Correlatos culturales en la dinámica dialectal del yaqui y el mayo. 1993

May 24, 2017 | Autor: J. Moctezuma Zama... | Categoría: Sociolinguística (Sociolinguistics), Yaqui Language, Dialectología, Mayo language
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Descripción

XVI SI DE

YANT

EL SABER DE MIS HIJOS HARA MI GRA..'fDEZA

DIRECTORIO

JORGE LUIS IBARRA MENDIVIL Rector ALEJANDRO ROMERO MENESES Secretario General Administrativo MANUELSANCHEZLUCERO Secretario General Académico GUSTAVO LORENZANA DURAN Coordinador del Comité Organizador del XVI Simposio de Historia y Antropología de Sonora y Jefe del Departamento de Historia y Antropología GRACIELA BARRAZA URIARTE Jefe del Area de Publicaciones PORTADA: Eleazar Bórquez (C ey ) ISBN 968-6569-47-2

© 1993. Departa e aria y Universida eS oa Edificio M seo y Bib!io eca Pino Suáiez y B d. L is E cinas Her illo, Sonora, México.

· o ología

La iglesia tradicional mayo y su conflicto con la iglesia yori por Rosa Leonor Melchor Celaya

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Reproducción cultural e identidad étnica entre los Yaquis y los Mayos por Alejandro Figueroa Valenzuela

25.5

Correlatos culturales en la dinámica dialectal del Yaqui y el Mayo por José Luis Moctezuma Z. y Gerardo López Cruz

269

Diccionarios bilingües indígena-español: Sus aportaciones a la cultura, historia y lenguaje sonorense por Zarina Estrada Fernández

283

Importancia del origen en la Ley Federal de la Reforma Agraria: El caso Guarijío por Teresa Valdivia Dounce

297

Los Guarijíos: Zeleny

307

un mundo

distante

por Alejandro

Aguilar

El pueblo del mar. Cerámica y palo fierro Conca'ac por Marco Antonio Félix Berna!

32.5

Aspectos demográficos de la población hablante de lengua indígena en Sonora por Elsa Margarita Peña Haaz y Juan Manuel Gálvez Andrade

335

Dos aspectos de la lucha de tres pueblos de la sierra sonorense por Catalina Soto Cota y Ana Dolores Soto López

369

La arquitectura

de tierra en Sonora por Adolfo García Robles ..... 397

Habla e identidad en los homosexuales Guillermo Núñez Noriega

de Hermosillo por 400

Correlatos culturales en la dinámica dialectal del Yaqui y el Mayo

José Luis Moctezuma Z. Gerardo López Cruz*

*

Instituto Nacional de Antropología e Historia - Centro Regional Sonora y Depto. de Humanidades de la Universidad de Sonora.

Introducción La dialectología es un tipo de investigación que coloca en perspectiva histórica a la lengua y que constituye un inicio de explicación acerca de cuál ha sido concretamente el papel que ha jugado ésta dentro de los grupos humanos a los que ha estado asociada. El objetivo del presente trabajo es acercarse, desde una perspectiva social e histórica, a los resultados preliminares de la investigación dialectológica del grupo lingüístico cahita, investigación que se está llevando a cabo en el Centro Regional Sonora de INAH y el Departamento de Humanidades de la UNI-SON. Creemos que la problemática que nos ocupa tiene interés tanto en sentido lingüístico como en sentido social e histórico. Desde la lingüística, la correlación entre los fenómenos de variación y cambio de una lengua o lenguas, y los procesos sociohistóricos que han experimentado los grupos que las hablan, constituye una dimensión explicativa básica en la investigación dialectal contemporánea. Sólo hay que citar los trabajos pioneros de Labov inscritos en la así llamada dialectología social norteamericana para percatarse de la importancia que han tenido estos enfoques para los estudios actuales de la variación lingüística. Con respecto a las investigaciones sociales e históricas, habría que decir que, en un sentido amplio, las variedades geográficas y sociales de las lenguas pueden considerarse como un aspecto de la cultura local de las subregiones que delimitan, en la medida en que las hablas regionales contribuyen a un sentido de comunidad e identidad social y étnica. Corno señalan Chambers y Trudgill "los dialectólogos ocasionalmente han señalado que las isoglosas que detectan se correlacionan muy estrechamente con algún otro aspecto de la cultura local. Al hacerlo, ellos están en condiciones de añadirle una dimensión lingüística a la historia social de esa región (p. 120).

