Contribuciones de las fuentes orales a la historia del Chile post-dictatorial (1990- 1994)

July 19, 2017 | Autor: N. Aceverdo Arriaza | Categoría: História Oral, Historia reciente
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Descripción

Contribuciones de las fuentes orales a la historia del Chile post-dictatorial (1990- 1994)1. Nicolás Acevedo Arriaza2

Introducción En marzo de 1990, Chile comenzó un nuevo periodo político en su historia reciente, considerado como una de las transiciones hacia la democracia más exitosas de América Latina3. Paradójicamente, los movimientos sociales tan relevantes para su retorno, quedaron ausentes del escenario político. Luego de una dictadura cívico-militar de diecisiete años, Augusto Pinochet entregó el poder político al Presidente Patricio Aylwin, pero continuó como Comandante en Jefe del Ejército por ocho años más. Así lo estipulaba la Constitución, aprobada en 1980 por una votación sin registros electorales. Dicha Carta Magna, que rige hasta la actualidad, ha sido reformada en varias ocasiones, pero sin modificar su esencia mercantilista y autoritaria, de forma que el régimen democrático chileno aún es cuestionado por amplios sectores de la sociedad4. De ésta forma, estamos en presencia a comienzos de 2014 del fin de un periodo de desmovilización que – fomentado por la Concertación a comienzos de los noventa– desactivó a las organizaciones sociales (expresiones de “desintegración social”) y desarticuló a los movimientos rebeldes y armados (“asociaciones terroristas”)5. En este contexto, resulta pertinente preguntarse, cómo deberíamos estudiar el Chile post- dictatorial, teniendo en cuenta no sólo al Estado y la clase política, sino incorporando o haciéndolo debatir con experiencias de los sectores populares 1

Publicado en Matías Marambio, Macarena Orellana y Felipe Seguel (editores), Chile postdictatorial: reflexiones y cuestionamientos a cuarenta años del golpe”, Centro de Estudios Sudamérica, Santiago, 2015, pp. 30-53. 2 Agradezco las sugerencias, fuentes y comentarios de Camilo Plaza, Aldo Marchesi, al Centro de Estudios Sudamérica y especialmente Camila Silva Salinas, con quien conversé este escrito en una tarde en Valparaíso, dándome siempre su valiosa mirada crítica y su entusiasmo inigualable. 3 Edgardo Boeninger, Democracia en Chile: lecciones para la gobernabilidad (Santiago: Editorial Andrés Bello, 1998) 25. 4 Manuel Antonio Garretón, Neoliberalismo corregido, progresismo limitado. Los gobiernos de la Concertación en Chile 1990-2010 (Santiago, ARCIS-CLACSO, 2013). 5 Para el primer caso ver: Paul Darke & Iván Jaksic, El modelo chileno: democracia y desarrollo en los noventa (Santiago, LOM Ediciones, 1999), 377- 405. Para el segundo caso ver: Pedro Rosas, Rebeldía, Subversión y prisión política. Crimen y castigo en la transición chilena 19902004 (Santiago, LOM Ediciones, 2013). Sobre el momento actual de los movimientos sociales ver: El amanecer de los movimientos sociales. La revolución de los jóvenes en Chile (Santiago, SEDEJ, 2014).

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o movimientos sociales. ¿Cómo vivió la sociedad civil el retorno de la democracia y cómo percibieron su transición a esta? Para acercarnos a esta pregunta, proponemos utilizar abiertamente la metodología de la Historia Oral (HO) al momento de investigar la reciente historia de nuestro país, analizando sus contribuciones y límites que existirían al contrastarlas con las fuentes oficiales y de prensa. Primeramente haremos, aunque someramente, una breve reseña de la Historia Oral. Con más de sesenta años de desarrollo, esta metodología, provino en torno a hechos traumáticos como las guerras mundiales y el fascismo en Europa y Estados Unidos6. En América Latina su ejercicio fue más tardío, masificándose a partir de las dictaduras militares y la violencia política 7. Con el tiempo las temáticas se fueron ampliando más allá de los Derechos Humanos, como el trabajo, patrimonio, cultura obrera y campesina, etc. Entre los muchos debates que surgieron a partir de su ejercicio fue en torno a la veracidad y la confianza de las fuentes orales en comparación a las fuentes escritas 8. Quienes optaron por la obtención de testimonios no sólo debieron ganarse la confianza de la academia, sino de mejor aún, la sus propios entrevistados, convenciendo que el proceso de recordar de cada sujeto tenía un valor colectivo para la sociedad. Por otro lado, la HO es diferente a la tradición oral, al ser relatos vividos por testigos, más que transmisiones de tradiciones transmitidas por generación9.

De esta

manera las fuentes orales además de ser subjetivas, dan la posibilidad de: “rescatar la historia silenciada desde el poder… es que en el mismos proceso de hacerla genera conciencia en el entrevistado sobre el protagonismo como gestor de la historia… tiene un efecto movilizador, al mismo tiempo que subversivo, y nos permite un acceso como nos permite comenzar a vislumbrar la subjetidad de las grandes masas, los trabajadores y el pueblo” 10.

Daniele Volman, “Historia y fuentes orales en Francia: Estado de la cuestión”, en Historia, Antropología y Fuentes Orales (N° 15, 1996), 171-175 y Alessandro Portelli, “Historia y memoria. La muerte de Luigi Tratulli”, en Historia y Fuente Oral (N° 1, 1989), 5-32. 7 Dora Schwarzstein, “La historia oral en América Latina”, Historia y Fuente Oral (N° 14, 1995), pp. 39-50. Además consultar www. relaho.org. 8 Jan Vansina y Dolors Udina, “Tradición oral, historia oral: Logros y perspectivas”, Historia, Antropología y Fuentes Orales, (N° 37, 2007), 152. 9 Ibídem, 151. 10 Pablo Pozzi y Gerardo Necochea, Cuéntame cómo te fue. Introducción a la historia oral, (Buenos Aires: Imago Mundi, 2008), 5. 6

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En el caso chileno, la HO se ha desarrollado principalmente desde los años noventa, principalmente por la Organización no gubernamental llamada Educación y Comunicaciones (ECO)11. Para Leopoldo Benavides, en los años ochenta aún su estado era precario y fragmentado, no existiendo archivos orales ni esfuerzos institucionales, sobre todo entiéndase el contexto de una dictadura militar12. Con los años las fuentes orales se han extendido en una infinidad de trabajos, pero no en su forma pura, ya que se han complementado con fuentes escritas, acercándose más que nada a la noción de Historia Reciente 13. El desarrollo de esta corriente se ha caracterizado por el uso de la memoria social, cobrando centralidad el testimonio como portador de “verdad”, pero el cual debe ser sometido a la crítica y el entrecruzamiento con otras fuentes históricas 14. En esta ocasión desarrollaremos nuestro trabajo en torno a la contribución en el uso de fuentes orales y la complementariedad y conflictos que pueden tener con las fuentes escritas y oficiales en el Chile post dictatorial, pero enfocados en torno a las organizaciones rebeldes y armadas. Dichas orgánicas se radicalizaron en la dictadura militar, pero algunas continuaron operando, principalmente en el primer gobierno de la Concertación (1990-1994). Nos referimos principalmente al MAPU- Lautaro (ML) al Frente Patriótico Manuel Rodríguez- Autónomo (FPMR-A) y algunas derivaciones del MIR, como fueron el Ejército Guerrillero

