\"Creadora de las virtudes públicas, base de la moralidad de los Estados\": la familia en la construcción de la enseñanza pública en España (1834-1845), en Contreras, Jaime (Ed.), Familias, poderes, instituciones y conflictos, Ediciones de la Universidad de Murcia, Murcia, 2011, pp. 249-267.

May 25, 2017 | Autor: L. Pizarro Carrasco | Categoría: History, European History, Teacher Education, Civic History, History of Education, Nineteenth Century Studies, Contemporary History, Liberalism, History Of Emotions, Education for Citizenship, Family history, Modern European History, History of Social Policy and the Welfare State, History of teacher education, Working-Class History, Historia Cultural, História Da Educação, Historia de las emociones, Liberalismo, Historia de la Educación, Historia Contemporánea de España, Historia Contemporánea, Historia de la familia, Familia, género y educación popular, Family Life Education, Democracy and Citizenship Education, historia de la Facultad de Educación UNMSM, Gender and family history; history of subaltern groups such as servants and children; questions of masculinity and fatherhood, History of educational ideas in the nineteenth century, Histoire des idées pédagogiques au XIXe siècle, History of Citizenship Education, history of Pedagogy, História Da Família, Historia Y Teoría De La Educación, Civic Studies, Histoire Des émotions, Nineteenth Century Studies, Contemporary History, Liberalism, History Of Emotions, Education for Citizenship, Family history, Modern European History, History of Social Policy and the Welfare State, History of teacher education, Working-Class History, Historia Cultural, História Da Educação, Historia de las emociones, Liberalismo, Historia de la Educación, Historia Contemporánea de España, Historia Contemporánea, Historia de la familia, Familia, género y educación popular, Family Life Education, Democracy and Citizenship Education, historia de la Facultad de Educación UNMSM, Gender and family history; history of subaltern groups such as servants and children; questions of masculinity and fatherhood, History of educational ideas in the nineteenth century, Histoire des idées pédagogiques au XIXe siècle, History of Citizenship Education, history of Pedagogy, História Da Família, Historia Y Teoría De La Educación, Civic Studies, Histoire Des émotions
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Descripción

“Creadora de las virtudes públicas, base de la moralidad de los Estados”: la familia en la construcción de la enseñanza pública en España (1834-1845) Luis Pizarro Carrasco1.

1. Introducción. La historiografía española no ha investigado la reflexión sobre la familia y su función desarrollada en la primera enseñanza pública. Lo han sugerido significativamente autores como Isabel Morant y Mónica Bolufer en sus monografías sobre mujer y familia en la Ilustración, acudiendo a la documentación sólo por razones metodológicas. El grupo CIREMIA de Jean-Luc Guereña (Université François Rabelais de Tours) ha trabajado la relación entre familia y educación en este contexto histórico: las estrategias familiares de movilidad social, la familia en la “sociabilidad” contemporánea y la historia de la educación en España y Latinoamérica desde la Edad Moderna. En 1994 Leonore Davidoff y Catherine Hall analizaron los discursos de género y familia dominantes en la Inglaterra victoriana. Nancy F. Cott recientemente ha estudiado la creación de la “doctrina de las dos esferas” en la sociedad norteamericana, desde la evolución del matrimonio en EEUU. Según James Casey (2003: 5-35), a inicios de los 90 las aportaciones de Duby, las de Kaplisch sobre el matrimonio moderno, el Ariès de la historia del niño y la familia y la obra de Ozment evidencian un gran cambio en la cultura europea desde el Renacimiento: la configuración de la “familia como ente moral”, el matrimonio y la familia se moverán entre los sistemas de poder cultural o simbólico y social. La Ilustración y el liberalismo propondrán un nuevo ordenamiento de la sociedad, incrementando el “disciplinamiento moral” de la juventud. Recientemente, Eileen Hunt Botting publicó Family Feuds: Wollstonecraft, Burke and Rousseau (...), donde ha comparado la imagen de la familia en las obras de estos pensadores, observando cómo en la sociedad contemporánea la familia adquiere una función socializadora y moral, conformadora de la individualidad. Por otra parte, Jennifer J. Popiel ha advertido el peso de los nuevos esquemas sobre el individuo, la familia y la moral en la primera enseñanza pública. El enfoque innovador que utilizo es coherente con el sentido que ahora toma la historia de la familia, y profundiza en la idea de “familia como ente moral”. Este trabajo sólo atiende a la enseñanza primaria, pero forma parte de un proyecto de investigación de mayor entidad que analiza las concepciones de la familia otorgadas con la construcción del Estado liberal, la función que se le da en el nuevo Estado y sus políticas públicas, reflejada en su pensamiento político y social.

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Departament d'Història Contemporània , Universitat de Barcelona. 1

1.1. Institucionalizando el Estado liberal: filosofía política y principios de gobierno. Juan Donoso Cortés impulsó en España el ideario del liberalismo doctrinario francés, favorecido por su actividad diplomática en Francia, su amistad con el político y teórico François Guizot y la lectura de Pierre Paul Royer-Collard y Benjamin Constant. El partido moderado recibe un considerable aporte de teoría política doctrinaria, que se traducirá en la legislación, sobre todo a partir de la Ley de Instrucción Pública de François Guizot (1833) y la Ley Municipal (1831). El pensamiento moderado critica el iusnaturalismo del pacto social, donde el poder legislativo se sostiene en la soberanía nacional o soberanía popular, defendida hasta entonces por los partidarios de la Constitución de Cádiz, por el partido progresista. La Constitución de 1837, promulgada por el gabinete progresista de José María Calatrava, suaviza este debate instaurando la soberanía compartida entre las Cortes y el Rey o bicameralismo y el sufragio censatario. El partido moderado va imponiendo sus esquemas de gobierno, una cuestión de mayorías en el Congreso y de anuencia con el trono y el Senado. La soberanía compartida tendrá un esquema variable. En el texto de la Constitución del 37, el poder legislativo lo tienen las Cortes con el Rey, el monarca convoca y desconvoca Cortes, tiene poder de veto sobre ellas pero debe volver a convocarlas en menos de tres meses. Nombra al presidente y vicepresidente del Senado y a los senadores, el monarca sanciona las leyes y tiene el poder de ejecutarlas. Esta amplia capacitación monárquica es defendida por el moderantismo. La “doctrina de la constitución interna o histórica”, incluida en el Estatuto Real de 1834 por Martínez de la Rosa y Francisco Javier de Burgos indicaba, en palabras de P. J. Pidal: la Historia de España tiene dos legitimidades manifiestas en la Historia, el Trono y la Asamblea. Antonio Alcalá Galiano se vale menos de argumentos históricos, la dualidad para él expresa el acuerdo entre poder político y poder social, la vía media entre la libertad y el orden. El trono en la monarquía constitucional es una fianza de quietud y permanencia2, un elemento que da cohesión nacional, bajo el significado simbólico y mítico de la tradición. El Senado es una técnica limitadora del poder del Congreso planteada por los moderados. Al censar los poderes sociales oficialmente considerados, los “intereses de la sociedad”, les señala un lugar en la estructura política (Garrorena, 1974: 773-781). El progreso ordenado resulta de combinar la existencia de una burguesía impulsora y dinámica, destinada a avanzar, con otra capaz de operar de freno y contrapeso, firme y venerable, que conserve lo existente3. El progresismo de Joaquín María López se opone a la existencia del Senado: “limita el poder del Congreso en un momento en que no ha alcanzado

