Contribución del Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Honduras a la Economía Nacional y Local

September 24, 2017 | Autor: Jose G Flores Rodas | Categoría: Forestry, Forest Economics, Forest Policy
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Descripción

Contribución del Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Honduras a la Economía Nacional y Local José G. Flores Rodas1 Introducción La experiencia del huracán Mitch en Honduras, en 1998 dejó varias lecciones que afectan la presente y futura vulnerabilidad de Honduras, como país (Flores y Santos, 1999): 











Los ecosistemas mayormente afectados fueron los que más frecuentemente han sido incendiados y progresivamente degradados y, por lo tanto, son los de menor densidad de cobertura boscosa. No quedó ningún ecosistema inalterado, aún los bosques densos fueron afectados en un 30%, porque estaban en los departamentos más impactados por el huracán Mitch. Los bosques más densos se encuentran Pérdida de los cauces en el en las áreas protegidas, pero con muy poca Figura 1.Litoral Atlántico debido al presencia institucional y su densidad se Mitch debía básicamente a su inaccesibilidad más que por su manejo efectivo. El 58% de los disturbios en el bosque latifoliado ocurrió en los departamentos afectados por la deforestación (principalmente Atlántida y Colón), por el cambio de uso y la corta ilegal, especialmente de la caoba. El uso agrícola-ganadero insostenible en suelos de vocación forestal exacerbó las consecuencias del impacto, contribuyendo al deslave de los suelos y al azolvamiento del cauce de los ríos, especialmente en las cuencas medias de ambos litorales, con consecuencias graves en las características hidrográficas de ambas planicies costeras (Figura 1). La ausencia de un manejo forestal sostenible agravó los impactos del huracán en muchos bosques de coníferas.

En la época post-Mitch, el país ha venido sufriendo una variedad de eventos climáticos, y de crisis económicas y sociales, que han contribuido a un aumento en la pobreza. Hoy, el cambio climático y repetidos desastres naturales han seguido mostrando las mismas lecciones aprendidas y han hecho que Honduras sea considerada uno de los países más vulnerables del mundo y de los más pobres de América Latina. 1

Sub-Director del Proyecto USAID ProParque, Edificio ELGA, Colonia Alameda, Tegucigalpa, M.D.C., Honduras. Teléfono (+504) 9481-3367. [email protected]. USAID ProParque, 4to piso, Edificio Cooperativa ELGA, Col. Alameda. Tegucigalpa, Honduras PBX (+504) 2231 3499, Fax: (+504) 2232 5964

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¿Adónde ha estado el error? La década de los ’70 vio el surgimiento de inquietudes, a nivel del planeta, de alimentar a su creciente población, asegurando, de “alguna forma” la conservación de los recursos naturales y la protección del ambiente. Bajo los auspicios de la cooperación internacional, se realizaron inventarios globales de los suelos para evaluar las potencialidades de los recursos del planeta para el desarrollo. Sin embargo, estas valoraciones han introducido cambios mayores en el uso de la tierra hacia usos más “rentables”. Estas políticas de valoración provocaron un sesgo sustancial al desarrollo de la agricultura y especialmente de la ganadería, aún en áreas cuyos suelos no permitían esa intensidad de uso en forma sostenible, entre 1950 y 1990, por lo que se aumentó la cobertura de pastos en 23% y de granos básicos en 17%, a costa de la deforestación y pérdida de la cobertura boscosa de 40% en el mismo período (Censos Agropecuarios, 1952, 1993). Sin embargo, aun utilizando los mismos parámetros de rentabilidad de la tierra que se usaban en aquellos tiempos, los precios internacionales mostraron una pérdida, en términos reales, de 44% en el período 1960-1990, mientras que la madera aserrada, solamente entre 1970 y 1990,2 se apreció en casi 400%).3 A pesar de algunas recuperaciones cíclicas en algunos años en la década anterior, hubo un descenso real en precios, a niveles muy bajos. Desde 1970, los precios reales de los productos básicos agrícolas. en general, han descendido a un promedio anual de 3% por año (Lines, 2004). De manera que, aun sólo valorando (miópicamente) un único producto maderable, entre más producimos carne y granos básicos, más deforestamos y más pobres nos volvimos (Flores y Paz, 1996): Figura 2. Cambios en el precio real de granos y carne versus los de la madera aserrada (UNCTAD, 2013) 250.0