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Historias locales y democratización local: ponencias, debate y sistematización del Seminario sobre Historias Locales organizado por ECO (Santiago, Educación y Comunicaciones, 1993). Mario Garcés, “La Historia Oral, enfoque e innovaciones metodológicas”, (Taller de Historia Local en Universidad Católica, 1994); Gloria Elgueta, “Memorias del siglo XX: una experiencia de participación social y rescate patrimonial” (Santiago: DIBAM, 2010); “La Población La Legua: desde la historia oral hacia la historia local” (Santiago: ECO, 2012). Además se recomienda Pedro Milos, Historia y Memoria. 2 de abril de 1957 (Santiago: LOM Ediciones, 2007) y Mario Garcés y Sebastián Leiva, El golpe en La Legua. Los caminos de la historia y la memoria (Santiago: LOM Ediciones, 2005). 12 Leopoldo Benavides, “Historia Oral en Chile” (Santiago: FLACSO, 1987), 7. 13 Algunos autores representantes de Historia Reciente en Chile: Pedro Rosas, Rebeldía, subversión…; Claudio Perez, “De la guerra contra Somoza a la guerra contra Pinochet: la experiencia internacionalista revolucionaria en Nicaragua y la construcción de la Fuerza Militar Propia del Partido Comunista de Chile”, en Pablo Pozzi y Claudio Perez, Historia oral o historia política: izquierda y lucha armada en Chile, 1960- 1990 (Santiago, LOM Ediciones, 2012), Claudio Barientos, “Y las grandes trilladoras vinieron… a llevarse la calma. Neltume, Liquiñe y Chihuío, tres escenarios de la construcción cultural de la memoria y la violencia en el sur de Chile, en Elizabeth Jelin, Luchas locales, comunidades e identidades (Buenos Aires: Siglo XXI, 2003); Florencia Mallón, La sangre del copihue (Santiago, LOM Ediciones, 2004). 14 Marina Franco y Florencia Levín, “El pasado cercano en clave historiográfica”, en Marina Franco y Florencia Levín (compiladoras), Historia reciente. Perspectivas y desafíos para un campo en construcción (Buenos Aires: Paidós, 2007), pp. 43-48.

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del Pueblo, Patria Libre (EGP-PL) y el Destacamento Mirista Pueblo en Armas (DMPA) 15. Entenderemos por Chile post dictatorial como el periodo político-social que comienza a partir del gobierno de Patricio Aylwin en 1990, tomando en cuenta que la Constitución de 1980 sigue vigente en sus principales ejes16. Con el fin de mantener el crecimiento económico y la estabilidad política, el primer gobierno de la Concertación debió desarticular aquellas organizaciones subversivas, las cuales entre 1990-1995, realizaron, según Policía de Investigaciones, alrededor de 834 detonaciones de bombas, 210 asaltos a bancos, muriendo 22 policías y 23 “extremistas” 17. Al concentrarnos en la trayectoria y la experiencia de los militantes rebeldes, proponemos la construcción de las “otras transiciones”18, donde los protagonistas sean los sectores populares y sus organizaciones. . Las voces ausentes en el Chile post- dictatorial Paradójicamente, los movimientos sociales que lucharon por el retorno a la democracia estuvieron ausentes de las principales preocupaciones de los primeros gobiernos de la Concertación, que se abocaron más al desarrollo económico y las relaciones con las Fuerzas Armadas19. ¿Fue el temor a un nuevo golpe militar lo que provocó que la Concertación se alejara de las organizaciones de base? Gonzalo de la Maza percibe que dicha premisa estuvo en el diseño “de la transición política chilena”, siendo la desmovilización un prerrequisito para su funcionamiento20, ya que el movimiento popular estaba fragmentado, sin capacidad de formar un proyecto popular alternativo21. Otras investigaciones – como la de Manuel Bastías– plantean que la ausencia de los movimientos sociales no se generó precisamente porque las organizaciones de base estuvieran viviendo

Más detalles en Pedro Rosas, Rebeldía, subversión… Tomás Moulián lo entiende como Chile Actual, en Tomás Moulián, Chile Actual: Anatomía de un mito (Santiago, LOM Ediciones, 1997). 17 Nelson Mery, “El terrorismo”, El Detective, N° 82, Santiago, 1996. 18 Fernando Pairicán, Malón. La rebelión del movimiento mapuche 1990- 2013, (Santiago: Pehuén Editores, 2014). 19 Augusto Góngora y Patricia Arancibia, Ricardo Núñez: trayectoria de un socialista de nuestros tiempos, (Santiago: Ediciones Universidad Finis Terra/ CIDOC, 2013), 280. 20 Gonzalo de la Maza, “Los movimientos sociales en la democratización de Chile”, en Paul Drake & Iván Jaksic, El modelo chileno, 377. 21 Rodrigo Baño, Lo social y lo político, un dilema del movimiento popular (Santiago: FLACSO, 1985). 15 16

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un proceso de despolitización, sino que fue por la propia acción de los partidos políticos (léase futura Concertación), la que intentaron “ejercer” su dominio por sobre ellas22. Es decir, fue la relación entre sociedad civil y partidos políticos de centro-izquierda, la que produjo las condiciones de desactivación de los movimientos sociales. Pero dicha desactivación no solo fue política, sino que se ha prologando a nivel académico, solo evidenciándose en las ciencias sociales los estudios institucionales y políticos de la “transición a la democracia”. Un ejemplo está en el sin número de memorias políticas que han venido surgiendo en el último tiempo, elaboradas por miembros de la clase política 23. Una de ellas fue sobre la trayectoria de Ricardo Nuñez. Para el ex senador socialista, la situación fue necesaria producto de la difíciles relaciones cívico-militares que complicaron los primeros años de gobiernos democracitas. En sus actuales memorias planteó:

¿Cuál ha sido el balance o la percepción de los sectores populares en torno al Chile post dictatorial? ¿Coincide con el parecer de la clase política concertacionista? Estimamos que existe un silencio que ha bloqueado las múltiples “transiciones a la democracia”, que sin duda existe en la diversidad de los sectores populares chilenos. Creemos que la preocupación por estas “memorias” no oficiales permitirían complejizar el proceso político, sobre todo si este pretendió ser participativo, ciudadano y de empoderamiento social. Por ejemplo, si tomamos el testimonio de para un vecino de tercera edad de Lo Valledor Norte, la llegada de la democracia significó algo muy diferente al planteado por el senador Nuñez: “Yo veo a las Juntas de Vecinos están muertas, todas las organizaciones sociales, Club Deportivo, que hoy no tienen vida. Empezó por la razón… la desconfianza. La desconfianza porque volvió la democracia. Yo pienso a veces, ‘bueno, ¿quién

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Manuel Bastías Saavedra, Sociedad civil en dictadura. Relaciones transnacionales, organizaciones y socialización política en Chile, (Santiago: Ediciones Universidad Alberto Hurtado, 2013), 236. 23 Alguna de ellas son: Gabriel Valdés, Sueños y memorias (Santiago: Aguilar, 2010), Patricio Rojas, Tiempos difíciles: mi testimonio (Santiago: Aguilar, 2012), Ricardo Lagos, Mi vida: de la infancia a la lucha contra la dictadura Santiago: Penguin Random House, 2014) y Hernán Larraín Fernández, Voces de la reconciliación (Santiago: Instituto de Estudios de la Sociedad, 2013).

