo en cuenta el predominio de la cultura popular estadounidense en muchas áreas del mundo (Ellwood i Kroes, 1994; Wagnleitner, 1999). La importancia de este ámbito en el que controlan y que influyen en las poblaciones ha sido destacado por gramsciana (Aysha, 2001) y los teóricos post-estructurales (Pamment, 2014).

Avanzando con esta discusión sobre la polaridad en el sistema internacional, un segundo tipo que ha sido identificado es el de un sistema bipolar. Dicho sistema:
"está determinado por el equilibrio entre dos potencias… [N]os encontramos en un sistema en el que dos potencias gozan de capacidades equivalentes y superiores a las de las restantes unidades del sistema" (Barbé, 2007: 241).

Además de esto, el legendario investigador realista Kenneth Waltz ha definido aún más lo que constituye un sistema bipolar, al postular que:
"Bajo condiciones de bipolaridad, no hay un tercer poder que pueda competir con los dos superiores" (Waltz, 1979: 98).

Este ensayo muestra estas definiciones, proporcionando una serie de ejemplos de los períodos en que el sistema internacional se puede decir que ha estado bajo la influencia de dos poderes que ejercían influencia casi hegemónica dentro de sus áreas de influencia.

Aunque los sistemas bipolares han existido a través de diferentes períodos de la historia, la primera orden de este tipo que es relevante para este ensayo es la brecha creada por el Reino Unido y Alemania durante los años de Bismarck (McKeown, 1983) hasta el final de la Primera Guerra Mundial, la causa de las cuales se puede atribuir directamente a la voluntad de ambas naciones para reemplazar a la otra para reforzar su hegemonía y dominar el orden internacional. No deja de ser irónico que el conflicto directo entre estas dos potencias dominantes, que terminaron con ellos perdiendo su control sobre el orden internacional, ya que Alemania fue humillada por la reducción de su poder que se vio obligada a aceptar mediante la firma del Tratado de Versalles, mientras que el Reino Unido fue superado por los Estados Unidos, que vino en su ayuda durante la guerra y ayudó al Reino Unido a ganar una guerra que muchos sintieron que estaba perdiendo.

Tal vez el ejemplo más significativo de un orden internacional bipolar se produjo durante 1945 y 1989, es decir, durante la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética. El efecto de este conflicto en la política internacional era muy importante, ya que la brecha que se creó coloca la mayor parte del mundo en dos distintos, uno con una sociedad basada en el capitalismo y en torno a la "libertad y la democracia", mientras que el otro se basaba en una sociedad colectiva más y una economía capitalista. Este conflicto fue significativo, ya que llevó a los analistas de la política internacional a tomar un punto de vista positivista y realista; dada la situación, estudiosos como Morgenthau (1948) y Waltz (1959), desempeñaron un papel fundamental en el desarrollo de nuevas formas de estudiar el mundo, que fueron influenciados por lo que se produce durante este período de bipolarización.

Uno de los factores cruciales que detuvo que la guerra fría bipolar se convirtiera en conflicto directo, fue la doctrina de la destrucción mutua asegurada, que es una doctrina en la que un uso a gran escala de armas de alto rendimiento de destrucción masiva por dos o más opuesto lados causarían la completa aniquilación de ambos el atacante y el defensor, lo que significa que ambas partes en este conflicto vieron como demasiado arriesgado comprometerse directamente con la otra. El sistema internacional bipolar terminó a finales de 1980 y principios de 1990, con el colapso del bloque soviético en Europa del Este en 1989 y la desintegración de la URSS en 1990-1991.

En la parte final de este trabajo, se analiza el tipo de polaridad que veo como más cercano a la actual situación internacional: el sistema internacional multipolar. Un orden internacional multipolar se define por:
"el equilibrio entre varias potencias… Se trata de potencias con capacidades aproximadamente equivalentes… el poder de coerción está más dividido que en el caso anterior y el mecanismo de equilibrio en el sistema está asociado a la idea de alianza" (Barbé, 2007: 242).

La idea de un sistema de alianzas se ha insistido mucho en diversos análisis de la multipolaridad y puede ser visto como una fuerza contrahegemónica, a fin de evitar una situación en la que ninguna nación afirma su autoridad sobre los demás:
"En efecto, la alianza se contrapone a cualquier intento de hegemonía por parte de alguna de las potencias. La heterogeneidad del sistema introduce incertidumbre permanente respecto del valor de las alianzas" (Barbé, 2007: 242).


Hay una rica historia de los sistemas internacionales multipolares, con la imagen idílica de un sistema multipolar homogénea floreciente en todo el sistema estatal europeo durante muchas décadas, con el Congreso de Viena de 1815 como su momento simbólico (Barbé, 2007: 242). Los sistemas que se asemejan a los que tendrían que hoy ser descritos como multipolares se puede ver ya en la antigua Grecia y la Italia de Maquiavelo, debido en ambos casos a las complejas relaciones entre las ciudades-estados que constituían estos estados históricos.