Índice de precio real

200.0 150.0

GRANOS Y CARNE

100.0

MADERA ASERRADA

50.0

1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2008

0.0

2

3

Por falta de información para la década de los ‘60, se utiliza como año base 1970. Toda literatura apunta que el valor real antes de ese año era aún menor. Según el Banco Mundial, en el siglo pasado , se observó un descenso en los términos de intercambio de los rubros de producción, entre las dos primeras décadas del siglo XX y el comienzo del siglo actual, un descenso equivalente al 50%, equivalente a 1% por año y al 30% entre 1950 y el año 2000. La volatilidad de estos precios denota un “boom” a partir el 2001, generando expectativas que empeoran el panorama para los bosques de Honduras. USAID ProParque, 4to piso, Edificio Cooperativa ELGA, Col. Alameda. Tegucigalpa, Honduras PBX (+504) 2231 3499, Fax: (+504) 2232 5964

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El monocultivo ha provocado una fuerte fragmentación y homogenización del paisaje. En el Caribe, se pasó del bosque inundable (humedales) a banano y posteriormente a palma africana, con un área sembrada de 140 mil hectáreas (SAG et al., 2012) mientras solo se da la protección de 34,000 hectáreas de bosques inundables fragmentados. Las áreas invadidas por palma africana dispersada comprenden el 80% del litoral continental. Los cambios han sido rápidos, a partir de 1920. En Figura 3. Cambio de uso de bosque la vertiente Caribe los cambios han sido secundario a palma africana en zona de amortiguamiento de un provocados por los monocultivos de banano, área protegida. plátano, piña, café, cacao, cultivos limpios (Maíz, frijoles y arroz), palma africana y ganadería. Mientras que en la vertiente del Golfo de Fonseca los cambios han sido provocados por los monocultivos de algodón, melón, ganadería y camaricultura (Rivera et al., 2012, Hansen et al., 2013)). No cabe duda que el creciente desarrollo de usos y actividades en las zonas costeras de Honduras, junto al ineficaz manejo de este espacio y sus recursos, ha llevado a que estos frágiles y dinámicos ámbitos enfrenten cada día fuertes impactos y presiones claramente insostenibles (Caviedes, et al., 2013). Sin embargo, la contribución de los bosques y, en general, del sector forestal, al producto interno bruto (PIB) de Honduras, es mínima (aunque muy subestimada) ya que solamente la silvicultura es contabilizada en la cuenta del sector. La industria primaria y secundaria de la madera se contabiliza en el sector industrial, en conjunto con todo el parque industrial del país. Por otro lado, el transporte, tanto de madera en troza como de madera aserrada y productos elaborados, está incluido en la cuenta de transporte. El crecimiento de las plantaciones y bosques nacionales, como crecimiento del capital forestal, no se contabiliza lo mismo que la actividad profesional y técnica de los servicios forestales. Estos sesgos en la planificación de la economía y del desarrollo nacional han conducido a los decisores a minimizar las inversiones en energía limpia y renovable, en la adopción de mejores prácticas en los sistemas productivos y en la protección de los ecosistemas, originando una asignación equivocada de los escasos recursos financieros y la creación de incentivos perversos a la sostenibilidad del desarrollo del país. Hoy, por las preocupaciones del agotamiento de los bosques en favor de sistemas de producción no sostenibles y su impacto en el cambio climático, hay un cierto nivel de reconocimiento que es necesario introducir cambios metodológicos de valoración que permitan una mejor toma de decisiones con respecto a los ecosistemas naturales y las áreas protegidas.