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me denunció a mí? El otro más allá: ¿quién denunció a mi padre?, ¿quién denunció a mi madre que estuvo presa?, ¿quién fue?”24.

Su testimonio nos abre otras percepciones de lo que significó la “transición a la democracia”. Es por esto que hemos preferido denominar al periodo Chile postdictatorial, ya que detrás de la palabra transición, hay un ocultamiento de las continuidades económicas o políticas que han permanecido con “correcciones limitadas”, pero que silenciaron lo acontecido en el campo popular. Una de ellas fue la presencia de Pinochet hasta 1998 en la institucionalidad pública de Chile, primero como Comandante en Jefe y luego como senador designado (y vitalicio). ¿Cuánta rabia habrá sentido esa generación de jóvenes, que se organizó en contra de la dictadura, al ver que Pinochet nunca fue a juicio y, aún más, continuó en el Estado? Esto se rescata en la obra de teatro “Yo maté a Pinochet”, donde “Manolo” recuerda con nostalgia, alegría o rabia, su experiencia en la lucha contra la dictadura desde la población La Victoria, encontrándose con viejos amigos, y con el deseo frustrado de haber matado al dictador25. Álvaro, ex preso político del Movimiento Juvenil Lautaro, al ver esta obra quedó sorprendido e identificado por la problemática y por el hecho que se rescatara la vivencia del Lautaro en el periodo de dictadura y posterior a ella: sobre todo “personas que no somos nosotros (ex militantes del Lautaro)”26. Esta necesidad de realizar un ejercicio de memoria es producto de los años de invisibilidad que existió en torno a los sectores populares y sus expresiones de rebeldía, tanto por la prensa como en la literatura académica. En el caso del MAPU Lautaro, por ejemplo, los esfuerzos de memoria han sido más bien “subterráneos”, ya que para las “memorias oficiales” ha existido un fuerte prejuicio o tergiversación. Aunque someramente incorporado a una bibliografía oficial, el Lautaro ha sido descalificado como organización política, sus militantes han sido considerados como terroristas de ultra izquierda, que con el tiempo perdieron “su presencia en el escenario nacional”27. O peor aún, el ML, según el periodista 24

Camila Silva, La Alegría de tener algo. Historia del Barrio Lo Valledor Norte, sector C, (Santiago: Programa Quiero mi Barrio, Municipalidad de Pedro Aguirre Cerda, Ministerio de Vivienda y Urbanismo 2010), 51. 25 Obra Yo maté a Pinochet (Teatro Errante, 2013). Estuvo exhibiéndose en Museo de la Memoria y los Derechos Humanos en el 2014. 26 Álvaro, 21 de octubre de 2013, presentación de Obra Yo maté a Pinochet, población La Victoria. 27 Camilo Escalona, De Allende a Bachelet. Una vida política, (Santiago: Aguilar, 2012), 273.

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Ascanio Cavallo, fue una organización aficionada (con pocos recursos y sin preparación profesional), la cual fue infiltrada por los agentes de seguridad del gobierno, que “derivó en una extraña amalgama de violencia, bandolerismo, sexo y anarquismo”28. ¿Cuánto sabemos realmente de esta organización? ¿Es factible acceder a ella? ¿Cuánto pesa el prejuicio respecto de una forma de entender la política y a los sujetos sociales? Nuestra propuesta es realizar un estudio que incorpore las perspectivas de las fuentes orales, pero entendiendo que existen diversas complejidades que debemos considerar en este contexto histórico. Para ello estudiaremos a la organización llamada MAPU-Lautaro, que nos servirá como ejemplo para nuestra propuesta metodológica en torno a los sectores populares en el Chile pos dictatorial.

La historia MAPU-Lautaro y su estudio desde fuentes oficiales.

El ML fue una organización política que nació a comienzos de los años ochenta, producto de la separación del partido MAPU (formado en 1969), luego que gran parte de su dirección optara por una salida política a la dictadura mediante la agrupación de las fuerzas socialistas en alianza con la Democracia Cristiana29. Al contrario, el ML –formado mayoritariamente por militantes populares de Santiago Sur– decidió desarrollar un camino autónomo buscando una salida insurreccional a la dictadura que instalaría nuevamente el socialismo, camino que llamaron “Chile popular”30. Con el tiempo, esta decisión generó un aislamiento de otras organizaciones de izquierda que buscaban volver a un régimen democrático, pero sin elaborar una estrategia política de largo aliento 31. Además de participar en las diversas jornadas de protesta en Santiago y otras zonas de Chile, el ML desarrolló acciones como la expropiación de alimentos,

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Ascanio Cavallo, Historia oculta de la transición. Memoria de una época 1990- 1998, (Santiago: Uqbar Ediciones, 2012), 142. 29 Cristina Moyano, MAPU o la seducción del poder y la juventud (Santiago, Ediciones Universidad Alberto Hurtado, 2009) y Cristina Moyano, El MAPU durante la dictadura. saberes y prácticas políticas para una micro historia de la renovación socialista en Chile 1973-1989 (Santiago, Ediciones Universidad Alberto Hurtado, 2010). 30 Nicolás Acevedo Arriaza, “Fuera Pinochet: Chile Popular. El MAPU-Lautaro en las protestas populares (1978-1985)”, (Tesina de Licenciatura en Historia y Ciencias Sociales, Universidad ARCIS, 2006). 31 Partido MAPU, “Lucharemos por un Chile Popular, nuestro camino es la insurrección de masas. Entrevista a Diego Carvajal. Secretario General del Partido MAPU”, (Santiago: Ediciones Chile Popular, 1986), 36-37.

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vestimenta y remedios, que eran entregados en diversas poblaciones de Santiago, Valparaíso, La Serena y Concepción. Otras acciones fueron ataques incendiarios a iglesias “mormonas” y propaganda armada en barrios populares, las que fueron apoyadas por brigadas juveniles denominadas Movimiento Juvenil Lautaro (MJL). A dichas brigadas posteriormente se sumaron las Fuerzas Rebeldes y Populares Lautaro (FRPL) en 1987. Este referente militar desarrolló asaltos a bancos, con los cuales obtuvieron el financiamiento para sostener la vida clandestina, además de ataques a comisarías de Carabineros y de la Policía de Investigaciones, aniquilamiento de policías o el rescate de un preso político desde un hospital público en 199032. En 1988, antes del plebiscito, el ML desarrolló su III Congreso, donde se decidió desarrollar la “Guerra Insurreccional de Masas”, reafirmándose nuevamente como marxistas-leninistas. Aunque intentaron realizar un trabajo sindical, finalmente la mayoría de sus militantes provinieron de espacios estudiantiles secundarios y universitarios, además de los barrios populares 33. Una vez que comenzaron los gobiernos de la Concertación, el ML no detuvo su accionar armado, enfrentándose a las fuerzas policiales. El resultado fue la muerte de trece de sus militantes en diversos enfrentamientos y el encarcelamiento de otros cien en la Cárcel de Alta Seguridad (hombres) y Centro de Orientación Femenina (mujeres)34. A pesar de su efímera existencia o limitada influencia en la sociedad chilena, el ML ha llamado la atención de un sinnúmero de investigadores jóvenes en los últimos años, entre otras cosas por su forma de entender y hacer la política desde la dictadura en adelante. ¿Por qué continuaron con la lucha armada en tiempos democráticos? Múltiples investigaciones se han hecho parcialmente esta pregunta, llegando en la actualidad a diez las tesis desarrolladas desde 1996 en universidades nacionales, además de seis artículos publicados en revistas académicas (impresas o digitales)35. Dichos estudios han abordado el fenómeno lautarino de manera parcial, problematizando sólo algunos periodos de la Silvia Vera, “Rescate sin salida: la mala jugada del MAPU- Lautaro y la excusa concertacionista”, (Tesis de Periodismo, Universidad de Santiago, 2011). 33 Nicolás Acevedo Arriaza, “1988: Plebiscito para la Concertación, Guerra para el MAPULautaro”, Revista Pretérito Imperfecto 1, (2012), 6-50. 34 Pedro Rosas, Rebeldía, Subversión y Prisión Política. Crimen y castigo en la transición chilena (Santiago: Ediciones LOM, 2004). 35 Títulos en bibliografía del presente artículo. 32