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ALCALÁ GALIANO, Antonio, Lecciones de derecho político, Imprenta de I. Boix, Madrid, 1843, pp. 143-144. VV. AA. (1989), Catecismos políticos españoles arreglados a las constituciones del siglo XIX, Madrid, pp. 235-243. 2

un dinamismo tal que reclame freno”4, tienen una visión distinta de la clase media, igualmente apologética, pero no admiten distinta representación política y preservación. No quieren una aristocracia de la riqueza protegida, que impediría al pueblo cierta “nivelación social”. El pensador político que sustancia la crítica a la soberanía nacional es Juan Donoso Cortés. Su obra enfrenta la “soberanía de la inteligencia” a la “soberanía nacional”. La sociedad está compuesta de dos principios en oposición, la inteligencia y la libertad, el primero es un principio colectivo y armónico, el segundo es la voluntad individual, un principio perturbador. La soberanía nacional no es la adecuada en un Estado, porque existirían tantas soberanías como individuos: el individualismo. Donoso combate la “omnipotencia social”, representada tanto por la doctrina del derecho divino real, afirmación absoluta de la autoridad, como por la soberanía nacional, afirmación de la independencia de la voluntad individual, tanto el derecho divino como la soberanía popular conducen al despotismo. La democracia y la monarquía absoluta no reconocen ningún equilibrio entre súbditos y autoridad 5, a diferencia de la monarquía constitucional. En el sufragio restringido de los moderados, la propiedad de elector y elegible son indicio de laboriosidad y educación, de independencia económica y moral6. Es permanencia, arraigo y una base de la conservación de la sociedad y del Estado7. Es una barrera que defiende los intereses de la burguesía contra cualquier cambio político, como sería un Congreso de representación popular. Galiano no cree en la libertad absoluta, que considera propia de la soberanía nacional. Benjamin Constant, en De la liberté des anciens comparée à celle des modernes (1819), compara el concepto de libertad ateniense con el del “gobierno representativo” del XIX8. Alcalá conocía este texto, y suscribía así el concepto de libertad de Constant: “Los antiguos ejercían actos de soberanía, pero vivían sujetos al Estado (...). Los modernos entienden por libertad la seguridad de los particulares en palabras y obras, prefiriendo la libertad civil a la libertad política. Los modernos no son siervos del Estado, el hombre moderno rodea su hogar de todas las seguridades posibles y fianzas para que no le atropelle el gobierno, ni le incomode entrometiéndose demasiado en su conducta (...). La esencia de la libertad es que no obedezcan los hombres sino a las leyes que ellos se dan a sí mismos. Obedecer, no a los mandamientos de otro hombre, sino a las leyes.”9

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LÓPEZ, Joaquín María, Curso político-constitucional: lecciones explicadas en la cátedra de política constitucional de la Sociedad de Instrucción Pública de Madrid, desde el 29 de noviembre de 1840 en adelante, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1987, p. 38, pp.48-49. 5 DONOSO CORTÉS, Juan, Lecciones de derecho político, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1984, p. XVII. 6 Los trabajadores dependen económicamente del patronazgo del propietario. La idea proviene de esta recopilación de catecismos políticos: Catecismos políticos españoles, pp. 235-243. 7 La propiedad es, en un catecismo político publicado el 10 de febrero de 1835, una de las cuatro garantías nacionales para conservar una nación, los “principios conservadores de la sociedad”, por este orden: 1) la religión, 2) la educación, 3) la libertad de imprenta y 4) la propiedad. Viene reproducido aquí: Catecismos políticos españoles, pp. 235-243. 8 Se trata de una conferencia pronunciada en el Athenée Royal de Paris en 1819: CONSTANT, Benjamin- De la liberté des anciens comparée à celle des modernes (1819): http://www.panarchy.org/constant/liberte.1819.html#top. 9 ALCALÁ GALIANO, Op. cit., pp. 57-61. 3

Critica la soberanía popular, y sostiene una idea de libertad parcelada que protege, por ejemplo, la libertad de pensamiento y la privacidad doméstica: la propiedad y la libertad de acción del individuo frente al Estado. Defiende una “autonomía de la voluntad”, o autoasunción individual de las leyes comprendiéndolas racionalmente, y no impuestas. Donoso analizó La República de Platón para reforzar su idea de libertad. Elogió la fuerza moral de la República porque los ciudadanos servían rigurosamente al Estado, sin embargo el Estado aplastaba la individualidad humana -protegida en un Estado libre-, porque aniquilaba la propiedad y la familia: “Yo veo aquí la sociedad, pero, ¿dónde está el hombre?”10. Para Alcalá sólo la clase media es moral: “En la propiedad y en la habilidad para procurarla, están aquellos que principalmente tienen virtudes”.11 Lee La riqueza de las naciones de Adam Smith, ahí encuentra una idea utilitarista de Estado, reconocida también en Jeremy Bentham: no se busca la riqueza de la Corona sino la “riqueza de la nación”, y se favorece a las clases medias, pues enriquecen al Estado. Pero eso exige cambios en la conciencia colectiva: la utilidad, el gusto por la prosperidad material, para Smith, como para Alcalá Galiano, esta riqueza sólo puede lograrse con el trabajo y la moralidad (Garrorena Morales, 1974: 424). Por eso el gobierno es para los que detentan el poder económico y social, para la burguesía, aunque no se puede someter al pueblo como en el Antiguo Régimen. Las clases populares deben vivir tuteladas, mejorar económica y moralmente, para eso hay que darles formación; pero sin que luego puedan cambiar de escala social: “Y a los inferiores no estar reducidos a vasallaje (...), deben salir de su mal estado y adquirir cierto grado de saber y de independencia económica y moral, que irá acrecentando la utilidad propia, pero sin afectar a los que tengan influjo y parte en los negocios de la República.”12