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Una gran limitación (que ha conducido a este sesgo en las inversiones) es que el PIB solamente mide el producto bruto. No nos dice nada acerca del ingreso en el largo plazo ni tampoco contesta preguntas como “¿Son el ingreso y el crecimiento sostenibles? ¿Habrá iguales oportunidades de ingreso para las futuras generaciones?” El origen de esta limitación es que el PIB sólo incluye una parte del comportamiento económico pero no dice nada acerca de la riqueza y de los activos subyacentes en la obtención de este producto y en la generación de ingresos. Por ejemplo, cuando un país explota sus yacimientos minerales, está agotando su riqueza pero esto no se evidencia en el PIB. Se contabiliza la producción de carne bovina en el sector agrícola pero no el agotamiento del bosque en los casos cuando esta producción es basada en áreas que se han deforestado. En otras palabras, el PIB no tiene un contenido metodológico que incluya el capital natural. Las significativas contribuciones de los bosques y humedales a la economía y a la producción agrícola no se consideran o están escondidas en las cuentas nacionales. Ya hemos mencionado lo que no se contabiliza en las cuentas nacionales y se contabilizan en otras cuentas – pero eso es cierto de todos los sectores primarios. Pero además, en lo que a bosques se refiere, casi sólo los productos maderables del bosque se cuentan y no así sus valiosos bienes y servicios ambientales que contribuyen a la economía de otros sectores y al bienestar de la sociedad, tales como el secuestro o almacenamiento de carbono y los servicios de regulación de agua que benefician a la irrigación pero están escondidos y su valor se le atribuye al sector agrícola; igualmente ocurre con el agua para energía y el agua para consumo humano. Es fundamental, tanto para los países desarrollados como para las economías en desarrollo, de ir más allá del tradicional PIB y comenzar a incorporar su capital natural en sus cuentas nacionales en una forma integrada, para tomar mejores y más sostenibles decisiones económicas. Una visión más integral El Sistema de Cuentas Económico-Ambientales La riqueza es lo que apuntala el ingreso que genera un país. Incluye edificios, activos manufacturados tales como la maquinaria usada en la industria, infraestructura vial y puertos y activos naturales tales como tierra, bosques, minerales y energía. La riqueza contable o contabilidad ecológica mide esos y otros activos y bienes de capital que son insumos para nuestro bienestar económico. El Sistema de Cuentas Nacionales (SCN), en uso desde la década de los ’60 (aunque en una forma incompleta) contiene algunas disposiciones para la contabilidad ecológica pero pocos países lo consideran. Sin cuentas de riqueza, sin que se tome en consideración el capital natural, los países tienen una figura muy incompleta acerca de sus fuentes futuras de ingreso, al igual que la valoración de una empresa sería incompleta si no se analizara sus balances contables.

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El capital natural incluye los recursos que podemos reconocer y medir tales como minerales y energía, madera de los bosques, tierra agrícola, la pesca y el agua. También incluye los servicios ecosistémicos que son, en su mayoría, invisibles para la mayoría de personas: servicios tales como filtración del aire y del agua, protección contra inundaciones, almacenamiento de carbono, polinización para cultivos y los hábitats para peces y para la vida silvestre, la belleza escénica y la recreación. Estos valores no son fácilmente reconocidos por los mercados así que no sabemos realmente cómo contribuyen a la economía. Por esta razón, generalmente se dan por descontado aunque no sabemos qué haríamos sin ellos. Un gran paso se ha dado con la adopción del Sistema de Cuentas EconómicoAmbientales por parte de la Comisión de Estadísticas de las Naciones Unidas. Este sistema es un método internacionalmente aceptado, al par de las Cuentas Nacionales, para contabilizar los recursos naturales materiales. El reto está en convencer a los decisores de políticas sobre sus beneficios y de crear las capacidades para implementarlos. El diseño de un sistema de contabilidad nacional de la renta y del patrimonio más integral debe ser una prioridad, sobre todo en los países con más riesgos de pérdida de ecosistemas y de biodiversidad, como es el caso de Honduras. Los comienzos de un principio El capital natural es un activo crítico, especialmente para los países con bajos ingresos, donde este capital natural puede constituir hasta un 40% de la riqueza total (Waves Partnerships, 2013). Para estos países, el sustento de muchas comunidades de subsistencia depende directamente de la salud y sostenibilidad de sus ecosistemas. La incorporación del capital natural en las cuentas nacionales puede apoyar mejores decisiones para un desarrollo más inclusivo como también justificar un uso más intensivo de los ecosistemas. La contabilidad del capital natural puede proveer estadísticas detalladas para un mejor manejo de la economía. Por ejemplo, las cuentas de ecosistemas pueden ayudar a países ricos en biodiversidad, a diseñar estrategias de manejo que optimicen el equilibrio entre los costos de intercambio del ecoturismo, la agricultura, el sustento de subsistencia, y los bienes y servicios ecosistémicos tales como la recarga de agua y la protección contra las inundaciones. La contabilidad de ecosistemas no sólo provee una herramienta para maximizar el crecimiento económico sino que también provee los medios para identificar quien se beneficia y quien debe cargar con el costo del cambio en el ecosistema, ayudando a los gobiernos a medir si su crecimiento es inclusivo o no. La contabilidad del capital natural es más que su medición e información, también sirve para saber qué sectores consumen qué recursos (como el agua, por ejemplo). El objetivo es una mejor planificación, un mejor sistema de valoración y por ende, una mejor toma de decisiones. Un esquema más integral de evaluación del papel de los bosques en la economía nacional mejorará la valoración de los beneficios de la sostenibilidad de los bosques y de la conservación de las áreas protegidas.