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)(VI SEVIPOSJO DE HISTORIA Y A1Yl'ROPOLOGIA DE SONORA

Los patronesde variacióndialectaldetectados en el Yaquiy en el Mayo

Hasta ahora, el análisis descriptivo de la variación dialectal e el Yaqui y el Mayo ha llegado a las siguientes conclusiones: 1) Hemos confirmado el diagnóstico de Andrés Lionnet en el sen tido de que existe un conjunto de variables fonológicas con una distribución léxica relativamente generalizada que permite establecer al yaqui y al mayo como las dos variedades más claramen e diferenciadas del cahita (entendido éste como lengua sistemática). Esto indica la existencia de un haz de isoglosas fonológicas y léxicas que marca tajantemente una frontera propiamente lingüística en r la . zona yaqui y la zona mayo. Cfr. Moctezuma y López.

a:

2) Hemos llegado a establecer tres subvariaciones mayores interior del mayo: el mayo del valle de Sonora, el mayo de la sierra de Sonora, y el mayo de Sin aloa. Contrariamente a la diferencia entre yaqui y mayo, la frontera entre los subdialectos de Sonora (valle y sierra) y de Sinaloa se resuelve en un continuum dialectal sin u:: límite preciso. Cfr. Moctezuma y López. 3) Al interior del yaqui, no existe una variación geográfica clara. de acuerdo con las variables estudiadas. La variación que se preseata no responde a patrones regulares, desde ningún parámetro es B· cífico. Aun cuando trabajamos con resultados de un estudio piloto, · es previsible que investigaciones posteriores a mayor profundida.; (con más variables fonólogicas y con inclusión de las sintácticas permita la detección de una subdialectalización clara dentro de esta lengua bajo el criterio geográfico. Cfr. Moctezuma y López. 4) Los patrones de subdialectalización detectados no señ ~una diferencia dialectal profunda en el grupo lingüístico cahita. _:._ diferencia de las lenguas indígenas más importantes de mescarae. rica, el náhuatl, el zapoteco, el mixteco, y quizá con la ú : _:::. excepción del maya yucateco, la gran cercanía lingüística entre ~~ variedades estudiadas resulta más señalable que los datos de ~272

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diferenciación. Más aún, la realización de las variables detectadas no es totalmente general; más bien funcionan como tendencias de variación, que como procesos ple'namente establecidos. La profunda fragmentación en dialectos que experimenta el otomí o el chinanteco contrasta fuertemente con la dialectalización cahita que apenas se dibuja como una estructura de variedades que incluso algunos hablantes tienden a pasar por alto. Cfr. Moctezuma y López.

Hipótesis que correlacionan los patrones de variación con los procesos históricos que caracteriz.an a los dos grupos

Ahora bien, ¿qué significado sociohistórico tiene la variac10n lingüística cahita que acabamos sintéticamente de describir? ¿Cuáles han sido los hitos en la historia de los grupos cahitas que permiten articular hipótesis explicativas de la actual situación del grupo de lenguas que históricamente han sido habladas por ellos? Y por último, pero no menos importante, ¿qué aporta a la investigación histórica y social de los grupos cahitas el conocimiento de la situación dialectal que estamos estudiando? Vamos a formular ahora los correlatos históricos y socioculturales de la situación dialectal estudiada a través de cuatro hipótesis generales que vinculan procesos de variación con aspectos sociales e históricos relevantes de los grupos hablantes. 1) La existencia de una reducida diferencia dialectal al interior del cahita parecería estar determinada por el relativamente reciente asentamiento de los grupos de hablantes en la región. Spicer señala que al parecer existían asentamientos recientes de cahitas y de otros grupos yutoaztecas poco antes de la llegada de los españoles al noroeste de México. El afirma que las posibles migraciones y cambios de asentamientos tribales se llevaron a cabo entre 1400 y 1500 y que la localización de los grupos mayores se estabilizó durante 1600. Cfr. Spicer 1969. Existe una interesante discusión precisamente acerca de 273