El liberalismo conservador cuestiona la “igualdad natural de los hombres” y lo que se deriva, como la enseñanza universal o su gratuidad total. Si se publicita que el pueblo puede modificar su estatus, se le crea falsas expectativas de movilidad social, provocando frustración y desorden social. 13 La sociedad está dividida en “cuerpos sociales”, o posiciones estables en la estructura social. El hombre, y más el hombre del pueblo, puede progresar mediante la educación, pero no debe salir de su cuerpo social, cada cuerpo social tendrá su propia élite (Rosanvallon, 1985: 246-252) (Vicente Guerrero, 2003: 75-77). El municipio es otro de los puntos de fricción entre moderados y progresistas. Lo que en definitiva se debate es la politización de la vida municipal o su exclusivo carácter gestor. Las ideas del “pouvoir municipal”, de R. J. Turgot, las reinterpretó el liberalismo doctrinario de François Guizot, RoyerCollard, Henrión de Pansey y Vivien. Alcalá y Donoso las adaptaron a su vez. Se propone una 10

DONOSO CORTÉS, Op. cit., pp. 31-32. ALCALÁ GALIANO, Op. cit., p. 175. 12 Ibídem., p. 194. 13 Ibídem, p. 64. 11

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autonomía municipal despolitizada, un organismo de gestión económica y administrativa (impuestos, obras públicas, enseñanza, seguridad local y cumplimiento de leyes), descansando sobre una base censataria, estos ayuntamientos serán cuerpos intermedios con clara utilidad como técnica de libertad, en la fijación de zonas de inmunidad frente al poder estatal.

1. 2. Objetivos del proyecto. Antonio Alcalá Galiano analiza en sus Lecciones las repercusiones sociales y políticas de la Revolución en Europa14. Para Alcalá, la época posterior a la Revolución Francesa y la difusión de las ideas filosóficas creó convulsiones políticas y sociales, corrompió la moral pública y aisló a los individuos, alterando las familias, el “espíritu de familia”, dejando sólo al individuo frente a la tiranía15. Uno de los principales argumentos tanto de La democracia en América16 como de El Antiguo Régimen y la Revolución de Alexis de Tocqueville, es que dentro de los gobiernos del Antiguo Régimen coexistían leves barreras que limitaban el despotismo: la religión, el poder municipal, el poder nobiliario y el honor, el espíritu de familia, el amor de los súbditos y las costumbres, ahora los gobiernos no tienen esas barreras, eliminadas por las revoluciones. Tocqueville cree que para luchar contra el individualismo de los gobiernos de soberanía popular, es necesario unir a los hombres en asociaciones democráticas para contrapesar o equilibrar el poder estatal, para evitar que llegue al despotismo. Tocqueville propone agrupar a estos individuos aislados, numerosos y que pueden representar un peligro para el régimen liberal, en “asociaciones naturales” como la familia, “Que es la base de la moralidad del Estado, y crea las costumbres y virtudes públicas”, en sus palabras: “En tanto duró el espíritu de familia, el hombre que luchaba contra la tiranía no estaba sólo jamás; le rodeaban parientes, clientes,... Aún cuando este apoyo le hubiera faltado, se habría sentido sostenido por sus antepasados y por sus descendientes; pero cuando los patrimonios se dividen y en pocos años los linajes se confunden, ¿dónde situar el espíritu de familia?, ¿qué fuerza le queda en las costumbres a un pueblo que ha cambiado enteramente y sigue cambiando?”17

Muy probablemente el moderantismo español, imitando al doctrinarismo francés, busque recuperar ese espíritu familiar para que se convierta en contrapeso contra el despotismo, una técnica de libertad o espacio de inmunidad ante el Estado.

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ALCALÁ GALIANO, p. 55, pp. 102-109. Ibídem., p. 7, p. 51. 16 TOCQUEVILLE, Alexis de, La democracia en América (vol.1), Alianza Editorial, Madrid, 2005.pp.448-450. 17 Ibídem, p. 450. 15

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La hipótesis del proyecto es que el Estado liberal español creará estrategias para generar nuevas pautas de conducta en el pueblo –sólo subsidiariamente en el resto de clases sociales-, moralizándolo. El Estado quiere modificar las costumbres del pueblo para hacerlo asimilable al nuevo sistema político y su estructura social. Y lo más importante, el Estado liberal lo hará principalmente a través de la familia, no debilitándola ni blindando su estructura preexistente, sino dándole una educación moral, razonablemente más cohesión interna y orgánica, una autonomía económica y moral para que estos grupos no se dejen llevar por el despotismo carlista, y condicionen el Estado liberal. La masa de la población debe comprender los nuevos paradigmas políticos y asumir la legitimidad del trono como garante de un régimen de libertades frente al absolutismo 18. Quieren moralizar a estos grupos a través de la educación del niño y la familia, para que sean capaces de asumir pacíficamente las nuevas leyes, y que su convivencia con el resto de la sociedad deje de ser conflictiva. Para Jacques Donzelot (1990: 83-92), la educación obligatoria sirve para introducir en las familias formas de ahorro e higiene, y así frenar el pauperismo que escamotea los sistemas de asistencia pública. Una preliminar incursión en la legislación educativa, me permite intuir que un factor higienista a aplicar en las “clases populares” juega fuertemente como razón para la obligatoriedad de la educación primaria19. 2. “La primera necesidad de un pueblo libre es la ilustración”: educación cívico-política del pueblo. Las ideas de Charles de Secondat, barón de Montesquieu, influyeron notablemente en la dimensión política del primer liberalismo español (Díez del Corral, 1973: 268). Para Viñao Frago, la difusión de sus ideas políticas, comportó la de sus opiniones sobre la urgencia de una educación pública que formara políticamente a los ciudadanos (1982: 7-8). Dice Montesquieu: “La educación por sí sola hará posible un orden armónico entre ciudadanos conocedores de sus derechos y responsabilidades, bien instruidos y respetuosos”. La Constitución gaditana de 1812 ya pensó un plan de enseñanza pública, concretado en marzo de 1814, pero no llegó a aplicarse. El artículo 25 de la Constitución declara la universalización y gratuidad de la enseñanza primaria, para que en una generación los alfabetizados puedan ejercer sus derechos políticos. Los legisladores quieren asegurar la monarquía con nuevas bases, derogada la Santa Inquisición, con el estado desastroso de la enseñanza y la ciencia tras la Guerra del Francés, la formación de los jóvenes es garantía para sostener las nuevas instituciones. La educación dirige el pensamiento, y sin ella no se pueden mejorar las costumbres y moralidad que hacen útiles las leyes: “Sin educación -aquel discernimiento en todos los individuos que suaviza las costumbres, contribuye al bienestar de los particulares y a su adelanto en cualquier oficio- es en vano esperar la 18 19