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El no conocer el valor del capital natural puede conducir a decisiones que resulten en pérdidas que afecten a los más pobres. El patrón de la carne y los granos básicos de Honduras, antes citado, es un ejemplo de ello. Otro ejemplo consiste en la falta de valoración de los servicios de protección de los manglares la cual ha conducido a su remoción en pro de granjas marinas, playas artificiales y/o proyectos turísticos que, en muchos casos, han significado la pérdida del sustento de comunidades costeras pobres por la pérdida del hábitat de muchos de sus alimentos y sus medios de sustento, así como por el aumento en su vulnerabilidad a las inundaciones.

Figura 4. Corte y relleno de manglares para proyectos turísticos en Roatán, Islas de la Bahía

La clave está en no solo medir el valor total de los activos naturales sino que en medir la distribución de sus beneficios entre los diferentes actores y la dependencia de cada grupo en el capital natural, especialmente para los sectores más pobres y vulnerables, una especie de matriz insumo-producto que incorpore valores económicos de los bienes y servicios generados y consumidos de ese capital natural por los diferentes sectores (Flores Rodas, 1994). No obstante, se debe reconocer que en Honduras existen dificultades para determinar estos valores con una base real y justa, en el más corto plazo:  No existe suficiente conocimiento sobre el valor de los ecosistemas de Honduras.  Ha habido “estudios” con un sesgo más romántico que científico, que han conducido a sobre-valorar algunos bienes y servicios que muchos consideran “impagables”.  No hay claridad sobre quienes tienen el derecho a poseer, comprar o vender los servicios ecosistémicos. Sin embargo, no cabe la menor duda que se hace necesario tomar decisiones al respecto, en el más corto plazo, para poder adoptar las medidas que se requieren para aplicar los principios de un sistema integrado de cuentas ambientales y económicas que contemple el valor del capital natural y su agotamiento o depreciación. Contribución del SINAPH4 a la economía nacional Un marco de valoración diferente para Honduras Como se manifiesta anteriormente, en Honduras ha faltado la consideración de su capital natural y, como consecuencia, la desaparición de sus bosques en pro de otros usos no sostenibles de la tierra, ha traído más pobreza. Sin embargo, considerando los 4

Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Honduras USAID ProParque, 4to piso, Edificio Cooperativa ELGA, Col. Alameda. Tegucigalpa, Honduras PBX (+504) 2231 3499, Fax: (+504) 2232 5964

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adelantos y facilidades que existen hoy sobre los Sistemas de Cuentas Nacionales (SCN) y la aceptación de los Sistemas Integrados de Cuentas Ambientales y Económicas (SICAE), Honduras cuenta con alguna información que le ayudará a iniciar su planificación integral y a identificar los estudios específicos que llenen estos vacíos de información. Alguna información existente puede marcar los inicios para estimar algún capital natural nacional (TNC et al., 2010, PNUMA, 2013). Con base en ello, se estima que los activos naturales de madera para leña, agua para sus diferentes mercados y los servicios de secuestro de carbono, son considerables. El Cuadro 1 muestra algunas estimaciones hechas por esos y otros estudios más algunas hechas por este autor. Cuadro 1. Bienes y servicios de los ecosistemas boscosos de las áreas protegidas de Honduras (excluyendo los ecosistemas marinocosteros)

Bien o servicio

Volumen (En millones de m3)

Leña

Valor estimado (en millones de US$) 10.4

Agua para consumo humano

315

41.7

Agua para hidroenergía

606

41.3

Agua para uso industrial

114

0.6

1,153

1.1

Agua para riego Belleza escénica Secuestro de carbono

Valor total

126.0 513.3*

2,566.5

-

2,787.6

Fuentes: TNC et al., 2010; USFS et al., 2013; y estimaciones propias. Nota: * Millones de toneladas métricas (se basa en una estimación de la cobertura boscosa del SINAPH en áreas núcleo y de amortiguamiento, cuyo valor no se conoce con exactitud).

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Figura 5. El Parque Nacional Celaque ofrece múltiples bienes y servicios ecosistémicos, como todo el SINAPH

Es esencial resaltar que la población local de beneficiarios directos o indirectos de bienes o servicios ambientales, como la leña o el servicio hídrico, de las áreas protegidas de Honduras, se estima en más de 3 millones de habitantes. No obstante, hay servicios ambientales globales, como el secuestro de carbono, que benefician a toda la población del país y, en general, a parte de la población regional y mundial.