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sivrosto

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DE SONORA

cómo y en qué momento se configuró la distribución geográfica de los grupos hablantes de las lenguas sonorenses en el momento del contacto con los españoles. Por un lado se señala que estos grupos venían de la zona que comprende los estados de Arizona, Sonora y Chihuahua, los cuales fueron poblando los estados que comprenden en la actualidad la vertiente del pacífico hasta el estado de Jalisco. Cfr. Valiñas y Cortina. Por otro lado, Miller propone que el protosonorense se localizó en lo que actualmente es la frontera entre Chihuahua y Sinaloa debido a que es ahí en donde se encuentra la mayor diferenciación de las lenguas que pertenecen a dicho grupo. En ambos casos, sin embargo, se plantea la presencia del cahita en la región en una etapa relativamente posterior a la separación de las otras lenguas sonorenses. Considérese en ese sentido los esquemas de separación entre los grupos que componen a la rama sonorense; tepimano, tubar y corachol, y el del taracahita. 2) El yaqui presenta una aparente homogeneidad geográfica producto del constante movimiento que han tenido sus hablantes. Los' misioneros jesuitas establecieron ocho comunidades yaquis a partir de un total de ochenta rancherías que se encontraban en las márgenes inferiores del río yaqui. Los ocho pueblos tradicionales son: Cócorit, Bácum, Tórim, Vícam, Pótam, Ráhum, Huírivis y Belén. Esta reubicación de los asentamientos prehispánicos implicó un impacto considerable en las relaciones comunicativas de la etnia. La formación de las misiones en el yaqui permitió una integración del grupo y la etapa más larga de la paz y desarro1lo económico de los yaquis. Sin embargo el orden misional jesuita se vió interrumpido en 1740 cuando se presenta la primera rebelión de los yaquis y mayos contra el dominio español. Es durante este período también que se presentan las primeras salidas de yaquis y mayos a las zonas mineras. (Spicer 53). En términos demográficos, esto significó un decremento importante. Corno señala Spicer, antes de la expulsión de los jesuitas la población mayo baja a menos de 6 mil, mientras que los _ yaquis también descienden a 23 mil. Sin embargo esta merma cuantitativa pudo ser mas aparente que real debido a las migraciones de ambos grupos fuera de los ríos yaqui y mayo. (Spicer 53).

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Como es obvio, los factores económicos son determinantes en esta inestabilidad poblacional en el grupo, estando los jesuitas a punto de ser expulsados de la región. Señala Figueroa: "Se calcula que en 1765, dos terceras partes de la población yaqui estaba asalariada en las minas de Sonora, Ostimuri, Sinaloa y Nueva Vizcaya. En un censo de ese mismo año se señala que solamente en su territorio vivían alrededor de 18,800 yaquis ... En este período existían varias categorías de yaquis claramente diferenciadas: los que vivían y trabajaban en las misiones, los que mediante el sistema de repartimiento se integraban a trabajar a diferentes empresas españolas como asalariados y, finalmente, los que huían a la sierra y sobrevivían gracias a la caza, la recolección y el bandolerismo" (Figueroa 56). Este proceso a la vez que provocaba una redistribución constante del grupo, no se tradujo en una desintegración de la etnia como tal, aunque si implicó fuertes transformaciones de su configuración social y cultural. Durante la época de la expulsión de los jesuitas (1767), "mientras los yaquis se convirtieron en asalariados temporales y continuaron luchando por su tierra y su autonomía política, el resto de los indios del noroeste pronto se convirtió en asalariados permanentes, despojados de su tierra, perdiendo gradualmente las características que les permitían identificarse con su sociedad de origen" (Figueroa 59). Durante el siglo XIX los yaquis enfrentan una serie de invasiones en su territorio lo que determina una lucha armada entre los miembros del grupo étnico y las fuerzas armadas del gobierno. Durante ese periodo los yaquis presentan una forma de lucha en la que los miembros del grupo intercambian con relativa frecuencia su lugar de habitación por el lugar de la pelea. Esto trae como consecuencia una mayor circulación en los sistemas comunicativos de la casi totalidad de la sociedad yaqui. Es durante la época porfirista cuando se da la mayor movilidad del grupo, ocurriendo también un fuerte descenso de la población yaqui en el interior de su antiguo territorio. Las deportaciones masivas a Yucatán y a Valle Nacional, así como las sangrientas