RIVAS, duque de, Op. cit., p.2. Ibídem, pp.4-5. 6

mejora de las costumbres; y sin esta son inútiles las mejores leyes, pudiéndose quizá asegurar que las instituciones que más ensanche conceden a los derechos de los ciudadanos son hasta peligrosas, cuando falta en ella la razón práctica.”

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Y Agustín de Argüelles, en su conocido Discurso Preliminar a la Constitución de 1812: “Formar el carácter nacional y verdaderos españoles amantes de la patria, por eso no debe quedar la dirección de la educación pública en manos mercenarias o genios limitados”21

Ante todo en los primeros planes se fomenta el patriotismo como herramienta de cohesión, una educación básicamente política y después moral. Según Heredia Soriano (1982: 31-35) los planes españoles tras la caída de Fernando VII, tendrán “Un hondo sentido político y económico (...) para los liberales no basta la lucha armada para vencer al absolutismo carlista y la tradición, hay la necesidad de abrir un amplio frente cultural (...) y eso se consideraba urgente.”. José María Moscoso de Altamira, ministro de Fomento desde abril de 1834, restablece la Dirección General de Estudios, organismo que redactará el primer Plan General de Instrucción Pública. El 10 de febrero de 1835 se inician conversaciones en el Estamento de Procuradores -reflejadas en la Gaceta de Madrid, diario oficial-, cruciales para el desarrollo de la enseñanza pública, donde se reconoce su importancia política, la mala situación de la enseñanza y la necesidad momentánea de una centralización docente (como ya se hace en Francia). El régimen representativo no puede subsistir sin esa transformación cultural, las ideas clave: elevación de la moralidad, desaparición de la ignorancia, superstición, milagrería y fomento de la industria. Para Francisco Martínez de la Rosa, presidente del gobierno y del consejo de ministros del 15 de enero de 1834 al 7 de junio de 1835: “Los países ilustrados ofrecen más garantías de orden y estabilidad, sumisión al gobierno, moralidad e industria (...). Este estado deplorable de la enseñanza en España es debido a la reacción desmesurada del gobierno de España ante la Revolución Francesa”22

Moscoso de Altamira ve necesario inspirarse en el primer Plan de Instrucción Pública de 1814 (Heredia Soriano, 1982: 31-35). La enseñanza, dice el ministro de Gobernación Ángel de Saavedra (duque de Rivas) en la Gaceta de Madrid23 prologando el Plan General de Instrucción Pública, es el principal apoyo de la reina Isabel II ante la amenaza carlista, por eso las “Instituciones políticas fundadas en la 20

“Dictamen y Proyecto de Decreto sobre el arreglo general de la Enseñanza Pública de 7 de marzo de 1814”; reproducido en RUÍZ BERRIO, J. (1970), Política escolar de España en el siglo XIX. 1808-1833, Madrid. 21 ARGÜELLES, Agustín de, Discurso preliminar a la Constitución de 1812, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1981, pp. 94-98. 22 “Discusión de la adición del sr. Trueba al dictamen de la comisión de lo interior sobre el presupuesto del ministerio del ramo”, Gaceta de Madrid (25/II/1835), Imprenta Nacional, Madrid, 1835. 23 RIVAS, duque de, Op. cit., pp. 3-4. 7

razón”, no pueden consolidarse mientras no se difunda la formación necesaria para que la población se convenza que estas nuevas instituciones son justas y convienen a todos24. La organización décadas antes de planes de instrucción pública en Estados vecinos, fundados en los “conocimientos positivos” o “instrucción”, con escaso contenido en “educación” o principios religiosos y morales, no ha evitado guerras y revoluciones, la desmoralización del pueblo: hay que construir una enseñanza “Para conservar la sociedad civil”25. El pueblo tiene más conocimientos intelectuales que en el pasado, pero faltándoles educación moral pueden ser más peligrosos26, por este motivo la enseñanza es poco útil: la estabilidad política pide educar moralmente a los pobres.

3. Hacia una educación moral de las clases populares. El pedagogo suizo Johann Heinrich Pestalozzi considera que el pueblo nunca debe aceptar por conveniencia el poder, que es como se hacía en el despotismo, ha de comprender racionalmente las instituciones y entonces aceptar su deber en la sociedad27. Pablo Montesino, director de la Escuela Normal de Maestros de Instrucción Primaria desde 1842, redactor del Manual para los maestros de Escuelas de Párvulos, es el divulgador en España de las ideas de Pestalozzi28.