Por otro lado, el servicio hídrico tiene beneficios directos a sectores productivos y a la población local de índole variada, pero de enorme importancia para la economía de otros sectores y para el bienestar social y de salud humana:

Figura 6. Uso del servicio hídrico a nivel nacional (Fuente: GWP, 2011).

Beneficiando a la mayoría de los habitantes del país, los bosques regulan la producción anual de:  315 millones de m3 de agua para uso doméstico, de los cuales más del 50% proviene de áreas protegidas prioritarias del SINAPH. A las tasas vigentes, este volumen tiene un valor anual de US$ 79 millones, de los cuales US$ 41.7 proceden de las áreas protegidas.  El agua para riego es un pilar de la economía nacional, significando el mayor uso del agua en Honduras (Figura 6). El valor de este servicio va mucho más allá de la regulación del régimen de agua pues, además, está la función de protección de los suelos que tienen los ecosistemas, que reducen el azolvamiento de los cauces de agua y el riesgo de las inundaciones.5 5

El valor de este servicio de protección no está incluido en los valores del Cuadro 1. USAID ProParque, 4to piso, Edificio Cooperativa ELGA, Col. Alameda. Tegucigalpa, Honduras PBX (+504) 2231 3499, Fax: (+504) 2232 5964

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 606 millones de m3 de agua generan 325 millones de kwh/año con un valor de US $41.3 millones.  Agua para uso industrial alcanzará el 34% en el 2015, a costa de reducir el 58% los volúmenes destinados para riego y al 8% los destinados para otros usos. Por otra parte, 42% de la población consume leña (CEPAL, 2011). Extrapolando las estimaciones más recientes de consumo y valores totales de leña, el valor por año es de US$ 41.6 millones por año, generando un equivalente de más de 30,000 empleos anuales. Según la CEPAL, la generación de empleo en el sector rural es una de las mayores ventajas de este sector (Idem). Es importante indicar que los bosques inundables, llamados humedales y que constituyen parte del SINAPH, también tienen una significativa contribución de sus servicios ambientales. Estudios recientes del Parque Nacional Jeannette Kawas, por ejemplo, estiman que sus servicios al muy vecino sector agropecuario, a la pesca artesanal, a la calidad de agua (especialmente para el turismo), a la protección costera y al secuestro de carbono, contribuyen US$ 20.8 millones anualmente (PNUMA, 2013). Finalmente, el servicio de secuestro de carbono de SINAPH, representa beneficios para las poblaciones locales, las regionales y para la población al nivel global. Con base en estimaciones de inventarios de carbono del 2013 en 4 áreas protegidas (USFS et al., 2013), este autor estima que los diferentes ecosistemas que componen este Sistema Nacional, excluyendo las áreas de ríos, lagos, zonas deforestadas y similares, contribuyen con el secuestro de unas 513 millones de Tm, las que, a un valor mínimo de US$ 5/Tm en los mercados voluntarios de carbono, alcanzarían un valor de más de US$ 2,500 millones. Sobra enfatizar que existe la gigantesca subvaloración, en la simple cuenta del producto interno bruto, de la contribución de las áreas protegidas de Honduras. Para una toma de decisiones mejor sustentada, es urgente implantar un Sistema Integrado de Cuentas Ambientales y Económicas (SICAE) en Honduras para el SINAPH y, en general, de todo el sector forestal, para tomar en cuenta el capital natural en las políticas de decisión nacional. Ello va a permitir a las comunidades locales acceder a algunos recursos provenientes de varias herramientas e instrumentos (como los recursos disponibles a través de mercados voluntarios de carbono, REDD+ y los pagos por servicios ambientales) que beneficien directamente a los actores que habitan, producen y amenazan la biodiversidad en el SINAPH. Estas herramientas se encuentran disponibles pero, si no existe un ambiente habilitador de contabilidad y políticas e instrumentos de medición y monitoreo, estas herramientas continuarán siendo inaccesibles y no podrán implementarse. Sin embargo, implantar un sistema como éste, toma tiempo y requiere decisiones, por lo menos. Este es el caso de Honduras, donde muchas herramientas (como el SICAE, como de medición, reportaje y monitoreo) deben ser implantadas primero y después alimentadas con la información adecuada. Entretanto, es menester poner accesibles recursos para que las áreas protegidas del SINAPH comiencen, en el corto plazo, a USAID ProParque, 4to piso, Edificio Cooperativa ELGA, Col. Alameda. Tegucigalpa, Honduras PBX (+504) 2231 3499, Fax: (+504) 2232 5964