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organización: sus orígenes o el momento post dictatorial, con excepción de la reciente tesis doctoral de Pedro Rosas, la cual recorre desde 1982 hasta 2004, momento en que la mayoría de sus militantes salió en libertad con beneficios carcelarios36. Dicha investigación tuvo acceso a documentos internos del ML de los años ochenta y realizó una cantidad considerable de entrevistas a sus militantes, pero tuvo la dificultad que éstas no hicieron referencias a las acciones de los noventa. La razón, en muchos casos, es la posibilidad de la apertura de casos judiciales que se puedan abrir producto de sus declaraciones. Es por esto, que la mayoría de los estudios que se han enfocado en estos años sufren de la escasez de testimonios, como al contrario ocurren sobre los años ochenta 37. Por otro lado, otras investigaciones han preferido puntualizar sobre aspectos teóricos y su lenguaje juvenil, sobre todo, se ha estudiado cómo esta organización integró tanto reivindicaciones políticas objetivas (como derecho a educación y trabajo), como otras más subjetivas, como el goce, el sexo y la felicidad38. Creemos que gran parte de las investigaciones realizadas han enfrentado enemigos comunes: por un lado, las fuentes oficiales, las cuales han tergiversado o invisibilizado la política subversiva del ML y por otro lado los propios silencios generados por los sujetos militantes por las dificultades judiciales que pueden surgir a partir de sus testimonios. Desde las fuentes del Estado, una primera dificultad ha sido la posibilidad de acceder a ellas. Por un lado, hay que entender que, para desarticular a las organizaciones armadas rebeldes, el gobierno de Patricio Aylwin se respaldó en instituciones como Carabineros de Chile y la Policía de Investigaciones, quienes tenían sus propios medios para resolver el problema del “terrorismo”, como fue utilizar la tortura como forma de obtener información39. Según el CODEPU (Corporación de Derechos del Pueblo), entre 1990-1998 fueron 175 las denuncias por aplicación de tortura, recayendo su responsabilidad en un 76% por parte

Pedro Rosas Aravena, Por la senda de Lautaro… Latinoamérica vencerá. Discurso, acción política, concepción y dimensión internacional del MAPU Lautaro 1982- 2004, (Tesis de Doctorado en Instituto de Estudios Avanzados, Universidad de Santiago, 2013). 37 Héctor Ordenes, “Jóvenes, rebeldes y armados. El MAPU Lautaro y su accionar en la década de 1990 (1990-1994)”, (Tesis de Licenciatura en Historia, Universidad de Chile, 2007). 38 Eyleen Faure, “Los locos del poder. Aproximación histórica a la experiencia del Movimiento Juvenil Lautaro. (1982-1997)”, (Tesis de Licenciatura en Historia, Universidad de Chile, 2006), 86. 39 Nicolás Acevedo Arriaza, “Lucha contra el terrorismo y Derechos Humanos”, en Red Seca, http://www.redseca.cl/?p=5045 (2014). 36

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Carabineros y un 23% por Investigaciones40. En ese sentido, ¿qué confiabilidad tendrían las declaraciones extrajudiciales o confesiones realizadas en los lugares de detenciones, si estas fueron en muchas ocasiones bajo tortura?41. Aunque es necesario contar con ellas, debemos tener en cuenta estas consideraciones. Por ejemplo, ¿cómo leer la siguiente declaración judicial pronunciada por un universitario, luego de ser detenido a fines de 1990?: “Mi declaración extrajudicial que se me lee en este acto no la ratifico, fui detenido por funcionarios de Investigaciones… no es efectivo que hubiera dicho que PEDRO era mi jefe ni que pertenecía el grupo Lautaro… no recuerdo haber firmado esa declaración ya que recibí muchos golpes mientras estaba detenido” 42.

Fuentes orales, obtenidas con posterioridad, nos permiten complejizar dicha declaración, ya que el joven efectivamente perteneció al ML, pero no sabemos si lo admitió o no frente a Investigaciones. Incluso, aunque lo haya afirmado extrajudicialmente, eso no niega que lo haya hecho bajo apremios ilegítimos. Por otro lado, ¿por qué negarlo en Tribunales? ¿Fue una estrategia para disminuir su pena? En el caso de los Tribunales de Justicia, estos tomaron una posición absolutamente parcial frente al ML, afirmando que ésta era una organización que se caracterizaba por “utilizar procedimientos socialmente peligrosos, ruines y egoístas”, enrolando en sus filas “a soñadores, torpes de pocas luces y pícaros de baja estofa […] una fracción del pueblo aún ignorante y desubicado”43. El propio ex Presidente Aylwin reconocía que a pesar de no ser delincuentes comunes, “eran ilusos o demagogos o tenía el cerebro lavado con la tesis de la violencia”44. Para ello, en 1991 su gobierno, a partir del asesinato de Jaime Guzmán (ejecutado por el FPMR-A), creó el Consejo Coordinador de Seguridad Pública (“La Oficina”), liderado por Marcelo Schilling y Jorge Burgos, que utilizó sus redes en la izquierda chilena para infiltrar o lograr la delación de los grupos subversivos, muchas veces a cambio de beneficios sociales, laborales o 40

Rosas, Rebeldía, subversión, 162. Rosas, Rebeldía, Subversión, 169- 170. 42 Declaración judicial, 28 de noviembre de 1990. Hemos resguardado la identidad del detenido. 43 Tribunales de Justicia, “Juicio a Lautaro”, Santiago, 1991, 8-10. Las cursivas son nuestras. 44 Claudia Farfán, “El silencio forzado de los presos políticos en democracia”, (Tesis de Licenciatura de Periodismo, Universidad de Chile, 2006), 48. 41