Este, según el

historiador de la educación Bernat Sureda García (1998: 98-99), debe a Immanuel Kant sus ideas respecto a los fines fundamentalmente morales de la enseñanza pública. Para Kant la educación debe elevar la capacidad de comprensión racional de las normas jurídicas y morales, en las que debe asentarse toda sociedad civilizada29. Immanuel Kant, en su Ética arguye que antiguamente la moral ligaba al hombre a sus deberes, la “ley moral” lo sometía, y esta moral no surgía de su voluntad individual, sino que provenía del exterior, era coercitiva, y el hombre era un simple medio de su realización 30. La moral para Kant es la relación que tienen las acciones humanas con la autonomía de la voluntad. Todo ser racional no sólo tiene sometida su voluntad a la ley moral universal, patrimonio de todos los seres racionales, sino que es autor de esa ley, y no como individuo sino como representante de la razón universal, la voluntad de todo ser racional es entonces voluntad legisladora universal, no estamos hablando simplemente de leyes, o utillajes legislativos del poder político, sino de normas sociales. Se debe someter al hombre a su propia legislación o leyes que cada uno se prescribe al aceptarlas racionalmente, es el concepto de “autonomía de la voluntad”: el ser racional se enjuicia a sí mismo y se autoimpone leyes. La voluntad 24

Ibídem, p. 5. “Educación. Instrucción Primaria. Maestros”, Boletín Oficial de Instrucción Pública (en adelante BOIP) (1841), pp. 35-39. 26 MATA I FONTANET, Pere, Discurso inaugural que en la solemne abertura de las catorce escuelas de primera educación establecidas en Barcelona (…), Imprenta del Constitucional, Barcelona, 184, p. 10-16. Argumentos similares los encontramos en: “Educación. Instrucción Primaria. Maestros”, BOIP (1841), pp. 161-166. 27 PESTALOZZI, Cartas sobre educación infantil, p. 108. 28 MONTESINO, Pablo, Manual para los maestros de Escuelas de Párvulos, Imprenta Nacional, Madrid, 1840, pp. 178-191. Montesino considera que este libro lo deben leer también los maestros de la escuela primaria elemental. 29 KANT, Immanuel, Réflexions sur l'éducation, Livraire philosophique J. Vrin, París, 1980, pp. 98-99. 30 KANT, Immanuel, Fonamentació de la metafísica dels costums, Editorial Laia, Barcelona, 1984, pp. 75-78. 25

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personal es para el ser humano una ley, como el dominio de las propias pasiones, lo que el pensador llama “autodominio”, en consonancia con la “razón práctica universal” o moral. La educación entonces debe conducir al hombre a la libre aceptación del deber, con esa autonomía se convierte en un miembro útil a la sociedad. Los seres humanos como tales son autónomos y libres, toman sus decisiones voluntaria y libremente, razonan y se tratan mutuamente como fines en sí, no como medios de lograr algo, así un hombre no debe someterse a la voluntad de otro31.

3. 1. Espejos de la nueva pedagogía: la familia y la educación familiar. “El amor a la madre es de las primeras impresiones en los seres racionales, y conducen directamente a la virtud si no se pervierten”32. El Estado liberal piensa la mujer como la creadora de las costumbres en la familia, y a la familia el origen de las virtudes morales de la sociedad: “La mujer es el vehículo de la sociabilidad, el lazo que une a los humanos. La mujer conserva la armonía que forma las sociedades” 33. Según Geneviéve Fraisse, en el reparto de funciones de la familia liberal a la mujer se le conceden funciones consideradas iguales a la función política y productiva del hombre: “Los hombres hacen las leyes, las mujeres las costumbres” (Fraisse, 1991: 49-51). En el Emilio, o De la educación, Jean Jacques Rousseau insiste en la existencia de un gran conjunto de virtudes morales que se crean en la familia, desde la figura de la madre y alentadas espontáneamente por la naturaleza34. Inspirado en este y otros principios pedagógicos de la obra del pensador ginebrino, J. H. Pestalozzi va más allá. Para él todas las facultades del niño: morales, intelectuales y físicas, nacen pronto y simultáneamente, desde la naturaleza, por eso la educación ha de ser integral y formar todas las facultades, particularmente la educación moral, que debe ser temprana. El niño posee una capacidad innata y espontánea para su autodesarrollo35, la educación sólo tiene que mantener estas aptitudes y evitar injerencias. La diferencia entre el hombre y el animal es que el primero es principalmente un ser espiritual y moral, y el segundo posee sólo naturaleza instintiva: el hombre es capaz de sacrificar su bienestar personal por la felicidad colectiva. Pestalozzi subraya que la educación familiar es la más importante: “Se debe vivificar la educación familiar, elevar su tono más que mejorar el sistema de enseñanza, lo más importante en la educación es el influjo del ambiente familiar (...). El rasgo esencial y primer deber de la escuela es desarrollar en el alumno los sentimientos y conocimientos que, en su vida futura, le permitan consagrar todo su corazón y fuerzas intactas a hacer que cunda un espíritu auténtico en el ambiente familiar”36

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KANT, Réflexions sur l'éducation, pp. 124-138. MONTESINO, Op. cit., p. 157. 33 “De la mujer”, Semanario Pintoresco Español, Madrid, 1838, pp. 660-661. 34 ROUSSEAU, Jean Jacques, Emilio, o De la educación, Madrid, 2007, pp. 52-53. 35 PESTALOZZI, Cartas sobre educación infantil, pp. 10-24. 36 Ibídem, pp. 124-126. 32

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El fundamento de la educación moral elemental pasa por el desarrollo de los sentimientos de “amor, gratitud y confianza” hacia la madre y desarrollados gracias a ella, son los “sentimientos naturales” de Pestalozzi37 Pablo Montesino lo denomina “amor filial”, la gratitud “natural” que desarrolla el niño hacia la madre38, la primera virtud moral del hombre y el primer deber moral que conoce, de donde proceden el resto de virtudes morales. El amor filial asegura el cuidado de los padres cuando llegan a la vejez, el respeto, y facilita que los niños sean en el futuro buenos padres de familia. Todo el progreso espiritual ulterior del niño se basa en el vínculo que ha tenido con la madre. El amor filial, cuando el niño crezca, lo debe sentir por el prójimo, al igual que una sumisión afectuosa, aceptada por la voluntad del alumno, a las autoridades políticas y sociales, ya que aseguran la convivencia pacífica. Las virtudes que nacen del amor filial deben ser facilitadas por la educación pública39. El hombre es libre cuando posee lo que Pestalozzi llama “autonomía espiritual, o moral”, capacidad de juicio propio, libertad de conciencia y, sobre todo no ser dependiente funcional ni legalmente de otros, ser libre, la