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beneficiar a los actores pertinentes de forma oportuna. Para ello, es necesario implantar medidas a nivel comunitario, que permitan desencadenar estos recursos para las comunidades ubicadas en y alrededor de estas áreas protegidas. Esta es la propuesta, el enfoque ProParque que puede ser no solamente el detonante de un crecimiento económico a nivel local, sino que concomitantemente también puede ser una herramienta efectiva para reducir las amenazas a la integridad ecológica de las áreas protegidas del SINAPH. Dependencia de la seguridad alimentaria Las cadenas de valor de alimentos necesitan ser reestructuradas en función de las concentraciones de la población y el aumento en los costos de los combustibles. Los sistemas de producción de alimentos en el futuro no solamente dependerán sino que también deberán de contribuir positivamente a ecosistemas saludables y a comunidades resilientes. Los suelos y la vegetación de los paisajes productivos deberán ser restaurados y manejados de tal forma que logren las metas de seguridad alimentaria, más allá de lo establecido en las Metas del Milenio, sino que también deberán proveer servicios de cuencas productoras de agua, de ecosistemas y secuestrar gases de invernadero (Ídem). El ambiente natural, con todos sus servicios ecosistémicos, es la base entera de la vida en el planeta. Por ende, su valor es imposible de cuantificar o ni siquiera modelar. A través del agua, los suelos y el clima afectan directamente la producción de alimentos y el estado del ambiente influye en la abundancia de patógenos, malezas y pestes que influyen rendimientos y cosechas. Los servicios ecosistémicos realzan la resiliencia de los sistemas agro-ecosistemas y sostienen y/o mejoran la productividad agrícola. Por lo tanto, la promoción de la salud de los ecosistemas asegura la sostenibilidad de la agricultura y, por ende, de la seguridad alimentaria. La degradación de los ecosistemas y del ambiente, debidos a prácticas y actividades insostenibles de los humanos, está poniendo en peligro la plataforma entera de producción del planeta. La FAO estima que la degradación de los ecosistemas y la conversión de tierras a monocultivos como la palma africana, son una verdadera amenaza y podrían reducir la seguridad alimentaria para 20% de la población (Nelleman et al., 2009). De allí, la necesidad de ligar el marco nacional de la economía con el marco local, todo en función de cómo el SINAPH puede mejorar la resiliencia de los paisajes productivos e impactar positivamente en el crecimiento económico sostenible a nivel local.

Contribución del SINAPH a la economía local Como proyecto, ProParque ha utilizado un enfoque holístico para complementar los objetivos de crecimiento económico, con los del manejo de los recursos naturales y la adaptación al cambio climático. La experiencia ha mostrado que esto se vuelve posible con la implementación de estrategias que pueden tener resultados tangibles al nivel sistémico, al nivel del paisaje productivo, la comunidad y al nivel de los hogares. Estas USAID ProParque, 4to piso, Edificio Cooperativa ELGA, Col. Alameda. Tegucigalpa, Honduras PBX (+504) 2231 3499, Fax: (+504) 2232 5964