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monetarios45. En este momento cabe preguntarse sobre la Oficina: ¿qué tan valioso sería recurrir a la documentación que elaboró este organismo de inteligencia en la lucha contra el “terrorismo”? Pero, ¿existirán realmente tales documentos? Hasta el momento sólo contamos con algunas investigaciones, principalmente de la prensa, como Qué Pasa o Análisis, y el testimonio de Humberto López Candia. Sin duda, su testimonio es una fuente a tener en cuenta, como también su mitomanía y sus deseos de revancha contra el Estado por estar actualmente detenido a causa de otro asunto46. En cambio, para algunos dirigentes de la Concertación, la acción de La Oficina fue sumamente necesaria y muchas veces poco valorada47. Schilling se defiende planteando que todos los procedimientos fueron legítimos, y que finalmente hoy “no hay grupos armados, los empresarios andan sin guardaespaldas y la democracia no está en jaque”48 gracias a la labor de este organismo. Una segunda dificultad es la mediatización que realizó la prensa, ya sea escrita o televisiva. Si bien es importantísimo realizar un seguimiento minucioso de los diarios de la época, no podemos darle crédito a todo lo que estos escriben. En el caso del ML, existió una campaña para entenderlos como un fenómeno de “terrorismo” o como un hecho “delictual”, más que como una organización política. En 1990 un matutino planteó que este era una “escoria política”, de “jóvenes marginales y confundidos”, que carecían de ideología, que utilizaban a menores de edad y que pagaban cuarenta mil pesos por matar carabineros49. Muchas veces, tales informaciones fueron entregadas por la propia Policía de Investigaciones a la prensa, como ocurrió con el diario La Época, donde se afirmaba que el ML era “una banda delictual con fines de lucro personal de una cúpula elitista”, sin trasfondo político en sus acciones, con gente “adoctrinada” e “ignorante cuando es interrogada y es entrevistada. Me da la impresión que conocen a Carlos Marx exclusivamente porque lo han leído en alguna parte”50. Farfán, “El silencio, 57- 70. Por otro lado, y mucho antes del asesinato de Jaime Guzmán el gobierno discutió en el Congreso Nacional la modificación de la Ley Antiterrorista y otras medidas para aplacar las acciones subversivas. Ver en Brian Loveman y Elizabeth Lira, Las ardientes cenizas del olvido: Vía chilena de la Reconciliacion Política 1932-1994 (Santiago: LOM Ediciones, 2000). 46 Joao Goncalves, Los Subterráneos de la transición, (Santiago: inédito, 1996). 47 Góngora y Arancibia, Ricardo Núñez, 287. 48 Juan Cristóbal Peña, “Los secretos de la oficina”, La Tercera, 19 de mayo de 2013, 14-16. 49 “Lautaro: Fanáticos del sexo y la violencia”, La Tercera, Santiago, 10 de junio de 1990, 10-11. 50 Declaraciones de Policía de Investigaciones en “El pasado y presente del MAPU- Lautaro”, La Época, 14 de octubre de 1990, 14- 15. 45

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En el caso de la televisión, el canal Megavisión fue quien logró tener la mejor cobertura al ML en los años noventa, ya que trabajaba directamente con Carabineros. Su gestor, Ricardo Claro, estuvo vinculado incluso a la DINA 51. Esto explica que hayan grabado en directo la detención de un militante del ML el 17 de febrero de 1993, cuando este fue baleado en el centro de Santiago52. Estos son ejemplos que demuestran la tergiversación del fenómeno de las organizaciones rebeldes y armadas, haciéndose necesario obtener otros testimonios a través de la HO para poder realizar tales estudios. A continuación expondremos una propuesta sobre las contribuciones y límites de la HO para un estudio de los sujetos excluidos en este periodo.

Las voces de los protagonistas: contribuciones y límites desde la historia oral Una dificultad permanente en el estudio de organizaciones rebeldes que actúan en circunstancias de clandestinidad es el acceso a sus propias publicaciones. En el caso del ML, se trata, en su mayoría, de documentos editados en los años ochenta o con posteridad a 1995, cuando los realizaban desde la prisión. La recuperación de estos escritos ha sido una tarea ardua y colectiva. Un magnifico archivo digital ha sido ocupado por la mayoría de las tesis del ML proveniente del Fondo Eduardo Ruiz- Tagle de FLACSO, mientras que otros documentos han sido donados por el Colectivo La Lanza de Suecia y el Centro de Estudios Miguel Enríquez (CEME). Lo más emocionante ha sido el contacto con los militantes del MAPU-Lautaro, quienes han guardado y desenterrado, literalmente, documentos y propaganda.

“Ricardo Claro financió a la DINA”, The Clinic, 12 de julio de 2012. “Cuatro heridos a bala en tiroteo entre terroristas y carabineros”, El Mercurio, 18 de febrero de 1993, C1- 8. 51 52

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Afiche enterrado por un militante MAPU- Lautaro en 1983.

El vacío de documentos entre 1990- 1994 se debe a que la mayoría de estos fueron destruidos por los propios militantes o recaudados por la policía. De allí que las entrevistas realizadas entre 1990 y-1992 a dirigentes del Lautaro por la revista Análisis y posteriormente por Página Abierta son de gran relevancia para las investigaciones que han querido dilucidar los planteamientos del ML durante este periodo53. ¿Cómo suplir la inexistencia de documentos o fuentes primarias? Las investigaciones sobre el ML lo han hecho mediante las entrevistas a distintos militantes, los cuales en algunas ocasiones han podido reconstruir los manifiestos desaparecidos. Fue el caso del primer manifiesto del MJL (diciembre de 1982), que fue recordado por algunos entrevistados en nuestra investigación entre 2004 y 2006. En el caso de Jorge, recordó: “Estamos cansados de esta dictadura de mierda. Nuestra decisión es desde nuestras esquinas, desde nuestros territorios, desde nuestras plazas, a luchar con tutti contra esta dictadura de mierda”54. En 2010, revisando una colección de fuentes sobre la oposición a la dictadura en la Biblioteca Nacional, pudimos encontrar este mentado primer

Gladys Diaz, “Movimiento Lautaro. Una juventud sin brújula”, Análisis 350, Santiago, 24 al 30 de septiembre de 1990, 14-18; Equipo Página Abierta, “Hablan dirigentes de Lautaro”, Página Abierta 45, 22 de julio de 1991, 17-20; Jaime Gré, “Habla Guillermo Ossandón: yo soy el jefe del Lautaro”, Página Abierta 47, Agosto-septiembre de 1991, 2-6. 54 Entrevista a Jorge, 16 de junio de 2005. 53

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manifiesto, el cual evidenciaba similitudes con los testimonios orales. El manifiesto comenzaba de esta manera: “Hemos decidido rebelarnos frente a esta realidad de mierda… Hay más alternativas que el “pito”, los topless o la garrafa. Las cosas pueden ser distintas a las de ahora, los problemas tienen solución. Hay que botar a la dictadura, para que el país deje de ser una cárcel e iniciemos una nueva construcción… No somos la rama juvenil de ningún partido. Somos un movimiento autónomo que no responde solo a nosotros mismos y a nuestro compromiso de lucha. Aspiramos a ser uno de los canales que exprese a la Juventud Rebelde, sin reemplazar a las organizaciones amplias (partidos políticos y organizaciones de masas) y sin competir con nadie”55.