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matanzas de indígenas, provoca casi la desaparición de los yaquis de su territorio tradicional. Debido a este hecho muchos emigran fuera de la zona y se asientan en algunas ciudades del norte de Sonora, principalmente en Hermosiilo; otros prefieren emigrar a los Estados Unidos, formando las comunidades de Pascua y Guadalupe, en el estado de Arizona. La revolución mexicana y las alianzas con algunos de los principales jefes políticos de ese movimiento permite a los yaquis el retorno de algunos de sus integrantes. La cuestión es que las facciones que se han dibujado a través de las continuas luchas por mantener su territorio y su autonomía presentan dos frentes: los civilistas y los militaristas. cada sector presentaba características diversas y no siempre regresaron a sus lugares de origen, como afirma Figueroa: "Cada uno de estos grupos presentaba características diferentes del resto, con relación a las experiencias que habían compartido los últimos 30 años, al pueblo al que tradicionalmente habían pertenecido y al parentesco que los unía. Al instalarse, sin embargo, no siempre lo hicieron tomando como base su pueblo de origen, sino los que ofrecieran las posibilidades de subsistencia. Por ello, los tres pueblos situados al noroeste del territorio yaqui Ráhum, Huírivis y Belém, no fueron habitados desde el principio. Al establecerse en su pueblo y en una comunidad específica, estos grupos permanecían unidos y se diferenciaban en barrios, si bien compartían los lineamientos generales de la vida social de los pueblos donde se asentaban" (Figueroa 146). Con la restitución de parte de su territorio que les hace Cárdenas, los yaquis vuelven a ocupar parte de sus ocho pueblos tradicionales, algunos de los cuales permanecieron deshabitados durante algún tiempo, mientras que otros tuvieron que ser establecidos en sitios diferentes a los tradicionales pues en ellos la población era mayoritariamente yori. Tal es el caso de Cócorit y Bácum. En su lugar cambian las cabeceras de los pueblos de Lomas de Guamúchil y , Bataconcica, por Cócorit y Bácum respectivamente. Aun así, encontramos en Cócorit un pequeño núcleo de yaquis localizados en el

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barrio del Conti, en el cual todavía adultos.

hablan

la lengua

algunos

Finalmente, podemos notar que hacia finales de los cincuenta se crean comunidades yaquis en la región costera de su territorio. La cooperativa de Producción Pesquera "Colonias Yaquis" fue creada en 1958. Esta cooperativa pesquera se inició con 150 socios que pertenecían a los pueblos de Pótam y Belén, quienes se asentaron en Bahía de Lobos y las Guásimas, respectivamente (Figueroa 140). Ello nos permite observar que para la primera mitad del presente siglo aún continuaban las reubicaciones de los yaquis, sin contar que además se presenta un tipo de organización social en el que existe una mayoritaria participación de los miembros del grupo; un fuerte ritualismo que aglutina a toda la comunidad y un sistema de parentesco que interrelaciona a una gran cantidad de individuos de la comunidad, por mencionar algunos de los rasgos más palpables de su cultura. Esto trae como consecuencia que en la actualidad las redes de comunicación estén muy extendidas. Por todos los procesos de movilidad que se han anotado, observamos que es difícil el establecimiento de variables de variación y cambio que puedan establecerse geográficamente en la zona yaqui. 3) La variación que el mayo presenta a su interior se debe a los siguientes factores: a) La constante migración mayo a territorios, al sur y hacia la sierra, tradicionalmente no ocupados por el grupo. A la llegada de los españoles los mayos se localizan en el curso bajo del río que lleva el mismo nombre del grupo. En las riberas del río los jesuitas fundaron siete pueblos que son: Santa Cruz, Etchojoa, Cohuirimpo, Navojoa, Tesia, Camoa y Conicari. Al igual que los yaquis, los mayos sufren las consecuencias de los patrones de asentamientos que va de la ranchería al pueblo, a través del cual se rompe con el esquema comunicativo antiguo, dando paso a un nuevo modelo de comunicación al interior del grupo. A diferencia de los yaquis, para los mayos no tenemos hasta ahora suficientejnformación que nos permita saber cómo se dieron

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DE SONORA

los procesos migratorios. En la actualidad encontramos que en ciertas localidades que fueron señaladas por los primeros informes de misioneros y explotadores como zonas indígenas diferentes al mayo, los hablantes de lengua indígena afirman que dominan el mayo, lo cual constatamos al observar la estructura de la lengua que se habla en esos lugares. Por un lado están las comunidades de Vado Cuate y Nahuibampo, las cuales son representativas de la variedad de la sierra de Sonora de la que ya hemos hablado. Estas comunidades se localizan en el sitio en donde antiguamente se hablaba macoyahui. Por otra parte, en el estado de Sinaloa podemos hallar hablantes que también se autonombran mayos y en donde la lengua está íntimamente relacionada con la que dominan sus vecinos de Sonora. En la región de Sinaloa localizamos hablantes de mayo en zonas en donde antiguamente había hablantes de las variaciones tehueco, sinaloa y zuaque que pertenecen al cahita. También hallamos mayos en los sitios en donde se hablaba ahorne, guasave y ocoroni. No sabemos cómo y cuándo se fue dando el proceso de camino en la zona de la sierra de Sonora y de Sinaloa pero en la relación hecha en 1785 por el obispo de Sonora y California, Antonio María de los Reyes, se nos informa que en las misiones de Baca y Toro son de nación mayo. En Tehueco viven sinaloas y mayos. En Mochicahui hablan mayo y en San Miguel, con su pueblo de visita Ahorne son bacorehuis, sinaloas y mayos, usando en ellos sus propios idiomas. b) La influencia de otras variedades del cahita ya desaparecidas. El mayo de la sierra al parecer está influenciando por el macoyahui, el conicari o el tepahue, grupo de lenguas o dialectos muy cercanos al cahita. El problema es que no contamos con ningún dato de este grupo de lenguas o· dialectos que nos permita ubicar cuál era su relación con las variedades actuales del cahita. Por otro lado, tenemos la posible influencia de los dialectos del cahita ya desaparecidos: tehuecos, sinaloas y zuaques, a la subvariedad del mayo de Sinaloa . . Dentro del material lingüístico con el que contamos, observamos once rasgos que en líneas generales separan al mayo de Sinaloa con el de Sonora, de los cuales cuatro rasgos específicos comparten el 278