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estrategias incluyen los servicios integrados que enlazan a los productores (MIPYME) con mercados, con esquemas de micro-generación de energía renovable en comunidades rurales y la promoción de reservas naturales privadas con los paisajes productivos sostenibles. El enfoque ProParque El proceso de implantar el enfoque ProParque comienza con un análisis de amenazas fundamentado en una metodología basada en los Estándares Abiertos Para la Conservación (CMP, 2007) que permite identificar prioridades de conservación, para proveer orientación necesaria para la implementación exitosa de proyectos de conservación. Este un enfoque práctico y de bajo costo. Está basado en información simple de colectar, directamente relacionada con las intervenciones del proyecto, y fácilmente interpretada. Otra ventaja de este enfoque es que es sensible a los cambios en cortos períodos de tiempo y permite comparaciones de desempeño. Adicionalmente, el análisis de amenazas permite al proyecto determinar cuáles amenazas están teniendo los mayores impactos en recursos naturales y la biodiversidad y usar esta información para decidir que amenazas abordar, identificando y priorizando las amenazas más críticas que enfrentan los ecosistemas y las especies que sean objetos de conservación. Tras un levantamiento de línea de base de productores (generalmente MIPYME: micro, pequeños y medianos productores), se identifican las cadenas de valor que tienen potencial de crecimiento económico para las comunidades locales y los actores principales en esas cadenas de valor las cuales, debido a sus prácticas tradicionales en la zona, contribuyen a las amenazas a la integridad ecológica de esa área protegida. La identificación de un exportador (o de varios) en la cadena de valor, es fundamental para el proceso. Siempre siguiendo el concepto de cadena, el tema es identificar, al nivel del paisaje productivo sostenible, a un actor que tenga el interés de ganar teniendo un mejor producto o un producto más mercadeable y/o competitivo, que quiera invertir en mejorar las prácticas de las MIPYME, con miras a certificarlas, pagando un mejor precio, ampliando su demanda externa y recibiendo también un mejor precio por ese producto en mercados y nichos menos volátiles. El enfoque ProParque entonces incluye un crecimiento de las MIPYME rurales, un aumento en los ingresos de esas familias (contribuyendo a reducir la pobreza) y así una mejora en la seguridad alimentaria de la zona, todo ello, con un resultado de mejoramiento en la integridad ecológica del área protegida. Los programas simultáneos de energía renovable, REDD+ y reducción de riesgo, contribuyen a redondear los beneficios para estas comunidades, haciéndolas más resilientes a los eventos de cambio climático. Como áreas focales en el paisaje, están las áreas protegidas, incluyendo las cuencas críticas que proveen el servicio de agua para sus diferentes usos, a las comunidades y a los mismos productores en sus sistemas más sostenibles, siendo estos los pilares para medios de vida productivos y sostenibles. La base de todo es el área protegida (Figura 7):

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Áreas Áreas protegidas Protegidas prioritarias Prioritarias como comoáreas Ejes focales Centrales Medios de Vida Productivos y Sostenibles

Exportación Cadenas deValor

Fortalecimiento de la Capacidad de Mitigación y Adaptación al Cambio Climático

Enfoque cuencas críticas

Local

Conservación Mejorada de la Biodiversidad y los Recursos Naturales

Criterio de Paisaje Productivo Sostenible

Niveles de Intervención Comunitario Municipal Nacional

Crecimiento de MIPYME Rurales

Integridad Ecológica Mejorada

Mejora en la Seguridad Alimentaria

Reducción de la Pobreza

Resiliencia Comunitaria Mejorada

Figura 7. El enfoque ProParque

Resultados al nivel local Apenas con dos años de experiencia en 10 áreas protegidas ubicadas en los departamentos de Atlántida, Olancho, Lempira y la zona del Lago de Yojoa, con 5 diferentes cadenas de valor, 5 exportadores y más de 2,600 productores, los resultados han sido muy alentadores, a pesar que el entorno económico nacional, regional e internacional no ha sido estimulante y, más bien, con mercados deprimidos.6 La sumatoria de las áreas protegidas prioritarias del SINAPH, todas las cuales presentan oportunidades similares, vendrían a contribuir al crecimiento de base de la economía nacional. Pero, para que esto funcione, deben de potenciarse varias sinergias que se combinan para crear un ambiente habilitador (Figura 8) que conduzca 6

Al abordar los las cadenas de valor en las áreas de amortiguamiento, no sólo se toman en cuenta por su potencial de mercado y de crecimiento económico en las comunidades, sino también por su impacto en la distribución de la riqueza generada en la cadena, puesto que, como en el caso del café, participan miles de personas en las acciones de producción, transporte, beneficiado y comercialización. USAID ProParque, 4to piso, Edificio Cooperativa ELGA, Col. Alameda. Tegucigalpa, Honduras PBX (+504) 2231 3499, Fax: (+504) 2232 5964

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al crecimiento económico nacional, desencadenando sus beneficios para que se puedan acceder al nivel de las comunidades locales. En otras palabras, para que las decisiones al nivel nacional desbloqueen el acceso de los actores en las comunidades, a los recursos, mecanismos e instrumentos del enfoque ProParque para el desarrollo al nivel local, esas decisiones deben de crear un ambiente habilitador para detonar esas sinergias en las comunidades y las MIPYME locales. Como mínimo, ese ambiente habilitador debe ser inclusivo y contener: Manejo de AP mejorado

Buena gobernanza local

Ambiente regulador de AP mejorado

REDD+

AMBIENTE HABILITADOR

Prioridades de conservación identificadas

PSA

Sector privado fuerte

Comunidades resilientes

Figura 8. Acciones orientadas a crear un ambiente que habilite los beneficios de crecimiento económico sostenible a nivel local, derivado de políticas sanas a nivel 7 nacional