Además de enfatizar lo importante de este manifiesto para parte de sus militantes –que se acordaban de sus temas centrales–, también podemos visualizar que mientras en ese momento el MJL se planteaba como un instrumento autónomo de cualquier partido, los testimonios recuerdan que realmente era un partido, el MAPU, quien estaba detrás de esta iniciativa. ¿Realmente se apostaba que fuera una iniciativa autónoma o era una estrategia partidaria? Guillermo, dirigente del ML, evaluará que fue una apuesta que no resultó necesariamente como se quería en un inicio: “Cuando nace la nueva era con Lautaro partimos buscando una apuesta, que era que efectivamente Lautaro no fuera un instrumento del MAPU, sino que fuera un movimiento abierto a otras fuerzas subversivas y a gente no militante, pero esa apuesta nunca se realizó. Y no se realizó, no por falta de voluntad, sino que simplemente no se realizó”56.

La HO es, sin duda, una contribución para completar los vacíos que existen a partir de la escasez de fuentes escritas, pero no se limita sólo a ello; es claramente una forma de concebir las subjetividades de los sujetos ausentes de las memorias oficiales, como también es la oportunidad para la reflexión sobre la

Movimiento Juvenil Lautaro, “Manifiesto a la juventud y al Pueblo de Chile”, Santiago, diciembre de 1982, 1. 56 Entrevista a Guillermo Ossandón, 13 de julio de 2005. Muere de cáncer en 2009. 55

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experiencia de los sectores populares, lo mismo que sobre sus reflexiones actuales. De acuerdo a Alessandro Portelli, “la historia oral, en realidad, distingue entre hechos y relatos, entre historia y memoria, justamente porque considera que los relatos y las memorias son ellos mismos hechos históricos”. Hechos históricos que a veces son demasiados privados “para despertar la atención de la historiografía”57. En Chile ha existido una “transición ciudadana”, como la llama Gabriel Salazar 58, que necesita ser registrada y la HO lo permite absolutamente. En el caso del ML, es absolutamente necesario realizar una historia que cuente con los testimonios de sus militantes, pero no sólo como un complemento de lo que no podemos encontrar en las fuentes oficiales o de documentos ya que, como escribe Pablo Pozzi, “lo importante de estos testimonios no es la veracidad de los mismos, sino más bien la posibilidad de rastrear sentimientos a través del tiempo” 59. Esta sería una primera contribución: el rescate de la subjetividad. La HO rescata voces olvidadas, silenciadas, derribando mitos e ideas preconcebidas sobre el mundo popular, la violencia que en él se ejerce o viven, pero también permite balances sobre la política y la vida cotidiana. Muchas de estas dimensiones no pueden ser percibidas en documentos oficiales, sino en sus reflexiones posteriores. Así lo apreció Vera Carnovale en su investigación sobre el Partido Revolucionario de Trabajadores (PRT), donde pudo analizar temáticas como la disciplina partidaria interna, que se inmiscuía en algunas ocasiones en la vida privada de sus militantes, por la concepción del partido total que tenían en el PRT 60. En el caso del ML, se nos viene a la mente el relato de Iván, brigadista el MJL en los ochenta, que recuerda una acción de recuperación de pollos, los cuales fueron robados y repartidos en una población al sur de Santiago: “Nos encontramos con gente que había sido invitada por otros conductos […] nosotros íbamos sin nada y la gente iba con las bolsas con pollos. Y viendo la excitación, la gente te miraba, no entendía nada, la gente de la micro te veía subir súper excitado […] y cacharon que éramos los hueones que estaban tirando los 57

Alessandro Portelli, La orden ya fue ejecutada. Roma, las fosas ardeatinas, la memoria, (México D. F: Fondo de Cultura Económica, 2003), 26- 27. 58 Hugo Fazzio, El gobierno de Lagos: balance crítico, (Santiago: LOM Ediciones, 2006). 59 Pablo Pozzi y Gerardo Necochea, Cuéntame cómo te fue. Introducción a la historia oral, (Buenos Aires: Imago Mundi, 2008), 5. 60 Vera Carnovale, Los combatientes (Buenos Aires: Siglo XXI editores, 2011).

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pollos pa’ abajo y nos dicen: ‘oye, ustedes no llevan pollo hueón, no sacaron pollo loco’ –no poh’. ‘Puta, toma loco’ [les dijo un joven]. Y te pasan dos pollos a cada uno, locos que iban con seis o siete pollos. Y por ahí una mina al ver la actitud, pescó otros pollos y se los repartió a la gente de la micro”61

¿En qué lugar habrá sido? ¿En qué fecha? ¿En dictadura o democracia? Lo más probable es que haya sido en la comuna de La Florida, pero Iván no recordó el lugar ni la fecha cuando le preguntamos. En el fondo, lo más importante fue el sentimiento de solidaridad que provocó aquella acción. Esto no quiere decir que como historiadores nos neguemos a contrastar los testimonios con otras fuentes, ya que ambos son complementarios, más que limitantes. Daremos el siguiente ejemplo a partir del testimonio de Joaquín, quien recuerda una acción que hizo el ML en dictadura, como fue la quema de un microbús en el centro de Santiago. Plantea que el atentado fue en “1984”, con motivo de la ocupación de una base militar que deseaba instalar el gobierno de EEUU en Isla de Pascua. “Y ahí lo que se nos ocurrió es quemar una micro en Alameda con Amunategui donde hay un monumento Rapa Nui”62. Revisando la prensa pudimos reconstruir la escena de mejor manera: el 15 de julio de 1985, tres militantes del ML intimidaron al conductor de un bus en Av. Vivaceta con Mapocho y lo condujeron hacia la Alameda. Allí lo incendiaron frente al moai del bandejón central de la Alameda, pero mientras huían, un carabinero logró detener a uno de ellos, el cual resuelve dispararle en el abdomen. Sería el primer carabinero muerto por el ML, aunque al principio acusaron al FPMR63. El contraste es importante, porque mientras el dirigente prioriza por explicar los objetivos de la acción, omite la muerte del carabinero. ¿No la recuerda? No sabemos si fue olvido u omisión, pero la prensa resalta la muerte del carabinero por sobre el objetivo que estaba detrás de esta acción. Incluso los diarios El Mercurio o La Tercera plantearon que el uniformado abatido logró desarticular un “plan terrorista” de mayor envergadura. Lo importante es evidenciar que la opinión pública no se enteró de las razones del atentado (como el ML pretendía), sino que sólo se relevó la muerte de un nuevo carabinero. EL 61

Entrevista a Iván, 27 de julio de 2005. Entrevista a Joaquín, 9 de Julio de 2005. 63 “Carabinero muerto a tiros a repeler acción terrorista”, El Mercurio, 17 de Julio de 1985, A1 y A10; “Asesinan a carabinero que intentó aprender a pistolero“, La Tercera, 17 de Julio de 1985, 31. 62

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General Director de Carabineros, Rodolfo Stange, diría que “la ciudadanía debía tomar conciencia del terrorismo […] estos se lamentan tanto por los derechos humanos cuando precisamente este tipo de gente es la que menos los respeta” 64. De esta manera, la HO se complementa con el análisis de otro tipo de fuentes, como la prensa, para poder analizar la recepción que tuvieron de los objetivos de éstas organizaciones en la opinión pública. Otra contribución de la HO es la posibilidad de reconstruir la historia de una agrupación, pero no desde lo estático de los documentos oficiales, sino más bien desde el análisis que los propios sujetos le asignan a sus experiencias, teniendo en cuenta que dicho recuerdo se hace desde la valoración actual. En el caso de Pedro, ex militante del ML desde sus orígenes, fue reticente a darnos su testimonio en 2005, teniendo una actitud más bien defensiva. Finalmente accedió, pero producto de su actual militancia comunista, fue crítico de las acciones en donde participó, como la entrega de productos a los pobladores, las cuales llamó “paternalistas”. “Al final era mucho corazón y poca formación. Si tú revisas a toda esa gente en lo que está, en lo que está haciendo. Hoy día ni siquiera está haciendo un aporte al movimiento popular, incluso muchos están con una actitud anti izquierda. Y otros que de frentón están en la delincuencia”65.