autonomía va unida al “carácter moral”40. Autonomía moral de Pestalozzi y

autonomía de la voluntad de Kant, obviamente nos referimos a lo mismo, la finalidad de la educación para ambos se convierte “No en el perfeccionamiento de los conocimientos, sino en la eficiencia vital, se debe preparar al niño para un obrar autónomo”41. Para Kant el niño debe aprender a pensar por sí mismo, el maestro le estimulará un hábito de reflexión, debe hallar las respuestas él solo, gracias a su innata capacidad de comprensión. La educación ha de conseguir también la “autonomía intelectual” del niño.42 El trabajo continuado, intenso y la regularidad de hábitos impiden que se corrompa el sentido del deber y permiten formar el entendimiento del niño, canaliza los sentidos físicos evitando dispersión y que se duerman las capacidades intelectuales. La laboriosidad implica autodominio o “Conseguir el autocontrol de las pasiones”. Se ha de hacer lo posible para que sea agradable al niño la obediencia y el trabajo, el “amor al trabajo”, el hábito, para que de adulto lo tome desde su voluntad. 43 Los niños deben adoptar hábitos de trabajo para dificultarles que de adultos cojan malos hábitos de conducta y malos ejemplos políticos, ya que les parecerá inconcebible, a tenor de sus nuevas costumbres 44. En cuanto a los castigos: “El temor no es un medio educativo”, dice Pestalozzi en las Cartas

45,

el

temor en el alumno consigue logros puntuales pero no puede formar la moralidad del niño. Un castigo: 37

Ibídem, pp. 65-67. MONTESINO, Op. cit., p. 180. 39 MONTESINO, Op. cit., p.197. 40 El “carácter moral” es, para Immanuel Kant, la voluntad del individuo que usa correctamente los dones que recibe de la naturaleza, como los talentos del espíritu o las cualidades del temperamento, o los dones de la fortuna, como el poder, la riqueza o el honor. Mirar: KANT, Immanuel, Fonamentació de la metafísica dels costums, pp. 1-2. 41 KANT, Fonamentació de la metafísica dels costums, pp. 92-93. 42 KANT, Reflexions sur l'education, pp. 47-48. 43 PESTALOZZI, El libro de las madres y otros escritos, p.193. 44 “Ateneo de Madrid . Discurso de Ramón de la Sagra en la noche del 7 de marzo”, Semanario Pintoresco Español, Madrid, 1838, pp.528-530. 45 PESTALOZZI, Cartas sobre educación infantil, p. 103. 38

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“Suele ser algo apasionado (...) que destruye en el niño los sentimientos naturales”46. Para Montesino los castigos físicos desmesurados en la escuela, que no se corresponden con la falta, se deben evitar47, convierten los “sentimientos naturales” en vicios y desequilibrios, provocar miedo en el niño altera estos sentimientos. Los sentimientos naturales se corrompen por la injusticia, se transforman en violencia y falta de sinceridad: “Mil causas familiares robustecerán estos vicios y los harán caracteres generales para con todos los hombres (...) sus resultados son funestos”48

3.2. Los procedimientos escolares. El 21 de julio de 1838, durante el gabinete moderado de Narciso de Heredia, se aprueba la Ley Provisional de Instrucción Primaria49, la única ley de enseñanza primaria aprobada en el período estudiado. El Reglamento provisional de las escuelas públicas de instrucción primaria elemental (1838)50 aplicará esta ley, es el principal texto que uso en este apartado, está firmado por el marqués de Vallgornera y parte de los principios del Plan general del duque de Rivas de 1836, también moderado. El texto pedagógico que utilizo es el Manual para los maestros de Escuelas de Párvulos (1840) de Montesino, de acuerdo con la ley de 1838, y las Instrucciones para la fundación y dirección de las escuelas primarias elementales y superiores (1841), de Laureà Figuerola51. El resto de documentos los citaré a lo largo del apartado. La asignatura más importante del plan académico de enseñanza primaria elemental y superior es “Principios de religión y de moral”, consta de máximas morales, doctrina cristiana e historia sagrada, e incorpora la práctica religiosa que es impartida por el profesor e inspeccionada por el párroco. El maestro puede elegir los libros de texto y el sistema pedagógico que empleará, está facultado con la “libertad de enseñanza”52. El libro de los niños de Francisco Martínez de la Rosa fue el libro más usado para esta asignatura, con máximas acerca de virtudes morales: católicas, cívicas, patrióticas y de amor filial, biografías de personajes del antiguo testamento, poemas dedicados a Dios y a la virgen, dos cuentos sobre el amor filial, e información breve sobre trabajos agrícolas y geografía española53. En las asignaturas de primaria elemental “Lectura” y “Escritura”, se usan muestras con máximas morales y acciones virtuosas de personajes históricos, que los niños memorizan. Las virtudes que van a aprender: autocontrol, respeto a la propiedad privada, amor a la patria, a la ley y amor filial. La

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“De los premios y castigos en la enseñanza primaria”, BOIP (1843), Imprenta Nacional, Madrid, pp. 4-9. MONTESINO, Op. cit., pp. 155-160. 48 PESTALOZZI, Cartas sobre educación infantil,, pp. 4-9. 49 Más conocida como Ley Someruelos. En el gabinete de Narciso de Heredia (16/12/1837 – 6/09/1838), el Ministerio de Gobernación era presidido por José Joaquín de Muro (marqués de Someruelos). 50 VALLGORNERA, ALBERT BALDRICH, marqués de, Reglamento provisional de las Escuelas Públicas de Instrucción Primaria Elemental, Imprenta Nacional, Madrid, 1838. 51 FIGUEROLA, Laureà, Manual completo de enseñanza simultánea, mútua y mista, o Instrucciones para la fundación y dirección de las escuelas primarias elementales y superiores, Imprenta de Yenes, Madrid, 1841. 52 VALLGORNERA, Op. cit., pp. 13-16. 53 MARTÍNEZ DE LA ROSA, Francisco, Libro de los niños, Imprenta del Colegio de Sordomudos, Madrid, 1839. 47