Las acciones de ProParque han sido de fortalecimiento de la mayoría de los elementos señalados en la Figura 8: al nivel nacional, se han fortalecido normas, estándares y políticas asociadas con mejoramientos sistémicos institucionales; al nivel de área protegida y de sus comunidades, con la participación de actores en el análisis de amenazas, la identificación de prioridades de conservación, la reducción de riesgos, de capacidades en adaptación al cambio climático, de monitoreo, de mejoramiento de ingresos a través de los servicios integrados (“embedded services”) y de la asistencia y 7

AP: Área protegida; PSA: pago por servicios ambientales; REDD+: Reducción de emisiones por deforestación y degradación de bosques según su versión re-negociada en la Convención de Cambio Climático. USAID ProParque, 4to piso, Edificio Cooperativa ELGA, Col. Alameda. Tegucigalpa, Honduras PBX (+504) 2231 3499, Fax: (+504) 2232 5964

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capacitación en las áreas naturales protegidas privadas. Sin embargo, ningún esfuerzo es suficiente sin el apoyo en las decisiones y la adopción de normas, estándares y procedimientos de parte del gobierno nacional y de los gobiernos municipales, para crear ese ambiente habilitador. Las acciones, decisiones, adopción y apropiación de los procesos por parte de los gobiernos son elementos necesarios para crear ese ambiente habilitador y conjugar así el crecimiento económico nacional con el crecimiento y beneficios al nivel local. Conclusiones En este planteamiento, se ha evidenciado que el valor de los bienes y servicios ambientales de las áreas protegidas representa un potencial significativo para el desarrollo económico nacional y su sostenibilidad. Igualmente, se ha demostrado la utilidad económica que significan las áreas protegidas para generar un crecimiento económico sostenible a nivel local, especialmente importante por la coincidencia que hay entre la ubicación geográfica de las áreas de pobreza de Honduras y la ubicación de las áreas protegidas prioritarias del SINAPH. En Honduras, el no tomar en cuenta los bienes y servicios ambientales de las áreas protegidas, de la biodiversidad y del SINAPH en general, ha conducido a decisiones en las políticas sectoriales de desarrollo, erróneas. Esto ha significado la pérdida de opciones de desarrollo en la actualidad y en el futuro, a la vez que algunas decisiones tomadas han conducido al país a una mayor Figura 9. Impacto del cambio de pobreza. El más reciente estudio sobre más de la uso a usos no sostenibles en el mitad de la superficie nacional (el Litoral Atlántico y litoral Atlántico de Honduras. la región oriental del país), se precisó la pérdida de superficie boscosa de casi 600,000 hectáreas de bosque en el período 2000-2010, equivalente a una tasa anual de 1.1% (MGM Innova, 2014). Para rectificar el camino tomado hasta la fecha, es necesaria la adopción, apropiación e implementación del Sistema de Cuentas Económico-Ambientales, al par de las Cuentas Nacionales, para contabilizar los recursos naturales, como capital natural, junto con sus bienes y servicios ambientales y sus relaciones inter-sectoriales. El reto está en convencer a los decisores de gobierno acerca de los beneficios asociados con este tipo de análisis de las políticas económicas, de los costos reales e implícitos en no tomar en cuenta los costos de intercambio sobre el patrimonio natural y de la ingente necesidad de crear las capacidades para implementarlo a nivel nacional y a nivel local. El diseño de un sistema de contabilidad nacional de la renta y del patrimonio natural, más integral debe ser una imponente prioridad, sobre todo en este país donde se corre un gran riesgo de perder sus ecosistemas y su biodiversidad.

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Sin embargo, esta medida no significará crecimiento económico y sostenibilidad por si sola. Para traducirse en un verdadero y sostenible crecimiento económico, debe haber acceso a los mecanismos e instrumentos nacionales, a nivel local, para las comunidades y sus habitantes, para los actores de primer orden en las áreas protegidas. Deben desbloquearse estos mecanismos para que estos actores accedan a los beneficios asociados con las áreas protegidas – entre ellos, debe definirse, por ejemplo, quiénes son los dueños y quiénes los beneficiarios de los bienes y servicios ambientales, quiénes tienen los derechos de poseerlos, de comprarlos y venderlos; quiénes son los dueños del carbono, por ejemplo, y qué mecanismos existen para que los beneficios lleguen a quien deben llegar. Este es un eslabón fundamental de la escalera de acceso a los beneficios de la economía para impulsar el desarrollo y crecimiento local de forma sostenible.

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