De alguna manera el testimonio de Pedro, nos hablaba más de las percepciones actuales que de las sensaciones, creencias o ideas que sentía en ese momento. ¿Un límite de la historia oral? Creemos que no, porque al recabar la subjetividad de los militantes, es indudable que nos encontraremos con la mirada presente de su experiencia. Para esto se debe considerar que, detrás de las actitudes del presente, hay historias ocultas, dolores que no quieren salir a la luz. Para Portelli, la HO nos introduce a relatos demasiado privados “para despertar la atención de la historiografía”66. Tales historias, como plantean algunos de sus protagonistas, ni siquiera son relatadas a sus hijos, como lo planteó Marisa Musu en un libro de Portelli: “Yo no he vuelto sobre el tema… con mis hijos se discutía, “Plan terrorista iba más allá de lo que resultó”, El Mercurio, 18 de Julio de 1985. Entrevista a Pedro, 13 de septiembre del 2005. 66 Alessandro Portelli, La orden ya fue ejecutada. Roma, las fosas ardeatinas, la memoria, (México D. F.: Fondo de Cultura Económica, 2003), 26. 64 65

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es cierto, el movimiento estudiantil, las asambleas, los comités de base, y después cuando fui a Vietnam… pero esto era un pasado, y un pasado que en el fondo ya no ha reaparecido”67. En el caso de las organizaciones rebeldes armadas en Chile, acá nos encontramos con una contribución y una limitación. La contribución es que muchas veces la HO resulta ser un catalizador para el entrevistado, al poder relatar con toda libertad lo que ni a su familia ha querido contar. Así lo hizo Roberto, mientras nos relataba su experiencia cuando fue torturado al momento de ser detenido por la Central Nacional de Inteligencia (CNI) 68. Para Manolo, fundador del MJL y luego colaborador en los años noventa, recuerda que en su casa mantenía las armas o llegaban heridos del Lautaro, ya que su mujer era enfermera. Sus hijos fueron testigos de estas presencias, pero Manolo no conversa de esto hasta la actualidad. “Le tengo miedo a la critica que me pueden hacer”69. La limitación estaría orientada desde el punto de vista de la judialización. En el caso del ML, existe una dificultad de mencionar ciertos hechos o acciones cometidas en el periodo post-dictadura debido a la posibilidad de reaperturas de sus causas. Primero, la imposibilidad de entrevista a militantes del ML se debió a que entre 1988-1994 cayeron 135 detenidos bajo estrictas medidas de seguridad. Sólo Pedro Rosas, tuvo el “privilegio” de poder entrevistar a una decena de militantes del Lautaro, cuando compartieron prisión por más de diez años. Finalmente a comienzo del 2004 se llegó a un acuerdo político con la mayoría de los prisioneros de la Cárcel de Alta Seguridad, despachando un proyecto de ley que les diera beneficios carcelarios, con tal de abandonar la lucha armada 70. A partir de allí muchos han retomado sus vidas personales, sus proyectos, sus historias, reconstruyendo futuro. Es así que hemos realizado una serie de encuentros y entrevistas, las cuales en su mayoría han sido sobre el periodo de dictadura, dejando para una instancia posterior la discusión sobre el Chile post-dictatorial. Como planteamos anteriormente, la cercanía temporal con los hechos subversivos que se quieren relatar es relevante. Podemos ejemplificarlos con lo ocurrido a comienzos del 2013, cuando fueron detenidos tres ex militantes del Lautaro por una causa

67

Portelli, La orden, 336- 337. Entrevista a Roberto, 2 de abril de 2012. 69 Entrevista a Manolo, 12 de junio de 2012. 70 Rosas, Rebeldía, Subversión, 253- 265. 68

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pendiente de un asalto en Temuco en 1993 71. Cerrada la investigación, la Justicia Militar pidió la reclusión de Delfín Díaz, Juan Tapia e Ilse Jofre. Esta última fue detenida en marzo del 2013 en estado de embarazo. La primera vez que estuvo en prisión fue en 1994. Dos años después pudo salir con libertad condicional. Actualmente, con 43 años de edad, fue detenida para cumplir diez años por una acción que supuestamente cometió hace veinte años. Sin la atención adecuada y castigada por más de un mes, Ilse perdió su bebé en el COF, siendo liberada en octubre el 201372. Con estos antecedentes, ¿es posible realizar una historia oral del Lautaro en los años noventa? Daremos otro ejemplo: Ariel Antonioletti, quien con 21 años había caído detenido a fines de 1989 como militante del ML. En el gobierno de Aylwin, fue rescatado el 14 de noviembre de 1990, desde un hospital del sur de Santiago, por las Fuerzas Rebeldes y Populares Lautaro (FRPL). La acción terminó con la muerte de cinco uniformados y la captura de Marcela Rodríguez, militante del ML, quien recibió un disparo en su columna, quedando paralítica de por vida73. A los pocos días, Policía de Investigaciones encontró el escondite de Antonioletti, matándolo en un desigual enfrentamiento. Silvia Vera, periodista de la USACh, sin tener ningún contacto o relación con dicha historia, decidió realizar su tesis de grado en torno a este rescate, logrando obtener importantes testimonios, tanto de familiares de Ariel, como de personeros del gobierno. Estos últimos indicaron que estuvieron en desacuerdo con el proceder de Investigaciones, sobre todo que no haya sido recapturado con vida. Esto se contradice con las “memorias oficiales”, que relatan que la desarticulación del Lautaro fue con el respeto de los derechos humanos. Pero la autora finalmente no logró descifrar cuales fueron los errores internos de la organización en dicho rescate, ya que no pudo encontrar a alguien que le quisiera relatar cómo sucedieron los hechos74. La dificultad estuvo porque los supuestos autores de este rescate fueron condenados a cadena perpetua y a pena de muerte, ya que ésta existía todavía en el gobierno de Patricio Aylwin. Muchos de ellos, hasta la fecha, plantean que no estuvieron en dicha operación, pero que para la 71

Comunicado de Juan Tapia y Delfín Díaz, Publicación Refractario, junio de 2013. Comunicado Publico, Radio Enrique Torres, 28 de Junio de 2013. 73 Cherie Zalaquett, Mujeres en armas. Testimonios e historias de mujeres militares y guerrilleras subversivas, (Santiago: Catalonia, 2009). 74 Vera, Rescate sin… 72

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Justicia Militar esto no tenía importancia, porque había que evitar que ellos salieran nuevamente en libertad. Pero, como hemos planteado, los testimonios no son sólo verificación de hechos sino un valioso relato subjetivo. En el caso del rescate a Ariel Antonioletti, muchas personas relatan que esto marcó un antes y un después en la vida de la organización: ¿Estaba preparado para éste tipo de acciones? O, desde lo sentimental, ¿por qué tenía que morir Ariel? El testimonio de Claudia nos refleja una mirada más personal, pero que se conecta con una mirada política: ¿Estaban las condiciones para seguir con la lucha armada en el Chile post-dictatorial? “Cuando fue la detención del Ariel, yo estaba afuera. Puta, fue terrible… de hecho ahí me separé del partido, primero me distancié porque me pareció una operación… puta, yo creo la rabia de primero, de no haber protegido al Ariel, como haber permitido que lo mataran así, como haber protegido a otros compañeros, siendo que él era el principal si lo habían sacado, puta si era el más cercano, estuve enojada harto tiempo y ahí como que congelé mi militancia. Además no sentí que el partido hubiera dado… como una explicación, no lo digo pa’ fuera, para al público de afuera, sino que interna, reconocer un error y yo siento que no lo hizo y eso también me caló hondo”75.