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asignatura “Nociones de geografía y de historia”, del grado superior, narra hechos históricos y biografías de personajes, mostrando el ejemplo moral. Montesino y Pestalozzi consideran la Historia de la enseñanza primaria como “la moral en acción”.54 Los dos sistemas pedagógicos a elección del maestro son el “sistema mutuo, o lancasteriano” y el “sistema simultáneo”, también puede combinarlos, representan ópticas distintas en la relación entre alumnos y profesores, en la disciplina. El simultáneo es para clases de entre treinta y cien niños, el mutuo para clases mayores. En el simultáneo el maestro se ocupa más de la enseñanza que de la disciplina, pero parte de la clase está momentos sin trabajar, no obstante es el maestro el que explica y dirige casi todo y no los niños, el lancasteriano da preferencia a controlar la disciplina y el orden55. En ambos sistemas el maestro escoge ayudantes con funciones académicas y disciplinarias entre los niños. Los “vigilantes y ayudantes” (simultáneo) y los “inspectores e instructores” (mutuo). El maestro confía en la autonomía de la voluntad del niño, que toma decisiones prolongando la labor del maestro, son cargos temporales escogidos entre los niños de mejor comportamiento o más aplicados, indistintamente, estimulan el “juicio personal” y la autonomía intelectual. Por otra parte el desarrollo de estas funciones sugiere a los niños que emulen a los compañeros elegidos. Los “registros de matrícula” controlan la asistencia de los niños, dicho de otra forma: observan la responsabilidad del padre de familia con la educación de sus hijos. Son el arma del “inspector de instrucción pública” de la Comisión Local de Instrucción Primaria y del maestro. La “distribución del tiempo y las órdenes de trabajo” tiene diversos propósitos. Precisión, orden, las señales de campana o silbato para cambiar de asignatura y la imposición del silencio en el aula adquieren aquí un sentido único, el obvio es controlar a gran número de alumnos. Pretenden formar hábitos de trabajo y crear nuevas costumbres de autocontrol del tiempo y puntualidad. Esta disciplina tiene carácter formativo, de sustitución de unas costumbres por otras, que cuando madure el niño tendrán mayor contenido que la simple repetición. Para los pedagogos la laboriosidad, el trabajo continuado y la regularidad de hábitos impiden que se pierda el sentido del deber, forman la inteligencia y la atención del niño, sobre todo por la concentración requerida 56. Otra de las intenciones es dar unos principios comunes, pues los niños proceden de costumbres familiares diversas, el método para allanar esta diversidad es la dureza y el comenzar de cero para sustituir costumbres nocivas: “Y barrer los vicios, las pasiones y la mala moralidad adquirida los primeros años en la educación de familia”57. Esta dureza disciplinaria se aplica porque los legisladores saben que no le pueden dar a un niño de seis o siete años -edad en la que comienza la enseñanza primaria- la educación moral completa.

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MONTESINO, Op. cit., p. 97. FIGUEROLA, Op. cit., pp. 154-157. 56 Ibídem, pp. 127-128. 57 Ibídem, pp. 127-128. 55

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Los hijos del pueblo ya tuvieron sus “Primeras impresiones, de pobreza extrema y hábitos de inmoralidad” al empezar la enseñanza primaria, se alteraron sus sentimientos naturales 58. En el Reglamento de Escuelas la educación física y la higiene “Influyen en el carácter moral de los individuos”59. El cuerpo debe ser fuerte para obedecer al alma, entonces el hombre será moral60. En el Reglamento y el Manual de Escuelas de Párvulos61 , el adulto sin hábitos higiénicos no será respetado por los otros, ni a su vez los respetará. El maestro es responsable de la limpieza del niño en la escuela. En la Escuela Normal de Maestros las directrices de higiene son rigidísimas, el importante cuidado de compañeros enfermos sensibiliza a los alumnos, futuros maestros62. La limpieza debe llegar a ser un hábito en el niño. La higiene del niño será considerada una obligación moral de los padres. La disciplina de las escuelas se dirige a formar costumbres, que en la edad adulta deben llevar al “autocontrol” del individuo. Es Immanuel Kant quien conceptúa mejor la educación física. Esta educación forma un cuerpo sano, la disciplina sujeta las pasiones: forma el temperamento, el intelecto y el carácter moral. La disciplina física prepara al niño, sometiéndole, para en el futuro someterse voluntariamente a las prescripciones de la razón, con esta disciplina empieza a sentir la constricción a las leyes63. Tenemos otra vez el valor formativo de la disciplina. Esta disciplina impide que el hombre resbale a sus inclinaciones animales, al “estado de naturaleza”, lo que le haría no respetar al prójimo y ser independiente respecto a las leyes.

3.3. Y la escuela pública, ¿también educa a la familia? Legisladores y pedagogos coinciden en que la educación de los niños debe repercutir en la moral de la familia, particularmente desde la obligación paternal de educar a los hijos. Joseph Marie de Gérando, autor de Le visitéur du pauvre y Du perfectionnement moral64, es referente central de la obra de Figuerola. Para Gérando el “visitéur d'écoles” (en España es el inspector de instrucción pública) debe aconsejar a la familia la educación del niño pensando en un futuro oficio, para evitar la ociosidad (bajo peligro moral) y sobre todo para que comprenda que debe ayudar a los padres en la vejez. 65 Figuerola propone a los párrocos que encaminen a sus fieles a los deberes paternales. Para Figuerola y para Gérando se debe asegurar la cohesión de los miembros de la familia: la asistencia a los padres en la 58

MONTESINO, Op. cit., p. 157. VALLGORNERA, Op cit., pp. 9-10. 60 ROUSSEAU, Op. cit., pp. 65-66. 61 VALLGORNERA, Op cit., pp. 9-10; MONTESINO, Op cit., p. 162. 62 “Reglamentos para el régimen y gobierno de la Escuela Normal Seminario Central de Maestros de Instrucción Primaria”, BOIP (1843), Imprenta Nacional, Madrid, pp.335-350. 63 KANT, Reflexions sur l'education, p.71. 64 Fue un político francés, introductor del sistema pedagógico lancasteriano en Francia y socio de la Académie des Sciences Morales et Pólitiques. Le visitéur se publicó por primera vez en 1820, en París. He consultado dos versiones: Joseph Marie de, Le visiteur du pauvre, Societé belgue de librairie. Hauman et compaigne, Bruxelles, 1838; GÉRANDO, Joseph Marie de, El visitador del pobre, Imprenta Hispana de V. Castaños, Barcelona, 1854. El segundo es publicado en París en 1824, me he basado en esta edición: GÉRANDO, Joseph Marie de, Du perfectionnement moral: ou de l'éducation de soi-même, Chez Jules Renouard Libraire, Paris, 1833. 65 GÉRANDO, El visitador del pobre, pp. 93-105. 59