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mayo de Sinaloa actual con la variedad, ya desaparecida, del tehueco. A partir de esto podemos creer que los hablantes de mayo que se movieron hacia Sinaloa fueron influenciados por los tehuecos, sinaloas y zuaques antes de que estos últimos fueran absorvidos por los nuevos migrantes. e) Al mismo tiempo, la existencia de un continuum de variación sin cortes abruptos entre las variedades señaladas del mayo está correlacionada con una movilidad e inestabilidad demográfica que, sin ser tan marcada como en los yaquis, no ha sido ajena a los procesos que experimentaron los yaquis. Desde la época jesuita los mayos, al igual que los yaquis, representan mano de obra para las minas de la región. Eso trae como consecuencia un primer índice de movilidad que se acrecienta cuando los mayos comienzan a trabajar en las haciendas y posteriormente participan junto con los yaquis en la mayoría de los levantamientos que estos realizan durante el siglo XIX. Esto trae como consecuencia un decrecimiento de las comunidades más tradicionales. Así Spicer señala, entre 1887 y 1890 la mayoría de los mayos se ha movido hacia el norte de Navojoa para trabajar como peones en las haciendas. Los pueblos que se encontraban de Navojoa hacia la costa se despoblaron por la viruela, las inundaciones y la guerra. Se informa que hay 1600 mayos en la zona de Etchojoa, San Pedro y Santa Cruz (Spicer 74). El proceso de movilidad que da como resultado que hablemos de los mayos ocupando actualmente un espacio mayor del establecido cuando los jesuitas formaron los siete pueblos tradicionales nos presenta una red comunicativa capaz de impedir la formación de haces de isoglosas que separen una variedad de la otra tajantemente. 4) La diferencia dialectal entre el yaqui y el mayo, sobre las bases de las hipótesis de Lionnet, se correlaciona directamente con el proceso de constitución de ambas como las dos lenguas históricas habladas en la actualidad principalmente en los estados de Sonora y Sinaloa. Esto está en función de los diversos procesos que han seguido ambos grupos. Por un lado encontramos que ya antes de la llegada de los españoles existían diferencias lingüísticas entre los grupos cahitas, además, de que como relatan los primeros españoles que

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llegaron a lo que actualmente es el norte de Sinaloa y el sur de Sonora, había guerras entre estas sociedades. Cfr. Acosta. Esto permitió a los conquistadores acceder de manera diferente a cada uno de los grupos que habitaban la región, dándose alianza entre los conquistadores y los grupos indígenas que se encontraban en pugna, para así someter a las etnias establecidas en el noroeste de México. Yaquis y Mayos representaron formas diferentes para el sometimiento a la corona española. Mientras que los mayos recibieron pacíficamente al ejército conquistador, los yaquis luchan y ganan algunas batallas antes de firmar un tratado de paz que permite la entrada de los misioneros jesuitas a su territorio. Posteriormente, el impacto jesuita marca en gran medida la diferenciación de ambos grupos. La labor misionera los constituye - como dos conglomerados autónomos de organización social y política que conocerán de ese momento en adelante una historia distinta. No vale la pena hablar aquí de los pormenores de la historia reciente y la identidad diferenciadas de los grupos yaqui y mayo. En un trabajo presentado aquí el año pasado hablamos de dos lenguas históricas, del que el haz de isoglosas que marca la frontera entre las dos zonas es el referente dialectal más obvio. Cfr. López y Moctezuma.

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Bibliografía

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