La HO se enfrenta a estos obstáculos, sobre todo en momentos de rupturas y quiebres. Quizás es distinto en torno a los orígenes del ML, ya que la mayoría de los testimonios que hemos obtenido tienden a coincidir que ésta organización fue formada por el MAPU, en las comunidades cristianas, en los centros juveniles de barrios populares. Sobre los objetivos de sus acciones, muchos de los entrevistados nos plantearon que no sólo se apuntó a derrotar la dictadura, sino también a la instalación del socialismo y que el proletariado no fuese el único sujeto revolucionario, sino el pueblo y los jóvenes. Pero cuando uno intenta adentrarse en otros asuntos, sus protagonistas suelen diferir o callar sobre la desarticulación o la prisión… ¡Qué difícil es recordar las tensiones, las desavenencias, los dolores, las partidas, las derrotas! ¿Fue una derrota? ¿Fue un fracaso? ¿Qué lecciones se pueden obtener? Cada militante tiene su propia percepción o subjetividad en torno a estas evaluaciones. Fueron muchos los años 75

Entrevista Claudia, 5 de septiembre de 2011.

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de militancia, de conocerse, compartiendo el amor y las perdidas, pero ha sido escasos las instancias colectivas para reflexionar en conjunto. ¿Podrá la historia oral reunir estas experiencias que permanecen fragmentadas para darle una integración que en la vida real no se ha podido presentar? No es sencillo. ¿Seguirán presentes las culpas, las ganas de un triunfo no resuelto y la muerte de sus compañeros? Para Irene aún no es posible recuperarse de la muerte de su pareja. Por más que lo desee, no quiere contar su testimonio, ya que el dolor de la pérdida de sus compañeros no le permite aún profundizar en ello. ¿Será tiempo de esperar? Sobre la desarticulación de las organizaciones rebeldes armadas, Gonzalo nos cuenta algunos detalles de cómo percibieron, desde la dirección del ML, el trabajo realizado por la Oficina en los años noventa. Con una clara autocrítica, por la subestimación del enemigo, Gonzalo siente que se debería haber tenido mayor preparación y profesionalismo, sobre todo porque muchos militantes cayeron detenidos por visitar a sus familiares y romper las reglas de clandestinidad. Por otro lado, en 1993, cuando gran parte de la infraestructura y logística de la organización estaba pérdida, surgió la información que el gobierno tenía fichados a algunos dirigentes en distintos barrios populares de Santiago: […] apareció una compa que dijo que tenía un contacto con alguien que trabajaba para la Oficina y que quería pasarnos información, se discutió [en el Lautaro] y se aceptó. Recuerdo que estábamos en una reunión del Comité Central cuando llego el primer informe, que decía que tenían a cuatro personas detectadas en cuatro bastiones [barrios]76.

Los informes eran exactos en descripciones físicas de los militantes, en detalles del lugar en que vivían, pero sin registrar sus nombres. La decisión, en ese momento, fue retirar a los militantes de aquellos barrios, empezando la etapa que Gonzalo llamará: “el aislamiento del Lautaro”. Con el tiempo, ya en prisión, éste se preguntó: ¿No habrá sido que la persona que les dio dicha información fue por orden del gobierno y no por una decisión individual? ¿Con qué intención? “Quizás para que nos fuéramos de los barrios”, piensa Gonzalo. Así, su relato, de un integrante de una organización armada, se conecta con el relato de aquel vecino de Lo Valledor Norte mencionado anteriormente: el comienzo del Chile post-dictatorial significó la llegada de la “desconfianza” y no precisamente un 76

Entrevista a Gonzalo, 11 de marzo de 2012.

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proceso de democratización ciudadana. En las universidades, en los liceos, en las poblaciones, la desconfianza se expandió al igual que la descomposición de las organizaciones sociales y político-militares. Dicha desconfianza desmovilizó a miles de personas, los cuales hoy están manifestando ese malestar o frustración de promesas incumplidas. En palabras de Patricio Bañados, portavoz de la campaña del NO en 1988: “el periodo de la Concertación fue un gran desencanto. Sin desconocer las dificultades, porque ya te van a salir con que estaba el Ejército, que aquí que allá… Eso lo entiendo perfectamente, había que proceder con pies de plomo, pero entre proceder con cautela, con prudencia, y no proceder, hay tanta distancia”77. ¿Cómo revertir esta desconfianza histórica? En lo político, la desconfianza se reflejó en cómo se entendía el régimen inaugurado desde marzo de 1990. Por muchos años la Concertación trató de explicar la incapacidad de generar transformaciones estructurales por estar viviendo una “transición a la democracia”. La denominación de Chile post-dictatorial sería más pertinente, aunque de todas formas es una manera desconfiada de entender el régimen político a partir del gobierno de Patricio Aylwin. Por otro lado, desde los sectores populares ha existido una desconfianza social con respecto a este régimen, siendo más prematura que las críticas académicas. Sofía, dirigente de San Joaquín, explicaba en 1993 que, con la llegada de la democracia, “la mayor expectativa era el cambio, y la palabra transición no era cambio, esa palabra como que llegó después”78. Marcos, estudiante de la población La Victoria, sostenía que “creíamos en esto, y al final no era lo que yo esperaba, lo que me imaginaba. Se hablaba tanto… la palabra democracia estaba tan puesta… me imaginaba algo, pero ese algo, no era… no era esto”79. Hoy ese joven debe tener alrededor de cuarenta y tantos años. ¿Cuál habrá sido su vida, sus esperanzas, sus expectativas actualmente? Tal como Sofía o Marcos, en Chile son miles los chilenos que han vivido en este Chile postdictatorial, con una diversidad de problemáticas como el empleo precario o la drogadicción, que deben ser abordados como parte de la historia social, y no sólo como una estadística económica o un reportaje de crónica roja. Aquí la confianza “Patricio Bañados a 25 años del triunfo del NO”, El Mostrador, 30 de septiembre de 2013. Gloria Elgueta, “¿Qué ocurrió en la ex república independiente de San Miguel?”, El Canelo 57, septiembre de 1994, 12. 79 Elgueta, “¿Qué ocurrió, 12. 77 78

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es clave. Sólo así se podrá acceder a las voces aisladas o ausentes de nuestro Chile reciente. Santiago, primavera de 2013

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