Un ejemplo histórico de un orden internacional multipolar es la que existió en Europa durante la década de 1930. Durante este periodo, Europa se dividió entre tres tipos diferentes de organización política: el socialismo, el liberalismo y el fascismo. Estas ideologías competían por la hegemonía de la ideología, lo que llevó a las estrategias de confrontación en algunos países y el apaciguamiento en otros, como el Reino Unido bajo Neville Chamberlain y el pacto de la Unión Soviética con la Alemania nazi.

La segunda parte de este análisis de los pedidos internacionales multipolares se verá en una serie de perspectivas teóricas detrás de la existencia de este sistema.

Una primera perspectiva del sistema multipolar es el 'choque de civilizaciones' , tesis expuesta por Huntingdon (1993). Una explicación para la existencia de un sistema multipolar de confrontación se puede ver en la dicotomía que a menudo se dibuja entre el Islam y Occidente. A menudo, se utiliza este esquema para explicar la incompatibilidad de estas dos regiones que han sido integrantes en los últimos años.

Por otra parte, la tesis de Huntington también se puede utilizar para explicar las dificultades entre Rusia y Occidente en los últimos años, con Rusia como parte de la civilización eslava, y Occidente con su propia civilización distinta; esto podría ser visto como una explicación de las diferencias en los últimos años que han existido entre Rusia y Occidente, con la dificil implantación de la democracia, y Rusia deseando proteger lo que queda de su antigua área de influencia por razones de seguridad, algo que Occidente no ha entendido en los últimos años.

En cualquier discusión actual sobre la multipolaridad, es esencial investigar la tesis del «descenso de Occidente" (Ferguson, 2006) y los efectos que esto tendrá en el creciente mundo multipolar en el que vivimos. En primer lugar, es de señalar la vital importancia del crecimiento de las instituciones regionales en los últimos cincuenta años, y hacer hincapié en la creciente influencia de estos grupos en la política internacional. Tales instituciones regionales son la Unión Europea, un grupo de 28 Estados europeos; ASEAN, una organización política y económica de diez países que se encuentran en el sudeste de Asia; los países BRICS, que sostienen cumbres para discutir el desarrollo, creando un banco de desarrollo; y, por último, la asociación entre la India, Brasil y Sudáfrica (IBSA), un grupo que ha tratado de promover una mayor comprensión de los continentes de África, Asia y América Latina.

Estas instituciones se han convertido en importantes, ya que se ha desplazado el equilibrio global de distancia de los Estados Unidos hacia otras zonas del mundo. Para ilustrar la importancia de estas instituciones, Vieira alega que:
"… [Las] iniciativas contemporáneas Sur-Sur en general y de la asociación entre India, Brasil y Sudáfrica (IBSA), en particular, son la promoción de cambios en la actual configuración política-normativa de las relaciones internacionales". (2012: 311)

Adicionalmente, otra razón para el aumento de la multipolaridad se puede ver con el hecho de que las potencias emergentes han ganado una voz política y económica más fuerte debido a la ralentización del crecimiento en las economías occidentales que algunos han descrito como una "crisis del capitalismo" (Kotz , 2009).

Mientras que en las desaceleraciones anteriores, las economías del mundo occidental habrían buscado ser más dinámicas mediante la protección de su base industrial, la versión globalizada del capitalismo que ahora existe significa que los trabajos mal pagados y bases de fabricación que antes eran la columna vertebral de muchos poderes establecidos, ahora se han externalizado y transferido al extranjero (Zakaria, 2011: 28). Esto ha significado que las potencias emergentes han aumentado su importancia económica, en comparación con el orden occidental disminuido.

Además, otra forma de que las potencias emergentes han utilizado su influencia para desafiar el orden económico occidental es mediante el apoyo a los países en desarrollo a través de proyectos de infraestructura (The Economist, 2013; The Guardian, 2013), y esto ha sido parte fundamental en el refuerzo de su influencia en el mundo desarrollado, desestabilizando así la casi hegemonía económica y la creación de un sistema internacional cada vez más multipolar.

Notablemente, las potencias emergentes han convergido con el Occidente, en cierta medida, debido a que están aceptando las nociones occidentales de la democracia liberal, con las excepciones de China (percibidos como un sistema autoritario [Nathan et al, 2013; 46]) y Rusia (categorizados ya sea como un régimen autoritario competitivo [Levitsky y Way, 2002] o como un régimen autoritario electoral [véase Schedler, 2006]), y trata de desarrollar sus propios estratos de ella; esta ha significado que estos estados han podido legitimarse en el orden internacional y fortalecerse a sí mismos como una hegemonía alternativa a los Estados Unidos.

En resumen, creo que el actual sistema internacional es cada vez más multipolar, debido a la continua disminución de los Estados Unidos como una influencia global, la actual crisis económica que está afectando a su economía y el éxito de las instituciones regionales como plataformas contra-hegemónicas, lo que significa que la cooperación a través de fronteras, en lugar de la confrontación entre los estados, se convertirá en una norma aceptada en la política internacional del siglo XXI. A pesar de esto, también me parece que la creación de un orden internacional multipolar podría traer un aumento de la inestabilidad en el sistema internacional debido a una falta de dirección, sobre todo teniendo en cuenta la amenaza de la organización Estado Islámico en Oriente Medio, donde ya se ha apoderado de grandes franjas de Irak y Siria.

Bibliografía

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