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vejez, lo que llamamos amor filial. Los inspectores de instrucción pública, organizados por las Comisiones Locales de Instrucción Primaria y nombrados por el Ministerio de Gobernación, son los primeros responsables de incentivar en el padre el interés por la enseñanza pública, los maestros sólo pueden visitar a la familia por temas puntuales de carácter educativo. El niño reformado por la escuela y su propio ejemplo en la familia modificarán la conducta familiar: el cambio en el hijo impresiona al padre desmoralizado, progresivamente se reformará él mismo 66. Este argumento es defendido tanto por Figuerola, Gérando como por Pablo Montesino. El Reglamento hace una petición a los maestros: deben evitar que los padres saquen prematuramente a sus hijos de la escuela. Se limitan a reforzar la última fase de enseñanza primaria elemental, luego retrasan ahí el único aprendizaje que más o menos interesa a la mayoría de las familias, el de la lectura67. No se deben repasar las lecciones de lectura en casa, para no obstaculizar este recurso y para que la enseñanza la reciba el niño íntegramente en la escuela, sin la influencia nociva de los padres. La misma laxitud la encontramos en la flexibilidad de la edad de entrada del niño en la escuela, al igual que el mes del año de incorporación al curso. Estas propuestas asumen el trabajo infantil, dictado por el calendario agrario, no hay en España un debate público sobre el trabajo infantil, pero hay una sensibilización en los redactores del texto, que se hacen eco del debate parlamentario que empieza en Francia e Inglaterra, alrededor de la Ley francesa de 30 de abril de 1841 o la Ley de minas de 1842 en Inglaterra. Hay otros recursos fabricados para educar a la familia, los podemos denominar “recursos de pago moral”, aparecen con la crítica al principio de “gratuidad total de la enseñanza”, que fue defendido en la primera legislación de instrucción pública con la Constitución de Cádiz, más tarde por el progresismo, para abandonarse definitivamente con las normativas de matrícula aprobadas en 1838 y 183968, desde entonces la enseñanza primaria elemental sólo será gratuita para los que demuestren pobreza. Figuerola afirma que la gratuidad total devalúa la iniciativa paternal de responsabilizarse de la educación del hijo, humilla el deber del padre69. Para el pedagogo Antonio Gil de Zárate pagar la escuela equivale a cumplir con este deber, hace que los niños no abandonen fácilmente pues hay que amortizar un gasto, el cual reforma moralmente a las familias al hacerles ahorrar para pagar la matrícula, les conduce a ser más previsores en la economía familiar 70. Para las familias pobres es gratuito, aquí Montesino propone una apariencia de pago, para que no olviden que la educación es

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MONTESINO, Op. cit, pp. 28-62. Esta estrategia está pensada porque, según las estadísticas elaboradas por la Comisión de Instrucción Pública en 1835, los padres solían retirar a sus hijos de la escuela, en cuanto veían que habían aprendido sólo mecánicamente a escribir. Mirar: VALLGORNERA, Op. cit, p. 9. 68 Mirar: Diario de Sesiones de las Cortes (21/07/1838), Imprenta de J. A. García, Madrid, 1870, p. 3072. 69 FIGUEROLA, Op. cit., pp. 159-162. 70 Gil de Zárate contribuyó a la creación de la Escuela Normal Central de Maestros de Madrid en 1839, junto a Pablo Montesino, y participó en la redacción del Plan Pidal de 1845. GIL DE ZÁRATE, Antonio, De la instrucción pública en España, Imprenta del Colegio de Sordo-mudos, Madrid, 1855, pp. 162-181. 67

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costosa y tiene un precio71. Esta gratuidad total también vulnera una intención de los legisladores: que la enseñanza ejerza de armonizadora social, pues las clases sociales comparten el espacio de la escuela72.

4. Consideraciones finales. En las hipótesis sugerí que el Estado desea corregir las costumbres del pueblo para que asimile el nuevo sistema político. Los educadores pretenden formar a las clases populares política y patrióticamente, pero esto es más propio de los planes de 1812. Desde 1834 las normas educativas quieren proteger los “principios conservadores de la sociedad”: la formación cívica eludirá toda forma netamente política. Dos innovaciones lo explican. En esta legislación la enseñanza pública se emancipa de la gestión y control directo del Estado, gracias a la libertad de enseñanza, a la independencia despolitizada, únicamente gestora- del municipio, que es responsable de la escuela primaria, además tenemos la libertad de enseñanza en la escuela privada. La otra innovación es que la familia va a representar un espacio de inmunidad y libertad ante el Estado, equilibrador de los posibles accesos despóticos de la monarquía constitucional, un espacio simbólico de permanencia y arraigo en la sociedad, pero sin relación con los otros contrapesos ante el poder, al ser la familia donde el individuo aprende los primeros deberes morales73. Estas innovaciones se combinan y alimentan mutuamente. La familia es la primera generadora de autonomía moral en el individuo, de libertad, igualmente de asimilación de la permanencia en el propio cuerpo social, a la enseñanza pública le toca crear y prolongar esa labor, aparte de agrandar la cohesión de la familia promoviendo en los niños el amor filial. Se considera que, para las clases populares, es la escuela la única educadora moral, por eso es importante. La escuela, desacomplejada y explícitamente, apartará a los niños del pueblo casi toda la jornada de la inmoralidad de su vida familiar y entorno social. El gobierno casi no interviene en las decisiones de la familia, ni para educarla ni para inculcar a los padres el deber paterno de la educación de sus hijos, ahí la legislación es laxa: la familia es el refugio moral de la sociedad, un espacio que debe ser ajeno a lo político. Sólo cabe confiar en el sentido natural del deber moral del padre, en los maestros que moralizan a la familia con el ejemplo del niño y en la función de las autoridades de aconsejar a las familias, de inducirlas a ahorrar gracias al gasto de las matrículas escolares y con eso que sean capaces de “autocontrolar las pasiones”.

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MONTESINO, Op. cit., p. 36. FIGUEROLA, Op. cit, pp. 159-162. 73 Dice François Guizot: “La familia moderna (...) comprende dentro de toda su energía el sentimiento de la independencia moral individual, y en este sitio ella tiene que sujetar nuestra civilización”. GUIZOT, François, Historia de la civilización en Europa: desde la caída del Imperio Romano hasta la Revolución Francesa , Alianza Editorial, Madrid, 1972, p. 193. 72

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